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lunes, 30 de junio de 2014

Mitos sobre pasado no siempre son un reflejo de la realidad

• Hace 122 años, en el Chaco boliviano tuvo lugar la batalla de Kuruyuki, entre indígenas chiriguanos y las fuerzas republicanas comandadas por el general Ramón Gonzales, durante la presidencia de Aniceto Arce. Actualmente, cada año se celebra y rememora el hecho como un símbolo de la unión del pueblo guaraní. Sin embargo, para Isabelle Combès, en su libro Kuruyuki, los acontecimientos van más allá de lo contado en e

Por Carmen Julia Lujan

Cochabamba, (ANF).- La historia conocida sobre la batalla de Kuruyuki, entre indígenas chiriguanos y las fuerzas republicanas comandadas por el general Ramón Gonzales, prefecto de Santa Cruz y Tomás Frías, subprefecto de la provincia Azero del departamento de Chuquisaca, suscitada el 28 de enero de 1892, durante la presidencia de Aniceto Arce, no corresponde a la realidad, señala la antropóloga y autora del libro kuruyuki, Isabelle Combès. Pues varios documentos encontrados ponen en evidencia los problemas internos entre chiriguanos, donde varios buscaban la vía pacífica o estar del lado republicano. Muestra, también, que existe un desfase entre lo que se dice hoy de Kuruyuki y lo que verdaderamente pasó en 1892.

En esa época en el Chaco boliviano tuvo lugar la última sublevación protagonizada por los chiriguanos contra los “karai” (blancos), puesto que cansados de los abusos, explotación y de la ocupación de sus tierras deciden emprender la guerra que buscaba la expulsión de los blancos de su territorio.

El enfrentamiento se dio entre las tropas del general Ramón Gonzales, prefecto de Santa Cruz, y los chiriguanos que estaban liderados por el joven denominado “Tumpa”, caudillo indígena de nombre Apiaguaiqui que buscaba la liberación del pueblo chiriguano y era considerado como un dios. El saldo, casi un millar de muertos entre los chiriguanos (que se enfrentaron a 1.690 hombres de Ejército bien dotados de armas que en su mayoría sólo fueron heridos).

Los chiriguanos sobrevivientes de esta contienda fueron entregados a los patrones “karai” y otro grupo de indígenas enviados a trabajar a la Amazonía boliviana del departamento del Beni.

Posteriormente, la batalla cayó en el olvido por más de 80 años ya que nadie hizo un estudio o relato de la batalla hasta la aparición de historiadores y cronistas que hacen pequeñas menciones y basadas en la tradición oral.

A partir de 1992, centenario de la batalla de Kuruyuki, la Asamblea del Pueblo Guaraní conmemora este evento cada año, pues se ha vuelto un símbolo de la unión del pueblo guaraní al pasar a la historia y convertirse en emblema y bandera de la Asamblea, reafirmando su unión y su lucha, sin embargo para Isabelle Combès los acontecimientos van más allá y los pone de manifiesto en su libro.

“Siempre se habla de la batalla del 28 de enero de 1892, cuando la agitación empezó en diciembre de 1891 y la guerra acabó en marzo de 1892. Lo del 28 de enero es sólo un episodio en una guerra más larga; y esta guerra, a su vez, no se puede entender sin colocarla en la historia más larga de ‘las guerras chiriguanas’ desde la Colonia”, afirma la autora.

Es así, que basándose en documentos de archivos, en su mayoría inéditos, Isabelle Combès muestra en su obra que hubo divisiones fuertes entre los chiriguanos, es decir, que solo una parte participó al lado del Tumpa (caudillo indígena) mientras que la mayoría se mantuvo pasiva o peleó a favor del Ejército Republicano por obedecer a sus patrones blancos.

Asimismo, la autora contrasta el libro escrito por el historiador Hernando Sanabria Fernández, quien habla sobre esta batalla y se consolidó como referente de este acontecimiento histórico, pero, según Combès, este autor partió de una visión en blanco y negro de la historia: indios contra blancos, sin matices y sin contrastar los hechos históricos.

Sanabria Fernández habría recreado una historia bíblica al presentar al Tumpa, como un nuevo Cristo, el mesías que debía salvar al pueblo chiriguano de la opresión de los “karai” y habría acomodado los acontecimientos según su propio relato, basándose más en la tradición oral y en documentos que se contradicen.

“Encontré en el Museo de Historia de Santa Cruz documentos que no utilizó Sanabria Fernández, y que dan datos nuevos o incluso contradicen su tesis. Por el desfase entre las celebraciones actuales de Kuruyuki y su valor de símbolo de la unión del pueblo guaraní, y el desconocimiento de lo que pasó en 1892”, dijo la aurora.

En este sentido, para Isabelle Combès, existen vacíos o lagunas aún sin resolver en el recuento de esta historia. La razón, varios motivos. Por ejemplo, los archivos conservados no son completos. No se cuenta con ningún testimonio de parte de los mismos chiriguanos sobre lo acontecido. Y porque en los documentos que sí existen, hay cosas como la mención de un “tercer Tumpa” que no puede ser aclarado totalmente por la ausencia de más datos que puedan comprobar esto.

Por tanto, el trabajo de Combès representa un “redescubrimiento” de la batalla de Kuruyuki que permite ir más allá de los mitos novelescos presentados por Sanabria Fernández. “Nada más que la satisfacción de haber podido aportar al mejor conocimiento de la historia”, expresó la autora.

Isabelle Combès es antropóloga, investigadora asociada en el Instituto Francés de Estudios Andinos. Profesora del post-grado en Historia de la Universidade Federal da Grande Dourados de Brasil y miembro del Taller de Estudios e Investigaciones Andino-Amazónicas, Barcelona.

El libro Kuruyuki es una investigación publicada en febrero de este año por el Instituto Latinoamericano de Misionología de la Universidad Católica Boliviana que aporta con investigaciones sobre la realidad histórica y sociocultural de los pueblos bolivianos.

martes, 24 de junio de 2014

Combè recupera memoria de la batalla de Kuruyuki

La figura del líder indígena guaraní Apiaguaiqui -Tumpa y su protagonismo en la batalla de Kuruyuki fueron retomadas en la ponencia de la antropóloga Isabelle Combès, en el marco del ciclo de conferencias promovidas por la Fundación ASUR.
El 28 de enero de 1892 en Kuruyuki, en el Chaco boliviano, tuvo lugar un cruento combate entre un nutrido grupo de indígenas guaraníes (en aquel entonces llamados “chiriguanos”) y las fuerzas republicanas. El enfrentamiento cayó en el olvido de la historia por más de 80 años, hasta la publicación en 1972 del libro Apiaguaiqui - Tumpa de Hernando Sanabria Fernández y, a partir de 1992, con las celebraciones anuales de la batalla impulsadas por la Asamblea del Pueblo Guaraní.
Ayer, en la Biblioteca Pública Gunnar Mendoza, Combès retomó la historia de Kuruyuki para reubicar la rebelión de 1892 en el marco de la historia chiriguana en el afán de entenderla de manera más integral. Sus resultados forman parte del libro “Kuruyuki” recientemente publicado en Santa Cruz.

Allá en el oriente don Jacinto López es bien conocido por las historias que solía contar

Allá en el oriente don Jacinto López es bien conocido por las historias que solía contar a sus visitantes nocturnos que se aporcaban en su casa orillada en la carretera entre el Beni y Santa Cruz, allá por Mituquije. Aquella morada fue para los visitantes el germen de un sinfín de historias que se fueron dispersando hasta respirarse, volátil como aire, entre las selvas y los ríos de la llanura de nuestro país.

Así, sin importar la implacabilidad del tiempo y del olvido el año 2001 la Editorial “Tiempo del Sur” finalmente publicó el bien llamado libro Las verdades de don Jacinto. Éste se inaugura con un prólogo escrito por Arnaldo Lijerón titulado a forma de exclamación “¡Ya era tiempo, amigos!” cuyas primeras palabras encuentran la cita (propiciada por la hija de don Jacinto, Marina López Cossío) pertinente para iniciarlo: “La gente dice que mi padre era mentiroso. Pero no es cierto. Eso sí, era un poquito exagerado”.

Sixto Roca Vidal y Belisario Suarez Vargas, en un afán más cercano al ilustrativo que literario, emprendieron la labor de dibujar y escribir las narraciones más conocidas de don Jacinto. Así, aquellas historias que trajinaron de boca en boca finalmente se hicieron imagen y letra con el añadido vital de haber sido representadas desde su oralidad, habiéndose permitido entra-mar narraciones que finalmente se robustecieron socialmente. De allí que Las verdades de don Jacinto sea un libro que fue publicado en una suerte de colaboración conjunta en la que todos se involucraron, aunque muchos de ellos todavía dudan sobre la real existencia de este personaje.

Las certezas de la vida de don Jacinto vacilan entre los hechos corroborados por la historia y sus propias verdades. Se sabe de su origen camba, hombre nacido en El Palmar en enero de 1892, gran jinete y lacero que sirvió en la guerra del Chaco. Se sabe de Eudalda, su esposa, de su perri-ta Plumilla y de su caballo Holofernes.

Como gran conocedor de su tierra sus aventuras no eluden encuentros temerarios con tigres, anacondas y caimanes. Se enfrenta a todo temible animal a punta de machetazos, casi siempre junto a su perrita que bien conoce el olor de los tigres.

Así que si el tigre arrebata el arma a don Jacinto de un manazo o ataca a Plumilla, esto es lo de menos, don Jacinto y los suyos siempre tienen todo a su favor. Como esa vez que su perrita, casi a punto de parir, envistió a un tigre por la espalda justo al tiempo que don Jacinto lanzaba su machete. Él lanzó el machete, pero ¡zas! que el machetazo le llega a Plumilla con tan mala suerte que la parte en dos. Eso no importó, porque sus veinte perritos salieron ladrando de su cuerpo dividido, corriendo tras el “come gente” hasta atraparlo.

Hay otra, una en la que él fue atacado por un tigre. Sin armas don Jacinto tuvo que correr tan rápido como pudo, pero el tigre siempre estaba a punto de alcanzarle. Sintiendo ya los colmillos del animal atravesando su garganta don Jacinto terminó orinándose de miedo dejando un charco largo en su camino. “Orinau de miedo –dice don Jacinto– volqué mirándo-la de cotiojo… ¡Elay!, esa tigra venía a punta de porrazos resbalándose en mi cursalera”. Una vez más, entre tantos en-cuentros temerarios, don Jacinto tuvo suerte, esta vez, de orinarse justo a tiempo.

Pero esas historias no se comparan con el encuentro que tuvo cara cara con una sicurí.

Un día, acompañado por su hijo Monín y su perrita navegaba en su canoa llena de toronjas. De pronto vio salir de las aguas esa enorme serpiente a la que intentó dis-traerla lanzándole todo lo que tenía a ma-no, incluyendo a su perrita y a su hijo. Entonces fue cuando la sicurí se marchó, satisfecha finalmente. Penoso, al día si-guiente don Jacinto regresó al lugar, en-contró a la sicurí dormida, de un bostezo entró por su boca y, cuando quiso encen-der un cigarrillo dentro de la barriga del animal, la lumbre le mostró a su hijo “sen-tau en el toco, de piernas cruzadas, pelan-do la última toronja que le quedaba al pobre”, dice don Jacinto.

Es evidente que él está lleno de sorpren-dentes historias. Así que, enfrentarse a grandes bestias, es sólo una prueba de la fortuna que lo acompaña porque también ha burlado a la muerte, ha retado a Django a un duelo y ha humillado a duendes y fantasmas con su gran ingenio y humor sin igual. Sin importar cómo o con quién él siempre ha ganado.

Con el pasar de los años se ha ido com-prendiendo su vivir como el de un viajero en su misma tierra al que el azar y el buen destino lo ha guardado de la muerte en la guerra del Chaco así como también le ha permitido viajar a la luna montado, cual caballo, a un cohete espacial. Él ha acon-sejado a presidentes sobre cómo gobernar, se ha encontrado con el Che Guevara y ha jugado en la selección de futbol nacional. Él ha vivido el doble de lo que vive cual-quier persona viajando apenas unos kiló-metros, pero recorriendo insólitos parajes.

Por muchas razones don Jacinto es un testimonio que habita la memoria beniana. Sus historias son una de las tantas repre-sentaciones coloridas de la cultura camba, de su lenguaje tan lleno de metáforas arrai-gadas al entendimiento de la naturaleza. Don Jacinto es la memoria viva de ese pueblo que lo mantiene fuerte sin saber que han hecho con él a un personaje míti-co, sin saber que ellos han destilado su sentido poético en este maravilloso perso-naje que es bien guardado como gran narrador y conocedor de su maravillosa tierra.

lunes, 23 de junio de 2014

Ministerio de Minería recuerda la Masacre de San Juan

En las últimas horas, la cartera de Minería y Metalurgia hizo conocer su sentido homenaje a los mineros que rindieron su vida en pos de la patria que hoy formamos y que ahora Cambio refleja para ustedes.

El Ministerio de Minería rinde homenaje a los mártires de la masacre de San Juan:

A los compañeros mineros

La historia de Bolivia está escrita con sangre de minero.
Sin su heroica lucha no sería posible comprender cómo el país es hoy la democracia que es y cómo se transformó en una sociedad más digna, más justa e incluyente.
Fueron nuestros hermanos de la bocamina quienes desde tiempos antiguos combatieron primero al opresor sistema colonial, luego a las sanguinarias dictaduras y después al salvaje capitalismo neoliberal.
En la memoria del pueblo boliviano está vivo el dolor por la Masacre de San Juan, uno de los episodios más cruentos de nuestra historia y que insistentemente se ha querido olvidar.
El recuerdo por los valerosos mineros caídos el 23 y 24 de junio de 1967 en el distrito minero de Siglo XX nunca quedará en el olvido y a ellos, a sus familias, y a las nuevas generaciones de hermanos mineros nuestro más profundo homenaje y reconocimiento.

domingo, 22 de junio de 2014

El fusilamiento de barragán no originó día del periodista

Cada 10 de mayo se celebra el Día del Periodista en Bolivia, en conmemoración a que en esta fecha en 1938 el Presidente Germán Bush creó la “Caja Nacional de Jubilados, Pensionados y Montepíos de Periodistas”. Sin embargo, en los últimos años, se viene afirmando en la prensa que esta recordación tuvo su origen en el fusilamiento del periodista Cirilo Barragán en esta fecha en 1865, por órdenes del Presidente de facto Mariano Melgarejo, por ejercer el periodismo y criticarlo desde sus páginas. No obstante, esta afirmación es equivocada, porque Barragán no fue fusilado en esa fecha, ni por escribir en contra del flamante régimen de Melgarejo, (que derrocó tres meses antes al Presidente Achá), sino por ser uno de los cabecillas de dos revoluciones en su contra.

La fuente primaria de esas rebeliones está en el relato testimonial del Gral., abogado y futuro Presidente, Narciso Campero, que estuvo al servicio de Melgarejo en 1865 acabando desterrado en el Perú, y que escribió un libro criticando al caudillo bárbaro. (Recuerdos del regreso de Europa a Bolivia y retiro a Tacna). En el cual, relató que en marzo de 1865, cuando el Presidente Melgarejo no estaba en la ciudad de La Paz, el ex-Presidente Manuel I. Belzu ingreso el día 22 desde el Perú a esta ciudad, donde fue recibido por sus partidarios que se sublevaron y lo proclamaron presidente, estando entre los cabecillas los hermanos y abogados Alejo y Cirilo Barragán. Melgarejo que estaba en Oruro, al enterarse de esta rebelión retorno a La Paz y en el camino le dijo a Campero: “A quienes les tengo unas ganas es, a esos Barragancitos…¡Son unos malvados!”

Luego Campero narró cómo esta revolución fue sofocada cinco días después, el 27 de marzo, en una acción militar que culminó con la muerte de Belzu. Y poco tiempo después, Melgarejo se trasladó a Potosí dejando en La Paz a Campero como Prefecto. Entonces los hermanos Barragán (que no fueron apresados ni fusilados el 10 de mayo) organizaron y encabezaron una nueva revolución, que se produjó el 25 de mayo. En la que fue proclamando presidente el Cnl. Casto Arguedas que fue ascendido a general, y Alejo Barragán fue nombrado prefecto en vez de Campero. Quien relató que estuvo a punto de ser victimado por órdenes de este Barragán, pero consiguió refugiarse en la casa del Cónsul de Bélgica y escapar después de la ciudad.

Mientras tanto y según Campero, los revolucionarios paceños se aliaron con otros de Oruro que llegaron a La Paz, y en un banquete de camaradería, Cirilo Barragán efectuó un brindis ofensivo contra los orureños. Lo que originó una trifulca que fue contenida por Arguedas, que expulsó del lugar a Cirilo, que salió seguido por su hermano Alejo. Quien después trató de deponer a Arguedas y reemplazarlo por un triunvirato presidido por él, lo que más bien ocasionó que Arguedas lo destituyese de prefecto y lo deportase a los Yungas.

Esta revolución de La Paz y Oruro junto con otras que se produjeron en otras ciudades fueron sofocadas finalmente por Melgarejo en la “Batalla de las Letanías” el 24 de enero de 1866. Posteriormente, según Campero, Cirilo Barragán fue apresado en una provincia paceña y fue llevado a Oruro donde estaba Melgarejo, que lo hizo fusilar “sin figura de juicio”, (y en fecha desconocida). Su hermano Alejo, según Nicanor Aranzaes (1915), estuvo “proscrito durante la dominación (de) Melgarejo, regresando al país después de su caída. Fue electo diputado suplente por La Paz al Congreso de 1872. Decepcionado de la política se retiró a Arequipa, donde falleció en 1874”. (Según Aranzaes, estos Barragán eran paceños, hijos de un chileno y una paceña)

Cabe agregar que Campero índicó entre otras cosas, que los Barragán no eran de fiar porque no tenían respeto por la constitución como alegaban, pues habían participado antes en otras revoluciones como la de marzo de 1849 en contra del Presidente Belzu. En este sentido, Nicanor Aranzaes (1918), relató que estos hermanos Barragán fueron apresados en La Paz junto con 43 personas más por estar involucrados en otra insurrección a favor del Gral. José Ballivián que debía estallar en junio de 1848 en contra del Presidente Velasco, siendo todos liberados después.

Por otro lado, Gabriel René Moreno de padre belcista, en su libro de denuncia “Matanzas de Yáñez”, relató que durante la Dictadura de José M. Linares, el Prefecto de La Paz, José M. Santibáñez convenció a Cirilo Barragán para que escribiese un folleto contra el derrocado expresidente y yerno de Belzu, Jorge Córdova. Barragán que era su amigo de la infancia, no pudo redactar el folleto al agrado de Santibáñez, por lo que éste lo escribió, pero fue publicado con la firma de Barragán en febrero de 1859. Meses después, Barragán, en posible recompensa por este servicio, fue nombrado Fiscal del Distrito de La Paz, pero luego tuvo un altercado con el Ministro del Interior, el argentino Ruperto Fernández, por lo que renunció a su cargo en mayo de 1860.

Meses más tarde en enero de 1861, Linares fue derrocado por dos de sus ministros, (José M. Achá y Ruperto Fernández), y el Prefecto de la Paz, que conformaron un triunvirato. Luego Achá fue elegido presidente, y durante su gobierno, según Moreno, el comandante de La Paz, Crnl. Plácido Yáñez, en ausencia de Achá que estaba en Sucre, en la noche del 23 de octubre de 1861, “mandó asesinar con la fuerza pública a medio centenar de ciudadanos, que arbitrariamente había hecho encarcelar días antes a título de belcistas conspiradores”, estando entre éllos el expresidente Córdova y el hermano de Belzu, (Francisco Paula). Un mes después, la plebe paceña asaltó el palacio de gobierno donde estaba Yáñez y “ajustició al criminal con dos de sus cómplices”, en medio de una revolución a favor del Ministro del Interior Ruperto Fernández que se había quedado en Sucre. Mientras tanto, Achá retornó a La Paz, donde acusó a Fernández de ser el “instigador” de la masacre perpetrada por Yáñez. Luego esa rebelión de Fernández fue sofocada y él huyó a la Argentina.

Recién días después de la muerte de Yáñez, el 29 de noviembre, según Moreno, la matanza cometida por él fue denunciada y publicada en la prensa nacional, siendo el primero en hacerlo el flamante periódico paceño “El Juicio Público” que hizo su aparición en esa fecha para denunciar la masacre, pero dejó de publicarse cuatro meses después, el 20 de marzo de 1862. Sus propietarios y directores eran los hermanos Cirilo, Vicente y Román Barragán, (no Alejo), la redacción era firmada por otras dos personas, pero el verdadero y principal redactor era el abogado Cirilo Barragán, quien “solía ejercer cargos concejiles o municipales”.

Este periódico, al decir de Moreno, actuó como fiscal acusador de Yáñez y sus secuaces, (en consonancia con la profesión de Cirilo), siendo su color político el belcismo, pero no fue contrario al gobierno de Acha y más bien coincidió con la prensa oficialista en su “odio” contra Fernández, sindicándolo también de haber sido el instigador de Yáñez, aunque sin pruebas contundentes. (Cirilo detestaría a Fernández por el altercado que tuvo con él). Moreno puso en duda la no culpabilidad de Achá en la masacre, y relató que meses después de cerrarse el periódico de los Barragán, Cirilo “prevaricó” como demócrata, participando en la revolución sin éxito del Gral. Gregorio Pérez en contra del Presidente Constitucional Achá.

Por lo expuesto, podemos señalar que Cirilo Barragán fue un abogado de profesión, y un político inconsecuente y conflictivo que participo en varias revoluciones de diverso color político, y que ejerció eventualmente el periodismo por motivos políticos y para denunciar las matanzas de Yañez. Estuvo entre los cabecillas de dos insurrecciones contra el régimen de Melgarejo, por lo que fue fusilado, aunque sin el debido proceso. Alcides Arguedas lo consideró “atrabiliario e imprudente”.

Sin embargo, Alberto Gutiérrez, un acérrimo detractor del caudillo bárbaro, en su libro El Melgarejismo (1916), distorsionó y falseo los hechos para acrecentar sus crímenes, presentando a los hermanos Alejo y Cirilo Barragán como si solo hubiesen sido unos periodistas y redactores belcistas de “El Juicio Público” de circulación permanente que denunciaron dicha masacre, (Alejo no intervino entonces ni fungió como periodista), y que tiempo después, fueron perseguidos durante el régimen de Melgarejo. Siendo Cirilo apresado y fusilado sin trámite alguno, mientras que Alejo en su fuga encontró la muerte en “esa existencia de fiera despavorida, en el fondo de los bosques”. (Lo que es una falsedad descabellada e inadmisible).

No obstante, parte de esta distorsión de Gutiérrez, fue repetida e introducida en la historia del periodismo nacional, posiblemente de buena fé, por Gustavo Adolfo Otero en “El periodismo en América” (1946). En la cual, indica erróneamente que Alejo (sic) y Cirilo Barragán que denunciaron dichas matanzas, “se constituyeron en los periodistas representativos y defensores de las libertades” atropelladas por el régimen de Melgarejo. Quien ordeno su sañuda persecución, siendo Cirilo apresado y fusilado “en el patíbulo que se alzó para el escarnio de la libertad de prensa en la ciudad de La Paz, (sic, en Oruro) Cirilo Barragán es el mártir del periodismo boliviano de todos los tiempos, que ofreció su sangre en holocausto de sus ideas democráticas y liberales”. (Sic)

Posteriormente, estos errores históricos serían repetidos con diversos matices por otros autores, y en los últimos años, alguien agregaría imaginativamente que Cirilo Barragán fue fusilado el 10 de mayo de 1865, originado el día del periodista. Lo que es equivocado como acabamos de demostrar, pero viene siendo repetido por varios autores, que esperamos adviertan el error y lo rectifiquen.

Cabe agregar, que el periodista J. J. Toro Montoya el año pasado en este matutino (09/05) sugirió investigar los antecedentes de Barragán, (que lo hicimos), y consideró que Luís Espinal merecía mayor reconocimiento en el día de su asesinato, sin advertir que este ya es el Día del Cine Boliviano desde 2007.

*Jaime De La Fuente Patiño. Investigador de Historia.

Breve historia de las Políticas Públicas en Bolivia



La idea de las políticas públicas, sistematizada en el mundo desde fines del siglo XIX, la primera mitad del XX (escuelas francesa, alemana y austriaca) y muy especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, ha cobrado una relevancia cada vez mayor en cualquier acción de gobierno que busque lograr resultados concretos.

¿Cómo se desarrollaron las políticas públicas en Bolivia? ¿Cuáles fueron sus alcances? ¿Tenemos un criterio claro sobre lo que éstas significaron y significan para la planificación y el desarrollo del país? ¿Se puede hablar de políticas públicas en Bolivia? ¿Desde cuándo?

El libro Breve Historia de las Políticas Públicas en Bolivia no tiene otra pretensión que dar un panorama general sumario y muy sintético de las políticas públicas a lo largo de nuestra historia. Quien lo lea entenderá sus alcances y, sobre todo, podrá asumir que los temas tocados en cada capítulo no son otra cosa que el punto de partida para iniciar investigaciones especializadas en profundidad sobre cuestiones específicas. Esos temas abordados intentan dar una visión integral de los esfuerzos que se hicieron en el periodo prehispánico, colonial y republicano por responder a las demandas de la sociedad, y por establecer una planificación de corto, mediano y largo plazo en beneficio de los bolivianos.

A pesar de haberse hecho frecuentemente de manera intuitiva, se puede apreciar con bastante claridad los objetivos y razón de ser de las políticas de Estado, que hoy conocemos como políticas públicas, en función de los intereses y metas de cada periodo de la historia y de cada estructura de poder (el imperio incaico, el imperio español o la república, por ejemplo). A la vez, se podrá apreciar el momento en que esas políticas son encaradas de manera clara como parte de un mecanismo nacional de planificación guiado por criterios científicos y profesionales de alto nivel.

Es muy importante comprender que el concepto “políticas públicas” puede ser entendido de una manera tan amplia que acaba abarcándolo todo. De manera explícita hemos hecho énfasis en aquellas acciones de gobierno que se enmarcan de manera bastante rigurosa a lo que hoy se entiende por políticas de Estado, conceptualización desarrollada en el primer capítulo.

Por esa razón y de manera intencional no se han considerado de manera exhaustiva en la obra temas referidos a la geopolítica, las relaciones internacionales (salvo cuando éstas tienen relación directa con políticas públicas específicas de educación, infraestructura, etc.) o nuestras guerras internacionales, y se hacen sólo referencias generales o imprescindibles sobre aspectos ideológicos vinculados a los grupos o partidos políticos que asumieron el poder, sin pretender por ello hacer un desentrañamiento en profundidad de las razones por las que lo hicieron. Esto, por supuesto, no quiere decir que no sea evidente y se pueda entender sin dificultad que la síntesis de la historia de las políticas públicas, refleja de manera inequívoca las grandes líneas y tendencias ideológicas dominantes en todo el desarrollo de nuestra historia.

Quien lea la obra apreciará que hay ciertos temas en los que se puede percibir debilidad o información escasa. En la investigación se tropieza con algunos vacíos que son parte de los desafíos que tenemos todos pendientes para precisar y afinar el concepto de las políticas públicas en Bolivia, y realizar trabajos de investigación en profundidad que nos den como resultado, por ejemplo, una historia completa de la educación o una historia de la salud en Bolivia. Esto, porque si bien es cierto que se han escrito libros fundamentales sobre la historia indígena, la obrero-sindical, la de nuestras relaciones exteriores y otras muchas de carácter especializado, todavía enfrentamos vacíos muy importantes en cuestiones cruciales.

El libro está dividido en tres partes. La introducción y el capítulo I permiten el contexto imprescindible antes de entrar en materia, la síntesis histórica propiamente dicha. La Parte I incluye un capítulo, el dedicado a la etapa prehispánica que se denomina “los originarios” para hacer una referencia a los aspectos más destacados de dos de las varias culturas de ese largo periodo, Tiahuanaco e Incas, que fueron las expresiones más sofisticadas y conocidas del periodo precolombino.

La Parte II incluye a su vez un solo capítulo y hace la síntesis del periodo colonial que tuvo tres fases, la conquista, la organización colonial hecha en el Perú por el virrey Francisco de Toledo y las reformas borbónicas en las postrimerías coloniales.

La Parte III, la más importante y más desarrollada, está dedicada al periodo republicano y tiene seis capítulos. La división cronológica considera los momentos de cambios más importantes dentro de la República. El capítulo IV desde el primer grito independentista hasta la Guerra del Pacífico; el intenso debate entre librecambio y proteccionismo. El capítulo V, de 1880 a 1936, en el que se imponen las ideas liberales. El capítulo VI, el periodo de transición 1936-1952, muy importante porque en él se vislumbran los primeros proyectos de planificación desde el Estado y la propuesta consciente de políticas públicas. El capítulo VII que abarca el periodo 1952-1982 dominado por el nacionalismo revolucionario y el nacionalismo militar. El capítulo VIII contempla la etapa de 1982 a 2003, la primera fase del largo periodo de democracia real en el país. El último, el IX, va de 2003 a nuestros días y contempla la transformación de la República en Estado Plurinacional.

La publicación se cierra con un capítulo dedicado a las conclusiones, en el se hace un resumen sumario de aquellos temas que se consideran fundamentales en el proceso y aplicación de políticas públicas en el país.

Se trata, en suma, de una primera aproximación a una cuestión del mayor interés para quienes quieran tener un panorama de lo hecho en políticas públicas en una historia, la boliviana, cuyas raíces se remontan a un horizonte de más de 10.000 años de antigüedad.

Un tratado de límites de 1874 que el vecino país no cumplió

"El descubrimiento de vastos depósitos de guano han alentado la codicia de nuestro vecino y fortificado en él, el propósito que parece resuelto de hacer definitiva la expolicación...” advirtió el canciller boliviano Rafael Bustillo en 1863, según El Libro del Mar.
La creciente importancia del guano en el Litoral boliviano, unida al hecho de que Bolivia contaba con escasa población en el departamento del Litoral y muy reducidos medios para hacer valer su autoridad, llevó a numerosos aventureros chilenos a establecerse en aquel territorio desde inicios de la década de 1840, señala el libro que fue presentado la anterior semana.
Éstos ciudadanos comenzaron a realizar explotaciones sin autorización de Bolivia, "como consecuencia, Chile pretendió extender su soberanía hasta el paralelo 23°, en territorio boliviano”. Entonces, el Gobierno boliviano protestó formalmente y quiso solucionar este asunto de manera diplomática y cordial.
El primer tratado que firmaron Chile y Bolivia fue el 10 de agosto de 1866 y fijó como límite el paralelo 24° de latitud sur y la mancomunidad de explotación del guano, los metales y los minerales en el territorio comprendido entre los paralelos 23° y 25°.
El 6 de agosto de 1874, se firmó el segundo Tratado de Límites entre Bolivia y Chile. En virtud del mismo se confirmó la línea divisoria en el paralelo 24° y los derechos de explotación chilena hasta el paralelo 23°.
Adicionalmente se acordó que las personas, industrias y capitales chilenos no serían gravadas con nuevos impuestos durante 25 años. Al año siguiente se firmó un Protocolo Complementario al Tratado de 1874, que estableció el arbitraje como medio para la solución de cualquier controversia.
Sin recurrir al arbitraje previamente acordado, las tropas chilenas invadieron el puerto boliviano de Antofagasta el 14 de febrero de 1879 sin previa declaratoria de guerra.
"Bolivia fue arrastrada a una guerra que no buscó”, señala una parte del libro oficial presentado por el presidente Evo Morales.

viernes, 20 de junio de 2014

Académicos debaten sobre rol femenino en la Guerra del Chaco

La mujer en la Guerra del Chaco, las relaciones diplomáticas con el Paraguay y la ingeniería en esa contienda bélica, son las conferencias que darán inicio al II Encuentro de Historiadores que arrancó ayer en la Casa Municipal de Culturas con la participación de más de medio centenar de investigadores.

Dirigido particularmente a estudiantes de Historia y profesionales de áreas afines, se anunció la llegada de expertos de Santa Cruz, Tarija, Sucre, Potosí y La Paz. Además, se duent con conciertos de la Orquesta Sinfónica de Oruro (Hrs. 17.00 en el Teatro Modesta Sanginés). Como parte del evento, organizado por Metanoia Educación Virtual, la Comisión Episcopal de Educación y de la Universidad Mayor de San Andrés, el Museo de la Revolución Nacional (plaza Villarroel) abrió una muestra fotográfica con imágenes únicas de la Guerra del Chaco.

“La finalidad del Encuentro es aclarar nuestra historia. Hay muchos mitos en torno a ella que necesitan esclarecerse. Los expositores invitados hablarán sobre el papel de la mujer, la cantidad real y fundamentada de kilómetros perdidos. Boquerón, que en realidad fue un territorio paraguayo, la visión del indígena, el papel que realmente cumplió Germán Busch, el rol desarrollado por la Iglesia Católica en la contienda, la cantidad real de muertos. En fin, una serie de verdades a medias que están impresas en libros y se las conoce como la historia oficial”, señaló Julio Irahola, uno de los principales impulsores.

Agregó que todos estos aspectos –debidamente documentados– serán develados en las conferencias y paneles por los investigadores que no son exclusivamente historiadores “Habrá una mirada de distintos ángulos”, afirmó Ana María Suaznabar de la carrera de Historia de la UMSA.

El Encuentro espera la asistencia de estudiantes de las carreras de Historia y Literatura. El costo de ingreso a las ponencias es de Bs 80 para estudiantes y Bs 120 para profesionales. El ingreso a la proyección de los documentales y la exposición es libre.

PONENCIAS

De acuerdo al rol de exposiciones, las siguientes intervenciones tienen relación con los temas En el fragor de la guerra: Máximas de 1933 (Edwin Bequer Álvarez); Testimonios de la Guerra del Chaco de los últimos sobrevivientes (Fabrizio Cazorla Murillo) y Práctica de la medicina en la Guerra del Chaco (Gastón Cornejo Bascopé).

Figuran, asimismo, investigaciones relacionadas a los Religiosos en la Guerra del Chaco (Guillermo Calvo Ayaviri); El espionaje en la Guerra del Chaco (Guillermo Mejillones); Tratado de Paz con Paraguay y los emprendimientos de Germán Busch (Herland Vhiestrox Herbas) y la primera batalla de Nanawa: la experiencia de la clase media boliviana en la Guerra del Chaco (Joaquín Loayza Valda); Referencias bibliográficas de la guerra del chaco 1874 – 2013 (Luis Rea Romero) y la Movilización de Oruro en 1932 (Maurice Cazorla Murillo)

Para la última jornada (sábado 21) se ha previsto abordar temas vinculados a Los olvidados de Boquerón Oscar (Jesús Elías Lucero); Datos aclaratorios sobre la Guerra del Chaco Pablo Michel Romero); Análisis de culpables en un conflicto entre dos países pobres y tres pozos de petróleo (Rafael Archondo Pabón) , Participación de las unidades aéreas en la Guerra del Chaco (Ramiro Molina Alanes); Relaciones diplomáticas pre conflicto (Ramiro Prudencio Lizón); Los vehículos blindados en la Guerra del Chaco y las armas que pudieron usarse para combatirlos (Rodrigo Rosa Laserna); La Guerra del Chaco: una revisión histórica (Tomás Peña y Lillo Tellería).

Las jornadas estarán amenizadas con la actuación de Beatriz Méndez y Sachiko Sakuma, con boleros de la Guerra del Chaco (Hrs. 17:30) del viernes 20 y la Banda Municipal Eduardo Caba (18:30), el sábado 21.

El Encuentro prevé la proyección de videos en el siguiente orden: miércoles 11 y jueves 12, hrs. 10:00 y 18:30. Iyambae en la Guerra del Chaco, El infierno en la Guerra del Chaco, Boquerón en el Museo de la Revolución Nacional (Plaza Villarroel). Jueves 19 y sábado 20, horas 10:00. Iyambae en la Guerra del Chaco, El infierno en la Guerra del Chaco en el Cine Teatro Municipal 6 de Agosto.

Apoyan la realización del Encuentro, el Instituto de Investigaciones Históricas, Instituto de Investigaciones Educativas, Fe y Alegría Bolivia; Sociedad de Geografía, Historia y Estudios Geopolíticos de Cochabamba; Sociedad Geográfica y de Historia de Sucre y la Casa Editorial Bienaventuranzas, son instituciones que aportaron a la organización del evento. (Erbol)

jueves, 19 de junio de 2014

Oruro en la segunda Jornada de Historiadores de Paraguay y Bolivia

La Orquesta Sinfónica de Oruro bajo la dirección de Jesús Elías, así como los hermanos Cazorla, connotados historiadores de nuestro departamento, representarán a la Capital del Folklore de Bolivia en la segunda jornada de historiadores de Paraguay y Bolivia.

La actividad lleva el denominativo exacto de II Encuentro Nacional sobre Historia de la Guerra del Chaco, que se desarrolla a partir de hoy en la ciudad de La Paz, con conferencias, exposiciones, música y cine referente al encuentro bélico más reciente de la historia boliviana.

Uno de los representantes orureños, Maurice Cazorla, explicó que se tiene un gran material que se presentará en este encuentro, mostrando el aporte histórico que tiene Oruro en este tipo de actividades, además de destacar la presencia de la Orquesta Sinfónica que presentará un repertorio acorde a las partituras que nacieron durante la Guerra del Chaco o inspiradas en este hecho.

"Se hará en la ciudad de La Paz, un encuentro a nivel de Bolivia y del Paraguay, ahí participa la Orquesta Sinfónica de Oruro, con la lectura de cartas, y además de conferencias de Fabrizio Cazorla, Jesús Elías y la mía", informó.

"Música de la Guerra del Chaco" es el concierto preparado por la Orquesta Sinfónica de Oruro, que se presentará mañana a partir de las 17:30 horas en la Casa de la Cultura "Franz Tamayo" de la ciudad de La Paz.

La presencia de los tres historiadores orureños, miembros del Comité Departamental de Etnografía y Folklore de Oruro, Óscar Jesús Elías Lucero, Fabrizio Cazorla y Maurice Cazorla, tendrán la presentación de sus conferencias el sábado 21 de junio, con temáticas diferentes cada uno.

A partir de las 09:30 horas comenzará la presentación de Fabrizio Cazorla Murillo, con el tema "Testimonios de la Guerra del Chaco de los últimos sobrevivientes".

Posterior a esta presentación nuevamente un orureño entrará a exposición con el tema "Los olvidados de Boquerón", a cargo de Óscar Jesús Elías Lucero, a partir de las 11:00 horas.

Terminando la participación de Oruro con Maurice Cazorla Murillo y la presentación del tema "Movilización de Oruro en 1932", todas estas presentaciones se desarrollarán en la Casa de la Cultura "Franz Tamayo" de La Paz.

martes, 17 de junio de 2014

La Paz en los primeros años de la República

La Paz, 1845.- Un periodista francés destacado aquí, inconfundible su paso por las calles de La Paz, accedió a comentar por entonces su visión de la vida en esta ciudad.

Respecto a la parte edilicia de la misma, destacó “las calles son pendientes, extremadamente angostas, sucias y polvorientas por la carencia de empiedre. Las casitas de adobe de planta baja, ventanas pequeñas y con techos de paja las más y sólo algunas de tejas, se abren por anchas puertas reforzadas con clavos de cabeza labrada y cuelgan aldabones macizos, muchas lucen amplios balcones de madera de cedro tallada, donde florecen macetas de geranios, claveles, margaritas o rosas”.

En cuanto a la vida social en las calles, le llamó la atención ver a los campesinos circulando con sus asnos o llamas cargados de provisiones, sal o leña, así como los arrieros que conducen sus recuas que transportan (según averiguó) desde Tacna y Arica, odres de licor, ají, arroz y harina del Perú y artículos manufacturados de Europa, telas y ornamentos, llenando de ruido los espacios con el repique sonoro de las esquilas.

El francés dijo que también se distrajo “mirando cómo algunos vagos discurren lentamente bajo la sombra de los aleros portando una pequeña imagen de cobre sobre un platillo y recogiendo limosnas de los pulperos y mercachifles que, apostados detrás de sus mostradores, siguen con indolencia las peripecias de algún juego de azar en que están empeñados sus parroquianos y clientes”.

Destacó también el haber visto unos “chicos de pata desnuda, rotosos y sin som-brero, que corren haciendo volar sus cometas de papel seda tricolor y de largas caídas, pues la calle sirve para todos los usos y en un riachuelo de los muchos que hay se bañan las cabalgaduras y las mujeres del pueblo van a lavar sus ropas”.

Pero lo que más le llamó la atención de la vida transeúnte es que la “ circulación” no sea norma obligada de las ordenanzas municipales, que la gente circula en desorden y no protesta por ello. También pudo ver la existencia de tambos a donde llega pro-ductos del valle y los Yungas.

LOCALIZAN UNA FOSA CON RESTOS DE GUERRILLEROS

Con apoyo de estudiantes de la carrera de Antropología de la Universidad Mayor de San Andrés, investigadores de la Policía y la incansable labor de Martha Montiel, hija de uno de los combatientes, se pudo ubicar una fosa común próxima a la localidad de Teoponte, donde se cree, fueron sepultados los restos de los efectivos del Ejército de Liberación Nacional (ELN), tras haber sido fusilados por militares, informó el diario Alarma.

Muy temprano, el 19 de julio de 1970, alrededor de 70 dirigentes de la Confederación Universitaria Boliviana, obreros y voluntarios internacionalistas se dirigieron, desde la plaza Villarroel hacia el norte tropical paceño.

Meses antes, el ELN, fundado por Ernesto Che Guevara en noviembre de 1966 en el sudeste boliviano, había lanzado una proclama: Volveremos a las montañas.

Un núcleo de jóvenes idealistas, con escasa preparación militar, hizo realidad aquella consigna, aunque los insurgentes sostuvieron muy pocos combates con las fuerzas regulares del Estado.

Licenciados y fusilados. Desde las primeras acciones, el entonces presidente Alfredo Ovando dio la orden de aniquilar el foco guerrillero. Los uniformados rodearon la zona, que cinco años antes había sido descartada por Guevara para iniciar sus actividades, debido a que era fácilmente controlable.

Muy pronto, los combatientes descubrieron que las cosas no resultarían ni remotamente como las planificaron.

Hubo un grupo, entre los que se destacaron los hermanos Quiroga Bonadona y el cantautor Benjo Cruz, quienes pidieron su licenciamiento. Entregaron sus armas y uniformes antes de emprender el camino del retorno, pero fueron capturados por los militares, que los fusilaron. Cumplían órdenes provenientes de La Paz.

Otros, menos afortunados, como Néstor Paz Zamora, murieron de inanición, pues los víveres se acabaron pronto y el aislamiento impidió el abastecimiento regular de toda la zona.

La caída de Ovando y la ascensión a la Presidencia del general Juan José Torres, además de la acción de activistas de derechos humanos y de prelados católicos permitió que los sobrevivientes no fuesen asesinados como sus camaradas.

La lucha de una hija. Contra obstáculos y la indiferencia general, Martha Montiel, de nacionalidad chilena e hija de Tirso Montiel, uno de los integrantes de la columna, lucha desde hace varios años para recuperar los restos de su padre para que concluyan más de 40 años de desaparición forzada.

Montiel viajó a Teoponte, donde se entrevistó con el Alcalde de ese municipio y tras hacer nuevas pesquisas, presentó ante la fuerza anticrimen de La Paz un requerimiento para que se abra la tumba y se determine la identidad de las personas allí sepultadas.

En declaraciones formuladas a Alarma, el investigador policial Eloy Mamani dijo que "la fosa común con los cuerpos fue descubierta por la señora Montiel. Ella dice que leyó muchos libros y tomó contacto con el Alcalde de Teoponte y, así, por referencia de los pobladores dio con los cadáveres que se encuentran cerca del calvario de la zona".

domingo, 15 de junio de 2014

Las mujeres en la Guerra del Chaco

Fortaleza y entrega. Madres, esposas, hijas, enfermeras, madrinas, espías y hasta prostitutas, su rol fue fundamental para la supervivencia de las tropas, que necesitaban ser alimentadas, vestidas y sanadas.

Desde los inicios de la civilización, la mujer sufrió un trato discriminatorio en todos los ámbitos de la vida pública y privada. Definida como un ser que no poseía las capacidades suficientes para emitir su opinión referente a asuntos públicos, ni mucho menos formar parte de la vida política de los países. Es que existía la creencia de que las mujeres no eran aptas para trabajos intelectuales, solo debían dedicarse a las labores del hogar y por ello se les negaba incluso la oportunidad de acceder a una educación.

Existen monumentos, calles, plazas, donde se dice poco o nada de ellas, de su lucha por la libertad a la par de los hombres, del sacrificio de acompañarles a la guerra y sufrir junto con ellos las atrocidades de los combates, aguantando las inclemencias del tiempo, ingeniándoselas para cargar con suministros, comida, ropa y sus hijos, o haciendo el papel de espías.

En fin, fueron tantos los papeles que siempre cumplieron dentro de la sociedad donde la supremacía del hombre opacó la capacidad de la mujer demostrada en los momentos más trágicos de nuestra historia.

ACTUACIÓN DE LAS MUJERES

En Villazón, población fronteriza, fin de la línea férrea y comienzo del transporte en camión o a pie, sobresale el nombre de una gran dama, la señora Laura Rodríguez de Flores (descendiente del conde de Oploca don Calixto Yáñez) que se había educado en Francia y durante la Primera Guerra Mundial fue voluntaria de la Cruz Roja.

Ella se encargó de reunir a las mujeres de Villazón y organizar la Cruz Roja, entrenándolas para los servicios de enfermería y ayudando a las autoridades civiles y militares, también creó el Hospital de Sangre en el local de la escuela “Cornelio Saavedra” para atender a los heridos y enfermos que llegaban del frente.

El Hospital fundado para la guerra por “Doña Laurita” (conocida así por los soldados) es el mismo que ahora existe y funciona en Villazón. El Cuerpo de Enfermeras fue fundado en base a la Cruz Roja Boliviana por las señoras Betsabé Montes de Montes, la Dra. Josefa Saavedra y las señoritas Concepción Deheza, Hortencia Montes, Angélica Merino y Olga Montaño, quienes instruyeron a las voluntarias en los hospitales del interior para los heridos que llegaban allí tras ser evacuados.

Una vez organizado y uniformado, el primer grupo de enfermeras, en su mayoría jovencitas menores de edad, ingresaron al Hospital de Sangre en fortín Muñoz el 2 de agosto de 1932, para después ser destinadas a los hospitales de sangre de Laguna Forcelios, Ballivián, Samaihuate, Puesto Burro, Villamontes, Tarairí, Macharetí.

Muchas de estas enfermeras murieron cumpliendo su deber en hospitales de primera línea, la mayoría ascendidas al grado de suboficial y algunas a subtenientes, continuaron en el hospital de Villamontes cuando esta zona era amenazada por el enemigo. Esas enfermeras fueron condecoradas con las medallas: Al Mérito; la Constancia; la Cruz de Ginebra y la Cruz Roja del Perú.

Un ejemplo claro de este valor es, sin duda, doña Juana Mendoza, esforzada mujer cochabambina declarada benemérita de la patria por su sacrificio como enfermera durante la Guerra. Ella se presentó en Roboré para luego ser enviada al Fortín Ravelo, donde junto a sus camaradas Pablita, Estafanía y Margarita se daba modos para atender a los heridos en precarias camas construidas con troncos, colchones de hojas y la total falta de condiciones y sin medicamentos necesarios.

Ella recuerda que los soldados llegaban al precario puesto de sanidad agonizando, “unos sin manos, otros sin pies, daba mucha pena verlos en ese estado. Poco se podía hacer para aliviar su dolor, solo contábamos con yodo y vendas para hacerlo”, dijó.

También vuelve a su mente como si fuese ayer la instrucción que recibían enfermeras y médicos de atender solo a aquellos que pudiesen sobrevivir por la falta de insumos y tiempo.

Mientras Juana Mendoza se seca las lágrimas recuerda que su participación no se limitaba a los puestos de sanidad instalados dentro de los fortines, en primera instancia “El Palmar” y luego “Pozo del Tigre”, donde la atención de los heridos se la realizaba en el campo de batalla, bajo la lluvia de balas enemigas, mientras en el fondo del ambiente se escuchaba el doloroso sufrimiento de los soldados que caían heridos.

Es de esta manera que la historia debe contar que además de los soldados que acudieron a esta nefasta guerra, las mujeres mostraron su coraje al enrolarse como enfermeras. Aun sabiendo que en el campo de batalla podían perder su vida, como muchas que la perdieron en el cumplimiento de su deber, otras cayeron enfermas, víctimas del ardiente y malsano clima de la región y no faltaron quienes fueron capturadas por las fuerzas paraguayas, pero en toda su labor desplegada estaba presente el amor por la Patria.

Al igual que en la Guerra del Pacífico, la mujer boliviana acudió a cumplir su sublime deber con los combatientes, llevándoles alivio y el amor maternal que solo ellas podían dar, emulando la abnegación de la Virgen María a su hijo en la Cruz, calmando su dolor al tenerlo en su regazo o escribiendo las palabras “Hijo Mío” en una carta destinada al frente de batalla.

Estas mujeres seguían las interminables columnas de combatientes que se dirigían al Chaco, los que eran padres, hijos, hermanos y esposos. Imitando a las mujeres que siguieron a Bartolina Sisa detrás de los guerrilleros de la Independencia, siguiendo el ejército del general Hilarión Daza, pasando los Andes para enfrentar al invasor chileno, organizando “Las Enfermeras de la Guerra del Pacífico”, a la cabeza de Andrea Rioja o aliviaban a los varones cargando algunas armas, munición y alimentos.

Ellas concurrieron a la Guerra del Chaco con igual patriotismo y mejor organizadas. Desde la partida del regimiento Azurduy con 400 soldados para reforzar el Chaco, las mujeres se volcaron a las estaciones de ferrocarril desde Viacha, Challapata, Uyuni, Atocha y Villazón llevando pan, café y té para los soldados. Levantando la moral de los que partían como la de los que volvían evacuados del frente por haber sido heridos. Esta actitud fue permanente e ininterrumpida hasta la desmovilización de las tropas que ocurrió tres años después de iniciada la guerra.

RELIGIOSAS PONTIFICIAS

Las religiosas de la Congregación de las Hermanas Pontificias ahora conocidas como las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, realizaron un trabajo importante en la contienda de la Guerra del Chaco, atendiendo a los heridos que llegaban con vida a territorio boliviano y preparándoles de forma espiritual eucarística en las parroquias del campo.

La fundadora de la congregación, madre Nazaria Ignacia, dispuso que las religiosas realicen funciones de enfermería; es así como una de las hermanas llegó a perder la vida porque llegó a contagiarse de una enfermedad que causó estragos en el campo de batalla.

Esta fue una de las razones para que la Madre Nazaria Ignacia abriera un primer banco de sangre en el hospital de Potosí.

La otra cara de la moneda, luego de una etapa de guerra, con la muerte de los soldados es la niñez que queda en orfandad.

Y por ello la Madre Nazaria determinó abrir el Asilo de los Huérfanos de Guerra, además de atender los requerimientos básicos de las víctimas, que en muchos casos se quedaron desprotegidas.

MADRINAS DEL CHACO

Era un compromiso ir a despedirlos a la estación, llevándoles flores, fotos dedicadas, escapularios, medallitas, detentes bordados, coca, dulces, cigarrillos y hasta un mechón de sus cabellos.

Es de imaginarse la emoción y el dolor de esas valientes jóvenes quienes como Madrinas de Guerra demostraron su valor y entereza al despedir a sus novios o enamorados a una muerte casi segura, pues nadie tenía la certidumbre de que iba a regresar.

Estas madrinas también se encargaron de escribir noticias a las madres, contándoles que habían visto a sus hijos, que estaban bien y mucho más pero inclusive tuvieron la dolorosa misión de comunicarles que sus seres queridos habían caído gloriosamente en acción.

Cientos, sino miles de mujeres ofician de madrinas, compañeras de abandonados combatientes, quienes intentan sobrevivir solo para leer una nueva carta. Muchos romances nacen al calor de la correspondencia. Es un hecho: solo el amor puede espantar a la muerte.

De todos los oficios, quizá el más noble y sentido es el de Madrina de Guerra, mujeres de todas las edades toman a su cargo el apoyo de los soldados.

En esas circunstancias apareció la moda de nombrar “Madrinas de Guerra”, la cual fue copiada también por los paraguayos, estos nombramientos llegaron a ser una verdadera institución. Generalmente se nombraba “Madrina de Guerra” a la novia o a la “chica”, así como a una dama distinguida de la sociedad amiga de la familia.

Los soldados iban a visitar la casa de la “futura madrina”, donde eran recibidos con mucho cariño y consideración, después de los saludos de rigor.

La plática se centraba en conocer el regimiento al que debían pertenecer, el nombramiento que no se podía rechazar, pues no era algo honorario sino que constituía un deber cívico, y quién se iba a negar proteger mediante los rezos y desvelos a un joven que iba a defender el suelo boliviano.

Una Madrina de Guerra se comprometía a escribirle, rezar por él, velar por su madre, por sus hermanas, visitarlas, acompañarlas.

EL “DESTACAMENTO L”

Dentro de los movimientos y estrategias en el campo de batalla los soldados tuvieron que retroceder el frente de combate desde los fortines de Alihuatá, Gondra y Nanawa a las proximidades de Ballivián.

Este movimiento les permitió acortar la ruta de acceso a las trincheras y así se facilitó el aprovisionamiento del ejército; claro que también contribuyó el mayor número de camiones y mejor organización del servicio de etapas. De esta manera el “rancho” y el “repete” pudo substanciarse con algo de carne y papa y en alguna oportunidad con arroz, cebollas y alguna otra legumbre.

Pero el Comando Superior consideró que había llegado el momento de atender a otras necesidades del regimiento. Un tema que poco se hablaba pero que a la larga era considerado una necesidad. Durante la primera mitad de la campaña, las penurias físicas y la pobrísima alimentación adormecieron el deseo sexual de la tropa, pero ahora el ambiente era diferente y la tensión se hacía evidente.

Es así como un día de abril llegó a la población de Ballivián un avión con 13 prostitutas, dirigidas por una celestina. Los primeros días las damicelas fueron invitadas a la casa del Jefe del Primer Cuerpo, donde él y las primeras autoridades se entregaron a una desenfrenada fiesta que duró varias jornadas.

La conductora del grupo, a quien aparte de su volumen físico era conocida como “La Trimotor”, por su capacidad para atender y despachar soldados, de tres en tres, se convirtió en una de las figuras más populares de la campaña.

Luego tocó el turno a los oficiales que se encontraban en las trincheras. Ellos fueron a visitar a las damas de compañia en la casa que había sido puesta a su disposición y finalmente Ester, Lolita y sus compañeras entregaron sus favores a la tropa del fortín.

Cumplida su tarea en el Primer Cuerpo ellas fueron puestas bajo las órdenes del coronel “L” y trasladadas a otros sectores.

El hecho de que la Sanidad Militar supiese que padecían de enfermedades venéreas, no fue el freno para que el “Destacamento L” continuase su gira.

Luego de cumplir su trabajo frente al campo de batalla el “Destacamento L” terminó en una casa de prostitución en Villamontes.

Celebran cese de hostilidades entre Bolivia y el Paraguay

Como parte de las actividades al cese de hostilidades de la Guerra del Chaco (1932- 1935) ayer se realizó la parada militar en honor al descubrimiento del monumento del Capitán Víctor Ustáriz Arce en la avenida Beijing.

Del evento participaron autoridades políticas, militares, asociación de Cochabamba de Ex Combatientes Beneméritos del Chaco y población en general. El oficial superior de Cultura de la Alcaldía de Cochabamba, Uvaldo Romero, informó que el monumento a Ustáriz es un esfuerzo compartido con los vecinos de la OTB Chávez Rancho de la Comuna Molle, quienes tuvieron la iniciativa de conformar hace algunos años atrás, un Comité Impulsor Pro Monumento del Capitán Víctor Ustáriz, que logró reunir los fondos para construir el monumento, obra apoyada por el municipio con la construcción del entorno, el pedestal, la rotonda y el ornato público correspondiente.

“A los jóvenes, les digo esto, no debemos ir a la guerra, tenemos que buscar la unidad del país, vivimos en tiempos de paz y de amistad”, dijo uno de los excombatientes, Héctor Baldivieso que celebró el cese de hostilidades.

Don Héctor acudió al encuentro bélico a sus 15 años de edad, hoy, el tiene 97 años, recuerda con mucha nostalgia y dolor los tres años de guerra, “me fui muy joven”, comentó en el acto de homenaje a Ustáriz Arce.

Sólo 162 ex combatientes de la Guerra del Chaco sobreviven actualmente en Bolivia

La Guerra del Chaco, que enfrentó a Paraguay y Bolivia, se desarrolló entre 1932 y 1935, por el control del Chaco Boreal. En los tres años que duró la guerra, Bolivia movilizó 250.000 soldados y Paraguay 120.000. En el enfrentamiento hubo una gran cantidad de bajas: 60.000 bolivianos y 30.000 paraguayos. Las enfermedades, tanto físicas como psicológicas, la característica hostil del teatro de operaciones, y la falta de agua y alimentación produjeron, no solo, el mayor porcentaje de bajas, sino que afectaron la salud de los sobrevivientes, incluso de por vida.

En 1968, a través de un Decreto Supremo, se instituyó al 14 de junio como el “Día del Excombatiente”, para honrar a los soldados de la Patria quienes defendieron nuestra heredad en la Guerra del Chaco.

Los afiliados registrados en la Confederación Nacional de Excombatientes de la Guerra del Chaco, son 50.046. En la actualidad, el número de excombatientes de la Guerra del Chaco, registrados en todo país, es de 162, según la Confederación Nacional de excombatientes de la Guerra del Chaco (ConExChaco).

Los excombatientes sobrevivientes superan 98 años.
El Chaco boliviano en la actualidad
Fuente: INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA

Fuente: INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA

El Chaco boliviano es una vasta región semi-árida a semi húmeda, comprende una superficie de 127.755 km², fue escenario de la última guerra por territorios que tuvo lugar en Sudamérica (1932 – 1935), la Guerra del Chaco, un conflicto bélico entre Bolivia y el Paraguay.

Según datos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2012, realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la región del Chaco ubicada en los departamentos de Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca, registró una población censada de 340.190 habitantes, 175.094 hombres y 165.096 mujeres, Yacuiba es el municipio con mayor cantidad de habitantes 91.998 y Huacaya con la menor cantidad de habitantes 2.426.

El Chaco se registró 90.232 viviendas particulares, de las que 80.660 contaron con habitantes presentes, 7.922 viviendas desocupadas y 1.650 viviendas colectivas
Producción de hidrocarburos

En el año 2013, la producción de petróleo condensado en los departamentos de la región del Chaco (Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca) alcanzó a 15.417.242 barriles. La explotación de Gas Natural registró 719.516.262 de pies cúbicos en 2013.

Áreas Protegidas
Fuente: INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA

Fuente: INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA
Bolivia tiene 22 áreas protegidas distribuidas en los nueve departamentos; en la región del Chaco se encuentran tres: Kaa-Iya del Gran Chaco, ubicada en el departamento de Santa Cruz, al límite con la República del Paraguay, con extensión de 3.467.730 hectáreas, y una participación en porcentaje de 19,9%; Aguaragüe, ubicada en el departamento de Tarija, de 111.683 hectáreas, y porcentaje de 0,6%, e Iñao ubicada en el departamento de Chuquisaca, con una extensión de 263.090 hectáreas, lo que representa el 1,5%.


viernes, 13 de junio de 2014

II Encuentro de Historia develará secretos de la Guerra del Chaco

Conferencias magistrales, paneles, documentales y una exposición fotográfica que desmitificarán algunos pasajes de la historia oficial sobre la Guerra del Chaco forman parte del “II Encuentro de Historia”, que reunirá a 56 expertos de Santa Cruz, Tarija, Sucre, Potosí y La Paz, del 19 al 21 de junio en la Casa de la Cultura de la Sede de Gobierno.

El evento se llevará a cabo del 19 al 21 de junio, aunque las actividades paralelas como la muestra de valiosas fotografías de coleccionistas privados, la proyección de videos y el estreno del documental realizado por Pablo Michel, comenzó días atrás.

Luego de que los pormenores sean explicados en una rueda de prensa se entendió que el evento es de gran importancia para el país.

“La finalidad del Encuentro es aclarar nuestra historia. Hay muchos mitos en torno a ella que necesitan esclarecerse. Los expositores invitados hablarán sobre el papel de la mujer, la cantidad real y fundamentada de kilómetros perdidos; Boquerón, que en realidad fue un territorio paraguayo. La visión del indígena, el papel que realmente cumplió Germán Busch, el rol desarrollado por la Iglesia en la contienda, la cantidad real de muertos; en fin, una serie de verdades a medias que están impresas en libros y se las conoce como la historia oficial”, señalaron.

Agregó que todos estos aspectos –debidamente documentados– serán develados en las conferencias y paneles a realizarse en la Casa Municipal de Culturas por los investigadores que no son exclusivamente historiadores. “Habrá una mirada de distintos ángulos” afirmó María Suasnabar, docente de la carrera de Historia de la UMSA.

El Encuentro espera la asistencia de estudiantes de las carreras de Historia y Literatura. El costo de ingreso a las ponencias es de Bs 80 para estudiantes y Bs 120 para profesionales. El ingreso a la proyección de los documentales y la exposición es libre.

Apoyan la realización del Encuentro, el Instituto de Investigaciones Históricas, Instituto de Investigaciones Educativas, Fe y Alegría Bolivia; Sociedad de Geografía, Historia y Estudios Geopolíticos de Cochabamba; Sociedad Geográfica y de Historia de Sucre y la Casa Editorial Bienaventuranzas, son instituciones que aportaron a la organización del evento.

jueves, 12 de junio de 2014

II Encuentro de Historia aborda la Guerra del Chaco



Bolivia fue uno de los primeros países en comprar tanques para la Guerra del Chaco; sin embargo, se enfriaban en agua y en ese clima fueron inútiles. Mitos e historias como ésta serán abordados del jueves 19 al sábado 21 en el II Encuentro de Historia.

“22 expositores brindarán conferencias sobre la Guerra del Chaco durante tres días. Para la población son temas que pueden resultar desconocidos”, indicó Julio Irahola, gerente de Metanoya (institución de educación virtual) y organizador del evento a realizarse en la Casa de la Cultura (Mariscal Santa Cruz esquina Potosí).

La primera versión de esta sesión se llevó a cabo en 2012 bajo el nombre de I Encuentro de Historia Religiosa, Educativa y Militar en Tierras Bajas de Bolivia.

“Aquella vez lo organizamos con la Comisión Episcopal de Educación y Metanoya. Vimos que había muchas investigaciones sobre tierras altas, pero no sobre tierras bajas”, explicó el también doctor en educación.

Para esta ocasión, la cita gira en torno a la guerra que enfrentó a Bolivia y Paraguay de 1932 a 1935 por el control del Chaco Boreal. Se contará con expositores en Ciencias Políticas, de Historia y militares de carrera, por lo que se brindará una mirada multidisciplinaria. “La idea es que cada año este encuentro se realice en diferentes ciudades del país con temas distintos”, remarcó.

Este año participan conferencistas de casi todo el país, menos de Tarija y Pando. “Lanzamos una convocatoria por la que nos llegaron ponencias que seleccionamos para la conferencia”, indicó Irahola. “Hay muchas cosas que se han olvidado en la historia de Bolivia, como que Boquerón nunca fue un fortín boliviano, sino paraguayo y que se tomó en 1928 como represalia a una invasión”.

En el encuentro también se abordará la participación de unidades aéreas en importantes batallas protagonizadas por Bolivia, acuerdos diplomáticos para recobrar territorios perdidos, la participación de religiosos como catalizadores del conflicto, el rol de las mujeres en la economía urbana, el divorcio civil y revueltas en el altiplano, entre otros temas.

“Muchos desconocen sobre la prohibición de usar alcohol durante el conflicto con Paraguay para evitar que las tropas se embriaguen; ante eso, para las operaciones o curar heridas, se usaba querosén”, sostuvo el educador.

Destaca también el rol de los músicos que, además de ser la banda de guerra, hacían boleros de caballerías y alegraban con sus tonadas la moral de los combatientes. “Hemos sido adoctrinados en nuestra propia historia sin cuestionarla y en las conferencias lo vamos a hacer”.

También se organizan sesiones musicales con Beatriz Méndez y Sachiko Sakuma, la Orquesta de Cámara de Oruro y la Banda Municipal Eduardo Caba. Paralelamente, se proyectarán videos sobre la contienda bélica en el Cine Teatro Municipal 6 de Agosto.

El evento se desarrollará de 08.30 a 12.30 y de 15.00 a 18.30. El costo es de Bs 80 para estudiantes y de Bs 120 para profesionales.

II Encuentro de Historia aborda la Guerra del Chaco



Bolivia fue uno de los primeros países en comprar tanques para la Guerra del Chaco; sin embargo, se enfriaban en agua y en ese clima fueron inútiles. Mitos e historias como ésta serán abordados del jueves 19 al sábado 21 en el II Encuentro de Historia.

“22 expositores brindarán conferencias sobre la Guerra del Chaco durante tres días. Para la población son temas que pueden resultar desconocidos”, indicó Julio Irahola, gerente de Metanoya (institución de educación virtual) y organizador del evento a realizarse en la Casa de la Cultura (Mariscal Santa Cruz esquina Potosí).

La primera versión de esta sesión se llevó a cabo en 2012 bajo el nombre de I Encuentro de Historia Religiosa, Educativa y Militar en Tierras Bajas de Bolivia.

“Aquella vez lo organizamos con la Comisión Episcopal de Educación y Metanoya. Vimos que había muchas investigaciones sobre tierras altas, pero no sobre tierras bajas”, explicó el también doctor en educación.

Para esta ocasión, la cita gira en torno a la guerra que enfrentó a Bolivia y Paraguay de 1932 a 1935 por el control del Chaco Boreal. Se contará con expositores en Ciencias Políticas, de Historia y militares de carrera, por lo que se brindará una mirada multidisciplinaria. “La idea es que cada año este encuentro se realice en diferentes ciudades del país con temas distintos”, remarcó.

Este año participan conferencistas de casi todo el país, menos de Tarija y Pando. “Lanzamos una convocatoria por la que nos llegaron ponencias que seleccionamos para la conferencia”, indicó Irahola. “Hay muchas cosas que se han olvidado en la historia de Bolivia, como que Boquerón nunca fue un fortín boliviano, sino paraguayo y que se tomó en 1928 como represalia a una invasión”.

En el encuentro también se abordará la participación de unidades aéreas en importantes batallas protagonizadas por Bolivia, acuerdos diplomáticos para recobrar territorios perdidos, la participación de religiosos como catalizadores del conflicto, el rol de las mujeres en la economía urbana, el divorcio civil y revueltas en el altiplano, entre otros temas.

“Muchos desconocen sobre la prohibición de usar alcohol durante el conflicto con Paraguay para evitar que las tropas se embriaguen; ante eso, para las operaciones o curar heridas, se usaba querosén”, sostuvo el educador.

Destaca también el rol de los músicos que, además de ser la banda de guerra, hacían boleros de caballerías y alegraban con sus tonadas la moral de los combatientes. “Hemos sido adoctrinados en nuestra propia historia sin cuestionarla y en las conferencias lo vamos a hacer”.

También se organizan sesiones musicales con Beatriz Méndez y Sachiko Sakuma, la Orquesta de Cámara de Oruro y la Banda Municipal Eduardo Caba. Paralelamente, se proyectarán videos sobre la contienda bélica en el Cine Teatro Municipal 6 de Agosto.

El evento se desarrollará de 08.30 a 12.30 y de 15.00 a 18.30. El costo es de Bs 80 para estudiantes y de Bs 120 para profesionales.

martes, 10 de junio de 2014

Inician exposición y charlas sobre la Guerra del Chaco

Con una muestra de historia fotográfica, el Departamento de Patrimonio y Servicios Culturales de la Oficialía de Cultura y el Centro Bibliográfico e Histórico Carlos Canelas Canelas del periódico Los Tiempos, se dio inicio ayer a un programa de actividades que se extenderá hasta el próximo 19 de junio con el objetivo de ofrecer a la población documentación sobre la Guerra del Chaco.

El programa, organizado a propósito de conmemorarse los 79 años de la firma del armisticio con Paraguay, busca también cimentar conciencia y rendir homenaje a los héroes que defendieron el Chaco Boreal.

El programa prosigue mañana con el inicio de la exposición bibliográfica con más de un centenar de libros que hacen referencia al conflicto bélico.

La actividad incluye la proyección de tres documentales sobre el tema: “Homenaje”, “Apocalipsis verde” y “Entrevista a un sobreviviente”.

También se dictarán conferencias magistrales a cargo de Andrés Sevillano y Xavier Jordán.

Para el viernes 13 está programada, en el mismo espacio, la presentación de una Guía Bibliográfica. El sábado 14 de junio se realizará una parada militar y se inaugurará el monumento al capitán Víctor Ustáriz (en la avenida del mismo nombre y esq. Melchor Pérez), una de las figuras más destacadas de ese tiempo, nacido en Tarata en 1897 y muerto en la batalla de Boquerón.

La misión Francisco Burdett O'connor al Litoral Boliviano

Desde el nacimiento de Bolivia (1825), hasta el inicio de la denominada Guerra del Pacífico (1879) diversos científicos, cartógrafos, geógrafos, exploradores, marineros y militares desembarcaron en el Litoral Boliviano y registraron en informes, memorias de viaje, apuntes y descripciones sobre la riqueza mineral, vegetal y experiencias personales de cuando estuvieron en esta región del Pacífico.

En ese sentido, en este trabajo describiremos y presentaremos uno de estos apuntes, que son parte de las memorias de Francisco Burdett O’connor. Para entender de una mejor manera, sobre quien fue este personaje, Julio Díaz Arguedas, nos menciona: “nació en la ciudad de Cork, Irlanda, el 12 de junio de 1791. Estudió en colegios y escuelas militares francesas…en junio de 1819 se embarcaba con cien oficiales y otros tantos de tropa formando la legión inglesa, la misma que desembarcaba en América o Colombia, en los últimos días de febrero de 1820 para ponerse a órdenes del gran Simón Bolívar, que acababa de proclamar la libertad e independencia de los americanos. O’Connor tenía en ese momento 18 años de edad.

Desde ese momento fue un infatigable luchador por la causa de la independencia americana y por el engrandecimiento de Bolivia. Asistió a las batallas por la causa libertaria con Bolívar y Sucre, y más tarde, ya en Bolivia, a las de la Confederación con Santa Cruz, ganando merecidos honores y grados militares hasta el de general de división.

Ya un tanto cansado se radicó definitivamente en la ciudad de Tarija, una de cuyas provincias lleva su nombre como premio a su constante labor bolivianista y en bien de Tarija, ciudad donde había formado su hogar. Falleció a la edad de 80 años el 5 de octubre de 1871” 1.

En este contexto, a fines de octubre de 1825, mientras permaneció el coronel Francisco Burdett O’Connor, en la ciudad de Tarija, le llegó una nota oficial emitida el 25 de ese mes, por el Gral. José Antonio de Sucre, que le ordenaba, por disposición del Libertador Simón Bolívar, lo siguiente:

“…marche a la provincia de Atacama a hacer el mas prolijo reconocimiento, i levantar un plano de sus costas; al mismo tiempo que forme US. los mas esplicados detalles que acompañen a los planos i reconocimientos. Hai tres puertos de que puede escojerse el mejor; que son el que se llama de Atacama, el de Mejillones i el de Loa; los dos primeros no tienen agua, i el último que por ser un río, dicen que no es bueno en su fondeadero, aunque el Libertador tiene por él inclinación, por tener ya ese río, i porque es el más cerca de Potosí. Si fuere totalmente desechable, es menester examinar los otros dos, o cualquiera otro, i ver de donde se lleva agua, en el concepto de que sea cual fuere el que se elija, ha de considerarse, que allí debe fundarse una ciudad o un gran pueblo. Es preciso calcular que el agua que se lleve sea bastante, no solo para el consumo de los habitantes i de las bestias que se empleasen en el tráfico, sinó también para regar el terreno, en que han de sembrarse muchos alfalfares i también las legumbres i artículos de consumo para la población, i aun para proveer de algu-nos objetos a los buques. Por supuesto que con un examen prolijo de todo, formará US. un presupuesto del costo que se causaría en llevar toda esa agua al puerto.- Después de esta primera dilijencia, debe practicarse la de reconocer cual sea el mejor camino de ruedas o de carro que pudiese abrirse desde el puerto a Potosí, o a cualquiera de las ciudades de el Alto Perú…” 2.

Sobre la misión de Francisco Burdett O'con-nor, de partir al Litoral Boliviano cumpliendo la orden de Sucre, este gran militar irlandés, anotó: “pocos días después, en cumplimiento de esta orden salí de Tarija y me dirigí a la Villa de Tupiza, llevando de ayudante al cadete Matilde Rojas, tarijeño, y un sirviente mío, colombiano” 3.

De Tupiza, se dirigió a la rinconada de Salta, luego llegó a las minas de oro de Santa Rosa. Partió después hasta Tocanao, “el primer pue-blo de la costa de Atacama, pasando por la cordillera” 4, en este pueblo lo dejó a Fermín Torres. Posteriormente llegó a San Pedro de Atacama, la capital de la provincia, donde encontró al capitán Casanova y la compañía de Cazadores del Batallón Segundo del ejército del Perú. Pasó dos días en esta población bus-cando burros fletados y cebada en grano para las mulas. En ese lugar luego dejó al cadete Rojas, sus equipajes y mil pesos con el capitán Casanova y partió a la población de Calama, con su asistente y los arrieros de las cargas de forraje. Recorrió Calama, Chacance y Cu-lupo, llegando a Cobija sin novedad, aunque el principal problema que tuvo fue la falta de agua. Sobre esta última población, escribió: “en Cobija no encontré más que un hombre, cochabambino, llamado Maldonado. Este me dijo que habían muerto de viruelas todos sus changos, pescadores de lobos, que no había más viviente en el puerto que él y su hermano, que había traído todos los santos de la Iglesia, que se hallaba abajo en la playa, á su casa, para que no se apestasen, y dormí esa noche en su casa con todos ellos” 5.

Al día siguiente llegó al puerto de Cobija el bergantín de guerra colombiano ‘Chimbora-zo’, con la orden de llevarlo y reconocer todos los puertos solicitados en sus instrucciones. Sobre el puerto de Cobija, inspeccionó que: “tenía el mejor fondo para anclar y el puerto más cómodo también, aunque escaso de agua”6. Luego se separó de la embarcación comandada por el comodoro Carlos Wright, en el puerto de Loa, que según el coronel irlandés “no es más que una rada, y con el agua del río Loa, tan salada que no se puede beber” 7. Re-ferente al puerto de Mejillones, declaró: “es hermoso, pero carece de agua. El de Paposo tiene río con pescado que le entra, pero el tránsito desde Paposo por tierra á Atacama no tiene una gota de agua, ni pasto, y por estas razones inverificable” 8. Posteriormente, el coronel irlandés continúo su recorrido por tierra, pero con anterioridad encargó al corre-gidor Maldonado llevar sus mulas hasta la boca del río Loa.

En Quillagua, Burdett O’Connor, se detuvo unos días y escribió: “este pueblo tiene una calle larga que corre de naciente á poniente, y se decía que esta calle era la línea divisoria entre el Alto y Bajo Perú; pero que habiéndose dado parte al rey que la guarnición que se mantenía en Arica, y que se relevaba mensual-mente, se enfermaba de una terciana muy mortífera se dio una real orden para que se retirase esa guarnición y que no se relevase más… Al poniente del pueblo de Quillagua, en la costa, hay un puerto que tiene por nombre Mamiño, entre Cobija y Loa. Lo reconocí con el comodoro. Tiene agua buena, contenida en el hueco de una peña en la costa. El puerto no sirve, ni hay tampoco terreno inmediato sobre que formar una población” 9.

Desde este poblado, despachó á su asistente á Atacama con la intensión de traerle los animales y equipajes dejados conjuntamente al cadete. Mientras tanto el coronel irlandés re-corrió las inmediaciones del pueblo y envió un informe pormenorizado al general Sucre, de las actividades realizadas. Transcurrido el tiempo llegaron a Quillagua, su asistente acompañado de lo citado anteriormente.

Luego partieron hacia la plaza de Manin, de la cual escribió: “este lugar había sido un potrero de alfalfares, pero dejado por la falta de agua… dejé los animales en Manin, y me dirigí á Huatacondo, un miserable lugar” 10. En esta localidad O’connor se alojó en la casa de un cura, luego retorno a Manin, posterior-mente se dirigió á Chiuchiu, para continuar su recorrido con dirección hacia Potosí, fijando puntos para hacer construir casas de posta, corrales y potreros. Sobre ello escribió: “Pasé por el cerro de San Pedro á la mano derecha, y el cerro Cebollazo á la izquierda, los dos de la Cordillera de los Andes, á Polapo, de aquí á Viscachilías, hasta San Cristóbal. De aquí al campo de Avilcha, con mucha piedra imán en todo el campo, y llegué á Potosí, por el cerro de Mauquí y Cebadillas, tardando en todas las pascanas para dar el debido cumplimiento á mi comisión” 11. De esta manera concluyó la exploración de Francisco Burdett O’Connor, al litoral boliviano.

A su regreso, inmediatamente entregó al ge-neral Sucre, su diario y un mapa de las costas bolivianas, además de todos los apuntes y declaraciones relativas á las demarcaciones de las costas. Al día siguiente dicho general lo mandó a llamar y le dijo: “que había examina-do con atención mi mapa, mi itinerario y mis datos tomados en el curso de mi comisión, y que estaba muy contento. Me dijo que iba á nombrarme jefe de Ingenieros de la Repúbli-ca” 12.

Pero su informe, tuvo como resultado que el Libertador Bolívar promulgué: “el decreto emitido el 28 de diciembre de 1825, habilitan-do el puerto de Cobija con el nombre de La Mar (en homenaje al gran mariscal José de La Mar, vencedor de Ayacucho), como la princi-pal vía marítima de la República” 13. De esta manera, fue refundado el antiguo puerto heredado de la Real Audiencia de Charcas, Cobija, que fue instituido en 1587 con la intensión de “establecer un puerto propio pa-ra Potosí por el cual exportara la plata a Europa en vez de hacerlo por Arica. Fue bau-tizada con el nombre de Puerto Santa María Magdalena de Cobija” 14.

A modo de conclusión, en palabras del pro-fesor Fernando Cajías, podemos decir que: “el viaje de O’Connor es de suma importancia, sobre todo porque… influyó enormemente en la habilitación de Cobija” 15, como vimos an-teriormente.

domingo, 8 de junio de 2014

Recuerda a los beneméritos de la Guerra del Chaco

Los antiguos terrenos de ganadería y de cultivos de caña pertenecientes a Hugo Chávez y Lucio Carrillo, por donde cruzaba una senda rumbo a Paurito, comenzaron a ser poblados desde 1977, siendo bautizados como barrio Héroes del Chaco en honor a los excombatientes de esa contienda bélica librada contra Paraguay entre 1932 y 1935, estableciéndose el 14 de junio como la fecha de fundación, por lo que el sábado cumplirá 37 años.

Uno de los pioneros del barrio es Clemente Huallpa, que hoy tiene una pequeña tienda en la avenida Sudamericana, y que recuerda que antaño era un curichal de 300 metros hasta llegar al cuarto anillo o hasta la avenida Tres Pasos al Frente.

“Todo ha cambiado para bien, porque tenemos varias calles con pavimento, aunque falta mejorar otras que siguen siendo intransitables cuando llueve”, anotó Huallpa.

“Faltan ser pavimentadas 48 cuadras, porque el barrio es grande, abarca la UV 91, pero gracias a la buena voluntad de la Subalcaldía del distrito 3 esperamos que nos las mejoren en el POA de 2015”, agregó Angélica Jaime, presidenta de la junta vecinal.

Asimismo, entre los ilustres dirigentes del barrio figura la exparlamentaria Delmira Villa.



Obras

Entre los atractivos del barrio se encuentra el parque cerrado Héroes del Chaco, inaugurado en octubre de 2009; en su interior se creó un paseo temático de señalizaciones y de semáforos donde se enseña a los niños acerca de las reglas de Tránsito.

Entre las vías que rodean la UV 91 están las avenidas Sudamericana y Tres Pasos al Frente, las cuales cuentan con aceras y buena arborización.

Además, los vecinos ven con buenos ojos la realización de la feria de Alasitas, pues le da movimiento al barrio.

También cuentan con un moderno local educativo para primaria, bautizado con el nombre de la barriada.

Pese a todas las obras que le han dado otra cara, aún persiste la presencia de grupos de pandilleros y drogadictos que no ocultan sus actividades en los alrededores del parque cerrado. “La Policía debe venir a controlar porque los malvivientes traen inseguridad”, dijo Mechi Polanco, otra vecina

JUAN MISAEL SARACHO



(Disertación del catedrático Dr. Octavio O'Connor d’Arlach, en la inauguración del Año Académico 1957)

Han transcurrido muchos días desde aquel en que se cumplieron cien años del nacimiento de uno de los más esclarecidos personajes tarijeños y de los más eminentes ciudadanos de Bolivia: el doctor Juan Misael Saracho. Ese centenario debió haberse celebrado en toda la República con todo el realce con que los pueblos suelen patentizar su justo reconocimiento a los hombres que laboraron arduamente por su engrandecimiento y su cultura. Entre los pueblos bolivianos ninguno estaba más llamado a magnificar esa fecha, desplegando el caudal de su emotividad, de su entusiasmo y ardor cívico, que esta tierra que es la del nacimiento del prócer y la que nutrió los sueños de su infancia y tempranamente acicaló su espíritu con las virtudes que habían de caracterizarlo en toda la trayectoria de su vida. Y en Tarija, correspondía, ante todo, a la Universidad “Juan Misael Saracho” consagrar un homenaje fervoroso y un recuerdo emocionado a aquel cuyo nombre tomó ella como égida y como lábaro para desenvolver su acción educativa inspirándose en el ejemplo del gran educador tarijeño.

Desafortunadamente, acontecimiento de tanta significación y trascendencia pasó casi inadvertido para el público, embargado por las preocupaciones políticas y económicas en que se debatía el país. La Universidad, entretanto, en pleno período de vacaciones y cuando la dispersión de profesores y alumnos hacía casi imposible la realización de actos académicos que revistieran la jerarquía deseable, vióse obligada a dejar transcurrir en silencio esa fecha, postergando su homenaje para la primera oportunidad que se le presentara, que es precisamente este acto solemne de la inauguración de su año lectivo. Ha querido, pues, que en él se exteriorizara el sentimiento de veneración y gratitud que catedráticos y alumnos, unánimemente, profesan a la egregia figura de Saracho, iniciándose, con esta breve disertación que me ha sido encomendada, la serie de actuaciones académicas destinadas a honrar su memoria. Procuraré esbozar, siquiera, los rasgos más salientes de su personalidad y de su obra.
Nacido en esta ciudad, el 27 de enero de 1857, cursó en ella sus estudios de primaria y de secundaria, destacándose entre sus condiscípulos por su claro talento y constante aplicación, cualidades que le hicieron, más tarde, brillar también en la Universidad. Es todo cuanto sabemos de esa primera etapa de su vida, que transcurrió, seguramente, con el ritmo sosegado y monótono que imprimía a Tarija su ambiente conventual, en la segunda mitad del siglo XIX. Vencidos los seis años de humanidades en el Colegio Nacional “San Luis”, su anhelo de cultura y de adquirir una profesión, lo lleva a Sucre, donde ingresa a la Universidad Mayor de “San Francisco Xavier”, que atrae, con su secular prestigio, a todos los bachilleres tarijeños. En 1873 se recibe de abogado, coronando así toda una serie de sacrificios que se impuso en aras de su vocación, pues no poseyendo bienes de fortuna, gran parte de su tiempo tuvo que dedicarlo a la lucha por la vida y, robando horas al sueño, a copiar, en las noches, los textos de estudio que le prestan sus compañeros, según solía él, más tarde, contar a sus amigos.
De Sucre se traslada a Camargo donde se entrega al ejercicio de la profesión, pero, sus inclinaciones a la docencia se imponen cada día con más fuerza a su espíritu y no tarda en fundar un establecimiento de secundaria al que bautiza con el nombre de “Liceo Porvenir”, exteriorizando así su invariable convencimiento de que el porvenir de la patria debía cifrarse, por encima de todo, en la educación. Se siente feliz pensando en el aporte que hará a la cultura y al progreso del país con ese hogar espiritual donde las jóvenes generaciones podrán adquirir los conocimientos humanísticos y prepararse para la universidad y para la vida; pero, muy pronto tiene que abandonarlo todo, pues ha estallado la guerra del Pacífico y él se apresura a cumplir el deber patrio con la plenitud de decisión y de fervor que suele poner en todo lo que hace. Forma el escuadrón Camargo con los profesores y alumnos del curso, y como segundo comandante de aquél concurre a la campaña. El desenlace de ésta, desastroso para Bolivia, amargó su corazón, pero afirmó, sin duda, su resolución de consagrarse a la enseñanza, pensando en que ella transformaría, andando el tiempo, las condiciones adversas en que nuestro país tuvo que afrontar al enemigo.
De regreso a Camargo, reanuda, en su Liceo, con renovado entusiasmo, sus actividades docentes. Sin embargo, poco después, busca para ellas y para su propio desenvolvimiento Intelectual, más amplios horizontes, y se traslada a Potosí. Allí, al lado de un selecto grupo de hombres de estudio, se ocupa activamente de la educación primaria, en cuyo terreno recoge observaciones y experiencias que le servirán más tarde para emprender, desde el Ministerio de Instrucción, las grandes reformas que han de consagrarlo como a un verdadero pionero de la educación boliviana. Funda el periódico “El Tiempo” que le brinda la oportunidad de difundir sus ideales y que pronto descuella, entre los órganos de la prensa nacional, como una tribuna de civismo, de honradez y de cultura.
La conducta siempre rectilínea de Saracho, la ponderación de su criterio, la serenidad y firmeza de su carácter, en una palabra, los altos quilates de su personalidad, acrecientan rápidamente su prestigio en un pueblo, que sin ser el suyo, lo rodea de sus simpatías y le tributa el reconocimiento de sus méritos. Elegido munícipe, su labor edilicia fue tan eficiente que en varios períodos fue, nuevamente, llevado a la comuna. Designado Director del Colegio “Pichincha” acepta gustoso el cargo encontrando en él otra oportunidad preciosa para ahondar su experiencia sobre educación secundaria. Designado Rector de la Universidad, la organiza y logra hacer de ella una entidad señera del progreso cultural y un verdadero foco de inquietudes espirituales. Posteriormente, el pueblo potosino lo elige su representante a la Convención Nacional que se reunió en Oruro en 1899, en la que Saracho se inicia con brillo en las lides parlamentarias, revelándose, sobre todo, como un expositor talentoso y convincente. Elegido senador por Tarija, en 1904, a poco de incorporarse a la Alta Cámara, deja su asiento del Senado para asumir las funciones de Ministro de Instrucción Pública y Justicia, bajo la presidencia de Montes. Luego, durante la administración de éste y de Villazón, desempeñará las carteras de Gobierno y Fomento y de Relaciones Exteriores y Culto. Elegido segundo vicepresidente en 1909, tocóle asumir transitoriamente la Presidencia provisoria de la Nación. En 1913, es elegido primer vicepresidente de la República, en cuya virtud le correspondió ocupar la presidencia del Senado, donde puso en evidencia su talento, su sagacidad y su tino extraordinario en la conducción de los debates.
Proclamado candidato a la Presidencia de la República por el período de 1917-1921, cuando el reconocimiento unánime de sus virtudes, sus prestigios de estadista y la popularidad que rodeaba su nombre en todos los distritos, hacían augurarle un triunfo rotundo en las urnas, la muerte vino a tronchar las esperanzas nacionales, sorprendiéndolo en la ciudad de Tupiza el 14 de octubre de 1915, mientras viajaba a Buenos Aires. Esta cruel jugada del destino privó a Tarija de uno de sus hijos más conspicuos y a Bolivia de un mandatario que habría sido, seguramente, uno de los más eminentes de su historia.
Es principalmente en la cartera de Instrucción Pública donde la figura de Saracho cobró mayor relieve, pues pocas veces la ocupó, en nuestro país, una mentalidad tan robusta, animada de un fervor patriótico tan sincero y de un anhelo tan hondo de resolver el problema educativo. Nadie, tal vez, antes de él, había meditado tanto sobre ese problema hasta hacerlo su preocupación constante, una especie de obsesión fecunda a la que nada podía sustraerlo y que parecía constituir la razón misma de su existencia.
Ágil en el pensar, pero cauteloso y metódico en la acción, jamás se precipita en la realización de sus proyectos, sino que, paso a paso, va ejecutando lo que en largas vigilias ha planeado minuciosamente. Dotado de una disciplina mental poco común y entregado al estudio y la lectura con avidez incesante, bebió en todas las fuentes los conocimientos que habría de utilizar para cumplir la gran misión que se había impuesto; pero también hizo acopio de la experiencia necesaria, que lo preservaría de las divagaciones teóricas, de los utopismos estériles, de los impulsos inocuos, que se malogran y se desvanecen en la realidad.
Contrasta el ritmo pausado que caracteriza a la reforma emprendida por él con la impaciente ligereza con que, en diversas épocas, se realizaron otras reformas educativas, de tan escasa vitalidad y consistencia, que pasaron fugazmente sin dejar huella alguna duradera. Empieza Saracho por reunir todos los datos a su alcance: analiza, compara, discrimina, para tener una visión clara de las fallas y deficiencias que, por entonces, aquejan al desenvolvimiento de la educación boliviana. Luego, convencido de que, principalmente, faltan en Bolivia verdaderos pedagogos, piensa que solo podría conseguirlos enviando a Europa grupos selectos de jóvenes que se empapen de la ciencia pedagógica y regresen luego a servir en el magisterio nacional; destaca al viejo Continente una comisión, encabezada por Daniel Sánchez Bustamante, encargada de estudiar los sistemas de enseñanza allí usados y cuyo informe serviría para la reforma que se propone; contrata pedagogos extranjeros para las escuelas y colegios del país; todo lo cual no le impide fundar al mismo tiempo, nuevas escuelas, importar material didáctico, fomentar la enseñanza rural y proyectar la primera Ley de Educación Indigenal.
Finalmente, se dicta el Plan General de Educación que es aprobado por la legislatura de 1908. Culmina así una larga serie de esfuerzos tesoneros para cimentar sobre nuevas bases la educación boliviana; pero la fecundidad de su propósito aún da margen para ir más allá de la obra realizada, y uno de sus mejores discípulos y colaboradores, precisamente Sánchez Bustamante que le sucede en el Ministerio, se encarga de completar esa obra fundando la Escuela Normal de Sucre, de la que se hace cargo la misión belga encabezada por Georges Rouma.
En torno a la obra de Saracho se han suscitado ardientes debates y apasionadas polémicas. Sus impugnadores le han reprochado lo que ellos llamaron su “extranjerismo” o sea el afán de buscar en otros países que no guardan similitud alguna con el nuestro, sistemas ajenos a la idiosincrasia del pueblo, a las necesidades del ambiente, en una palabra, a la realidad boliviana.
Naturalmente, la obra de Saracho no podía ser perfecta, siendo humana, pero es necesario situarse en la época en que a él le tocó actuar y comparar esa actuación con la de muchos otros de sus contemporáneos y predecesores para aquilatar en su justo valor el avance enorme que significaron sus realizaciones en materia de educación. Claro está que luego vendrá el filósofo de la educación boliviana, el gran Tamayo, que señalará rumbos quizá definitivos a la teoría educativa, pero nada podrá menoscabar la importancia de lo que nos legó el gran realizador que fue Saracho; prueba de ello es que pese a la versatilidad de nuestro país en el aspecto educativo, muchas de las reformas introducidas por él se mantienen vigentes en la actualidad. Su obra ha resistido al tiempo y a las pasiones políticas. El hecho de que el mismo Tamayo se haya educado en Europa y haya bebido gran parte de su saber en la Sorbona, antes de darnos, a su regreso a Bolivia, su magnífica “Creación de la Pedagogía Nacional”, parecería, hasta cierto punto, justificar la tesis de Saracho relativa al envío de jóvenes intelectuales a Europa. Por otra parte, la tendencia que irrumpe con Tamayo de crear una pedagogía nacional, de acuerdo con nuestras características raciales, con nuestros gustos y costumbres, puede considerarse como una consecuencia dialéctica de aquella tesis sustentada por Saracho. Sin ésta, no habríamos, tal vez, tenido aquélla.
De todo lo dicho podemos desprender que la figura del gran tarijeño está destinada a perpetuarse en nuestra historia como una de las preclaras de la República; y los fundadores de esta Universidad tuvimos una feliz inspiración al bautizarla con su nombre para cobijarla, como dije en otra oportunidad, “bajo la sombra tutelar del que fue un maestro en la plenitud de la palabra, un patriota en la acepción más pura del vocablo, un estadista dotado de una clara visión de la realidad, un político honrado, austero, de corte catoniano, cuya integridad moral jamás se mancilló en las deformaciones de la democracia criolla, un espíritu sereno, ponderado, vigoroso, ajeno al verbalismo y a los afanes retóricos, pero empeñoso en la acción y constante en la persecución de sus ideales, sobre todo un gran Ministro de Instrucción, que, al afrontar los sistemas de enseñanza abrió nuevos derroteros a la educación boliviana, convencido de que sólo preparando a las nuevas generaciones para las responsabilidades del ciudadano, es posible afianzar las conquistas democráticas de los pueblos, y acelerar su desenvolvimiento espiritual y material, cimentando sobre bases firmes el orden, la libertad y la justicia. Por todo eso y porque fue tarijeño de nacimiento y de corazón, en quien se conjugaron las mejores virtudes de la raza, Tarija se enorgullece de haber mecido su cuna y nosotros los de la Universidad “Juan Misael Saracho” buscamos en su recuerdo el ejemplo y la guía que iluminen nuestros pasos en la noble labor en que estamos empeñados”.

De la revista de la Universidad
“Juan Misael Saracho” N°s 18 y 19
Año VIII; Octubre 1957
Tarija - Bolivia

viernes, 6 de junio de 2014

En Bolivia, hace 90 años se instituyó el Día del Maestro

Con el objetivo de hacer un justo homenaje a los maestros del país, desde hace 90 años, cada 6 de junio se celebra el Día del Maestro. Esta fecha fue instituida por Decreto Supremo del 24 de mayo de 1924 durante el mandato gubernamental del presidente Bautista Saavedra.

La fecha está asociada a dos hechos importantes. El primero, relacionado con la fundación de la primera Escuela Normal de Profesores y Preceptores de la República -en 1909- en la ciudad de Sucre, durante la presidencia del general Ismael Montes. Esta escuela fue un homenaje a los 100 años de la gesta libertaria de 1809 en Chuquisaca.

El segundo, coincide con la fecha de nacimiento de Modesto Omiste Tinajeros, un pionero de la educación en el país, considerado “Padre de la educación boliviana”. Conocido como un polifacético educador, fundó escuelas, fue diplomático y periodista.

Omiste, maestro de maestros

Modesto Omiste Tinajeros, nacido el 6 de junio de 1840 en Potosí, dedicó su vida a la educación popular. Fue maestro de otros grandes de la educación del país, como es el caso de Juan Misael Saracho y Daniel Sánchez Bustamante, quienes tuvieron marcada influencia en su política educativa.

La personalidad y talento de Omiste lo llevaron a crear y orientar las escuelas municipales.

Fundó la primera Escuela Normal de Maestros de Sucre. Creó las escuelas "1º de Abril" (para niños) y "Juana Azurduy de Padilla" (para niñas), en 1883. Fue gestor de las Asambleas del Maestro, donde impartió modernos métodos pedagógicos para su tiempo, convirtiendo a las escuelas municipales en las abanderadas del país. Éstas funcionaron hasta el 9 de abril de 1952 y se reactivaron gracias a la Ley de Participación Popular.

Algunos escritores como Subieta Sagárnaga lo llamaron "El Sarmiento Boliviano", por su consagración a la enseñanza libre en todos sus grados y la influencia que tuvo en la Ley de Libertad de Enseñanza, aprobada un 22 de noviembre de 1872.

Hombre polifacético

Al margen de sus dotes de educador, Omiste fue periodista, abogado, historiador, diplomático y político. Fundó el periódico “El Tiempo” el 1 de enero de 1883, gracias a la imprenta que trajo consigo desde Filadelfia (Estados Unidos).

Asimismo, fue considerado precursor del periodismo nacional, debido a las múltiples tareas que desempeñó como funcionario de gobierno. En su imprenta publicó libros traducidos del inglés y del francés, cuya distribución fue gratuita en las escuelas municipales.

Como historiador sobresalió con obras como "Crónicas Potosinas", "Caracas Cuna del Libertador", "Historia de Potosí 1811 y 1812" y "Monografía de la Ciudad de Potosí", ésta última fue presentada en la Feria Internacional de Chicago en conmemoración del primer centenario de la creación de los Estados Unidos.

Además, representó a Bolivia como enviado especial en países como Brasil, México y Estados Unidos. También fue Ministro Plenipotenciario en Argentina y Venezuela, al margen de ser presidente del Congreso Bolivariano.

En el ámbito literario fundó la Sociedad Cortez y el Centro de Estudios de Potosí. Convirtió el Salón Prefectural en centro cultural cuando ejerció como prefecto de Potosí. Fue diputado y senador de la República en 1874, 1889 y presidente del Concejo Municipal en 1892.

Otros personajes

Entre otros personajes influyentes en el ámbito de la educación boliviana, se puede citar a Franz Tamayo, Adela Zamudio, Enrique Finot, Jaime Escalante y Natalia Palacios.

Franz Tamayo explicó la urgencia de una pedagogía basada en nuestra realidad étnica antes que en modelos extranjeros en su obra “Creación de una Pedagogía Nacional”. Avelino Siñani y Elizardo Pérez marcaron hito con la escuela productiva de Warisata.

1909 se fundó

La primera Escuela Normal de Profesores y Preceptores de la República.



1840 nació

Modesto Omiste Tinajeros, considerado el "Padre de la educación boliviana".



ADELA ZAMUDIO

Ilustre escritora, pensadora, pintora y maestra boliviana que dedicó su vida a las letras y a la docencia. Nació en La Paz en 1854 y falleció en 1928.

Desde muy joven se inclinó a la poesía, con el seudónimo de Soledad, obteniendo un prestigio literario entre los escritores románticos de su época. Manejó acertadamente todos los géneros y formas retóricas. Sus temas favoritos fueron la vida y la naturaleza. Desde su postura filosófica denunció la injusticia social y económica con sutileza e ironía.

Con firmeza luchó por la emancipación social e intelectual de la mujer, sin menoscabar su femineidad.

A pesar de manifestar en toda su vida un alto sentido cristiano, fue combatida por las autoridades civiles y clericales hasta suscitar una célebre polémica nacional en la sociedad boliviana que le valió el apoyo solidario de la casi totalidad de los escritores importantes de su país.

En 1911 fundó la primera Escuela de Pintura para señoritas y otra del mismo tenor para los niños de los suburbios.

Fue profesora y directora de la primera Escuela Laica de Bolivia y autora de piezas de teatro y lecciones líricas para niños.

Maestra y precursora boliviana cuya obra fue motivo de análisis de muchos críticos bolivianos.