Con motivo de la celebración de un nuevo aniversario de la Revolución del 25 de Mayo de 1809, el Gobierno Municipal iniciará una campaña educativa para difundir la letra original del Himno a Chuquisaca, perteneciente a Ricardo Mujía.
Gracias a la investigación de Luis Ríos Quiroga en el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, se constató que la actual interpretación del Himno a Chuquisaca tiene un par de versos distintos al original y que se omiten estrofas del canto escrito por Mujía para el certamen del himno en conmemoración del centenario del 25 de Mayo.
Desde el Gobierno Municipal se informó que a partir de la fecha se distribuirán a las unidades educativas partituras con la letra original del himno para que se cante completo, tal y como fue concebido.
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miércoles, 30 de abril de 2014
La tragedia de Santa Bárbara, el ocaso de Eustaquio Méndez Arenas
Para el historiador tarijeño, Elías Vacaflor Dorakis, definitivamente, es necesario y saludable, apelar a otros medios para rectificar la historia de Tarija. Pues, asegura que si en verdad se quiere enseñar la verdadera historia, se debe trabajar para que se conozcan los hechos tal cual sucedieron.
Así revela que un hecho muy importante ocurrió una fecha como hoy, 30 de abril.
En este sentido, cuenta Dorakis que después de constatar algunos trabajos publicados a fines del Siglo XIX e inicios del XX, algunos hechos han sido distorsionados y descontextualizados por algunos historiadores tarijeños, que al intentar escribir la historia, se alejaron totalmente de la verdad.
Entonces, asegura, que a la hora de reconstruir la vida de personajes como Eustaquio Méndez Arenas, que tuvo una actuación destacada en muchos acontecimientos históricos de un pasado glorioso de Tarija, se encontró con muchas dificultades para conocer y explicar qué sucedió en los últimos meses de su vida, ya sea por ausencia de documentación concreta o porque las pocas referencias y testimonios obtenidos, “pecan de contradictorios”.
En ese entendido, el historiador asevera que es preciso mencionar un valioso expediente que, a pesar de su importancia y valor documental útil para rectificar el último capítulo de la vida de Méndez, nunca se quiso que sea público y al correr el tiempo, fue olvidado.
“No podemos entender, el cómo, teniendo la verdad escrita a disposición, se continuó tergiversando la última voluntad de Méndez, llegando al extremo de mandar a construir un monumento en la Plaza de `San Lorenzo´ y; al pie del mismo, segmentos de un testamento apócrifo. Inclusive, hasta la fecha se continúa llamando erróneamente José Eustaquio al Prócer. Es decir, nunca se quiso realizar las aclaraciones necesarias. ¿Por qué?”, cuestiona Vacaflor Dorakis.
Añade que el testamento original del Cnel. Eustaquio Méndez Arenas, expediente que consta de 11 folios, lo conoció en el año 1997 y afirma que accedió a fotografiarlo. Por gestiones ponderables e instrucciones del ex Prefecto de Tarija, José Roger Vaca Garzón, fue depositado y se conserva desde 1989 en las bóvedas del Banco Nacional de Bolivia (Regional Tarija), junto a otros documentos rubricados por Luis de Fuentes y Vargas, fundador de la Villa de “San Bernardo de Tarija”.
De esta manera, el historiador basado en el estudio y análisis de otras fuentes archivísticas y bibliográficas obtenidas en la Parroquia de “San Lorenzo” (Tarija), Tarija, Sucre, La Paz, Salta, Buenos Aires y Lima, busca posicionar una verdad histórica. Así expone que por orden cronológico, los documentos consultados, fueron:
1. La Partida de Nacimiento: el Prócer nació el 19 de septiembre de 1784 y fue bautizado, el 20 del mismo mes con un solo nombre: Eustaquio.
2. Gaceta del Gobierno de Lima: el Gral. La Serna eleva al Virrey Joaquín de Pezuela un informe el 16 de diciembre de 1818 sobre Eustaquio Méndez y sus dos sobrinos de apellido Segovia, cuya gravedad amerita un análisis.
3. El Parte Militar del 30 de abril de 1849 sobre la batalla de “Santa Bárbara”.
4. El Testamento, dictado ante el Dr. Agustín de Mendieta el 2 de mayo de 1849 a horas 13 y; en cuya carátula se lee “Eustaquio Méndez”.
5. El Certificado de Defunción, asevera que Méndez fue enterrado el 5 de mayo en el panteón de la Iglesia Matriz (hoy Catedral de Tarija).
6. Las Tejas de mi techo (Bernardo Trigo Pacheco, Tarija, 1936)
A raíz de esto, el presente trabajo del historiador se constituye como el primero de investigación e interpretación de estos seis documentos vitales, bajo el objetivo de rectificar la vida y obra de Méndez. “Como habré de demostrar, tuvieron, tienen y tendrán un significado muy especial para esclarecer la verdad. Haré especial hincapié en algunos de ellos: La Gaceta del Gobierno de Lima, el Parte Militar de la batalla de Santa Bárbara, fasto militar que fue ignorado por más de 150 años hasta la fecha y la versión original del testamento”, explica Dorakis.
En esta oportunidad, el historiador se referirá en concreto a los acontecimientos suscitados entre el 30 de abril al 5 de mayo de 1849 y a su principal protagonista: Eustaquio Méndez Arenas.
La verdad histórica contada por el historiador Elías Vacaflor Dorakis
“En ese entendido, es necesario decir que el fatídico desenlace del 30 de abril de 1849, tuvo un motivo: el odio y la rivalidad entre José Miguel de Velasco y Manuel Isidoro Belzu”, comienza el historiador y añade que el 6 de diciembre de 1848, Belzu derrotó a Velasco en la batalla de “Yamparaez” y asumió la Presidencia Provisoria del país. Los vencidos escaparon a la Argentina, y desde allí tramaron resistencia e ingresaron a Bolivia por la frontera; es decir, por Tarija.
La tropa estaba al mando del Gral. Sebastián Agreda y del Cnel. José Rosendi, asistentes de José Miguel de Velasco, que ante la escasa defensa que ofreció el Prefecto de Tarija, Pedro González y el Comandante Militar, Cnel. Gandarillas, que representaban a Belzu, ingresaron y ocuparon la ciudad de Tarija para cumplir dos órdenes expresas: desestabilizar al Gobierno de Manuel Isidoro Belzu y atrapar a Eustaquio Méndez Arenas.
Pero Méndez, anoticiado de la situación imperante, organizó un Escuadrón de 500 chapacos y; al mediodía del lunes 30 de abril de 1849, se dirigió desde “San Lorenzo” a la Ciudad de Tarija.
En el lugar denominado “Santa Bárbara”, aproximadamente a las 17:30 ambas tropas se enfrentaron y; luego del cruce de fuego, se impuso la tropa al mando de Rosendi. Méndez y algunos de sus hombres lograron escapar dirigiéndose hacia “San Mateo” y “Las Barrancas”, pero fueron alcanzados.
El Prócer, muy mal herido, cayó de su caballo para luego ser atrapado. Ultrajado y torturado brutalmente, fue trasladado a lomo de animal hasta la cárcel del Cabildo Capitular en la Ciudad de Tarija, y en la celda denominada “infiernillo”, continuó siendo objeto de torturas.
El Parte Militar Oficial,
dice lo siguiente:
República Boliviana
E.M. General del Ejército
Cuartel General en San Lorenzo, a 1 de mayo de 1849
Al Señor Secretario General de S.E. el Presidente de la República.-
“Después de seis días de esforzadas marchas, ocupó el día de ayer la División de Operaciones del Ejército Nacional la Capital de Tarija. Con noticia de que los rebeldes al mando del caudillo Eustaquio Méndez se hallaban en el Cantón de San Lorenzo, continuó su marcha con el objeto de destruirlos. A las cinco y media de la tarde los encontramos posesionados de las alturas de `Santa Bárbara´ en el número de quinientos hombres de ambas armas. Diez minutos fueron suficientes para destruirlos completamente. Su infantería quedó toda prisionera, y la caballería cargada y perseguida por la nuestra, se dio a la fuga. En la obstinada persecución que se le hizo, fue hecho prisionero con graves heridas el caudillo Méndez. Se cree que morirá. S.E. el General en Jefe juzga que este acontecimiento afianzará para siempre la causa de la razón y proporcionará al Ejército Nacional un completo triunfo sobre todos los traidores. Al participarle a V.G. de orden de S.E. el General en jefe, con el fin de que se sirva elevarlo al conocimiento de S.E. el Presidente Provisional de la República, me suscribo de V.G. Atento servidor”
S. Agreda.
En la cárcel permaneció aislado, y sometido a todo tipo de vejámenes por sus captores hasta el 2 de mayo, situación que provocó que su salud se deteriorara aún más. En ese grave cuadro de situación, ese mismo día, a la una de la tarde, Méndez dictó su testamento ante el Escribano Público, Dr. Agustín de Mendieta, amigo y compañero. Inmediatamente, la Señora Francisca Ruiloba de O’Connor, en un gesto que la enaltece por su humanismo, interpuso sus buenas gestiones y logró convencer al Prefecto golpista Gral. Sebastián Agreda para que Méndez sea trasladado al domicilio del Gral. O’Connor y reciba los auxilios necesarios.
Aceptada la solicitud, fue trasladado y allí permaneció hasta el día de su muerte, ocurrida al anochecer del viernes 4 de mayo de 1849, a la edad de 65 años, en la habitación cerca de la vieja cocina, sobre la actual calle Bolívar.
El Certificado de Defunción, dice:
En esta Santa Iglesia Matriz de la Ciudad de Tarija, el día cinco de mayo de 1849 fue enterrado en este panteón con oficio rezado el cuerpo mayor de Eustaquio Méndez, blanco, de edad como de sesenta años, marido de María Rojas de Carachimayo; recibió los sacramentos de confesión, viático y extrema unción de mis manos y para que conste firmo yo el rector y gobernador delegado.
Dr. José M. Rodo
Respecto a los restos mortales del Prócer, éstos nunca fueron encontrados. La Urna que se encuentra en la “Casa Museo” y la tumba en el Cementerio General en “San Lorenzo”, sólo son repositorios simbólicos.
Esta es la reseña histórica del héroe y caudillo indiscutible, cuya realización vital, según Dorakis, se movió en la jurisdicción de la otrora Provincia de Tarija, pero cuya fama trascendió las fronteras entre la gloria y el fracaso, entre el exterminio y la destrucción, entre el silencio y el terror y el respeto de propios y extraños por su protagonismo.
Es, entonces, la historia de una vida repleta de triunfos y satisfacciones, pero también, de esfuerzos, carencias, tristezas, penalidades, deslealtades e innumerables sinsabores vividos cerca y al mismo tiempo lejos de su familia. “Ese es el precio de la fama y la gloria; y el común denominador que se arraigó entre la memoria colectiva del pueblo tarijeño y siempre se impuso: el olvido y la indiferencia”, concluye el historiador.
Así revela que un hecho muy importante ocurrió una fecha como hoy, 30 de abril.
En este sentido, cuenta Dorakis que después de constatar algunos trabajos publicados a fines del Siglo XIX e inicios del XX, algunos hechos han sido distorsionados y descontextualizados por algunos historiadores tarijeños, que al intentar escribir la historia, se alejaron totalmente de la verdad.
Entonces, asegura, que a la hora de reconstruir la vida de personajes como Eustaquio Méndez Arenas, que tuvo una actuación destacada en muchos acontecimientos históricos de un pasado glorioso de Tarija, se encontró con muchas dificultades para conocer y explicar qué sucedió en los últimos meses de su vida, ya sea por ausencia de documentación concreta o porque las pocas referencias y testimonios obtenidos, “pecan de contradictorios”.
En ese entendido, el historiador asevera que es preciso mencionar un valioso expediente que, a pesar de su importancia y valor documental útil para rectificar el último capítulo de la vida de Méndez, nunca se quiso que sea público y al correr el tiempo, fue olvidado.
“No podemos entender, el cómo, teniendo la verdad escrita a disposición, se continuó tergiversando la última voluntad de Méndez, llegando al extremo de mandar a construir un monumento en la Plaza de `San Lorenzo´ y; al pie del mismo, segmentos de un testamento apócrifo. Inclusive, hasta la fecha se continúa llamando erróneamente José Eustaquio al Prócer. Es decir, nunca se quiso realizar las aclaraciones necesarias. ¿Por qué?”, cuestiona Vacaflor Dorakis.
Añade que el testamento original del Cnel. Eustaquio Méndez Arenas, expediente que consta de 11 folios, lo conoció en el año 1997 y afirma que accedió a fotografiarlo. Por gestiones ponderables e instrucciones del ex Prefecto de Tarija, José Roger Vaca Garzón, fue depositado y se conserva desde 1989 en las bóvedas del Banco Nacional de Bolivia (Regional Tarija), junto a otros documentos rubricados por Luis de Fuentes y Vargas, fundador de la Villa de “San Bernardo de Tarija”.
De esta manera, el historiador basado en el estudio y análisis de otras fuentes archivísticas y bibliográficas obtenidas en la Parroquia de “San Lorenzo” (Tarija), Tarija, Sucre, La Paz, Salta, Buenos Aires y Lima, busca posicionar una verdad histórica. Así expone que por orden cronológico, los documentos consultados, fueron:
1. La Partida de Nacimiento: el Prócer nació el 19 de septiembre de 1784 y fue bautizado, el 20 del mismo mes con un solo nombre: Eustaquio.
2. Gaceta del Gobierno de Lima: el Gral. La Serna eleva al Virrey Joaquín de Pezuela un informe el 16 de diciembre de 1818 sobre Eustaquio Méndez y sus dos sobrinos de apellido Segovia, cuya gravedad amerita un análisis.
3. El Parte Militar del 30 de abril de 1849 sobre la batalla de “Santa Bárbara”.
4. El Testamento, dictado ante el Dr. Agustín de Mendieta el 2 de mayo de 1849 a horas 13 y; en cuya carátula se lee “Eustaquio Méndez”.
5. El Certificado de Defunción, asevera que Méndez fue enterrado el 5 de mayo en el panteón de la Iglesia Matriz (hoy Catedral de Tarija).
6. Las Tejas de mi techo (Bernardo Trigo Pacheco, Tarija, 1936)
A raíz de esto, el presente trabajo del historiador se constituye como el primero de investigación e interpretación de estos seis documentos vitales, bajo el objetivo de rectificar la vida y obra de Méndez. “Como habré de demostrar, tuvieron, tienen y tendrán un significado muy especial para esclarecer la verdad. Haré especial hincapié en algunos de ellos: La Gaceta del Gobierno de Lima, el Parte Militar de la batalla de Santa Bárbara, fasto militar que fue ignorado por más de 150 años hasta la fecha y la versión original del testamento”, explica Dorakis.
En esta oportunidad, el historiador se referirá en concreto a los acontecimientos suscitados entre el 30 de abril al 5 de mayo de 1849 y a su principal protagonista: Eustaquio Méndez Arenas.
La verdad histórica contada por el historiador Elías Vacaflor Dorakis
“En ese entendido, es necesario decir que el fatídico desenlace del 30 de abril de 1849, tuvo un motivo: el odio y la rivalidad entre José Miguel de Velasco y Manuel Isidoro Belzu”, comienza el historiador y añade que el 6 de diciembre de 1848, Belzu derrotó a Velasco en la batalla de “Yamparaez” y asumió la Presidencia Provisoria del país. Los vencidos escaparon a la Argentina, y desde allí tramaron resistencia e ingresaron a Bolivia por la frontera; es decir, por Tarija.
La tropa estaba al mando del Gral. Sebastián Agreda y del Cnel. José Rosendi, asistentes de José Miguel de Velasco, que ante la escasa defensa que ofreció el Prefecto de Tarija, Pedro González y el Comandante Militar, Cnel. Gandarillas, que representaban a Belzu, ingresaron y ocuparon la ciudad de Tarija para cumplir dos órdenes expresas: desestabilizar al Gobierno de Manuel Isidoro Belzu y atrapar a Eustaquio Méndez Arenas.
Pero Méndez, anoticiado de la situación imperante, organizó un Escuadrón de 500 chapacos y; al mediodía del lunes 30 de abril de 1849, se dirigió desde “San Lorenzo” a la Ciudad de Tarija.
En el lugar denominado “Santa Bárbara”, aproximadamente a las 17:30 ambas tropas se enfrentaron y; luego del cruce de fuego, se impuso la tropa al mando de Rosendi. Méndez y algunos de sus hombres lograron escapar dirigiéndose hacia “San Mateo” y “Las Barrancas”, pero fueron alcanzados.
El Prócer, muy mal herido, cayó de su caballo para luego ser atrapado. Ultrajado y torturado brutalmente, fue trasladado a lomo de animal hasta la cárcel del Cabildo Capitular en la Ciudad de Tarija, y en la celda denominada “infiernillo”, continuó siendo objeto de torturas.
El Parte Militar Oficial,
dice lo siguiente:
República Boliviana
E.M. General del Ejército
Cuartel General en San Lorenzo, a 1 de mayo de 1849
Al Señor Secretario General de S.E. el Presidente de la República.-
“Después de seis días de esforzadas marchas, ocupó el día de ayer la División de Operaciones del Ejército Nacional la Capital de Tarija. Con noticia de que los rebeldes al mando del caudillo Eustaquio Méndez se hallaban en el Cantón de San Lorenzo, continuó su marcha con el objeto de destruirlos. A las cinco y media de la tarde los encontramos posesionados de las alturas de `Santa Bárbara´ en el número de quinientos hombres de ambas armas. Diez minutos fueron suficientes para destruirlos completamente. Su infantería quedó toda prisionera, y la caballería cargada y perseguida por la nuestra, se dio a la fuga. En la obstinada persecución que se le hizo, fue hecho prisionero con graves heridas el caudillo Méndez. Se cree que morirá. S.E. el General en Jefe juzga que este acontecimiento afianzará para siempre la causa de la razón y proporcionará al Ejército Nacional un completo triunfo sobre todos los traidores. Al participarle a V.G. de orden de S.E. el General en jefe, con el fin de que se sirva elevarlo al conocimiento de S.E. el Presidente Provisional de la República, me suscribo de V.G. Atento servidor”
S. Agreda.
En la cárcel permaneció aislado, y sometido a todo tipo de vejámenes por sus captores hasta el 2 de mayo, situación que provocó que su salud se deteriorara aún más. En ese grave cuadro de situación, ese mismo día, a la una de la tarde, Méndez dictó su testamento ante el Escribano Público, Dr. Agustín de Mendieta, amigo y compañero. Inmediatamente, la Señora Francisca Ruiloba de O’Connor, en un gesto que la enaltece por su humanismo, interpuso sus buenas gestiones y logró convencer al Prefecto golpista Gral. Sebastián Agreda para que Méndez sea trasladado al domicilio del Gral. O’Connor y reciba los auxilios necesarios.
Aceptada la solicitud, fue trasladado y allí permaneció hasta el día de su muerte, ocurrida al anochecer del viernes 4 de mayo de 1849, a la edad de 65 años, en la habitación cerca de la vieja cocina, sobre la actual calle Bolívar.
El Certificado de Defunción, dice:
En esta Santa Iglesia Matriz de la Ciudad de Tarija, el día cinco de mayo de 1849 fue enterrado en este panteón con oficio rezado el cuerpo mayor de Eustaquio Méndez, blanco, de edad como de sesenta años, marido de María Rojas de Carachimayo; recibió los sacramentos de confesión, viático y extrema unción de mis manos y para que conste firmo yo el rector y gobernador delegado.
Dr. José M. Rodo
Respecto a los restos mortales del Prócer, éstos nunca fueron encontrados. La Urna que se encuentra en la “Casa Museo” y la tumba en el Cementerio General en “San Lorenzo”, sólo son repositorios simbólicos.
Esta es la reseña histórica del héroe y caudillo indiscutible, cuya realización vital, según Dorakis, se movió en la jurisdicción de la otrora Provincia de Tarija, pero cuya fama trascendió las fronteras entre la gloria y el fracaso, entre el exterminio y la destrucción, entre el silencio y el terror y el respeto de propios y extraños por su protagonismo.
Es, entonces, la historia de una vida repleta de triunfos y satisfacciones, pero también, de esfuerzos, carencias, tristezas, penalidades, deslealtades e innumerables sinsabores vividos cerca y al mismo tiempo lejos de su familia. “Ese es el precio de la fama y la gloria; y el común denominador que se arraigó entre la memoria colectiva del pueblo tarijeño y siempre se impuso: el olvido y la indiferencia”, concluye el historiador.
lunes, 28 de abril de 2014
Feria del Desempolvado Monedas "cuentan" historia de la economía boliviana
Monedas de la época de la Colonia y de la República "contaron" la historia de la economía de Bolivia, en la Feria del Desempolvado, que cada domingo muestra una parte de la historia a través de objetos antiguos pero ayer llamó la atención con la pequeña colección de metálicos y medallas conmemorativas.
El responsable de esta feria, Fabrizio Cazorla, explicó que las monedas forman parte de la historia económica y del momento sociopolítico que ha vivido el país, no sólo desde la época republicana, sino antes, desde la instalación de la Casa de la Moneda en Potosí, que se hizo por orden del virrey Toledo, pero se ha tenido una primera casa que ha permitido, a través de las macuquinas, tener las primeras monedas.
Estas eran formas irregulares y deformes y con muy poca visibilidad de sus figuras; a partir de 1777, cuando se consolida la Casa de la Moneda, ya se ven las figuras mucho más claras, las letras más legibles y redondas.
"Hay un proceso interesante en la técnica de elaboración, pero también es importante el significado de cada componente, desde los ensayadores, las iniciales de la Casa de la Moneda de Potosí, los retratos de los reyes y cuando se pasa a la época republicana incluso (Simón) Bolívar se adscribe en las monedas, cosa que (José Antonio) Sucre no quiso, de tal manera que salía su nombre en el borde de la moneda, por eso es que no hay monedas con el perfil del mariscal", expresó Cazorla.
Así vemos el escudo y la evolución que ha tenido desde los primeros hasta los últimos, donde se ven las proporciones que han tenido, la adición de componentes en sus blasones y es un estudio que la numismática ha permitido en este tiempo constituirse en un auxilio de la historia y contribuir a través de esta ciencia a la comprensión de estos fenómenos y hechos históricos.
"La numismática no simplemente nos permite este auxilio a través de la historia sino una afición a la colección y a comprender que lo que se hacía es un verdadero arte, porque intervenían diferentes grupos, unos que ensayaban el metal, las proporciones de la fundición, otros que hacían el arte de grabar y tallar las monedas y luego la otra época de acuñarlas, entonces son momentos bien interesantes", refirió el historiador.
Contó que en Oruro se tuvo una Casa de la Moneda que fue construida por el presidente Manuel Isidoro Belzu en 1851, y aunque no hay muchos datos de ello, en el Socavón se conservan monedas de tres tipos: de 5, 10 y de 1 real, y que tienen en el fondo el Cerro Pie de Gallo y la Capilla del Socavón como parte de su identificación; fueron las únicas monedas de esta Casa de la Moneda en Oruro y es parte de la historia y se debe comprender que tiene un gran valor, ya que permiten que la gente conozca que hubo un movimiento económico, histórico y cultural a través de la moneda de papel como en las monedas de plata.
Cazorla explicó que hasta la época de 1870, cuando era República de Bolivia, se seguía manejando el real, incluso las monedas coloniales con el rostro de Felipe II seguían circulando porque tenían valor en esta parte de América.
La influencia de la Casa de la Moneda y la cantidad de monedas que acuñaban seguían marcando la pauta del sistema económico y monetario de esta parte del continente y luego recién se cambió a lo que eran los pesos y después lo que se conoce como boliviano.
MEDALLAS
Las medallas eran elementos de recordación, eran conmemorativas para determinar la visita de los presidentes o el logro o la conquista revolucionaria de alguno.
Melgarejo fue entre los más fanáticos que hizo acuñar medallas para marcar la historia de los acontecimientos que estaba protagonizando; pero muchos otros como Achá y Belzu, también lo hicieron en diferentes cortes y tamaños, guardapelos que son rarezas entre los muchos tipos que existen.
El responsable de esta feria, Fabrizio Cazorla, explicó que las monedas forman parte de la historia económica y del momento sociopolítico que ha vivido el país, no sólo desde la época republicana, sino antes, desde la instalación de la Casa de la Moneda en Potosí, que se hizo por orden del virrey Toledo, pero se ha tenido una primera casa que ha permitido, a través de las macuquinas, tener las primeras monedas.
Estas eran formas irregulares y deformes y con muy poca visibilidad de sus figuras; a partir de 1777, cuando se consolida la Casa de la Moneda, ya se ven las figuras mucho más claras, las letras más legibles y redondas.
"Hay un proceso interesante en la técnica de elaboración, pero también es importante el significado de cada componente, desde los ensayadores, las iniciales de la Casa de la Moneda de Potosí, los retratos de los reyes y cuando se pasa a la época republicana incluso (Simón) Bolívar se adscribe en las monedas, cosa que (José Antonio) Sucre no quiso, de tal manera que salía su nombre en el borde de la moneda, por eso es que no hay monedas con el perfil del mariscal", expresó Cazorla.
Así vemos el escudo y la evolución que ha tenido desde los primeros hasta los últimos, donde se ven las proporciones que han tenido, la adición de componentes en sus blasones y es un estudio que la numismática ha permitido en este tiempo constituirse en un auxilio de la historia y contribuir a través de esta ciencia a la comprensión de estos fenómenos y hechos históricos.
"La numismática no simplemente nos permite este auxilio a través de la historia sino una afición a la colección y a comprender que lo que se hacía es un verdadero arte, porque intervenían diferentes grupos, unos que ensayaban el metal, las proporciones de la fundición, otros que hacían el arte de grabar y tallar las monedas y luego la otra época de acuñarlas, entonces son momentos bien interesantes", refirió el historiador.
Contó que en Oruro se tuvo una Casa de la Moneda que fue construida por el presidente Manuel Isidoro Belzu en 1851, y aunque no hay muchos datos de ello, en el Socavón se conservan monedas de tres tipos: de 5, 10 y de 1 real, y que tienen en el fondo el Cerro Pie de Gallo y la Capilla del Socavón como parte de su identificación; fueron las únicas monedas de esta Casa de la Moneda en Oruro y es parte de la historia y se debe comprender que tiene un gran valor, ya que permiten que la gente conozca que hubo un movimiento económico, histórico y cultural a través de la moneda de papel como en las monedas de plata.
Cazorla explicó que hasta la época de 1870, cuando era República de Bolivia, se seguía manejando el real, incluso las monedas coloniales con el rostro de Felipe II seguían circulando porque tenían valor en esta parte de América.
La influencia de la Casa de la Moneda y la cantidad de monedas que acuñaban seguían marcando la pauta del sistema económico y monetario de esta parte del continente y luego recién se cambió a lo que eran los pesos y después lo que se conoce como boliviano.
MEDALLAS
Las medallas eran elementos de recordación, eran conmemorativas para determinar la visita de los presidentes o el logro o la conquista revolucionaria de alguno.
Melgarejo fue entre los más fanáticos que hizo acuñar medallas para marcar la historia de los acontecimientos que estaba protagonizando; pero muchos otros como Achá y Belzu, también lo hicieron en diferentes cortes y tamaños, guardapelos que son rarezas entre los muchos tipos que existen.
domingo, 27 de abril de 2014
El ‘Moto’ Méndez y la identidad
Como antecedente necesario es importante señalar que desde la fundación oficial de la Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarija (4 de julio de 1574), habían transcurrido 233 años, cuando una disposición colonial ordenaba la administración de la Villa de Tarija desde el Obispado y la Administración de Salta (17 febrero de 1807). Ante esa imposición los tarijeños se reunieron en un Cabildo Abierto (25 de julio de 1807) y proclamaron su libertad e independencia, dejando establecida la preferencia de gobernarse por sí mismos, sin depender ni de Salta, ni de Potosí. Esta voluntad fue comunicada al Virreinato de La Plata y no se conoce respuesta ante tan osada declaración, es que ya germinaban los pensamientos de libertad.
Lo cierto es que en esa época los descendientes de españoles, los criollos, mestizos y aquellos que provenían de los autóctonos o primeros migrantes hacia esta tierra, tenían una mayor identidad con la tierra en la que nacieron, que con la Madre Patria, de la que tenían referencias muy lejanas. Pudo más la conjunción hombre-tierra, que el poder establecido; fue entonces que se iniciaron las luchas por la emancipación o la independencia. No estaba nada claro cuál era el territorio de “la patria”; sin embargo, florecieron las rebeldías y en varios lugares se organizaron para defender su territorio y cambiar el orden colonial establecido. En todas partes los rebeldes gritaban “viva la patria”.
La Villa de San Bernardo de Tarija no fue la excepción y luego de los gritos libertarios de Chuquisaca, La Paz y Buenos Aires, se formaron montoneras que acosaban a los españoles y se les enfrentaban. Francisco Pérez de Uriondo era el gobernador de Tarija y Comandante de Armas, Eustaquio —el Moto— Méndez era el caudillo que controlaba el valle desde San Lorenzo y Carachimayo. Manuel Rojas comandaba Padcaya, Pedro Antonio Flores junto a los hermanos Uriondo en la Villa de Tarija y en Salinas; Juan Esteban Garay en Camacho, Francisco Guerrero de Cuyambuyo a Santa Victoria, José Antonio Ruiz en Santa Victoria, José María Avilez de Concepción a Camacho, Matías Guerrero de Camacho a la Puna, José Ignacio Mendieta en Itau y Tariquía, y Juan José Fernández Campero desde Jujuy a Tarija, especialmente en la puna.
La historia resalta la coordinación, amistad y parentesco de Martín Miguel de Guemes, Juan José Fernández Campero (4º Marqués de Tojo y Yavi) y Francisco Pérez de Uriondo, de esa conjunción se puede inferir el desvío de una división argentina hacia Tarija; a pesar que su orden era para dirigirse a Yavi, Suipacha, Tupiza y Oruro. Partió desde Tucumán el 18 de marzo de 1817, fue comandada por Gregorio Araoz de la Madrid y contaba con unos 400 efectivos. Es importante mencionar que Manuel José Belgrano era el jefe de los ejércitos del norte y quien ordenó la marcha del conocido como “Cuarto Ejército Auxiliar Argentino”.
Ese ejército se juntó con los caudillos locales participando del Sitio a Tarija (14 de abril) y de la Batalla de La Tablada (15 de abril).
Lo sucedido en abril de 1817 fue una victoria obtenida para la emancipación. No fue la única, sino la más importante de las batallas ocurridas en Tarija.
El devenir de los tiempos ha escogido a José Eustaquio Méndez Arenas como el mayor referente de los acontecimientos de 1817 y existen varias explicaciones para ello: nació en la zona campestre de la Villa de Tarija, de padres criollos y abuelos españoles, fue un pequeño hacendado y buen jinete a pesar de haber perdido una mano. Líder en su comunidad y de incomparables bravura y don de mando; por méritos de combate fue ascendido al grado de Coronel y fue de los pocos caudillos en sobrevivir a la independencia. Existen posiciones de duda en cuanto a alguna sumisión al ejército realista y en contraposición se lo justifica ante un acuerdo de no agresión en los últimos años de la lucha emancipadora. Terminada la independencia, allá por 1838, participó en los combates en Iruya y Montenegro contra tropas argentinas y tuvo activa participación política en el inicio de la República. Incluso se plantea que su muerte se ha ocasionado ante heridas recibidas en pendencias políticas.
De los caudillos locales del 15 de abril de 1817, el Moto Méndez permaneció en el terruño y murió en su ley, defendiendo sus principios y su tierra. Por ello la natural identificación con este Chapaco de poncho y espada. (Este artículo se publicó el 15 de abril en el suplemento dedicado a la efeméride departamental de Tarija. Esa publicación tiene, lamentablemente, una serie de errores. En esta página se recupera el texto original del autor, a quien le expresamos nuestras disculpas por los perjuicios que pudiésemos haberle causado.)
Homenaje a Alberto Paz Soldán, héroe de los cielos
REMEMBRANZA | EL ÚLTIMO PILOTO DE LA GUERRA DEL CHACO HA MUERTO. PERO SUS HAZAÑAS Y MEMORIAS QUEDAN PRESENTES PARA LAS FUTURAS GENERACIONES QUE TIENEN LA OBLIGACIÓN DE ADMIRARLO.
Alberto Paz Soldán murió el pasado sábado 19 de abril a los 102 años rodeado de su familia. Fue un hombre que hizo todo lo que quiso en su vida, y hasta más. En septiembre de 2012, fue condecorado por el presidente Evo Morales con la Orden Mariscal Andrés de Santa Cruz, y en 2011 las Fuerzas Armadas lo condecoraron con la Medalla al Mérito en el Grado de Gran Cruz de la Orden “Coronel Eduardo Abaroa”.
Como un merecido homenaje a su memoria, reproducimos la entrevista que concedió a OH!, en la que pudo contarnos sus hazañas y además dejar en claro que los héroes siempre están un paso delante de los demás.
EL PILOTO
A sus 95 años el General Alberto Paz Soldán todavía puede volar. Lo hace cada vez que alguien golpea la puerta de su memoria, donde atesora sus experiencias como aviador en la Guerra del Chaco. En 1935 fue nombrado por el Senado, Héroe Nacional y en 1996 fue elegido Personaje Notable. Es el único sobreviviente de su escuadrón y el único de los cadetes de su generación que llegó ascender al generalato (1965). “Qué por qué me hice piloto? Porque amo el peligro”, dice en presente, mientras le brillan los ojos azules, que conservan la energía del joven piloto.
El General pone las reglas en la entrevista y habla primero de lo que él quiere hablar. Le gusta mandar y se nota. No en vano recibió durante gran parte de su vida una rígida educación militar, “prusiana, con instructores alemanes”, describe con un entusiasmo que confirma que ciertos hombres han nacido para ser guerreros. Nacido en 1911 en Cochabamba y casado con María Luisa Zegarra, también cochabambina, con quien tuvo tres hijos, Tito, Olivia y Jorge, Paz Soldán ingresó al Colegio Militar cuando apenas había cumplido 15 años. Durante más de 16 estudió becado en distintas academias de Europa y fue escogido como uno de los mejores pilotos del país. Al terminar la guerra, trabajó varios años como piloto en el Lloyd Aéreo Boliviano.
“Soy el único sobreviviente, un piloto auténtico, he volado 50 tipos de aviones, hablo quechua, aymara, italiano e inglés”. Para comprobarlo nos da la bienvenida cordial en los cuatro idiomas. Dice que aprender a obedecer las reglas que conserva hasta ahora en su vida cotidiana y que también inculcó a sus hijos, como disciplina férrea, horarios a cabalidad y ningún exceso, le ha permitido bordear el siglo, pero aunque se aprecia claramente qué es lo que determina su personalidad, también hay espacio para la sensibilidad y se emociona profundamente cuando recuerda sus días en la guerra, pero también cuando habla de su infancia junto a sus 10 hermanos. “Mi infancia fue maravillosa, teníamos varias tierras y había abundancia de alimentos: lechería, quesería, abejas; de los hermanos, tres fuimos a la guerra. Todos sobrevivimos.” Sin embargo es imposible alejarnos mucho tiempo del tema que ha sido su motor siempre: “Mi vida está plasmada en función a esa guerra enigmática y trágica que le tocó vivir a mi generación, eso ha repercutido mucho en mí, me ha educado en un nivel práctico, difícil, peligroso”.
MEMORIAS DE UN GUERRERO
Desafiando al tiempo, el General Paz Soldán tiene grabada cada una de las estrategias que su escuadrón siguió durante la guerra. Recuerda que el ejército paraguayo tenía 40 aviones y el boliviano 60, y que volaban día y noche sobre el llamado infierno verde, los arenales recalentados por la furia del Chaco donde combatían los dos ejércitos.
Los pilotos eran oficiales de alto rango. El Ejército había invertido en su formación varios miles de dólares, incluyendo becas a distintas academias militares en Europa. Paz Soldán estudió en Italia, Alemania y EEUU. “En Tiestre (Italia) hice un curso de alta acrobacia aérea, después pasé a otra sección que se llama aviación de asalto, con aviones Fiat, Breda y Caproli. Luego a la Escuela de Guerra Aérea y soy oficial diplomado en esa escuela italiana. Después fui a Alemania, para comprar aviones y volé los Junker, los aviones alemanes que quería la Fuerza Aérea Boliviana. Cuando regresé, me enviaron a Estados Unidos, estudiaba inglés en la noches y por ello pude conseguir esa beca, soy oficial aéreo graduado en ese país”.
Durante cuatro años, Paz Soldán sobrevoló lo que llama “zona del petróleo”, toda la franja petrolera de Santa Cruz, Choreti, Camiri, Cuevo, Villamontes y Yacuiba. “Eran 320.000 kilómetros cuadrados y a mis compañeros y a mí nos asignaron hacer una cobertura aérea de todo ese terreno. Yo tenía 22 años. Han habido grandes acciones en la guerra: Strongest, El Carmen, Villamontes, Campo Vía, Ballivián, Boquerón, en todas ellas yo tomé parte”.
Del alba a la penumbra, los aviones salían por turnos para distintas maniobras como informes, fotografía aérea, croquizado aéreo, bombardeo, transporte, enlaces, etc. “Los aviones son los ojos del comando, el servicio que se llama inteligencia aérea. Cada día volábamos programados de uno a dos aviones. En el Altiplano esa exploración se hacía con caballos, pero cuando los llevaron al Chaco no sirvieron, así que entraron los aviones a reemplazar a la caballería”, explica. Los aviones que se piloteaban eran costosos, algunos con un valor de 50.000 dólares de ese entonces, equivalentes aproximadamente a un millón de ahora. Los pilotos debían manejar perfectamente esas máquinas. ¿Cuál era el secreto para poder pelear volando?, el General es tácito: “el piloto tiene que tener un don que le da la naturaleza, podía ser un hombre muy inteligente, pero sin ese don, no podía volar. Yo fui favorecido por la naturaleza y así da la casualidad de que soy el único sobreviviente de mi escuadrón, los demás murieron en tierra o en aire. La artillería antiaérea bajó a cuatro de mis compañeros en Villamontes”.
Pero no es una casualidad la sobrevivencia del viejo soldado, sino el resultado del éxito que tuvo con la estrategia que usaba para combatir: “atacaba a los aviones enemigos por la cola, me colocaba atrás, un poco alto, y los bombardeaba, unas veces los batía, otras escapaban, a mí casi me matan una vez porque me perforaron las alas y el fuselaje. Cuando llegué a la base, tenía 16 impactos de bala. Bombardeábamos objetivos lucrativos, fortines, camiones que llevaban tropas, que llevaban agua, columnas de carros tirados por bueyes”, se entusiasma. “En los combates aéreos hay que tener valor, hay que tener conocimiento táctico, hay que ser un profesional, el sol tenía que darme en la espalda y yo atacar por la cola y disparar, si bajas o te bajan, esa es la suerte. Casi caí prisionero cuando estaba aterrizando en una base en Picuiba, que no sabía que había sido tomada por los paraguayos, ellos tenían sombrero y los bolivianos teníamos gorras, mi observador me informó de que habían tomado la pista los paraguayos por ese detalle, así que le metí a todo motor, despegamos de nuevo y escapamos por gracia de Dios”, sonríe.
Por cierto, Paz Soldán tampoco fue herido ni hecho prisionero. Salvo por una bala que le arrancó el tiro de su anteojo de aviador, pudo salvarse varias veces. “Te nombran Héroe por una suma de varias hazañas, en mi caso por varios combates aéreos en Picuiba, en Algodonal, muchos de estos combates, junto a valerosos pilotos, eran vistos por los vecinos desde sus casas. El peligro era continuo, en tierra con combates a bayoneta, en el aire con batallas aéreas donde el peligro empezaba cuando comenzaba a girar la hélice del avión”.
UNA VIDA DE ORGULLO
El viejo General, que vive ahora en el barrio de Irpavi en La Paz al cuidado de uno de sus hijos, asegura ser uno de los pocos beneméritos que no tiene quejas económicas, “en términos generales, los beneméritos de la Guerra del Chaco, la clase tropa, se queja de miseria, de una pensión pobre, de mala atención médica, aunque yo no me puedo quejar porque vivo bien nomás, tengo una pensión vitalicia”. Paz Soldán, tío del escritor Edmundo Paz Soldán, también ha escrito varios libros, entre ellos Conducción de la Guerra del Chaco y Poder Aéreo, además de varios análisis militares y tácticos de esa contienda, y está por presentar una publicación que todavía guarda en secreto y que lleva a cabo con la complicidad de su hijo Jorge.
El General sabe que ha llegado el momento de hacer un balance de su vida, y está satisfecho con ella, “he llevado una vida pura y sacrificada, de respeto a la Patria y de honradez. En la guerra me he preocupado mucho para que mis subalternos no caigan prisioneros por irresponsabilidad o falta de habilidad mía. Nunca he permitido que mueran ni caigan prisioneros por mi culpa porque tenía la capacidad suficiente de protegerlos”, sostiene orgulloso. “Me hice aviador porque Dios quiso y porque me gustaba el peligro. Me sentía feliz volando solo sobre ese océano aéreo que era el Chaco”, recuerda. Para el veterano soldado la milicia es un apostolado, “es entregar tu vida al Estado y si mueres, mueres. Además tienes que ir a la guerra con la voluntad de combatir y de morir, sin miedo”. Y si hay algo que le ha faltado toda su vida a este hombre es, definitivamente, miedo. Eso es lo que hace a un héroe.
"atacaba a los aviones enemigos por la cola, me colocaba atrás, un poco alto, y los bombardeaba, unas veces los batía, otras escapaban, a mí casi me matan una vez porque me perforaron las alas y el fuselaje"
Alberto Paz Soldán murió el pasado sábado 19 de abril a los 102 años rodeado de su familia. Fue un hombre que hizo todo lo que quiso en su vida, y hasta más. En septiembre de 2012, fue condecorado por el presidente Evo Morales con la Orden Mariscal Andrés de Santa Cruz, y en 2011 las Fuerzas Armadas lo condecoraron con la Medalla al Mérito en el Grado de Gran Cruz de la Orden “Coronel Eduardo Abaroa”.
Como un merecido homenaje a su memoria, reproducimos la entrevista que concedió a OH!, en la que pudo contarnos sus hazañas y además dejar en claro que los héroes siempre están un paso delante de los demás.
EL PILOTO
A sus 95 años el General Alberto Paz Soldán todavía puede volar. Lo hace cada vez que alguien golpea la puerta de su memoria, donde atesora sus experiencias como aviador en la Guerra del Chaco. En 1935 fue nombrado por el Senado, Héroe Nacional y en 1996 fue elegido Personaje Notable. Es el único sobreviviente de su escuadrón y el único de los cadetes de su generación que llegó ascender al generalato (1965). “Qué por qué me hice piloto? Porque amo el peligro”, dice en presente, mientras le brillan los ojos azules, que conservan la energía del joven piloto.
El General pone las reglas en la entrevista y habla primero de lo que él quiere hablar. Le gusta mandar y se nota. No en vano recibió durante gran parte de su vida una rígida educación militar, “prusiana, con instructores alemanes”, describe con un entusiasmo que confirma que ciertos hombres han nacido para ser guerreros. Nacido en 1911 en Cochabamba y casado con María Luisa Zegarra, también cochabambina, con quien tuvo tres hijos, Tito, Olivia y Jorge, Paz Soldán ingresó al Colegio Militar cuando apenas había cumplido 15 años. Durante más de 16 estudió becado en distintas academias de Europa y fue escogido como uno de los mejores pilotos del país. Al terminar la guerra, trabajó varios años como piloto en el Lloyd Aéreo Boliviano.
“Soy el único sobreviviente, un piloto auténtico, he volado 50 tipos de aviones, hablo quechua, aymara, italiano e inglés”. Para comprobarlo nos da la bienvenida cordial en los cuatro idiomas. Dice que aprender a obedecer las reglas que conserva hasta ahora en su vida cotidiana y que también inculcó a sus hijos, como disciplina férrea, horarios a cabalidad y ningún exceso, le ha permitido bordear el siglo, pero aunque se aprecia claramente qué es lo que determina su personalidad, también hay espacio para la sensibilidad y se emociona profundamente cuando recuerda sus días en la guerra, pero también cuando habla de su infancia junto a sus 10 hermanos. “Mi infancia fue maravillosa, teníamos varias tierras y había abundancia de alimentos: lechería, quesería, abejas; de los hermanos, tres fuimos a la guerra. Todos sobrevivimos.” Sin embargo es imposible alejarnos mucho tiempo del tema que ha sido su motor siempre: “Mi vida está plasmada en función a esa guerra enigmática y trágica que le tocó vivir a mi generación, eso ha repercutido mucho en mí, me ha educado en un nivel práctico, difícil, peligroso”.
MEMORIAS DE UN GUERRERO
Desafiando al tiempo, el General Paz Soldán tiene grabada cada una de las estrategias que su escuadrón siguió durante la guerra. Recuerda que el ejército paraguayo tenía 40 aviones y el boliviano 60, y que volaban día y noche sobre el llamado infierno verde, los arenales recalentados por la furia del Chaco donde combatían los dos ejércitos.
Los pilotos eran oficiales de alto rango. El Ejército había invertido en su formación varios miles de dólares, incluyendo becas a distintas academias militares en Europa. Paz Soldán estudió en Italia, Alemania y EEUU. “En Tiestre (Italia) hice un curso de alta acrobacia aérea, después pasé a otra sección que se llama aviación de asalto, con aviones Fiat, Breda y Caproli. Luego a la Escuela de Guerra Aérea y soy oficial diplomado en esa escuela italiana. Después fui a Alemania, para comprar aviones y volé los Junker, los aviones alemanes que quería la Fuerza Aérea Boliviana. Cuando regresé, me enviaron a Estados Unidos, estudiaba inglés en la noches y por ello pude conseguir esa beca, soy oficial aéreo graduado en ese país”.
Durante cuatro años, Paz Soldán sobrevoló lo que llama “zona del petróleo”, toda la franja petrolera de Santa Cruz, Choreti, Camiri, Cuevo, Villamontes y Yacuiba. “Eran 320.000 kilómetros cuadrados y a mis compañeros y a mí nos asignaron hacer una cobertura aérea de todo ese terreno. Yo tenía 22 años. Han habido grandes acciones en la guerra: Strongest, El Carmen, Villamontes, Campo Vía, Ballivián, Boquerón, en todas ellas yo tomé parte”.
Del alba a la penumbra, los aviones salían por turnos para distintas maniobras como informes, fotografía aérea, croquizado aéreo, bombardeo, transporte, enlaces, etc. “Los aviones son los ojos del comando, el servicio que se llama inteligencia aérea. Cada día volábamos programados de uno a dos aviones. En el Altiplano esa exploración se hacía con caballos, pero cuando los llevaron al Chaco no sirvieron, así que entraron los aviones a reemplazar a la caballería”, explica. Los aviones que se piloteaban eran costosos, algunos con un valor de 50.000 dólares de ese entonces, equivalentes aproximadamente a un millón de ahora. Los pilotos debían manejar perfectamente esas máquinas. ¿Cuál era el secreto para poder pelear volando?, el General es tácito: “el piloto tiene que tener un don que le da la naturaleza, podía ser un hombre muy inteligente, pero sin ese don, no podía volar. Yo fui favorecido por la naturaleza y así da la casualidad de que soy el único sobreviviente de mi escuadrón, los demás murieron en tierra o en aire. La artillería antiaérea bajó a cuatro de mis compañeros en Villamontes”.
Pero no es una casualidad la sobrevivencia del viejo soldado, sino el resultado del éxito que tuvo con la estrategia que usaba para combatir: “atacaba a los aviones enemigos por la cola, me colocaba atrás, un poco alto, y los bombardeaba, unas veces los batía, otras escapaban, a mí casi me matan una vez porque me perforaron las alas y el fuselaje. Cuando llegué a la base, tenía 16 impactos de bala. Bombardeábamos objetivos lucrativos, fortines, camiones que llevaban tropas, que llevaban agua, columnas de carros tirados por bueyes”, se entusiasma. “En los combates aéreos hay que tener valor, hay que tener conocimiento táctico, hay que ser un profesional, el sol tenía que darme en la espalda y yo atacar por la cola y disparar, si bajas o te bajan, esa es la suerte. Casi caí prisionero cuando estaba aterrizando en una base en Picuiba, que no sabía que había sido tomada por los paraguayos, ellos tenían sombrero y los bolivianos teníamos gorras, mi observador me informó de que habían tomado la pista los paraguayos por ese detalle, así que le metí a todo motor, despegamos de nuevo y escapamos por gracia de Dios”, sonríe.
Por cierto, Paz Soldán tampoco fue herido ni hecho prisionero. Salvo por una bala que le arrancó el tiro de su anteojo de aviador, pudo salvarse varias veces. “Te nombran Héroe por una suma de varias hazañas, en mi caso por varios combates aéreos en Picuiba, en Algodonal, muchos de estos combates, junto a valerosos pilotos, eran vistos por los vecinos desde sus casas. El peligro era continuo, en tierra con combates a bayoneta, en el aire con batallas aéreas donde el peligro empezaba cuando comenzaba a girar la hélice del avión”.
UNA VIDA DE ORGULLO
El viejo General, que vive ahora en el barrio de Irpavi en La Paz al cuidado de uno de sus hijos, asegura ser uno de los pocos beneméritos que no tiene quejas económicas, “en términos generales, los beneméritos de la Guerra del Chaco, la clase tropa, se queja de miseria, de una pensión pobre, de mala atención médica, aunque yo no me puedo quejar porque vivo bien nomás, tengo una pensión vitalicia”. Paz Soldán, tío del escritor Edmundo Paz Soldán, también ha escrito varios libros, entre ellos Conducción de la Guerra del Chaco y Poder Aéreo, además de varios análisis militares y tácticos de esa contienda, y está por presentar una publicación que todavía guarda en secreto y que lleva a cabo con la complicidad de su hijo Jorge.
El General sabe que ha llegado el momento de hacer un balance de su vida, y está satisfecho con ella, “he llevado una vida pura y sacrificada, de respeto a la Patria y de honradez. En la guerra me he preocupado mucho para que mis subalternos no caigan prisioneros por irresponsabilidad o falta de habilidad mía. Nunca he permitido que mueran ni caigan prisioneros por mi culpa porque tenía la capacidad suficiente de protegerlos”, sostiene orgulloso. “Me hice aviador porque Dios quiso y porque me gustaba el peligro. Me sentía feliz volando solo sobre ese océano aéreo que era el Chaco”, recuerda. Para el veterano soldado la milicia es un apostolado, “es entregar tu vida al Estado y si mueres, mueres. Además tienes que ir a la guerra con la voluntad de combatir y de morir, sin miedo”. Y si hay algo que le ha faltado toda su vida a este hombre es, definitivamente, miedo. Eso es lo que hace a un héroe.
"atacaba a los aviones enemigos por la cola, me colocaba atrás, un poco alto, y los bombardeaba, unas veces los batía, otras escapaban, a mí casi me matan una vez porque me perforaron las alas y el fuselaje"
sábado, 26 de abril de 2014
Kuruyuki no selló el fin de la independencia chiriguana”
Isabelle Combès trata de mostrar en Kuruyuki escenas escondidas por la historia. Con 25 años de investigación sobre la etnia chiriguana, lo que pretende es ir más allá de la historia oficial.
En el prólogo menciona que durante más de 80 años no hubo un estudio serio y profundo acerca de la Batalla de Kuruyuki, hasta el libro Apiaguaiqui Tumpa, de Hernando Sanabria. ¿Por qué cree que nadie se interesó por esto durante tanto tiempo?
Es un problema más general: hasta los años 70, más o menos, no hubo estudios sobre la historia indígena en general y guaraní en particular. Los que escribieron sobre los guaraníes o chiriguanos eran antropólogos, poco interesados en la historia. Es solamente en tiempos recientes que se despertó este interés más general, con las obras de Branislava Susnik (1968), Thierry Saignes (desde su tesis doctoral en 1974), Lorenzo Calzavarini (1980) y por supuesto Sanabria, con su Apiaguaiqui Tumpa.
Usted también señala que durante mucho tiempo el libro de Sanabria fue como la ‘fuente oficial’ de este episodio ¿Qué fallas o errores encontró en Apiguaiqui Tumpa al momento de realizar este estudio?
Son varios aspectos:
Primero, Sanabria trabajó con documentos de la Prefectura de Santa Cruz (y unos pocos de Cuevo): existen muchos más documentos en Sucre o Tarija que dan otras informaciones.
Segundo, en la mayoría de los casos, no indica nunca sus fuentes de información.
Una gran parte del libro son especulaciones, está escrito en modo condicional, por ejemplo: Güirariyu “hablaría largamente a su discípulo […] le referiría con todo género de detalles la vida de aquel tempestuoso Aruma [….] pudo ser […] dizque pudo”, etc.
- Incluso para los documentos de Santa Cruz o Cuevo, Sanabria eliminó algunos datos, cambió otros o se inventó algunos más. La historia del Tumpa en el libro de Sanabria es calcada sobre la historia bíblica, habla por ejemplo de “la Jerusalén de Ivo”, etc. Introdujo así a un personaje, Güirariyu, como el chamán que hubiera iniciado al Tumpa y lo califica de “Bautista de la Transjordania de Ivo”, cuando Güirariyu es anterior a la historia de Kuruyuki y no figura en ningún documento de la época de Kuruyuki. Tampoco Sanabria mencionó las referencias a, por ejemplo, un “tumpa tercero” o al mismísimo Tumpa como un hombre viejo, porque son datos que no encajaban en la historia que estaba contando. El libro de Sanabria muestra mucha pasión hacia el tema, pero tal vez por esa misma pasión su libro es más una novela que una obra seria de investigación.
¿Cómo acercarse a la verdad de un hecho que no tiene la documentación suficiente para su estudio? ¿Cuánto tiempo le tomó poder hacer este libro?
Sí hay documentación suficiente, y creo que las casi 200 páginas de documentos anexos en mi libro lo muestran. Evidentemente no está “todo” registrado, pero eso es el problema de toda investigación histórica.
El libro en sí y la búsqueda en archivos me habrá tomado como un año y medio, pero hace más de 25 años que trabajo sobre la historia chiriguana, y estaba familiarizada con la literatura, las fuentes, etc.
¿Qué pudo encontrar en esta investigación acerca de la figura del Tumpa Apiaguaiqui, que ya para 1892 había alcanzado el estatus de figura mesiánica entre los chiriguanos? ¿Qué pudo averiguar acerca del significado de este nombre?
Apiaguaiqui aparece en diciembre de 1891 en Ivo y Kuruyuki. No sabemos gran cosa de él antes, aparte de lo que menciona la carta que envió su “secretario” Ayemoti a los padres franciscanos de Santa Rosa de Cuevo.
Para la mayoría de las fuentes, él es el líder profético de la rebelión de 1892. Para otros, fue manipulado por el capitán grande Bernardino Güiracota y/o por Ayemoti. Yo no escojo entre las diversas versiones: pero quiero hacerlas conocer, para mostrar que la historia de la rebelión no se presta a una sola interpretación unívoca.
El nombre Apiaguaiqui no significa nada en guaraní, y por lo mismo dejó la puerta abierta a diversas interpretaciones. Para algunos criollos de la región, sería hapia-oeki ‘castrado’ (hapia o japia es, literalmente, ‘huevo’, ‘testículo’). En contra de esta etimología que fue difundida por Francisco Pifarré en su libro sobre la historia chiriguana, otros dijeron que, al revés, significaría “muy macho”. Encontré en los archivos mención de este nombre, pero aplicado a un guerrero toba del Gran Chaco. De hecho, la mayoría de los nombres tobas acaban en –aique o –aiqui. Muchos chiriguanos huyeron donde los tobas del Gran Chaco, todavía libres, después de la guerra de 1874, y se afincaron entre ellos. Eran los únicos que podían pensar en seguir peleando, porque los que se quedaron en su territorio acabaron neófitos en las misiones franciscanas o peones en haciendas. Pienso que el Tumpa fue uno de estos chiriguanos que pasaron algún tiempo entre los tobas.
¿Cómo llegan las comunidades chiriguanas a la batalla? ¿Qué clases de pugnas internas existían entre ellas y cómo pudo haber afectado esto en el desarrollo del combate?
La rebelión de 1892 no fue tan “general” como se la suele presentar. Tenemos listas de las comunidades rebeldes, se concentran en la región de Cuevo-Ivo solamente. De la misma manera, la cifra siempre repetida de 6.000 guerreros en la rebelión debe ser explicada. Son 6.000 personas en total, son familias, se habla de mujeres, niños y ancianos. Es decir, en número de guerreros, eran 1.000 o 1.500 como máximo.
Al frente, los chiriguanos de las misiones (indios aliados) eran mucho más numerosos; no apoyaron la rebelión, y más bien ayudaron al Ejército republicano a reprimirla. A la vez que se enfrentaron karai (blancos) y chiriguanos en Kuruyuki, también se enfrentaron los chiriguanos entre sí, mejor dicho dos opciones de vida: la convivencia pacífica con los karai, que fue la opción mayoritaria; y la lucha a muerte, que fue la opción escogida por los rebeldes.
Otro aspecto es la rivalidad existente entre al menos dos de los “capitanes grandes” de la época: José Ignacio Aireyu (o Tengua) y Bernardino Güiracota.
Entre ‘indios aliados’ y facciones con jefes opuestos, los chiriguanos estaban divididos en 1892, y ese fue uno de los principales motivos de su derrota.
En la presentación del libro se mencionó que la Batalla de Kuruyuki fue otro episodio más de las sublevaciones, que incluso el levantamiento de 1874 fue más importante que este, ¿usted lo cree así?
La guerra que tuvo lugar entre 1874 y 1877 fue la más importante del siglo XIX. Participaron más guerreros que en 1892 (se habla de 10.000 luchadores), y también los tobas del Gran Chaco. Acabó con dos masacres (en Yuqui y en Mburucuyati). La represión fue cruel, y después de esta guerra cayeron los últimos bastiones de la resistencia chiriguana, Cuevo (donde se hizo en misión) y Guacaya (donde se hizo una misión y un fortín).
En estas fechas es cuando los chiriguanos perdieron su territorio y su independencia. La rebelión de 1892 fue el hecho de una parte minoritaria de los chiriguanos que quería recuperar estas tierras mediante las armas. Es muy importante por ser la última de las rebeliones armadas, pero no fue la más importante, y tampoco la única que tuvo ecos mesiánicos. Kuruyuki no selló el fin de la independencia chiriguana como se suele decir: existió precisamente porque esta independencia ya se había perdido años atrás.
¿Cómo fue la actuación del Gobierno republicano, los karai, en el conflicto?
Los primeros soldados que llegaron a Cuevo eran de Sauces (hoy Monteagudo), es decir, la entonces provincia Azero de Chuquisaca. Fueron llamados por los padres franciscanos de Santa Rosa de Cuevo y el corregidor del lugar. Les siguió el sub-prefecto del Azero, Tomás Frías. Luego partió de Santa Cruz el prefecto, general Ramón González. Las tropas de Frías y González son las que combatieron en Kuruyuki.
Del lado del Gobierno central, con sede entonces en Sucre, se mandó al coronel Melchor Chavarría, como delegado del Gobierno. Tardó tanto en el camino que llegó a Cuevo diez días después de la batalla. Él se encargó luego de perseguir y hacer ejecutar a los fugitivos, incluido al Tumpa
OPINIÓN
NO HABÍA UNIÓN ENTRE ELLOS Y TAMPOCO FUE UNA MASACRE
JÜRGEN RIESTER - ANTROPÓLOGO
Las obras que ha escrito Isabelle Combès son de alto valor científico porque ellas se basan en documentos y no en supuestos. Es el caso de Kuruyuki.
Desde los 80, Kuruyuki ha sido utilizado como símbolo de la Nación Guaraní contra los karai, pero ahora, según los datos de Combès, sabemos que la gran mayoría que luchó al lado de los soldados no indígenas eran los mismos chiriguanos. Es decir, no había una unión entre ellos y tampoco fue una masacre.
Mucho más importante fue el levantamiento de 1872, donde ellos sí estaban defendiendo su territorio. Kuruyuki no fue el último levantamiento chiriguano, fue uno de ellos y la nación chiriguana ya no estaba tan fuerte como se pretende demostrar.
Lo que no quiere decir que yo estoy en contra de estos símbolos, que son muy importantes para los pueblos, pero eso no significa falsificar la historia.
CURUYUQUE
La batalla de 1892 vista 11 años después
Población de indios chirihuanos, perteneciente al cantón Cuevo, jurisdicción de Ibo, provincia del Acero, situada al oeste del cantón. En esta ranchería tuvo lugar la última batalla que debeló la sublevación de los indios guaranís de las provincias Acero y Cordillera (...) llevada a término por los jefes Ramón González y Tomás Frías, aunque con mucho derramamiento de sangre y crueles muertes dadas a los sublevados.
Posteriormente llegó a Cuevo el militar Melchor Chavarría en calidad de delegado, acabando de pacificar estos lugares , hizo fusilar en Monteagudo al Tumpa (dios), que logró prenderlo y condujo a Sucre muchos prisioneros que le fueron entregados. En los varios encuentros que hubieron durante la sublevación, los guaranís dieron muestra de una rara tenacidad y mucho arrojo. (Diccionario geográfico del departamento de Chuquisaca- 1903)
Protagonista
Isabelle Combès
antropóloga
Estudiosa del mundo guaraní
Doctorada en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS, París). Actualmente investigadora asociada con el Instituto Francés de Estudios Andinos en Bolivia, es autora de numerosos artículos y libros sobre los chanés y chiriguanos de Bolivia. Sus investigaciones tienen como tema principal el poblamiento étnico del Gran Chaco en la época colonial y republicana.
En el prólogo menciona que durante más de 80 años no hubo un estudio serio y profundo acerca de la Batalla de Kuruyuki, hasta el libro Apiaguaiqui Tumpa, de Hernando Sanabria. ¿Por qué cree que nadie se interesó por esto durante tanto tiempo?
Es un problema más general: hasta los años 70, más o menos, no hubo estudios sobre la historia indígena en general y guaraní en particular. Los que escribieron sobre los guaraníes o chiriguanos eran antropólogos, poco interesados en la historia. Es solamente en tiempos recientes que se despertó este interés más general, con las obras de Branislava Susnik (1968), Thierry Saignes (desde su tesis doctoral en 1974), Lorenzo Calzavarini (1980) y por supuesto Sanabria, con su Apiaguaiqui Tumpa.
Usted también señala que durante mucho tiempo el libro de Sanabria fue como la ‘fuente oficial’ de este episodio ¿Qué fallas o errores encontró en Apiguaiqui Tumpa al momento de realizar este estudio?
Son varios aspectos:
Primero, Sanabria trabajó con documentos de la Prefectura de Santa Cruz (y unos pocos de Cuevo): existen muchos más documentos en Sucre o Tarija que dan otras informaciones.
Segundo, en la mayoría de los casos, no indica nunca sus fuentes de información.
Una gran parte del libro son especulaciones, está escrito en modo condicional, por ejemplo: Güirariyu “hablaría largamente a su discípulo […] le referiría con todo género de detalles la vida de aquel tempestuoso Aruma [….] pudo ser […] dizque pudo”, etc.
- Incluso para los documentos de Santa Cruz o Cuevo, Sanabria eliminó algunos datos, cambió otros o se inventó algunos más. La historia del Tumpa en el libro de Sanabria es calcada sobre la historia bíblica, habla por ejemplo de “la Jerusalén de Ivo”, etc. Introdujo así a un personaje, Güirariyu, como el chamán que hubiera iniciado al Tumpa y lo califica de “Bautista de la Transjordania de Ivo”, cuando Güirariyu es anterior a la historia de Kuruyuki y no figura en ningún documento de la época de Kuruyuki. Tampoco Sanabria mencionó las referencias a, por ejemplo, un “tumpa tercero” o al mismísimo Tumpa como un hombre viejo, porque son datos que no encajaban en la historia que estaba contando. El libro de Sanabria muestra mucha pasión hacia el tema, pero tal vez por esa misma pasión su libro es más una novela que una obra seria de investigación.
¿Cómo acercarse a la verdad de un hecho que no tiene la documentación suficiente para su estudio? ¿Cuánto tiempo le tomó poder hacer este libro?
Sí hay documentación suficiente, y creo que las casi 200 páginas de documentos anexos en mi libro lo muestran. Evidentemente no está “todo” registrado, pero eso es el problema de toda investigación histórica.
El libro en sí y la búsqueda en archivos me habrá tomado como un año y medio, pero hace más de 25 años que trabajo sobre la historia chiriguana, y estaba familiarizada con la literatura, las fuentes, etc.
¿Qué pudo encontrar en esta investigación acerca de la figura del Tumpa Apiaguaiqui, que ya para 1892 había alcanzado el estatus de figura mesiánica entre los chiriguanos? ¿Qué pudo averiguar acerca del significado de este nombre?
Apiaguaiqui aparece en diciembre de 1891 en Ivo y Kuruyuki. No sabemos gran cosa de él antes, aparte de lo que menciona la carta que envió su “secretario” Ayemoti a los padres franciscanos de Santa Rosa de Cuevo.
Para la mayoría de las fuentes, él es el líder profético de la rebelión de 1892. Para otros, fue manipulado por el capitán grande Bernardino Güiracota y/o por Ayemoti. Yo no escojo entre las diversas versiones: pero quiero hacerlas conocer, para mostrar que la historia de la rebelión no se presta a una sola interpretación unívoca.
El nombre Apiaguaiqui no significa nada en guaraní, y por lo mismo dejó la puerta abierta a diversas interpretaciones. Para algunos criollos de la región, sería hapia-oeki ‘castrado’ (hapia o japia es, literalmente, ‘huevo’, ‘testículo’). En contra de esta etimología que fue difundida por Francisco Pifarré en su libro sobre la historia chiriguana, otros dijeron que, al revés, significaría “muy macho”. Encontré en los archivos mención de este nombre, pero aplicado a un guerrero toba del Gran Chaco. De hecho, la mayoría de los nombres tobas acaban en –aique o –aiqui. Muchos chiriguanos huyeron donde los tobas del Gran Chaco, todavía libres, después de la guerra de 1874, y se afincaron entre ellos. Eran los únicos que podían pensar en seguir peleando, porque los que se quedaron en su territorio acabaron neófitos en las misiones franciscanas o peones en haciendas. Pienso que el Tumpa fue uno de estos chiriguanos que pasaron algún tiempo entre los tobas.
¿Cómo llegan las comunidades chiriguanas a la batalla? ¿Qué clases de pugnas internas existían entre ellas y cómo pudo haber afectado esto en el desarrollo del combate?
La rebelión de 1892 no fue tan “general” como se la suele presentar. Tenemos listas de las comunidades rebeldes, se concentran en la región de Cuevo-Ivo solamente. De la misma manera, la cifra siempre repetida de 6.000 guerreros en la rebelión debe ser explicada. Son 6.000 personas en total, son familias, se habla de mujeres, niños y ancianos. Es decir, en número de guerreros, eran 1.000 o 1.500 como máximo.
Al frente, los chiriguanos de las misiones (indios aliados) eran mucho más numerosos; no apoyaron la rebelión, y más bien ayudaron al Ejército republicano a reprimirla. A la vez que se enfrentaron karai (blancos) y chiriguanos en Kuruyuki, también se enfrentaron los chiriguanos entre sí, mejor dicho dos opciones de vida: la convivencia pacífica con los karai, que fue la opción mayoritaria; y la lucha a muerte, que fue la opción escogida por los rebeldes.
Otro aspecto es la rivalidad existente entre al menos dos de los “capitanes grandes” de la época: José Ignacio Aireyu (o Tengua) y Bernardino Güiracota.
Entre ‘indios aliados’ y facciones con jefes opuestos, los chiriguanos estaban divididos en 1892, y ese fue uno de los principales motivos de su derrota.
En la presentación del libro se mencionó que la Batalla de Kuruyuki fue otro episodio más de las sublevaciones, que incluso el levantamiento de 1874 fue más importante que este, ¿usted lo cree así?
La guerra que tuvo lugar entre 1874 y 1877 fue la más importante del siglo XIX. Participaron más guerreros que en 1892 (se habla de 10.000 luchadores), y también los tobas del Gran Chaco. Acabó con dos masacres (en Yuqui y en Mburucuyati). La represión fue cruel, y después de esta guerra cayeron los últimos bastiones de la resistencia chiriguana, Cuevo (donde se hizo en misión) y Guacaya (donde se hizo una misión y un fortín).
En estas fechas es cuando los chiriguanos perdieron su territorio y su independencia. La rebelión de 1892 fue el hecho de una parte minoritaria de los chiriguanos que quería recuperar estas tierras mediante las armas. Es muy importante por ser la última de las rebeliones armadas, pero no fue la más importante, y tampoco la única que tuvo ecos mesiánicos. Kuruyuki no selló el fin de la independencia chiriguana como se suele decir: existió precisamente porque esta independencia ya se había perdido años atrás.
¿Cómo fue la actuación del Gobierno republicano, los karai, en el conflicto?
Los primeros soldados que llegaron a Cuevo eran de Sauces (hoy Monteagudo), es decir, la entonces provincia Azero de Chuquisaca. Fueron llamados por los padres franciscanos de Santa Rosa de Cuevo y el corregidor del lugar. Les siguió el sub-prefecto del Azero, Tomás Frías. Luego partió de Santa Cruz el prefecto, general Ramón González. Las tropas de Frías y González son las que combatieron en Kuruyuki.
Del lado del Gobierno central, con sede entonces en Sucre, se mandó al coronel Melchor Chavarría, como delegado del Gobierno. Tardó tanto en el camino que llegó a Cuevo diez días después de la batalla. Él se encargó luego de perseguir y hacer ejecutar a los fugitivos, incluido al Tumpa
OPINIÓN
NO HABÍA UNIÓN ENTRE ELLOS Y TAMPOCO FUE UNA MASACRE
JÜRGEN RIESTER - ANTROPÓLOGO
Las obras que ha escrito Isabelle Combès son de alto valor científico porque ellas se basan en documentos y no en supuestos. Es el caso de Kuruyuki.
Desde los 80, Kuruyuki ha sido utilizado como símbolo de la Nación Guaraní contra los karai, pero ahora, según los datos de Combès, sabemos que la gran mayoría que luchó al lado de los soldados no indígenas eran los mismos chiriguanos. Es decir, no había una unión entre ellos y tampoco fue una masacre.
Mucho más importante fue el levantamiento de 1872, donde ellos sí estaban defendiendo su territorio. Kuruyuki no fue el último levantamiento chiriguano, fue uno de ellos y la nación chiriguana ya no estaba tan fuerte como se pretende demostrar.
Lo que no quiere decir que yo estoy en contra de estos símbolos, que son muy importantes para los pueblos, pero eso no significa falsificar la historia.
CURUYUQUE
La batalla de 1892 vista 11 años después
Población de indios chirihuanos, perteneciente al cantón Cuevo, jurisdicción de Ibo, provincia del Acero, situada al oeste del cantón. En esta ranchería tuvo lugar la última batalla que debeló la sublevación de los indios guaranís de las provincias Acero y Cordillera (...) llevada a término por los jefes Ramón González y Tomás Frías, aunque con mucho derramamiento de sangre y crueles muertes dadas a los sublevados.
Posteriormente llegó a Cuevo el militar Melchor Chavarría en calidad de delegado, acabando de pacificar estos lugares , hizo fusilar en Monteagudo al Tumpa (dios), que logró prenderlo y condujo a Sucre muchos prisioneros que le fueron entregados. En los varios encuentros que hubieron durante la sublevación, los guaranís dieron muestra de una rara tenacidad y mucho arrojo. (Diccionario geográfico del departamento de Chuquisaca- 1903)
Protagonista
Isabelle Combès
antropóloga
Estudiosa del mundo guaraní
Doctorada en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS, París). Actualmente investigadora asociada con el Instituto Francés de Estudios Andinos en Bolivia, es autora de numerosos artículos y libros sobre los chanés y chiriguanos de Bolivia. Sus investigaciones tienen como tema principal el poblamiento étnico del Gran Chaco en la época colonial y republicana.
viernes, 25 de abril de 2014
Se cumplieron 14 años de la toma de Pananti en el Chaco
El 20 de abril del año 2000 a las cinco de la tarde la hacienda Pananti perteneciente a la familia Lea Plaza fue ocupada por 160 familias campesinas, que fueron al poco tiempo reprimidas por las fuerzas del orden, lo que derivó en una secuela de enfrentamientos que se prolongaron por siete meses.
Las jornadas de Pananti fueron el bautizo de fuego para lo que posteriormente se denominó el Movimiento Sin Tierra (MST), que en poco más de tres meses terminó por ocupar otras 12 haciendas.
Tres años después, el movimiento surgido en el Chaco se consagró de manera nacional, al concretar la toma en la hacienda Collaba de la familia Sánchez de Losada, meses antes de la retirada del entonces Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
Hubo siete muertos
“Muchos cuestionaron nuestro movimiento, calificándonos como avasalladores, delincuentes, pero es que el momento que vivía nuestra país daba para eso. Había que revelarse contra un Estado excluyente con los pobres”, manifestó el asesor general de la Subgobernación de Yacuiba, Ángel Durán, por entonces dirigente y fundador del MST.
En noviembre llegó a su fin la tensión en la comunidad Pananti, poco después de la muerte siete persones, seis de ellos dirigentes campesinos y un oficial de la Policía Boliviana. Este hecho llegó a conocerse tiempo después como la “masacre de Pananti”. El proceso judicial por la muerte de estas personas sigue abierto, sin que aún se encuentren responsables.
El nueve de junio del mismo año se realizó la denominada marcha por tierra y dignidad, donde 300 familias campesinas partieron desde la ciudad de Yacuiba y llegaron a la ciudad de Tarija en nueve días.
“A medio camino nos salió al encuentro el Prefecto Oscar Vargas Molina, quién pidió negociar con nosotros, pero nosotros no queríamos negociar a medio camino, queríamos llegar y sentar un precedente, y así lo hicimos”, destacó Durán.
Durán enfatizó que si bien muchos sectores tradicionales de la sociedad chaqueña calificaron la gesta del MST, como un avasallamiento de migrantes del occidente, en realidad dentro del movimiento hubo también chaqueños que sufrían aún el latifundio en las haciendas.
Pananti en el presente
Pananti 14 años después es una próspera comunidad de 300 familias, que cuenta con energía eléctrica, agua de pozo perforado a 180 metros por la Subgobernación de Yacuiba, y con una creciente actividad agrícola, destaca en especial por la siembra del maní.
El presidente de la OTB Pananti, Isidoro Cruz, uno de los que participó durante la fundación de la comunidad, encara en la actualidad el reto de mecanizar la producción agrícola y exportar los derivados del maní, que se vende a nivel departamental, y en Santa Cruz de la Sierra.
Durante el acto de celebración de su fundación, los campesinos de Pananti pusieron la piedra fundamental de lo que vendrá a ser una Planta de Procesamiento de Maní con una inversión cercana al millón de bolivianos, con recursos dispuestos por organizaciones europeas, canalizados a través de la Fundación Chaco, y con recursos de la Alcaldía de Yacuiba.
“Anteriormente nos ofrecieron comprar nuestro maní en Europa, pero no logramos cumplir los niveles de calidad que nos exigían, esperamos que a partir de ahora con este proyecto de la planta procesadora, podamos incrementar la producción, cuidando siempre a la madre tierra, y con miras a crecer cada vez más como comunidad”, manifestó en la oportunidad Cruz.
Por su parte el Ejecutivo Seccional, Marcial Rengifo, destacó que Pananti disfruta los resultados de una lucha que costó muchas vidas y enfrentamientos desiguales.
“La determinación de reclamar tierra se tomó un año antes, en un ampliado campesino, que decidieron conformar los sindicatos sin tierra”, recordó en el acto el Ejecutivo Seccional de Yacuiba.
Otras conquistas
En octubre de 1999 en la comunidad de Aguayrenda, se aprobó la resolución de ocupar haciendas que no cumplieran con la función económica social. Pananti fue la primera.
Posteriormente se realizó la ocupación de otras haciendas como Soto La Vertiente, días después de Pananti, la hacienda Chirimoyal, luego la hacienda Nuevo Amanecer, luego Palmitos, Timboy, Salada Chica y Salda Grande, Santa Marta y Arenales. Fueron un total de 12 comunidades ocupadas en menos de tres meses.
“Eso no le gustó por supuesto a los grupos de poder de Chaco, que organizaron un Movimiento de Chaqueños Sin Tierra, para contrarrestarnos, hubo enfrentamientos por los siguientes tres meses”, dijo Durán.
Según el asesor general de la Subgobernación de Yacuiba, la contraparte la representó el Comité Cívico del Chaco, el Ejército Boliviano y las autoridades municipales y regionales.
En la actualidad el movimiento campesino se consolidó en el Chaco y a nivel nacional, eligiendo autoridades de manera democrática a nivel municipal, regional, departamental y nacional.
DATOS
-180 propiedades fueron tomadas por el MST a nivel nacional
-600 millones de bolivianos se invirtieron en proyectos de infraestructura en Yacuiba a partir de 2010 por la Subgobernación
La preocupación
por la tierra
En Bolivia las rebeliones indígenas y campesinos datan de periodos anteriores a la revolución de 1810, pasando por los levantamientos de fines del siglo XIX liderados por Zarate Vilca, la revolución agraria de 1953, el pacto militar campesino, los periodos dictatoriales de los años 70 y 80, hasta el retorno de la democracia.
EN CONTEXTO
Dieron sus vidas
En la masacre de Pananti murieron: Gerardo Alemán, Sabelio Escobar, Javier Pablo Velásquez, Pablo López, Benigno Arancibia, Vidal Vargas y el recién nacido Manuel.
Estuvieron detenidos por pertenecer al MST: Gabriel Pinto, Dionisio Mamani, Casiano Pinto, Norberto Calle, Eulogio Colque, Enrique Delgadillo, Ismael Muñoz, Adán Delgadillo y Victoria Álvarez.
Las jornadas de Pananti fueron el bautizo de fuego para lo que posteriormente se denominó el Movimiento Sin Tierra (MST), que en poco más de tres meses terminó por ocupar otras 12 haciendas.
Tres años después, el movimiento surgido en el Chaco se consagró de manera nacional, al concretar la toma en la hacienda Collaba de la familia Sánchez de Losada, meses antes de la retirada del entonces Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
Hubo siete muertos
“Muchos cuestionaron nuestro movimiento, calificándonos como avasalladores, delincuentes, pero es que el momento que vivía nuestra país daba para eso. Había que revelarse contra un Estado excluyente con los pobres”, manifestó el asesor general de la Subgobernación de Yacuiba, Ángel Durán, por entonces dirigente y fundador del MST.
En noviembre llegó a su fin la tensión en la comunidad Pananti, poco después de la muerte siete persones, seis de ellos dirigentes campesinos y un oficial de la Policía Boliviana. Este hecho llegó a conocerse tiempo después como la “masacre de Pananti”. El proceso judicial por la muerte de estas personas sigue abierto, sin que aún se encuentren responsables.
El nueve de junio del mismo año se realizó la denominada marcha por tierra y dignidad, donde 300 familias campesinas partieron desde la ciudad de Yacuiba y llegaron a la ciudad de Tarija en nueve días.
“A medio camino nos salió al encuentro el Prefecto Oscar Vargas Molina, quién pidió negociar con nosotros, pero nosotros no queríamos negociar a medio camino, queríamos llegar y sentar un precedente, y así lo hicimos”, destacó Durán.
Durán enfatizó que si bien muchos sectores tradicionales de la sociedad chaqueña calificaron la gesta del MST, como un avasallamiento de migrantes del occidente, en realidad dentro del movimiento hubo también chaqueños que sufrían aún el latifundio en las haciendas.
Pananti en el presente
Pananti 14 años después es una próspera comunidad de 300 familias, que cuenta con energía eléctrica, agua de pozo perforado a 180 metros por la Subgobernación de Yacuiba, y con una creciente actividad agrícola, destaca en especial por la siembra del maní.
El presidente de la OTB Pananti, Isidoro Cruz, uno de los que participó durante la fundación de la comunidad, encara en la actualidad el reto de mecanizar la producción agrícola y exportar los derivados del maní, que se vende a nivel departamental, y en Santa Cruz de la Sierra.
Durante el acto de celebración de su fundación, los campesinos de Pananti pusieron la piedra fundamental de lo que vendrá a ser una Planta de Procesamiento de Maní con una inversión cercana al millón de bolivianos, con recursos dispuestos por organizaciones europeas, canalizados a través de la Fundación Chaco, y con recursos de la Alcaldía de Yacuiba.
“Anteriormente nos ofrecieron comprar nuestro maní en Europa, pero no logramos cumplir los niveles de calidad que nos exigían, esperamos que a partir de ahora con este proyecto de la planta procesadora, podamos incrementar la producción, cuidando siempre a la madre tierra, y con miras a crecer cada vez más como comunidad”, manifestó en la oportunidad Cruz.
Por su parte el Ejecutivo Seccional, Marcial Rengifo, destacó que Pananti disfruta los resultados de una lucha que costó muchas vidas y enfrentamientos desiguales.
“La determinación de reclamar tierra se tomó un año antes, en un ampliado campesino, que decidieron conformar los sindicatos sin tierra”, recordó en el acto el Ejecutivo Seccional de Yacuiba.
Otras conquistas
En octubre de 1999 en la comunidad de Aguayrenda, se aprobó la resolución de ocupar haciendas que no cumplieran con la función económica social. Pananti fue la primera.
Posteriormente se realizó la ocupación de otras haciendas como Soto La Vertiente, días después de Pananti, la hacienda Chirimoyal, luego la hacienda Nuevo Amanecer, luego Palmitos, Timboy, Salada Chica y Salda Grande, Santa Marta y Arenales. Fueron un total de 12 comunidades ocupadas en menos de tres meses.
“Eso no le gustó por supuesto a los grupos de poder de Chaco, que organizaron un Movimiento de Chaqueños Sin Tierra, para contrarrestarnos, hubo enfrentamientos por los siguientes tres meses”, dijo Durán.
Según el asesor general de la Subgobernación de Yacuiba, la contraparte la representó el Comité Cívico del Chaco, el Ejército Boliviano y las autoridades municipales y regionales.
En la actualidad el movimiento campesino se consolidó en el Chaco y a nivel nacional, eligiendo autoridades de manera democrática a nivel municipal, regional, departamental y nacional.
DATOS
-180 propiedades fueron tomadas por el MST a nivel nacional
-600 millones de bolivianos se invirtieron en proyectos de infraestructura en Yacuiba a partir de 2010 por la Subgobernación
La preocupación
por la tierra
En Bolivia las rebeliones indígenas y campesinos datan de periodos anteriores a la revolución de 1810, pasando por los levantamientos de fines del siglo XIX liderados por Zarate Vilca, la revolución agraria de 1953, el pacto militar campesino, los periodos dictatoriales de los años 70 y 80, hasta el retorno de la democracia.
EN CONTEXTO
Dieron sus vidas
En la masacre de Pananti murieron: Gerardo Alemán, Sabelio Escobar, Javier Pablo Velásquez, Pablo López, Benigno Arancibia, Vidal Vargas y el recién nacido Manuel.
Estuvieron detenidos por pertenecer al MST: Gabriel Pinto, Dionisio Mamani, Casiano Pinto, Norberto Calle, Eulogio Colque, Enrique Delgadillo, Ismael Muñoz, Adán Delgadillo y Victoria Álvarez.
miércoles, 23 de abril de 2014
En 1986, el canciller de Chile dijo que Bolivia tiene derecho al mar
El ministro de Relaciones Internacionales de Chile, Heraldo Muñoz, publicó un libro en 1986 en el que señaló que su país reconoció "explícitamente” la existencia de derechos de Bolivia respecto a una salida soberana al océano Pacífico.
El libro se titula Las Relaciones Internacionales del Gobierno Militar Chileno. Allí, el actual canciller chileno analizó la Resolución de la Asamblea General de la OEA de 1983, que fue aprobada incluso por Chile.
El documento del organismo internacional, transcrito por el mismo ministro, dice: "Exhortar a Bolivia y Chile a que, en aras de la fraternidad americana, inicien un proceso de acercamiento de reforzamiento de la amistad de los pueblos boliviano y chileno, orientado a una normalidad de sus relaciones tendente a superar dificultades que los separan, incluyendo, en especial, una fórmula que haga posible dar a Bolivia una salida soberana al océano Pacífico, sobre bases que consulten las recíprocas conveniencias y los derechos e intereses de las partes involucradas”.
Al respecto, el canciller sostuvo que esta resolución supone un reconocimiento de la jurisdicción de la OEA sobre el conflicto marítimo, además de los derechos bolivianos sobre una salida al océano Pacífico.
"La resolución votada favorablemente por la representación chilena reconocía explícitamente la jurisdicción del organismo internacional en un tema que tradicionalmente se había considerado de exclusividad competencia de Chile; reconocía la existencia de ‘derechos’ de Bolivia respecto a una salida soberana al océano Pacífico y aceptaba el involucramiento, en función de ‘buenos oficios’ de un tercer país (Colombia) en una materia de tratamiento bilateral”, escribió Muñoz.
"Yo me pregunto ahora: ¿qué va a decir el canciller si él mismo, en tiempo pasado, reconoció que esa resolución genera derechos para Bolivia?”, dijo al respecto el analista Andrés Guzmán.
Sin embargo, el mismo día que la delegación boliviana presentaba la memoria histórica ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el ministro chileno calificó de "artificiosa” la demanda nacional.
Arce: "El camino fue el correcto”
El procurador general del Estado, Héctor Arce, aseguró que existe "plena certeza de que (Bolivia) tomó el camino correcto” al plantear una demanda contra Chile por una salida soberana al océano Pacífico.
"Estamos absolutamente seguros y tenemos la plena certeza de que es el camino correcto, más allá de las expresiones de las autoridades ejecutivas y parlamentarias del Gobierno chileno”, declaró Arce.
En otra de sus declaraciones, el canciller Heraldo Muñoz, luego de que Bolivia presentara su memoria ante la Corte Internacional de Justicia, dijo que Bolivia optó por el camino "más oneroso” e "improductivo”, para exigir que la CIJ obligue a Chile a dialogar sobre una salida al mar.
La subjefa de la bancada del MAS en el Senado, Sandra Soriano, dijo que son expresiones propias de Chile y que incluso intentaron descalificar y subestimar la demanda de Bolivia, pero que el país es soberano para tomar sus decisiones en esta materia.
El libro se titula Las Relaciones Internacionales del Gobierno Militar Chileno. Allí, el actual canciller chileno analizó la Resolución de la Asamblea General de la OEA de 1983, que fue aprobada incluso por Chile.
El documento del organismo internacional, transcrito por el mismo ministro, dice: "Exhortar a Bolivia y Chile a que, en aras de la fraternidad americana, inicien un proceso de acercamiento de reforzamiento de la amistad de los pueblos boliviano y chileno, orientado a una normalidad de sus relaciones tendente a superar dificultades que los separan, incluyendo, en especial, una fórmula que haga posible dar a Bolivia una salida soberana al océano Pacífico, sobre bases que consulten las recíprocas conveniencias y los derechos e intereses de las partes involucradas”.
Al respecto, el canciller sostuvo que esta resolución supone un reconocimiento de la jurisdicción de la OEA sobre el conflicto marítimo, además de los derechos bolivianos sobre una salida al océano Pacífico.
"La resolución votada favorablemente por la representación chilena reconocía explícitamente la jurisdicción del organismo internacional en un tema que tradicionalmente se había considerado de exclusividad competencia de Chile; reconocía la existencia de ‘derechos’ de Bolivia respecto a una salida soberana al océano Pacífico y aceptaba el involucramiento, en función de ‘buenos oficios’ de un tercer país (Colombia) en una materia de tratamiento bilateral”, escribió Muñoz.
"Yo me pregunto ahora: ¿qué va a decir el canciller si él mismo, en tiempo pasado, reconoció que esa resolución genera derechos para Bolivia?”, dijo al respecto el analista Andrés Guzmán.
Sin embargo, el mismo día que la delegación boliviana presentaba la memoria histórica ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el ministro chileno calificó de "artificiosa” la demanda nacional.
Arce: "El camino fue el correcto”
El procurador general del Estado, Héctor Arce, aseguró que existe "plena certeza de que (Bolivia) tomó el camino correcto” al plantear una demanda contra Chile por una salida soberana al océano Pacífico.
"Estamos absolutamente seguros y tenemos la plena certeza de que es el camino correcto, más allá de las expresiones de las autoridades ejecutivas y parlamentarias del Gobierno chileno”, declaró Arce.
En otra de sus declaraciones, el canciller Heraldo Muñoz, luego de que Bolivia presentara su memoria ante la Corte Internacional de Justicia, dijo que Bolivia optó por el camino "más oneroso” e "improductivo”, para exigir que la CIJ obligue a Chile a dialogar sobre una salida al mar.
La subjefa de la bancada del MAS en el Senado, Sandra Soriano, dijo que son expresiones propias de Chile y que incluso intentaron descalificar y subestimar la demanda de Bolivia, pero que el país es soberano para tomar sus decisiones en esta materia.
martes, 22 de abril de 2014
El litoral boliviano a través de un enciclopedista español
¿Cómo llegar a cada población? ¿Cuáles son las características geomorfológicas de la costa boliviana?, son las interrogantes que dicho enciclopedista español, responde no sólo a los navegantes y exploradores de la época, sino también a los estudiosos de la historia del Litoral Boliviano.
Sobre las poblaciones originarias, conocidas como Atacamas, detalla: “se hallaban establecidos entre la pendiente occidental de los Andes y las costas del Grande Océano, ocupan aun en número de unos seis mil próximamente algunas comarcas del desierto de Atacama” 8.
Con respecto a información más detallada sobre la situación administrativa y política del Litoral, Baldomero Menéndez, dedica otro capítulo completo que lo titula, ‘Provincia Litoral de Atacama’: “La provincia litoral de Atacama ó Lamar, denominación esta última que se le dió á ella y al puerto que les sirve de capital después de haber conquistado el país su independencia, como muestra de gratitud hácia el general Lamar, uno de sus principales campeones en la lucha que el Alto Perú, sostuvo contra las tropas españolas y para perpetuar así su memoria, se ha formado de la extremidad S. O. de la Antigua Intendencia de Potosí, es la comarca más meridional de la República y confina al N. con la provincia de Tarapacá, perteneciente al puerto peruano de Moquehua, de la cual la separa geográficamente el Loa; al E. con la provincia de Chichas que acaba-mos de describir, y con el Estado de la Rioja que forma parte de la Confederación Argentina, sirviéndola de límite entre estos dos países la cadena occidental de los Andes de Chile y Potosí, que cubren toda su frontera oriental; al S. con la provincia chileña de Copiapo, de la cual la separa el río Salado, y al O. con el Grande Océano meridional.
Esta provincia, compuesta en su totalidad del desierto de Atacama, tiene cien leguas geográficas próximamente de N. á S. veinticinco de anchura media, tres mil quinientas leguas cuadradas de superficie y treinta y cuatro mil habitantes, de los cuales las dos terceras partes por lo menos son indígenas, sometidos todos al poder central. Es la única provincia marítima con que cuenta la república de Bolivia, y tiene por capital á Puerto-Lamar ó Cobija.
La cadena occidental de los Andes de Chile y Potosí y el Grande Océano ó mar Pacífico encierran entre si esta comarca, cubriéndola la primera con algunas ramificaciones poco importantes y bañando la segunda su litoral en extensión de noventa y cinco leguas próximamente y abriendo en él algunas bahías y ensenadas, de que dimos cuenta ya al ocuparnos en general de la hidrografía marítima de la República.
Entre estos dos límites se extiende el gran desierto que da su nombre á la provincia compuesto en su mayor parte de arena movediza, completamente estéril y desprovisto de vegetación, si se exceptúan su parte septentrional, las cercanías de los Andes y algunos pequeños valles que se extienden desde estas monta-ñas hasta la proximidad de la costa, únicos puntos en que la naturaleza se presenta engalanada con alguna pompa, contrastando notablemente con la triste aridez y con la fatigosa monotonía que en el resto del país se advierte.
Los ramales que se desprenden de los Andes en dirección al mar, y que disminu-yen por momentos de anchura y altitud, no son más que unas ligeras ondulaciones en esta inmensa llanura sin poblaciones y hasta sin agua potable en su mayor parte.
Los pequeños ríos que atraviesan de E. á O. el desierto de Atacama y que fertilizan sus reducidos valles, y entre los cuales so-lo el Loa y el Salado, que le limitan al N. y al S., merecen una mención especial, tie-nen todos ellos su origen en la pendiente occidental de los Andes y desembocan en el grande Océano ó se pierden entre las arenas antes de llegar al mar. Durante la estación de los deshielos aumenta algún tanto la cantidad de agua que les sirve de alimento, pero pasada esta se arrastran lánguidamente por su lecho de arena y la mayor parte se quedan completamente secos á pocas leguas de su nacimiento.
El clima de esta provincia, es como he-mos dicho ya en la Descripción General, cálido y seco, si bien se encuentra al N. y en su extremidad oriental, que pudiéramos llamar la Sierra, algunos parajes se dis-fruta de una temperatura templada y bastante agradable. La lluvia es en este país un fenómeno, y los vientos fuertes del Mediodía mueven y arrastran á menudo sus arenas con demasiada impetuosidad.
Los productos vegetales y animales de este país son, como no pueden menos de ser atendidas sus circunstancias físicas, limitadísimos en número y cantidad. En las inmediaciones del Loa, en los vallecillos y en la Sierra se dan algunos granos, frutas y legumbres, apenas para alimentar á los pocos habitantes que pueblan esta comar-ca, y en la última se encuentran algunos rebaños ó manadas de llamas, huanacos, vicuñas y vizcachas. En el resto del país, nada absolutamente. La costa abunda en buenos peces y se ve frecuentada por focas, lobos marinos y algunas ballenas.
En productos del reino mineral es este país bastante rico, abundando en él cobre, que se exportan para el extranjero cantida-des considerables, siendo considerado por algunos como superior al de Chile. Hay algunas minas de oro, aunque poco pro-ductivas aun, una cantidad muy considera-ble de salitre, especialmente en la parte setentrional de la provincia, muy buena sal, cristal de roca, piedra lipis, jaspe de varios colores, alumbre, caparrosa, azufre, hierro, piedra imán y talco bastante tras-parente.
La pesca, la recolección de salitre de que se hallan cubiertas sus llanuras del N., el beneficio de las minas, la salazón de pescado y la agricultura son los principa-les ramos á que los habitantes de la pro-vincia de Atacama se dedican con algún fruto, sin que se conozca en el país ningu-na otra industria que merezca la pena de mencionarse.
El comercio, que hace unos veinte años era casi nulo, va tomando algún incremen-to, y el puerto de Cobija ó Lamar, antes un lugarejo insignificante, desde que ha mere-cido una protección decidida por parte de todos los gobiernos que se sucedieron en el país hasta el punto de declararle puerto franco para llamar á él la concurrencia de buques extranjeros, adquiere de día en día mayor importancia, y por él se exportan ya parte de los géneros, efectos y productos extranjeros que se consumen en las provin-cias meridionales, las cuales exportan también por el mismo algunos de sus pro-ductos naturales.
Las circunstancias físicas y locales de Puerto-Lamar son sin embargo tan malas, que su prosperidad y engrandecimiento no podrán llegar á una altura mucho mayor de la que alcanzan en el día; porque, falto casi absolutamente de agua potable, sin campiña en sus inmediaciones donde cose-char los frutos de primera necesidad, ro-deado por el desierto casi desde sus puer-tas, separado de los puntos de producción por una larga distancia despoblada y esté-ril, carece de todos los elementos que pue-den contribuir al desarrollo de la pobla-ción; y si bien la apertura de pozos arte- sianos podría remediar en parte la falta de agua, y la construcción de un ferrocarril que le enlazase con el Departamento de Potosí, aminorar la distancia que le sepa-ra del interior y hacer menos sensibles las dificultades y los peligros que el tránsito por el desierto presenta, siempre seria Lamar un pueblo que necesitaría traer de largas distancias todos los artículos de primera necesidad, inconveniente para el cual no conocemos remedio.
En cualquier dirección que por esta pro-vincia se camine, hay que hacerlo á través del desierto, y el viajero tiene que salir provisto de cuanto puede necesitar en su marcha, porque ni víveres, ni agua, ni aun combustible ha de encontrar en su tránsi-to. En tiempo de los Incas se construyó un camino estrecho en esta inmensa llanura, del cual ha desaparecido en muchos pun-tos hasta los vestigios, y esta circunstan-cia, unida á que fuera de las inmediacio-nes de algunos riachuelos todo el país se halla despoblado, hace necesario el servi-cio de guías prácticos para viajar por él en cualquiera dirección con alguna segu-ridad de no extraviarse. En el N. de la provincia, en que se encuentran algunos pueblos de corta extensión, se hallan sen-deros practicables que hacen el viaje me-nos molesto.
La provincia litoral de Atacama ó Lamar se divide en siete cantones, que reciben de los pueblecitos que les sirven de capitales las denominaciones de Cobija, Atacama, Esmorata, San Cristóbal, Licaitagua, San Antonio y Chincha” 9.
Con respecto a este capítulo, es necesa-rio mencionar que el autor, describe de una manera muy detallada los límites interna-cionales y la extensión geográfica de dicha Provincia. Además, describe la cantidad de sus habitantes y el clima. Sobre la minería, resalta la explotación del salitre y su expor-tación por el puerto boliviano de Cobija. Cuenta también, sobre la falta de caminos y sugiere a los lectores tomar medidas ne-cesarias para recorrer el desierto de Ataca-ma y por último explica la división política del distrito del Litoral.
Sin embargo, también en los anexos de la citada obra, se halla un apunte muy im-portante sobre la ‘marina militar’, que según el autor constituye “dos ó tres lan-chas en Cobija ó Puerto-Lamar” 10.
Sin duda, esta selección documental es un argumento claro de que Bolivia disfru-taba de una salida al Océano Pacífico y poseía un rico territorio guanero usurpado por los chilenos en 1879. Por otro lado a través de este trabajo, homenajeamos la la-bor emprendida por Baldomero Menéndez y esperamos que el pueblo boliviano, lo estudie y lo difunda bajo una nueva pers-pectiva.
Sobre las poblaciones originarias, conocidas como Atacamas, detalla: “se hallaban establecidos entre la pendiente occidental de los Andes y las costas del Grande Océano, ocupan aun en número de unos seis mil próximamente algunas comarcas del desierto de Atacama” 8.
Con respecto a información más detallada sobre la situación administrativa y política del Litoral, Baldomero Menéndez, dedica otro capítulo completo que lo titula, ‘Provincia Litoral de Atacama’: “La provincia litoral de Atacama ó Lamar, denominación esta última que se le dió á ella y al puerto que les sirve de capital después de haber conquistado el país su independencia, como muestra de gratitud hácia el general Lamar, uno de sus principales campeones en la lucha que el Alto Perú, sostuvo contra las tropas españolas y para perpetuar así su memoria, se ha formado de la extremidad S. O. de la Antigua Intendencia de Potosí, es la comarca más meridional de la República y confina al N. con la provincia de Tarapacá, perteneciente al puerto peruano de Moquehua, de la cual la separa geográficamente el Loa; al E. con la provincia de Chichas que acaba-mos de describir, y con el Estado de la Rioja que forma parte de la Confederación Argentina, sirviéndola de límite entre estos dos países la cadena occidental de los Andes de Chile y Potosí, que cubren toda su frontera oriental; al S. con la provincia chileña de Copiapo, de la cual la separa el río Salado, y al O. con el Grande Océano meridional.
Esta provincia, compuesta en su totalidad del desierto de Atacama, tiene cien leguas geográficas próximamente de N. á S. veinticinco de anchura media, tres mil quinientas leguas cuadradas de superficie y treinta y cuatro mil habitantes, de los cuales las dos terceras partes por lo menos son indígenas, sometidos todos al poder central. Es la única provincia marítima con que cuenta la república de Bolivia, y tiene por capital á Puerto-Lamar ó Cobija.
La cadena occidental de los Andes de Chile y Potosí y el Grande Océano ó mar Pacífico encierran entre si esta comarca, cubriéndola la primera con algunas ramificaciones poco importantes y bañando la segunda su litoral en extensión de noventa y cinco leguas próximamente y abriendo en él algunas bahías y ensenadas, de que dimos cuenta ya al ocuparnos en general de la hidrografía marítima de la República.
Entre estos dos límites se extiende el gran desierto que da su nombre á la provincia compuesto en su mayor parte de arena movediza, completamente estéril y desprovisto de vegetación, si se exceptúan su parte septentrional, las cercanías de los Andes y algunos pequeños valles que se extienden desde estas monta-ñas hasta la proximidad de la costa, únicos puntos en que la naturaleza se presenta engalanada con alguna pompa, contrastando notablemente con la triste aridez y con la fatigosa monotonía que en el resto del país se advierte.
Los ramales que se desprenden de los Andes en dirección al mar, y que disminu-yen por momentos de anchura y altitud, no son más que unas ligeras ondulaciones en esta inmensa llanura sin poblaciones y hasta sin agua potable en su mayor parte.
Los pequeños ríos que atraviesan de E. á O. el desierto de Atacama y que fertilizan sus reducidos valles, y entre los cuales so-lo el Loa y el Salado, que le limitan al N. y al S., merecen una mención especial, tie-nen todos ellos su origen en la pendiente occidental de los Andes y desembocan en el grande Océano ó se pierden entre las arenas antes de llegar al mar. Durante la estación de los deshielos aumenta algún tanto la cantidad de agua que les sirve de alimento, pero pasada esta se arrastran lánguidamente por su lecho de arena y la mayor parte se quedan completamente secos á pocas leguas de su nacimiento.
El clima de esta provincia, es como he-mos dicho ya en la Descripción General, cálido y seco, si bien se encuentra al N. y en su extremidad oriental, que pudiéramos llamar la Sierra, algunos parajes se dis-fruta de una temperatura templada y bastante agradable. La lluvia es en este país un fenómeno, y los vientos fuertes del Mediodía mueven y arrastran á menudo sus arenas con demasiada impetuosidad.
Los productos vegetales y animales de este país son, como no pueden menos de ser atendidas sus circunstancias físicas, limitadísimos en número y cantidad. En las inmediaciones del Loa, en los vallecillos y en la Sierra se dan algunos granos, frutas y legumbres, apenas para alimentar á los pocos habitantes que pueblan esta comar-ca, y en la última se encuentran algunos rebaños ó manadas de llamas, huanacos, vicuñas y vizcachas. En el resto del país, nada absolutamente. La costa abunda en buenos peces y se ve frecuentada por focas, lobos marinos y algunas ballenas.
En productos del reino mineral es este país bastante rico, abundando en él cobre, que se exportan para el extranjero cantida-des considerables, siendo considerado por algunos como superior al de Chile. Hay algunas minas de oro, aunque poco pro-ductivas aun, una cantidad muy considera-ble de salitre, especialmente en la parte setentrional de la provincia, muy buena sal, cristal de roca, piedra lipis, jaspe de varios colores, alumbre, caparrosa, azufre, hierro, piedra imán y talco bastante tras-parente.
La pesca, la recolección de salitre de que se hallan cubiertas sus llanuras del N., el beneficio de las minas, la salazón de pescado y la agricultura son los principa-les ramos á que los habitantes de la pro-vincia de Atacama se dedican con algún fruto, sin que se conozca en el país ningu-na otra industria que merezca la pena de mencionarse.
El comercio, que hace unos veinte años era casi nulo, va tomando algún incremen-to, y el puerto de Cobija ó Lamar, antes un lugarejo insignificante, desde que ha mere-cido una protección decidida por parte de todos los gobiernos que se sucedieron en el país hasta el punto de declararle puerto franco para llamar á él la concurrencia de buques extranjeros, adquiere de día en día mayor importancia, y por él se exportan ya parte de los géneros, efectos y productos extranjeros que se consumen en las provin-cias meridionales, las cuales exportan también por el mismo algunos de sus pro-ductos naturales.
Las circunstancias físicas y locales de Puerto-Lamar son sin embargo tan malas, que su prosperidad y engrandecimiento no podrán llegar á una altura mucho mayor de la que alcanzan en el día; porque, falto casi absolutamente de agua potable, sin campiña en sus inmediaciones donde cose-char los frutos de primera necesidad, ro-deado por el desierto casi desde sus puer-tas, separado de los puntos de producción por una larga distancia despoblada y esté-ril, carece de todos los elementos que pue-den contribuir al desarrollo de la pobla-ción; y si bien la apertura de pozos arte- sianos podría remediar en parte la falta de agua, y la construcción de un ferrocarril que le enlazase con el Departamento de Potosí, aminorar la distancia que le sepa-ra del interior y hacer menos sensibles las dificultades y los peligros que el tránsito por el desierto presenta, siempre seria Lamar un pueblo que necesitaría traer de largas distancias todos los artículos de primera necesidad, inconveniente para el cual no conocemos remedio.
En cualquier dirección que por esta pro-vincia se camine, hay que hacerlo á través del desierto, y el viajero tiene que salir provisto de cuanto puede necesitar en su marcha, porque ni víveres, ni agua, ni aun combustible ha de encontrar en su tránsi-to. En tiempo de los Incas se construyó un camino estrecho en esta inmensa llanura, del cual ha desaparecido en muchos pun-tos hasta los vestigios, y esta circunstan-cia, unida á que fuera de las inmediacio-nes de algunos riachuelos todo el país se halla despoblado, hace necesario el servi-cio de guías prácticos para viajar por él en cualquiera dirección con alguna segu-ridad de no extraviarse. En el N. de la provincia, en que se encuentran algunos pueblos de corta extensión, se hallan sen-deros practicables que hacen el viaje me-nos molesto.
La provincia litoral de Atacama ó Lamar se divide en siete cantones, que reciben de los pueblecitos que les sirven de capitales las denominaciones de Cobija, Atacama, Esmorata, San Cristóbal, Licaitagua, San Antonio y Chincha” 9.
Con respecto a este capítulo, es necesa-rio mencionar que el autor, describe de una manera muy detallada los límites interna-cionales y la extensión geográfica de dicha Provincia. Además, describe la cantidad de sus habitantes y el clima. Sobre la minería, resalta la explotación del salitre y su expor-tación por el puerto boliviano de Cobija. Cuenta también, sobre la falta de caminos y sugiere a los lectores tomar medidas ne-cesarias para recorrer el desierto de Ataca-ma y por último explica la división política del distrito del Litoral.
Sin embargo, también en los anexos de la citada obra, se halla un apunte muy im-portante sobre la ‘marina militar’, que según el autor constituye “dos ó tres lan-chas en Cobija ó Puerto-Lamar” 10.
Sin duda, esta selección documental es un argumento claro de que Bolivia disfru-taba de una salida al Océano Pacífico y poseía un rico territorio guanero usurpado por los chilenos en 1879. Por otro lado a través de este trabajo, homenajeamos la la-bor emprendida por Baldomero Menéndez y esperamos que el pueblo boliviano, lo estudie y lo difunda bajo una nueva pers-pectiva.
La fiesta de San Cristóbal
16 de noviembre de 1951. Fiesta religiosa en Huancané para venerar a San Cristóbal, un santo del catolicismo que según la leyenda, llevando sobre sus hombros a Jesús, el hijo de José y María, le hizo cruzar un río. Pese a ello, un Concilio Ecuménico realizado en Roma en la década de 1970 lo separó del santoral.
Después de la misa de rigor, a las diez de la mañana se inició una procesión de vecinos y campesinos de los sitios aledaños, llevando en alto la imagen del santo cuyo nombre proviene del idioma griego “Christophoros” que significa “portador de Cristo”.
Encabezaba el grupo un simpático sacerdote holandés de nombre Jaime Postma, párroco de Chulumani, el mismo que iba acompañado de algunos niños con largos camisones blancos hasta la altura de los pies y mirando piadosamente al cielo que movían en forma entusiasta sus incensarios, llenando de humo oloroso el lugar.
Después de ellos y en la parte final del grupo, una banda compuesta por una decena de músicos con un tamborero adelante y un voluntario que tocaba un viejo bombo, entonaba un himno religioso. Todo el acontecimiento estaba matizado por un vecino que iba adelante haciendo reventar “camaretas”, cohetes y cohetillos.
Finalizada la procesión, en la pequeña plazuela compuesta más o menos de un millar de personas entre blancoides, mestizos e indígenas de ambos sexos, los bailarines daban rienda suelta a su entusiasmo cantando y danzando al compás de pequeños grupos musicales que hacían sonar rítmicamente sus zampoñas.
Un grupo de “sicuris” con sombreros rojos adornados de rica pedrería de diferentes colores, chalecos vistosos y pantalones verdes, daba vueltas y vueltas al compás de sus pequeñas pero sonoras zampoñas acompañadas del ruido monótono de un bombo que en su parte central llevaba el nombre de “Comunidad de Naranjani”. Alrededor del grupo, un disfrazado de gallo saltaba alegremente imitando el cacareo característico del ave de corral. El disfraz era novedoso: máscara de color rojo carmín con un gran pico amarillo, saco y pantalón del mismo color. Las mangas llevaban grande plumas en sus partes posteriores, las mismas que al moverlas ágilmente daban sensación de alas. El disfraz estaba completo con unas polainas de color negro que cubrían los zapatos sin lustre hasta la altura de las rodillas.
Un poco más allí, otros danzarines con trajes de “la diablada” con la vestimenta conocida, saltaban también al compás de otra reducida pero entusiasta banda de música.
De una calle empinada bajaron también a la plazuela, bailarines de la danza conocida como “cullawas”, haciendo girar sus ruecas y obedeciendo las órdenes de un “waphuri” que iba adelante levantando una enorme rueca. La máscara de este cabecilla era interesante y se caracterizaba por un sombrero alto con pedrería de color, hilos con perlas (falsas) colgadas en los bordes y una máscara de color rojizo donde sobresalía nítidamente una larguísima nariz aguileña adornada de un gran lunar. Tenía también el traje, camisa blanca y corbata negra; chaleco violáceo exornado con pequeños vidrios multicolores, una faja azulada en la cintura con infinidad de monedas antiguas adheridas, un pantalón verde con amplios botapiés y unas zapatillas negras sin el lustre brilloso correspondiente. Los ojos saltones con largas pestañas y la dentadura de vidrios de colores era el aditamento del disfraz. Este conocido “waphuri” tenía un apellido de origen italiano como Amboni, Ambotini o algo parecido.
***
Con esas características se desarrollaba la fiesta religiosa en honor a San Cristóbal y al medio día, los rayos del sol comenzaron a despejar las nubes después de una torrencial lluvia del día anterior que ocasionó la formación de un enorme barrial en la pequeña plaza de tierra, sin asfalto ni cemento rígido, que en su parte central tenía una pileta para el abastecimiento de agua de los vecinos.
LLEGAN LOS POLICÍAS
Transcurría rápidamente el tiempo cuando Humberto Villarroel, Edgar Botello, René y Humberto Gonsález, Antonio y Juan Olmos, Isaac Tamayo y Henio Uría, además de otros militantes del Movimiento Revolucionario también festejaban a su modo consumiendo varias cervezas en una pequeña tienda con salida hacia la plazuela. En la puerta, un peón de Tongobaya, la hacienda de los hermanos Gonsález, cuidaba que el pequeño Antonio Villarroel no se extravíe en la multitud y pueda observar el paso alegre de los danzarines.
Fue en ese momento en que se produjo un silencio general porque todos los músicos dejaron de sonar sus instrumentos y los bailarines también hicieron un alto en su actividad festiva.
Haciendo sonar los tacos de sus toscos botines y el roce de sus polainas, un grupo de seis carabineros armados con fusiles máuser de la época de la guerra del Chaco ( y que tal vez no tenían proyectiles), al mando de un coronel de policía con gorra y uniforme de color verde amarillento, hizo su ingreso violento en la plazuela marchando en un callejón humano formado por bailarines, vecinos y campesinos indígenas.
El coronel, revólver en mano, se aproximó a la puerta del local donde bebían Villarroel y sus correligionarios.
-¡Villarroel, dése preso!- gritó.
-¡Sáqueme si es hombre!- contestó Villarroel.
El policía, comisionado especial desde La Paz, entró al local y en cuestión de segundos salió violentamente de espaldas después de haber recibido un fuerte puñetazo en el rostro que le ocasionó la caída de la gorra y el revólver.
Y como si todo estuviese planificado, los correligionarios de Villarroel y muchos vecinos opositores al Gobierno, agredieron también a los humildes carabineros de esa época, les arrebataron sus armas y los inmovilizaron obligándoles a poner las manos en alto.
GOLPIZA AL POLICÍA UNIFORMADO
Antes de que el sorprendido y golpeado coronel pudiera levantarse del suelo, Villarroel furioso, se le acercó, lo levantó con su mano izquierda de la solapa del uniforme y con la derecha le dio otro golpe en el rostro que volteó al policía hasta un sitio lleno de barro. Apoyado en sus dos brazos intentó levantarse, pero un puntapié en el pecho lo arrojó aún más lejos.
Y así, golpes y más golpes, el coronel, cuyo uniforme ya estaba cubierto de lodo y sangre que manaba de su nariz, fue arrastrado hasta el centro de la plazuela donde estaba ubicada la pileta. La cabeza del policía recibió el agua fresca que Villarroel dejó salir.
La sorpresa fue general y la plazuela se llenó de murmullos. Los amigos, todos alborotados, se pusieron nerviosos por el acto de agresión hacia un representante gubernamental y sus seis carabineros.
-Esto es grave, tienes que huir inmediatamente porque la reacción oficialista será peor- le dijo René Gonsález a Villarroel.
-Ándate ahora mismo a San Isi-dro- aconsejó su primo hermano Ed-gar Botello, el más joven del grupo.
-Hacia esa hacienda distante no hay camino carretero. No podrán llegar ahí los policías-, corroboró Humberto Gonsález.
Todos los demás estuvieron de acuerdo en que Villarroel debería dejar el lugar en ese instante por temor a la lógica reacción policial porque además, el coronel se recuperó físicamente y logró que un vecino temeroso le devolviera su arma de fuego.
Villarroel, que tenía la camisa hecha jirones por la violencia de minutos antes, alzó su vista y observó el camino de subida hacia la hacienda de San Isidro. Por esa senda de herradura se podía llegar a ese sitio en cuatro o cinco horas de caminata a pie o también a mula.
El luchador político tomó la decisión rápidamente. Así como estaba en ese momento, sin ropa adecuada y aún jadeante por el esfuerzo físico de la pelea con el policía, dirigió pasos rápidos cuesta arriba, pasando por el cementerio de Huancané, rumbo a San Isidro. El consejo de los amigos, danzantes, músicos y curiosos fue escuchado…se produjo la huida.
Todos los policías, incluido el jefe herido, con el uniforme manchado de sangre, mojado y lleno de barro, se reorganizaron, subieron a su pequeña camioneta y retornaron a Chulumani.
En minutos siguientes, continuó el desarrollo de los festejos, aún después de las diez de la noche, hora en que el suministro de luz eléctrica era interrumpido en esa época por una pequeña empresa municipal de Chulumani con maquinaria de una antigüedad de más de cincuenta años, ubicada en la comunidad de Chimpa, muy cercana a Ocobaya.
(Fragmento de una novela inédita).
Después de la misa de rigor, a las diez de la mañana se inició una procesión de vecinos y campesinos de los sitios aledaños, llevando en alto la imagen del santo cuyo nombre proviene del idioma griego “Christophoros” que significa “portador de Cristo”.
Encabezaba el grupo un simpático sacerdote holandés de nombre Jaime Postma, párroco de Chulumani, el mismo que iba acompañado de algunos niños con largos camisones blancos hasta la altura de los pies y mirando piadosamente al cielo que movían en forma entusiasta sus incensarios, llenando de humo oloroso el lugar.
Después de ellos y en la parte final del grupo, una banda compuesta por una decena de músicos con un tamborero adelante y un voluntario que tocaba un viejo bombo, entonaba un himno religioso. Todo el acontecimiento estaba matizado por un vecino que iba adelante haciendo reventar “camaretas”, cohetes y cohetillos.
Finalizada la procesión, en la pequeña plazuela compuesta más o menos de un millar de personas entre blancoides, mestizos e indígenas de ambos sexos, los bailarines daban rienda suelta a su entusiasmo cantando y danzando al compás de pequeños grupos musicales que hacían sonar rítmicamente sus zampoñas.
Un grupo de “sicuris” con sombreros rojos adornados de rica pedrería de diferentes colores, chalecos vistosos y pantalones verdes, daba vueltas y vueltas al compás de sus pequeñas pero sonoras zampoñas acompañadas del ruido monótono de un bombo que en su parte central llevaba el nombre de “Comunidad de Naranjani”. Alrededor del grupo, un disfrazado de gallo saltaba alegremente imitando el cacareo característico del ave de corral. El disfraz era novedoso: máscara de color rojo carmín con un gran pico amarillo, saco y pantalón del mismo color. Las mangas llevaban grande plumas en sus partes posteriores, las mismas que al moverlas ágilmente daban sensación de alas. El disfraz estaba completo con unas polainas de color negro que cubrían los zapatos sin lustre hasta la altura de las rodillas.
Un poco más allí, otros danzarines con trajes de “la diablada” con la vestimenta conocida, saltaban también al compás de otra reducida pero entusiasta banda de música.
De una calle empinada bajaron también a la plazuela, bailarines de la danza conocida como “cullawas”, haciendo girar sus ruecas y obedeciendo las órdenes de un “waphuri” que iba adelante levantando una enorme rueca. La máscara de este cabecilla era interesante y se caracterizaba por un sombrero alto con pedrería de color, hilos con perlas (falsas) colgadas en los bordes y una máscara de color rojizo donde sobresalía nítidamente una larguísima nariz aguileña adornada de un gran lunar. Tenía también el traje, camisa blanca y corbata negra; chaleco violáceo exornado con pequeños vidrios multicolores, una faja azulada en la cintura con infinidad de monedas antiguas adheridas, un pantalón verde con amplios botapiés y unas zapatillas negras sin el lustre brilloso correspondiente. Los ojos saltones con largas pestañas y la dentadura de vidrios de colores era el aditamento del disfraz. Este conocido “waphuri” tenía un apellido de origen italiano como Amboni, Ambotini o algo parecido.
***
Con esas características se desarrollaba la fiesta religiosa en honor a San Cristóbal y al medio día, los rayos del sol comenzaron a despejar las nubes después de una torrencial lluvia del día anterior que ocasionó la formación de un enorme barrial en la pequeña plaza de tierra, sin asfalto ni cemento rígido, que en su parte central tenía una pileta para el abastecimiento de agua de los vecinos.
LLEGAN LOS POLICÍAS
Transcurría rápidamente el tiempo cuando Humberto Villarroel, Edgar Botello, René y Humberto Gonsález, Antonio y Juan Olmos, Isaac Tamayo y Henio Uría, además de otros militantes del Movimiento Revolucionario también festejaban a su modo consumiendo varias cervezas en una pequeña tienda con salida hacia la plazuela. En la puerta, un peón de Tongobaya, la hacienda de los hermanos Gonsález, cuidaba que el pequeño Antonio Villarroel no se extravíe en la multitud y pueda observar el paso alegre de los danzarines.
Fue en ese momento en que se produjo un silencio general porque todos los músicos dejaron de sonar sus instrumentos y los bailarines también hicieron un alto en su actividad festiva.
Haciendo sonar los tacos de sus toscos botines y el roce de sus polainas, un grupo de seis carabineros armados con fusiles máuser de la época de la guerra del Chaco ( y que tal vez no tenían proyectiles), al mando de un coronel de policía con gorra y uniforme de color verde amarillento, hizo su ingreso violento en la plazuela marchando en un callejón humano formado por bailarines, vecinos y campesinos indígenas.
El coronel, revólver en mano, se aproximó a la puerta del local donde bebían Villarroel y sus correligionarios.
-¡Villarroel, dése preso!- gritó.
-¡Sáqueme si es hombre!- contestó Villarroel.
El policía, comisionado especial desde La Paz, entró al local y en cuestión de segundos salió violentamente de espaldas después de haber recibido un fuerte puñetazo en el rostro que le ocasionó la caída de la gorra y el revólver.
Y como si todo estuviese planificado, los correligionarios de Villarroel y muchos vecinos opositores al Gobierno, agredieron también a los humildes carabineros de esa época, les arrebataron sus armas y los inmovilizaron obligándoles a poner las manos en alto.
GOLPIZA AL POLICÍA UNIFORMADO
Antes de que el sorprendido y golpeado coronel pudiera levantarse del suelo, Villarroel furioso, se le acercó, lo levantó con su mano izquierda de la solapa del uniforme y con la derecha le dio otro golpe en el rostro que volteó al policía hasta un sitio lleno de barro. Apoyado en sus dos brazos intentó levantarse, pero un puntapié en el pecho lo arrojó aún más lejos.
Y así, golpes y más golpes, el coronel, cuyo uniforme ya estaba cubierto de lodo y sangre que manaba de su nariz, fue arrastrado hasta el centro de la plazuela donde estaba ubicada la pileta. La cabeza del policía recibió el agua fresca que Villarroel dejó salir.
La sorpresa fue general y la plazuela se llenó de murmullos. Los amigos, todos alborotados, se pusieron nerviosos por el acto de agresión hacia un representante gubernamental y sus seis carabineros.
-Esto es grave, tienes que huir inmediatamente porque la reacción oficialista será peor- le dijo René Gonsález a Villarroel.
-Ándate ahora mismo a San Isi-dro- aconsejó su primo hermano Ed-gar Botello, el más joven del grupo.
-Hacia esa hacienda distante no hay camino carretero. No podrán llegar ahí los policías-, corroboró Humberto Gonsález.
Todos los demás estuvieron de acuerdo en que Villarroel debería dejar el lugar en ese instante por temor a la lógica reacción policial porque además, el coronel se recuperó físicamente y logró que un vecino temeroso le devolviera su arma de fuego.
Villarroel, que tenía la camisa hecha jirones por la violencia de minutos antes, alzó su vista y observó el camino de subida hacia la hacienda de San Isidro. Por esa senda de herradura se podía llegar a ese sitio en cuatro o cinco horas de caminata a pie o también a mula.
El luchador político tomó la decisión rápidamente. Así como estaba en ese momento, sin ropa adecuada y aún jadeante por el esfuerzo físico de la pelea con el policía, dirigió pasos rápidos cuesta arriba, pasando por el cementerio de Huancané, rumbo a San Isidro. El consejo de los amigos, danzantes, músicos y curiosos fue escuchado…se produjo la huida.
Todos los policías, incluido el jefe herido, con el uniforme manchado de sangre, mojado y lleno de barro, se reorganizaron, subieron a su pequeña camioneta y retornaron a Chulumani.
En minutos siguientes, continuó el desarrollo de los festejos, aún después de las diez de la noche, hora en que el suministro de luz eléctrica era interrumpido en esa época por una pequeña empresa municipal de Chulumani con maquinaria de una antigüedad de más de cincuenta años, ubicada en la comunidad de Chimpa, muy cercana a Ocobaya.
(Fragmento de una novela inédita).
lunes, 21 de abril de 2014
Fallece a los 102 años el último héroe de la Guerra del Chaco
El general Alberto Paz Soldán, considerado el último héroe boliviano en la Guerra del Chaco (1932-1935) que enfrentó a Bolivia y Paraguay murió anoche a los 102 años, informaron este domingo fuentes militares.
"El Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas expresa su pesar por la irreparable pérdida del último sobreviviente de la aviación boliviana en la Guerra del Chaco", dijo el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA), Víctor Baldivieso, según un reporte de la agencia estatal ABI.
El Gobierno boliviano condecoró en 2012 a Paz Soldán con la orden "Mariscal Andrés de Santa Cruz".
Paz Soldán, que era el último piloto boliviano superviviente de la Guerra del Chaco, comenzó su carrera militar en 1927 y llegó a ser subjefe de Estado Mayor de Aviación.
En 1990 se editó su obra "La conducción de la Fuerza Aérea Boliviana en la Guerra del Chaco".
Esta contienda fue librada por Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935 por la posesión de extensas tierras en una árida región donde el primero explota gas y petróleo.
En el conflicto, que concluyó con un armisticio en junio de 1935, ambos países movilizaron a 340.000 soldados, de los que Bolivia perdió a más de 50.000 y Paraguay, a unos 36.000.
"El Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas expresa su pesar por la irreparable pérdida del último sobreviviente de la aviación boliviana en la Guerra del Chaco", dijo el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas (FFAA), Víctor Baldivieso, según un reporte de la agencia estatal ABI.
El Gobierno boliviano condecoró en 2012 a Paz Soldán con la orden "Mariscal Andrés de Santa Cruz".
Paz Soldán, que era el último piloto boliviano superviviente de la Guerra del Chaco, comenzó su carrera militar en 1927 y llegó a ser subjefe de Estado Mayor de Aviación.
En 1990 se editó su obra "La conducción de la Fuerza Aérea Boliviana en la Guerra del Chaco".
Esta contienda fue librada por Bolivia y Paraguay entre 1932 y 1935 por la posesión de extensas tierras en una árida región donde el primero explota gas y petróleo.
En el conflicto, que concluyó con un armisticio en junio de 1935, ambos países movilizaron a 340.000 soldados, de los que Bolivia perdió a más de 50.000 y Paraguay, a unos 36.000.
domingo, 20 de abril de 2014
Suman datos que comprueban pertenencia de islas bolivianas
A través de las páginas de El DIARIO, en su edición del pasado domingo 13 de abril, se revelaron nuevas pruebas sobre la pertenencia de al menos seis islas en el océano Pacífico para el país. Otro texto que llegó a esta sala de redacción y que data de 1851 corrobora que el departamento del Litoral tuvo tuición sobre esos terrenos marítimos que no fueron cedidos a Chile bajo ningún acuerdo o documento.
El texto “Bosquejo Estadístico de Bolivia” del autor José María Dalence, escrito originalmente en 1851, es una obra que aportó con primeros estudios a la descripción del nuevo territorio de la República de Bolivia nacida tras la independencia del 6 de Agosto de 1825. Publicada en Chuquisaca por imprenta Sucre, detalla las características de los entonces departamentos de Potosí, Chuquisaca, Cochabamba, Beni, Santa Cruz, Tarija, Oruro, La Paz y Atacama o también citado como Litoral.
En el capítulo referido a ese departamento boliviano, la obra señala textualmente y en redacción de la época: “Atacama fue partido perteneciente al departamento de Potosí: el Libertador en decreto de 1º de Julio de 1829 la erigió en distrito independiente, con motivo del puerto libre de Cobija, habilitado con el nombre de Lámar. Posteriormente la ley del Congreso general de 1839 la elevó al rango de Departamento, y como tal constituye uno de los meridionales de la República. Se extiende entre 3º 38’ y 6º 28’ de longitud occidental al meridiano de Sucre; y entre los 19º 25’ y 27º 38’ de latitud Sur”.
La descripción realizada por el autor hace referencia al aspecto económico, militar y geográfico de la República naciente en un primer intento de sentar bases para el conocimiento de las nuevas generaciones, destacando la pujanza de Potosí que registra los más altos impuestos para el erario nacional, la mayor población, de un total nacional de 2.128.896 habitantes para 1847, y las condiciones mineras que le hicieron llamar capital del mundo.
Ya en el tema de las islas bolivianas, Dalence agrega el capítulo descriptivo “huaneras” que constituye el nuevo aporte para que el Estado boliviano vaya afirmando una nueva ala de reivindicación, paralela o complementaria, a la demanda marítima.
“Principiando por la extremidad sud de la costa Boliviana, las primeras Huaneras que se encuentran a la latitud de 25º son las conocidas con los nombres de Isla de Cobre, Lagartos, Nampa, Santa maría, y Oreja del mar; en la línea Tropical la de Angamos; y por último en la punta de San Francisco latitud 219 54ºse hallan las llamadas Mamiña y Paquica, en que están los trabajos de los contratistas con el Estado; y de aquí hasta el confín boreal hay varias Huaneras, aunque poco interesantes”.
NO FUERON CEDIDAS
En una primera oportunidad, el investigador Víctor Hugo Chávez hacía recuerdo de estas islas bolivianas, incluyendo dos gráficos referenciales tomados desde satélite, en su texto de coautoría Proyecto Demanda marítima Boliviana o conocido como Libro Azul que plantea un documento antecesor al proceso que desarrolla el país ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Un mapa expuesto por Chávez en marzo de 2011 muestra el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 24 sobre el océano Pacífico, que no fue cedido por Bolivia por ningún documento o tratado, incluido Angamos que no es el mismo de aquel que sí se encuentra en territorio chileno hacia el sur en la Patagonia.
“Hemos identificado seis islas e islotes que se encuentran perfectamente válidos. En Bolivia tenemos un mapa del siglo pasado donde se consignan dos islas, pero utilizando la metodología de la actualidad y la tecnología hemos verificado que no corresponden a los paralelos 25 y 26, pero sí aquellas que están en los paralelos 23 y 24 que son la Santa María, Guanosa, de Lagartos, entre los principales y sobre las cuales no debiera existir mayor duda porque no se encuentran consignadas en ningún documento y aún si se considerara la Conferencia que dio nuestro enviado plenipotenciario el 15 de noviembre de 1904 del mismo modo no se las menciona en esos documento y es más, se las excluye, es decir que estas islas son bolivianas”, explicó el investigador a EL DIARIO.
VALIOSOS DOCUMENTOS
Asimismo, constituyen documentos valiosos para constatar los derechos del país sobre estas islas, descuidadas desde siempre por el Estado y desiertas hasta donde se observan las referencias, aquellos expuestos por la investigadora Lizet Cossio, recientemente publicados tras una ardua indagación que incluyó un abordaje a fuentes de Europa.
“La Audiencia de Charcas tuvo jurisdicción real de hecho y de derecho hasta las costas del Pacífico, pero a la creación de la República de Bolivia se consolidó el territorio de acuerdo a la doctrina del Uti Possidetis iure de 1810, sobre la Audiencia de Charcas, consolidando la demarcación definitiva de la Nueva República de Bolivia hasta el Desierto de Atacama y las costas del Pacífico, asimismo tuvo su dominio sobre el archipiélago de islas adyacentes entre el río Loa y el Paposo”, expuso Cossio hace una semana cuando llegó al Decano de la Prensa Nacional con la valiosa información, la cual espera pueda ser solicitada por la Cancillería del Estado para abrir otro frente de reivindicación de los derechos bolivianos.
Los documentos originales que reveló Cossio están en países de Europa, incluyendo un legajo de intercambio de correspondencia oficial entre Palacio de Gobierno, primero desde Potosí, luego Chuquisaca, con una empresa privada que solicitaba tener un contrato de concesión para poder explotar el huano y salitre de las islas, además de sentar soberanía, la cual era evidentemente necesaria para esa etapa histórica del país.
La carta fechada en 1840 cita en su encabezado de solicitud al Gobierno boliviano: “Gumucio y Sanzetenea y compañía del comercio de Cochabamba ante los respetos de Vuestra Excelencia, presentándonos decimos que convenido a nuestros intereses tomar en arriendo las islas desiertas de Lagartos y Paquiza que se hallan demarcadas en la Carta de Bolivia entre el Río Loa y el Paposo, se hade servir la bondad de V.E. considerar la propuesta que respetuosamente acompañamos y considerada que sea decretada favorablemente concediéndonos el arriendo que solicitamos”.
Por: Iván R. Rada
El texto “Bosquejo Estadístico de Bolivia” del autor José María Dalence, escrito originalmente en 1851, es una obra que aportó con primeros estudios a la descripción del nuevo territorio de la República de Bolivia nacida tras la independencia del 6 de Agosto de 1825. Publicada en Chuquisaca por imprenta Sucre, detalla las características de los entonces departamentos de Potosí, Chuquisaca, Cochabamba, Beni, Santa Cruz, Tarija, Oruro, La Paz y Atacama o también citado como Litoral.
En el capítulo referido a ese departamento boliviano, la obra señala textualmente y en redacción de la época: “Atacama fue partido perteneciente al departamento de Potosí: el Libertador en decreto de 1º de Julio de 1829 la erigió en distrito independiente, con motivo del puerto libre de Cobija, habilitado con el nombre de Lámar. Posteriormente la ley del Congreso general de 1839 la elevó al rango de Departamento, y como tal constituye uno de los meridionales de la República. Se extiende entre 3º 38’ y 6º 28’ de longitud occidental al meridiano de Sucre; y entre los 19º 25’ y 27º 38’ de latitud Sur”.
La descripción realizada por el autor hace referencia al aspecto económico, militar y geográfico de la República naciente en un primer intento de sentar bases para el conocimiento de las nuevas generaciones, destacando la pujanza de Potosí que registra los más altos impuestos para el erario nacional, la mayor población, de un total nacional de 2.128.896 habitantes para 1847, y las condiciones mineras que le hicieron llamar capital del mundo.
Ya en el tema de las islas bolivianas, Dalence agrega el capítulo descriptivo “huaneras” que constituye el nuevo aporte para que el Estado boliviano vaya afirmando una nueva ala de reivindicación, paralela o complementaria, a la demanda marítima.
“Principiando por la extremidad sud de la costa Boliviana, las primeras Huaneras que se encuentran a la latitud de 25º son las conocidas con los nombres de Isla de Cobre, Lagartos, Nampa, Santa maría, y Oreja del mar; en la línea Tropical la de Angamos; y por último en la punta de San Francisco latitud 219 54ºse hallan las llamadas Mamiña y Paquica, en que están los trabajos de los contratistas con el Estado; y de aquí hasta el confín boreal hay varias Huaneras, aunque poco interesantes”.
NO FUERON CEDIDAS
En una primera oportunidad, el investigador Víctor Hugo Chávez hacía recuerdo de estas islas bolivianas, incluyendo dos gráficos referenciales tomados desde satélite, en su texto de coautoría Proyecto Demanda marítima Boliviana o conocido como Libro Azul que plantea un documento antecesor al proceso que desarrolla el país ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Un mapa expuesto por Chávez en marzo de 2011 muestra el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 24 sobre el océano Pacífico, que no fue cedido por Bolivia por ningún documento o tratado, incluido Angamos que no es el mismo de aquel que sí se encuentra en territorio chileno hacia el sur en la Patagonia.
“Hemos identificado seis islas e islotes que se encuentran perfectamente válidos. En Bolivia tenemos un mapa del siglo pasado donde se consignan dos islas, pero utilizando la metodología de la actualidad y la tecnología hemos verificado que no corresponden a los paralelos 25 y 26, pero sí aquellas que están en los paralelos 23 y 24 que son la Santa María, Guanosa, de Lagartos, entre los principales y sobre las cuales no debiera existir mayor duda porque no se encuentran consignadas en ningún documento y aún si se considerara la Conferencia que dio nuestro enviado plenipotenciario el 15 de noviembre de 1904 del mismo modo no se las menciona en esos documento y es más, se las excluye, es decir que estas islas son bolivianas”, explicó el investigador a EL DIARIO.
VALIOSOS DOCUMENTOS
Asimismo, constituyen documentos valiosos para constatar los derechos del país sobre estas islas, descuidadas desde siempre por el Estado y desiertas hasta donde se observan las referencias, aquellos expuestos por la investigadora Lizet Cossio, recientemente publicados tras una ardua indagación que incluyó un abordaje a fuentes de Europa.
“La Audiencia de Charcas tuvo jurisdicción real de hecho y de derecho hasta las costas del Pacífico, pero a la creación de la República de Bolivia se consolidó el territorio de acuerdo a la doctrina del Uti Possidetis iure de 1810, sobre la Audiencia de Charcas, consolidando la demarcación definitiva de la Nueva República de Bolivia hasta el Desierto de Atacama y las costas del Pacífico, asimismo tuvo su dominio sobre el archipiélago de islas adyacentes entre el río Loa y el Paposo”, expuso Cossio hace una semana cuando llegó al Decano de la Prensa Nacional con la valiosa información, la cual espera pueda ser solicitada por la Cancillería del Estado para abrir otro frente de reivindicación de los derechos bolivianos.
Los documentos originales que reveló Cossio están en países de Europa, incluyendo un legajo de intercambio de correspondencia oficial entre Palacio de Gobierno, primero desde Potosí, luego Chuquisaca, con una empresa privada que solicitaba tener un contrato de concesión para poder explotar el huano y salitre de las islas, además de sentar soberanía, la cual era evidentemente necesaria para esa etapa histórica del país.
La carta fechada en 1840 cita en su encabezado de solicitud al Gobierno boliviano: “Gumucio y Sanzetenea y compañía del comercio de Cochabamba ante los respetos de Vuestra Excelencia, presentándonos decimos que convenido a nuestros intereses tomar en arriendo las islas desiertas de Lagartos y Paquiza que se hallan demarcadas en la Carta de Bolivia entre el Río Loa y el Paposo, se hade servir la bondad de V.E. considerar la propuesta que respetuosamente acompañamos y considerada que sea decretada favorablemente concediéndonos el arriendo que solicitamos”.
Por: Iván R. Rada
miércoles, 16 de abril de 2014
La bisnieta de Abaroa calificó el hecho como histórico
La bisnieta del héroe Eduardo Abaroa, Nancy Aneyba Abaroa, calificó como histórica la presentación de la memoria jurídica de la demanda marítima que instauró Bolivia contra Chile en la Corte Internacional de Justicia, de La Haya.
Dijo sentirse orgullosa de ser boliviana y pidió a Dios que ilumine a los magistrados para que Bolivia recupere “su querido mar”./ABI
Dijo sentirse orgullosa de ser boliviana y pidió a Dios que ilumine a los magistrados para que Bolivia recupere “su querido mar”./ABI
martes, 15 de abril de 2014
La Batalla de la Tablada y el himno tarijeño
Autor: Elías Vacaflor Dorakis
Los autores del “Himno Tarijeño” son: letra, el laureado poeta nacional, Dr. Tomás O’Connor D’Arlach y; música, el músico de nacionalidad italiana, Giovanni Di Fiori.
El “Himno Tarijeño”, fue aprobado en Sesión Extraordinaria del H. Concejo Municipal de la Ciudad de Tarija el miércoles 25 de enero de 1893. Ésta fue presidida por el Dr. José M. Aráoz y; como Secretario, el Dr. J. Rodolfo Ávila. La tonalidad definida por el Prof. Giovanni di Fiori fue: si bemol mayor.
Respecto a la letra original, particularmente la primera parte de la segunda estrofa del “Himno Tarijeño”, se hace necesario puntualizar algunas observaciones y; no deben ser soslayadas, pues la polémica que se arraigó por más de 105 años, giró en torno a la fecha de la Batalla de “La Tablada”, pues la letra original expresaba: “…de los héroes del 4 de mayo…”
Entre la población tarijeña de la época, existía la certeza al decir que ese fasto militar se realizó el 4 de mayo de 1817. Así lo señalaba el Dr. Luis Paz Arce en su obra “La Expedición de La Madrid en 1817”, publicada en la Ciudad de Tarija en abril de 1892 (Imprenta “El Trabajo”). En consideración a esa aseveración, el Dr. Tomas O’Connor D’Arlach compuso la letra del Himno, adoptando como “cierta” la fecha del 4 de mayo de 1817.
En abril de 1917, ocasión del Primer Centenario de la Batalla de “La Tablada”, se programaron Actos Oficiales. Paralelamente y; con el expreso objetivo de aclarar tan delicado asunto, se publicaron dos importantes libros:
1. “Centenario de La Tablada – 1817 – 4 de mayo - 1917”. Carlos Paz Arce (Tarija, mayo 1917, Imprenta de J. Adolfo León) ;y
2. “Rectificación Histórica Batalla de La Tablada – 15 de abril de 1817”. Gral. Miguel Ramallo (Tarija, junio 1917, Tipografía “Antoniana”).
Paz Arce, aseveraba que la batalla se realizó el 4 de mayo de 1817. Ramallo, ratificaba la fecha del 15 de abril de 1817. A pesar de ello, las dudas crecieron y el pueblo estuvo seriamente confundido, hasta el año de 1922.
De esa manera y teniendo ese contexto crítico, dediqué todo esfuerzo en la búsqueda de aquellos documentos que permitieran brindar respuestas y esclarecer la fecha correcta. Después de leer, revisar y contrastar toda la bibliografía disponible, quedó demostrado que la fecha correcta fue el 15 de abril de 1817.
Así lo demostraron los libros consultados: “Memorias del Gral. Gregorio Araoz de La Madrid” (Argentina, 1851), “Observaciones sobre las Memorias Póstumas del Brigadier General D. José María Paz” (Argentina, 1855), “Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina” (Argentina, 1887), “Partes oficiales y Documentos Relativos a la Independencia Argentina” (Argentina, 1900), “Gaceta de Buenos Aires – 1810 – 1821” (Argentina, 1914), “Güemes Documentado XII Tomos” (Argentina, 1980), y “Actas del Primer Congreso Argentino General Martín Miguel de Güemes”(Argentina, 2006), “El Marqués de Yavi Coronel del Ejército de las Provincias Unidas del Río de La Plata” (Argentina, 2006).
Pero la respuesta definitiva fue brindada por un órgano de prensa de Tarija. El Semanario: “La Voz de La Verdad” publicó la Ordenanza Municipal promulgada el martes 11 de abril de 1922. Presidía el Órgano Deliberante, el Dr. Carlos Blacud Gutiérrez, como Secretario, Manuel Castrillo L. y; Oficial Mayor, José Manuel Ávila. De esa manera, se instituyó oficialmente el 15 de abril de 1817 como la fecha de la Batalla de “La Tablada”. Parte del texto, decía:
“Por cuanto el H. Ayuntamiento ha sancionado la siguiente ordenanza, en vista de no haber sido hasta la fecha reconocido oficialmente el aniversario de la heroica batalla de La Tablada.
Art. 1º.- Declárase que la batalla de La Tablada tuvo lugar el 15 de abril de 1817.
Art. 2º.- Queda en consecuencia fijado oficial y definitivamente el aniversario de esa heroica acción de armas, el día 15 de abril.
Es dado en el Palacio Consistorial, a los once días del mes de abril de mil novecientos veintidós.
Posteriormente al mes de abril de 1922, se corrigió la primera parte de la segunda estrofa de la letra original del “Himno Tarijeño”, de la siguiente manera: “…de los héroes del 15 de abril…”.
Se había impuesto la verdad histórica. Pero aún quedaba pendiente una pregunta: por qué se había adoptado la fecha del 4 de mayo…?
En 2006 el historiador tucumano Rodolfo Martín Campero, publicó su libro “El Marqués de Yavi Coronel del Ejército de las Provincias Unidas del Río de La Plata” (Artes Gráficas “Candil”, Calle Estévez 2184, Buenos Aires). Este, brinda detalles sobre “La Guerra de Recursos” que desarrollaron los Patriotas del norte argentino. En el capítulo XVII: “Nómina de los combates”, aparece el listado completo de los 236 combates librados por los distintos comandantes, jefes y milicias gauchas patriotas entre los años 1810 a 1822 en los territorios de las actuales Provincias de Jujuy, Salta y Tucumán, respectivamente. Las acciones realizadas durante abril y mayo de 1817, explican claramente lo sucedido en dichos territorios. Un breve detalle: Batalla de “Castañares” 15 de abril de 1817; Batalla de “La Caldera”, 15 de abril de 1817 y; Batalla de “Salta”, 15 de abril de 1817.
Es decir, el mismo 15 de abril de 1817, los territorios de Salta y Jujuy fueron escenarios de varias batallas. Pero llamó nuestra atención, un detalle por demás importante. Descubrí el origen de la confusión en la que incurrieron los historiadores tarijeños y el Dr. Tomas O’Connor d’Arlach para fijar erróneamente la fecha del 4 de mayo de 1817. A decir de los historiadores argentinos Mitre, Bidondo Fascio y López Vicente, que trataron el tema, el 4 de mayo de 1817 se dio inicio a la más grande de las siete invasiones que desde Tupiza, Cotagaita y Tarija realizaron los españoles al norte argentino. Es decir, se realizó la Tercera Invasión de Salta por tropas al mando del Brigadier José de La Serna e Hinojosa a Salta. Al anochecer de ese día, el caudillo Martín Miguel de Güemes, junto a sus gauchos defendió, derrotó y expulsó a los invasores.
A esta invasión, se la denominó “La Grande”, por la cantidad de soldados y oficiales comprometidos: más de 7.000 hombres, de los cuales, 3.500 se habían distinguido por haber combatido y derrotado a las tropas francesas al mando de Napoleón Bonaparte, cuando éste invadió España en 1808.
El Brigadier de La Serna, había jurado y prometido al Virrey del Perú tomar Buenos Aires hasta mayo de 1817. De esa manera, el Rey de España y el Virrey de Lima, habían cifrado todas sus esperanzas en esta invasión, porque entre los objetivos figuraban: derrotar al Gobernador Intendente de Salta y Jefe del Ejército de Observación del Alto Perú, Martín Miguel de Güemes, derrotar al General Manuel Belgrano Jefe del Ejército Auxiliar del Alto Perú, radicado en Tucumán y distraer el propósito de San Martín que se preparaba para cruzar a Chile con el Ejército de los Andes, para luego, articular acciones conjuntas con los ejércitos realistas de Chile y Montevideo para reconquistar Buenos Aires y; por último, implantar nuevamente el Virreinato del Río de la Plata, desmantelado y anulado el 25 de mayo de 1810 a través de la Revolución y creación de la Primera Junta del Gobierno Provisional de Buenos Aires, presidida por el potosino Cornelio Judas Tadeo Saavedra y Rodríguez y; que el Cabildo Capitular de Tarija, presidido por el Dr. Mariano Antonio de Echazú, apoyó el 25 de junio de 1810 y ratificó en el Cabildo Abierto de 18 de agosto del mismo año con la elección del Diputado Julián Pérez de Echalar.
Esa fue, en definitiva la conclusión a la que arribé: hubo una confusión, pues en Tarija creyeron –erróneamente- que la Batalla de “La Tablada” en Salta el 4 de mayo de 1817, fue La Batalla de “La Tablada” en Tarija.
Como homenaje a tan significativa fecha del Calendario Histórico de Salta, el 4 de mayo de 2007 se fundó en la Ciudad de Salta la Agrupación “Estrella Tercera Defensa de Salta”, como una institución cultural. Entre sus principales objetivos: investigar, valorar y divulgar las tres grandes gestas: güemesiana, belgraniana y sanmartiniana.
Dr., Tomas O’connor D’arlach
Nació el lunes 7 de marzo de 1853. Contrajo nupcias con Aurora Velasco Arce, el año 1877, con quien tuvo seis hijos. Estudio en Tarija y curso estudios universitarios en Sucre donde obtuvo el título de Abogado el 29 de junio de 1876.
Desempeñó importantes cargos públicos: Secretario General de la Prefectura de Tarija, Oficial Mayor en el Ministerio de Instrucción durante la gestión del Dr. Juan Misael Saracho. Varias veces fungió como Concejal Municipal. Fue Diputado y Senador por Tarija, sitial éste último que le permitió en 1905 oponerse a la Ratificación del Tratado de Paz y Amistad con Chile de 20 de Octubre de 1904. Fue Cónsul en Bolivia en representación de las Repúblicas del Paraguay y Colombia.
Fue miembro de varias e importantes instituciones de carácter científico. Fundador del “Rotary Club”, “Cenáculo Universitario” y la “Sociedad de Bellas Artes”. Además, desempeño la docencia en el Colegio Nacional “San Luis”.
Investigador, historiador y periodista. Fundó varios órganos de prensa como: “La Estrella de Tarija”, “El Cernícalo”, “El Diablo”, “El Telégrafo”, “Revista Literaria”, “La Siempreviva”, “El Fígaro”, “Don Rafito”, “El Murciélago”, “El Álbum Literario”, “Don Junípero”, “Boletín de la Estrella de Tarija”, y “La Paz”. Autor de: “El General Melgarejo; Hechos y Dichos de este Hombre Célebre”; “Los Presidentes de Bolivia”; “Documentos que justifican el Derecho de Bolivia sobre el territorio de Tarija”; “Tiahuanacu”; “Doña Juana Sánchez”, “Tarija Bosquejo Histórico”.
Falleció el viernes 9 de diciembre de 1932 a la edad de 79 años. Sus restos reposan en el Mausoleo de la Familia O’Connor d’Arlach en Cementerio General de la Ciudad de Tarija.
Dr. J. Rodolfo Ávila
Nació el martes 4 de mayo de 1869 en la Ciudad de Tarija. Contrajo nupcias con Carmen Baldivieso en 1890.
Estudio abogacía en la Ciudad de Tarija y egresó el año de 1888. Desempeño las funciones de H. Concejal Municipal. Coadyuvó a las gestiones para la superación intelectual de la población y el mejoramiento urbano de la Ciudad de Tarija. Ejerció las funciones de Director y docente en varias escuelas de Tarija.
Como servidor público, fue Secretario del H. Concejo Municipal de la Ciudad de Tarija Y, en tal condición, firmó y promulgó la Ordenanza Municipal de 25 de enero de 1893, mediante la cual se aprobó la letra y música del “Himno Tarijeño”. Para tal efecto, en Sesión extraordinaria del día miércoles 25 de enero de 1893, el Órgano Deliberante hizo entrega de Certificados al Dr. Tomas O’Connor d’Arlach y al Prof. Giovanni di Fiori, como autores de la letra y música de nuestro himno. Asimismo, fue autor de la letra del “Himno a Méndez” conjuntamente con el Profesor Luis Dávalos. Dicho himno, fue presentado en la Ciudad de Tarija el 15 de abril de 1917 en homenaje al Cnl. Eustaquio Méndez Arenas al conmemorar el primer Centenario de la batalla de “La Tablada” (1817 – 15 de abril – 1917).
Falleció en la Ciudad de Tarija el miércoles 2 de septiembre de 1925 a la edad de 56 años. Sus restos mortales descansan en el Cuartel Nº 1, Nicho Nº 95 del Cementerio General de la Ciudad de Tarija, concedido a perpetuidad por Ordenanza Municipal de 28 de septiembre de 1945.
Dr. Carlos Blacud Gutiérrez
Por los datos ofrecidos líneas arriba y; que tienen que ver con el rol protagónico y determinante del Dr. Blacud Gutiérrez en el análisis, determinación y promulgación de la Ordenanza Municipal de 11 de abril de 1922 que puso fin a la polémica sobre la fecha correcta de la Batalla de “La Tablada” y permitió la corrección de una parte del “Himno Tarijeño”.
Fue un eficiente servidor público, meritorio y respetado abogado. Se desempeñó en varias oportunidades como Concejal Municipal y Presidente de la Corporación Edilicia de la Ciudad de Tarija por su consabida vocación de servicio a su pueblo y meritos profesionales.
Falleció en nuestra ciudad el sábado 23 de enero de 1943. Sus restos mortales se encuentran en el Cuartel Nº 1, Nicho Nº 104 del Cementerio General de la Ciudad de Tarija.
RESOLUCIÓN
BANDO MUNICIPAL
CARLOS BLACUD GUTIÉRREZ
PRESIDENTE DEL H. CONCEJO MUNICIPAL
Por cuanto el H. Ayuntamiento ha sancionado la siguiente ordenanza, en vista de no haber sido hasta la fecha reconocido oficialmente el aniversario de la heroica batalla de La Tablada.
EL H. CONCEJO MUNICIPAL
Resuelve:
Art. 1º.- Declárase que la batalla de La Tablada tuvo lugar el 15 de abril de 1817.
Art. 2º.- Queda en consecuencia fijado oficial y definitivamente el aniversario de esa heroica acción de armas, el día 15 de abril.
Considerando:
Que es deber de todos los pueblos solemnizar las grandes efemérides que recuerdan a los prohombres que nos legaron patria y libertad.
Artículo 1º.- Declárase feriado el día sábado 15 de los corrientes, en homenaje al aniversario de la batalla de La Tablada, debiendo ser izado el Pabellón Nacional, en todos los edificios públicos y particulares.
Artículo 2º.- Es permitido toda clase de regocijos en el indicado día, siempre que ellos no afecten a la cultura y moral públicas.
Artículo 3º.- Los Intendentes de Policías de Seguridad y Urbana, quedan encargados del cumplimiento de las anteriores disposiciones, con arreglo a los puntos en ellas contenidos y al programa que oportunamente circulará.
Es dado en el Palacio Consistorial, a los once días del mes de abril de mil novecientos veintidós.
Carlos Blacud Gutiérrez
Presidente
Manuel Castrillo L.
Secretario
Por tanto y para que llegue a conocimiento del vecindario publíquese por bando y por la prensa.
Carlos Blacud Gutiérrez
Manuel Castrillo L.
Es Conforme
José Manuel Ávila
Of. Mayor del H. Concejo
ELÍAS VACAFLOR DORAKIS
Tarija, 2 de junio de 2007
Importancia de la victoria de Tumusla en Latinoamérica
El Coronel e historiador argentino Juan Carlos Jones Tamayo en su libro: “Tumusla la última acción armada de los españoles en América del Sur”, habla de la enorme importancia que tuvo la victoria de Tumusla, 1º de abril, jueves santo de 1825, en la liberación de las colonias españolas en América, particularmente, en territorios del Alto Perú, Argentina, Chile y el Bajo Perú. “Tumusla es un combate poco conocido, pero en realidad radica su importancia dice Jones Tamayo –en haber sido la última acción armada de los españoles en América del Sur. Con la victoria de Tumusla quedó cristalizado el sueño de los generales San Martín, Belgrano, Güemes, Artigas, O‘Higgins, Bolívar, Sucre y de otros patriotas americanos más”. “En Tumusla cayó el último baluarte de los españoles en América del Sur y quedó consolidada la libertad americana... quedando Jujuy y Salta libres de tanto asedio, invasión y muerte por parte de las tropas de Olañeta, verdadero azote de los pueblos norteños”.
Fue tanta la alegría en las provincias y pueblos del norte argentino por el triunfo de Tumusla, noticia “tan plausible como importante” enviado desde las inmediaciones de Cotagaita, donde se encontraba el general Pérez de Urdininea enviado especial para cooperar con el Coronel Carlos Medinaceli, Urdininea que venía de Salta inmediatamente envió la noticia a Tupiza y que fue restituido por el Coronel Domingo Iriarte a las 5 de la mañana, éste la retransmitió al General Juan Anto-nio Alvarez de Arenales que estaba en Negra Muerte, quien a su vez, envió a Teodoro Sánchez de Bustamante, gober-nador interino de Salta para que los boletines 3 y 4 de la división expedicionaria al Perú los publicara como proclamas.
El boletín 3 de 8 de abril de 1825, dice: “Ciudadanos: deseoso el gobierno de transmitir a vuestros corazones los sentimientos de gozo, de que se hallan poseí-do no dilata un momento publicaros las interesantes nuevas contenidas en el parte del señor general en jefe, que acaba de recibir. “A las 4 de la mañana, acabo de recibir parte del señor General Urdininea cuyo tenor literal es el siguien-te. En circunstancias que marchaba so-bre Tumusla en auxilio del señor Coronel Carlos Medinaceli, ahora que son las 12 de la noche, acabo de recibir parte de dicho señor por conducto de su ayudante José Martínez, que a las 7 de la noche de este día triunfaron completamente 300 valientes chicheños contra 700 enemigos serviles en el punto de Tumusla, no se sabe aún el número de muertos y heri-dos, excepto el General Olañeta, que fue el primero que mordió tierra...”
“Ciudadanos: Terminó la porfiada e inhumana lucha, que por torrentes ha vertido la sangre de vuestros hijos. No existe un solo enemigo sobre la tierra de Colón. La Patria es libre regocijaos por tan plausible fruto...”
En cambio, el boletín 4 de 15 de abril de 1825, aclara: Por diferentes conduc-tos se confirma la feliz nueva del triunfo obtenido por el Coronel Carlos Medina-celi en el punto de Tumusla y con este la muerte del General Pedro Antonio de Olañeta, logrando la entera libertad del Alto Perú: pues no quedando más ene-migos que el Coronel José María Valdez y los pocos que mandaba, es llegado el tiempo de asegurar con placer: que la Patria es libre, y que se ha concluido la obra de la independencia...”
A propósito de la victoria de Tumusla y la muerte de Olañeta – 1 y 2 de abril de 1825-, el periódico argentino Argos, de prestigio internacional, en la edición 146 de 4 de mayo de 1825, en su editorial, en partes salientes, subraya: “No existe ya un solo opresor del Perú, la guerra de la independencia de América ha concluido ya, y puede asegurarse que ha llegado a su fin para siempre. El único represen-tante del rey de España que existía en todo el continente americano ha muerto, obstinado, enemigo pertinaz de la razón e insensible a los clamores de los pue-blos...”
“Es concluido pues, el objeto que impulsó a los americanos a acercarse en masa para sacudir el yugo de la opresión más insoportable: quince años de sacrifi-cios, de guerras continuas y sangrientas, han borrado aquel inmenso periodo de depredación y de servidumbre: “Felices nosotros que hemos visto empezar la dicha de ver su término y de cantar el triunfo de la libertad...”
Fue tanta la alegría en las provincias y pueblos del norte argentino por el triunfo de Tumusla, noticia “tan plausible como importante” enviado desde las inmediaciones de Cotagaita, donde se encontraba el general Pérez de Urdininea enviado especial para cooperar con el Coronel Carlos Medinaceli, Urdininea que venía de Salta inmediatamente envió la noticia a Tupiza y que fue restituido por el Coronel Domingo Iriarte a las 5 de la mañana, éste la retransmitió al General Juan Anto-nio Alvarez de Arenales que estaba en Negra Muerte, quien a su vez, envió a Teodoro Sánchez de Bustamante, gober-nador interino de Salta para que los boletines 3 y 4 de la división expedicionaria al Perú los publicara como proclamas.
El boletín 3 de 8 de abril de 1825, dice: “Ciudadanos: deseoso el gobierno de transmitir a vuestros corazones los sentimientos de gozo, de que se hallan poseí-do no dilata un momento publicaros las interesantes nuevas contenidas en el parte del señor general en jefe, que acaba de recibir. “A las 4 de la mañana, acabo de recibir parte del señor General Urdininea cuyo tenor literal es el siguien-te. En circunstancias que marchaba so-bre Tumusla en auxilio del señor Coronel Carlos Medinaceli, ahora que son las 12 de la noche, acabo de recibir parte de dicho señor por conducto de su ayudante José Martínez, que a las 7 de la noche de este día triunfaron completamente 300 valientes chicheños contra 700 enemigos serviles en el punto de Tumusla, no se sabe aún el número de muertos y heri-dos, excepto el General Olañeta, que fue el primero que mordió tierra...”
“Ciudadanos: Terminó la porfiada e inhumana lucha, que por torrentes ha vertido la sangre de vuestros hijos. No existe un solo enemigo sobre la tierra de Colón. La Patria es libre regocijaos por tan plausible fruto...”
En cambio, el boletín 4 de 15 de abril de 1825, aclara: Por diferentes conduc-tos se confirma la feliz nueva del triunfo obtenido por el Coronel Carlos Medina-celi en el punto de Tumusla y con este la muerte del General Pedro Antonio de Olañeta, logrando la entera libertad del Alto Perú: pues no quedando más ene-migos que el Coronel José María Valdez y los pocos que mandaba, es llegado el tiempo de asegurar con placer: que la Patria es libre, y que se ha concluido la obra de la independencia...”
A propósito de la victoria de Tumusla y la muerte de Olañeta – 1 y 2 de abril de 1825-, el periódico argentino Argos, de prestigio internacional, en la edición 146 de 4 de mayo de 1825, en su editorial, en partes salientes, subraya: “No existe ya un solo opresor del Perú, la guerra de la independencia de América ha concluido ya, y puede asegurarse que ha llegado a su fin para siempre. El único represen-tante del rey de España que existía en todo el continente americano ha muerto, obstinado, enemigo pertinaz de la razón e insensible a los clamores de los pue-blos...”
“Es concluido pues, el objeto que impulsó a los americanos a acercarse en masa para sacudir el yugo de la opresión más insoportable: quince años de sacrifi-cios, de guerras continuas y sangrientas, han borrado aquel inmenso periodo de depredación y de servidumbre: “Felices nosotros que hemos visto empezar la dicha de ver su término y de cantar el triunfo de la libertad...”
Ay juna Tarija!
Busto del valiente guerrilero “Moto” Méndez.
La fundación de la antigua Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarija se realizó en 1574 por don Luis de Fuentes y Vargas, en una pequeña planicie cercana al río Guadalquivir, que goza de un excelente clima y una vegetación paradisíaca. Atrás quedan los nevados y serranías de la cordillera de los Andes. Durante la colonia esta región sureña de nuestra República fue transitada por comerciantes y viajeros entre el Río de la Plata con la famosa Villa Imperial de Potosí, cuyo esplendor se debió a su montaña de plata. También esta vía de herradura unía la ciudad Argentina con la de Charcas, Chuquisaca, célebre por su Universidad.
El virrey del Perú Francisco de Toledo, preocupado por la distancia que separa el Alto Perú con las provincias de la Argentina, además que en esta ruta los viajeros estaban expuesto a los ataques de las tribus salvajes, ordenó a don Luis de Fuentes y Vargas a fundar una ciudad intermedia que diera seguridad, descanso y alimentos a los viajeros que unían las ciudades del Alto Perú con la Argentina. Y así el 4 de julio se funda la Villa de San Bernardo de la Frontera, a orillas de un río caudaloso llamado “Guadalquivir”.
La nueva villa se fue poblando rápidamente y tomando importancia cuando se introdujo la ganadería, la agricultura y el comercio y por ser un lugar de conexión entre el Alto Perú y las provincias del Río de la Plata, ruta por la cual, más tarde, llega a la Argentina los primeros ecos de los pronunciamientos de Chuquisaca y los sangrientos sucesos de la ciudad de La Paz en mayo y julio de 1809 respectivamente. Por otro lado, la penetración de los religiosos tomó un rol importante cuando se construyeron las misiones de Cuevo y Yacuiba.
Despertado el fervor patriótico de los tarijeños, en 1810, el pueblo tarijeño se suma a la causa de los patriotas del interior del país, se proclama la Junta subalterna de Tarija, compuesta por patriotas como José Antonio Larrea, Francisco José Gutiérrez del Dozál y José Manuel Núñez de Pérez, luego se sumarían guerrilleros como Eustaquio Méndez (apodado “el Moto” Méndez) por faltarle una mano, y más tarde ascendido a coronel por su valeroso desempeño en la lucha contra las huestes españolas. Están también los hermanos Rojas, Avilés, Mendieta, los hermanos León y otros.
La Batalla de La Tablada. Este hecho histórico tuvo lugar durante la campaña de la cuarta expedición militar argentina que se internó en el Alto Perú por el lado de Tarija a principios de 1917. La comandaba el Gral. Gregorio Araoz de la Madrid, a la cabeza de 400 hombres. Empezó por tomar Tolomosa (8 de abril de 1817), capturando a todo un destacamento realista que había partido de Tupiza. Luego, en su tránsito hacia la ciudad de Tarija, se le unió una importante partida de guerrilleros comandados por “el Moto Méndez”, reforzada así la expedición intimó rendición al Gral. Mateo Ramírez que guarnecía la plaza de Tarija; este rechazó con altanería la intimación, el hecho dio lugar a la histórica batalla de La Tablada (15 de abril de 1817) en la que los patriotas altoperuanos y los expedicionarios argentinos obtuvieron una resonante victoria. Cayeron en poder de los patriotas los mandos superiores, entre ellos el entonces jefe realista Andrés de Santa Cruz, 300 soldados y abundante armamento.
Luego de esta victoria militar los altoperuanos de desplazan hacia el Perú donde se instala la batalla final que se da en Ayacucho (6 de diciembre de 1824).
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