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martes, 19 de noviembre de 2013

Oficial de la marina belga lideró una expedición en el río Pilcomayo

Tras el fracaso de la exploración liderada por Manuel Rodríguez Magariños realizada entre 1843-1844, la administración del Gral. José Ballivián (1805 - 1852), no perdió la ilusión de fortalecer la presencia del Estado Boliviano en los territorios orienta-les y revelar las interrogantes de ¿Cuál era la fuerza de la corriente? y ¿Cuál era el fondo y curso del citado río?

Además, de implementar una nueva ruta comercial a través del río Pilcomayo, para ello se ordenó la conformación de una expedición liderada por el oficial de la marina belga Enrique W. Van Nivel.

En ese sentido, geográficamente el río Pilcomayo, se encuentra situado en el sur de Bolivia y es parte de la Cuenca del Plata, tiene una longitud de 2.426 km. Durante la cuarta década del siglo XIX, el gobierno boliviano tomó diversas medidas para fortalecer la presencia del Estado en los territorios orientales.

En este punto, es necesario mencionar que el teniente Van Nivel, según el escritor Julio Díaz Arguedas: “era natural de Bruselas (Bélgica), de profesión marino. Llegó a Bolivia durante el gobierno del general José Ballivián. Habíase distinguido en la expedición Magariños por su carácter, su audacia y su destreza en batir a los salvajes que atacaban la expedición” 1- además, estuvo al mando de la embarcación denominada Ballivián.

Desde un comienzo la expedición fue respaldada por las principales autoridades del Departamento de Tarija, sobre esto escribió el Comandante General del Departamento, José María Suarez, el 10 de octubre de 1844: “tal es la idea de que estoy poseído al ver la concurrencia de circunstancias tan favorables con que se ha puesto en planta la empresa de la navegación del Pilcomayo… el iris de Bolivia se ostentara indudablemente a la faz del Paraguay” 2 e indujo a los solda-dos: “el Presidente de la República ha encargado a vosotros abrir el canal de comunicación por el Pilcomayo, entre nuestra República y la del Paraguay” 3.

La Flotilla denominada Bolívar, zarpó del puerto de Bella Esperanza el 30 de septiembre de 1844. Estuvo compuesta por 64 tripulantes. Las primeras doce millas fue escoltada por el prefecto de Tarija de esa época, Domingo Arze y el Comandante General del Departamento, José María Suarez, sobre esto escribió: “aquellas aguas que ingratas se mostraron, dóciles conducen ahora nuestras Janguas, y en un momento pasan estas por los lugares donde fracazara otra ex-pedición” 4.

Además, fue custodiada por las poblaciones nativas conducidas por el “Capitán tova Apol (de gran prestigio entre esas tribus salvajes) va a bordo de la flotilla, comprometido a conducirla hasta el Paraguay y a proporcionar víveres si llegase a necesitarlos la tripulación, sin más promedio que a su regreso se den veinte vacas con cría” y “Yumaí, otro capitán, acompañado de treinta o cuarenta indios ha marchado por la margen occidental del río para estar a la mira de la flotilla” 5. Un hecho trascendental, fue que una mujer indígena, realizó la tarea de traductora de la expedición: “la casualidad ha hecho también, que la mujer de un soldado, supiera perfectamente el idioma tova, quien después de haber servido de interprete para ajustar el convenio con los dos capitanes mencionados”.

La flotilla expedicionaria estaba compuesta por las embarcaciones Resolución, Constancia y Bella-Carolina, además de nueve lanchones, sobre esto Van Nivel escribió: “aunque en el curso de una vida pasada en la marina nunca las había visto, la razón me convenció de-bían ser estas las mejores: las hizo construir a fin de demostrar que eran las únicas que podían bogar por el Pilcomayo” 7. Sin embargo, la embarcación Constancia fue comandada por el oficial de la marina belga y la embarcación Resolución por el Teniente de la Flotilla Pedro García. Sobre los lanchones, lo dividieron proporcionalmente.

Después de partir, la expedición estuvo varada más de dos veces y al día siguien-te continuaron el viaje, luego llegaron al lugar donde encalló la expedición liderada por Magariños. El día 2 de octubre pasaron por los pueblos de Yanusuti, Tatuni, Eyue, Caramdampente encallando muchas veces por los continuos bancos de arena, en este punto les ayudó remolcando, el nativo Perendente y llegaron a una playa denominada Hivo, al día siguiente pasaron los pueblos de Ybapoyti y anclaron en un lugar conocido como Aguararoque, de este recorrido detalló: “hasta ahora el río no indica ser navegable por sus playones inmensos y la variación tan constante y caprichosa del canal principal” 8.

Para el día 4 de octubre entraron en un canal en territorio toba y suscribieron un ‘Tratado de Paz’. Al día siguiente conti-nuaron navegando el canal y al anclar en la tarde los visitó el Capitán Yumai, el cual les alarmó que la población de Ca-bayorotipote les atacaría, en ese momen-to el teniente Van Nivel, ordenó el apre-samiento de este capitán toba. Desde este instante la expedición solo fue custodia-da por los nativos chorotes que les ayu-daron alcanzar la localidad de Cabayoro Hipoti, de este recorrido relató: “Desde que tomamos el canal que sigue hasta ahora navegamos con un fondo en gene-ral de dos o tres pies de agua, pero siem-pre se encuentran bancos de arena” 9. Tras recorrer de una manera muy pau-sada, para el 12 de octubre, fueron ataca-dos aproximadamente por dieciséis mil nativos por ambos flancos, como resulta-do fueron heridos 4 hombres de la expe-dición.

Por otro lado, el recorrido fue demoro-so y saturado de dificultades, sobre esto escribió: “como mi compromiso con el Gobierno fue llegar hasta donde acabase el río, me propuse para llenarla reunir en un solo ramal todas estas aguas; y ca-vando con las manos la arcilla; atajando el agua con paja y barro, conseguimos juntar los arroyos en el cauce artificial: anduvimos media legua, al cabo de la que caímos en una laguna de cerca de 25 de circunferencia, la cual se mandó reconocer con guerrillas por derecha e iz-quierda, a fin de averiguar su desembo-cadura” 10. Además, solamente se ali- alimentaron de chañal, yerbas y pes-cado, aunque el peor enemigo fue la sed.

Después de explorar la desembocadura y la zona, acertaron que el río Pilcomayo se secaba y comprendía inmensos arenales, en ese momento la expedición resolvió marchar a pie, armados todos con fusil en mano, con un pedazo de charque y arroz.

Una vez iniciado el recorrido a pie, los expedicionarios incendiaron la embarcación Bella-Carolina para que los nativos no los molestaran, en este recorrido por tierra tuvieron que fusilar a su compañero herido, apellidado Mancilla. Después de caminar nueve días encontraron la orilla de un río. En este lugar latiguearon al guía nativo Yumai, quien les confesó que no conocía el Paraguay. Desesperada toda la tropa decidieron regresar guiados por un nativo llamado Girey, sobre el regresó de la tropa a la colonia militar Villa Rodrigo el 7 de noviembre de 1844, el explorador Van Nivel, escribió: “en la tarde entró a esta Colonia la Columna, completamente desnuda y apoyándose los soldados en bastones” 11.

Finalmente, Van Nivel recorrió 189 leguas por agua y 389 leguas a pie de ida y vuelta. Por otro lado, su diario de viaje, publicado en el periódico ‘La Gaceta de Gobierno’, en 1845. Sirvió como un documento básico, para las posteriores explora-ciones dirigidas por: Andrés Rivas (1864), Sebastián Cainzo y Miguel Estenssoro (1868), Jules Crevaux (1882) y por último Daniel Campos (1883). Finalmente se sabe que el oficial de la marina belga Enrique W. Van Nivel, abandonó el país a la caída del Presidente Gral. José Ballivián, en 1846.

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