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jueves, 8 de agosto de 2013

Mariano Baptista Caserta (1892-1896)

Mariano Baptista Caserta nació en Calchani, Cochabamba, el año 1832, político y abogado boliviano, fue presidente de la República entre 1892 y 1896, hijo de José Manuel Baptista y Petrona Caserta, desde joven sintió una gran vocación por el periodismo, que compaginó con sus estudios de derecho en la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca.

Se graduó de abogado en 1857, pero nunca ejerció la profesión, dos años antes, en 1855, había sido elegido diputado por Chuquisaca, también desarrolló otras actividades, como director del Seminario de Cochabamba, profesor de historia y literatura, diplomático y ministro de Estado.

Desde su primera experiencia parlamentaria destacó como un excepcional orador, era un hombre que se transfiguraba en el ejercicio público de la palabra, y tenía el inusual don de persuadir de lo erróneo de sus posiciones a los adversarios en el Congreso, haciéndoles cambiar de opinión, este talento natural le valió el apodo de "el Mago".

Sufrió persecuciones por parte de diversos gobiernos, y en estos períodos de excepción trabajó como empleado de minas, y también viajó a Europa, donde permaneció algunos años, desde allí se presentó como candidato para la Asamblea Constituyente de 1871 y, al ganar un escaño, regresó de inmediato al país.

Durante la guerra del Pacífico desempeñó diversas misiones diplomáticas y defendió la paz con Chile, fue presidente de la Cámara de diputados en 1882, luego vicepresidente de Aniceto Arce entre 1884 y 1888.

Al concluir ese período se presentó como candidato a la presidencia, a la que accedió, con el apoyo de Arce y empleando métodos parlamentarios poco democráticos, en 1892, al constatar las escasas posibilidades de triunfo de su protegido, Aniceto Arce decretó el estado de sitio, deportó a ocho diputados liberales y anuló credenciales a otros veintiuno; sólo de este modo logró Mariano Baptista vencer en las elecciones.

Baptista, una vez en el cargo, levantó el estado de sitio y promulgó una amnistía que permitió el regreso de los exiliados, entre ellos el del antiguo presidente Hilarión Daza.

Pero el lastre del estado de sitio que lo llevó al poder hizo que su gobierno fuera prácticamente estéril, en efecto, se caracterizó por la oposición cerrada de los liberales, que en la práctica le impidieron gobernar, no obstante se esforzó, aunque sin éxito, por llevar a cabo una política de acercamiento con Chile, y logró de Argentina el reconocimiento de Tarija como parte de Bolivia.

Culminado su periodo de gobierno, entregó el mando a Severo Fernández Alonso el 28 de agosto de 1896, retirado de la política, falleció en Cochabamba, en 1907

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