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martes, 24 de mayo de 2016

25 de mayo de 1809 Primer grito libertario en Chuquisaca

Al producirse la invasión napoleónica en España (1808), Fernando VII como Carlos IV fueron llamados por Napo-león a la ciudad de Bayona, y allí obligados a ceder sus derechos al trono en favor de José Bonaparte, hermano del emperador de Francia. En España, la imposición del rey José I no fue aceptada y ante esta dramática situación se crearon las juntas de gobierno dependientes de la Junta Central de Aranjuez, lo mismo que en los reinos americanos (colonias).

En un principio, salvo en México y Lima –sólidos baluartes del dominio del poder cen-tral– habiendo cesado el legítimo rey en el mando, se consideró caduco el mandato de los virreyes y demás autoridades designadas desde Madrid, entonces se promovieron ca-bildos abiertos, en los cuales se nombraron juntas de gobierno que asumieron el poder “a nombre de Fernando VII”, esta aparente lealtad al rey cautivo, pronto tomaría otra orientación. Comenzaron a desconocer a las autoridades españolas, era el inicio de la separación, allanar el camino hacia la independencia.

El 25 de mayo de 1809, en Chuquisaca tuvo lugar la primera gran tentativa autonomista al lanzar el primer grito libertario en la América colonial.

Doctores y estudiantes de Derecho de la Universidad San Francisco Xavier y el pueblo se movilizaron ante la llegada de Goyeneche que planteaba trabajar en favor de las pretensiones de la infanta Carlota de Borbón, quien as-piraba al protectorado de las colonias españolas en razón de estar cautivo Fernando VII. Además, Goyeneche, de manera autoritaria pedía se le entregara los dineros y contribuciones correspondientes al Rey y que serían remitidos con premura a España, donde se los precisaba para sostener la lucha contra la invasión francesa, los oidores y docto-res de la Universidad alzaron con vehemencia su voz de protesta con característica de insurgencia. Pizarro muy alarmado por la forma como iba tomando los acontecimientos de aquel día, ordenó la detención del Dr. Jaime Zudáñez, entonces el pueblo se constituyó en la Plaza de Armas y destituyó al Presidente de la Audiencia García Pizarro, envistiendo en el alto cargo al oidor de la iglesia, quien a su vez, nombró comandante de armas al coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales, uno de los más re-sueltos partidarios de la causa autonomista. Zudáñez fue puesto en libertad y nombrado capitán de artillería. Luego de un acalorado debate donde se lanzaban consignas autonomistas, se resolvió enviar emisarios a los pueblos del Alto Perú y Buenos Aires para dar conocimiento de estos sucesos y preparar el camino hacia la independencia.

Manuel Moreno en la Argentina; Alzérreca y Pulido en Cochabamba; Monteagudo en Potosí; Manuel Lemoine y Antonio Seoane en Santa Cruz; Michel y el cura Mercado en La Paz, cumplieron a cabalidad la misión pro-pagandística de los acontecimientos ocurridos en la Real Audiencia y la repercusión fue casi inmediata en la ciudad de La Paz, el 16 de julio de 1809. Un año después estallaba la insurrección en todas las regiones de América.

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