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jueves, 26 de febrero de 2015

Santa Cruz La urbe pujante reivindica su fundación

Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más poblada del país, que es símbolo de desarrollo, conmemora hoy 454 años de fundación. A diferencia de otras administraciones, este año el Comité pro Santa Cruz y el Concejo Municipal hicieron gestiones para que esta fecha no pase desapercibida como hasta ahora, sino más bien que se la celebre con el realce que amerita y que en instituciones locales y centros educativos se lleven a cabo actos cívicos.

La Asamblea Legislativa Departamental aprobó una ley que reconoce como histórica la fecha del nacimiento de la identidad del ser cruceño. Las autoridades regionales confían en que el próximo año la Asamblea Legislativa Plurinacional considerará el pedido cruceño para que se declare esta fecha como un día feriado no laborable.

Los cruceños tienen mucho que destacar. Su gente es mayoritariamente joven, según datos del último Censo Nacional, la población de 18 años y más, que está en edad de votar, sobrepasa los 920.000 ciudadanos.

En educación las cifras son alentadoras porque casi el 99% de los ciudadanos están alfabetizados y un 47,8% tiene formación secundaria y los que poseen un nivel de estudio superior alcanzan a 27,6%.

En salud también hay avances importantes, porque un 90% de la población femenina, de 15 años a más, prefiere llegar a un establecimiento de salud para hacerse atender en el parto.

El crecimiento
En los últimos años, la urbe cruceña ha sufrido un crecimiento acelerado, lo que la ha convertido en una ciudad con mucho caos.

La planificación que se encaró en distintas gestiones resultó rebasada. De acuerdo con el último censo de 2012, la capital cruceña tiene 1.454.539 habitantes (721.661 hombres y 732.878 mujeres), que la ubica como la más poblada del país, dejando atrás a La Paz y Cochabamba.

Esta cifra deja lejos a la capital cruceña de 1943, cuando abarcaba 200 manzanas, tenía una población de 32.000 habitantes y comprendía seis cuadras al norte, ocho al este, 10 al sur y cinco al oeste.

En 1958 el plan Techint ideó un radio-concéntrico, siguiendo las ideas de principios de siglo de la ‘ciudad jardín’. Se propuso la conformación de unidades vecinales y equipamiento social centralizado. Este proyecto se hizo para una población de 180.000 habitantes y basado en él se construyeron las redes de agua potable (desde 1961), de alcantarillado sanitario (1962) y el enlosetado (1966).

Hasta 1978 se construyeron las redes de alcantarillado, de telefonía, energía eléctrica y la pavimentación hasta el segundo anillo, incluyendo plazas, camellones, alamedas y parques. El plan director de 1978, con 14.000 hectáreas, incorporó una amplia extensión de área urbanizable fuera del cuarto anillo. La actual mancha urbana supera las 38.000 hectáreas.

Qué hacer
La arquitecta Rim Safar percibe una ciudad que busca un orden, por lo que cree que se hace indispensable que se termine de aplicar el Código de Urbanismo y Obras y que se comience a trabajar con los municipios aledaños.

Para Safar, la capital cruceña es líder en imagen urbana a escala nacional, pues su infraestructura, edificios, parques y otros aspectos son copiados y adaptados para otras ciudades.

A su vez, el arquitecto Fernando Prado lamenta que la tendencia actual que marca la ciudad sea que la gente más pudiente económicamente se asienta en zonas definidas y quienes tienen menos recursos hacen lo mismo en otros lugares, lo que marca una segregación social y crea más bolsones de pobreza.

Critica que la ciudad se haya expandido sin planificación ni control, movida principalmente por la especulación inmobiliaria, lo que hace difícil llegar con los servicios básicos, y coincide con Safar en que la ciudad todavía no se ha podido consolidar como metrópoli y que para ello necesita encarar un liderazgo desprendido y visionario, y trabajar en la calidad de servicios que se prestan a la población.

Falta coordinar

El presidente del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz, Mario Aguilera, señala que desde los años 50 hasta antes de finales del siglo XX la ciudad ha sido pensada siempre a futuro, aunque con altibajos y aciertos.

“Sin embargo, en estos últimos años la planificación se ha visto rebasada por el vertiginoso crecimiento de la mancha urbana, fruto de acelerados procesos de migración, asentamientos informales y también por intereses económicos que promueven loteamientos y especulación de tierras”, remarcó.

Frente a este panorama cree que urge repensar la planificación con una mirada metropolitana, que englobe a todos los involucrados en el diario convivir: Santa Cruz de la Sierra, Warnes, Porongo, La Guardia y Cotoca.

Aguilera también afirma que hay grandes potencialidades que no han sido bien aprovechadas, como la cuenca del río Piraí, los espacios verdes que una vez consolidados ofrecerán al ciudadano opciones de esparcimiento.

Ve necesario hacer cumplir lo legislado, legalizar lo ya asentado y potenciar lo que ya se tiene, encarando grandes retos que no se han terminado de resolver: el tráfico vehicular, el transporte público, los asentamientos gremiales y las áreas periféricas urbanizadas de forma espontánea

La historia cruceña se inició hace 454 años

No fue un emprendimiento sencillo el que le fue encomendado a Ñuflo de Chaves; sin embargo, el conquistador español logró fundar una ciudad que se convirtió en su momento en la más importante del Río de La Plata. Hoy es una de las más pujantes de Bolivia y del continente.

Visionario. Es en las serranías de San José de Chiquitos donde permanece Santa Cruz la Vieja, un pueblo que sobrevive a la primera traslación de Santa Cruz.

El nombre Santa Cruz de la Sierra fue elegido por Chaves, en honor a su tierra natal, villa Santa Cruz de la Sierra, un municipio de la Comunidad Autónoma de Extremadura, España.

Joven aún, Chaves formaba parte del Ejército de conquistadores españoles a las órdenes de Álvaro Núñez Cabeza de Vaca. La esperanza de encontrar El Dorado, llevó a conquistar todo este territorio, lo que a su vez se convirtió en una gran hazaña.

Conquista dura. Cuando fue fundada Santa Cruz, estaba rodeada por tribus. Al este estaban los itatines, al norte los chiquitos, chiriguanos y yuracarés, y al sur, los morocotos, quienes no permitían contacto alguno.

El fundador en principio liberó a los nativos que fueron detenidos durante los enfrentamientos por la conquista, repartió tierras y empezó a construir la ciudad con el apoyo de los lugareños.

Se dedicaron a la producción agrícola y ganadera, donde el principal producto era el azúcar, que era vendido a Potosí.

Conquista. Conocida como Santa Cruz la Vieja, es el lugar donde se fundó en primera instancia esta pujante ciudad. Hace algunos años, un grupo de arqueólogos descubrió que las ruinas de la ciudad que fundó Chaves estaban sepultadas.

Por ello, hoy se ha convertido en un paso obligado para quienes desean conocer más a fondo la historia de esta ciudad pujante.

¿Confusión?
Algunas personas confunden la fecha de fundación con la del grito libertario. El 26 de febrero se recuerda la fundación de Santa Cruz, mientras el 24 de septiembre se celebra la efeméride departamental en honor al primer grito libertario de Santa Cruz.

Primera ciudad
Según historiadores, en su fundación Santa Cruz alcanzó tal desarrollo que la ciudad estaba conformada por cerca de 40 manzanas urbanizadas, convirtiéndose en la más importante de la región platense.

Tuvo dos traslaciones:

1. Se fundó Santa Cruz

El 26 de febrero de 1561 el Capitán General Ñuflo de Chaves fundó Santa Cruz de la Sierra con autorización del Virrey Andrés Hurtado de Mendoza. Lo hizo a orillas del río Sutó, en lo que hoy se conoce como Santa Cruz la Vieja (San José de Chiquitos). El nombre fue en honor a su ciudad natal y porque el cerro Turubó tiene características muy similares a las de su tierra.

2. Fundan San Lorenzo

Tras la muerte de Ñuflo de Chaves en 1568 a manos de los nativos itatines, el Virrey nombró a Lorenzo Suárez de Figueroa como el nuevo Gobernador de Santa Cruz, a quien le encomendó crear una nueva ciudad. El 13 de septiembre de 1590 funda San Lorenzo, ubicada a orillas del río Guapay, pero en una zona no muy adecuada para consolidar el emprendimiento.

3. Se traslada San Lorenzo

En 1595 San Lorenzo y debido a que la zona donde estaba asentada no era apropiada, decidió trasladarse a orillas del río Piraí, a un lugar que era conocido como la Punta de San Bartolomé (Calle Mercado y Vallegrande). La zona elegida era abundante en flora. También fue determinante el río que proveía el agua para la agricultura.

4. Primera traslación:

La fundación de San Lorenzo no significaba nada para los cruceños. Vanos fueron los intentos de las autoridades durante años para convencerlos de trasladarse a la nueva ciudad. Hasta que en 1605, aceptaron; sin embargo, al final se asentaron en lo que hoy se conoce como Cotoca. Se cree que esto se debió a que querían ubicarlos en los suburbios del pueblo e imponer sus autoridades.

5. Segunda traslación

En 1621 el gobernador Nuño de la Cueva, con la ayuda de padres jesuitas de ambas ciudades, logra acuerdos para que los cruceños aparquen en San Lorenzo, respetando el cabildo y las tradiciones de cada ciudad. Con los años, los cruceños impusieron su nombre y autoridades, además que preservó su capitanía que pretendía ser arrebatada por la ciudad paralela.

Nino Gandarilla
Historiador

'Ñuflo de Chaves era diferente'

Ñuflo de Chaves fue el primer hombre que cruzó dos veces el continente a pie, estuvo dos veces en Lima. Tenía una visión diferente al resto de los conquistadores.

En la época en la que llegó a esta región, lo normal era lograr un pacto con los nativos o de lo contrario entrar en guerra, durante las primeras entradas tuvo resistencia; sin embargo, cuando logró establecer el lugar de fundación de Santa Cruz, ordenó liberar a los prisioneros porque "al igual que Su Majestad, lo que se quería era poblar la tierra, no despoblarla".

De esa manera se descarta cualquier hipótesis en sentido de que venía a arrasar y entrar en conflicto con los nativos sin motivo, él era de otra talla.

Otra prueba de ello es que a los tres años de instalada la ciudad, trajo a vivir a Elvira Mendoza y a sus cinco hijos. Dos fueron varones y siguieron la carrera militar, dos de sus hijas se hicieron monjas y la tercera se casó con un soldado de apellido Osorio que fue Alcalde durante la traslación a Cotoca.

Ruth Lozada
Gobernadora

'El mestizaje ha envuelto la vida de los cruceños'

La fundación de Santa Cruz no solo representa el nacimiento de un nuevo pueblo sino el surgimiento de la cruceñidad, entre selva y selva, ha construido su modelo de vida, de trabajo y de cultura, que hoy es la esperanza de renovación de vida democrática e institucional de Bolivia, a través de la autonomía. Este es el proyecto compartido de sociedad que disfruta Bolivia y los bolivianos, que para que sea exitoso requiere de un nuevo acuerdo nacional: el Pacto Fiscal que busca potenciar a los departamentos, ampliar las oportunidades de trabajo, de progreso y bienestar y combatir de manera real la pobreza y exclusión, que son la verdadera amenaza para la paz.

San José de Chiquitos es el centro donde se inicia esta epopeya de la cruceñidad, del mestizaje que ha envuelto la vida de los cruceños y ha creado esta sociedad que mira hacia adelante, ofreciendo un horizonte de bienestar para sus habitantes. Esta fecha nos invita a seguir decantando la tierra, a conservar estos “ríos de pie”, a vivir en libertad, en democracia, con autonomía, como espacio de disponibilidad de oportunidades para todos, en paz y solidaridad.

Santa Cruz 454 años Inician los festejos por el Aniversario de Santa Cruz

Cerca de las 10.30 horas de este jueves, se iniciaron los actos en conmemoración a los 454 años de fundación de Santa Cruz de la Sierra.

Los festejos comenzaron con la iza de la bandera verde y blando en la plaza Ñuflo de Chávez. Posteriormente se procedió a la entrega de una ofrenda floral a los pies del monumento del escenario escogido para dicha celebración.

Concluido el acto inicial se instaló la Sesión de Honor de la Asamblea Legislativa Departamental (ALD) en instalaciones de la Casa de Gobierno, donde se procedió a la condecoración de personalidades cruceñas destacadas, bajo la mención Melchor Pinto Parada. Los galardonados son el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Jorge Von Borries, los empresarios Julio Novillo y Luis Barbery, la Cámara de Industria y Comercio (Cainco) por su centenario, el suboficial Daniel Rivera y el Grupo Médico Solidario (Grumedso).

El conductor del populoso programa “Jenecherú”, Rubén Poma, fue el encargado de brindar ante los presentes una reseña histórica de Santa Cruz, en el discurso, destacó la unidad, valentía y lucha por la libertad de los cruceños. Para la noche está programada la Sesión de Honor del Concejo Municipal donde también se distinguirán a personalidades

Aniversario de fundación 454 años de Santa Cruz

Santa Cruz de la Sierra es la ciudad capital y sección municipal del departamento de Santa Cruz. Es la ciudad más grande y poblada del país, considerada también el principal centro industrial y financiero de Bolivia.

La ciudad fue fundada el 26 de febrero de 1561 por el capitán español Ñuflo de Chávez tras una expedición integrada por 158 españoles que partieron desde Asunción.

El espacio geográfico actual de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra era conocido por el nombre de Las Llanuras del Grigotá por el pueblo Chané, una etnia de origen Arawak que inmigró desde el Mar Caribe desde hace 2.500 años ocupando los llanos del oriente boliviano. Los chané llamaban Grigotá a sus reyes. A partir del siglo XVI, la zona fue conquistada por bandas guaraníes que emigraban desde sudeste, actualmente tierras del Paraguay y Brasil. La causa de este éxodo, realizado en varios tiempos, se debe a la búsqueda de la legendaria Tierra Sin Mal.

La ciudad tuvo cuatro traslados; cuando Chávez preparaba una expedición para llegar a territorios de los Moxos, fue encontrado muerto en el mes de septiembre de 1568 por un cacique de la parcialidad de los “avá” o guaraníes llamada itatín.

Por avatares históricos, después de muchas penurias, los pobladores de la primigenia ciudad, en 1590 se trasladaron a otra localidad en lo que es ahora el Santuario de Cotoca en manos del capitán Lorenzo Suárez de Figueroa. En 1591, la mayor parte de la gente llegada de la Chiquitanía siguió su viaje hasta San Lorenzo Real de la Frontera, donde se asentaron definitivamente, manteniendo el nombre de la ciudad natal: Santa Cruz de la Sierra.

El advenimiento de la República cambió el estatus político-administrativo de la región, pasando a constituirse como departamento de Santa Cruz, convirtiéndose en uno de los cinco departamentos fundadores de Bolivia, a la vez que Santa Cruz de la Sierra sería designada capital de dicho departamento. (fragmentos tomados de Wikipedia)

DATOS

La nueva población fue bautizada con el nombre de Santa Cruz de la Sierra en honor a la ciudad natal (Extremadura) del fundador.

La fundación se realizó a orillas del arroyo Sutú, en la serranía de Chiquitos, como una avanzada al este de los territorios ocupados por España.

Actualmente el lugar es conocido como Santa Cruz la Vieja, área protegida donde se realizan varios proyectos de investigación arqueológica.

martes, 24 de febrero de 2015

Realizan homenaje por los 200 años de la muerte de Esteban Arze

Autoridades del municipio de Cercado, entregaron hoy la ley 540 que declara "Año del Bicentenario del Fallecimiento del General Esteban Arze", como un homenaje póstumo. El acto se llevó a cabo a los pies de su monumento ubicado en la plazuela San Sebastián.

“Se nos manifestó un requerimiento que nos parece total y absolutamente justo que se haga el trámite respectivo por ley nacional para que se declare al General Esteban Arze como Mariscal de los campos de Aroma”, aseguró Edmundo Novillo, gobernador del departamento de Cochabamba.

Según lo que muestra una investigación realizada por Rosa Elena Novillo, el general Esteban Arze nació en el año 1766 en el municipio de Tarata (Cochabamba). Se casó por primera vez con Petrona Nogales y en 1795 y su segunda esposa fue Manuela Rodríguez.

Vivió en el valle alto, en una finca de su propiedad cercana a Tarata, en inmediaciones de La Angostura. Se incorporó en 1803 a las milicias de caballería de su ciudad natal donde obtuvo el grado de alférez y finalmente el de capitán, falleció el 24 de febrero de 1815 a la edad de 49 años a consecuencia del paludismo.

“Esteban Arze fue un luchador a todo trance, hizo una guerra sin crueldades ni violencias injustificadas (…) Por este motivo cochabambinos y cochabambinas mantengamos vivo el recuerdo de lo que fue e hizo don Esteban Arze quien luchó por sus ideales y sus pensamientos para buscar la libertad de este bendito pueblo que Dios nos dio”, declaró Armando Vargas, alcalde de Cochabamba.

Efectivos de la Policía Militar entonaron los himnos correspondientes para dar cierre al homenaje póstumo por los 200 años de la muerte del General.

El evento estuvo organizado por la Asociación de Investigadores Históricos Sociales de Cochabamba junto a los descendientes del General y residentes tarateños.

Presidentes de Bolivia Don José Gutiérrez Guerra

¡Cuán inmensa amargura debió reflejarse en su última mirada de agonía! Dotado de admirables cualidades, con una inteligencia y una cultura nada comunes, empujado por la fortuna hasta las más altas cumbres del prestigio y acosado luego por el más implacable infortunio, acababa de morir el expresidentes de la república don José Gutiérrez Guerra en la más extraña pobreza, lejos de su familia y de los pocos amigos que le quedaban, envejecido no tanto por los sesenta años que había de cumplir en septiembre, cuanto por sus hondos padecimientos de los últimos años.

¡Qué impresionante historia la de su vida, para los que le conocimos íntimamente, para los que no le dimos la espalda cuando la adversidad empezó a azotarle y cuando le vimos bajar hasta los últimos peldaños de la desgracia imaginable, hasta morir en una habitación que tenía alquilada en Antofagasta, donde vivía muriendo, socorrido por una pensión fiscal que apenas alcanzaba para las drogas que aliviaran sus males!

Recordemos algunos rasgos de su existencia. Hace treinta y cinco años que don José Gutiérrez Guerra llegó al país des-pués de haber completado sus estudios en Inglaterra y acompañó entonces a su padre, el respetable patricio don Lisímaco Gutiérrez que marchaba al Beni y al Nor-este como Delegado Nacional. Desempeñó después importantes cargos públicos en la administración pública en el ramo de la hacienda donde sobresalían sus conocimientos. Más tarde se estableció en La Paz fundando una Casa Bancaria que él mismo dirigía con notable acierto y honestidad.

Era a la vez consejero de varias instituciones bancarias y él contribuyó a la modi-ficación y prosperidad del Crédito Hipotecario de Bolivia que le dio un honroso voto de reconocimiento.

Fue don Gutiérrez Guerra uno de los fundadores del Banco de la Nación Bolivia-na. Sostuvo acerca de la creación de ese Banco, brillantísimas polémicas por la prensa y recopiló sus artículos en dos volú-menes jugosos de ciencia financiera, titu-lados “Cuestiones Bancarias” y “La Refor-ma Bancaria”. Luego ocupó durante años el cargo de director y presidente del Con-sejo de Administración de Banco de la Nación Boliviana, que al ser elegido Presidente de la República le obsequió una gran medalla de oro. Esa medalla fue más tarde vendida en Santiago en una de las estrechas situaciones económicas del ex-presidente.

Era en materia hacendaria y bancaria, un hombre de valioso consejo y pudo luego lucir su vastísima ilustración y compe-tencia en el Parlamento, donde su palabra era escuchada como la de una positiva autoridad en la materia. Durante corto tiempo ocupó también el Ministerio de Ha-cienda y recordamos que empeñó en el Senado un importante debate sobre las letras de exportación de los mineros con el doctor Salamanca que dio por terminada la información con las más elogiosas pala-bras para el Ministro de Hacienda.

Su prestigio creció enormemente duran-te su presidencia de la Cámara de Dipu-tados: su probidad inflexible, su talento para dirigir los debates parlamentarios, su acierto y su discreción le valieron un voto de aplauso, el único, si no estamos equi-vocados, en la historia parlamentaria de Bolivia.

Su candidatura a la presidencia de la República nació de ese prestigio parla-mentario y empeñó una campaña electoral que fue sin duda por las circunstancias políticas de aquel momento, una de las más ardientes y enconadas de cuantas se hayan realizado en Bolivia. En esa cam-paña se llegó a los mayores extremos de violencia contra el candidato, de manera que cuando se posesionó de la presiden-cia, tenía el espíritu lacerado y en aquella alma donde crecía el demócrata cabal e íntegro, comenzó insensiblemente a abrir-se campo el político, cuyo criterio tiene irremediablemente que estar de acuerdo con el partido y con la causa.

Tuvo muchos brillantes paréntesis, ese criterio político de don José Gutiérrez Gue-rra. En el primer año de su gobierno forjó uno de esos paréntesis con un empeño y una fe sin límites. Olvidó los desengaños de su campaña electoral: olvidó la revolu-ción abortada del 5 de diciembre y se pro-puso demostrar que bien podía realizarse en Bolivia una elección ejemplar. Para ha-cerlo tenía que arrancar de cuajo los pre-juicios de los funcionarios, especialmente de provincias que al principio creyeron que las recomendaciones presidenciales eran apenas un “valor entendido”. Y en cuatro largos meses logró convencer a todas las autoridades que quería sinceramente una elección transparente, ejemplar, sin candi-datos oficiales, sin persecuciones a los opositores y aún sin ninguna simpatía para los amigos del gobierno.

Y la elección de senadores y diputados de 1918 fue memorable. Nunca habíamos presenciado una elección igual, ni volvi-mos a verla más tarde. Su corrección fue reconocida y aplaudida por el jefe del parti-do republicano, doctor Salamanca, y al producirse la nota discordante de Tarija, donde el prefecto apoyó abiertamente al candidato liberal, tuvo Gutiérrez Guerra el bello gesto de destituir a ese prefecto.

Más tarde, parecía haberse desengaña-do definitivamente. A veces manejaba el gobierno sin fe. Quería irse y en una oca-sión que tenía ya redactada su renuncia y a punto de mandarla al Congreso, el sector republicano de la Cámara acudió presuro-so a pedirle que no renunciara . . .

Cerca de 3 años venía gobernando y llegó el 12 de julio de 1920 cuando fue depuesto casi sin derramamiento de san-gre; comienza para él un calvario no se sabe si admirar más su entereza para so-portar las adversidades, o el extraño cú-mulo de desgracias juntas que le acosan.

Arrojado de la patria, acusado de fraude en su Casa Bancaria, complicado en el proceso Pando con refinada perversidad, pobre y quebrantada ya su salud, comien-za a ganarse el pan diario a los 52 años “como un átomo perdido en medio de los siete millones de habitantes de Nueva York”, según nos decía. Y aún reúne sus fuerzas para decirnos en su carta de 27 de enero de 1921:

“. . .Los únicos anhelos que en mi vida tengo, son dos: vivir diez años más para dejar a mi Jimmy de 21 años en estado de bastarse a sí mismo para la lucha de la vi-da, y hacer fortuna para po-der algún día mandar a Boli-via lo suficiente para pagar a todos mis acreedores el sal-do que resulte a su favor y los intereses correspondien-tes. Si no fueran estas dos ambiciones que son además deberes sagrados, hace mu-chos meses que con mi pro-pia mano habría buscado el eterno descanso acabando con esta farsa de vivir. No lo he hecho ni lo haré porque mi espíritu no desfallece y he de luchar hasta que el Destino con mano misericordiosa pa-ra mí, quiera cerrar mis ojos para siempre. . .”

¡Qué arranque varonil en medio de una vida deshecha, sin rendirse aunque tenga que empezar de nuevo a tra-bajar como empleado subalterno de un Banco¡

Ocho años sobrevivió desde entonces. Nos escribía a menudo quejándose de que sus dolencias no le dejaban trabajar, al punto que tuvo que aceptar una pensión del Estado votada por el Congreso. Hacía frecuentemente en sus cartas admirables juicio y predicciones sobre la política del país, juzgando los acontecimientos con clarividencia sorprendente. Desde algunos meses, ya no recibimos sino mensajes ver-bales: una dolorosa enfermedad a los ner-vios le tenía recluido. Se aproximaba el fin.

Algunos miembros de la Comisión de Bolivia que viajó a Antofagasta a saludar al presidente Hoover, visitaron a don José Gutiérrez Guerra en su modesto aloja-miento, encontrándolo viejo, encorvado la espalda, blanca la barba como si fuera un anciano.

Durante los últimos días estuvo sumido en una especie de letargo, la paz del espí-ritu precursora de la muerte en los hom-bres de bien. Y así, sosegadamente, “la mano misericordiosa del Destino cerró el 3 de febrero de 1929 sus ojos para siempre” como él quería; lejos, es verdad, del cielo diáfano de su planicie, lejos de la blanca ciudad donde nació (Sucre, 5 de septiem-bre de 1869), pero junto a la inmensidad del mar, en esa tierra que fue boliviana.

lunes, 23 de febrero de 2015

Teoponte, la masacre de “los hijos del Che”



El 15 de julio de 1970, el presidente Alfredo Ovando Candia otorgó públicamente credenciales a un alegre grupo de 67 alfabetizadores. Tres días más tarde partieron los veinteañeros rebosantes de vida a buscar la muerte.

Cada credencial de educador voluntario tenía como contraparte identificaciones con el nombre de guerra y el tipo de sangre grabados en metal. Los bolsones llevaban uniformes, botas y mochilas. Las cajas de cuadernos contenían además municiones, granadas y armas. Partieron en dos camiones y una camioneta prestados por la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), a las 08.30, rumbo al selvático trópico paceño. Ocho horas después pasaron por la población de Caranavi, a 160 kilómetros de La Paz, con banderines marcados por la letra “A” y cantando estribillos de “Palito Ortega”. “Aaaaaa, a alfabetizaaar”, cantaban adaptando las letras del comercial cantautor argentino.
Pero diez leguas más adelante, cobijados por la oscuridad de la noche, se identificaron con la sigla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). A las 02.00 del 19 de julio, pronunciaron el primer “¡Victoria o Muerte, venceremos!” de la guerrilla. Luego, volaron la draga, balacearon la avioneta y la radio de la aurífera South American Placers Incorporate (SAPI), ubicada en la zona de Teoponte. Desarmaron a la escasa guardia de seguridad de la empresa, saquearon el hospital y “expropiaron” la caja, donde hallaron cerca de 4.200 dólares. No lograron llevarse un cargamento de oro que, para su decepción, horas antes había sido enviado a La Paz.
Fue el inicio de una inmolación colectiva. En los tres meses y 14 días que duraría la campaña el destino jugó a placer con los insurgentes y su entorno. De principio, en Teoponte la vida enseñó que a veces le gusta cambiar a las personas caprichosamente. Apenas iniciadas las acciones los guerrilleros descubrieron que el embajador de EEUU, Víctor Siracusa, no estaba en SAPI. Siracusa solía visitar la zona para jugar golf, pero días antes alguien de la más alta confianza de los movilizados se había convertido en delator. Un testigo de la época añade que se trataba de un personaje con predicamento y jerarquía en un conocido grupo religioso.
Según algunas fuentes militares, se esperaba dar un efecto singular capturando al diplomático. Pudo ser un golpe decisivo para el futuro de la guerrilla. Incluso se planteaba como una alternativa para hacer demandas a nivel internacional y como una carta de escape. Pero debieron contentarse con tomar como rehenes a dos técnicos alemanes que usaron para negociar la liberación de prisioneros del ELN en La Paz. Siracusa, de haber estado en el monte como rehén, no habría sido el único estadounidense de esta historia. La guerrilla también tenía entre sus miembros a George Fernández Meana (Felipe), un combatiente llegado de EEUU. Paradójicamente, Felipe cayó en el primer combate contra un ejército armado y guiado por el Pentágono.
Teoponte también significó una lucha en tierra lejana para 14 de sus combatientes. Ocho chilenos, dos argentinos, un brasileño y un colombiano participaron de la aventura. Sorpresivamente, al emprendimiento no se sumaron cubanos. El Gobierno de Fidel Castro retiró sus cuadros meses antes de que se inicie la campaña. Se asegura que la mano del destino esta vez vino desde Moscú.

Censura y muerte
Así, en las incursiones iniciales, la guerrilla quedó completamente desubicada, esto porque además entre las primeras pérdidas se registró la del radiotransmisor. Quedó inutilizado y con ello los guerrilleros “elenos” perdieron contacto con las redes urbanas. Y antes, algunas de éstas decidieron alejarse con una significativa parte de los fondos de guerra. Pronto el hambre empezaría a debilitar al grupo que tampoco pudo ubicar las fuentes alimentos que había concebido en la estrategia inicial.
Paralelamente, cerca de 1.000 soldados empezaron a rodear la zona y cazas Mustang P-51 D lanzaron sucesivos bombardeos con bombas Napalm, prohibidas por las convenciones internacionales, como señal de que la lucha no sería limpia. La prensa fue impedida de acercarse a la región a decenas de kilómetros de Teoponte, censura total.
A 10 días de iniciada la incursión, los problemas de locación aumentaron. Diez de los combatientes sintieron que se hallaban en el lugar equivocado. Confiados en un perdón anunciado por el Gobierno, ocho pidieron formalmente su baja, los otros dos huyeron. Partieron vestidos de civil, pero tan solo para morir a pocos kilómetros de donde comenzaron su retorno a casa. La oferta del Gobierno era una trampa. Una orden interna instruía a los mandos castrenses en la zona: “Ni un herido, ni un preso, todos muertos”.

Entre el amor y la muerte
En medio de la creciente tensión, en el grupo que abandonaba la guerrilla se desató un singular drama familiar. Eduardo y Adolfo Quiroga Bonadona decidieron dejar la lucha. El tercer hermano de la familia, Emilio, optó por continuar. Ninguno sobrevivió a Teoponte. Con el tiempo, su progenitora, María Luisa Bonadona de Quiroga, se destacó como activista de los Derechos Humanos.
Hubo también dramas familiares marcados por distancias aún mayores. Cuando las autoridades entregaron los cadáveres de los guerrilleros ejecutados, un militar pidió permiso para identificar a los caídos. Al teniente de fragata Alberto Letelier, su progenitor, del mismo nombre, le había pedido que encuentre a su hermano, Luis Ernesto (Mauro). El uniformado naval confirmó la tragedia.
La guerrilla también cosechó sus héroes. De Teoponte la lección más conocida es valor de varios de sus combatientes para sostener sus ideales hasta la inmolación. Y, sin duda, el más destacado fue Néstor Paz Zamora (Francisco). Su diario personal ha tenido vasta difusión internacional e incluso traducciones al inglés. Personalidades célebres como Julio Cortázar, Ernesto Cardenal, Pedro Shimose o Miguel D´Escotto difundieron y destacaron los valores encerrados en el texto. Allí el ex seminarista fusionó la lucha política basada en el humanismo del Che Guevara con el misticismo cristiano.
Paz Zamora murió en Teoponte por inanición. Durante las 11 semanas que duró su lucha guerrillera, buscó encarnar de manera superlativa el sacrificio por el prójimo, por construir en sí mismo al hombre nuevo. Alternaba sus reflexiones entre el Nuevo Testamento y el diario del Che. “El amor lo entiendo como una urgencia de solucionar el problema del otro donde estás tú”, advertía al momento de definir sus convicciones. “Estoy aquí hasta el final. Esto es sólo ´victoria o muerte´”. Éste es el camino por donde avanza la historia, no hay otro. Es así ser cristiano”, reflexionaba en medio del desgaste guerrillero. Los testimonios de los ocho sobrevivientes de Teoponte recordaron al camarada ideal. “Primo, me has dado la mejor lección de amor a la humanidad. ¡Gracias!”, escribió, en la página final del diario, el único testigo de la agonía de Francisco, su primo Gustavo Ruiz Paz (Omar).
La figura emblemática de los idealistas de la guerrilla falleció, cerca del río Mariapo, en la cabecera amazónica, un día antes de cumplir 25 años. A las 12.00 del 8 de octubre de 1970, casi tres años exactos de la muerte del Che, sucedida a las 12.00 del 9 de octubre de 1967. El combatiente más religioso del grupo, quien portaba como emblema una cruz en vez de la estrella del ELN, murió en “Teoponte”, lugar al que una deducción etimológica define como “el puente hacia Dios” (*). La zona donde su cadáver estuvo sepultado durante casi 23 años se convirtió en un centro de peregrinación de los campesinos. Algo similar sucedió algunos kilómetros hacia el norte con los restos del cantautor Benjamín Cordeiro, Benjo Cruz (Casiano).
Paz Zamora, el ideólogo de aquella juvenil guerrilla de poetas y estudiantes, también legó una romántica historia. La mayoría de las frases de su diario están dedicadas a Cecilia Ávila Seifert, su esposa. “Mi reina adorada, (…) Quiero decirle ante todo que la extraño como algo esencial, sustancial”, le escribe en la primera nota el 24 de julio. “Te amo y que esto quede bien claro. Eres lo que más amo. Lo que amo a plenitud”, fueron las últimas palabras del diario antes de la agonía final. Cecilia y Néstor se juraron amor el 1 de agosto de 1968, la misma fecha prometieron fidelidad a la revolución.
Cecilia guardó el diario de Paz Zamora hasta principios de 1972. Entonces era perseguida por los organismos de represión del dictador Hugo Banzer y confió el texto a sus suegros. El 23 de marzo de aquel año, los agentes de seguridad la acribillaron en una casa de seguridad.

La barbarie en el monte
Teoponte también dejó lecciones de crueldad extrema. La guerrilla virtualmente abortó al finalizar su fase de ambientación. Fue víctima de delaciones, abandonos. Fue víctima especialmente de una marcada falta de previsión, entrenamiento y organización. A ello se sumó una reacción militar que, tras unas semanas de confusión, movilizó abundante tropa y moderno armamento, provisto por EEUU. Los estadounidenses enviaron prestamente armas en aviones Hércules hasta El Alto y en barcos hasta las costas peruanas. La subestima a un ejército ya curtido dos años antes en su lucha contra el Che subió el costo de la aventura.
La masacre se saldó con 58 guerrilleros y cuatro soldados muertos. Los militares no informaron sobre subversivos heridos. Análisis forenses evidenciaron torturas inmisericordes, seguidas de ametrallamientos y hasta bazocazos, en la masacre del Pajonal, contra desertores y detenidos. “Cómo explica usted que mi hijo Adolfo no tenía vísceras, ni pulmones, ni corazón. Estaban absolutamente huecos y mostraban señales de balas (calibre) 44 en el cuello, en el cuerpo y hasta en los pies y las piernas? ¿Cómo puede ser que mi hijo Eduardo no tenga manos y que su cuerpo estaba lleno de balas?”, reclama una de las partes de la carta de María Luisa Bonadona al Comandante del Ejército Luis Reque Terán. Las misivas de varios padres de familia hacen testimonios semejantes.
Fue la etapa más macabra de casi cuatro años de emergencia guerrillera y lucha antisubversiva. Teoponte constituyó la continuidad y la recurrencia, a momentos calcada, de Ñancahuasú. Ernesto Che Guevara adquirió un valor político paternal para los dirigentes universitarios que “volvieron a las montañas” y, como él, apostaron al quijotismo.
Así, con la violencia como método de lucha, en el ELN tampoco faltaron los excesos. En Teoponte, el 26 de septiembre, cuando la guerrilla languidecía, el líder de la columna, Oswaldo Peredo, decidió matar a dos combatientes por haber robado dos latas de sardinas y un trozo de manteca. Cerca de 15 asesinatos fueron ejecutados por los subversivos antes y después de la experiencia en la selva paceña. Supuestos delatores, informantes, así como torturadores, cayeron en diversos atentados. No todas las muertes fueron justificadas, incluso algunas, como las de los esposos Catalán, respondieron a motivos pasionales.

Paradojas de la guerrilla
Y en medio de un sinfín de paradojas, Teoponte también dejó lecciones económicas. A decir de algunos testigos, tres legados de prosperidad, muy alejados de los ideales guevaristas, se gestaron en 1970. Por una parte, la presencia guerrillera sirvió para que algunos empresarios audaces le compraran grandes paquetes de acciones a la SAPI. Las noticias sobre los guerrilleros habían puesto por los suelos su cotización en las bolsas. Dos años más tarde, durante el Gobierno de Banzer, vino la bonanza. Entonces los empresarios se hicieron crecientemente fuertes en los esquemas del poder político y eran capaces de digitar gabinetes y jefaturas de cámaras legislativas.
Además redituaron quienes accedieron a los fondos que nunca llegaron a una guerrilla convenientemente aniquilada. Ellos también se integraron a las élites políticas y empresariales de la época. Cosas del destino, la guerrilla, sin quererlo, catapultó hacia esferas del poder a algunos personajes nada idealistas.
Pero su lucha armada no concluyó del todo en Teoponte. Durante el golpe de Banzer, el 21 de agosto de 1971, los elenos sostuvieron su última batalla. Derrotaron a un batallón del regimiento Castrillo en el cerro paceño de Laikacota. Se cuenta que emergieron con armas y granadas en formación militar y con brazaletes rojos. Varios de ellos compartían militancia con la del naciente Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR).
Durante la siguiente década, las dictaduras aún supieron ensañarse con lo que supiese a ELN o MIR, por su proximidad. Sin embargo, la era democrática sumó otra paradoja a esta historia. Casi tres décadas después de Teoponte, en agosto de 1989, el MIR, liderado por el hermano de Néstor, Jaime, había reconvertido su doctrina hacia la social democracia. Por su parte, Banzer había ingresado en las lides electorales encabezando a la derechista Acción Democrática Nacionalista (ADN). Y en 1989 ambas fuerzas iniciaron un pacto político que duraría 12 años y detentaría dos Gobiernos.
En ese contexto, en enero de 1991 surgió una paradoja, probablemente final. Jaime Paz Zamora era Presidente. Entonces un pequeño grupo subversivo secuestró al acaudalado empresario Jorge Lonsdale, gerente de Coca Cola. La organización se autodenominó “ELN - Comisión Néstor Paz Zamora (CNPZ)”. Los operativos para rescatar al empresario derivaron en la aniquilación de la CNPZ y la muerte de Lonsadale. Valga aclarar que la CNPZ no tuvo relación alguna con el ELN original, cuyos últimos encuentros organizativos y militantes se produjeron en 1978, antes de su disolución final.

(*) El nombre de Teoponte originalmente corresponde al idioma Leco. “Teo”es el nombre de un arbusto de la zona y “ponte” significa lugar.

Con datos de:
-Teoponte, una experiencia guerrillera – Hugo Assman – Cedi 1971.
-Néstor Paz Zamora – Diario de campaña- Fundación II Centenario
- Culminación del modelo Nacional Revolucionario – Issac Sandóval, Ed. Urquizo
- Teoponte, la otra guerrilla guevarista – Gustavo Rodríguez Ostria, Ed. Quipus
- Misión Teoponte – J. Etchevarne, Ed. TRN

Tarijeños en la guerrilla del ELN

Seis tarijeños fueron parte del Ejército de Liberación Nacional que combatió en Teoponte. Inicia la lista el geólogo Enrique Farfán Mealla (Adrián) tenía 27 años cuando murió combatiendo en Tabacuni. Era el único de los seis que había recibido entrenamiento guerrillero en Cuba. Por su parte Delfín Mérida Vargas (Mario o Chapaco), de familia tarijeña, aunque nacido en Camiri. Era estudiante de medicina. Falleció a manos del Ejército cuando tenía 24 años en Santa Rosa de Mapiri. Jorge Ruiz Paz (Omar) tenía 30 años cuando ingresó al trópico paceño y había estudiado geología. Fue uno de los ocho sobrevivientes a la masacre. Falleció el año 2003 en Cuba a causa de crónicos problemas de salud generados en la guerrilla. Adolfo Quiroga Bonadona (Gordo o Rodolfo) nació en Villa Montes en enero de 1945 y murió ejecutado por el ejército el 30 de agosto de 1970. Edisón Segade Jurado (Jesús) era transportista y mecánico tenía 26 años cuando ingresó como combatiente al monte. Es otro de los ocho sobrevivientes. La lista la completa Néstor Paz Zamora (Francisco), de familia tarijeña, pero nacido en Charagua, Santa Cruz. Tenía 24 años cuando ingresó a Teoponte. Ex seminarista y estudiante de medicina. Murió de inanición el 8 de octubre de 1970.

domingo, 22 de febrero de 2015

Los custodios de Klaus Barbie

EL EXJEFE DE LA GESTAPO | TUVO UNA PLÁCIDA VIDA EN BOLIVIA, MIENTRAS GOBERNARON LOS MILITARES.

La semana pasada se han cumplido 32 años de la expulsión del Carnicero de Lyon de Bolivia a Francia, durante el gobierno de Hernán Siles Zuazo y Francoise Mitterrand, respectivamente.

El nazi Klaus Barbie, oficial de la policía anodino pero entregado a la causa nazi, nunca conoció a Adolf Hitler, a quien idolatró con crédito infinito. Vivió en su refugio paceño durante más de tres décadas, las posteriores a la II Guerra Mundial, en las que buscó desesperadamente acercarse al poder militar boliviano, por entonces también poder político.

Conocido en nuestro territorio como Klaus Altman, apellido falso tomado de un rabino judío que conoció en la infancia, jamás compartió públicamente información sobre su implicación en la muerte de más de 4.000 personas durante la II Guerra Mundial, hasta que fue juzgado en julio de 1987 en Francia, país donde cometió la mayor parte de sus crímenes, pero donde paradójicamente colaboraron un importante número de franceses filonazis durante la ocupación alemana.

Barbie, exjefe de la Gestapo en Lyon en 1941 –policía secreta de la Alemania nazi–, logró notoriedad principalmente por la intencionalidad en el envío durante guerra de trenes llenos de niños judíos a los campos de concentración de Auschwitz. También se hizo famoso por capturar, asesinar y torturar a Jean Moulin, jefe de la Resistencia francesa, de una forma muy similar a la que actuarían presuntos paramilitares argentinos con Marcelo Quiroga Santa Cruz en La Paz durante el último golpe de Estado de 1980.

Abundantes archivos secretos de Estados Unidos, hoy desclasificados, señalan que Barbie logró también, después de la guerra y en apenas cuatro años, infiltrarse en células del Partido Comunista de Baviera en la zona ocupada de Berlín, contratado a sueldo por el gobierno norteamericano.

Posteriormente huyó a Bolivia con un pasaporte emitido por la Cruz Roja Internacional, gracias a gestiones de contactos estadounidenses y del sacerdote croata de tendencia fascista afincado en el Vaticano, Stjepan Draganović.



REINSERCIÓN LABORAL DE UN NAZI DESEMPLEADO

Pasada la guerra, Barbie no olvidaría sus mejores habilidades: conocimiento en gestión de la violencia, manejo de información secreta, tácticas de espionaje y compraventa de armamento.

En su nueva vida en los Andes, Barbie se inclinaría por coordinar y asesorar en estrategias de inteligencia, así como promover negocios con beneficio propio y de sus de contactos de ideología nacionalsocialista. Algunos de sus clientes fueron, en mayor o menor medida, los expresidentes de Bolivia René Barrientos, Hugo Banzer, Juan Pereda, David Padilla y Luis García Meza.

Luego de pasar una década de aprendizaje del idioma en Chulumani, obtuvo en 1957 la ciudadanía boliviana que lo protegió de varios intentos de reclamación por parte de diversos gobiernos franceses, con cartas de justificación y rechazo a la extradición firmadas por el propio presidente Banzer en 1972 y un laudo de la Corte Suprema de Justicia de Sucre en 1974 que lo blindaba como ciudadano boliviano con estatus de “intocable”.

Klaus Barbie jugaba en varios frentes. Su colaboración con regímenes militares bolivianos no fue óbice para servir como espía del BND, agencia de inteligencia exterior alemana en los años 60 junto con otros exnazis, al mismo tiempo que representaba a varias firmas comerciales alemanas.

En los años 70 una de ellas era la empresa de fabricación y distribución de armamentos austriaca Steyr-Daimler-Puch. Gracias a ellos, negoció con el gobierno de Bolivia entre 1978 y 1980, la adquisición de 42 coches de combate, tanquetas y suplementos que finalmente compraría las Fuerzas Armadas.



HISTORIA PARALELA

En Bolivia empezó a ser frecuente la irrupción de personajes alemanes con historias particulares. Una de ellas, la de la familia Ertl, compuesta por Monika Ertl, guerrillera radical del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, post-guevarista, hija del fotógrafo Hans Ertl, emigrado también a nuestro país en la posguerra.

Hans colaboró con la cineasta pronazi Leni Rifenshtal en el célebre filme propagandista Olympia, ganador del León de Oro en Venecia. También trabajó en el norte de África con el Mariscal Erwin Rommel. Ya en Bolivia, después de vivir algunos años en La Paz, y habiendo enviudado, el fotógrafo decidió trasladarse a las tierras tropicales de la Chiquitanía, para vivir allí el resto de su vida como ermitaño.

A Monika, su risueña y guapa hija, joven aprendiz de fotógrafa, se le atribuyen los dos disparos certeros de bala al coronel boliviano Roberto Toto Quintanilla en Alemania, como venganza por haberle cortado las manos al Che Guevara al poco de morir éste, como prueba irrefutable de identidad.

Quintanilla, al momento de ser abatido en 1972, era titular del consulado boliviano en Hamburgo. Coincidentemente, era íntimo amigo de Barbie y de su hijo, Klaus Georg Altmann, quien trajo el cuerpo del amigo finado en avión para darle sepultura en Bolivia.

Cuando Monika Ertl volvió a Bolivia clandestinamente, sin que las policías alemana ni boliviana supieran de su paradero, fue vista en La Paz por Álvaro de Castro, amigo y secretario personal de Klaus Altmann, con quien se encontraba en ese momento, evitando ser reconocidos. Altmann acudió a un teléfono público para denunciar la presencia de la guerrillera en suelo boliviano al coronel Rafael Loayza, jefe del Servicio de Inteligencia del Estado, especialista en interrogatorios e investigación política, y funcionario del Ministerio del Interior. A los dos días del hecho, se supo por la prensa que Monika Ertl murió, no habiendo recibido su hermana Beatrix Ertl noticias del paradero del cadáver hasta el día de hoy.



BUSCANDO AL GURÚ

Por el Café del Club La Paz, frecuentado a fines de los años 70 por círculos clandestinos de extrema derecha afiliados a la Unión Mundial de Nacionalsocialistas, pasaron militantes de la organización neofascista española Círculo Español de Amigos de Europa (CEDADE), los terroristas italianos Stefano Delle Chiaie, Emilio Carbone y Pierluigi Pagliae, implicados en los atentados de la estación de trenes de Bolonia y el de Piazza Fontana (85 y 17 muertos, respectivamente), además de otros neonazis alemanes, argentinos, ecuatorianos, belgas, suizos y franceses.

Con estos visitantes, formaron un grupo de choque autodenominado Los Novios de la Muerte, adoptando el nombre en tono de broma, en referencia a una vieja canción de la legión española, apoyando el sangriento golpe de Estado del general Luis García Meza en 1980, en coordinación con el ministro del Interior Luis Arce Gómez, quien hizo célebre la idea de que en Bolivia todo subversivo “debía andar con su testamento bajo el brazo”.

Sobre Arce Gómez, recluido en penales de máxima seguridad desde hace varios años, hay acusaciones comprobadas de narcotráfico, terrorismo de Estado y en sus inicios, de presunto asesinato.

Ante estas imputaciones, De Castro alega desconocimiento: “él era amigo, hemos trabajado juntos; yo he escuchado cosas [en referencia a algunos asesinatos a sangre fría], pero no estoy seguro; he escuchado solamente”. Barbie por su parte recuerda en una carta desde la cárcel francesa, el encarcelamiento del exministro del Interior Arce, victimizándolo: “Pobre Arce Gómez, la forma como se ha producido su ´llegada` hacia los EE.UU. es más que rara… Cuál será la suerte del pobre Arce Gómez”.

Sobre los paramilitares extranjeros que colaboraban en Bolivia recuerda Álvaro de Castro: “el narcotráfico, que pagaba mejor, se los llevó a Santa Cruz [Arce], ya aburridos de la burocracia gubernamental. Los contrató Roberto Suárez, el Rey de la Cocaína”.



CAMBIO DE VIENTOS

La suerte de Barbie cambiaría a partir de revelaciones en la prensa internacional, fundamentalmente los trabajos de periodismo de investigación de Mike Wallace con el aún hoy líder de audiencia en Estados Unidos, 60 Minutes, y los reportajes de Peter McFarren y del periódico Última Hora.

Ello, unido al retorno a la democracia en octubre de 1982, permitió que el gobierno francés, de una forma oscura en sus formas legales, recuperara a Barbie juzgándolo y sentenciándolo a cadena perpetua.

Barbie ya nunca se desvincularía de Bolivia, ni de sus amigos, con quienes intercambió abundante correspondencia en la que trataba temas ramplones, cotilleos y novedades de la actualidad política, pero que delimitan su contexto psicológico.

En más de 100 cartas se refleja la tristeza y abatimiento de un Barbie derrotado. Pide ayuda a senadores, jueces y empresarios, que una vez encarcelado parecen haberlo olvidado.

En aquel avión que partiría de la base militar de El Alto, un 4 de febrero de 1983, con destino a Francia, Barbie lucía desprotegido, aupado por una vieja manta y sin el paracaídas de otros tiempos. Aún así, le respondió al periodista Carlos Soria Galvarro su última pregunta en Bolivia: “¿No se arrepiente de nada de lo que ha hecho en la vida?” –No. Personalmente, no.

sábado, 21 de febrero de 2015

El Picacho, un lugar donde la historia hace al paisaje



El Picacho se encuentra en la comunidad de Lajas del municipio de Méndez, en el departamento de Tarija. La casa fue construida en un lugar privilegiado, donde un promontorio de lajas combate la fuerza del río Guadalquivir, debido a que toda la orilla que bordea la propiedad está cubierta de una roca propia de la región. Esto impide la erosión por la corriente perpetua del afluente chapaco.

Allí, en medio del río se encuentra la laja que sobresale del agua y que le ha dado nombre a la propiedad, el pico chiquito, “El Picacho”. “Habitará en lo alto, tendrá su alcázar en un picacho rocoso con abasto de pan y provisión de agua”, Isaías 33:16, se lee en una pared que resguarda el patio principal de la casa del ex presidente de Bolivia, Jaime Paz Zamora.
Pero más allá del texto, el lugar parece ser descrito en el antiguo testamento, según nos hace notar el propio Paz, quien no se explica de dónde conocía Isaías a El Picacho. El País eN visitó la finca y encontró al ex presidente de Bolivia, custodiado por cinco perros y rodeado de plantas y flores.
“Me han quitado la guardia de seguridad así que estos son mis guardianes”, comenta a modo de saludo y nos invita a pasar a El Picacho, el lugar donde habita desde que dejó la presidencia y en el que a cada paso se pueden encontrar objetos que son testimonio de las pasiones, gustos y de la vida de este hombre que ya forma parte de la historia.
La casa tiene 200 años y Jaime Paz la compró a finales de los 80, cuando se encontraba en plena campaña presidencial. Cuenta que la casa perteneció a don Honorio Méndez, pariente del legendario “Moto” Méndez, quien con seguridad visitó la casa en algún momento de su vida. “Él ha debido taconear aquí”, comenta Paz refiriéndose a este hecho.
“Yo tenía una casa que me dejó mi abuela en la calle Bolívar, pero para venir a vivir a Tarija, en la ciudad no, yo quería vivir en el campo y un compadre mío se dio cuenta y me trajo a ver esta casa una tarde, porque pensó que era lo que yo andaba buscando”, relata.
Por aquel entonces, la infraestructura estaba abandonada y emergía en medio de la polvareda y los árboles nativos de la región. Cuenta que eran las cinco de la tarde y dos víboras se erguían en el techo en donde con seguridad encontraban apetitosos pichones de paloma.
“La primera vez que vine esto era un ‘polvaredal’, pero apenas lo vi me di cuenta que esto daba para mucho, en ese entonces estaba en campaña para 1989. No podía dedicarle mucho tiempo así que, con algunos amigos y parientes comencé a restaurarla y ya durante la presidencia tenía una parte habilitada para vivir y venía cada que podía. A los paceños no les gustaba que venga, decían que el Palacio de Gobierno está en La Paz y no en Tarija”, recuerda en relación a su época de gobernante.
Añade que fue esa época cuando El Picacho se hizo famoso a nivel nacional por la clara inclinación de Paz a visitar y disfrutar de este lugar, que ya había escogido para establecer su hogar.
Hasta ahora la casa ha sido preservada en su integridad, los techos aún lucen las tejas con las que la adquirió Paz, los ambientes testimonian que pertenecieron a una familia pudiente, ya que en lugar del único patio tradicional que tienen las casas tarijeñas del campo, ésta tiene dos patios y una capilla.
En los patios y jardines se pueden observar diferentes variedades de árboles, los más viejos son árboles propios de la zona. “Ese es un taco, ese un algarrobo, el de allá un molle”, va señalando Paz, quien se conoce cada espacio de El Picacho porque es parte de su creación.
En el mismo lugar y entremezcladas se destacan variedades de árboles traídos de diferentes lugares del mundo. “Ese es un Ginkgo Biloba chino, esa otra una palmera de Canarias, el otro es un liquidámbar, cuyo encanto radica en que sus hojas adquieren diferentes tonalidades hasta ponerse rojas”, explica Paz.
Todos los rincones de la casa están adornados por esculturas grandes y pequeñas, hechas en piedra por artistas reconocidos y también fueron surcadas por el mismo Guadalquivir, como explica el ex presidente. Al mostrar las piedras éstas poseen formas que hacen pensar en la desnudez de la mujer. Se puede percibir una bañista en el río o el rostro de algún guerrillero. Paz Zamora rescató estas piedras para ostentarlas en su casa.
“Yo estoy en lo que es la vanguardia del arte ahorita, que se denomina arte tierra o art land, y consiste en que la naturaleza hace las cosas y el artista es el que las descubre, las recupera y las instala”, revela.
Apoyada en la palmera de las Canarias se puede ver una máscara tallada en piedra, réplica de una máscara de plata que “alguien se llevó”. A la máscara la rodea una enredadera de flores naranjas con un centro azul oscuro a las que Paz bautizó como las “miristas”.
“No las planté, no sé de dónde llegaron, mira el color naranja y al centro un azul intenso. Las trajo el viento y son generosas, se multiplican, no les conozco el nombre y les digo las miristas”, comenta Paz al referirse al partido que lideró y con el cual llegó a la presidencia.
La vista hacia el río es majestuosa desde el balcón de la casa, al frente están los cerros cubiertos de churquis y molles, con las paredes bajas de laja. Se escucha el rumor fuerte del río en época de lluvias y en el medio, está El Picacho histórico.
Seis cipreses altos y erguidos como soldados parecen custodiar la propiedad que no tiene muros por la parte de atrás, por el contrario, unas escaleras de piedra permiten el ingreso y salida hacia el río.
En medio del patio de césped está el campanario, que ostenta las campanas que fue coleccionando Jaime Paz a lo largo de su vida. “Mis campanas”, dice mostrándolas y revela que tuvo muchas y otras se perdieron.
“He perdido muchas cuando estaba clandestino, mi madre me hizo el favor y las agarró y las guardó en Sucre. La campana me parece un objeto bonito, no sólo por la forma que tiene y el sonido, sino que está ligada a la vida y en nuestro caso a la libertad, a la lucha por la independencia, tiene mucho significado para mí”, expresa. En lo alto del campanario se destaca el gallo, mirando el sol.
En cada ambiente de la casa se encuentra un poco de historia, en una chimenea de la sala, añadida posteriormente, se ha empotrado un tronco con fecha 1835 tallada en él, y que fue encontrado cuando Paz compró la casa. Allí están las fotos familiares, los retratos de Néstor Paz Zamora y de su esposa Cecilia. También están los cuadros que el pintor ecuatoriano Guayasamin le hizo y dedicó al ex Primer Mandatario.
El camposanto
Parte indivisible de El Picacho es el camposanto que Jaime Paz creó para enterrar a sus muertos, en él descansan sus padres y está la tumba de Néstor Paz Zamora, a quien hoy el ex Presidente recuerda como un joven lleno de ilusiones que se venía de La Paz en su moto para visitar a la familia y que murió a los 24 años en la guerrilla de Teoponte por perseguir un ideal que, según Paz, no era político sino mucho más vinculado a su devoción religiosa.
“Néstor era piadoso absoluto, seguidor de la doctrina de San Francisco de Asís, él fue más como cristiano que como político a la guerrilla, en el fondo él no era político era un convencido de que el cristianismo era ayudar a los pobres hasta entregar su vida”, explica.
Cada detalle de El Picacho ha sido puesto a lo largo de más de 25 años por Jaime Paz, quien conoce cada objeto, su origen y propósito, por lo que recorrer el lugar es sinónimo de recorrer un museo que encierra las leyendas e historia de Tarija, Bolivia y de la vida misma del ex mandatario.
Paz Zamora describe a El Picacho como a una obra de arte creada minuciosamente para dar la idea de confort y belleza con elementos de la naturaleza que le dan el encanto de lo rústico y esencialmente chapaco.



Evo, Jaime y el gas de Tarija para Bolivia

En la sala de reuniones una colección de piezas paleontológicas y arqueológicas de la zona y otros lugares del país se encuentran distribuidas en estantes de madera junto a los sables conferidos al ex Presidente durante su Gobierno.
Mientras explica el origen de los diferentes objetos, Jaime Paz saca de un estante una botella de vidrio de whisky, con un líquido parecido a esa bebida. La muestra orgulloso y cuenta que esa se la dio como recuerdo un ingeniero cuando se inauguró el pozo X9 en Caraparí.
“Lo guardo como recuerdo del lugar que hoy le da gas a todo al país”, comenta y explica que la exploración petrolera que permitió encontrar la gran reserva que abarca el chaco tarijeño le costó al Estado 18 millones de bolivianos y dice que hasta hoy le ha dado a Bolivia 120 mil millones.
“Cuando Evo vino a verme, yo a propósito, para hacerle una trampa la puse en el escritorio y cayó en la trampa el Evo, a usted le gusta el whisky me dijo, si el whisky que yo tomo es muy fuerte le dije, y le puse en la nariz y se hizo para atrás”, cuenta imitando el gesto del presidente Evo Morales al sentir el olor a gasolina que había en la botella de whisky.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Un decreto libera del pago de servicios básicos a beneméritos

El gabinete de ministros aprobó hoy el Decreto Reglamentario 2268 de la Ley 574, que libera a los beneméritos de la Guerra del Chaco del pago de servicios básicos como la energía eléctrica, agua potable y gas domiciliario, anunció el presidente Evo Morales, en la ciudad de Tarija.

Morales dijo que actualmente quedan más de cien beneméritos que se beneficiarán con esta norma, que se dicta conforme a la implementación de políticas sociales. "Mediante este Decreto Supremo se tiene por objeto la reglamentación a la ley 574 del 11 de septiembre de 2014, donde esta ley exenciona a los beneméritos de la guerra del Chaco sobre los servicios básicos. Es decir los beneméritos no van a pagar ni la luz, ni gas, ni agua potable", manifestó Morales.

El 11 de septiembre de 2014 el Gobierno aprobó la Ley 574 que establecía este beneficio para quienes lucharon en la guerra del Chaco. En esa norma se establecía que el Órgano Ejecutivo tenía 60 días, es decir hasta noviembre de 2014, para aprobar el decreto reglamentario. La Guerra del Chaco entre Bolivia y el Paraguay se inició el 15 de junio de 1932 y terminó, primero con un armisticio, el 14 de junio de 1935, y con un tratado de paz, el 21 de julio de 1938. En esa contienda murieron alrededor de 50 mil personas en el lado boliviano, y cerca de 40 mil en el frente paraguayo.

Presagios antes de la “Conquista”

Transcurrieron hasta nuestros días más de cinco siglos desde la incursión colonial española al entonces desconocido “Nuevo Mundo” y aún siguen en pie misterios que deambulan por América. Uno de ellos, tal vez el más importante: ¿cómo fue posible que miles de indígenas hayan sido derrotados por un puñado de europeos? Aislando el impacto de las armas de fuego, surge un factor sicológico que tal vez, podría develar aquel misterio: el papel desempeñado por la superstición y creencias indígenas en toda América Latina.

Desde México al Perú, las comunidades autóctonas esperaban el retorno de dioses resplandecientes, blancos y barbudos. La leyenda, con sutiles diferencias, había sido transmitida de generación en generación; de comunidad en comunidad de manera que, en 1519, aquella visión ideal adquirió imagen y masa corpórea con la presencia física de Hernán Cortés y sus hombres, que desembarcaron en el puerto de Veracruz y sin mayores inconvenientes (exceptuando “La Noche Triste”), tomaron México.

Otro tanto ocurrió en el Perú ---1532--- con la derrota de los incas por las fuerzas de Francisco Pizarro y los hermanos Almagro; descalabro de gran magnitud que alcanzó a las comunidades originarias del Tahuantinsuyo, incluido el Kollasuyo, hoy región occidental de Bolivia.

Junto a los ejércitos españoles, ingresó un grupo especializado en difundir y defender la fe. Los batallones de la sotana y de la cruz. Sin embargo, entre los extirpadores de idolatrías, hubo sacerdotes que al redactar minuciosos informes a la Corona Española difundieron la Historia de los pueblos sometidos al proceso colonial, salvando en última instancia, tan valiosa información que en nuestros días es motivo de consulta.

Así, Fray Diego de Landa describió las costumbres de los mayas, en su libro Relación de las Cosas de Yucatán, y mencionó la leyenda indígena de los “hombres resplandecientes, barbados y de tez blanca” que algún día, retornarían en pos de su trono.

PRESAGIOS

A propósito, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), conmemoró el Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos, en 1992, publicando la decimotercera edición del libro de Miguel León-Portilla, Visión de los vencidos, Relaciones Indígenas de la Conquista.

León-Portilla destaca en su famoso libro, el proyecto de Fray Bernardino de Sahagún, sacerdote que convocó a sus estudiantes indígenas de Tlatelolco, México, para que redactaran en idioma náhuatl y de acuerdo a su punto de vista, la más amplia relación de la dramática incursión española.

Los estudiantes indígenas hablan de ocho funestos “presagios de la venida de los españoles”, que por su importancia y como respaldo al presente artículo “Superstición y Coloniaje”, reproducimos a continuación: “Primer presagio funesto: Diez años antes de venir los españoles primeramente se mostró un funesto presagio en el cielo. Una como espiga de fuego, una como llama de fuego, un como aurora: se mostraba como si estuviera goteando, como si estuviera punzando en el cielo (…) pues cuando se mostraba había alboroto general: se daban palmadas en los labios las gentes, había un gran azoro…”.

El segundo presagio funesto señala que “por su propia cuenta se abrasó en llamas; se prendió en fuego: nadie tal vez le puso fuego, sino por su espontánea acción ardió la casa de Huitzilopochtli. Se llamaba su sitio divino…‘Casa de Mando’…pero cuando le echaban agua, cuando intentaban apagarla, sólo se enardecía flameando más. No pudo apagarse: del todo ardió”.

El tercer presagio funesto narra que un rayo cayó sobre un templo: “Sólo de paja era: no llovía recio, solo lloviznaba levemente. Así se tuvo por presagio; decían de este modo: ‘No más fue golpe de Sol’. Tampoco se oyó el trueno”.

Cuarto presagio funesto: “Cuando había aún Sol, cayó un fuego. En tres partes dividido: salió de donde el Sol se mete: iba derecho viendo a donde sale el Sol: como si fuera brasa, iba cayendo en lluvia de chispas. Larga se tendió su cauda, lejos llegó su cola…”

Quinto presagio funesto: “Hirvió el agua: el viento la hizo alborotarse hirviendo…se levantó muy alto. Llegó a los fundamentos de las casas: y derruidas las casas se anegaron en agua. Eso fue en la laguna que está junto a nosotros”.

Sexto presagio funesto: “Muchas veces se oía: una mujer lloraba, iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos: ---¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y, a veces decía:-- ¿Hijitos míos, adónde os llevaré?”

Séptimo presagio funesto: “Muchas veces se atrapaba , se cogía algo en las redes. Los que trabajaban en el agua cogieron cierto pájaro ceniciento, como si fuera grulla. Luego lo llevaron a mostrar a Moctezuma, en la Casa de lo Negro (casa de estudio mágico)…Había uno como espejo en la cabeza del pájaro como rodaja de uso, en espiral y en rejuego, era como si estuviera perforado en su medianía. Allí se veía el cielo. Las estrellas… y Moctezuma lo tuvo a muy mal presagio (…) Pero cuando vio por segunda vez la cabeza del pájaro, nuevamente vio allá en lontananza, como si algunas personas vinieran de prisa; bien estiradas; dando empellones. Se hacían la guerra unos a otros y los traían a cuestas unos como venados…”

Octavo presagio funesto: “Muchas veces se mostraban a la gente hombres deformes, personas monstruosas. De dos cabezas pero un solo cuerpo. Las llevaban a la Casas de lo Negro, se las mostraban a Moctezuma. Cuando las había visto luego desaparecían”.

VIRACOCHA

En 1959, en homenaje a los trescientos cincuenta años de Los Comentarios Reales, obra escrita por el Inca Garcilazo de la Vega, la Universidad Nacional de San Marcos, Lima, Perú, editó los “comentarios” en dos tomos. Garcilazo de la Vega relata que uno de los hijos del Inca Yáhuar Huácac, soñó con un fantasma que anunciaba la rebelión de los Chancas.

El joven príncipe se presentó ante su padre Yáhuar Huácac y le comunicó su sueño: “---Sabrás que estando yo recostado hoy a mediodía, debajo de una gran peña, se me puso delante un hombre extraño en hábito y en figura diferente de la nuestra, porque tenía barbas en la cara de más de un palmo y el vestido largo y suelto que le cubría hasta los pies. El cual me dijo: sobrino, yo soy hijo del Sol; por lo cual soy hermano de tu padre y de todos vosotros. Llámome Viracocha Inca; vengo a darte aviso se lo des al Inca, que la mayor parte de las provincias de Chinchasuyu están rebeladas y juntan mucha gente para derribarle y destruir nuestra imperial ciudad del Cusco (…) y en particular te digo a ti que en cualquier adversidad que te suceda no temas que yo te falte…” Garcilazo, agrega que tiempo después, como el joven príncipe descendiente de Yáhuar Huácac, al combatir y destruir a los ejércitos rebeldes, tomó el nombre de Viracocha Inca.

A la llegada de los españoles al suelo peruano, los indígenas, los identificaron con el dios Viracocha, porque les vieron barbas y todo el cuerpo vestido. Luego que entraron los españoles prendieron a Atahuallpa y lo mataron. “Y porque creyeron que eran hijos de su dios, los respetaron tanto que los adoraron y les hicieron tan poca defensa como se verá en la conquista del reino, pues seis españoles solos (Hernando de Soto y Pedro del Barco entre ellos), se atrevieron a ir desde Cajamarca al Cusco y otras partes, doscientas y trescientas leguas de camino, a ver las riquezas de aquella ciudad y de otras, y los llevaron (los indios), en andas, porque fuesen más regalados…” agrega Garcilazo.

Citemos que en la parte occidental de Bolivia, aún en nuestros días se escucha tratar de “viracocha” a gente de las ciudades.

SICOLOGÍA

El espanto causado en el ánimo de clase dirigente y la masa indígena, ante la atrevida incursión de los “hombres resplandecientes, barbados y de tez blanca” fue acrecentado por el impacto de las armas blancas de acero, el terrible cañón, el mortal arcabuz, la feroz jauría de mastines y el brioso caballo que atropellaba sin contemplación alguna.

La bestia de poderosos cascos y el jinete fueron para los nativos un solo ser. Cuando comprobaron, mucho después, que ambos morían bajo el poder de las flechas y de las emboscadas, era demasiado tarde para volver a los heroicos tiempos prehispánicos.

Desde nuestro moderno punto de vista, los españoles utilizaron una especie de operaciones sicológicas contra los indígenas, incluyendo entre los artefactos a su servicio, las enormes naves que flotaban en el mar, lagos y ríos de América Latina.

Vale destacar que la superstición y ciertas creencias fueron traídas también por los soldados de la vieja España. Tal es el caso del famoso aliado de las batallas: Santiago que ya combatió victoriosamente en las guerras santas contra los infieles y en el caso particular del Perú, contra las montoneras indígenas leales a Túpac Amaru en 1780.

En la obra de Teresa Gisbert Iconografía y mitos indígenas en el arte publicado el año 2004, Santiago cayendo como un bólido del cielo, montado en su fogoso caballo, “lucha contra los indios” en un lienzo existente en la Iglesia de Pujiura, Perú.

A su vez, este santo de procedencia colonial española, ha sido relacionado por los pueblos de habla aymara y quechua en el área andina de Bolivia, como “Illapa” dios del rayo y del estruendo, tal cual lo refrenda el desaparecido autor del libro “Mama Pacha”, Mario Montaño Aragón.

lunes, 16 de febrero de 2015

Las Rabonas: el soporte detrás de las valientes tropas bolivianas

“Nosotras caminábamos buscando a nuestros seres queridos para darles sepultura, curar sus heridas, mitigar su dolor, o simplemente tomarlos de la mano para que mueran acompañados (...) ¿se imaginan lo que se siente caminar con la plegaria en tus labios mientras vas descubriendo cadáveres pensando que ese puede ser el tuyo o el siguiente o el de más allá o el que aún grita pidiendo ayuda? No señores las guerras no son números de muertos, prisioneros, héroes y villanos, las guerras no las escriben los historiadores, las viven las madres, esposas, enamoradas, amigas”.

Así se refería Francisca Del Valle, comandante de las Rabonas del Ejército de la Confederación Perú–Boliviana, sobre la batalla de Yanacocha de 1835, en la novela histórica La Chola y los mariscales, del escritor José Antonio Gil, el pionero en adentrarse en comprender la vida de las Rabonas bolivianas.
Este grupo fundamental de mujeres en la defensa de la soberanía nacional, llevaban ese apelativo porque acompañaban a los hombres que conformaban el Ejército nacional al final de las columnas, literalmente a la cola, “al rabo” de la marcha.

Las Rabonas en su mayoría eran madres, esposas, hijas, hermanas o novias de los soldados enlistados en las filas del ejército y estuvieron presentes junto con ellos en todas las marchas y acciones que estos realizaron a lo largo de las distintas campañas bélicas efectuadas en el primer centenario de la República boliviana.

Formaron parte del Ejército nacional, siendo toleradas por los oficiales de alto rango por el hecho de que eran vitales para el abastecimiento de las tropas, así como evitaban las deserciones de los soldados. Mas fue en la denominada Guerra del Pacifico donde se dio un reclutamiento y una movilización de tropas a gran escala como no se veían desde tiempos de la Confederación Perú–Boliviana y donde cada soldado traía consigo a una mujer que velaría por ellos al momento de partir a la conflagración.

Estas valerosas mujeres cumplían loables e indispensables misiones, como curar las heridas de los soldados, cocinar la comida, lavar ropa, muchas veces seguidas de un tropel de niños de toda edad. Su labor y heroísmo para con el ejército boliviano es bien recordado por varios historiadores nacionales, así como hacen los historiadores peruanos y chilenos para con las suyas.

De aquella campaña bélica, la historia nacional rescata varios apodos de algunas de estas valientes mujeres, como la Thejti Melena, cuyo cabello caía hasta los hombros; la Niña Gallo que desconocía el miedo, y la Bombonera, hija de la vendedora de chocolates en la plaza Murillo en La Paz. También se rescatan algunos nombres: Andrea Bilbao una joven de 16 años que se enlistó como enfermera para ayudar a los heridos en batalla, misión igualmente cumplida por la cruceña Ignacia Zeballos, conocida como: “La madre del soldado”, heroica mujer querida y admirada por todos los milicianos bolivianos.

Las Rabonas bolivianas tomaron parte en varios combates y batallas en defensa de la costa marítima soberana a todo lo largo de 1879 hasta mediados de 1880, siempre tomando un rol relevante en varias de estas acciones.

Sintieron el incendio de los depósitos de Pisagua, atestiguaron la controvertida retirada del presidente Hilarión Daza en Camarones, apoyaron a sus seres queridos en la lucha cuerpo a cuerpo en las faldas del cerro de San Francisco, fueron patrulladoras improvisadas para descubrir a las tropas chilenas y guiar a los aliados peruano–bolivianos a la victoria aliada de Tarapacá, estarían en las victorias bolivianas de Tambillos y Canchas Blancas como también en la heroica sangría del Inti Orck’o.

Fue allí, ese 26 de mayo de 1880, donde la enfermera Ignacia Zeballos relataba en sus memorias lo que atestiguó en los tétricos restos que dejó la batalla del Alto de la Alianza. “La madre del soldado” revive a detalle lo experimentado por Francisca del Valle varias décadas antes: “Al día siguiente me dirigí al lugar donde fue la batalla, llevando carne, pan y cuatro cargas de agua, acompañada de dos sanitarios. Pero mucho más triste que la figura de los muertos, era la de mujeres vestidas con mantas y polleras descoloridas, algunas cargando una criatura en la espalda o llevando un niño de la mano, circulaban entre los cadáveres; encorvadas buscando al esposo, al amante y quizás al hijo que no volvió a Tacna. Guiadas por el color de las chaquetas, daban vueltas a los restos humanos y cuando reconocían al que buscaban, caían de rodillas a su lado, abatidas por el dolor al comprobar que el ser querido al que habían seguido a través de tantas vicisitudes, tanto esfuerzo y sacrificio, había terminado su vida allí, en una pampa maldita, de una manera tan cruel, desfigurado por el proyectil polvoriento y ensangrentado, convertido en un miserable pingajo de carne pálida y fría que comenzaba a descomponerse bajo un sol sin piedad y un cielo inmisericorde, ¡Oh Rabona boliviana, tan heroica como los guerreros yacentes! La más anónima de los héroes anónimos”.

Los historiadores bolivianos peruanos y chilenos destacan la labor de las Rabonas en sus ejércitos, en sus escritos y memorias de la Guerra del Pacifico.

Los peruanos les dedicaron canciones en ritmos de marineras para honrarlas. Los chilenos dieron plazas a las suyas para no dejarlas de lado, mas nosotros, los bolivianos ¿Qué hacemos para rescatar a estas valientes heroínas nacionales del olvido y de la indiferencia donde han caído? La respuesta se halla en el corazón de cada uno de nosotros.

sábado, 14 de febrero de 2015

Chile preparó ocupación al puerto de Antofagasta con red de espías



Supremacía en el Pacífico a cualquier costo es el horizonte que se trazó Chile en el siglo XIX. Para ello se montó una red de espías repartidos por todo el territorio boliviano con anterioridad al 14 de febrero, día que se inicia la invasión.

Años antes de 1879, Chile tenía operando una red de espionaje para ejecutar la política expansionista pensada por Diego Portales.

Decenas de espías, muchos amparados en cargos diplomáticos, filtraron información para asegurar que la resistencia boliviana sea mínima. Evaristo Poublete, desde la Empresa de Salitre de Antofagasta, “Agente X”, Salvador Reyes y Matías Rojas, desde el consulado chileno en Antofagasta, serían algunos de los encargados del espionaje, según la investigación de Enrique Vidaurre El Presidente Daza (Biblioteca del Sesquicentenario, 1975).

El Consulado de Chile en Antofagasta fue el centro de la inteligencia chilena que coordinó con Valparaíso. Por ejemplo, uno de los espías, de nombre Y. G. Clavero, avisó una estimación del Ejército boliviano: 2.000 hombres, un efectivo de campaña de 10.000 y una caballería y artillería “nominales”.

En enero se intensifica el intercambio de información cifrada. Un mensaje del 30 de enero del agente Nicanor Zenteno a Enrique Villegas señala: “Por el puesto oficial que desempeño de observar vigilantemente la actitud, medidas y movimientos del Gobierno y autoridades bolivianas, que pueden en cualquier manera afectar el desarrollo posterior de los sucesos”, rescata Vidaurre y hace notar que los agentes saben de la invasión.

Ese mismo autor cuenta que los primeros días de febrero los espías chilenos avisaron a Valparaíso que el presidente Hilarión Daza fue amenazado por una conspiración de Belisario Salinas; deciden atacar. Meses antes, el Gobierno chileno facilitó medios a todo desocupado dispuesto a ir al territorio del Litoral para así formar una “quinta columna”. Le Siecle (París) dice: “De cada 20 habitantes, se pueden contar 17 chilenos, un peruano, un europeo y un coronel boliviano. El boliviano es la autoridad”, citó Vidaurre.

Bolivia, sin un solo buque de guerra y poca tropa, es vulnerable. El cónsul chileno Salvador Reyes creó tensión diplomática bajo el pretexto del impuesto al salitre. Bolivia dejó sin efecto ese tributo el 1 de febrero, dos semanas antes del ataque. El 13, Chile advirtió a su ministro en La Paz: “Gobierno decidió ocupación de Antofagasta, retírese inmediatamente”. El viernes 14 Chile desembarcó en Antofagasta.

El sábado 15 la tropa chilena saqueó Antofagasta. El domingo 16, el prefecto Severino Zapata, las autoridades y las familias bolivianas se embarcaron en el buque Amazonas para escapar. El 17, el navío llegó a Tocopilla. El 18 partió hacia Iquique y se envió un telegrama al cónsul boliviano en Tacna, Manuel Granier. El 19 llegó el vapor a Arica. En el muelle estaba Granier para recibir la información y mandarla al correo urgente a La Paz.

El 20 (Jueves de Comadres) partió de Tacna Gregorio Choque (Goyo) con la noticia e hizo un recorrido de 76 leguas (más de 450 kilómetros) en seis días.

El itinerario de Goyo fue el siguiente: el 20 de febrero fue de Tacna a Palca; el 21, de Palca a Huchusuma. El sábado 22 recorrió el trayecto de Huchusuma a la posta de Chulluncayani; el 23, de ese último lugar a San Andrés de Machaca. El 24, de esa localidad a Tambillo, y el 25 (Martes de Carnaval), de Tambillo a la ciudad de La Paz. El martes de Carnaval, Daza se enteró de la noticia cerca de la medianoche y declaró la guerra a Chile.


La ambición chilena precipitó la invasión a Antofagasta en 1879

Los habitantes antofagostinos vieron con asombro en el horizonte el humo del blindado Cochrane y la corbeta O’Higgins, que se sumaban al blindado Blanco Encalada, que ya se encontraba hace días en el puerto boliviano de Antofagasta.
Esta acción chilena era la invasión desesperada, el 14 de febrero de 1879, fruto de una ambición por controlar el guano y el salitre para mantener intereses del capitalismo inglés.
Previa a esta acción inicial a la conflagración, sin declaración de guerra y que terminaría con la apropiación de 400 km de costa y 120 mil km2 de territorio, se registraron varias acciones chilenas años antes, fruto de la ambición y expansión chilena.
Atacama, una región boliviana inhóspita, se convirtió en el motivo del conflicto en el siglo XIX porque guardaba la mayor riqueza del mundo de guano y salitre, y con ambos productos se podían fecundar otras tierras.
De acuerdo con Carlos D. Mesa, en el libro Historia de Bolivia, hacia 1870 la gran riqueza argentífera despertó una verdadera fiebre en la zona, por entonces se producían 53.000 toneladas de guano anuales y el vecino Perú, 100 mil toneladas.
Entonces, el presidente Andrés de Santa Cruz conformó una confederación entre Bolivia y Perú (1836) que puso en evidencia las tensiones regionales y evidenció la desesperación de Chile, que tiene un territorio pobre y escaso en recursos naturales. Así lo entendió el chileno Diego Portales, que en una célebre carta al general Blanco Encalada, que marchaba a combatir a Santa Cruz: "Unidos estos dos Estados serán siempre más que Chile”, señala Mesa.
De inmediato, Chile creó confusión en torno a los límites con Bolivia: en 1842 tomó el morro de Mejillones en el paralelo 23°, dos más arriba que la frontera real.
Un año después el presidente chileno Manuel Bulnes creó la provincia chilena de Atacama, que colindaba con el desierto boliviano de Atacama, con el propósito de confundir nombres y soberanías. El Gobierno de Bolivia reclamó sin éxito.
Entre 1846 y 1847, empresas chilenas se instalaron en alrededores de Mejillones y explotaron guano clandestinamente. En 1857, la corbeta chilena Esmeralda se apoderó de Mejillones, lo que obligó a Bolivia a pedir explicaciones e incluso arbitraje internacional, sin éxito.
Para 1863, menciona Mesa, Bolivia obtuvo la autorización del parlamento para declarar guerra a Chile, en caso de necesidad, ante la agresión permanente de Chile, que la rechazó. Al poco tiempo el canciller chileno Antonio Tocornal propuso a Bolivia la compra de Mejillones, que no fue aceptada.
Las intenciones expansionistas chilenas cada vez más abiertas llevaron a Bolivia y Perú a la firma de un tratado secreto el 6 de febrero de 1873, mediante el cual ambos países se comprometían a aliarse en caso de un ataque de Chile. Seis años antes del conflicto bélico, el presidente Adolfo Ballivián propuso al Congreso boliviano la autorización de un empréstito para la compra de dos barcos blindados. La petición fue negada.
El 14 de febrero de 1879 desembarcaron tropas chilenas en Antofagasta, en un número aproximado de 200 soldados, tomaron la plaza y obligaron al prefecto boliviano Severino Zapata y a los pocos guardias abandonar la población. Mesa señala que de 6.000 habitantes, 5.000 eran chilenos, 600 bolivianos y, el resto, de otras nacionalidades. Los primeros celebraron la invasión.
Dos días después los chilenos tomaron el centro minero de Caracoles. La invasión inició unilateralmente el conflicto bélico. Al no existir líneas telegráficas en el territorio boliviano, la noticia de la invasión chilena llegó a La Paz seis días después, vía Tacna, y llevada hasta La Paz por el chasqui Gregorio Collque.
Nerviosismo, 139 años después
El 24 de abril de 2013, Bolivia presentó ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya una demanda contra Chile para que la obligue a dialogar y resolver el tema marítimo. Chile respondió que la CIJ carece de competencia para conocer el tema bilateral y recuerda erróneamente que con Bolivia se firmó un tratado de paz y límites fronterizos en 1904, que habría puesto fin al enclaustramiento. Además, cree que la demanda boliviana es para revisar el tratado. Bolivia le dice que el fondo de la demanda es una salida soberana al Pacífico.

Hace unos días, cuando Bolivia no había oficializado ningún viaje del expresidente de Bolivia y actual vocero de la demanda marítima a Santiago, Carlos D. Mesa, Chile a través de su canciller, Heraldo Muñoz, dijo que "yo no lo voy a recibir de ninguna manera”. Después Mesa dijo que iría a Chile antes del 23 de marzo.

En Costa Rica, la presidenta chilena Michelle Bachelet y Evo Morales hablaron de reponer la Agenda de los 13 puntos (2006). Muñoz dijo que está excluido el tema marítimo y Morales recordó que es sin exclusiones.

Morales dijo hace unos días que el Papa puede mediar en casos de injusticia, como el enclaustramiento boliviano, debido a que el Pontífice ratificó su visita a Bolivia para julio de 2015. De inmediato Chile logró adelantar una reunión, programada para diciembre, entre Bachelet y Francisco para junio. "Este encuentro es algo distinto. El encuentro será una gran oportunidad para profundizar los lazos entre los chilenos y la Iglesia Católica”, justificó.

Bolivia nació a la vida republicana con soberanía en el Pacífico
1559 La Real Audiencia de Charcas (hoy Bolivia), bajo la dependencia del Virreinato del Perú, incluyó al distrito de Atacama y su costa.
1825 Bolivia obtiene su independencia, establece su territorio sobre la antigua jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas, de acuerdo al principio del uti possidetis juris de 1810 (como poseéis (hoy) seguiréis poseyendo en el futuro).
1829 Se crea la provincia del Litoral, autónoma del departamento de Potosí.
1833 El 18 de noviembre se suscribe el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre Bolivia y Chile, que reconoce la soberanía marítima de Bolivia en el Pacífico.
1842 Mediante Ley de 31 de octubre, Chile declara de su propiedad depósito de guano ubicados en la costa boliviana de Atacama.
1866 El 10 de agosto se suscribe el primer tratado de límites entre Bolivia y Chile, que define como límite fronterizo entre ambos países el paralelo 24° y establece la mancomunidad de explotación del guano, metales y minerales ubicados entre los paralelos 23° y 25°
1874 El 6 de agosto se firma el segundo tratado de límites entre Bolivia y Chile, que confirma la línea fronteriza en el paralelo 24°.
1879 El 14 de febrero Chile invade militarmente el puerto boliviano de Antofagasta, desconociendo el mecanismo de arbitraje previamente acordado.

14 de febrero de 1879 Chile invade litoral boliviano

El “año fatídico” para Bolivia fue 1879 escribió Mariano Baptista Gumucio, en su obra Historia gráfica de la Guerra del Pacífico.

Sin exagerar, 1879 continúa siendo fatídico en este sábado 14 de febrero de 2014, cuando los bolivianos, sin excepción, lo tenemos presente pues, Bolivia sin acceso al océano Pacífico, es una nación obligada, contra sus derechos históricos, a vivir encerrada entre sus montañas.

Un siglo y treinta seis años, con hoy, los bolivianos llevamos en alto el estandarte del retorno al Pacífico, por la vía legal y pacífica, mientras que la diplomacia chilena apoyada por la fuerza bélica, hace de aquella invasión un derecho natural, basado inicuamente, en la geofagia.

La demanda marítima boliviana ante la Corte Internacional de Justicia, de La Haya es un recurso soberano de nuestra política sobre el Pacífico y así es comprendida en el concierto internacional.

En realidad, Bolivia ha saltado sus montañas y llegado a La Haya, para reconquistar lo que fue y es suyo mucho más antes de proclamada nuestra República. Documentos de la etapa colonial, mapas del Siglo Diecinueve y hasta libros escritos por ciudadanos chilenos de la época constituyen un bagaje histórico que refrenda, efectivamente, que Chile invadió por la fuerza el litoral boliviano y que lo retiene por más de trece décadas sin mayor derecho.

ANTOFAGASTA

El viernes 14 de febrero del año fatídico, la fuerza chilena, poniendo en práctica su proyecto geopolítico de apoderarse de la inmensa riqueza natural, contenida en las centenarias guaneras, da un ultimátum a la Prefectura del Departamento del Litoral boliviano, para que se rinda y abandone Antofagasta.

Ante la negativa de las autoridades bolivianas, Chile invade este departamento con sus fuerzas militares y civiles que, además, saquean la ciudad de Antofagasta y luego, prosigue la invasión capturando el territorio nacional: caen Mejillones, Cobija y Tocopilla.

Grupos bolivianos cobijados en Calama, cuyo comandante fue Ladislao Cabrera, en número de 135 combatientes, se parapetan y uno de ellos, Eduardo Abaroa, junto a doce de sus compañeros, enfrenta al grueso del ejército invasor.

Es conocida la actuación de nuestro héroe civil, don Eduardo Abaroa que prefirió morir disparando a rendirse a la tropa invasora.

Han transcurrido 136 años de aquella invasión, que la sentimos hoy con más nitidez que nunca pues, la ausencia obligada del Litoral, que además de impedir a Bolivia su acceso al Pacífico, detiene nuestro progreso.

martes, 10 de febrero de 2015

10 de febrero de 1781 Efeméride de Oruro

Hacia el comienzo del año 1781, los levantamientos indígenas se vinieron sucediendo como olas incontenibles en diferentes regiones del Perú, la rebelión indígena comandada por Tupac Amaru tuvo sus efectos en el Alto. Oruro no era una isla en el inmenso altiplano andino, era una ciudad minera de importancia, aunque por entonces vivía una decadencia por la baja producción de sus minerales, excepto los españoles que gozaban de todos los privilegios vivían ajenos a esta terrible realidad.

Es así que en la víspera del 10 de febrero de 1781, ante las noticias de una inminente invasión de hordas indígenas que supuestamente había establecido nexos con el líder peruano Tupac Amaru, el Corregidor de la ciudad orureña, Ramón de Urrutia, ordenó encuartelar las tropas de resguardo, compuesta en su mayoría por indígenas, pero corrió el rumor de que los soldados serían pasados por las armas, ante el temor de que se volcaran en favor de sus coterráneos, y se alzaron voces de alarma de los familiares y en la noche los milicianos huyeron del cuartel.

Por otro lado, el pueblo que vivía desde tiempo atrás agobiando por las obligaciones ante las arcas reales, la soberbia de las autoridades españolas y la penosa situación minera, aprovechó de esta situación y el 10 de febrero de 1781, salió a las calles ante el repique de las campanas de las iglesias, entre los manifestantes estaba Sebastián Pagador, un minero muy conocido, que lanzó una ferviente proclama en el que daba a conocer la traición que estaban gestando los chapetones en contra los intereses de los orureños, pedía también, si es posible, el sacrificio de vidas en defensa de la libertad y los derechos del pueblo de Oruro.

Entonces la muchedumbre enardecida se lanzó por las calles y por la noche en medio de la confusión, grupos exaltados asaltaron las residencias españolas, algunas fueron incendiadas, los españo-les buscaron refugio en el templo de la Merced y casas amigas. Muchos murieron arrollados por la turba. Ante estos dramáticos sucesos el Corregidor Urrutia salió furtivo hacia Cochabamba.

El 13 de febrero el pueblo proclamó Cabildo Abierto estableciendo nuevas autoridades, en estos sucesos tan dramá-ticos, campesinos de comunidades vecinas, tam-bién habían intervenido en aquel movi- miento y Sebastián Pagador en un hecho bastante confuso, se dice que al tratar de mediar entre los campesinos y los habitantes de la ciudad fue victimado a cuchilladas por los primeros.

Poco tiempo después la insurgencia fue aplastada por los chapetones y los mismos criollos, sin embargo, la lucha por la emancipación de estas tierras quedaba latente.

El 10 de abril de 1899 se pelea en Oruro la capitalía de Bolivia

El 10 de abril de 1899 fue el día en que se encontraron las tropas "constitucionalista" y "liberales o federales", en lo que se llegó a denominar la batalla de Segundo Crucero, en tierras orureñas, por la capitalía de Bolivia.

Un ensayo que realizó el historiador e investigador, Maurice Cazorla señala que los antecedentes de este histórico hecho, se remontan a la colonia, cuando la Audiencia de Charcas dependía administrativa y políticamente del Virreinato del Perú, y luego del Virreinato del Río de La Plata a partir de 1776.

Durante la Guerra de Independencia, la vinculación del Norte hacia el Perú y del Sur hacia Argentina, fue latente, pero al final se definió por una nueva república, sin vincularse ni a Perú ni a Argentina.

Sin embargo, cabe recordar que una capitalía para el nuevo país fue entendida por el Libertador, Simón Bolívar, al haber sugerido que la nueva capital debía encontrase en el centro para equilibrar esas dicotomía entre Sur y Norte y precisamente debía ser fijada en la ciudad de Cochabamba.

Y se designó, a través del decreto del 30 de Junio de 1826, incluso el lugar para la construcción de los edificios correspondientes para el funcionamiento de la burocracia estatal en sus tres poderes, pero que se guardó en reserva. En él se señalaba que mientras se levante los edificios necesario para el Gobierno y cuerpo legislativo, Chuquisaca se declaraba como "capital provisoria" de la República.

El cumplimiento no fue posible debido a las luchas internas y la final de la Confederación Perú Boliviana, el 10 de julio de 1839, se declaró a la antigua ciudad de Chuquisaca como capital de la República denominándose en adelante "Sucre".

Se pensó que esto terminaría con la discrepancia entre Norte y Sur, pero no fue así, y continuaron las diferencias entre ambas regiones. Era una constante pulseta lo que provocó que haya surgido una polémica sobre los procesos independentistas entre ambas ciudades propugnando la iniciativa de una lucha por la libertad.

Ataques frecuentes promovieron actitudes políticas, identificadas claramente a finales de siglo XIX, con los del partido Conservador, que había gobernado desde los últimos veinte años de aquél siglo y que pertenecían a la oligarquía minera de la plata y los liberales que se formaron luego de la Guerra del Pacífico identificados por el regionalismo del Norte.

El estadista cochabambino Lucas Mendoza de la Tapia propuso el sistema federal como sistema de gobierno, con el fin de evitar la pugna de poder constante. Mientras que los conservadores preferían el sistema unitario porque existían regiones que debían equilibrar económicamente para ingresar a una estructura estatal distinta.

Sin embargo, señala Cazorla, en la ciudad de Chuquisaca se promovió algo impensable, la promulgación del Decreto de Radicatoria, aprovechando que el presidente, Severo Fernández Alonso era chuquisaqueño. Se había proyectado construir el palacio de gobierno en la misma ciudad de Sucre, que permitiría albergar al Poder Ejecutivo sobre el antiguo palacio arzobispal.

Una vez que el decreto se promulgó el 29 de noviembre de 1898 por mayoría parlamentaria, los representantes liberales paceños abandonan las sesiones del congreso en actitud de protesta y se repliegan a su región.

Entre ellos estaban Macario Pinilla y José Manuel Pando, que abandonan la ciudad para levantar la bandera del "federalismo" y forman una junta de gobierno sumándose a ésta, Lucio Pérez Velasco, pero que era completamente ilegal porque atentaba contra la constitución de 1880 y por ende se constituye en la región como rebeldes o insurgentes.

Para diferenciarse del ejército insurgente, el ejército nacional que respondía a la legalidad se hizo conocer como los constitucionalistas, y tenían el fin de conservar y restituir el orden en ese momento alterado.

El ejército liberal estaba formado por algunas unidades acantonadas en aquella región como el Batallón Murillo de reconocida palpitación en la Guerra del Pacífico, pero algo que fue negado por José Pando pero revelado por la investigación documental de Ramiro Condarco Morales, demuestra que Pando apeló a las tropas indígenas de Pablo Zárate Willka. Que formó una muchedumbre, que influyó notablemente en los resultados de la guerra.

Un error de Fernández Alonso fue separar a todos los oficiales paceños del ejército constitucional, muchos de los que se replegaron a su ciudad de origen y tomaron las armas contra el presidente conservador apoyando el federalismo.

La ciudad de Oruro sirvió de Cuartel General para los Tropas Constitucionalistas esperando un enfrentamiento contra las tropas insurgentes del Norte. En Oruro, se integran, al ejército proveniente de Chuquisaca, soldados que forman un batallón, denominado "Alonzo" todos ellos trabajadores orureños que desarrollaban sus actividades en la mina San José, de la que Severo Fernández Alonso era propietario. "El 10 de abril de 1899 fue el día clave, fijado para el desenvolvimiento de la batalla, las tropas federales se ubicaron estratégicamente hacia el sur de Crucero esperando al ejército de Alonso que se acercaba desde Paria. El ejército de Pando salió de Caracollo con la intención de sorprender al ejército constitucionalista", relata Cazorla.

El Ejército Constitucionalista estaba compuesto por 1.542 plazas, pero tenía artillería pesada; el Ejército Federal 1.795 además de las montoneras de Zárate Willka y dos piezas de artillería.

Ambos bandos sufren la deserción de tropas. Y a las 15:05 horas se compromete el combate, con los amagues que se dan desde la mañana, el batallón Murillo de los federales secunda el movimiento por el flanco derecho, similar acción del "Loa" en la izquierda y el "Independencia" en el centro, el fuego se generaliza en toda la línea.

El fuego cesa al atardecer, los sobrevivientes del derrotado ejército constitucionalista se retira a Oruro donde llega a las 20:30 horas, y el presidente Severo Fernández Alonso antes de embarcarse en el ferrocarril que lo llevaría al exilio en Antofagasta, cumple la tarea de pagar a las tropas sobrevivientes de su propio peculio.

En el campo de batalla quedan 117 muertos y 120 heridos de las fuerzas federales, no se precisa de las fuerzas constitucionalistas, pero se conoce que perdieron el 40 por ciento de su ejército.

Un día después de la batalla ingresaron a Oruro las tropas federales, y asentando el gobierno desde Oruro dictan leyes y decretos como el último decreto promulgado fuera de la capital y legalizando el gobierno que fue declarado insurrecto por el gobierno del presidente Fernández. "Sin embargo, se postergó la discusión del nuevo régimen federal, bandera que se había levantado como excusa del lado de los paceños hasta una nueva oportunidad la verdadera intención era trasladar la sede de gobierno y no un cambio de sistema", sostiene Cazorla.