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jueves, 6 de agosto de 2015

El patriotismo de los tarijeños de antaño y su huella en la historia



El patriotismo es un concepto del que se habla muy poco hoy en día y que se cultiva cada vez menos en las generaciones actuales porque los tiempos han cambiado y ya no exigen grandes sacrificios.

Quedan muy distantes los tiempos en los que los sentimientos de patriotismo exaltaban a las multitudes, son otros tiempos. Hoy en día los niños conocen el concepto en la escuela pero es mucho más difícil que lo vean como ejemplo en el diario vivir.
De acuerdo al director Distrital de Educación, Eudal Tejerina, “el patriotismo es algo que se enseña en la escuela a partir de reflexionar sobre los hechos históricos que llevan a la construcción de la patria y que debe proyectarse a los mensajes que nos dejaron los libertadores como un mensaje que trasunte en la idea de mejor desarrollo para Bolivia”
De esta manera, el patriotismo, la idea de patria está ligada íntimamente al bien común, más allá de los patriotismos exagerados que se convierten en chauvinismo y generan divisiones, enemistades, regionalismos y provocan guerras.
Tarija es quizá, de todos los departamentos de Bolivia el que nació con un marcado patriotismo hacia Bolivia, ya que si patriotismo es el pensamiento que vincula a un individuo con su patria, la forma en que Tarija, la muy leal y muy fiel, de manera voluntaria decidió pertenecer a la naciente República de Bolivia, es una muestra de patriotismo temprano.
Hubieron dos corrientes, la pro y la contraria, y en ambos bandos hubo intereses de por medio pero finalmente “los tarijeños eligieron, cuando el 26 de agosto de 1826 sentenciaron que preferían desaparecer de la faz de la tierra antes que dejar de ser bolivianos”, ese fue uno de los grandes aportes a Bolivia, según el historiador y director del Archivo Histórico, Elías Vacaflor Dorakis.
Era una época en la que se conservaban frescos los sentimientos de patriotismo despertados por la Guerra de la Independencia. Una época en la que muchos hombres estuvieron dispuestos y entregaron la vida por un ideal, la libertad, muy ligado a la noción de Patria.
Para los historiadores es mucho más fácil hablar de patriotismo cuando se habla de la historia pasada. Así, se destacan entre los primeros patriotas los libertadores: Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, José de San Martín, Manuel Belgrano, Eustaquio Méndez, Francisco O´Connor y otros que lucharon arriesgando sus vidas por la independencia de Bolivia.
En el caso de O’Connor por ejemplo, quien pese a ser extranjero, logró tal identificación con la tierra tarijeña que la adoptó como su hogar y se comprometió y participó de la construcción de los destinos de Tarija, y le dio como hijo a otro patriota. Según Vacaflor Tomás O’ConnorD’arlach es uno de los tarijeños que merece el denominativo de patriota debido a que veló por los intereses del país a través de diferentes acciones como miembro del partido liberal, “criticando el Melgarejismo y su política entreguista hacia Chile, oponiéndose, en calidad de senador al tratado de 1904, además de tomar en sus manos la incesante misión de educar a las generaciones tarijeñas de la época orientando su vida a las letras bolivianas”.
Así, el patriotismo viene ligado a una visión de futuro por lo que conlleva acciones para forjar ese futuro por parte de los patriotas.
En ese sentido, Vacaflor se refiere a Leucadio Trigo Achá, un tarijeño que fue nombrado prefecto por el gobierno de Ismael Montes y que demostró su patriotismo buscando vincular el Chaco a Tarija, estableciendo vías entre Tarija, Santa Cruz y el norte argentino y sobre todo con acciones destinadas a sentar soberanía en las fronteras. Organizó expediciones en el Chaco de 1904 a 1906 y fundó Villa Montes.
Para don Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach, el patriotismo está muy ligado a personalidades como Isaac Attié, a quien no duda de mencionar como el mejor alcalde que tuvo Tarija y que llegó producto de la migración de inicios del siglo XX, procedente de los países árabes que estaban en manos del Imperio Otomano.
Attié llegó a Tarija en 1917 y se dedicó al comercio. Se vinculó desde un principio al quehacer político de la ciudad y estuvo al frente de la comuna por unos 11 años y en ese tiempo logró construir importantes obras que permanecen vigentes hoy en día, entre ellas: el edificio de la Alcaldía, el mercado central, la biblioteca Tomas O’Connor , el Palacio de Justica, el Museo Municipal, el museo Paleontológico, refaccionó el Cementerio General, parte del Hospital Regional San Juan de Dios al que dotó de amplios jardines e hizo abrir la avenida Domingo Paz en la que construyeron los chalets en los que funcionó la Carrera de Derecho de la Universidad Juan Misael Saracho y que se conservan hasta el día de hoy.
En su época, la Alcaldía otorgaba créditos a jóvenes tarijeños para que estudien en el interior del país y en Argentina.
Un aspecto interesante de la gestión municipal de esa época es que los recursos para estas obras provenían de la venta de cueros, una actividad comercial que estuvo en manos del municipio por mucho tiempo y que consistía en que los dueños de los animales faenados en el matadero le dejaban al municipio los cueros de las reses, en calidad de impuestos, y estos era licitados y vendidos a personas que los exportaban hacia Europa.
Las obras fueron construidas gracias a estos ingresos. Eduardo Trigo no deja de mencionar a Juan de Dios Mealla, quien manejaba la parte administrativa de la comuna que en esa época funcionaba con apenas cinco empleados, de acuerdo al historiador, en una época en que no había, coimas ni negociados.
Además, se destaca la labor de otro tarijeño, Bernardo Navajas quien fue ministro del gobierno de Hernando Siles, que apoyó muchas gestiones de Isaac Attié ante el Gobierno por lo que también es considerado por Trigo como ejemplo de patriota. Del mismo modo José R. Estenssoro y Juan Misael Saracho.
Se trató de hombres que echaron raíces muy profundas en la tierra chapaca y que sirvieron a ella y a Bolivia.
Posteriormente, en la historia de Bolivia el patriotismo tomó otros matices, enmarcado en el surgimiento de ideologías opuestas que dieron lugar a la Guerra Fría y a la institución de gobiernos autoritarios en diferentes lugares del mundo. América Latina y Bolivia no fueron la excepción.
En las décadas del 70 y 80, el patriotismo consistió en no conformarse con el estado de injusticia social y no desviar la mirada de la situación de dictadura y violación de derechos humanos que asoló a Bolivia y a otros países por décadas. Fueron cientos los mártires de la democracia que perdieron la vida para forjarla.
En ese sentido, para el alcalde municipal, Rodrigo Paz Pereira, patriotismo y democracia están ligados indisolublemente. “La democracia es una esencia fundamental para el debate que se hace para definir qué tipo de patriotismo queremos los bolivianos, otra cosa son los patrioteros, el patriotismo es una forma de unidad, democracia valores profundos”, explica.
En ese sentido Paz recordó que la construcción de la democracia no fue fácil. “He vivido seis años de mi vida, durante mi infancia en el exilio, por la lucha de mi familia por la democracia y yo estaría dispuesto de igual manera a sacrificarme porque la democracia permanezca en el país”, detalla.
Para el presidente de la Asamblea Departamental, William Guerrero, “más allá del máximo sacrificio que se pudiera hacer por la patria está la lealtad por Bolivia y el compromiso firme de poder luchar por el progreso, por el desarrollo nacional departamental y regional dejando de lado las diferencias y buscar la unidad para los objetivos trazados”.
La realidad actual en el marco de la democracia cuya vigencia de 33 años ha configurado otra Bolivia, sin duda no exige los mismos sacrificios de antaño y para los historiadores, Elías Vacaflor y Eduardo Trigo, es un poco complicado mencionar patriotas de los tiempos modernos.
Sin embargo, queda vigente la premisa de que el patriotismo no es un sentimiento separado de la acción por lo que éste en democracia consiste en forjar las bases para que el país vaya en un sentido de desarrollo sostenible que garantice el bien común, por ello los nuevos patriotas están ligados a las nuevas luchas, por el medio ambiente, por el desarrollo de la actividad productiva que otorgue empleo digno y vida digna a los bolivianos.
Para Tarija, un patriota sería hoy aquel que logre rescatar del desastre medioambiental al río Guadalquivir, reducir los niveles de deforestación que son cada año más alarmantes. Aquel que pasados ya 15 años del inicio del siglo XXI le dé a Tarija una planta de tratamiento de aguas residuales, alcantarillado, agua potable de calidad y en cantidad suficiente.
Aquel que logre políticas de salud pública que no sólo hagan accesible la atención a toda la población sino que se logre la construcción de un hospital Oncológico, un Materno Infantil y que se trabaje en la prevención para que los pocos centros de salud no colapsen y los tarijeños no deban ir a buscar atención médica en otros departamentos y fuera del país, o morir irremediablemente por falta de recursos.
Estas son solo algunas de las tareas pendientes. ¿Dónde están los patriotas de hoy?

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