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miércoles, 31 de diciembre de 2014

30 de diciembre de 1832 Santa Cruz en Puerto La Mar

Cumpliendo instrucciones del Libertador Bolívar, el coronel Francisco Burdett O'Connor salió de Tupiza en viaje de exploración al litoral boliviano de Atacama, después de recorrerlo en toda su extensión de sur a norte indicó el pueblo de Cobija como el más adecuado para la fundación de un puerto para Bolivia.

Su informe, tuvo como resultado que el Libertador Bolívar promulgué: el decreto emitido el 28 de diciembre de 1825, habilitando el puerto de Cobija con el nombre de La Mar (en homenaje al gran mariscal José de La Mar, vencedor de Ayacucho), como la principal vía marítima de la República. De esta manera, fue refundado el antiguo puerto heredado de la Real Audiencia de Charcas, Cobija, que fue instituido en 1587 con la intensión de “establecer un puerto propio para Potosí por el cual exportara la plata a Europa en vez de hacerlo por Arica.

Posteriormente, la administración gubernativa del Mariscal Andrés de Santa Cruz que también mostró bastante interés por el puerto de Cobija lo habilitó como tal para entregarlo al comercio interno y externo. Y un 30 de diciembre de 1832 Santa Cruz y su comitiva oficial llegaron al puerto de Cobija, donde fueron recibidos con manifestaciones de júbilo por sus habitantes. El mismo día dictó varios decretos en beneficio de este importante puerto boliviano. La construcción de bombas para extraer agua potable para el consumo de sus habitantes, la construcción almacenes y un cuartel para 300 soldados de tropa, fortificó con 24 cañones de grueso calibre en el morro Blanco, un lugar bastante estratégico para el resguardo de posibles incursiónes de fuerzas externas.

De esta manera, toda la actividad admi-nistrativa y económica de la región se de-sarrollaba en este puerto, centro capital, entroncado al gobierno de La Paz.

martes, 23 de diciembre de 2014

Julio Méndez, pionero del pensamiento geopolítico boliviano

(Con una herencia de antigüedad que lejos de abrumarnos nos incita y nos proyecta al provenir, los sudamerica-nos tenemos que aprender a ser los más jóvenes: ¡ideas, imaginación, proezas de la voluntad y la inventiva! Venimos de las más remotas lejanías; queremos proyectarnos a las más al-tas conquistas del futuro. Esta es la voz de Bolivia, la enclaustrada, a un continente que no comprende todavía su destino heroico de concentración y sacrificio).

Fernando Diez de Medina, 19751

Durante el gobierno del Gral. Mariano Melgarejo, los plenipotenciarios de Chile y Bolivia, por el primero: Alvaro Covarrúbias y por el segundo: el argentino Juan R. Muñoz Cabrera, suscribieron el 10 de agosto de 1866, en Santiago el ‘Tratado de Límites’, que fijó como frontera: “Art. 1°. La línea de demarcación de los límites entre Bolivia y Chile en el desierto de Atacama, será en adelante el paralelo 24 de latitud meridional desde el litoral del Pacífico hasta los límites orientales de Chile, de suerte que Chile por el sur y Bolivia por el norte, tendrán la posición y dominio de los territorios que se extienden hasta el mencionado paralelo 24, pudiendo ejercer en ellos todos los actos de jurisdicción y soberanía correspondiente al señor del suelo” 2. En ese sentido, este Instrumento Internacional interrumpió momentáneamente 24 años de usurpación gradual procedente de Chile, iniciado en 1842, por otro lado, “Bolivia renunció a sus pretensiones máximas, basadas en el ‘Uti possidetis juris de 1810’ de llegar hasta el paralelo 27° Lat. S.” 3.

Con el transcurso del tiempo las Repúblicas del Perú y Chile disputaron el primer rol como Estado marítimo en el Pacífico Sur. En este contexto, se formó las primeras ideas del pensamiento geo-político Boliviano, el pionero de esta corriente fue Julio Méndez, que escribió la teoría del ‘equilibrio Americano y la necesidad de la neutralización perpetua de Bolivia’, con una perspectiva futurista, profetizó las complicaciones que afligirán a Bolivia, a fines de la década de 1870’ y principios de los 1880’.

Sobre este personaje, es necesario mencionar, que Julio Méndez nació en Ayopaya (Cochabamba) en 1833 y fue hijo natu-ral del destacado diplomático Manuel de la Cruz Méndez, Ministro de Relaciones Exteriores (1842 - 1844) y creador del Departamento del Beni. En 1857, Julio era ya profesor de historia y filosofía en el colegio de ciencias ‘Sucre’ de Cochabamba. Adquirió un saber vasto, alcanzando la reputación de sabio. En 1872, mientras residió en Lima, publicó en los periódicos el ‘Nacional’ y la ‘La Patria’, diversos artículos que fueron compilados y publica-dos en 1874.

El 18 y 20 de septiembre de 1872, pu-blicó sobre la actitud absorbente de Chile y la obligación que tiene dicha nación de respetar el Derecho Internacional Ameri-cano, además realizó también un llamado silencioso a las naciones del Continente a pronunciarse sobre el tema: “pero si el Uti possidetis del año 1810 4, no ha de conti-nuar siendo la Constitución Internacio-nal de Hispano-América, la preponde-rancia de Chile sobre el Perú y sobre el Pacífico, habrá crecido proporcionalmen-te con los 12° geográficos desmembrados, a Bolivia (del 24° al 27°) y a la Confede-ración Argentina (del 42° al 50°): es decir, cuando Chile pueda ser dueño de los paí-ses de Atacama y la Patagonia, por con-sentimiento de la América española” 5.

Consecutivamente, publicó con una gran visión geopolítica el papel de Bolivia, como nación central de Sud América y el beneficio que podría tener la construcción de un ferrocarril transcontinental que atra-vesaría nuestro país. En efecto, la situa-ción geográfica según Méndez, hace de Bolivia, una nación neutral por excelencia y además necesaria de existir: “Los ferro-carriles continentales del Brasil al Perú y de Buenos Aires a Lima, tienen que pasar por allí (Bolivia, J. P.). Es un puente que ha de unir todos los extremos de la Améri-ca; y no convendría que su territorio fuese parte adherente de ningún Estado. El centro es como la fiel de la balanza, el jus-to medio de la circunferencia, y, por consi-guiente, la neutralidad por excelencia. Podríase borrar esa nacionalidad del ma-pa de la América del Sur, pero ¿sería dado hacer desaparecer el territorio, la geogra-fía mixta de esa parte del continente, que es de donde se deriva el papel internacio-nal de Bolivia?

Preguntémonos, además: ¿ese papel es beneficioso al sistema general del medio continente? Sin duda que sí, puesto que tiene las condiciones de todo centro geo-métrico, de ser esencialmente regulador. La neutralización de un Estado semejante es la más grande ventaja que podía pro-ponerse al derecho de gentes americanos; de tal manera que si Bolivia no existiera, convendría crearla” 6.

Con relación a la ambición de Chile, sobre los territorios Bolivianos, escribió: “La anexión a Chile de Atacama y la Pa-tagonia, tiene trascendencias muy lejanas y conduce a complicaciones muy graves contra la familia hispano-americana” 7. También subrayó sobre la avaricia chile-na: “Bolivia ha sellado con su signatura la ambición de Chile, entregándose a dis-creción para que en un tiempo no remo-to, se apodere del resto de la costa. ¿Ni cómo suponer que la nación que la ha disputado tres cuartas partes del desierto, se detenga ante la última cuarta parte, que es mucho más importante que la par-te renunciada? En la última fracción se halla situado el huano y la bahía de Me-jillones, los tesoros de Caracoles, los puertos de Antofagasta, Cobija y Tocopi-lla, las huaneras de Paquica, el bórax y el salitre; y en el interior de la costa, la alti-planicie de Atacama. Chile persigue esta concentración de incalculables benefi-cios, con esa tenacidad que negocia con todos los partidos políticos de Bolivia, ofreciéndoles en compensación de la suelta, la costa de Moquegua y la protec-ción de sus caudillos” 8. De esta manera, Julio Méndez, describe desde una perspec-tiva futurista lo que ocurrirá siete años después, es decir profetizó la invasión militar chilena efectuado el 14 de febrero de 1879 al puerto boliviano de Antofagas-ta, que dio inició a la denominada Guerra del Pacífico, que ocasionó la pérdida de todo el litoral boliviano.

Sobre la neutralidad, describió: “hallán-dose Bolivia como el centro de los tres sistemas internacionales del Pacífico, del Plata y el Amazonas, su posición geográ-fica decide completamente de su carácter neutral” 9. También detalló que la: “na-ción neutral no vive para sí; vive para aquellas a quienes se refiere su neutrali-dad. En la neutralidad hay una relación de generosidad útil a los que la aprovechan. Por eso, las cesiones territoriales que ha-ga Bolivia, provocarán cuestiones genera-les. La de Atacama ya es una cuestión del Pacífico en la que al Perú le ha cabido la misión de dar el primer grito de alerta. En el Plata, la cuestión del Chaco, resuelta con una inconcebible ceguera, por los ne-gociadores del Tratado tripartito, que pro-cedió a la guerra con el Paraguay, ha de ser resuelta por la fuerza de las cosas, en favor de Bolivia. Lo que son las provincias bolivianas del Beni y del Caupolicán para el Perú y el Brasil, es la región del Chaco para el Brasil y el bajo Plata la mediane-ría indispensable entre los Estados de una y otra parte” 10. Sobre este pensamiento, el internacionalista Jorge Escobari C., señala: “la posición excepcional de la República de Bolivia, le permite conjugar las naturales proyecciones de la política internacional de los cinco importantes Es-tados con los cuales limita” 11.

Pero con la firma del ‘Tratado secreto de Alianza entre Bolivia y el Perú, en Lima el 6 de febrero de 1873’, nuestro país se sintió seguro y dejó de lado los consejos y visión de Julio Méndez.

En 1874, nuestro personaje publicó una obra titulada: “Cuestión municipal en Bolivia”. Un año después imprimió un fo-lleto “Bolivia ántes del 30 de noviembre de 1874”. Posteriormente, en 1879, el Pre-sidente Gral. Hilarión Daza lo nombró Mi-nistro de Instrucción de Justicia, Pública y Culto, cargo que ejerció hasta la caída de éste. Luego entre 1879 y 1880 presentó su obra titulada: “Opiniones del Ministro de Justicia, Instrucción Pública y Culto, Anexos Anteriores al ultimátum de Chile, 2 tomos”. A él también se debe un pro-yecto militar de defensa en la contienda que el Gral. Daza lo desechó.

Consecutivamente, en 1884 publicó una obra: “Incompetencia de las mesas escru-tadoras para lo contencioso”. Con el tiempo se adscribió al liberalismo del Gral. Eliodoro Camacho y defendió la posición guerrista. En el ocaso de su vida fue nombrado E. E. y Ministro Plenipo-tenciario ante la República Argentina, falleció en 1908.

A modo de conclusión, en palabras del escritor Isaac S. Campero, podemos decir que: “¿Qué es Méndez para nosotros? Es talento sin competencia que se asemeja al genio; es luz que alumbra nuevos y dilata-dos horizontes; es corazón, alma, calor, entusiasmo, vida de todo un conjunto ar-mónico y literario; es patriotismo que no conoce el yo ni el interés personal; es esperanza positiva de la patria boliviana; es elocuencia sin límites; doctrina que cuaja principios y hace brotar ideas” 12. Sin embargo, el pensamiento geopolítico planteado por Julio Méndez, sobre el ‘equilibrio natural’, con el tiempo maduró, “la función internacional de Bolivia se condensa entonces en una fórmula de su cancillería: ‘Bolivia debe ser tierra de contactos y no de antagonismos’. La anuncia por primera vez, en 1936, el Mi-nistro de Relaciones Exteriores, Luis Fer-nando Guachalla” 13.

sábado, 20 de diciembre de 2014

17 de diciembre de 1830 Muere El Libertador Simón Bolívar


Libertador de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá. Figura in-comparable en la historia americana, tuvo el privilegio de poseer en el más alto grado los dones del hombre de acción y del pensador. Nació en Caracas el 24 de julio de 1783 el Libertador Simón Bolívar. Tuvo maestros como el humanista y jurisconsulto Andrés Bello y el pensador y pedagogo Simón Rodríguez que fue sin dudas quien influyó más en su personalidad y formación. Ingresó al Batallón de Milicias de Blancos Voluntarios de los Valles de Aragua y se gradúa de subteniente. Viajó por Europa y la huella imborrable de su paso por ella fue la coronación de Napoleón Bonaparte como Emperador, lo que motivó a su regreso a Caracas, el comienzo de conspiraciones por la libertad de América.

La llegada del español Vicente Emparan a Caracas como Gobernador y las noticias procedentes de España, de que toda Andalucía había sido conquistada por los franceses, acabaron por precipitar los acontecimientos. El 19 de abril de 1810 se produjo movimiento independentista, y a Bolívar la Junta Suprema de Caracas lo ascendió a Coronel, destinándolo a misiones diplomáticas a Londres, una vez cumplida esta Bolívar regresa a Venezuela y el 2 de marzo de 1811 se instala el primer Congreso de la Nación. El 5 de julio de 1811, se declara solemnemente la Independencia de Venezuela.

En 1812 Bolívar va a Curazao, en su primer destierro y en octubre de este año viajó a Cartagena, donde dirigió a los ciudadanos granadinos el famoso Manifiesto de Cartagena, en el que invitaba a redimir a Venezuela. En 1813 emprende la campaña de liberación del territorio nacional, esta-ba empezando la Campaña Admirable, que culminó triunfal- mente en Caracas. En Mérida, el 23 de mayo de 1813 fue lla-mado por primera vez Liberta-dor. En 1816 decreta la libertad de los esclavos. Un nuevo exilio le espera; regresa a Haití, don-de organiza una segunda expe-dición. El 28 de diciembre de 1816 desembarca en Juan Grie-go (ubicado a orillas de una bahía del nordeste de la isla de Margarita, Venezuela) de allí pasa a Barcelona, España.

El 15 de febrero de 1819 instala el famoso Congreso de Angostura (territorio de Colom-bia), ante el cual pronunció su más brillante discurso, en el que dicta cátedra republicana y a los tres poderes tradicionales (Ejecutivo, Le-gislativo y Judicial) agrega el Poder Moral y se juramenta como Presidente de Venezuela. Par-te hacia la Nueva Granada, la conquista y esta-blece allá una Vicepresidencia, a cargo del General Francisco de Paula Santander.

El 17 de diciembre de 1819 crea la República de Colombia, con tres Departamentos: Vene-zuela, Cundinamarca y Quito. Simón Bolívar el 27 de noviembre de 1820 firma el armisticio (se acordaba una tregua de seis meses en la guerra además de constituir de facto un reco-nocimiento del estado colombiano por España) con el general español Pablo Morillo en Santa Ana estado de Trujillo.

En 1824 obtuvo la más decisiva de sus victorias en la batalla de Ayacucho, que deter-minó el fin de la presencia española en Perú y en toda Sudamérica. Convocó a un Congreso Anfictiónico en Panamá, que se instaló el 22 de junio de 1826 y cuyos resultados no fueron satisfactorios para Bolívar. El mismo dijo: “Su poder será una sombra y sus Decretos conse-jos nada más”. El 25 de septiembre de 1828 ocurre un atentado contra su vida. Bolívar en marzo de 1830 entrega el Poder al general y político colombiano Domingo Caicedo y en abril renuncia a la Presidencia de la República. Enfermo, el 17 de diciembre de 1830 deja de existir el Libertador en la Quinta San Pedro Alejandrino, hacienda ubicada en la ciudad de Santa Marta, Colombia.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Presentan documentales sobre la Guerra del Chaco

Cinco cortometrajes documentales que recogen memorias e historias de vida marcadas por la Guerra del Chaco se proyectarán hoy jueves, a las 18:30 horas, en la sala de la Biblioteca Simón I. Patiño (calle Potosí casi Portales), adonde el ingreso será libre.

La exhibición de los cortos pondrá punto final a la segunda versión de los Fondos Concursables para la Creación y Producción de Documentales del municipio de Cochabamba.

Los trabajos que se proyectarán son Guerra tatayta Mikhuyakapusqa (La guerra se había comido a mi padre, dirigido por María Elena Solares y Marisol Díaz), Heroínas anónimas (del director Cristian Antelo), Sueños de guerra (dirigido por Santiago Espinoza y Luis Brun), Quejas del alma (del director Gabriel Prado) y Posguerra (dirigido por Luis Rodríguez).

Además del pase de los cortometrajes, se ha previsto para el acto la interpretación en vivo de música de la Guerra del Chaco.

Los cinco trabajos resultaron ganadores de los citados fondos, que fueron convocados este año por las productoras Imago e IncubArte, la Asociación de Documentalistas de Bolivia (ADOC-Bolivia) y la Oficialía Superior de Culturas del Gobierno Municipal de Cochabamba, con la intención de impulsar y promover la producción cinematográfica documental.

La realización de los cortos estuvo precedida de un proceso de selección de proyectos, un taller de capacitación para los realizadores cuyas propuestas fueron elegidas y la coordinación con cinco casas productoras cochabambinas que coadyuvaron en el proceso de producción de los documentales.

Cada proyecto recibió un fondo de 10 mil bolivianos, aportados por la Alcaldía, para la producción del cortometraje.

domingo, 14 de diciembre de 2014

190 años de la Batalla de Ayacucho



El martes 9 de diciembre fue una fecha especial para todos los americanos; ese día asistimos jubilosos, desde Río Grande hasta la Patagonia, a la celebración del 190 aniversario de la hazaña militar que selló nuestra definitiva emancipación: La Batalla de Ayacucho, la última y más importante de cuantas se celebraron en el marco de la gesta independentista americana. Ayacucho no solo marca el fin del poder colonial español en el Nuevo Mundo, es la victoria que señala el tránsito hacia la futura integración latinoamericana, al tiempo que, bajo sus laureles, contempla el nacimiento de una nueva nación: La República de Bolivia.

Aquel 9 de diciembre de 1824, después de superar obstáculos inimaginables, el general venezolano Antonio José de Sucre y 5.780 bravos del Ejército Unido Libertador asisten a su cita con la gloria en la Pampa de Ayacucho, dispuestos a consumar la libertad de la América Meridional.

La victoria no se presentaría nada fácil, el adversario que se interponía entre la libertad definitiva del continente o la continuidad del yugo colonial era, sin lugar a dudas, el más poderoso de cuantos oprimieron al país de los incas. El Virrey José La Serna y sus experimentados jefes europeos disponían de una maquinaria militar de más de 15.000 hombres, 10.000 de los cuales se presentaron ese día en el campo de batalla.

ESTRATEGIA. Comenzadas las acciones, el general Sucre, leyendo perfectamente lo que sucedía en el campo de batalla, ordena al general José María Córdova que ataque con su División el centro realista, comprometido momentáneamente en el paso de una quebrada luego de su incómodo descenso por las faldas del cerro Condorcunca. Colocado frente a sus tropas el general neogranadino emite una célebre orden: ¡Soldados, armas a discreción; de frente, paso de vencedores! Acto seguido, en medio del mayor orden táctico desplegado durante la jornada, las tropas de Colombia siguen a la victoria a su joven comandante de 24 años. Los más selectos cuerpos realistas salen a su encuentro: Burgos, Guías, Victoria, Infante; su esfuerzo es vano, los batallones del Rey son arrollados y disueltos pese al arrojo con que se emplean sobre el campo de batalla.

Sobre el costado izquierdo del campo, la División La Mar (batallones Número 1, 2 y 3 del Perú y la Legión Peruana de la Guardia) se traba en feroz combate con la vanguardia realista del Mariscal Valdés; mientras, en el centro, los heroicos batallones Pichincha, Bogotá y Caracas se abalanzan sobre el fuego enemigo a costa de grandes pérdidas. En el fragor de la batalla llega el turno de actuar a la caballería patriota del intrépido general Miller, los Húsares de Junín, con el comandante Suárez de Buenos Aires, y los Granaderos y Húsares de Colombia de los venezolanos Silva y Carvajal, irrumpen como truenos sobre la pampa para terminar de decidir la batalla a favor del bando republicano.

Al final de la jornada, la victoria patriota es total: en su poder quedan el Virrey, 15 generales, 16 coroneles, 68 tenientes coroneles, 484 jefes y oficiales y 2.000 efectivos de tropa, mismos que ascenderían a 6.000 en los días posteriores. Sucre no conoce la victoria sin la clemencia, la generosa capitulación concedida por el jefe patriota a sus otrora opulentos adversarios eleva el nombre de América al sitial de las más nobles y civilizadas naciones del universo.

La victoria de Ayacucho representó también el triunfo de la política de alianzas continentales impulsada por el Libertador Simón Bolívar. A Ayacucho, enclavado en la Sierra Sur del Perú, concurrieron tropas de Venezuela, Nueva Granada, Quito, Guayaquil, Alto y Bajo Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Centroamérica y Europa, la mayoría de ellas confederadas ya con Colombia gracias a los tratados de Amistad, Unión, Liga y Confederación perpetua suscritos por el Libertador Bolívar con los gobiernos de Lima (1822), Chile (1822), Buenos Aires (1823), México (1823) y Centroamérica (1826). Estos acuerdos serían ratificados en la primera Asamblea de Pueblos libres que recuerde la historia americana: El Congreso Anfictiónico de Panamá.

CHARCAS. Más allá de las consecuencias políticas, económicas, sociales y comerciales que en el ámbito continental arrojó la jornada de Ayacucho, para los altoperuanos tuvo una especial significación pues bajo la égida del héroe de Pichincha y Ayacucho los territorios de la antigua Audiencia de Charcas verán nacer en su seno una nueva nación, Bolivia. El general Sucre, conocedor desde la campaña de Pichincha del sentimiento independentista de los altoperuanos, apenas cruzó el Desaguadero no dudó en convocar a una Asamblea Deliberante para que los habitantes de Charcas decidieran su futuro, tal como lo había anunciado desde el año anterior en decenas de cartas dirigidas a Bolívar y a diferentes autoridades militares de Colombia. Pero el concurso del futuro Gran Mariscal de Ayacucho a la independencia del Alto Perú no se limitó solo al decreto, con su pluma magistral pudo doblegar a las guarniciones realistas y ganarlas para la causa de libertad.

Desde su Cuartel General en Cusco, el 1 de enero de 1825, el futuro Presidente de Bolivia dirige una nutrida correspondencia a las municipalidades de La Paz, Cochabamba, Chuquisaca y Potosí informando que: “El 9 de diciembre en los campos de Ayacucho terminaron la opresión y los males de este país... les dejaremos (el Ejército Libertador) su más amplio y absoluto albedrío para que resuelvan sobre sí lo que gusten, para que se organicen del modo que más proporcione su felicidad”. En similares términos se comunica con los jefes realistas de Oruro y Santa Cruz (Arraya y Aguilera), anexando a toda su correspondencia copia de la Capitulación de Ayacucho. Ante el infortunio de la causa española en América, la reacción de las principales guarniciones realistas del Alto Perú no se hizo esperar, los pronunciamientos de adhesión a la causa libertaria se suceden uno tras otro: el 14 de enero de 1825 Cochabamba, el 12 de febrero Valle Grande, el 14 de febrero Santa Cruz, el 22 de febrero Chuquisaca y el 30 de marzo Cotagaita.

Pudiendo haber aplastado con su remozado e invicto ejército a los disminuidos realistas del Alto Perú, el espíritu cívico y humanista de Sucre se decantó por la diplomacia; en América no se había dado conducta igual. El último vestigio del poder español en Charcas se extinguiría, sin pena ni gloria, con el asesinato del obstinado general realista Pedro Antonio Olañeta, a manos de sus más cercanos colaboradores, en momentos en que el Ejército Libertador ocupaba ya Potosí.

El 6 de agosto de 1825 “un nuevo motivo de júbilo para el género humano”, la América contempla el nacimiento de una nueva nación, Bolivia, como tributo al campeón de la independencia americana, pero también como manifestación perpetua de un amor por la libertad.

martes, 9 de diciembre de 2014

9 de diciembre de 1824 Batalla de Ayacucho

La batalla de Ayacucho, fue el último enfrentamiento armado que sostuvieron los ejércitos españoles y patriotas, en el largo y sangriento camino hacia la independencia de América.

Fue librada entre las tropas del Libertador Simón Bolívar al mando del Gral. Antonio José de Sucre, y las fuerzas españolas al mando del virrey José de la Serna. Después de la derrota de Junín, Canterac recibió refuerzos de Jerónimo Valdés y se unió con las fuerzas del virrey La Serna. Por otro lado, Bolívar seguía su marcha hacia el sur, recogiendo armas, aprovisionamientos y desertores del ejército de Canterac para estrechar el asedio a Lima y Callao.

Por su parte el Gral. Sucre que ya estaba al mando del ejército libertador, por decisión de Bolívar, consideró conveniente hostigar al enemigo con el fin de impedir su recuperación tras el descalabro de Ju-nín. Luego de algunas escaramuzas, finalmente, el 8 de diciembre de 1824, mientras Bolívar estaba en Lima, Sucre en Huamanga, los ejércitos patriotas y realistas se encuentran prestos para la batalla final al pie del cerro Condorcunca (cuelo de cóndor) en la Pampa de la Quinua, en el departamento de Ayacucho, los españoles tenían más de 9.000 hombres, los patriotas más de 5.000. Los principales jefes realistas son: Canterac, Valdés, Monet y Villalobos.

En el lado contrario destacan, además de Sucre, La Mar, J. M. Córdova y Miller. La batalla se inició el 9 de diciembre a las 10 de la mañana y duró casi tres horas.

En el fragor de la batalla el virrey La Serna cae herido y es tomado prisionero, se difunde la noticia del percance, entonces los soldados del virrey dándose por derrotados, optaron por la dispersión y el ejército realista se vio reducido a su Estado Mayor y con escasas tropas. Por la tarde, Canterac y otros jefes firman la capitulación reconociendo la independencia definitiva del Perú y América. El ejército realista había sufrido 1.800 muertos y los patriotas 309; los heridos en el bando espa-ñol sumaban 700 contra 670 patriotas. Se había capturado abundante armamento.

Última gloria guerrera de la unión de Bolívar y Sucre

Campaña de Ayacucho: igual que lo hicieron para la campaña de Junín, Bolívar y Sucre unieron esfuerzos para lograr el más glorioso triunfo jamás obtenido por general alguno en Sur América, como lo obtuvo el general Antonio José de Sucre y Alcalá en Ayacucho (9 de diciembre de 1824) el cual libró a Sur América de ser colonia de los españoles y tan sólo quedaron Cuba y Puerto Rico en sus manos. Cuba ganaría su Independencia, el 20 de mayo de 1902, de los Estados Unidos y Puerto Rico aún no la ha obtenido.

El historiador José María Baralt en el Tomo III de su Historia de Venezuela nos dice: “Prodigios de organización y de economía realizaron Bolívar y Sucre en los cinco meses empleados en preparar al ejército. De las minas de Huamachuco lograron extraer plomo; bajo su inmediata dirección o siguiendo sus instrucciones, se fabricaron telas para vestir a los soldados semidesnudos por las continuas marchas en persecución del enemi-go y sus adeptos; y con anticipación prepararon pescana bien prevista de leña y víveres, para las tropas, en la travesía de la gran cordillera central. La caja del ejér-cito proveyóse ampliamente, y las tropas se pusieron en marcha, con grandes acopios de ganado y grano acostumbra-dos ya al soroche y a las punas y como decía el Libertador en su lenguaje pinto-resco, a saltar por encima de peñas co-mo los guanacos (llamas) en cuyo país iban hacer la guerra. Los departamentos del sur de Colombia, el Ecuador, Guayas y Azuay, mantenidos a las órdenes del Libertador, en su carácter de Presidente de Colombia, le proporcionaron reclutas, paños, lanzas al estilo apureño y otros artículos.”

El Libertador fue impedido por el Congreso controlado por Santander a mandar tropas invocando la ley del 28 de julio, la cual no permitía a un presidente estar guerreando, por ello Bolívar no pu-so objeción alguna y le cedió el mando al general Antonio José de Sucre.

El general Sucre con su glorioso ejér-cito de 5.780 soldados derrotó el 9 de di-ciembre de 1824 a los realistas al mando del Virrey La Serna y de su Jefe de Esta-do Mayor José Canterac, quien fue el que firmó la Capitulación por estar herido el Virrey La Serna cuyas tropas llegaba a casi 10.000 soldados. Todos los inte-grantes del ejército patriotas fueron as-cendidos en sus cargos y se les otorgó la condecoración de Ayacucho, a los gene-rales les dieron la medalla de Ayacucho. Al Libertador y a Sucre les dieron unas medallas diferentes a las de los otros ge-nerales, venían con círculos de diaman-tes alrededor de las medallas de oro. Al general en jefe Sucre se le premió tam-bién con una espada de oro llena de piedras preciosas, pero el gran premio para el general Antonio José de Sucre y Alcalá fue el título de Gran Mariscal de Ayacucho otorgado por el Libertador Si-món Bolívar el 27 de diciembre de 1824.

Este gran triunfo se celebró en todas las ciudades de América con grandes festividades, incluso cuando el Liberta-dor llegó al Alto Perú, hoy Bolivia hasta corridas de toro hubo. Allí Bolívar se rasuraría para siempre su bigote y hoy se conoce más el rostro del Libertador sin bigotes que con ellos a pesar de haberlos llevado hasta el 4 de octubre de 1825.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Estudio indica que Túpac Katari nació el 9 de enero

Una investigación realizada por el Gobierno Municipal de La Paz en coordinación con autoridades originarias, concluyó que el líder indígena, Julían Apaza, más conocido como Túpac Katari, habría nacido el 9 de enero de 1750 en el municipio de Ayo Ayo Sub Central Sullcavi, en la Provincia Aroma, en La Paz.
El resultado de ese trabajo fue presentado en instalaciones del Ministerio de Culturas y Turismo, donde anunciaron que con este motivo prepararán festejos por el natalicio de Tupac Katari, que solamente era recordado cada 15 de noviembre por la fecha de su fallecimiento.
Nazario Aro, de la Sub Central Agraria Sullcavi, señaló que mediante la Ley Municipal Nº 006 se declaró "Patrimonio Cultural al Nacimiento del Líder Indígena".

martes, 2 de diciembre de 2014

La Sanidad Militar Boliviana en la Guerra del Pacífico

Según el escritor Karl von Vereiter: “desde el principio de la Historia, la agresión (es decir la guerra, J. P) ha sido ley general en las relaciones de la especie humana” 2. En ese sentido, la historia de la humanidad evolucionó junto a las armas desde la piedra al metal y por ende también estuvo acompañada por millones de heridos, muertos y mutilados. Pero la asistencia humanitaria desinteresada sin discriminación a las “víctimas, al hombre que, herido, prisionero naufrago, sin defensa alguna, ya no es un enemigo sino un ser que sufre” 3, también fue parte de esa historia.

Con el transcurso de los años, la humanidad se esforzó porque en el Derecho de Gentes se otorgue a la persona humana una mejor defensa contra las calamidades de la guerra. Para lograr tal objetivo fue desarrollado por iniciativa del Comité Internacional de la Cruz Roja, cuando acababa de ser fundado, la “Convención para mejorar la suerte de los militares heridos en campaña, suscrito el 22 de agosto de 1864, en Ginebra, el cual Bolivia sancionó su adhesión el 16 de octubre de 1879” 4, mientras se desarrollaba la denominada Guerra del Pacífico. Pero la asistencia hu-manitaria estuvo presente inicialmente, en la historia de Bolivia, con las ‘rabonas’ que durante las campañas militares de la Confederación Peruano - Boliviana acompañaron a las tropas bolivianas “compartiendo con los soldados penosas marchas y peligros, sin promiscuidades y más bien con un instinto casi maternal que, por supuesto, no excluía la pareja. Eran las encargadas de preparar los ‘ranchos’ (comida de las tropas), lavar sus ropas y atenderlos si caían enfermos o heridos” 5.

Las circunstancias en que fue creado el ‘Cuerpo de Ambulancias y Depósito de inválidos del Ejército’, son penosas tanto en lo político como en lo humanitario. En lo político, el 27 de diciembre de 1879 “el Ejército boliviano residente en Tacna, de-pone al general Daza y nombra al coronel Eliodoro Camacho, Comandante en Jefe del Ejército” 6. Al día siguiente, en “La Paz, se reúne en comicio el pueblo y destituye á Daza de la Presidencia de la República, y sustituye con una Junta de Gobierno” 7. En lo humanitario, los heridos bolivianos que combatieron en Pisagua, Germania, San Francisco y Tarapacá, son abandonados en el campo de operaciones y los sobrevivientes devueltos por el ene-migo son tratados sin ningún tratamiento específico. Esto dio como resultado que fuera formulado el “Reglamento orgánico para el servicio sanitario general del Ejército de operaciones en el Perú”, que fue aprobado y promulgado el 21 de fe-brero de 1880, por el nuevo Comandante en Jefe del Ejército Gral. Eliodoro Cama-cho.

Posteriormente, se designó el personal del Comité directivo que se encontraba liderado por el célebre Dr. Zenón Dalence, nombrado como Director General de Ambulancias y Presidente del Comité. Sobre este hecho histórico José Vicente Ochoa refleja, en su obra ‘Diario de las Campa-ñas del Ejército boliviano en la Guerra del Pacífico’: “por Orden General de hoy día (22 de febrero, J. P.), se ha organizado convenientemente el servicio sanitario del Ejército, formándose una Junta de sanidad é inspección bajo la Presidencia del doctor Zenón Dalence, cirujano Mayor del Ejército” 8.

Lamentablemente, todo esto ocurrió mientras las tropas bolivianas se encon-traban combatiendo y no se contaba con fondos económicos para adquirir material hospitalario. Sin embargo, ayudados por el Comandante en Jefe y algunos ciudada-nos, el Comité logró hacer seguro la distri-bución de ambulancias militares identifi-cadas con una ‘Cruz Roja’.

En ese sentido, como primera tarea del Comité, fue el alistamiento del personal de sanitarios, el cual es recluta-do entre los artesanos bolivianos residentes en Tacna. También adquirieron mate-rial quirúrgico y medicamen-tos enviados por el E. E. y Ministro Plenipotenciario en Lima, Zoilo Flores y por últi-mo establecieron el hospital de la denominada legión bo-liviana. Para el 27 de marzo de 1880, mediante Orden Ge-neral es establecido el cuadro del personal. De este modo, la sanidad boliviana ya uni-formada y equipada, el 1° de abril se dispuso su organiza-ción en tres Compañías, des-tinada la primera al servicio de la población nombrada ‘ambulancia sedentaria’; el segundo y tercero, consigna-dos al servicio a los heridos en el campo de batalla.

Consecutivamente, para difundir sus ac-tividades es publicada una hoja de prensa bautizada como ‘Cruz Roja’, que se alcan-zó imprimir dos números. Seguidamente, el Tte. Cnl. Segundo Váscones, se encargó de la instrucción militar y sanitaria de los maestros mayores.

Por otro lado, el 16 de abril, el Comité estrenó su estandarte de guerra, donado por las damas de la ciudad de La Paz.

Prosiguiendo la marcha, el 5 de mayo, el Ejército Unido fue movilizado afueras de la ciudad, conjuntamente con al ‘Cuer-po de Ambulancias’. Pero mediante las disposiciones emitidas entre los días 10 y 14 de mayo, es movilizada la primera compañía Volante, al campo de Tonchaca y luego trasladada a la meseta del ‘Campo de la Alianza’ y la segunda compañía que-dó encargada de asistir a la población. En este lugar la Cruz Roja Boliviana, es esta-blecida a la derecha detrás del Estado Mayor General. En consecuencia, el 10 de marzo fueron distribuidos los cirujanos a las diferentes divisiones.

Más adelante, próximo a la batalla, Zenón Dalence, describe: “era menester pre-cisar el servicio que debíamos prestar á nuestros valientes defensores. Se ordenó con este motivo, la incorporación de la compañía volante que teníamos de comi-sión en Tacna. Se reitero á los cirujanos que aun permanecían en sus campamen-tos, la necesidad que había de que se agruparan á nuestras ambulancias. Se verificó la revista del material y de las prendas del personal de sanitarios, y se distribuyeron las patentes de identidad, encareciendo la religiosidad con que de-bían desempeñarse los deberes que la institución impone” 9.

También, relató sobre la organización “era una mañana nebulosa y sombría. Las tiendas de la ambulancia armadas en dos hileras, ostentando unas el pabellón na-cional y otras la bandera de neutralidad, formaban los costados de aquel improvisado templo, cubierto por el firmamento. Al centro de uno de los lados menores del cuadrilongo diseñado por las carpas, se alzaba un altar portátil, arreglado sobre las piezas del material, que bien pronto debían contener los objetos de curación para nuestros heridos. Detrás del altar, cerraban el espacio los dos estandartes, símbolo de nuestra Institución” 10.

Momentos previos a la batalla fueron alistadas las carpas ligeras, camillas, dos mochilas de botiquines, algunos barriles de agua y dos puestos avanzados sobre las dos alas de nuestro Ejército. Además se conformó un ‘Plan de Servicios de asisten-cia’.

Sin embargo, la hora del combate llegó y en las primeras horas del 26 de mayo, la sanidad boliviana recibió a su primer herido, un soldado del batallón “Padilla”. Posteriormente, fueron divididos el perso-nal en cinco secciones, de las cuales las primeras dos son enviadas a la línea de combate, las otras dos se mantenían en reserva y la última es destinada al servicio de la ambulancia central.

No obstante, aun comienzo de la ofensiva muchos oficiales sanitarios llenos de entusiasmo y patriotismo tomaron las ar-mas y entraron en combate. Consecutiva-mente, el campamento es trasladado a retaguardia, luego se envió camillas a ala izquierda del Ejército, a asistir heridos del “Grau”. Es importante mencionar que la lluvia de proyectiles tanto de rifles como de cañón, no fueron limitantes para que el personal de la Cruz Roja Boliviana reali-zara su trabajo.

Otro aspecto significativo, en lo heroi-co, Dalence describe que: “un morenito de menos de doce años, tambor de órdenes del Batallón ‘Alianza’ se había aproximado á nuestro campamento, y burlado por alguno de los sanitarios, á causa de haber dejado su puesto en el combate, replicó cuasi lloroso de despecho: ‘que no se le había dado arma alguna’, é instantánea-mente le vimos forcejeando con un paisa-no, para quitarle el rifle que este decía hallarse descompuesto; y una vez que consiguió arrebatarle y obtener con amenaza sus municiones, le vimos dirijirse al lugar en que evidentemente seguía combatiendo su cuerpo” 11. En esta operación militar tuvo una destacada participación la enfer-mera Ignacia Zeballos.

Una vez concluida la batalla, las tropas vencedoras chilenas, requisaron las ambulancias bolivianas y recurriendo al pillaje sus-trajeron un cajón de coñac y algunos barriles de agua, que eran destinados para asistir a los heridos bolivianos. Concesivamente la ‘Cruz Roja Boliviana’ es visitada por el personal del ejército enemigo, a quienes se les solicitó tener guar-dias, ya que las tiendas del personal de la ‘Cruz Roja Peruana’, fueron destruidas completamente y en las que estaban siendo asistidos dos soldados bolivianos del ‘Regimiento Murillo’.

Luego una sección de ambulancias bolivianas salió a las 6 de la tarde provistos de faroles y camillas a rescatar a los soldados heri-dos, hasta pasada la media noche. Como resultado son rescatados dos soldados peruanos. Al día siguiente, sepultaron a tres heridos fallecidos.

En aquellos momentos, el personal de asistencia humanitaria boliviana “ofre-cía un poco de té y caldo de Leibig” 12 a las dos primeras partes del total de los heridos asistidos.

Preocupado por la situación el Dr. Da-lence, se dirigió al Comandante chileno solicitando trasladar a los lesionados ha-cia Tacna y sepultar a los combatientes bolivianos. De esta manera, el Coman-dante aceptó que fueran ejecutadas las peticiones.

Lamentablemente, la sanidad bolivia-na es testigo de un hecho inhumano como fue el ‘repase’, que consistía en ultimar a los heridos peruanos y bolivia-nos con bayoneta. Sobre ello detalló el Dr. Dalence: “a su regreso tuvimos igual amargura que la que habíamos esperi-mentado al volver al campamento al me-dio día. No existían mas heridos nues-tros en el campo. Esto nos esplicó la espresión que al partir en la mañana, habíamos escuchado en boca de algunos del ejército enemigo: ‘es tarea vana’, decían unos: ‘los niños se han sacado chiche por cheche’, decían otros. ¡Ho-rrible alusión al repaso de la visera!: ¡á algún otro acto de carnicería, quizá, que se atribuía al ejército aliado!” 13.

Puede apreciarse que para el día 28 de mayo, la cantidad de heridos asistidos por la sanidad boliviana alcanzaba á 143, distribuidos de la siguiente manera: “20 bolivianos, 23 peruanos y 100 chilenos” 14. Sobre la alta cantidad de chilenos asistidos, es necesario mencionar que fue determinado mediante el uso de la fuerza, ya que los sanitarios bolivianos fueron amenazados a punta de cañón. Al día siguiente el servicio general de am-bulancias de Bolivia, se retiró del lugar y descendió á sus ambulancias sedentarias, localizadas cerca de la ciudad de Tacna. Por otro lado, en consecuencia del traba-jo realizado, son muertos durante el combate dos sanitarios.

Sobre el trabajo realizado por las am-bulancias conocidas como sedentarias, es importante señalar que atendieron a lo largo del combate a 152 heridos. Tam-bién asistieron ancianos, mujeres y ni-ños, que expulsados de sus viviendas por el incendio generado por las tropas chi-lenas, no encontraron otro refugio más seguro. Pero fue tan grande la cantidad de asilados y asistidos, que causó que la sanidad boliviana cubriera todo un ba-rrio con banderas de neu-tralidad, en total fueron socorridos 557 personas, distribuidos de la siguiente manera: 492 bolivianos, 40 peruanos y 25 chilenos. Con el transcurso del tiem-po, después del combate alcanzaron más de 800 au-xiliados. Desde entonces, la Sanidad boliviana, tuvo que proporcionar á cual-quier costó, los artículos médicos, alimentos y tam-bién mejoró las condicio-nes higiénicas del lugar.

Sin embargo, una de las gestiones más trascenden-tales realizadas por el Dr. Dalence, fue la repatriación de heridos y asistentes de sanidad que las autoridades chilenas las consideraban como prisio-neros de guerra y que varios de ellos fue-ron enviados a Santiago, en esa calidad.

En todo caso, el 1° de septiembre de 1880, la sanidad y los heridos son trasfe-ridos en 22 vagones de ferrocarril desde Tacna a Arica. Posteriormente, la comitiva se dirigió a Mollendo, en dicho puerto es embarcado, el 9 de septiembre hacia Arequipa. Aproximadamente 300 personas entre heridos, personal de las ambu-lancias y familias migrantes.

Consecutivamente, llegaron vía férrea a Puno, en el cual se embarcaron en el vaporcito ‘Yavari’ y en la goleta ‘Aurora de Titicaca’, para poder ser trasladados a Puerto Pérez, el cual llegaron el 16 de septiembre. En la ciudad La Paz, fueron recibidos con honores y alojados en el edificio de la Tercera Orden y en la Casa de la Moneda.

A modo de conclusión, en palabras del célebre Dr. Zenón Dalence, podemos decir que: “el cuerpo de Sanitarios, sujeto á organización y disciplina militar, ha prestado tan variados, oportunos é importantes que sin exajerar nuestra apreciación, podríamos asegurar que á ellos se debe principalmente lo mas penoso, lo mas abnegado y lo mas prolijo de los servicios que se han prestado á nuestros heridos” 15.

1 Agradezco a Rolando Diez de Medina, por el apoyo bibliográfico que me brindó al realizar este artículo.

2 VEREITER, Karl von: Traficantes de Armas, Producciones Editoriales, Barcelona, 1975, p. 5.

3 COMITÉ INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA: Los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, CICR Publicaciones, Ginebra, 1986, p. 8.

4 JORDÁN SANDOVAL, Santiago: Registro de Tratados y Congresos Internacionales de la República de Bolivia. Convenios Multilaterales y Bilaterales, Editorial Universo, La Paz, 1944, p. 2.

5 CRESPO RODAS, Alfonso: Lydia: Una mujer en la historia, Plural Editores, La Paz, 1999, p. 24.

6 UGARTE, Ricardo: Efemérides de la Guerra del Pacífico, Tipografía de “La Tribuna”, La Paz, 1882, p. 7.

7 UGARTE, Ricardo: op. cit., p. 7.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Tarija La calle Cochabamba y los “San Lunes” de chicha



La calle “Cochabamba”, una de las más largas y antiguas calles de la ciudad, situada en la parte alta de Tarija, tiene una gran trayectoria histórica y popular. Sobre todo, por haber sido un lugar, donde predominaban las fábricas de chicha.

Antiguamente esta calle fue más conocida por el pueblo como la “calle ancha” debido a su amplitud a comparación de las calles adyacentes. Años antes, en la zona, los puestos de chicha abundaban y el festejo del “San Lunes” se hizo una costumbre.
Cuenta la tradición que cada lunes los artesanos y empleados hacían derroche “de cumplimiento” para llenar las chicherías y abandonar los talleres, oficinas y puestos de trabajo, porque este día parecía constituirse en toda una institución lugareña. No había que perderlo sin copiosas libaciones de chicha.
Relatan los antiguos vecinos que las chicherías eran muy visitadas y más aún para las fiestas que se organizaban, generalmente en casas amplias con corredor, patio y corral de fondo. Ocupando los primeros lugares de estas grandes casas de chicha se reunían los tomadores, mejor llamados “tunantes” a los que se les ofrecía asiento en largas bancas; poniéndoles una mesita para las botellas y los vasos.
Con frecuencia las “tomadas” daban lugar a interesantes tertulias o partidos de “taba”; pero si de fiesta se trataba y había compañía femenina, la fiesta se acompañaba con caña, erke, caja, camacheña o violín, según la época, armándose vistosas escenas de rueda y zapateo y entonces venía la “cuequiada”.
Según los vecinos del barrio, las chicherías, se las reconocía por las banderitas coloradas que se acostumbraba colocar al extremo de una larga caña a manera de saliente mástil en las puertas de las casas, donde se hacía y vendía chicha.
Para el escritor René Aguilera Fierro, la calle “Ancha” tiene una trayectoria desde los linderos de la ciudad de Tarija. Incluso relató que la Fiesta de Santa Anita que antes se hacía en la plaza Campero fue trasladada a la calle Cochabamba porque no había otro lugar donde hacerla con amplitud.
Otra de las actividades que dio fama a la calle Cochabamba, según el escritor, fue la Fiesta de San Roque ya que cuando ésta culminaba era costumbre irse a la calle ancha a tomarse unas chichas, un arrope, a jugar a la taba o a los gallos durante la semana.
En los sin iguales encuentros se bebía, se conversaba, se comía gratis y se hacían amistades. En dicha calle vivían muchos cochabambinos y fueron ellos los que trajeron la costumbre de la chicha y las banderitas rojas, por lo que la calle ancha cambió su nombre a calle Cochabamba.

Las chicherías
Bernarda Uriona de Gallardo, Lorenzo Castillo, Francisca Zarate de Molina conocida como doña “Panchita”, Jacoba Panique, Eleuterio Espíndola, Luisa Herrera, Mercedes Camacho, Atanasia Salinas, Lola Sánchez y muchas personas más son recordadas porque hacían rica chicha y masitas exquisitas.
La gente de otros barrios a la que entrevistó El País eN cuenta que existían chicherías de mucho renombre ya sea por la buena chicha, la buena comida o las buenas mozas. Entre las más mentadas están: “Miss San Roque”, “Ojosas”, “Doña Felisa”, “Las teclas”, “La gaucha”, “La chilena”, “Las chabelas” y otras.
“Increíblemente en la calle Cochabamba no se conocía la palabra discriminación. La gente recién llegada se largaba a la calle ancha, donde se compartía en un ambiente de igualdad. Los visitantes de esta calle escuchaban la caña, a veces el violín y se ponían a cantar coplas. Lo interesante era que la comida era gratuita”, relata René Aguilera Fierro.
Pero cuenta también que en la calle Cochabamba se jugaba “taba” por conchitas al igual que la riña de gallos en la cual se hacían transacciones por chicha. Otro detalle que resaltó es que en las casas de expendio vendían la bebida por cántaros que en Tarija llamamos Yambuy.

Decaimiento de la calle
La calle Cochabamba llegó a tomar verdadero auge con motivo de la guerra, pues a ella iban los oficiales y soldados en busca de “consuelo para sus penas” y a “echarle el último trago”. Eso hizo que se abran muchas más chicherías y bares.
Sin embargo, con esto la calle perdió su característica y se vulgarizó.
La costumbre de las chicherías se mantuvo hasta pasado el año 1994; luego poco a poco fue desapareciendo. A esto se sumó que el progreso y el desarrollo hicieron más fácil la venta de vinos y singanis.
Posteriormente, la comida ya tuvo un costo y luego comenzaron a haber los restaurantes. “También se podría decir que el que influyó mucho para que decaiga el expendio de chicha fue el padre Bartolomé Attard, debido a que él comenzó a prohibir y a hablar en sus sermones en contra de la calle Cochabamba, diciendo que se trataba de un expendio de borrachos”, revela Aguilera Fierro y añade que el padre calificaba a la calle ancha como “un lugar, donde se cobijaba gente de mal vivir de Tarija”.
“Él mismo, personalmente, hacia la inspección de la calle Cochabamba logrando que se cierren estos lugares”, concluyó Aguilera.

La Fiesta de Santa Anita
La calle “Ancha” tiene más de 100 años de historia, al principio era de tierra y empedrado. Los vecinos más antiguos comentan que la gente llegaba hasta esta vía para pasear y conocer las chicherías. Poco después del decaimiento otro evento le devolvió la fama, se trata de la Fiesta de Santa Anita, misma que antes se hacía en la plaza Campero y fue trasladada a la calle Cochabamba.
La Fiesta de Santa Anita se extendió a cuatro barrios de la ciudad, siempre alentada por niños y padres de familia. En el año 1892, a iniciativa de los vecinos de la Calle Cochabamba, levantaron frente a la Capilla de San Roque, los primeros puestos de miniaturas, coadyuvando con sus hijos en la elaboración, fabricación y venta mediante el juego.
La modalidad era pagar con botones de conchas a los cuales se los llamaba simplemente “conchitas”. De esta manera, la festividad de “Santa Anita” hacía alusión a las cosas y objetos pequeños que se expendían. Éste fue un acontecimiento novedoso para el barrio y la ciudad.
Con el transcurso del tiempo se fueron destacando artesanos y personas hábiles en la fabricación en miniatura, tales como muebles, camioncitos, autitos, masitas, dulces, ancucos, empanadas, aros para rodar, trompos, sellos, bolillas de arcilla y otros.
Tiempo después, la ubicación de los bazares se trasladó detrás de la iglesia abarcando toda la calle Cochabamba. En la actualidad la mayor característica de la calle ancha es la Fiesta de Santa Anita que se realiza cada 26 de julio y que tiene duración de una semana.
En esta feria, en la actualidad, se exponen artículos tradicionales como instrumentos típicos de la región muy bien elaborados, además que lo que más resalta es la gran variedad de miniaturas que traen los comerciantes para vender desde el interior del país. Dentro de las miniaturas se puede encontrar de todo desde dinero hasta vestimenta, autos y comida.

Más detalles sobre la calle cochabamba

Inspiración de pintores
La calle Cochabamba por su historia y valor tradicional en la cultura tarijeña es sin duda una gran inspiración para los pintores. Así lo refleja el siguiente cuadro.

Proliferan los modernos comercios
Quedaron en el recuerdo las antiguas ventas de chicha y aloja. Ahora en la calle Cochabamba proliferan los restaurants de comida rápida

La Fiesta de Santa Anita
La Fiesta de Santa Anita devolvió la fama a la calle ancha, tanto que cada 26 de julio, y durante la semana que comprende, la vía alberga a más de cinco mil visitantes

Historia boliviana desde el periodismo

Los hechos diarios que vivió Bolivia son parte de medio siglo de servicio al país, que es retratado en el libro Del papel carbónico a la computadora. Historia de la Agencia de Noticias Fides: 1963-2013, escrito por Julieta Tovar Ibieta, periodista de amplia y reconocida trayectoria, que será presentado hoy en la Asociación de Periodistas de La Paz, edificio Las Dos Torres de la avenida 6 de Agosto.

La historia de un medio de comunicación social tiene que ser vivida, pero para evitar que se borre de la memoria es necesario escribirla.

Según investigaciones de su autora, la agencia conocida internacionalmente con la sigla de ANF, nació el 5 de agosto de 1963, como los emprendimientos que para muchos son utopías, por lo tanto, sin futuro o al menos incierto. Sin embargo, la historia le dio un vuelco a las premoniciones agoreras. 51 años no son pocos, aunque seguramente serán escasos comparados con otros medios, pero había que buscar recursos tanto humanos como financieros y técnicos.

La historia está relatada en cinco partes con capítulos cortos, cual si fuesen noticias. En ellos se reflejan desde las peripecias que vivió ANF para sostenerse en medio siglo como relatora diaria del acontecer político, económico y social del país. La primera agencia de noticias de Bolivia pasó por gobiernos democráticos, dictatoriales y nuevamente en una democracia sin interrupciones.

La creación de ANF hace más de cinco décadas, sin duda que fue como la locura de alguien, su fundador el padre José Gramunt de Moragas, SJ, y el entusiasmo de dos jóvenes periodistas: Juan Carlos Salazar y José Luis Alcázar. Pasaron por las salas de redacción periodistas como Ana María Romero de Campero, la primera Defensora del Pueblo y otras decenas que aprendieron este oficio y otros que saliendo de las universidades fortalecieron sus conocimientos.

Una de las partes retrata al fundador de ANF en sus diferentes facetas que no nació para Notario ni para vivir en su natal España, sino para sacerdote y periodista y para radicar en Bolivia. La Agencia de Noticias Fides no sería tal sin su creador, quien inclusive empleó la herencia paterna en el crecimiento de ANF. Hoy, el padre Gramunt está “jubilado” de ANF, mas no retirado de las lides periodísticas, pues, en la residencia de Cochabamba trabaja en un nuevo libro, sostiene la periodista que estudió Comunicación Social en la Universidad Católica Boliviana y un Diplomado en Periodismo Económico, entre otros estudios.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Estudiantes recuperan documentos de 1840 sobre la historia de Sorata

Estudiantes y técnicos de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) recuperaron documentos y manuscritos que datan desde 1840 hasta 1960, sobre la historia del municipio de Sorata, ubicado a 150 kilómetros de la ciudad de La Paz.
"Se recuperaron documentos que datan desde 1840 hasta 1960. Estos papeles guardan más de 100 años de historia de la Alcaldía de Sorata”, dijo Luis Oporto, director de la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa.
Según Oporto, los escritos pertenecen a los archivos del Juzgado de Partido y la administración de la Alcaldía de Sorata.
"Los documentos guardan expedientes de juicios penales y civiles, como robos, divorcios, remates de bienes y otros de esa época. Estos textos evidencian la historia y el desarrollo de ese municipio”, sostuvo Oporto.
Los escritos también muestran la historia social de Sorata. "Este municipio ha diversificado su base productiva en la hacienda. Es una región de acceso a las minas de oro y a las tierras bajas”, dijo.
El historiador destacó además que los textos muestran el desarrollo de la ciencia penal en las provincias. "En uno de los expedientes se encontró evidencias como un saco con el plomo de los proyectiles”, contó.
El hallazgo fue realizado en septiembre. El lote de papeles fue encontrado en un depósito de la Alcaldía de Sorata. "Estaban en una situación crítica porque sufrieron manchas a causa del excremento de roedores y la humedad”, dijo Oporto.

En ese mes, una delegación de estudiantes y la directora del Archivo Histórico de La Paz, Mary Money, viajaron a Sorata para salvar los papeles. Una vez que llegaron a esa población, las autoridades del municipio de Sorata y de la UMSA firmaron un convenio para entregar los documentos al Archivo Histórico de La Paz.
Tras conseguir el permiso, los técnicos limpiaron los expedientes. Luego, trasladaron los documentos en cajas al Archivo Histórico de La Paz. En la actualidad trabajan en un proyecto para catalogar y digitalizar los papeles.
La historiadora Ximena Medinacelli resaltó el rescate de la documentación por su valor cultural, histórico y simbólico. Sostuvo que aportará a la historia de la región. Resaltó que hay que conservar adecuadamente los archivos porque "Sorata es una población muy importante, tiene una historia muy rica e intensa”.

El proyecto es impulsado por la carrera de Historia de la UMSA, la Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional y técnicos de la Comibol.

Polémica
Iván Tays
Babelia / Madrid
Fuego cruzado literario
Y ardió Troya en Bolivia. El Festival Santa Cruz de las Letras llevó a más de 30 escritores de Latinoamérica a esa bella ciudad, entre ellos Katya Adaui, Jorge Volpi, Carlos Cortés, Imma Turbau y los cubanos Wendy Guerra y William Navarrete. Todo iba bien hasta que sobre la mesa donde estos últimos iban a participar, Cuba por dentro y por fuera, se levantó la sospecha de que sería una crítica al Gobierno cubano. Como cuenta William Navarrete en su testimonio Santa Cruz de los miedos, se obligó a los autores a no participar y se les excusó diciendo que estaban enfermos.

Ante el testimonio de Navarrete, aparecieron las réplicas de algunos de los organizadores, quienes calificaron a los cubanos con una jerga que añoraba la Cuba de Haydée Santamaría y el caso Padilla: "Gusanería” y "divismo”. Uno de los organizadores, el escritor Homero Carvalho, metió más leña al fuego declarando en una entrevista en La Razón que "esta era una movida del Gobierno de EEUU”. Y Edmundo Paz Soldán, sintiéndose aludido, aclaró la cuestión con un contundente artículo en el mismo diario, El Festival de Homero Carvalho.
Supongo que el fuego cruzado sigue, ahora en torno a mafias y camarillas y escritores jóvenes "que no saludan” a sus mayores. Miserias de la literatura cuando decide bailar apretadito con el Gobierno de turno.

lunes, 24 de noviembre de 2014

"Historias de Oruro": En la ciudad de los urus se tuvo los primeros teléfonos de Bolivia

"Los hilos se repartieron a lo largo de las calles. Una torre alámbrica tomó posesión en una de las esquinas de la plaza "Castro y Padilla". El teléfono había llegado a Oruro, Bolivia, como un aparato de misteriosas formas, pero de grandes ventajas para comerciantes, empresarios mineros y vecinos de la próspera ciudad", así relata la Revista "Historias de Oruro" en su edición número 28 la implementación de esa tecnología en esta ciudad.

Son detalles poco conocidos por los pobladores de hoy, pero necesarios de tener en cuenta para saber, que Oruro siempre estuvo adelantada en tecnología, gracias al empeño y esfuerzo de su gente.

"Historias de Oruro", además en la más reciente edición, muestra a Rajka Backovic, su vida y obra, no por nada una de las calles de esta ciudad lleva su nombre, y es Rodolfo Espinoza Aliaga quien presenta una semblanza valiosa, pese a los pocos datos que se tienen de la heroína.

El director de la revista, Fabrizio Cazorla Murillo presenta este nuevo material, orgulloso de seguir con su labor de recopilar datos para contárselos a la población con la colaboración de investigadores e historiadores, que inmortalizan a través de estas notas la rica historia de Oruro.

También se tiene un aporte del copacabanólogo, Marcelo Arduz Ruiz quien escribió sobre Sor Juana de Arias, quien fuera un personaje que nació en Copacabana de Andamarca, y en 1974 portó una pesada cruz de madera como un acto penitencial para consagrarse a Dios en el convento de Arequipa donde pintó en su celda en la que moraba, los colores que habían en la pintura del mural del Templo de Copacabana de Andamarca, constituyéndose en una historia muy valiosa.

Se tiene otro dato de Mario Calvo que fue el copiloto de Rafael Pabón en la Guerra del Chaco, pero ¿qué hizo?, y ¿por qué está en el mausoleo de Notables?, la respuesta está en "Historias de Oruro", desde sus estudios en el Colegio Bolívar, cómo se enroló al Ejército y cómo llegó a ser un experimentado piloto.

Además se relata algo de los 100 años de historia del Oruro Tenis Club, sobre el antiguo camión, y del arquitecto Edmundo Mirones Bustos que fue también otro personaje admirable, que también comenta aspectos sobre su trayectoria profesional y sus logros como docente en la Universidad Técnica de Oruro.

Y finalmente se cuenta con un espacio de imágenes, fotografías del Colegio Bolívar y otros que son un complemento de la edición.

Cazorla refirió que se ha hecho la reedición de la revista número 3 que era una de las más cotizadas y que se había agotado, y que para fin de año se prevé contar también con la reedición de la número 10, y el próximo año con la 4 y la 8 para que la gente pueda adquirir la colección completa y entender algo más de nuestra rica historia orureña.

PUBLICAN IDENTIDAD DEL HOMBRE QUE MATÓ AL CHE GUEVARA

Un diario localizó a Mario Terán y lo señala como el soldado que disparó al guerrillero.

El diario español El Mundo publicó ayer una entrevista con el hombre que, supuestamente, mató a Ernesto "Che" Guevara el 9 de octubre de 1967 en la localidad de La Higuera, en el sudoeste de Bolivia y aporta testimonios sobre cómo sucedieron los hechos.

Los periodistas Ildefonso Olmedo y Juan José Toro se desplazaron a Santa Cruz de la Sierra para hablar con Mario Terán Salazar, al que identifican como el soldado que disparó contra Guevara, capturado el día anterior por el Ejército de Bolivia cuando intentaba llevar la revolución al país.

La confesión. Los periodistas no consiguen de Terán Salazar la confesión de que fue él quien dio muerte al Che, pero consiguieron de su entonces superior jerárquico, el hoy general Gary Prado, el reconocimiento de cómo habían transcurrido los hechos, que el propio Terán contó por escrito.

Tras las primeras consultas, el entrevistado desmiente al periódico cubano Granma, que voceó el milagro: "médicos de la revolución devuelven la visión en Bolivia al hombre que mató al Che".

"No, no... No es como se dice que me han devuelto la vista. Falso. Yo no estaba ciego, una simple catarata tenía, y como están viendo me han dejado el ojo (derecho) colorado", indicó.

Efe retoma la publicación, cuyo relato indica que tras la captura de Guevara los militares recibieron la orden gubernamental de ejecutarlo y varios soldados se ofrecieron voluntarios para hacerlo.

El coronel Joaquín Zenteno designó a Terán, quien se dirigió a la escuela de La Higuera en la que estaba retenido el Che.

Al entrar en la sala Guevara se percató de las intenciones del suboficial Terán y le dijo: "Usted viene a matarme".

Según la confesión por escrito que hizo a sus superiores, Terán se sintió cohibido por la presencia del guerrillero y tuvo un mareo. "Entonces di un paso atrás, hacia el umbral de la puerta, cerré los ojos y disparé la primera ráfaga. El Che cayó al suelo con las piernas destrozadas, se contorsionó y empezó a regar muchísima sangre. Yo recobré el ánimo y disparé la segunda ráfaga, que lo alcanzó en un brazo, en un hombro y en el corazón...", dice.

Los tres marios. El diario pública una foto del suboficial Terán en 1967 y ahora, cuando tiene 72 años. El general Gary Prado lo reconoce en las fotos y afirmó que todavía se ven esporádicamente en Santa Cruz.

Prado aseguró que siempre recomendó al suboficial que no confesara públicamente su papel protagonista en la muerte de Guevara, para evitar posibles venganzas de sus seguidores.

En la charla de poco más de 20 minutos con Terán, en su casa de Santa Cruz, el antiguo suboficial juega con la confusión y afirma que hubo tres militares con su mismo apellido en el Ejército boliviano. Por eso apunta que "seguramente" ha sido confundido durante toda su vida con quien mató al Che.

Afirmó también que su compañía estaba alejada de La Higuera en los días de la captura y muerte del líder guerrillero, de quien no tiene una buena opinión.

"Para mí ha sido un invasor. Tenía ideas que con su guerrilla quería inculcar en la gente boliviana... ¡Cómo lo idolatran ahora!... ¡Tanta gente ha caído", asegura el exmilitar, hoy jubilado.

Ninguno de sus seis hijos ha seguido la carrera militar, lo que le da "alegría" y subraya que nunca ha visto películas sobre el Che o leído algún libro acerca de su vida: "Nunca me ha interesado seguir cuanto se decía del Che. Yo tenía ideas diferentes. Nunca he sido un seguidor".

La maldición. Desaparecer fue la orden que Prado, y de alguna forma los oficiales bolivianos que participaron en la captura y muerte del Che, dieron a Mario Terán. ¿La maldición del Che? Sea creíble o no, hasta siete involucrados en los sucesos de La Higuera y Vallegrande han muerto de forma violenta. El mismo presidente René Barrientos Ortuño, quien dio la orden de ejecución, falleció cuando el helicóptero en el que volaba se desplomó cerca de Cochabamba. Igualmente, se recuerda que el general Alfredo Ovando Candia y el expresidente Juan José Torres Gonzales tuvieron un aciago final.

47 años han pasado desde la muerte de Ernesto Guevara. Fue asesinado el 9 de octubre de 1967.

martes, 18 de noviembre de 2014

Beni Nació en homenaje a la Batalla de Ingavi

El departamento de Beni fue creado por Decreto Supremo de 18 de noviembre de 1842, durante el Gobierno de José Ballivián y Segurola, en el territorio de Moxos. En esta fecha los benianos celebran su efeméride, a diferencia de los otros departamentos del país, que lo hacen en conmemoración a su gesta libertaria.

Ballivián fundó Beni en homenaje al primer aniversario de la Batalla de Ingavi, librada ante la invasión peruana, el 18 de noviembre de 1841 y en la cual el Ejército boliviano venció.

La publicación por el Sesquicentenario de la República, sobre la historia de Beni, señala que el 6 de agosto de 1842, el vencedor de Ingavi (Ballivián) firmó el decreto por el cual se daba a Moxos autoridad autónoma, dependiente del poder central, y se elevaba a la condición de ciudadanos a sus habitantes, con igualdad de derechos y obligaciones. El Decreto fue conocido en Moxos con júbilo en octubre y dio lugar a fiestas y celebraciones. Pronto los cuarteles donde vivían en promiscuidad los indígenas eran desocupados y se les dotaba de terrenos para construir sus propias casas.

De acuerdo a la misma investigación, el 18 de noviembre de 1842, al conmemorarse el primer aniversario de la Batalla de Ingavi, el presidente Ballián, desde la capital Sucre proclamó, mediante otro decreto, como nuevo departamento de la República a la que fuera la gobernación de Moxos, con el nombre Beni. Este decreto disponía que se determinaria posteriormene la capital; fijándose para ésta el lugar próximo donde fuera fundado Reyes, cerca de Rurrenabaque, y la que de acuerdo a disposiciones supremas debería llamarse ciudad Ballivián. Ninguno de los gobernantes se acordó de esa fundación.

En enero de 1844, la Prefectura se trasladó a Exaltación, entonces centro comercial sobre el río Mamoré, y desde 1848, volvió a Trinidad, convirtiéndose en capital de facto, sin que ninguna ley hubiera modificado la dictada por Ballivián.

Al eregirse el departamento de Beni contaba con tres provincias: Moxos, Caupolicán y Yuracarés.

Ballivián tenía interés en que el Beni desarrolle sus riquezas naturales y para el efecto envió al ingeniero José Agustín Palacios, que fue el explorador que más conoció Beni, dejando una interesante relación de sus viajes por el extenso territorio.

En ese entonces, Beni era un botín fácil y a él se acudía para llevar caballares de remonta al Ejército, pagar en ganado los vales del Estado, sin ningun control. Esta exacción de recursos, no era sólo de ese tiempo, se dio desde que se expulsó a los jesuitas. No se respetaron los tesoros ni fuentes de producción de ese departamento.



DIVISIÓN

La provincia Caupolicán se extendía hacia el norte hasta el Acre (hoy Pando) y el Mato Grosso.

1853 Inundación

Ese año ocurrió la inundación más grande de la que se tenía noticias hasta ese entonces. En Trinidad sólo quedó un sitio de tierra, donde están edificados el templo y la Casa de Gobierno, que sirvió de refugio para los 4.000 habitantes de la capital. Murió la mayor parte del ganado del campo y las caballadas morían por epizootias.


Orígenes de Beni

Beni, antes Enín, El Dorado, Gran Paititi o Moxos, es un pueblo con historia, pero con escasos documentos que se hayan conservado. Se perdieron con el destierro de los jesuitas en 1822, otros se convirtieron en cenizas en un incendio o destruyeron por la acción del agua y la humedad.

Su historia se remonta a periodos prehispánicos, con la existencia de la cultura de los arawak, de quienes descienden los moxos y los baures, los pueblos que los jesuitas encontraron a su llegada a las llanuras de Beni, entre 1560 y 1600. Atraidos por la leyenda del Gran Paititi o imperio de oro, los quechuas llegaron a esos territorios, pero no permanecieron mucho tiempo por la resistencia y ataques de los nativos y los animales.

Misiones jesuíticas

A la llegada de los españoles, se tejieron un sinnúmero de leyendas sobre los habitantes y riquezas fabulosas, que el mítico "El Dorado", o Paititi estaba en Beni, al que llamaron Moxos. Después de una temporada de intenso interés, en la primera fase de la época colonial, la región permaneció en un estado de fuerte marginalidad por algunos siglos.

En 1675, con la llegada de los jesuitas desde Santa Cruz y Cochabamba, se dio la conquista de esa región, se crearon los pueblos de Moxos (hoy Beni) y la conquista espiritual de los aborígenes. Las misiones jesuíticas, hoy convertidas en ciudades y pueblos, se situaron a orillas de los ríos Mamoré y San Miguel. La primera misión de Nuestra Señora de Loreto se fundó en 1682.

En el año 1767, los jesuitas fueron expulsados del territorio de Moxos por instrucción de la Corona Española.

Trinidad nació junto al Mamoré

Trinidad, hoy ciudad capital de Beni, fue fundada en 1686 por el sacerdote jesuita Cipriano Barace, con el nombre de Siya Boco, en otro sitio que no es el que ocupa actualmente. A orillas del río Mamoré, con el nombre de La Santísima Trinidad, para la festividad del Ministerio Divino.

Las reducciones que organizaron los jesuitas en los primeros momentos del proceso evangelizador, están conformadas por parcialidades o comunidades de la cultura de los Moxos, descendientes de la familia etnolingüística Arawac.

Estas poblaciones ocupan una inmensa superficie que va desde los contrafuertes cordilleranos, a la planicie central y occidental de lo que actualmente es Beni. Comprende todos los ríos de la cuenca media y alta del Mamoré cuyos afluentes principales tienen nombres de origen mojeño.

El Mamoré es un hidrónimo mojeño que significa “madre de las aguas”. Siguiendo su ruta y a orillas de este cauce majestuoso, 12 leguas más abajo de Loreto, Barace levanta en una loma milenaria artificial, la segunda reducción en 1686 que llama La Santísima Trinidad, integrada también por aborígenes mojeños. Cuando Barace se disponía años después a realizar la conversión de los pueblos Baures, fue asesinado por estos naturales.

El promontorio sobre el cual fue fundada la nueva Misión es uno de los tantos millares de lomeríos existentes en la llanura beniana, trabajados por los milenarios habitantes de esta región como parte de una formidable manejó las aguas a través de un complejo sistema de obras de tierra. Según los especialistas, esta tecnología agrícola no tiene paralelo en el mundo por su complejidad y superficie.

Esta ingeniosa estructura de obras hizo posible la producción de alimentos en suelos pobres de nutrientes, empleando para ello plataformas elevadas o camellones agrícolas, cuyos orígenes van más allá de Cristo.

Casi un siglo permaneció el pueblo de la Santísima Trinidad junto al antiguo cauce del Mamoré, hasta que fue trasladado en 1769 por el cura y doctor Pedro de la Rocha al lugar que ocupa en la actualidad, dos años después de la expulsión de los jesuitas de las tierras de Moxos. El traslado se debió por las epidemias que diezmaban a sus habitantes, provocadas por los rebalses anuales del río.



TRASLADO

Debido a la situación desfavorable por las inundaciones, en 1769, la misión La Santísima Trinidad fue trasladada.

ETNIAS DIVERSIDAD

La población actual de Beni es racialmente variada. Hay oriundos de la zona y descendientes de europeos, aunque el mestizaje de siglos se refleja en una buena parte de los benianos.

Los grupos étnicos originarios son: Sirionó, Moxeño (Trinitario, Ignaciano, Javierano y Loretano), Yuracaré, Moré, Pauserna, Baure, Canichana, Chacobo, Esseja, Tacana, Chimán, Movima, Cayubaba e Itonoma, entre algunos


Geografía: amplias planicies y lagunas

El departamento de Beni está ubicado al noreste del país, limita al norte con el departamento de Pando y la República de Brasil, al sur Cochabamba y Santa Cruz; al este con Brasil y Santa Cruz y al Oeste con Pando y La Paz.

Posee amplias planicies cubiertas por pastizales (pampas o sabana) y abundantes lagunas. La selva ocupa las riberas de los numerosos ríos y también se halla en la zona de pie de monte. A lo largo de su territorio se presentan ondulaciones suaves y algunos afloramientos rocosos, así como un denso bosque en la zona de pie de monte.

Se ha establecido la presencia de estaño, manganeso, plomo, platino, oro, berilio y columbita en su territorio.

Por su clima tropical húmedo y suelo es apto para toda clase de cultivos tropicales; maíz, cacao, café, castaña, vainilla, yuca o mandioca, arroz, maracuyá, papaya, cítricos y otras frutas tropicales.

Los ríos son hábitat de una gran variedad de especies de peces, como son: pacú, tambaquí, surubí, palometa, sábalo y bagre.



Símbolos de Beni

La bandera beniana es verde en su integridad y de las mismas dimensiones del pendón patrio. Sus ocho estrellas doradas representan la integración y unidad de las ocho provincias de ese departamento. Colocadas en el centro de este símbolo en forma de círculo, representan el color dorado de la riqueza mineral que todavía guarda el departamento.



Escudo

Mediante la Ley Nº 3305, 16 de diciembre de 2005, promulgada por el presidente Eduardo Rodríguez Veltzé, se declara Escudo Oficial del Departamento de Beni, a la obra del artista R. Hugo Telléz, seleccionada por la Prefectura de Beni, a través del Decreto Prefectural Nº 04/92 de 7 de julio del año 1992. Esta obra recupera el escudo original, concebido por Don Lucio Pérez Velasco, a fines del siglo XIX.

En la parte superior del escudo están los reflejos del sol naciente (el mismo que calienta nuestras pampas todo el año y convierte la región en tierra fértil) y dentro, están representadas todas sus riquezas naturales.

Este martes se recuerda el 169 aniversario del Himno Nacional

Este martes se recuerda el 169 aniversario del Himno Nacional, ya que el 18 de noviembre de 1845 fue interpretado por primera vez frente del Palacio de Gobierno en oportunidad de celebrarse el cuarto aniversario de la Batalla de Ingavi, con participación alrededor de 90 instrumentistas pertenecientes a las bandas militares de los batallones Quinto, Sexto y Octavo, los cuales interpretaron por primera vez la Canción Patriótica que así se llamó al estrenarse a las 12:00 del mediodía.

El general José Ballivián advirtió la falta de una canción patriótica en razón a que la República no tenía un himno, pues las pequeñas bandas del Ejército ejecutaban piezas populares o repetían las marchas de los ejércitos españoles, pero ninguna alcanzaba a encantar a la población.

La letra del himno fue escrita por José Ignacio de Sanjinés, quien era jurisconsulto, legislador y poeta, nacido en Chuquisaca el año 1786. La música fue escrita por Leopoldo Benedetto Vincenti, de nacionalidad italiana, cuando éste se encontraba de paso por Chile, y fue invitado por el Presidente José Ballivían a Bolivia para elaborar dar vida musical a las letras de Ignacion de Sanjinés.

Esa misma noche se estrenó el Himno Nacional en el flamante Teatro Municipal, al que se dieron cita el presidente de la República General José Ballivián con su gabinete, autoridades prefectorales, municipales y público congregado.

Posteriormente en el gobierno del General Manuel Isidoro Belzu, en 1851 mediante Decreto Supremo se oficializó el Himno Nacional de Bolivia y se mandó a imprimir para que fuera distribuido en las escuelas, que desde entonces se ejecuta y entona en todos los actos oficiales.

El Himno Nacional está reconocido por la Constitución Política del Estado en el artículo 6, parágrafo II, como uno de los símbolos del Estado, gozando la misma categoría que la bandera tricolor roja, amarilla y verde; el escudo de armas; la wiphala; la escarapela; la flor de la cantuta y la flor del patujú.

Por disposición del actual gobierno, todos los medios de comunicación al inicio y al final de las emisiones diarias, debe difundir las notas del Himno Nacional como un aporte a la creación de la conciencia ciudadana sobre la atención que merece la patria.

Para este martes se prevé actos centrales en Plaza Murillo para entonar el Himno Nacional en toda su extensión a cargo del Ministerio de Culturas, y como todos los años, durante el actual Gobierno, la entonación en idiomas nativos.

Cadetes de la Policía entonan el Himno Nacional en cuatro idiomas en homenaje a su creación



Los cadetes de la Policía Boliviana entonaron este martes el Himno Nacional en cuatro idiomas: aymara, quechua, guaraní y castellano, en homenaje a los 169 años de su aniversario de creación.

Según un reporte de la televisora Bolivia TV, decenas de cadetes formaron en el patio de la Academia, ubicada en la zona Sur de La Paz y luego de la iza de la bandera procedieron a la entonación del Himno.

De acuerdo con uno de los oficiales a cargo, el objetivo de la entonación es fortalecer los valores de patriotismo en los jóvenes y la población en general.

Así también, indicó que en cumplimiento de lo que señala el Estado Plurinacional de Bolivia es importante "motivar" a los estudiantes el aprendizaje de los idiomas.

El Himno Nacional, antes denominada "canción patriótica", fue interpretada por primera vez el mediodía del 18 de noviembre de 1845, al frente del Palacio de Gobierno de La Paz, en el cuarto aniversario de la Batalla de Ingavi.

La letra fue escrita por José Ignacio de Sanjinés, quien era jurisconsulto, legislador y poeta, nacido en Chuquisaca el año 1786, mientras que la música fue escrita por Leopoldo Benedetto Vincentti, de nacionalidad italiana.

El Himno Nacional de Bolivia

Para el 18 de noviembre de 1845, el gobierno de Ballivián instruyó se preparen grandes festejos y actos importantes para celebrar el cuarto aniversario de la memorable batalla de Ingavi. Entre estos actos destacaban el estreno del recién construido Teatro Municipal y el estreno en el salón de este edificio la “Canción Patriótica” que después se llegó a llamar el Himno Nacional de Bolivia.

Hasta entonces las bandas militares ejecutaban piezas populares o marchas traídas por los ejércitos españoles; que no despertaba el hondo sentimiento de amor hacia la tierra donde uno nació, que no llamaba a la concordia y a la unión de todos los bolivianos; a defenderla con todo valor y en todo momento la libertad lograda con la sangre de nuestros próceres que ofrendaron sus vidas por esta sagrada causa. Por eso es que cantamos con energía y vigor una parte sustancial de nuestro Himno que dice: ¡MORIR ANTES QUE ESCLAVOS VIVIR!

El general Ballivián invitó al músico y compositor italiano Leopoldo Be-nedetto Vincenti, que por entonces se en-contraba en Chile para componer la músi-ca de nuestro Himno.

El maestro una vez en la ciudad de La Paz y con el concurso del poeta paceño José Ignacio de Sanginés que aportó con la letra del Himno, y luego de agotadores ensayos, finalmente, la mañana del 18 de noviembre de 1845, en un solemne TE DEUM en la Catedral de la Plaza Murillo y al son de las bandas militares se estrenó la Canción Patriótica que después sería el Himno Nacional de Bolivia. Por la noche se estrenó el Teatro Municipal y en un progra-ma lírico-musical se volvió a ejecutar la “Canción Patriótica”. Aquella noche la con-currencia de deshizo en aplausos y júbilo.

18 de noviembre de 1841 Batalla de Ingavi

Manifiesto a la nación: “Bolivianos: Únanse en torno del Gobierno; ayudándole a defender la patria y los intereses de ustedes, y estén seguros de que el general Gamarra encontrará su tumba en suelo boliviano que aborrece de corazón. . .” (Fragmento). José Ballivián – Cuartel General en Laja, 7 de noviembre de 1841

El general Agustín Gamarra, Presidente del Perú, guiado por sus pretensiones de sojuzgar a Bolivia, someterla bajo sus leyes, al mando de un ejército de 6.000 soldados, el 14 de septiembre de 1841, invadió Bolivia por la ruta de Pucara, Huancané y Moho hacia las poblaciones bolivianas de Huaycho (hoy Puerto Acosta) a donde llegó el 2 de octubre para luego continuar a Escoma, Achacachi, Huarina, Pucarani, Laja y La Paz, ingresando a la ciudad el 19, ocupándola violentamente. Tras la tenaz resistencia de sus habitantes, se vio obligado a salir para fortificarse en Viacha, no sin antes en su tránsito devastar poblaciones indígenas indefensas, hiriendo así la dignidad nacional y todos los bolivianos, olvidando rencores y ambiciones de poder político se aprestaron a la defensa de la patria.

El general Ballivián, designado por el pueblo Presidente provisorio y dotado de facultades extraordinarias, resolvió rechazar y dar fin con las pretensiones anexionistas de Gamarra que se hacía sordo a todo arreglo pacífico. El 8 de octubre movi-lizó su ejército reforzado con una división del general J. Miguel de Velasco y desde Laja declara la patria en peligro y demanda el concurso de todos los bolivianos para defenderla.

Llega finalmente el 18 de noviembre de 1841, desde muy temprano el ejército in-vasor estaba de pie con todas sus galas haciendo sentir su poderío con descargas de artillería y dianas, recibiendo del ejérci-to boliviano que también se había traslada-do a Viacha igual saludo. Ballivián contaba más o menos con 4.000 hombres antes del inicio de la gran batalla.

A las 9 de la mañana el general Gamarra inició el ataque que por momentos parecía arrollar al ejército boliviano, sin embargo, gracias a las oportunas intervenciones de apoyo de las compañías de fusilería y de la caballería la victoria se fue volcando en favor del ejército boliviano.

Gamarra que de pronto se vio en el cen-tro de la batalla, muy nervioso dijo: “He asistido a cien batallas, y jamás he visto una lluvia semejante de balas”. A poco caía mortalmente herido por una bala y un balín. Ante esta situación los peruanos em-prendieron la retirada a las voces de “el Presidente ha muerto”. A las dos de la tar-de la victoria estaba sellada en favor del ejército boliviano y la independencia de la patria definitivamente consolidada.

Día de nuestro Himno Nacional

Hoy se recuerda el 169 aniversario del Himno Nacional, ya que el 18 de noviembre de 1845 fue interpretado por primera vez al frente del Palacio de Gobierno en oportunidad de celebrarse el cuarto aniversario de la Batalla de Ingavi, con participación alrededor de 90 instrumentistas pertenecientes a las bandas militares de los batallones Quinto, Sexto y Octavo, los cuales interpretan por primera vez la Canción Patriótica que así se llamó al estrenarse al mediodía.

El general José Ballivián advirtió la falta de una canción patriótica en razón a que la República no tenía un himno, pues las pequeñas bandas del Ejército ejecutaban piezas populares o repetían las marchas de los ejércitos españoles, pero ninguna alcanzaba a encantar a la población.

La letra del himno fue escrita por José Ignacio de Sanjinés, quien era jurisconsulto, legislador y poeta, nacido en Chuquisaca el año 1786. La música fue escrita por Leopoldo Benedetto Vincentti, de nacionalidad italiana, cuando este se encontraba de paso por Chile y fue invitado por el Presidente José Ballivían a Bolivia para elaborar y dar vida musical a las letras de Ignacio de Sanjinés.

Esa misma noche se estrenó el Himno Nacional en el flamante Teatro Municipal, al que se dieron cita el presidente de la República Gral. José Ballivián con su gabinete, autoridades prefectorales, municipales y público congregado.

Posteriormente, en el gobierno del General Manuel Isidoro Belzu, en 1851 mediante Decreto Supremo se oficializó el Himno Nacional de Bolivia y se mandó a imprimir para que fuera distribuido en las escuelas, que desde entonces se ejecuta y entona en todos los actos oficiales.

El Himno Nacional está reconocido por la Constitución Política del Estado en el artículo 6, parágrafo II, como uno de los símbolos del Estado, gozando la misma categoría que la bandera tricolor roja, amarilla y verde; el escudo de armas; la wiphala; la escarapela; la flor de la cantuta y la flor del patujú.

Por disposición del actual gobierno, todos los medios de comunicación al inicio y al final de las emisiones diarias, debe difundir las notas del Himno Nacional como un aporte a la creación de la coinciencia ciudadana sobre la atención que merece la Patria.

Para este martes se prevé actos centrales en Plaza Murillo para entonar el Himno Nacional en toda su extensión a cargo del Ministerio de Culturas, y como todos los años, durante el actual gobierno, la entonación en idiomas nativos.(ANF)

domingo, 16 de noviembre de 2014

La fuga de Coati en 1972 con una pelota de aliada



En 1981 se estrenó el filme Escape a la victoria, drama donde unos prisioneros huyen de un campo nazi tras jugar un partido de fútbol. Nueve años antes, en 1972, 72 presos bolivianos escaparon de la Isla de Coati, o de la Luna, engañando a sus guardias con una pelota como aliada.

Furia de los Andes se llama el libro que Eusebio Gironda, un perseguido político por la dictadura de Hugo Banzer Suárez, escribió para recordar el legendario escape de los 72 presos políticos bolivianos que se produjo el 2 de noviembre de 1972 desde la Isla de Coati, o de la Luna, que junto a otros campos formaba parte de los sitios a donde eran confinados los “rojos” o “comunistas”, como los militares llamaban a los hombres de izquierda.

Muchos de ellos eran torturados y varios desaparecieron. Un régimen de terror se había instalado a partir del 21 de agosto de 1971 en Bolivia, liderado por Banzer. Los militares habían iniciado una caza de brujas para dar con los conspiradores, entre ellos Gironda, dirigente universitario, quien junto a Froilán Aguilar Paredes, Alfonso Camacho, Fernando Alvarado, Jorge Sattori, Max Menacho y otros fueron llevados hasta la Isla de Coati.

Ese año, el entonces ministro del Interior, Adett Zamora había declarado: “En Coati están los delincuentes políticos más peligrosos. Coati es una cárcel inexpugnable, de allí no sale nadie”.

Alejados de Copacabana, escapar de Coati era casi una misión imposible por la distancia y por los militares desplegados en la zona, pero en noviembre de 1972 estos presos políticos protagonizaron el segundo escape más numeroso de prisioneros del mundo.

En 1964, unos 111 presos políticos uruguayos, llamados “tupamarus”, fugaron de la cárcel de Punta Carretas, entre ellos el actual presidente José Mujica. No obstante, la fuga de Coati fue de película. Gironda cuenta que, después de un intento fallido, solicitaron al gobernador de la cárcel, un tal coronel Burgoa, jugar un partido de fútbol con los guardias y que para ello habían conseguido un cordero de premio. “El encuentro permitiría anular de pronto a 11 guardias, que estarían ocupados en cuidar su valla, mientras los presos tomábamos la Gobernación”.

Así pasó, ese 2 de noviembre, mientras 22 hombres jugaban fútbol, David Villegas, Édgar Rivero, Gironda y Fernando Alvarado tomaron preso al Cnl. Burgoa. “¡Muchachos no hagan locuras! Al frente está un batallón del Ejército”, advertía Burgoa, pero igual fue reducido al grito de “¡Cayó Banzer! ¡La isla es nuestra!” Los 72 presos tomaron la cárcel y huyeron por Sampaya y de ahí a Perú hasta llegar a Cuba, donde fueron acogidos.

“La fuga de Coati tuvo repercusión internacional; afectó a la dictadura de Banzer, expuso la fragilidad de su gobierno y sometió a prueba la audacia de los evadidos”, resume Gironda.

El 6 de noviembre, el presidente de la Cámara de Senadores, Eugenio Rojas Apaza, reconoció la lucha democrática de los evadidos de la Isla de Coati.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Mare Nostrum


Desde que abrimos los ojos a la vida, añoramos las costas del Pacífico, arrebatadas por una guerra injusta y aunque no consideramos enemigos a quienes cometieron aquel acto en 1879, no por ello dejamos de buscar por todos los medios legales y pacíficos, el retorno de nuestra bandera tricolor a ese inmenso océano.

Siglos antes de que Bolivia proclame su Independencia de España, aquellos puertos de ingreso y salida al Pacífico pertenecían a los territorios de la Audiencia y por lo tanto, llevaban nuestro sello.

La arriería, que transportaba carga desde Potosí, es uno de los testimonios, junto a los antiguos mapas españoles, de que el Pacífico era Mare Nostrum . Nuestro mar, en cuyas playas después de 1825 y hasta 1879, ondeaba nuestra bandera.

Existe en la memoria histórica latinoamericana y europea, que en efecto, Bolivia fue dueña del extenso territorio y dueña también de los puertos ocupados desde fines del Siglo Diecinueve, por nuestro vecino, Chile.

En este específico contexto, la demanda marítima boliviana lleva en su contenido la decisión de continuar sometidos al enclaustramiento y por tales razones, el objetivo boliviano de retornar al Pacífico genera simpatía y se transforma en causa internacional.

Así es. La demanda marítima boliviana, ha roto en cierta forma la política de Chile y nuestro país, hoy capta la solidaridad mundial porque, sencillamente, el mundo sabe que las costas del Pacífico arrebatadas por Chile, deben volver a su legítimo dueño.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Beni: conmemoran gesta libertaria de Moxos de 1810

Autoridades del Beni recordaron el lunes la gesta libertaria indígena de Moxos de 1810, acto que se cumplió a los pies del monumento al cacique y héroe nacional Pedro Ignacio Muiba.
"Fue un hombre que supo luchar por nuestra emancipación sin importarle la vida, no le importó el tamaño del enemigo", destacó el corregidor del Cabildo Indigenal de Trinidad, Bernardo Muiba.
La rebelión indígena liderada por Pedro Ignacio Muiba, José Bopi, Gregorio González y otros que se alzaron contra el dominio español tuvo como escenario las poblaciones de Loreto y Trinidad.
De acuerdo a datos históricos, el rebelde Pedro Ignacio Muiba fue capturado a fines de enero de 1811 en momentos cuando lanzaba una proclama a su pueblo; luego tomado preso y sentenciado a muerte sin derecho a justificativos.
En reconocimiento a su lucha la Asamblea Legislativa del Beni aprobó la Ley 003/2010 que declara feriado departamental con suspensión de actividades públicas y privadas el día 10 de noviembre de cada año.
"Para el hombre y la mujer beniana es el símbolo de la reivindicación cultural, étnica; en esa dinámica estamos presentes en esta actividad", dijo el director distrital de Educación de Trinidad, Valentín Roca.
Autoridades locales y departamentales, así como las Fuerzas Armadas acantonadas en Trinidad, depositaron ofrendas florales y desfilaron en homenaje a esta fecha histórica.

10 de noviembre de 1810 La fundación de la Villa Imperial

La ciudad de Potosí, hoy capital del departamento del mismo nombre, no se fundó como las otras ciudades coloniales del Alto Perú, levantando un acta y con trazado regular, sino que nació por el desordenado agrupamiento de viviendas de los mineros que acudían al cerro.

Las minas de plata, cuyo descubrimiento dio pie a muchas leyendas, fueron la base para el establecimiento de la ciudad de Potosí, a los pies del Cerro Rico.

Fue fundada el 1 de abril de 1546 por Juan de Villaroel, los capitanes Diego de Centeno y Santandia y el maestre de campo Pedro Cotamito. A Juan de Villaroel se le confirmó como descubridor del cerro y fundador de la Villa de Potosí por el rey de España Carlos V, mediante cédula de 28 de enero de 1547, en la que además se le concedió a la naciente población el título de Villa Imperial y se le designó el escudo de armas que debía servirle de blasón.

Después de su fundación, la ciudad comenzó a crecer desordenadamente, a medida que llegaban aventureros y forasteros atraídos por la fabulosa riqueza de las minas del Cerro Rico. Hacia 1560, Potosí se había convertido en una de las ciudades más prósperas e importantes del nuevo mundo y su población de entonces (unas 160 mil personas) se dice que superaba a las de París o Londres.

Potosí fue la posesión más preciada de la corona española. Sus minas producían ingentes cantidades de material que sirvieron para enriquecerla y consolidar su expansión en los territorios del nuevo mundo.

Su actual arquitectura colonial es apenas un pálido reflejo de la importancia que tuvo en los siglos XVI y XVII. Potosí vivía en tal opulencia, que la hacía la ciudad más cara y fastuosa del virreinato del Perú.

Teatros, mercados con productos de todo el mundo, comercio interior intenso, forasteros y aventureros, prostitución y juego eran la atmósfera habitual de esta gran metrópoli minera, que con los años vio decaer su importancia y riqueza. Empero todavía la explotación minera, especialmente de estaño y tungsteno, es una de las principales actividades del departamento.

En 1987, Potosí fue declarada por la Unesco, Patrimonio Cultural de la Humanidad, sin embargo este año ingresó en la lista de riesgo debido a los deslizamientos y derrumbes que sufrió el Cerro Rico.



PRESTIGIO

Potosí gozó de inmenso renombre durante la colonia por las ingentes cantidades de plata descubiertas en el Cerro Rico.



LEYENDA

1545

Cuentan que el indio Diego Huallpa andaba por el cerro buscando a unas llamas perdidas y, al arrancar unas matas de paja brava, encontró una rica veta de plata nativa. Otros dicen que debido al intenso frío, encendió una fogata, cuyo calor fundió el mineral y aparecieron hilos de plata pura chorreando sobre la tierra. Huallpa dio aviso a Juan de Villaroel, quien junto a otros españoles se asentaron en el lugar, en las faldas del Sumaj Orcko.

Símbolos potosinos, creación de la bandera

La creación de la actual bandera Potosina es sin lugar a dudas una de las manifestaciones más elocuentes e históricas que registra los anales de la Villa Imperial.

Fue creada por resolución de fecha 24 de octubre de 1940 e inaugurada oficialmente el 10 de noviembre del mismo año, mediante Ordenanza Municipal No. 032/40, firmada y refrendada por el entonces alcalde municipal de Potosí, Wálter Dalence Morales, junto al Oficial Mayor de la Comuna don José María Salinas Careaga.

Diseñada en base al primer estandarte español que fue paseado por importantes ciudades de América a partir de 1492, mostraba los colores rojo y blanco diagonalmente dispuestos en los cuatro cuarteles de su formación heráldica. Ese estandarte había sido enarbolado victoriosamente por vez primera en la antiquísima ciudad de Granada, cuando los Reyes Católicos conquistaron este último baluarte de los moros en España en 1492.

Este emblema de realeza cruzó el inmenso Océano, para llegar a la isla de los siboneyes y estar en el puerto de San Salvador de la actual Cuba el 27 de octubre de 1492.



ESCUDO DE ARMAS DE POTOSÍ

Su escudo data del tiempo de la colonia, otorgado por Célula Real por el Rey de España en 1636 a la Villa Imperial de Carlos V ; está representado en un solo cuartel y en la parte externa como reborde se lee: “Cesaris potentia pro regis prudentia iste exelsus mons et argentus orbem debelare valent universum” . En la parte central están a ambos costados dos pilares blancos rodeados de una cinta celeste y por encima en la parte superior una corona real de los monarcas de España que gobernaron esa época. También están las alas gigantes y abiertas de un águila que sostiene en su parte delantera otro escudo pequeño cuartelado, que está sostenido por una cadena dorada que en la parte inferior está colgada una oveja en actitud de ser transportada. En el escudo central dividido en cuatro cuarteles se observa el símbolo de la realeza española representada en los dos cuarteles superiores, a la izquierda un castillo y la derecha un león, sobresaliendo del centro encerrado en un óvalo el cerro Rico de Potosí y abajo a la izquierda el león y a la derecha el castillo.