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martes, 4 de agosto de 2015

6 de Agosto de 1825: Creación de Bolivia



En el acto principal del 6 de agosto se tuvo la honestidad de designar a José Miguel Lanza para que presida momento tan solemne. Este jefe guerrillero fue, tal vez, el único que merecía estar en esta asamblea por méritos propios

La creación de la República de Bolivia es un proceso “sui géneris” en el contexto latinoamericano, porque no es la obra de militares “académicos”, sino de grupos informales conocidos como “guerrilleros de la Independencia”.

Este largo y sangriento proceso tiene dos antecedentes: mediatos e inmediatos.

Los primeros lo constituyen los levantamientos indígenas de 1781 a la cabeza de Tupac Amaru en el Bajo Perú; Tomás Katari en Chayanta-Chuquisaca-Potosí y Tupac Katari en La Paz. Son movimientos de protesta ante tanto abuso y sometimiento al poder colonial hispano, son el ansia de libertad y justicia del ser humano oprimido, aunque todavía no se ve clara la idea de independencia para conformar una entidad política nueva.

Los segundos son los llamados levantamientos criollo-mestizos, que ya vislumbran un ideal político independentista por su contenido doctrinario.

Empiezan con el Primer Grito de Libertad lanzado en esta ciudad el 25 de Mayo de 1809, luego sobreviven una serie de levantamiento en diferentes ciudades, así en La Paz el 16 de Julio de 1809; en Cochabamba el 14 de Septiembre de 1810; en Santa Cruz el 24 de Septiembre de 1810; levantamientos que, por estar fuertemente influidos por el pensamiento charquino que buscaba la independencia, ya persiguen este anhelo.

Luego viene un importantísimo periodo llamado Guerra de Guerrillas, en los que diferentes grupos de patriotas permanentemente y día a día luchan por el ideal de hacer nuestro territorio una Patria libre, independiente y soberana. Son largos 16 años de lucha en los que se combatía cada día, se mataba y se moría, se asaltaban poblados, se incendiaban casas, en fin tantas atrocidades realizadas por el tirano español.

Grupos guerrilleros
Estos grupos guerrilleros se caracterizaron por:
- Ser tropas irregulares de 100, 500 o 1.000 personas, a veces más, a veces menos, que actuaban según la oportunidad que se les presentase.
- Su forma de actuar era la sorpresa siguiendo la táctica del mosquito, es decir, “pica y vuela”, luego de lo cual desaparecían. No ofrecían enfrentamientos frontales porque carecían del armamento suficiente y el número de sus integrantes no siempre era el adecuado.
- Conocían muy bien el territorio donde actuaban por lo que se desplazaban con relativa facilidad, además que la misma población les ofrecía protección ya que eran parte de ella misma.
Muchos fueron los jefes de la guerrilla, se calcula que llegaron a 102, de los cuales sobrevivieron no más de nueve.
Seis núcleos
De esta cantidad se destacaron seis núcleos:
- Ildefonso de las Muñecas, en el área del Lago Titicaca y que controlaba la comunicación con el Virreinato de Lima.
- José Miguel Lanza, que controlaba la importante vía La Paz-Oruro-Cochabamba.
- José Vicente Camargo, con sus cuarteles en Cinti y que controlaba la vía hacia el Virreinato de Buenos Aires.
- Ignacio Warnes que operaba y controlaba el oriente.
- Juan Antonio Álvarez de Arenales, que controlaba las comunicaciones entre Cochabamba-Chuquisaca-Santa Cruz.
- Una de las más importantes, el grupo guerrillero de los esposo Padilla, destacándose la figura de doña Juana Azurduy de Padilla, que fue: mujer, esposa, madre y guerrillera. Controlaban el neurálgico centro administrativo de Chuquisaca.
Estos grupos se establecieron en determinados territorios, más o menos estables, a los que llamó republiquetas, existiendo alguna comunicación y ayuda entre ellos.

Hay que destacar y reiterar que la obra de la independencia se debe a la labor por ellos desarrollada en esos largos 16 años de lucha, ellos son los verdaderos “padres de la Patria”, lamentablemente olvidados por nuestra historia oficial.

Cuando llegan los Ejércitos del Norte, a la cabeza de Sucre y Bolívar, la independencia ya estaba lograda, ya el enemigo español había sido vencido, tan es así que estos ejércitos no enfrentaron ninguna batalla en nuestro suelo, no tuvieron oportunidad de disparar un solo tiro. Su actuación militar posiblemente influyó pero no fue decisiva en nuestro proceso independentista.

Más aún se debe destacar que grupos de patriotas ya proclamaron la independencia del Alto Perú antes de la llegada de Sucre. Así: el 14 de enero de 1825 en Chuquisaca, en Cochabamba y en Santa Cruz y el 29 de enero José Miguel Lanza proclama lo mismo en La Paz.

En este panorama, el mariscal Antonio José de Sucre, llegado a nuestro territorio, lanzo el decreto del 9 de febrero en el que convocaba a los representantes del Alto Perú a reunirse en una Asamblea para decidir la suerte política de nuestro territorio.

Esta Asamblea Constituyente debía reunirse en la ciudad de Oruro a partir del 15 de abril, pero por razones de clima y por no existir infraestructura adecuada en dicha ciudad, se decidió luego que se reúna en Chuquisaca (Sucre). Así lo hicieron a partir del 10 de julio, durante sus reuniones hasta el 28 del mismo mes.

Tres posibilidades
Se discutieron tres posibilidades:
- Formar una República con la Argentina.
- Formar una República con el Perú.
- Formar una República independiente.

Las dos primeras no tuvieron mayor apoyo, decidiéndose por la tercera y así, un sábado a las tres de la tarde, en el Aula Magna de la Universidad San Francisco Xavier, se firmó el Acta de la Independencia de las Provincias del Alto Perú, por 48 diputados que representaban a cinco regiones: Chuquisaca, Potosí, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

Se esperó hacerlo el 6 de Agosto por dos motivos: uno, para ganar la simpatía de Bolívar, que no estaba de acuerdo con la creación de esta República, y otro porque no llegaban todavía los dos diputados por Santa Cruz.

Otra vez en la historia nacional, Sucre jugó un papel protagónico. Si antes dio el Primer Grito Libertario, ahora está asistiendo al nacimiento de nuestra Patria. Este memorable acto se dio en el salón principal de la actual Casa de la Libertad.

Para llevar adelante las sesiones de la Asamblea se eligió como presidente a José Mariano Serrano, pero muchos de sus integrantes antes defendían la causa colonialista de Espala y ahora aparecían como buenos republicanos.

En el acto principal del 6 de agosto se tuvo la honestidad de designar a José Miguel Lanza para que presida momento tan solemne. Este jefe guerrillero fue, tal vez, el único que merecía estar en esta asamblea por méritos propios.

Tres leyes
La labor de esta asamblea siguió adelante cuando dictó tres importantes leyes que fueron estructurando la nueva República. A saber:
- Ley del 11 de agosto de 1825, que establece una serie de honores para Bolívar y Sucre, “padres de la Patria”, además que da el nombre de Bolívar a la nueva República y el nombre de Sucre a su capital, pero haciendo notar que no se refería a esta ciudad, que seguiría con el nombre de Chuquisaca, sino que la idea era ubicar un lugar propicio donde se edificase la ciudad capital.
Esta situación nunca se la pudo concretar, por lo que la capital radicaba en esta ciudad hasta el 12 de julio de 1839, fecha en que se dicta una ley que establece que la ciudad de Chuquisaca cambia de nombre por “Sucre” y es la capital de Bolivia. En cuanto a la palabra Bolivia, el sacerdote y diputado potosino Manuel Martín Cruz, doctor en Leyes, propuso que “si de Rómulo viene Roma, de Bolívar sea Bolivia”, hecho que ocurrió en el mes de octubre de 1825.
- Ley del 13 de agosto de 1825, que establece la conformación del nuevo Estado con tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Esta ley no es una norma constitucional sino más bien un antecedente constitucional.
- Ley del 17 de agosto de 1825, que determina los símbolos de la nueva República como ser: bandera, escudo y escarapela.
- Bolivia ha nacido a una nueva realidad dramática hasta nuestros días y la cuestionante que ha surgido desde el primer momento: ¿Bolivia era viable como República? Tal vez sí, tal vez no. Pero la realidad es innegable: Nuestra Patria tiene vigencia y vida propia con dificultades, con tropiezos y nosotros, sus hijos, no tenemos más que trabajar y luchar por ella, para hacerla cada día más grande, más libre y menos dependiente, más soberana, como fue el sueño de los guerrilleros de la independencia, verdaderos padres de la Patria.


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