Buscador

domingo, 31 de mayo de 2015

REPORTAJE A LA HISTORIA II El pacto de tregua y los tratados de 1895

La tregua de 1884 no fue resultado de una rendición incondicional de Bolivia; sucedió que luego de la derrota del Alto de la Alianza - Tacna, el 26 de mayo de 1880, y cuando las tropas bolivianas se replegaron hacia La Paz, Chile continuó la guerra, desentendiéndose de Bolivia consolidando la ocupación del territorio peruano. Los plenipotenciarios de Bolivia, Belisario Salinas y Belisario Boe-to suscribieron el Pacto de Tregua en Valparaíso el 4 de abril de 1884 en términos que les fueron impuestos, punitivos y no negociables. Luego de acaloradas discusiones, el parlamento boliviano finalmente aprobó la firma del acuerdo, debido en gran parte a la debilitada situación militar, y a la decisión de Chile de mantener un férreo bloqueo que colocó a Bolivia al borde del colapso económico.

Chile tenía dos objetivos para imponer el acuerdo, primero debilitar a Bolivia aún más de lo que estaba, de modo que no pudiera volver a ser una amenaza militar y segundo impedir su resurgimiento económico, después de haberla despojado de su extenso territorio costero, para más tarde obligarle a cederlo forzosamente, en una especie de reparación de los costos de una guerra que Bolivia no la provocó y que en resumidas cuentas no fue sino una invasión, una ocupación, con el disfraz de "Casus belli" que nunca existió. Este Pacto de Tregua en sus Arts. II y III, implícitamente obliga a Bolivia a aceptar la responsabilidad de la Guerra, "La República de Chile, durante la vigencia de ésta tregua, continuará gobernando, con sujeción al régimen político y administrativo que establece la ley chilena, los territorios comprendidos desde el paralelo 23 hasta la desembocadura del río Loa". "Los bienes secuestrados en Bolivia a nacionales chilenos por decretos del Gobierno o por medidas emanadas de autoridades civiles y militares, serán devueltos inmediatamente a sus dueños...". "Les será igualmente devuelto el producto que el Gobierno de Bolivia haya recibido de dichos bienes...". "Los perjuicios que por las causas expresadas o por la destrucción de sus propiedades hubiesen recibido los ciudadanos chilenos, serán indemnizados en virtud de las gestiones que los interesados entablaren ante el Gobierno de Bolivia". Todos estos puntos constituyeron a la larga, la base INMORAL de Chile para consumar el despojo "legalmente" en el Tratado de 1904. Este Pacto de Tregua durante veinte años fue el dogal de hierro que Chile le puso a Bolivia, para desgastarla moralmente hasta casi la asfixia.



LOS TRATADOS DE 1895...

Explicada como está brevemente, la situación desesperante por la que atravesaba Bolivia, desde el asalto a Antofagasta en 1879 hasta el Pacto de Tregua de 1884, fue durante las presidencias de Aniceto Arce y Mariano Baptista, que el país se vio en la dura necesidad de negociar con Chile un Tratado de paz, que regularice el desenvolvimiento comercial aduanero y ponga fin al estado de guerra y encierro en que prácticamente se encontraba, sin abandonar para nada la idea, de obtener un acceso propio y soberano al Pacífico, situación terrible en que la firma del Tratado de Ancón en 1883, por el cual el Perú entregaba a Chile a perpetuidad la provincia de Tarapacá, la había colocado.

Tres eran los Tratados firmados en Santiago en mayo de 1895, el de Paz y Amistad por el que Bolivia cede a Chile el Litoral perdido en la Guerra del Pacífico; el de Transferencia de Territorios por el que Chile se compromete a ceder a Bolivia la zona de Tacna y Arica, si el plebiscito acordado con el Perú en el Tratado de Ancón, le era favorable, obligándose en caso contrario, a dar a Bolivia la "caleta Vitor u otra caleta análoga"; el Tercer Tratado era de Comercio; Dn. Alberto Crespo Gutiérrez en la obra "Los Tratados suscritos con Chile en 1895", señala: "En marzo y abril de 1895 se intensifican las negociaciones; el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile Luís Barros Borgoño entrega a fines de abril al Ministro Plenipotenciario de Bolivia Heriberto Gutiérrez, las bases escritas de los Tratados; a fines de abril éste envía a Bolivia copias de los proyectos, con una nota que dice "Entiendo que nuestro objeto queda satisfecho con el compromiso absoluto y terminante que Chile contrae, de reconocer a Bolivia un puerto en el Pacífico, sin dependencia de condición alguna".

La cancillería boliviana envía a la legación en Santiago un telegrama señalando: "Si fuese urgente concluir los arreglos de paz, firme los tres Tratados, consignando aquellas (las observaciones), después en Protocolo de Conferencias". Siempre siguiendo la narración del autor antes citado, se tiene que la nota del Ministro Gutiérrez concluye así: "Es de esperar que la opinión pública de nuestro país y el Congreso Nacional harán justicia a nuestro Gobierno y acogerán con satisfacción las negociaciones definidas con Chile que, aunque no corresponden a las legítimas aspiraciones del patriotismo, son la expresión de un éxito superior a nuestras esperanzas, dada la situación de nuestra República, después de la Guerra del Pacífico". Sin embargo apunta Crespo Gutiérrez, "un mes después se presentan indicios de que el Ministro de Relaciones Exteriores Emeterio Cano, desea mayores compromisos sobre la transferencia de Tacna y Arica a Bolivia", y en fecha 29 de mayo escribe al representante de Bolivia en Santiago, "aquí parece acentuarse cierta hostilidad nacida indudablemente de la falta de conocimiento exacto del texto de los Tratados, y que lo que está fuera de toda duda y se manifiesta con carácter general, es el propósito de rechazar toda solución que no se cimiente en la seguridad amplia e inmediata de que los territorios de Tacna y Arica pasarán a nuestro dominio, en compensación del Litoral ocupado por las armas de Chile".

Lo más grave señala, es que el Canciller boliviano advierte, "que el gobierno presentará el Tratado a las Cámaras, solo cuando la transferencia de Arica y Tacna sea un hecho susceptible de realizarse legítimamente...". El Ministro Gutiérrez, alarmado por la falta de decisión de la Cancillería para llevar a la Cámara los Tratados suscritos con Chile, escribe a su hermano Lisímaco Gutiérrez: "...aquí empiezan a soplar malos vientos contra Bolivia, no ha faltado quien diga, puesto que en Bolivia no quieren entenderse con nosotros, entendámonos con el Perú, que nos acepta sin luchas y sin muchas pretensiones...". "Para no salir de la realidad de las cosas, tenemos que dar por sentado que Chile cumplirá los Tratados y que, según ellos, nos transferirá Tacna y Arica; está obligado a negociar y obtener territorios mediante todos sus esfuerzos, sin tasa ni medida, reconociendo al mismo tiempo en los Protocolos complementarios que sólo tienen el carácter de una previsión extrema, la cesión de una caleta sobre el Pacífico".

Las observaciones más serias a los Tratados de 1895 se basaron en la insuficiente compensación que ofrecía Chile a cambio de la cesión que hacía Bolivia de su Litoral, y que la entrega de Tacna y Arica dependía de un plebiscito, que si le fuera adverso a Chile, éste se obligaba a entregarnos "la caleta Vitor u otra análoga". El Congreso boliviano en amplio debate concluyó señalando, que siendo la compensación insuficiente, era necesario determinar con mayor precisión lo que Bolivia iría a recibir a cambio de su costa marítima. El Ministro Emeterio Cano, en su discurso de 4 de diciembre de 1895 al Congreso, no llegó a persuadir a los miembros de la oposición de la bondad de los Tratados de 1895; algunos días después señala Crespo Gutiérrez, "un diputado, había pedido un cuarto intermedio a objeto de poder concurrir a una reunión en una casa particular, donde se encontraba el Presidente Baptista quien pronunció un discurso pidiendo la aprobación de los Tratados"; después del discurso de Baptista, "el Presidente del Congreso don Severo Fernández Alonso, pidió que le esperasen, pues iba a reunirse con el Ministro de Relaciones Exteriores; poco tiempo después se presentaron estos dos personajes trayendo un Protocolo que había firmado poco antes el Canciller y el Ministro de Chile, don Juan Gonzalo Matta; el punto 2) de este documento establecía, que la cesión definitiva del Litoral de Bolivia a favor de Chile, quedaría sin efecto si Chile no entregase a Bolivia, en el término de dos años, el puerto en la costa del Pacífico de que habla el tratado de transferencia";en el 3) "Que el gobierno de Chile, queda obligado a emplear todo recurso legal dentro el pacto de Ancón, o por negociación directa, para adquirir el puerto y territorios de Tacna y Arica, con el propósito ineludible de entregarlos a Bolivia en la extensión que determine el pacto de transferencia" y en el 4) "Que si a pesar de todo empeño de su parte, no pudiere Chile obtener dichos puertos y territorios, y llegase el caso de cumplir las otras prescripciones del pacto, entregando "Vitor" u otra caleta análoga, no se dará por llenada dicha obligación por parte de Chile, sino cuando se entregue un puerto y una zona que satisfaga ampliamente las necesidades presentes y futuras del comercio e industrias de Bolivia".

El Congreso aprobó por 64 votos contra 2 adversos los Tratados de 18 de mayo y el Protocolo de 28 de mayo de 1895, y el de 09 de diciembre, que fue introducido en lugar de otro, también de 28 de mayo referido a créditos. Chile el 31 de diciembre, solamente aprobó los tres Tratados firmados el 18 de mayo y los dos Protocolos de 28 del mismo mes, no aprobó el Protocolo de 09 de diciembre suscrito en Sucre entre Juan Gonzalo Matta, Plenipotenciario de Chile y Emeterio Cano, Canciller de Bolivia". Luego vinieron las dificultades para el canje de ratificaciones de los convenios, dispares en su aprobación en los Congresos de ambos gobiernos. Chile consideró inaceptable, especialmente el punto 4); Las exigencias y reproches del Canciller a Cano a Heriberto Gutiérrez, agente acreditado en Santiago, determinaron la renuncia del diplomático boliviano. Un nuevo Protocolo suscrito en abril de 1896, dio paso al canje de las ratificaciones de los tan mentados Tratados de 1895, éste aclaraba la cláusula 4, con la eliminación de lo referido a puerto apto para atender las necesidades presentes y futuras del comercio de Bolivia.



EN LA ENCRUCIJADA...

El 30 de abril de 1896, se canjearon las ratificaciones de los Tratados, menos el Protocolo referido a créditos que no fue introducido al Congreso boliviano y el de 09 de diciembre de 1895, que no fue considerado por el Congreso chileno, los que quedaron así, para tramitarlos por separado. Pasaron los años y este enredo con el tiempo se convirtió en un enigma, Crespo Gutiérrez se pregunta ¿Si el representante de Chile estaba autorizado a suscribir el Protocolo de 09 de diciembre?, y se responde señalando: "Es de suponer que sí, puesto que continuó a la cabeza de la representación diplomática de su país en Bolivia". ¿Si hubo autorización, fue dada de buena fe por el Canciller Barros Borgoño, o fue una trampa para eludir después el cumplimiento de los tres Tratados firmados el 18 de mayo? "En todo caso si fue una trampa el gobierno boliviano cayo muy fácilmente en ella". El Protocolo de 30 de abril de 1896 explicativo de su similar de 09 de diciembre de 1895, fue aprobado por Bolivia, con la proposición de que se consigne un inciso por el cual se estatuya "que en el caso previsto por la cláusula 4ª del Protocolo de 09 de diciembre corresponderá a las cámaras legislativas de Bolivia pronunciarse sobre el puerto que ofrece Chile en sustitución de Arica, si reúne o no las condiciones establecidas en el Protocolo de 30 de abril". El Congreso de Chile nunca consideró el Protocolo de 09 de diciembre de 1895 y menos el de 30 de abril de 1896, estos quedaron para el olvido junto a los Tratados.

Finalmente el parlamento boliviano en 1899 debatió la necesidad de derogar la Ley aprobatoria de los Tratados de 1895, del Protocolo de abril de 1896, creyendo resguardar de esta forma los intereses nacionales. Mientras las estipulaciones del Pacto de Tregua de 1884, dice Crespo Gutiérrez, "seguían ahogando a Bolivia, se había perdido la oportunidad de firmar un Tratado de Paz que nos aseguraba una salida propia al mar, quedó así abierto el camino para la pérdida de nuestro Litoral y nuestro enclaustramiento rubricado en 1904". En las conferencias realizadas en Viña del Mar en 1898, para fijar nuevas bases para un acuerdo, allí ya no se habló de que Bolivia adquiriera un puerto sino de compensaciones pecuniarias a cambio del Litoral boliviano.

Don Alberto Crespo Gutiérrez, cuya obra hemos comentado, al final de la misma, considera triste la historia de los convenios de 1895 "que nos aseguraban una salida propia y soberana al Océano Pacífico mediante instrumentos internacionales, en los que se establecía claramente, la obligación que asumía Chile de ceder a Bolivia los territorios de Tacna y Arica. Dirigiendo una mirada a lo acontecido desde 1895 nos preguntamos, ¿Cuál sería la situación de Bolivia si el Congreso de aquel año hubiera aprobado simple y llanamente los Tratados de Paz, de Transferencia de territorios y de Comercio, suscritos en Santiago el 18 de mayo y los dos Protocolos de 28 de ese mismo mes, tal como lo hizo el Congreso chileno? Bolivia con ese título en sus manos pudo haber esperado tranquilamente el desenlace de lo acordado en el Tratado de Ancón por Chile y Perú. Cualquier solución que estas naciones hubieran dado al problema de la posesión de los territorios de Tacna y Arica, mediante plebiscito o arreglo directo, como finalmente lo hicieron en 1929, no habría afectado al derecho adquirido por nuestro país. El resultado final tenía que ser la cesión de Arica, de Vitor o, en último extremo de una caleta análoga, pero no el enclaustramiento".

Bolivia en los gobiernos liberales de Pando y Montes, terminó cediendo por 2.000.000 de libras esterlinas en 1903, el territorio del Acre al Brasil, por el Tratado de Petrópolis perdiéndose, 190.000 kilómetros de la heredad nacional, y en 1904 el Litoral por 300.000 libras esterlinas. Al término de su mandato el Presidente Ismael Montes en su mensaje al Congreso en 1908, decía:"Ajustamos el Tratado? porque en los hechos no había nada que ceder, desde que nuestros bienes concurrían ya de algún tiempo a formar la fortuna del vencedor, porque languidecíamos penosamente sin rentas, sin industria sin esperanza... El gobierno cree, pues, haber cumplido su deber, un deber doloroso y sin gloria". Momentos cruciales para Bolivia.

La interpelación a la historia es: ¿Arce, Baptista, Pando y Montes, consideraban irremediablemente perdido el Litoral boliviano y su imposibilidad de recobrarlo por la fuerza? ¿Tenían la firme convicción de que la cesión definitiva de esa porción del territorio nacional se imponía fatalmente? ¿La base de la cesión perpetua del Litoral, bajo condición sine qua non, de obtener de Chile en compensación las provincias de Tacna y Arica del Perú, antes del Tratado de Ancón, era la solución más adecuada y patriótica?

Notas.-

A. Crespo Gutiérrez: "Los Tratados suscritos con Chile en 1895".

Ed. Los Amigos del Libro. 1976.

J. Eyzaguirre: "Breve Historia de las Fronteras de Chile".

Ed. Universitaria. Santiago 1971.

J. Siles Guevara: "Chile y Bolivia, Esquema de un Proceso Diplomático".

Ed. Camarlinghi. 1976.

El Libro del Mar. Ed. Diremar. Bolivia 2014.

miércoles, 27 de mayo de 2015

1809, Sucre encendió la sublevación de América

Sucre, hoy capital de Bolivia y del departamento de Chuquisaca, fue hace 206 años, el 25 de mayo de 1809, epicentro de un levantamiento popular que se convirtió en el primer grito libertario de América contra las autoridades de la Real Audiencia de Charcas.

Universitarios chuquisaqueños, bajo la influencia de las ideas liberales en auge en la metrópolis colonial, tras la Revolución Francesa, encendieron la chispa de la emancipación, dato con el que no coinciden algunos historiadores, aunque todos reconocen que la revuelta de Sucre tuvo gran influencia sobre la emancipación en los países del cono sur (Chile y Argentina).

Según algunos historiadores, el movimiento de Sucre no tuvo que ver con ansias de libertad, sino con la lealtad de esta colonia al depuesto rey español, Fernando VII, ante las ambiciones de sus rivales portugueses y franceses por hacerse de la corona ibérica.

En los primeros años del siglo XIX, las tropas de Napoleón habían invadido España y el joven Rey estaba preso. Era el momento que las colonias de América del Sur habían estado esperando, la excusa perfecta.

Es que de acuerdo a la doctrina de la Ilustración de los propios franceses, en ausencia del monarca, el poder retornaba al pueblo. Así fue que se formaron las primeras juntas en España, que rápidamente se "contagiaron" al otro lado del Atlántico. Eran juntas de autogobierno que, aunque leales a la corona española, integraron varios de los espíritus más libre pensadores del momento, quienes vieron en la coyuntura política el momento ideal para la emancipación criolla.

Manuscritos de esa época, hacen referencia a que los movimientos libertarios del 25 de mayo de 1809 fueron planificados secretamente, y ya en 1807, se reunían Ángel Mariano Toro, Joaquín Lemoine, los hermanos Zudáñez y otros "que alentaban secretamente el pensamiento de la independencia, espiando la ocasión para hacerlo estallar". Al anoticiarse de la prisión de Fernando VII lanzaron pasquines "llenos del espíritu libertario que los animaba".

Entre los graduados de la Universidad San Francisco Xavier, imbuidos de las ideas que se discutían en sus corrillos tras la Revolución Francesa y la independencia norteamericana, estaba el abogado Jaime de Zudáñez, prestigioso por defender a los "pobres".

El apresamiento de Zudáñez –el 25 de mayo, acusado de "conspiración"– y la renuncia del Presidente de la Audiencia de Charcas, según los historiadores, encendieron la revuelta popular que se extendería al resto de la Audiencia y acabaría mandando a la historia el dominio español.

El historiador Estanislao Just Lleó asegura que "La revolución de Charcas tiene una duración mayor que la que pudiera suponer los sucesos de la noche del 25 de mayo de 1809 (...) El nuevo Gobierno que surge en la madrugada del 26, con toda su acción revolucionaria, se extiende hasta la llegada del presidente Nieto –25 de diciembre del mismo año– con la que nuevamente se vuelve a imponer el régimen anterior".



LIBERTAD

"¡Muera el mal gobierno! ¡Viva Fernando VII!”, gritaba la multitud que se reunió para exigir la liberación de Jaime Zudáñez, el 25 de mayo de 1809, en Sucre.



ANTES DE LA COLONIA

El departamento de Chuquisaca, ubicado al sudeste del territorio boliviano, se empezó a poblar aproximadamente unos 10.000 años antes de Cristo, en un inicio eran tribus de cazadores y recolectores, los mismos que convirtieron estas tierras en zonas agrícolas y les permitió generar sociedades en evolución. En el departamento se han encontrado más de 120 sitios arqueológicos, donde existen huellas de dinosaurios.

Los originarios de este territorio eran los Charkas, que llamaban a su región Chokechaka y fueron dominados por los españoles.



LA FUNDACIÓN DE CHUQUISACA

Chuquisaca fue fundada por Pedro Anzures de Campo Redondo, el 29 de septiembre de 1538, con el nombre de La Plata, se convirtió en un centro importante en la época colonial. Se destaca la arquitectura colonial en sus edificaciones, sobre todo en las iglesias, que son parte de la colonización, además, existen muestras muy evidentes de procesos históricos y culturales que identifican esta región.

En Chuquisaca se encuentra la Universidad Mayor y Pontificia San Francisco Xavier, considerada el crisol de las ideas revolucionarias.



LA CIUDAD DE LOS 4 NOMBRES

A Sucre, capital de Bolivia, se la conoce como la ciudad de los 4 nombres: “Charkas” hasta 1538, “La Plata” desde 1538 a 1776, “Chuquisaca” de 1776 a 1825, “Sucre” desde el año 1825 hasta hoy en día.

También se la nominó como "Culta Charcas" por la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, la cuarta más antigua de América; "Chuquisaca la Vieja", por haber sido la primera ciudad de Bolivia, y "La Ciudad Blanca" por la arquitectura pintada de blanco patrimonial, conservadora de su visión colonial.

203 años de Batalla de las Heroínas

Conforme al programa de la Alcaldía la conmemoración del 203 aniversario de la Batalla de las Heroínas de la Coronilla comenzará a las 07:30 con la romería a la Virgen de la Merced hasta la colina de San Sebastián, a las 08:30 el depósito de ofrendas florales y luego una misa. Prevén la asistencia del presidente Evo Morales Ayma.

martes, 26 de mayo de 2015

El origen de “Epístolas de la Guerra del Chaco”

El libro “Epístolas de la Guerra de Chaco”, que se presenta hoy a las 19:00, tiene su origen en la conjunción de un personaje del último libro de Raúl Rivero Adriázola y los documentos que atesora el Centro de Documentación Carlos Canelas de Los Tiempos.

“Memorias Bajo Fuego” (2014), la quinta novela de Rivero, está inspirada en las “anécdotas sorprendentes” que Carlos Zabalaga le contaba sobre su vida en la “Guerra del Chaco y en los sucesos políticos en que se vio envuelto”.

A esto se suman los documentos sobre el suceso bélico entre Bolivia y Paraguay publicados durante la década de 1930 en cuatro diarios cochabambinos: El Imparcial, El Republicano, El Socialista y El Tiempo.

El libro, editado por el periódico Los Tiempos y la Oficialía de Culturas de la Alcaldía de Cochabamba, también recurrió al archivo de Franz Tamayo que es custodiado por su nieto Gracián Bascopé Tamayo.

Para enriquecer la información, los impulsores de esta publicación convocaron a la población a enviar material (objetos y cartas principalmente), logrando que unas 20 personas de La Paz, Sucre, Potosí y Cochabamba presten sus reliquias.

“Epístolas de la Guerra del Chaco” --que se presenta esta noche en Los Tiempos--, es una “suerte de promoción de la riqueza documental del Centro de Documentación, que tiene como uno de los temas fuertes la Guerra del Chaco”, dice su responsable, Carlos Arce Moreno.

De hecho, el año pasado el centro publicó una guía bibliográfica con datos sobre los más de cien libros que tienen referentes a la Guerra del Chaco.

Este libro, realizado por Raúl Rivero, Carlos Arce, la periodista Mónica Briançon y el coronel (r) Diego Martínez está dividido en tres partes. La primera transcribe algunas de las cartas escritas por soldados bolivianos; la segunda parte es una interpretación de la simbología de los objetos de la guerra, como los detentes, y la tercera recoge las cartas escritas por el presidente Daniel Salamanca, el ministro de Guerra Demetrio Canelas y el escritor Franz Tamayo.

Fotografía y literatura

Según cuenta Carlos Arce, las cartas que forman parte de este libro son reveladoras, como una fechada el 15 de junio de 1935, justo el día que terminó la guerra y que cuenta como a las 11:45, 15 minutos antes de que se firme el armisticio, en el frente de batalla seguían los disparos.

Arce también destaca la colaboración de la Fundación Torrico Zamudio, que cedió varias fotos, entre ellas las que aparecen en la tapa y la contratapa de “Epístolas de la Guerra del Chaco”.

Además de las 60 fotos que ilustran esta publicación de 360 páginas, la misma recupera un poema sobre esta guerra escrito por Tula de Mendoza (Chuquisaca) ganador de un concurso; otro de escrito por Javier Baptista, un tercero del coronel José Ferrufino, muy cercano a Daniel Salamanca.

“Epístolas de la Guerra del Chaco” será presentando por los autores, además del director de Los Tiempos, Juan Cristóbal Soruco; y el alcalde de Cochabamba, Armando Vargas.

El paso del “Che” por Tarija y el misterio de la Casa de Piedra

Eran gente buena, muy buena”, comienza su relato don Hilarión Zenteno Gutiérrez, recordando a los jóvenes extranjeros que llegaron para habitar la Casa de Piedra, que trae a la memoria la Casa de Calamina de Ñancahuazú y que hoy es más conocida como la Casa del “Che”.

Según los que la conocieron antes de que se convierta en un puesto militar, se trataba de una pequeña casa debajo de la cual, luego del fracaso de la Guerrilla de Ñancahuazú, se construyeron túneles que actualmente son difíciles de localizar, pues fueron cubiertos.
Don Hilarión tiene 94 años y es el habitante más antiguo de la zona, un lugar ubicado entre la comunidad de Sidras y Emborozú. Él ayudó a construir y vivió en la Casa de Piedra. Se trata de un hombre que conserva su vitalidad y sigue trabajando como lo ha hecho toda su vida.
Su mente aún lúcida está a la par de su carácter amable. Son muchas las personas que vinieron a preguntarle por el “Che” y no le sorprende para nada nuestra visita. De esta manera, nos invita a sentarnos en un tronco que le sirve de asiento para descansar de la labor de cortar leña.
“Yo lo he conocido una vuelta, cuando yo tenía un dolor de cabeza y he oído que era doctor, he ido a ver si me podía administrar un remedio para el dolor de cabeza, una pastilla, entonces ha llamado a la enfermera que tenían ellos, Tania. Ella me ha tomado el pulso me ha visto con sus aparatos que tenían y me ha dado unas pastillas para que tome”, cuenta don Hilarión recordando la primera vez que vio al “Che” Guevara.
“Yo le he preguntado ¿cuánto cuesta esto señor? para pagarlo. Noooo, me ha dicho, nosotros no venimos a cobrar o hacer negocios con los campesinos, nosotros venimos a tratar de ayudarles en algo”, relata.
La casa de piedra se encuentra en un lugar que fue desmontado por don Hilarión para el antiguo dueño, don Luis Alberto Ortiz, con quien trabajó muchos años, en los que logró ahorrar el dinero necesario para comprar las tierras que ahora posee.
Se trata de una zona boscosa que forma parte de la serranía boliviano-tucumana, un lugar que en verano soporta un calor extremo y en invierno crudos fríos debido a la humedad.
Actualmente la casa se encuentra en manos del Ejército Boliviano, se trata de un puesto militar que permite vigilar la zona fronteriza y especialmente la Reserva de Tariquía, que es un área protegida y una zona susceptible al tráfico ilegal de madera.
No está permitido ingresar al interior de la casa pero don Hilarión recuerda que tiene tres cuartos y una pequeña galería. “Tenía todo, chimenea y en el cuarto pequeño del frente, ahí vivía yo”, dice recordando los años en los que trabajaba para el dueño de la propiedad.
“Un día vino un cochabambino y compró la propiedad, decía que iba a fabricar alimento para criar chanchos y gallinas, después vino otro porque ése, sólo era un comisionado del Che”, infiere don Hilarión.
Con el tiempo y durante tres años, según los recuerdos de don Hilarión, fueron llegando diferentes personas, una tras otra, de diferentes países, entre ellos Ernesto “Che” Guevara.
“Yo al señor no lo he conocido por `Che´ Guevara, lo he conocido por Carlos Bayer y cuando lo han matado han venido los militares y me han mostrado fotos, me han preguntado ¿usted lo conoce a éste? Los he conocido a todos, aquí ha venido mucha gente extranjera de Argentina, de Brasil, de Chile de Europa, era gente muy buena”, reitera.
Don Hilarión comenta que vive 67 años en el lugar. Las fechas y los años son ese tipo de datos que se le escapan. “Creo que era por los años 60 más o menos, no me acuerdo, si uno supiera que nos van a pedir la historia uno se anotara”, lamenta.
De acuerdo a la información encontrada sobre esta base logística de los guerrilleros, se ha podido determinar que se trataba de la base de entrenamiento a cargo de Jorge José Ricardo Masetti, ahí debía llegar posteriormente el “Che” Guevara, pero de su presencia no se tiene certeza. Sin embargo, don Hilarión asegura que entre ellos distinguía al “Che” Guevara e insiste.
“Yo no lo he conocido como `Che´ Guevara sino como Carlos Bayer, a mí me preguntaban del `Che´ Guevara, un barbón y yo les decía aquí no ha venido ningún barbón, yo le he conocido al natural”, explica e insiste que en ese tiempo no tenía barba y su cabello era corto.
Yola Ontiveros en ese entonces era una joven adolescente y aunque no puede precisar qué edad tenía, recuerda que visitó la casa varias veces. “A mi papá le gustaba mucho la palta, y sólo ellos tenían palta, entonces nosotros íbamos a traer palta a caballo. Él sabía estar ahí y nos decía, entren, escojan las que están mal y bótenlas y llévense las que están bien”, cuenta la misma Yola.
“Era un hombre alto, grande, a ratos yo tenía miedo, sobre todo cuando entraba a un lugar como un callejón, donde tenían amontonadas las paltas. Decía… por qué mi papá me ha mandado aquí, tenía miedo pero ellos eran buenos”, recuerda.
En la actualidad los campesinos que habitan la zona se dedican fundamentalmente a la producción de cítricos. Sus casas se yerguen ocultas entre la espesura del bosque y las plantaciones de árboles frutales, por lo que al caminar por la zona el lugar parece desierto. Hoy hay vías camineras que facilitan el acceso, lo cual no ocurría por esa época.
“Ellos tenían tres vehículos, incluso a mis hijos ellos los recogían en la mañana y los llevaban a la escuela. A las doce del mediodía iban y los recogían, andaban en movilidad mis hijos”, comenta don Hilarión riendo divertido al recordar esos años en los que las tierras que hoy habita eran mucho más inhóspitas y sus hijos tenían una especie de transporte escolar particular gracias a los guerrilleros.
Su nuera, Yola Ontiveros Armella, es esposa de su hijo mayor a quien los habitantes de la Casa de Piedra le ofrecieron llevarlo a estudiar a Rusia. “Pero don Hilarión, su papá, no quería”. “No- dice don Hilarión- yo no quería, era mi hijo y por ahí no lo volvía a ver nunca más”, confirma.
De acuerdo a la investigación de Gustavo Rodríguez Ostria, (Bolivia en el ciclo guerrillero, 1963-1970), la Casa de Piedra fue el lugar de entrenamiento del “Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP)”, con la Operación Sombra, cuyo objetivo no era tomar el poder en Bolivia ni usarlo como teatro de operaciones, sino utilizar su territorio como base logística y zona de tránsito hacia la Argentina (…) Al mando se hallaba Jorge Masetti, periodista, amigo y compatriota del Che. Participaba también Ciro Bustos, el `Pelado´. Luego, consolidada la fase de apertura, vendría el Che”.
Don Hilarión los recuerda como jóvenes aventureros que conocían muy bien la zona, andaban por todos lados, por los lugares más difíciles, se colgaban y descolgaban. Muchas veces dejaban rastros de su paso por la selva. “Tenían remedio para la picadura de víbora, yo me he encontrado dos. Ellos sabrían ponerse a descansar y se olvidaban ahí en el monte, tenían de todo, hartos medicamentos”, asegura. Recuerda especialmente a un paraguayo que conocía muy bien la zona. “Una vez han venido a buscarlo, la Policía o algo así y él se ha ido por el monte, hasta llegar al Paraguay a pie”, cuenta y ríe divertido recordando la hazaña.
Explica que permanentemente habían tres o cuatro habitantes en la casa “pero después venía gente de todo ello, extranjeros y bolivianos. “Él no siempre estaba ahí”, dice refiriéndose al “Che” “él iba y venía”, afirma.
Don Hilarión fue testigo de las prácticas militares de los guerrilleros que utilizaban la zona buscando completar el entrenamiento necesario para iniciar la guerrilla argentina. “La Tania era una mujer simpática, charladora y buena. Yo he descubierto lo que iban a tiro al blanco, ella era guapa para el tiro al blanco, parece que le ganaba a los demás”, recuerda entre risas don Hilarión.
Además, cuenta que una vez que se intensificaron los rumores de la existencia de un foco guerrillero en el Chaco boliviano se encontró una caja de municiones y armamento en Campo Raña, una zona de la frontera con Argentina que antes perteneció a Bolivia. “De ahí hemos dicho… estos son los guerrilleros que dicen”, afirma.
Sin embargo, para los campesinos de la época, el término guerrillero tenía una connotación negativa por lo que les costaba asociar a esos hombres amables con esa palabra. “Por aquellos años,- recuerda Yola, su nuera- en las comunidades corría el rumor de que los guerrilleros andaban por la zona pero nosotros no creíamos, no… como van a ser éstos los guerrilleros, decíamos”
El ejército boliviano al parecer no tenía, en aquella época, ninguna sospecha de la estancia de guerrilleros por la zona, ya que según recuerda don Hilarión, “los del ejército, cuando había gente ahí, (gente extranjera), el Jefe de Frontera, un sargento, capitán; venían en su volqueta y pasaban, nunca han sido capaces de venir a preguntar qué oficio tienen ustedes a ellos, venían y se iban”, cuenta.
Algo que llamaba la atención de los campesinos es que los extranjeros manejaban mucho dinero. “Yo cuidaba las ovejas y ellos venían y compraban, eran pagadores bárbaros”, explica Yola, quien veía a los guerrilleros en el pueblo. Iban de tiempo en tiempo para abastecerse de alimentos.
Según don Hilarión, ellos se aprovisionaban en Tarija o cruzaban la frontera porque en esa época en La Mamora y las comunidades cercanas no había nada para comprar.
“Hemos vivido tranquilos. Yo tenía vacas, venían a que les venda leche, mi mujer hacía queso, eso también compraban y ellos traían cualquier cosa para regalarnos a nosotros. Eran gente buena. Yo tenía una vaca que era metida a mala para los perros y una vuelta se ha metido a ese lado, y por seguir al perro la vaca ha ido donde el tipo ese que no me acuerdo su nombre y lo ha querido cornear y él le ha disparado. He ido, él me ha dicho, me ha querido cornear, por defenderme la he matado y me ha pagado la vaca”, relata.
Añade que en determinado momento, cuya fecha no logra precisar, los habitantes de la Casa de Piedra se fueron. Esto pudo ser cuando los guerrilleros iniciaron su incursión en territorio argentino.
Esto querría decir que los guerrilleros estuvieron en la Casa de Piedra sólo un año y según recuerda don Hilarión y su nuera Yola, permanecieron en la zona por lo menos unos tres años. ¿Pudo suceder que luego del fracaso de la guerrilla en Argentina se hubiera seguido utilizando la Casa de Piedra como base logística de la próxima incursión guerrillera en Ñancahuazú?
En la Casa de Piedra dejaron a un “casero”, quien vivía allí con dos mujeres. “Cuando se han ido, han dejado un sargento, de Bolivia era. Ese era malo. ¡Uhhh! era malo yo tenía un fusil paraguayo que me han regalado y él me lo ha hecho quitar, era lindo mi fusil”, dice Hilarión.
De acuerdo al relato de don Hilarión, en una ocasión quiso pegarle en un incidente surgido debido a que el “casero”, a quien recuerda como Santiago, encontró un cargamento de armas y no supo mantenerlo en secreto.
“Yo en su lugar no hubiera dicho nada pero él andaba contado a unos y otros y las autoridades se han recogido las armas, él ha pensado que fui yo él que les dijo y me ha preguntado, ¿no ha sido usted? Y yo le he dicho y ahora… qué le parece si yo lo denunciara y me ha querido pegar, malo era”, rememora.
Dice que el casero estuvo en la casa hasta que se tuvo noticias de la muerte del “Che” en Ñancahuazú. “Entonces él ha agarrado y se ha ido escapando en su jeep, llevando algunas armas, primero les ha mandado a las mujeres y luego él se ha ido”, recuerda.
Don Hilarión asegura que ha quedado armamento de los guerrilleros en la Casa de Piedra y también en el monte, por la zona. “Las armas estaban en bolsas de nylon muy gruesas”, agrega.
Una vez abatida la guerrilla del Ñancahuazú, los pobladores de la zona tuvieron la certeza de que su comunidad había sido escenario de los movimientos guerrilleros de la época.
“Cuando ha sido eso ha venido una comisión ha notificarme que tengo que presentarme al Comando, he ido yo, he dado mi declaración, cómo lo he conocido les he dicho y al coronel le he dicho cómo van a romper las puertas. Me extraña mucho, dice que son militares pero muy cobardes como van a ir así a patear puertas, por qué no iban cuando él estaba ahí”, dice don Hilarión.
Aparte del testimonio de don Hilarión Zenteno y los comunarios de la zona, no existen registros que certifiquen la estancia del “Che” en la Casa de Piedra de Emborozú, pero tampoco los hay que la descarten.
El Regimiento Padilla de Tarija que está a cargo de este puesto militar no guarda registros históricos de este momento de la historia boliviana. Sin embargo, en la memoria de los pobladores de la zona el “Che” Guevara fue junto con otros guerrilleros, habitante ocasional de la casa que sin duda sirvió de centro de operaciones y de lugar de entrenamiento para los guerrilleros que se preparaban para llevar adelante la revolución en Argentina.

Inmolación de los habitantes de la Casa de Piedra

De acuerdo al relato de la investigación de Gustavo Rodríguez Ostria, “Bolivia en el ciclo guerrillero, 1963-1970”, la aventura destinada a hacer la revolución en Argentina comenzó luego del fracaso de un intento en Perú. El lugar para establecer la base logística se eligió tomando en cuenta la cercanía con la frontera argentina y las características del ecosistema que eran propicias para las actividades clandestinas. “Pusieron en marcha el mismo equipo que colaboró con los peruanos. Rodolfo Saldaña y José Luis Tellería estaban al frente”. Bajo la pantalla de un ingeniero agrónomo comunista, de apellido Murrillo, adquirieron, con recursos proporcionados por los cubanos, una propiedad en Emborozú, cerca del río Bermejo que marca el límite con la frontera argentino-boliviana. Allí, en la Casa de Piedra, completaron su entrenamiento. El 21 de junio, el reducido grupo ingresó desde la Casa de Piedra por primera vez a territorio argentino. Este vaivén entre ambos países duró hasta inicios de 1964, cuando la pequeña columna se trasladó sin retorno a territorio argentino. Mal concebida y sin contactos con su entorno social sucumbió en pocos meses.
El líder de ese grupo, José Ricardo Massetti, dejó escritas estas palabras antes de desaparecer internándose en el monte el 21 de abril de 1964. “Ahora llevamos recorridos más de un centenar de kilómetros en el mapa, aunque en realidad son muchísimos más. Nuestro contacto con el pueblo es desde todo punto de vista positivo. De los collas aprendimos muchas cosas, y los ayudamos todo lo posible. Pero lo más importante es que quieren pelear...Es ésta una región en que la miseria y las enfermedades alcanzan el máximo posible, lo superan. Impera una economía feudal. Quien venga aquí y no se indigne, quien venga aquí y no se alce, quien pueda ayudar de cualquier manera y no lo haga, es un canalla”.

La Guerra del Chaco bajo la lupa de los franciscanos en Tarija



Una visión humanista de la Guerra del Chaco, a través de las crónicas franciscanas publicadas en el periódico de la época, El Antoniano. Cómo vivieron los pobladores de Tarija, Villa Montes y Entre Ríos el conflicto bélico, en el marco de las negociaciones diplomáticas entre Bolivia y Paraguay fueron los temas del taller organizado por la Fundación Lorenzo Calzavarini y el Centro Eclesial de Documentación (CED) del Convento de San Francisco.

Causas y consecuencias
El objetivo fue reflexionar un poco sobre las causas y consecuencias de este conflicto bélico y el rol que jugó Tarija, sostuvo el director de la Fundación, Manuel Gómez Mendoza. Se revisó la información documental que existe sobre el tema dentro de las fuentes que se manejan en la entidad.
En principio, para establecer el contexto, el presidente de la Sociedad de Historia y Geografía de Tarija, José Paz Garzón, brindó una conferencia magistral sobre la realidad territorial de la zona del Chaco. Este año se cumplen los 80 años del cese de hostilidades que se acordó el 12 de junio de 1935.
En un par de días se reflexionó el sentido histórico del conflicto y pensarlo desde lo local. El primer día se procedió a revisar la historia de los contactos diplomáticos entre Bolivia y Paraguay, las argumentaciones de ambas partes para fundamentar el derecho de posesión sobre el territorio en litigio.
Se estudió las causas de la guerra, el proceso histórico de las relaciones diplomáticas en el siglo XIX, las mediaciones que hubo en las reuniones diplomáticas en Argentina y Washington, las justificaciones sobre los límites coloniales que involucraban este territorio y las sedes de La Plata y Asunción.
Luego de los inicios, se procedió a estudiar la secuencia de la guerra, los primeros fuertes, la defensa de Boquerón, símbolo del heroísmo boliviano y se buscó llegar a comprender la lógica defensiva a partir de un punto clave que fue Villa Montes, centro militar desde donde se articuló la protección del territorio patrio.
En opinión de Gómez, la historia no le está dando el lugar que le corresponde porque ha sido un eje importante en el devenir del conflicto. Se tocó a Entre Ríos como uno de los poblados que se encargaba de la distribución y el abastecimiento a los soldados, vinculándose con el eje Tarija - Villazón porque esta era una delas rutas de suministro.
Se pudo observar que Tarija estaba completamente involucrada en el proceso de la Guerra del Chaco y, por ende, sufrió las consecuencias del desgaste social, humano y psicológico de sus pobladores al ser una región de la que se utilizaba todo lo que era posible utilizar para la guerra.
Para entender esta situación, los investigadores se remitieron a las fuentes documentales del archivo de las crónicas franciscanas que hablan sobre lo que pasaba en el convento, cómo ellos se informaban del proceso del conflicto, cómo las noticias oficiales eran transcritas y presentadas en el periódico El Antoniano con una visión humanista y que permite una comprensión desde lo local.
De esta manera, se conoció por ejemplo, desde las crónicas conventuales, el rol que jugaron las hermanas de Santa Ana en la atención a los heridos, la participación de los padres franciscanos como capellanes, como han sido las primeras relaciones de la diócesis castrense, cómo se vivía lo cotidiano y el papel que jugó monseñor Cleto Loayza como responsable del área militar de la Iglesia.

El conflicto bélico entre los dos países más pobres
La Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia, se libró desde el 9 de septiembre del año 1932 hasta el 12 de junio de 1935, por el control del Chaco Boreal. Fue la guerra más importante en Sudamérica durante el siglo XX. En los tres años de duración, Bolivia movilizó 250.000 soldados y Paraguay 120.000, que se enfrentaron en combates en los que hubo gran cantidad de bajas, 60.000 bolivianos y 30.000 paraguayos.

25 de Mayo de 1809 Levantamiento de Chuquisaca

La insurrección contra el dominio de España, se inició el 25 de mayo de 1809, en Chuquisaca, hito que marca el punto de partida para la creación de la nación boliviana.

La llegada a Chuquisaca del Brigadier del ejército español José Manuel de Goyeneche, que nació en Perú, el arequipeño que, al servicio de la monarquía, se constituyó en el mayor enemigo de los patriotas que luchaban por la libertad, marcó el comienzo de las actividades subversivas. El brigadier sostuvo conferencias con el Arzobispo Benito María de Moxó y con el Presidente de la Real Audiencia de Charcas, Ramón García Pizarro, a quienes -se dijo con escándalo- logró conquistar para la causa de la Reina de Portugal y Princesa del Brasil, Doña Carlota de Borbón, que pretendía apoderarse de las posesiones españolas en América. Se opuso a esta maniobra el Presidente de la Academia Carolina, Boeto, que además denunció el sucio juego.

Su voz fue de alarma, pero sobre todo, la que señaló el comienzo de las acciones. Los patriotas, especialmente los universitarios, consideraron que se debía obrar de inmediato, se dijo que había un plan para entregar el territorio de Charcas a los por-tugueses y que Moxó y García Pizarro eran quienes tramaban la entrega.

En la rebelión se destacan las jóvenes figuras de los rebeldes hermanos Manuel y Jaime Zudañez, el abogado de los pobres, Bernardo Monteagudo, el que daba rigor a aquel movimiento, que con otros estudiantes oriundos de varias latitudes de América, concibieron las ideas libertarias que iban a cambiar la fisonomía de esta parte del continente. La plebe estuvo dirigida por un interesante personaje que ha pasado a la historia con el nombre de “Quitacapas”.

Chuquisaca, sede de la famosa Universidad de San Francisco Xavier, toma la iniciativa de la independencia, con una revuelta que comenzó como apoyo al Rey Fernando VII de España y terminó en una sublevación encabezada por los Doctores de Charcas.

Las autoridades sopesaron la gravedad de la situación y trataron de menguar los efectos de su proceder; pero nada lograron. Los patriotas simplemente, se aprovecharon de las circunstancias, sin importar-les, en el fondo, las maniobras de Carlota, Princesa que gobernaba en el Brasil y te-nía pretensiones de ampliar su influencia sobre las colonias españolas; ni la complicidad del Obispo, ni del Presidente de la Real Audiencia. Este último, que era irascible, ordenó la prisión de los cabecillas, los hermanos Zudañez, muy populares en la ciudad. Era lo que se esperaba. Uno de ellos (Jaime) se dejó detener, y cuando marchaba rodeado de sus captores, co-menzó a gritar denunciando su apresa-miento. La gente que esperaba esa consigna, salió a las calles oscuras y despo- bladas. Se encendieron fogatas y algunos audaces subieron a la torre de la iglesia de San Francisco para echar a rebato las campanas de la libertad.

Luego, seguidos por la plebe que les apoyaba, se dirigieron a la Real Audiencia de Charcas para atacarla en tanto, los sol-dados de la guardia, apuntando hacia arriba, disparaban sus fusiles, lo que no amedrentó a los alzados, quienes tomaron el edificio público, se apoderaron de los ca-ñones y apresaron al Presidente de la Real Audiencia, García Pizarro y lo condujeron preso al local de la Universidad. Se había iniciado la insurrección libertaria en el Alto Perú y en América.

Facundo Infante, fragmentos biográficos de un gran personaje

Hay personajes que, por alguna razón, pasan injustamente de puntillas por la historia. Personajes que, sin saber por qué, son olvidados y difuminados por el paso del tiempo. Precisamente uno de ellos es Facundo Infante, el primer Ministro de Relaciones Exteriores y del Interior de Bolivia, organizó la educación, coordinó la ejecución y promulgación de las primeras leyes y dirigió el primer periódico gubernamental, denominado ‘El Cóndor’.

Considerado por el historiador William Lee Lofs-trom, como “un hombre de singular habilidad y de gran importancia en la historia de Bolivia” 1. Infante, nació en Villanueva del Fresno, Badajoz (Reino de España), el 19 de febrero de 1786. Cuando era estudiante en Sevilla estalló la guerra en la pe-nínsula. En 1808, fue nom-brado subteniente del Regimiento ‘Leales de Fer- nando’. En 1811, fue as-cendido a capitán y tras combatir en breves en-cuentros de armas, ocho años después ya ostentó el grado de teniente coronel.

Sus principales biógrafos mencionan que en 1820, enca-bezó una revolución en la isla de León y en 1823, participó como brigadier y di-putado en las Cortes de Cádiz.

Forzado al exilio se embarcó hacia América, su primer destino fue Río de Janeiro y de allí cruzó a los territorios de Santa Cruz de la Sierra de Charcas. De dicha población se trasladó a la ciudad de Cochabamba y luego junto a dos hermanos de apellido Seoane, también ofi-ciales retirados del real ejército español se dirigieron hacia Oruro, por orden del mariscal Antonio José de Sucre, donde fueron arrestados y llevados al otro lado del río Desaguadero.

Posteriormente, Sucre apreciando sus cualidades y experiencia militar, ordenó su asimilación con el grado de teniente coronel al Ejército Unido Libertador y Jefe de Estado Mayor del mariscal. En 1826, fue nombrado Secretario General de Gobierno y Hacienda, compromiso que mantuvo por unos meses.

Consecutivamente, Facundo Infante asumió el cargo de Ministro del Interior y Relaciones Exteriores. Haciendo un balance sobre la administración de Su-cre, el escritor Manuel José Cortés men-ciona sobre nuestro personaje: “otro de los oradores del gobierno era el ministro don Facundo Infante, de nación español: dotado de varia instrucción, amigo de las luces del pueblo, conocedor de los principios del sistema representativo, experto en la práctica de los negocios públicos, prestó al país importantes ser-vicios” 2.

Sin duda, Facundo asistió al mariscal en la implementación y ejecución de las primeras reformas tributarias y en la educación. Sobre esto, el británico Jo-seph Barclay Pentland, lo menciona: “como hombre literario posee habilida-des y talento considerables, ha escrito sobre fortificación y ahora está ocupado en una biografía de Fernando VII. Es amigo íntimo del Gral. Sucre y después de este ilustre individuo ninguna persona ha contribuido en más alto grado a la actual prosperidad de Bolivia que el Sr. Infante” 3.

Por otro lado en el campo de las Rela-ciones Internacionales, nuestro protago-nista junto al Dr. Manuel María Urcullu, negociaron y suscribieron con el Dr. Ignacio Ortiz de Zevallos, Ministro de la Corte Suprema de Justicia y representan-te del Perú, los Instrumentos Internacio-nales: ‘Tratado de Federación’ y el ‘Tra-tado de Límites’, ambos fueron firmados en Chuquisaca, el 15 de noviembre de 1826.

El primer Instrumento está constituido por dieciséis artículos, entre los más importantes podemos citar:

“Artículo I.- Las Repúblicas del Perú y Bolivia se reúnen para formar una liga, que se denominará Federación Bo-liviana.

Artículo II.- Esta Federación tendrá un Jefe supremo Vitalicio, que lo será el Libertador Simón Bolívar”.

El segundo Tratado, está conformado por catorce artículos, entre los más signi-ficativos señalamos:

“Artículo I.- La línea divisoria de las dos Repúblicas Peruana y Boliviana, to-mándola desde la costa del mar Pacífico, será el morro de los Diablos o cabo de Sama o Laquiaca situado a los diez y ocho grados de latitud, entre los puertos de Ilo y Arica hasta el pueblo de Sama; desde donde continuará por la quebrada honda en el valle de Sama, hasta la cordillera de Tacora: quedando a Bolivia el puerto de Arica, y los demás comprendidos desde el grado diez y ocho hasta el veintiuno y todo el territorio perteneciente a la pro-vincia de Tacna y demás pueblos situados al sur de esta línea.

Artículo II.- Desde el punto citado de la cordillera hasta el Río Desaguadero, la línea divisoria de las dos Repúblicas, será los antiguos límites de las provincias de Pacajes de Bolivia y de Chucuito del Perú.

Artículo III.- Desde el punto expresado del Desaguadero, seguirá como línea divisoria, el río de este nombre hasta su origen en la Laguna de Chucuito, en don-de continuará la línea por la costa del Oeste de la parte de dicha laguna, que llaman de Vinamarca hasta el estrecho de Tiquina, que es el lugar que divide esta laguna, de la de Titicaca. Del estrecho de Tiquina continuará el límite por la costa del Este en la laguna de Titicaca, hasta las cabeceras de la provincia de Omasuyos: de tal suerte que quede al Perú el pueblo de Copacabana y su territorio, la laguna de Titicaca, y todas sus islas: y a Bolivia la de Vinamarca con todas las de su com-prensión: debiendo ser la navegación y pesca de las Lagunas común a ambas Repúblicas”.

Sin embargo, “el Consejo de Gobierno que gobernaba Lima, pese a su espíritu subordinado a Bolívar, rechazó ambos tratados. Para ello alegó que en el de lími-tes, Bolivia obtenía ventajas exclusivas, pues en el trueque territorial pactado, ella obtenía la parte del león” 4.

Pero tras la caída del gobierno de Sucre y la invasión peruana comanda por el Gral. Agustín Gamarra, el 6 de julio de 1828 fue suscrito el ‘Tratado de Piquiza’, mediante el cual se acordó la retirada de las tropas colombianas del territorio boliviano y el nombramiento de un gobierno provisional. Por otro lado, también se pactó de manera secreta “la renuncia de Facundo Infante como Ministro del Interior y su partida de Bolivia en veinte días” 5.

Es de esa manera, que Facundo fue des-terrado a Salta (Argentina), pero “el go-bierno de Santa Cruz anuló su destierro y pudo volver a Bolivia en la década de 1830. Se sabe que estuvo en Chuquisaca en el mes de marzo de 1831” 6 y luego fue “designado examinador para el examen de ingreso en Bellas artes en la universi-dad de La Paz” 7.

Posteriormente, en 1832 estuvo en Tac-na y para 1834, ya radicaba en Burdeos (Francia). Luego retornó a su tierra natal donde con el trascurso del tiempo ocupó las funciones de Ministro de Guerra, Go-bernador Militar de Madrid, miembro del Consejo de Estado en la década de 1860’ y fue también Diputado a las Cortes, Sena-dor vitalicio, Presidente del Congreso y Ministro de Gobierno. Finalmente Facun-do Infante, falleció en 1873, a los 87 años.

Es en ese sentido, que a través de estos fragmentos biográficos, describimos la vi-da de un gran personaje, que cimentó Bolivia y merece ser estudiado además de ser recordado.

Sucre recordó 206 años del grito libertario

Ayer 25 de Mayo, Sucre celebró el “Primer Grito Libertario Latinoamericano”, el mismo que tuvo consecuencia debido a varios movimientos independentistas, que a raíz de ello se gestó la libertad de los países oprimidos por las colonias españolas.

En Chuquisaca se celebra un nuevo aniversario, por eso en el departamento se desarrollaron actividades cívicas para conmemorar esta fecha.

Este año, los actos centrales fueron efectuados el viernes pasado, un emotivo desfile de las unidades educativas del nivel inicial precedieron los demás acontecimientos.

Durante este fin de semana se efectuaron actividades deportivas, desfiles de colegios del nivel primario y secundario, sesión conjunta de la Asamblea Legislativa Departamento y el Consejo Municipal de Sucre; además de entrega de varias obras y anuncios importantes realizados por el primer mandatario del país, Evo Morales Ayma, quien permaneció en esta ciudad desde el pasado 18 de mayo.

Por otro lado, la Alcaldía de Sucre programó entrega de obras y actividades deportivas.

Ayer 25 concluyeron los actos con un desfile en el que participación aproximadamente 200 instituciones del departamento. También hubo festejos regionalizados por provincias, en muchos de ellos participó el Presidente del Estado.

También los actos cívicos fueron realzados con la presencia de embajadores, delegaciones de diputados, senadores y ministros de Estado; además de la reconocida participación de las primeras autoridades del Estado (Presidente y Vicepresidente).

Fueron entregadas alrededor de 12 obras en Sucre y provincias con una inversión de 13 millones de bolivianos, empero la población exigió ejecución de proyectos macro.

Por otro lado, pese a la cantidad de regalos, no fueron entregadas las obras macro, como el caso del aeropuerto internacional de Alcantarí, al cual las autoridades solo hicieron una inspección general por estar inconclusa la obra y otras que según el presidente de la Brigada Parlamentaria de Chuquisaca, Elmer Callejas, pretenden ser entregadas en próximos años.

Por otro lado, durante la sesión conjunta entre la Asamblea Legislativa Departamental y el Concejo Municipal de Sucre, el Primer Mandatario promulgó dos decretos, el primero para “bolivianizar” las deudas de las empresas de agua potable de Sucre, Oruro y Potosí, que luego de varios años podrán ahorrar millones de recursos económicos para destinar en la ejecución de obras.

Finalmente se presentó un acuerdo con decreto promulgado que declara al Palacete de la Florida como segunda residencia presidencial, la misma fue vivienda del expresidente Aniceto Arce, que años después funcionó como hacienda particular de la familia Iturralde.

lunes, 25 de mayo de 2015

En homenaje al 25 de Mayo de 1809 Chuquisaca y su capital de los cuatro nombres

REMINISCENCIA

La ciudad de Sucre capital del departamento de Chuquisaca y residencia del Poder Judicial fue fundada por Pedro de Anzures en 1538; posteriormente desempeñó como capital política un papel importante en la lucha por la Independencia de nuestro país proclam?¡ndose en esa solariega campiña el año 1825, conserva numerosos edificios de la época hisp?¡nica, como la Catedral, la Audiencia y el Palacio del Gobernador, como la Casa de la Libertad. Estos edificios adornan con su m?¡gico encanto colonial pr?¡cticamente todo el entorno de la plaza principal ?25 de mayo?, de dicha capital.

DESARROLLO

La ínclita ciudad de Sucre, denominada en los albores de la Colonia con el nombre de ?Charcas?, por la Corona española y por su estratégica jurisdicción, asentamiento y residencia de la Real Audiencia cuyo territorio ocupado en ese entonces, comprendía Bolivia; Argentina; Paraguay y parte de Brasil, siendo el centro estratégico de la dominación de los ejércitos del yugo español de y hacia esa vasta región, donde se impartía desde esta capital el acatamiento de las normas y leyes que desde España arribaban hacia (por entonces), todas las villas conquistadas y ocupadas antes de la emancipación americana en donde estaba inscrito el nombre de Bolívar y a posteriori Bolivia en honor al Libertador, que por otra parte era un excelente orador, escritor y estadista. A Simón Bolívar debemos a su inspiración mediante su pluma varios ensayos que perduran a través del tiempo en los anales de la historia de nuestra Rep?ºblica. Esta denominación (la de Charcas), se mantuvo hasta el año 1538.

El segundo nombre al ser de inicio una provincia y después una ciudad bastante peculiar, porque encierra entre sí, un valioso patrimonio histórico, religioso y cultural desde todo punto de vista, para muchos historiadores la primera en su género. Este segundo nombre es el de ?La Plata?; denominada así, desde el año 1538 hasta 1776. La Plata: la provincia, tierra tan favorecida por ?El Cielo?, tal como se manifestaba en aquella época, de fértiles comarcas, la hizo ?Erario de sus riquezas? y de todas que se fueron acumulando durante todo el tiempo de extracción de la plata del cerro rico de Potosí.

El tercer nombre el de Chuquisaca, se produjo en un prolongado tiempo fue del año 1776 hasta 1825, año de la Fundación de la Rep?ºblica de Bolivia. Esta nominación en la actualidad lleva todo el departamento.

El cuarto y ?ºltimo nombre de la ciudad blanca por su fisonomía física completamente alba, en honor a Antonio José de Sucre, general y político, lugarteniente m?¡s ilustre de Simón Bolívar que selló la definitiva emancipación de América del Sur y valió al caudillo el título de Gran Mariscal; fue presidente de la Rep?ºblica de Bolivia de 1826 a 1828. Esta denominación perdura desde el año 1825, hasta hoy en día.

OTRAS CARACTERÍSTICAS PARTICULARES DE SUCRE

El predominio de idiomas nativos propios de las vastas regiones rurales de nuestro país por una parte, con el castellano o idioma cortesano en las ciudades por otra parte, desde muchos años antes de la fundación de la Rep?ºblica, habían servido en varios casos como lenguas maternas para denominar aspectos transcendentales de también una serie de cosas, calles, lugares, plazuelas y parques como también avenidas y lugares abiertos como solares, conservando en su integridad el significado y sus costumbres ancestrales que perviven en la actualidad. Es así que como el aymara predomina en el departamento de La Paz, también una serie de nominaciones a la vida netamente cotidiana urbana y suburbana de la ciudad de Sucre capital del departamento de Chuquisaca con el quechua.

LAS SIETE COLINAS DE LA CIUDAD DE SUCRE

Los quechuas que se asentaban en la zona que actualmente ocupa la ciudad de Sucre fueron los que dieron sus actuales nombres a las siete colinas que rodean la urbe y que en conjunto se conocen hasta hoy en día como las ?siete patas? de la Ciudad Blanca. El vocablo quechua pata significa altura o colina y acompaña a otro término para señalar una cualidad. Así, por ejemplo, Munaypata es ?la colina del amor? y Alalaypata, ?la colina del frío?.

Hoy estas colinas, bautizadas con nombres quechuas, se han convertido en tradicionales barrios de la ciudad.

MUNAYPATA

Se ubica en la zona m?¡s antigua de la ciudad. Sus límites abarcan La Recoleta y la falda del cerro Churuquella hasta llegar al Coliseo Universitario. En quechua, Munaypata significa ?colina del amor? y debe su denominación a que los enamorados solían reunirse en este lugar. A?ºn hoy lo hacen. En torno a la colina se encuentran edificios patrimoniales como la iglesia y el convento de La Recoleta, el mirador de estilo colonial, la fuente ?peregrina?, las primeras calles de la ?Villa de la Plata?, la cruz del Tata Solano y los dos cerros custodios de la ciudad: el Sica Sica y el Churuquella

CH?ARQUIPATA

Sus límites abarcan la zona de Yacimientos, incluye el sector Poconas y termina en la base del cerro Sica Sica. Ch?arquipata significa ?colina arrugada o seca? y se la denomina así porque la zona tenía varios barrancos con erosiones del terreno que le daban una apariencia de ?carne seca? o charque. En su entorno se puede divisar parte de la ciudad, gracias a la Escalinata de los Héroes del Pacífico?, donde se encuentra el monumento a Eduardo Abaroa, hombre de la Guerra del Pacífico.

K?URIPATA

Este barrio comienza en la calle España, abarca la unidad educativa Mario Serrano y concluye en las instalaciones de YPFB. Esta zona también fue denominada ?balcón de la ciudad? desde 1783. K?uripata o ?colina de las cañas huecas? -también conocida como la zona del ?k?uri?- debe su nombre a que en sus tierras crecía la caña brava. Esta zona estaba cubierta de esta planta que servía para construir los techos de las casas y también para fabricar silos donde los que se almacenaban las cosechas. En torno a la colina se encuentran atractivos como la casa de la heroína Juana Azurduy de Padilla, insigne guerrillera de la Independencia.

ALALAYPATA

Esta región est?¡ situada en la zona noreste de la ciudad y se extiende desde el final de la calle Colón, zona de los hospitales, hasta el ?Tata cajoncito?. Alalaypata significa ?colina del frío? y tiene este nombre porque precisamente en el sitio hacía mucho frío y no había ?¡rboles que protegieran a las personas de las gélidas temperaturas. En invierno, en Alalaypata el termómetro registra escasos grados centígrados. Cerca de allí est?¡ el Cementerio General, uno de los m?¡s bellos de América Latina y que se ha convertido en un gran atractivo turístico.

SURAPATA

Surapata se extiende en los terrenos de Nori Alta y abarca todo el promontorio entre el estadio Sucre hasta la escuela Benjamín Guzm?¡n; es una de las colinas m?¡s populares de la ciudad. Su nombre significa ?colina neblinosa o de las brumas?. En el lugar hay riachuelos que circundan la zona y levantan una bruma muy espesa, sobre todo en invierno: de ahí su nombre. En las fiestas del carnaval, en esta popular zona se venden bebidas típicas como la chicha. Cerca se encuentra la fuente del Inisterio y sus aguas, seg?ºn la cultura popular, ?otorgan sabiduría?.

WAYRAPATA

Comprende la quebrada de El Palomar, el Coliseo Universitario 2 y las calles La Paz y Abaroa. Antiguamente pertenecía a la acaudalada familia de Boeto, oidor de la Real Audiencia de Charcas, que cedió sus terrenos al Estado durante el primer tercio del siglo XX. Warapata, o ?colina de los vientos?, recibe este nombre precisamente porque es una de las zonas m?¡s ventosas en la ciudad, sobre todo en los meses de junio, julio y agosto.

QH?ONCHUPATA

El recorrido concluye en Qh?onchupata (?colina de los desperdicios?), cuyos dominios abarcan la zona central de la ciudad. Su epicentro es la plaza 25 de Mayo. Recibió ese particular nombre debido a que en los primeros años de vida colonial se echaba la basura en las quebradas del lugar y también era la zona donde confluían las aguas que bajaban desde los cerros cuando llovía. Est?¡ circundada por importantes edificaciones, como la iglesia de la Catedral, la Casa de la Libertad, la Prefectura Consistorial, el edificio de la comuna de Sucre y el Museo Gutiérrez Valenzuela.

PALABRAS FINALES

Esta ciudad capital (Sucre - ciudad blanca), conserva en su interior en ?majestuosa exposición? una forma del arte virreinal en sus plazas, parques y avenidas con ambiente de energía señorial, legado del Virreinato de ?La Plata?; adem?¡s, en sus entrañas se aprecia parte de la literatura que consistía en expresar la impresión que produce (retrotrayendo al pasado), el valioso patrimonio artístico y cultural de la época de la Colonia, produciendo objetos de admiración frente a su realidad, en maravillosos segmentos de tiempo para el ilustre visitante.

martes, 19 de mayo de 2015

21 de mayo de 1879 Combate Naval de Iquique

La primera medida militar de Chile para concretar sus ambiciones expansionistas fue la ocupación de los puertos bolivianos de Antofagasta y Mejillones (14 de febrero de 1879). Luego declararle la guerra al Perú con un bloqueo al puerto de Iquique y el bombardeo a los puertos de Pisagua y Mollendo. Así se inició la campaña naval del Pacífico

El poder de la escuadra chilena se basaba en las fragatas blindadas gemelas, “Cochrane” y el “Blanco Encalada”. El resto de la escuadra estaba formada por las naves de madera: las corbetas “Chacabuco”, “O’Higgins” y “Esmeralda”, la cañonera “Magallanes” y la goleta “Covadonga”.

La escuadra peruana basaba su poder en la fragata blindada “Independencia” y el monitor “Huáscar”, los monitores fluviales “Atahualpa” y “Manco Cápac”, la corbeta de madera “Unión” y la cañonera de madera “Pilcomayo”. Con esta desproporción en las escuadras de guerra el Perú llevaría adelante una brillante y heroica resistencia hasta octubre de 1879.

Bloqueado el puerto de Iquique por los buques chilenos “Esmeral-da” y “Covadonga”, el objetivo de la escuadra peruana era levantar dicho bloqueo. Los barcos encar-gados fueron el “Huascar” al man-do del capitán de navío Miguel Grau y la “independencia” al mando de Juan Guillermo More.

El combate se produce el 21 de mayo de 1879, el “Huascar” hunde a la corbeta “Esme-ralda” al mando del capitán de fragata Arturo Prat Chacón, quien muere en esta acción. El mismo día, la fragata “Independencia” se en-frentó con la goleta “Covadonga”, cuyo coman-dante capitán de corbeta Carlos Condell de la Haza, prefirió evadir el combate bordeando la costa, perseguido por la “Independencia” que, en su afán de espolonear a la “Covadonga” encalló en Punta Gruesa. Los combates nava-les de Iquique y Punta Gruesa le dieron una victoria táctica al Perú: el bloqueo del puerto de Iquique fue levantado y las naves chilenas fue-ron hundidas o abandonaron el área. La pérdi-da de la fragata blindada “Independencia”, la mayor nave de la marina de guerra del Perú, representó un golpe irreparable.

lunes, 18 de mayo de 2015

Roberto Choque Canqui, el historiador aymara

"Descuidas las tareas de la casa leyendo un libro ¿acaso vas a ser doctor?”, era lo que decía Simón Choque Mamani a su hijo, el historiador Roberto Choque Canqui, cuando éste se "distraía” con la lectura de un texto escolar. Este episodio está referido en la dedicatoria que el autor aymara hizo a sus padres en su tesis doctoral titulada El indigenismo y los movimientos indígenas en Bolivia.
Choque nació en una hacienda en Qhilla Qhilla, provincia Pacajes de La Paz en 1942, época en la que todavía estaba vigente el pongueaje, como se conocía a la obligación que tenían los indígenas de servir a los propietarios de haciendas.
Su padre le contaba que esas obligaciones consistían en labrar la tierra o vender productos y trasladarlos; y en el caso de las mujeres -cuyo servicio se conocía como mitanaje- consistía en cocinar, lavar ropa o cuidar el ganado. Precisamente el ahora investigador nació cuando su madre cuidaba un rebaño.
Los colonos, como se conocía a los indígenas que servían en las haciendas, a cambio del servicio que brindaban en ellas podían labrar un pedazo de tierra conocido como sayaña.
Las haciendas se formaron en las últimas décadas del siglo XIX. Irónicamente, en la época colonial las tierras eran comunitarias, aunque cada familia tenía destinada una parte. Pero cuando nació la República, el Libertador Simón Bolívar creía que las tierras debían individualizarse y quiso entregar a cada indio su parte.
En eso consistía la política liberal en aquella época, pues el liberalismo llegó con la Guerra de la Independencia, según Choque. Sin embargo, surgió una resistencia y las tierras continuaron considerándose como comunitarias.
Las ideas del libertador se consolidaron en 1874, cuando durante la gestión de Tomás Frías se promulgó la Ley de Exvinculación de Tierras. El objetivo era hacer que la comunidad originaria desapareciera, por lo que se organizaron una especie de censos, conocidos como revisitas. Así, se otorgó el título de propietarios de pedazos de tierra o sayañas a los comunarios.
"De acuerdo a esa ley (los indígenas) podían transferir a otros (sus tierras)”, explicó Choque. De esa forma las comunidades pasaron a poder de los hacendados a través de la compra, muchas veces forzada, de las tierras de los comunarios. El nuevo hacendado no podía "botar” a los indios, por lo que éstos pasaron a ser arrendatarios o colonos.
Una de aquellas compras forzadas fue protagonizada por el presidente Ismael Montes, quien, según Choque, de esa forma "se apoderó de Taraco”, en la región del lago Titicaca. "Era uno de los presidentes del liberalismo de la época”, afirmó.
Años antes, a fines del siglo XIX, durante la gestión del también liberal José Manuel Pando, surgió el líder indígena Pablo Zárate Willka, que tenía el objetivo de anular la ley y exigir que las comunidades absorbidas por la expansión de las haciendas retornaran a los originarios.
En las primeras décadas del siglo XX surgió una corriente que buscaba redimir al indígena de la explotación a la que estaba sometido, así como otorgarle el acceso a la tierra y la educación. Esta corriente se denomina indigenismo, que tiene como precursores a Elizardo Pérez y Miguel Pinto, entre otros, que en su mayoría eran pensadores no indígenas.
El indigenismo, explicó Choque, buscaba una incorporación a la cultura occidental, pero en condiciones de inferioridad, pues "se hablaba del indio no civilizado”. Lo indígena también se asoció a una condición de clase social, a la clase campesina.
La consolidación de las reivindicaciones formuladas desde comienzos del siglo XX recién se logró entre las décadas de los años 40 y 50. Pero, hasta ese periodo surgieron diferentes rebeliones indígenas, como la de Jesús de Machaca en 1921, la cual fue estudiaba por Choque en coautoría con Esteban Ticona.
Asimismo, antes de la Reforma Agraria de 1953, impulsada por el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), en 1947 hubo rebeliones en zonas rurales de La Paz y Cochabamba.

Dos años antes, en 1945, el gobierno de Gualberto Villarroel convocó a un Congreso Indigenal, en el que se discutió acerca de la abolición de la servidumbre, la implantación de la educación indígena, la producción agropecuaria y el estudio del Código de Trabajo Agrícola.

El gobierno de Villarroel promulgó cuatro decretos, que no incluyeron el tema de la tierra y menos la reversión de tierras a las comunidades. Ello, a pesar que durante el gobierno de Germán Busch, en 1938, se reconoció la existencia de la comunidad indígena, que significó el fin de la vigencia de la Ley de Exvinculación de 1874.
El resultado más importante del Congreso Indigenal de 1945 fue la abolición del pongueaje y el mitanaje. Pero su incumplimiento provocó conflictos que desembocaron en las rebeliones de 1947 en La Paz y Cochabamba.
Aquel año, el padre del investigador, Simón Choque Mamani, se rebeló contra los hacendados de la zona de Qhilla Qhilla y fue detenido por tres meses en la sede de Gobierno. Al retornar a la zona fue obligado a abandonar el lugar. "Vivíamos justo en la frontera de la provincia Aroma, en un ayllu que se llama Collana”, recordó el investigador. Su madre había fallecido cuando él tenía tres o cuatro años de edad.
Choque pasó su infancia en la comunidad Collana, donde comenzó sus estudios primarios, alrededor de 1951. A la edad de 17 años llegó a La Paz y concluyó su formación secundaria en el turno nocturno del colegio Franz Tamayo, de Villa Victoria. "En el día tenía que trabajar”, afirmó al recordar sus actividades en el taller de zapatería de su hermanastro.
"De día trabajaba y de noche estudiaba”, recordó. Poco después, Choque puso su propia zapatería. "Podía ir a la UMSA sin depender del patrón, yo tenía libertad, tenía ayudantes que trabajaban”. "No había mucha ganancia pero servía para estudiar”.
En 1969 Choque ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras -actual Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación- de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA). En ese entonces, antes de elegir una carrera se cursaban las materias de Introducción a la Historia, Filosofía, Psicología, Lenguaje e Historia de la Cultura.
"Cuando aprobé Historia de la Cultura el padre de Carlos Mesa me dijo: ‘Usted tiene que estudiar historia'”, recordó. En aquellos tiempos Choque era el único indígena en esa casa de estudios superiores y percibía discriminación.
En 1971, cuando ya tenía algunas materias básicas aprobadas, participó en la recuperación de documentación de la Corte Superior de Distrito de La Paz, que se vendería "para hacer cartón”. Alberto Crespo estaba informado y gestionó para que la universidad evite la destrucción de ese material. Así, junto a Alberto Crespo y sus compañeros, Mary Money, Florencia Ballivián y René Arze, comenzaron la organización del Archivo Histórico de La Paz. De esa forma, el investigador fue incorporado a la UMSA, institución en la que se desempeñó como docente en las carreras de Antropología, Historia y Educación.
En 1979, Choque obtuvo su título de licenciatura con la tesis La situación social y económica de los revolucionarios, que se publicó 30 años después. El libro formó parte de una colección publicada por el municipio paceño en conmemoración al Bicentenario de la Revolución de 1809.
Choque también realizó una maestría por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) de Quito que funcionaba en La Paz. Su tesis Los contenidos ideológicos y políticos en las rebeliones indígenas de la pre y post revolución nacional fue publicada en una segunda edición en 2012. Y su doctorado lo realizó por el Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello y la Universidad Nacional Siglo XX.
En estas décadas, Choque ha escrito al menos ocho libros y publicado un sinfín de artículos sobre la lucha indígena en las épocas colonial y republicana; también sobre los caciques indígenas, entre quienes destaca a Gabriel Fernández Guarachi, que vivió entre fines del siglo XVII y principios del XVIII. "Era Capitán General de los mitayos de toda la provincia Pacajes”, recordó.
Asimismo ha recorrido diferentes países, como Perú, Argentina, Ecuador, Venezuela, Costa Rica, España, Francia, Italia y Reino Unido, entre otros. De los lugares que conoció en su trayectoria, el que más le gusto fue Escocia. El investigador se sorprendió al ver en este país cultivos de papa. "Tienen un laboratorio de estudio para controlar el crecimiento”. "Eso nos hace falta aquí”, afirmó. Allá también probó comidas a base del tuberculo andino. "La sopa de papa era rica, eso comía”, recordó.
A Escocia fue invitado para asistir a un congreso de etnohistoria, en el que habló sobre los caciques indígenas. Allá estaban investigadores como Tristan Platt, Nathan Wachtel, Tom Zuidema y Alison Spedding, quien le traducía del inglés al aymara.
Choque presentó su tesis doctoral que dedicó a sus padres Agustina Canqui y Simón Choque Mamani en otro encuentro de etnohistoria que se celebró en Arica en 2014.
Este investigador aymara todavía tiene muchos proyectos por desarrollar. "La lucha continua”, afirmó en la entrevista con Miradas.

Seminario histórico sobre Cochabamba

La Asociación de Investigadores Histórico-Sociales de Cochabamba Alejo Calatayud organiza un seminario sobre la “Cuarta Revolución de Cochabamba, que se llevará a cabo en el salón Augusto Céspedes de la Casa de la Cultura Adela Zamudio.

El seminario se realizará a partir del martes 19 de mayo hasta el viernes 29 del mismo mes, con la participación de conferencistas destacados.

viernes, 15 de mayo de 2015

Video Conozca el recorrido de las milicias en el Imperio Incaico

Los espíritus errantes del Castillo Azul



En Tarija todos saben dónde está el Castillo Azul, imposible no reconocerlo o que este emblemático palacio pase inadvertido. Su peculiar arquitectura y estilo irrumpe en la panorámica de esta ciudad del sur de Bolivia al contrastar abruptamente con las edificaciones de ladrillo erigidas en sus inmediaciones.

El azul intenso que se estampa sobre sus paredes, columnas, torres y cúpulas lo convirtieron en un extraño palacete que alberga historia detrás de sus numerosos y amplios ventanales. Con la elegancia de un verdadero castillo real, la noble residencia se distingue provocando en quienes pasan por las calles Bolívar y Junín la inevitable curiosidad de conocer su interior e indagar los rincones de esta mansión privada.
Pero más allá de su belleza, su presencia imponente y perturbadoramente solitaria es adecuada para un relato de terror. Es así que el emblemático Castillo Azul de la ciudad de Tarija, probablemente, es el sitio con mayor cantidad de relatos sobre espíritus y espectros.
Alguno de los moradores de esta majestuosa edificación, que data del siglo XIX, afirma haber encontrado con frecuencia objetos de la casa ubicados de un modo distinto al que fueron dejados el día anterior.
También cuentan que escuchan ruidos semejantes a pasos, puertas y ventanas que crujen al ser abiertas y sienten la escalofriante sensación de una presencia cercana que sin embargo no se puede ver.
Los que por algún tiempo tuvieron oportunidad de vivir en el castillo, dan testimonio de algunas experiencias para muchos atemorizantes.

El Castillo de Navajas
La familia Amezaga Reinoso vivió en el Castillo Azul desde 1963 a 1968, tiempo en el que se lo conocía como Castillo de Navajas. “Rompimos el encanto”, asegura Bertha Reinoso, que junto a su esposo Julio Amezaga y sus tres pequeñas hijas, Magdalena, Lumen y Alba, fueron los primeros habitantes del Castillo Azul que en la época se encontraba deshabitado y en total abandono.
La familia rentó el Castillo de la dueña, Luz Molares Echazú, quien lo heredó de la familia Navajas, la cual fue propietaria del Castillo y de la Casa Dorada de la ciudad de Tarija.
Después de un arduo trabajo de limpieza la familia Amezaga Reinoso se mudó al castillo, ante la admiración de los vecinos, quienes aseguraban que no durarían mucho viviendo ahí ya que en aquella época eran bien sabidas las historias de espantos y fantasmas que moraban en el lugar; sin embargo la familia no tenía miedo y hasta ahora preservan recuerdos de esos años como un tiempo de mucha felicidad.

Relatos de fantasmas
“En las noches los perros ladraban y corrían desesperadamente, esto sucedía muchas veces”, comenta doña Bertha Reinoso que con sus 83 años de edad recuerda muy vívidamente la etapa en la que habitó el Castillo Azul.
“En una ocasión, un vecino que se dedica a hacer pan y usaba el horno de barro del castillo, escuchó muy claramente el ruido de la ducha, el sonido del agua cayendo como si alguien se bañara, lo que fue extraño porque no se usaba ese baño”, relata doña Bertha, quien investigó inmediatamente el hecho y constató que no había nadie.
En otra ocasión el matrimonio se dispuso a pasar la noche y tomando el recaudo para que su hija menor no cayera de la cama, acomodaron tres sillas junto al lecho de la pequeña, al poco rato oyeron el ruido de las sillas recorriéndose, prendieron la luz en el acto, pero nada había pasado.
Doña Bertha, que disfruta aún de los buenos libros, recuerda que en una ocasión se encontraba sumida en la lectura cuando escuchó de pronto un fuerte ruido proveniente del salón, como si hubiera caído una gran tabla, nuevamente verificó el hecho pero todo estaba en una aparente calma.
Uno de los sucesos que mayor impacto le causó fue cuando se encontraba sola con su hija menor que en aquel entonces tenía cuatro años. Escuchó de pronto y muy cerca de ella una respiración fuerte, no dijo nada para no asustar a su hija; sin embargo la pequeña comentó “¡mamá aquí suspiran!”.
La familia habitaba sólo los ambientes de la planta baja ya que el piso superior servía de depósito para la propietaria del castillo y no había un fácil acceso, apenas unos maderos inestables que ascendían peligrosamente por lo que no era recomendable transitar por ellos, también habían algunas habitaciones en la planta baja que tenían candado en la puerta y a las que no tenían acceso.
“En una ocasión alojamos a una tía de mi marido en uno de los dormitorios que no tenían candado y después de un par de noches nos contó algo que nos pareció muy extraño y a lo que no dimos crédito ya que la tía era muy anciana”, comenta doña Bertha.
“Aquí viene don Moisés y se dio un cuesto que olió en todo el cuarto y me dijo que abra los otros cuartos que ahí estaba la plata”, les contó la tía. La familia siempre muy delicada y respetuosa de la privacidad de la propietaria no podría haber pensado nunca en verificar tales hechos.
Doña Bertha comenta que para la familia fue muy penoso dejar el castillo y aun cuando preserva hermosos recuerdos de felicidad nunca más volvió al mismo.

Espiritismo en el castillo
De acuerdo a los registros desde 1966 el Castillo Azul pasó a ser propiedad de León Rengel Martínez y Avelina Estrada Galarza, ellos también dan fe sobre extraños sucesos ocurridos en el castillo.
Doña Avelina Estrada comenta que una ocasión se dirigió a las habitaciones del piso superior y al estar subiendo las escaleras sintió una fuerte presencia pero junto a ella no había nadie. “Ésta fue la única vez que sentí un escalofrío, realmente me asusté”, asegura.
Pese a escucharse ruidos extraños doña Avelina nunca sintió temor de habitar el castillo, pues considera que estos espíritus no son malos y convivir con ellos no es algo que le asuste.
Cuenta que aproximadamente hace poco más de 25 años atrás, la familia perdió una gran cantidad de dinero a consecuencia de un robo. Pese a las denuncias e investigación policial no se logró dar con los autores del hecho, fue entonces que a través de la recomendación de una amistad se realizó una sesión espiritista dentro del castillo. La sesión se organizó con algunas personas y se convocó la presencia de un alma conocida.
“En aquel entonces atendía la tienda de repuestos de automotores y uno de mis clientes, don Emiliano Ortiz, fue asesinado y se convocó su presencia y tuvimos datos sobre el paradero de los ladrones que fueron encontrados en Villa Montes”, cuenta.
A través de la espiritista supieron también que el jardinero que había fallecido y que fue enterrado en el castillo en la época de don Moisés Navajas (Carlitos Flores), “pide misa y solicita que le recen”, recomendó la espiritista.
A partir de este único evento que no volvió a repetirse en el castillo se hizo evidente que los ruidos y presencias eran más fuertes, motivo por el cual la propietaria pidió al sacerdote Juan Nicolay, que ungía de obispo en aquel tiempo, dar una misa dentro del castillo con lo que se apaciguaron los ruidos. “No tengo temor a los espíritus yo no les hago nada y no les cobro ni alquiler”, agregó valerosa Estrada.
Malos espíritus
“A veces sucede que un espíritu prefiere permanecer en la tierra por diferentes motivos. Los malos espíritus son los que sufrieron, son almas negras con aire negativo son almas perturbadoras que rompen cosas, mueven puertas, hacen ruidos. Los que fallecieron con tranquilidad tal vez dentro de la casa son almas blancas y años atrás en Tarija se solía enterrar a los familiares en la misma casa y es posible que el Castillo Azul tenga muchos entierros”, explica un joven espiritista tarijeño, quien reservó su nombre por considerar que los métodos publicitarios no son válidos para las personas que se dedican a esta actividad.
“Existen varios motivos por los cuales un espíritu se queda en la tierra, puede ser muerte por asesinato, conflictos sin resolver, necesidad que tienen de ayudar a una persona amada, los que se suicidan y los que asesinan no pueden dejar este mundo por castigo”, explicó el espiritista.
Agregó que los espíritus errantes no son buenos ni malos, pero su presencia se siente como una gran pena y pueden contagiar esta pena a las personas que viven en la casa. Dijo que cuando se sienten estas presencias se pueden ayuntar con crucifijos y agua bendita, “hay que hacer cruces en todos los rincones de la casa y rociar agua bendita”, recomendó.

El Apunte

El padre de Moisés Navajas, Víctor, fue el primer Navajas en llegar al valle chapaco a principios del siglo XIX. Aquí se casó con Feliza Ichazo, una moza del Valle de la Concepción. Era uno de los hijos de Miguel Navajas, un acaudalado judío sefardíta español, quien distribuyó descendencia y riqueza entre Uruguay y Bolivia. Nunca se supo el origen de la fortuna de los Navajas. El caso es que Moisés invirtió lo mucho ya traído para convertirlo en más. Para ello además encontró la pareja ideal y se casó con la emprendedora Esperanza Morales.

Apuntes históricos sobre Moisés Navajas

La historia del Castillo Azul nace con la fortuna de Moisés Navajas, uno de los comerciantes más adinerados de la región, quien decidió construir el castillo para uso familiar hace unos 150 años atrás.
En aquel entonces la residencia era empleada como casa de campo por estar rodeada por un gran parque. La exquisita obra arquitectónica fue diseñada por los hermanos Camponovo quienes eligieron la tendencia europea del art noveau para su construcción.
Además de su color azul cielo con detalles ornamentales como molduras y cornisas en blanco que le dan un aspecto propio al frente del palacio también se combinan diferentes estilos empleando las curvas y rectas, que se pueden apreciar tanto en sus aberturas como en las cuatro cúpulas.
Por esta razón, el Castillo Azul de Tarija genera un halo de misterio entre los locales y turistas que tejen conjeturas sobre lo que ocurre puertas adentro.

Enterraron al último benemérito de la Guerra del Chaco en Potosí

A los 102 años de vida y tras una infección intestinal, que se agravó en los últimos días, falleció don Apolinar Orosco Linares, uno de los pocos excombatientes de la Guerra del Chaco de Bolivia, pero el último en el Departamento de Potosí.
Los restos mortales del exsargento boliviano que se convirtió muy joven en el defensor de la patria fueron sepultados ayer, jueves 14 de mayo, en el pabellón de los beneméritos del cementerio general.
La inhumación fue efectuada con los honores que le hicieron los efectivos castrenses del Regimiento Pérez III de Infanteria. Salvas de fusilería y toque de silencio de un trompetista del regimiento antecedieron al entierro. No estaban representantes departamentales ni municipales en la ceremonia.
El hijo del excombatiente, Miguel Orosco, recordó a su padre como a un héroe de familia y de la guerra. Contó que su padre fue declarado héroe de guerra bajo resolución del Congreso de Bolivia.
Muy joven, don Apolinar Orosco ingresó al batallón boliviano como soldado raso, posteriormente pasó hacer dragoneante, luego cabo y finalmente fue sargento.
“Déjenme recordarles un momento quién era él. Era un padre ejemplar; he aquí sus frutos: mis hermanos, yo, sus nietos y sus bisnietos. Era un ciudadano ejemplar porque ha ofrendado su vida para ir a defender la heredad, un excombatiente que ha cumplido con su obligación y ha defendido nuestra patria en la Guerra del Chaco”.
El excombatiente tuvo cinco hijos: una murió, Irma, y aún con vida dejó a su primogénita Yoly, su segunda hija Elizabeth y sus dos varones: Raúl y Miguel.
“Padre: tú, como excombatiente, como soldado, como padre has cumplido, todos te recuerdan y todos hacen memoria de ello, pero los recuerdos más grandes que tengo de mi padre es que fue un gran pescador”, complementó el último hijo de don Apolinar.
El último héroe de la Guerra del Chaco de Potosí fue sepultado ayer en el Cementerio General en un sector donde se encuentran descansando sus camaradas que también defendieron a la patria.

102

AÑOS tenía el último excombatiente de la Guerra del Chaco de Potosí. Él nació el 19 de septiembre de 1913 en Poopó, Oruro.

domingo, 10 de mayo de 2015

El fotógrafo de Hitler que murió en Bolivia

El alemán Hans Ertl Graetzel fue el camarógrafo de Olympia, una memoria fílmica de los Juegos Olímpicos de Berlín hecha en 1936 por Leni Riefenstahl.

Ertl desarrolló su arte durante la época de Adolfo Hitler y en favor de su régimen, aunque nunca se consideró nazi.

"Él solo era un fotógrafo y cineasta. Además admiraba a Rommel", cuenta a la BBC su hija Beatrix Ertl, de 70 años, desde una modesta casa en el barrio pobre de Kupini, en La Paz.

Allí guarda las fotografías de quien en su momento fue el fotógrafo oficial del mariscal Erwin Rommel, que le peleó la popularidad a Hitler y que se suicidó en 1944 tras ser acusado de participar en un atentado contra el Führer.

El fotógrafo se asiló en Bolivia después que el régimen alemán los persiguiera a él y su familia en la posguerra.

Unos 37 años después del filme que sirvió de propaganda al nazismo, un exalto oficial de la poderosa SS (Schutzstaffel, el cuerpo de defensa del régimen) delató a una de las hijas de Ertl, que se había hecho guerrillera y murió asesinada en La Paz.

Hans nunca pensó que un nazi entregaría a su hija Mónika, una militante del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Bolivia.

Pero ésta murió en 1973 al ser identificada por Nikolaus "Klaus" Barbie, un exoficial de la SS que trabajaba para el gobierno militar de Hugo Banzer. Barbie era además un antiguo amigo de la familia Ertl.

Esa fue una razón más por la que al "Viejo ermitaño", "El gringo", "El loco" y "El escritor" -como lo conocían a Ertl en San José de Chiquitos, en el departamento de Santa Cruz, este de Bolivia- no le gustaba para nada que le dijeran nazi.

"Mi padre no era nazi. Él estuvo bajo las órdenes de (Erwin) Rommel, de quien fue fotógrafo, y solo fue una casualidad que hiciera la película Olympia con Hitler", añade Beatrix.

EL DOCUMENTALISTA DE BOLIVIA

Ertl, que había nacido en la ciudad alemana de Munich, murió a sus 92 años, el 23 de octubre del año 2000 en su estancia La Dolorida, en el municipio de San José de Chiquitos.

Curiosamente, la finca era vecina de otra que pertenecía a Banzer Suárez, el militar y expresidente de Bolivia para el que Barbie trabajó en los años 70.

El fotógrafo, apasionado del andinismo, había llegado a Bolivia en 1948 para una serie de expediciones a la Cordillera Real.

En 1953 volvió, esta vez junto a su familia: su esposa Aurelia y las pequeñas Mónika, Haidi y Beatrix.

Pero en 1958 Aurelia murió.

Así, mientras las niñas quedaban al cuidado de otros familiares en La Paz, Hans viajó y filmó los largometrajes "Paitití" e "Ito Ito".

"Fue un documentalista clave. Desde la Cinemateca Boliviana quisimos obtener una copia de ´Paitití´, pero desde la Cinemateca de Berlín donde la tienen solo nos enviaron unos fragmentos", sostiene Pedro Susz, fundador y exdirector del repositorio boliviano.

A mediados de los años 60, Hans estaba además empeñado en filmar el largometraje "Surazo". Un día, cerca del municipio de Concepción, el fotógrafo cruzaba un puente y el vehículo en el que iba se vino abajo con todos los rollos de su filme.

Notificó mediante telegrama a la productora Baviera Film del accidente, pero nunca le creyeron y le cerraron sus cuentas. Fue el desastre, porque tuvo que devolver dinero a la empresa germana.

Ese fue su último intento por filmar.

Poco después compró la estancia La Dolorida, donde se mudó junto a 18 gatos, 15 perros y un mono, mientras sus hijas, ya jóvenes, estudiaban en La Paz.

Para esa época, el nazi Klaus Barbie ya estaba asentado en Bolivia.

"Tenía una empresa maderera y ya colaboraba en inteligencia con los gobiernos militares", cuenta el historiador Mariano Baptista.

DELATOR DE SU AMIGO

El exoficial de la SS se hizo además amigo de la familia Ertl.

Fue él quien reconoció a Mónika Ertl en la avenida Camacho del centro paceño, un día de 1973.

"Fue El Carnicero de Lyon, como lo bautizó a Barbie el escritor Peter McFarren, quien delató a Mónika, que murió ese 73", expone Baptista.

Mónika, a quien sus compañeros de lucha llamaban "La imilla", fue una guerrillera del ELN y en su momento fue acusada por su presunta participación en el asesinato del entonces cónsul boliviano en Hamburgo, Roberto Quintanilla Pereira, de quien se dice que ordenó que amputaran las manos al Che Guevara en 1967.

A 1.105 kilómetros de La Paz, en la estancia La Dolorida, Hans, según Beatrix, no lloró y solo atinó a decir con alivio: "Qué bien que la mataron. Está muerta".

Su padre, dice la mujer, temía que la fueran a torturar.

Unos años antes, él la había echado de la hacienda, cuando Mónika quiso convertir el lugar en un campo de entrenamiento para la guerrilla.

BOLIVIA, SEGUNDA TIERRA

Tras su muerte, en 2000, Hans Ertl fue enterrado en La Dolorida.

Allí, algunos viejos vecinos aún recuerdan al "Viejo ermitaño", "El gringo", "El loco" y "El escritor", un alemán que fue leal a Rommel, que en su juventud filmcriticó a Hitler, sin pensar que su hija moriría a manos de un exnazi.

Pese a sus vínculos del pasado, Baptista no define al alemán como un nazi.

"Más bien huyó de todo ese mundo. Solo era un profesional fotógrafo que conoció después a Barbie".

Beatrix Ertl se casó en La Paz, luego se divorció, tuvo hijos y disfruta ahora de sus nietos. Su hermana Haidi Ertl tiene 76 años y vive en Alemania.

Casi 15 años después de la muerte de Hans Ertl, Beatrix suspira con nostalgia cuando habla de su padre.

"Mi padre amó Bolivia, creía en la Pachamama y murió en su segunda patria. Yo fui por última vez a Alemania en 1975, pero no quiero volver", exclama, mientras muestra unas viejas fotografías en las que se ve a un Hans joven y vigoroso, como aquellos atletas a los que inmortalizó durante los Juegos Olímpicos de Berlín.


Pacífico: Historia de Bolivia impone la verdad Atacama, continuidad de Tiwanaku

La arqueología revela que Atacama fue parte importante de la Cultura Tiwanaku, demostrando que la iconografía utilizada por los antiguos atacameños es similar a las empleadas en las estelas existentes en Bolivia, entre ellas, una de las más estudiadas, la “Estela Ponce”. Científicos chilenos e instituciones arqueológicas del vecino país testimonian el nexo indisoluble de Tiwanaku con Atacama y de Atacama con Tiwanaku. Está demos


La demanda marítima boliviana, presentada a la Corte Superior de Justicia de La Haya, Holanda, tiene actualmente la virtud de contraponer a la falaz política marítima de Chile, documentos históricos con pruebas palpables respecto a que Bolivia tuvo acceso natural al océano Pacífico desde la etapa precolombina, durante la Colonia y en la República, incluso hasta 1879.

HABLA LA ARQUEOLOGÍA

Restos arqueológicos encontrados en Tiwanaku y en San Pedro de Atacama son similares en su contenido, forma y mensaje, tal cual reconocen mundialmente científicos y estudiosos de la materia. Por ejemplo, la simbología encontrada y descifrada en la “Estela Ponce” así como las “tabletas” parte de un equipo inhalatorio de sustancias alucinógenas, visionarias (no droga), encontradas en Atacama, tienen la misma raíz tiwanakota.

El Museo Chileno de Arte Precolombino destaca la obra del insigne especialista Constantino M. Torres, quien en sus espléndidos estudios sobre el “sistema iconográfico de Tiwanaku” afirma: “Esta serie de imágenes comienza a aparecer relativamente temprano (ca. 300 AC), en la Cuenca del Lago Tititica y quizás más tarde, en el Sur de Bolivia y en San Pedro de Atacama”.

José Berenguer R., otro gran especialista, en un boletín de la Universidad de Tarapacá, expresa al respecto: “La estrecha similitud entre los diseños presentes en tabletas y tubos del complejo alucinógeno de San Pedro de Atacama, Chiuchiu y otros lugares del norte de Chile, con representaciones específicas de las esculturas de Tiwanaku, ha sido notada por varios autores. Algunos de estos diseños son casi la copia exacta de ciertos motivos conspicuos presentes en la “Puerta del Sol” y en la estatuaria: es el caso del “Dios de los Cetros”, de los “Personajes Alados”, del “Chachapuma” así como también de tantos otros motivos menores, como el cóndor, el felino, el pez y la serpiente. “Dichas similitudes sugieren firmemente que en la litoescultura de Tiwanaku están implicadas las prácticas inhalatorias”.

Agreguemos a la prueba arqueológica que nos remonta a Tiwanaku, la pertenencia de Atacama al entonces Kollasuyo. En efecto. El territorio de Atacama con toda su costa, situada entre los 23 y 27 grados de la latitud sur, ya formaba parte del extenso citado territorio en los años 1471, cuando se inició la conquista del reino de Chile por las huestes españolas.

En la etapa de la Colonia española, numerosos cronistas nacidos en España y en esta parte de América del Sur valoran la pertenencia de Atacama como jurisdicción de Potosí. Veamos en detalle aquellos testimonios.

LA COLONIA Y EL MAR PACÍFICO

En su obra Historia Secreta de la Guerra del Pacífico, Édgar Oblitas Fernández, publicada en 1978, incluyó un estudio sobre “El virreinato de Charcas y su litoral en el Pacífico”, valiosa documentación que refuerza hoy la soberanía de Bolivia sobre las costas del Pacífico,

Édgar Oblitas Fernández, entrañable amigo y vanguardia patriota de la reivindicación marítima boliviana, expresa. “Historiadores, diplomáticos y publicistas chilenos –para justificar la usurpación del Litoral boliviano en 1879– tropezaban y siguen tropezando con montañas de documentos, ordenanzas, títulos y la cartografía de la época. No era cosa sencilla borrar de una plumada la historia de cuatrocientos años y sostener con desfachatez que Bolivia nunca tuvo mar.

“Bolivia no fue un país mediterráneo como se pretende hacer creer. La presencia de Bolivia en el océano Pacifico se remonta a tiempos inmemoriales, cuando los primitivos habitantes del altiplano marcaron su cultura en las costas de Atacama. Los restos arqueológicos excavados en Atacama donde se observa la huella de Tiwanaku, son la prueba más elocuente de la presencia de los hombres primitivos de la meseta boliviana en el mar del Sur”.

“El territorio de Atacama con toda su costa situada entre los 23 y 27 grados de la latitud Sur, ya formaba parte del extenso territorio del Collasuyo en los años 1471, cuando se inició la conquista del reino de Chile.

El cronista altoperuanao Fray Antonio de Calancha comentando este hecho, enaltece la labor realizada por los incas cuando señala que “estos indios del Perú sujetaron a Chile, cosa que millares de españoles en cien años no han podido sujetar”.

AUDIENCIA DE CHARCAS

Cuando se creó la Audiencia de Charcas, mediante Célula Real de 12 de junio de 1599, el Rey Felipe Segundo expidió otra orden señalando expresamente sus límites entre los que figura Atacama que “distaba sólo 80 leguas de Charcas”.

El padre Alonso de Ovalle, autor de Histórica relación del Reino de Chile, escrita en 1646 también se ocupa: “El Reino de Chile, dice, último remate de la América Austral, que por la parte del Norte se coninúa con el Perú, comienza del grado 25 al Polo Antártico pasando por el Trópico de Capricornio y corre de largo 500 leguas hasta el Estrecho de Magallanes que está en los 54 grados…éste es el sitio y lugar del Reino de Chile el cual tiene por vecino a la banda del Norte de las Provincias de Atacama y las ricas minas de Potosí que dan principio al Reino del Perú…”

LA ARAUCANA

Edgar Oblitas, cita también a otros cronistas. Tales las inmortales estrofas de Alonso de Ercilla y Zúñiga que cantara en La Araucana la epopeya de Caupolícán: “Es Chile Norte Sur de gran longura/ Costa del Nuevo Mar del Sur llamado/ Tendrá del Esta a Oeste de angostura/ Cien millas por lo más ancho tomado/Bajo el Polo Antártico en altura/de veintisiete grados prolongado/ Hasta do el mar Océano y Chileno/ Mezclan sus aguas por angosto seno”.

Otro notable poeta de la Colonia, el capitán Melchor Juffré de Aguila, autor del Compendio Historial del Descubrimiento y Conquista del Reyno de Chile también dejó a la posteridad su inspirada descripción: “Son lo mejor de aquel famoso imperio/ Todo pues lo que corre hasta Atacama/So la tórrida zona contenido/Es tierra del Pirú y sus propiedades/ De temples y temperos, se asemejan/ Cerca del mesmo trópico llamado/De Capricornio, un despoblado firme/Hasta llegar a un valle que se llama/Copiapó que es principio de Chile”.

ALTO Y BAJO PERU

A esta altura –prosigue el autor de la Guerra Secreta del Pacífico– consideramos importante hacer un breve comentario: Los historiadores chilenos sacan a relucir como gran descubrimiento el hecho de que en algunos documentos coloniales, se hable solamente de la frontera de Chile y Perú. Con extraordinario fundamento, Eduardo Arze Quiroga expresa que la denominación de Alto y Bajo Perú no se encuentra en ningún documento de los Siglos XVI, XVII Y XVIII. “En general, hasta la creación del Virreinato del Río de La Plata –dice– el Perú fue un solo Perú desde las proximidades del Ecuador hasta la Patagonia, en todo el territorio español de Sudamérica incluyendo la gobernación de Chile”.

Continúa: “En la toponimia las designaciones de Bajo y Alto Perú, comienzan a ser utilizadas a principios del Siglo XIX, pero sobre todo, en el período de la Guerra de la Independencia que su difusión es mayor en Buenos Aires y Lima”.

POTOSÍ-ATACAMA

El 16 de marzo de 1781, las relaciones entre España y Francia eran críticas. Entonces, las autoridades de Cobija y Atacama dieron parte inmediata al Virrey de Buenos Aires y al Presidente de la Audiencia de Charcas, quienes ordenaron el reclutamiento de milicias, las mismas que se organizaron en todos los poblados de Atacama. Desde Potosí se envió un destacamento de refuerzo. Todos los informes de esta movilización se encuentran en el Archivo de la Nación Argentina y constituyen la prueba más contundente contra la absurda tesis de que Bolivia jamás tuvo mar.

Existe un hecho más subraya Edgar Oblitas: “El año 1763, el Corregidor de Atacama, eleva un informe circunstanciado a la superioridad, dando cuenta que en aquella población había funcionado una fábrica de pólvora de alta calidad con destino al uso de las milicias. El hombre que había realizado esa proeza, según el informe, había sido Don Miguel Ocaxis, quien había fallecido poco tiempo después sin enseñar el secreto a nadie”.

Cuando en 1825 se funda Bolivia, Potosí o la Intendencia de Potosí, conforma junto al nuevo Estado, junto a La Paz, Charcas, Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba en calidad de departamentos. Al hacerlo así, Potosí incorpora también su distrito de Atacama y su extensa costa a la nueva República de acuerdo al Uti Possidetis de 1810.

Potosí, mediante su provincia de Atacama, tenía por límite antiguo a Chile, el Río Salado, junto al Paposo, a 25 grados 31 minutos, 36 segundos latitud Sur. Así aparece en el mapa levantado en 1810 por el geógrafo británico Arrowsmith.

COROLARIO

La documentación existente en España y América Latina fija con precisión que nuestro país, Bolivia tuvo acceso soberano al Pacífico desde la noche de los tiempos. Razón por la cual, los alegatos de Chile carecen de sustentación histórica y caen en la falacia, como la opinión pública mundial constató ante las recientes declaraciones de las autoridades chilenas en La Haya.

Resta que se imponga la verdad y que políticos chilenos sensatos enfoquen el tema de la cuestión marítima pendiente de solución desde 1879, utilizando la realidad como norte y convengan con Bolivia, que la mentira jamás es historia sino débil falacia que no conduce a un camino de buena vecindad. (clovisdiazf@gmail.com).