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viernes, 10 de febrero de 2017

10 de Febrero de 1781, primer grito libertario de América

Desde que se fundó la Villa de San Felipe de Austria el 1 de Noviembre de 1606, se forjó en este terruño un modo de pensar muy diferente al resto de otros pueblos, no solo por la entereza de sus habitantes para construir una región única, independiente, económicamente sustentable y sostenible, sino que en la sangre de los nuevos habitantes circulaba el tesoro más grande que puede poseer un ser humano, como es el de la libertad.

El 10 de Febrero de 1781 es una fecha significativa no solo para los orureños sino para el resto del continente, porque fue el instante que el "reloj" marcó la época de la emancipación.

Por otro lado, el grito libertario de Oruro, fue muy distinto al resto de las otras ciudades que vendrían más adelante, porque no se pensó en el dinero o en asaltar las arcas reales como pasó en Chuquisaca o La Paz, tuvo un sentido más ideológico y profundo, porque se habló de libertad, se habló por primera vez de la constitución de una Patria.

Eh ahí el valor del sacrificio de esos hombres, como Jacinto Rodríguez, Sebastián Pagador, Nicolás Caro, Juan Alberto Mejía, Manuel Herrera, Juan Montesinos, Clemente Menacho, Antonio Quiroz entre otros.

Asimismo, se debe resaltar otro hecho que también marca la diferencia del resto de los gritos libertarios en territorio nacional, no hubo participación de indígenas. Fue netamente de orureños que alzaron las armas en contra del yugo español.

Los indígenas llegaron horas después de la revolución, pero llegaron para tener una participación nefasta, de asalto, y en ese propósito tomaron con violencia las arcas reales, dinero que se guardaba para continuar con la revolución y que debía ser entregado a Túpac Amaru.

Llegaron a la ciudad de Oruro con un espíritu sanguinario, prueba de ello, es la cruel muerte que tuvo el sargento Sebastián Pagador, quien prácticamente fue desollado vivo en lo que hoy es conocida la calle La Plata, por defender las cajas reales.

Y finalmente, fueron ellos quienes traicionaron los conceptos revolucionarios y entregaron a los héroes de esa jornada ante los españoles, para su castigo casi perpetuo en la cárcel de Oruro, instalada en Buenos Aires. Además permitieron que nuevamente sean los chapetones, quienes tomen el control de la Villa.

HISTORIA

Aquel análisis desglosado lo encontramos en el libro "Panorama del acontecer heroico de Oruro" de Alfonso Gamarra Durana, quien precisamente menciona con exactitud:

"La tendencia libertaria surgió en Oruro espontáneamente, porque no se necesita estudiar tratados ni a enciclopedistas para percibir que la libertad no existe en un determinado territorio o que se vive aplastado por la opresión (…) La de 1781 fue una rebeldía propia, cuya causa y doctrina se puede pesquisar en la filosofía que aunó a los insurgentes de febrero a la sola voz de un clarividente (…).

Fue la reacción en busca de nuevos mundos de la integridad de un pueblo. Popular y general de hondo contenido autóctono (…) Este alzamiento fue de criollos que inicialmente se preparaban a defenderse de los indios; que luego, ante la invasión, se los aceptó como aliados: y que, después, ante el vandalismo desatado, se los tuvo que combatir para reducirlos a sus poblaciones naturales", menciona en su libro.

Hay que tomar en cuenta otro detalle, como es la susceptibilidad, porque en la Villa de Oruro corrió el rumor de una invasión indígena que clamaba venganza por la muerte de Tomás Katari, ocurrida en enero de 1781, quien murió arrojado del cerro Chataquila por los españoles. Su muerte fue por intentar recuperar un puesto en la administración española.

De esa acción corrió aquel rumor y los chapetones, resguardaban siempre el Sur debido a esa posible invasión. Aquel panorama fue muy bien aprovechado por los criollos orureños, quienes tras la llegada del español Endeiza de su viaje, arremetieron con todo para decir que Oruro era el centro de la emancipación.

Como corría el rumor de la invasión indígena, Jacinto Rodríguez y sus allegados organizaron la revuelta para dar la señal de lo que se estaba preparando, un alzamiento contra la corona y que a la postre tendría repercusiones trascendentales, que culminarían en el siglo posterior, un 6 de Agosto de 1825, con la fundación de la República de Bolivia.

Según Fernando Cajías en su libro "Oruro 1781: Sublevación de Indios y Rebelión Criolla" menciona, que la versión principal de los criollos se manifiesta en la carta que envió el Cabildo de Oruro a la Audiencia de Charcas el 2 de marzo de ese año (1781) según ellos indicaron:

"Corrió repentinamente un susurro entre la gente plebeya y acuartelada de que se les había prevenido por los europeos la traición de matarlos en las oficinas donde dormían cerrados, y ningún europeo con ellos, para cuyo efecto se les había exigido las pocas armas pertenecientes al público y se había duplicado las de los negros".

LA PROCLAMA

Uno de los hechos más importantes durante la revolución del 10 de Febrero de 1781, fue sin duda alguna la proclama realizada por Sebastián Pagador, otro criollo orureño que aportó con su inspiración a tener como legado ese mensaje eterno, reproducido en el libro "Oruro en su historia" de Ángel Torres Sejas.

"Amigos, paisanos y compañeros: estad ciertos que se intenta la más aleve traición contra nosotros por los chapetones, esta noticia acaba de comunicárseme por mi hija, en ninguna ocasión podemos mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor a la Patria, sino en ésta. No estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas, gustosos en defensa de la libertad, convirtiendo toda la humanidad y rendimiento, que hemos tenido con los españoles europeos, en ira y furor y acabemos de una vez con esta maldita raza".

Fueron esas las palabras de valor pronunciadas el 9 de febrero, horas antes de acechar la casa de Endeiza y matar a los españoles que se encontraban en ella, era la voz de aliento que esperaban los orureños para asumir un espíritu de independencia. El otro mérito es que por primera vez se habló de la constitución de una Patria.

"En ninguna ocasión podemos mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor a la Patria".

La arremetida contra los españoles fue épica, si bien ellos tenían armas de fuego, los criollos utilizaron piedras, macanas y también ají, le prendieron fuego y botaron a la casa de Endeiza, situación que los obligó a salir casi de inmediato, momento en el que se armó toda una carnicería.

Murieron los españoles, otros se ocultaron en algunas iglesias, pero a medida que eran encontrados, pagaron con sus vidas la deshonra que tuvieron al invadir este territorio.

Donde hoy está actualmente el monumento de Manuel de Castro Castillo y Padilla, fundador de la ciudad de Oruro, ahí estaba la casa de Endeiza, el escenario fue teñido de sangre realista, los cuerpos eran amontonados como sacos de basura.

Al día siguiente llegaron a la villa los indígenas, como dijimos letras arriba, con una actitud iracunda, no se unieron a los criollos, destrozaron todo lo planificado, y lo que es peor, traicionaron el sentimiento de emancipación.

Los chapetones les convencieron para restaurar el ambiente de dominación y fueron comprados para entregar a quienes fueron partícipes de la revolución y así sucedió.

Los más fueron llevados hasta Buenos Aires y encarcelados en lo que se denominó "La cárcel de Oruro", allí muchos pagaron con sus vidas, en el encierro y el olvido, aquella hazaña épica que estará en los anales de la historia, de haber sellado con su nombre el Primer Grito de América.

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