Buscador

viernes, 31 de julio de 2015

Regularán uso de bandera potosina

La presidenta de la comisión Jurídica, Turismo, Cultura y Preservación de Áreas Históricas del Concejo Municipal de Potosí, Ximena Prieto, informó que solicitará en la siguiente sesión ordinaria del ente deliberante el tratamiento del proyecto de ley que regulará el uso, trazo, colores, forma y elementos heráldicos de la bandera potosina.
Explicó que ya se hizo las correcciones a las observaciones de forma del proyecto y que fue enviado a la presidencia para que sea considerado en la plenaria.
La propuesta fue presentada en la última sesión ordinaria del viernes 3 de julio y después de un análisis y revisión, fue devuelta a la comisión para hacer las correcciones que fueron observadas y debían ser consideradas en la sesión del martes 7 que no fue instalada en apoyo al paro cívico.
El proyecto de ley contempla los antecedentes de la concesión de la bandera a la Villa Imperial por don Carlos V de Alemania, en reconocimiento a la riqueza contenida en el Cerro Rico y la aprobación de la Ordenanza Municipal 032 de 1940 que reconoce este símbolo.
Se menciona el objeto de la ley que regula y norma el uso de la bandera, el marco jurídico, el ámbito de aplicación y los elementos como los colores en cuarteles, los torreones, los leones rampantes y el óvalo azur en el centro.

martes, 28 de julio de 2015

"Kinetoscopio Monstruo" proyecto que enfoca la historia de Bolivia por el cine

Carolina Cappa y María Domínguez son parte de ´Kinetoscopio Monstruo´, un proyecto que se enfoca en la divulgación de la historia de Bolivia a través del cine y las imágenes. Ellas fueron las encargadas de la restauración del filme de 14 minutos ´Bolillo Fatal o emblema de la Muerte´, trabajo con el que la Cinemateca Boliviana festejó sus 39 años. El corto-documental narra el día del fusilamiento de Alfredo Jáuregui, quien fue acusado de asesinar en 1917 al ex presidente José Manuel Pando.

"Fue de intenso trabajo, donde nos sorprendimos de la cantidad y la calidad de películas bolivianas que íbamos encontrando en el proceso de catalogación. Nos interesamos especialmente en películas familiares, amateurs, cine mudo boliviano, noticieros y cine científico entre otros. En su mayoría películas que están fuera del circuito comercial, o que no fueron inicialmente pensadas para ser exhibidas. Esto hizo que el trabajo de Archivo se incremente", indicó Domínguez en una entrevista exclusiva con ANF.

Carolina y María trabajan con material fílmico, esto significa que hacen un trabajo artesanal, "donde uno debe usar tijeras, pegamento, tintes, cuchillas, luces, etc. Es el mismo sentido que queremos darle a ´Kinetoscopio Monstruo´, que se sienta la materialidad en descomposición de las películas y de la misma historia", explican sobre su labor tanto en el ´Bolillo Fatal´ como en otros trabajos que ya han realizado.

Ambas profesionales fueron contratadas en febrero del 2012 por la Cinemateca Boliviana como consultoras externas, para catalogar y ordenar todo el material fílmico perteneciente al cine boliviano. En marzo del mismo año encontraron la película en el ex cine Bolívar, cuando les habían solicitado recoger y revisar la donación de la familia Guerra Velasco.

"Fuimos contratadas exclusivamente para catalogar cine boliviano, pero debido a la ausencia de un encargado de Archivo (en la Cinemateca Boliviana), tuvimos que asumir este papel también", adelanta Domínguez, quien explica que fueron encargadas de la entrada y salida de materiales y donaciones, de atender a los investigadores externos y asistirlos en la búsqueda de películas, de limpiar y recuperar aparatos cinematográficos, atender a los participantes en los talleres de restauración, en atender la limpieza y el orden de las bodegas.

"Y a partir del hallazgo de ´El Bolillo Fatal´, nos dedicarnos a diseñar el mejor plan para su recuperación y buscar el mejor lugar donde podría ser restaurada", indica.

Precursores de la independencia americana Francisco de Miranda


Miranda en la prisión de La Carraca, Cádiz, donde permaneció hasta su muerte en 1816, cuando aún parecía lejana la libertad de su patria Venezuela. Cuadro de Arturo Michelena.

En la guerra de la independencia americana hubo hombres de grandes ideales como Francisco de Miranda, conocido como “El Precursor”. Dotado de poderosa voluntad y entrega, de singular simpatía participó en los tres grandes movimientos que iniciaron la época contemporánea: la Independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa y la Revolución emancipadora de la América hispana. Obtuvo los más grandes galardones y meritorias designaciones que ningún otro militar y político de su época: fue Dictador Plenipotenciario y Jefe Supremo de los Estados de Venezuela, Mariscal de Francia, Coronel de España, Estados Unidos, Rusia y Héroe de la Revolución y las Guerras de Independencia Hispanoamericana.

Miranda nació el 28 de marzo de 1750 en Caracas, Venezuela, hijo de un comerciante canario (Islas Canarias, España). Estudió filosofía en la Universidad de Caracas. En 1771 fue enviado a Es-paña, allí siguió la carrera de las armas. Visitó París, donde lo atrajeron las nuevas ideas. Peleó como soldado español en África y en el cuerpo del ejército his-pano que combatió en los Estados Unidos junto a los rebeldes de las trece colonias. En 1779, España se involucró en la Guerra de Independencia de Estados Unidos con el objetivo de mantener sus dominios en Luisiana, recuperar Florida y obligar a Gran Bretaña a mantener varios frentes bélicos simultáneamente. Miran-da participó brillantemente en la batalla de Pensacola, 8 de mayo de 1781. Por otro lado, estuvo en la mira de la Inquisición por delitos de proposiciones, tenen-cia de libros prohibidos y pinturas obsce-nas. En 1783, en Filadelfia trabó amistad con Jorge Washington y concibió la idea de emancipar a la América hispana.

Hombre infatigable y de gran empeño, buscó ampliar sus conocimientos y lite-rarios con el estudio de la trigonometría, la geometría, el álgebra, la física, la ópti-ca, la gramática, la poesía, la música y la comedia. También complementó su cul-tura general con lecturas de religión e historia y mejoró sus conocimientos de los idiomas italiano, inglés y francés.

Cimentado sus ideales libertarios buscó en Europa la ayuda de algunas po-tencias para llevar a la práctica sus pla-nes de emancipación. Estuvo en las cortes de Federico el Grande de Prusia, de José II de Austria, de Catalina de Rusia, en Constantinopla (capital turca). En todas partes eran muy bien recibido, gra-cias a sus cualidades personales y un perfecto conocimiento de distintos idio-mas. Estuvo también en Inglaterra, y en 1791 pasó a Francia, donde se puso al servicio de la Revolución Francesa, mili-tando en filas de los girondinos, llegando a general de los republicanos. Su nom-bre figura en el Arco del Triunfo de París entre los nombres de los caudillos milita-res de la Revolución.

Después de la caída de los girondinos fue apresado por los jacobinos y sólo recuperó la libertad y salvó la vida gra-cias al complot del 9 de Thermidor –27 de julio de 1794–, que derribó la dictadu-ra terrorista de Robespierre. Durante es-te sangriento periodo de Terror, la cabe-za de Miranda estuvo dos veces al borde de la guillotina. Expulsado de Francia por el Directorio, pasó a Inglaterra y luego a los estados Unidos, allí, respaldado por el presidente Jefferson organizó una pe-queña expedición con la cual se dirigió a las costas de Venezuela. Cuando de-sembarcó pensó que el pueblo se le uni-ría para luchar por la libertad, pero nadie le prestó apoyo, el momento no había llegado.

Miranda tuvo la visión de un gran im-perio independiente que agrupara a to-dos los territorios que estaban en poder de españoles y portugueses, desde la margen derecha del río Misisipi en el nor-te hasta la Tierra del Fuego en el extre-mo sur del continente. El imperio estaría bajo dirección de un emperador heredita-rio llamado Inca para apaciguar a las etnias in-dígenas y tendría una legislatura bicameral. Concibió el nombre de Colombia para este im-perio, inspirándose en Cristóbal Colón.

Fracasada la expedi-ción, Miranda regresó a Londres en 1806, en la capital fundó la sociedad secreta “Logia America-na” de la cual era Gran Maestre, para coordinar esfuerzos de los visiona-rios hispanoamericanos y para llegar a un enten-dimiento con los ingleses. Estos mostra-ban gran interés en prestar ayuda a las colonias españolas dispuestas a conse-guir su emancipación, ya que de este modo también serían libres para incre-mentar el comercio.

Juraron por los ideales de la Logia Bernardo O‘Higgins, Simón Bolívar, José de San Martín, Antonio Nariño, Bernardo Monteagudo y otros. La “Logia Lautari-na” tuvo su origen en el modelo de Mi-randa.

El 19 de abril de 1810, Venezuela inició su proceso independentista, por lo que Simón Bolívar y Andrés Bello en misión diplomática en Londres persuadieron a Miranda para volver a su tierra natal. Ya en Venezuela fue recibido con honores en el Puerto de La Guaira. En Caracas se le confirió el grado de general del ejército y fundó la Sociedad Patriótica que se convertirá en la principal promo-tora del rompimiento con España. El 5 de julio de 1811, tuvo el honor de firmar el Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela.

Así como fue el primero en actuar también fue la primera víctima de este movimiento. Tras el contraataque de los realistas, la caída de la plaza de Puerto Cabello, temiendo una derrota desastro-za llevó a Miranda a la capitulación de San Mateo, acusado de traición por sus propios compañeros de armas, se lo re-dujo a prisión y aun se pensó en fusilarlo; pero luego fue entregado a los realistas. El general caído en desgracia es condu-cido a España, al arsenal de La Carraca, Cádiz, allí, tras cuatro años de encierro falleció el 14 de julio de 1816, a los 66 años de edad.

domingo, 26 de julio de 2015

Vicuñas y vascongados, en guerra



Hallándome un día viajando a través del tiempo en los archivos del Reyno de Navarra, supe por azar de unas terribles y portentosas guerras que enfrentaron a nuestros antepasados con otras naciones en los lugares más ricos y abundosos de la tierra. Quise saber más y apenas encontré noticias pese a las centenas de libros impresos sobre esos mismos lugares y sazón. Anduve varios años avizor, y ni cronistas, ni investigadores, ni poetas vinieron a saciar mi curiosidad; lo poco que lograba saber solo servía para aguzar mi interés y para que cada vez se me antojara más fantástico lo que aún desconocía.

Un día, entre amarillos papeles, conocí a Juan de Echarren, paisano que nació a unas seis leguas de mi pueblo y a algunas más de mi tiempo, y decidí seguir, por archivos y caminos, su extraordinario viaje a los lugares de los hechos.

Partiendo de las parroquias y escribanías navarras, conté sus pasos hasta Sevilla, donde todavía dan fe de él los archiveros. Allí tuve que tomar los galeones y navegar hasta las Indias Occidentales, para no perder su rastro por Panamá, Lima o Cusco. Con él llegué a Potosí, y en la Villa Imperial supe por fin de las grandes historias que se ocultaban, creo que con aviesas intenciones, a las bibliotecas de mi país.

En la Casa de la Moneda, en los socavones del Cerro Rico, por aquellas frías callejuelas, pululaban cientos y cientos de paisanos: desasosegados, febriles y melancólicos, tan ahítos de plata cuan menesterosos de patria, incomprensiblemente perdidos, hasta para nosotros sus descendientes, en aquel corazón y escaparate del mundo.

Comprobé que otros escribanos sí que habían llevado a las imprentas las historias, bien a la medida, de sus respectivas naciones y de sus huellas por el Cerro y por otras partes del Perú. En estas historias los cántabros, o vascones, o bizcaynos, o bascongados o de cualesquier manera que los nombren, aparecen siempre al otro lado de la calle, ensartados con plumas untadas de ponzoña como antes lo fueran con las espadas valonas. Otras naciones más laceradas, como los africanos, o los indios, que fueran los únicos dueños del Cerro Rico, tienen mayor desventura, y esperan todavía que sus propios cronistas les hagan justicia, si acaso sus calvarios asentar en el papel alguien pudiere.

Este libro pudo haber sido un curioso y pretendidamente sesudo libro de historia, mas en Potosí historia y fantasía vino a ser lo mismo. Todo cuanto ocurrió fue sueño o pesadilla. El sortilegio, las creencias o las leyendas se crearon allá para que sus habitantes pudieran escapar de lo real y sentirse humanos.Pude haber hecho una novela de magia y espadachines, o una saga, o entretenida crónica viajera, y el resultado sería el mismo: todo se nos haría estrecho cauce para hacer discurrir cuanto Echarren y los suyos vieron, oyeron y sintieron en el viaje hacia aquel eslabón gigante de plata, que unía el cielo y el infierno.

En resumidas cuentas, y por excusar palabras, diré que todo el libro —salvo leves licencias, meros cordeles para agavillar datos— es rigurosamente cierto, o como cierto fue asentado por cronistas o escribanos con más o menos hipérbole. Cuando no acaeció exactamente tal y como yo lo cuento, lo fue de muy parecida manera. O bien pudo serlo, en ese talego de locuras humanas. Para utilidad de curiosos he indicado las fuentes de donde manan muchas citas y acaecimientos, y lo he hecho con ánimo de sembrar algún interés que sea luego estribo de mejores estudios y plumas. Doy fe que cualquiera que se acerque al Cerro Rico de Potosí por alguna de sus múltiples veredas, y escarbe en las vetas de la memoria o de los archivos, se maravillará como todos los Juan de Echarren que allí fueron y seguimos yendo.

Por último, creo que el ilustrado lector y más avispada lectora echarán de ver alguna brizna de parcialidad en mi pluma. No la niego, que por algo la pluma es la lengua del alma. Hubiera sido demasiado pretensioso querer ser el único testigo de aquellas guerras que anduviera solitario, como el ermitaño de la calavera, sin pasiones ni banderíos. ‘El amor por la madre patria —dijéronle a Juan ahora hace cuatro siglos— es como el fuego, que donde está no se puede ocultar’. Y yo, después de haber andado tanto tiempo por el empedrado potosino, acuadrillado con Juan, embozado con Martín, trabajando con Aguirre, paseándome con los demás por el barrio bascongado, aprendí el porqué del proverbio ‘Antes el paisano que Dios’.

Dícese, querido lector y muy respetada lectora, que Dios nos libre de libro malo, mas siempre nos queda el consuelo de saber que no hay ninguno que no tenga una pizca de provecho. Yo lo quise hacer ameno y deleitable, tal y como lo fuera mi personaje. Si así lo fuere, dale a Echarren y a esta grande historia el mérito y los parabienes. En Tafalla, a quince días de mayo de mil novecientos noventa y seis.N.deR.- Este texto está redactado según las reglas del castellano antiguo.


sábado, 25 de julio de 2015

Maestro escribe acerca de su padre en la guerra del 32

Jesús Lijerón Mariscal tenía 26 años cuando dejó sus tareas de agricultor y ganadero en su Postrervalle nativo para partir a la Guerra del Chaco, a pocos meses del fin de la conflagración que enfrentó a Bolivia y a Paraguay, entre 1932 y 1935.

Solo estuvo cinco meses en batalla porque fue tomado prisionero por los soldados paraguayos en Capirenda, el 12 de enero de 1935, siendo trasladado a los campos de concentración de Asunción, donde estuvo cautivo 17 meses.

Las memorias de su aventura en la contienda, en el cuartel Zabala Cué y en la campiña asuncena, fueron recopiladas por su hijo mayor, Hibers Lijerón Coronado (77), que las plasmó en un libro que incluye fotos, el cual fue entregado el miércoles al museo histórico militar Héroes de la Guerra del Chaco, al igual que la libreta de desmovilización y otros documentos.

Anécdotas como soldado
Un hecho que nunca olvidó Jesús Lijerón fue cuando formando parte de una escuadra al mando de un oficial hallaron dormido a un soldado enemigo, de unos 17 años. El comandante se acercó para despertarlo, sin intención de matarlo, pero el joven despertó y le clavó su cuchillo en un ojo, dejándolo herido.

Esta reacción del paraguayo fue letal porque fue aniquilado por la cuadrilla boliviana. El oficial se recuperó, pero perdió el ojo. También recordaba el clima del Chaco, con temperaturas altas, poca agua y mucho polvo, por lo que la sed y el hambre siempre estaban presentes.

Sin embargo, lo que más recordaba Jesús Lijerón era su etapa de prisionero en la capital guaraní, pues fue observado por los cuidantes, que advirtieron su destreza para las tareas del cuidado de animales, en especial de vacas y caballos, por lo que un ministro, llamado Justo Machine, lo llevó para que trabaje en la granja de su suegro, el embajador de Suiza, de nombre Godofredo Felldmann.

Las tareas que desempeñó con destreza fueron las de la ordeña de vacas y el amansado de caballos, lo cual despertó la consideración de la familia, que lo acogió en sus largos meses de cautiverio.

Aportes al museo
Al conocer de la existencia de un museo temático de la Guerra del Chaco, Hibers Lijerón no dudó en donar los documentos originales de su padre y entregar varias copias del libro de los relatos de su participación en la contienda.

El director del museo, Carlos Linares, pidió a todos los descendientes de los excombatientes que imiten esta iniciativa de Lijerón para que la muestra se haga más rica.

Precisamente hace unas semanas Rafael Roca Peinado, hijo del benemérito Armando Roca Arredondo, hizo entrega de una foto de su progenitor y de los certificados que acreditan una medalla de guerra y su ascenso de grado

Poca gente celebró el Día de la Bandera

La creación de la bandera cruceña, hace 151 años, por el entonces prefecto Tristán Roca, se conmemoró con poco entusiasmo, pues a pesar de que la Gobernación y el Comité pro Santa Cruz instaran a la población a lucir este símbolo cruceño en las fachadas de sus inmuebles, poca gente cumplió. No obstante, en los colegios, sobre todo de los niveles inicial y primaria, se llevaron a cabo algunos actos para celebrar la fecha.

El acto oficial de conmemoración tuvo lugar en el patio del Comité pro Santa Cruz. Asistieron autoridades y líderes regionales, así como alumnos de los colegios Isabel Saavedra y Soria School.

En la ocasión, el líder cívico, Róger Montenegro dijo que así como el himno y el escudo cruceño, la bandera es un emblema que nos debe guiar siempre como en el proceso de la lucha autonómica.

El 24 de julio de 1864, mediante decreto prefectural, Tristán Roca creó la bandera cruceña constituida por tres franjas horizontales del mismo ancho; verdes la superior e inferior y blanca la del centro.

Significado
El verde representa el vigor de su gente y el verdor de los llanos, valles y selvas de Santa Cruz. El blanco, la limpieza y pureza del alma cruceña, su nobleza, hidalguía, honradez, patriotismo y franqueza

La benemérita Villa Montes y la historia detrás de sus edificios



Tomás Rivero, pescador por tradición y habitante de la ciudad benemérita de Villa Montes es un enamorado de su tierra, él nos cuenta que aunque por las tardes el sol quema y el viento llena de arena los ojos, él está muy orgulloso de pertenecer a esta región.

“Tierra de hombres fuertes”, señala con evidente orgullo chaqueño.
Son las nueve de la mañana y el sol cae a plomo sobre la arena, el Pilcomayo potente y gris corre tranquilo a lado del puente Ustarez junto al cual vive Tomás. Él ha aprovechado la belleza de este paisaje para poner un restaurant de venta de pescado, frito y a la parrilla. Por el lleno total se nota que le va muy bien.
Sentado en una silla nos cuenta que fue testigo de todo lo sucedido con su ciudad, desde lo ocurrido con el río Pilcomayo hasta los proyectos que llevan años postergados; empero destaca la gran belleza de la región y su historia invaluable.
Añade que está tan orgulloso de Villa Montes que ha representado a su ciudad en varios torneos de ciclismo. “A mis 13 años mi padre me mandó a comprar carne en la bicicleta de mi hermano y en una ocasión para el Día del Niño me animan a participar, corro y gano. En ese tiempo estaba en auge la fábrica de aceite y me dan premio en aceite”, relata emocionado.
Agrega que entre los años 80 y 90 comenzó a participar en eventos regionales, departamentales y nacionales, en los cuales consiguió ocho títulos a nivel nacional, llevando en alto el nombre de Villa Montes y también de Tarija.
“Todo fue gracias al pescado, ya que desde que nací me alimenté de eso. Por eso cuando hablan del Pilcomayo me pongo triste”, señala con voz apagada; sin embargo el hablar de la belleza de su ciudad y de su historia lo reanima y nos cuenta algunos detalles de la benemérita Villa Montes.

Una ciudad histórica
Villa Montes pertenece a la región del Chaco, es un municipio ubicado en la tierra chapaca, sus principales actividades económicas son la ganadería y la pesca. A esto se añade que en los últimos años las empresas petroleras se han instalado en la zona.
De acuerdo a datos históricos y según apuntes de Tomás, la ciudad fue fundada el 27 de diciembre de 1905. Durante los dos primeros años de la guerra del Chaco (1932-35) fue un centro importante en la línea logística boliviana por sus depósitos, talleres y hospitales de campaña.
Por todo el rol que cumplió durante la guerra, la región es también conocida por el denominativo de “Ciudad Benemérita” de Bolivia.
Entre tantos sucesos históricos, uno de los hechos que queda en la memoria es el llamado “Corralito de Villa Montes”, hito que sucedió el 23 de noviembre de 1934, cuando el Presidente de la entonces República de Bolivia, Daniel Salamanca Urey visitó esta población para destituir al general Peñaranda por su fracaso en El Carmen.
Unidades del ejército bajo su mando, ejecutaron un golpe de estado y lo sustituyeron por el vicepresidente José Luis Tejada Sorzano.
Pero más allá de la historia- y como lo dice Tomás- uno de los lugares icónicos para el turismo en el poblado es sin duda el río Pilcomayo que atraviesa la microregión de noroeste a sur en una longitud de 260 kilómetros. Del mismo se aprovechan las diferentes especies como el sábalo, dorado, surubí, dentón y otros muy cotizados.
En época de pesca éste da sustento económico a la zona. Sin embargo, la última problemática ha puesto en duda esta actividad comercial. “Hasta ahora no han hecho nada para resolver la problemática, el río sigue igual y las máquinas anfibias que eran para remover el sedimento están abriendo alcantarillas”, dice Tomás muy molesto.

El puente Ferroviario
Continuando con el recorrido se observa que sobre el Pilcomayo se levanta fuerte una legendaria construcción de hierro. Según recuerdan los pobladores de Villa Montes ésta estuvo a cargo de la Comisión Mixta Argentino - Boliviana en el año 1942, la misma constituye toda una reliquia para la región. Se trata del puente Ferroviario, cuya longitud es de 570 metros.
La vieja construcción data del año 1940 y ahora se constituye en un sector de tráfico peatonal, vehicular y ferroviario, que une la ruta troncal Yacuiba - Camiri - Santa Cruz de la Sierra.

Plaza cívica Bernardino Bilbao Rioja
Pero ya en la ciudad histórica y como fiel testimonio de las heroicas hazañas de los soldados que combatieron en la Guerra del Chaco, se encuentra la plaza cívica Bernardino Bilbao Rioja, ubicada en la avenida Héroes del Chaco. De acuerdo a Tomás ésta fue construida como Testimonio al Tratado de paz entre Bolivia y Paraguay, e inaugurada el 20 de junio de 1998, en homenaje a los Cese de Hostilidades de la Guerra del Chaco.

El Corralito de Villa Montes
Otro espacio histórico lo conforma una construcción singular que data de antes de la Guerra del Chaco, puesto que en ella funcionaba la gerencia de la casa Staud y Cia. de Berlín. En la actualidad sirve como dependencias de la Intendencia Municipal.
De acuerdo a Tomás su valor histórico radica en haber constituido el lugar donde se tomó prisionero y se le privó de mandato al entonces Presidente de la República Daniel Salamanca.

Iglesia San Francisco Solano
Caminando por las calles nos encontramos con Rosaura Castillo, otra orgullosa villamontina, quien se anima a contarnos algunos otros detalles de la ciudad. Así llegamos a la iglesia San Francisco Solano.
Relata Rosaura – y lo corrobora la historia- que concluida la Guerra del Chaco, la Iglesia Católica y el Estado Boliviano iniciaron la reconstrucción de Villa Montes, teniendo como principal objetivo la construcción de esta Parroquia.
De esto tomó activa participación el Padre Octavio Bellini y de manea posterior el Padre Juan Scanerini con apoyo de los efectivos militares acantonados en la región.
Las Campanas llamadas votivas fueron fundidas con 20 toneladas de chalas y cartuchos recogidos de las trincheras del Chaco y fundidas en Buenos Aires. La mayor pesa 519 kilogramos y lleva la inscripción a “A los caídos del Chaco”, la segunda pesa 387 kilogramos y la tercera 247 kilogramos. Se trata de una construcción de piedra inaugurada el 24 de Julio de 1949.

Monumento al Soldado
Desconocido
Continuando por la principal avenida vemos una singular edificación, se trata del Monumento al Soldado Desconocido. Éste fue ejecutado por el mayor Emilio Lujan por encargo del Rotary club de Villa Montes.
Rosaura y Tomás coinciden en que la particularidad histórica de este monumento, es el hecho de que en su base o pedestal, reposan restos óseos de los soldados caídos en acción de Guerra. La figura del soldado desconocido fue fundida con Vainas de Cañón y de Fusiles Mauser utilizados en la contienda bélica del Chaco.

Museo histórico militar
de la Guerra del Chaco
Pero aún hay más, pues imponente se levanta el Museo Histórico de la Guerra del Chaco, la importancia que presenta esta construcción histórica radica en el hecho de que fue Sede del Comando del Ejército en Campaña durante la guerra. Años más tarde se constituyó en Sede de la Casa de Gobierno Delegacional.
Este Museo alberga gran cantidad de trofeos de guerra, fotografías, maquetas ilustrativas del desarrollo de algunos combates; teniendo como objetivo fundamental, el de mantener latente el fervor cívico patriótico en las nuevas generaciones.

Modernos edificios
Pero el recorrido no termina ahí, Villa Montes tiene muchos otros lugares por visitar en la ciudad. Así Rosaura nos lleva a la plaza San Francisco Solano, construida en homenaje al patrono del mismo nombre. También visitamos la plaza central llamada 24 de julio, el teatro municipal, el monumento “El Pescadito” y el mercado Central, entre otros.
La plaza central lleva ese nombre en honor al 24 de Julio de 1860, cuando se fundó la Misión de San Francisco Solano por el Reverendo Alejandro Corrado a orillas del Río Pilcomayo. El objetivo era convertir a los originarios que vivían de la pesca a la religión Católica, constituyéndose en un eslabón más de la cadena de Misiones Franciscanas a lo largo y ancho del Chaco Boreal.
Años más tarde, el 27 de diciembre de 1905, el Gobierno de Ismael Montes dispuso mediante Decreto Supremo, el establecimiento de un Centro Civil Administrativo donde residan las Autoridades Políticas y Judiciales, determinando que las Misiones de San Francisco Solano y San Antonio de Padua, pasen a depender de los Poderes del Estado bajo la denominación de Villa Montes.
Sin duda la benemérita Villa Montes es un tesoro para los turistas, pues tiene mucha historia que contar a través de sus construcciones.

más lugares históricos en las calles de la ciudad

La Ciudad Benemérita

- Lleva el honroso título de “Ciudad Benemérita” ya que en junio de 1935 fue eje principal del sistema defensivo boliviano, en procura de evitar que la zona de Tarija cayera en poder del Ejército Paraguayo.
- En 1934, el gobierno decretó una movilización general, lo que permitió en diciembre de ese año constituir el Tercer Ejército.
- El ingreso de las tropas paraguayas en las estribaciones andinas fue cortado por 36 regimientos. Villa Montes se volvió prácticamente inexpugnable.
- El ataque paraguayo tuvo lugar el 13 de febrero de 1935, en medio de una profunda desazón en toda Bolivia; la guerra ya no estaba en la inmensidad del Chaco sino a los pies de la cordillera del Aguaragüe, en plena cordillera de los Andes.
- La férrea resistencia en torno a las trincheras montadas alrededor de la ciudad impidieron el avance paraguayo. En recordación del heroísmo en su defensa, Villa Montes recibió el honor de ser considerada “Ciudad Benemérita”.

Un legado de la campaña del Chaco El "árbol de la paz"

Uno de los lugares históricos pero poco visitados por estar en los predios de la Tercera División de Ejército, es el denominado "árbol de la paz", lugar donde se firmó el Cese de Hostilidades de la "Guerra del Chaco" el 14 de junio de 1935, entre los jefes militares de Bolivia y Paraguay. Aunque algunos historiadores consideran que no fue este lugar donde ocurrió aquel hecho.

Este árbol cuya edad supera los 100 años es de especie Algarrobo y se encuentra al centro de la cabaña "La Trinchera", ubicada en la Avenida Cívica de la ciudad de Villa Montes del departamento de Tarija.

Luego de ingresar a dicho lugar, en el sector derecho se muestran dos gigantografías. La primera con la fotografía de aquel acontecimiento y la segunda, la descripción del hecho histórico que textualmente indica:

"Bajo la sombra de este algarrobo, el general Enrique Peñaranda recibe a los cinco representantes de los países vecinos que conformaron la comisión de neutrales para el armisticio de 1935, asimismo en este lugar se dieron un abrazo de paz y amistad los dos comandos del Ejército en campaña como son, el general José Félix Estigarribia (del Paraguay) y el general Enrique Peñaranda (de Bolivia), bajo la atenta mirada del general Martínez Pita (Argentina) y el general Fuentes (Chile)".

HISTORIADOR

Para el historiador Maurice Cazorla Murillo después de declararse el Cese de Hostilidades el 14 de junio de 1935 se firmó un acuerdo de paz entre los generales en campaña.

"En ese momento el general Enrique Peñaranda y el general José Félix Estigarribia del Paraguay. Ellos fueron los que suscribieron el acuerdo y a partir de eso se fijaron las siguientes acciones que los límites de ambos países. Para 1938 se fijó el primer tratado de límites, después de la Guerra del Chaco", afirmó.

Este hecho histórico estará reflejado por siempre en este pequeño segmento para conocer el final de una de las guerras más épicas del planeta Tierra.

viernes, 24 de julio de 2015

Recuerdan Día de la Bandera cruceña

Hoy, 24 de julio, la bandera cruceña cumple 151 años de su creación. La Gobernación de Santa Cruz invitó a que la población embandere sus hogares.

“Invitamos a la población a reconocer la bandera que ha sido testigo de luchas cívicas y que ha estado presente en nuestras reivindicaciones”, dijo Paola Parada, secretaria de Desarrollo Humano de la Gobernación de Santa Cruz.

Los cruceños están invitados, hoy, a colocar la ‘verde, blanco, verde’ en el lugar más visible de sus domicilios para rendir homenaje a la enseña departamental en los 151 años de creación del emblema. Las autoridades del departamento realizarán un acto cívico en la plaza 24 de Septiembre.

“Instigamos a la población a reconocer la bandera que ha sido testigo de luchas cívicas y que ha estado presente en nuestras reivindicaciones”, dijo Paola Parada, secretaria de Desarrollo Humano de la Gobernación de Santa Cruz.

El Gobierno Departamental, mediante un decreto, según Parada, ha pedido a las instituciones públicas y privadas, además de los establecimientos educativos, embanderar los edificios.

A las 7.30 de hoy, las principales autoridades del departamento participarán de un acto cívico en la plaza 24 de Septiembre en homenaje a la bandera cruceña que fue creada un 24 de julio de 1854 por el entonces prefecto Tristán Roca Suárez. (El Deber Digital)

martes, 21 de julio de 2015

El sino de Gualberto Villarroel

La ciudad de La Paz no se imaginaba que desde el 18 de julio de 1945 viviría una serie de acontecimientos luctuosos que desembocaría en el asesinato y colgamiento del presidente Gualberto Villarroel.

A partir del 18 de julio las manifestaciones antigubernamentales comenzaron a multiplicarse, se había decretado huelga general de trabajadores del magisterio a la que se incorporaron los estudiantes universitarios y de secundaria, también fue sitiada la Universidad a causa de que –según el gobierno– desde sus ventanas los universitarios disparaban con armas de fuego. Al día siguiente, la ciudad amaneció fría, porque había caído una fuerte nevada, en apariencia la ciudad parecía tranquila, pero, de una manifestación que pasó ante el Palacio de Gobierno, desde cuyo balcón principal, el Tte. Cnl. José Celestino Pinto y otros ministros saludaban a los opositores, salió un disparo de revólver que hirió el muslo del presunto sucesor de Villarroel. Alguien dijo que fue una bala perdida.

Entre el 20 y 21 de julio se produjeron enfrentamientos en las calles entre los opositores y los aparatos represivos del gobierno de Villarroel. Ante la gravedad del momento el Presidente intentó amainar la furia del pueblo excluyendo de su gabinete a los ministros “movimientistas” (Paz Estenssoro, Monroy Block, Zuazo Cuenca, Zarco Kramer) reemplazándo-los con militares. El domingo 21 en el Palacio y en horas de la mañana, sólo estaban el Presidente, dos o tres ministros, el jefe de la Casa Militar y el capitán Ronald Monje Roca, además del edecán Waldo Ballivián y el secretario privado Luis Uría. Los demás personajes que habían acompañado al Presidente, se habían dado modos de huir. Mientras tanto el pueblo comenzaba a salir a las calles en un levantamiento sin precedentes. Va-rias unidades militares que se hallaban en la ciudad de La Paz, se habían decla-rado abiertamente del lado de los insurrectos. Esa mañana bajó de la Base Aérea de El Alto, una delegación de oficiales pilotos, que pidieron al Presidente que abandonase el Palacio escoltado por ellos, hasta la Base.

“Que me maten”, respondió Villarroel, negándose a abandonar el recinto presi-dencial.

Al llegar el mediodía, el Presidente redactó su renuncia, la firmó y la entregó al general Dámaso Arenas, Comandante del Ejército. La multitud que no sabía de la renuncia comenzó el ataque al Palacio de Gobierno, eran hordas incontenibles que habían asaltado la Alcaldía y la Poli-cía de Seguridad de donde se proveye-ron de armas, luego la gente avanzó por la calle Colombia hasta la Plaza de San Pedro. En el trayecto fue victimado y colgado de un farol el mayor Max Toledo, Jefe de Tránsito. En tanto los cuarteles del “Lanza” y el “Loa”, cuyas guarnicio-nes habían capitulado. Luego la enar-decida multitud, resuelta, se dirigió hacia la Plaza Murillo, no había nadie que les anoticiara de la renuncia del Presidente.

En tanto que la guardia presidencial, después de disparar unas ráfagas de ametralladora, dejó de hacerlo por órde-nes de Villarroel.

Precedida por un tanque que abrió las puertas de acceso al amplio salón del Palacio, la multitud hizo su ingreso sin obstáculos y sedienta de sangre. Duran-te el ataque al Palacio, el Gral. Maximi-liano Ortíz cayó herido de muerte cuan-do avanzaba en calidad de parlamen- tario. Los cabecillas de la revuelta popu-lar encontraron a Villarroel en la oficina de Eficiencia Administrativa y allí fue victimado de un certero disparo en la cabeza. Luego fue arrastrado su cuerpo, todavía caliente, y arrojado por una ven-tana del edificio, que da a la calle Aya-cucho. Con el disparo y la caída el cuer-po estaba hecho jirones, aún en este estado fue reconocido por la multitud ebria de sangre, y fue arrastrado nueva-mente hasta el Palacio, donde lo colga-ron de un poste de luz situado precisa-mente al frente del edificio guberna- mental. Luego procedieron de igual forma con el edecán Waldo Ballivián y con el cuerpo del secretario Luis Uría de la Oliva.

En las proximidades de la misma plaza fue capturado el periodista Roberto Hi-nojosa, Director de Prensa del régimen, que fue herido y en tal estado arrastrado hasta otro farol y colgado.

Así de esta manera trágica terminó el régimen de la revolución, la vida del hombre que decía ser “más amigo de los pobres que de los ricos”. Gualberto Villa-rroel militar de profesión, había nacido el 15 de diciembre de 1908 en Villa Ribero, Cochabamba. Llegó a la presidencia de Bolivia a los 35 años de edad mediante un golpe de estado que derrocó a Pe- ñaranda.

Consolidada la revolución del 21 de julio de 1946, se organizó la Junta Provisional de Gobierno precedida por Tomás Monje Gutiérrez, Presidente de la Corte Superior de Justicia del Distrito Judicial de La Paz.

El gobierno de Villarroel aprobó leyes sociales favo-rables a la clase trabajado-ra. Comenzó la construc-ción de la primera refinería de petróleo, intervino mediante las instancias co-rrespondientes las exportaciones mineras. En 1944 se creó la Federación de Mi-neros y se llevó a cabo el Primer Congreso Indígena en el cual decreto la aboli-ción del pongueaje.

Villarroel ha sido consagrado como el “Presidente Mártir”, su memoria es ve-nerada por las clases popu-lares. Se dice que teniendo oportunidad de escapar du-rante la toma del Palacio, no lo hizo en aras del honor y la dignidad de un gober-nante.

CONVERSATORIO Debatirán sobre Las Revoluciones de 1809

En ocasión del programa de las Fiestas Julias 2015, la Secretaria Municipal de Culturas organiza el akhulli-conversatorio denominado: "Las revoluciones patrióticas de 1809: 25 de mayo en Chuquisaca y 16 de julio en La Paz", con la participación de los historiadores chuquisaqueños Felipe Medina y Benjamín Torres y los paceños Ramiro Fernández y Roberto Choque.

El encuentro, un espacio para compartir una reflexión y propiciar el diálogo, se realizará el próximo jueves 23, a las 16.00 en el auditorio Nicolás Fernández Naranjo de la Biblioteca Municipal Andrés de Santa Cruz (plaza del Estudiante).



LAS REVOLUCIONES. Según los organizadores, hace 206 años, en la Audiencia de Charcas, se gestaron los primeros movimientos de emancipación contra el imperio español, que entonces subyugaba los destinos de los territorios americanos.

En 1809, el 25 de mayo en La Plata (Chuquisaca) y el 16 de julio en La Paz, los patriotas se rebelaron y apresaron a las autoridades designadas por la Corona Española –que en esos momentos atravesaban por crisis político administrativas a raíz de la invasión napoleónica– para replantear la situación jurídica de las regiones colonizadas.

A mediados del mes de octubre de 1809, José Manuel de Goyeneche, fue enviado por las cortes de España para manifestar la integridad del poder peninsular. La rebelión de La Paz fue sofocada por las tropas realistas. De ahí en más los líderes de la Junta Tuitiva serán sometidos a un juicio que terminaría con sus vidas, bajo la pena de la horca, ejecutados el 29 de enero de 1810.

La historia oficial con sus héroes y la memoria oral con sus gentes, convergerán bajo el lente de los intelectuales invitados, quienes debatirán sobre los protagonistas.

viernes, 17 de julio de 2015

El terrorismo que preparó el golpe de García Meza



Primero fue el atentado al semanario Aquí, luego el asesinato del sacerdote jesuita Luis Espinal, el atentado contra el avión en el que iban dirigentes de la Unidad Democrática Popular (UDP), después el atentado a Hernán Siles Zuazo y el golpe de Estado llegó…

1980 fue un mal año para el país. Su primer semestre comenzó con una escalada de terrorismo militar operada por Luis Arce Gómez y Klaus Barbie (Altmann).

Esa ola solo sería el principio de más violencia que desembocó en el 17 de julio, hace 35 años, cuando Luis García Meza tomó el poder por la fuerza.

Los partidos políticos estaban en campaña electoral para las elecciones generales del 29 de junio de ese año. Sin embargo, la UDP había ganado consecutivamente los comicios de 1978, 1979. Saldría victorioso también en las elecciones para las que se hacía campaña durante los meses del terror que antecedieron al golpe del 17 de julio de 1980. Tras ganar la UDP, Siles Zuazo debía ser investido el 6 de agosto de ese mismo año.

La izquierda boliviana, si bien no toda, daba un giro: de ser enemiga de la democracia al preconizar la lucha armada que lleve a la dictadura del proletariado y al socialismo, para luego llegar al comunismo, formó una alianza amplia que quería jugar bajo las reglas de la democracia. Ese pacto se llamó UDP. El Partido Socialista 1 (PS-1), que no estuvo en esa alianza, también adoptaba, como suyas, las banderas de la democracia.

Aunque la UDP ganó dos elecciones consecutivas, Jaime Paz Zamora, quien entonces fue vicepresidente electo por la UDP, considera 35 años después que el golpismo no quería irse. Cuando no había un golpe militar, los “operadores civiles del golpismo” empantanaban la elección en el Congreso para evitar que un frente de izquierda llegase al poder. Se elegía entonces como presidentes, incluso, a personas que no habían candidateado. Así, llegaron a la primera magistratura Wálter Guevara Arce antes de Lydia Gueiler, la primera mujer en gobernar el país. Ella estaba al mando en 1980.

“Se estaba haciendo una revolución al instaurar la democracia, pero el golpismo civil-militar no quería irse. Los partidos tradicionales, como el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) y ADN (Acción Democrática Nacionalista), eran parte de eso”, juzga ahora Paz Zamora.

El terror comenzó el 7 de febrero con el atentado con explosivos al semanario Aquí, dirigido por Luis Espinal. Sin embargo, el hecho que despertó los peores temores de los ciudadanos fue, precisamente, el asesinato de Espinal, brutalmente torturado y muerto por el impacto de más de diez balas. Si había gente que era capaz de asesinar de esa forma a un sacerdote, solamente podía esperarse lo peor. Eso ocurrió el 22 de marzo.

Los meses siguientes pasaron en medio de actos de intimidación. Por ejemplo, la casa del jurista Aníbal Aguilar fue dinamitada, de quien se dice que conoció horas antes la identidad de los asesinos de Espinal, según el libro Lucho Espinal, testigo de nuestra América, de la Asamblea Permanente de DDHH.

La campaña de los partidos siguió a pesar del terror. “El golpe fue el último recurso para parar a la UDP. Hay una ola de violencia, el golpe no cae como paracaidista”, puntualizó Paz Zamora.

El 2 de junio, a menos de un mes de los comicios y pocas horas después de que el domicilio de Paz Zamora fuera dinamitado, tres dirigentes de la UDP abordaron un avión que luego se desplomó. “Por milagro no subió Siles. El atentado era para Siles y para mí, y resultó que Siles no subió y yo soy el único que sobrevivo”, cuenta Paz Zamora. Hernán Siles Zuazo canceló el viaje por motivos de salud y la casualidad salvó su vida. La aeronave cayó cerca de Laja.

Murieron Jorge Álvarez Plata, Enrique Barragán y Jorge Sattori, además del piloto y un periodista.

“Yo salí al exterior (Washington, EEUU) para que me atiendan porque estaba muy quemado. Pero el 27 de junio era el cierre de campaña de la UDP en San Francisco. Un acto multitudinario. Mandé un mensaje grabado”, relata.

Como era costumbre —narra el expresidente— se bajó de San Francisco hacia El Prado en marcha por la Mariscal Santa Cruz. Del edificio Petrolero lanzaron tres granadas a Siles. Los terroristas terminaron con la vida de tres personas (dos de ellas, niños) más varios heridos, pero el aspirante presidencial sobrevivió.

El 29 de junio se llevaron a cabo las elecciones y la UDP ganó. “Ante el fracaso de asesinar, y vino el golpe el 17 de julio. Lo da el sector militar que se puso contra (Hugo) Banzer cuando éste llamó a elecciones en 1977”, relata.

La sentencia del juicio de responsabilidades no culpó a García Meza por estos delitos; no se logró probar que tuviese participación. Pero para las víctimas de la violencia militar, la violencia previa se produjo por los militares que llegaron al poder en 1980. Meza, condenado a 30 años de cárcel, asegura que es inocente de estos actos.

Condenado por hechos de violencia

Pena

Luis García Meza y Luis Arce Gómez fueron sentenciados a la pena máxima (30 años de cárcel sin derecho a indulto).

Genocidio

Se probó que ambos fueron autores intelectuales de la masacre de la Harrington.

Quiroga

También se los sindicó del asesinato y desaparición de Marcelo Quiroga, cuyos restos no han sido hallados y aún resta cooperación.

A 35 años del asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz

En la mañana del 17 de julio de 1980, el golpe de Estado contra la presidenta Lidia Gueiler Tejada era un hecho. Se planificó desde hace meses por la cúpula militar, que contó con la ayuda financiera del narcotráfico.

El movimiento armado comenzó en el oriente del país. Trinidad estaba ocupada por tropas militares, y en Santa Cruz y Cochabamba se reportaban movimientos de las diversas guarniciones.

El alzamiento estaba comandado por el general Luis García Meza y el coronel Luis Arce Gómez.

Mientras los militares se desplegaban, muy temprano Marcelo Quiroga Santa Cruz, que había obtenido el cuarto lugar en las elecciones presidenciales de junio de ese año con el Partido Socialista 1 (PS-1), llegó apresurado a la reunión de emergencia del Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), que se reunió en la sede de la Central Obrera Boliviana (COB).

Ahí estaban Wálter Vásquez Michel, Carlos Flores, Simón Reyes de la FSTMB, Óscar Sanjinés de la COB, el padre José Tumiri de la Asamblea de Derechos Humanos.

“Cuando se terminó la reunión, todos salieron al corredor. Yo era la primera vez que venía a la COB, como a La Paz. Entonces empezaron a oírse unos tiros, muchos. Nosotros nos tiramos al suelo y nos recogimos en otra pieza”, refiere un testigo presencial en una declaración que obtuvo el periódico español El País, publicado el 3 de agosto de 1980.

Atemorizado por las ráfagas, el padre Tumiri se levantó y pidió en nombre de la Iglesia que cesen los disparos, que nadie tenía armas y que todos se entregarían.

Bajando las gradas “aparecí al lado de Marcelo. Un militar le tocó el hombro y levantando su ametralladora pegó un tiro, después una ráfaga. Una de las balas de la ráfaga le pegó a Flores (Carlos)”, recuerda Wálter Vásquez Michel.

Quiroga Santa Cruz no murió de inmediato. Los emisarios, vestidos con pantalón oscuro y camisa blanca, lo remataron en el piso y desaparecieron su cuerpo.

El historiador Alexis Pérez menciona que “el escritor, exministro y político, que entonces se perfilaba como uno de los líderes de la izquierda boliviana, fue víctima de la agresividad del golpe militar”.

La estrategia armada fue planificada siete meses antes, para evitar que Hernán Siles Zuazo asumiera la presidencia de la República, en agosto de 1980.

Roberto Suárez Gómez, el “Rey de la Cocaína”, participó de estas jornadas. Así lo confirma su esposa Ayda Levy en su libro El rey de la cocaína. Mi vida con Roberto Suárez Gómez y el nacimiento del primer narco Estado, publicado en diciembre de 2012.

Suárez se reunió con el Alto Mando Militar y los líderes de los “partidos de centro y de derecha”. El operativo requería “nada menos que la friolera de cinco millones de dólares americanos”, señala Levy en el escrito.

“La asonada militar fue una de las más sangrientas, la más cruel de la historia nacional y vinculada a la cocaína”, comenta Pérez, también docente universitario.

“Todo el poder del Estado, respaldado por tanques y metralletas, teme a un muerto”, había señalado la esposa de Quiroga Santa Cruz, Cristina Trigo, quien falleció el 30 de diciembre de 2014, sin saber dónde están los restos del exlíder del PS-1.

Jaime Alcocer, dirigente fundador del PS-1, recuerda de Quiroga Santa Cruz su lucha contra las dictaduras desde la literatura. Refiere el poema “La sangre no tiene nombre”, que la escribió bajo el pseudónimo de Pedro Salzar.

“La sangre no tiene nombre, La sangre se llama Juan. La sangre no tiene nombre porque es una incógnita mientras se le va opacando su vida social, se le va postergando las verdades, entonces el pueblo sigue como pueblo, sigue siendo Juan”, recuerda Alcocer en entrevista con el programa “Tejiendo Bolivia”, en julio de 2014.

Quiroga Santa Cruz nació en Cochabamba (1931), escritor por sobre todo, se graduó en Derecho, fue diputado y ministro de Minas y Petróleo (1969), cargo desde el que promovió la nacionalización de compañías extranjeras.

El 17 de octubre de 1969, el Gobierno de Alfredo Ovando, vía decreto, determinó la nacionalización de las concesiones petrolíferas entregadas a la estadounidense Gulf Oil en favor del Estado.

Quiroga Santa Cruz, en una entrevista que le realizó Raúl Salmón de la Barra, director de Radio Nueva América, en junio de 1978, dijo que “cuando procedimos a la nacionalización del petróleo se levantaron críticas, muchas de ellas violentas. Se decía que era una medida imprudente que traería consecuencias económicas negativas a corto plazo”.

Sin embargo, “a partir de la nacionalización del petróleo, no solamente YPFB no necesita comprar petróleo a una empresa extranjera, sino que comienza a exportar una cantidad importante”, afirmó.

Marcelo Quiroga Santa Cruz
Exlíder y fundador del Partido Socialista 1 (PS-1)
“Señores, informales, durante 37 minutos y 15 segundos, hemos estado conversando con don Marcelo Quiroga Santa Cruz, propuesto a la presidencia de la República por su partido, el Partido Socialista”, dice Raúl Salmón de la Barra, director de Radio Nueva América, en la parte final de la entrevista que realizó, en junio de 1978, al líder del PS-1.
En esa conversación, el exministro de Minas y Petróleo, habló del escenario político de entonces, de las directrices del PS-1. También habló de su pasión, la escritura, y de su persistente crítica al exdictador Hugo Banzer Suárez. “Creo que no hay régimen de gobierno como el presidido por el general Banzer al que pueda criticársele más y con mayores fundamentos”, afirmó Quiroga Santa Cruz, en esa entrevista de la que reproducimos algunos acápites.
Raúl Salmón (RS): Sus enemigos políticos, ya que todos tenemos enemigos, juzgan que Marcelo Quiroga Santa Cruz es un burgués que juega al socialista. ¿Qué les respondería a quienes así opinan?
Marcelo Quiroga Santa Cruz (MQSC) Bien. Yo creo que esta es una pregunta que tiene un interés en particular y merece una explicación amplia. Sin duda, esta crítica como otras proviene del campo de la derecha y la derecha no suele ser muy coherente, ni siquiera en sus críticas. Si lo que le preocupa a la derecha es la supuesta inautenticidad de mis convicciones, si lo que la derecha sospecha es que en mí, en realidad hay un burgués, debería estar tranquila. Y la verdad es que está intranquila con mi actuación política y mis convicciones. A lo que ellos se refieren es a mi origen y, evidentemente, yo no he nacido en el seno de la clase trabajadora; no he tenido el privilegio de nacer en un hogar obrero. Pero a ellos debería recordarles que un socialista no lo es, precisamente, y con carácter excluyente por su origen de clase. No todo obrero por el hecho de ser obrero es un revolucionario. Yo soy un socialista no por mi origen de clase, sino a pesar de mi origen de clase. Lo soy por convicción.
Creo que no es reprochable el que alguien que hubiese nacido en un estrado social que no es el proletariado, la clase obrera, se hubiese consagrado a su servicio. Lo que me parece reprochable es, y de esto tenemos demasiados ejemplos en nuestro medio político, que aquellos que nacen en el seno de la clase trabajadora o en sectores populares o en sectores de la clase media de pequeños ingresos, de pocos ingresos, consagren su vida a ascender socialmente, a acumular fortuna, a traicionar los intereses de la clase de la que son originarios. Y de esto tenemos muchos ejemplos.
Y para terminar y refiriéndome a una palabra utilizada en esta crítica: “el juego al socialismo”. Si fuese un juego habría cuando menos que admitir que ha sido un juego muy costoso. Son demasiados años, catorce…
RS: ¿Ha habido muchos renunciamientos Marcelo? ¿Peligros?
MQSC: Bueno, podría recordar, no lo habría querido hacer, detesto las referencias de carácter personal, pero creo que no hay forma de represión política que no hubiese sufrido. Está, desde luego, la expulsión de la Cámara de Diputados; el secuestro en el palacio de Justicia con violación de ese recinto; dos atentados con bombas en mi domicilio; el del campo de concentración en Madidi; la muerte de mi padre, se me impidió asistir al entierro de mi padre; exilio; intento de asesinato, y no sé todavía lo que me depare el futuro, y le aseguro a todo aquel que piensa que soy un burgués que “juega al socialismo”, ¡no es un juego!
RS: Cuando usted en el gobierno, aquél paso aunque fugaz por el gobierno del general Ovando, ¿le deparó algún capital de satisfacciones como para compensar los desengaños que tuvo hasta entonces en su vida política?
MQSC: Sí, decididamente sí. Recordarán ustedes que durante ese gobierno el 17 de octubre de 1969, se aprueba un Decreto por el que se nacionaliza el petróleo. Esa es una medida, por ejemplo, que compensa con creces todo aquello que había relatado hacia un momento. Pero es hacer alusión a una medida de una importancia económica especial a la que, si usted quiere, podemos referirnos después.
Yo quisiera decir, por ejemplo, que hechos sencillos como luego del retorno a la patria después de 7 años de exilio, encontrarse nuevamente con los trabajadores, con los estudiantes, con la juventud intelectual de avanzada y comprobar que la palabra de uno es digna de crédito, también compensa y con creces de todo lo que he dicho.

Banzer gestó el golpe de 1980 para matar a Quiroga Santa Cruz




Hace 35 años, el 17 de julio de 1980, se registró uno de los golpes más cruentos de la historia de Bolivia, el que encabezó Luis García Meza y la Junta de Comandantes con el objetivo asesinar a Marcelo Quiroga Santa Cruz, líder del Partido Socialista (PS-1).

Quiroga Santa Cruz fue asesinado ese día luego de ser herido en el edificio de la Federación de Mineros donde se realizaba la reunión del Comité Nacional para la Democracia (CONADE) y posteriormente fue torturado y muerto en el Estado Mayor y los rumores siempre apuntaron a Hugo Banzer Suárez como al autor intelectual de esa muerte.
En una entrevista dada al periodista Eddy Andrade Valdez de la red ERBOL, el 18 de marzo de este año, el ex dictador Luis García Meza reconoció lo que fue un grito a voces durante mucho tiempo. “(Hugo Banzer) venía a llorarme a mi casa para que hagamos el golpe del 17 de julio, porque él es el que escogió la fecha. (Yo) no sabía nada, él hizo todo y él mató a Quiroga Santa Cruz”.
En 2002 el ex edecán de Banzer, Luis Azurduy, reveló una información que corrobora estos hechos ya que según su versión, los paramilitares que tomaron la COB y mataron a Marcelo Quiroga Santa Cruz eran el grupo de seguridad de Yolanda Prada de Bánzer
El motivo detrás de la necesidad de matar al líder socialista está en el hecho de que en 1980, Quiroga Santa Cruz inició un juicio de responsabilidades contra Hugo Banzer Suárez por sus actos durante siete años de gobierno dictatorial de 1971 a 1978, tanto por las violaciones a los derechos humanos, asesinatos y desapariciones, como por el endeudamiento y crisis económica en que sumió al país.
“El objetivo era matar a Marcelo Quiroga, fueron directo a matarlo”, sostiene Roberto Ruiz Bass Werner quien recuerda ese 17 de julio en el que él se enteró del golpe, siendo estudiante universitario en La Paz y miembro de Partido Socialista 1 (PS-1) de Marcelo Quiroga Santa Cruz. “Lo primero que hice fue ir a buscar a un primo universitario que estaba con un amigo troskista y les dije que guarden sus libros porque se dio el golpe y se rieron y no me creyeron”. Le dijeron que las condiciones no estaban dadas para un golpe de Estado.
“Estábamos a 50 metros del edificio cuando oímos un tiroteo y aparecieron las ambulancias, salieron paramilitares con acentos de gauchos y nos pusieron contra la pared y no nos dejaron avanzar. Cuando se fueron las ambulancias entramos y vimos el cuerpo de Carlos Flores y otro dirigente tirados, preguntamos por Marcelo Quiroga y nos dijeron que se lo habían llevado herido, arrastrándolo hacia las ambulancias con rumbo al Estado Mayor”.
Marcelo Quiroga no se esperaba el golpe, sostiene Jaime Paz Zamora, ex presidente de Bolivia, “porque cuando fue el de Natush Bush no se apareció y ese día sí fue a la reunión, él no creía que iba a haber golpe”.
Ese día fueron detenidos los dirigentes sindicales de las diferentes organizaciones de trabajadores de Bolivia, muchos de ellos fueron torturados y asesinados excepto Juan Lechín Oquendo, máximo dirigente de la COB quien recibió un trato diferente y luego fue liberado y enviado al exilio.
“No se porque pero a él lo soltaron”, recuerda Paz Zamora.
Mientras, la gente resistía en las calles y enfrentaba a los soldados que salían con los tanques en las calles, muchos morían ametrallados. “La gente de La Paz era muy valiente”, recuerda Teresa quien prefiere usar un nombre ficticio y quien vivió el golpe de estado en La Paz y cuyo esposo fue dirigente sindical, perseguido y exiliado político. “Decían que a los soldados los drogaban para que tuvieran el valor de disparar contra el pueblo”.
“Los rumores de golpe eran permanentes- recuerda Teresa-. Mi esposo tenía un amigo que lo estimaba mucho y era pariente de Arce Gómez, este amigo le advertía cada vez cuando se avecinaba un golpe de estado y mi marido se lo decía a Juan Lechín y a la dirigencia, que no se lo tomaban en serio pero la COB denunciaba entonces, a través de los medios de comunicación, la fecha en la que se iba a dar el golpe de estado y este se posponía”.
Por alguna razón, según Teresa, antes de ese golpe, este amigo no le advirtió a su esposo por lo que él no pudo dar la voz de alarma a los dirigentes de la COB. “Nosotros supusimos después, que este amigo no le dijo nada esta vez porque su pariente, Luis Arce Gómez, ya le había ofrecido algún cargo en el nuevo gobierno, porque luego del golpe supimos que estaba en un cargo. Pero era una buena persona y fue leal y nos ayudó a permanecer clandestinos luego del golpe para que no nos detuvieran antes de que saliéramos al exilio”.
Teresa recuerda los días posteriores al golpe de estado, cuando tuvo que abandonar su casa con sus cuatro hijos y buscar refugio para cada uno de ellos en diferentes lugares y también para ella, pero fundamentalmente para su esposo que se salvó de ser apresado en la reunión del CONADE por casualidad, debido a que salió de allí un momento para hacer un trámite antes de la pausa del medio día y cuando intentó volver se enteró del golpe y ya no volvió.
La clandestinidad y el exilio eran las únicas dos opciones de los militantes de izquierda de aquellos tiempos en los que se luchaba en contra del autoritarismo y por los ideales de una sociedad democrática y cuando Luis Arce Gómez que era el ministro del Interior les advirtió que debían andar con el testamento bajo el brazo.
“En esos tiempos éramos jóvenes de diferentes posturas ideológicas que confluíamos en las calles y nos rebelábamos contra la dictadura, pero el objetivo común era la lucha en contra de las violaciones a los derechos humanos de las dictaduras, primero de Hugo Banzer Suarez y luego de Luis García Meza”, explica Miguel Navajas quien fue activo militante del Movimiento de izquierda revolucionaria y posteriormente del Movimiento Bolivia Libre (MBL).
En la dictadura hubo al menos 500 muertos, 4000 detenidos y una cantidad indeterminada de desaparecidos.
Lo que asombra hoy, en la coyuntura política actual es que hubiera tanta gente dispuesta a arriesgar su vida por un ideal. “Nosotros discutíamos por nuestras diferencias ideológicas entre nosotros y no por pelearnos un cargo y eso debiera tener presente a juventud actual. Mi mejor época fue la de contribución junto a miles y miles de jóvenes para que este país fuera democrático”.
Navajas es la voz de los miles de personas que lucharon y murieron por la democracia y que hoy son anónimos y cuya postura es difícil de entender para las generaciones que no vivieron la dictadura en Bolivia.
“Nuestra postura tenía que ver mucho con la formación familiar y con el compromiso que se traduce en principios y la transformábamos en una ideología que es como nuestra fe, la cultivamos, la amamos, como tenemos fe en Dios hay que tener fe en construir un país mejor en el que no haya autoritarismos y todos tengamos derecho a disentir”
En 1981 se produjo también la llamada masacre de la calle Harrington, cuando fueron asesinados ocho miembros de la Dirección Nacional Clandestina del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). “Hoy se sabe quiénes mataron a Quiroga Santa Cruz y quiénes participaron en esta masacre y siguen libres, no se ha hecho justicia”, lamenta Miguel Navajas quien vivía en Tarija durante el golpe de Estado y permaneció en el país tres meses en la clandestinidad y tuvo que salir a Perú y posteriormente fue enviado a Suecia. “Desde allí-recuerda-seguimos apoyando a la resistencia con recursos que provenían de nuestros sueldos y en ello nos ayudaba la Iglesia que era la encargada de hacer llegar el dinero a los que correspondiera, que eran compañeros que se habían quedado resistiendo en el país y que pasaban necesidades”.
La caída del régimen
dictatorial
Al régimen dictatorial de Luis García Meza se lo recuerda como uno de los más cruentos por la cantidad de muertos y desaparecidos pero se lo vincula también con los innumerables actos de corrupción e incremento del narcotráfico en Bolivia.
La dictadura duró algo más de un año, hasta el 4 de agosto de 1981 cuando Luis García Meza fue obligado a renunciar por otra junta militar que debió iniciar la transición a la institución de un gobierno democrático.
Ese fue el último golpe de Estado que soportó Bolivia luego de una larga historia de sucesivos golpes de estado.



El triunfo de la UDP y el fracaso de la democracia pactada

Los antecedentes del golpe militar de Luis García Meza se remontan a la convocatoria a elecciones hecha por Hugo Banzer Suárez en medio de la crisis de su gobierno dictatorial y que tenía como objetivo ir hacia lo que se denominó democracia pactada, según explica el ex presidente Jaime Paz Zamora. “Ese era el proyecto inicial de Banzer que pensó en un gobierno de los civiles (partidos de derecha como MNR, ADN y Falange Socialista Boliviana) con los militares, como habían gobernado siempre”.
Ese plan se vino abajo por la aparición de la Unidad Democrática Popular cuyo líder, Hernán Siles Suazo, provenía de la división del MNR y logró aglutinar en torno a sí a la izquierda boliviana. Exceptuando el partido Socialista 1 (PS-1). Jaime Paz fue primero candidato a senador y posteriormente a vicepresidente.
La UDP ganó tres elecciones consecutivas con la corte electoral totalmente en contra. “Nosotros arrasábamos-explica- Paz Zamora, sacábamos más del 70% pero ellos no nos daban más que el 36%”, por este motivo se llevaba la elección al Congreso donde se empantanaba. Eso llevó a la designación del presidente del Senado, Walter Guevara Arce a la presidencia que duró muy poco pues el 1 noviembre de 1979 se produjo el fallido golpe de Natush Bush.
Como reacción se produjo un levantamiento popular encabezado por la Central Obrera Boliviana (COB) que generó a su vez una violenta represión generalizada, incluyendo la Masacre de Todos Santos, donde murieron más de 100 personas y se produjeron 30 desaparecidos. Dieciséis días después, la resistencia popular obligó a Natusch Busch a devolver el poder al Congreso que eligió a la Presidenta de la Cámara de Diputados, Lidia Gueiler, como Presidente interina de la República, hasta las elecciones del 29 de junio del año siguiente.
Pero la tensión política y social en Bolivia continuaba y era permanente, del 21 de marzo de 1980, el padre Luis Espinal fue detenido por paramilitares, torturado y asesinado. Su cuerpo fue hallado la tarde del día siguiente.
El 2 de junio, antes de las elecciones se realizó el atentado terrorista de derecha que hizo estallar en el aire el avión en el que debió estar Siles Suazo, quien salvó su vida al no subir al avión debido a su estado de salud después de sucesivas campañas electorales y el candidato a vicepresidente Jaime Paz Zamora quien si iba en el avión y sufrió serias quemaduras en la cabeza y las manos. En el atentado murieron importantes líderes de la Unidad Democrática y Popular (UDP).
La avioneta pertenecía a una compañía de taxis aéreos de propiedad de Luis Arce Gómez, quien asumió el Ministerio del Interior en el golpe de estado que se realizó un mes después y se encontraba directamente a cargo de las actividades clandestinas de represión e inteligencia.
Antes de la elecciones y durante el cierre de campaña, Hernán Siles Suazo sufrió otro atentado en El Prado donde le lanzan tres granadas pero no lo matan, en el hecho pierde la vida un niño y otras dos personas.
Contra lo esperado por los sectores golpistas, el ataque incrementó la popularidad de Siles y en las elecciones obtuvo el doble de los votos obtenidos el año anterior.
“Ellos tenían la Corte electoral en sus manos y no nos reconocían los votos que en realidad sacábamos sino mucho menos pero no podían ocultarlo todo así que igual ganábamos”, recuerda Paz Zamora.
Nuevamente se niegan a entregar el gobierno a Hernán Siles Suazo y designan a Lidia Gueiler Tejada presidenta y comienza a gestarse el golpe.

Oruro será sede del IV encuentro de historia de la Guerra del Chaco

El IV Encuentro Nacional de Historia de la Guerra del Chaco a efectuarse el 2016 tendrá como sede la ciudad de Oruro, situación definida por los organizadores en la ciudad de Villa Montes, donde terminó con éxito esta actividad que duró cinco días.

El coordinador general del encuentro, Julio Irahola Aguirre, manifestó al cierre de la actividad que se analizaron varios aspectos que tienen que ver principalmente por el tema económico y la accesibilidad, además de la disponibilidad de los expositores, ya que gran parte son de la ciudad de La Paz.

"Por el hecho de trasladar gente de La Paz a otros lugares nos encarecería mucho, por esta razón se tomó la decisión que el IV Encuentro Nacional de la Guerra del Chaco en el 2016 será Oruro. Lo que falta definir es la fecha exacta", manifestó.

Argumentó que lo ideal sería el 14 de junio cuando se conmemora el aniversario del Cese de Hostilidades de la Guerra del Chaco, sin embargo, en las unidades educativas como en las universidades están al cierre de las actividades del primer semestre. Tampoco se podría en las vacaciones de invierno porque estaría en riesgo el acontecimiento por la poca presencia de participantes. Por ese motivo, dijo que se buscará una fecha intermedia para realizar la actividad.

EVALUACIÓN

Para Irahola el encuentro fue calificado de "positivo" porque se tuvo participación de historiadores de distintas partes del país, Cochabamba, La Paz, Chuquisaca, Beni, Villa Montes, Santa Cruz y Oruro.

"Hemos tenido una gran delegación de Trinidad, tomando en cuenta que se trasladó desde el extremo Norte. La convivencia y el hecho del encuentro fue sumamente positivo. A nivel de las ponencias hemos encontrado temas nuevos, como la Batería Seleme, los blindados y otras temáticas nuevas que nos abren causes a nuevas investigaciones", aseguró.

También indicó que hubo un valor agregado en el encuentro, porque los jefes militares de la Tercera División de Ejército permitieron acceso a material e información inédita que los investigadores podrán compilar.

Por otro lado, destacó la visita a las trincheras del Tarairí, como a los lugares de avistamiento del enemigo, las zonas de control, las líneas defensivas, situadas en el municipio de Villa Montes.

"Esta mañana nos comentaban que habían encontrado restos de combatientes que tratarán de identificarlos. Pero este hecho de estar en contacto con ellos, a pesar que el calor no es el mismo, pero estamos sufriendo tal vez el mismo frío que sufrieron los excombatientes. El hecho de caminar en la selva y el hecho de visitar los museos con todos estos lugares, permiten una vivencia directa a nuestra generación de lo que ha sido la Guerra del Chaco", afirmó.

jueves, 16 de julio de 2015

Herencia de los ‘revolucionarios’ de 1809



El historiador aymara Roberto Choque Canqui en Situación social y económica de los revolucionarios del 16 de julio de 1809 en La Paz, publicado por la Alcaldía Municipal de La Paz en 2008, describe de manera interesante la estratificación de la sociedad colonial en los albores de 1809.

El trabajo de Choque permite comparar ese periodo con la actual época del “proceso de cambio”. Lo más interesante es saber que esos “revolucionarios” de 1809, sobre todo simbolizado en Pedro Domingo Murillo, tenían un pasado de haber combatido el levantamiento indio de Túpac Katari y Bartolina Sisa en 1781 como también poseer ingente cantidad de bienes materiales y hasta esclavos negros.

La relación conflictiva de Katari y Murillo es un tema vigente en la actualidad, es una especie de propuestas desde las ciudades de Chuquiyapu marka y La Paz, respectivamente y, en este último tiempo sobre la denominación de la plaza Murillo que quiere ser sustituida por Bartolina Sisa.

Las castas sociales en la colonia estaban conformadas por los españoles, criollos, mestizos, indios y negros. Donde lo racial, lo económico y lo social estaban íntimamente ligados. Por su origen, tanto españoles como criollos se sentían orgullosos de ser descendientes de sus abuelos o padres de origen europeo, diferencia racial que daba una posición privilegiada en la estructura de la sociedad colonial.

Por su parte los mestizos, como producto de la relación española o criolla e india, estaban ubicados en el tercer lugar después de los criollos, aunque compartían los mismos valores culturales de origen europeo con los españoles y los criollos, como la religión y las costumbres hispánicas.

El pueblo indio fue considerado menor de edad y marginado racialmente de la participación en el gobierno, la política y la administración pública del Estado colonial español. El indio desde la invasión se vio forzado a ser parte de la servidumbre en beneficio de los españoles, criollos, mestizos e incluso de algunos caciques indios traidores. ¿Cuánto ha cambiado la sociedad de La Paz de esta estratificación colonial de 1809? ¿Cómo es la actual estratificación social de la ciudad de La Paz? ¿Qué continuidades coloniales siguen vigentes y qué se ha modificado realmente?

Uno de los protagonistas de los sucesos del 16 de julio de 1809 fue Pedro Domingo Murillo, quien durante la rebelión india de 1781 y 1782 en el distrito de La Paz tuvo una significativa participación de lucha en la defensa de la causa real y los intereses de los criollos y españoles. Murillo, después de regresar de Cochabamba a La Paz, de acuerdo con su deseo de lucha, cumplió exitosamente la misión encomendada por José Reseguín en los tres acercamientos que tuvo con los jefes rebeldes del movimiento indio.

Pues que en la última acción de paz logró la captura del indio Miguel Bastidas y sus coroneles. De esta manera posibilitó a las fuerzas reales para que ocuparan el Santuario de las Peñas en La Paz donde se encontraban las fuerzas de Túpac Amaru y Túpac Katari. Por el citado trabajo de Roberto Choque, también sabemos que Pedro Domingo Murillo y Romualdo Gemio (sacerdote), pasada la rebelión india encabezada por Julián Apaza y Bartolina Sisa, reclamaron ciertos privilegios por su participación en la captura de Túpac Katari. Hoy en la ciudad de La Paz, ¿quiénes reclaman que la denominación de la plaza Murillo no debe ser modificada? ¿En la continuidad de la denominación de la plaza Murillo, no existe una prosecución del legado colonial?

Otro dato importante es que los “revolucionarios” del 16 de julio de 1809, al igual que otros sectores criollos de la época, poseían esclavos negros en la ciudad de La Paz, y además de emplearlos en el servicio doméstico, los utilizaban como mano de obra en sus haciendas en los Yungas y los valles. La introducción de mayor cantidad de esclavos era evidente, a pesar de su costo elevado en comparación con la mano de obra india más económica para las labores agrícolas, especialmente, en la plantación de la hoja de coca.

A más de 200 años de la herencia colonial del “grito libertario” del 16 de julio de 1809 en la ciudad de La Paz, ¿qué se ha modificado realmente en términos societales? Sabemos que aún existen los criollos, los mestizos y los indios, no solo como clases sociales sino como representantes de civilizaciones españoles e indios, respectivamente. Aunque se suele decir que la ciudad de La Paz es el crisol de la nación boliviana; pero las aristas racializadas y socioeconómicas no han sufrido grandes alteraciones, sino más bien se han complejizado desde aquella experiencia de 1809.

Otra pregunta interesante es ¿cómo fue la participación de las mujeres en la “revolución” de 1809? No existen datos profundamente investigados sobre la participación de las mujeres en 1809, excepto sobre las mujeres de Murillo y algunas de sus hijas, que por su apologización de varios investigadores “murillistas” no nos brindan un acercamiento confiable y por lo tanto la pregunta es ¿qué mujeres o quiénes participaron en la época de 1809?

El que la ciudad de La Paz, es decir, sus habitantes se pongan al hombro el país como otrora nos vanagloriábamos se está acabando, pues los réditos de la redistribución económica que da el Gobierno central no llega mucho a La Paz, un ejemplo concreto es “la guerra del gas” de 2003 que fue encabezada por El Alto y La Paz; pero los que más se han beneficiado de esta lucha son los departamentos productores pero no quienes pelearon.

Protagonistas de la gesta del 16 de julio de 1809

Historiador Al recordar aquella noche del 16 de julio de 1809, sobrevienen muchas preguntas, una de ellas se refiere a ¿quiénes fueron los principales protagonistas?, ¿quiénes fueron los que se animaron a rebelarse contra el todavía muy fuerte imperio español? Algunos historiadores piensan que más bien debe preguntarse ¿quiénes no participaron?, porque en la rebelión participaron muchas personas.Que esa noche, los días y las semanas subsiguientes, estuvo mucha gente metida no cabe ninguna duda, pero los que encabezaron la revolución y, por ello, fueron condenados a morir o a ser desterrados, suman un centenar.Un buen número de ellos eran parte de la élite paceña: hacendados de la coca, abogados, regidores del cabildo, exautoridades, comerciantes. Sobre sus semblanzas ha trabajado especialmente el historiador Roberto Choque.Es importante recordar que desde el siglo XVIII, la principal actividad económica y la más rentable en la región paceña era la producción de coca. Varias fortunas, entre ellas la de una buena parte de la familia Diez de Medina provenían del comercio de la hoja con Potosí y otros centros.Por lo tanto, los hacendados de la coca tenían una buena posición, por eso no deja de ser intrigante pensar que personas de un buen posicionamiento económico y social hayan asumido los riesgos de una revolución. Lo cierto es que Roberto Choque ha contabilizado 21 hacendados de la coca profundamente comprometidos en la sublevación, entre ellos, los hermanos Victorio y Gregorio Lanza, Ramón Loayza y Pedro Rodríguez.Aunque son necesarios mayores estudios al respecto, parece bastante cierto que ante la crisis minera que vivía la Audiencia de Charcas, desde fines del siglo XVIII, también la producción de la coca estaba en crisis y, por ello, varios representantes del sector estaban envueltos en deudas.Otro grupo destacado es el de los abogados: Catacora, Sagárnaga, Gregorio Lanza, etc., varios formados en la Universidad de San Francisco Xavier, vinculados a varios de los abogados de la Academia Carolina que dotaron de ideología y proyecto a los hechos revolucionarios. En el grupo de los profesionales estaba Buenaventura Bueno, profesor de Latín y Gramática.La Iglesia paceña, como sucedió en todas las regiones hispanoamericanas, a lo largo de la Guerra de la Independencia, estuvo políticamente dividida. Mientras el obispo La Santa adoptó una posición temiblemente contraria a la revolución, varios sacerdotes estuvieron involucrados en ella. Tal el caso del presbítero Antonio Medina, probable redactor de la Proclama de la Junta Tuitiva, del padre Francisco Iturri, de Melchor León de la Barra y del cura guerrillero Ildefonso de las Muñecas.Llama la atención que dentro de ese grupo de propietarios, abogados, regidores y exautoridades, fuera elegido como presidente de la Junta Tuitiva, Pedro Domingo Murillo, un hombre de pocos bienes, conocedor del derecho, pero sin título de abogado, hijo de cura, lo que en la época era un estigma social que le impidió recibir herencia. Además de su carisma tenía dotes como militar, tan necesarios en época de violencia.También estuvieron dos españoles, Indaburo y Navarro, hacendado, de buena posición social y política, que en medio de la rebelión se pasó de bando, ante la noticia de la llegada de las tropas realistas. El que impidió que Indaburo retomase la ciudad fue otro español, el gallego Gabriel Castro, uno de los más radicales que resistió hasta la muerte, en Yungas.Otro personaje al que la memoria colectiva no ha rendido suficiente homenaje es Juan Manuel Cáceres, el escribano de la Junta Tuitiva, ya un hombre mayor en el momento de los sucesos, como Murillo. Logró huir de la sentencia de enero de 1810 y prófugo dirigió a los sublevados indígenas de Pacajes. El historiador René Arze es el que más ha investigado sobre este importante personaje. Durante la noche revolucionaria participaron muchas mujeres, sus nombres han quedado en el anonimato. Pero, durante el proceso independentista, destacaron varias paceñas como Simona Manzaneda. La figura más emblemática y legendaria es la de Vicenta Juaristi Eguino Diez de Medina, bella, de clase alta, eterna conspiradora, fue de las pocas sobrevivientes, que junto a Miguel Lanza, dio la bienvenida a Sucre, escogida, entre todos, para el discurso central.María Luisa Soux, en su estudio sobre el mundo femenino y familiar durante el proceso de la Independencia, resalta la activa participación de mujeres de la élite paceña en uno y otro bando. Sin duda, destaca entre los patriotas, Vicenta, que pertenecía, por Diez de Medina, a una de las familias más poderosas, gracias al comercio, la hacienda y la coca. Como Soux y Klein recuerdan, en esa época no pocas mujeres paceñas tenían bastante libertad para manejar sus tierras y sus joyas, las que utilizaron para apoyar a unos y otros, o para liberar a sus maridos.Mujeres luchadoras, como lo fueron, 30 años antes, Bartolina Sisa y Gregoria Apaza. Finalmente, es importante recordar a algunos que estuvieron del lado realista. Unos españoles europeos como el Obispo La Santa, otros criollos arequipeños, como Goyeneche o Pio Tristán, que murieron en sus camas, llenos de gloria y fortuna, mientras la gran mayoría de los patriotas del 16 de julio murió violentamente.


Mujeres rebeldes Homenaje a las acciones de Bartolina Sisa y Vicenta Juaristi Eguino



La presencia femenina ha dejado profundas huellas a lo largo de la historia de La Paz, con mujeres que obraron desde el anonimato y con aquellas que jugaron roles claves en sucesos de trascendencia. En este último caso tenemos a dos personajes: Bartolina Sisa y Vicenta Juaristi Eguino.

La primera actuó durante el cerco a la ciudad de La Paz en 1781, dirigido por su marido Julián Apaza (Túpac Katari). Bartolina Sisa fue originaria de Ocuire en los valles de Caracato, y se cree que nació el 24 de agosto de 1750. Durante el cerco se la intituló la “Virreina”. Sus funciones iban desde ocuparse de la alimentación y vestido de las tropas, hasta capitanear los ejércitos de su compañero cuando éste se ausentaba. Esto llegó a irritar a las autoridades coloniales quienes no veían a una mujer en esos oficios. Pero lo que más llegó a disgustarles fue la forma en que se vestía, cubierta con las telas más finas y adornos de plata y oro.

A fines de junio de 1781 fue capturada por la traición de uno de sus subalternos cuando se dirigía de Potopoto (Miraflores) hacia la cuesta de Lima, después de colocar a buen recaudo los tesoros que su marido había logrado reunir. Bartolina fue puesta en una prisión cercana a la Plaza de Armas de La Paz, hoy plaza Murillo. Su nuevo alojamiento era húmedo y oscuro, mismo que significó la muerte para varios otros que como ella se hallaban encarcelados. Sin embargo, nuestra heroína no mostró signos de debilidad física hasta un año después de su encierro en que por primera vez necesitó la asistencia de un médico, lo cual nos habla de su gran fortaleza.

El 5 de agosto de 1872, Bartolina Sisa fue sentenciada a morir en la horca, no sin antes ser humillada y vejada. Desde su prisión salió atada a la cola de un caballo, tenía en su cabeza una coroza de cuero y plumas, un cucurucho puntiagudo de forma cónica que se colocaba a los peores criminales. En su mano debía de llevar un aspa engarzada en un palo. Estos dos elementos simbolizaron la supuesta autoridad de “Virreina” que se había arrojado. Una vez muerta, su cabeza y manos se colocaron en picotas en Cruz Pata, hoy plaza Ballivián en la ciudad de El Alto, en Alto San Pedro y Pampahasi, donde estaban los campamentos de los indígenas sublevados. Luego fueron trasladados a Ayo Ayo y a Sapahaqui donde se suponía tenía su residencia.

EGUINO. Vicenta Juaristi Eguino nació en 1785, fue hija de un español, Javier Juariste Eguino, condecorado con la Cruz de María Isabel y el título de Eguino de la antigua nobleza de Guipúzcoa, y de Magdalena Diez de Medina, dama de la sociedad paceña. Su actividad revolucionaria fue intensa días antes del estallido de la revolución de julio de 1809. De esta forma, el 29 de junio reunió en su casa a los principales conjurados con el disfraz de celebrar el cumpleaños de su hermano Pedro. El 16 de julio armó a su costa a todos sus criados, además de brindar a las tropas 50.000 cartuchos y 200 tiros de cañón. Una vez triunfantes las armas insurgentes, brindó a los soldados una gratificación pecuniaria. Su casa de la calle Chirinos, hoy Potosí, se convirtió en sede para la intelectualidad paceña. La derrota a los revolucionarios trajo consigo la persecución por parte de José Manuel de Goyeneche, general triunfante. Vicenta no tuvo más opción que retirarse hacia su hacienda de Salapampa en el Río Abajo para evitar el castigo.

En 1814 se presentaron en La Paz las fuerzas de Mariano Pinelo e Idelfonso de las Muñecas procedentes de Cusco con la misión de extender la revolución de esa ciudad. Doña Vicenta tomó parte activa de este acontecimiento, antes de la llegada a la ciudad de las fuerzas cusqueñas armó a sus criados, hizo embriagar a los jefes realistas, se puso al mando de las tropas y tomó la plaza principal. Así, las tropas insurgentes entraron sin percances a la urbe paceña. No pasó mucho tiempo antes de que los cusqueños tuviesen que evacuar la ciudad.

Mariano Ricafort, al mando de un fuerte contingente realista, entró en la urbe y sembró terror con las persecuciones, juicios y ejecuciones que practicó todos los días. Esta vez Vicenta Juaristi fue capturada y sentenciada a morir en la horca, sin embargo, por su prestigio social se le conmutó la pena por el destierro en el Cusco, castigo que fue levantado tras el pago de 10.000 pesos de plata.

Como corolario, en 1825 cuando Simón Bolívar hizo su entrada en La Paz, fue Vicenta Juaristi Eguino la encargada de dar la bienvenida al ilustre personaje a quien le obsequió una hermosa corona de filigrana, tachonada con piedras preciosas y le entregó las llaves de la ciudad. Luego de perder su fortuna, esta ilustre paceña murió el 14 de marzo de 1857. El presidente Jorge Córdova dispuso que se le rindieran los máximos honores y su féretro fue envuelto en la bandera nacional antes de ser enterrada. Este reconocimiento es lo menos que pudo merecer esta insigne paceña, a la cual no se debe olvidar, al igual que a la gran Bartolina Sisa.

La soberanía popular y el ‘Plan de Gobierno’



Uno de los temas en debate que surge cada 16 de julio es el carácter revolucionario o no del mismo. No se puede dudar que este movimiento sí fue una revolución, pero el problema radica en establecer las causas por las que puede considerarse un movimiento revolucionario. Sobre este tema se tratará de dar algunas pautas.

Menos de dos meses después del movimiento de Chuquisaca, se produjo uno nuevo en la ciudad de La Paz. Aprovechando la fiesta de la Virgen del Carmen, el 16 de julio de ese año, se produjo el levantamiento en defensa del rey preso y en contra de las autoridades locales. Luego de un cabildo abierto apresaron al Gobernador Intendente y al Obispo.

Uno de los primeros documentos emanados del cabildo al día siguiente de la sublevación reafirmaba la fidelidad a Fernando VII, la igualdad entre españoles y patricios y la subordinación a las leyes, además de resaltar la lealtad de los indios. De esta manera, se percibe que el cabildo, a pesar de su apoyo a la celebración del Cabildo Abierto, mantenía la fidelidad al soberano, haciendo hincapié más bien en la igualdad entre todos los habitantes.

Días después se creó la llamada Junta Tuitiva de los Derechos del Rey y del Pueblo. El uso de los términos “Tuitiva” y “Derechos del Rey y del pueblo”, posibilita también un análisis más profundo en relación al tipo de pensamiento político que se halla por detrás. En el primer caso, es clara la intención de establecer una tuición, dentro del concepto jurídico de tutela frente al que no puede gobernarse por sí mismo, es decir, que ante la prisión del Rey, es la Junta la que ejerce la tuición para gobernar; en el segundo caso, se establece esta tuición sobre los derechos del Rey, lo que implica reconocer la soberanía real, pero también la de los derechos del pueblo. Es en este punto donde se percibe más claramente la inserción de un pensamiento realmente revolucionario: el de la soberanía popular.

El Cabildo Gobernador elaboró otro documento central, conocido como Estatuto Constitucional o Plan de Gobierno, promulgado el 21 de julio, por el que se creaba precisamente la Junta Tuitiva. En este documento de diez puntos se muestran ya varios elementos de una nueva concepción política, centrada precisamente en la soberanía del pueblo.

Luego de establecer con claridad la intención de obtener una mayor autonomía frente a Buenos Aires, la Junta emite una orden para que se envíen misivas a todos los cabildos y autoridades de los virreinatos del Perú y del Río de la Plata, explicándoles “los objetos justos y leales que ha tenido este pueblo para realizar este nuevo Gobierno”. El punto cinco del Plan de Gobierno establece la organización de la Junta Tuitiva con los siguientes términos:

“Se formará una Junta que hará las veces de representante del pueblo, para que por su órgano se exponga a este ilustre cuerpo (el cabildo gobernador) sus solicitudes y derechos, y se organicen con prudencia y equidad sus intentos”. Y más adelante ordena que el pueblo se aquiete y subordine a las autoridades constituidas, precisamente a esta “Junta Representativa y Tuitiva de los derechos del pueblo”. En el punto nueve, el Plan dice:

“Pide este pueblo que se reúna al congreso representativo de los derechos del pueblo, un indio noble de cada partido de las seis subdelegaciones que forman esta provincia de La Paz cuyo nombramiento se hará por el subdelegado, el cura y el cacique de las cabeceras de cada partido…”. Finalmente, ya con la utilización de términos políticos modernos, establece en el punto diez lo siguiente:

No intenta más este pueblo que establecer sobre bases sólidas y fundamentales, la seguridad, propiedad y libertad de las personas. Estos tres derechos que el hombre deposita en manos de la autoridad pública, deben ser representados por todo el decoro y dignidad que se debe; de la invulnerabilidad de éstos, se sigue inmediatamente la tranquilidad y buen orden de la sociedad, y mientras no se tomen las precauciones para sostenerlos, nacen las crisis políticas que desorganizan y trastornan las instituciones sociales.

En el discurso, en el cual queda claro el tema de la soberanía popular aparece un elemento más del nuevo régimen: los derechos individuales. Para el autor del Plan de Gobierno, que fue casi con seguridad José Antonio Medina, los principios fundamentales de seguridad, propiedad y libertad son postulados individuales que el hombre deposita en manos de la autoridad pública. En este punto nos encontramos mucho más cerca de las ideas de la modernidad.

En las proclamas y panfletos, pero también en los documentos oficiales, podemos ver que ya a fines de 1809 el discurso liberal y moderno ha prendido en la Audiencia de Charcas. Principios como la soberanía del pueblo y los derechos individuales, así como el concepto de nación, aparecen en los documentos de forma cada vez más frecuente.

Esta comprobación nos lleva a sostener que la Junta de La Paz no fue revolucionaria tanto por querer modificar la esencia de la relación con la metrópoli y menos aun en el sentido de querer la independencia, ya que ambas se dieron bajo el discurso de fidelidad a Fernando VII, pero sí fue revolucionaria en la perspectiva de generar un nuevo lenguaje político, basado fundamentalmente en el concepto de la soberanía popular. De esta manera el movimiento sí fue revolucionario al generar un paso hacia la modernidad política.

La Paz Conflictos y conspiraciones contra la autoridad Real



Durante las últimas décadas del siglo XVIII en La Paz —al igual que en muchas de las ciudades de los territorios de ultramar de la monarquía hispana— se suscitaron una serie de conflictos entre los grupos hegemónicos y los poderes locales. Enfrentamientos ocasionados por la búsqueda de representatividad y cuotas de participación en el Cabildo a partir de la elección de alcaldes, en los que cada uno de los candidatos sumaba importantes apoyos de una red de hacendados y comerciantes.

Entre estas disputas se encuentra el denominado Conato de Conti de 1795, que se dio a partir de la elección de alcaldes. José Pablo Conti, a la sazón gobernador interino de La Paz, argumentó que el comandante militar Juan Antonio Mosquera en complicidad con Diego Quint —quien había perdido en la elección de alcaldes de ese año— pretendían tomarlo preso y colocar a Mosquera como Gobernador Intendente.

En su desesperación, Conti convocó a la población indígena de las parroquias de San Pedro y San Sebastián para que concurrieran en su defensa ante cualquier intento de toma de poder por parte de Mosquera y Quint. Fue esta actitud la que casi provocó un enfrentamiento armado entre los habitantes de La Paz, lo que obligó a que Conti y Mosquera fueran relevados de sus cargos por la Audiencia de Charcas, a fin de que “sus problemas personales” no afectasen el gobierno de la ciudad.

Aunque en el fondo eventos como el referido mostraban la crisis en la que había caído la monarquía hispana, además de perfilar —en cierta medida— la efervescencia popular y el descontento que se apoderaba de los criollos americanos que veían en peligro los privilegios y la relativa autonomía que habían conseguido en los dos últimos siglos como consecuencia de la lejanía del poder real.

Diez años después del dilema entre Conti y Mosquera, en 1805, otro nuevo incidente se sumó al proceso. Una conspiración en contra de las autoridades reales de La Paz, en la cual se vieron comprometidos un heterogéneo grupo de comerciantes, artesanos y criollos de clase popular como: Tomás Rodríguez Palma, Carlos Torres, Romualdo Herrera y Pedro Domingo Murillo, entre otros, quienes planteaban contemplar la constitución de repúblicas, municipios independientes y la administración propia de justicia, hacienda, policía y gobierno. La conspiración en La Paz, que tuvo vinculaciones con otra conjura que se encontraba en marcha en el Cusco, fue develada a partir de que las autoridades reales desactivaron primero el movimiento en la ciudad peruana y después el que se tramaba en La Paz. El 30 de julio de 1805 Juan Pedro Indaburo, ayudante mayor del batallón con varios soldados a su mando, detuvo a Tomás Rodríguez y Manuel Rodamonte, logrando escapar en un primer momento Pedro Domingo Murillo y Carlos Torres, quien luego fue capturado.

En represalia por la huida de Murillo, Indaburo solicitó a Antonio Burugunyo, gobernador intendente de La Paz, que ordenara el destierro del evadido de la jurisdicción de la intendencia. Aunque más tarde el intendente Burugunyo informó al virrey del Río de la Plata que había ordenado a Murillo que se marche a Potosí para reunirse con su esposa que se encontraba allí, alegando además que no creía que éste estuviese comprometido en la conspiración de Rodríguez.

Esto a pesar de que el mismo Rodríguez, Montesinos y Torres, en sus confesiones durante el proceso que se les instauró, implicaron a Murillo asegurando que éste había tenido cierto grado de participación en el movimiento, lo que fue desmentido por Murillo cuando éste, tras escapar de la persecución de Indaburo, compareció voluntariamente ante las autoridades y luego de prestar sus declaraciones ante el teniente asesor Juan de la Torre Monje y Ortega, fue liberado al no poderse evidenciar su participación en la conjura, marchándose luego —aparentemente, pues no se tienen pruebas suficientes para aseverarlo concluyentemente— para la ciudad de Potosí a reunirse con su esposa.

Por su parte Tomás Rodríguez Palma y los otros detenidos fueron finalmente condenados en enero de 1807 a destierro perpetuo de la provincia y a no poder ejercer actividades comerciales en La Paz por el delito de pretender “hacer la república”, siendo finalmente liberados solo gracias al pago de fuertes sumas de dinero a concepto de costas por el proceso que se les había seguido. Mientras esto ocurría, Murillo había regresado a La Paz, donde se unió a otro grupo, reanudando sus actividades de conspiración.

Aunque esta vez, luego de que Carlos IV y Fernando VII a su turno abdicaron a la Corona en favor de José Bonaparte, la estrategia se dirigió a legitimar el autogobierno a partir de recurrir al principio de la retroversión de la soberanía, por el que ante el vacío de poder y la falta de legitimidad por parte de Bonaparte, quien había sido impuesto por el emperador francés, se rompían los principios del pacto monárquico, por lo que la soberanía retornaba a sus iniciales poseedores, el pueblo, los que podían autogobernarse hasta que el pacto y la legitimidad fueran restablecidos.