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sábado, 26 de abril de 2014

Kuruyuki no selló el fin de la independencia chiriguana”

Isabelle Combès trata de mostrar en Kuruyuki escenas escondidas por la historia. Con 25 años de investigación sobre la etnia chiriguana, lo que pretende es ir más allá de la historia oficial.

En el prólogo menciona que durante más de 80 años no hubo un estudio serio y profundo acerca de la Batalla de Kuruyuki, hasta el libro Apiaguaiqui Tumpa, de Hernando Sanabria. ¿Por qué cree que nadie se interesó por esto durante tanto tiempo?

Es un problema más general: hasta los años 70, más o menos, no hubo estudios sobre la historia indígena en general y guaraní en particular. Los que escribieron sobre los guaraníes o chiriguanos eran antropólogos, poco interesados en la historia. Es solamente en tiempos recientes que se despertó este interés más general, con las obras de Branislava Susnik (1968), Thierry Saignes (desde su tesis doctoral en 1974), Lorenzo Calzavarini (1980) y por supuesto Sanabria, con su Apiaguaiqui Tumpa.

Usted también señala que durante mucho tiempo el libro de Sanabria fue como la ‘fuente oficial’ de este episodio ¿Qué fallas o errores encontró en Apiguaiqui Tumpa al momento de realizar este estudio?
Son varios aspectos:
Primero, Sanabria trabajó con documentos de la Prefectura de Santa Cruz (y unos pocos de Cuevo): existen muchos más documentos en Sucre o Tarija que dan otras informaciones.
Segundo, en la mayoría de los casos, no indica nunca sus fuentes de información.
Una gran parte del libro son especulaciones, está escrito en modo condicional, por ejemplo: Güirariyu “hablaría largamente a su discípulo […] le referiría con todo género de detalles la vida de aquel tempestuoso Aruma [….] pudo ser […] dizque pudo”, etc.
- Incluso para los documentos de Santa Cruz o Cuevo, Sanabria eliminó algunos datos, cambió otros o se inventó algunos más. La historia del Tumpa en el libro de Sanabria es calcada sobre la historia bíblica, habla por ejemplo de “la Jerusalén de Ivo”, etc. Introdujo así a un personaje, Güirariyu, como el chamán que hubiera iniciado al Tumpa y lo califica de “Bautista de la Transjordania de Ivo”, cuando Güirariyu es anterior a la historia de Kuruyuki y no figura en ningún documento de la época de Kuruyuki. Tampoco Sanabria mencionó las referencias a, por ejemplo, un “tumpa tercero” o al mismísimo Tumpa como un hombre viejo, porque son datos que no encajaban en la historia que estaba contando. El libro de Sanabria muestra mucha pasión hacia el tema, pero tal vez por esa misma pasión su libro es más una novela que una obra seria de investigación.

¿Cómo acercarse a la verdad de un hecho que no tiene la documentación suficiente para su estudio? ¿Cuánto tiempo le tomó poder hacer este libro?
Sí hay documentación suficiente, y creo que las casi 200 páginas de documentos anexos en mi libro lo muestran. Evidentemente no está “todo” registrado, pero eso es el problema de toda investigación histórica.
El libro en sí y la búsqueda en archivos me habrá tomado como un año y medio, pero hace más de 25 años que trabajo sobre la historia chiriguana, y estaba familiarizada con la literatura, las fuentes, etc.

¿Qué pudo encontrar en esta investigación acerca de la figura del Tumpa Apiaguaiqui, que ya para 1892 había alcanzado el estatus de figura mesiánica entre los chiriguanos? ¿Qué pudo averiguar acerca del significado de este nombre?
Apiaguaiqui aparece en diciembre de 1891 en Ivo y Kuruyuki. No sabemos gran cosa de él antes, aparte de lo que menciona la carta que envió su “secretario” Ayemoti a los padres franciscanos de Santa Rosa de Cuevo.
Para la mayoría de las fuentes, él es el líder profético de la rebelión de 1892. Para otros, fue manipulado por el capitán grande Bernardino Güiracota y/o por Ayemoti. Yo no escojo entre las diversas versiones: pero quiero hacerlas conocer, para mostrar que la historia de la rebelión no se presta a una sola interpretación unívoca.
El nombre Apiaguaiqui no significa nada en guaraní, y por lo mismo dejó la puerta abierta a diversas interpretaciones. Para algunos criollos de la región, sería hapia-oeki ‘castrado’ (hapia o japia es, literalmente, ‘huevo’, ‘testículo’). En contra de esta etimología que fue difundida por Francisco Pifarré en su libro sobre la historia chiriguana, otros dijeron que, al revés, significaría “muy macho”. Encontré en los archivos mención de este nombre, pero aplicado a un guerrero toba del Gran Chaco. De hecho, la mayoría de los nombres tobas acaban en –aique o –aiqui. Muchos chiriguanos huyeron donde los tobas del Gran Chaco, todavía libres, después de la guerra de 1874, y se afincaron entre ellos. Eran los únicos que podían pensar en seguir peleando, porque los que se quedaron en su territorio acabaron neófitos en las misiones franciscanas o peones en haciendas. Pienso que el Tumpa fue uno de estos chiriguanos que pasaron algún tiempo entre los tobas.

¿Cómo llegan las comunidades chiriguanas a la batalla? ¿Qué clases de pugnas internas existían entre ellas y cómo pudo haber afectado esto en el desarrollo del combate?
La rebelión de 1892 no fue tan “general” como se la suele presentar. Tenemos listas de las comunidades rebeldes, se concentran en la región de Cuevo-Ivo solamente. De la misma manera, la cifra siempre repetida de 6.000 guerreros en la rebelión debe ser explicada. Son 6.000 personas en total, son familias, se habla de mujeres, niños y ancianos. Es decir, en número de guerreros, eran 1.000 o 1.500 como máximo.
Al frente, los chiriguanos de las misiones (indios aliados) eran mucho más numerosos; no apoyaron la rebelión, y más bien ayudaron al Ejército republicano a reprimirla. A la vez que se enfrentaron karai (blancos) y chiriguanos en Kuruyuki, también se enfrentaron los chiriguanos entre sí, mejor dicho dos opciones de vida: la convivencia pacífica con los karai, que fue la opción mayoritaria; y la lucha a muerte, que fue la opción escogida por los rebeldes.
Otro aspecto es la rivalidad existente entre al menos dos de los “capitanes grandes” de la época: José Ignacio Aireyu (o Tengua) y Bernardino Güiracota.
Entre ‘indios aliados’ y facciones con jefes opuestos, los chiriguanos estaban divididos en 1892, y ese fue uno de los principales motivos de su derrota.

En la presentación del libro se mencionó que la Batalla de Kuruyuki fue otro episodio más de las sublevaciones, que incluso el levantamiento de 1874 fue más importante que este, ¿usted lo cree así?
La guerra que tuvo lugar entre 1874 y 1877 fue la más importante del siglo XIX. Participaron más guerreros que en 1892 (se habla de 10.000 luchadores), y también los tobas del Gran Chaco. Acabó con dos masacres (en Yuqui y en Mburucuyati). La represión fue cruel, y después de esta guerra cayeron los últimos bastiones de la resistencia chiriguana, Cuevo (donde se hizo en misión) y Guacaya (donde se hizo una misión y un fortín).
En estas fechas es cuando los chiriguanos perdieron su territorio y su independencia. La rebelión de 1892 fue el hecho de una parte minoritaria de los chiriguanos que quería recuperar estas tierras mediante las armas. Es muy importante por ser la última de las rebeliones armadas, pero no fue la más importante, y tampoco la única que tuvo ecos mesiánicos. Kuruyuki no selló el fin de la independencia chiriguana como se suele decir: existió precisamente porque esta independencia ya se había perdido años atrás.

¿Cómo fue la actuación del Gobierno republicano, los karai, en el conflicto?
Los primeros soldados que llegaron a Cuevo eran de Sauces (hoy Monteagudo), es decir, la entonces provincia Azero de Chuquisaca. Fueron llamados por los padres franciscanos de Santa Rosa de Cuevo y el corregidor del lugar. Les siguió el sub-prefecto del Azero, Tomás Frías. Luego partió de Santa Cruz el prefecto, general Ramón González. Las tropas de Frías y González son las que combatieron en Kuruyuki.
Del lado del Gobierno central, con sede entonces en Sucre, se mandó al coronel Melchor Chavarría, como delegado del Gobierno. Tardó tanto en el camino que llegó a Cuevo diez días después de la batalla. Él se encargó luego de perseguir y hacer ejecutar a los fugitivos, incluido al Tumpa

OPINIÓN

NO HABÍA UNIÓN ENTRE ELLOS Y TAMPOCO FUE UNA MASACRE
JÜRGEN RIESTER - ANTROPÓLOGO
Las obras que ha escrito Isabelle Combès son de alto valor científico porque ellas se basan en documentos y no en supuestos. Es el caso de Kuruyuki.
Desde los 80, Kuruyuki ha sido utilizado como símbolo de la Nación Guaraní contra los karai, pero ahora, según los datos de Combès, sabemos que la gran mayoría que luchó al lado de los soldados no indígenas eran los mismos chiriguanos. Es decir, no había una unión entre ellos y tampoco fue una masacre.
Mucho más importante fue el levantamiento de 1872, donde ellos sí estaban defendiendo su territorio. Kuruyuki no fue el último levantamiento chiriguano, fue uno de ellos y la nación chiriguana ya no estaba tan fuerte como se pretende demostrar.
Lo que no quiere decir que yo estoy en contra de estos símbolos, que son muy importantes para los pueblos, pero eso no significa falsificar la historia.

CURUYUQUE

La batalla de 1892 vista 11 años después
Población de indios chirihuanos, perteneciente al cantón Cuevo, jurisdicción de Ibo, provincia del Acero, situada al oeste del cantón. En esta ranchería tuvo lugar la última batalla que debeló la sublevación de los indios guaranís de las provincias Acero y Cordillera (...) llevada a término por los jefes Ramón González y Tomás Frías, aunque con mucho derramamiento de sangre y crueles muertes dadas a los sublevados.
Posteriormente llegó a Cuevo el militar Melchor Chavarría en calidad de delegado, acabando de pacificar estos lugares , hizo fusilar en Monteagudo al Tumpa (dios), que logró prenderlo y condujo a Sucre muchos prisioneros que le fueron entregados. En los varios encuentros que hubieron durante la sublevación, los guaranís dieron muestra de una rara tenacidad y mucho arrojo. (Diccionario geográfico del departamento de Chuquisaca- 1903)

Protagonista

Isabelle Combès
antropóloga
Estudiosa del mundo guaraní
Doctorada en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS, París). Actualmente investigadora asociada con el Instituto Francés de Estudios Andinos en Bolivia, es autora de numerosos artículos y libros sobre los chanés y chiriguanos de Bolivia. Sus investigaciones tienen como tema principal el poblamiento étnico del Gran Chaco en la época colonial y republicana.


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