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martes, 24 de diciembre de 2013

El explorador y botánico, naturalizado francés Hugh Algernon Weddell, recorriendo tierras bolivianas.

Cuando el 29 de agosto de 1845, Hugh Algernon Weddell, ingresó por primera vez a Bolivia, tras recorrer las selvas de Ypécacuanha, del Brasil. Comenzaba así su gran expedición por nuestro país. Con este recorrido y con la publicación de sus investigaciones, este erudito se convirtió en unos de los exploradores más destacados y uno de los científicos más importantes de su época.

Es de esa manera, que narraremos parte de la exploración de Hugh Algernon Weddell, en nuestro país. Para una mayor comprensión, el clásico escritor José Roberto Arce nos recuerda sobre este personaje: “viajero y botánico, naturalizado francés, nació en Painswick (Inglaterra) el 22 de junio de 1819 y murió en Poitiers (Francia), el 22 de julio de 1877. Tenía vínculos de parentesco con el marino Sir James Weddell, epónimo de las islas Weddell. Siendo niño se trasladó con su familia a París, donde realizó sus estudios hasta doctorarse en medicina (1841) y donde inició su labor de herborizador, en colaboración con otros botánicos. Formó parte de la expedición de Francis de la Porte Conde de Castelnau, a Sudamérica (1843 - 1847) y le acompañó en la primera fase que cubrió territorio del Brasil. Visitó las misiones de Chiquitos, Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca y La Paz. De aquí pasó al Perú, donde exploró las montañas de Carabaya y el norte del Lago Titicaca. Reingresó a Bolivia y se interno en la zona de Sorata y Tipuani para estudiar la chinchona y luego retornó al Perú y después a Francia (1848). Ya en París se reincorporó al Museo de Ciencias Naturales, donde trabajaba y emprendió la relación de su viaje y la clasificación de los más de 4.700 ejemplares botánicos que había recolectado. En 1851 realizó un segundo viaje por Bolivia. En total había tramontado 11 veces los Andes. En sus últimos años de vida se estableció en Poitiers donde murió. Entre sus obras figuran: Histoire naturelle des Quinquinas (1849), Additions à la flore de l’Amérique du Sud (1850), Voyage dans la Nord de la Bolivie (1853), Chloris andina: essai d’une flore de la region alpine des Cordillères de l’Amérique du Sud (2 Vols.) (1855-1861) – forma parte del sexto tomo de la obra: Expédition dans les parties centrals de l’Amérique du Sud (1850-1859) de Francis de la Porte Conde de Castelnau y numerosos artículos” 1 .

Pero en esta oportunidad extractaremos la información que se refiere a los tres primeros capítulos de la última obra citada y lo presentamos transcrito traducido del idioma original, el francés al idioma español. Que describe su viaje y la realidad de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, la población de Gutiérrez y el camino a la población de Sauces. Según el autor su obra constituye la decima parte de sus recorridos por el continente de América del Sur.

De esta manera, es necesario recordar que Weddell, se separó de Castelnau, el 24 de mayo de 1845, en la población brasilera de Matto Grosso. Su posterior internación en Bolivia se debió para investigar el árbol que producía la quinina. A un comienzo del recorrido por nuestro país, viajó por las misiones de Chiquitos y el 13 de octubre, transitó el río Grande y luego viajó a Santa Cruz. Estuvo un mes descansando en esta ciudad, a causa de que se enfermó en el recorrido que hizo por las misiones de Chiquitos. Se alojó en la casa del Coronel Thompson y don Urbano, la pri-mera persona que le brindó hospedaje. Sin embargo, el 22 de septiembre, salió de la citada ciudad hasta la población de Gutiérrez, capital de la provincia Cordillera, re-corrió seis leguas y tránsito por las tierras de Guapuruces, luego en el camino se hos-pedo en la hacienda de don Hernando Aráuz.

Posteriormente, fue al pueblo de Piray que se encontraba al norte de la provincia Cordillera. El 27 de noviembre, salió del citado pueblo y cruzó el río del mismo nombre, anduvo por el pueblo de la Flori-da y luego llegó a la población de Cabezas y tránsito por Abapó.

En su obra describe, que el día 29 deci-dió ir a cazar, pero por el excesivo calor del ambiente decidió bañarse en el río Grande, al día siguiente cruzó la citada co-rriente en balsas pequeñas improvisadas llamadas por los lugareños ‘pelotas’ y de esto escribió: “tres viajes bastaron para transportar a la otra orilla del río todos mis haberes. Los indígenas empujaban a pie o a mano la pelota delante de ellos. Los mulos que habían sido pasados prime-ro, fueron inmediatamente recargados y nos pusimos en ruta sin haber tenido gran retraso”. Luego pasó por la cuesta Limon-cito y encontró su objetivo, pero encontró un árbol de quinina malogrado. Posterior-mente, cruzó un bosque de palmeras, des-pués de pasar una noche en Caraguataren-da, el día 2 de diciembre llegó a la pobla- ción de Gutiérrez. En esta ciudad fue reci-bido por el Gobernador, Coronel Montero, quien lo guió a otro árbol de quinina. Para el día 5 fue a explorar una laguna que de-sapareció a consecuencia de un terremoto registrado en 1849. Luego salió de la po-blación el 12 de diciembre, con dirección a la localidad de los Sauces. Atravesó para ello las poblaciones de: Peña, Agua de Te-rrazas, Aqueó y Caraparerenda, pobladas por familias Chiriguanas. Sobre estas po-blaciones escribió: “las casas de estos indígenas son muy bien hechas, y todas consisten en una gran habitación cuadra-da de paredes bajas, construidas en bam-bú y barro, y el techo es de paja. Sus mue-bles son algunas hamacas de algodón teñido a mano, un mortero para moler maíz, algunos pequeños escabeles, y tina-jas para cocer los alimentos y la fabrica-ción y conservación de una querida chi-cha”.

Por otro lado, sobre el camino recorrido detalló: “las montañas que atravesamos de Caraparirenda a Sauces están todas formadas de arcillas de diversos grados de consistencia; algunas tenían un color ver-de muy pronunciado, como si tuviesen contenido de cobre”.

Es de esta manera, que a través de esta nota, describimos la destacada labor de Hugh Algernon Weddell, y los primeros capítulos de su brillante obra, que describe nuestro país a mediados del siglo XIX.

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