Buscador

viernes, 21 de agosto de 2015

Golpe de Banzer, a 44 años del “Gobierno del terror”

Se lo ve sonriente, levantando el dedo índice de la mano derecha, desde el balcón de Palacio de Gobierno, festejando con sus aliados temporales, entre ellos Víctor Paz Estenssoro, del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y Mario Gutiérrez, de la Falange Socialista Boliviana (FSB), al inicio de su gobierno, luego del golpe de Estado contra el gobierno del general Juan José Torres.
Ese 21 de agosto de 1971, hace 44 años, el coronel del ejército Hugo Banzer Suárez se convirtió en el nuevo presidente de facto en la historia nacional, en una asonada que se había iniciado dos días antes, el día 19, en Santa Cruz.
El Regimiento “Rangers” Manchego fue el primero en levantarse en armas en Santa Cruz contra el Gobierno de Torres. Los golpistas desencadenaron una represión sin cuartel contra los movimientos populares y universitarios que defendían al mandato de Torres.
En La Paz, la noticia generó alarma. En la sede de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia se reunieron cientos de personas que se trasladaron al Palacio, donde pidieron al presidente Torres que les entregue armas para enfrentar al golpismo.
Junto con Juan Lechín, Marcelo Quiroga Santa Cruz, y varias personas más, estaba Julio Llanos Rojas, entonces de 33 años.
Con las pocas armas que tenían -la mayoría fusiles Mauser en malas condiciones, sin manivelas- se trasladaron al cerro de Laikakota, donde las primeras escaramuzas se habían iniciado temprano. Ya había bajas.
“El Combate era feroz. Ahí estaban Simón Reyes y Víctor López, armados. Los combates se prolongaron toda la tarde, hasta la noche, a eso de las ocho de la noche, ya no habían militares. Nosotros pensamos que habíamos triunfado, cantamos el himno nacional, recogimos muertos y heridos, pero luego nos informamos que el Regimiento Colorados se sumó al golpe. Ya no supimos que hacer”, relata Llanos.
La mayoría numérica de los soldados -una buena parte de ellos sólo con armas sin saber disparar con precisión- se impuso ante la resistencia impulsada por los universitarios.
Los que no fueron asesinados, eran detenidos y trasladados a los más de diez centros de tortura y represión que activó el Gobierno de Banzer.
Varios de los compañeros mineros de Julio Llanos desaparecieron. Otros tantos fueron torturados en el Ministerio del Interior; en el Servicio de Inteligencia del Estado (SIE); en el Departamento de Orden Político; Regimiento Max Toledo y Bolívar de Viacha; Centro de Las Piedras en Achocalla, entre otros más que se habían creado.
Banzer dio la orden puntual a los militares: apresar y matar a todos los agitadores e izquierdistas.
Los militares y los agentes de inteligencia realizaron operativos continuos para dar con los declarados “comunistas” o “Elenos”.
La persecución se extendía contra todas las familias. Los hijos y la esposa de Julio Llanos, fueron expulsados de residencias temporales que encontraban, por temor de los dueños a ser apresados o, peor aún, a perder la vida.
Klaus Barbie (El carnicero de Lyon), que con Banzer logró el cargo de Teniente Coronel, hizo sentir su agresividad en la aplicación plena del Plan Cóndor en el país, a tono de lo que sucedía en la región.
Banzer cerró decenas de medios de comunicación e implementó medidas como el toque de queda y la Ley Marcial, que impedía el libre tránsito desde las 19.00 hasta las 07.00 horas. “Fue el Gobierno del terror”, resume Llanos.
“La libertad de expresión de hecho fue suprimida y se implantó una ‘prudente’ autocensura en los medios. 104 periodistas, reporteros y radialistas fueron víctimas de despidos, persecuciones y destierros. La cifra representaba casi un 50% de la planta profesional de los periodistas bolivianos de aquella época”, refiere el periodista Carlos Soria Galvarro, en el texto ‘Dictadura de Banzer’.
El general se propuso permanecer en el poder hasta 1980, para recién impulsar un proceso de institucionalización.
Sin embargo, la resistencia popular fue más que la pretensión del dictador.
Una masiva huelga de hambre, iniciada en La Paz a fines de 1977, por un grupo de mujeres mineras, entre ellas Domitila Chungara, a favor de una amnistía irrestricta y el retorno de todos los exiliados, marcó el camino al derrocamiento del gobierno del dictador.

Klaus Barbie fue el ejecutor de la represión
Aquellas prácticas violentas que había conocido y aplicado en la Segunda Guerra Mundial, Klaus Barbie Altmann (El carnicero de Lyon) las aplicó en el país.
Reclutó a pandillas y a paramilitares como los Camisas Blancas y mercenarios, entre otros, para que cumplieran las órdenes de Banzer y así reprimir a los que se oponían a su régimen.
Julio Llanos Rojas, extrabajador minero, de 77 años, recuerda que “estos grupos competían para arrestar y asesinar a los líderes izquierdistas. Por ese trabajo les pagaban y si los asesinaban mejor, Banzer les daba una recompensa que públicamente anunciaba”.
El periodista Carlos Soria Galvarro, refiere en un escrito, que las cifras de los siete años de dictadura fascista son escalofriantes y si bien pueden admitir más precisiones, jamás fueron desmentidas:
- Detenidos, 3.059 personas (15% mujeres y 85% varones).
- Residenciados y confinados, 1.259.
- Exiliados forzosos, 663
- Torturados, 125 (25 de los cuales no vivieron para contarlo)
- Muertos y desaparecidos en enfrentamientos y masacres, 429. (El padre Mauricio Lefébvre fue una de las víctimas. Por lo menos 24 cayeron en la Universidad de Santa Cruz al segundo día de iniciado el movimiento golpista).
- En lo que se llamó la Masacre del Valle de 1974, figuran 78 personas.
- Asesinatos políticos, 39.
René Zavaleta Mercado afirmó que el modelo instaurado por Banzer generalizaba el terror como un movimiento de reconstitución ideológica, apunta Soria.

Se intervino medios de comunicación
Cuando se confirmó el Golpe de Banzer contra el exgeneral Juan José Torres, que lideró el Gobierno Popular, el radialista Orlando Figueredo Tellería, que entonces era el director de Radio Continental, no tuvo opción que declararse en la clandestinidad.
Ya con el gobierno de René Barrientos había conocido lo que era la persecución y tortura de los militares, con descargas eléctricas e introducción de alfileres en los dedos. “Aún me quedan algunos”, dice.
Al igual que sus antecesores, Banzer encaró una dura batalla contra los medios de comunicación, varios de ellos los cerró y persiguió a sus periodistas.
La radios obreras como la Voz del Minero, Radio Lallagua, Radio Continental, Radio Nacional de Huanuni, Radio Independencia de Quillacollo, Radio Progreso, San José, Sumaj Orko, Radio la Voz del Minero del Sur, Radio Chichas de Telamayu, radio Huayna Potosí, Radio Bolivia, Vanguardia, fueron cerradas. El régimen impuso una multa de 20.000 pesos a Radio Fides (La Paz), entre otras.
El vespertino La Jornada, dirigida por Jorge Suárez, fue cerrado, al igual que el Semanario Opinión,
“La violación a la libertad de prensa se impuso después a toda la prensa, no sólo sindical, hubo censura, autocensura dictada por el miedo”, recuerda Figueredo Tellería, que se dedicó a la actividad del periodismo durante 45 años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario