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domingo, 19 de junio de 2016

Video Exponen el diario de un soldado, las cartas y mapas de la Guerra del Chaco

"Mi mayor preocupación es el bienestar de usted…”, le escribió un soldado boliviano, a través de una tarjeta, a una mujer el 4 de febrero de 1933. El documento data de la época en que se libró la Guerra del Chaco, conflicto bélico que enfrentó a Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935.

Aquella tarjeta forma parte de los documentos del soldado Azcarruns, que se exponen en el museo Paz del Chaco. La exposición se estableció en el Consejo Supremo de Defensa del Estado Plurinacional por la conmemoración del "alto al fuego” de junio de 1935.

El legajo de Azcarruns incluye una libreta y un diario, los cuales fueron prestados para esta actividad por la familia. En el diario se puede leer en una de sus páginas cómo el combatiente describe "los bosques del Chaco”.
"Es un documento histórico de gran trascendencia porque el soldado Azcarruns tuvo el tiempo de ir anotando día a día el acontecer de la guerra”, comenta el general Juan Antonio Olivera Medrano, secretario general del Consejo Supremo de Defensa del Estado Plurinacional.

También se expone el diario del expresidente Germán Busch. "Este diario de guerra narra lo que fue Boquerón”, comenta Olivera.

Otro de los documentos que se exhiben es una edición de 1934 de El Diario, un periódico paraguayo. "He aquí uno de los prisioneros bolivianos más peligrosos”, dice uno de los titulares de ese medio. "Los trabajos de los prisioneros en obras de utilidad pública”, reza el título de una nota en la que se hace referencia a la construcción de un camino, realizada por bolivianos.

Entre los documentos también se exhibe billetes de la época, fotografías de combatientes, libros, entre otras piezas. Una de las reliquias que muestra este museo es un mapa del territorio nacional de 1934. "Un mapa de Bolivia de 1934, firmado por Salamanca, y está intacto”, destaca Olivera.

De granadas a un camión
En esta muestra también se exponen distintos objetos de aquella contienda bélica. Entre ellos están las granadas que fueron halladas hace un año en Villamontes y hasta un camión Ford del año 1932.

"Inclusive el vehículo tiene impactos de proyectil. Se trata de un carro que con seguridad ha estado recorriendo los cañadones del Chaco, un carro con experiencia de combate, un mudo testigo de lo que fue la guerra”, afirma Olivera Medrano. "Seguramente cumplió con esfuerzos logísticos, trasladó gente, llevó combustible y víveres. Vale la pena que la gente pueda conocer esta reliquia histórica”, agrega.

En la muestra también se expone uniformes de soldados de la guerra, gorras, una cartuchera de esa época para revólver, portadocumentos y armas. Uno de los elementos que más llama la atención es una máscara antigás. "Hubo la amenaza de agentes químicos pero que no se concretó, ambos países tomaron sus recaudos”, comenta al respecto Olivera.

El museo, la guerra
La exposición está impulsada por el Consejo Supremo de Defensa, que contó con el apoyo del Ministerio de Defensa y de la embajada de Paraguay. Tiene el objetivo de "honrar” la firma de la paz (12 de junio del 35) y el cese de hostilidades (14 de junio), después de más de 1.000 días de combate. La muestra, que estará abierta todo este mes, se presenta en instalaciones de dicha institución, ubicada en la avenida 6 de Agosto, esquina Pedro Salazar.

"Hemos abierto las puertas de este museo histórico Paz del Chaco como un justo homenaje a esos gigantes del Chaco que en su momento defendieron el oro negro y en su momento también escribieron páginas de gloria en los cañadones del Chaco (…). Queremos que jóvenes y niños conozcan la historia, amen la historia de este país, y al amar la historia y al conocer la historia, por supuesto que van a amar a nuestra patria”, sostiene Olivera.

¿Cuál es la enseñanza que dejó el conflicto bélico? "En el Chaco hemos aprendido muchas cosas, pero fundamentalmente hemos querido, a partir de ahí, darle otro nuevo concepto u otra nueva dirección a nuestro país”, explica Olivera.

"Nosotros hemos perdido muchísimo y esta guerra de alguna manera ha abierto la conciencia en el espíritu mismo de los pueblos boliviano y paraguayo, una herida que está terminando recién de cicatrizar. Consiguientemente, ninguna guerra es buena”, agrega.


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