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lunes, 31 de agosto de 2015

Actores recrean la insurgencia valluna de 1810

A 205 años del asalto al cuartel realista y la toma de la Plaza Mayor a cargo del ejército Patriota, más de mil actores recrearon la insurgencia valluna de 1810.

Hermosas jóvenes y señoras, representaban a damas de alta alcurnia de la Colonia presumiendo sus elegantes vestidos mientras grupos de soldados del Regimiento de Policía Militar de Cotapachi ingresaban aguerridos a la plaza, recreando la bravura del Ejército Patriota, liderados por el coronel Francisco del Rivero y el Capitán Esteban Arze.

Los gritos, estallidos de cañones y otros fueron el marco para que el público asistente reviva las batallas independentistas de Bolivia y el Alto Perú contra la corona española.

Alcaldía busca reforzar la historia con un selecto Consejo Consultivo



Un grupo de intelectuales, que trabajan en temas históricos y culturales, es la base para formar un Consejo Consultivo que colabore con el Gobierno Municipal para apoyar en temas que apuntalen la celebración del Bicentenario de la Batalla de La Tablada que será el 15 de abril de 2017.

A convocatoria del presidente del Concejo Municipal, Alfonso Lema, la pasada semana se reunieron con la autoridad edil Adela Lea Plaza, Eduardo Trigo, José Paz Garzón, Roberto Ávila, Mario Barragán, Manuel Gómez y Daniel Vacaflores para abordar temas que tienen que ver con la elaboración de la Carta Orgánica de Tarija, en el punto referido al cambio de nombre de la ciudad.

Personalidades
Sin embargo, Lema detalló que este grupo debería estar conformado por personalidades que no tengan que ver con ninguna instancia administrativa, para dotarle de seriedad y que no se convierta en una “pega más”. Además de que ellos colaborarán en develar la poco conocida historia de Tarija.
Lema adelantó que en el Concejo Municipal se elabora un proyecto para conformar un Comité que trabaje con este grupo en función de organizar la celebración de los 200 años de la Batalla de La Tablada. Es posible que dicha norma esté lista en una semana y sea promulgada hasta fines de septiembre.
Por su parte Paz Garzón, en representación de la Sociedad Geográfica y de Historia de Tarija, sostuvo que propuso que la conformación de ese Consejo Consultivo tenga como tarea el asesoramiento y evaluación de los recursos culturales, naturales y del patrimonio regional.
“A los fines de orientar debidamente al municipio para que no se incurra en errores y apreciaciones inexactas sobre nuestra cultura y patrimonio arquitectónico, histórico, artístico, documental, geológico, paleontológico, antropológico, reservas y parques nacionales y científico en general”.
Sobre la sugerencia de cambio de nombre de la ciudad de Tarija, esta fue recibida con simpatía por los presentes, pero no fue apoyada por la mayoría, sólo Barragán se mostró de alguna manera partidario de hacerlo.
Sin embargo, esta propuesta fue una llamada de atención para realizar estudios más sistemáticos sobre Tarija y dada la tradición jurídica e institucional no se ve oportuno la necesidad de un cambio de nombre, pero sí que la ciudad recupere sistemáticamente su historia y que debería tener una dinámica más académica.
Sobre el otro punto tocado, la creación de un Consejo Consultivo que pueda apoyar las iniciativas institucionales, conformado por este grupo de personas tendría la función de orientar y asesorar en este tipo de aspectos a la Alcaldía.
En una primera instancia se mencionó a Adela Lea Plaza, antigua directora de la Casa de la Cultura, como una primera coordinadora de este grupo y se definiría el tipo de relación con la comuna local para que exista fluidez en las ideas y aportes que realice esta gente que tiene experiencia para que la gestión de la Alcaldía sea efectiva y más productiva.
Los intelectuales valoraron la intención de Alfonso Lema para convocar a este grupo de personas entendidas en el tema y que como autoridad indicará cómo se articulará este Consejo que se intenta crear para posteriormente ver el tema del Bicentenario.
Al momento todavía no existe una agenda porque fue un primer encuentro para consolidar vínculos, y proponer la idea del Consejo que posteriormente materializará propuestas en dimensiones reales posibles y que respondan a una lógica histórica.

Cambiar el nombre de la provincia Cercado

El pasado 11 de agosto, el presidente del Concejo Municipal, Alfonso Lema, propuso de manera formal cambiar de nombre al Municipio de Tarija, por el nombre de “San Bernardo de la Frontera de Tarija”. Aclaró que la propuesta está dirigida a ser incluida en el borrador de la Carta Orgánica. La autoridad argumentó que Tarija se fundo con el nombre de Villa de San Bernardo de la Frontera, pero que actualmente ya no se trata de una Villa, sino de un Municipio.

Chuquisaca Recuento del terremoto del 48



Pero el seísmo no solo produjo daños en la infraestructura de las construcciones civiles y eclesiásticas. También motivó a una espontánea movilización popular —que se tradujo en una acción solidaria— para socorrer a las personas e instituciones más afectadas.

Sucre, 27 de marzo de 1948. Parece un día como cualquier otro. La población está inmiscuida en sus quehaceres cotidianos. Son aproximadamente las 18:30 cuando, de pronto, un leve movimiento de la tierra les quita la tranquilidad a todos, que de inmediato escuchan un ruido diferente… Dicen que ese sonido se parece al que producen los camiones al pasar; el que hace crujir las paredes y techos. Entonces, se apodera el terror. El “temblor” es el anuncio de un terremoto brutal.

Casi todos corren fuera de los edificios; otros caen; la mayoría se balancea tratando de conservar el equilibrio en su lugar. Llega el pánico, los gritos, el llanto, la histeria... A esta altura, la gente ha salido a las calles y ha empezado a ver cómo casi todo está desplomado. Prácticamente todas las casas y edificaciones públicas han sufrido algún tipo de daño: eran de barro y el sacudón había logrado que los adobes cedan y caigan irremediablemente.

Los registros
En la escala de Ritcher, el terremoto ocurrido hace 67 años fue de 6 grados, un número que se considera destructivo. La intensidad fue de VII, según la escala de Mercalli.

Increíblemente, de acuerdo con la información existente sobre el tema, fallecieron tres personas y el desastre dejó una veintena de heridos. Sin embargo, el investigador Norberto Benjamín Torres evidenció mediante el libro de entierros del Cementerio General de Sucre que en esos días solo se verificó la sepultura de una sola persona, la señora Petrona Márquez, de 56 años de edad.

Este y otros datos inéditos se encuentran contenidos en el libro “Terremoto de 1948 en Sucre. Su impacto en el Patrimonio Arquitectónico Tomo 1”, escrito por el mismo Norberto Torres.

Según el arquitecto Moisés Torres Chivé, esta obra es un gran aporte historiográfico, no solo porque aborda una temática interesante de la historia reciente de Sucre, sino porque describe y analiza, a través de fuentes primarias y fotografías inéditas, el proceso de reconstrucción y restauración de los edificios públicos, eclesiásticos y particulares que sufrieron las consecuencias del terrible sismo.

La magnitud e intensidad del terremoto se hizo evidente en las viviendas y, de manera especial, en las edificaciones públicas que constituyen el casco histórico, el mismo al que la UNESCO concedió en 1991 el título de “Patrimonio Cultural de la Humanidad”.

Acción solidaria
Pero el seísmo no solo produjo daños en la infraestructura de las construcciones civiles y eclesiásticas. También motivó a una espontánea movilización popular —que se tradujo en una acción solidaria— para socorrer a las personas e instituciones más afectadas. “Es algo común que el ser humano se una en la desgracia; se vuelve solidario y no se aprovecha del otro. Por ejemplo, no hubo hechos vandálicos en las casas e instituciones públicas, menos en las iglesias. La desgracia les llegó a todos: ricos, pobres, importantes y anónimos”, comenta Torres a ECOS.

El Comité de Auxilio
Mediante el Decreto Supremo 1090, del 30 de marzo de 1948, se creó el Comité de Auxilio y Restauración de Sucre, que dirigió el proceso de las obras durante varios años. Reconocidos profesionales desempeñaron cargos y administraron la operación en forma óptima.

Para la refacción de los edificios públicos se creó una Asesoría Legal y una Sección Técnica que orientaba la restauración y reconstrucción proyectada. Para fiscalizar el manejo del dinero presupuestado, intervino la Junta de Almonedas.

En reconocimiento a ese trabajo eficiente, un decreto del 19 de mayo de 1948 le otorgó a dicho Comité el carácter de institución privada. El 28 de noviembre de 1949 esa norma fue elevada al rango de Ley de la República.

“El Comité tenía que publicar todo a través de la prensa. No se ocultó nada. El manejo y control fue ejemplar”, destaca Torres.

Una reacción acertada
El investigador cita en su libro una serie de decretos que posibilitaron la reconstrucción de Sucre; por ejemplo, la suspensión de todas las actividades públicas y particulares hasta que se garantizara la habitabilidad de los edificios. O la congelación de precios de los jornales y materiales de construcción que regían hasta aquel 27 de marzo.

Se centralizaron los fondos provenientes de colectas que se realizaron en el país, de donaciones oficiales y particulares que llegaron desde el extranjero.

También se liberó del pago de impuestos a la propiedad inmueble: universitaria, municipal, departamental y nacional, por cinco años desde el día del terremoto.

En la reconstrucción de los edificios se dio prioridad a las dependencias municipales, como el Mercado Central, el Teatro 3 de Febrero, el Cementerio General y el Palacio Consistorial, además de una decena de escuelas, oficinas universitarias y los antiguos templos de las iglesias.

Lo más dañado
El patrimonio eclesiástico fue el más dañado; por ejemplo, la iglesia de Santo Domingo, las torres del oratorio de San Felipe de Neri y el templo de San Miguel. Lastimosamente, algunas refacciones modificaron el diseño inicial de determinados recintos.

Además del trabajo de ingenieros, arquitectos y albañiles especializados de las empresas contratistas que se adjudicaron los proyectos de reconstrucción y restauración, Torres destaca la labor de soldados anónimos que se desempeñaron en las obras asignadas por el Comité de Movilizaciones, que a su vez fue designado por el pueblo en una reunión masiva en 1947.

“Comparo la unión de ese entonces con la realidad de hoy, cuando no se valora nada”, reflexiona Torres. “Lo que ahora disfrutamos les costó mucho a los abuelos y bisabuelos; es lamentable cómo ahora no se respetan los edificios públicos, todo el tiempo pintan las iglesias con propaganda política en una ciudad que vive del patrimonio”.

Tomo II
Pronto verá la luz el Tomo II de “Terremoto de 1948 en Sucre. Su impacto en el Patrimonio Arquitectónico”. Su autor, Norberto Torres, adelanta que tratará sobre la refacción de las casas particulares y contendrá testimonios escritos y orales de los que vivieron el terremoto. También allí se explica cómo se creó FANCESA.

Según Torres, la necesidad obligó a la población a crear su propia fábrica de cemento. “Eso es algo increíble, nadie les regaló nada, y hay que destacar que ellos no se pusieron como dueños, sino que determinaron que esté a cargo de la Alcaldía, la Universidad San Francisco Xavier y la Prefectura”.

También destaca lo costoso que fue traer a profesionales expertos y maquinaria de Alemania para posibilitar el funcionamiento de FANCESA.


viernes, 28 de agosto de 2015

Actores y soldados recrearán la gesta libertaria del 14 de Septiembre de 1810

Con la participación de al menos mil actores y soldados de dos cuarteles, que personificarán a los héroes y pobladores que protagonizaron la gesta libertaria del 14 de Septiembre de 1810, se recrearán los sucesos ocurridos en esa fecha histórica este domingo 30.

La secretaria de Cultura de la Alcaldía de Cochabamba, Ninoska Lazarte, señaló que el objetivo de esta dramatización teatral es recordar y rememorar los detalles de la gesta ocurrida hace 205 años y a sus protagonistas, de las tropas patriotas y pobladores del campo que pelearon por la libertad.

La representación teatral tendrá lugar en la plaza 14 de Septiembre y las calles circundantes: España, Baptista, General Achá, la avenida Heroínas y otras.

Lazarte detalló que la escenificación empezará a las 8:30 y para que la gente pueda seguir los acontecimientos, durante las cuatro horas que dura, se armarán graderías en las cuatro esquinas de la plaza principal.

Los ensayos para esta actividad se iniciaron el pasado miércoles, dedicándole cuatro horas, y este viernes se realizará el ensayo final en horas de la noche, por lo que se cerrará el tránsito vehicular por la plaza, informó la autoridad municipal.

Agregó que con base en los datos documentados de los hechos históricos de septiembre de 1810 se recrearán particularmente algunos pasajes: como la llegada de los insurgentes y toma del cuartel de los españoles, el apresamiento del entonces gobernador y de sus familiares.

Lazarte destacó el trabajo no sólo de los actores que harán la representación, sino también del equipo de historiadores que se encargó de investigar cómo realmente se dieron los hechos del 14 de septiembre y las características, así como la participación de cada uno de los protagonistas.

La escenificación de los hechos del 14 de Septiembre de 1810 se la volverá a realizar después de varios años.

jueves, 27 de agosto de 2015

Juana Asurdui no era Juana Azurduy

Se llamaba Juana Asurdui Llanos. Nació en La Plata, hoy Sucre, se casó con Manuel Asencio Padilla Gallardo y es la máxima heroína de la independencia de Bolivia.
Parecería que es una simple cuestión de escritura, pero no. El descubrimiento va más allá.
El investigador e historiador chuquisaqueño Norberto Benjamín Torres estudió a fondo la vida de Manuel Asencio Padilla y, paralelamente, la de su esposa Juana. "No se puede concebir al uno sin la otra", dijo ayer en la presentación del libro sobre el guerrillero de Ravelo.
Al investigar a Padilla encontró datos reveladores sobre su famosa consorte y la más sorprendente es que la Juana Azurduy (con "z" e "y") que conocíamos fue, en realidad, Juana Asurdui, con "s" e "i".
No eran la misma persona ni es un error de escritura. Lo que aparentemente ocurrió es que los historiadores encontraron el acta de bautismo de Juana Azurduy, nacida el 12 de julio de 1780 e hija de Mathías y Eulalia Bermúdez. Debido al nombre, se creyó que era doña Juana, la heroína, se llamaba Juana Azurduy Bermúdez y nació el 12 de julio de 1780.
Sin embargo, había un detalle que contradecía los datos aportados por el acta de Azurduy Bermúdez. Todas las firmas que se encontraron en los documentos firmados por doña Juana tenían el apellido Asurdui con "s" e "i".
Norberto Benjamín Torres publicó los primeros resultados de sus investigaciones en los tomos I y II de la obra "Juana Asurdui de Padilla, perspectivas y documentos" y en el segundo incluye tanto el acta de casamiento de Manuel Asencio Padilla y doña Juana como el de bautismo de esta última.
En el acta de matrimonio se menciona como la contrayente a "Juana Asurdui , española, soltera natural de la ciudad de La Plata, hija legítima de Don Isidro Asurdui y de Doña Juliana Llanos".
El acta de bautismo que aporta Torres reza lo siguiente:
"En esta Santa Iglesia de San Pedro de Tarabuco, en veintiséis de Marzo de mil setecientos ochenta años. Yo, Pedro Dávalos, Teniente de Cura, constándome estar bautizada, puse óleo y crisma a Juana de dos meses, mestiza, hija legítima de Pedro Asurdui y de Juliana Llanos..."
Se trata, entonces, de la misma persona que se casó con Manuel Asencio Padilla. El dato de "española" tiene más connotación social que racial porque, como consta en el acta de bautismo, Juana Asurdui Llanos era mestiza.
Así queda despejada la incógnita sobre la verdadera identidad de Juana Asurdui de Padilla, la guerrillera, la heroína, la Juana de América.
Lo que queda por dilucidar es su fecha de nacimiento ya que esta no aparece con claridad en ninguno de los documentos a los que Torres tuvo acceso. El acta de bautismo, de fecha 26 de marzo de 1780, dice que Juana tenía dos meses cuando fue bautizada y eso nos remite al 26 de enero. Sin embargo, el historiador recuerda que, en aquellos años, los bebés recibían los nombres de los santos del día; así que hay que buscar a algún Juan o Juana de enero.
En el santoral católico solo hay dos santos con ese nombre en el mes de enero: Juan Nepomuceno Neuman y Juan Bosco. No obstante, aquel nació en 1811 y Bosco, en 1815; así que no figuraban en el santoral cuando nació doña Juana Asurdui.
Debido a ello, no queda más que convenir, tomando en cuenta el día de su bautismo, que la fecha de nacimiento de nuestra heroína tendría que ser el 26 de enero de 1780.

domingo, 23 de agosto de 2015

En San Javier recuerdan muerte de Germán Busch

El 23 de agosto de 1939 es una fecha importante dentro del calendario cívico de San Javier, pues es la fecha de la muerte de su hijo ilustre, el teniente coronel Germán Busch Becerra, expresidente de Bolivia.

El Comité Cívico de esa población está promoviendo que en las instituciones se realicen actividades para recordar la fecha. La muerte del expresidente Busch consternó al país en su momento por las circunstancias de su deceso. Busch tomó las riendas del país con el fin de impulsar cambios para lograr el desarrollo del país.

Entre las medidas más importantes de su mandato (1937-1939) se destacan: la nacionalización de las ganancias de la minería, monopolizada entonces por los barones del Estaño; la creación del Banco Minero, el primer Código de Trabajo, que es base de la actual Ley General del Trabajo; la Constitución de 1938; la abolición de la esclavitud y el peonaje; la recuperación para el estado de YPFB, las regalías del 11% para las regiones productoras de petróleo, la reapertura de la Uagrm; la vinculación férrea de Santa Cruz con Brasil y Argentina; la firma de la paz con Paraguay, etc.
Hoy, las 10:30, habrá un acto en la plaza de San Javier

Reproducimos la introducción del libro ‘Historia gráfica de la Guerra del Chaco’, de Mariano Baptista Gumucio



El Chaco representó la toma de conciencia de la nacionalidad y el detonante de la transformación social boliviana. No solamente acudieron al sudeste hombres de todas las regiones —altiplánicos, vallunos y orientales— sino también de todos los sectores sociales, desde la cobriza masa campesina que sostuvo el mayor esfuerzo bélico, hasta los empleados, obreros y estudiantes de las ciudades. Allí se hizo trizas la ficción liberal del país rico —porque fue capaz de permitir que tres personas se hicieran opulentas mientras que la mayoría de la población debía contentarse con ingresos de hambre— o democrático cuando apenas 30.000 a 40.000 personas tenían acceso a la vida política y cultural y la masa indígena permanecía atada a formas feudalistas de sometimiento y explotación. “Las grandes catástrofes —ha escrito Fernand Braudel— no son necesariamente los artífices pero sí, con toda seguridad, los pregoneros infalibles de revoluciones reales; en todo caso constituyen siempre una incitación a pensar, o más bien a replantearse, el universo”. Así sucedió con la generación que volvió del infierno verde, generación que, bajo distintas orientaciones y signos ideológicos, ha dominado la escena contemporánea de Bolivia hasta nuestros días. Desde el Gral. David Toro, hasta el Gral. Alfredo Ovando en 1970, todos los presidentes bolivianos participaron en el conflicto chaqueño, con excepción de Barrientos, Siles Salinas, Torres y Banzer, que pertenecen a promociones siguientes.

Todavía mi generación creció bajo el impacto de los recuerdos y evocaciones de los combatientes de esta guerra. En mi caso, recuerdo nítidamente los parcos relatos de mi padre (prefería no recordar lo sufrido) y de mis tíos maternos, sobre las incidencias que les tocó vivir a casi dos mil kilómetros de distancia de su Cochabamba natal, en medio de los pajonales chaqueños.

Pero han pasado muchos años y a los jóvenes bolivianos que están llegando a su mayoría de edad, preguntarles por el Chaco es como inquirirles por la guerra del Peloponeso, tan ajena y lejana les parece. En buena medida, no es culpa de ellos su total ignorancia sobre la historia contemporánea de Bolivia y menos sobre el conflicto chaqueño. Nuestros programas escolares no consideran necesario que los estudiantes del país se interesen en las páginas recientes de la propia historia patria.

Hemos querido remediar en parte esta situación y traer a la memoria una síntesis sumaria del conflicto chaqueño, ilustrada por las estupendas pinturas de un excombatiente que con el tiempo sería uno de los grandes de la plástica boliviana: Gil Coímbra Ojopi, y las fotografías que por encargo de los presidentes Salamanca y Tejada Sorzano tomó Luis Bazoberry. Los mapas corresponden al libro Masamaclay de Roberto Querejazu Calvo, la obra más completa y medular que se ha publicado sobre la Guerra del Chaco. Las fotografías del lado paraguayo han sido tomadas, con autorización del autor Alfredo M. Seiferheld, quien me obsequió su lujoso libro Álbum gráfico del cincuentenario de la Guerra del Chaco en Asunción, en 1987, cuando lo visitamos con Luis Ramiro Beltrán, fallecido poco después víctima de cáncer. Alfredo me confesó que su obra fue inspirada por la mía, que llegó a sus manos gracias a un viajero. Las ediciones anteriores de este libro publicadas por Última Hora, en papel periódico, resultaban muy inferiores a la suya y yo me hice entonces, mentalmente, la promesa de reeditar la obra en una edición de mejor calidad, que es la que ahora presenta la Editorial Kipus.

Mi intención no fue buscar, como han hecho tantos autores, un chivo expiatorio de la derrota o participar en la polémica sobre las responsabilidades del presidente Salamanca o las del Mando militar, sino relatar con la mayor objetividad posible, los acontecimientos de los años 1932-1935, con algunos datos del escenario político y económico de la retaguardia.

Este libro es un modestísimo homenaje a los caídos en esa conflagración y a los mutilados, heridos y excombatientes. Que las nuevas generaciones aquilaten la dimensión de su sacrificio y el mérito de su obstinada defensa de los campos que encerraban petróleo y gas, los dos recursos de los que ha dependido y dependerá todavía por mucho tiempo nuestra economía.

Bolivia es un país de honda vocación pacifista y el mayor anhelo que debemos expresar, al entregar estas páginas al público, es el lograr en el futuro, cuando se haya reconocido y efectivizado el derecho de Bolivia a un acceso pleno al aire vivificante del océano, una convivencia fraternal con los países vecinos, gajos del mismo tronco, empeñados hoy en la común y noble empresa de la integración regional y latinoamericana.


Agosto del 71, la administración militar del país



El gobierno de facto de Hugo Banzer Suárez, como todo en esta vida, fue parte de un contexto mayor, de un proceso o ciclo histórico de Bolivia. Se trata de los 18 años (con tres breves gobiernos constitucionales, de Luis Adolfo Siles Salinas, Wálter Guevara y Lidia Gueiler) del llamado “poder militar”, la administración castrense del Estado, con sus luces y sombras, sus contradicciones, miserias y grandezas.

Un proceso que empezó con René Barrientos Ortuño en 1964, continuó con Alfredo Ovando Candia (tras un breve gobierno de Luis Adolfo Siles Salinas) entre el 69 y 70; Juan José Torres, entre el 70 y el 71; Hugo Banzer Suárez, del 71 al 78 (el periodo más prolongado); Juan Pereda Asbún, el 78; David Padilla Arancibia el 78 y 79; Alberto Natusch Busch, el 79 (que derrocó al gobierno transitorio de Wálter Guevara Arce); Luis García Meza, el 80 y 81 (que dio el golpe de Estado a la presidenta Lidia Gueiler); Celso Torrelio Villa, el 81 y 82; y, Guido Vildoso, quien cerró el ciclo, durante 1982. Un total de diez presidentes militares, de los que, sin duda, destaca Banzer Suárez, por el tiempo que estuvo en el poder (siete años).

Como parte del “Estado del 52”, se puede decir, todos son “nacionalistas revolucionarios”, hijos, buenos y malos, hacia la izquierda y hacia la derecha, de ese proceso mayor; y es que, como precisó Luis H. Antezana a principios de los años 80: “El nacionalismo revolucionario es una intersección ideológica que, bajo los avatares del ejercicio del poder, se ocupa necesaria y permanentemente; es decir, el ámbito ideológico nacionalismo revolucionario precede, en cierta forma, al ejercicio del poder. Quien ‘toma’ el poder —legalmente o de facto— utiliza, marcando la ‘izquierda’ o la ‘derecha’ o proponiendo un posible ‘centro’, este ámbito ideológico”. (Sistema y proceso ideológicos en Bolivia (1935-1979), en Bolivia Hoy, René Zavaleta M. (compilador), 1983, Siglo XXI Editores, México).

Ciclo de tendencias. Como recuerda la historiadora Magdalena Cajías: a mediados de los 60, por ejemplo, al interior de las Fuerzas Armadas, mientras Ovando representaba a la línea institucionalista, más nacionalista, Barrientos encabezaba la corriente conservadora o de extrema derecha. (Poder militar y retorno de la democracia, 1964-1982, en Bolivia, su historia. Tomo VI, Coordinadora de la Historia, La Razón).

Barrientos, pese a estar en la línea de la Doctrina de la Seguridad Nacional, no dejó de tener sus “tintes populistas” y hasta una base social importante, con el Pacto Militar-Campesino; siguió manejándose entre dejar actuar a las transnacionales y mantener un cierto capitalismo de Estado; reprimir duramente al movimiento obrero, especialmente minero, y a la vez favorecer intereses de distintos sectores de las clases medias; entregando tierras a los campesinos en los valles y altiplano e impulsando el crecimiento de nuevos latifundistas en las tierras bajas, especialmente en Santa Cruz, destaca la historiadora.

“La destrucción del proyecto de Barrientos empezó, empero, señala Zavaleta Mercado (Consideraciones generales sobre la historia de Bolivia) con la discusión acerca de las materias primas, en una táctica que fue propuesta a la izquierda por Sergio Almaraz (…) el debate se localizó en torno a la cuestión del gas, aparte de los hidrocarburos líquidos”. Esto, dice, “penetró profundamente en el ejército”, lo que, luego de la muerte de Barrientos en un accidente aéreo en abril de 1969, resultó en la emergencia de los militares nacionalistas, más hacia la izquierda: Ovando primero, Torres después.

Si algo distingue a Ovando —recuerda Cajías— fue la derogatoria del Código del Petróleo (Davenport) y, como corolario, la nacionalización de la Gulf Oil Company, en octubre de 1969, impulsada por quien luego también marcará la historia política del país: Marcelo Quiroga Santa Cruz; aunque en justicia, apunta la historiadora, hay que decir que dicha medida fue resultado de meses de presión de sectores populares, universidades y otros intelectuales, como Sergio Almaraz, René Zavaleta y Mario Miranda.

El gobierno de Juan José Torres, el antecedente inmediato de Banzer, principalmente se distinguió por lo que Zavaleta llamó la existencia del “poder dual”: el funcionamiento de la Asamblea Popular, el momento cúspide de la radicalización de la izquierda de entonces.

Así, propone el exdiputado Carlos Böhrt, la Asamblea hay que verla como la acumulación política de los sectores populares, que viene desde toda la década de los 60, y que tuvo que ver sobre todo con la división en el MNR y su salida de este partido de su ala izquierda, representada entonces por Juan Lechín y Ñuflo Chávez; una división que en el fondo significó la independización del movimiento obrero con respecto al MNR, racalca.

Ahora, según Cajías, “comenzó a diferenciarse entre la llamada ‘izquierda tradicional’ (estalinismo, maoísmo, trotskismo y nacionalismo progresista) y los nuevos grupos de izquierda”; nuevos grupos que “creían en la lucha armada” porque consideraban posible el cambio inmediato debido a que para ellos las “condiciones objetivas” estaban dadas. Era el tiempo de las organizaciones conformadas por “los jóvenes de las clases medias” que “pasaron rápidamente a la acción”.

Y es que se vivía bajo la influencia del triunfo de la revolución cubana; se trataba de un rebalse ante los “modelos de revolución” impregnados por la Unión Soviética, y nutridos por la revolución cultural china, la vietnamita, las experiencias de descolonización y los socialismos africanos”.

Con la muerte de Barrientos, apunta Böhrt, se produjo una verdadera “irrupción” del movimiento popular, que dio lugar, tanto a la guerrilla de Teoponte, en 1970, como al régimen de Torres y la Asamblea Popular. El referido “poder dual” sugerido por Zavaleta, es lo que objetivamente, apunta el exdiputado, dio lugar a condiciones propicias al golpe de agosto del 71: el campo progresista dividido entre el ala radical, la Asamblea, y la moderada, Torres; su indefinición sentó el ambiente del golpe.

Esto explica el triunfo de Banzer, destaca Böhrt: “los líderes y los instrumentos políticos que actuaban en el seno de la Asamblea del Pueblo (...) no supieron evaluar seguramente el desarrollo objetivo de las fuerzas y torcieron el bastón más allá de lo que ellos mismos podían sostener”.

La derrota del gobierno de Torres también se le atribuye a él mismo, aunque aún se debate en qué medida; afirma Cajías al respecto: “según José Gallardo, ministro del Interior de entonces, el Presidente no actuó con la debida decisión cuando los obreros le pidieron que les entreguen las armas para la defensa popular contra el inminente golpe”.

Un dato no menor de entonces, es que el golpe del 71 también se explica como parte de la reacción continental de la derecha, mediante la instauración de gobiernos militares en Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Uruguay y Argentina; el ambiente propicio para el Plan Cóndor. De hecho, el golpe boliviano tuvo la inocultable ayuda de los gobiernos de Brasil, Argentina y Estados Unidos.

También la paradoja complotó contra el movimiento progresista, cortado en seco por el golpe de Banzer: si en 1969, el avance popular hizo posible la nacionalización de la Gulf, ésta terminó sosteniendo a la dictadura banzerista: el buen precio de los minerales y del petróleo sostuvo a una dictadura que tenía en sus manos a la empresa hidrocarburífera, recuerda Carlos Böhrt.

Y si algún rol histórico, estratégico y de largo aliento tuvo el régimen banzerista, añade, fue “la consolidación de la burguesía agroindustrial del oriente; en los años 70 se establece esta nueva élite (...) en este sentido, se cambia la estructura social del país”. Tomando la historia en sus tramos largos, se puede afirmar, resalta Böhrt, los 18 años de gobiernos militares y el régimen de la UDP (Unidad Democrática y Popular), a principios de los 80 significan el agotamiento del Estado del 52; no por nada en 1985 sobrevino la Nueva Política Económica (NPE) con el decreto 21060; Víctor Paz Estenssoro, como pocos, gobernantes tuvo el raro privilegio de conducir al país en dos direcciones diametralmente distintas: el 52 revolucionario y el 85 neoliberal, con el MNR totalmente derechizado en ese último periodo, ya aquella vez se arrullaba a la nueva expresión histórica de la derecha: el gonismo.

En el plano de los partidos políticos, el gobierno de Banzer, iniciado el 21 de agosto de 1971, también ocurrió la emergencia de la nueva izquierda nacional: la fundación del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) y del Partido Socialista (PS), encabezado por Marcelo Quiroga Santa Cruz.

Factor del triunfo de Banzer, se dice, también fue que el campesinado en esos años aún estaba fuera de los movimientos progresistas, estando todavía vigente en los hechos el Pacto Militar-Campesino propiciado por Barrientos. El Pacto, que para Zavaleta, por lo menos en la época de Barrientos, era uno “entre el sector menos politizado del movimiento democrático (el campesino) y el sector de la burocracia estatal más penetrado por el imperialismo. Demuestra ello, sin dudas, hasta qué punto los campesinos se habían convertido en el núcleo conservador del país, en su calidad de productores independientes”. (Consideraciones...)

Al punto, interviene el historiador y antropólogo Esteban Ticona. No es cierto, afirma, que el indigenismo o katarismo no haya estado presente entre las organizaciones progresistas antes del golpe de Banzer; de hecho, asevera, en ambas vertientes “ya estaba muy activo, otra cosa es que la izquierda no los reconocía; en el momento de la Asamblea Popular, incluso, había una izquierda que veía el proceso hasta racializado”. Pero un signo de la presencia del campesinado independiente es la aprobación en 1971, en un congreso de Potosí, de la Tesis del Partido Indio de Bolivia.

Ticona subraya que incluso Juan José Torres y algunos otros militares progresistas se acercaron, entre otros, a Fausto Reinaga y hablaban de su intención, ya en esa época, de indianizar a las Fuerzas Armadas. “El golpe de Banzer sí fue contra la izquierda, pero también contra el movimiento indígena; los kataristas entrarán en la clandestinidad; y toda la etapa del potenciamiento del katarismo ocurrirá del 71 al 78, llevando varias acciones de manera clandestina”.

El katarismo se fortalecerá precisamente socavando el pacto militar campesino, señala Ticona. Ya en la dictadura de Luis García Meza, será Genaro Flores el que en la clandestinidad se hará cargo de dirigir la Central Obrera Boliviana (COB). La emergencia del katarismo o indigenismo y su consolidación desde los 70, coinciden de alguna manera Böhrt y Ticona, llevará a la acumulación del nuevo actor político decisivo en la historia moderna del país: el indigenismo que irrumpirá en la crisis estatal del 2000, momento que significará para Böhrt la verdadera ruptura con el Estado del 52.

El ‘abrazo de Charaña’, el inesperado beneficio

El llamado “abrazo de Charaña” entre los dictadores Hugo Banzer por Bolivia y Augusto Pinochet por Chile, en su tiempo fue rechazado como una forma de ‘traición’ a la reivindicación marítima. El escritor Manfredo Kempff Suárez afirma al respecto que “la negociación de Charaña fue tomada como una peste porque la empujaba con determinación el general Banzer. La animadversión que se creó llegó al extremo de hacer tambalear a su gobierno”.

Pues bien, así y todo, lo cierto es que la negociación de Charaña, el compromiso a que más lejos llegó Chile en su intención de otorgar una salida soberana de Bolivia al mar, hoy es una de las principales bases de la demanda marítima presentada por el gobierno del presidente Evo Morales ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.

“Hasta hace poco tiempo, era señal de ignorancia y estupidez citar como positivo el encuentro de Charaña. Hoy, pasados los años, muerto el gestor, fallecidos los dos cancilleres militares y también los eficientes embajadores en Santiago, resulta que lo más rescatable de cuanto se hizo en materia marítima fueron nomás las negociaciones iniciadas en 1975”, destaca Kempff Mercado en uno de sus artículos de opinión.

La Guerra del Chaco a través de Repete

E l poeta cochabambino Jesús Lara (1898-1980) en los años de la Guerra del Chaco (1932-1935) fue convocado a acudir al conflicto bélico con Paraguay. A raíz de este hecho, el futuro novelista tuvo experiencias traumáticas que sirvieron de base a su célebre libro titulado Repete, un diario de un hombre que fue a la Guerra del Chaco (1937). Esta obra recibió el Premio Municipal de Cochabamba el mismo año de su publicación.

Las libretas fueron escritas a partir del 23 de diciembre de 1933 hasta el 13 de marzo de 1934.
Una vez terminada la guerra, Jesús Lara sistematizó cada libreta y tituló a su libro Repete debido a una anécdota que escuchó fraguarse en el infierno verde: vio cómo la terrible categoría de diferenciación étnica, lingüística y cultural que existía desde la Colonia y envenena las relaciones entre los bolivianos, se acentuaba entre los "hermanos” combatientes.
Lara afirma que repete es sinónimo de indio, de hombre de trinchera. Para comprender bien el sentido de esta extraña palabra –dice Lara– hay que conocer la anécdota:
"Algún ministro o algún alto jefe visitaba la línea de fuego. Ocurriósele preguntar a un combatiente acerca de la calidad del rancho (ración de alimento)”. A la cual respondió el soldado: "–No is boino, mi tiñinte… –contestó el indio, para quienes todos, coroneles, generales, son tenientes. El indio raras veces conoce otro vocativo”.
A lo cual vuelve a preguntar el militar: "–¿Por qué?, ¿Qué le falta? / –Nara… / –¿Tiene carne el rancho? / –Sí mi tiñinte / ¿Y sal? / –Sí… / ¿Y chuño? / –Sí… / –Entonces, ¿por qué dices que no es bueno el rancho? / –¡Nu repete, mi tiñinte!...”.
Y es que el soldado quedaba insatisfecho con la ración de alimento que le tocaba. Quería repetir, comer más de lo que se le daba.
La historiografía chaquística se remite a los "grandes” episodios de lucha en trincheras. Hay estudios desde por qué perdimos la guerra (estratégica y tácticas militares), la diplomacia en la guerra, el combate heroico en Boquerón (1932), el "corralito” de Villamontes (1934).
El libro que mejor engloba asuntos históricos, militares, políticos y diplomáticos es Masamaclay (1965) de la pluma del historiador Roberto Querejazu Calvo (1913-2006).
Pero hasta el día de hoy tenemos escasos estudios acerca de la vida cotidiana de los combatientes en el Chaco. Se puede mencionar al Chueco Augusto Céspedes (1904-1997) con Sangre de mestizos. Relatos de la Guerra del Chaco (1936). Cabe señalar también el estudio del historiador René D. Arze, Guerra y conflictos sociales.
El caso rural boliviano durante la campaña del Chaco (1987). Este trabajo en su segunda parte contiene la versión oral de la guerra. El autor recolectó minuciosamente varios testimonios de excombatientes y nos enfoca una versión diferente del conflicto bélico.
Recientemente se público Epístolas de la Guerra del Chaco: voces desde la línea de fuego (Editorial Canelas, Los Tiempos, 2015). Este libro recopila un buen número de misivas de los soldados a familiares cercanos: padres, esposas, hijos y hermanos. También se puede mencionar el diario de guerra Carne de cañón ¡ahora arde kollitas! de Trifonio Delgado (Plural 2015).
A pesar de ser la guerra más larga que tuvo Bolivia en el siglo XX, cabe señalar que no todo era disputa bélica propiamente dicha. Falta una aproximación acerca de la vida cotidiana en el Chaco.
Lo cotidiano
Por eso la importancia de Jesús Lara, que nos retrata esos trozos existenciales auténticos de los soldados bolivianos.
Por ejemplo, Lara vio desde el primer día de su reclutamiento en alguna oficina de Cochabamba, donde los médicos –con alardes de severidad– eran flexibles con unos e inflexibles con otros.
También en tiempos en que la patria necesitaba de sus hijos, acaecía el favoritismo, el llunkerío (adulación interesada) y el compadrerío. A esos soldados "favorecidos” se los declaraba inhábiles para la guerra o aptos solamente para servicios auxiliares (fuera del campo de batalla).
En el transcurso de sus memorias, Lara nos pinta el panorama de los campamentos militares. Observaba soldados llorando, añorando a sus padres, esposa o hijos.
Algunos sentían temor de morir y se aferraban a la vida y se autoherían o fingían estar "terriblemente” enfermos para permanecer en instalaciones de sanidad.
Otros simplemente se la pasaban bebiendo alcohol, vino y singani; ¿sería para quitarse el miedo o serían bohemios? En otros casos unos se ligaban a las apetecibles y escasas enfermeras o cualquier parecido al bello sexo (homosexualismo).
En otro punto, Lara recuerda una fecha "especial”. El 10 de noviembre, aniversario de Potosí. Muchos reclutas potosinos organizaron una fiesta para festejar la efemérides departamental. Hubo orgía, risas, alegría y mucha bebida. No faltó la banda de música del fortín, la cual alternaba con la mandolina y la guitarra de todas las noches.
Lara también rememora que en plena guerra había grupos clandestinos que repartían volantes en los campamentos induciendo a que los soldados desertasen del conflicto. El autor resalta el hecho que como cualquier ser humano "normal” los soldados conformaban grupos cerrados donde se favorecían y ayudaban entre ellos. El "hermano” boliviano que estaba fuera de esa "rosca” tenía que franqueárselas como podía. A pesar que en las trincheras se constituyeron lazos de fraternidad entre compatriotas bolivianos, las viejas discriminaciones étnicas daban paso a la diferenciación lingüística y cultural. En una palabra: repete.
Realidad heroica
La Guerra del Chaco produjo implicaciones políticas, geográficas, sociales y culturales que de algún modo fueron estudiadas y documentadas por nuestros investigadores. Pero todavía hay mucho que desbrozar acerca de la vida cotidiana de los soldados bolivianos.
El conflicto bélico en el Chaco no sólo fue un heroísmo desproporcional de parte de los "pilas” o "bolis”, sino estos fragmentos descritos por Lara nos conducen a una realidad no tan heroica y nos reflejan algunos aspectos incómodos de nuestros valientes soldados que en el fondo son muy "normales”, ya sea en tiempos de guerra o en tiempos de paz.
Son, como diría Friedrich Nietzsche, humanos, demasiados humanos.

Una vez terminada la guerra Jesús Lara sistematizó cada libreta y tituló a su libro Repete por una anécdota que escuchó fraguarse en el infierno verde.

sábado, 22 de agosto de 2015

Piden homenajear a expresidente Torres

El presidente Evo Morales pidió al comandante y jefe de las Fuerzas Armadas, Omar Salinas, nombrar a una institución castrense con el nombre del general Juan José Torres, "como justo homenaje a ese exmandatario boliviano por su defensa de la patria y posición antiimperialista", resaltó Morales.

También agregó que en la gestión del gobierno de Torres se nacionalizó la mina Matilde en La Paz, se expulsó a los Cuerpos de Paz de los Estados Unidos e impulsó la Asamblea Popular, entre otras políticas.

"Nuestro general Juan José Torres expulsó (al Cuerpo de Paz) por una cuestión de dignidad y soberanía. Lamento mucho decir que a veces la sociedad civil y los políticos hablamos de la parte mala de las FFAA, como las dictaduras y golpes de estados, pero ha habido excelentes generales y oficiales que defendieron la patria", sostuvo.

Juan José Torres, conocido popularmente como "JJ" (Jota Jota), fue un militar y político boliviano, que se desempeñó como el quincuagésimo presidente de Bolivia desde el 7 de octubre de 1970 hasta el 21 de agosto de 1971. En junio de 1976 fue secuestrado y muerto, en circunstancias aún sin esclarecer, en Buenos Aires, Argentina. / ANF


viernes, 21 de agosto de 2015

Golpe de Banzer, a 44 años del “Gobierno del terror”

Se lo ve sonriente, levantando el dedo índice de la mano derecha, desde el balcón de Palacio de Gobierno, festejando con sus aliados temporales, entre ellos Víctor Paz Estenssoro, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y Mario Gutiérrez, de la Falange Socialista Boliviana (FSB), al inicio de su gobierno, luego del golpe de Estado contra el gobierno del general Juan José Torres.
Ese 21 de agosto de 1971, hace 44 años, el coronel del ejército Hugo Banzer Suárez se convirtió en el nuevo presidente de facto en la historia nacional, en una asonada que se había iniciado dos días antes, el día 19, en Santa Cruz.
El Regimiento “Rangers” Manchego fue el primero en levantarse en armas en Santa Cruz contra el Gobierno de Torres. Los golpistas desencadenaron una represión sin cuartel contra los movimientos populares y universitarios que defendían al mandato de Torres.
En La Paz, la noticia generó alarma. En la sede de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia se reunieron cientos de personas que se trasladaron al Palacio, donde pidieron al presidente Torres que les entregue armas para enfrentar al golpismo.
Junto con Juan Lechín, Marcelo Quiroga Santa Cruz, y varias personas más, estaba Julio Llanos Rojas, entonces de 33 años.
Con las pocas armas que tenían -la mayoría fusiles Mauser en malas condiciones, sin manivelas- se trasladaron al cerro de Laikakota, donde las primeras escaramuzas se habían iniciado temprano. Ya había bajas.
“El Combate era feroz. Ahí estaban Simón Reyes y Víctor López, armados. Los combates se prolongaron toda la tarde, hasta la noche, a eso de las ocho de la noche, ya no habían militares. Nosotros pensamos que habíamos triunfado, cantamos el himno nacional, recogimos muertos y heridos, pero luego nos informamos que el Regimiento Colorados se sumó al golpe. Ya no supimos que hacer”, relata Llanos.
La mayoría numérica de los soldados -una buena parte de ellos sólo con armas sin saber disparar con precisión- se impuso ante la resistencia impulsada por los universitarios.
Los que no fueron asesinados, eran detenidos y trasladados a los más de diez centros de tortura y represión que activó el Gobierno de Banzer.
Varios de los compañeros mineros de Julio Llanos desaparecieron. Otros tantos fueron torturados en el Ministerio del Interior; en el Servicio de Inteligencia del Estado (SIE); en el Departamento de Orden Político; Regimiento Max Toledo y Bolívar de Viacha; Centro de Las Piedras en Achocalla, entre otros más que se habían creado.
Banzer dio la orden puntual a los militares: apresar y matar a todos los agitadores e izquierdistas.
Los militares y los agentes de inteligencia realizaron operativos continuos para dar con los declarados “comunistas” o “Elenos”.
La persecución se extendía contra todas las familias. Los hijos y la esposa de Julio Llanos, fueron expulsados de residencias temporales que encontraban, por temor de los dueños a ser apresados o, peor aún, a perder la vida.
Klaus Barbie (El carnicero de Lyon), que con Banzer logró el cargo de Teniente Coronel, hizo sentir su agresividad en la aplicación plena del Plan Cóndor en el país, a tono de lo que sucedía en la región.
Banzer cerró decenas de medios de comunicación e implementó medidas como el toque de queda y la Ley Marcial, que impedía el libre tránsito desde las 19.00 hasta las 07.00 horas. “Fue el Gobierno del terror”, resume Llanos.
“La libertad de expresión de hecho fue suprimida y se implantó una ‘prudente’ autocensura en los medios. 104 periodistas, reporteros y radialistas fueron víctimas de despidos, persecuciones y destierros. La cifra representaba casi un 50% de la planta profesional de los periodistas bolivianos de aquella época”, refiere el periodista Carlos Soria Galvarro, en el texto ‘Dictadura de Banzer’.
El general se propuso permanecer en el poder hasta 1980, para recién impulsar un proceso de institucionalización.
Sin embargo, la resistencia popular fue más que la pretensión del dictador.
Una masiva huelga de hambre, iniciada en La Paz a fines de 1977, por un grupo de mujeres mineras, entre ellas Domitila Chungara, a favor de una amnistía irrestricta y el retorno de todos los exiliados, marcó el camino al derrocamiento del gobierno del dictador.

Klaus Barbie fue el ejecutor de la represión
Aquellas prácticas violentas que había conocido y aplicado en la Segunda Guerra Mundial, Klaus Barbie Altmann (El carnicero de Lyon) las aplicó en el país.
Reclutó a pandillas y a paramilitares como los Camisas Blancas y mercenarios, entre otros, para que cumplieran las órdenes de Banzer y así reprimir a los que se oponían a su régimen.
Julio Llanos Rojas, extrabajador minero, de 77 años, recuerda que “estos grupos competían para arrestar y asesinar a los líderes izquierdistas. Por ese trabajo les pagaban y si los asesinaban mejor, Banzer les daba una recompensa que públicamente anunciaba”.
El periodista Carlos Soria Galvarro, refiere en un escrito, que las cifras de los siete años de dictadura fascista son escalofriantes y si bien pueden admitir más precisiones, jamás fueron desmentidas:
- Detenidos, 3.059 personas (15% mujeres y 85% varones).
- Residenciados y confinados, 1.259.
- Exiliados forzosos, 663
- Torturados, 125 (25 de los cuales no vivieron para contarlo)
- Muertos y desaparecidos en enfrentamientos y masacres, 429. (El padre Mauricio Lefébvre fue una de las víctimas. Por lo menos 24 cayeron en la Universidad de Santa Cruz al segundo día de iniciado el movimiento golpista).
- En lo que se llamó la Masacre del Valle de 1974, figuran 78 personas.
- Asesinatos políticos, 39.
René Zavaleta Mercado afirmó que el modelo instaurado por Banzer generalizaba el terror como un movimiento de reconstitución ideológica, apunta Soria.

Se intervino medios de comunicación
Cuando se confirmó el Golpe de Banzer contra el exgeneral Juan José Torres, que lideró el Gobierno Popular, el radialista Orlando Figueredo Tellería, que entonces era el director de Radio Continental, no tuvo opción que declararse en la clandestinidad.
Ya con el gobierno de René Barrientos había conocido lo que era la persecución y tortura de los militares, con descargas eléctricas e introducción de alfileres en los dedos. “Aún me quedan algunos”, dice.
Al igual que sus antecesores, Banzer encaró una dura batalla contra los medios de comunicación, varios de ellos los cerró y persiguió a sus periodistas.
La radios obreras como la Voz del Minero, Radio Lallagua, Radio Continental, Radio Nacional de Huanuni, Radio Independencia de Quillacollo, Radio Progreso, San José, Sumaj Orko, Radio la Voz del Minero del Sur, Radio Chichas de Telamayu, radio Huayna Potosí, Radio Bolivia, Vanguardia, fueron cerradas. El régimen impuso una multa de 20.000 pesos a Radio Fides (La Paz), entre otras.
El vespertino La Jornada, dirigida por Jorge Suárez, fue cerrado, al igual que el Semanario Opinión,
“La violación a la libertad de prensa se impuso después a toda la prensa, no sólo sindical, hubo censura, autocensura dictada por el miedo”, recuerda Figueredo Tellería, que se dedicó a la actividad del periodismo durante 45 años.

Recuerdan golpe de Estado de Hugo Banzer

En el golpe de Hugo Banzer, 21 de agosto de 1971, aviones Mustang irrumpieron sobre la ciudad y en el segundo de dos vuelos rasantes ametrallaron a los civiles apostados en el cerro Laikaq’ota. Cuando les llegó el granizo de las balas, esos combatientes estaban cantando el himno patrio, celebrando, trágica y paradójicamente, que la FAB hubiese salido a defender al régimen de Torres en cumplimiento del pacto “Aguilita Voladora” convenido en abril de ese año con el líder obrero Lechín Oquendo.

La Embajada de Estados Unidos, la colonia alemana manejada por los hermanos Gasser, el MNR de Paz Estenssoro y Ciro Humboldt, FSB de Gutiérrez y Valverde Barbery, el “Ejército Cristiano Nacionalista”, los paramilitares a órdenes del nazi Klaus Barbie y los maleantes de la banda “Los Marqueses”, entre otros, secundaron rabiosamente a los ejércitos en la represión ventajista contra el inerme pueblo.

Sin partido político propio, con la Asamblea Popular ajena a su proyecto progresista, con la fuerza aérea ya del otro lado y, en fin, con todas las guarniciones militares en su contra, Torres entendió, al fin, y tarde, que el pueblo era su primer y único bastión confiable. Y que estaba siendo arrasado.

A las 07.10 de la noche, el presidente pronunció su último discurso por radio Illimani, la emisora del Estado, cabeza de una red de 25 radios sindicales del país que habían transmitido “en cadena” durante ese sangriento día.

En el limbo de las cosas consumadas, Torres dijo todo y nada: “A los obreros, campesinos y estudiantes que combaten denodadamente contra el golpe falanjo-gorila-movimentista, vaya toda mi gratitud. Les digo (…) que yo como presidente de los bolivianos me siento orgulloso de la valentía y las decisiones de los trabajadores, universitarios y soldados revolucionarios. Adelante en nombre de la patria, pueblo heroico, invencible e inmortal. Viva Bolivia”.

jueves, 20 de agosto de 2015

Día de San Bernardo, el primer nombre de Tarija



¿Por qué el fundador Luis de Fuentes y Vargas fundó, en el valle de Tarija, la ciudad con el nombre de San Bernardo de la Frontera? Una investigación realizada por el actual responsable del Archivo Histórico de la Gobernación, Elías Vacaflor Dorakis, hace un abordaje al tema y esgrime una posible respuesta.

Según el resumen de su trabajo titulado “El Sitio de Sevilla el 20 de agosto de 1247 y la fundación de San Bernardo de Tarija”, en sus conclusiones se encuentra que: los primeros españoles que ingresaron y bautizaron el actual territorio de “Alisos”, “Rosillas” y “Chaguaya” con el nombre de “Valle de Tarija” fueron Juan de Sedizo, Antonio Gutiérrez y Diego Pérez del Río, a mediados de agosto de 1535.
Raíz árabe
Por lo tanto, la palabra “Tarija”, según el autor, a partir de ese año fue la primera de raíz árabe en ser impuesta en la entonces Provincia del Collasuyo y la frontera con los chiriguanos. El “Valle de Tarija”, fue el primero en ser reconocido y bautizado como tal y fue escrito por primera vez en el documento suscrito en “Paria” el 25 de junio de 1539 por Pedro de Candia y Pedro Anzúrez.
Por otra parte, Bernardo de Claraval fue reformador de la Orden del Cister. Predicó la Segunda Cruzada e intervino como consejero y embajador en los asuntos religiosos y políticos de su época. Falleció en 1153 y ostenta el título de “Doctor Melifluo” por la suavidad de su doctrina y carácter. Convertido en santo, su fiesta se celebra el 20 de agosto.
El Rey Fernando III, fue devoto de San Bernardo de Claraval cuya festividad se celebra en esa fecha de cada año en España y toda Hispanoamérica. En la Villa de Tarija se la realizaba con gran pompa y religiosidad y, para ello, se organizó una Cofradía durante los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX respectivamente.
Posteriormente, El Virrey Francisco Álvarez de Toledo “emuló” lo realizado por Fernando III el 20 de agosto de 1247 -que impuso un sitio a Sevilla para combatir, derrotar y expulsar a los “infieles” musulmanes- y una fecha similar en 1572 acudió a la protección del Santo Patrono San Bernardo para vencer y expulsar a los “infieles chiriguanáes, enemigos de la religión católica instalados en las cercanías del Valle de Tarija”.
Luego de muchas vicisitudes y la negativa de los españoles Lorenzo Suárez de Figueroa, General Mosquera, Fernando de Zárate (Caballero de Santiago), Gabriel Paniagua de Loaiza (Caballero de Calatrava), Francisco de Cavalles, Diego de Pantoja para aceptar la propuesta de fundar una Villa en el Valle de Tarija, a finales de 1573, por sugerencia del Superior de la Orden de Santo Domingo (Potosí), Toledo propuso a Luis de Fuentes y Vargas realizar la empresa.
Para ese fin, recibió del Virrey la Real Provisión de 22 de enero de 1574, mediante la cual es designado “Capitán y Justicia Mayor” con todas las prerrogativas en su condición de fundador.
Luis de Fuentes y Vargas, cumpliendo estrictamente las instrucciones brindadas por el Virrey de Toledo y “Las Ordenanzas de Descubrimiento, Nueva Población y Pacificación de Las Indias” promulgadas por Felipe II el 13 de julio de 1573, fundó la Villa de “San Bernardo de Tarija” el 4 de julio de 1574, la primera Villa en la frontera con los “chiriguanáes”.
Vacaflor dedicó este trabajo como homenaje póstumo a don Francisco Álvarez de Toledo y a Luis de Fuentes y Vargas, que murió el día viernes 14 de agosto de 1598 en la ciudad de La Plata, Capital de la Real Audiencia de “Charcas” (hoy Sucre).

miércoles, 19 de agosto de 2015

Entregan monumentos de Túpac Katari y Bartolina Sisa en la Apacheta



El viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, entregó el miércoles los monumentos de Bartolina Sisa y Túpac Katari en la comunidad Chaniqawa, ubicada en la Apacheta de La Paz.

"Estamos en un proceso de recuperación de nuestros líderes, en proceso de la reposición de nuestra cosmovisión, es un proceso donde decimos que este camino que emprendemos es un camino sin retorno, y de ahora para delante son los pueblos indígenas quienes tienen que marcar los paradigmas, no sólo en Bolivia sino en el planeta", afirmó en un acto público.

A su juicio, los monumentos señalan la postura política e ideológica de Túpac Katari y Bartolina Sisa, "líderes que son la luz y el sendero político ideológico".

Recordó que en apego al artículo 9 de la Ley Contra el Racismo, de promover el reconocimiento de los héroes y heroínas indígenas de Bolivia, hasta la fecha se entregaron 6 monumentos de 'Bartolina Sisa y Túpac Katari', en las comunidades de Ocuiri, Ayo Ayo, Peñas, Pando, Sica Sica y Potosí.

En ese marco, anunció que se entregarán otros monumentos de Manco Kapac y Mama Ocllo en la región de Copacabana y de Zarate Villca en Oruro, entre otros.

18 de agosto de 1825 Bolívar llega a la ciudad de La Paz

En la sesión del 22 de marzo de 1825, el presidente del departamento de La Paz, don José Miguel Lanza, informó a los cabildantes y al pueblo en general que había recibido informe desde el Cusco, de que en poco tiempo más vendría a la ciudad de La Paz el Libertador Simón Bolívar, y en consecuencia la municipalidad debía preparar el recibimiento solemne y apoteósico al Libertador de cinco naciones.

Bolívar cruzó el Desaguadero, rumbo a las tierras del Alto Perú, ya en poder de los patriotas, en Pucara recibió el saludo efusivo del cacique Choquehuanca, que con-movió a Bolívar: “Por los siglos crecerá vuestra gloria, como crece la sombra cuan-do el sol declina. . .”.

Seguido de su numerosa comitiva, visitó la localidad de Copacabana, postrándose a los pies de la Virgen milagrosa, contempló con asombro las relucientes y sagradas aguas del Lago Titicaca, visitó la Isla del Sol, de donde emergieron Manco Cápac y Mama Ocllo para fundar el gran Imperio Inca. En Tiwanaku quedó sorprendido al contemplar las ciclópeas piedras de formas extrañas y con figuras aladas labradas, posiblemente por culturas no muy bien establecidas.

El 18 de agosto arribó a la ciudad de La Paz, desde la ceja de El Alto pudo contemplar asombrado a un pueblo erigido en un pequeño valle teniendo como custodio el majestuoso nevado Illimani. Comitivas y gente del pueblo se habían trasladado hasta El Alto para ofrecer un afec-tuoso recibimiento al Libertador, al Mariscal Sucre, al Gral. Lanza y otros importantes jefes militares y acompañar en el descenso hacia la ciudad entre vítores y acla-maciones de júbilo a los grandes héroes y a las tro-pas colombianas. En Munay-pata una salva de 21 caño-nazos saludó el ingreso de Bolívar a la ciudad.

Bajando por la hoy calle Tumusla, llegaron a un sitio denominado Coscochaca, donde se había erigido un gran arco triun-fal, hecho de aguayos y fina platería, allí, doña Vicenta Eguino, una de las sobrevi-vientes de los sangrientos hechos de julio de 1809, dio una calurosa bienvenida a los ilustres visitantes entregando en manos de Bolívar una llave de oro para su ingreso a la ciudad aimara de Chuquiago.

Bolívar continuó su marcha hasta la Pla-za de Armas, seguido de un inmenso gen-tío, acompañado siempre con salvas de artillería y repique de campanas. Luego se ofreció un Te Deum en la Iglesia Matriz, hoy Catedral, desfiló el ejército vencedor de Junín y Ayacucho, por la noche se ofre-ció una magnífica recepción donde hubo derroche de alegría, banquetes, música y bebidas. La llegada de Bolívar a estas tie-rras quedó marcado por siempre en las páginas de nuestra historia.

Durante su corta estadía, Bolívar, nom-brado Presidente de la nueva República pudo apenas cumplir con algunas tareas administrativas y dictar decretos. Aban-donó Bolivia el 10 de enero de 1826, luego de visitar ciudades como Oruro, Potosí, Chuquisaca y Cochabamba, donde quiso comprar una propiedad para un posible retorno.

martes, 18 de agosto de 2015

Video Le contamos datos poco conocidos sobre el origen y los colores de la bandera boliviana

Últimos honores póstumos a combatientes de la Batalla del Alto de la Alianza

Las autoridades del departamento de Chuquisaca y las Fuerzas Armadas (FFAA) de Bolivia rindieron hoy los últimos honores póstumos a los dos combatientes de la Batalla del Alto de la Alianza (1880), cuyos restos fueron repatriados ayer de Lima, Perú, a la ciudad de Sucre, en un acto que se desarrolló en el cuartel de la Basílica Menor de San Francisco de esa capital.

"Nos encontramos en el histórico cuartel de San Francisco para rendir, en esta solemne ceremonia, un tributo a los soldados del Ejército caídos en combate, en cumplimiento a su sagrado juramento de ofrendar su vida por Bolivia", señaló el comandante del Regimiento II de Infantería, Waldo Llave. "La historia los une, lucharon por la patria", agregó.

Según datos oficiales, se trata de la repatriación de los restos de un oficial y un soldado, miembros del Regimiento Sucre, cuyos cuerpos fueron encontrados en 2008 en la región de Tacna, donde el Ejército de Bolivia libró la Batalla del Alto de la Alianza en 1880 para repeler la invasión de Chile al Litoral (Guerra del Pacífico).

En ese último acto de tributo póstumo a ambos combatientes, el gobernador de Chuquisaca, Esteban Urquizu, destacó la proeza de los bravos soldados que demostraron el valor y patriotismo al enfrentarse en 1880 a tropas chilenas.

"Pasaron 135 años y los tenemos de regreso a los hijos de los chuquisaqueños", expresó.

Indicó que esa muestra de heroísmo es un acicate más para apoyar al presidente Evo Morales en su consecuente gestión de reclamar a Chile una salida soberana al mar para Bolivia, una demanda que llegó hasta la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

A su turno, el comandante general del Ejército de Bolivia, José Luis Delgado, dijo que días como estos son especiales, no solo para el Ejército, sino para las FFAA y para el país.

"Una de esa ocasiones irrepetible nos reúne hoy, aquí en la capital constitucional del Estado para rendir un justo homenaje a dos héroes de la Patria, que se convierten en ejemplo de valor y entrega para todos los bolivianos que hoy habitamos este noble suelo", mencionó.

Los restos de los fallecidos en la Batalla del Alto de la Alianza pasaron la noche en una capilla ardiente en la Casa de la Libertad y en su última morada fueron depositados en el Salón del Ejercito Mariscal Andrés de Santa Cruz del Museo Histórico Militar de Sucre.

El Gobierno de Bolivia recibió ayer los restos de sus compatriotas después de 135 años de la Batalla del Alto de la Alianza, donde unos 5.500 bolivianos y 6.500 peruanos combatieron contra 19.660 chilenos.

lunes, 17 de agosto de 2015

Evo condecora con el Cóndor de los Andes a dos combatientes de la guerra con Chile

El presidente Evo Morales otorgó hoy el Cóndor de Los Andes en el grado Caballero a dos combatientes bolivianos que murieron en una guerra con Chile a fines del siglo XIX y cuyos restos fueron repatriados tras ser encontrados en el Perú.

Los "héroes" recibieron la condecoración póstuma en reconocimiento al valor y patriotismo que demostraron al enfrentarse en 1880 a tropas chilenas en la Batalla del Alto de la Alianza para repeler la invasión de Chile al Litoral boliviano. Se trata de un oficial y un soldado cuyos restos fueron encontrados en 2008 en la región de Tacna, donde unos 5.500 bolivianos y 6.500 peruanos combatieron juntos contra 19.660 chilenos.

"Después de más 135 años recuperamos a los dos soldados con su uniforme y hasta con su hoja de coca", expresó Morales en la Casa de la Libertad, escenario de los honores civiles y militares. Los restos de los soldados bolivianos arribaron a las 15h30 a Sucre procedentes de Lima, donde autoridades del Gobierno de Perú realizaron horas antes una condecoración y homenaje póstumo a los combatientes.

"A nuestros soldados, a los restos de nuestros soldados del Regimiento Sucre, bienvenidos", saludó el Jefe del Estado boliviano. En un emotivo discurso, Morales se refirió a los combatientes repatriados como "hombres que dieron sus vidas por nuestra patria, hombres que dieron sus vidas por volver al Pacífico con soberanía frente a la invasión" del Litoral boliviano.

Para Morales no hubo ninguna guerra con Chile a finales del XIX sino una invasión a las costas marítimas bolivianas que la dejó mediterránea de manera injusta. Son "otros tiempos" en los que se deben reparar los daños y problemas históricos aún latentes, remarcó el líder indígena que desde que llegó a la presidencia de Bolivia en 2006 reclama a Chile una salida soberana al mar para su país, una demanda que llegó hasta la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Los restos de los fallecidos en la Batalla del Alto de la Alianza permanecerán hasta mañana en una capilla ardiente y luego serán depositados en el Museo Histórico Militar de Sucre, cuyos habitantes salieron a las calles con banderas bolivianas en las manos a celebrar la llegada de sus compatriotas.

Los restos momificados de dos soldados chuquisaqueños son trasladados a Sucre



Los restos momificados de los dos soldados capitalinos que perecieron en la Guerra del Pacífico y que fueron encontrados en el Perú hace siete años ya están siendo trasladados de Perú a Bolivia.

Una comitiva encabezada por el presidente Evo Morales y el Alto Mando Militar comandarán los actos organizados para rendir prominentes honores militares para los “Héroes de Pacífico”.

Como estaba previsto, esta mañana se iniciaron los actos marciales en el aeropuerto de Lima (Perú).

La aeronave que trasladará los restos de los soldados llegará al aeropuerto Juana Azurduy de Padilla cerca de las 15:00, donde estará aguardando una comitiva conformada por el Presidente, el Alto Mando Militar boliviano, el Gobernador de Chuquisaca y el Alcalde de Sucre, además, del Regimiento II de Infantería “Sucre”, unidad referente a la que pertenecían los soldados repatriados.

En el momento culminante del arribo, los soldados del RI-2 “Sucre” proferirán el silbido del “leque leque”, que caracteriza a los “K’ellu runas”, como reconocimiento histórico de la identidad de esta sección al interior de las Fuerzas Armadas del país.

Desde ahí, los K’ellu Runas realizarán un desfile para transportar los féretros hasta la Casa de la Libertad, donde se desarrollará el acto principal de la jornada. El presidente Morales, la cúpula castrense y las autoridades políticas departamentales y municipales entregarán sendas condecoraciones a estos héroes que hace 135 años dejaron a sus familias en esta ciudad para defender su patria, explicó Llave.

El Gobierno boliviano condecorará, además, a los antropólogos peruanos que encontraron los restos en el lugar donde se desarrolló la Batalla del Alto de la Alianza.

Concluido el acto central, se instalará una capilla ardiente de cuerpos presentes, para que la población capitalina pueda visitar a sus paisanos repatriados.

Mañana, martes, se prevé que a eso de las 10:00 los restos sean devueltos a la Región Militar donde serán inhumados. “Esas son las órdenes que tenemos desde La Paz”, indicó Llave.

Los dos soldados sucrenses, cumplieron la promesa que habían hecho a sus familias: volver a la tierra que los vio nacer. Reposarán en el Museo Militar.


Hoy 17 de Agosto Bolivia celebra 190 años de la creación de su Bandera

Los bolivianos celebran hoy el 190 aniversario de la creación de la Enseña Tricolor que se estableció mediante decreto de la Asamblea Constituyente durante el Gobierno del Libertador Simón Bolívar. Para este día el homenaje se programó en el Faro del Conchupata por las autoridades de la Segunda División de Ejército.

La República de Bolivia se constituyó el 6 de Agosto de 1825 casi diez días después se crearon los símbolos nacionales como la Bandera, la Escarapela y el Escudo Nacional, como una manifestación de identificación del nuevo país.

La primera enseña Patria tenía tres franjas verticales verde, punzó y verde. En el centro se estableció la constitución de hojas de olivo y en el centro cinco estrellas en representación de los cinco departamentos con que nació el nuevo Estado, Potosí, Chuquisaca, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

Duró poco, ya que durante el gobierno del Mariscal Antonio José de Sucre se hizo cambios a esta enseña, sobre la que había decidió colocar una franja horizontal amarilla en la parte superior y sobre la franja vertical punzó el escudo de Armas de Bolivia. Se mantendrían las franjas laterales verdes.

Duró casi cinco años, hasta que en la administración del Mariscal Andrés de Santa Cruz se dispuso cambios a esta Bandera con los colores amarillo, rojo y verde, cuyas franjas eran horizontales.

En 1851, durante el gobierno de Manuel Isidoro Belzu en la ciudad de Oruro, se dispuso por última vez cambios en la enseña Tricolor por Rojo, Amarillo y Verde, las tres con franjas horizontales. El 2004, en el gobierno de Carlos Mesa, se dispuso tres usos de la tricolor, para las Fuerzas Armadas incluyendo el escudo con dos laureles en la parte inferior, para actos oficiales sólo con el escudo y para uso ciudadano la tricolor simple y llana.

La bandera rojo, amarillo y verde, se izó por primera vez en el Faro del Conchupata el 7 de Noviembre de 1851 con una ceremonia solemne en la que participaron autoridades de Estado, departamentales y el pueblo de Oruro en general. Asimismo, Belzu decidió nombrar al Faro del Conchupata como monumento nacional.

A la Tricolor Nacional se dio el siguiente significado a sus colores: Rojo, la sangre derramada por los héroes; el amarillo, representa la riqueza mineral de Bolivia y el verde, la riqueza vegetal.

CELEBRACIÓN

Hoy se rendirá homenaje a la enseña Nacional en el Faro del Conchupata en una actividad organizada por la Segunda División de Ejército a partir de las 08:30 horas con la participación de delegaciones estudiantiles y autoridades del departamento de Oruro.

162 años de vigencia Bandera tricolor es el principal símbolo patrio de Bolivia

Hoy 17 de Agosto se celebra el Día de la Bandera como fiesta nacional desde el 30 de julio de 1924 determinado por Decreto Supremo en conmemoración del aniversario de creación de la primera bandera boliviana en 1825.

La bandera nacional de Bolivia, conocida como La Tricolor”, es el principal símbolo nacional del país.

Fue adoptada el 31 de octubre de 1851 durante el gobierno de Manuel Isidoro Belzu.

Consta de tres franjas horizontales de igual anchura y dimensiones, siendo la franja superior de color rojo, la central de color amarillo y la inferior de color verde.

La bandera nacional tiene tres versiones, reglamentadas por un Decreto Supremo emitido el 19 de julio del 2004: la bandera civil, que es también la bandera nacional, la bandera estatal, que incluye el escudo boliviano en el centro y la bandera militar (o de las Fuerzas Armadas).

Con motivo de esta gran celebración se realizan actos conmemorativos como desfiles y ceremonias, en los cuales se le rinde tributo a la bandera.

Muchos colegios izan este emblema todos los días lunes y el 17 de Agosto, que en este 2015 cae en lunes, los homenajes serán mucho más sentidos y cívicos.

“Hoy más que nunca en Bolivia debemos levantar con orgullo nuestra bandera, por tratarse de tiempos de cambio y de un futuro positivo prometido por nuestras autoridades. Debemos amar la bandera: rojo, amarillo y verde que es el símbolo de la bolivianidad”, afirmó Carlos Esprella, profesor de la materia de Sociales.

El profesional también afirmó que “de un tiempo a esta parte se está confundiendo cuál es el principal símbolo patrio. Yo digo que es la bandera tricolor, sin desmerecer a la wiphala que desde la gestión gubernamental de Movimiento Al Socialismo y por derecho constitucional, figura también como bandera oficial. Sin embargo, por el amplio valor histórico que tiene, yo pienso que la bandera tricolor identifica a todos.”, dijo.

Un extracto de texto escrito por el intelectual Carlos Mesa el 27 de diciembre de 2011, en su sitio de internet, bajo el título “Las dos banderas” dice: “La adscripción a la tricolor, desde que ésta quedó definida en sus colores actuales en 1851, lleva ya ciento cincuenta y ocho años de vigencia y es nuestro manto de identidad aceptado voluntariamente por todos en un momento en el que la división se ha acentuado por las confrontaciones regionales como producto de las legítimas reivindicaciones autonómicas. Si el proyecto de Constitución se hubiese debatido democráticamente en el plenario de la Asamblea, la wiphala hubiese sido uno de los centenares de escollos para aprobar el texto tal como se votó el pasado 25 de enero. La razón es muy simple, la wiphala no es una bandera que represente, como la tricolor, a los diez millones de habitantes de Bolivia, está referida única y exclusivamente al mundo indígena andino sobre todo en la zona altiplánica. Más todavía, su uso como emblema fue originalmente más aymara que quechua. El debate sobre su origen es parte de una polémica innecesaria. Está claramente demostrado que ni tiwanacotas , ni collas, ni incas usaban banderas como elementos de identificación de grupos, o de señoríos, o de reinados; sus símbolos eran de otra naturaleza, los colores en tejidos, en cintas multicolores o en la mascaypacha como máximo atributo de poder.”

domingo, 16 de agosto de 2015

Guerra del Pacífico-Batalla del Alto de la Alianza Soldados bolivianos combatieron en territorio peruano

Tras un acuerdo con autoridades de Gobierno del vecino país, este lunes 17 serán repatriados los restos de estos dos uniformados que cayeron en la batalla del Alto de la Alianza.

El hallazgo de los restos de dos efectivos militares en territorio peruano es la clara muestra de que soldados bolivianos lucharon en territorio peruano durante la conflagración de la Batalla del Alto de la Alianza de 1880 que fue parte de la guerra del Pacífico y donde Bolivia peleó junto a Perú contra Chile.

“Los estudios realizados por expertos corresponden a un oficial y un soldado del Regimiento de Infantería Sucre (este último lleva aún las ojotas), de los cuales no se tienen identificados los nombres, cuyos cuerpos se encuentran momificados y con las prendas de vestir intactas”, señaló.

Esos días previos a la feroz batalla en Bolivia, Hilarion Daza fue depuesto como presidente por Eliodoro Camacho, debido a su retirada en Camarones y no apoyar al ejército aliado en Iquique. Daza marchó rumbo a Europa. Se eligió a Uladislao Silva como presidente de la junta de gobierno pero no tuvo apoyo y finalmente se nombró presidente provisional al general Narciso Campero, quien nombrado jefe supremo del ejército aliado llegó a Tacna.

El ministro de Defensa, Reymi Ferreira, detalló que los cuerpos visten el uniforme de la época (chaqueta amarilla con mangas y cuello rojo en cuyos botones se observa el escudo del Ejército boliviano y pantalón de bayeta de tierra blanco). Se encontraron además junto a los cuerpos morrales en cuyo interior hay hojas de coca; además de balas, ojotas y otros, mismos que son conservados en 10 cajas.

Otro elemento que afirma la certeza de que los cuerpos corresponden a soldados del Regimiento Sucre es que los mismos se encontraron en el ala izquierda del lugar donde se desarrolló la Batalla del Alto de la Alianza (Meseta cerro Intiorko o campo de la Alianza – Tacna Perú), sostuvo.

HALLAZGO

En 2008 un equipo denominado “Brigada Naval Combatientes del Pacífico”, encabezado por Percy Graham, hacía un estudio en el área sobre la delimitación del campo de batalla del Alto de la Alianza, cerca de Tacna, y encontraron los restos de un soldado boliviano semienterrado en 26 de mayo de 1880. Volvieron a enterrar los restos y dieron parte a las autoridades del Ministerio de Culturas del Perú.

En febrero de 2015, el Ministerio de Cultura de ese país envía una brigada en la zona de la meseta del Alto de la Alianza. Pocos días después se encuentran tres cadáveres, de los que dos resultarían ser soldados bolivianos y uno peruano.

VERIFICACIÓN

El color de la chaqueta de ambos soldados amarillo, con mangas, cuellos rojos y pantalón blanco con dobles, corresponde al típico uniforme que utilizó el Regimiento Sucre en la Guerra del Pacífico.

Otro argumento es la ubicación de los cuerpos. Según reportes de especialistas, se hallaron en la zona izquierda de la línea de defensa boliviana peruana, que además estaba compuesta de centro y derecha.

El ala izquierda fue por donde empezó el ataque chileno y la que más bajas sufrió. En esta ala se hallaba el Regimiento Sucre. Estaban además los “Libres del Sur” (Vanguardia), con uniforme negro, el Regimiento Tarija, (uniforme blanco) “Coraceros” amarillos, pero de pantalón gris. Cuando el ala comenzó a ceder, entraron como refuerzos los Colorados y el Regimiento Aroma, ambos de chaquetas rojas. En suma, en la zona Sur de la línea de batalla los únicos soldados con chaqueta amarilla y cuello y mangas rojas y pantalón blanco eran los del Regimiento Sucre de Infantería.

Los soldados del “Sucre” tuvieron un comportamiento heroico en la batalla. De sus 470 efectivos murieron 205 y 178 resultaron heridos y fueron los que llevaron a la parte más dura de la batalla.

Se solicitó apoyo a los especialistas del Museo de Antropología, Arqueología e Historia del Perú, la entidad más reconocida de dicho país para que realice el levantamiento y posterior diseño del uniforme de los soldados, que es el que se ha expuesto y se tiene como documento probatorio.

HISTORIA

De acuerdo con los antecedentes históricos, el “Campo de la Alianza” está ubicado en la planicie del cerro Intiorko, cerro también llamado “Alto del Sol”.

El ejército aliado (Bolivia y Perú) desplegó sus posiciones en la meseta del Intiorco en una línea de defensa de 2.500 m con 4 reductos. La disposición de los efectivos, de izquierda a derecha, era la siguiente:

Ala izquierda, al oeste, al mando del coronel boliviano Eliodoro Camacho. En la Artillería de Panizo se distribuyeron en 3 brigadas de artillería y a falta de datos es muy probable que la composición del armamento haya sido de la siguiente manera: La 1ª Batería 3 Blackely de 4 libras y 1 ametralladora, comandada por el Sargento Mayor Manuel Carrera. La 2.ª. Batería o sección de dos cañones de 12 libras y 1 ametralladora, comandada por el Capitán Ricardo Ugarte y la 3ª Batería por otros 3 Blackely de 4 libras y 1 ametralladora, comandada por el Sargento Mayor José Manuel Ordóñez. Acompañaban el ala izquierda los batallones peruanos Zepita, Cazadores del Misti, Arica y Pisagua. En la reserva estaban los batallones bolivianos Viedma, Tarija y Sucre, los batallones peruanos Huáscar y Victoria, los escuadrones de caballería bolivianos Coraceros, Escolta, Libres del sur y Vanguardia de Cochabamba.

Centro, al mando del coronel boliviano Miguel Castro Pinto, un reducto con 2 ametralladoras y un cañón boliviano, los batallones bolivianos Padilla, Chorolque, Grau y Loa y un reducto con 2 ametralladoras y un cañón boliviano. En la reserva estaban los batallones peruanos Ayacucho y Arequipa.

Ala derecha, al este, al mando del contraalmirante peruano Lizardo Montero, con los batallones peruanos Granaderos del Cusco y Lima, el escuadrón boliviano Murillo y la artillería boliviana Krupp cerrando la línea en un reducto. En la reserva estaban los batallones peruanos Provisional de Lima y Cazadores del Rímac, la División Del Solar, la caballería peruana y los batallones bolivianos Alianza o Colorados y Aroma.

BAJAS

Las bajas de las fuerzas aliadas han sido calculadas en su conjunto. Los chilenos estiman en 2.500 hombres de tropa y 150 jefes y oficiales los muertos y heridos en el campo de batalla. El jefe de las ambulancias bolivianas, doctor Dalence, dijo que el número de muertos alcanzaría a 1.500 más o menos, habiendo sido repasados 65 a 70 de ellos. Los jefes muertos fueron 23. Jorge Basadre indica que los oficiales muertos fueron 185 y las bajas de tropa como 2.000 entre peruanos y bolivianos casi en partes iguales.

Entre los prisioneros estaban el general Claudio Acosta, los coroneles Eliodoro Camacho, Ildefonso Murgía, Exequiel de la Peña, Adolfo Flores, Andrés Ríos, Ángel Sarco, José Ávila, Nicanor Bacca y Corsino Balsa.

En Bolivia se recuerda como héroe al joven Juancito Pinto, tambor del Regimiento Colorados, comandado por el Coronel Ildefonso Murguía Anze.

REPATRIACIÓN

Tras un acuerdo con autoridades de Gobierno del vecino país, el lunes 17 serán repatriados los restos de estos dos uniformados que cayeron en la batalla del Alto de la Alianza.

Una comisión de autoridades bolivianas se trasladarán hasta Lima – Perú para transportar los restos de ambos soldados a Bolivia. Los mismos recibirán los honores respectivos de las autoridades peruanas a eso de las 09.00 luego partirán de la Base Militar Las Palmas (Lima) hasta Sucre, capital donde se ha programado honores militares.

miércoles, 12 de agosto de 2015

El 17 de agosto repatriarán restos de dos bolivianos que participaron en la batalla del Alto de la Alianza

Los restos de dos militares bolivianos, un oficial y un soldado, que participaron en la batalla del Alto de la Alianza, durante la Guerra del Pacífico, serán repatriados el lunes 17 de agosto desde Lima, Perú, y serán trasladados hasta Sucre, informó el ministro de Defensa, Reymi Ferreira.

"Ellos van a ser despedidos con honores por varios ministro y la Cancillería del Perú a las 10.00 (del 17 de agosto)", explicó Ferreira en conferencia de prensa.

Los restos de los dos soldados bolivianos fueron encontrados en 2008 en la región de Tacna por un grupo de investigación civil peruano denominado “Brigada Naval Combatientes del Pacífico” encabezado por Percy Graham, quien ese año realizaba estudios sobre la delimitación del campo de batalla del Alto de la Alianza, según explicó a fines de junio a este medio el embajador de Bolivia en el Perú, Gustavo Rodríguez.

El Ministro de Defensa informó que los restos de ambos soldados, que pertenecieron al Regimiento Tercero de Infantería por el color amarillo del uniforme que vestían, llegarán a Sucre a las 11.00 y serán recibidos por el presidente Evo Morales y el Alto Mando Militar.

La repatriación de los cuerpos se dio en el marco del punto 34 de la Declaración de la Isla de Esteves que fue firmada entre los presidentes del Perú, Ollanta Humala, y su similar de Bolivia, Evo Morales, durante el primer gabinete binacional de ministros que se realizó el 23 de junio de este año.

En 1880 se desató la batalla entre los ejércitos aliados de Bolivia y Perú contra las tropas de Chile en el cerro Intiorko, en la región peruana de Tacna, lo que se conoce como la batalla del Alto de la Alianza.

Ferreira señaló que los restos fueron encontrados momificados y en perfectas condiciones, sin embargo no pudieron ser identificados. Ambos permanecerán en el museo de Historia Militar en Sucre.

También serán presentados en el acto del 17 unas diez cajas con municiones y morrales pertenecientes a las tropas bolivianas.

martes, 11 de agosto de 2015

Ley de 11 de agosto de 1825 Resoluciones de la asamblea deliberante

La República de Bolivia -hoy Estado Plurinacional- fue creada un 6 de agosto de 1825, en homenaje a la célebre batalla de Junín y como una resolución a la larga lucha emprendida por los altoperuanos en estas tierras.

Entre los actos memorables de la Asamblea Deliberante, fue la emisión de la Ley del 11 de agosto de 1825, cuyos artículos constituyen el más fervoroso homenaje del pueblo boliviano a dos grandes paladines de la independencia americana: El Liberta-dor Simón Bolívar y el Mariscal Antonio José de Sucre.

Aquel memorable día, desde las primeras horas, se ofició una solemne misa en la Catedral de Chuquisaca, con asistencia del gran Mariscal de Ayacucho, su Estado Mayor, autoridades departamentales, fun-cionarios del nuevo Estado, cuerpos del Ejército boliviano y colombiano, vencedores de las batallas de Junín y Ayacucho, se realizó una imponente parada militar y columna de honor ante Capitán General y Jefe Máximo ante el palco instalado frente a la Casa de Gobierno, en medio del júbilo y vítores de la población chuquisaqueña.

Aquél día la Asamblea emitió las siguien-tes resoluciones: La nueva República se llamara “Bolívar” y “Sucre” la ciudad capital del Estado. Se señala el 6 de agosto como fecha cívica nacional y de conmemoración, recordando la batalla de Junín. También se estableció que el Libertador Bolívar estará a cargo del gobierno de la República durante el tiempo de su permanencia en el territorio, y el título de “Protector” fuera del país. Se ordenaba la confección de dos medallas de oro y diamantes.

Dos días después se declaraba la Repú-blica de régimen unitario, cuyo gobierno deberá ejercerse bajo los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

11 de agosto de 1892 Investidura presidencial del Dr. Mariano Baptista Caserta

EL ESCRUTINIO CONGRESAL Y LA PROCLAMACIÓN

Después de la declaratoria del estado de sitio, el cinco de agosto de 1892, la expulsión y destierro de 21 diputados coalicionistas, se llamó a los suplentes respectivos para que formaran quórum, y al día siguiente, 6, se instaló el Congreso Nacional bajo la pre-sidencia del señor Serapio Reyes Ortiz.

El 7 se constituyeron las comisiones respectivas y al día siguiente se dio co-mienzo al escrutinio de los votos emitidos en toda la República para Presidente y vicepresidentes. El 10 terminó esta operación y dio el siguiente resultado: por el Dr. Mariano Baptista 17.805 votos, por el general Eliodoro Camacho 10.607, por don Gregorio Pacheco 3.755.

El mismo día el Congreso dictó la ley proclamando Presidente Constitucional de la República al ciudadano Mariano Baptista, Primer Vicepresidente al ciudadano Severo Fernández Alonso y declaró vacante el puesto de Segundo Vicepresidente por muerte del electo, ciudadano Juan Federico Zuazo.

LA CEREMONIA DE LA INVESTIDURA

El 11 de agosto de 1892 se efectuó en Oruro la ceremonia de la investidura de los electos. El presidente del congreso pronunció su discurso elogiando la administración del señor Aniceto Arce, que terminaba su periodo constitucional.

El doctor Arce respondió a este discurso con una breve alocución, y concluyó con estas palabras: “Llevo al retirarme la intima persuasión de que no han sido vanos mis esfuerzos. El país los aprueba, pues me da por sucesor al hombre digno de gobernarlo y más adecuado para la realización de mis grandes ideales”. Lue-go se despojó de las insignias presidenciales y las depositó en la mesa.

lnvitado el doctor Baptista para prestar el juramento de ley, lo hizo poniéndose de rodillas ante el crucifijo, siendo investido de la medalla presidencial y la banda tricolor. Acto continuo se procedió a la investidura vicepresidencial del Dr. Fernández Alonso, quien pasó a ocupar el sitial del presidente del Congreso.

El nuevo Presidente de la República pronunció su discurso programa, y terminó diciendo: “El sentido general de mi política, tocante a las personas, queda señalado por una sola observación. Nin-gún hombre público de Bolivia, entre nuestros contemporáneos, ha sido más insultado que yo. Mi olvido de la difamación, ha sido constante, de tal manera que sólo podría explicarlo diciendo: no conozco a mis detractores. Me pongo bajo la protección de la Divina Providencia”.

LOS ANTECEDENTES PERSONALES DEL NUEVO PRESIDENTE

Don Mariano Baptista nació en el departamento de Cochabamba el 16 de julio de 1832. A los 24 años el voto de sus conciudadanos lo llevó a la cámara de di-putados, donde desde el primer momento tuvo activa participación en los debates, revelando sus magníficas dotes oratorias y su versación en los negocios públicos. Fue uno de los que formaron parte de la llamada “camarilla” del dictador José María Linares, a quien acompañó en su administración y en su destierro, sirviéndole con lealtad hasta el momento de su fallecimiento.

En 1872 volvió al Parlamento y de allí pasó al ministerio en la administración de Ballivián y Frías. Durante esta época se dedicó con tesón al estudio de todas las cuestiones internacionales y a las resolu-ciones de los problemas de esta índole pendiente con las naciones vecinas. Casi todos los tratados más importantes fue-ron autorizados y firmados por él.

Pero donde la figura de Baptista se destaca con relieves importantes es en la época de la Guerra del Pacífico, en la que puso en juego toda su habilidad diplomática para que Bolivia terminase sus diferendos con Chile desentendién-dose del Perú. Baptista había nacido tribuno: su palabra inspirada, ardorosa, persuasiva y arrebatadora, resonó brillante y por muchos años en los bancos de la facultad como en los bancos del Parlamento, recibiendo los aplausos de las multitudes, como los dardos de sus enconados enemigos.

En suma, cualesquiera que hubiesen sido los defectos del doctor Baptista, no se podía negar que él había sido el brillo del Parlamento boliviano y un hombre que había dado honra a su Patria por más de un cuarto de siglo.

SUS COLABORADORES Y SUS ACTOS ADMINISTRATIVOS

Baptista organizó su primer ministerio con los señores Severo Fernández Alon-so, Eduardo Guerra, Luis Paz, Emeterio Cano y Emeterio Tovar. Después sus co-laboradores fueron Enrique Borda, Pedro P. Vargas, José Vicente Ochoa, Macedo-nio Doria Medina, Telmo Ichazo, etc.

Este Gobierno mantuvo el estado de sitio decretado por Arce hasta el 31 de marzo del año siguiente, día en que expi-dió un decreto de amnistía y levanta-miento del sitio, por cuya virtud volvieron al país el general Camacho, todos los desterrados y confinados en 1892.

Despejado el horizonte interno, el Go-bierno se dedicó a las labores de la administración, habiéndose desarrollado durante ella importantes sucesos en la vida política del país, tanto en el orden interno cuanto en el internacional.

He aquí un breve resumen de los principales:

En 1895.- Repatriación de los restos del capitán general José Ballivián (conducidos desde Buenos Aires hasta Puno por los desterrados políticos Eliodoro Camacho y Nicolás Acosta). Solicitud del general Hilarión Daza para volver al país; acusación parlamentaria contra el mismo general.

Expedición militar al noroeste, en la que sus gerentes Lisímaco Gutiérrez, Manuel V. Ballivián, Román Paz, Juan L. Muñoz, Rosendo Rojas, Pastor Baldivie-so, Justo Villegas, etc. tomaron posesión efectiva de estos ignotos territorios y establecieron la administración nacional.

En 1894.- Interinato del Vice Presidente Fernández Alonso y asesinato del general Hilarión Daza en Uyuni; imple-mentacion del estanco de alcoholes.

En 1895.- Celebración del centenario del Gran Mariscal de Ayacucho; celebra-ción de los tratados de Paz, Amistad y Transferencia de territorios con la repú-blica de Chile, que no llegaron a perfec-cionarse; demarcación de limites con el Brasil en la línea Madera -Yavari.

Falleció en Cochabamba, pobre, nun-ca fue rico, el 19 de marzo de 1907. Tal fue el carácter y tales los actos del Go-bierno que se inauguró un día como hoy.

lunes, 10 de agosto de 2015

Bermejo quiere cambiar fundación



La diputada nacional Nelly Lenz, informó que la comisión de historiadores, a la cabeza de Carlos Tapia, ex presidente del Concejo de Cultura de Bermejo, ya entregó la documentación de la investigación que se realizó para establecer la fecha de fundación de ese municipio fronterizo. La misma ya fue enviada a la Asamblea Legislativa Plurinacional para su análisis y posterior aprobación. Se espera que se establezca formalmente, con una ley nacional, el 24 de agosto como fecha de fundación de Bermejo.

Lenz explicó que se quiere modificar la fecha, ya que actualmente está establecido el 7 de diciembre como fecha de fundación, sin embargo, se busca establecer el 24 de agosto, que fue cuando se descubrió el primer pozo petrolero en esa región.
“El 7 de diciembre está ligado a la creación de la Segunda Sección de la Provincia Arce con su capital Bermejo, en cambio el 24 de agosto refiere al asentamiento de personas en esta región del país, gracias al descubrimiento del oro negro. Esperemos que esta ley se apruebe antes del aniversario”, explicó Lenz.
La autoridad nacional dijo que convocará a una reunión de instituciones y pueblo en general, para socializar la investigación realizada por historiadores de Bolivia y Argentina.

domingo, 9 de agosto de 2015

“Mi mamá me pidió que yo vaya a la guerra del Chaco”

Esta es la historia contada en primera persona por Humberto Paz Barbosa (todos lo conocen como don Ubil), el último de los excombatientes de la guerra del Chaco que vivían en San José de Chiquitos. Hace poco cumplió cien años.

“Me fui a Brasil a trabajar como ayudante en mecánica. Una tardecita recibí una carta de mi madre Manuela Barbosa. Ahí me decía que Bolivia era también mi madre y que me llamaba para defenderla. Me pidió que vaya a la guerra del Chaco. Dejé el empleo, volví al país y me presenté ante el comandante de la Quinta División de Ejército de Roboré, coronel Reque Terán. Me miró y ordenó que me encierren.

Tiempo después me enteré, y es lo que le cuento ahora como si fuera historia de otro, de que desconfió de mi color moreno, de que sospechó que yo era paraguayo. Cerraron el calabozo con tres candados. ¡Qué recibimiento! Todo por el deseo de servir a mi patria.

El estafeta que me encerró fue ese día de visita a donde una muchacha que era corteja del comandante, amiga de una tía mía que vivía en Corumbá. Me conocía, y también supo que yo partía a Bolivia a presentarme voluntariamente como soldado.

El estafeta le contó que había un preso, del que no sabía su nombre. La muchacha pidió que se lo describa. Al final dice: “Debe ser Ubil”. Justo llegó el coronel y ella le pregunta quién era el preso. Él le dijo que no había tal cosa. Ella le dice que sabe que hay uno. “Creo que se trata de un muchacho que es sobrino de una amiga. ¿Averígüelo, ya?”
Urgido por la corteja, el comandante fue al calabozo y ordenó que me saquen.

-¿Es boliviano?
-Sí, nací en San José.

-¿Tiene familiares en Roboré?
-Sí, una tía, se llama Rosa Barbosa y otra Ignacia Ardaya.

Un teniente, que apellidaba Portugal, le dijo: “Mi coronel, la señora Rosa es la esposa del comandante de escuadrón de zapadores y la señora Ignacia es la abuelita de mi esposa”.

Pero el comandante era terco y estúpido, por eso lo llamaban Requebruto. Ordenó que me lleven al cuartel con la instrucción: “Hay que vigilarlo”.

Así, al fin pude cumplir con mi patria. Me designaron jefe de una columna de chiquitanos para llevar vituallas y municiones al frente y traer heridos. En el trayecto siempre hubo enfrentamientos con los paraguayos. De los excombatientes en San José ahora solo quedo yo viviendo con mis recuerdos.

Al terminar la guerra el gringo Otto Helbing envió a San José una hélice de avión de caza, que nunca fue utilizada. Se la hizo llegar a una señora que, chismeaba la gente, era su concubina. La verdad es que no me acuerdo cómo terminó en mi casa. Ya la envié al museo que está en Santa Cruz”