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martes, 30 de septiembre de 2014

Francisco de Argandoña Primera misión diplomática boliviana en Rusia y Alemania 1

La historiografía actual que estudia las relaciones internacionales de Bolivia, describe que el establecimiento de relaciones diplomáticas entre nuestro país y Rusia, datan desde el 18 de abril de 1945 2, cuando mediante un intercambio de notas acontecido en Washington D. C., Bolivia y la extinta U. R. S. S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), tuvieron un acercamiento diplomático. Sin embargo, no fue así ya que el origen de las relaciones fueron iniciadas a fines del siglo XIX, cuando Bolivia acreditó como E. E. y Ministro Plenipotenciario al Príncipe de La Glorieta don Francisco de Argandoña, ante la corte de Nicolás II.

Sobre Francisco de Argandoña es necesario mencionar, que todavía no se ha escrito una biografía detallada. Sin embargo, el clásico escritor Roberto Querejazu, describe: “era nacido en Potosí. Se casó con Clotilde Urioste de la sociedad chuquisaqueña. En 1874, cuando las acciones de la ‘Compañía Huanchaca’ tuvieron cotizaciones altas en las bolsas de valores de Santiago y Valparaíso, su hermano Manuel, su hermana Candelaria de Rodríguez y su cuñado Aniceto Arce, vendieron buena parte de los títulos que habían heredado de su padre. Él retuvo el total de lo que poseía. En los años siguientes vino la ‘boya’ de la mina y las acciones se cotizaron a precios aún más altos. Francisco Argandoña resultó millonario… el matrimonio no tuvo hijos, pero don Francisco y doña Clotilde tenían mucho cariño a los niños, dedicaron parte de su fortuna a socorrer a la infancia desvalida, particularmente a los huérfanos. Fundaron y sostuvieron dos orfelinatos en Sucre. Por esta su obra humanitaria y por una importante contribución pecuniaria a las arcas del Vaticano, el Sumo Pontífice, León XIII, los condecoró y les otorgó el título romano de Príncipes de La Glorieta, por bula de 28 de diciembre de 1898. En 1903, fundó el ‘Banco Argandoña’ con oficinas en Sucre y Potosí” 3.

En 1891, inició su vida diplomática, cuando se encontraba residiendo en París (Francia). En ese sentido, fue nombrado E. E. y Ministro Plenipotenciario ad honorem ante el gobierno francés. Desde el inicio de su gestión Argandoña, desempeñó con mu-cho esmero sus funciones diplomáticas siendo también Jefe del Cuerpo Consular de Bolivia acreditado en Europa, es decir regente de los cónsules en Alemania, Aus-tria, Bélgica, España, Francia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Italia, Holanda, Portugal, Suecia, Noruega y Suiza. Pero en 1898, Argandoña recibió la orden de trasladarse a Berlín (Alemania) y San Petersburgo (Rusia) con la intensión de establecer relaciones diplomáticas. De esta manera, el citado diplomático bolivia-no inicio su viaje hacia Berlín, en el mes de julio de dicho año.

Tras un corto recorrido en tren, el 11 de julio acompañado por el Secretario de la Legación de Bolivia en París, Darío Gutié-rrez, llegaron a Berlín. Al no encontrarse allí el Káiser Guillermo II, porque se en-contraba de viaje en Noruega, se dirigieron el 17 de julio a San Petersburgo, arribando al día siguiente a la capital Rusa de esa época.

Al llegar, lo primero que realizaron fue solicitar audiencia con el Ministro de Re-laciones Exteriores Conde de Muraview que le fue concedida el 27 del mismo mes. Pero los diplomáticos bolivianos procedie-ron al margen del derecho internacional de la época al tratar de negociar el estableci-miento de relaciones sin haber solicitado la consulta previa de aceptación de manera oficial del jefe de misión. Por lo tanto, el canciller ruso procedió y sugirió al diplo-mático boliviano: “es forzoso que el go-bierno Bolivia manifieste a S. M. el deseo de cultivar relaciones diplomáticas. Una vez dado el consentimiento de su majestad el Ministro de Bolivia podría ser reconoci-do de carácter oficial” 4. Esto quebranta-ría el objetivo boliviano.

En ese sentido, Argandoña buscó otros caminos para llegar a la Corte Imperial del Zar, tras un largo sondeo fue apoyado por el Príncipe Ouroussoff, embajador del Im-perio de Rusia en Francia, quien influenció a que el 5 de agosto, tuviera otra reunión con el Canciller ruso, quien le comunicó que el 9 de agosto de 1898, sería recibido por el emperador Nicolás II, en Peterhoff, residencia de verano del Zar. Sobre esto escribió Argandoña: “Salí de San Peters-burgo en el tren de horas 10 a. m. y llegué a Peterhoff a las 10, 47 a. m. de la estación fui conducido en carruaje de la corte a un palacio en el que fui hospedado, el mismo donde fueron recibidos como huéspedes, hace pocas semanas S. A. R. el príncipe de Bulgaria y S. M. el rey de Rumania sucesi-vamente. Después de tomar el té en el sun-tuoso departamento que se me había desti-nado, pasé con mis ilustres acompañantes a la Villa Imperial Alejandría donde se ha-lla el palacio de S. M.

A las 12 me fue honroso presentar mis respetos a los Augustos Soberanos y entre-gar a S. M. el emperador, la Carta Autó-grafa del señor Presidente de Bolivia que me acredita en el carácter de Enviado Ex-traordinario y Ministro Plenipotenciario. Después del cambio oficial de las frases de estilo para la entrega de ese documento, S. M. me dijo palabras muy expresivas en favor de Bolivia y de su Gobierno y me hi-zo varias preguntas acerca de mi país.

Pasada esa breve ceremonia fui nueva-mente conducido al Palacio a que he he-cho referencia donde almorcé, siempre en compañía de S. E. el Príncipe Dolgorouky y el señor Director de Ceremonias. Estos mismos personajes se dignaron acompa-ñarme hasta San Petersburgo por el tren de 1, 52 p.m.” 5. De esta manera, concluyó la primera misión boliviana en Rusia y el establecimiento de relaciones diplomáti-cas.

Por otro lado, el príncipe de La Glorieta, permaneció en la capital rusa por unos días, luego viajó a Alemania a presentar sus Cartas Credenciales al Káiser Guiller-mo II. Tras esperar un mes, el 5 de octubre de 1898, presentó sus Cartas Autógrafas en el Palacio de Potsdam, a dicho monarca del cual anotó: “Su majestad usó frases muy expresivas en favor de Bolivia y de la unión que va a establecerse entre ambos países con motivo de esta misión diplomá-tica” 6.

Posteriormente, Argandoña viajó a Italia, donde no pudo presentar sus Cartas Cre-denciales ya que existía un conflicto entre la Corte Real Italiana y la Santa Sede. Al poco tiempo el diplomático boliviano re-gresó a París, a continuar cumpliendo sus funciones diplomáticas, pero en el año 1900, fue destituido por el nuevo gobierno liberal encabezado por el presidente Gral. José Manuel Pando (1899 - 1904).

A modo de conclusión, podemos decir que la misión diplomática encabezada por Francisco de Argandoña, en los citados países fue célebre ya que fue generado por iniciativa propia boliviana y demuestra un cambio estructural en la política exterior de nuestro país de fines del siglo XIX. Posteriormente, las relaciones entre Boli-via y Rusia fueron interrumpidas por la distancia geografía, consecutivamente ideológica y la ausencia de intereses comunes hasta 1945. Por otro lado, las relaciones entre Bolivia y Alemania se desa-rrollaron con mucho éxito sucesivamente, a inicios del siglo XX: “el 22 de julio de 1908 el Imperio Alemán y Bolivia firmaron en La Paz un Tratado de Amistad y Comercio. La clausula fundamental de este tratado era la de la nación más favore-cida, a la cual hacía referencia el tercer artículo. En realidad, este tratado sancionó una situación que de hecho existía desde hacía por lo menos una década. El convenio fue ratificado por ambas partes en 1909. De acuerdo con lo estipulado en el último artículo, debía quedar en vigencia durante 10 años a partir de su ratificación. La ruptura de relaciones diplomáti-cas por parte de Bolivia en 1917 conllevó su abrogación dos años antes de lo convenido” 7.

MÁS DE 40 EXPERTOS DEBATIRÁN SOBRE LA HISTORIA DE LA PAZ

El Congreso Municipal de la Historia de La Paz: "Markas, Tambos y Waqas, los caminos de la Memoria del Valle de La Paz-Chuquiago Marka" reunirá a mas de 40 expertos para indagar el pasado sobre la historia oficial de La Paz. La comisión de investigación debatirá del 21 al 23 de octubre en el Teatro Modesta Sanginés de la Casa de la Cultura, desde las 10.00.

La actividad es parte del programa Octubre Patrimonial, cuyo objetivo es sensibilizar e involucrar a la población en la corresponsabilidad de salvaguardar, valorizar, promocionar y difundir el patrimonio cultural paceño.

El congreso se planificó después de la presentación del libro Tras el oro de Chuquiabo... en busca de un tiempo olvidado, de Juan Francisco Bedregal, que indica que los primeros pobladores llegaron 15 años antes de la fundación de La Paz, en 1548.

El pasado. De acuerdo con la directora de Patrimonio Cultural y Natural, Ximena Pacheco, en el congreso participarán alrededor de 40 expertos de reconocida trayectoria local y nacional, además de dos a tres extranjeros. Habrá ponencias continuas a lo largo de tres días, "de tal manera que la gente pueda conocer sobre aspectos que hacen a la historia de la ciudad y a la época de la fundación".

El texto del investigador Juan Francisco Bedregal, presentado en febrero de este año, plantea que la fundación formal de la ciudad en 1548 fue un "hecho tardío", ya que asegura que el barrio de Churubamba fue el recinto que alojó en el siglo XVI a varios españoles entre ellos, al cronista Pedro Sancho (1533), a Francisco Pizarro, Pedro de Valdivia y otros de su entorno inmediato en 1540, además del capitán Alonso de Mendoza en 1548 y al cronista Pedro Cieza de León en 1550. Ello demuestra que hay un pasado que se origina en la época prehispánica.

Por ello, el congreso tendrá el objetivo de plantear otro tipo de hipótesis en relación a la historia.

Producto del encuentro se tendrá una publicación "que sintetice todo esto y que dé pie a que se vayan realizando otros congresos posteriores. Que éste sea el inicio de una serie de actividades que tienen que ir discutiéndose y conversándose en la ciudad".

Mary Money (encargada del archivo histórico), Fernando Cajías y Carlos Lemuz son algunos de los participantes del congreso que, inicialmente, tendrá cuatro de mesas de investigación: histórica, sociológica, arqueológica y antropológica, además de otra referida al contexto urbano.

Catalogación de bienes del cementerio. Cementerio, el Panteón del Cementerio General de Nuestra Señora de La Paz es una publicación que recupera todos los elementos que hacen a los bienes que alberga el camposanto. Como patrimonio, una de las acciones para la sensibilización y su salvaguarda es que la gente conozca que es lo que se alberga en el lugar, por lo que la publicación comprende cada una de las fichas de catalogación del cementerio. El texto será entregado a las bibliotecas municipales.

El montículo será patrimonio. Autoridades de la comuna preparan el proyecto de puesta en valor y recuperación del espacio patrimonial de la Plaza-Mirador "El Montículo", además de una declaratoria al espacio como patrimonio cultural. El martes 28 de octubre también se presentarán las obras de restauración de la portada de piedra de 1776, de la Fuente de Neptuno y el mobiliario del mirador.

El mirador "El Montículo" será declarado patrimonio urbano, paisajístico e histórico del Municipio de La Paz.

PROGRAMA DE OCTUBRE

La agenda de octubre se enfocará en resaltar el patrimonio paceño.

ACTIVIDADES

> Viernes 3: Una noche en el Cementerio. 19.00 a 24.00.

> Martes 7: Condecoración a Radio Fides en ocasión de los 75 años de su fundación. Palacio Consistorial a las 10.00.

> Viernes 10: Conferencia "Valorización de la Cueca Paceña". Biblioteca Municipal a las 15.30.

> Viernes 17: Entrega de la Plaza a la "Madre Boliviana", calle José María Aguirre Achá, Zona de Calacoto a las 11.00.

> Lunes 20: Difusión de la Cueca Paceña. Plaza Mayor de San Francisco a las 10.00.

> Martes 21 al jueves 23: Congreso Municipal de la Historia de La Paz. Casa de la Cultura a las 10.00.

> Lunes 27: Presentación de las publicaciones: Cementerio General, El Panteón de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, Patrimonio Histórico y Cultural; El Aporte Alemán en la Historia de la Ciudad de La Paz; y La Gastronomía Paceña en el Tiempo. Palacio Consistorial a las 10.00.

> Martes 28: Recuperación de la Plaza-Mirador "El Montículo". Declaratorias DE patrimonio Cultural al mirador y patrimonio Inmaterial a "Las Flaviadas". Presentación de las obras de restauración de la Portada de Piedra de 1776, de la Fuente de Neptuno y mobiliario del mirador "El Montículo".

> Jueves 30: Entrega de la plaza Yolanda Bedregal. Calle 5 de Irpavi a las 10.00/

Presentación del proyecto: "Recuperacion y mejora de la imagen urbana patrimonial de la calle Evaristo Valle". Calle Evaristo Valle, a las 19.00.

> Viernes 31: Entrega del monumento a Eduardo Abaroa. Puente Abaroa, a las 11.00.

> Miércoles 29: Declaratoria de Patrimonio Histórico y Cultural al Cementerio Judío. Calle Esteban Arce, Macrodistrito San Antonio, a las 11.00.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Tarabuqueños recrean la batalla de Jumbate

Con el objetivo de recuperar la historia y mostrarla a los turistas nacionales y extranjeros, el Municipio de Tarabuco recreó la batalla de Jumbate de 1816 en la que los yamparas derrotaron a las tropas españolas; además mostró su riqueza cultural a través de la danza del pujllay, los tejidos y la gastronomía.
En la zona de Mesana Pampa, muy cerca de la población de Tarabuco, unas 70 personas fueron las encargadas de recrear, ayer, la batalla de Jumbate, momento histórico en el que los yamparas vencieron a los españoles y luego comieron sus corazones, por ello, fueron denominados los “sunqu mikus”.
“En la última batalla de Jumbate de 1816, que se llevó acabo en este lugar estratégico, las tropas españolas dispararon hasta que se les acabó las armas y posteriormente bajaron los tarabuqueños con furia a aniquilarlos con ondas y macanas”, rememoró el director de Turismo del Gobierno Municipal de Tarabuco, Juan Carlos Núñez.
La actividad, organizada por la Alcaldía de Tarabuco con motivo del Día Internacional del Turismo, comenzó con una caminata al lugar donde se puede apreciar, en lo alto de una roca, el perfil del tarabuqueño de Jumbate.
Los turistas, entre ellos, los estudiantes de la Carrera de Turismo de la Universidad San Francisco Xavier, también pudieron visitar las cuevas, caminar por la senda turística y apreciar el paisaje que rodea a Tarabuco, población distante a 60 kilómetros de Sucre.
A lo largo del recorrido y en la misma población, los turistas también pudieron degustar la comida típica de la región y apreciar los tejidos elaborados a mano.
“Esta no será la única demostración de la batalla de Jumbate, vamos a organizar otras que ya lo haremos conocer con anticipación”, manifestó Núñez, al señalar que Tarabuco seguirá apostando por el turismo y que uno de sus objetivos es que la UNESCO declare al Pujllay Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.

El Pujllay

El Pujllay de la cultura Yampara es candidato a la declaratoria de Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)

Chuquisaca festeja 476 años de su fundación

Sucre y Chuquisaca quieren volver a celebrar con fuerza el 29 de septiembre como fecha de su fundación en 1538, a partir del Gobierno Municipal que organizó una serie de actos cívicos, y el Gobierno Departamental que declaró feriado con suspensión de actividades. Anoche, la serenata no se realizó debido a la lluvia.
Tras 26 años en los que Sucre dejó de celebrar la fecha de su fundación, debido al debate entre dos corrientes de historiadores que propugnaban fechas distintas y que luego, en los últimos años fue festejada tibiamente, el 29 de septiembre, hoy se retoma la celebración con mayor entusiasmo.
“En 1988 debía haberse celebrado los 450 años de fundación de la ciudad de la Villa de La Plata, hoy Sucre; sin embargo, surgieron algunos debates, con hipótesis valederas, pero a partir de ese año se interrumpió la celebración del 29 de septiembre”, recordó el ex director del Archivo Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB) Joaquín Loayza.
A raíz de que no existe el acta de fundación de la Villa de La Plata, en 1988, surgió la tesis del historiador Gunnar Mendoza que afirmaba que la ciudad fue fundada el 16 de abril de 1540 frente a la afirmación de la Sociedad Geográfica de Historia Sucre liderada por Hugo Poppe Entrambasaguas que defendía el 29 de septiembre de 1538, aunque hay otras fechas descritas por los cronistas de la época.
“Era una discusión antigua, en realidad este debate se presentó ya en 1938 cuando se celebraba los 400 años, porque lamentablemente no existe un documento que haga plena evidencia sobre la fundación. Se cree que esa documentación fue destruida en uno de los sucesos ‘revolucionarios’ del siglo XIX cuando se quemó el archivo del Cabildo, lo que ahora es la Alcaldía y desapareció mucha documentación importante de la época colonial”, señalo Loayza.
Mientras tanto, las actuales autoridades locales decidieron reavivar el civismo en los sucrenses, y para ello, lanzaron un programa de festejo de los 476 años que hoy se iniciará a las 7:30 con la iza de la bandera en la puerta de la Alcaldía; luego, a las 8:00, en la Catedral Metropolitana, se celebrará la solemne misa Te Deum, y a las 9:00, está previsto el desfile cívico, institucional, militar y policial en la plaza 25 de Mayo.
Por la tarde, a las 18:00, en la Casa de la Libertad, el Concejo Municipal celebrará una sesión de honor, y a las 20:00, en el Salón Rojo del Palacio Consistorial habrá un cóctel de honor.
Para garantizar la participación de la población en el desfile y otros actos de celebración, la Gobernación decretó feriado departamental; además dispuso el embanderamiento de la ciudad.

Programa

7:30 Izamiento de banderas
8:00 Misa Te Deum
9:00 Desfile cívico
18:00 Sesión de honor
20:00 Cóctel de honor

MONUMENTOS COCHABAMBINOS DEL PASADO  Cines y teatros de antaño

Relato del pasado. Las diferentes construcciones forman parte del patrimonio histórico de una ciudad. Muchas de ellas quedaron en el recuerdo y solo se las conoce por fotos o historias.

Me había situado en una de las butacas más alejadas del escenario, pues la gente no había llegado aún y por alguna extraña razón me invadió el sueño.

Dormí por algunos minutos y cuando desperté estaba un sujeto junto a mí, comenzó a hablarme como si me conociera de toda la vida. —Éste se llamó por primera vez el Teatro de la Unión Panamericana— me dijo, mientras repasaba con los dedos una vieja fotografía del Teatro Achá.

Me extendió la mano y me invitó a dar un paseo. Como no había nadie acepté y nos adentramos en un viaje sorprendente por el tiempo y la historia con la imaginación apostada como un gran letrero en cada edificio y cada fachada del casco viejo de la ciudad.

El centro estaba curiosamente desierto de gente y de tráfico. —Ha cambiado la ciudad— musitó.

9 de agosto de 1864, dijo con seriedad, y de repente un grupo de gente (entre ellos muchos soldados) ocuparon el gran salón principal. No te preocupes me dijo, están aquí para probar la resistencia de las butacas y la tarima ante el futuro alto tráfico que se pronosticaba para los años venideros en esta estructura de lo que fue en otro tiempo la iglesia de San Agustín.

Este sería el primer gran intento que advertía un movimiento cultural fluido para una sala que hasta hoy adorna y engalana la ciudad, el Teatro de la Unión Panamericana, hoy José María de Achá.

Salimos del edificio y caminamos hasta encontrarnos con la fachada del antiguo salón del Club Social. Aquí funcionaba uno de los primeros biográficos de Cochabamba, —me dijo— una de las primeras salas de cine que desde 1912 se conocían como el Biográfico París; aquí se proyectaron las primeras películas en blanco y negro que llegaban a Sudamérica, con sonido orquestado en vivo.

Entonces pude escuchar claramente el retumbar del eco de la historia que invade toda la calle General Achá, pude sentir el tumulto atiborrado en la puerta de entrada, de jóvenes parejas ansiosas por dejarse llevar a la fantasía de la imagen en movimiento, toda una novedad para inicios del siglo XX.

Hoy el teatro está deteriorado, el abandono ha carcomido su estructura, pero la esencia de su pasado deja entrever las pasarelas de la entrada, el pequeño kiosco de venta de taquillas y las butacas semi destruidas al fondo.

Si uno presta atención, puede escuchar el son de las zarzuelas muy populares en ese tiempo, el aplauso de la

audiencia expectante que desborda entusiasmo y el halo místico de la vida bohemia de los artistas que llegaban en caravanas desde muchas partes del mundo, hasta la llajta.

Este cine tuvo muchos nombres, incluso y porque generaba gran expectativa y mucha afluencia de los amantes del espectáculo, instaló una sala sucursal en Cala Cala, llamada Cine Princesa, luego le dieron el nombre de Cine Olimpo. Allí, se presentó una de las primeras películas sonoras en castellano llamada “Por una mujer”.

Caminamos hasta la calle Sucre hasta la 25 de Mayo. Mi acompañante recordó los primeros letreros luminosos anunciando la llegada de elencos teatrales y de zarzuela, operetas de renombre internacional y cantantes famosos. Estos se presentarían con carteleras rimbombantes coladas en la entrada del Gran Ritz, un antiguo Teatro Escolar.

Toda la manzana era un teatro, donde ahora se ubica el mercado 27 de Mayo, —habló con nostalgia— se presentaron grandes concertistas y se estrenaban las películas como primicia en Cochabamba. Un estreno siempre fue noticia de primera plana en los periódicos de ese tiempo. Ahora solo quedan resabios de lo que el Gran Ritz entregó a la población por más de 30 años desde 1939.

Luego éste se denominó Cine Aguirre en homenaje al escritor y político cochabambino Nataniel Aguirre. Fue ambiente de la antigua Casa de las Educandas, conocida en el período colonial con el nombre del “Beaterio”, hacia 1769; era una casona de dos plantas con dos patios, con una capilla anexa al Norte y un gran espacio abierto posterior al este, en las calles Jordán y San Martín, conocido como “La Carbonería” y que posteriormente se convertiría en la parte fundamental del Mercado 27 de Mayo.

En 1978 y gracias a la influencia de la arquitectura moderna en la ciudad, se ejecutaban obras de mejoramiento. El proyecto terminó comprometiendo el local del Cine Teatro Aguirre.

Así, sin mucha reflexión y producto de la improvisación, se procedió a la demolición del Cine Teatro Aguirre, un edificio hermoso, típico de los años 30, ahora transformado en un sector de expendio de comidas y refrigerios.

Caminamos hacia donde ahora está el edificio de Telecomunicaciones y el Correo, se alzaba la estructura monumental del gran Cine Teatro Rex que estuvo sometido a las eventualidades del funcionamiento; y en agosto de 1945, la solicitud de la construcción de un nuevo edificio, significó su cierre, argumentando el riesgo de seguridad para el edificio postal, situación que ya se había advertido en el incendio del Correo en 1957 cuya consecuencia tuvo efectos destructivos.

El incendio y otras situaciones económicas terribles a las que se sometió, provocaron la decisión de demolerlo. Pese a las condiciones de deterioro que presentaba, se mantuvo en funcionamiento hasta 1972.

Caminamos sin rumbo por un momento, mientras me contaba sobre el asombro y la expectativa de la nueva tecnología para cine que llegó a Bolivia. El Cine Roxy fue la primera sala cinematográfica proyectada para este fin, albergaba aproximadamente a trescientas personas. Después de casi siete años en que se exhibieron películas y escasos eventos teatrales, la noche de un martes 5 de agosto de 1947 el Cine Roxy sufre un incendio que destruye casi toda la sala.

Avanzamos por la Avenida Heroínas y llegamos al Palacio de Culturas, allí, en noviembre de 1941, se anunciaba la construcción de un nuevo teatro en el antiguo solar perteneciente al Convento de Santa Clara. Para ello se realizó una excavación en la que encontraron huesos humanos, pues ese terreno fue un cementerio.

Llegamos a la esquina de la calle España y avenida Heroínas, hasta el Cine Víctor que en sus buenos tiempos fue uno de los primeros cines que modernizó la exhibición de las películas, que hasta ese entonces utilizaban un erán pequeño con un formato reducido que fue sustituido por otro sistema amplio y panorámico denominado “Cinemascope” otra gran novedad que se quedó en el olvido.

El Cine Capitol fue una excepción, desde su inauguración en noviembre de 1953 fue escenario de muchos elencos teatrales que nacieron y maduraron gracias al aplauso de los cochabambinos. En los siguientes años, este edificio estuvo en situación confusa que derivó en un largo abandono y deterioro de sus instalaciones y después de varias gestiones fue remodelado en 2012, una sala para espectáculos y eventos culturales que además ha permitido la preservación de un edificio emblemático de la arquitectura local de los años 50.

El misterioso guía de este viaje por la historia sacó un viejo periódico de su bolsillo y me señaló una noticia del 10 de noviembre de 1960 que anunciaba la apertura del Cine Teatro Ópera con una inusual pantalla de 140 metros cuadrados, además de una sofisticada instalación de luces y sonidos, ventilación y salidas de escape, que sin duda la hacían la más moderna y confortable en ese tiempo.

Entramos allí, me invitó a sentarme y me dijo: aún hay mucho terreno por aprovechar y hacerse cargo de esto, después de todo somos los actores de la vida y estamos en el teatro.

Muchas voces al unísono parecían llamar a la memoria de aquellos espacios que albergan emociones que replican los aplausos todas las veces que el artista sube al escenario y sonríe a su publico, porque sabe que su existencia se debe a los cientos de ojos que le observan crecer bajo la luz de los reflectores en una de tantas salas de teatro. Desperté de mi sueño, conforme, ya no estaba mi guía y acompañante, pero la sala estaba repleta de gente ansiosa; cómo no, era noche de teatro y el espectáculo iba a comenzar.


domingo, 28 de septiembre de 2014

¿Quién fue Guamán Poma?


Guamán Poma de Ayala fue un indígena nacido probablemente en el pueblo de Sora o Lucana, cercano a Ayacucho y desde joven hasta su ancianidad, dedicó su vida a trabajar en el más grande testimonio anticolonial del Siglo XVII. El escrito también fue contrario al incanato en algunos aspectos. La obra titula: “Nueva crónica y buen gobierno”, de eminentes principios anticolonialistas, fue conocida aproximadamente en 1615.

Conocido por sus estudiosos, como el “Indio Lucana” , “El indio Sora”, Guamán Poma de Ayala escribió e ilustró su obra cuyo contenido es severamente crítico, anticolonial y en particular contra los sacerdotes inescrupulosos, los corregidores y en fin, toda la cadena de autoridades españolas que habían sometido al Imperio Inca en 1535 al mando de Francisco Pizarro.

En las hojas de “Nueva crónica y buen gobierno” se saborea cómo vivían españoles y en qué estado sobrevivían los indios sometidos a la Colonia.

El castigo en el Imperio Inca

La visión indigenista de un Imperio Inca casi intachable, benefactor, desinteresado, amante de su gente y de los pueblos “conquistados”, como nos lo pintaron algunos cronistas de la Colonia influenciados por la obra del Inca Garcilaso de La Vega, va cediendo espacio a una imagen diferente, más humana y más cercana a la realidad.

El indio escritor y dibujante Guamán Poma, que recorrió el antiguo Perú a pie o en su fiel caballo Guía, acompañado en oportunidades por su hijo Diego y sus dos perros, nos ha legado en su obra “Nueva Crónica y Buen Gobierno” concluída en 1615, una disección de lo que fuera el imperio de los incas.

Sin dejar de apuntar el acierto en la organización del imperio andino, ni desconocer leyes que protegían a los súbditos; sin ocultar su orgullo por las obras de ingeniería en la construcción de templos, caminos, puentes. Sin retacear admiración por los canales de riego y el avance de las ciencias de la época, Guamán Poma de Ayala relata con fidelidad los errores y los horrores cometidos en nombre de la supuesta divinidad de los Hijos del Sol.

En la original crónica, ilustrada con prolijidad por el autor, surge una especie de denuncia histórica, reiterativa, cuando Poma se refiere a los castigos infligidos a hombres, mujeres y niños e incluso, contra caciques y mandones. Pese a que el singular cronista añoraba y defendía ante la Corona el derecho de los pueblos incas a su libertad, Guamán Poma como historiador supo cumplir su misión al mostrarnos la otra face de la moneda: La crueldad de los castigos corporales.

Incanato escribió que “todo era felicidad y fiesta” y que ya sometidos como parte del sistema, “por temor no se alzaban contra el Inca, a pesar de que habían descendientes de los reyes antiguos que eran más que él. Por este miedo callaban”

FALSIFICACIÓN DE LA HISTORIA

Uno de los sistemas de opresión ideológica fue la falsificación de la historia anterior a los incas de manera que estos superhombres se convertían en el principio y el fin de las ideas políticas y de la cultura. Fuera de ellos, no existía organización social ni Estado. El mestizo Inca Garcilaso de la Vega repite en su obra “Historia de los Incas” esa concepción antihistórica.

Según el imperio, las poblaciones andinas antes de ser dominadas por los incas, vivían en estado salvaje y en supina ignorancia. Sometidos los indios de otras etnias, gracias a la sabiduría inca ganaron el título de seres humanos.

Hoy se sabe que por mandato y conveniencia de Pachacútec Inca Yupanqui, aquella mentira histórica, conocida como la “historia oficial de los incas”, fue impuesta por la fuerza a lo largo de años y borró de la mente de los pueblos sometidos, la verdadera historia de las comunidades precolombinas.

Ese atentado moral, ético y psicológico que robó a las poblaciones sus verdaderas raíces ancestrales, creó una gran laguna en la mente de los nativos. Las consecuencias son arrastradas y las sentimos aún hoy en día, cuando etnias como la aymara por ejemplo, no saben explicar su origen histórico aceptando como único punto de referencia histórica, al supuestamente bondadoso y equitativo imperio de los incas, como nos asegura Felipe Quispe, ideólogo trasnochado del retorno al idílico y supuestamente justo Imperio Inca.

LOS ESPÍAS MITIMAES

Colonias enteras de habla quechua, pertenecientes al antiguo Imperio de Perú, fueron trasladados a tierras lejanas. Tal es el caso de quechuaparlantes que viven en nuestros días en las zonas eminentemente aymaras. Amarete, comunidad cercana al pueblo de Charazani, es un ejemplo viviente.

Poma de Ayala dice que esas colonias quechuas trasladas a tierras conquistadas por los incas, “eran veedores”, encargadas de que se cumplieran las leyes. Es decir, representaban muchas veces la autoridad inca y como es de suponer, espiaban los actos de la comunidad. Al primer síntoma negativo, comunicaban al Cusco lo que sucedía. La respuesta no se dejaba esperar: castigos ejemplares y hasta la muerte.

TERROR Y GOBERNABILIDAD

El terror fue uno de los recursos sicológicos mas utilizados por los incas para afianzar la gobernabilidad del Imperio. Tras el simpático “ama sua, ama khella, ama llulla” se escondían terribles normas contra los infractores. Numerosas vasijas de cerámica y esculturas líticas testimonian los efectos de los crueles castigos en nombre de los hijos del Sol: rostros desfigurados, labios y lenguas cortados, dedos y extremidades cercenados, etc.

El mejor compendio del terror aplicado a los pueblos andinos por los incas, está registrado por Guamán Poma de Ayala quien afirmó en 1615 sobre el mandato de Túpac Inca Yupanqui: “Mandamos que en nuestro reino ninguna persona blasfeme al Sol mi padre, ni a la luna mi madre, ni a las huacas ni a mí el Inca ni a la Coya, pues los haría matar... Mandamos que no haya ladrones ni asaltantes y que en la primera falta se les castigue con 500 azotes y en la segunda falta fuese apedreados y muertos y que no se entierren sus cuerpos; que se los coman las zorras y los cóndores”.

El castigo mayor -dice Guamán Poma- se cumplía en las prisiones y cárceles de los incas. “El Zancay, cárcel perpetua, era para los traidores y para los que cometían grandes delitos...era una bóveda debajo de la superficie, muy oscura donde se criaban serpientes, leones (pumas), tigres, osos, zorra, etc. Tenían muchos de estos animales para castigar a los delincuentes, traidores, mentirosos, ladrones, adúlteros, hechiceros murmuradores contra el inca. A estos los metían en la cárcel para que se lo comieran vivos”.

Los indios de las comunidades intervenidas no podía comer los mismos alimentos que consumía el inca. Hacerlo equivalía a la pena de muerte.

A continuación, un dato espantoso, tal vez repetido en la Alemania del Tercer Reich: el inca tenía una mansión y en ella, “tambores hechos con la piel de los principales que fueron traidores y rebeldes. El tambor era de cuerpo entero. A estos tambores de les llamaba runatinya (tambor de piel humana, de hombre desollado). Parecía vivo y con su propia mano tocaba la barriga. El tambor era la barriga (...) y con otros rebeldes hacían de su cabeza mates para beber chicha; flautas de los huesos y gargantillas de los dientes y muelas”.

DISCRIMINACIÓN DE LA MUJER

La vida de la mujer en el incario, nada valía. La discriminación fue total: “Mando -ordenaba el Inca- que ninguna mujer sea testigo por ser embustera, mentirosa, pusilánime, de poco corazón, egoísta (...) Que la viuda no descubra su cara seis meses, ni que salga de casa y que lleve luto un año. Y que no conozca hombre el resto de su vida (...) Que muera la mujer que abortó un hijo”. El cronista indio prosigue: “Al Inca difunto lo enterraban con mucha vajilla de oro y plata. Y mataban a los pajes, camareros y mujeres que él había querido. Y a la mujer querida la enterraban como señora Coya. Y para ahogar a estos primero los emborrachaban; les abrían la boca y le soplaban coca molida, hecha polvo...”

NI LOS FAMILIARES SE SALVABAN

Fue notable la reacción entre sucesores al incanato. Así sucedió con el Inca Huáscar, que murió en manos de los capitanes Challcochima Inca y Quisquis Inca, por órdenes de Atahuallpa, hermano de Huáscar.

“Se burlaban de él cuando lo tenían preso; de comer le daban basura y suciedad de personas y perros. Como si fuera chicha le dieron de comer orinas de personas y de carneros; en lugar de coca le dieron hojas amargas y en lugar de ceniza de mascar coca le dieron suciedad de persona machacada...Después de haber muerto a Huáscar, los enemigos fueron al Cusco y mataron a todos los príncipes y princesas de linaje inca hasta las preñadas”, escribe Poma de Ayala.

La presente nota de investigación, sobre el castigo impuesto por los incas a los pueblos sometidos, persigue el objetivo principal de mostrar que los incas reinaron en el Tahuantinsuyo por el terror y el sistema impositivo, aunque sus defensores, entre ellos algunos cronistas, reiteramos, como Inca Gracilazo de la Vega, omita por razones explicables, la inmisericordia de los invasores.

Los resabios de aquellas lejanísimas jornadas de terribles castigos, aún percibimos en los linchamientos cotidianos que se dan en algunos departamentos colonizados -en la etapa precolombina- por los mitimaes.

El castigo en el Imperio Inca fue también una forma extrema de sujetar a sus vasallos por el terror.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Desde 1880, Chile se comprometió a negociar con Bolivia un acceso al mar

Desde la época de la Guerra del Pacífico, varios presidentes, ministros y embajadores de Chile se comprometieron mediante la firma de acuerdos y tratados, a negociar con Bolivia un acceso soberano al mar.

EL DIARIO extracta como una primera parte las intenciones y declaraciones de cuatro gobernantes del vecino país, entre 1880 y 1895, hicieron manifiesta esta intención. Los datos son extractados del “Libro del Mar”, documento histórico que presentó Bolivia en su demanda contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.

“En plena Guerra del Pacífico, diferentes autoridades chilenas se dieron cuenta de lo evidente. Había un límite en la presión que se podía ejercer sobre Bolivia: no dejarla en un callejón sin salida. Dejar enclaustrada indefinidamente a Bolivia implicaba enfrentar un problema permanente cuyo costo no tenía sentido para el desarrollo de ambos Estados. Así nacía una política de Estado por parte de Chile que tenía por objetivo resolver de manera definitiva la relación con Bolivia restituyéndole una salida soberana al mar.

Este razonamiento lógico provino de Domingo Santa María, quien fue Canciller de Chile en el gobierno de Aníbal Pinto durante la Guerra del Pacífico y luego Presidente de su país. Encontró amplia receptividad a su visión, la que fue respaldada posteriormente por diversos mandatarios y autoridades chilenas. De esta manera se propició una línea de acción que se mantuvo presente en los años siguientes”.

ACOMPAÑAMIENTO

El expresidente de Bolivia y delegado internacional de la demanda marítima, Carlos Mesa, aclaró que cuando el presidente Evo Morales pidió a la comunidad internacional en la 69 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) acompañar el diferendo marítimo, quiso decir que hagan un seguimiento y no una adhesión con Bolivia o Chile.

“Acompañar no quiere decir apoyar, acompañar quiere decir seguir con atención, ver detenidamente lo que Bolivia y Chile están haciendo y acompañar a que la solución final sea positiva para ambos en un acuerdo que le otorgue soberanía a Bolivia. Yo creo que hay que interpretar correctamente la palabra acompañar que me parece pertinente”, afirmó.

Explicó que su labor es dar a conocer lo que espera Bolivia con la demanda presentada ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya en abril de 2013.

Mesa lamentó que Chile busque poner en duda la demanda boliviana, haciendo creer a la comunidad internacional que Bolivia quiere el cumplimiento del Tratado de Paz y Amistad de 1904.

ABRAZO DE CHARAÑA

En el contexto de la negociación de Charaña, el Consejo Permanente de la OEA, mediante Resolución Nº 157 de 6 de agosto de 1975, reconoció que el problema del enclaustramiento marítimo es motivo de preocupación continental y manifestó su voluntad de ayudar a Bolivia a remover las dificultades que le acarrea dicha situación.

ANÍBAL PINTO

Ordenó la invasión del puerto de Antofagasta, desencadenando la Guerra del Pacífico pero admitió que Bolivia no podía quedar indefinidamente enclaustrada.

En una carta dirigida a Eusebio Lillo, el 2 de julio de 1880, manifestó: “Las bases para la paz serían por parte de Bolivia: renuncia de sus derechos en Antofagasta y litoral hasta el Loa, y en compensación cederíamos los derechos que las armas nos han dado sobre los departamentos de Tacna y Moquegua”.

DOMINGO SANTA MARÍA

En una carta dirigida a Rafael Sotomayor, el 26 de noviembre de 1879, manifestó: “No olvidemos por un instante que no podemos ahogar a Bolivia... Privada de Antofagasta y de todo el Litoral que antes poseía hasta el Loa, debemos proporcionarle por alguna parte un puerto suyo, una puerta de calle, que le permita entrar al interior sin zozobra, sin pedir venia. No podemos ni debemos matar a Bolivia...”

JORGE MONTT

Durante su gestión, Chile firmó el Tratado de Transferencia de Territorio de 18 de mayo de 1895 por el que Chile se comprometió solemnemente a entregar a Bolivia Tacna y Arica si las obtuviese o en su defecto, la caleta Vítor hasta la quebrada de Camarones u otra análoga. Ambos Estados suscribieron posteriormente una serie de Protocolos Aclaratorios y Explicativos en esta misma línea.

LUIS BARROS BORGOÑO

Puso su rúbrica en el Tratado de Transferencia de Territorio de 18 de mayo de 1895 cuyo preámbulo reconoció: “...de acuerdo en que una necesidad superior y el futuro desarrollo y prosperidad comercial de Bolivia requieren su libre y natural acceso al mar, han determinado ajustar el Tratado especial sobre transferencia de territorio... ”

Este fue el último pronunciamiento antes del inicio del Siglo XX. Posteriormente surgieron otras posturas similares entre las autoridades chilenas.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Video Así fue la historia y el desarrollo de Santa Cruz

Pando celebró 76 años de creación

El departamento de Pando celebró ayer sus 76 años de creación sin la presencia de autoridades nacionales, que se encontraban en Santa Cruz, a la cabeza del presidente en ejercicio, Álvaro García Linera.

Sin embargo, los desfiles y otros actos cívicos se realizaron con la participación de las autoridades locales.

El gobernador de ese departamento, Luis Adolfo Flores, dijo que este festejo se realizó con obras y proyectos con miras hacia el 2020,

“En estos últimos cuatro años estamos construyendo un departamento figurativamente para nuestros hijos. Prácticamente tenemos los cimientos, ya tenemos el financiamiento para muchas obras. Ha empezado la transformación y en el 2020 se va a tener todos los sueños que hemos buscado durante todos estos años”, indicó.

La autoridad informó que se entregaron obras de electrificación que lograron una cobertura de 35 por ciento el área rural, también se entregó conexiones de agua e infraestructura de carácter social.

El departamento más joven de Bolivia se creó en memoria del ex Presidente de Bolivia, General José Manuel Pando, como un justo homenaje porque fue uno de los principales patriotas que exploró el noroeste boliviano y ordenó al coronel Enrique Cornejo que fundara una ciudad cerca del río Acre.

En ese marco, el Gobernador dijo que para avanzar en el desarrollo de Pando se prioriza la construcción de una terminal aeroportuaria y un estadio.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

El 24 de septiembre de 1810, la mayor parte de los 8 mil habitantes de Santa Cruz estaba reunida en la Plaza de Armas

Santa Cruz dio el primer paso hacia su liberación del yugo español hace 204 años, un 24 de septiembre, razón por la cual celebra en esta fecha su efeméride departamental. Ese grito libertario dio inicio a una lucha larga por su independencia.

En un día como hoy, en 1810, como impacto de los primeros levantamientos de Charcas (Chuquisaca y La Paz) en 1809, se originan, en Santa Cruz, las primeras sublevaciones de esclavos e indios. Para el 24 de septiembre, los caudillos educados en la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca, en un cabildo, destituyen al gobernador Pedro José Toledo Pimentel y organizan una Junta Provisoria.

Entre los patriotas se hallaban Antonio Vicente Seoane, que había actuado en los sucesos del 25 de Mayo en Chuquisaca; Juan Manuel Lemoine, enviado por los revolucionarios de Buenos Aires; Juan Manuel Mercado, actor de la revolución del 16 de Julio de La Paz, y los cruceños José Salvatierra, miembro del Cabildo, Antonio Suárez, segundo Jefe de la guarnición militar española, Agustín Saavedra y muchos otros patriotas criollos que aspiraban a la libertad.

Cuando ya todo estaba listo, arribaron el emisario Eustaquio Moldes de la Junta de Gobierno de Buenos Aires y Melchor Pinto de Cochabamba.

Para la ejecución del plan los conjurados trataron de atraer a su partido al Tcnl. José Miguel Becerra, primer Jefe de la fuerza militar, instándole a que él liderará el movimiento y en el que debía invocarse como en todas partes, el nombre de Fernando VII. Becerra no aceptó, entonces todas las miradas se dirigieron al Tcnl. Suárez, quien no sólo entró en el acuerdo, sino que fue su más decidido colaborador.

El 24 de septiembre de 1810, hora en que se reunía el cabildo, Suárez se presentó en la sala colindante junto a un piquete de soldados y seguido de una muchedumbre, impuso el desconocimiento de la autoridad del sub-delegado interino Pedro José Toledo, y la constitución de una Junta de Gobierno que se formó con Antonio Vicente Seoane, como presidente, Juan Manuel Lemoine y Eustaquio Moldes como vocales. Suarez fue nombrado comandante general de las fuerzas. La nueva junta reconoció tácitamente, mediante acta, la autoridad de la junta gubernativa de Buenos Aires. Así inició Santa Cruz la guerra de la independencia.

El valor cruceño está inscrito en las batallas de San Pedrillo, La Angostura, La Florida, Samaypata, Santa Bárbara, Valle Grande y por último en el Pari, la batalla más sangrienta que se dio en el oriente boliviano. La Junta Revolucionaria detentó el mando hasta octubre de 1811, fecha en que retorna a manos de los realistas.



MEDIDAS

La Junta Gubernamental lo primero que hizo fue liberar a los esclavos negros.

Época colonial

Mientras duró el yugo español, 1810, el desarrollo de Santa Cruz de la Sierra se circunscribía en 11 calles polvorientas, alrededor de la plaza central, llenas de curichis y espesos montes. Tenía alrededor de 10.000 habitantes entre españoles, mestizos, indios y negros.

El río Piraí atravesaba la ciudad por donde hoy es la avenida Cañoto. La gente se proveía de agua de este arroyo, eran las mujeres que cargaban sobre sus cabezas el agua en cántaros. Algunos optaban por tener sus propios paúros para beber agua limpia y fresca.

Los pobladores eran muy hospitalarios y confiados.


Época republicana

Proclamada la independencia del pais y creada la República de Bolivia en 1825, Santa Cruz fue constituida en uno de sus departamentos más importantes por su extensión, situación y recursos naturales, pero también el más desconocido por la distancia que lo separaba de los demás departamentos y del occidente del pais.

Todos los Gobiernos prometieron, pero no construyeron el ferrocarril Santa Cruz -Cochabamba, por lo que la vida del pueblo cruceño en la primera etapa de la República transcurrió alejada y olvidada.

En la década de los 50, la construcción de carretera Santa Cruz-Cochabamba (antigua) marca su despegue económico.


1561

26 de febrero

Fue fundada la ciudad de Santa Cruz de la Sierra por Ñuflo de Chávez.


1810

24 de septiembre

En cabildo la población nombra la Junta Gubernamental y gobernador a Pedro José Pimentel


1826

23 de enero

Se crea el departamento de Santa Cruz mediante Decreto Supremo


15

Provincias

El departamento de Santa Cruz está dividido en 15 provincias y 56 municipios.


370.621

km2

Es la superficie total del territorio del departamento de Santa Cruz.

Creado en 1938, el departamento más joven del país

El departamento de Pando con su capital Cobija, fue creado por Ley del 24 de septiembre de 1938, sobre lo que antes fuera el Territorio de Colonias del Noroeste. Los pandinos decidieron hace un par de años no celebrar en esta fecha su aniversario por la coincidencia con la efeméride de Santa Cruz.

Es uno de los departamentos más jóvenes del país y menos poblados, aunque en los últimos años tuvo un crecimiento vertiginoso. Aunque desvinculado del resto de Bolivia, asienta su vida económica en la recolección de la castaña, goma y la explotación de la madera de gran calidad.

Departamento de reciente creación, recoge la historia del Territorio de Colonias del Acre, escenario de la Guerra con el Brasil, ocasionada por la posesión de los bosques ricos en hevea o árbol de la goma. Esta contienda bélica costó a Bolivia la pérdida de una extensa superficie de terreno, no sin haber mostrado la valentía y coraje de los habitantes del país.

Recibió el nombre de Pando, en homenaje a José Manuel Pando, expresidente de Bolivia, que destacó en la exploración de esta zona y fue quien lideró las fuerzas militares en la segunda campaña contra Brasil en defensa de este territorio.

En tiempos republicanos, el inmenso territorio amazónico boliviano permanecía casi totalmente inexplorado y habitado únicamente por grupos étnicos dispersos. Las únicas noticias que se tenían eran los datos recogidos por exploradores, bolivianos y extranjeros, que recorrieron de forma esporádica los bosques y ríos amazónicos, desde la segunda mitad del siglo XIX.

El norte amazónico estaba totalmente desarticulado de la zona andina, que en esos años era la base económica y política del Estado boliviano. Fue recién durante el gobierno de José Ballivián (1840-1844) que se formularon las primeras políticas estatales para explorar el oriente. Estas políticas, contenidas en un Plan General, pueden resumirse en tres:

a) Creación del nuevo departamento del Beni, separado de Santa Cruz, para favorecer las exploraciones hacia el norte amazónico.

b) Intentar desarrollar planes de colonización con sociedades europeas para la efectiva ocupación y explotación de la Amazonia.

c) Impulsar la navegación fluvial y la apertura del comercio con el Brasil y el Atlántico.

Pero los limitados recursos del Estado así como la indiferencia de los gobiernos posteriores a Ballivián hacia el desarrollo del oriente, determinaron que estas medidas quedaran en el papel y no pasaran de buenas intenciones. La frialdad con que el Gobierno boliviano manejaba los asuntos de límites con el Brasil quedó de manifiesto con el Tratado de Ayacucho (1867), aceptado por el Gobierno presidido por Mariano Melgarejo. Por ese tratado, la frontera norte se recorría más al sur de lo que estipulaban los acuerdos coloniales, significando una importante pérdida territorial para Bolivia.

LA FUNDACIÓN DE COBIJA

La ciudad de Cobija, capital del departamento de Pando fue fundada el 9 de febrero de 1906, aún hoy parece estar muy lejos del centro de Bolivia y la cercanía con Brasil se deja sentir en muchos ámbitos. No sólo desde el punto de vista geográfico, económicamente esta ciudad vive del tráfico comercial con el poderoso vecino, e incluso culturalmente la influencia brasileña es muy fuerte.

Cobija así como el departamento de Pando en general, estuvo alejada y fue considerada como una región remota del país. Hasta hace poco las autoridades del Estado se concentraron en la zona andina.

La “Perla del Acre” como se la denomina nació como respuesta al viejo conflicto de límites por la posesión de la Amazonia, como parte del programa de políticas de los primeros gobiernos liberales, destinadas a colonizar e integrar a la “vida nacional” la región noroeste.

Ubicación

Está ubicado en la parte noroeste del país. Limita al norte con Brasil y al oeste con Perú y La Paz, al sur con Beni.

Tiene un relieve mayormente llano y posee una altitud media de 280 metros s.n.m. Posee un clima tropical y está cubierto por la selva de la Amazonia y surcado por innumerables ríos. Los suelos bajos se caracterizan por frecuentes inundaciones que afectan gran parte de las tierras varios meses al año.


Símbolos

El escudo de Armas de Pando en la parte superior tiene una estrella grande, rodeada de un hago que representa a Cobija, la capital. Debajo hay cinco estrellas que simbolizan las cinco provincias. En la parte inferior hay dos ramas: una de caña y otra de café. En la parte baja, donde se cruzan las dos ramas, están gravados en cinta roja las palabras: Trabajo - Industria - Progreso. En la parte central, está un árbol de la castaña, al lado árboles de goma y abajo la riqueza hídrica. Su bandera, creada el 24 de septiembre de 1938, tiene dos franjas: blanco arriba y verde abajo.

martes, 23 de septiembre de 2014

24 de septiembre de 1810 Revolución libertaria de Santa Cruz

Desde 1809 y en diferentes ciudades del Alto Perú se dio inicio la larga marcha hacia la independencia de estas tierras. El pueblo cruceño no podía ser ajeno a esta lucha y no tardó en adherirse a las corrientes libertarias que se habían propagado por casi todo el continente americano. La población cruceña en todos sus estamentos, acudió presto al llamado de la emancipación y en el Cabildo Abierto del 24 de Septiembre de 1810 los gestores de esta convocatoria el Dr. Antonio Vicente Seoane y el comandante teniente coronel Antonio Suárez y con los enviados de Chuquisaca el Dr. Juan Manuel Lemoine, el capitán Eustaquio Moldes, el capellán de milicias José Andrés Salvatierra y por supuesto apoyados por el pueblo, destituyeron del cargo al Subdelegado español Pedro José Pimentel, la máxima autoridad española en la ciudad de Santa Cruz, se instauró en su lugar una Junta de Gobierno encabezada por el Cnl. Antonio Suárez, el Dr. Antonio Vicente Seoane y el cura José Andrés Salvatierra, Eustaquio Moldes y Manuel Lemoine.

El pueblo de Santa Cruz apenas pudo disfrutar de esta ansiada libertad poco tiempo, ya que los realistas en 1811 retomaron el control de la Gobernación de Santa Cruz de la Sierra reprimiendo violentamente a la población y a los principales líderes.

BATALLA DE FLORIDA

El Gral. Manuel Belgrano, después de sus victorias en las batallas de Tucumán y Salta, designó Gobernador de Santa Cruz al Cnl. Ignacio Warnes, quien retomó la Plaza de Santa Cruz, nombrando como su principal colaborador al Coronel cruceño José Manuel Mercado “El Colorao”. En tanto el brigadier Joaquín de Pezuela mandó al coronel José Joaquín Blanco a recuperar para la Corona la Plaza de Santa Cruz.

Arenales con la ayuda de Warnes el 25 de Mayo de 1814 enfrentó a las poderosas tropas realistas en el poblado de Florida distan-te a 150 kilómetros al sur de la ciudad de Santa Cruz infringiéndoles una estrepitosa derrota.

Muerto Warnes, en la batalla del Pari, el 14 de febrero de 1825, el Cnl. José Manuel Mer-cado, tomó la plaza de Santa Cruz de la Sie-rra, derrotando al General realista Francisco Xavier de Aguilera. La guerra de la Indepen-dencia que se había iniciado en Santa Cruz de la Sierra el 24 de septiembre de 1810 lle-gaba a su fin. El Alto Perú lograba la ansiada independencia del poder español.

domingo, 21 de septiembre de 2014

El cerco aymara a La Paz

El 21 de mayo de 1781, durante las violentas jornadas del primer cerco indígena a la ciudad de La Paz, montada en briosa mula, apareció la corajuda “Virreyna” , Bartolina Sisa, por la región de Potopoto, hoy barrio de Miraflores. Iba escoltada por una regia guardia india armada de lanzas, escopetas y hondas. Le seguían recuas de acémilas cargadas de alimentos, oro y plata, contenidos en petacas de cuero. Continuaban el cortejo, músicos, danzarines y cantidad de ganado en pie.

La Virreyna de negra cabellera y hermosa vestimenta, aprovechando la ausencia de su esposo, Julian Puma Katari --Tupac Katari-- descendió desde los barrancos de El Alto a la región más o menos plana de Potopoto (Miraflores), deslizándose ruidosamente por las compactas líneas humanas que vigilaban día y noche, a los sitiados.

Sebastián de Segurola, comandante español de la plaza cercada, avisado de aquella pomposa comitiva, planificó capturar a Bartolina Sisa. Alrededor de 400 efectivos entre granaderos con fusiles; vecinos con escopetas; voluntarios de caballería y gente armada con agudas lanzas y tremendas hondas escalaron furtivamente las gruesas paredes de seguridad que rodeaban a la ciudad y excluían, del límite urbano, a la florida región de Potopoto.

Segurola había ordenado capturar a la Virreyna, con el objeto de inducir al temible Tupac Katari, la Sierpe, a una negociación. De inmediato, los alzados cerraron filas en torno a su heroína. “…Los españoles hicieron una gran matanza de indios, pero después acudieron en tal número y con tal denuedo que confundieron a los sitiados, logrando matar entre 25 y 30 personas, entre ellos gente notable que Segurola menciona con nombres y apellidos” (*).

Los defensores de la ciudad, fracasaron en la redada contra Bartolina Sisa, protegida por la multitud indígena que había acudido en su defensa, bajando desde serranías y alturas vecinas de la ciudad. Según cronistas de la época (*), en aquella batalla, los indios capturaron de las fuerzas españolas, sables, fusiles, espadas, pistolas “y la ropa de los muertos a los que les cortaron la cabeza y otras partes ocultas”.

Sirva esta introducción, para tratar el tema: “Ardides y tácticas indígenas de guerra” utilizados por los desplazamientos de la masa india, en el dramático cerco a la ciudad de La Paz, en 1781 y en posteriores escenarios bélicos.

TÁCTICAS DEL CERCO MOVILIDAD

La táctica más aterradora empleada por el líder Katari, en su plan estratégico enfocado a exterminar a las autoridades y fuerzas de la Colonia en el Alto Perú, fue el desplazamiento de grandes masas indígenas por el altiplano paceño. Olas humanas, recorrían la altipampa en cuestión de horas y detenían su esforzada marcha en lo que hoy se conoce como la Ceja de El Alto. Desde aquellas alturas, los sitiadores dominaban el gigantesco escenario. Entonces, Katari movilizaba a sus huestes, hostigando día y noche a Nuestra Señora de La Paz. Desde aquella gigantesca mesa de roca y tierra, los ejércitos tupakataristas bajaban como el viento a las regiones vecinas operando como fuerte tenaza, para tomar la heroica ciudad.

CABEZAS-TROFEO

Pues bien, una de las tácticas psicológicas de fines del Siglo XVIII, empleada por la masa indígena en las cruentas batallas contra el ejército colonial, consistía en cercenar cabezas y “miembros ocultos” de los enemigos muertos en combate, en una especie de mensaje a españoles, criollos, cholos e indios realistas que resistían el asedio.

Luego de la macabra tarea, ya en poder de las cabezas, los rebeldes iniciaban sus danzas y cantos, sin importar la lluvia de balas disparadas contra ellos desde las trincheras. Muy poco valía la vida en esas violentas jornadas.

Cortar una cabeza y mostrarla como trofeo fue costumbre cotidiana en la etapa guerrera del kollado que habitaba en las tierras de la cuenca del lago Titicaca, pero también llevaba el sello de la Colonia. Recordemos a caudillos altoperuanos, ejecutados por el poderío hispano, cuyas testas eran colocadas en lugares más visibles de caminos y poblaciones, como patética advertencia a quienes se alzaban contra el poder colonial.

UNIFORMES

Práctica diaria fue la confiscación de uniformes militares quitados a las fuerzas coloniales. Soldado realista abatido por balas, piedras o golpes de palo del ejército tupacatarista, era desvestido en el acto. Los uniformes militares, fueron utilizados por los aguerridos indígenas, unas veces como atuendo de guerra. Otras como disfraz en los festejos indios que acompañaban la guerra.

Los diarios de campaña de la época relatan que, por ejemplo, Tupac Katari, bajó de El Alto a los extramuros de La Paz, “vestido a la usanza española, con cabriolé rojo (casaca roja), y sombrero de tres picos”, acompañado por decenas de músicos nativos y por cientos de indios silenciosos que, de improviso, irrumpían en espantosa gritería disparando armas y hondas en dirección a los grupos hispanos.

El uniforme de la tropa española vino a ser para los indígenas, preciado botín y quizá, poseerlo significaba ritual para “apropiarse” de la valentía que demostró en vida, el oficial o soldado muerto. “Se ve a los adversarios (indios), subir con gran frecuencia portando uniformes amarillos, colorados y azules que han quitado a los españoles muertos” (*).

El 27 de abril de 1781, gente de Túpac Katari planificó emboscar a la tropa de Segurola. Para lograrlo, envió un mensajero indio con una carta, supuestamente firmada por refuerzos españoles, que estaban en camino hacia La Paz, provenientes de Charasani. En la carta, la pretendida tropa de auxilio en camino, pedía a los sitiados subir hasta El Alto para aunar fuerzas. Los realistas, desconfiados, intimidaron al correo hasta que confesó el ardid. En El Alto, las fuerzas indias, atacarían a la tropa colonial, mientras un numeroso contingente katarista, concentrado en la región de Potopoto, desde el Sur, tomaría por asalto la ciudad de La Paz. En aquel ardid, los indígenas convertidos en actores, “llegaron hasta simular batallas en El Alto, dividiendo a los indios en dos bandos y vistiendo a uno de ellos con los uniformes españoles muertos y cautivos” (*). La treta no dio resultado, pero mostró el espíritu creativo de los sitiadores.

CONTRAMUROS

La Gran Muralla que en 1871, encerraba la ciudad, además de proteger contra los asaltos indígenas, hacía las veces de parapeto y cobijo de los contingentes sitiados. Cientos de indios fueron alcanzados por las balas españolas disparadas desde esos gruesos muros que impedían la invasión, hasta que, a la indiada se le ocurrió una brillante idea: construir similares paredes en sentido paralelo a la Gran Muralla. Con esfuerzo supremo; en la más absoluta oscuridad y en silencio de muerte, los indios preparaban sin descanso, barro y piedras. En apenas horas, antes de la salida del sol, surgían las moles verticales para asombro de los encerrados. Desde ellas, protegidos y casi en igualdad de condiciones, disparaban sus fusiles y hondas nativas contra las trincheras españolas.

Los muros de contraofensiva, posibilitaron que grupos indígenas de avanzada estacionen en los alrededores de La Paz, sin mayor peligro. Fue una táctica inteligente, desde el punto de vista militar. Debemos añadir, que tras los contramuros indios, aún quedaban en pie casas abandonadas, sin techo. La paja había servido de alimento a las bestias de carga que a duras penas, sobrevivían. Esas casas, sin puertas ni ventanas, fueron habitadas temporalmente por la vanguardia indígena y sirvieron de atalaya y puesto de observación contra el contingente militar citadino.

Los parapetos de barro y piedra permitían en las noches, que los rebeldes, barretas en mano, perforaran los muros españoles, buscando sorprender a soldados, oficiales y pobladores refugiados en aquellas trincheras. Casi siempre y a último momento, los boquetes fueron descubiertos y de inmediato sellados.

FERIAS INDÍGENAS

El terrible cerco a la antigua Chuquiago Marka, La Paz, impidió en interminables meses, que la población tuviera acceso a medicinas y alimentos provenientes del exterior de la ciudad. Poco a poco, el sitio fue estrangulando a seres humanos y animales. “Ya se va notando la acción del hambre, por la referencia continua a la salida de mujeres que van de madrugada a buscar algo de comer a las chacras y son atacadas por indios emboscados en las casas quemadas” (*).“Ya se empieza a sentir el doloroso estrago que hacía el hambre entre los nuestros, murieron muchos cada día, y buscando otros su alimento en los pellejos, suelas, petacas y estiércol por carecer de otros alimentos así de carnes de mulas, perros y gatos de que se servían los más de la plebe…” (**). “En la ciudad se van acabando las mulas y caballos por la necesidad del hambre; ya no existen petacas y menos perros y gatos; cada día hay mucha lástima de necesidad de hambre; los muchachos están buscando lacitos y cueros para asar y comer, van por los cenizales a traficar granos que han botado con la basura y así van muriendo por la necesidad que ya no hay cómo ponderar” (*).

Los tácticos indígenas, que conocían perfectamente el estado de hambre de los cercados, con mucha picardía, instalaron ferias agrícolas y se supone de carne, frente a la Gran Muralla y trincheras que rodeaban a la ciudad. Muy de madrugada, decenas de amas de casa, pese al inminente peligro de muerte, encandiladas por las mercancías, salían de sus casas; subían los muros defensivos y cruzaban las profundas trincheras en dirección a las ferias indígenas, arrastrando a hombres y soldados que iban tras de ellas, para cuidarlas. Jamás volvieron. Lo sorprendente y la única explicación es que el deseo de llevar alimento a sus hijos, era superior al miedo a la muerte.

KATARI Y DIOS

Túpac Katari llevaba en su apellido de guerra, el símbolo de la víbora pues, en idioma aymara, “katari” es víbora, sierpe. Apelativo que en la religión católica define al demonio pero que, en el panteón andino, es el principio de la vida y la muerte; es el infinito.

“La Sierpe” utilizaba la religión como táctica sicológica en su entorno indio. Además de una personalidad fuerte y agresiva, Túpac Katari tenía don histriónico para infundir en las huestes indígenas respeto y pánico a su imagen casi sagrada. Diarios del cerco de 1781 testimonian que aquel líder de multitudes, decía ser tan poderoso que dialogaba con Dios, utilizando un objeto que hacía de contacto sobrenatural con el Supremo. Mientras “hablaba” con Dios, Katari se miraba en un espejo ante los crédulos combatientes indígenas. El ardid impactaba con tal eficacia, que los indios sacrificaban su vida, convencidos de que morir por el rey Katari, era boleto directo a la eternidad, sin que ello quite valor a la sacrificada lucha contra la opresión colonial.

Es anecdótica, la captura de sacerdotes de la ciudad de La Paz, para que celebrarán misa en El Alto a favor del caudillo aymara quien, además, había ordenado trasladar las “imágenes de la Parroquia de San Pedro a los santuarios que mantenía en El Alto” (*).

En cambio, no existen documentos ni comentarios favorables a la fundición de campanas de bronce, arrebatadas por los indios a las iglesias de La Paz y de provincias para transformarlas en material bélico. Verdadera herejía en aquellos días.

Sebastián Segurola, “hizo un salida para recuperar las campanas que quedaban en las parroquias de San Pedro y Santa Bárbara (entonces extramuros de la ciudad de La Paz), para evitar que éstas también fueran fundidas por los indios” (*).

La religión católica, enraizada en la masa indígena, tampoco fue obstáculo para que jefes mandones indios, sin que supiera Katari, condenaran a la horca a sacerdotes. . Tal es el caso del padre Barriga, ajusticiado porque “les había dicho misa de Maldición” (*).

INFIDENCIAS

Durante los dos largos asedios --marzo a noviembre de 1781--, el caudillo no desperdició oportunidad para dividir a los pobladores de La Paz, utilizando denuncias escritas, sobre una supuesta infidencia entre las autoridades peninsulares y criollas. Según el contenido de las misivas firmadas por Katari, que llegaban vía Iglesia de San Francisco, hispanos y criollos mantenían correspondencia con su persona. Katari parecía conocer, tal vez por sus espías, las contradicciones entre las principales autoridades nacidas en la vieja España y los españoles nacidos en el Alto Perú y actuaba en ese marco, creando un ambiente de inestabilidad y desconfianza. Sirvan de ejemplo, las constantes disidencias entre el Comandante Sebastián Segurola (hispano) y el Oidor Francisco Tadeo Diez de Medina (criollo).

Varias cartas, dictadas por Katari a su escribano Bonifacio Chuquimamani, llevaban ese propósito: infundir desconfianza, sembrar discordia y desconcierto en los defensores.

Cabe agregar que algunos oficiales realistas utilizaron por vez primera, el calificativo “tupacatarista” de manera despectiva contra criollos sospechosos, nacidos en La Paz.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Fecha cívica: Historia de Santa Cruz



En San­ta Cruz la lu­cha por la in­de­pen­den­cia em­pe­zó el 24 de sep­tiem­bre de 1810 con la pro­cla­ma del pri­mer ca­bil­do. El le­van­ta­mien­to fue li­de­ra­do por el doc­tor An­to­nio Vi­cen­te Seoa­ne, el co­ro­nel An­to­nio Suá­rez, el cu­ra Jo­sé An­drés Sal­va­tie­rra, Juan Ma­nuel Le­moi­ne y el ar­gen­ti­no Eus­ta­quio Mol­des, quien ha­bía lle­ga­do des­de Bue­nos Ai­res pa­ra di­fun­dir las ideas a fa­vor de la pa­tria. Es­tos se­ño­res pro­cla­ma­ron el nue­vo Go­bier­no en el pri­mer Ca­bil­do con­for­man­do la Jun­ta Pro­vi­so­ria, si­guien­do el ejem­plo de la Jun­ta de Bue­nos Ai­res.

El nue­vo Go­bier­no se man­tu­vo has­ta la de­rro­ta pa­trio­ta en Gua­qui, en ju­nio de 1811, por las fuer­zas rea­lis­tas al man­do del ge­ne­ral Jo­sé Ma­nuel Go­ye­ne­che, quien or­de­nó al te­nien­te co­ro­nel Jo­sé Mi­guel Be­ce­rra re­cu­pe­rar San­ta Cruz.

Be­ce­rra, que do­mi­na­ba la zo­na de Cor­di­lle­ra, re­to­mó la pla­za y fue nom­bra­do go­ber­na­dor in­ten­den­te de la pro­vin­cia de San­ta Cruz de la Sie­rra.

La ciu­dad que­dó ba­jo el do­mi­nio rea­lis­ta has­ta el año 1813. En mar­zo de 1813 fue re­cu­pe­ra­da por las fuer­zas pa­trio­tas di­ri­gi­das por el co­ro­nel An­to­nio Suá­rez. Pos­te­rior­men­te Suá­rez fue elec­to re­pre­sen­tan­te al Con­gre­so Cons­ti­tu­yen­te de las Pro­vin­cias Uni­das de Río de la Pla­ta, por lo que el general Bel­gra­no, del se­gun­do ejér­ci­to ar­gen­ti­no, nom­bró al co­ro­nel Ig­na­cio War­nes co­mo nue­vo go­ber­na­dor de San­ta Cruz.

En es­te mo­men­to de la his­to­ria San­ta Cruz de la Sie­rra ha­bía re­cu­pe­ra­do su an­ti­gua si­tua­ción de ca­pi­tal de la Go­ber­na­ción, de­jan­do la de­pen­den­cia de Co­cha­bam­ba.

Batalla de Florida

El en­fren­ta­mien­to más im­por­tan­te fue la Ba­ta­lla de Flo­ri­da, el 25 de ma­yo de 1814, en la que War­nes y el co­ro­nel Ma­nuel Ál­va­rez de Are­na­les ven­cie­ron al rea­lis­ta Joa­quín Blan­co.

War­nes con­ti­nuó la lu­cha con­tra el rea­lis­ta Fran­cis­co Udae­ta, quien ha­bía es­ca­pa­do a Chi­qui­tos. En oc­tu­bre de 1815, en la Ba­ta­lla de San­ta Bár­ba­ra, War­nes ven­ció a Udae­ta y al go­ber­na­dor de Chi­qui­tos, Juan Bau­tis­ta Al­toa­gui­rre, quie­nes con­ta­ban con cer­ca de 5.000 in­dí­ge­nas. Con los rea­lis­tas ven­ci­dos, la pro­vin­cia en­te­ra que­dó en ma­nos pa­trio­tas. War­nes vol­vió a San­ta Cruz y la man­tu­vo in­de­pen­dien­te has­ta 1816.

Durante los tres años que duró el Gobierno de Warnes se enfrentó con las tropas realistas enviadas por Joaquín de la Pezuela, sucesor de Goyeneche.

Batalla del Pari

Los rea­lis­tas en­via­ron a Fran­cis­co Xa­vier Agui­le­ra y dos re­gi­mien­tos es­pa­ño­les, los tal­ve­ri­nos y los fer­nan­di­nos. Agui­le­ra se en­fren­tó con War­nes en la Ba­ta­lla del Pa­ri en las afue­ras de San­ta Cruz (hoy ba­rrio el Pa­ri y pla­zue­la de Fá­ti­ma) el 21 de no­viem­bre de 1816. En el en­fren­ta­mien­to mu­rió War­nes. Su co­la­bo­ra­dor más cer­ca­no, Jo­sé Ma­nuel Mer­ca­do, mar­chó ha­cia Cor­di­lle­ra con las tro­pas pa­trio­tas.

Agui­le­ra, pa­ra cas­ti­gar a los pa­trio­tas, des­pués de ma­tar a War­nes man­dó que pon­gan su ca­be­za en una pi­co­ta en la pla­za prin­ci­pal, de es­ta ma­ne­ra to­dos en San­ta Cruz sa­brían que los rea­lis­tas ha­bían ven­ci­do. Ana Bar­ba y su es­po­so, Fran­cis­co Ri­ve­ro, que eran pro­fun­da­men­te pa­trio­tas, ro­ba­ron la ca­be­za de War­nes y le die­ron cris­tia­na se­pul­tu­ra.

Homenaje a guerrilleros bolivianos de Ñancahuasú

La serie documental Semillas del Ñancahuasú de Froilán Gonzales García consta de 21 capítulos entre 12 y 15 minutos de duración cada uno y se enmarca en la competencia de investigación histórica a través de la estructura audiovisual.
El serial fue concebido con el propósito de rescatar y enriquecer la memoria histórica de los veinte guerrilleros bolivianos que murieron heroicamente en la gesta boliviana iniciada por el Comandante Ernesto Che Guevara en noviembre de 1966.
El título debe su nombre al río Ñancahuasú, que se encuentra a unos 100 metros del lugar donde se estableció el primer campamento guerrillero. Ese vocablo se escribe de varias formas: Ñancahuasú y otros que significa entrada o cabeza grande de agua, o sea, un gran manantial.
Allí llegaron los guerrilleros dispuestos a luchar por una Bolivia libre, independiente, justa y no sometida al Imperialismo Norteamericano y que su ejemplo se irradiara por otras tierras de América.
Los documentales están basados en entrevistas inéditas a las que fueron sus esposas, hijos, nietos, hermanos, otros familiares, compañeros de estudios y conocidos en las luchas políticas, laborales y sindicales. A través de ellos tendrán la oportunidad de ver y escuchar los recuerdos de los testimoniantes. Se destacan las valoraciones sobre los principios justos por los cuales lucharon.
Fueron localizados y entrevistados seis esposas, dieciséis hijos, once nietos, veinte hermanos, cinco cuñados, nueve sobrinos, dos tíos, dos primos, seis miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), seis militantes del Partido Comunista y otras dieciséis personas, entre los que se encuentran amigos, escritores, periodistas e investigadores.
De los veintinueve bolivianos seis abandonaron la guerrilla en diferentes momentos de la lucha, tres resultaron prisioneros y veinte murieron heroicamente; de estos últimos, son los documentales. De ellos doce procedían del Partido Comunista de Bolivia, seis del Partido Comunista Marxista Leninista, uno de las filas del Movimiento Nacionalista Revolucionario y otro no integraba ningún partido. Dos practicaban la religión católica.
Un hecho significativo es que de los veinte guerrilleros, diez eran descendientes de padres que habían combatido en la Guerra del Chaco (1932-1935) y dos en misiones de retaguardia. Diez de ellos, participaron activamente en la Revolución del 9 de abril de 1952.
De los veinte combatientes caídos, nueve habían pasado el Servicio Militar y estaban formados en las filas del Ejército Nacional de Bolivia; siete estudiaron en la Escuela de Cuadros del Partido Comunista en la Unión Soviética o del Komsomol, uno había viajado a la República Popular China y once recibieron entrenamiento militar en Cuba.

martes, 16 de septiembre de 2014

Juan Ondarza Lara Historia de un héroe olvidado

Hay personajes que, por alguna razón, pasan injustamente de puntillas por la historia. Héroes que, sin saber por qué, son misteriosamente olvidados y difuminados por el paso del tiempo. Precisamente uno de ellos es Juan Ondarza Lara, un militar boliviano que combatió contra muchas adversidades y fue un gran ingeniero, geógrafo y pionero de la cartografía boliviana.

Es en ese sentido, que este personaje nació en la ciudad de Sucre el 17 de mayo de 1827, sus padres fueron el Dr. José Santos Ondarza y María Cornelia Lara. Su hermano fue Abdón Ondarza gran personaje fundador de la ciudad costera boliviana de Antofagasta, además último diputado por el Litoral que asistió a la Convención de 1880.

Desde muy joven a la edad de 13 años, Juan Ondarza ingresó al Ejército boliviano en calidad de cadete, consecutivamente combatió en la Batalla de Ingavi, en la que fue condecorado. Luego ingresó y estudió en la “Mesa Topográfica del Ejército”, que se encontraba bajo la dirección del francés Felipe Bertrés. Consecutivamente, estuvo en Chile como Secretario del E. E. y Ministro Plenipotenciario Casimiro Olañeta.

Pero su vida de geógrafo, inició en 1842, según el escritor Mariano Baptista, describe que “pese a las imperfecciones y lagunas del mapa que preparó Bertrés, el gobierno decidió publicarlo en París en 1845 pero también designó a Ondarza y Mujía para que recorriesen el país de un extremo a otro, comprobando in situ cuando hasta entonces se había recogido en diversas publicaciones y revelando en otros casos, datos todavía ignorados en tan basta geografía. La ímproba labor, compartida en algunos tramos también por Lucio Camacho, demandaría nada menos que dieciocho años de trabajo, con pequeñas interrupciones, once de ellos de viajes, recorriendo sucesiva-mente Cochabamba, Oruro, La Paz, parte de Atacama, Tarija, las provincia de Caupolicán, Yuracarés, gran parte de Moxos del Beni y casi todo el departamento de Potosí” 1.

De esta manera, emprendió una “labor inmensa, colosal y sembrada de terribles peligros, teniendo que recorrer el país de un confín a otro, a través de selvas vírgenes, desiertas, vegas profundas y malsanas, cordilleras altas e inaccesibles y frígidas, ríos caudalosos y en fin comprometiendo la vida, aparte de las tribus salvajes que a diario se veían en lucha abierta con ellos” 2. También, es necesario mencionar que al recorrer la frontera compartida con la Argentina, el tirano Juan Manuel de Rosas lo tomó prisionero y lo condenó a muerte, pero fue salvado por el ministro diplomático boliviano residente en esa nación.

Durante el gobierno del Gral. Manuel Isidoro Belzu, Ondarza luchó en Yamparáez y luego fue enviado a Inglaterra, Francia, Países Bajos, volviendo de Europa fue comisionado en 1858 a los Estados Unidos de Norteamérica con la misión de contratar una empresa que publicará el mapa del que era coautor. Entre otras cosas en Filadelfia, fue nombrado miembro de la Academia de Ciencias, también en Boston y Nueva York. En Inglaterra, fue aceptado como miembro de la Real Sociedad Geográfica. En Francia tuvo la misión de buscar empresas colonizadoras y de navegación, para que estudien los ríos y territorios orientales bolivianos, además fue nombrado miembro de la Aca-demia Geográfica de París y la Sociedad Zoológica de Aclimatación.

Sobre la publicación del mapa, describimos que “entre Europa y los EE. UU., se inclinaron por este último país y en Nueva York, Ondarza encargó la obra a Joseph H. Colton por la suma de 25.000 pesos en oro, de los cuales dio un adelanto de 2.000. El resto sería pagado a la entrega de la obra. Colton realizó un trabajo excelente, los mapas fueron grabados en 36 planchas de cobre, y con la supervisación de Ondarza no hubo un solo error” 3.

Posteriormente, los primeros dos mil ejemplares llegaron a La Paz, los cuales fueron vendidos a 12 pesos por ejemplar. Pero “no ha recibido Colton un solo peso más, sin embargo de que en el mes de marzo de 1860 se ha vencido el tiempo en que debería habérsele abonado en integro” 4, exigió Ordanza, entre tanto arribaron en el puerto de Tacna, los ocho mil mapas restantes, pero en agosto de 1868 se produjo un fuerte terremoto en dicho puerto provocando la perdida de todos los mapas.

En 1862, Ondarza fue elegido diputado por Oruro. Partidario del Dr. José María Linares y enemigo del gobierno del Gral. Mariano Melgarejo, combatió contra él en Letanías, como consecuencia fue deporta-do.

Durante la administración del Dr. Tomás Frías, fue nombrado comandante del escua-drón de ametralladoras, posteriormente en el gobierno del Tte. Cnl. Adolfo Ballivián fue destinado al Estado Mayor.

Consecutivamente, Ondarza exploró y navegó el Lago Titicaca, en su famoso vaporsito “Tomasito” y luego trazó el ca-mino del “Lago hacia La Paz y de esta ciudad a los Yungas y Río Abajo” 5.

Finalmente Juan Ondarza Lara, falleció en La Paz, el 7 de enero de 1875.

A modo de conclusión, podemos decir que este héroe olvidado fue un gran inge-niero, geógrafo y pionero de la cartografía boliviana, que contribuyó al desarrollo de la cartografía de Bolivia y América en el siglo XIX.

José E. Pradel B.

Documental en 3D La historia de Santa Cruz en video

Conmemorando los 204 años del grito libertario de Santa Cruz de la Sierra, el Proyecto Cultural Paitití, en homenaje realizará la proyección de un documental en formato 3D, en el que se recrea la antigua ciudad en la época de la revolución del 24 de septiembre de 1810 en la Casa de la Cultura el jueves a partir de las 20:00. Al respecto, el profesor Héctor Molina señaló que el objetivo de dar a conocer esta proyección es que la gente valore los cambios que se han dado, además que es una buena manera de aprender a amar a esta tierra y volver a recordar las costumbres y tradiciones de Santa Cruz.

Una producción llena de cultura Este trabajo tridimensional se realizó doce años atrás, es una animación en base a la recreación de cómo era la ciudad en esa época, por ejemplo se mostrará las 16 cuadras del centro, la plaza principal, los principales edificios que estaban situados en torno a la plaza, las iglesias, además de ello, se mostrará el recorrido de la procesión que partió de la iglesia La Merced hacia la plaza central, que en ese entonces se conocía como la plaza de La Concordia para que se desarrolle la revuelta popular, en todo caso la revolución del 24 de septiembre de 1810.

Show artístico de la época. Para amenizar el acto se escenificarán cuatro tipos de baile de la época, como salón del estilo europeo que eran vals, el camaleón, la cuadrilla de los lanceros, la mariquita y el guachambé, entre otros, estos bailes solo lo realizaban las familias adineradas. "Considero que es una información bastante interesante para que la ciudadanía vea cómo han ido cambiando las formas de vestir y la arquitectura. Este trabajo es un acontecimiento históricos que tienen a otros personajes relevantes de esa época", dijo Molina.

La proyección dura aproximadamente una hora, incluido los bailes que van a ser representados de una manera interactiva con las vestimentas que se utilizaban en esas épocas por el ballet del colegio Amadeo Mozart, Kerembas y Hamacas.

lunes, 15 de septiembre de 2014

La revolución cochabambina de 1810 grabó en la memoria histórica la ética de Esteban Arze

Todas las crónicas sobre el levantamiento libertario del 14 de septiembre de 1810 coinciden en dar relieve a un suceso histórico correlativo, consecuencia directa de la rebelión de septiembre: la batalla de Aroma, acaecida exactamente dos meses después, el 14 de noviembre de 1810, fecha que marca el hito principal de la revolución cochabambina como aporte la Independencia de Bolivia, con la creación —a partir de esa batalla— del Ejército con el cual se fundaría la República de Bolivia en 1925.

El historiador Gustavo Rodríguez Ostria es claro al señalar que la revuelta del 14 de septiembre no fue necesariamente un hecho independentista sino —como un eco de los levantamientos de Chuquisaca y La Paz en 1909— una adhesión a Junta Tuitiva de Buenos Aires, cuyo Ejército Auxiliar comandado por Manuel Belgrano, como es sabido, intentó derrocar al Virreinato de Lima después de arremeter contra el Virreinato de La Plata al que pertenecía el antiguo Collasuyo.

En el año de 1810, José Gonzales de Prada fue nombrado gobernador de Cochabamba tras fallecer Francisco de Viedma. Prada asumió el cargo persiguiendo a los sospechosos cochabambinos que habían tomado parte en los sucesos revolucionarios del 25 de mayo de 1809 en Chuquisaca, entre ellos a Francisco Vidal y Manuel Urquidi. También decidió mandar a Oruro a sus entonces correligionarios realistas Francisco del Rivero, Esteban Arze y Melchor Guzmán, “el Quitón”, con la misión de reprimir el levantamiento del indígena Titicocha en Toledo, que se había sublevado a orillas del lago Poopó.

Sin embargo, los cochabambinos, ya en Oruro, evitaron el combate con los indígenas sublevados.

Estando acuartelados en Oruro esos tres comandantes realistas sospechosos de simpatizar con la Junta de Buenos Aires, las autoridades virreinales habían decidido desterrarlos a Tupiza (Potosí), para lo cual se esperaba al coronel español Basagoitia, quien, procedente del Cuzco, debía llegar pronto capitaneando las fuerzas enviadas por el virrey Abascal que marchaban al sur para auxiliar al gobernador virreinal de Potosí Vicente Nieto, quien estaba siendo acosado por las tropas del argentino Castelli. Si los cochabambinos hubieran sido trasladados a Tupiza como planeó Gonzales de Prada, imposibilitados de volver a Cochabamba, jamás se habrían producido los hechos revolucionarios de septiembre, octubre y noviembre de 1810.

“Apercibido Rivero de esas maquinaciones, merced a doña Lucia Ascui, avisó a sus compañeros y, durante la noche, escalaron las paredes del edificio en el que se encontraban, salieron de Oruro con dirección a Cochabamba. A mediados del mes de agosto los fugitivos de Oruro llegaron a Tarata. Desde allí les fue posible ponerse en relación con muchos cochabambinos, para trabajar a favor de la independencia. Carrasco, Oropeza, Montesinos, Oquendo, Arauco y Ferrufino, hubieron de ser los primeros en acoger esas tan generosas aspiraciones”, escribió Eufronio Viscarra.
¿Qué pasó el 14 de septiembre?

En su memorable “Diario histórico de los sucesos ocurridos en Sicasica y Ayopaya”, el “Tambor” José Santos Vargas testimonió que los 200 soldados realistas de caballería enviados desde Cochabamba por el gobernador Gonzales de Prada “al mando de un don Francisco del Rivero”, llegaron a Oruro “a principios del mes de agosto o por fines del mes de julio. Estarían como un mes y más… De repente desaparecieron de los cuarteles una noche, tal que no quedó uno. Llegado don Francisco Rivero a Cochabamba, se habían sublevado el día 14 de septiembre de dicho año 1810”.

En efecto —según se confirma en la crónica de Eufronio Viscarra— la mañana del 14 de septiembre de 1810, el coronel Francisco del Rivero junto al alférez Melchor Guzmán, a los tenientes Esteban Arze y Bartolomé Guzmán, “aparecieron en Cochabamba a la cabeza de una fuerza de mil hombres y auxiliados por todos los patriotas de la ciudad que, dirigidos por Oquendo, Montecinos, Oropeza y Arauco volaron a su encuentro. Se presentaron a caballo en la puerta del cuartel, apoderándose fácilmente de la tropa y de las armas, merced a la feliz circunstancia de que el regimiento estaba decidido de antemano por la nueva causa y no se derramó ni una gota de sangre”.

Al tomar el cuartel haciendo huir al gobernador Gonzales de Prada, Francisco del Rivero se dirigió a la tropa y con enérgica dulzura dijo a los sorprendidos soldados que se juntaron en el patio: “Hijos míos, os quieren mandar a combatir contra la Patria. No saldréis de aquí sino conmigo y para defenderla con lustras armas. ¡Viva la Patria!” Y el local invadido de soldados y pueblo todos contestaron “¡Viva la Patria!”.

El 19 de septiembre de 1810, Francisco del Rivero fue nombrado Gobernador mediante cabildo abierto y aclamación pública. Pero el verdadero combate armado de su revolución se produciría militarmente dos meses después, en los campos de Aroma.

La presencia inglesa en los ejércitos de Buenos Aires
Recordemos que las revueltas contra el coloniaje español tuvieron el estímulo del ataque inglés a España, entre 1806 y 1809, cuando el duque de Wellington declaró la guerra a los Borbón que habían abdicado en favor de Bonaparte a cambio de una cortesana francesa que le fue entregada a Fernando VII.
Los ingleses aprovecharon el descabezamiento de la Corona española decididos a quedarse con sus colonias en Sudamérica. Apoyaron con armas y dinero la formación de un ejército independentista en Buenos Aires para apoderarse del Virreinato de La Plata y luego avanzar hacia el Virreinato de Lima siguiendo la ruta Chuquisaca, Potosí, Oruro, Cochabamba y La Paz, hasta donde llegaron las tropas anglo-argentinas entre 1810 y 1813 enarbolando su bandera celeste que terminó siendo también el emblema cochabambino (las tropas originarias del valle, asegura Edmundo Arze, hacían flamear una bandera de guerra colorada).
Respecto a la influencia británica en los sofisticados ejércitos libertadores que surgieron simultáneamente en Argentina y Colombia durante las primeras décadas del siglo XIX, Joaquín Aguirre Lavayén reveló un dato extraordinario cuando escribió sobre esos aprestos del Protectorado Inglés: “El promotor de esa invasión inglesa (a Buenos Aires) fue un criollo nacido en Cochabamba, provincia de Charcas, llamado Aniceto Padilla que el año 1806 hizo escapar de la prisión, en el pueblo de Luján, al general William Carr Beresford, jefe de las entonces tropas invasoras inglesas”.
Según la historia oficial argentina, Aniceto Padilla, acompañado por un pariente del carcelero, usó una falsa orden del virrey Santiago de Liniers para trasladar a los ingleses prisioneros Beresford y Denis Pack de la cárcel de Luján a Buenos Aires. “Los prisioneros y sus conductores fueron trasladados al Tigre, y de allí a Maldonado, que estaba en manos inglesas. De allí pasaron a Montevideo, después de la captura de la ciudad por los ingleses, donde Padilla y el porteño Francisco Cabello y Mesa redactaron el periódico bilingüe The Southern Star, con el que los británicos esperaban congraciarse con los ilustrados criollos”, escribió Carlos Roberts en su libro “Las invasiones inglesas”.
Desde Montevideo, Aniceto Padilla pasó a Río de Janeiro, donde se unió a los carlotistas, que esperaban coronar a la princesa Carlota Joaquina de Borbón (consorte del rey de Portugal, apoyada por los ingleses y adversaria de su hermano bonapartista Fernando VII) como reina del Río de la Plata, ya habiendo sido reina del Brasil. Padilla fue enviado a Londres en 1808 para a colaborar en una hipotética tercera invasión. Regresó a Buenos Aires en 1810, muy poco después de la Revolución de Mayo. “Por consejo de Nicolás Rodríguez Peña, la Primera Junta lo envió a entrevistarse con Lord Strangford en Río de Janeiro y a comprar armas a los Estados Unidos. No tuvo éxito en ninguna de sus dos misiones”. (Tras el triunfo de la Independencia, el osado revolucionario cochabambino colaboró con el mariscal Andrés de Santa Cruz para formar la Confederación Perú-Boliviana. Fue funcionario de ésta y editó un periódico en Cochabamba. Murió en esta ciudad hacia el año de 1840).
Así pues, la rebelión del 14 de septiembre de 1810 fue alentada por un Ejército Auxiliar Argentino profundamente influido por el poderío inglés, intentando transformar las republiquetas guerrilleras indígenas en una guerra convencional. El matiz con el ejército libertador colombiano liderado por Bolívar y Sucre que profesaban el parlamentarismo republicano británico, fue que el ejército argentino del libertador San Martín intentaba mantener un régimen monárquico bajo el Protectorado Inglés.

El retorno a Oruro en octubre de 1810
Sello Postal emitido por Correos de Bolivia el 14 de septiembre de 1910, Primer Centenario de la Revolución cochabambina, en homenaje a Esteban Arze.

Sello Postal emitido por Correos de Bolivia el 14 de septiembre de 1910, Centenario de la Revolución cochabambina, en homenaje a Esteban Arze.

Después del golpe del 14 de septiembre del 1810, las tropas libertadoras de Cochabamba, que desconfiaban de los argentinos, tuvieron que retornar pronto a Oruro para salvaguardar unos tesoros virreinales que Goyeneche, desde el Cuzco, había mandado a confiscar desplazando a sus tropas por la ruta del Desaguadero.

El guerrillero José Santos Vargas, quien entonces contaba con 14 años de edad, fue testigo de aquella “invasión de cochabambinos a Oruro”, en octubre de 1810, lo cual además obedecía a un clamor de los orureños para bloquear el avance que emprendía Goyeneche en pos de aniquilar a las tropas argentinas de Castelli que se expandían sobre el territorio de la Audiencia de Charcas con el objetivo de llegar a Lima misma. De hecho, Castelli y sus tropas de Buenos Aires —que eran parte del Ejército del Norte creado por Manuel Belgrano con el referido financiamiento inglés—, habían ingresado a Oruro en abril de 1810 y permanecían allí cometiendo abusos que indignaron los cochabambinos, por lo cual la consigna de Esteban Arze era “no depender de España, ni de Lima, ni de Buenos Aires”.

“Ya se oía decir que el señor presidente de la real audiencia del distrito del Cusco, un don José Manuel de Goyeneche, mandaba a algunas compañías a Oruro a castigarlos porque atajaron las arcas reales” —relata el “Tambor” Vargas—. “Informados en Oruro pidieron auxilio de Cochabamba a don Francisco Rivero. El número de tropas que Goyeneche mandaba a Oruro era de 700 hombres bajo las órdenes del comandante general, un tal Piérola”.

Siguiendo el relato de Vargas, “Don Francisco Rivero de Cochabamba mandó 2.000 hombres entre los que fueron 200 de infantería armada, dos piezas de artillería, 500 de caballería y los restantes de cívicos (que decían urbanos) al mando del señor coronel y comandante general don Melchor Guzmán, alias el Quitón”.

Eufronio Viscarra informa sin embargo que el ejército expedicionario que también era comandado por Esteban Arze constaba de mil hombres divididos en 10 compañías; y que “se creó también una tropa auxiliativa de 174 indios, encargada de conducir víveres y pertrechos de guerra y hostilizar al enemigo en caso necesario”.

“El partido que más contribuyó a la formación del ejército fue Tapacarí” —dice Viscarra—. “En la tropa creada en Punata con el nombre de ‘Patricios de Caballería’, llama la atención la circunstancia de que jefes y soldados se alistaron en sus caballos propios, y sin exigir el precio de estos últimos”.

Respecto al armamento, según el biógrafo de Arze, “apenas una tercera parte del ejército contaba con malos fusiles, morteros y arcabuces. Las dos terceras partes restantes estaban armadas solamente de chuzos, garrotes, macanas, cachiporras, barras de hierro y lazos”.
La ética de Esteban Arze
LA MUERTE DE ESTEBAN ARZE Intentando llevar la revoluciòn a Santa Cruz, Esteban Arze fue traicionado por el general argentino Juan Antonio Álvarez de Arenales y desterrado a Santa Ana de Yacuma, donde falleció despojado de sus patrimonios el 24 de febrero de 1815. Fue el costo que pagó por proclamar su ideal autonomista de "una patria sin España, sin Buenos Aires y sin Lima, una patria nueva”.

LA MUERTE DE ESTEBAN ARZE
Intentando llevar la revoluciòn a Santa Cruz, Esteban Arze fue traicionado por el general argentino Juan Antonio Álvarez de Arenales y desterrado por Ignacio Warnes a Santa Ana de Yacuma, donde falleció despojado de sus patrimonios el 24 de febrero de 1815. Fue el costo que pagó por proclamar su ideal autonomista de “una patria sin España, sin Buenos Aires y sin Lima, una patria nueva”. Sus restos fueron trasladados a su ciudad natal en 1947. Hoy, sus cenizas descansan en la Catedral de Cochabamba y en la Iglesia San Pedro de Tarata, capital de la provincia cochabambina que lleva su nombre.

Mientras permaneció en Oruro desde el 20 de octubre para custodiar los caudales reales mientras Goyeneche avanzaba por el Desaguadero, Esteban Arze impuso en esa ciudad una autoridad rigurosamente celosa de la conducta ética en sus propias filas. Al general Arze le interesaba muy poco la corrupción de sus enemigos, ya vencidos. Le preocupaba la de los suyos mismos, sabiendo que nadie es perfectamente inmaculado en estas viñas del señor, más aún detentando un poder nacido de las armas.

Esteban Arze dio una orden expresa para que ningún soldado de su ejército, ningún funcionario bajo su administración libertaria, osase robar un solo alfiler de los realistas derrotados; aún tratándose de los más odiosos sojuzgadores. Tampoco era permitido cometer abusos ni violar a las mujeres e hijas del enemigo. Arze creó un sistema de vigilancia que podría considerarse el primer órgano de inteligencia ética en la historia de la Independencia, y los infractores identificados eran fusilados en el acto, ante la algarabía del pueblo revolucionario.

Pocos días antes de la partida de los cochabambinos hacia La Paz, el 9 de noviembre, en pos de las expediciones enemigas enviadas por Goyeneche, el Ilustre Cabildo de la Real Villa de San Felipe de Austria de Oruro, certificó que Esteban Arze —según Eufornio Viscarra— “logró conquistarse las voluntades todas con el desinterés, talento, sagacidad política y demás virtudes que realzan y caracterizan su persona, consiguiendo por medio de ellas el fin laudable de que su gente no cometiese exceso, extorsiones ni incomodidad alguna en la citada población”.

El fugaz gobierno interventor de Esteban Arze en Oruro, previo a Aroma, fue un modelo de autocontrol administrativo inédito y singular en la historia política de ésta que terminó siendo la República de Bolivia 15 años después. En los siguientes dos siglos, nunca más hubo ejemplo tal hasta nuestros días de esplendorosa corrupción y esmerado mal gobierno.
Aroma: de la Guerra a la Fiesta
La Batalla de Aroma, efecto inmediato de la sublevación del 14 de septiembre de 1810, exactamente dos meses después. Nótese en este óleo conservado en la Pinacoteca Militar, que la bandera de guerra que hacen flamear los combatientes cochabambinos al mando de Estéban Arze y Guzmán Quitón, no es el emblema celeste del Ejército Auxiliar que mandó al Alto Perú la Junta de Buenos Aires. Según narró Eufronio Viscarra, el choque se produjo en las riberas del río Aroma, a pocos kilómetros de Sica Sica, sobre un terreno donde, "numerosos conejos semejantes a la liebre (viscachas) establecen en el suelo sus madrigueras en forma de largas y profundas encrucijadas, que se hunden bajo las plantas, produciendo agujeros donde caen fácilmente hombres y bestias. Los españoles, no acostumbrados a pisar un suelo tan accidentado, daban tumbos a menudo, deteniéndose por tal motivo y facilitando el avance de los cochabambinos que evitaban los peligros con su natural agilidad y por el conocimiento que tenían del lugar".

La Batalla de Aroma, efecto inmediato de la revuelta urbana del 14 de septiembre de 1810, exactamente dos meses después. Nótese en este óleo conservado en la Pinacoteca Militar que la bandera de guerra que hacen flamear los combatientes cochabambinos al mando de Estéban Arze, no es el emblema celeste del Ejército Auxiliar que mandó al Alto Perú la Junta de Buenos Aires. El choque se produjo en las riberas del río Aroma, a pocos kilómetros de Sica Sica, sobre un terreno donde, según Eufronio Viscarra, “numerosos conejos semejantes a la liebre (viscachas) establecen en el suelo sus madrigueras en forma de largas y profundas encrucijadas, que se hunden bajo las plantas, produciendo agujeros donde caen fácilmente hombres y bestias. Los españoles, no acostumbrados a pisar un suelo tan accidentado, daban tumbos a menudo, deteniéndose por tal motivo y facilitando el avance de los cochabambinos que evitaban los peligros con su natural agilidad y por el conocimiento que tenían del lugar”.

“Ante vuestras macanas el enemigo tiembla” es la arenga más poética que Cochabamba ofrendó a la memoria revolucionaria de los pueblos del mundo. La profirió Esteban Arze, el general de ese ejército de cochabambinos desarmados e indisciplinados que infringieron una derrota estratégica a los colonialistas españoles en el altiplano aymara de Haru Uma (Aroma, en castellano), el 14 de noviembre de 1810, exactamente dos meses después de la gran revuelta valluna del 14 de septiembre en ese mismo año.

Aquello de las macanas fue real y fantástico. La batalla se produjo cuando el “ejército cochabambino” comandado por Esteban Arze y Melchor Guzmán Quitón se dirigía de Oruro a La Paz para impedir el avance de las tropas realistas desde el Cuzco hacia el sur altoperuano, protegiendo así los territorios liberados por el ejército auxiliar argentino.

El choque se produjo en las riberas del río Aroma, a pocos kilómetros de Sica Sica, sobre un terreno donde, según una descripción de Eufronio Viscarra poco conocida, “numerosos conejos semejantes a la liebre (viscachas, nr) establecen en el suelo sus madrigueras en forma de largas y profundas encrucijadas, que se hunden bajo las plantas, produciendo agujeros donde caen fácilmente hombres y bestias. Los españoles, no acostumbrados a pisar un suelo tan accidentado, daban tumbos a menudo, deteniéndose por tal motivo y facilitando el avance de los cochabambinos que evitaban los peligros con su natural agilidad y por el conocimiento que tenían del lugar”.

Según el relato de Viscarra, “instintivamente y sin previo acuerdo, los patriotas adoptaron una táctica harto singular: aprovechando de las concavidades naturales del terreno, de los pequeños barrancos formados por el río de Aroma en su curso caprichoso y de las tolas (arbustos que en esos parajes alcanzan proporciones considerables), se alebraban en el suelo mientras los enemigos hacían sus disparos, y cuando cesaba el fuego se adelantaban rápidamente para acortar la distancia que había entre los contendientes. A las nuevas descargas del enemigo volvían a agazaparse sin retroceder un solo paso y avanzando siempre, hasta que llegó el momento de lanzarse sobre los realistas”.

Entonces las macanas entraron en acción en un cuerpo a cuerpo indescriptible. “Arrostrando serenos los fuegos de la fusilería, descargaban terribles golpes de macana sobre los realistas y les arrebataban las armas para seguir combatiendo con ellas. Los chuzos y los palos que empuñaban vigorosamente, caían sobre los adversarios haciendo saltar en mil pedazos sus cascos y corazas y convirtiendo en esquirlas sus cráneos”.

En los mil encuentros que se sucedían rápidamente, prevalecía, casi siempre, la fuerza muscular de los cochabambinos, que, acostumbrados como estaban a las rudas faenas del campo, manejaban sus garrotes con admirable desenvoltura y pujanza. “Encontróse en algunos sitios, después del combate, a más de un patriota muerto por la bayoneta de un soldado realista; pero cubriendo con su cuerpo el del enemigo muerto también, lo que manifiesta que el independiente, al sentir el frío de la espada en las entrañas, se daba modos para aplastar con su macana la cabeza del adversario, pereciendo ambos en consecuencia. Desconcertado el enemigo ante la pujanza descomunal de los cochabambinos, cejó de sus posiciones y bien pronto se entregó a la fuga para buscar en ella su salvación”. Y así fue que el enemigo tembló.
La Batalla de la Felicidad
Una de las proclamas revolucionarias de Francisco del Rivero, publicada el 10 de septiembre de 1811 por la "Gazeta de Buenos-Ayres".

Una de las proclamas revolucionarias de Francisco del Rivero, publicada el 10 de septiembre de 1811 por la “Gazeta de Buenos-Ayres”.

Cuando este ejército libertario obtuvo la victoria de Aroma, parecía que la utopía estaba a la vuelta de la esquina, que la felicidad por fin reinaría en estas colonias de tristeza y humillación. Los festejos en Cochabamba duraron oficialmente tres días después del Te Deum de rigor celebrado el 22 de noviembre de 1810.

“Por cuanto la victoria de nuestras armas contra los enemigos de la felicidad común que decretaron la resistencia a los designios de nuestra capital Buenos Aires, obtenida por los campeones de ella en Suipacha y por nuestros esforzados y leales cochabambinos, exige que tributando al Dios de las batallas las más fervorosas gracias por la misericordia con que nos ha protegido, se hagan también demostraciones de nuestro júbilo y complacencia”, reza un bando emitido por el Gobernador de Cochabamba, Francisco del Rivero, el 21 de noviembre de 1810.

Francisco del Rivero había ordenado que “en las noches de este día y las dos siguientes se iluminen los balcones, ventanas, puertas de calle y tiendas, y que en las de mañana y siguientes se procure la diversión pública en celebración de aquellas acciones decisivas de nuestra feliz suerte”.

La crónica de aquel festejo en la narración de Eufronio Viscarra, es efusiva: “Los caminos que conducen a Tarata, Quillacollo y Sacaba estaban atestados de muchedumbres que acudían a la capital para tomar parte en las solemnidades que se verificaban en honor de los vencedores de Aroma, y de jinetes que, en grupos compactos, iban y venían desalados, conduciendo armas y caballos para las nuevas expediciones que se estaban organizando rápidamente, en los momentos mismos en que el delirio de la victoria parecía embargar todos los ánimos”.

Los relatos de la época testimonian que los repiques no cesaron durante 72 horas, y que la campana más grande que existía en la ciudad, la del convento de San Francisco, “tañó de tal suerte que hubo de rajarse, quedando inhábil desde entonces”.

Aroma era una batalla por la felicidad perdida, y la reconquista de esa felicidad en forma de utópica republiqueta fue el mayor logro político y militar de los cochabambinos