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domingo, 25 de enero de 2015

El hipocampo y los secretos

En las profundidades del lago Poopó habitan los hipocampos, como prueba de que en un pasado remoto parte del Altiplano Central de Bolivia fue mar.

Un día el mar se retiró, dejando planicie y tristeza, en un nuevo paisaje insólito sin árboles ni mar. El lago que sobrevivió oculta, hasta hoy, hipocampos en sus profundidades más recónditas y oscuras, como recuerdo del mar que se arrinconó para vivir bastante extraño, bañando tierras lejanas, y tranquilamente seguir hacia su destino.

Un día nuestros secretos se transformaron en recuerdos lejanos, casi translúcidos, que yacen completamente callados en nuestro pensamiento, sin preocupar a los dioses.

El horizonte en el Altiplano refleja las montañas sombrías y las planicies azotadas por los vientos huracanados; los campos, que desde tiempos inmemoriales hicieron sagradas las penas humanas.

El horizonte recuerda nuestra mente llena de luces y sombras, espacio sagrado que resume la dicha y las expiaciones humanas.

Eran otros tiempos, muy remotos cuando el diluvio no había llegado y los cataclismos que con grandes movimientos de tierra cambiaron la geografía; todavía no transformaba en caos los días y noches del mundo entonces conocido.

Eran horas prodigiosas, las vividas en aquellos tiempos, ya no es solo la conciencia la que recuerda; lo recuerdan nuestras emociones y nuestros afectos.

Los corales permanecían bailando sumergidos en las aguas marinas.

Las palabras repetían que no nos abandonaríamos jamás.

Hasta hoy, los hipocampos están catalogados como parte de la fauna lacustre del Altiplano Central.

Hasta hoy, conservamos nuestros secretos en un relicario de cristal.

Los hipocampos del lago Poopó, hacen de Oruro un lugar con mayor magia que otros lugares del mundo.

Los secretos de nuestros recuerdos, hacen nuestras vidas únicas, después de todo…

A veces, es algo bastante extraño, encontrarse con los hipocampos enmarañados en las redes de pescar.

A veces, nuestro silencio grita los secretos adormecidos en las profundidades de nuestra memoria.

Cuando los hipocampos vienen a la superficie presos a las redes de pescar, se produce un momento en el que los pescadores se asustan, se persignan y lamentan… Es cuando el miedo los sobrecoge. Saben muy bien que la mala suerte los perseguirá. El hipocampo se volverá importante para ellos, avisará que las cosechas estarán comprometidas. Se impondrán la sequía y la hambruna.

Cuando nuestros secretos vienen a la superficie presos a nuestros recuerdos, se producen momentos de alegría y placer; es cuando las nostalgias se hacen presentes y nosotros nos sentimos dispuestos a revivir todo otra vez.

Ocurre que cuando las lluvias son escasas, la sequía es una situación eminente, entonces el volumen del lago baja bastante y sucede que la pesca se hace en aguas más profundas; allá donde residen los hipocampos. Con las enseñanzas aprendidas del pasado, los pescadores no dudan cuando aparece un hipocampo, en vaticinar prontamente, ellos mismos, los prontos fracasos agrícolas por falta de lluvias.

Ocurre que cuando las nostalgias ocupan nuestras mentes, nos olvidamos de los riesgos, nos disponemos a revivir todo, otra vez. Sobre todo, cuando en el pasado, no hemos dicho todo, eternamente.

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