tag:blogger.com,1999:blog-91231323516919455672024-03-14T00:13:26.033-07:00Notas Historicas de BoliviaApuntes de la historia de BoliviaEvehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.comBlogger2056125tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-26557220355682162652023-01-18T08:31:00.002-08:002023-01-18T08:31:19.905-08:00Probanza de ranchería de los indios de la Villa Imperial y de su buen tratamiento. Potosí, 18 de septiembre 1565<div style="text-align: justify;">“Muy magnífico señor Antonio de Mera, regidor de esta villa, digo que al derecho de ella conviene hacer
cierta probanza sobre razón de que los indios que residen en esta villa, para el beneficio y labores de las
minas, viven sanos y multiplican más que en otras partes y son muy aprovechados, para presentar ante su
magestad y por ella le suplicar haga mercedes a esta dicha villa de cosas convenientes al acrecentamiento
de ella o como su magestad más fuere servido…el dicho fray Antonío Trueno, prior en el monasterio de
señor Santo Domingo de esta dicha villa de Potosí, testigo presentado por el dicho Antonio de Mera, el cual
habiendo jurado según forma de derecho, y siendo preguntando por las preguntas del dicho interrogatorio,
dijo y depuso lo siguiente.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Que los dichos indios y yanaconas que así residen en las rancherías de esta dicha villa, están de su
voluntad en ella y viven contentos por la gran abundancia que tienen de comida y ropa y plata que sacan
de las minas y asi mismo ha visto que otros yanaconas del servicio de los españoles , cuando sus amos se
van fuera de esta dicha villa, se quedan en ella por el gran provecho que en ella tienen de comida y ropa
y plata y no quieren ir con los dichos sus amos, y sabe y ha visto que los dichos yanaconas e indios que así
residen en esta dicha villa comen y visten y con plata mucho mejor que no en sus tierras, porque este testigo
lo ha visto por vista de ojos, y andan muy contentos, y este testigo ha que tiene a su cargo la doctrina de
los indios de Chucuyto de ocho años a esta parte, y no ha podido con más de cuantrocientos indios que
vuelvan a sus tierras y se están en esta dicha villa, por el gran interés que de ello se les sigue; y que esto
dice y responde a esta pregunta”.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Fuente: AGI Charcas, citado en Castrellón Reyes, 2010.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-9840137463889256232023-01-17T09:31:00.000-08:002023-01-17T09:31:25.416-08:00El intento del dominio sobre el territorio - Del descubrimiento del Cerro<div style="text-align: justify;">“Mas había de doce años que los españoles poseía este reino y no tenían noticia de la riqueza de este Cerro,
en cuyo tiempo por algunos de los nuestros se labraron las minas del asiento de Porco que era la grosedad
del reino y en su descubrimiento (del Potosí) no se halló rastro que los antiguos incas o reyes se hubiesen
aprovechado de sus minas ni se halló señal de labor (como en Porco donde la habían tenido) ora por alguna
vana observancia y ceremonia a que eran inclinados estos indios (adorando las montes señalados y piedras
singulares, la ciega y la más engañada gente, dedicándolos a su huacas o adoraciones- que era el lugar
que el demonio los hablaba y hacían sus sacrificios-, y halláose fama que queriendo los indios de Chaqui,
que es un pueblo cinco leguas de esta villa, labrarlo, había sucedido en aquella sazón una mortandad muy
grande, que atribuyendo a esto lo dejaron; y que sabido por el Inca, temeroso de estos abusos(avisos?),
mandó que no se labrase; y que los indios oyeron voces en el aire que decían que para otra gente mejor
estaba guardado y que habían de sacrificarle más que ellos) o por serle ignoto y no sabido su valor y riqueza,
teniéndola dios guardada y oculta para remedio y socorro de nuestra nación…El primero que dio noticia
de él, con manifestación y registro público, fue un indio guanca natural de Jauja, yanacona de Villaroel, que
era un español que residía en las minas de Porco. Y antes de este, el que lo descubrió y sacó plata de sus
minas fue un indio llamado Gualpa de nación chumbivillca que es(ta) en tierra del Cusco, que yendo por la
parte del poniente siguiendo unos venados se le fueron subiendo al cerro arriba, y como está empinado y
entonces estaba mucha parte cubierto de unos árboles que llaman quiñua y de muchas matas, por subir
un paso algo áspero le fue forzoso asirse de una rama que estaba nacida en la veta que (después) tomó
nombre de la rica. Y en la raíz y vacío que dejó conoció el metal, que era muy rico por experiencia que tenía
de lo de Porco; y halló en el suelo, junto a la veta, unos pedazos de metal que se habían soltado de ella y
no se dejaban bien conocer por tener gastada la color del sol y aguay llevólo a Porco a ensayar por guaira.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Fuente: Capoche, 1959: 77.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-16585429343125101962023-01-13T18:12:00.002-08:002023-01-13T18:12:22.579-08:00El intento del dominio sobre el territorio - Potosí antes de 1570<div style="text-align: justify;">Según la historia tradicional que recogía la versión
de cronistas coloniales como Cieza de León
(1553), Acosta (1550), Capoche (1585), Benino
(1573) y posteriormente, Arzans de Orsúa y Vela
(1737), el “descubrimiento” del Cerro Rico de
Potosí se debió al indio Diego Guallpa, llevado
de la mano por la divina providencia.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Recientes excavaciones arqueológicas muestran
que el asentamiento prehispánico de Potosí
era un sitio densamente poblado con una gran producción agrícola, asociada con la actividad
minera. Los sitios arqueológicas prehispánicos
muestran una continuidad desde el Arcaico Superior
hasta el contacto hispano-indígena o inca-
colonial (Cruz, Absi, 2005). Las prospecciones
llevadas a cabo por los arqueólogos evidencian
la magnitud de la ocupación poblacional de la
región antes de la llegada de los españoles con
una gran superficie de producción en diferentes
micro-nichos ecológicos. Además, los frutos
producidos en esta zona fueron llevados a otras
regiones. No obstante, la actividad minera y metalúrgica
ocupaba un segundo plano. La cultura
material que se expresa en diferentes estilos cerámicos
manifiesta una alta heterogeneidad cultural
en un territorio multiétnico con la pesencia de
grupos originarios de Carangas y otros miembros
de la confederación caraqara charcas. En
la cumbre de Potosí se encontraba el adoratorio
más importante de la región que probablemente
fue dedicado al Sol.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Sin embargo, ninguno de los cronistas
tempranos ha evocado el poblamiento indígena
de Potosí: aquello significaría, de acuerdo a los
historiadores contemporáneos, su intención de
legitimar la apropiación de los fabulosos yacimientos
argentíferos por los españoles. Se ha
elaborado una historia oficial que presentaba la
región como desértica y estéril, ocultando su pasado
prehispánico. La fecha del “descubrimiento”
también suscitó el interés de los historiadores. La
famosa descripción del descubrimiento del Cerro
transmitida por los cronistas es interpretada por
los historiadores como un protocolo simbólico
llevado a cabo conjuntamente por incas y españoles.
Las figuras de Guallpa y su acompañante también
fueron cuestionadas. Diego Guallpa no era
un indio común y corriente: pertenecía al grupo
de los incas guallparocas asentados en las tierras
de La Plata antes de la llegada de los españoles; algunos de ellos eran yanaconas huayradores. Su
padre, Alcaxuca, fue el principal del ayllu hanansaya
de la localidad de Yanqui (Chumbivilcas); pero,
sobre todo, era el guardián más alto de la élite inca
(Platt y Quisbert, 2007, 2008). Su acompañante
en el descubrimiento fue Challco, hijo de Challco
Yupanqui, gobernador del Collasuyu y sacerdote
del Sol en Copacabana, de la panaca o familia
noble de Viracocha Inca. Aunque Guallpa conocía
las vetas más ricas de Porco, no transmitió
a los españoles los conocimientos metalúrgicos
necesarios para su beneficio.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En los primeros decenios de la explotación
colonial de la plata de Potosí, la metalurgia quedó
en manos de yanaconas huayradores indígenas
que constituían 80% de los yanaconas o mano
de obra especializada y libre. Esto permite concluir
que el proceso metalúrgico pudo quedar
bajo control inca hasta las reformas toledanas
(Bakewell, 1989; Escobari, 2001/2005). El sistema
de yanaconazgo fue, a la larga, el producto de
las fugas de los indígenas de la comunidad o de
encomienda que se escapaban de su encomendero
o curaca y buscaban la protección de un señor
o amo. En los años 1550-1570, los yanaconas
estuvieron exentos de pagar el tributo y libres
de la presión ejercida por sus jefes étnicos. Por
otro lado, a Potosí acudían los indios que se empleaban
en las minas para obtener dinero para el
pago del tributo.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La minería de la plata había convertido a
la jurisdicción de la Nueva Toledo en el centro
económico más importante de América. A partir
de 1545, cuando se empezó a explotar las vetas del
Cerro Rico de Potosí y se hicieron los primeros
registros de las vetas de la mina, comenzaron
a llegar miles de españoles e indígenas. En las
cercanías del cerro ya había tres asentamientos
donde residían 2.500 indígenas: uno de ellos
era Cantumarca y otro quedaba entre la laguna
de Cari Cari y Wiñayrumi. El poblado español
empezó con la edificación de casi cien casas en
los lugares más secos alrededor de la laguna, en
el mismo lugar donde hubo un poblado de tributarios
de los incas que fabricaban pedernales para
ser usados como hachas, picos y puntas de flechas
(Arze Quiroga, 1969). Posteriormente, la laguna
tuvo que ser desecada para acoger a la creciente
población y allí fueron construidas casas y se
formaron, de manera desordenada las primeras
calles. Según un dibujo de Cieza de León que
se encontraba en Potosí en 1549, el poblado se organizó a los lados de un arroyo y se caracterizó
por tener un enorme mercado.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Además, en pleno centro de la ciudad se
estableció un q´atu (mercado) de metales donde
“se sienten indios e indias muy juntos por hileras,
con algún orden y paréceme que serán de cuatrocientos
a quinientas personas las que vienen
con metal para vender” (Capoche, 1959 [1585]).
Según las actas del cabildo de 1567, se reconocía
la necesidad de dar un lugar adecuado para el
mercado y, en 1569, ya se habilitó tres o cuatro
plazas más para la venta de la plata, colindando
con los sitios donde se vendía coca y víveres. Muy
pronto Potosí se convirtió en una ciudad-mercado
donde se vendía todo tipo de mercancías y
donde la élite indígena tuvo, desde un inicio, un
destacado protagonismo.</div><p></p><div style="text-align: justify;">El crecimiento de la ciudad sobrepasó todas
las previsiones y, mientras otras ciudades de
españoles tuvieron un crecimiento lento, ésta lo
hizo desaforadamente. La población española se
ubicaba en los alrededores de la plaza mayor, mientras
que la población indígena se estableció en las
rancherías compuestas por ranchos o viviendas de
tipo rural ubicadas cerca del cerro. Antes de 1570,
fueran creadas siete parroquias para indígenas
provenientes de las encomiendas o que alquilaban
su fuerza de trabajo en Potosí como los lupacas
(Medinacelli, 2008). En 1577, Juan de Matienzo,
nombrado corregidor y justicia mayor por el virrey
Toledo, hizo un repartimiento de indios según su
origen étnico para lograr una mayor eficiencia en
el trabajo.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Hacía la década de 1560, era notoria la
inquietud por la higiene y la salubridad urbana
puesto que la ciudad representaba un laberinto de
calles y callejones. En 1565, el cabildo de Potosí
publicó ordenanzas para el aseo y buen orden de
la villa donde se expresaron las preocupaciones
por mantener separados los espacios indígenas y
españoles de la villa, así como las “inconveniencias”
de que mestizos y negros vivieran en las
rancherías de los indios. Según algunos autores,
en 1548, se constituyeron las primeras iglesias la
de Anunciación -posteriormente conocida como
San Lorenzo- y de Santa Bárbara, aunque otras
fuentes indican que el primer convento fue el
de San Francisco. En 1555 también se fundó un
hospital tanto para españoles como para los indios
para atender a enfermos y heridos resultantes del
trabajo minero (Escobari, 2001/2005).</div><p></p><div style="text-align: justify;">El 18 de agosto de 1559, el asiento minero
de Potosí recibió el título de “Villa Imperial” y
alcanzó un nivel más alto en la jerarquía urbana charqueña. Debido a la cercanía de la ciudad de
La Plata, no se podía crear otra ciudad próxima
con la misma categoría. Por esta razón, Potosí
obtuvo el nombre de villa y no de ciudad; pero el
apelativo de “Villa Imperial” investía de grandeza
a sus pobladores. Según la tradición, en el primer
escudo de armas se inscribió la divisa: “Soy el rico
Potosí, del mundo soy el tesoro, el rey de todos
los montes y la envidia de los reyes”.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhe7Yg2wy9QEjrqL4l696WyM8RgjvPiB3jQ7tbePG52EAnkx_6dOYjrD-bIkl3OvRTG1GVoCMWlrN6fZa2Na8-c4jlTla92cQMlEDFct8mrFy-__eNJC9XZj641XT5veTdECZl_qspvZBKk3a2JoQ6fBuviZeH8cHjjYwq6O6LkWKgxNwdwyain90KUVQ/s610/Cerro%20Potosi.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Cerro Rico de Potosi" border="0" data-original-height="549" data-original-width="610" height="576" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhe7Yg2wy9QEjrqL4l696WyM8RgjvPiB3jQ7tbePG52EAnkx_6dOYjrD-bIkl3OvRTG1GVoCMWlrN6fZa2Na8-c4jlTla92cQMlEDFct8mrFy-__eNJC9XZj641XT5veTdECZl_qspvZBKk3a2JoQ6fBuviZeH8cHjjYwq6O6LkWKgxNwdwyain90KUVQ/w640-h576/Cerro%20Potosi.png" title="Cerro Rico de Potosi" width="640" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQOCIkaZlREElBME_RWC-klKZOp9gZkQ_Ip9PYvZgusLO4IGOs1wuIl9qoJvYrkSCJSR9sAS4DVR16brKY7AQ_2H2LVCTwFuZ4FNZsREes8svYRwOxG4P6JndC3rqsX2rn2meCH08PrbZzs9d3_UDo7kpqKily2Tq6Ryml_OHFh8Cj2ydd2iBOKrgxtg/s602/trabajo%20de%20los%20indios.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; outline-width: 0px !important; user-select: auto !important;"><img alt="Trabajo de Indios" border="0" data-original-height="506" data-original-width="602" height="538" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQOCIkaZlREElBME_RWC-klKZOp9gZkQ_Ip9PYvZgusLO4IGOs1wuIl9qoJvYrkSCJSR9sAS4DVR16brKY7AQ_2H2LVCTwFuZ4FNZsREes8svYRwOxG4P6JndC3rqsX2rn2meCH08PrbZzs9d3_UDo7kpqKily2Tq6Ryml_OHFh8Cj2ydd2iBOKrgxtg/w640-h538/trabajo%20de%20los%20indios.png" title="Trabajo de Indios" width="640" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-66461877189932180892023-01-09T08:32:00.000-08:002023-01-09T08:32:04.964-08:00El intento del dominio sobre el territorio - La organización espacial colonial de La Plata<div style="text-align: justify;">“En la ciudad de La Plata, los indígenas aún vinculados a sus ayllus de origen circunscriptos a los pueblos de
reducción comarcanos se relocalizaron alrededor de las parroquias de San Sebastián y San Lázaro, de las que
se convertían en feligreses. Los mejor avenidos, no necesariamente por virtud de las jerarquías prehispánicas
sino por el éxito económico, accedían a viviendas más sofisticadas o elegían habitar en otros barrios de la
ciudad, apenas alejados del centro gubernamental y comercial, y en torno a las Parroquias de la Merced y
San Agustín. Esta nueva organización espacial colonial en barrios y en terrenos más compactos y delimitados
coincidía con las nuevas relaciones de producción y, por ende, con la modificación del paradigma de
género que respondía a nuevas actividades, roles y representaciones de los actores sociales….Los indios,
otrora “dueños” de la tierra ahora convertida en espacio urbano, iban a regresar, emigrar y asentarse para
reapropiarse y resignificar el paisaje creado por los españoles para implantar el dominio colonial”.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Fuente: Presta, 2010.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-55406068753312807682023-01-08T10:16:00.001-08:002023-01-08T10:16:16.560-08:00El intento del dominio sobre el territorio - La fundación de Porco<div style="text-align: justify;">La explotación de la plata en el asiento de Porco,
denominado por Presta (2010) como “la primera
joya de la Corona” se produjo desde la época
prehispánica. El proyecto Porco-Potosí en el sitio
arqueológico llamado por la población local como
Huyaurachina Alta mostró la presencia de asentamientos
incas que también fueron explotados
durante el período colonial temprano (Cohen,
Rehren, Van Buren, 2010). Los historiadores
también sostienen que las minas de Porco fueron
explotadas por los incas y por los mallkus locales
debido a que las minas estaban en el territorio
del grupo étnico visisa que formaba parte de la
Confederación caracara-charcas.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Por esta razón, la entrega de las minas de
plata de Porco a los españoles fue realizada por
el señor de los indios charcas, Coysara, tras la derrotaderrota
que sufrieron las fuerzas aliadas indias frente
a los españoles en la batalla de Cochabamba
(1538). Se sostiene que Tata Purcu fue el patrón
sagrado de la minería, la guerra, la fecundidad y
la salud, la huaca consagrada al rayo de los de las
siete naciones de Charcas y un importante centro
ceremonial. Esto explica que el sumo sacerdote
Villac Uma también participó en el acto de la
entrega de las minas. Según relatan los documentos,
Hernando Pizarro fue llevado por los indios
a Porco donde se le adjudicó varias minas; entre
ellas, la que se creía que era del Inca Huayna
Capac fue destinada a Carlos V. La entrega de
las minas antes ocultas, significó una transferencia
simbólica y material de poderes, porque
Porco tenía un alto valor simbólico como un
bien preciado que se entregó al Rey, como antes
había sido ofrecido al Inka, en señal de sumisión
y de lealtad, reconocimiento simbólico-religioso
de la soberanía del Rey de Castilla a la vez que
le comprometían a un “pacto de reciprocidad”
(Platt et al., 2006).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Los mallkus entregaron los primeros mitayos
a los españoles que empezaron a trabajar las minas
de plata. Mientras Hernando Pizarro se fue
a España, sus minas fueran administradas por su
mayordomo Pedro de Soria y otros veinte españoles.
Como Hernando nunca volvió a Charcas,
se considera que fue Gonzalo Pizarro el que inició
la explotación minera en Porco. A raíz de los repartimientos
realizados por Francisco Pizarro, los
hermanos Pizarro recibieron tierras pobladas por
aproximadamente 30.000 indígenas que rodeaban
el yacimiento de Porco y el futuro asiento de
Potosí. Tomando en cuenta los recursos mineros y humanos, los Pizarro tuvieron acceso a la parte
más rica de Charcas, pero se cuenta con pocos
datos acerca de los primeros años de explotación.
Este yacimiento albergó a una gran población
conformada por mineros, indígenas, españoles,
negros, yanaconas e indios de encomienda y su
producción fue destinada a solventar cuatro años
de guerra, entre 1544 y 1548 (Presta, 2008).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Después de las guerras civiles, las posesiones
de los Pizarro fueron confiscadas y hubo
nuevos repartos de las minas y de los indios a
encomenderos como Polo de Ondegardo y Juan
Ortíz de Zárate. Pero algunos de los antiguos
encomenderos como Álvarez y Lope de Mendieta
supieron cambiar a tiempo de bando y, por ello,
aumentaron sus riquezas. Sus encomendados fueron
los indios carangas, los más experimentados
en la minería de Porco: disponían de ganado, un
insumo indispensable para el trabajo minero, y
empezaron explotar simultáneamente las minas
de Porco y de Potosí. Ante el mayor potencial y
a la riqueza creciente de Potosí por un lado, la
inundación crónica de las minas y la falta de la
mano de obra, Porco fue perdiendo importancia.
Sin embargo, aunque opacado por la grandeza de
Potosí, este asiento minero siguió siendo explotado
a lo largo de la época colonial.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVEnFPyteFfik3kuinrWkoTgMOeJjoYFQhaRvHcQIO-Se-Up2WNP1koB1kpVhYR2v07e7y4xqTpi-yx3lZbmq1SsyfXgz6fU1hRK7zxb1Sv4qNRJvQh7UBIv_Y29G4iJaEWKzoJHLs-FpZD7TgJP2pW8EuL_Gv-hj2krZbstu5wcYoV44okSeRr4vY5Q/s877/Porco.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Porco" border="0" data-original-height="276" data-original-width="877" height="202" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVEnFPyteFfik3kuinrWkoTgMOeJjoYFQhaRvHcQIO-Se-Up2WNP1koB1kpVhYR2v07e7y4xqTpi-yx3lZbmq1SsyfXgz6fU1hRK7zxb1Sv4qNRJvQh7UBIv_Y29G4iJaEWKzoJHLs-FpZD7TgJP2pW8EuL_Gv-hj2krZbstu5wcYoV44okSeRr4vY5Q/w640-h202/Porco.png" title="Porco" width="640" /></a></div><br /></div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-26178319206822108312023-01-07T08:34:00.001-08:002023-01-07T08:34:14.439-08:00El intento del dominio sobre el territorio - De la fundación de la villa de Plata, que está situada en la provincia de los Charcas<div style="text-align: justify;">“La noble y leal villa de Plata, población de españoles en los Charcas, asentada en Chuquisaca, es muy
mentada en los reinos del Perú y en mucha parte del mundo, por los grandes tesoros que della han ido
estos años a España. Y está puesta esta villa en la mejor parte que se halló, a quien (como digo) llaman
Chuquisaca, y es tierra de muy buen temple, muy aparejada para criar árboles de fruta y para sembrar trigo
y cebada, viñas y otras cosas. Las estancias y heredamientos tienen en este tiempo gran precio, causado por
la riqueza que se ha descubierto de las minas de Potosí. Tiene muchos términos y pasan algunos ríos por
cerca della, de agua muy buena, y en los heredamientos de los españoles se crían muchas vacas, yeguas y
cabras; y algunos de los vecinos desta villa son de los ricos y prósperos de las Indias, porque el año de 1548
y 49 hubo repartimiento, que fue el del general Pedro de Hinojosa, que rentó más de cien mil castellanos,
y otros a ochenta mil, y algunos a más. Por manera que fue gran cosa los tesoros que hubo en estos tiempos…
y digo que, sin los pueblos ya dichos, tiene esta villa a Totora, Tapacari, Sipisipe, Cochabamba, los
Carangues, Quillanca, Chaianta, Chaqui y los Chichas, y otrós muchos, y todos muy ricos, y algunos, como
el valle de Cochabamba, fértiles para sembrar trigo y maíz y criar ganados.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Fuente: Cieza de León, 1971.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-88408859268210960612023-01-06T07:49:00.004-08:002023-01-06T07:49:49.092-08:00El intento del dominio sobre el territorio - La fundación de ciudades La Plata (hoy Sucre)<div style="text-align: justify;">Este núcleo urbano recibió el nombre de “Villa de
La Plata” debido a la cercanía del mineral que se
explotaba entonces en Porco, pues los españoles
todavía ignoraban la existencia de la mina de Potosí.
El territorio sobre el que se fundó La Plata
estaba dentro de la jurisdicción de la provincia
inca del señorío yampara. Esta ubicación era
ventajosa pues estaba a 25 leguas de la fortaleza
incaica de Incallajta que marcaba el límite entre
los territorios del Estado inca hacia las tierras
bajas; además, se hallaba en el divortio aquarum
es decir en la confluencia de las cuencas fluviales
amazónica y platense. Desde La Plata empezó a
organizarse administrativamente el territorio que
formaría la Audiencia de Charcas.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La parte española de la ciudad tenía forma
de damero de ocho cuadras de largo por seis de
ancho. Junto al núcleo urbano y separado del
mismo por un riachuelo se encontraban los barrios
indígenas de San Lázaro y San Sebastián.
En el primero vivían los indios yampara y los que venían de Pocona, mientras que en el segundo
estaban concentrados los indios pacchas y los
incas de Huata, así como indios de otras regiones
–como del lago Titicaca– que fueron ubicados
en la zona como mitimaes de los incas. Schramm
(2012) señala que el barrio donde habitaban los
trabajadores poconas encargados de la construcción
de la ciudad, se llamaba “Poconas”. En el
sector limítrofe, a ambos lados de un riachuelo
había casas y talleres de artesanos. Se considera
que en pleno centro de la ciudad y en contraste
con las leyes y ordenanzas emitidas al respecto,
el cacique yampara Aymoro ocupó una manzana
frente a la plaza principal (Mesa y Gisbert, 1982).
Recientemente, Máximo Pacheco (2012) ha refutado
esta idea sosteniendo que la residencia del
cacique se encontraba en la zona de la Recoleta.</div><p></p><div style="text-align: justify;">A partir de 1545, el auge de la plata de Potosí
estimuló el desarrollo de la ciudad. Mineros
españoles enriquecidos y varias órdenes religiosas
optaron por residir en esta ciudad cuyo clima
alababan, contribuyendo a su desarrollo arquitectónico.
En 1555, Carlos V elevó la ciudad a la
categoría de “villa”. En 1559, el virrey marqués de
Cañete concedió a La Plata los títulos de “ciudad
insigne, muy noble y muy leal” y se le otorgó el
uso de un escudo de armas en señal de agradecimiento
por los servicios que prestó al sofocar
los alzamientos de Gonzalo Pizarro, Francisco
de Carvajal, Sebastián de Castilla y Francisco
Hernández Girón.</div><p></p><div style="text-align: justify;">De la misma manera, el reconocimiento del
papel de La Plata en el hallazgo de los minerales de Potosí y Porco se reflejó en el cuartel superior
derecho, donde yacía el Cerro Rico y en otro
cuartel superior: el cerro de Porco. Un águila
imperial con corona recordaba la pertenencia de
La Plata al imperio español y un crucifijo añadido
posteriormente por Toledo, servía como recuerdo
de la defensa de fe por armas reales. La Plata fue
la ciudad donde residía el corregidor, cuyo cargo,
como afirma Barnadas (1973), había significado
mucho más que el de cualquier otro Corregimiento
en América, pues se trataba de un poder
que extendía sobre toda la zona sur de América.
Desde 1552 la Plata fue la sede episcopal, desde
1561 ahí se encontró la sede de la Real Audiencia
y desde 1609 también del Arzobispado.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-43605396556887009342023-01-05T14:00:00.006-08:002023-01-05T14:00:47.828-08:00El intento del dominio sobre el territorio - Juan Ortíz de Zárate<div style="text-align: justify;">“Inicialmente exitoso hombre de armas, la carrera militar de Juan Ortíz de Zarate comenzó a su llegada al
Perú, ya que entre 1535 y 1536 participó de la fundación de Lima, en la captura de Manco, el líder de la
resistencia inca, y en el sitio del Cusco. Poco más tarde, durante la fase inicial de las disputas internas entre
los socios Diego de Almagro y Francisco Pizarro, tomó partido por el primero. Participó en la batalla de Las
Salinas en 1538, fue apresado en Cusco y luego liberado para integrar la hueste de Pedro de Candia hacia
los chunchos.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Ortíz de Zárate participó en 1539 de la primera entrada descubridora que se realizó a los valles tarijeños
de paso hacia el Tucumán junto con los capitanes Pedro de Candia y Diego de Rojas. Durante las guerras
civiles apoyó al rey y como recompensa recibió las encomiendas, fue, además, heredero de su hermano
Lope de Mendieta y se convirtió en prospero minero y hacendado y uno de los más poderosos vecinos de
La Plata. Sin embargo, a causa de los numerosos pleitos y juicios con otros encomenderos, estaba a borde
de la bancarrota.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En 1569, Juan Ortiz de Zárate fue nombrado adelantado del Río de La Plata con la idea de refundar el
puerto de Buenos Aires y otras ciudades con la promesa de del Marquesado del Río de La Plata. Sin embargo,
estos proyectos no culminaron; fueron realizados posteriormente por su pariente Juan de Garay que
fundó Buenos Aires en 1580 y su yerno, el licenciado Juan Tórres de Vera y Aragón, que fundó la ciudad
de Corrientes en 1588. “La aventura del Plata terminó con la vida del Adelantado y, en pocos meses, con la
fortuna amasada en cuarenta años por Juan Ortiz de Zárate y su hermano Lope de Mendieta”.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Fuente: Presta, 2001.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-46072784656255750502023-01-04T11:38:00.002-08:002023-01-04T11:38:19.614-08:00El intento del dominio sobre el territorio - La fundación de ciudades<div style="text-align: justify;">La fundación oficial y el surgimiento de centros
urbanos se debió, principalmente, a la necesidad
de la Corona de contar con núcleos para que
se estableciera la población blanca, principalmente
los encomenderos y los funcionarios. En
algunos casos, como en la región del Cusco, los
conquistadores se establecieron en los antiguos
asentamientos indígenas, pero muchas otras
ciudades fueron creadas con propósitos específicos.
A diferencia de las ciudades europeas
que nacieron como fruto de un largo proceso
histórico de división de trabajo, el surgimiento
de las ciudades americanas en la época colonial
tuvo otras motivaciones o causas. En el
caso de Potosí, aparecieron súbitamente como
campamentos mineros adosados a los lugares
de explotación.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Otras ciudades, como La Plata y La Paz,
nacieron en sitios estratégicos para el control administrativo
o comercial. Finalmente, también se
establecieron núcleos urbanos como “ciudades de
frontera” con los “indios de guerra” y como base
para incursiones militares o religiosas y también
para servir de nexo entre regiones, como sucedió
con Santa Cruz. Inicialmente, ser “vecino” de una
ciudad no era sinónimo de “habitante”: era vecino
el español, dueño de encomienda, que tuviera
“casa poblada” en la ciudad. La ciudad también
albergaba a sectores mestizos que se dedicaban al comercio, al arrieraje y a la artesanía así como
a quienes servían en casa de españoles, como
yanaconas y esclavos negros.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Antes de las ordenanzas de Toledo, Matienzo
planteó en El gobierno del Perú (1567) la forma
en que debían funcionar las ciudades. Incluso
planteó la creación de “ciudades de indios” que
debían establecerse cerca de los tambos, con
tierras adecuadas y con agua. Las autoridades
de estos pueblos debían ser las que existían en
la época de los incas. El plano de estos pueblos
fue trazado por Matienzo con una plaza central
y, alrededor, manzanas de doce varas de lado. En
la plaza debía estar la iglesia, la casa del cura, el
hospital, el cabildo, y la casa del corregidor de
indios. Posteriormente, el virrey Toledo adoptó
el sistema propuesto por Matienzo.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Cabe señalar que el concepto actual de ciudad,
identificado con un lugar geográficamente
determinado, no tiene relación alguna con la idea
que se tenía al respecto en época de la fundación
de las ciudades coloniales. En ese tiempo, se concebía
a la ciudad como un conjunto de personas
(vecinos) e instituciones (cabildo, Iglesia y otras) y
el lugar donde se asentaba dicho conjunto no eran
tan importante. Es probablemente por ello que
muchas ciudades tuvieron que trasladarse a lugares
diferentes de aquellos donde fueron fundadas. Este fue el caso, por ejemplo, de la ciudad de La Paz,
fundada en Laja y trasladada posteriormente al
valle de Chuquiago (1548) habitado por antiguos
mitimaes incas y de otros grupos étnicos.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Sucedió lo mismo con la ciudad de Santa
Cruz de la Sierra, fundada junto a la serranía de
San José de Chiquitos –en un lugar conocido
actualmente como Santa Cruz la Vieja– y trasladada
más adelante a su sitio actual. Estos casos no
fueron son los únicos; también hubo traslados en
el origen de varias otras ciudades como Buenos
Aires, por ejemplo.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La economía minera impulsada por Potosí
tuvo un papel preponderante en el proceso de
urbanización en la región. La mayoría de las
ciudades bolivianas actuales tienen la particularidad
de haber sido creadas dentro del espacio
económico generado por el mercado potosino y
de haber gravitado en la órbita de Potosí.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Poco antes de la década de 1570, marcada
por la gestión del virrey Toledo en el Perú, existían
pocas ciudades españolas en el territorio de
la Audiencia de Charcas: se trataba de Paria, La
Plata (hoy Sucre), Potosí, La Paz y Santa Cruz
de la Sierra, todavía ubicada en su asentamiento
inicial. La población urbana española no llegaba
a más de 1.500 personas, de las cuales 800 vivían
en Potosí, 200 en La Plata, 200 en La Paz y 200 en Santa Cruz, con algunos españoles dispersos
en los valles de Cochabamba y Tarija (Levillier
en Arze Quiroga, 1969).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Las ciudades también acogían a una gran
cantidad de indios que empezaron a formar los
“barrios de los indios”. Su presencia se debía a
su participación en la actividad económica de la
ciudad, en la que fueron adquiriendo una experiencia
urbano-colonial.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-74559116621665412672022-12-23T09:59:00.002-08:002022-12-23T09:59:58.161-08:00El intento del dominio sobre el territorio - El empeño por poblar los valles de Tarija<div style="text-align: justify;">El resultado del avance de los incas hasta el sur
de Bolivia fue la construcción de un conjunto de
fuertes -ubicados en las cercanías de la ciudad
actual de Tarija- que controlaban poblaciones
multiétnicas (moyos moyos, carangas, apatamas,
juríes, churumatas y chichas) colocadas por Topa
Inca Yupanqui en el último cuarto del siglo XV
para contener el avance de los grupos chiriguanos.
Las primeras incursiones de los españoles al sur
de Nueva Toledo comenzaron en 1538 y se intensificaron
en 1573, extendiéndose por dos siglos
más. En 1539, el capitán Diego de Rojas hizo su
entrada a los valles de Tarija y, posteriormente, en
1540, Francisco Pizarro encomendó poblaciones
que habitaban los valles orientales de Tarija en
beneficio de Francisco de Retamoso y Alonso
de Camargo, que ya tenía una encomienda en el
valle de Cochabamba.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Cristóbal Vaca de Castro concedió encomiendas
en el valle de Tarija a Pedro de Vivanco y Luis
Perdomo. Pero, debido a la persistente amenaza de
los chiriguanos que, entre 1540 y 1542, atacaron a
los indígenas que habitaban el valle, se produjo la
exterminación de cerca 300 moyos moyos y la captura
de sus caciques. Para conservar a su población
indígena encomendada, Luis Perdomo trasladó a
algunos indígenas moyos moyos y churumatas a
Copavilque, cerca de La Plata, y otros a Totora,
cerca de Cochabamba. Otros moyos moyos se
dispersaron sin poder volver al pie de monte de
Cochabamba, su lugar de origen prehispánico, por
estar su territorio ocupado por los chiriguanos. Los
carangas y otros grupos también abandonaron la
región de Tarija para volver a sus cabeceras étnicas
(Oliveto, 2011).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Después del triunfo de Vaca de Castro sobre
los almagristas en Chupas (1542), Diego de Rojas,
acompañado por Felipe Gutiérrez y Nicolás de
Heredia, intentó realizar una segunda entrada a los
“chunchos y chiriguanaes”. El grupo que organizaron
atravesó la cordillera por Tupiza y Chicoana y
llegaron a Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero,
Córdoba, La Rioja y San Juan, en el territorio
de los indígenas juríes, diaguitas y comechingones.
Diego de Rojas murió durante un ataque de los indígenas,
pero su lugarteniente Francisco de Mendoza
llegó hasta Sancti Spiritus, a orillas del río Paraná,
y se acercó de este modo al avance que realizó anteriormente
Sebastián de Gaboto (Barragán, 2001).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Más tarde, La Gasca encomendó indígenas
asentados en los valles de Tarija a Juan Sedano
que tuvo que reunir a los indígenas dispersos
entre las ciudades actuales de Tarija, Cochabamba
y Jujuy y la quebrada de Humahuaca. A su vez,
en 1548, Juan Ortiz de Zárate también recibió
la encomienda de indios carangas de Tarija y
Totora (altiplano), la de los chichas, unas quince
estancias y un pueblo en Lípez. A consecuencia
de los repartos hechos por el virrey conde de
Nieva (1561-1564), también recibió a los indios
tomatas. En esta época, Ortíz de Zárate, que tenía
“4000 cabezas de ganado vacuno, 4000 ovejas, 500
caballos y otras tantas yeguas”, realizó una suerte
de emprendimiento empresarial en Tarija: de sus
estancias ganaderas, enviaba carne a Potosí donde
tenía sus minas (Presta, 2000). Pese a tener estas
estancias, no llegó a fundar la ciudad sino dos o
tres pueblitos en el valle de Tarija y una pequeña
iglesia para el adoctrinamiento de los indios fue
edificada cerca de la localidad actual de Tomatas.
Aunque su emprendimiento tuvo bastante éxito,
los ataques de los chiriguanos se hicieron más
frecuentes y tuvo que detener sus actividades.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La tensión en la frontera continuaba de
modo que, en 1564, el capitán Ortíz de Zárate
solicitó ayuda económica de parte de la audiencia
para organizar una campaña militar contra los
chiriguanos. Pese a no recibir la ayuda, obtuvo
permiso para hacerla. En 1568, Pedro de Zárate
también realizó una expedición contra los chiriguanos
al norte de Tarija. Ninguna de éstas dio
resultado y hasta, la fundación de Tarija en 1574,
el lugar quedó fuera del dominio colonial pues los
chiriguanos controlaban la región sometiendo a
otros grupos étnicos como los chichas, cobrándoles
un tributo.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidK2Rxd5soJaV9QTYZ8PH_5rBh9XOsNzgQ0lVP4iOwHloG0lOTWsp72TsxotqpYCENQw_rQRpt4tdxB7APGeTX7hFQLLFhK4D4AYwG9BEKKin8UBK2cJFLq5VAdrPgD3YX6nY0nF9FhgqauUNbE3YHtJ8P7O6puhMUvlWbbT4v7nczFD6stwbtOmENqA/s873/encomenderos%20de%20valles.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Encomenderos en los valles de Tarija" border="0" data-original-height="406" data-original-width="873" height="298" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidK2Rxd5soJaV9QTYZ8PH_5rBh9XOsNzgQ0lVP4iOwHloG0lOTWsp72TsxotqpYCENQw_rQRpt4tdxB7APGeTX7hFQLLFhK4D4AYwG9BEKKin8UBK2cJFLq5VAdrPgD3YX6nY0nF9FhgqauUNbE3YHtJ8P7O6puhMUvlWbbT4v7nczFD6stwbtOmENqA/w640-h298/encomenderos%20de%20valles.png" title="Encomenderos en los valles de Tarija" width="640" /></a></div><br /></div><p></p>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-90251810986159336482022-12-22T07:41:00.001-08:002022-12-22T07:41:08.986-08:00El intento del dominio sobre el territorio - En la búsqueda de El Dorado y del Gran Paitití<div style="text-align: justify;">Después de la conquista del Collasuyu, prosiguieron
las entradas hacia el este y el norte de Charcas,
intentando llegar más allá de las fronteras
que los incas habían establecido en sus avanzadas
hacia las tierras bajas. Uno de los propósitos era
unir la zona andina con las tierras amazónicas y
las del Río de La Plata. La búsqueda de la mítica
tierra de El Dorado y el Gran Paitití también fue
un incentivo que llevó a los españoles a realizar
peligrosas expediciones debido a la naturaleza
de estas regiones y sus pobladores. Según la
leyenda, alimentada por los “testimonios, habladurías,
hechos reales, hechos imaginarios acerca
de Paititi”, en la confluencia de dos grandes
ríos que tenían su naciente en los Andes, existía
un territorio habitado por un pueblo civilizado
enormemente rico.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En 1557, después de la muerte de Irala,
Chaves recibió la orden de hacer una entrada
a la zona de los Xarayes (conocida hoy como
la zona del Pantanal, entre Bolivia, Paraguay y
Brasil). Algunos de los acompañantes de Chaves
regresaron a Asunción, pero él continuó su
marcha fundando la Nueva Asunción llamada
también como la primera ciudad de La Barranca
(1559) sobre el río Guapay (Arze Quiroga,
1969; Combès, 2010).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Paralelamente, alrededor de 1556, Andrés
Manso había recibido la autorización del virrey
Hurtado de Mendoza para hacer una entrada por
Tomina (hoy Chuquisaca) hacia las llanuras al sudeste
de Charcas, en la región de los chiriguanos,
entre los ríos Paraguay, Pilcomayo y Bermejo y
empezó a poblar “en Quiricota”, es decir en los
llanos de Grigotá, por el río Guapay.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Una de las características de este proceso
fueron las disputas entre los dos capitanes,
Andrés Manso y Ñuflo de Chaves por los territorios
conquistados. Como consecuencia del
el segundo viaje de Chaves a Lima en 1560 éste
obtuvo el título de “teniente general de la provincia
de Mojos”, siendo el gobernador de facto
el hijo del virrey García de Mendoza y Manrique
que jamás llegó al lugar. Las disputas entre
ambos capitanes fueron finalmente resultas por
Juan de Avellanada, enviado del virrey para
solucionar este conflicto, quedando bajo la jurisdicción
de Chaves la región de la Chiquitanía,
Mojos y Mato Grosso, y para Manso la región
del Chaco. Esta decisión fue convalidada por la
audiencia en 1562. A su vuelta, en 1561, Chaves
fundó Santa Cruz de la Sierra mientras que, ese
mismo año, Manso fundó Santo Domingo de la
Nueva Rioja a orillas del río Parapetí, o Condorillo
en la cordillera chiriguana. Poco después,
los chiriguanos atacaron la zona, destruyendo la
Nueva Rioja y matando a Andrés Manso. Chaves
mandó contingentes al lugar para reprimir a los
chiriguanos y las tierras de los llanos de Manso
quedaron bajo su mando. Asimismo, en 1564 fue
destruida la Nueva Asunción y poco después,
en 1568, Chaves murió a manos de los itatines
(Combès, 2010).</div><p></p>
No obstante, tanto Manso como Chaves
mantenían relaciones amistosas con los chiriguanos
y “contra la voluntad de los gobernantes,
primero participó como aliado de los chiriguanos
en las expediciones en las tierras bajas, en las que
tomaban miles y miles de prisioneros-indígenas
de etnias locales” (Schramm, 2012: 264). Algunos
historiadores, sostienen que, debido a las alianzas
que mantuvieron las corrientes colonizadoras “del Paraguay” con los grupos chiriguanos y
guaraníes, éstos no desarrollaron una imagen
negativa sobre ellos, como la que generaron en
el mundo andino (Oliveto, 2011).<p></p>
La región amazónica situada al norte también
fue explorada en distintas ocasiones, en
este periodo. El autor anónimo de la Relación
de los descubrimientos pretendidos y realizados
al Oriente de la Cordillera de los Andes (1570)
señaló que “ocho capitanes intentaron realizar
las expediciones a la zona amazónica”
(Carvajal, 2009). Pedro de Candia y Peranzures
se lanzaron en los años 1538-1539, pero
posteriormente, en 1550, las expediciones del
descubrimiento y conquista en esta región
fueron prohibidas. A pesar de ello, en los
años 1560-70, varios aventureros siguieron
las huellas de los primeros exploradores. Livi
Bassi señala que<p></p><div style="text-align: center;"><blockquote style="text-align: justify;"><i>…las expediciones cruzaban la Cordillera a
treinta leguas al este de Cusco por Opatari
(como lo ha hecho Pedro de Candia) y bajaban
por el río Manú, o también atravesaban la
Cordillera de Carabaya por Sandia y San Juan
de Oro (donde se había localizado, por cierto,
yacimientos de oro), a treinta leguas al sur de
Opatari, siguiendo las valles y afluentes de Madre de Dios, o también más al sur, al este
del lago Titicaca por Camata, siguiendo los
afluentes del alto curso del Beni. Una vía de
acceso a los llanos más meridional se encontraba
al sur de Cochabamba, bajando por los
valles de los afluentes del alto Mamoré (Livi
Bassi, 2012: 66).</i></blockquote></div><p></p>
Sin embargo, todas estas vías de acceso resultaron
dificultosas. Cuando en 1561, Gómez
de Tordoya, comisionado por el virrey conde de
Nieva, intentó penetrar por el río del Tono con
el propósito de implantar una gobernación, se
le negó la autorización. Al fin del mismo año,
el explorador Juan de Nieto, con autorización
del virrey, utilizó el camino de Camata: llegó
hasta Apolobamba pero tuvo que volver con
pocos resultados al cabo de tres meses. En 1562,
Antonio de Gastos llegó al río Mamoré, en los
Mojos, entrando por la ciudad de Cochabamba;
de igual manera tuvo que volver sin mayor éxito.<p></p>
Un año después, Diego Alemán partió
hacia el norte desde Ayopaya, en Cochabamba,
siguiendo el curso del río Cotacajes para
explorar la zona de los llamados “chunchos”,
hasta llegar a orillas del río Madre de Dios. Su
expedición fue aniquilada por los indígenas de la
zona. Posteriormente, hubo otras expediciones
hacia el norte, una de Luján, en 1565, que, por
comisión de la Audiencia de Charcas, salió desde
Cochabamba en busca de minas de oro, pero él
y otros miembros de su expedición fallecieron
a causa de los ataques de los indígenas. Álvarez
de Maldonado, en 1567, llegó hasta la zona de
los toromonas, en la región del río Madre de
Dios, pero tuvo que retroceder hacia la región
de Carabaya, en 1569. Otra expedición de Tordoya
se dirigió de Cusco a Camata. La zona
también fue explorada por el sacerdote Vásquez
de Urrea que recorrió la zona (hoy Pando) entre
1560 y 1568 y murió junto a Tordoya cuando su
expedición fue atacada por los toromonas. Otra
expedición encabezada por Cuéllar y Ortega, en
1569, no pudo arrancar por falta de autorización
de las autoridades.<p></p>
Con la llegada del virrey Toledo que “soportaba
mal la anarquía de las expediciones”,
se calmó el ímpetu de los aventureros y, por
otro lado, una real cédula de Felipe II adjudicó
a los españoles de Santa Cruz de la Sierra la
prerrogativa del descubrimiento de la región
de Mojos (Livi Bassi, 2012).<p></p><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-bnZlETmMPh4m3SGJxo8pQ1bFsbFkvfTGuC0U27FKE2jT6GS1H83FUyNsaxjEVKHGG8Un7Qhv5cpintaUFO7XDH9YQX-DIHgH-2WM3zkWdA6J-bHoAOgTPMFmffId7Bu3w28DsXPUNe0lFYeQfB1_rPADaFU3EYGBt5ONDRa_YzWpN5LQ7JXUDlGQGg/s550/gobernaciones%20de%20andres%20de%20manso%20y%20%C3%B1uflo%20de%20chaves.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="gobernaciones de Andres Manso y Ñuflo de Chavez" border="0" data-original-height="550" data-original-width="543" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-bnZlETmMPh4m3SGJxo8pQ1bFsbFkvfTGuC0U27FKE2jT6GS1H83FUyNsaxjEVKHGG8Un7Qhv5cpintaUFO7XDH9YQX-DIHgH-2WM3zkWdA6J-bHoAOgTPMFmffId7Bu3w28DsXPUNe0lFYeQfB1_rPADaFU3EYGBt5ONDRa_YzWpN5LQ7JXUDlGQGg/w632-h640/gobernaciones%20de%20andres%20de%20manso%20y%20%C3%B1uflo%20de%20chaves.png" title="gobernaciones de Andres Manso y Ñuflo de Chave" width="632" /></a></div><br /><div><br /></div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-24657994544323040972022-12-21T13:04:00.005-08:002022-12-21T13:04:28.249-08:00El proyecto de la Iglesia - Evangelización y mitos<div style="text-align: justify;">“Como lo demostró hace tiempo Pierre Duviols, hubo una utilización directa de las tradiciones indígenas
en la catequesis. Si Calancha (1639) compara las narraciones Bíblicas del Génesis con el mito cosmogónico
de Vichama es para demostrar la deformación indígena de una supuesta tradición cristiana prehispana que
hubiera predicado Santo Tomás, de modo que en una perspectiva cristiana y en este caso, los mitos se relacionan
directamente con la predicación de la fe, y la reconstrucción de la fuente prehispana resulta por lo tanto
mucho más delicada. En el Collao, ya en una fecha tan temprana como 1552, Segovia encontraba en el mito
de Viracocha la prueba de la existencia de un héroe civilizador que hubiera venido de otras partes del mundo
y esta confusión entre el dios andino y el Apóstol cristiano influenció definitivamente la escritura de los mitos”.</div><p></p><div style="text-align: justify;">“Efectivamente, para estudiar el mito de Tunupa que pone en escena a Santo Tomás y a San Bartolomé
y para el cual poseemos aproximadamente una docena de fuentes coloniales heterogéneas y en su gran
mayoría escritas por españoles, consideraremos que no son representaciones contradictorias que nuestras
fuentes articulan juntando fragmentos de hagiografía y mito, sino que éstas son el resultado de un
verdadero trabajo de mediación entre elementos que de ambos lados corresponden a una parte escogida
y fragmentaria de las dos tradiciones…”</div><p></p>
Fuente: Bouysse-Cassagne, 1997.Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-40682155710097369172022-12-20T18:18:00.004-08:002022-12-20T18:18:37.823-08:00El proyecto de la Iglesia - Pensamiento, imaginario y arte en una época de transición<div style="text-align: justify;">En cuanto finalizaron las guerras civiles, las
órdenes religiosas se establecieron de manera permanente;
se construyeron iglesias en la zona rural
y en las ciudades recién fundadas. La divulgación
de la doctrina se realizaba a través de la prédica
pero también por medio de cartillas o pequeños
cuadernos que comprendían un silabario simplificado
en los que se podía aprender a leer. Aunque
no se conoce con exactitud cuán amplia era la
circulación y difusión de las cartillas, Estenssoro
(2003) menciona que hubo más de tres mil que se
ofrecía en un mercado del Cusco en 1571; sostiene
que las cartillas impresas y copias manuscritas ya
se vendían en décadas anteriores. El mismo autor
propone repensar la alfabetización indígena como
un fenómeno mucho más extenso de lo que se
cree tradicionalmente, citando, además, al virrey
Toledo que en 1572 explicaba que “los Yndios que
muchos van ya sabiendo leer”.</div><p></p><div style="text-align: justify;">El uso y la divulgación de la doctrina católica
fueron relacionados con la necesidad de traducir
el catecismo a los idiomas indígenas, labor que realizaron exitosamente distintas órdenes religiosas.
Uno de los primeros libros fue la Gramática
o arte de la lengua original (Valladolid, 1560), obra
en quechua del dominico fray Domingo de Santo
Tomás. Sin embargo, tratándose de la mística de
una doctrina religiosa, fue muy difícil traducir la
palabra Dios y en muchos casos se la reemplazó
por otra, más aún cuando las traducciones eran
realizadas por auxiliares indígenas de la evangelización. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXqCZ9Y5zwQccVELJU9vm_Gaxa61OuA3f6N6Cm6ZkT3rHUM5R3e_XmYCVNNYoZZQY_PH1LHrXcFvBQ1k93J1wzgK-nP85xzC-o63ibTCKnhlXfr6FAb6eySa9631AFX_YMdhf3lUS-QsgSoTFcj8JqES-HxdKz7d9i4mOzJ7e03rBPcWnoz4x6IQncZQ/s702/tejido%20de%20la%20hisla%20del%20sol.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="tejido de la Isla del Sol" border="0" data-original-height="656" data-original-width="702" height="598" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXqCZ9Y5zwQccVELJU9vm_Gaxa61OuA3f6N6Cm6ZkT3rHUM5R3e_XmYCVNNYoZZQY_PH1LHrXcFvBQ1k93J1wzgK-nP85xzC-o63ibTCKnhlXfr6FAb6eySa9631AFX_YMdhf3lUS-QsgSoTFcj8JqES-HxdKz7d9i4mOzJ7e03rBPcWnoz4x6IQncZQ/w640-h598/tejido%20de%20la%20hisla%20del%20sol.png" title="tejido de la Isla del Sol" width="640" /></a></div><br /></div>
Por ejemplo, los nombres prehispánicos de
deidades como Huiracocha, Pachacmac y Tunupa
aparecían traducidos como Dios, Cristo o uno
de sus apóstoles, reconociendo su jerarquía en
el panteón andino, aunque su lugar fuera menor
frente al Dios único y se recurrió a sus nombres
para asimilarlos a la religión católica. Además, se
admitía que las palabras “ángel”, “demonio”, “este
mundo”, “cielo”, “infierno”, eran conocidas por
los indios. A partir de ello, se introdujo las dicotomías
“ángel / diablo” traduciendo este concepto
al quechua como mana alii supay (ángel no bueno),
puesto que no había el término “malo” en ese
idioma. También se aludió al tema de los ancestros
y se recurrió al uso de imágenes para penetrar en
las creencias, los imaginarios y la cosmovisión
de las poblaciones locales. Los evangelizadores
se apropiaron de los rituales paganos, haciendo
concesiones y tolerando ciertas transgresiones
como el uso de máscaras, algunos gestos o movimientos
del cuerpo. Estas prácticas se reflejaban
en la fiesta del Corpus Christi que se articulaba
con el antiguo Inti Raymi, o la fiesta de Navidad
que correspondía al festejo de Capac Inti Raymi
(Mac Cormack, 1991; Estenssoro, 2003).<p></p>
El Inti Raymi, la fiesta grande del Sol, era
una de las principales festividades del Estado incaico
y se festejaba en el mes de junio después del
solsticio de invierno, aunque su fecha era movible
a semejanza de las festividades cristianas como
el Corpus Chisti. En 1559, Polo de Ondegardo
señaló la coincidencia de la festividad con la de
Corpus Christi con la de inti Raymi:<p></p><blockquote><i>
El séptimo mes que corresponde a junio se
llama Cuzqui Inti Raymi... y decían que ésta era la
fiesta del Sol. Háse de advertir que esta fiesta cae
casi al mismo tiempo que los cristianos hacemos
la solemnidad del Corpus Christi y que en algunas
cosas tienen alguna apariencia de semejanza
(como es el caso de las danzas, representaciones o
cantares) y que por esta causa ha habido y hay hoy
día entre los indios que parecen celebrar nuestra
fiesta del Corpus Christi, mucha superstición de
celebrar la suya antigua del la suya antigua del Inti
Raymi.</i></blockquote><p></p>
José de Acosta observabó que “los indios usan
el Corpus Christi para festejar su Inti Raymi”,
mientras que Martín de Múrua señalaban que
“los indios mezclan ceremonias y ritos antiguos
(Citados en Vega y Palomino, 2006).<p></p>
Ante las representaciones realizadas en el
periodo colonial, en las que intervinieron manos
andinas, resulta difícil separar y definir qué de aquello era de origen occidental, europeo y
español y qué parte de la obra provenía de una
vertiente indígena “pura”. ¿Cuánto hay de indígena
y cuánto de europeo en las imágenes coloniales?
¿Qué y cuánto en las formas, cuánto en
los contenidos? Y, por otra parte ¿cuán hispanas o
europeas fueron las imágenes, el pensamiento y las
estructuras mentales que llegaron a América? Las
campañas de evangelización estuvieron respaldadas
en imágenes que ilustraban la vida, pasión y
muerte de Jesucristo, la vida de los santos y de la
Virgen María, así como en un importante corpus
de sermones y nuevas imágenes con las que se
pretendía reemplazar a las antiguas.<p></p>
De cualquier manera, se siguió produciendo
imágenes que expresaban cosmovisiones en constante
reelaboración. El mundo luminoso de Alaj
(Hanan) Pacha permitió situar junto al Sol, la Luna
y las constelaciones andinas a Cristo, a la Virgen
y a los santos; y el Paraíso quedó incorporado en
el imaginario, aunque con árboles exuberantes y
pájaros amazónicos en vez de querubines, como
afirma Teresa Gisbert (1999). El Mankha (Ukhu)
Pacha o mundo oscuro, subterráneo, cobijó al
demonio (Satanás, Lucifer y otros diablos menores)
junto a los antepasados, la fertilidad de la
tierra, los minerales y los sajras, dioses desplazados
(en sentido de movimiento) desde otras esferas
hasta este mundo oscuro donde aprendieron a
mantenerse clandestinos. En medio de estos dos
extremos, en “este mundo”, Aka (Kay) Pacha, se
incorporaron soldados, funcionarios, aventureros,
sacerdotes, señoras y esclavos y se reestructuró el
orden político.<p></p>
Los antiguos señores aymaras trataron de
mantener sus privilegios y lucharon arduamente
para que la Corona reconociera su genealogía
pues ésta legitimaba su poder. Sus escudos de
armas, presentaron las imágenes que hablaban de
su autenticidad como representantes de un grupo
y, dentro del mismo, del linaje que lo originó. A
través de estos emblemas, podemos ver cómo
estos representantes étnicos percibían su propia
identidad -tanto individual como grupal. Ante los
indios que todavía estaban bajo su mando, pues
eran caciques (funcionarios coloniales), estos escudos
legitimaban su poder recordando los símbolos
significativos de su propio pasado relacionados
con su identidad y su auto-percepción. Ante los
españoles, autoridades y el aparato burocrático,
debían aparecer con sus emblemas de nobleza e
hidalguía, reclamando silenciosamente el trato preferencial que esperaban tanto individualmente
y como familia, en materia de exención de la mita
y del pago de tributos.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAKaZMlRqpcz7CPNQ7BakHuv8TUg41fKZgA97QdIccchpN9gKzrhuD0ZdYbu-mW-Q_saITFWg6XTPQrWl4Y9Od_c3dTm67Or-VtLNzQx4D1k4oRnuaXQJq3oZMUU0qbXyH3lPgF753dYvICeB4CYUIXhD53BRuxBiPWJrj3GDlIBj1pDZDdDDelvYzyg/s700/cofre%20colonial%20pintado.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Cofre colonial pintado" border="0" data-original-height="482" data-original-width="700" height="440" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAKaZMlRqpcz7CPNQ7BakHuv8TUg41fKZgA97QdIccchpN9gKzrhuD0ZdYbu-mW-Q_saITFWg6XTPQrWl4Y9Od_c3dTm67Or-VtLNzQx4D1k4oRnuaXQJq3oZMUU0qbXyH3lPgF753dYvICeB4CYUIXhD53BRuxBiPWJrj3GDlIBj1pDZDdDDelvYzyg/w640-h440/cofre%20colonial%20pintado.png" title="Cofre colonial pintado" width="640" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi79ZixIuF7nM-qLdchuDEFV2rxNRms3JtrUONPGmMwO4r6FEv8ESqZQa_ozBfvavIqvR-Gtm1o79bCAvOx1VR7Xl6V_u6wq07QHFG8XTxDPhDnRPpXzONT6DnG3G3-cMVmtnekCDFmMiiD4JChvNoSMrL68kcfdC7DO6_SsTGBPCHDGkJD04MxEKZTDQ/s785/unku%20santos.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; outline-width: 0px; user-select: auto;"><img alt="nku Santo, etapa de transición, siglo XVI.nku Santo, etapa de transición, siglo XVI." border="0" data-original-height="785" data-original-width="532" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi79ZixIuF7nM-qLdchuDEFV2rxNRms3JtrUONPGmMwO4r6FEv8ESqZQa_ozBfvavIqvR-Gtm1o79bCAvOx1VR7Xl6V_u6wq07QHFG8XTxDPhDnRPpXzONT6DnG3G3-cMVmtnekCDFmMiiD4JChvNoSMrL68kcfdC7DO6_SsTGBPCHDGkJD04MxEKZTDQ/w434-h640/unku%20santos.jpg" title="nku Santo, etapa de transición, siglo XVI." width="434" /></a></div><br /><div><br /></div><div style="text-align: justify;">En los escudos de armas coloniales de las
noblezas andinas aparecen imágenes que podrían
ser catalogadas como “andinas” o “europeas”,
indistintamente, dependiendo del punto de vista
del que los miraba: ésta familiaridad era engañosa
para los funcionarios españoles. En los escudos
de los señores andinos se veía flores de kantu
(kantuta) o amancayas, azucenas, pájaros kenti,
emblemas de los Incas, junto a leones africanos
o pumas de piedemonte amazónico, cabezas
cortadas sangrantes de enemigos o de sacrificios,
lanzas, arcos y flechas, plumas, cóndores, halcones
y hasta águilas bicéfalas susceptibles de ser
interpretadas como el símbolo de la casa de los
Austrias y que, a la vez, podían recordar figuras
de textiles prehispánicos (Arze y Medinacelli,
1991; Platt at al, 2006). Sucedía lo mismo con los
kerus (vasos ceremoniales incaicos) posteriores a
la conquista: arco iris emergiendo de la boca de
pumas, incas, dragones y todo tipo de serpientes
(amaru, katari, asiru, machakuay), concebidos
como intermediarios entre el “mundo de abajo”
y “este mundo”, que figuraban también en los
mitos recogidos por etnógrafos contemporáneos
en diferentes regiones y pisos ecológicos. De
esta época de transición datan estilos textiles y
kerus de madera polícroma conocidos como “de
transición”. Se comenzó a producir textiles que,
con técnica de tapiz, presentaban temas donde
se unía lo europeo y lo andino, como los textiles
litúrgicos con águilas bicéfalas, corazones de Jesús,
pájaros, mariposas y otros elementos combinados
con tocapos incas, o escenas con diseños semejantes
a los de los tapices de la región de Flandes, pero
con diseños típicamente incas.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Al igual que otras representaciones prehispánicas,
los kerus se mantuvieron en uso durante la
época colonial. En la época prehispánica, en zonas
con una fuerte influencia de la cultura inca como
la Isla del Sol y Escoma, se produjeron hermosos
ejemplares de kerus de madera tallada y pintada,
con diseños que transitaban de lo abstracto a lo
figurativo.</div><p></p><div style="text-align: justify;">También se pintó representaciones de escudos
de armas, armaduras y yelmos mezclados con
símbolos de la dinastía inca, como las serpientes
en escudos que unen estos símbolos hispanos e
incas en sus campos. Es posible que los escudos
fueran entregados a los miembros de la nobleza
inca ya emparentada con las familias de los conquistadores.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Lockhart describe con detalle cómo los
indígenas recibieron y adoptaron las novedades
traídas por los españoles, desde palabras, géneros
literarios, formas musicales, arquitectónicas, hasta
animales y herramientas, integrándolas al su propia
sociedad y cultura. Fue gracias a ello que no
percibieron el cambio colonial como una ruptura
tan radical. En la zona andina continuó la adoración
de las momias ancestrales, cuyo culto era
tolerado; al mismo tiempo los españoles también
olvidaban sus costumbres: se ponían ponchos y
mascaban coca (Lockhart, 1982).</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-18747501958586492442022-12-14T18:44:00.003-08:002022-12-14T18:44:29.054-08:00El proyecto de la Iglesia - La evangelización como parte de los proyectos políticos y religiosos. El Segundo Concilio limense<div style="text-align: justify;">Si bien antes e incluso después de las Leyes Nuevas, la encomienda fue vista como el modelo
laico de la evangelización, las órdenes religiosas
expusieron el ideal conventual para la formación
de los nuevos cristianos y su posterior reinserción
a sus comunidades. Por un lado, el proyecto de
los frailes priorizaba la conservación de las instituciones
indígenas y por el otro, presentó la idea
de la conversión por medio de la reducción como
contraposición a la encomienda señorial. De esta
manera, la nueva sociedad se representaba regida
políticamente y judicialmente por las órdenes
religiosas, respetando las instituciones preexistentes
o como la sociedad cristiana española de
encomenderos, basada en los lazos señoriales. Las
discusiones sobre el diseño de esta nueva sociedad
formaron parte de los debates políticos incluso a lo
largo de la década de 1560. Frente a esta situación,
la Corona, que todavía no tenía un proyecto claro,
negociaba con los representantes de estos sectores.
No obstante, el problema de la evangelización no
tuvo sólo un carácter exclusivamente religioso,
siendo la fe y la política estrechamente relacionadas.
Con la creación de los corregimientos, en
1565, y la dotación a los indígenas de un sistema
judicial, tanto los encomenderos como los curas
ya no interfirieron en esta área. Los funcionarios
reales asumieron funciones que antes eran
compartidas entre los representantes de estos
poderosos grupos.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Mientras tanto, el proceso de conversión de
los curacas principales y sus familias avanzaba:
en 1535, cerca de treinta señores étnicos fueron
bautizados. Puesto que los símbolos de la religión
eran también símbolos del pacto o de la alianza
política, la cristianización otorgaba legitimidad
a los caciques y, por tanto, los caciques estaban
interesados en su conversión (Estenssoro, 2003).
A partir de 1542, se observó logros en este campo
puesto que, por un lado, durante las guerras civiles,
el proceso de la evangelización se intensificó por
parte de la política de la Corona; por el otro, fue
el resultado de la violencia, crisis e incertidumbre
reinantes y de la necesidad contar con la protección
providencial de Dios. Además, la cristianización
aseguraba la incorporación de los indígenas a la sociedad
puesto que fue acompañada por un proceso
de transformación cultural cuya parte indisoluble
constituían las costumbres cristianos. Frente a los
encomenderos que, antes de las guerras, eran los
únicos garantes de la fe cristiana, la Corona y las
órdenes religiosas apostaron por la segunda generación
de caciques que se esmeraban en demostrar
pertinencia al mundo cristiano, por lo menos en
el discurso.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Sin embargo, la cristianización se topó con
muchas dificultades: desde la insuficiente preparación
del clero y su apego a lo material como el
rechazo o la incomprensión del mensaje cristiano
por los evangelizados. Los misioneros explicaron
sus fracasos por la persistencia de las prácticas
religiosas paganas y organizaron la extirpación de
las idolatrías. Potosí fue considerado como uno
de los centros de propagación de las prácticas y
creencias paganas “en que el demonio los tenía”;
sin embargo, cuando se “descubrió” el cerro y se
inició la explotación de la plata, las autoridades y
los mineros españoles fueron tolerantes con las
prácticas religiosas de los indios.</div><p></p><div style="text-align: justify;">El proceso de la fundición de metal en manos
de los yanaconas huayradores estaba relacionado
con prácticas religiosas y rituales andinos que
incluían ofrendas de coca para sacar la máxima ganancia
en la explotación del metal. La superioridad
de la tecnología andina y la importancia de la mano
de obra indígena eran factores que indujeron a que
los españoles se hicieron de la vista gorda sobre lo
que sucedía en estos momentos. Pablo Quisbert
(2008) muestra que, en 1557, el encomendero
Pedro Rodríguez de Portocarrero denunció ante
el rey al visitador, licenciado Altamirano, que perseguía
a los indígenas por tomar “un brebaje que
ellos beben que llaman chicha” y por otras “cosas
livianas” como pintarse la cara, brazos y piernas lo
que, según el encomendero, alteraba el ritmo de
trabajo y repercutía en la economía.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Por otro lado, las constantes borracheras de los
indígenas que asistían al trabajo de las minas no sólo
cumplían funciones festivas; también fortalecían
su identidad permitiendo recordar y celebrar los
hechos notables de sus antepasados. Durante las
borracheras, los indígenas realizaban taquis en los
que se combinaba danza y canto. Estas manifestaciones
fueron las más visibles entre las idolatrías;
se llevaban a cabo durante los fines de semana en
el tiempo dedicado a la instrucción religiosa de los
indios. La Iglesia intentó suprimir los taquis por ser
expresiones idólatras. Pero persistieron estas prácticas
en forma de Taqui Onkoy, un movimiento que
se desarrolló entre 1565 y 1570 en Chuquisaca y
La Paz, como señaló Teresa Gisbert (1999) aunque
los historiadores peruanos Luis Milliones y Rafael
Varón argumentaron que este fenómeno sólo tuvo
lugar en la provincia peruana de Huamanga. Taqui
Onkoy significa “canto enfermo” en quechua; su
variante aymara es Thalausu (enfermedad de las sacudidas).
Estas costumbres se extendian de la zona
quechua a la aymara; tuvo su máxima expresión
en Potosí, donde acudían indígenas de numerosas
provincias.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Mientras tanto, en 1563, el Concilio de Trento
celebró su última sesión: allí la Iglesia cerró filas
ante la amenaza protestante y determinó el establecimiento
de concilios provinciales en España, México
y Perú. Sin embargo, en el Segundo Concilio
Limense que tuvo lugar desde agosto de 1567 hasta
marzo de 1568, los debates estuvieron mucho más
cerca del humanismo de la primera evangelización
que de la reforma católica. En esta oportunidad,
hubo arduos debates entre seculares y regulares
por el poder en el seno de la Iglesia, pero la mayor
oposición pudo verse entre los funcionarios de la
Corona, los sacerdotes que defendían a los indios y
los partidarios de los intereses de los encomenderos.
El meollo del conflicto fueron las discusiones
sobre las condiciones de trabajo indígena y la legitimidad
de las instituciones coloniales: dominicos
célebres como Loayza, Domingo de Santo Tomás,
Pedro de Toro, Francisco de la Cruz protestaron
contra el trabajo de los indígenas en las minas.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Otro punto de debate en Lima fue la elaboración
de un nuevo catecismo que respondiera a las exigencias del Concilio de Trento y se propuso
la preparación de un confesionario para evitar
los problemas lingüísticas e imponer un control
ideológico por medio de la confesión. En esta reunión
se produjo la reorientación del ceremonial
prehispánico para “convertir en fiesta y alabanza a
Dios lo que se practicaba hasta entonces en honor
del diablo para pedir ayuda en tiempos de necesidad
durante la siembra y a la espera de lluvias,
explicando a los indios que deben a Dios su grano
y su pan” (Estenssoro, 2003).</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVRXoaruw0nQ4Hn4ZZzB5hlgtpVmdEHnLQLJILnmcwXU8p7ywFV98oCZV_f59vtElPwU0BTeEeSQN8sZYogrWHkk7Z5AUvrQjcyRV_LT7wMpG5wIf-Y1ZwnR7F_27IIGCAMnl3QTbDlAtIVymSfl7L5dtwQyDYTkPruip2ass6lK6mU5VFiZAUou70CQ/s707/borrachera.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Dibujo Borrachera" border="0" data-original-height="685" data-original-width="707" height="620" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVRXoaruw0nQ4Hn4ZZzB5hlgtpVmdEHnLQLJILnmcwXU8p7ywFV98oCZV_f59vtElPwU0BTeEeSQN8sZYogrWHkk7Z5AUvrQjcyRV_LT7wMpG5wIf-Y1ZwnR7F_27IIGCAMnl3QTbDlAtIVymSfl7L5dtwQyDYTkPruip2ass6lK6mU5VFiZAUou70CQ/w640-h620/borrachera.jpg" title="Dibujo Borrachera" width="640" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-83076932258303595522022-12-13T08:16:00.002-08:002022-12-13T08:16:11.875-08:00El proyecto de la Iglesia - La primera evangelización. La organización y acción de las órdenes religiosas. El Primer Concilio Limense<div style="text-align: justify;">En esta primera etapa, no hubo un proyecto global
de la Iglesia y la primera evangelización (1532-
1583) estuvo en manos de las órdenes religiosas:
dominicos, mercedarios, franciscanos y agustinos.
Cada una de ellas tenía sus propios reglamentos,
métodos de evangelización y prioridades respecto a
la doctrina, lo que influía en el proceso de evangelización
y el adoctrinamiento de los indios que se
encontraban agrupados en distintas encomiendas.
En estos años, el trabajo misional estuvo ligado
al sistema de encomiendas y los encomenderos
estaban obligados a amparar a un misionero, sea
éste sacerdote secular o fraile residente en la encomienda.
En las numerosas memorias de distintas
órdenes religiosas, se constata un marcado interés en aparecer como los primeros evangelizadores del
Nuevo Mundo. Lo cierto es que los dominicos,
franciscanos, mercedarios fueron llegando paulatinamente
antes de que lleguen los miembros del
clero secular. Estos religiosos ingresaron al territorio
de la Nuevo Toledo por distintos caminos
y se instalaron en diversos puntos: los dominicos
y franciscanos se ubicaron en las orillas del lago
Titicaca, en tanto que los mercedarios que llegaron
por el Río de La Plata y el Paraguay, penetraron
en las regiones del Chaco.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Los dominicos se destacaron en los primeros
años de la conquista del Perú: Francisco Pizarro
estuvo acompañado por el dominico fray Vicente
Valverde cuya actuación en Cajamarca pasó a la
historia. Valverde estuvo en Cajamarca durante los
ocho meses en que Atahuallpa permaneció preso.
En 1535, Valverde volvió a España donde permaneció
durante tres años. La reina Juana recomendó
su nombre al Papa para que fuese nombrado
primer obispo del Cusco en agradeciendo por sus
servicios. Desde 1538, bajo el poder de fray Vicente
Valverde se encontraba un enorme territorio que
se extendía a lo largo de toda América del Sur, con
excepción de las colonias portugueses.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En esta época, gracias al apoyo que dieron a
Francisco Pizarro, los dominicos obtuvieron, para
su iglesia y convento en el Cusco, nada menos que
el que había sido el principal templo incaico, el
famoso Coricancha. En 1534, los predicadores
ya contaban con cuatro centros de evangelización:
San Miguel de Piura, Jauja, Cajamarca y
el Cusco, donde trabajaban quince religiosos.
Ellos fundaron una primera provincia, es decir
su propia unidad administrativa, en 1540. Su
primer provincial, y más tarde primer obispo de
Lima, fue fray Jerónimo de Loayza, hermano de
fray García de Loayza, cardenal y presidente del
Consejo de Indias. A la llegada del virrey Toledo,
en la década de 1570, se había fundado muchas
escuelas para hijos de caciques. La orden de los
predicadores había erigido 18 conventos ubicados
en una región que iba desde Quito, Lima, Arequipa,
Cusco, Chucuito, La Plata y Tucumán. Los
dominicos fueron los primeros misioneros que se
ubicaron en las orillas del Lago Titicaca donde
establecieron doctrinas y conventos, por ejemplo,
en Copacabana, Pomata, Juli, Zepita, Yunguyo.
En la Villa Imperial de Potosí fundaron un convento
para varones en 1547 con la cooperación
del corregidor Pedro de Hinojosa.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVTE9eS7msPLPW3-Tu08ux5B5kTWQlnW0ijkpUTKwlgWPXkIjTVuT-kKvh7kzor0vMgH0jEWHuTVUPvLNH45gD_qhpmcEw2qaQdl9nwPmiljkh6_LlapSX8BdLtQ-G0HR4543vu1w_DVM9hdvxVbr0hTk6QsZnIbVrOME0aspUg1D4GFmMEMtVAQug0g/s535/Pintura%20coral%20iglesia%20de%20la%20merced.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Pintura Iglesia de La Merced en Potosi" border="0" data-original-height="535" data-original-width="343" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVTE9eS7msPLPW3-Tu08ux5B5kTWQlnW0ijkpUTKwlgWPXkIjTVuT-kKvh7kzor0vMgH0jEWHuTVUPvLNH45gD_qhpmcEw2qaQdl9nwPmiljkh6_LlapSX8BdLtQ-G0HR4543vu1w_DVM9hdvxVbr0hTk6QsZnIbVrOME0aspUg1D4GFmMEMtVAQug0g/w410-h640/Pintura%20coral%20iglesia%20de%20la%20merced.png" title="Pintura Iglesia de La Merced en Potosi" width="410" /></a></div><br /></div><p></p><div style="text-align: justify;">Posteriormente, llegaron religiosos de otras
órdenes regulares. Los franciscanos tuvieron un
rol importante en el período de “descubrimiento”
por Cristóbal Colón pues los representantes de
esta orden estuvieron presentes cuando éste trató
de conseguir apoyo para buscar un camino a la India.
Fue un fraile franciscano, fray Juan Pérez de
Marchena, confesor de la reina Isabel de Castilla,
que consiguió que los Reyes Católicos apoyasen
al almirante. También llegaron en 1500 a la isla
La Española. Fueron los primeros evangelizadores
en las islas del Caribe, la América Central
y México y fray Marcos de Niza fue el primer
franciscano que llegó al Perú. Los hermanos de
San Francisco conformaban la orden que más
frailes tenía dentro de la Iglesia y todo el orbe
fue dividida en 103 provincias. La provincia de la
América del Sur, la de los Doce Apóstoles fundada
en 1553, se subdividió en cinco en 1565: Perú,
Santa Fe, Chile, Quito y San Antonio de Charcas.</div><p></p><div style="text-align: justify;">El padre Francisco de los Ángeles Morales
fue uno de los doce franciscanos que llegaron
al Perú. En 1539, los franciscanos se establecieron
en el valle de Chuquiago (La Paz) y allí edificaron una capilla para el ejercicio del
culto, En 1540, establecieron una iglesia y un
convento de Chuquisaca. Posiblemente fueron
los franciscanos quienes bautizaron al mallku
Guarache como Juan Colque Guarachi que
participó con Perazúrez en la fundación de la
villa de La Plata (Graña, 2001). Luego fundaron
conventos en Potosí (1547) y La Paz (1549) y
más tarde, en Misque y Cochabamba, Oruro,
Tarija y Arica. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT14x4wZPINnn7gZzKZ3QbjYaJag5MZWrsUjtf5h9h4Hjk_W4EQ-HiJja_M7vzmoPGeyaZhDNCfPTSt6ycfI4DmCV7IvOk2zOze7_tsJAB2FK_oJAxknqQEeP6cmpv9f2waAXybkchMkDw8fWvB3zCIUl8nmM03wNMDq6SzFjn3MZEhL01s5q98fPtSA/s347/pintura%20mural%20coro%20alto.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Pintura Mural Coro Alto Iglesia de la Merced" border="0" data-original-height="334" data-original-width="347" height="385" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT14x4wZPINnn7gZzKZ3QbjYaJag5MZWrsUjtf5h9h4Hjk_W4EQ-HiJja_M7vzmoPGeyaZhDNCfPTSt6ycfI4DmCV7IvOk2zOze7_tsJAB2FK_oJAxknqQEeP6cmpv9f2waAXybkchMkDw8fWvB3zCIUl8nmM03wNMDq6SzFjn3MZEhL01s5q98fPtSA/w400-h385/pintura%20mural%20coro%20alto.png" title="Pintura Mural Coro Alto Iglesia de la Merced" width="400" /></a></div><br /></div><div style="text-align: justify;">En 1551, llegaron al Perú doce padres
agustinos desde Castilla para incorporarse a las
filas de los misioneros que ingresaron a Charcas
pues el emperador Carlos V, que admiraba su
labor en México, pidió que esta orden enviara
sus religiosos al Perú. A Charcas llegaron por
solicitud de Lorenzo Aldana para evangelizar a
los indígenas de su encomienda Paría -Capinota
donde fundaron, en 1559, los primeros conventos
en Challacollo, Toledo (Oruro) y Capinota (Cochabamba).
Su labor evangelizadora y doctrinal
se desenvolvió en el altiplano paceño y orureño
y en los valles de Cochabamba, Chuquisaca y
Tarija. Su preocupación por la evangelización
de los indígenas se extendió más tarde a otros
lugares de difícil acceso, como el norte de La Paz.
El religioso Daniel Ortíz estuvo adoctrinando
a los indios de Yanacachi, en los Yungas de La
Paz, en 1552. El punto de su actividad pastoral
estuvo en las ciudades de La Paz, Oruro, Potosí,
Cochabamba, La Plata y Tarija y una de sus obras
más importantes ha sido, sin duda, el Santuario
de Copacabana.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Junto con Francisco Pizarro llegaron representantes
de varias órdenes religiosas, entre ellos,
los de la Orden de la Merced. Uno de seis de sus
miembros, Sebastián de Trujillo, fue su confesor.
En 1537, fundó el convento del Cusco y luego
se internó al territorio de Charcas. En 1540, los
sacerdotes Juan Calderón de Rojas y Pedro Sánchez
Bernal adoctrinaron a los indios de Pucarani
(La Paz) y en 1549, el mercedario Sebastián de
Trujillo Castañeda hizo la mismo labor en los
valles de Sapahaqui y Caracato (La Paz). Dos años
más tarde fundaron conventos en las ciudades de
La Plata y de La Paz y en 1555, otro en Potosí.
Paralelamente a la llegada de los mercedarios por el norte, otros religiosos de la misma orden, Juan
de Salazar y Juan de Almadía, penetraron por el
sur hacia el territorio de los guaraníes y los habitantes
de las regiones orientales. Posteriormente,
Cristóbal de Albarrán, junto a los conquistadores
Juan de Ayolas, Álvar Nuñez Cabeza de Vaca y
Ñuflo de Chaves recorrieron la región.<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLFiRNrXSj2fZA3OwZ5SkLVM36XW_yXQGdMPaCzxFS_CB8d0aEPrGCz-bJEcoZFnk6KmbS0vILaHov67lje0e_7uAB6_pHHZ3_POvlYFHZwg3f2DLa52aNnR0H85acWJEDZ19ZyTHsHs6UADOy84Ic8ICjMAo4fOhuJlTwYhENFUyn9T3SEv3_rzjRfg/s697/Portada%20del%20Templo%20de%20nuestra%20se%C3%B1ora%20de%20la%20merced%20en%20Potosi.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img alt="Portada del Templo de Nuestra Señora de la Merced Potosi" border="0" data-original-height="380" data-original-width="697" height="348" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLFiRNrXSj2fZA3OwZ5SkLVM36XW_yXQGdMPaCzxFS_CB8d0aEPrGCz-bJEcoZFnk6KmbS0vILaHov67lje0e_7uAB6_pHHZ3_POvlYFHZwg3f2DLa52aNnR0H85acWJEDZ19ZyTHsHs6UADOy84Ic8ICjMAo4fOhuJlTwYhENFUyn9T3SEv3_rzjRfg/w640-h348/Portada%20del%20Templo%20de%20nuestra%20se%C3%B1ora%20de%20la%20merced%20en%20Potosi.png" title="Portada del Templo de Nuestra Señora de la Merced Potosi" width="640" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkt5IcyjT1d3T-vYYkj6s8acGx4qNLG1xfbWhx3McF2pWdOjjP36hathLLckcTYkDM2EYqaTaQ2ABNCiGMxozTy9IK4Yizg9en7pU1pE1D_Z7mHrQ8ObvBngX7gNwPNBgSUtuMllKc8XA4ROZ_QwhXf12MS6vIellwjU5CBh3Gc6qPe6nkaBirPIrcVA/s699/torre%20de%20la%20parroquia%20de%20Santa%20Barbara.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Torre de la Parroquia de Santa Barbara" border="0" data-original-height="479" data-original-width="699" height="438" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkt5IcyjT1d3T-vYYkj6s8acGx4qNLG1xfbWhx3McF2pWdOjjP36hathLLckcTYkDM2EYqaTaQ2ABNCiGMxozTy9IK4Yizg9en7pU1pE1D_Z7mHrQ8ObvBngX7gNwPNBgSUtuMllKc8XA4ROZ_QwhXf12MS6vIellwjU5CBh3Gc6qPe6nkaBirPIrcVA/w640-h438/torre%20de%20la%20parroquia%20de%20Santa%20Barbara.png" title="Torre de la Parroquia de Santa Barbara" width="640" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Todas estas órdenes y la iglesia secular
estaban dedicadas a evangelizar a la población
autóctona. Para ello, fueron a los pueblos y las
doctrinas: allí, un sacerdote tenía que catequizar
tanto a los adultos como a los niños, administrar
los sacramentos y enseñar los fundamentos de la
doctrina cristiana. Es menester entender que el
catolicismo no representó un cuerpo inalterable
de dogmas y creencias y la religión enseñada fue
fragmentaria, heterogénea, cambiante y adaptada
a las nuevas exigencias y circunstancias. Esta complejidad
del discurso doctrinal fue obstaculizada
por la superposición de distintas versiones, las
tensiones y distintos proyectos políticos dentro
de la Iglesia, construyéndose de esta manera el
cristianismo indígena (Estenssoro, 2003).</div><p></p><div style="text-align: justify;">En estos años, circularon varias publicaciones
destinadas a la catequesis: eran catecismos
como la Instrucción que se ha de tener en la doctrina
de los naturales (1545), el Primer Concilio Limense
(1552), Plática para todos los indios (redactada antes
de 1555), Confesión general para los indios (1555),
los dos últimos escritos en quechua. Jerónimo
de Loayza, primer obispo de Lima, promulgó en
1545 una Instrucción para la evangelización en forma
de catecismo breve dirigido a los religiosos para
llegar a tener una matriz común de evangelización.
A pesar de esta normatividad, en el virreinato
proliferaron los catecismos “divergentes y hasta
contrapuestos” (Estenssoro, 2003) y, para excluir
las contradicciones en 1549, se elaboró una nueva
versión del documento. Durante el Primer Concilio
Limense que tuvo lugar desde octubre de 1551
hasta el enero de 1552, esta versión fue adoptada
como texto oficial de las normas pastorales universales
o catecismo único para los territorios
del virreinato del Perú. En esta oportunidad se
produjeron arduos debates entre los sacerdotes
y frailes que intentaron defender sus posiciones
pero, finalmente, se impuso el modelo único apoyado,
además, por el rey que ordenó poner fin a las
discordias en el seno de la Iglesia. Se promulgaron
penas por las prácticas “paganas” que consistían
en el corte de cabello y la pena de cincuenta
azotes por primera vez, cien por la segunda, diez
días de cárcel y la tercera era considerada “como
incorregible” (Barnadas, 2004).</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-38812630291981554532022-12-12T07:52:00.002-08:002022-12-12T07:52:38.969-08:00El proyecto de la Iglesia - El debate y la lucha por los derechos de los indígenas<div style="text-align: justify;">A mediados del siglo XVI, gran parte de los actores
de la conquista y de las primeras décadas
de la colonia ya murieron, Carlos V dejó el trono
(1556) y otros personajes tuvieron papeles protagónicos.
Sin embargo, no se había resuelto aún
varios de los temas que suscitaron importantes
debates al inicio mismo de la conquista: ¿Tenían
los españoles el derecho de someter a su dominio
a los pobladores de América? ¿Los indios eran
seres de la misma categoría que los españoles?
Estas y otras preguntas eran constantes en el
ámbito político y eclesiástico y formaban parte
de un intenso debate ideológico. Desde el ámbito
eclesiástico llegaron voces, como la del padre
Montesinos en 1511, que cuestionaban -a partir
de la noción de “hombre libre”- la legitimidad y
la forma en que se implantaba el dominio español
sobre el Nuevo Mundo. El frente de defensa de
los derechos de los indios fue encabezado por el
teólogo dominico fray Bartolomé de Las Casas
que criticó tanto la institución de la encomienda
como la utilización de las poblaciones encomendadas
en las explotaciones mineras.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Para Las Casas, la encomienda significaba
la encarnación de un régimen señorial que limitaba
la intervención estatal y la posibilidad de
resguardar los derechos igualitarios de los nuevos
súbditos. El dominico cuestionaba también la
actividad minera como causa de la aniquilación de
la población de la isla La Española, primero, y de
la antillana después. Esta oposición a la implantación
de una sociedad mercantilizada y destructora
de las sociedades indígenas se reflejó en las Leyes
de Burgos (1512-13) que pretendían conciliar el
régimen de la encomienda con la libertad de los
indígenas y la evangelización. En 1520, Las Casas
logró el reconocimiento explícito de la libertad
de los indígenas. Con la conquista de Nueva
España, se percibió la dificultad de controlar las
acciones de los conquistadores pero, a partir de la
década de 1530 surgió una nueva reacción contra
la guerra esclavista y los abusos de la encomienda.
Las reivindicaciones del movimiento lascasiano
fueron instrumentalizados por la Corona para
combatir el avance del régimen señorial.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Después de la conquista del territorio de
Charcas, cuando en 1539 ya empezó la explotación
de las minas de Pizarro, el obispo cuzqueño
Vicente Valverde, seguidor de posturas lascasianas,
protestó contra estas prácticas y la cédula
real de 1541 exigió a Vaca de Castro respetar la
prohibición (1526) de “echar indios a las minas”.
Varios sacerdotes -el bachiller Luís de Morales,
el obispo Valverde, el licenciado Martel de Santoyo
y otros padres dominicos- advertían en sus
informes sobre las nefastas secuelas de la coacción
minera, como el brusco descenso demográfico
en los depósitos auríferos de Zamora (zona de
Quito) y Carabaya (entre La Paz y Cusco) o la
destrucción de la sociedad indígena con la ruptura
de los sistemas políticos y económicos de los
grupos étnicos.</div><p></p><div style="text-align: justify;">A consecuencia del esfuerzo de los lascasianos
fray Tomás de San Martín y fray Domingo de Santo
Tomás, se dictaron las Ordenanzas de Minas de Vaca
de Castro, el 31 de mayo de 1543. Sin embargo,
debido a la resistencia pizarrista en los territorios de
los repartimientos charqueños, estas disposiciones
quedaron tan sólo en el papel puesto que las guerras
civiles y el uso del trabajo de los indígenas para la
explotación de las minas de Potosí por Pizarro y sus aliados afectaron la situación de las comunidades
indígenas. En 1548, los encomenderos recibieron
el permiso de La Gasca para emplear a los indios
en las minas, lo que provocó la intensificación del
debate sobre trabajo de los indios.
En 1548, se encargó a algunos teólogos
analizar un escrito de Juan Ginés de Sepúlveda
elaborado años atrás, donde se justificaba la
conquista y los medios que se emplearon para
lograrla, considerando que los indios eran seres
de segundo orden y que sus sociedades habían
sido contaminadas por prácticas infames como
los sacrificios humanos y el canibalismo que justificaban
la intervención española con el fin de
enseñarles “unos modos de vida justos y humanos”
(citado en Bernard y Gruzinski, 1996). Por
primera vez, un imperio organizaba oficialmente
una consulta sobre la justicia de los métodos
empleados para extender su dominio.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La lectura de este escrito generó diferentes
reacciones como la de Bartolomé de las Casas,
que había hecho campaña para defender lo que
hoy llamaríamos los derechos humanos de los
indios: logró que las universidades españolas de
Alcalá de Henares y de Salamanca se opusieran a
la publicación del trabajo de Ginés de Sepúlveda.
En 1555, en la ciudad de Valladolid, se produjo el
famoso debate o “controversia” entre Las Casas y
Ginés de Sepúlveda que generó un genuino interés
en todos los círculos. No resulta claro cuál fue
la conclusión del debate o quién lo ganó, pero sin
duda tuvo una importancia decisiva en la forma
en que, a partir de entonces, el mundo percibió
al “otro”. Los grandes juristas de Salamanca, en
particular Vitoria, desarrollaron el modelo legal
en el que defendían el trato a los hombres libres,
a diferencia del que se daba a los llamados “esclavos
por naturaleza”; de esta manera los indios
americanos podían gozar de su plena humanidad.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Lo que se debatía en España repercutió en las
prácticas políticas en América y en Charcas. Después
de la conclusión de la guerra civil, en abril de
1548, el presidente La Gasca, que tuvo que proclamar
un nuevo reparto de encomiendas, mando una
comisión para realizar un informe sobre el valor de
cada repartimiento. Esta comisión estuvo encabezada
por tres dominicos de la corriente lascasiana:
el arzobispo Jerónimo de Loayza, fray Domingo
de Santo Tomás y fray Tomás de San Martín, que
luego fue reemplazado por el licenciado Santillán.
La comisión recogió los datos de los visitadores
regionales, entre 1549 y 1550, y estableció nuevos impuestos en base del supuesto consentimiento
de los indios, lo que fue más una formalidad legal.
Más tarde, el licenciado Santillán lo calificó como
un pacto que contemplaba los intereses de los
encomenderos y de los caciques.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Como en 1549 los encomenderos todavía
representaban un grupo poderoso capaz de protagonizar
nuevas rebeliones, la nueva tasa conservó
un nivel alto. Posteriormente, los dominicos
opinaron que el pago de las tasas por los indios
era excesivo e influyeron sobre la posibilidad de
hacer retasas. Aunque la Real Cédula de 7 de febrero
de 1549 decretaba que ninguna persona que
tuviera indios encomendados los pudiese echar
a las minas, en uno de sus capítulos establecía la
posibilidad de que los indios pudieran trabajar
voluntariamente y autorizaba a los encomenderos
a enviar hasta 25% de sus tributarios a minas
situadas a una distancia máxima de sesenta leguas
de los pueblos, en turnos rotatorios de cuatro
meses. Fray Domingo de Santo Tomás y el frente
lascasiano se opusieron a la nueva política,
indicando que las minas no presentaban ningún
beneficio para la población india.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En una carta de 1551, fray Domingo de
Santo Tomás hizo una apasionada denuncia de
las crueldades del trabajo dentro de la “boca del
infierno” y de otras formas de explotación de los
indígenas como la utilización de sus ganados para el transporte de mercancías, desde ropa cumbi y
coca hasta chuño y ocas. Además, evocó el despoblamiento
de las comunidades, el desarraigo y el
abandono de las unidades étnicas. Estas denuncias
no fueron aisladas sino el fruto del pensamiento
de varios funcionarios y religiosos que defendían
los ideales de la Iglesia primitiva y que intentaron
implantar una política de inspiración cristiana que
respetase las estructuras prehispánicas. El tema
del trabajo indígena en Potosí, la tasación del
tributo de las encomiendas y la perpetuidad de
las mismas fueron las principales reivindicaciones
del movimiento lascasiano en estos años.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En 1558, la situación cambió cuando se
vieron indicios de una crisis en Potosí que se
manifestó con el derrumbe de la producción,
el despoblamiento del cerro y el abandono de
las labores que se refleja en un documento del
dueño de un ingenio en Potosí, el sevillano Luís
Capoche, bajo el título de Relación General del
asiento y Villa Imperial de Potosí. En este informe
dirigido al virrey Hernando de Torres y Portugal
conde del Villar, Capoche presentó una descripción
de la vida económica y social de Potosí
hasta 1585 “para facilitar la comprensión de los
asuntos del Cerro y sus dificultades” (Capoche,
1585/1958:72). Los yanaconas e indios de encomienda
establecidos en Potosí que no podían
conseguir las cantidades suficientes de minerales
para satisfacer la tributación huyeron y buscaron
refugio en las haciendas de los valles orientales.
Debido a esta crisis, se alteró el panorama político
y económico de Charcas y se produjo la ruptura
de la alianza entre el Estado colonial, los señores
étnicos y los religiosos. El virrey conde de Nieva
inició una nueva política dirigida a acelerar el
desarrollo de una economía mercantil.</div><p></p><div style="text-align: justify;">El resultado fueron las Ordenanzas de Minas
(1561) para regular el trabajo indígena en Potosí,
que respondían a los intereses de los mineros
que anhelaban el retorno de los indios. Las ordenanzas obligaban a los curacas de la provincia
de Chucuito a enviar anualmente 500 indios al
yacimiento de Porco y 250 al de Berenguela. A
Potosí se envió cerca de 5.000 para compensar
los 30.000 pesos de tasa que le fueron asignados.
El establecimiento de los corregidores como
recaudadores del tributo erosionó el poder
de las jefaturas étnicas y religiosas y permitió
la inserción forzosa de los indígenas al nuevo
“programa” económico.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En la década de 1560, eran los frailes lascasianos,
encabezados por el obispo fray Domingo
de Santo Tomás que, junto con los caciques, presionaron
para que los encomenderos restituyeran
a la población indígena los montos cobrados sin
cumplir con la tasa fijada por La Gasca después de
las guerras civiles. Los indios iniciaron procesos en
contra de los excesos de tributo cobrados por sus encomenderos, aunque aquello ocurrió recién después
de la muerte de los encomenderos; por tanto,
los procesos fueron contra los herederos (Del Río,
1997; Abecrombie, 2002; Platt et al., 2006).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Sin embargo, en la discusión doctrinal sobre
la política colonial, se encontraron dos lógicas
irreconciliables: la de la protección de los derechos
de los indígenas salvaguardada en teoría por
la legislación y la necesidad de incrementar los
ingresos fiscales. El frente lascasiano se opuso a
las medidas de Nieva y, más tarde, a la política
del licenciado Castro que intentaba legitimar la
coacción minera. Cuando, en 1567, Castro solicitó
al arzobispo Loayza y los prelados de distintas
órdenes una opinión sobre el tema, la respuesta
mostró el debilitamiento de su posición, pues
reivindicaba la libertad de los indígenas. Con la
aparición de la obra Gobierno del Perú de Juan
de Matienzo en 1567, que argumentaba tanto el
trabajo forzado como la tributación individual,
el poder colonial obtuvo una justificación doctrinal
para una nueva política que estimularía la
economía mercantil basada en la extracción y
la circulación de la plata potosina. Es así que la
corriente lascaciana perdió terreno. De ahí en
adelante, para contrarrestar las iniciativas de las
órdenes religiosas, la Corona apostó por la iglesia
secular y la orden de la Compañía de Jesús. <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1fwILt3q1QzAg_e-7lUwlNpOBlvhhI-29wA7hLrPB7eVW8N6WWa7Qv9gqhvVbSAA7qzz2Yhy6Yhf1zkUH_a2IfuMrOrI5KpD8tEp4zJ2rN8IS4TI4KYTzWs_tVR0-nOSn42U_L6wXmAJ2D9JHHRygluZZ-fX4RX-gXz5YvYrEKtnAc__aKq84hc-lhQ/s496/gines%20sepulveda.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Ginis Sepulveda" border="0" data-original-height="496" data-original-width="345" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1fwILt3q1QzAg_e-7lUwlNpOBlvhhI-29wA7hLrPB7eVW8N6WWa7Qv9gqhvVbSAA7qzz2Yhy6Yhf1zkUH_a2IfuMrOrI5KpD8tEp4zJ2rN8IS4TI4KYTzWs_tVR0-nOSn42U_L6wXmAJ2D9JHHRygluZZ-fX4RX-gXz5YvYrEKtnAc__aKq84hc-lhQ/w446-h640/gines%20sepulveda.jpg" title="Ginis Sepulveda" width="446" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNZmGDJCPnrnLdmI3K7X6nBzPSCNvM97CwOKdeZXblVIrardyxd9T8XmqoQPyIcw1afoTZuTA-t4ZDlaoQ7_iBrrGB5QI5tbeYS6RhCvtnWiwO_9ak6v_t2vWSuK2ZmCE-DgDc7co5KRRf2dhk-hpq_JrorYnjakiJHehRPrkLb6gNBhK7pbH-dA-gxA/s496/bartolome%20de%20las%20casas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; outline-width: 0px !important; user-select: auto !important;"><img alt="Bartolome de las casas" border="0" data-original-height="496" data-original-width="342" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNZmGDJCPnrnLdmI3K7X6nBzPSCNvM97CwOKdeZXblVIrardyxd9T8XmqoQPyIcw1afoTZuTA-t4ZDlaoQ7_iBrrGB5QI5tbeYS6RhCvtnWiwO_9ak6v_t2vWSuK2ZmCE-DgDc7co5KRRf2dhk-hpq_JrorYnjakiJHehRPrkLb6gNBhK7pbH-dA-gxA/w442-h640/bartolome%20de%20las%20casas.jpg" title="Bartolome de las casas" width="442" /></a></div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJGaEeHPxxJVYHBtMews0hJrV0XubSbxiN65csu4-d87N5W6aI-Sf8PSVHTe2n9_MFKrRdAlZ5JifvJ5fDw8QJk4PZp-ORB9tRf8B3EArwE4oo70TLEK5bzuw6P9Dya-bbi_1-_w_4rm3Sfk67OYja7AQzE_0Nugb9VwiEzSgOo5bkHJKYJBZNRdNFmQ/s705/santo%20tomas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Fray Santo Tomas de Aquino" border="0" data-original-height="430" data-original-width="705" height="390" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJGaEeHPxxJVYHBtMews0hJrV0XubSbxiN65csu4-d87N5W6aI-Sf8PSVHTe2n9_MFKrRdAlZ5JifvJ5fDw8QJk4PZp-ORB9tRf8B3EArwE4oo70TLEK5bzuw6P9Dya-bbi_1-_w_4rm3Sfk67OYja7AQzE_0Nugb9VwiEzSgOo5bkHJKYJBZNRdNFmQ/w640-h390/santo%20tomas.jpg" title="Fray Santo Tomas de Aquino" width="640" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEip6XsDZa9Tqu7J140dkuODFp2f8tQFF2rGsNSVIhOl_xtqm61S6Tk10ilZr6sh9OZfHauWmVIJhDuNq_JQafZeEiFGYC8MA_CoC4iU1Ge_ZLr94LJXM_U3k_yGOKWqvNZKZhw-p9hJz18RFICDNT2LwDSKUBVjsvJIWFeKmaVewOKE0TygIC0A60jdPw/s644/iglesia%20de%20santo%20domingo%20potosi.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Iglesia de Santo Domingo en Potosi" border="0" data-original-height="644" data-original-width="347" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEip6XsDZa9Tqu7J140dkuODFp2f8tQFF2rGsNSVIhOl_xtqm61S6Tk10ilZr6sh9OZfHauWmVIJhDuNq_JQafZeEiFGYC8MA_CoC4iU1Ge_ZLr94LJXM_U3k_yGOKWqvNZKZhw-p9hJz18RFICDNT2LwDSKUBVjsvJIWFeKmaVewOKE0TygIC0A60jdPw/w344-h640/iglesia%20de%20santo%20domingo%20potosi.png" title="Iglesia de Santo Domingo en Potosi" width="344" /></a></div><br />Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-69571810713530415962022-12-11T08:12:00.006-08:002022-12-11T08:12:53.607-08:00El establecimiento del sistema administrativo - El poder local<div style="text-align: justify;">En el siglo XVI, los cabildos o el gobierno de la
ciudad fueron conformados por los encomenderos
descendientes de los primeros conquistadores
o de los que defendieron el poder real frente a
los insurrectos, durante y después de las guerras
pizarristas. Los encomenderos eran vecinos que
tenían la obligación de residir en el poblado
español donde se encontraba su encomienda
para cumplir con sus responsabilidades de defensa
de la tierra, instrucción y amparo de los
indios encomendados. Inmediatamente después
de la conquista, los vecinos formaron parte de
los primeros cabildos y constituyeron una élite
“cerrada” en la sociedad colonial que pronto
empezó a sentirse como una nobleza de sangre.
Como conquistadores y primeros pobladores, se
diferenciaban del resto de los habitantes de las
ciudades por el hecho de poseer encomiendas
y gozaban de privilegios importantes frente al
resto de los moradores. Además, en la época de
Felipe II (1556-1598), los primeros pobladores
y sus descendientes legítimos, como personas
nobles de linaje y solar conocido, habían recibido
la concesión general de la hidalguía.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La posición privilegiada de los encomenderos
en una nueva sociedad se sustentaba en
extensas redes en las que sus parientes, amigos,
compañeros y paisanos, en muchos casos provenientes
de la región española de Extremadura,
jugaban un papel importante. Los lazos
de parentesco se reforzaban con los vínculos
de patronazgo y compadrazgo. Las estrategias
matrimoniales fueron dirigidas hacia la conservación
de las encomiendas y la ampliación del
vínculo entre parientes y paisanos. Los vecinos
encomenderos de las ciudades charqueñas se
convirtieron en poseedores de un importante
capital económico y social, lo que les permitió
consolidar su poder por medio del cabildo. Los
encomenderos ejercían los cargos de regidores
y alcaldes ordinarios. Las redes de relaciones
entre parientes, otros encomenderos, amigos,
compañeros, empleados, agentes y clientes, establecidas
en torno a las encomiendas, permitieron
la perpetuación del clientelismo político en
instituciones del gobierno local como el cabildo,
y regional como los corregimientos.</div><p></p><div style="text-align: justify;">El cabildo de La Plata era una de las instituciones
más importantes en el periodo que
antecedió a la creación de la audiencia. En La
Plata, al igual que en otras ciudades del Perú, el
poder local se reproducía en un círculo cerrado
entre las familias de los encomenderos que podían
acceder a los cargos de alcaldes a través de
las elecciones realizados el 1º de enero de cada
año. Sin embargo, las elecciones seguían siendo
el negocio de los grupos vinculados entre sí por
redes de parentesco, compadrazgo y amistad. En
las ciudades, se formaban bandos constituidos
por parientes que defendían parcialidades e
intereses de ciertas familias y actuaban tanto
con intrigas como con acciones violentas. En
muchos casos, el origen de estas tensiones eran
las diferencias que marcaban las relaciones entre
los habitantes de origen español de las urbes
coloniales, divididos en vecinos y soldados: los
primeros tenían derecho de elegir y ser elegidos
al cabildo y los segundos no podían acceder al
gobierno municipal.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Los encomenderos, en cambio, podían ejercer
cargos de regidores y alcaldes ordinarios.
Ellos tenían aspiraciones señoriales y lograron
fortalecer su condición de propietarios rurales
a través de la institución del mayorazgo que
permitía transmitir sus propiedades a los hijos
mayores. El mayorazgo facilitaba la reproducción
de los derechos feudales constituidos en señorío,
e impedía la enajenación de la propiedad familiar.
Algunos vecinos de La Plata como Sebastián
Barba de Padilla, Polo de Ondegardo, Zárate,
Recalde-Irrázaval, Paniagua y Loayza lograron construir mayorazgos en la región o los vincularon
con propiedades familiares en la península
(Presta, 2000).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Potosí, desde el inicio de su existencia como
asentamiento español, en 1545, fue una ciudad
muy distinta de otras urbes coloniales ya que
nació sin acta de fundación y sin el desempeño
de una comisión para poblarla y repartir solares.
Fue, en un principio, un “asiento de minas” dependiente
de La Plata y carente de un consejo
municipal. Potosí vivía bajo la jurisdicción de La
Plata desde donde, a comienzos de cada año, iban
dos regidores a elegir a los alcaldes. Esto acentuaba
aún más la dependencia administrativa de
Potosí de su vecina La Plata, debido a que en ésta
se encontraban autoridades e instituciones como
el corregidor, el cabildo y luego la audiencia.
Aunque Potosí recibió el título de “Villa Imperial”
en año 1553, no había logrado su independencia
municipal y las relaciones entre Potosí y La Plata
estuvieron marcadas por una continua competencia
y una dependencia mutua (Barnadas, 1973). La
voluntad de independencia de Potosí respondía a
las pretensiones de un nuevo grupo de mineros
que buscaron acceder al poder político usurpado
por los encomenderos de La Plata atrincherados
en el cabildo de aquella ciudad.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La subordinación de una ciudad a otra se
quebró sólo en 1561, cuando el virrey conde
de Nieva vendió la jurisdicción municipal a los
mineros potosinos. Se acordó que la villa abonaría
primero 25.000 pesos y otros 54.000 en
cinco pagos anuales, cada uno de 10.800 pesos
(Crespo, 1997). Sin embargo, durante muchos
años Potosí siguió debiendo dinero a la Corona
por su independencia</div><p></p><div style="text-align: justify;">En La Paz, el control sobre los recursos de
los indígenas que ejercían los encomenderos
constituyó la principal fuente de sus ingresos en
las décadas inmediatas a la fundación de la ciudad.
Sin embargo, a medida que pasaron los años, se
volcaron hacia las actividades mercantiles. Muchos
de los miembros del cabildo paceño habían
recibido sus encomiendas antes de la batalla de
Jaquijahuana (1548) mientras que otros, como su
fundador Alonso de Mendoza, las obtuvo después
de la derrota pizarrista que aconteció en el mismo
año. El análisis de la composición del cabildo en
los primeros años muestra que los nombres de
alcaldes y regidores se mantuvieron, alternándose
constantemente y formándose, como en otras
ciudades coloniales, verdaderas redes sociales y
clientelares. Morrone (2012) menciona que Garcí
Gutiérrez de Escobar, quien fue encomendero de
Huarina, fue elegido cuatro veces como alcalde
ordinario y cinco veces como regidor.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Las reformas realizadas por el poder virreinal
en la década de los años 1550 para limitar
el servicio personal de los indios afectaron las
relaciones entre el virreinato y el cabildo paceño.
Después de la rebelión de Hernández Girón, el
virrey promulgó varias provisiones respecto a la
figura de los regidores perpetuos y corregidores;
esta tensión entre poderes transcurrió en el marco
del debate sobre la perpetuidad de la encomienda.
Durante el gobierno del virrey conde de Nieva, el
conflicto entre el poder central y la elite paceña
se agudizó más, puesto que, en 1561, éste intervino
en el proceso de designación de regidores y
reglamentó la elección de alcaldes. El conflicto se
regularizó debido a la distribución de las nuevas
encomiendas, aunque los propios vecinos aspiraron
a tener la perpetuidad de las encomiendas,
reforzando los argumentos expresados en 1553.
Los encomenderos insistían en el fortalecimiento
de su sector argumentando defender los intereses
reales expresado en su apoyo decidido durante la
sublevación de Hernández Girón.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Muchos de los encomenderos lograron perpetuarse
en la escena política local y regional hasta
el siglo XVII, aunque paulatinamente dejaron de
gozar del monopolio económico absoluto después
de la llamada “etapa de oro” (1550-1560) de la
encomienda. Los encomenderos fueron privados
de un acceso descontrolado a la mano de obra indígena.
Las leyes que prescribieron la regulación
del tributo indígena les obligaron a emplear nuevas
prácticas mercantiles. Tuvieron que disputar
el espacio económico regional con mercaderes
profesionales, mineros, hacendados pues, a medida
que avanzaba la época colonial, estos sectores de la
sociedad lograron producir riquezas mientras que
muchos de los encomenderos se convirtieron en
meros rentistas (Presta, 2000).</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-32966382880044113142022-12-10T09:12:00.005-08:002022-12-10T09:12:40.429-08:00El establecimiento del sistema administrativo - La administración eclesiástica<div style="text-align: justify;">El establecimiento de una audiencia real en
La Plata y la creación del obispado de Charcas
fueron discutidos en Madrid casi de manera simultánea
(Barnadas, 1973). En ambos casos, se
recurría al argumento de la enorme extensión
del territorio del obispado de Cusco, creado en
1537, que llegaba hasta Charcas y la necesidad
de contar con una nueva unidad administrativa
eclesiástica. En 1552, se le concedió el estatus legal
al obispado de La Plata que, con el tiempo, se
convirtió en uno de los más grandes en América
hispana. El obispo y luego el arzobispo constituían
la figura central de esta organización. Sin
embargo, las sedes charqueñas frecuentemente
estuvieron vacantes entre 1552 y 1620: en este
período La Plata sólo contó con un obispo durante
27 años; La Paz tuvo, entre 1605 y 1700,
diez prelados residentes. A lo largo de 56 años,
el cargo estuvo vacante por 39 años.</div><p></p><div style="text-align: justify;">El primer obispo de La Plata fue fray Tomás
de San Martín, nombrado en 1553, pero falleció
en la última etapa de su viaje hacia Charcas.
El segundo, el licenciado Cuesta, proveído en
1558, murió en España antes de pasar a Indias.
El siguiente, fray Domingo de Santo Tomás, que
había vivido en contacto con Charcas, dispuso la
organización de la nueva estructura eclesiástica
pero tampoco pudo llegar a La Plata. El cuarto,
el licenciado Fernando de Santillán, nombrado
en el 1573, murió en España. El siguiente obispo,
Alonso Ramírez Granero de Avalos, llegó
después de ocho años de vacantes en 1578. El
sexto, don Francisco Alonso de la Zerda (1588)
gobernó “muy viejo y por poco tiempo” (Barnadas,
1987).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Estas vacantes recurrentes influyeron en las
tensiones entre el prelado y la audiencia, pues
ésta asumió funciones en materia de “provisión
de doctrinas” (es decir, nombramiento de los sacerdotes).
El ejercicio del derecho patronal, o sea,
privilegios otorgados por los Papas a los monarcas y por éstos a las autoridades civiles en las Indias)
en su más importante expresión -la provisión de
las parroquias- generaba muchas situaciones conflictivas.
La visita pastoral y el nombramiento de
los curas para las parroquias en las ciudades eran
prerrogativa del obispo o del arzobispo, mientras
que la distribución de las “doctrinas” del ámbito
rural podían ser obra tanto de los arzobispos y
como la audiencia, lo que era motivo de discordias
debido a las incompatibilidades de las opiniones
de los prelados y de las autoridades civiles sobre
el tema de los designaciones de los curas. Este fue
el meollo de muchas de las fricciones entre ambos
poderes: se trataba de conquistar la influencia
política sobre el clero que otorgaba la facultad de
repartir dichas prebendas. Posteriormente, en los
siglos XVII y XVIII, estos conflictos no cesaron.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-83612227949057241012022-11-14T07:42:00.002-08:002022-11-14T07:42:22.596-08:00El establecimiento del sistema administrativo - De la Cancillería y Audiencia Real que reside en esta ciudad. Del Cabildo Secular y Ayuntamiento. De su gobierno y jurisdicción<div style="text-align: justify;">“El Audiencia y cancillería real que reside en esta ciudad, tiene en su jurisdicción las provincias más importantes
de estos reinos que es ésta de los [Charcas][falta esta palabra] y las demás que en su lugar se dirán,
desde el Collao hasta el Brasil, que es distancia de más de setecientas leguas, en que hay cuatro extendidísimas
gobernaciones: de Santa Cruz, Tucumán, Buenos Aires y Paraguay, con autoridad de encomendar
perpetuamente indios. Y título de señoría que así llaman y salario de oidores; otras dos gobernaciones hay
sin facultad de encomendar que son Chucuito y Chocaya, muy autorizadas y de gran mano para aprovechamientos.
Fórmanse esta audiencia, de un presidente, cinco oidores, un fiscal, dos relatores y alguaciles
y ministros…</div><p></p><div style="text-align: justify;">En esta audiencia se conoce el grado de apelación de todas las causas que viene de estas dichas provincia,
que son mucha calidad, cantidad e importancia y algunas veces son menester dos salas, para cuyo
despacho se tiene acuerdo dos días en la semana, lunes y jueves. Tienen la jurisdicción ordinaria en las
cinco leguas alrededor y uno de estos señores es juez de provincia por su turno de cuatro a cuatro meses”.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Fuente: Ramírez del Aguila [1637], 1978.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-69647207815865295762022-11-12T08:44:00.007-08:002022-11-12T08:44:57.324-08:00El establecimiento del sistema administrativo - La Audiencia de Charcas<div style="text-align: justify;">La creación del virreinato del Perú (1542) permitió
a la Corona desarrollar un poder político sobre
su enorme territorio, pues la jurisdicción del
virreinato incluía los territorios actuales de Panamá,
Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina
y Chile. Los virreyes eran delegados del poder
central en América, representantes y “alter ego
del rey”, “el rey vivo en carnes”. Su potestad era
superior a la de cualquier cargo análogo en Europa.
Las atribuciones de los virreyes abarcaban
todos los aspectos de la vida pública: legislativo,
gubernativo, fiscal, económico, judicial, militar e
incluso eclesiástico, siendo ellos los vicepatronos
de las iglesias del virreinato.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Cuando La Gasca regresó a España, el rey y
el Consejo de Indias recibieron su asesoramiento
para la creación de una audiencia en la villa de La
Plata. Para fijar sus límites, se pidió a los oidores de
la Audiencia de Lima que expresaran sus opiniones
sobre cuál debía ser la jurisdicción de esta nueva
audiencia, pero los pareceres fueron tan diversos
que finalmente se decidió hacerlo en La Plata “con
distrito y jurisdicción de cien leguas alrededor de
todas partes” (Arze Quiroga, 1969). La creación
de la Audiencia de Charcas se proyectó en 1551
pero fue en 1559 que se emitió la cédula real
que confirmó su establecimiento; sin embargo,
el tribunal no comenzó a actuar hasta 1561. El
nacimiento de este tribunal no estuvo exento de
polémica ya que se argumentaba que su creación
era innecesaria o peligrosa ante la existencia previa
de la Audiencia del Perú.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Las polémicas no cesaron incluso luego del
establecimiento de la Audiencia: los flamantes
oidores llegaron a La Plata convencidos de
la inviabilidad del proyecto, y propusieron el
traslado del tribunal a Arequipa; también sugirieron
dividir el Perú en dos gobernaciones
o audiencias de los llanos y de la sierra. Posteriormente,
el oidor de la Audiencia de La Plata,
Juan Matienzo, autor de El gobierno del Perú
(1567/1967), planteó un modelo alternativo a
la tesis centralista limeña, proponiendo a Cusco
como sede del virreinato con dos audiencias:
una en Lima y otra en La Plata. Incluso propuso
trasladar el tribunal de justicia a Potosí o formar
una audiencia que abarcaría los territorios de La
Plata, Cusco y Arequipa.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Una vez establecida la Audiencia de Charcas
o de La Plata, se definieron sus límites geográficos:
entró en su jurisdicción, al sur, Tucumán,
Juríes y Diaguitas, al norte, Mojos y la provincia
de los chunchos, al este, las gobernaciones que
estaban en manos de Andrés Manso y de Ñuflo de
Chaves. Se incluyó también la región de Cusco.
Más adelante le fueron quitadas Tucumán, Diaguitas,
Juríes y la ciudad del Cusco y su región.
Esta nueva jurisdicción convertía a la Audiencia
de Charcas en el punto central de contacto entre
la zona alta y las tierras bajas orientadas hacia el
Río de la Plata y la zona amazónica que recién
estaba siendo explorada (Mesa y Gisbert, 1997).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Dentro de los virreinatos americanos hubo
distintos tipos de audiencias. La de Charcas o de
La Plata, en calidad de la “audiencia subordinada”,
fue investida con las funciones de un tribunal de
justicia. Con el tiempo, adquirió de facto autoridad
en materia política, administrativa y fiscal.
Sus atribuciones oscilaban entre hacerse cargo de
las funciones de gobierno en ausencia del poder
ejecutivo hasta la potestad de acatar o no una ley
real. Asimismo, la audiencia asesoraba en cualquier
asunto de importancia a los funcionarios ejecutivos
regionales, ya sean virreyes o gobernadores.
Constituía una especie de consejo consultivo o
“Real Acuerdo” que trataba materias graves y
urgentes que tenían fuerza de ley a menos que el
Consejo de Indias expresara una opinión contraria.
De esta manera se ponía de manifiesto una de las
principales tendencias del poder colonial, a saber,
las formas colectivas del gobierno entre las cuales
se destacaba el sistema de consejos; éste formaba
parte de la estructura de gobierno de la monarquía
hispánica que, durante la Edad Moderna (s.
XVI-XVIII), se caracterizó como polisinodial, es
decir, basado en el sistema de consejos y juntas.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En el siglo XVI, una audiencia estaba conformada
por un presidente y cinco oidores.
Bajo su administración quedaban incluidos los
cabildos con sus alcaldes y regidores, el protector
de naturales, los procuradores y los alguaciles
mayores. Las audiencias tenían que cumplir lo
dispuesto por los virreyes en materia de gobierno,
guerra y hacienda, pero el enorme poder
con que contaban los virreyes fue limitado por
las facultades que poseían las audiencias. Éstas,
en cuantos órganos corporativos, contaban con
el derecho de apelación ante el rey en casos en
que la competencia ejecutiva representada por
el virrey excediese sus límites.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Las relaciones entre los dos centros del
poder, Lima y La Plata, fueron tensas desde un
principio ya que el establecimiento de un nuevo
tribunal no fue visto con buenos ojos por las autoridades
virreinales. Por su lado, inmediatamente
después de la creación de la audiencia, los oidores
de Charcas exigieron tener libertad de decisiones
bajo el argumento de la lejanía de Lima: de esta
manera, en la práctica, podían obtener un amplio
margen de acción. En los años 1560-1580,
hubo tensiones que llegaron a conflictos entre
el virreinato y la audiencia en torno a este tema.
Por ejemplo, en 1566, la audiencia pidió que le
permitieran nombrar a los corregidores, lo que
fue objetado por el virrey Lope García de Castro
(1564-1569) que denunció la práctica de las audiencias
de proporcionar cargos administrativos
a los parientes de los oidores y la costumbre de
establecer tasas y retasas, puesto que era la prerrogativa
del virrey. Una cédula real de Madrid, de 15
de febrero de 1567, confería poder administrativo
al virrey y prohibía a las audiencias de Charcas y Quito inmiscuirse en los asuntos administrativos
aunque en la práctica la audiencia pudo resolver
asuntos urgentes de gobierno.</div> <p></p><h3 style="text-align: left;"></h3><blockquote><h3 style="text-align: left;">
Recuadro 14<br />
La creación de la Audiencia de Charcas</h3><p></p><p></p>
“En la ciudad de La Plata de Nueva Toledo, Provincia
de los Charcas, en el Perú, resida otra nuestra
Audiencia y Chancillería Real, con un Presidente,
cinco Oidores, que también sean Alcaldes del
Crimen, un Fiscal, un Alguacil Mayor, un Teniente
de Gran Canciller, y los demás Ministros y Oficiales
necesarios, la qual tenga por distrito la Provincia
de los Charcas”.<p></p>
Fuente: Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias, 1943.</blockquote>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-3870906847491211062022-11-12T08:25:00.002-08:002022-11-12T08:25:10.225-08:00La lucha de los encomenderos por la perpetuidad de las encomiendas. Debates y posiciones - La política de la Corona<div style="text-align: justify;">Después de las guerras civiles, más de tres mil
aventureros que seguían en el virreinato exigían
retribución por sus servicios militares prestados
a la Corona, reales o imaginarios, y conformaron
grupos dispuestos a involucrarse en cualquier lance.
Surgió una gran tensión entre los poseedores
de encomiendas, denominados “instalados” y los
que tan sólo aspiraban a tenerlas por sus méritos,
llamados “pretendientes” o “pretensores”.
Como las encomiendas seguían siendo la forma
de pago esperada, la presión ejercida por estos
grupos obligaba a la Corona a multiplicar los
repartimientos. Aún así, se producía el fenómeno
de “taponamientos” (una especie de overbooking)
cuando la masa de mercedes disponible no satisfacía
la cantidad de los aspirantes.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Frente esta situación, la Corona buscó la
manera de controlar los apetitos de este grupo a
la vez vulnerable y amenazador. Por un lado, se
seguía otorgando encomiendas, desarrollando
una política de desmembramiento de las mismas
para prevenir su concentración en manos de pocas
personas. Noejovich (2009: 59) sostiene que
hubo, hacia fines del siglo XVI, un incremento de
la cantidad de las encomiendas en el virreinato
acompañado con la disminución de las tasas
“fruto de una política de moderación orientada
por la Corona”.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Por otro lado, se introdujo el sistema de “situaciones”
o “asientos”. Las “situaciones” o rentas
se concedían sobre los repartimientos vacos, es
decir sobre los que estaban temporalmente en
manos de la Corona por muerte o destitución
del usufructuario anterior. Debido a la constante
presión de los “pretendientes”, el virrey Cañete I
Andrés Hurtado de Mendoza (1556-1560) otorgó
generosamente estas “situaciones”. Sin embargo,
según Barnadas (1973), en Charcas, el monto de
estas “situaciones” sólo llegaba a 68.000 pesos.
Esta política fue profundizada el virrey conde
de Nieva, pero fue una medida temporal para la
Corona. El presidente de la Audiencia de Lima,
García de Castro (1564-1569), anuló muchas
“situaciones” y se abstuvo de conceder nuevas.</div><p></p><div style="text-align: justify;">El sistema del “asiento” se utilizaba cuando
un encomendero regresaba y se instalaba en
España; se consideraba que su repartimiento
estaba vaco. La Corona establecía un contrato
con el encomendero, estipulaba la duración, el
reparto de los frutos de la encomienda, la forma
de cobro y circunstancias previsibles (muerte,
sucesión). Con la adjudicación de los “asientos”
se pretendía aliviar la presión de los pretendientes.
Sin embargo, éstos calificaron esta política
como una maniobra conjunta de la Corona y de
los encomenderos.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Consideramos que la estrategia más importante
que utilizó la Corona para paliar la tensión
era dejar a los “instalados” como a los “pretendientes”
sin base económica ni política, realizando una
paulatina y casi “natural” reincorporación de los
repartimientos al fisco. De hecho, por ejemplo, ya
entre 1553 y 1556, muchos de los repartimientos
caracara y charcas pasaron a “cabeza de Su Majestad”
es decir a la Corona. Así, a la muerte de Pedro
de Hinojosa, su encomienda en Macha, cabecera
principal de los caracara, pasó a depender de la
Corona al igual que la de Alonso de Montemayor.
Lo mismo sucedió después de la muerte del
encomendero Pablo de Meneses: su encomienda
pasó a Córdoba y a Bernardino de Meneses y luego
a la Corona. El resto de los repartimientos de la
antigua federación Charca pasaron a la Corona
hasta 1572. Platt, el al (2006) sostienen que el
hecho de que algunas de las encomiendas dejaron
de existir permitió que los mallkus negociaran con
el poder colonial, manteniendo su riqueza y poder
como señores naturales. Hacia 1575, por lo menos
23 repartimientos de Charcas, sobre 67, habían
pasado a la Corona, de acuerdo a Barnadas (1973).</div><p></p><div style="text-align: justify;">La Corona apostó por establecer un mayor
control y la centralización del poder sobre los
territorios que se encontraban en el proceso de
colonización, apoyándose, además, en el aparato
burocrático del Estado y de la Iglesia. Sin embargo,
el proceso de la extinción de las encomiendas
no fue uniforme porque en La Paz se siguió dando
concesiones en épocas más tardías. Efectivamente,
en esta región los virreyes marqués de Cañete
(1556-1561) y conde de Nieva (1561-1564) distribuyeron
nuevas encomiendas para sus clientes.
En la década de 1560 se produjo la asignación de
los repartimientos vacos y aparecieron nuevas figuras o “encomenderos tardíos” cuyas mercedes
estuvieron vigentes hasta mediados del siglo XVII.
Muchos de ellos eran nobles españoles que no
radicaban en el territorio del Perú y sus encomiendas
se convirtieron en rentas monetarias. Se
observa también el proceso de transformación de
“señores de indios” a nobles rentistas, puesto que
“habían perdido la jurisdicción en primera instancia
a manos de los corregidores; pero siguieron
cobrando, en mano propia o por sus apoderados,
las rentas ya absolutamente monetizadas (Morrone,
2012). Este fenómeno puede ser considerado
como otra maniobra de la Corona para extinguir
el grupo encomendero en el Perú.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Otro mecanismo para limitar el poder de
los encomenderos fue el debilitamiento y la
disolución del vínculo personal entre los indios
y el encomendero. Desde 1555, se impidió que
los encomenderos vivieran entre los encomendados,
aunque en el pasado, era obligatorio que
establecieran su residencia entre los indios. Este
fue un paso arriesgado para la Corona, puesto que
enormes espacios se quedaron sin representantes
del Estado y se confirió el poder político a los
religiosos, “teniendo nuevamente que confundir
el poder religioso con el político al delegar
(inversamente de lo que había sucedido con los
encomenderos), la autoridad judicial a evangelizadores
que, en muchos casos, se apropiaron por
dos décadas de forma plena y ostentosa de esa
prerrogativa” (Estenssoro, 2003: 41).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Sin embargo, según Schramm, la mayoría
de encomenderos residía en La Plata y tan solo
algunos mantenían contactos frecuentes con los
indígenas, confiriendo esta obligación a sus representantes,
apoderados o a la servidumbre, es
decir “la gente pequeña”.</div><p></p><i><blockquote style="text-align: justify;">
De manera que, los indígenas conocían la civilización
española sobre todo a través de los niveles
sociales inferiores de la sociedad colonial y las
primeras influencia importantes que cambiarían
su propia cultura provenían, más que todo, de
la cultura española popular y no tanto de la alta
sociedad (Schramm, 2012: 55).</blockquote></i><p></p><div style="text-align: justify;">Este fenómeno dio pie a que algunos de estos
antiguos administradores de los encomenderos se
convirtieran en propietarios de tierras de ganado,
haciendo a veces competencia a sus antiguos
amos. Estas iniciativas encontraron apoyo por
parte de la Corona que empezaba a promover
la política de colonización. En el Perú, el virrey
Márquez de Cañete I (1556-1561) concedió tierras
a muchos españoles mientras que el propio
Felipe II, desde España, impulsó el repartimiento
de tierras a los agricultores españoles con el
fin de la extender la colonización y mermar el
poder de los encomenderos. Los soldados que
se quedaron sin amos y sin ocupación después
de que terminaron las acciones bélicas, así
como los pretendientes, los nuevos migrantes
de la península, resultaron favorecidos por esta
política. Como observó Assadourian (1983), los
chacareros o dueños de las chácaras (pequeñas
propiedades) junto con los mineros, constituyeron
el pilar fundamental del Estado colonial.
La formación de este nuevo grupo social de
“pobladores” se convirtió en el contrapeso al
poder de los encomenderos.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En 1565, el establecimiento de los corregidores
de indios por parte del gobernador Licenciado
García de Castro significó un nuevo avance del
poder central sobre los encomenderos, puesto que
se logró disminuir su poder. Los corregidores -en
calidad de empleados asalariados de la Coronaya
estaban enviando desde sus jurisdicciones las
cantidades requeridas de mitayos hacia Potosí en
lugar de los encomenderos que dependían de éstos
mismos trabajadores para su sustento. Un nuevo
modelo económico requería un nuevo modelo
político. En este nuevo esquema, los corregidores
y la recién creada Audiencia Real de La Plata
pasaron a ejercer el papel que la política colonial
les había asignado en materia administrativa.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-20783957182348179582022-10-30T11:13:00.004-07:002022-10-30T11:13:49.914-07:00La lucha de los encomenderos por la perpetuidad de las encomiendas. Debates y posiciones - Las acciones de los encomenderos<div style="text-align: justify;">A mediados del siglo XVI, los encomenderos
empezaron “el largo y complejo forcejeo por
la “perpetuidad” de las encomiendas que marcó
la historia colonial indiana del siglo XVI”
(Barnadas, 1973). Como ningún otro, este tema
mostró la tensión entre distintos proyectos que
circulaban en la sociedad colonial, aunque los
encomenderos modificaron el discurso jurídico
empleado en el proyecto pizarrista en el Perú
y presentaron nuevos argumentos en torno
a la perpetuidad. En 1550, los vecinos de La
Plata mandaron a los procuradores a la Corte
regia afirmando que los indios estarían “mejor
doctrinados y más bien tratados y relevados” si
estuvieran dentro de encomiendas perpetuas.
Posteriormente, entre los argumentos utilizados,
se mencionó la necesidad de pacificar a los
españoles, además de los beneficios a la Corona,
la colonización y otros.</div><p></p><div style="text-align: justify;">En Charcas, los cabildos de las ciudades de
La Plata y de La Paz eran los más arduos defensores
de la perpetuidad de las encomiendas.
Los encomenderos tenían poderosos aliados
como fray Tomás de San Martín que llevó las
súplicas de sus amistades a España. A su vez, los
encomenderos limeños formaron una embajada
para negociar la perpetuidad, valiéndose de sus
méritos en la pacificación de la sublevación del
ambicioso Hernández Girón que levantó sus
banderas en defensa de los mismos privilegios a
los que ellos aspiraban. Posteriormente, entre los
defensores de los encomenderos se encontraban
los célebres funcionarios Juan de Matienzo y
Polo de Ondegardo. Por otro lado, en algunos
casos, los propios encomenderos cambiaron radicalmente
de posición en torno a la perpetuidad.
Por ejemplo, Lorenzo de Aldana, que era parte
del grupo de encomenderos- mineros partidarios
de la perpetuidad, “dio giro radical en su posición”,
cuando ordenó en su testamento restituir
el repartimiento Paria-Capinota a favor de los
indios (Del Río, 2005).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Al respecto, la Corona tuvo que tomar
algunas medidas, identificadas por Barnadas
(1973): por un lado, proteger los derechos
de los indígenas y, por otro, satisfacer las
demandas de los conquistadores, frenando
sus anhelos de autonomía. Aquello ocurrió
en el marco de las crecientes necesidades
financieras del imperio de Felipe II. Este
interés económico hizo que se evaluara la
propuesta de los encomenderos que ofrecieron
7.500.000 ducados a la Corona. Pero,
los investigadores tienen dudas acerca de la
capacidad de pago de los encomenderos y de
la posibilidad de reunir esta suma, incluso
reuniéndola en varias ciudades: a la ciudad de
La Paz le tocaba pagar 816.000 ducados y a
La Plata, 1.200.000. Finalmente los propios
cabildos reconocieron la incapacidad financiera
de los encomenderos para cumplir con
dicha propuesta.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La Corona estuvo muy cerca de aceptar
la perpetuidad. En 1561, se produjo el reemplazo
del virrey conde de Nieva por el virrey
marqués de Cañete, que mandó a los comisarios
investigar sobre la posibilidad tanto de
la perpetuidad como la de recaudar la mayor
cantidad de dinero para el fisco negociando
con los encomenderos, con los pretendientes
o con las autoridades indígenas. Se buscaba
las mejores ofertas pero, también las que no
amenazaran la situación política. Polo de Ondegardo
era el encargado de estudiar la posición
de los curacas acerca de la perpetuidad y,
por otro lado, la posibilidad económica de los
encomenderos de poder realmente pagar a la
Corona, consultando con los procuradores limeños.
Anteriormente, algunos encomenderos
intentaron negociar con las autoridades étnicas,
prometiendo dejar la perpetuidad a cambio de
una suma elevada. Por su parte, algunos funcionarios
también calcularon que el Estado podía
obtener de los indios contrarios al proyecto de
perpetuidad la suma deseada. La complejidad
de la situación y el amplio conjunto de actores
involucrados no dejaban tomar medidas definitivas,
puesto que cualquiera de ellas podía traer
consecuencias indeseables para el Estado. Si la
perpetuidad podía fortalecer el estamento de
los encomenderos, la inmediata puesta de los
indios en manos de la Corona podía provocar
una nueva revuelta.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Frente a esta situación, se hizo patente
el tercer proyecto, el de la iglesia. Si bien, en
1540, este proyecto coincidía en parte con el
de la Corona en materia de la “defensa” del
indio, expresada en las Leyes Nuevas, luego, el
partido lascasiano se movilizó frente al peligro
que representaban los encomenderos. En 1555,
Bartolomé de Las Casas pidió que se designara
procurador de los indígenas al limeño Diego
de Ocampo, mientras que fray Domingo de
Santo Tomás decidió residir en España desde
1555 hasta 1561 para influir sobre las decisiones
tomadas al respecto. Debido a la presencia de
los comisarios en el Perú, el dominico regresó
al virreinato para persuadir a los indígenas del
peligro de la perpetuidad y de la urgencia de pagar
a la Corona, si fuera necesario. Con este fin,
se realizaron también visitas a los repartimientos
con los comisarios que, a su vez, intentaban
convencer a los indígenas de las ventajas de la
perpetuidad.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Es en este contexto se produjo una reunión
en la población de Mama (reducción de San Pedro
de Mama, a siete leguas de Lima), en 1562:
allí, una asamblea de caciques de todo el Perú
resolvió, con fray Domingo de Santo Tomás,
proponer al Consejo de Indias la extinción de
las encomiendas a “cambio de un autogobierno
indígena con considerable gravamen impositivo”.
Según Platt, hubo otras reuniones de este tipo en
el virreinato. Los dominicos Santo Tomás, Jerónimo
de Loayza y Bartolomé de Las Casas comunicaron
la propuesta al rey de España. Los debates
sobre la perpetuidad dejaron aflorar temores
respecto a la resistencia inca que se mantenía en
Vilcabamba y, en 1564, la Audiencia de La Plata
discutió las medidas de seguridad que se debía
adoptar contra los “posibles excesos de los indios
en Potosí”, ciudad donde se estableció también
el poder de la élite incaica (Medinacelli, 2008).</div><p></p><div style="text-align: justify;">El rey, entonces, realizó varias consultas colectivas
y convocó las juntas compuestas por los
funcionarios del Estado y de la Iglesia en varias
oportunidades, con el fin de encontrar la respuesta
a lo que estaba sucediendo en el Perú. Después
de la célebre junta de Valladolid (1550-1551)
donde se destacó la actuación de Bartolomé de
Las Casas, Fray Tomás de San Martín y Pedro de
La Gasca en contra la perpetuidad, se produjeron
arduos debates en la junta de 1556 y prevaleció
la oposición a la perpetuidad. Aunque la junta de 1568 la aceptó parcialmente, la de 1579 expresó
una opinión favorable a la concesión perpetua
de las encomiendas. Sin embargo, los debates
quedaron inconcusos: ninguna propuesta fue
aceptada ni rechazada.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCOzJIuB9uKw33lLlY0e8XNgMtROReaMzKr7Yil-Sic_zMnQcIeANwFNES6Nm2CXx21MT8JkS4i1C3s8zruZ8W-l7FCKjmmgX-fQscTnPDOGbR_dZUdt_V-jKjWm-dA7rhAnqSECSJRT9qoEwWMtM9v6qtGyBNjl6g6bSzTdJ8MUvPEURxJJcJHIXNnQ/s608/juan%20de%20matienzo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="Juan de Matienzo" border="0" data-original-height="608" data-original-width="358" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCOzJIuB9uKw33lLlY0e8XNgMtROReaMzKr7Yil-Sic_zMnQcIeANwFNES6Nm2CXx21MT8JkS4i1C3s8zruZ8W-l7FCKjmmgX-fQscTnPDOGbR_dZUdt_V-jKjWm-dA7rhAnqSECSJRT9qoEwWMtM9v6qtGyBNjl6g6bSzTdJ8MUvPEURxJJcJHIXNnQ/w376-h640/juan%20de%20matienzo.jpg" title="Juan de Matienzo" width="376" /></a></div><br /></div><p></p>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-86136511058176215412022-10-20T08:18:00.003-07:002022-10-20T08:18:22.726-07:00El mundo indígena - Los intentos de resistencia<div style="text-align: justify;">Mientras se mantenía la resistencia inca en Vilcabamba,
en los años 1560, en los confines de los
territorios conquistados por la Corona en el Perú
surgieron otros focos de resistencia al régimen. Se
trata de las “acciones conspirativas” en el valle de
Jauja vinculadas, según el gobernador Lope de
Castro, con el foco rebelde incaico. Por otro lado,
al sur de Charcas, en la provincia de Tucumán,
en el territorio de diaguitas y juries, a principios
del año 1563, el curaca superior de los diaguitas,
Juan Calchaquí, cercó y destruyó un puesto de
avanzada española denominado Espíritu Santo.</div><p></p><div style="text-align: justify;">La rebelión se extendió por todo el territorio
sureño, puesto que Calchaquí logró organizar
una confederación militar cuyos integrantes llegaron
ser los guerreros de varios grupos étnicos.
Calchaquí intentó levantar a los curacas de los
Charcas contra los españoles, pero su intentó
fracasó. Según las autoridades de la audiencia,
logró establecer contactos con los chiriguanos
quienes, intensificaron sus ataques contra las
tropas de Manso y Chaves en 1564 (Schramm,
2012). Es posible, de acuerdo a este autor, que la
alianza entre Calchaquí y los chiriguanos impidió
que curacas de la antigua confederación de los
charcas que “tradicionalmente eran enemigos de
los chiriguanos” se unieran a los rebeldes; éstos
recién fueron derrotados en 1566 por las tropas
enviadas por la Audiencia de La Plata encabezadas
por Martín de Almendras.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Schramm califica la resistencia de Mancu
Capac en Vilcabamba o del cacique Calchaquí en
Tucumán como “el peligro desde las periferias”.
Añade que se lo puede explicar con la menor
presencia ahí del aparato colonial de control y de
represión, pero también desde el punto de vista
de los conceptos andinos como pachakuti que
refleja la experiencia histórica. Pachakuti pudo
haber causado una acción política con la que se
esperaba, desde la periferia, llegar hasta el centro
y, de acuerdo a los conceptos andinos, la periferia
por excelencia era el Antisuyu de la pendiente
amazónica, que ya durante el Tawantinsuyu se
había opuesto consecutivamente a cualquier
intento de civilización (Schramm, 2012: 280).</div><p></p><div style="text-align: justify;">Por otro lado, Oliveto (2010: 58) opina
que la presunta alianza de los chiriguanos con
Calchaquí produjo temor acerca de un posible
avance chiriguano hasta Potosí y “las referencias
sobre ellos pasan de ser meramente geográficas
a abiertamente condenatorias”, lo que se puede
interpretar como la preparación de un programa
de expansión colonizadora sobre la frontera. En
base a esta idea se organizó el proyecto colonizador,
aún cuando paralelamente se sostuvieron
relaciones de intercambio de diversa índole y
frecuencia con estos mismos grupos indígenas.
En el marco de este proyecto, los españoles se
arrogaron el derecho de nombrar y asignar roles
-enemigos o amigos- y modos de ser -salvajes o
civilizados, infieles o fieles, indómitos o dócilesa
los indígenas (Oliveto, 2010: 58).</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-23684796497307143512022-10-19T06:48:00.003-07:002022-10-19T06:48:27.504-07:00El mundo indígena - Tasa de Chucuito que ahora se dio por virtud de esta visita<div style="text-align: justify;">“El Licenciado Lope García de Castro del Consejo de S. Magestad presidente en la Audiencia y Chancillería
Real de esta ciudad de Los Reyes y su gobernador en estos Reinos y provincias del Perú a vos los caciques
principales e indios de la provincia de Chucuito y valles de Sama Moguegua y Ochura Larecaja y Capinota y
los demás vuestros subjetos que estáis en cabeza de Su Magestad …os mando que desde el primer día del
mes de enero de año venidero de mil y quinientos y sesenta y nueve años en adelante en cada un año en
el entretanto que por Su Majestad o por mi en su real nombre otra cosa se provee acudáis a Su Magestad
y a sus oficiales reales en su nombre con los tributos siguientes.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Primeramente dareís cada año un veinte mil pesos de plata ensayada y marcada de valor de
cada uno de a cuatrocientos y cincuenta maravedíes puestos a vuestra costa en la ciudad de Arequipa
en poder de los oficiales reales de Su Magestad que en ella residen cada seis meses la mitad.
Item daréis en cada un año un mil y seisientos vestidos de lana los mil de auasca y los seisientos
de cumbi la mitad de hombre y la mitad de mujer que se entiende un vestido manta y camiseta
o anaco y liquilla la manta del indio y anaco de la india de cumbi… puestos a vuestra costa en la
Villa imperial del asiento de Potosí en poder de los oficiales reales de Su Majestad de seis en seis
meses la mitad.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Fuente: Visita hecha a la Provincia de Chucuito por Garci Diez de San Miguel en el año 1567, en: Espinoza Soriano; Murra, 1964.</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9123132351691945567.post-65039651991383610082022-10-18T09:30:00.001-07:002022-10-18T09:30:10.955-07:00El mundo indígena - Sobre tasar los tributos de los indios de la provincia de Chucuito<div style="text-align: justify;">“Segovia, 23 de septiembre de 1565</div><p></p><div style="text-align: justify;">El rey. Licenciado Castro del nuestro consejo de las Indias, y nuestro presidente de la audiencia real que reside
en la ciudad de los Reyes de las provincias del Perú: Bernardino de Romani, nuestro factor y veedor en esa
provincia de la Nueva Castilla, envió ante Nos al dicho nuestro consejo, una relación firmada de su nombre
de lo que nuestra hazienda vale en cada un año de esa provincia…hay una partida que dice que los indios
del valle de Chuchito valen y rentan en cada un año veinte y dos mil pesos, y porque se tiene entendido y
es público en esa tierra que los dichos indios son muchos y muy ricos, y que tienen muchas granjerías en
minas y en ganados, y que según son muchos y ricos y la disposición que tiene; y tasándose muy moderadamente,
conforme a lo por Nos proveído y mandado como dan veinte y dos mil pesos, podrían pagar sin
vejación y molestia ninguna más cantidad en cada un año; y habiéndose visto lo suso dicho por los del dicho
nuestro consejo, fue acordado que debíamos mandar dar nuestra cédula para vos …sobre la tasación de los
indios en esas provincias, proveáis que alguna persona de confianza que tenga inteligencia en semejantes
negocios, vaya a la dicha provincia de Chuchito y haga información particular de la cantidad que son los
dichos indios, y de las granjerías de minas y ganados y de labranza y crianza, y otros aprovechamientos que
tuvieron y de lo que cada uno de ellos podrá pagar de tributo…teniendo siempre consideración y respeto
a lo proveído y dispuesto en las dichas nuestras leyes y provisiones”.</div><p></p><p></p><div style="text-align: justify;">Fuente: ABNB, Cédulas Reales (ACh), Real Cédula 70, 1565.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Cedulario de la Audiencia de La Plata de los Charcas (siglo XVI).</div>Evehttp://www.blogger.com/profile/08501002647376368673noreply@blogger.com0