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sábado, 2 de abril de 2016

Tumusla Último bastión Español

La última acción de armas entre realistas y patriotas que sintió este suelo americano, fue en la apacible población de Tumusla suelo potosino, cuando un 1ro. de abril de 1825 se dio el combate entre las dos fuerzas enemigas que tenían el mismo destino, luchar hasta el final.

Se inició el combate con la arremetida del Gral. Pedro Antonio de Olañeta contra los patriotas que encontrábanse en el sector Sur del río Tumusla. Entonces se escuchaban los sonidos estruendosos de los cañones, motivando a una lucha sangrienta donde los unos y los otros, ponían todo de sí para salir victoriosos de la batalla.

Finalmente los audaces patriotas consiguieron su objetivo venciendo a los uniformados españoles que habían insistido en defender a la Corona de España y mantener a favor de ella a estas tierras colonizadas por más de tres siglos.

Fue en esa histórica batalla de Tumusla donde numerosos soldados de ambos ejércitos, ofrendaron sus vidas por defender ideologías y consignas que perseguían cada uno de ellos, quedando allí mismo herido de muerte el único representante de la corona española, Mariscal de Campo Pedro Antonio de Olañeta, el que deseaba mantener a toda costa el absolutismo; y no pudo más frente al coraje y valentía de los patriotas encabezados por el Cnl. Carlos Medinaceli Lizarazu, sellando con ello la independencia de los pueblos charquenses.

La obtención de esta victoria tuvo lugar en la quebrada de Tumusla, en inmediaciones de la Hacienda “Patirana”, en cuyas proximidades encontrábase el cuartel del ejército patriota y la capilla colonial consagrada con el nombre de la Virgen del Carmen.

Fue en ese lugar valluno cuando los dos enemigos se parapetaron uno frente al otro, divididos por las aguas del río lugareño, para horas después teñirse de rojo con sangre de los combatientes.

La batalla empezó al promediar las tres de la tarde y concluyó a las siete de la noche después de cuatro horas llenas de tiroteo y matanza, hasta que el General realista, luego de haber caído herido, fue tomado preso y llevado a una pequeña chujlla, especie de habitación improvisada donde convino en capitular con el enemigo y abandonar su posición intransigente.

Horas más tarde, el Gral. Pedro Antonio de Olañeta, murió como había prometido, empuñando su sable y defendiendo sus ideales lejos de su suelo natal, huérfano de los honores que habría brindado España, por haber sido el más fiel a su Rey y a la Corona de la monarquía de España, sabiendo que este incorrupto militar, antes de su muerte fue nombrado Virrey del Río de la Plata, como se le tenía ya ofrecido; designación que fue firmada en fecha 27 de marzo de 1825. De esta manera la Batalla de Tumusla dio por terminada la dominación española en América.

La persona que dio la noticia de este suceso de armas al Mcal. Antonio José de Sucre que encontrábase en Potosí, fue el Cnl. Carlos Medinaceli Lizarazu, enviando el parte de guerra a través del My. Juan de Villegas, documento fechado el primero de abril, aunque la carta fue redactada pasada la media noche de aquella fecha, dando cuenta del encuentro sangriento de las dos fuerzas enemigas, así como la muerte del Gral. Olañeta, ocurrida en la madrugada del día 2 de abril en que la carta era remitida con urgencia a Potosí.

Siete días después, o sea el 8 de abril, fue dirigida una segunda carta al Mcal. Sucre por parte del vencedor de la batalla de Tumusla, haciendo saber la nómina de todos los jefes y oficiales que participaron en la acción de armas, tanto de las fuerzas realistas como de las patriotas, encontrándose en dicha nómina el nombre del Tcnl. Melchor Daza, héroe del grito libertario potosino del 10 de Noviembre de 1810, el mismo que había tomado como trofeo, la imprenta que era propiedad del Gral. Olañeta.

Esta máquina imprimía la propaganda bélica entre realista y patriotas, dando a saber mayormente las victorias de las fuerzas militares que representaban al soberano de España. Propaganda que se distribuía en todos los poblados por donde pasaba el general realista, al margen de que en esta imprenta se publicó el primer periódico editado en territorio alto-peruano el año de 1823 con el nombre de “El Telégrafo”.

Y bueno, en una de las partes de la carta remitida por Medinaceli al Mcal. Sucre, señala lo siguiente: “La imprenta, el parque y todo el cargamento que fue del Mariscal Olañeta, tomamos como botín de guerra en Tumusla”.

Separadamente, en otro anexo, el Cnl. Medinaceli dice: “Fuimos 28 xefes y Oficiales con 1.300 clases i soldados, los vencedores en la batalla de Tumusla, efectuada frente al río Tumusla i sobre el camino real i adyacencias del cerro, la tarde del jueves santo 1ro. de abril de 1825…”.

“Tuvimos 150 clases i soldados muertos i 6 Xefes y Oficiales con 10 heridos y 260 clases i soldados de nuestro regimiento Cazadores de a caballo, comandado por el Tcnl. Melchor Daza herido en la batalla, no de gravedad, de 600 hombres, i batallón Cazadores de Chichas de 700 plazas, comandado por el Tcnl. Miguel Mérida”.

De acuerdo a ese parte, se deduce que la Batalla de Tumusla fue realmente sangrienta y llena de furor donde se enfrentaron dos ejércitos con buen número de efectivos y muy bien equipados en armamento; conociéndose que en el sector de los patriotas, encontrábanse valientes chicheños y otros guerrilleros de las facciones patriotas que participaron en una y otra batalla del Sur alto-peruano.

Sobre la muerte del Gral. Pedro Antonio de Olañeta, se dice que un oficial de nombre Francisco Sánchez, habría acabado con la vida del mencionado general realista, disparándole por la espalda tres tiros de fusil, aunque esos disparos no fueron tan efectivos para dar muerte instantánea a Olañeta, habiendo expirado este general, tres horas más tarde después de aquel suceso.

Sobre este hecho surgen las siguientes interrogantes: ¿Qué es lo que motivó al hombre para que disparase contra el general realista….?. ¿Fue por alguna venganza o, el no permitir que Olañeta sea vejado o maltratado para herir su dignidad…?. Sobre el particular hay muchas hipótesis que al final solo podrían manejarse como tales.

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