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martes, 14 de junio de 2016

Apoyo espiritual y material caracterizó a la mujer en el Chaco

La participación de la mujer en la Guerra del Chaco (1932-1935) fue importante debido a que alentaban a los soldados con breves mensajes, cocían ropa, recaudaban alimentos, asistían a los heridos e incluso cantaban cuecas cambiando la letra para animarles a seguir defendiendo el petróleo de Bolivia.

Es de esta manera que resumimos el gran aporte de la mujer, al ver el trabajo desinteresado de las religiosas de la Congregación de las Hermanas Pontificias dirigidas por Nazaria Ignacia, ahora conocidas como las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, quienes fueron parte importante de la contienda de la Guerra del Chaco, porque muchos héroes salvaron su vida gracias a la atención oportuna de las religiosas que atendían a los heridos que retornaban del frente de batalla, además de prepararles espiritualmente, brindándoles la hostia en sus visitas y estampas con imágenes de algunos santos.

La religiosa Nazaria Ignacia actualmente conocida como la beata Nazaria, dispuso que las religiosas realicen funciones de enfermería y a la vez a la muerte de una de ellas por el contagio de una enfermedad mortal, también decidió crear el primer banco de sangre en una casona de la calle Potosí Norte, en la que funcionaba una escuela de artes y oficios, según cuenta don Ángel Torres Sejas.

Por la cruenta guerra, muchos niños quedaron huérfanos y por esta situación Nazaria Ignacia decidió abrir el asilo de los huérfanos de la Guerra del Chaco, además de atender los requerimientos básicos de las víctimas.

En la memoria de Oruro: Ensayos bibliográficos e Históricos también se hace un breve comentario sobre la participación de las religiosas, manifestando que asimismo se encargaban de conseguir alimentos y medicamentos, tanto para los heridos como para los huérfanos de guerra, habilitando comedores populares con el nombre genérico de Olla del Pobre.

Ante esta actitud, los soldados reconocieron la importancia de la labor desarrollada por las religiosas y mujeres que a la vez eran llamadas "madrinas", quienes también se encargaban de despedir a los combatientes con flores y algún recordatorio, ellas eran madres, hermanas, tías, etc. de los propios soldados que se trasladaban a la Guerra de Chaco. Fueron consideradas como un elemento importante para el bienestar de todo el pueblo porque compartían el hambre, la sed y el dolor de ver a sus seres queridos en la guerra con la incógnita si volverían de las hostilidades.

En muchos casos fueron consideradas como ángeles guardianes porque a muchos soldados les sirvieron de guías ya que les daban valor para seguir luchando por el país.



MADRINAS

El grupo de religiosas fue también una inspiración para muchas mujeres que al ver la fortaleza y apoyo que brindaban a los soldados, decidieron agruparse en grupos como las "Damas de la Misericordia", "Damas de la Liga Filial del Progreso" que se ocupaban de brindar a los soldados escarapelas, galletas, cigarrillos, coca y otras necesidades que estaban a su alcance además de recolectar ropa, confeccionaban uniformes, ropa interior, sábanas, mosquiteros, todo lo que se entregaba estaba acompañado de un papel en que se escribían palabras de aliento y apoyo moral, como "viva Bolivia", "valor en el combate", "la Patria les agradece", "por Bolivia y pos sus familias defendamos el petróleo", con el objetivo de levantar el ánimo a los combatientes y sepan que no estaban solos, según relata Felipe Ramírez Ríos.

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