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miércoles, 6 de agosto de 2014

Pedro Domingo Murillo: "La tea que dejo encendida nadie la podrá apagar"

Era el 29 de Enero de 1810, Pedro Domingo Murillo estaba al pie del cadalso, con la idea clara que iba a ser ejecutado, sin embargo, en su mente estaba el espíritu revolucionario y antes de dejar este mundo, quiso transmitir un mensaje que sobreviviría a la dimensión del tiempo.

Con la horca en el cuello, a viva voz dijo con mucho sentimiento de patriotismo: "La tea que dejo encendida, nadie la podrá apagar", frase célebre que sobredimensionó el espacio de aquella revolución que se gestó el 16 de Julio de 1809, cuando La Paz fue el centro de un levantamiento armado contra las huestes españolas.

Y precisamente, fue Pedro Domingo Murillo, el caudillo de la revolución paceña, quien tendría a su mando una serie de hechos históricos, que encaminarían la consolidación de la libertad.

El movimiento gestado en La Paz fue un aporte a la guerra de los 15 años, que culminaría con la formación de una República constituida, libre e independiente, bajo el nombre de Bolívar el 6 de Agosto de 1825.



LA REVOLUCIÓN

La revolución de La Paz se da en un ambiente de confusión por la pugna que existía entre los seguidores del Rey Fernando VII y la hermana de dicho personaje, Carlota Joaquina de Borbón. Además que se aprovechó una fecha clave como es la del día de la Virgen del Carmen, 16 de julio. Ese hecho marcaría también la formación de una institución que sería uno de los futuros eslabones para la libertad como fue la Junta Tuitiva.

Ese escenario se desenvuelve con los patriotas, quienes serían los conspiradores y declaran como finalidad del movimiento defender los derechos del Rey Fernando VII y por medio de ella, a la corte de Portugal exiliada en el Brasil. Las acusaciones se dirigieron contra el obispo de la ciudad, Remigio La Santa y Ortega quien procedía de acuerdo con el obispo de Moxó y el presidente Pizarro.

La mayor parte de los conspiradores eran propietarios de haciendas, entre ellos ha-

bían varios doctores graduados en la Universidad San Francisco Xavier de la entonces Charcas, como Mariano Michel, Juan Basilio Catacora, Juan Bautista Sagárnaga y Gregorio García Lanza.

Estaba también José Antonio Medina que era cura de Sica Sica. Y entre los revolucionarios había algunos españoles como Pedro de Indaburo, Saturnino Castro y Sebastián de Figueroa. Todo este grupo reconoció como jefe al caudillo, Pedro Domingo Murillo.

Murillo tenía como antecedentes, el haber actuado durante la sublevación de Túpac Catari, prestando sus servicios al Ejército real.

Aprovechando la procesión de la Virgen del Carmen que se realizaba el 16 de Julio de 1809, detuvieron al intendente Tadeo Dávila mientras tocaban a rebato desde la Catedral, posteriormente, llamaron a un cabildo abierto.

El levantamiento se realizó bajo el grito de consigna de "viva Fernando VII" y "mueran los traidores".

Ese fue el momento preciso para defenestrar a los españoles y nombrar a Pedro Domingo Murillo como el jefe militar y a Pedro Antonio de Indaburo como el segundo cabecilla.

Un día después se obligó a los españoles a presentarse en la Plaza Mayor y jurar alianza con los criollos y mestizos. Asimismo, se quemaron los papeles de la Real Hacienda.

El 24 de julio se formó la denominada Junta Tuitiva, la que empezó a trabajar junto al cabildo que ejercía las funciones de gobierno en el que Murillo fue nombrado presidente. Tenía 12 representantes entre otros tres representantes indígenas. Por ese entonces ya circulaban en La Paz, manifiestos o proclamas cuyo texto señalaban: "Hasta ahora hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria".

Sin embargo, con el paso de los meses los patriotas que encabezaron la revuelta fueron apresados y enjuiciados, muchos de ellos murieron en la horca por determinación de la Corona española.



MURILLO

Pedro Domingo Murillo nació en la ciudad de La Paz en 1757. Su formación en leyes en el Cuzco y Chuquisaca, le permitió tener protagonismo durante la revolución, ya que se relacionó bastante con alumnos de la Academia Carolina.

Por muchos años se dedicó a la minería, sin embargo, fue parte del Ejército real, durante la sublevación de Túpac Katari. En 1805 tomó contacto con los rebeldes cuzqueños, para que en 1809 tome el mando de la revolución y de la Junta Tuitiva. Antes de su muerte fue apresado por los realistas.

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