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lunes, 11 de agosto de 2014

Levantamiento en La Paz y Pedro Domingo Murillo

Tras la Revolución de Mayo en Chuquisaca como antecedente, los criollos paceños al mando de Pedro Domingo Murillo, aprovecharon la fecha castrense de la Virgen del Carmen para protagonizar un levantamiento en donde, apoyados por el Batallón de Milicias, tomaron el Cuartel de Veteranos, arrestaron a los oficiales, convocaron al pueblo a la plaza por medio de campanas y pidieron un cabildo abierto.

Se consiguió que renuncien a su cargo el obispo de la ciudad de La Paz, Remigio de la Santa y Ortega, y el gobernador intendente interino, Tadeo Dávila.

Se nombró a Pedro Domingo Murillo como comandante militar de la provincia, con el grado de Coronel.

Se constituyó una Junta Gobernadora, conformada por doce miembros y denominada “Junta Tuitiva de los derechos del Rey y del Pueblo”.

El 22 de julio se aprobó el “Plan de Gobierno” de diez artículos que se convirtió en el primer estatuto constitucional de América Latina, en donde se rechazaba por primera vez el poder de la corona española sobre tierras americanas.

Desde Potosí no se hizo esperar la reacción realista y se consiguió apoyo de los Virreinatos de Lima y Buenos Aires. La ciudad de La Paz se organizó para la defensa, mientras intentaba propagar la insurrección en otras ciudades. Luego de varios enfrentamientos y varias contrarrevoluciones, Goyeneche al mando de las tropas realistas consiguió el apresamiento de los cabecillas, entre ellos el principal de sus caudillos, Pedro Domingo Murillo.

Entre los 9 ejecutados del 29 de enero de 1810 se encontraba Murillo, quien antes de su ejecución en la horca pronunció las siguientes palabras:

“Compatriotas, yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar, ¡viva la libertad!”

La revolución fue acallada, pero ya era demasiado tarde, y desde entonces surgieron levantamientos por todo el actual territorio boliviano y el resto de las colonias españolas.

Versiones controvertidas

Sin embargo, en el periódico digital Pukara, de corte indigenista, se advierte que una de las formas de dominación a los pueblos originarios ha sido la de “persuadir a los descendientes de los oprimidos e invadidos a festejar y rendir homenaje a sus opresores”.

En dicha teoría se utilizan mecanismos para distorsionar, modificar y ocultar hechos históricos que consigan aquel objetivo. En el caso del 16 de Julio de 1809, en donde se ensalza la figura de Pedro Domingo Murillo como protomártir de la independencia de los pueblos hispanoamericanos, se conoce por medio del historiador aymara Inka Waskar Chukiwanka, ciertas versiones que colocan a Murillo, años antes de la Junta Tuitiva, como un acérrimo defensor de la corona española e incluso como uno de los verdugos de Tupak Katari en su descuartizamiento.

Cuando se produjo la rebelión de Tupak Katari en 1781 los españoles contaron, para sofocarla, con el decidido apoyo de los criollos y también de varios caciques. Los criollos (es decir, los españoles nacidos en tierras americanas) de ninguna manera se sentían identificados con los indios.

El plan de gobierno de 10 artículos

El 22 de julio se aprobó el “Plan de Gobierno” de diez artículos que se convirtió en el primer estatuto constitucional de América Latina. Se enviaron diputados a cada uno de los seis partidos de la Intendencia de La Paz. Se formaron tres ministerios, llamados departamentos: Gobierno, Gracia y Justicia, Culto y Hacienda.

Compatriotas: Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria; hemos visto con indiferencia por más de tres siglos sometida nuestra primitiva libertad al despotismo y tiranía de un usurpador injusto que, degradándonos de la especie humana, nos ha mirado como a esclavos; hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez que se nos atribuye por el inculto español, sufriendo con tranquilidad que el mérito de los americanos haya sido siempre un presagio de humillación y ruina. Ya es tiempo, pues, de sacudir yugo tan funesto a nuestra felicidad, como favorable al orgullo nacional español. Ya es tiempo, en fin de levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor título y conservadas con la mayor injusticia y tiranía. Valerosos habitantes de La Paz y de todo el Imperio del Perú, revelad vuestros proyectos para la ejecución; aprovechaos de las circunstancias en que estamos; no miréis con desdén la felicidad de nuestro suelo, ni perdáis jamás de vista la unión que debe reinar en todos, para ser en adelante tan felices como desgraciados hasta el presente. En la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, a los 27 días del mes de julio de 1809.



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