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martes, 10 de febrero de 2015

El 10 de abril de 1899 se pelea en Oruro la capitalía de Bolivia

El 10 de abril de 1899 fue el día en que se encontraron las tropas "constitucionalista" y "liberales o federales", en lo que se llegó a denominar la batalla de Segundo Crucero, en tierras orureñas, por la capitalía de Bolivia.

Un ensayo que realizó el historiador e investigador, Maurice Cazorla señala que los antecedentes de este histórico hecho, se remontan a la colonia, cuando la Audiencia de Charcas dependía administrativa y políticamente del Virreinato del Perú, y luego del Virreinato del Río de La Plata a partir de 1776.

Durante la Guerra de Independencia, la vinculación del Norte hacia el Perú y del Sur hacia Argentina, fue latente, pero al final se definió por una nueva república, sin vincularse ni a Perú ni a Argentina.

Sin embargo, cabe recordar que una capitalía para el nuevo país fue entendida por el Libertador, Simón Bolívar, al haber sugerido que la nueva capital debía encontrase en el centro para equilibrar esas dicotomía entre Sur y Norte y precisamente debía ser fijada en la ciudad de Cochabamba.

Y se designó, a través del decreto del 30 de Junio de 1826, incluso el lugar para la construcción de los edificios correspondientes para el funcionamiento de la burocracia estatal en sus tres poderes, pero que se guardó en reserva. En él se señalaba que mientras se levante los edificios necesario para el Gobierno y cuerpo legislativo, Chuquisaca se declaraba como "capital provisoria" de la República.

El cumplimiento no fue posible debido a las luchas internas y la final de la Confederación Perú Boliviana, el 10 de julio de 1839, se declaró a la antigua ciudad de Chuquisaca como capital de la República denominándose en adelante "Sucre".

Se pensó que esto terminaría con la discrepancia entre Norte y Sur, pero no fue así, y continuaron las diferencias entre ambas regiones. Era una constante pulseta lo que provocó que haya surgido una polémica sobre los procesos independentistas entre ambas ciudades propugnando la iniciativa de una lucha por la libertad.

Ataques frecuentes promovieron actitudes políticas, identificadas claramente a finales de siglo XIX, con los del partido Conservador, que había gobernado desde los últimos veinte años de aquél siglo y que pertenecían a la oligarquía minera de la plata y los liberales que se formaron luego de la Guerra del Pacífico identificados por el regionalismo del Norte.

El estadista cochabambino Lucas Mendoza de la Tapia propuso el sistema federal como sistema de gobierno, con el fin de evitar la pugna de poder constante. Mientras que los conservadores preferían el sistema unitario porque existían regiones que debían equilibrar económicamente para ingresar a una estructura estatal distinta.

Sin embargo, señala Cazorla, en la ciudad de Chuquisaca se promovió algo impensable, la promulgación del Decreto de Radicatoria, aprovechando que el presidente, Severo Fernández Alonso era chuquisaqueño. Se había proyectado construir el palacio de gobierno en la misma ciudad de Sucre, que permitiría albergar al Poder Ejecutivo sobre el antiguo palacio arzobispal.

Una vez que el decreto se promulgó el 29 de noviembre de 1898 por mayoría parlamentaria, los representantes liberales paceños abandonan las sesiones del congreso en actitud de protesta y se repliegan a su región.

Entre ellos estaban Macario Pinilla y José Manuel Pando, que abandonan la ciudad para levantar la bandera del "federalismo" y forman una junta de gobierno sumándose a ésta, Lucio Pérez Velasco, pero que era completamente ilegal porque atentaba contra la constitución de 1880 y por ende se constituye en la región como rebeldes o insurgentes.

Para diferenciarse del ejército insurgente, el ejército nacional que respondía a la legalidad se hizo conocer como los constitucionalistas, y tenían el fin de conservar y restituir el orden en ese momento alterado.

El ejército liberal estaba formado por algunas unidades acantonadas en aquella región como el Batallón Murillo de reconocida palpitación en la Guerra del Pacífico, pero algo que fue negado por José Pando pero revelado por la investigación documental de Ramiro Condarco Morales, demuestra que Pando apeló a las tropas indígenas de Pablo Zárate Willka. Que formó una muchedumbre, que influyó notablemente en los resultados de la guerra.

Un error de Fernández Alonso fue separar a todos los oficiales paceños del ejército constitucional, muchos de los que se replegaron a su ciudad de origen y tomaron las armas contra el presidente conservador apoyando el federalismo.

La ciudad de Oruro sirvió de Cuartel General para los Tropas Constitucionalistas esperando un enfrentamiento contra las tropas insurgentes del Norte. En Oruro, se integran, al ejército proveniente de Chuquisaca, soldados que forman un batallón, denominado "Alonzo" todos ellos trabajadores orureños que desarrollaban sus actividades en la mina San José, de la que Severo Fernández Alonso era propietario. "El 10 de abril de 1899 fue el día clave, fijado para el desenvolvimiento de la batalla, las tropas federales se ubicaron estratégicamente hacia el sur de Crucero esperando al ejército de Alonso que se acercaba desde Paria. El ejército de Pando salió de Caracollo con la intención de sorprender al ejército constitucionalista", relata Cazorla.

El Ejército Constitucionalista estaba compuesto por 1.542 plazas, pero tenía artillería pesada; el Ejército Federal 1.795 además de las montoneras de Zárate Willka y dos piezas de artillería.

Ambos bandos sufren la deserción de tropas. Y a las 15:05 horas se compromete el combate, con los amagues que se dan desde la mañana, el batallón Murillo de los federales secunda el movimiento por el flanco derecho, similar acción del "Loa" en la izquierda y el "Independencia" en el centro, el fuego se generaliza en toda la línea.

El fuego cesa al atardecer, los sobrevivientes del derrotado ejército constitucionalista se retira a Oruro donde llega a las 20:30 horas, y el presidente Severo Fernández Alonso antes de embarcarse en el ferrocarril que lo llevaría al exilio en Antofagasta, cumple la tarea de pagar a las tropas sobrevivientes de su propio peculio.

En el campo de batalla quedan 117 muertos y 120 heridos de las fuerzas federales, no se precisa de las fuerzas constitucionalistas, pero se conoce que perdieron el 40 por ciento de su ejército.

Un día después de la batalla ingresaron a Oruro las tropas federales, y asentando el gobierno desde Oruro dictan leyes y decretos como el último decreto promulgado fuera de la capital y legalizando el gobierno que fue declarado insurrecto por el gobierno del presidente Fernández. "Sin embargo, se postergó la discusión del nuevo régimen federal, bandera que se había levantado como excusa del lado de los paceños hasta una nueva oportunidad la verdadera intención era trasladar la sede de gobierno y no un cambio de sistema", sostiene Cazorla.

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