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lunes, 28 de agosto de 2017

Monedas para las Provincias Unidas del Río de La Plata

En las dos primeras décadas posteriores a la posesión del Cerro Rico ocurrido en 1545, la producción de plata aumentó considerablemente, por tal motivo, la Corona de España decidió construir una Casa de Moneda en Potosí para solucionar problemas de circulante en esta parte del continente americano.

La Casa de Moneda comenzó a funcionar en 1574 en la esquina sureste de la Plaza del Regocijo, hoy Plaza 10 de noviembre, acuñando monedas a golpe de martillo.

Posteriormente, en 1759, luego de varios problemas se inicia en la Plaza del Gato la construcción de la nueva Casa Real de Moneda para mejorar la tecnología de acuñación y emitir monedas circulares con un acabado perfecto, la fábrica fue inaugurada el 31 de julio de 1773.

En esta segunda Casa de Moneda se acuñó monedas de plata, y desde 1778 también se acuñaron monedas de oro con el busto del rey Carlos III.

En la década de 1770 y en la siguiente ocurrieron hechos históricos importantes a nivel mundial: la independencia de Estados Unidos en 1776 y la Revolución Francesa, en 1789, que impulsaba los principios de libertad, igualdad y fraternidad.

Por otra parte, vale la pena destacar que el territorio del actual Estado Plurinacional de Bolivia formaba parte del Virreinato del Perú, de 1542 hasta 1776. Pero, en 1776 fue creado el Virreinato del Río de La Plata y nuestro territorio pasó a depender de ese Virreinato.

En España, en 1808, Carlos IV abdicó a favor de su hijo Fernando VII, pero, Napoleón Bonaparte obligó a Carlos IV a aceptar la invasión francesa y ubicar en el trono de España, a su hermano, José Bonaparte quien ocupó el trono de 1808 a 1813.

Estos acontecimientos mundiales tuvieron su repercusión en América, por lo que empezaron los levantamientos armados en contra de la Corona de España. Estos gritos libertarios comenzaron el 25 de mayo de 1809, con el repique de campanas en el templo de San Francisco en Chuquisaca y continúan el 16 de julio, en La Paz. Y en 1810, el 14 de septiembre en Cochabamba, el 24 de septiembre en Santa Cruz y el 10 de noviembre en Potosí.

Entonces, cómo se puede explicar que el primer grito ocurriera en Chuquisaca en 1809 y el último en la Villa Imperial en 1810?

Pues bien, ocurre que en esta ciudad se encontraban dos de los tesoros más codiciados por los españoles y por los patriotas: el Cerro de Potosí y la grandiosa Casa de Moneda. Por ello, es que Potosí fue tomada y retomada en varias oportunidades precisamente por los Ejércitos Libertarios de Argentina y por los realistas a partir de 1810.

En 1810, el Ejército Auxiliar argentino estuvo comandado por Juan José Castelli; en 1813, por Manuel Belgrano y en 1815, por el general José Rondeau.

Entonces, ¿qué papel desempeñaba la Casa de Moneda y qué monedas se acuñaron en ese periodo desde principios de 1800 hasta 1825?

Comenzando el siglo XIX, y hasta 1808, las monedas acuñadas en Potosí llevaban el busto del rey Carlos IV.

Posteriormente, en España el rey Carlos IV fue obligado a abdicar a favor de su hijo Fernando VII, quien, fue presionado por Napoleón Bonaparte a aceptar que su hermano Napoleón Bonaparte ocupe el trono de español, por esta situación, en Potosí, se acuñó monedas con el busto de Carlos IV con la fecha 1808 hasta el año 1813.

Por ello, cuando Fernando VII recuperó el trono de España hizo acuñar monedas en Potosí, en 1813, con fecha del año 1808 “para que se sepa” que en “esos años yo he sido el rey de España”.

En América, de igual manera ocurrían acontecimientos importantes. En 1810, el pueblo de Potosí se levantó en armas y llegaron los Ejércitos Auxiliares Argentinos comandados por Juan José Castelli y no dudaron en sustraer de la Casa de Moneda, grandes cantidades de barras de plata y de monedas acuñadas. Se mencionó, por ejemplo, que el Síndico Procurador General de Potosí, Don Manuel Suertegaray, sacó de la ceca potosina cuatro talegas de onzas de oro selladas que equivalían a cuatro mil pesos, y que Pueyrredón pidió al Ayuntamiento 400 mulas para trasladar cargas de plata piña o barras de plata hacia el Sur.

En 1813, el Ejército argentino estuvo al mando de Manuel Belgrano, y como hecho importante se acuñó monedas de plata y oro para las Provincias Unidas del Río de La Plata. El suceso más anecdótico ocurrió este año, que consistió en el intento de Belgrano para unos cronistas y de Díaz Vélez para otros de ordenar dinamitar la Casa de Moneda, orden que afortunadamente no se cumplió.

En 1815, el ejército argentino estaba comandado por Juan José Rondeau, también se acuñó monedas de plata para las Provincias Unidas del Rio de la Plata que tuvieron la particularidad de llamarse reales al principio y soles al final, para que no se recuerde el término real que se ligaba a la Corona de España, mientras que el termino sol tenía su origen en el imperio de los Incas.

Mientras tanto, Rondeau, en el campo numismático, ante la retirada con el ejército realista de la gente especializada en acuñación de monedas, después de varias semanas logró recién reunir el personal idóneo y la ceca reiniciar una emisión de monedas. Si bien, el general había informado el 11 de mayo que ya tenía confeccionados los troqueles, la nueva rendición recién se hizo el 28 de junio y finalizó el 14 de diciembre, solamente en plata y con fondos y metal provenientes en gran parte de bienes confiscados a los emigrados realistas, para cuya función fueron muy útiles los informes de los hermanos Miguel Lamberto y Juan de Sierra.

Al respecto de tapados y enterramientos realizados en 1815, Gregorio Araoz de Lamadrid relató en sus memorias acerca de allanamientos de conventos y monasterios, lugares a los que habían recurrido las familias realistas para poner a salvo sus caudales, en partes sobresalientes manifiesta: “… como habían emigrado con el ejército español del general Pezuela, muchos comerciantes y vecinos pudientes y de un modo precipitado, así como de Chuquisaca, muy luego comenzaron a descubrirse tapados o entierros de dinero, que habían dejado ocultos, así como alhajas y algunas otras especies de valores, tanto en Potosí, como en Chuquisaca, de que resultó un gran auxilio para el ejército y no poco para los comisionados o jefes principales”. Gran parte de la plata confiscada en estas requisas pasó a la Casa de Moneda para su acuñación.

El ensayador, en el primer periodo de 1815, fue Francisco José de Matos, en las monedas denominadas reales, apareciendo su inicial F. Posteriormente se añadió la inicial L de Leandro Ozio, cuando el general Rondeau decidió cambiar el valor expresado en reales por soles. A partir de ese momento las monedas denominadas soles llevaron las iniciales de F y L de ambos funcionarios patriotas y de esa manera cumplir también lo establecido en las ordenanzas de que las monedas debían llevar las iniciales de dos ensayadores y no de uno.

Luego de la derrota de Sipe Sipe, el 29 de noviembre de 1815, Hipólito de León Barroso, ministro fiel de la Casa de Moneda informó: “… el 14 de diciembre por la mañana se dieron órdenes para retirarnos de Potosí a las oraciones, pero no se verificó. El 15 se revocaron: la Casa de Moneda principió a trabajar, se hicieron algunos acopios para el ejército, que se esperaban: A las 11 del mismo día se ordenó la retirada, la que empezó desde las 4 de la tarde y a las 11 de la noche entraron los enemigos”. Esta vanguardia realista estaba al mando de don Pedro Antonio de Olañeta.

En la retirada del ejército de las Provincias Unidas del Río de La Plata, el general Rondeau informó que el gobernador Apolinario de Figueroa “extrajo de la casa de moneda, cuantos útiles le fue posible, pero en la imposibilidad de conducirlos dejó enterrados en la inmediación a la expresada Villa la mayor parte de ellos”.

Las expediciones militares argentinas, en sus actuaciones en Potosí, lamentablemente, desarticularon todo el sistema productivo y administrativo de la minería.

De esa manera, fugazmente recordamos las tomas y retomas que sufrió la Villa Imperial por realistas y patriotas en 1810, 1813 y 1815, por cuya consecuencia se originaron huidas rápidas de familias enteras de la ciudad de Potosí, dejando sus riquezas ocultas en sus viviendas; y en muchos de los casos por la incomodidad, el peso, espacio y la prisa por escapar del enemigo, forzaron enterramientos en varios lugares del territorio actual de Bolivia que originaron y originan los famosos “tapados” que se encuentran de vez en cuando, en lugares cercanos y lejanos de la Villa Imperial, ocasionando asombro y admiración de los ocasionales descubridores, haciendo revivir el esplendor y grandeza que vivió Potosí, con cuya riqueza argentífera se cambió el curso de la historia de la humanidad, contribuyendo grandemente en la acumulación originaria de capitales y la consolidación del periodo pre industrial.

Posteriormente a 1815 fueron batidas monedas para España, de oro hasta 1824 y de plata hasta 1825. En este año se acaba el ciclo de acuñación de monedas para España en Potosí.

La Casa de Moneda no solo fue botín para ejércitos patriotas y realistas sino también fue fortín para ambos ejércitos pertrechándose soldados de ambos bandos en sus ambientes coloniales.

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