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martes, 19 de marzo de 2013

La construcción del puerto de Arica

Las informaciones telegráficas de los últimos días anuncia que se han reanudado las conversaciones entre los presidentes del Perú don Augusto B. Leguía y el embajador de Chile don Emiliano Figueroa Larraín, para encontrar la solución al problema de Tacna y Arica.

Hay, como se sabe, una proposición de Chile, pendiente de la consideración del presidente Leguía y existe, por otra parte, el informe de los ingenieros yanquis que examinaron la región para ver la posibilidad de construir un puerto que sirva para satisfacer las necesidades económicas de Tacna y Tarata.

Es curioso observar en estas recientes emergencias, que tratándose de las necesidades económicas de los territorios que recibe el Perú, se considera indispensable una comunicación con el mar y solo sobre esa base se inician las negociaciones; pero cuando se trata de toda una nación, su salida al mar parece considerarse como un problema secundario en América.

Ya dijimos que ni Chile ni el Perú cedían un punto en cuanto a la posición del puerto de Arica, a riesgo de afrontar una peligrosa impopularidad. La solución sólo podía encontrarse en una ficción como la de fundar un nuevo puerto de Arica junto al antiguo, y neutralizar el Morro, de manera que ninguno de los dos países lo posea con exclusión del otro.

Muchos se preguntan cómo se arreglarán los dos países para establecer un nuevo puerto de Arica al lado del que existe actualmente y esta fue la solución encomendada desde el punto de vista técnico a los ingenieros yanquis encargados de estudiar la región y presentar un informe, el cual fue puesto en manos del presidente Leguía y contiene más o menos los siguientes puntos:

El sitio para el nuevo puerto de Arica está señalado a dos kilómetros de la actual ciudad de Arica. Habría entonces dos muelles, norte y sur, distantes un kilómetro uno de otro, y pertenecientes el norte al Perú y el sur a Chile. Las construcciones del nuevo puerto costarían setenta millones de soles, incluyéndose el valor de la construcción de un rompeolas para resguardo del muelle peruano, donde podrían atracar los barcos.

El trabajo de dragado sería el más costoso, porque según el informe de los ingenieros yanquis sería necesario extraer más de diez millones de metros cúbicos de arena del mar con el fin de dar a las naves el fondo suficiente, dando más de diez metros de profundidad al dragado, con relación al nivel actual. Esa tierra sería aprovechada para formar un terraplén de relleno en la costa del nuevo puerto, con un dique de contención de piedra y cemento; este sistema y estas construcciones serían indispensables y muy convenientes para el embarque y desembarque de materiales, víveres y animales para la importación y exportación de Tacna.

Los nuevos muelles lindarían con la ribera norte del río San José, cerca de la línea del ferrocarril entre Tacna y Arica. Los muelles del nuevo puerto terminarían en la futura estación ferroviaria, a dos kilómetros del actual puerto de Arica.

Tales son los puntos principales contenidos en el informe de los ingenieros yanquis, presentado al presidente Leguía y que sirve de base para los estudios y discusiones que se están realizando estos días en el Palacio de Pizarro entre el mandatario peruano y el embajador de Chile, señor Figueroa Larraín.

EL DIARIO, domingo 24 de marzo de 1929.

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