Hombre de gran visión de integración americana, se propuso poner en práctica el sueño bolivariano, llevó a Bolivia a una situación de privilegio entre las naciones por entonces anarquizadas por las ambiciones de poder y el caos político imperante entre las repúblicas emergentes del régimen colonial. La bandera crucista confederada ondeó triunfante desde el Ecuador hasta el norte argentino.
Andrés de Santa cruz nació en la ciudad de La Paz, un 25 de diciembre de 1792. Sus padres fueron don José Santa Cruz y Villavicencio y doña Juana Basilia Calahumana, ambos de noble estirpe; el padre de ascendencia española y la madre de abolengo incaico, natural del pueblo de Huarina. Inicia sus estudios en el colegio San Francisco de La Paz, y en 1809 continua en el Seminario Conciliar de San Antonio Abad de la ciudad del Cusco. Allí conoció a un alumno cusqueño, Agustín Gamarra, quien más tarde sería su principal rival en los manejos políticos y militares del Perú durante la efímera vigencia de la Confederación Perú Boliviana.
A muy temprana edad, se enrola en fila realistas, en los Dragones de Apolobamba, con el rango de alférez, luego pasa a órdenes del brigadier José Manuel de Goyeneche como ayudante de campo. Más tarde, el virrey del Perú, Joaquín de la Pezuela, dio al joven oficial el comando de un regimiento en el ejército del general O’Reilly. En abril de 1817 ya con el grado de teniente coronel, es tomado prisionero por los patriotas en Tarija, en la batalla de la Tablada, enviado a la prisión de Las Bruscas, al sur de Buenos Aires, de donde logra fugar para retomar las armas realistas. Después de la derrota sufrida en la batalla de Cerro de Pasco en diciembre de 1820, y recapturado, Santa Cruz decide definitivamente abrazar la causa patriota en 1821.
El general José de San Martín convencido de la lealtad del joven ex-realista le confía el mando de una división y es ascendido a la vez al rango de coronel. En 1822 Santa Cruz al mando del ejército auxiliar peruano se une a las fuerzas del general Sucre y logran una brillante victoria en Pichincha, 24 de mayo de 1822, que libera de los españoles a Ecuador. Por esta acción es ascendido al rango de brigadier general de los Ejércitos de Colombia y nombrado jefe del Estado Mayor de la División Peruana y como tal participó en la batalla de Junín, 6 de agosto de 1824, y luego de las batallas de Zepita, agosto de 1823, y Sicasica es nombrado prefecto de Huamanga, donde permanece en lo que resta de la campaña libertadora. –El 30 de enero de 1825 hace su entrada triunfal a la ciudad de La paz como prefecto, en camino hacia Bolivia pasa por Arequipa donde contrae matrimonio con la dama peruana Francisco Cernadas, con quien tendría numerosa descendencia–. El 6 de agosto de ese mismo año por mandato de la Asamblea Deliberante se crea la República Bolívar (actual Bolivia), con auspicio de Bolívar y Sucre como sus primeros presidentes.
Durante la dictadura de Bolívar en el Perú, Santa Cruz es nombrado Presidente del Consejo de Gobierno, por lo que viaja a Lima y asume el cargo el 29 de junio de 1826. En tal calidad ejerce interinamente el poder supremo cuando Bolívar abandona el Perú, el 3 de septiembre del mismo año. A raíz del motín de las tropas auxiliares de Colombia acantonadas en Lima, y la subsiguiente reacción antibolivariana del pueblo de Lima, 27 de enero de 1827, Santa Cruz pasa a presidir una Junta de Gobierno. La misma en un Congreso elige como Presidente del Perú al general La Mar. El nuevo gobierno lo destaca como ministro plenipotenciario del Perú en Santiago de Chile.
SANTA CRUZ PRESIDENTE DE BOLIVIA
Tras el alejamiento de Sucre y de las tropas colombianas del territorio boliviano, a consecuencia de la invasión del general peruano Agustín Gamarra y la firma del Tratado de Piquiza, Santa Cruz es electo por mandato de un plebiscito popular como Presidente provisional de Bolivia, 24 de mayo de 1829.
Entre sus primeros actos de gobierno: deroga la Constitución Vitalicia de 1826 y promulga una ley de amnistía que llevara a la unidad y la pacificación del país. Reorganiza el ejército creando un tribunal de justicia militar para ejercer jurisdicción legal sobre el personal militar, incorpora en filas del ejército boliviano a meritorios oficiales del extranjero, entre ellos: Otto Felipe Braun, William Miller y Francisco Burdett O’Connor, todos veteranos de la independencia sudamericana. Crea el Colegio Militar. Reestructura las maltrechas finanzas sumidas en la miseria, con tan sólo cuatro reales en las arcas.
Presta especial importancia a la educación y cultura fundando la Universidad de San Andrés de La Paz y la San Simón de Cochabamba, Colegios de Medicina, Academias de Jurispru-dencia, un Colegio de Artes y Oficios. Labor que encierra su pensamiento cuando dice:
“Cuanto mejor es la cultura de un pueblo, menores son las posibilidades de que se le prive de libertad”.
“La educación da tolerancia a los gobernantes y disciplina a los gobernados”.
Ordena también el primer censo de la población de la República. Dicta un arancel y crea aduanas y el primer presupuesto fiscal. Otorga a nuestro país una legislación propia y en 1831 a 1835 son promulgados los Códigos Civil, Penal, de Pro-cedimiento, Mercantil y de Minas que lleva por mucho tiempo su nombre.
Santa Cruz crea el departamento del Litoral, declarando a Cobija puerto libre y para darle categoría la constituye en capital de departamento, 1º de julio de 1829. Se traslada en viaje de estudio el propio Presidente Santa Cruz y el Vicepresidente Velasco. De la Memoria leída ante el Congreso Nacional de 1832 por el Presidente se consideran estos pensamientos sobre la importancia del puerto de Cobija para nuestro país:
“No será patriota el boliviano que olvide a Cobija, nuestro puerto La Mar, ni será miembro de esa sociedad, quien sea diferente a los progresos del único conducto de comunicación con el mundo, porque sin ese puerto, la existencia de Bolivia será problemática”.
“El primer juramento que hicimos fue de ser independientes, y no podemos serlo, faltándonos Cobija”.
“Bolivia sin el Litoral, sería una nación parásita, sometida a las condiciones de sus vecinos y esclava humilde del más fuerte”.
En 1833, la organización y la administración interna de Bolivia estaba casi completada, de acuerdo a un historiador de la época, la maquinaria del gobierno “se movía de forma regular como un péndulo”. Estos manejos de orden administrativos le crearon una imagen favorable a Santa Cruz, ganado el respeto de los observadores extranjeros, quienes, a su vez, colaboraron para obtener el reconocimiento del gobierno francés la independencia de Bolivia, también fueron establecidas relaciones diplomáticas con el Brasil. Por entonces, Bolivia solamente sostenía relaciones comerciales con Francia, mientras que en el Perú había representantes de Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos de América, debido a que estas potencias estaban interesadas principalmente en políticas de comercio liberal y respaldadas por una sólida estabilidad política.
Santa Cruz había dedicado todo su esfuerzo a la estabilidad política y al potenciamiento del ejército boliviano, y no olvidaba además poner en práctica el añorado sueño bolivariano de reconstruir el Gran Perú, pero sus pretensiones chocaron con las de su viejo amigo y compañero de armas, el general Agustín Gamarra, quien también quería unificar al Perú y Bolivia bajo su propia dirección. Posteriormente, el Congreso del 31 de agosto de 1839, elige Presidente del Perú a Gamarra, quien cuestiona los planes de Santa Cruz de pretender anexar los departamentos del sur del Perú a Bolivia, insistiendo que la única solución viable para los intereses de la Confe-deración era la “fusión” de los dos países para formar “la nación peruana, no la boliviana”, desde la perspectiva de Gamarra.
CAUSAS PARA LA CREACIÓN DE LA CONFEDERACIÓN PERUANO BOLIVIANO
La idea de unir el Perú con Bolivia no fue un proyecto surgido por mero capricho de las figuras políticas y militares de entonces, sino que tenía bases históricas profundas. Durante el período colonial, hasta 1776, el Alto Perú y el Bajo Perú formaron una sola unidad, que la división política no pudo quebrar. Los vínculos humanos, históricos, comerciales y geográficos persistieron y persisten, inclusive hasta nuestros días.
Santa Cruz tan conocedor de estos vínculos, buscó la unificación de los dos países en un solo Estado, del cual sería Jefe Supremo. Esta unión recibió el nombre de Confederación Peruano-Boliviano. Aunque la idea no era exclusiva del mandatario boliviano, ya Bolívar y posteriormente Luna Pizarro, habían sugerido la creación de una confederación compuesta de tres estados, formando Bolivia el Estado del sur y dividiendo el Perú en Estado norte y del centro (parte sur del Perú con el departamento de La Paz). Santa Cruz también abordó este proyecto, creando los estados nor y surperuano, unidos a Bolivia mediante la Confederación.
En 1836, vencida toda resistencia interna, Santa Cruz dedica sus esfuerzos para llevar a la práctica el proyecto de la Confederación y es en Tacna, en el Congreso de mayo de 1837, se establece la unión confederada. Santa Cruz es elegido Jefe Supremo y Protector de la Confederación Perú-Boliviana, por diez años y presidente del Estado en que se hallare. Cada Presidente sería designado por él y el Parlamento se reuniría cada dos años. Así se mantendría hasta 1838. Presidentes de los estados Nor y Sur Peruano serían Luis José de Orbegoso y Pío Tristán, respectivamente. Santa Cruz, por su parte conservaba asimismo la presidencia de Bolivia.
Por decretó dado el 28 de octubre del mismo año estableció la Confederación Perú Boliviana, integrada por los tres estados o repúblicas:
• El Estado Nor Peruano con capital en Lima.
• El Estado Sur Peruano, con capital en Tacna.
• El Estado Boliviano, con capital en La Paz.
BATALLAS EN LAS QUE SANTA CRUZ ONDEA VICTORIOSA LA BANDERA BOLIVIANA
Por entonces, el Perú vivía un estado de completa anarquía, Gamarra que no compartía las ideas de Santa Cruz se une a las tropas de Felipe Santiago Salaverry, quien se había proclamado Jefe Supremo del Perú, pero sufre una fulminante derrota en la batalla de Yanacocha, 13 de agosto de 1835, a manos del Ejército Unido comandados por Santa Cruz y Orbegoso, éste último había instalado un precario gobierno en Arequipa. Gamarra es desterrado a Costa Rica. El 4 de febrero de 1836 tiene lugar el combate de Uchumayu, donde Salaverry lleva la peor parte y tres días después, 7 de febrero, el ejército de Santa Cruz derrota de forma definitiva a las tropas de Salaverry en la batalla de Socabaya. El jefe militar peruano es fusilado el 18 de ese mes en la Plaza de Armas de Arequipa. Con esta muestra de excesiva dureza, se inicia el período de la Confederación Perú-Boliviana.
El establecimiento de la Confederación Perú Boliviana, así como la figura de Santa Cruz como su máxima autoridad, generó el descontento y la desconfianza de los gobiernos de Chile y de Argentina. Fue entonces que Diego Portales que ostentaba tres de los cuatro ministerios existentes: Interior y Relaciones Exteriores; Justicia, Culto e Instrucción Pública; Guerra y Marina, es decir, todos excepto Hacienda, entrevió el peligro que significaba para los intereses de Chile la consolidación de la Confederación, ya que bajo la sombra de esta no se podría alcanzar la hegemonía continental que añoraba para su país, además de representar una amenaza al equilibrio continental, sugirió una intervención armada contra los Estados Confederados. Por otro lado, el Dictador Juan Manuel Rosas de la Argentina, también se inclinó por invadir territorio boliviano, argumentando que los “unitarios” estaban confabulando para su caída y a la vez invocaba la “reivindicación del territorio de Tarija”.
MEDIDAS ADMINISTRATIVAS DE LA CONFEDERACIÓN
La administración de Santa Cruz en el vasto territorio confederado significó el predominio boliviano sobre las instituciones peruanas y se caracterizó por las reformas que fueron introducidas: Se expidió reglamentos de comercio, aduanas, y tribunales de justicia. También se promulgó los Códigos Civil y Penal, que ya habían sido implementados en Bolivia y que eran copias de los códigos napoleónicos. El gasto del Estado fue saneado y la economía fortalecida. Se promovió e incrementó la explotación de minerales (cobre y mercurio) y la exportación de azúcar, lana, salitre y algodón.
PRIMERA EXPEDICIÓN CHILENA
El Presidente chileno Joaquín Prieto inició las hostilidades contra la Confederación enviando una escuadra hacia el Callao, en agosto de 1836, donde se apoderó de tres importantes buques de guerra peruanos. El 26 de diciembre, el Congreso chileno declaró la guerra y consiguió también que lo hiciera el gobierno de Rosas en Argentina al gobierno del general Santa Cruz, acusándolo de promover la anarquía y la revolución en Argentina y Chile.
La escuadra expedicionaria chilena, un grupo de peruanos que se decían ser “restauradores” al mando del almirante Blanco Encalada, efectuaron el desembarco en Islay ocupando después Arequipa, el 12 de octubre de 1837. El 15 de noviembre, ambos ejércitos, confederados y chilenos se encuentran en Paucarpata, donde, con algunos incidentes el ejército chileno se declara vencido. El 17 de noviembre se firma entre Santa Cruz y Blanco Encalada el tratado de Paucarpata. Mediante el cual se establecía el reconocimiento de la Confederación por parte de Chile, la no intervención en asuntos internos para ambos países, un tratado de comercio, la devolución de los barcos robados por Chile y el reconocimiento de la deuda, gestionada por el gobierno de Chile para la naciente República del Perú. Los chilenos y los “restauradores” regresan a Chile.
CONTRA LA INTERVENCIÓN AR-GENTINA
El gobierno argentino, al mismo tiempo que el de Chile, declaró la guerra a la Confederación, dando principio a las hostilidades adelantando por el Sur de Bolivia un ejército a órdenes de los generales Alejandro Heredia y Gregorio Paz. En esta campaña, el ejército boliviano estuvo bajo el mando de los generales Burdet O’Connor y Felipe Braun y el coronel Eustaquio Méndez (el célebre Moto), se abrió con una fulminante campaña con la victoria de las fuerzas bolivianas en Cochinoca, 9 de febrero de 1838. Después, las tropas argentinas experimentaron nuevas y sucesivas derrotas como las de Humahuaca e Iruya, 11 de junio; Montenegro, 24 de junio, con estas victorias se había dado fin con la amenaza argentina a la Confederación.
LA SEGUNDA EXPEDICIÓN CHILENA
Tan pronto como el gobierno chileno llegó a saber lo sucedido en Paucarpata, rechazó el tratado anunciando la continuación de la guerra a la Confederación. Iniciados los preparativos, el 19 de julio de 1838 parte de Coquimbo la segunda expedición restauradora al mando del general Manuel Bulnes y los exiliados peruanos al mando de Agustín Gamarra, para restaurar la independencia del Perú y destruir la Confederación Perú Boliviana. A principios de agosto de 1838 el ejército chileno desembarca en Ancón y se encamina hacia Lima; Orbegoso por su lado ataca a las fuerzas expedicionarias en la Portada de Guía, pero es derrotado. Gamarra ya en Lima se proclama Presidente provisorio del Perú.
Los expedicionarios abandonaron Lima y sostuvieron un primer encuentro en Buin con los confederados, con Santa Cruz a la cabeza, Poco después los confederados son derrotados tras dura batalla en Yungay, 20 de enero de 1839, la suerte de la Confederación estaba sellada. Santa Cruz se traslada a Arequipa para movilizar las importantes fuerzas que aún conservaba en aquella plaza, pero no logra su propósito, además recibe la noticia del alzamiento de los generales Velasco y Ballivián en Bolivia y por lo tanto de su derrocamiento. Ante este descalabro militar Santa Cruz opta por renunciar a la autoridad protectoral y a la presidencia de Bolivia, 20 de febrero. Velasco formalmente asumió el poder el 22 de febrero de 1839.
LAS REPRESALIAS CONTRA SANTA CRUZ
El nuevo gobierno restaurador, tanto en Bolivia como en el Perú, trató duramente a Santa Cruz y a todos los que habían apoyado a la Confederación. Repudiado salió de Arequipa y acompañada de una pequeña comitiva se radica en Quito. Desde allí sigue el curso de los acontecimientos políticos que se suceden en Bolivia. Creyendo encontrar el apoyo de sus seguidores intenta retornar a su tierra natal, llega a Lima, pero su presencia es advertida y causa preocupación en los gobiernos de Chile, Perú y Bolivia, hasta que en una acción combinada es aprendido en Tacna y desterrado a Chillán, noviembre de 1843. Gracias a las gestiones de los reyes de Francia e Inglaterra y del gobierno del Ecuador, consiguen que Santa Cruz se traslade a Europa con el compromiso de no volver a América, 17 de diciembre de 1845.
La ingratitud y la mezquindad de los políticos y militares de entonces se ensañó con el hombre que supo llevar en alto el pabellón y la imagen de Bolivia, Santa Cruz fue declarado proscrito y traidor, indigno de llevar el título de boliviano y eliminado de las listas civiles y militares, la misma suerte corrieron sus colaboradores más leales, los generales Otto Felipe Braun y Francisco Burdett O’Connor, figuras célebres en la lucha independentista de América del Sur, quienes fueron borrados de las listas militares.
En 1848 el Presidente Manuel Isidoro Belzu nombra a Santa Cruz, ya en el exilio, Ministro Plenipotenciario de Bolivia ante los gobiernos de Francia, Bélgica, Inglaterra, España y el Vaticano. Santa Cruz aún mantenía la esperanza de volver a su tierra en cualquier momento, pero pasa el resto de su vida completamente olvidado por las dos naciones y por las que tan duramente había luchado por unirlas. Fallece a la edad de los 72 años, el 25 de septiembre de 1865, en Nantes, Francia, y es sepultado en Versalles. Al conmemorar el centenario de su muerte, en 1965, sus restos son repatriados y descansan en la Catedral Metropolitana de su ciudad natal, La Paz.
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martes, 26 de septiembre de 2017
En Tarija flameará la bandera más grande
Tarija.- Al menos, 40 metros de alto medirá un mástil en el que flameará la bandera más grande del país, que será de Tarija, según informó el alcalde Rodrigo Paz a un programa radial de La Paz.
Pese a que el emprendimiento es aún un proyecto, existen muchas voces discordantes al respecto, toda vez que se presupuestó. Bs 4’ 943.537,74 para la construcción denominada como el hito histórico de la ciudad de Tarija.
Unas cinco figuras humanas serán las encargadas de proteger el gigantesco mástil de acero; por ahora son unas musas, como confirmó el secretario de Obras Públicas, Rodrigo Ichazo Castellanos.
La agencia de noticias El Periódico en su edición de la víspera publicó que la obra es en homenaje al Bicentenario de la Batalla de La Tablada, aunque, la misma tiene serias observaciones de los colegios de profesionales, como también de los vecinos de la zona donde está siendo emplazada como es el Distrito 7 de la ciudad.
El hecho de que esta obra millonaria sea un gigantesco mástil que sostenga una gran bandera rojiblanco, fue tomado como exagerado por los críticos, ante las necesidades inmediatas de la ciudad de Tarija en el campo de la salud y de la educación, a eso, deben sumarse las cinco musas que están dentro de la carcasa que protegerá al mástil de los vientos que puedan poner en riesgo la obra. “Es una arquitectura genérica, por el momento son unas musas que cumplen cierta función”, argumentó Ichazo.
“Para evitarlos efectos atmosféricos en temas que puedan dañar estos componentes, tienen como una carcasa”, acotó el secretario, mientras sacaba más documentos en el escritorio de su despacho para mostrar la documentación referente al proyecto turístico.
Sin embargo, Ichazo no pudo precisar, pese a la insistencia de El Periódico respecto al precio unitario de cada uno de los componentes de esta obra que ronda los Bs 5 millones.
Explicó que el mástil metálico tiene unos motores y poleas por los que realiza el izado de la bandera, todos estos elementos requieren de una protección, donde queda incluida la carcasa.
“Para que no sea una simple carcasa tiene un diseño arquitectónico que implemente ciertos elementos”, refirió sobre esta estructura.
Pese a que el emprendimiento es aún un proyecto, existen muchas voces discordantes al respecto, toda vez que se presupuestó. Bs 4’ 943.537,74 para la construcción denominada como el hito histórico de la ciudad de Tarija.
Unas cinco figuras humanas serán las encargadas de proteger el gigantesco mástil de acero; por ahora son unas musas, como confirmó el secretario de Obras Públicas, Rodrigo Ichazo Castellanos.
La agencia de noticias El Periódico en su edición de la víspera publicó que la obra es en homenaje al Bicentenario de la Batalla de La Tablada, aunque, la misma tiene serias observaciones de los colegios de profesionales, como también de los vecinos de la zona donde está siendo emplazada como es el Distrito 7 de la ciudad.
El hecho de que esta obra millonaria sea un gigantesco mástil que sostenga una gran bandera rojiblanco, fue tomado como exagerado por los críticos, ante las necesidades inmediatas de la ciudad de Tarija en el campo de la salud y de la educación, a eso, deben sumarse las cinco musas que están dentro de la carcasa que protegerá al mástil de los vientos que puedan poner en riesgo la obra. “Es una arquitectura genérica, por el momento son unas musas que cumplen cierta función”, argumentó Ichazo.
“Para evitarlos efectos atmosféricos en temas que puedan dañar estos componentes, tienen como una carcasa”, acotó el secretario, mientras sacaba más documentos en el escritorio de su despacho para mostrar la documentación referente al proyecto turístico.
Sin embargo, Ichazo no pudo precisar, pese a la insistencia de El Periódico respecto al precio unitario de cada uno de los componentes de esta obra que ronda los Bs 5 millones.
Explicó que el mástil metálico tiene unos motores y poleas por los que realiza el izado de la bandera, todos estos elementos requieren de una protección, donde queda incluida la carcasa.
“Para que no sea una simple carcasa tiene un diseño arquitectónico que implemente ciertos elementos”, refirió sobre esta estructura.
lunes, 25 de septiembre de 2017
La bandera de Oruro
Alfredo Camacho Gutiérrez
ANTECEDENTES
Allá en los años 1930, la Federación de Fútbol, organizó un campeonato oficial con la participación de todos los departamentos del país. La selección orureña concurrió con el uniforme deportivo; polera y pantalón blanco.
En el transcurso del torneo le tocó enfrentar al equipo de Chuquisaca, que tenía el uniforme blanco con su bandera blanca, los orureños tuvieron que cambiar con otro color de uniforme.
Al retorno, los dirigentes se preocuparon del color del uniforme orureño y en una breve reunión impusieron el color celeste y blanco, como actualmente utilizan algunas asociaciones deportivas, similar al blasón de la bandera Argentina.
A manera de explicación, diremos sería la influencia argentina en tiempo pasado, en todas las actividades del quehacer doméstico boliviano particularmente en las regiones altiplánicas de La Paz, Oruro, Potosí, que recibían todo tipo de publicaciones, revistas, libros, artículos domésticos, incluso alimentos enlatados y/o empaquetados, enseres, ropa y otros, Por eso muchas calles y avenidas de las ciudades bolivianas, han sido denominadas, como Buenos Aires, Plaza Argentina, Córdova, La Plata, y su música grabada en discos de vinilo, escuchadas por habitantes de nuestro terruño.
No existían industrias en Bolivia, salvo la minera, por eso hasta los libros de lectura escolar, utilizados en nuestras escuelas, eran de editoras argentinas mostrando la historia de ese país.
Volviendo a lo nuestro, vivir, la ignorancia del color verdadero de la bandera de Oruro seguía hasta 1990, desoyendo los reclamos de hombres como el historiador y connotado ciudadano orureño Don Max Agatón Bairon en 1964.
Por este inconcebible error histórico, una organización genuinamente orureña, llamado Bloque Oruro, le dedicó incansablemente a corregir la verdadera historia de la que se muestra el Acta de Fundación del 1 de noviembre de 1606, la Leal Villa San Felipe de Austria, hoy Oruro con su bandera damasco carmesí.
Para instaurar el Emblema real de nuestro departamento, los hermanos orureños, que pusieron a consideración de los miembros del Concejo Municipal de esa época, los que recién estudiaron y encontraron el acta de fundación, y como no todos los concejales eran orureños, se tardó demasiado con observaciones pueriles, hasta que después de tres años, se convocó a reunión de los munícipes para aprobar la Ordenanza Municipal sobre el color de la bandera de Oruro, en el transcurso de ese evento un concejal foráneo, preguntó a los demás concejales cual era el color damasco del emblema, nuestros representantes ignorantes, no pudieron responder, y así en esta última reunión, el caso quedó pendiente para el nuevo concejo elegido. Informados de ese percance intelectual, Bloque Oruro les respondió; el damasco es una tela de la época, no es ningún color como se pretendía confundir al pueblo.
Felizmente el nuevo Concejo del Municipio de Oruro, presidido por un orureño, rápidamente aprobó la Ordenanza Municipal, disponiendo con carácter estricto que la bandera de Oruro es el Rojo Carmesí, para enarbolar en el departamento. Desde entonces los orureños, orgullosos flameamos nuestro símbolo de la patria chica.
Para mayor conocimiento del pueblo, nos permitimos transcribir algunos puntos que con claridad narra el historiador Ángel Torres Sejas, en su libro Oruro en su Historia.
"Llegó el gran día; Miércoles 1 de Noviembre de 1606, día de Todos Los Santos, amaneció radiante, las casas de los vecinos adornadas con banderitas, la "Iglesia mayor" engalanada de arcos y flores, los demás edificios exornados de colgaduras color carmesí."
"El solemne oficio en honor del Espíritu Santo, en iglesia ornamentada, fue seguido con profunda unción religiosa. El vicario Usúnculo, con el misal abierto en una mano y la diestra con el signo de la cruz, mientras Castro y Padilla estaba hincado, pronunció la fórmula de reglamento."
"Señor Licenciado don Manuel de Castro, Oidor en la Real Audiencia de La Plata, poblador en nombre del Rey, nuestro Señor é por Santa María su bendita madre, é por las palabras de los santos cuatro Evangelios, é por señal de la cruz, que hará la población de la Villa, que al presente se funda en este asiento como más convenga al servicio de Dios nuestro Señor, í de su Majestad, bien í conservación de los vecinos í moradores í naturales, conforme a su obligación, í hará í guardará todo lo que por razón de dicho cargo de poblador debe hacer cumplir?, si así hiciere Dios le ayude", Castro y Padilla ante expectante silencio, respondió; "Si juro y amén".
BENDICIÓN DEL ESTANDARTE REAL
Dicho el juramento de fundación, a la hora de la comunión casi todos los españoles recibieron la sagrada forma, y no pocos nativos conversos.
La bendición supo a gloria, como la lectura del último evangelio.
Concluida la excepcional misa, antes de que ningún creyente abandonase la iglesia, alguien presentó un flamante estandarte de damasco carmesí con las armas y colores reales que el preste bendijo, lo recibió y se dirigió hacía el Oidor Castro y Padilla para entregarle. A Castro en posesión del pendón real, se le unieron Gerónimo Ondecargo y Francisco de Medrano, para tomar las puntas, así dispuestos a salir de la iglesia hacia la plaza, hacia el entarimado de flores entre aplausos y vítores de los presentes. Al llegar la procesión hacia la tarima, Castro y custodios se colocaron arriba, tras lo cual, el coro sacerdotal interpretó el Himno Veni Sancte Spiritu.
LA FUNDACIÓN
"Se dijo una oración y al acabar ésta, se bendijo el lugar donde se iba a fundar la villa, fue el instante en que Castro y Padilla alzó en alto la divisa real, tres veces expresando en cada una; la muy noble y leal Villa de San Felipe de Austria, por el Rey Don Felipe nuestro señor y por sus sucesores en la corona de Castilla León y el Pirú, añadiendo en la última, que Dios guarde muchos años. Luego en voz alta, dijo que tomaba y tomó posesión poniéndola la Corona Real en obediencia y vasallaje".
Esta somera interjección solo tiene el objeto de levantar el valor cívico e histórico a ciudadanos, instituciones de nuestro solar en esta Alta Tierra de los Urus.
Más que todo es un mensaje a la juventud y la niñez, para que compenetren en su vida que esta tierra de los Uru-Chipayas, ha nacido al mundo con documentos oficiales y actos realizados con las normas propias de la época, efectuada por un Ilustre Oidor de la Real Audiencia de La Plata, diferente a los de otras regiones fundadas por soldados y caudillos al calor de la espada invasora.
A manera de moraleja, expresamos que casi siempre las delegaciones deportivas en torneos nacionales terminan perdiendo, parecería que ellos sienten que no pueden defender los colores de una bandera extranjera, cuando en realidad se sentirán mejor en su actuar si estuvieran con el uniforme rojo carmesí. Salud y fuerza juventud orureña.
ANTECEDENTES
Allá en los años 1930, la Federación de Fútbol, organizó un campeonato oficial con la participación de todos los departamentos del país. La selección orureña concurrió con el uniforme deportivo; polera y pantalón blanco.
En el transcurso del torneo le tocó enfrentar al equipo de Chuquisaca, que tenía el uniforme blanco con su bandera blanca, los orureños tuvieron que cambiar con otro color de uniforme.
Al retorno, los dirigentes se preocuparon del color del uniforme orureño y en una breve reunión impusieron el color celeste y blanco, como actualmente utilizan algunas asociaciones deportivas, similar al blasón de la bandera Argentina.
A manera de explicación, diremos sería la influencia argentina en tiempo pasado, en todas las actividades del quehacer doméstico boliviano particularmente en las regiones altiplánicas de La Paz, Oruro, Potosí, que recibían todo tipo de publicaciones, revistas, libros, artículos domésticos, incluso alimentos enlatados y/o empaquetados, enseres, ropa y otros, Por eso muchas calles y avenidas de las ciudades bolivianas, han sido denominadas, como Buenos Aires, Plaza Argentina, Córdova, La Plata, y su música grabada en discos de vinilo, escuchadas por habitantes de nuestro terruño.
No existían industrias en Bolivia, salvo la minera, por eso hasta los libros de lectura escolar, utilizados en nuestras escuelas, eran de editoras argentinas mostrando la historia de ese país.
Volviendo a lo nuestro, vivir, la ignorancia del color verdadero de la bandera de Oruro seguía hasta 1990, desoyendo los reclamos de hombres como el historiador y connotado ciudadano orureño Don Max Agatón Bairon en 1964.
Por este inconcebible error histórico, una organización genuinamente orureña, llamado Bloque Oruro, le dedicó incansablemente a corregir la verdadera historia de la que se muestra el Acta de Fundación del 1 de noviembre de 1606, la Leal Villa San Felipe de Austria, hoy Oruro con su bandera damasco carmesí.
Para instaurar el Emblema real de nuestro departamento, los hermanos orureños, que pusieron a consideración de los miembros del Concejo Municipal de esa época, los que recién estudiaron y encontraron el acta de fundación, y como no todos los concejales eran orureños, se tardó demasiado con observaciones pueriles, hasta que después de tres años, se convocó a reunión de los munícipes para aprobar la Ordenanza Municipal sobre el color de la bandera de Oruro, en el transcurso de ese evento un concejal foráneo, preguntó a los demás concejales cual era el color damasco del emblema, nuestros representantes ignorantes, no pudieron responder, y así en esta última reunión, el caso quedó pendiente para el nuevo concejo elegido. Informados de ese percance intelectual, Bloque Oruro les respondió; el damasco es una tela de la época, no es ningún color como se pretendía confundir al pueblo.
Felizmente el nuevo Concejo del Municipio de Oruro, presidido por un orureño, rápidamente aprobó la Ordenanza Municipal, disponiendo con carácter estricto que la bandera de Oruro es el Rojo Carmesí, para enarbolar en el departamento. Desde entonces los orureños, orgullosos flameamos nuestro símbolo de la patria chica.
Para mayor conocimiento del pueblo, nos permitimos transcribir algunos puntos que con claridad narra el historiador Ángel Torres Sejas, en su libro Oruro en su Historia.
"Llegó el gran día; Miércoles 1 de Noviembre de 1606, día de Todos Los Santos, amaneció radiante, las casas de los vecinos adornadas con banderitas, la "Iglesia mayor" engalanada de arcos y flores, los demás edificios exornados de colgaduras color carmesí."
"El solemne oficio en honor del Espíritu Santo, en iglesia ornamentada, fue seguido con profunda unción religiosa. El vicario Usúnculo, con el misal abierto en una mano y la diestra con el signo de la cruz, mientras Castro y Padilla estaba hincado, pronunció la fórmula de reglamento."
"Señor Licenciado don Manuel de Castro, Oidor en la Real Audiencia de La Plata, poblador en nombre del Rey, nuestro Señor é por Santa María su bendita madre, é por las palabras de los santos cuatro Evangelios, é por señal de la cruz, que hará la población de la Villa, que al presente se funda en este asiento como más convenga al servicio de Dios nuestro Señor, í de su Majestad, bien í conservación de los vecinos í moradores í naturales, conforme a su obligación, í hará í guardará todo lo que por razón de dicho cargo de poblador debe hacer cumplir?, si así hiciere Dios le ayude", Castro y Padilla ante expectante silencio, respondió; "Si juro y amén".
BENDICIÓN DEL ESTANDARTE REAL
Dicho el juramento de fundación, a la hora de la comunión casi todos los españoles recibieron la sagrada forma, y no pocos nativos conversos.
La bendición supo a gloria, como la lectura del último evangelio.
Concluida la excepcional misa, antes de que ningún creyente abandonase la iglesia, alguien presentó un flamante estandarte de damasco carmesí con las armas y colores reales que el preste bendijo, lo recibió y se dirigió hacía el Oidor Castro y Padilla para entregarle. A Castro en posesión del pendón real, se le unieron Gerónimo Ondecargo y Francisco de Medrano, para tomar las puntas, así dispuestos a salir de la iglesia hacia la plaza, hacia el entarimado de flores entre aplausos y vítores de los presentes. Al llegar la procesión hacia la tarima, Castro y custodios se colocaron arriba, tras lo cual, el coro sacerdotal interpretó el Himno Veni Sancte Spiritu.
LA FUNDACIÓN
"Se dijo una oración y al acabar ésta, se bendijo el lugar donde se iba a fundar la villa, fue el instante en que Castro y Padilla alzó en alto la divisa real, tres veces expresando en cada una; la muy noble y leal Villa de San Felipe de Austria, por el Rey Don Felipe nuestro señor y por sus sucesores en la corona de Castilla León y el Pirú, añadiendo en la última, que Dios guarde muchos años. Luego en voz alta, dijo que tomaba y tomó posesión poniéndola la Corona Real en obediencia y vasallaje".
Esta somera interjección solo tiene el objeto de levantar el valor cívico e histórico a ciudadanos, instituciones de nuestro solar en esta Alta Tierra de los Urus.
Más que todo es un mensaje a la juventud y la niñez, para que compenetren en su vida que esta tierra de los Uru-Chipayas, ha nacido al mundo con documentos oficiales y actos realizados con las normas propias de la época, efectuada por un Ilustre Oidor de la Real Audiencia de La Plata, diferente a los de otras regiones fundadas por soldados y caudillos al calor de la espada invasora.
A manera de moraleja, expresamos que casi siempre las delegaciones deportivas en torneos nacionales terminan perdiendo, parecería que ellos sienten que no pueden defender los colores de una bandera extranjera, cuando en realidad se sentirán mejor en su actuar si estuvieran con el uniforme rojo carmesí. Salud y fuerza juventud orureña.
Destacan ejecución de obras Departamento de Pando celebró 79 años de creación
La subgobernadora del departamento de Pando, Paola Terrazas, destacó que esa región amazónica del país celebró 79 años de fundación con una mejor infraestructura en carreteras, unidades educativas, salud y campos deportivos, entre otros.
“Hemos podido recibir de regalo muchas carreteras, dos puentes grandes que se están construyendo, la terminal aeroportuaria, se está construyendo el hospital de tercer nivel, tenemos el estadio departamental y otras carreteras no solamente a nivel troncal sino que unen municipios”, dijo a la ABI.
El Gobierno nacional en el departamento de Pando construyó 536 kilómetros en carreteras y puentes; consolidó también proyectos carreteros como El Choro, frontera con Beni, y prioriza un puente en el río Beni III.
“El avance en los puentes que nos van a ayudar a articular con el resto de los departamentos del país hay que destacar, entonces esas obras son de importancia para nuestro desarrollo tanto social como económico”, mencionó.
“Hemos podido recibir de regalo muchas carreteras, dos puentes grandes que se están construyendo, la terminal aeroportuaria, se está construyendo el hospital de tercer nivel, tenemos el estadio departamental y otras carreteras no solamente a nivel troncal sino que unen municipios”, dijo a la ABI.
El Gobierno nacional en el departamento de Pando construyó 536 kilómetros en carreteras y puentes; consolidó también proyectos carreteros como El Choro, frontera con Beni, y prioriza un puente en el río Beni III.
“El avance en los puentes que nos van a ayudar a articular con el resto de los departamentos del país hay que destacar, entonces esas obras son de importancia para nuestro desarrollo tanto social como económico”, mencionó.
martes, 19 de septiembre de 2017
El mito que persigue al Imperio español ¿Cuánto oro y plata se extrajo de América?
A principios del siglo XVII, un economista del periodo afirmó que la decadencia del Imperio español se debía al progresivo abandono de “las operaciones virtuosas de los oficios, los tratos, la labranza y la crianza” por parte del pueblo. La fiebre del oro (más bien plata) consumió a los españoles, disparó los precios y destruyó el tejido productivo de Castilla.
Desde el primer contacto de Cristóbal Colón con la población de lo que él consideraba una isla de Asia, pero en verdad era un Nuevo Continente, los Reyes Católicos ordenaron evangelizar cuantos antes a los indígenas y no usar la violencia con ellos. Frente al hambriento afán por el oro de los conquistadores, desde la Corte de los Reyes Católicos se preocuparon repetidas veces porque aquellos nuevos territorios fueran una prolongación de Castilla en ultramar, y no unas colonias a las que explotar hasta la última gota. Y aunque en ocasiones se impuso la sed de oro, la creación de cientos de ciudades, catedrales, universidades, caminos e incluso hospitales (entre 1500 y 1550, se levantaron unos 25 hospitales grandes y un número mayor de pequeños) demostró que para la Corona aquel continente, aquella empresa atlántica, iba más allá de intereses económicos o comerciales.
El descubrimiento de importantes minas de metales preciosos en América vertebró el crecimiento de estas ciudades y terminó por convertirse en un importante flujo de riqueza para Castilla. O más bien para las guerras que mantenía en Europa la dinastía de los Habsburgo, que aprovecharon la débil posición de las Cortes castellanas tras la Guerra de las Comunidades para aumentar la presión fiscal en este reino. Pocos kilos del oro y la plata que atracaban en Sevilla procedente de América se invertía realmente en Castilla. A veces ni siquiera llegaba a pisar territorio ibérico.
LAS PRIMERAS FUENTES DE RIQUEZA
Al principio del Descubrimiento, la institución de la encomienda fue una forma de canalizar la ambición de los conquistadores por crear un sistema feudal en América y la primera gran fuente de beneficios para la Corona y los nuevos terratenientes. Como explica el libro “La empresa de América: los hombres que conquistaron imperios y gestaron naciones” (EDAF), el proceso consistía en “encomendar” a un grupo de indígenas a un conquistador, un encomendero, co-
mo si se tratara de un vasallaje pero sin cesión de tierras. Todo indígena varón entre los 18 y 50 años de edad era considerado tributario, lo que significaba que estaba obligado a pagar un tributo al Rey en su condición de “vasallo libre” de la Corona castellana o, en su defecto, al encomendero que ejercía este derecho en nombre del Monarca. Las encomiendas, no en vano, eran una cesión de los Reyes Católicos a cambio de que los conquistadores corrieran con los gastos de la evangelización: debían pagar, entre otros pagos, el hospedaje del cura doctrinero.
La codicia de los conquistadores dio lugar en su origen a numerosos abusos, pero conforme la Corona española fue ganando fuerza institucional en el Nuevo Mundo, fue posible ejercer un mayor control sobre los encomenderos más excesivos. Con el paso de los años, las encomiendas perdieron su papel en la colonización y cómo fuente de beneficios.
Junto a las encomiendas la primera gran fuente de ingresos de los conquistadores en esta fase fueron los botines de guerra, los sa-queos a poblaciones prehispánicas y las expediciones en busca de tesoros fabulosos que inflaban la imaginación de aquellos hombres procedentes en su mayoría de Extremadura y Andalu-cía. En su origen bastaba con el trueque de oro a cambio de objetos europeos, pero más pronto que tarde llegaron los saqueos. Con la caída de los grandes imperios se pasó a la explotación minera, primero con el lavado del metal procedente de las arenas de los ríos, y luego con el establecimiento de enormes yacimientos de oro y plata.
El oro fue el protagonista de los primeros años de la conquista, viviendo su punto álgido entre 1550 y 1560, coincidiendo con un periodo de gran escasez de este mineral en Europa. Pero pronto el oro fue sustituido por el verdadero “Dorado” de América: las minas de plata. La expresión “va-le un Perú o un Potosí” hace referencia a que fue en esta región donde estaba una de las minas más emblemática y productiva. En 1545 se inició la explotación de estos yacimientos de plata en el Alto Perú (hoy Bolivia), siendo el año cero del boom en la extracción de este material.
La población indígena ya había explotado en pequeña escala la mayoría de estas minas de metal. Los españoles incluso copiaron de los indígenas en un principio la precaria técnica para purificar esta plata, puesto que se necesitaba mezclar con otras sustancias la plata pura antes de retirarla. El método de la “huaira” consistía en introducir en unos hornos la plata pura para que se derritiera por el fuego y saliera purificada. Así y todo, el sistema hacía que se perdiera parte del material y conforme se agotaba la plata de superficie se hacían necesarias técnicas más avanzadas.
Desde México, donde estaban las también fructíferas minas de Zacatecas, se exportó al Virreinato de Perú la técnica del azogue (el nombre antiguo del elemento químico mercurio), que requería moler previamente la plata para que, una vez hecha polvo, fuera absorbido por el mercurio. Más tarde se separaba el mercurio de la plata para obtener su pureza. El método era mucho más efectivo, tres veces más productivo que la huaira peruana, y, además, se vio beneficiado por el descubrimiento de unas mi-nas de azogue en Huancavelica por aquellas mismas fechas.
La producción de plata se disparó a partir de la generalización en el uso de mercurio. La extracción era laboriosa y además este proceso de mezcla también requería mucha mano de obra. Ante la demanda de más mineros se establecieron las normas para el trabajo de los indígenas en estas minas. El virrey Francisco de Toledo generalizó en la década de 1570 el sistema de la mita, que se fundamentaba en la creación de turnos de trabajo obligatorio entre la población indígena para labores mineras. Lo que condicionó, a su vez, el rendimiento en la explotación de las minas de plata a los cambios demográficos. Sin ir más lejos, una gran epidemia en 1576 acabó en Nueva España con cerca del 50% de la población, según estima John Lynch en su obra “Los Austrias”, y provocó de golpe una caí-da del 35% en las remesas de metales.
LOS GASTOS TRAEN DEUDAS, INCLUSO CON PLATA
El mito de que España fue la gran beneficiada de esta explotación minera tiene muchos matices. La llegada de grandes remesas de oro y plata a los puertos castellanos disparó la inflación en la Península (en 1600 los precios estaban en un nivel cuatro veces superior a los de 1501) y destruyó el tejido productivo, puesto que los españoles básicamente exportaban materias primas e importaban productos manufacturados. “El no haber dinero, oro ni plata en España es por haberlo y el no ser rica es por serlo”, planteaba con acierto González de Cellorigo. Este economista señalaba a principios del XVII que la decadencia se debía al abandono de “las operaciones virtuosas de los oficios, los tratos, la labranza y la crianza” por parte del pueblo.
A su vez, una quinta parte de los metales que llegaban estaba reservada para la Corona castellana, que bajo la soberanía de la dinastía de los Austrias la invertía casi en su totalidad en financiar las guerras europeas del Imperio español, que no siempre coincidían con los intereses castellanos. Coincidiendo con el momento de mayores envíos de plata, el Imperio español destinó 7.063.000 millones de ducados (El Monasterio del Escorial costó 6,5 millones) para el mantenimiento de su flota mediterránea y 11.692.000 para el Ejército de Flandes entre 1571 y 1577.
La plata y los elevados impuestos en Castilla no cubrían los enormes gastos militares, por lo que Carlos V y Felipe II tuvieron que recurrir a la emisión de deuda pública y a los grandes banqueros genoveses y alemanes con el fin de mantener aquella maquinaria bélica. Los juros y préstamos se hicieron habituales, hasta el punto de que buena parte de la riqueza castellana quedó en manos extranjeras. En este sentido, las Cortes Castellanas (atadas de pies y manos desde la Guerra de las Comunidades) se quejaban con frecuencia de que la salida constante de metales preciosos, “como si fuéramos in-dios”, estaba empobreciendo el país y había convertido a Castilla en “las Indias de otros países”. Y si bien Felipe II trató de cumplir con sus compromisos, la escandalosa deuda le obligó a suspender pagos por primera vez en 1557, a la que siguieron dos suspensiones de pagos más en 1577 y en 1597.
LA DECADENCIA DE LA PENÍNSULA IMPULSA A PERÚ
Tras un crecimiento récord durante todo el reinado de Felipe II, los años finales del siglo XVI mostraron los primeros síntomas de agotamiento en la explotación de plata. Entre 1604 y 1605 la disminución de las remesas de metales se sintió con fuerza, arrastrando este problema hasta 1650. Esta contracción no era debida a que las minas se hubieran secado de golpe (las remesas seguían siendo gigantes), sino a que la crisis castellana, con su caída demográfica, sus derrotas militares, el aumento del coste de las defensas americanas y sus problemas económicos, terminó por afectar al engranaje perfecto que había sido hasta entonces la Carrera de Indias. En 1628, el escuadrón del neerlandés Piet Heyn capturó la flota de plata de Nueva España en el puerto cubano de Matanzas, sin que apenas mediara resistencia. Felipe IV lamentó el resto de su vida un golpe de tal envergadura a lo que se consideraba un sistema de transporte infalible:
“Os aseguro que siempre que hablo del de-sastre se me revuelve la sangre en las venas, no por la pérdida de la hacienda, sino por la reputación que perdimos los españoles en aquella infame retirada, causada de miedo y codicia”.
El punto de no retorno estaba cerca. A partir de estas fechas, las remesas de plata siguieron llegando con abundancia a España, pero solo un porcentaje mínimo acababa ya en Castilla, siendo su auténtico destino los grandes puertos europeos y el Lejano Oriente a través del intercambio comercial con Manila. Asimismo, como señala John Lynch, “una importante cantidad de plata permanecía en América, donde el proceso histórico era más de transformación que de hundimiento”. Las colonias alimentaban cada vez más el co-mercio propio, de tal modo que el capital se quedaba allí, tanto a través de inversiones privadas como públicas.
A partir de 1640, fueron muchos los mercaderes españoles que invertían sus metales preciosos en América, sobre todo en Perú, en vez de arriesgarse a que fueran confiscados en España o se perdieran en el viaje. Este capital fue la base para la transformación de las ciudades en la era posterior a la minería.
La recesión minera de Perú tardó más que la de México y fue menos dura. Pero en ambos casos el ocaso se produjo por el aumento de los costes de explotación, dado el agotamiento de los filones más accesibles. La plata extraída en niveles más inferiores requería, a su vez, una técnica de mezcla aún más costosa. El descubrimiento en 1608 de grandes filones en Oruro compensó el agotamiento de Potosí, así como otros hallazgos similares, aunque no evitó que las minas se situaran irremediablemente en un segundo pla-no económico.
El crecimiento de las ciudades trajo a su vez una diversificación de actividades y una reorientación económica. Cuando llegó a su fin el primer ciclo minero, México se reorientó a la agricultura y la ganadería y comenzó a autoabastecerse con productos manufacturados. Perú tar-dó más en diversificar su actividad, pero cuando absorbió los beneficios de su propia actividad minera los invirtió en crear una red de comercio intercolonial que era independiente de la metrópoli. De alguna forma, la recesión de la Península supuso el despegue de América.
César Cervera
FUENTE: ABC - HISTORIA
*La información del gráfico de las remesas de metales es del libro “Historia de Castilla: de Atapuerca a Fuensaldaña” (La Esfera de los Libros).
Desde el primer contacto de Cristóbal Colón con la población de lo que él consideraba una isla de Asia, pero en verdad era un Nuevo Continente, los Reyes Católicos ordenaron evangelizar cuantos antes a los indígenas y no usar la violencia con ellos. Frente al hambriento afán por el oro de los conquistadores, desde la Corte de los Reyes Católicos se preocuparon repetidas veces porque aquellos nuevos territorios fueran una prolongación de Castilla en ultramar, y no unas colonias a las que explotar hasta la última gota. Y aunque en ocasiones se impuso la sed de oro, la creación de cientos de ciudades, catedrales, universidades, caminos e incluso hospitales (entre 1500 y 1550, se levantaron unos 25 hospitales grandes y un número mayor de pequeños) demostró que para la Corona aquel continente, aquella empresa atlántica, iba más allá de intereses económicos o comerciales.
El descubrimiento de importantes minas de metales preciosos en América vertebró el crecimiento de estas ciudades y terminó por convertirse en un importante flujo de riqueza para Castilla. O más bien para las guerras que mantenía en Europa la dinastía de los Habsburgo, que aprovecharon la débil posición de las Cortes castellanas tras la Guerra de las Comunidades para aumentar la presión fiscal en este reino. Pocos kilos del oro y la plata que atracaban en Sevilla procedente de América se invertía realmente en Castilla. A veces ni siquiera llegaba a pisar territorio ibérico.
LAS PRIMERAS FUENTES DE RIQUEZA
Al principio del Descubrimiento, la institución de la encomienda fue una forma de canalizar la ambición de los conquistadores por crear un sistema feudal en América y la primera gran fuente de beneficios para la Corona y los nuevos terratenientes. Como explica el libro “La empresa de América: los hombres que conquistaron imperios y gestaron naciones” (EDAF), el proceso consistía en “encomendar” a un grupo de indígenas a un conquistador, un encomendero, co-
mo si se tratara de un vasallaje pero sin cesión de tierras. Todo indígena varón entre los 18 y 50 años de edad era considerado tributario, lo que significaba que estaba obligado a pagar un tributo al Rey en su condición de “vasallo libre” de la Corona castellana o, en su defecto, al encomendero que ejercía este derecho en nombre del Monarca. Las encomiendas, no en vano, eran una cesión de los Reyes Católicos a cambio de que los conquistadores corrieran con los gastos de la evangelización: debían pagar, entre otros pagos, el hospedaje del cura doctrinero.
La codicia de los conquistadores dio lugar en su origen a numerosos abusos, pero conforme la Corona española fue ganando fuerza institucional en el Nuevo Mundo, fue posible ejercer un mayor control sobre los encomenderos más excesivos. Con el paso de los años, las encomiendas perdieron su papel en la colonización y cómo fuente de beneficios.
Junto a las encomiendas la primera gran fuente de ingresos de los conquistadores en esta fase fueron los botines de guerra, los sa-queos a poblaciones prehispánicas y las expediciones en busca de tesoros fabulosos que inflaban la imaginación de aquellos hombres procedentes en su mayoría de Extremadura y Andalu-cía. En su origen bastaba con el trueque de oro a cambio de objetos europeos, pero más pronto que tarde llegaron los saqueos. Con la caída de los grandes imperios se pasó a la explotación minera, primero con el lavado del metal procedente de las arenas de los ríos, y luego con el establecimiento de enormes yacimientos de oro y plata.
El oro fue el protagonista de los primeros años de la conquista, viviendo su punto álgido entre 1550 y 1560, coincidiendo con un periodo de gran escasez de este mineral en Europa. Pero pronto el oro fue sustituido por el verdadero “Dorado” de América: las minas de plata. La expresión “va-le un Perú o un Potosí” hace referencia a que fue en esta región donde estaba una de las minas más emblemática y productiva. En 1545 se inició la explotación de estos yacimientos de plata en el Alto Perú (hoy Bolivia), siendo el año cero del boom en la extracción de este material.
La población indígena ya había explotado en pequeña escala la mayoría de estas minas de metal. Los españoles incluso copiaron de los indígenas en un principio la precaria técnica para purificar esta plata, puesto que se necesitaba mezclar con otras sustancias la plata pura antes de retirarla. El método de la “huaira” consistía en introducir en unos hornos la plata pura para que se derritiera por el fuego y saliera purificada. Así y todo, el sistema hacía que se perdiera parte del material y conforme se agotaba la plata de superficie se hacían necesarias técnicas más avanzadas.
Desde México, donde estaban las también fructíferas minas de Zacatecas, se exportó al Virreinato de Perú la técnica del azogue (el nombre antiguo del elemento químico mercurio), que requería moler previamente la plata para que, una vez hecha polvo, fuera absorbido por el mercurio. Más tarde se separaba el mercurio de la plata para obtener su pureza. El método era mucho más efectivo, tres veces más productivo que la huaira peruana, y, además, se vio beneficiado por el descubrimiento de unas mi-nas de azogue en Huancavelica por aquellas mismas fechas.
La producción de plata se disparó a partir de la generalización en el uso de mercurio. La extracción era laboriosa y además este proceso de mezcla también requería mucha mano de obra. Ante la demanda de más mineros se establecieron las normas para el trabajo de los indígenas en estas minas. El virrey Francisco de Toledo generalizó en la década de 1570 el sistema de la mita, que se fundamentaba en la creación de turnos de trabajo obligatorio entre la población indígena para labores mineras. Lo que condicionó, a su vez, el rendimiento en la explotación de las minas de plata a los cambios demográficos. Sin ir más lejos, una gran epidemia en 1576 acabó en Nueva España con cerca del 50% de la población, según estima John Lynch en su obra “Los Austrias”, y provocó de golpe una caí-da del 35% en las remesas de metales.
LOS GASTOS TRAEN DEUDAS, INCLUSO CON PLATA
El mito de que España fue la gran beneficiada de esta explotación minera tiene muchos matices. La llegada de grandes remesas de oro y plata a los puertos castellanos disparó la inflación en la Península (en 1600 los precios estaban en un nivel cuatro veces superior a los de 1501) y destruyó el tejido productivo, puesto que los españoles básicamente exportaban materias primas e importaban productos manufacturados. “El no haber dinero, oro ni plata en España es por haberlo y el no ser rica es por serlo”, planteaba con acierto González de Cellorigo. Este economista señalaba a principios del XVII que la decadencia se debía al abandono de “las operaciones virtuosas de los oficios, los tratos, la labranza y la crianza” por parte del pueblo.
A su vez, una quinta parte de los metales que llegaban estaba reservada para la Corona castellana, que bajo la soberanía de la dinastía de los Austrias la invertía casi en su totalidad en financiar las guerras europeas del Imperio español, que no siempre coincidían con los intereses castellanos. Coincidiendo con el momento de mayores envíos de plata, el Imperio español destinó 7.063.000 millones de ducados (El Monasterio del Escorial costó 6,5 millones) para el mantenimiento de su flota mediterránea y 11.692.000 para el Ejército de Flandes entre 1571 y 1577.
La plata y los elevados impuestos en Castilla no cubrían los enormes gastos militares, por lo que Carlos V y Felipe II tuvieron que recurrir a la emisión de deuda pública y a los grandes banqueros genoveses y alemanes con el fin de mantener aquella maquinaria bélica. Los juros y préstamos se hicieron habituales, hasta el punto de que buena parte de la riqueza castellana quedó en manos extranjeras. En este sentido, las Cortes Castellanas (atadas de pies y manos desde la Guerra de las Comunidades) se quejaban con frecuencia de que la salida constante de metales preciosos, “como si fuéramos in-dios”, estaba empobreciendo el país y había convertido a Castilla en “las Indias de otros países”. Y si bien Felipe II trató de cumplir con sus compromisos, la escandalosa deuda le obligó a suspender pagos por primera vez en 1557, a la que siguieron dos suspensiones de pagos más en 1577 y en 1597.
LA DECADENCIA DE LA PENÍNSULA IMPULSA A PERÚ
Tras un crecimiento récord durante todo el reinado de Felipe II, los años finales del siglo XVI mostraron los primeros síntomas de agotamiento en la explotación de plata. Entre 1604 y 1605 la disminución de las remesas de metales se sintió con fuerza, arrastrando este problema hasta 1650. Esta contracción no era debida a que las minas se hubieran secado de golpe (las remesas seguían siendo gigantes), sino a que la crisis castellana, con su caída demográfica, sus derrotas militares, el aumento del coste de las defensas americanas y sus problemas económicos, terminó por afectar al engranaje perfecto que había sido hasta entonces la Carrera de Indias. En 1628, el escuadrón del neerlandés Piet Heyn capturó la flota de plata de Nueva España en el puerto cubano de Matanzas, sin que apenas mediara resistencia. Felipe IV lamentó el resto de su vida un golpe de tal envergadura a lo que se consideraba un sistema de transporte infalible:
“Os aseguro que siempre que hablo del de-sastre se me revuelve la sangre en las venas, no por la pérdida de la hacienda, sino por la reputación que perdimos los españoles en aquella infame retirada, causada de miedo y codicia”.
El punto de no retorno estaba cerca. A partir de estas fechas, las remesas de plata siguieron llegando con abundancia a España, pero solo un porcentaje mínimo acababa ya en Castilla, siendo su auténtico destino los grandes puertos europeos y el Lejano Oriente a través del intercambio comercial con Manila. Asimismo, como señala John Lynch, “una importante cantidad de plata permanecía en América, donde el proceso histórico era más de transformación que de hundimiento”. Las colonias alimentaban cada vez más el co-mercio propio, de tal modo que el capital se quedaba allí, tanto a través de inversiones privadas como públicas.
A partir de 1640, fueron muchos los mercaderes españoles que invertían sus metales preciosos en América, sobre todo en Perú, en vez de arriesgarse a que fueran confiscados en España o se perdieran en el viaje. Este capital fue la base para la transformación de las ciudades en la era posterior a la minería.
La recesión minera de Perú tardó más que la de México y fue menos dura. Pero en ambos casos el ocaso se produjo por el aumento de los costes de explotación, dado el agotamiento de los filones más accesibles. La plata extraída en niveles más inferiores requería, a su vez, una técnica de mezcla aún más costosa. El descubrimiento en 1608 de grandes filones en Oruro compensó el agotamiento de Potosí, así como otros hallazgos similares, aunque no evitó que las minas se situaran irremediablemente en un segundo pla-no económico.
El crecimiento de las ciudades trajo a su vez una diversificación de actividades y una reorientación económica. Cuando llegó a su fin el primer ciclo minero, México se reorientó a la agricultura y la ganadería y comenzó a autoabastecerse con productos manufacturados. Perú tar-dó más en diversificar su actividad, pero cuando absorbió los beneficios de su propia actividad minera los invirtió en crear una red de comercio intercolonial que era independiente de la metrópoli. De alguna forma, la recesión de la Península supuso el despegue de América.
César Cervera
FUENTE: ABC - HISTORIA
*La información del gráfico de las remesas de metales es del libro “Historia de Castilla: de Atapuerca a Fuensaldaña” (La Esfera de los Libros).
Caravana histórica turística: A 85 años de una guerra entre hermanos
En septiembre de 1932 comenzó la Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia y en septiembre de 2017, es decir exactamente 85 años después, penetra en territorio paraguayo la caravana histórica turística que lleva a un numeroso grupo de personas —entre descendientes de combatientes, historiadores y apasionados del estudio de este tema— a conocer el lugar del que se alimentan leyendas, glorias y penas…
Miércoles 30 de agosto. Bajo la ventisca cruceña se aproxima la vorágine y todos, con más o menos equipaje, esperan los autobuses.→ →En sus rasgos, en sus miradas, en sus palabras aparecen destellos de aquellos que desde todos los rincones del país fueron a la guerra. En el caso de los combatientes, sin caminos ni transporte, con menos comida, con sed.
Recepción en Villa Montes
La llegada a Villa Montes es noticia para toda la ciudad, que recibe a los visitantes con los brazos abiertos y los cubiertos esperando sobre la mesa, palabras de ánimo y la amabilidad de las autoridades. Hay arengas por el hermanamiento y el crecimiento mutuo con el país vecino.
Los monumentos a los fieros guerreros que en febrero de 1935 al mando de Bernardino Bilbao Rioja detuvieron el avance “pila” se ven colosales; los nombres, vivos en las calles y en la tierra que, de no ser por aquellos hombres, no nos pertenecería en la actualidad.
La casa Staudt
Bajo el mercado, justo al lado de tiendas de maletas, de frutas y verduras, descendiendo las gradas del comedor popular se encuentra, como escondida en una gruta atemporal, la casa Staudt, donde Salamanca fue derrocado el 27 de noviembre de 1934, donde el general Lanza se arrancó las hombreras del uniforme y gritó: “¡Me avergüenzo de ser militar boliviano!”, donde se asentó la población del chaco boliviano por orden del entonces presidente Ismael Montes Gamboa, iniciando así la vida de la ciudad de Villa Montes.
La casa Staudt… aquella casa que fue el cuartel general del Alto Mando Militar, hospedaje del presidente Salamanca y depósito del mercado hasta su remodelación, que la convirtió en el museo al coraje boliviano que es ahora.
La partida a Paraguay comenzó a las cuatro de la mañana y mientras más camino devoran los buses, más montañas devora el horizonte hasta llegar a la frontera que tanto costó definir (el acuerdo definitivo sobre límites se firmó en 2009).
El cruce de la frontera
En ese lugar, antes conocido como “fortín Cañada Oruro” y que ahora lleva el nombre de José Infante Rivarola, hay un pequeño y pulcro edificio de una planta en el que se realizan los trámites migratorios para pasar de un país al otro.
Al cruzar la frontera, por primera vez los ojos de los viajeros pueden reconocer el paisaje del chaco, ese que habían visto solo en fotografías o que se habían imaginado en desvelos luego de leer a Céspedes, Guzmán o Lara.
Observan extrañados aquel monótono paraje que poco o nada cambió durante toda la travesía, hasta llegar al asiento del III Cuerpo del Ejército paraguayo, donde se abrazaron los que antes se habían enfrentado, donde se intercambiaron palabras cordiales y donde comieron un suculento plato gracias a la hospitalidad de la compañía vecina.
Fortín Toledo
La caravana prosigue hacia el fortín Toledo, donde la lucha entre el pueblo boliviano y el paraguayo se hizo colosal entre el 26 de febrero y el 11 de marzo de 1933, cuando olas de bolivianos intentaron tomarlo mas no pudieron y quedaron enterrados bajo cruces blancas y una bandera tricolor que hoy ondea sobre sus tumbas.
Actualmente ese lugar, donde retumbaron las balas y la artillería, preservado por el Gobierno paraguayo en atención a su valor histórico, es un criadero de pecaríes (chancho de monte) gracias al proyecto “Tagua”, que busca evitar la extinción de este característico animal del chaco.
La extraña Filadelfia
Al llegar al Hotel Touring, en Filadelfia, una vez concluida la cena suenan guitarras y voces extraordinarias que transforman la sobremesa en una serenata a la luna chaqueña, la misma que vio interpretar cuecas y polcas melancólicas dentro de las trincheras en tiempos de guerra.
La ciudad de Filadelfia es un raro caso de sincretismo cultural e histórico. Las colonias menonitas ingresaron a Paraguay desde 1927 impulsadas por políticas de venta de tierras públicas puestas en práctica desde 1885, en un intento del Gobierno paraguayo de poblar el chaco. Las colonias se desarrollaron notablemente y aunque existen ciudadanos de rasgos autóctonos o mestizos, los idiomas alemán y castellano predominan en esta pequeña ciudad, lo que maravilla e inquieta ya que el visitante se siente como si estuviera en cualquier otro país menos en Paraguay.
Boquerón, la batalla
Dejando atrás Filadelfia, la caravana se encamina hacia Boquerón y se vive en carne propia el calor y la falta de agua, que supieron ser un factor lacerante del paso y debilitante del alma. Así surge la pregunta: “¿Cómo pelearon estos pobres hombres aquí?”. La respuesta llega en tropel: “Eran unos guerreros”.
La Batalla de Boquerón se libró entre el 9 y el 29 de septiembre de 1932, marcando el inicio informal de la guerra. Es conocida como una de las epopeyas universales y se la compara con la Batalla de las Termopilas y la de Dien Bien Phu. Una muestra indudable del estoicismo del soldado boliviano.
Ya en el célebre fortín, mientras la caravana recorre las instalaciones, las páginas de los libros cobran vida y la imaginación corre a mil por hora: Miles de paraguayos embisten contra las trincheras, ahora desgastadas; la punta brava a cargo de Inofuentes, ahora cortada por un camino, dispara contra las insistentes arremetidas guaraníes; el “Charata” Ustariz cae acribillado por las balas mientras besa su arma “como si fuera una cruz”; la tuca de Marzana, ahora reconstruida, atestigua el ingreso de los “pilas” que lo hacen prisionero; Manchego reconoce a Velásquez y dice: “Este paraguayo es amigo mío, de morir entiérrenme con él”. Y en efecto así se hizo, la placa funeraria lo atestigua hasta el día de hoy.
Kilómetro 7
Tras dormir en Boquerón la caravana llega a Kilometro 7 o Campo Jordán, donde se encuentran con una trinchera parcialmente borrada por el tiempo y un monte cercado por la actividad ganadera, con restos de fortificaciones, cartuchos de bala oxidados que, tiempo atrás, incandescentes y raudas, volaron contra el pecho del enemigo, como fue incandescente el aliento de los bolivianos condecorados como héroes por haber dejado el alma en aquel pajonal.
Después de su retirada desde la caída de Boquerón, el Ejército boliviano decidió hacerse fuerte en el kilometro 7 del camino a fortín Saavedra. Con la evacuación por motivos de salud del coronel Enrique Peñaranda, el mando de la IV División quedó a cargo del teniente coronel Bernandino Bilbao Rioja, por entonces Jefe de Estado Mayor, quien se encargaría de los preparativos para la batalla.
La batalla de Kilómetro 7 se desarrolló del 7 de noviembre de 1932 hasta febrero de 1933. En ella se frenó en seco el avance del Ejército paraguayo y se diezmó a sus fuerzas, elevando la moral nacional. Representó para el pueblo boliviano una nueva esperanza y evitó que se perdiese la guerra al inicio de la contienda.
Fortín Alihuatá
La caravana prosigue su trayecto hasta el memorable fortín Alihuatá, que ahora se encuentra dentro un terreno privado dedicado a la ganadería. El Estado paraguayo tuvo que negociar con el propietario para poder recuperar parte del que alguna vez fue el fortín boliviano de Alihuatá, abandonado en 1932 después de que el fortín Arce fuera quemado. No se lo recuperaría hasta marzo del año siguiente, con una maniobra de la IX División a cargo del coronel Victorino Gutiérrez.
Se conservan aún la aguada y restos de las paredes de adobe del fortín, que perdió parte de los cimientos y el techo debido a los embates de la naturaleza. Una verdadera joya histórica en el corazón del chaco boreal.
Fortín Nanawa
El último destino es el fortín Nanawa, que significa “entre quebrachos blancos”; el punto más lejano al que llegó el Ejército boliviano, donde la ofensiva de Kundt se detuvo en enero de 1933 al no poder avasallar a las fuerzas que ahí se hallaban al mando del teniente coronel Luis Irrazábal.
Un segundo intento por tomar el fortín se produjo el 4 de julio de 1933, iniciando así una de las batallas más grandes de la Guerra del Chaco en cuanto a efectivos, uso de tanques, lanzallamas y artillería. Hubo fuertes combates cuerpo a cuerpo.
Es el lugar donde murió lo mejor de la juventud boliviana debido a la negligencia del Alto Mando Militar; allí, la caravana es recibida con un almuerzo y la calidez de los propietarios y autoridades paraguayas.
Del fortín, ahora, solo se ve el mástil de la bandera del vecino país, que nunca dejó de flamear, y los bustos de los héroes que pelearon por la heredad del Paraguay. Algunos restos de vehículos y armas están resguardados en un bunker nuevo con un proyector de películas informativas y un calor asfixiante.
El final
Así llega a su fin esta hermosa travesía, con intercambio de contactos y abrazos fraternos, con fotografías, sonrisas y apretones de mano.
Es la despedida de los nuevos amigos, de los enemigos de antaño. Cada quien toma su rumbo, de regreso a su país, con la promesa de volver a verse en noviembre en Villa Montes, cuando sean los paraguayos quienes nos visiten.
El afamado libro sobre la Guerra del Chaco “Masamaclay”, de Roberto Querejazu Calvo, dice en su última parte: “Masamaclay, uno de los puntos donde se produjo un choque armado previo a la guerra, debió calificar a todo el territorio en disputa. Masamaclay en lenguaje de los aborígenes significa: Lugar donde pelearon dos hermanos”. •
* Este mágico viaje a las entrañas del chaco y de nuestra historia ha sido posible gracias al diputado Pedro Mendoza (Paraguay) y al coronel Roger Centeno (Bolivia).
Miércoles 30 de agosto. Bajo la ventisca cruceña se aproxima la vorágine y todos, con más o menos equipaje, esperan los autobuses.→ →En sus rasgos, en sus miradas, en sus palabras aparecen destellos de aquellos que desde todos los rincones del país fueron a la guerra. En el caso de los combatientes, sin caminos ni transporte, con menos comida, con sed.
Recepción en Villa Montes
La llegada a Villa Montes es noticia para toda la ciudad, que recibe a los visitantes con los brazos abiertos y los cubiertos esperando sobre la mesa, palabras de ánimo y la amabilidad de las autoridades. Hay arengas por el hermanamiento y el crecimiento mutuo con el país vecino.
Los monumentos a los fieros guerreros que en febrero de 1935 al mando de Bernardino Bilbao Rioja detuvieron el avance “pila” se ven colosales; los nombres, vivos en las calles y en la tierra que, de no ser por aquellos hombres, no nos pertenecería en la actualidad.
La casa Staudt
Bajo el mercado, justo al lado de tiendas de maletas, de frutas y verduras, descendiendo las gradas del comedor popular se encuentra, como escondida en una gruta atemporal, la casa Staudt, donde Salamanca fue derrocado el 27 de noviembre de 1934, donde el general Lanza se arrancó las hombreras del uniforme y gritó: “¡Me avergüenzo de ser militar boliviano!”, donde se asentó la población del chaco boliviano por orden del entonces presidente Ismael Montes Gamboa, iniciando así la vida de la ciudad de Villa Montes.
La casa Staudt… aquella casa que fue el cuartel general del Alto Mando Militar, hospedaje del presidente Salamanca y depósito del mercado hasta su remodelación, que la convirtió en el museo al coraje boliviano que es ahora.
La partida a Paraguay comenzó a las cuatro de la mañana y mientras más camino devoran los buses, más montañas devora el horizonte hasta llegar a la frontera que tanto costó definir (el acuerdo definitivo sobre límites se firmó en 2009).
El cruce de la frontera
En ese lugar, antes conocido como “fortín Cañada Oruro” y que ahora lleva el nombre de José Infante Rivarola, hay un pequeño y pulcro edificio de una planta en el que se realizan los trámites migratorios para pasar de un país al otro.
Al cruzar la frontera, por primera vez los ojos de los viajeros pueden reconocer el paisaje del chaco, ese que habían visto solo en fotografías o que se habían imaginado en desvelos luego de leer a Céspedes, Guzmán o Lara.
Observan extrañados aquel monótono paraje que poco o nada cambió durante toda la travesía, hasta llegar al asiento del III Cuerpo del Ejército paraguayo, donde se abrazaron los que antes se habían enfrentado, donde se intercambiaron palabras cordiales y donde comieron un suculento plato gracias a la hospitalidad de la compañía vecina.
Fortín Toledo
La caravana prosigue hacia el fortín Toledo, donde la lucha entre el pueblo boliviano y el paraguayo se hizo colosal entre el 26 de febrero y el 11 de marzo de 1933, cuando olas de bolivianos intentaron tomarlo mas no pudieron y quedaron enterrados bajo cruces blancas y una bandera tricolor que hoy ondea sobre sus tumbas.
Actualmente ese lugar, donde retumbaron las balas y la artillería, preservado por el Gobierno paraguayo en atención a su valor histórico, es un criadero de pecaríes (chancho de monte) gracias al proyecto “Tagua”, que busca evitar la extinción de este característico animal del chaco.
La extraña Filadelfia
Al llegar al Hotel Touring, en Filadelfia, una vez concluida la cena suenan guitarras y voces extraordinarias que transforman la sobremesa en una serenata a la luna chaqueña, la misma que vio interpretar cuecas y polcas melancólicas dentro de las trincheras en tiempos de guerra.
La ciudad de Filadelfia es un raro caso de sincretismo cultural e histórico. Las colonias menonitas ingresaron a Paraguay desde 1927 impulsadas por políticas de venta de tierras públicas puestas en práctica desde 1885, en un intento del Gobierno paraguayo de poblar el chaco. Las colonias se desarrollaron notablemente y aunque existen ciudadanos de rasgos autóctonos o mestizos, los idiomas alemán y castellano predominan en esta pequeña ciudad, lo que maravilla e inquieta ya que el visitante se siente como si estuviera en cualquier otro país menos en Paraguay.
Boquerón, la batalla
Dejando atrás Filadelfia, la caravana se encamina hacia Boquerón y se vive en carne propia el calor y la falta de agua, que supieron ser un factor lacerante del paso y debilitante del alma. Así surge la pregunta: “¿Cómo pelearon estos pobres hombres aquí?”. La respuesta llega en tropel: “Eran unos guerreros”.
La Batalla de Boquerón se libró entre el 9 y el 29 de septiembre de 1932, marcando el inicio informal de la guerra. Es conocida como una de las epopeyas universales y se la compara con la Batalla de las Termopilas y la de Dien Bien Phu. Una muestra indudable del estoicismo del soldado boliviano.
Ya en el célebre fortín, mientras la caravana recorre las instalaciones, las páginas de los libros cobran vida y la imaginación corre a mil por hora: Miles de paraguayos embisten contra las trincheras, ahora desgastadas; la punta brava a cargo de Inofuentes, ahora cortada por un camino, dispara contra las insistentes arremetidas guaraníes; el “Charata” Ustariz cae acribillado por las balas mientras besa su arma “como si fuera una cruz”; la tuca de Marzana, ahora reconstruida, atestigua el ingreso de los “pilas” que lo hacen prisionero; Manchego reconoce a Velásquez y dice: “Este paraguayo es amigo mío, de morir entiérrenme con él”. Y en efecto así se hizo, la placa funeraria lo atestigua hasta el día de hoy.
Kilómetro 7
Tras dormir en Boquerón la caravana llega a Kilometro 7 o Campo Jordán, donde se encuentran con una trinchera parcialmente borrada por el tiempo y un monte cercado por la actividad ganadera, con restos de fortificaciones, cartuchos de bala oxidados que, tiempo atrás, incandescentes y raudas, volaron contra el pecho del enemigo, como fue incandescente el aliento de los bolivianos condecorados como héroes por haber dejado el alma en aquel pajonal.
Después de su retirada desde la caída de Boquerón, el Ejército boliviano decidió hacerse fuerte en el kilometro 7 del camino a fortín Saavedra. Con la evacuación por motivos de salud del coronel Enrique Peñaranda, el mando de la IV División quedó a cargo del teniente coronel Bernandino Bilbao Rioja, por entonces Jefe de Estado Mayor, quien se encargaría de los preparativos para la batalla.
La batalla de Kilómetro 7 se desarrolló del 7 de noviembre de 1932 hasta febrero de 1933. En ella se frenó en seco el avance del Ejército paraguayo y se diezmó a sus fuerzas, elevando la moral nacional. Representó para el pueblo boliviano una nueva esperanza y evitó que se perdiese la guerra al inicio de la contienda.
Fortín Alihuatá
La caravana prosigue su trayecto hasta el memorable fortín Alihuatá, que ahora se encuentra dentro un terreno privado dedicado a la ganadería. El Estado paraguayo tuvo que negociar con el propietario para poder recuperar parte del que alguna vez fue el fortín boliviano de Alihuatá, abandonado en 1932 después de que el fortín Arce fuera quemado. No se lo recuperaría hasta marzo del año siguiente, con una maniobra de la IX División a cargo del coronel Victorino Gutiérrez.
Se conservan aún la aguada y restos de las paredes de adobe del fortín, que perdió parte de los cimientos y el techo debido a los embates de la naturaleza. Una verdadera joya histórica en el corazón del chaco boreal.
Fortín Nanawa
El último destino es el fortín Nanawa, que significa “entre quebrachos blancos”; el punto más lejano al que llegó el Ejército boliviano, donde la ofensiva de Kundt se detuvo en enero de 1933 al no poder avasallar a las fuerzas que ahí se hallaban al mando del teniente coronel Luis Irrazábal.
Un segundo intento por tomar el fortín se produjo el 4 de julio de 1933, iniciando así una de las batallas más grandes de la Guerra del Chaco en cuanto a efectivos, uso de tanques, lanzallamas y artillería. Hubo fuertes combates cuerpo a cuerpo.
Es el lugar donde murió lo mejor de la juventud boliviana debido a la negligencia del Alto Mando Militar; allí, la caravana es recibida con un almuerzo y la calidez de los propietarios y autoridades paraguayas.
Del fortín, ahora, solo se ve el mástil de la bandera del vecino país, que nunca dejó de flamear, y los bustos de los héroes que pelearon por la heredad del Paraguay. Algunos restos de vehículos y armas están resguardados en un bunker nuevo con un proyector de películas informativas y un calor asfixiante.
El final
Así llega a su fin esta hermosa travesía, con intercambio de contactos y abrazos fraternos, con fotografías, sonrisas y apretones de mano.
Es la despedida de los nuevos amigos, de los enemigos de antaño. Cada quien toma su rumbo, de regreso a su país, con la promesa de volver a verse en noviembre en Villa Montes, cuando sean los paraguayos quienes nos visiten.
El afamado libro sobre la Guerra del Chaco “Masamaclay”, de Roberto Querejazu Calvo, dice en su última parte: “Masamaclay, uno de los puntos donde se produjo un choque armado previo a la guerra, debió calificar a todo el territorio en disputa. Masamaclay en lenguaje de los aborígenes significa: Lugar donde pelearon dos hermanos”. •
* Este mágico viaje a las entrañas del chaco y de nuestra historia ha sido posible gracias al diputado Pedro Mendoza (Paraguay) y al coronel Roger Centeno (Bolivia).
“Vico Vico”, un duende de varios siglos
“Creo que don Vico Vico cambia de aspecto según lo que vaya a hacer. En el boliche, muchas veces lo han visto como un hombre muy simpático de unos 50 años. A veces, algunas personas preguntan por el señor que vieron la noche anterior y los meseros juran que esa persona comió sola”, relata a ECOS Cinthia Vacaflores Ramírez, propietaria de La Casona 1775 Pub Restaurante, llamada así porque fue construida en ese año.
Enidzen Azurduy, una estudiante de Derecho que hace años trabaja en La Casona, cuenta que “una vez por motivos de trabajo llegó una mujer de Santa Cruz y cenó sola. Cuando retornó al día siguiente preguntó si ya había llegado el señor tan simpático con el que una noche antes había bebido vino. Sin embargo, todo el personal sabía que había cenado sola”.
¿Quién es “Vico Vico”?
Según Vacaflores, desde hace unas cuatro generaciones que en su familia se habla de la presencia de un “duende que heredaron”, que, según dice, es “pícaro”. La última generación lo bautizó como “Vico Vico”.
Cuando la abuela de Cinthia, Sara Leytón, vivía junto a su esposo Carlos Ramírez (cochabambino) en ese inmueble, era costumbre que una pareja de jóvenes peones fueran de la finca del campo a la ciudad para trabajar en los quehaceres de la casa y el negocio familiar.
Ocurre que esa pareja vivía en un cuarto del tercer patio y Leytón contaba que algunas veces se aparecía el duende a las 3:00 de la madrugada en su habitación. Tenía mucho miedo porque escuchaban ruidos en su cuarto (sillas arrastrándose, puertas abriéndose; incluso dicen que Vico Vico los destapaba en la cama).
Después la pareja pidió volver a la finca, creando un problema para los esposos Leytón-Ramírez pues se quedaron sin ayuda. “El cuartito donde vivía la pareja del campo sigue hasta ahora y le llamamos ‘el cuarto de los duendes’”, comenta Vacaflores a ECOS.
Como Vico Vico por su casa
Luego dice que “el ‘bandido’ (Vico Vico) ha cambiado el lugar varias veces dentro de la misma casa y se hace notar haciendo un carraspeo donde está. Pero ahora no le tenemos miedo, más bien es como una compañía chistosa porque es pícaro”.
Con el tiempo fue el padre de Cinthia, Gastón Vacaflores Pereira, el que empezó a hablar y tratar al duende como amigo… Incluso le delegó ciertas responsabilidades como cuidar la casa, encontrar llaves u objetos perdidos, repeler a las personas con mala energía, y cosas así.
De la habitación (su “casa”), Vico Vico, según Cinthia, se trasladó a un pino que había en el patio.
“Una vez, un amigo que estaba en el bar me dijo: ‘estoy acalorado’. Yo le aconsejé que saliera al patio a tomar aire y cuando entró, estaba blanco como un papel. Me dijo: ‘tu árbol me ha hablado, me ha dicho respira, flaco, respira…’”.
Finalmente el duende pasó a la chimenea, “pero es bueno Vico Vico, cuida el lugar y nos acompaña; ahora vive en el ‘cuarto de bombas’”
Dice que a veces, en las noches, ella está subiendo a su cuarto, siente la carraspera y le indica: “¡Vico Vico!, ¡yo sé que estás ahí. Anda y cuida el boliche!”. Y pareciera que le tienen fe, porque, asegura, “jamás tuvimos ningún problema, estoy segura que nos cuida”.
Ahora Vico Vico vive en el boliche donde hace de las suyas. “Creo que la casa venía con el duende, es una historia de por lo menos cuatro generaciones”, asegura la mujer.
“Es muy chistoso porque a nuestras amistades les encanta el ambiente de la casa, pero siempre pasa que una de ellas se asusta por alguna sombra o siente que algo le toca el hombro. Entonces, en son de chiste decimos: ‘el Vico Vico no te quiere’”.
El duende, remarca Vacaflores, “es un secreto a voces en la familia”. Y cómo no si, tal como ella dice, aunque no se deja ver, hace “travesuras”. Por ejemplo, Cinthia afirma que enciende la licuadora, oculta lentes, bambolea los bombillos, mueve las copas o las hace caer.
Eso sí, “nunca lo escuché hablar, por tanto no podría describir su voz. Solo escuché el carraspeo que hace”.
Finalmente, cuenta que una amiga de nombre Zelma le dijo que una vez vio a Vico Vico y lo describió como risueño, pequeño, con sombrero grande y un paleto de estilo antiguo. •
La Casona de 1775
La vivienda donde actualmente funciona La Casona 1775 Pub Restaurante fue construida ese año para acoger al primer administrador de la nueva Casa de Moneda de Potosí, Pedro de Tagle, que posteriormente se convirtió en Virrey de Perú.
Años después, según datos históricos, se perdió el rastro de quienes habitaron el caserón hasta 1860, cuando el Banco San Carlos remató la casa y esta pasó a manos de Abel Vacaflores (pariente de Cinthia Vacaflores Ramírez).
Posteriormente perteneció a Sara, Rebeca y Fernando Leytón, que correspondían a la misma familia por sucesión hereditaria, y así pasó de una generación a otra o mediante compra entre herederos, siempre dentro de la familia, explica Cinthia a ECOS.
“El caserón es testigo mudo de innumerables historias de las familias que habitaron aquí, algunas felices, otras tristes y las demás divertidas. Esas historias siempre son motivo de largas conversaciones en las reuniones que tenemos como familia, donde los de mayor edad son los encargados de transmitir los relatos a las siguientes generaciones”, añade.
Dice que varias de las familias moradoras en este lugar expresario su agrado y cariño por el inmueble, ya que por su ubicación el sol derrama sus rayos sobre ella y la mantiene caliente, algo muy importante por el característico frío de Potosí.
Cinthia Vacaflores, parte de la última generación, sostiene que recibió una parte de la casa como herencia y luego compró las que correspondían a sus hermanos.
IUna casa-museo
La magnífica construcción de estilo colonial tiene dos plantas, tres patios, 19 habitaciones y ocho baños. Los corredores de la segunda planta impresionan por su larga longitud, lo mismo que la luz que ingresa por sus amplios ventanales, el agradable clima interior y el piso de madera original. Una parte de la construcción se usa como vivienda y la otra corresponde a La Casona 1775 Pub Restaurante.
Cinthia tiene una casa-museo donde atesora una gran colección de objetos útiles antiguos que acumuló durante muchos años.
“Recolecté thapas (‘objetos viejos’, en quechua) de mis tías mayores, logré acumular una interesante colección de utensilios antiguos que me encantan porque cada pieza tiene una historia. Por ejemplo, ‘soborné’ durante años a una tía con chocolates Mackintosh para que me regale un quinqué”, confiesa entre risas.
Entre sus abundantes documentos y libros posee, por ejemplo, el primer plano de aguas de Potosí, que data de 1772; o la primera edición de la Guía de Potosí, de 1954, los libros de contabilidad de los negocios de la familia, documentación antigua de su casa...
ILa Casona 1775
“El lugar más cálido de la ciudad”, reza el eslogan del pub restaurante enclavado en pleno centro potosino, en la calle Frías N° 41, muy cerca de la Casa Nacional de Moneda. Es el lugar donde, según su gerente propietaria Cinthia Vacaflores, vive don Vico Vico, un “simpático duende” que se presenta ante algunos clientes como un hombre común.
“Este año cumplimos 20 años de servicio y es digno de destacar porque continuamente se abren bonitos locales y con el transcurso del tiempo van desmejorando y no terminan bien”, critica ella.
Clientes locales y foráneos encuentran en este lugar variada comida nacional y extranjera, además de una fusión de sabores, destacando una trucha del lago Titicaca.
El bar ofrece el cóctel “La Casona”, que se prepara con vodka. También postres, entre los que resalta el dulce de cuaresmillos (duraznos enanos).
ICuaresmillos de Camargo
La familia de Cinthia tiene origen camargueño y se especializa en el preparado del apetecido dulce de cuaresmillos, con pequeños duraznos del tamaño de una canica.
Ella explica que este dulce no es fácil de elaborar: se debe pelar el duraznito finamente porque, si no, desaparece la pulpa. También exige quitarle el agua porque es amarga. Dos personas se demoran toda una tarde en pelar una arroba de estos frutos. El dulce se puede comer con crema, amaretto o solo.
El plus de este lugar es que cuenta con música bien seleccionada y los viernes por la noche actúan bandas musicales en vivo.
Las paredes de uno de los ambientes del pub restaurante están llenas de firmas de los clientes. Una de ellas dice: “Yo vine, yo comí y bailé”.
La Casona 1775 Pub Restaurante atiende de 18:00 a 2:00 de la madrugada.
jueves, 14 de septiembre de 2017
Audio A 163 años de la muerte de José Manuel Baca, 'Cañoto'
Este 15 de septiembre se recordarán 163 años de la muerte de José Manuel Baca, recordado también en los libros de historia como 'Cañoto', aquel hombre intrépido que daba pelea a las tropas realistas y que compartió momentos de gloria junto a José Manuel Mercado e Ignacio Warnes en la Batalla de La Florida aquel 25 de mayo de 1814 y en la Batalla de El Pari, el 21 de noviembre de 1816.
Cochabamba celebra 207 años de creación
El departamento de Cochabamba recuerda hoy, 14 de Septiembre, 207 años de su creación. Con este motivo, las autoridades, población civil e instituciones rinden su homenaje a la tierra de Alejo Calatayud, Esteban Arce y las Heroínas de la Coronilla.
Los actos cívicos en la capital del valle comenzaron ayer con el desfile escolar, el traslado de los restos mortales de don Esteban Arce a la plaza 14 de Septiembre, la sesión de honor de la Asamblea Legislativa Departamental y la serenata a Cochabamba.
En la jornada de hoy, varias instituciones cívicas, privadas e instituciones públicas efectuarán la entrega de ofrendas florales en la plaza 14 de septiembre, donde comenzaron ayer los homenajes a Cochabamba, tierra de grandes personalidades, clima templado y valle fértil.
Las autoridades locales rindieron su homenaje por este nuevo aniversario. En la oportunidad también se comprometieron a trabajar en pos del progreso, para que Cochabamba recupere los primeros sitiales a nivel nacional.
ECONOMÍA
Cochabamba se encuentra entre las tres principales regiones del país, su economía se basa en la producción hidrocarburífera, la agricultura, ganadería, turismo y producción empresarial. Gobierno y empresarios expresaron su deseo de generar mejores condiciones de empleo, que se traduzcan en mayores ingresos económicos para las familias cochabambinas y el país.
PROBLEMAS
Cochabamba, pese al deseo de crecimiento de sus habitantes, se ha mantenido en el tercer lugar entre los departamentos del país; la mayoría de la población civil identifica para ello tres problemas principales como ser: la falta de agua, los problemas limítrofes y la basura.
Para la ciudadanía es responsabilidad de todas las autoridades y ciudadanos contribuir a la solución de estas problemáticas, que a corto plazo deben convertirse en oportunidades de desarrollo para la región.
En este marco, mediante la conformación de la denominada Región Metropolitana, que integra a los municipios de Sacaba, Cercado, Colcapirhua, Tiquipaya, Vinto y Sipe Sipe, se busca integrar a la región y de manera sostenida afrontar esta situación.
GASTRONOMÍA
El departamento de Cochabamba es conocida como la capital gastronómica del país. Sus principales platos están preparados sobre la base de carnes y una variedad de verduras, legumbres y hortalizas que se producen en las zona de los valles.
Las personas que visitan Cochabamba perciben, sin lugar a dudas, el inolvidable deleite de su gastronomía, que contempla exquisitos platos como: el silpancho, pique macho, chicharrón, p‘ampaku, pichón, jaka lawa, chajchu, habas pectu, uchuco, picante de pollo, lambreado de conejo, entre otros.
TURISMO
En el valle cochabambino se encuentra una variedad de lugares y atractivos turísticos, entre los más significativos están: el Cristo de la Concordia, las Heroínas de la Coronilla, el Santuario de la Virgen María de Urkupiña, el Convento de Santa Teresa, la plaza de Armas 14 de Septiembre y la zona del Chapare. Las 16 provincias del Departamento también encierran historia, tradiciones y costumbres que despiertan el interés de los visitantes.
DATOS
- Este departamento es agrícola por excelencia y es llamado “Granero de Bolivia”. Sus productos más importantes son el maíz, trigo, cebada, avena, lino, papa, hortalizas, oca, papalisa, frutas.
- También tiene los siguientes minerales: plomo, plata, antimonio, oro, diamantes, rubís, etc. En el Chapare se encuentran los únicos yacimientos de asbesto del país, tiene gran cantidad de bosques de maderas finas y goma cascarilla.
- En este Departamento concluye el oleoducto Camiri -Cochabamba y se encuentra la refinería Gualberto Villarroel.
- Tiene fábricas como Dillman, PIL, cervecería Taquiña, fábricas de calzados Manaco, cemento, llantas, tejidos, jabones y cosméticos en general.
FUNDACIÓN DE COCHABAMBA
La ciudad de Cochabamba fue fundada en dos ocasiones, primero el 2 de agosto de 1571 y luego el 1 de enero de 1574. Es capital del departamento de Cochabamba y también de la provincia de Cercado. Cochabamba se encuentra situada el valle y en el centro de Bolivia.
Cochabamba actualmente es la tercera región en importancia económica en el país. La primera fundación de la ciudad se llevó a cabo el 2 de agosto de 1571 por Gerónimo Osorio con el nombre de Villa Oropeza, localizándose cerca del cerro San Sebastián.
Años más tarde, el 1 de enero de 1574, Sebastián Barba de Padilla procedió a la segunda fundación de Cochabamba. Fue concebida como un centro de producción agrícola, con esa visión creció hasta obtener el título de “Leal y Valerosa” para el año 1786.
TIERRAS FÉRTILES
En Cochabamba se localiza un valle abundante de tierras fértiles ideales para actividades agrícolas y ganaderas. Por sus alrededores dispone de campos de cultivos y vestigios culturales de la época imperial Inca.
El valle cochabambino frece varios e interesantes sitios turísticos por descubrir como atractivos naturales, como el valle de Cochabamba con vista la cordillera Tunari.
Esta región estuvo habitada por más de mil años gracias a la abundancia de tierras fértiles y productivas. Evidencias arqueológicas sugieren que los primeros habitantes pertenecieron a los grupos étnicos Tiwanaku, Tupuraya, Mojocoya, Omereque, e Inca.
La primera ciudad en el valle se fundó con el nombre de Villa de Oropesa bajo las órdenes del entonces virrey del Perú Francisco Álvarez de Toledo. La segunda fundación de la ciudad se realizó el 1 de enero en la actual plaza 14 de Septiembre. En 1573, después del fallecimiento del primer fundador Gerónimo Osorio, Barba de Padilla pidió autorización al virrey para fundar la ciudad en el valle.
ÉPOCA REPUBLICANA
A la llegada del mariscal Sucre para hacerse cargo de la ex Audiencia, ya con el nombre de República de Bolívar, durante tres años, en los que organizó el país. En su gobierno, se creó oficialmente el departamento de Cochabamba, el 23 de enero de 1826, quitándole la jurisdicción sobre Moxos y los valles cruceños.
Los actos cívicos en la capital del valle comenzaron ayer con el desfile escolar, el traslado de los restos mortales de don Esteban Arce a la plaza 14 de Septiembre, la sesión de honor de la Asamblea Legislativa Departamental y la serenata a Cochabamba.
En la jornada de hoy, varias instituciones cívicas, privadas e instituciones públicas efectuarán la entrega de ofrendas florales en la plaza 14 de septiembre, donde comenzaron ayer los homenajes a Cochabamba, tierra de grandes personalidades, clima templado y valle fértil.
Las autoridades locales rindieron su homenaje por este nuevo aniversario. En la oportunidad también se comprometieron a trabajar en pos del progreso, para que Cochabamba recupere los primeros sitiales a nivel nacional.
ECONOMÍA
Cochabamba se encuentra entre las tres principales regiones del país, su economía se basa en la producción hidrocarburífera, la agricultura, ganadería, turismo y producción empresarial. Gobierno y empresarios expresaron su deseo de generar mejores condiciones de empleo, que se traduzcan en mayores ingresos económicos para las familias cochabambinas y el país.
PROBLEMAS
Cochabamba, pese al deseo de crecimiento de sus habitantes, se ha mantenido en el tercer lugar entre los departamentos del país; la mayoría de la población civil identifica para ello tres problemas principales como ser: la falta de agua, los problemas limítrofes y la basura.
Para la ciudadanía es responsabilidad de todas las autoridades y ciudadanos contribuir a la solución de estas problemáticas, que a corto plazo deben convertirse en oportunidades de desarrollo para la región.
En este marco, mediante la conformación de la denominada Región Metropolitana, que integra a los municipios de Sacaba, Cercado, Colcapirhua, Tiquipaya, Vinto y Sipe Sipe, se busca integrar a la región y de manera sostenida afrontar esta situación.
GASTRONOMÍA
El departamento de Cochabamba es conocida como la capital gastronómica del país. Sus principales platos están preparados sobre la base de carnes y una variedad de verduras, legumbres y hortalizas que se producen en las zona de los valles.
Las personas que visitan Cochabamba perciben, sin lugar a dudas, el inolvidable deleite de su gastronomía, que contempla exquisitos platos como: el silpancho, pique macho, chicharrón, p‘ampaku, pichón, jaka lawa, chajchu, habas pectu, uchuco, picante de pollo, lambreado de conejo, entre otros.
TURISMO
En el valle cochabambino se encuentra una variedad de lugares y atractivos turísticos, entre los más significativos están: el Cristo de la Concordia, las Heroínas de la Coronilla, el Santuario de la Virgen María de Urkupiña, el Convento de Santa Teresa, la plaza de Armas 14 de Septiembre y la zona del Chapare. Las 16 provincias del Departamento también encierran historia, tradiciones y costumbres que despiertan el interés de los visitantes.
DATOS
- Este departamento es agrícola por excelencia y es llamado “Granero de Bolivia”. Sus productos más importantes son el maíz, trigo, cebada, avena, lino, papa, hortalizas, oca, papalisa, frutas.
- También tiene los siguientes minerales: plomo, plata, antimonio, oro, diamantes, rubís, etc. En el Chapare se encuentran los únicos yacimientos de asbesto del país, tiene gran cantidad de bosques de maderas finas y goma cascarilla.
- En este Departamento concluye el oleoducto Camiri -Cochabamba y se encuentra la refinería Gualberto Villarroel.
- Tiene fábricas como Dillman, PIL, cervecería Taquiña, fábricas de calzados Manaco, cemento, llantas, tejidos, jabones y cosméticos en general.
FUNDACIÓN DE COCHABAMBA
La ciudad de Cochabamba fue fundada en dos ocasiones, primero el 2 de agosto de 1571 y luego el 1 de enero de 1574. Es capital del departamento de Cochabamba y también de la provincia de Cercado. Cochabamba se encuentra situada el valle y en el centro de Bolivia.
Cochabamba actualmente es la tercera región en importancia económica en el país. La primera fundación de la ciudad se llevó a cabo el 2 de agosto de 1571 por Gerónimo Osorio con el nombre de Villa Oropeza, localizándose cerca del cerro San Sebastián.
Años más tarde, el 1 de enero de 1574, Sebastián Barba de Padilla procedió a la segunda fundación de Cochabamba. Fue concebida como un centro de producción agrícola, con esa visión creció hasta obtener el título de “Leal y Valerosa” para el año 1786.
TIERRAS FÉRTILES
En Cochabamba se localiza un valle abundante de tierras fértiles ideales para actividades agrícolas y ganaderas. Por sus alrededores dispone de campos de cultivos y vestigios culturales de la época imperial Inca.
El valle cochabambino frece varios e interesantes sitios turísticos por descubrir como atractivos naturales, como el valle de Cochabamba con vista la cordillera Tunari.
Esta región estuvo habitada por más de mil años gracias a la abundancia de tierras fértiles y productivas. Evidencias arqueológicas sugieren que los primeros habitantes pertenecieron a los grupos étnicos Tiwanaku, Tupuraya, Mojocoya, Omereque, e Inca.
La primera ciudad en el valle se fundó con el nombre de Villa de Oropesa bajo las órdenes del entonces virrey del Perú Francisco Álvarez de Toledo. La segunda fundación de la ciudad se realizó el 1 de enero en la actual plaza 14 de Septiembre. En 1573, después del fallecimiento del primer fundador Gerónimo Osorio, Barba de Padilla pidió autorización al virrey para fundar la ciudad en el valle.
ÉPOCA REPUBLICANA
A la llegada del mariscal Sucre para hacerse cargo de la ex Audiencia, ya con el nombre de República de Bolívar, durante tres años, en los que organizó el país. En su gobierno, se creó oficialmente el departamento de Cochabamba, el 23 de enero de 1826, quitándole la jurisdicción sobre Moxos y los valles cruceños.
martes, 12 de septiembre de 2017
De la Guerra del Chaco - 12 de septiembre de 1932 A chicote limpio
El Cap. Moisés Rodríguez, que el día anterior había salido en comisión para obtener refuerzos para la defensa de Agua Rica, retorna a este fortín con más tropa y al comprobar que éste había sido evacuado, eleva el siguiente parte: “El fortín tiene aspecto de desastre, todo está destruído. Nos quedaremos a vengar la sangre de nuestros hermanos”. En verdad, si este oficial hubiera cumplido su comisión en tiempo oportuno, Agua Rica no habría sido evacuado. Cae sobre él la responsabilidad del abandono de Agua Rica, que melló el prestigio del comandante Jáuregui que fue, en la paz y en la guerra, un jefe de méritos.
Mientras tanto, en el frente de Boquerón, el comandante Marzana dispone que al día siguiente 12, los oficiales Cap. Víctor Ustáriz y Sbtte. Julio Murillo salgan del fortín para tomar contacto con las tropas de Yujra, aprovechando los claros que aún existían en el pretendido cerco paraguayo. El enemigo refuerza sus líneas diezmadas por la defensa de Boquerón con unidades frescas.
Nuestras fuerzas de Yujra atacan desde el exterior a los paraguayos, quienes, convenientemente posesionados del terreno, rechazan las arremetidas. La aviación boliviana bombardea y ametralla a las fuerzas enemigas que avanzan desde Isla Po-í para reforzar a los atacantes de Boquerón con reservas que no habían participado en los ataques. Durante todo este día la lucha es intensa y brava.
Para cooperar a las tropas de Boquerón, la 2a. Compañía del R. I. 7, al mando del Cap. Santiago Pol B., a quien acompañan los oficiales W. Peña, J. M. Gonzáles y E. Collazos, con un efectivo de 90 hombres, llega al fortín Arce, asiento de la IV División de Ejército que se hallaban al mando del Cnl. Francisco Peña. Este jefe ordena la formación de la compañía para arengarla y dice: “Ustedes, los cobardes que han corrido a Agua Rica, ahora van a pasar a Boquerón. Los paraguayos están muriendo de sed y no tiene artillería ni aviones. Ustedes los van a sacar a chicote limpio, pues están huyendo a Isla Po-í”.
En este mismo instante se escuchaba con claridad el bombardeo a Boquerón por la artillería paraguaya, prueba evidente de la sordera del Cnl. Peña o de su absoluto desconocimiento de los acontecimientos.
Este jefe que blandía un enorme chicote, había sido educado en Francia, a poco tuvo que sufrir las consecuencias de sus bravuconadas, puesto que con los primeros tiros arrancó de Arce sin poder emplear su chicote.
Del Calendario Histórico de Bolivia.
Mientras tanto, en el frente de Boquerón, el comandante Marzana dispone que al día siguiente 12, los oficiales Cap. Víctor Ustáriz y Sbtte. Julio Murillo salgan del fortín para tomar contacto con las tropas de Yujra, aprovechando los claros que aún existían en el pretendido cerco paraguayo. El enemigo refuerza sus líneas diezmadas por la defensa de Boquerón con unidades frescas.
Nuestras fuerzas de Yujra atacan desde el exterior a los paraguayos, quienes, convenientemente posesionados del terreno, rechazan las arremetidas. La aviación boliviana bombardea y ametralla a las fuerzas enemigas que avanzan desde Isla Po-í para reforzar a los atacantes de Boquerón con reservas que no habían participado en los ataques. Durante todo este día la lucha es intensa y brava.
Para cooperar a las tropas de Boquerón, la 2a. Compañía del R. I. 7, al mando del Cap. Santiago Pol B., a quien acompañan los oficiales W. Peña, J. M. Gonzáles y E. Collazos, con un efectivo de 90 hombres, llega al fortín Arce, asiento de la IV División de Ejército que se hallaban al mando del Cnl. Francisco Peña. Este jefe ordena la formación de la compañía para arengarla y dice: “Ustedes, los cobardes que han corrido a Agua Rica, ahora van a pasar a Boquerón. Los paraguayos están muriendo de sed y no tiene artillería ni aviones. Ustedes los van a sacar a chicote limpio, pues están huyendo a Isla Po-í”.
En este mismo instante se escuchaba con claridad el bombardeo a Boquerón por la artillería paraguaya, prueba evidente de la sordera del Cnl. Peña o de su absoluto desconocimiento de los acontecimientos.
Este jefe que blandía un enorme chicote, había sido educado en Francia, a poco tuvo que sufrir las consecuencias de sus bravuconadas, puesto que con los primeros tiros arrancó de Arce sin poder emplear su chicote.
Del Calendario Histórico de Bolivia.
Historia de unas bandoleras 12 de septiembre de 1879
En 1879 el ejército boliviano se hallaba en Tacna, en campaña contra Chile, con el capitán general Hilarión Daza a la cabeza. Para solemnizar del aniversario del 6 de agosto, el general Daza obsequió 200 bolivianos a cada uno de los cuerpos de la “Legión Boliviana”. Por disposición del general Juan José Pérez, el regimiento “Murillo” sólo empleó en los festejos 80 bolivianos y aplicó el resto a la adquisición de bandoleras de las que tanto carecía el cuerpo.
Esta combinación la hizo el general Pérez con el asentimiento del general Daza, quien se comprometió a abonar el saldo que resultare. Termi-nada la confección de bandoleras, el general Pérez pidió el reintegro de la diferencia, que era de 200 bolivianos. El jefe de Estado Mayor General, general Manuel Otton Jofré, que debía decretar el pago, se negó a hacerlo, alegando que no se había presentado el presupuesto. Mientras tanto, el talabartero, cansado de no co-brar, demandó al general Pérez. Ante el mismo jefe del Estado Mayor General Jofré se negó por segunda vez el pago. Contrariado Pérez, pagó de su peculio la suma exigida, expresando que Daza “Cicateaba un pago tan pequeño y tan justo, mientras se derrochaba por miles los fondos de la nación”.
DAZA ORDENA QUE PÉREZ MARCHE A CAU-POLICÁN
Informado el general Daza sobre estas frases, montó en cólera, y dictó en el acto una orden escrita para que el general Pérez marchase sin demora a la inhóspita región de Caupolicán a organizar fuerzas de reserva. Como es de suponer, Pérez se negó a cumplir la orden, y mandó decir al capitán general que él había venido a ofrendar los últimos días de su vida a la patria y haciendo renuncia de su clase y empleo en el ejército del Perú, donde servía en la condición que se le destinase. Ante este mensaje, Daza mandó que Pérez compareciera; pero éste, conociendo el carácter irascible del capitán general y temiendo, con sobrada razón, un ultraje, se negó a comparecer y desapareció de Tacna. Al tener noticia sobre esta evasión, el general Daza ordenó a sus edecanes que unos a pie y otros a caballo fuesen en busca del fugitivo. Calculando que éste hubiese tomado el camino de Arica, ordenó al coronel Ángel Zarco seguir esa ruta y apresarlo o matarlo en caso de resistencia. Pero, el general Pérez había desaparecido como “comido por la tierra”, y nadie pudo hallarlo.
DAZA RECORRE LOS CUARTELES
Temeroso el general Daza de que Pérez produjera algún movimiento militar en contra suya, reunió a sus edecanes y acompañado de ellos salió a la calle, dirigiéndose a algunos cuarteles. Mandó distribuir a los sargentos varios cajones de municiones, hablándoles de una gran conspiración, basada en el asesinato de su persona y cuyo núcleo principal estaba en la “Legión Boli-viana”, acaudillada por el general Pérez y el coronel Camacho.
Los soldados “Colorados” creyendo que efectivamente se trataba de una conspiración, se enardecieron, vitoreando al capitán general, y pidiendo las cabezas de Pérez y Camacho. Daza concluyó encargándoles que el primer tiro que oyesen o cualquier noticia que les comunicasen, salieran haciendo fuego y no dejaran a uno solo de los “karas huaira levas”, o sea los “jóvenes de levitas raídas”. La población de Tacna pasó la noche en medio de la mayor ansiedad y zozobra y los batallones sobre las armas.
GENERAL PÉREZ BORRADO DEL ESCALAFÓN MILITAR
El 12 de septiembre se dictó una orden general, suscrita por el general Jofré, que decía que el general de brigada don Juan J. Pérez es un disociador conspirador que “ha contaminado la atmósfera de sus cuarteles con el impuro hálito del soldado insubordinado algunas veces, déspota otras y revoltoso en todas ocasiones”. Por tanto, el capitán general y en jefe del ejército ORDENA que el general Juan J. Pérez sea dado de baja y borrado del escalfón militar.
Esta combinación la hizo el general Pérez con el asentimiento del general Daza, quien se comprometió a abonar el saldo que resultare. Termi-nada la confección de bandoleras, el general Pérez pidió el reintegro de la diferencia, que era de 200 bolivianos. El jefe de Estado Mayor General, general Manuel Otton Jofré, que debía decretar el pago, se negó a hacerlo, alegando que no se había presentado el presupuesto. Mientras tanto, el talabartero, cansado de no co-brar, demandó al general Pérez. Ante el mismo jefe del Estado Mayor General Jofré se negó por segunda vez el pago. Contrariado Pérez, pagó de su peculio la suma exigida, expresando que Daza “Cicateaba un pago tan pequeño y tan justo, mientras se derrochaba por miles los fondos de la nación”.
DAZA ORDENA QUE PÉREZ MARCHE A CAU-POLICÁN
Informado el general Daza sobre estas frases, montó en cólera, y dictó en el acto una orden escrita para que el general Pérez marchase sin demora a la inhóspita región de Caupolicán a organizar fuerzas de reserva. Como es de suponer, Pérez se negó a cumplir la orden, y mandó decir al capitán general que él había venido a ofrendar los últimos días de su vida a la patria y haciendo renuncia de su clase y empleo en el ejército del Perú, donde servía en la condición que se le destinase. Ante este mensaje, Daza mandó que Pérez compareciera; pero éste, conociendo el carácter irascible del capitán general y temiendo, con sobrada razón, un ultraje, se negó a comparecer y desapareció de Tacna. Al tener noticia sobre esta evasión, el general Daza ordenó a sus edecanes que unos a pie y otros a caballo fuesen en busca del fugitivo. Calculando que éste hubiese tomado el camino de Arica, ordenó al coronel Ángel Zarco seguir esa ruta y apresarlo o matarlo en caso de resistencia. Pero, el general Pérez había desaparecido como “comido por la tierra”, y nadie pudo hallarlo.
DAZA RECORRE LOS CUARTELES
Temeroso el general Daza de que Pérez produjera algún movimiento militar en contra suya, reunió a sus edecanes y acompañado de ellos salió a la calle, dirigiéndose a algunos cuarteles. Mandó distribuir a los sargentos varios cajones de municiones, hablándoles de una gran conspiración, basada en el asesinato de su persona y cuyo núcleo principal estaba en la “Legión Boli-viana”, acaudillada por el general Pérez y el coronel Camacho.
Los soldados “Colorados” creyendo que efectivamente se trataba de una conspiración, se enardecieron, vitoreando al capitán general, y pidiendo las cabezas de Pérez y Camacho. Daza concluyó encargándoles que el primer tiro que oyesen o cualquier noticia que les comunicasen, salieran haciendo fuego y no dejaran a uno solo de los “karas huaira levas”, o sea los “jóvenes de levitas raídas”. La población de Tacna pasó la noche en medio de la mayor ansiedad y zozobra y los batallones sobre las armas.
GENERAL PÉREZ BORRADO DEL ESCALAFÓN MILITAR
El 12 de septiembre se dictó una orden general, suscrita por el general Jofré, que decía que el general de brigada don Juan J. Pérez es un disociador conspirador que “ha contaminado la atmósfera de sus cuarteles con el impuro hálito del soldado insubordinado algunas veces, déspota otras y revoltoso en todas ocasiones”. Por tanto, el capitán general y en jefe del ejército ORDENA que el general Juan J. Pérez sea dado de baja y borrado del escalfón militar.
14 de septiembre de 1810 Revolución de Cochabamba
Cochabamba 1810, estaba por entonces como Gobernador de esta ciudad don José Gonzáles Prada, hombre déspota y desconfiado, quien temeroso de que los sucesos de La Paz y Chuquisaca repercutieran en su jurisdicción, emprendió persecución contra algunos ciudadanos que mostraban ideas liberales, entre los sospechosos estaban Manuel Esteban Arze, el teniente coronel Francisco del Rivero, Melchor Villa Guzmán (Quitón) quienes debían ser tomados presos y conducidos a Oruro y de ahí confinados a las inhóspitas tierras orientales. Sin embargo Arze y sus compañeros de causa lograron evadir la persecución y se entregaron a la tarea de organizar un ejército con sus propios recursos.
Muy pronto el ejército patriota compuesto por mozos vallunos de Punata, Tarata y Cliza, armados con algunos arcabuces, lanzas, garrotes y hondas, marcharon hacia la ciudad de Cochabamba, a cuya cabeza destacaban Esteban Arze y Melchor Villa Guzmán, y la mañana del 14 de septiembre de 1810 irrumpieron en la ciudad con disparos de arcabuces y gran alboroto, muy pronto repicaron las campanas, simultáneamente surgieron exclamaciones de “¡Viva Fernando VII”! “¡Mueran los chapetones”!
Inmediatamente los revolucionarios tomaron el cuartel realista, mientras tanto el Gobernador Gonzáles Prada emprendía precipitada fuga rumbo al Perú. Controlada la ciudad por los insurrectos, la población se plegó a la causa libertaria, pidiendo a la vez “¡Cabildo Abierto”!. . . Para satisfacer el clamor popular, tropas y pueblo se concentraron en la Plaza de Armas, el Cabildo declaró depuesto al Gobernador Gonzáles Prada, y nombró en su lugar a Francisco del Rivero; a Esteban Arze se le designó comandante del ejército patriota.
Días más tarde, la Junta Patriótica de Cochabamba, en acto solemne, decidió reconocer a la Junta Gubernativa de Buenos Aires, constituida a raíz de la revolución del 25 de mayo de 1810 y puesta bajo la presidencia del potosino Cornelio Saavedra.
Una vez establecido el gobierno revolucionario de Cochabamba, Arze y Melchor Villa Guzmán, tomando previsiones ante cualquier eventualidad que se pudiera presentar, encabezando el ejército patriota marcharon hacia Oruro (octubre 22). Mientras tanto, Juan Ramírez, jefe realista instalado en la ciudad de La Paz, enterado de estos sucesos, destacó una división de 800 hombres al mando del coronel Fermín Piérola hacia Oruro. Los dos enemigos se avistaron en los campos de Aroma (entre Sica Sica y el pueblo de Panduro) donde se empeñó la batalla. Ante el arrollador avance entre pajonales y tholares, la victoria se decidió a favor de los patriotas, los realistas se vieron obligados a em-prender una desordena huida a Sica Sica y tomar camino a Gua-qui, donde estaba instalado su cuartel general. 14 de noviembre de 1810.
La causa de la independencia altopeuana había obtenido su primer triunfo militar, dadas las desventajosas condiciones en que combatieron los patriotas. En Buenos Aires, la noticia de este hecho glorioso fue recibido con amplio júbilo y entusiasmo. “La gaceta”, un periódico de la capital destacaba el suceso con este titular: “El Alto Perú será libre porque Cochabamba quiere que lo sea”.
Muy pronto el ejército patriota compuesto por mozos vallunos de Punata, Tarata y Cliza, armados con algunos arcabuces, lanzas, garrotes y hondas, marcharon hacia la ciudad de Cochabamba, a cuya cabeza destacaban Esteban Arze y Melchor Villa Guzmán, y la mañana del 14 de septiembre de 1810 irrumpieron en la ciudad con disparos de arcabuces y gran alboroto, muy pronto repicaron las campanas, simultáneamente surgieron exclamaciones de “¡Viva Fernando VII”! “¡Mueran los chapetones”!
Inmediatamente los revolucionarios tomaron el cuartel realista, mientras tanto el Gobernador Gonzáles Prada emprendía precipitada fuga rumbo al Perú. Controlada la ciudad por los insurrectos, la población se plegó a la causa libertaria, pidiendo a la vez “¡Cabildo Abierto”!. . . Para satisfacer el clamor popular, tropas y pueblo se concentraron en la Plaza de Armas, el Cabildo declaró depuesto al Gobernador Gonzáles Prada, y nombró en su lugar a Francisco del Rivero; a Esteban Arze se le designó comandante del ejército patriota.
Días más tarde, la Junta Patriótica de Cochabamba, en acto solemne, decidió reconocer a la Junta Gubernativa de Buenos Aires, constituida a raíz de la revolución del 25 de mayo de 1810 y puesta bajo la presidencia del potosino Cornelio Saavedra.
Una vez establecido el gobierno revolucionario de Cochabamba, Arze y Melchor Villa Guzmán, tomando previsiones ante cualquier eventualidad que se pudiera presentar, encabezando el ejército patriota marcharon hacia Oruro (octubre 22). Mientras tanto, Juan Ramírez, jefe realista instalado en la ciudad de La Paz, enterado de estos sucesos, destacó una división de 800 hombres al mando del coronel Fermín Piérola hacia Oruro. Los dos enemigos se avistaron en los campos de Aroma (entre Sica Sica y el pueblo de Panduro) donde se empeñó la batalla. Ante el arrollador avance entre pajonales y tholares, la victoria se decidió a favor de los patriotas, los realistas se vieron obligados a em-prender una desordena huida a Sica Sica y tomar camino a Gua-qui, donde estaba instalado su cuartel general. 14 de noviembre de 1810.
La causa de la independencia altopeuana había obtenido su primer triunfo militar, dadas las desventajosas condiciones en que combatieron los patriotas. En Buenos Aires, la noticia de este hecho glorioso fue recibido con amplio júbilo y entusiasmo. “La gaceta”, un periódico de la capital destacaba el suceso con este titular: “El Alto Perú será libre porque Cochabamba quiere que lo sea”.
lunes, 11 de septiembre de 2017
Germán Busch, un centauro solitario en la historia boliviana
El Chueco llegó al Hospital de Miraflores acompañado del doctor Valenzuela, escéptico aun ante la sorpresiva noticia del atentado al presidente. Sus dudas se disiparon al encontrar a los miembros de la familia Busch que, claramente abatidos, esperaban un milagro después de la operación de emergencia que le habían realizado al joven mandatario para extraerle la bala que perforó la sien derecha de su insigne cabeza. El Coronel Eliodoro Carmona —cuñado de Busch que años más tarde sufriría dos intentos de linchamiento, ya que en estado de embriaguez afirmaría haber sido él quien disparó al presidente— relató a El Chueco los hechos acaecidos esa madrugada y cómo Busch ebrio habría hecho uso de su propia arma para eliminarse.
El doctor Valenzuela logró ser admitido en la sala donde tenían al herido. Poco tiempo después salió con un semblante resignado y con tristeza informó: “Le quedan unas dos horas de vida”. El Chueco entonces ingresó a la pequeña sala y lo vio: estaba tendido en un catre de fierro con el cráneo vendado y el rostro inflamado y morado del lado derecho, por donde había ingresado el mortífero proyectil. La boca entreabierta mostraba el hueco del diente extraído el día anterior a la tragedia. En la mente de El Chueco se agolparon en ese instante un cúmulo de recuerdos que lo ligaban a ese hombre, que ahora convulsionaba y cuya respiración se asemejaba a la de un animal salvaje, aferrándose a la vida.
Lo recordó luchando, una fría noche en el barrio paceño de Chijini, a puño limpio con uno de los más famosos pugilistas que tenía la ciudad; en la Guerra del Chaco, enfrentando la barbarie con su eterna sonrisa de niño grande; como si se tratara de un evento deportivo, llenándose de fama y gloria para luego encumbrarse a la silla presidencial como el presidente más joven de la historia boliviana. Esbozando una resignada y melancólica sonrisa admitió el inevitable desenlace y le dedicó un pensamiento de despedida al que fuera su camarada y amigo: “Mueres a bala, como querías”.
El gran capitán, que salió de las arenas de sangre del Chaco empapado de un aura de leyenda y que al mando de un grupo de locos lograba hazañas inverosímiles. El quijote, que aparecía por arte de magia detrás de las líneas enemigas y por cuya cabeza el ejército paraguayo ofrecía recompensa. El hombre que armado de audacia derrocó a tres jefes de Estado y que ejerciendo como presidente marcó gracias a sus actos, el camino que lo convertiría en símbolo y bandera para inspirar a generaciones futuras de su patria, amaneció la madrugada del 23 de agosto de 1939 con una bala calibre 32 incrustada en la sien derecha en su escritorio de trabajo de su hogar en Miraflores. En circunstancias nunca esclarecidas del todo, falleció a las dos de la tarde del mismo día en el Hospital General de la ciudad sede de gobierno. Los excombatientes se quedaron con el corazón del héroe boliviano, extirpado antes de ser enterrado, durante un multitudinario cortejo fúnebre que lo acompañó hasta su última morada en el cementerio de La Paz. Le sucedieron otros presidentes que volvieron al antiguo estado de las cosas, tratando de destruir su legado; pero también vinieron otros presidentes guiados por el amor a Bolivia que siguieron sus pasos, algunos encontrando también la muerte.
En el Palacio de Gobierno se encuentra aún el lienzo con la gallarda figura del joven presidente Busch que nadie osa remover, a pesar del desfile de algunos oscuros personajes que transitaron por la ya antiquísima casa de gobierno. El gran Capitán del Chaco se encontrará siempre presente en el corazón de los bolivianos, guiando con su ejemplo a quienes quieran seguir sus pasos, buscando lo que Bolivia debe y siempre debió ser: grande, fuerte y poderosa.
Video Solo quedan 33 soldados del Chaco
Un día como hoy, hace 85 años, empezó la Guerra del Chaco. En los cuatro años de la campaña murieron casi 30.000 bolivianos de unos 200.000 que movilizó el país. El último registro del Senasir da cuenta de que en la actualidad únicamente viven 33.
Según datos del Servicio Nacional del Sistema de Reparto (Senasir), 10 beneméritos quedan en Cochabamba, otros 9 en La Paz, 9 en Santa Cruz, 3 en Sucre, 1 en Tarija y 1 en Estados Unidos. En 1974 —a 39 años del cese de hostilidades entre Bolivia y Paraguay— fueron registrados 50.000 excombatientes.
Cansados, enfermos y con un siglo de vida en las espaldas, los últimos héroes del Chaco se resisten a morir. La Razón encontró a seis de los sobrevivientes.
‘Don Marcelino’ Guzmán continúa firme
Marcelino Guzmán Alarcón cumplió 103 años el 5 de junio. El benemérito nació en 1914 y en 1933 se enroló al ejército boliviano, en Huarina. “Don Marcelino”, como le llaman respetuosamente quienes lo conocen, está lleno de recuerdos. El hambre y la sed de aquellos días son imborrables. “Comíamos frutas silvestres y tomábamos nuestro orín”, explica. En el campo de batalla también aprendió a comer víboras para sobrevivir.
El exsoldado estuvo desde 1933 hasta mediados de 1934 en el Chaco y participó de las acciones militares en Boyuibe y Camiri. Cuenta con orgullo que “disparaba fusiles Vickers... los americanos”. A pesar de los años, él se mantiene firme y no duda en regalar un saludo militar para la presente nota.
Es viudo pero no está solo, tiene cinco hijos y 15 bisnietos. Hace más de seis décadas que se hizo cargo de un puesto de bebidas en San Pedro, exactamente detrás del reclusorio. Es considerado el padre de la Asociación de Vendedores de Licores “Otero de la Vega”. En su último cumpleaños hubo una fiesta para homenajear a “Don Marcelino”... “Don Marcelino el eterno”(como también le dicen quienes más lo quieren).
Emeterio Talavera es el morterista religioso
Emeterio Ernesto Talavera Choque nació el 10 de marzo de 1918 en Tinguipaya (Potosí), pero se quedó a vivir en La Paz tras la guerra. Tiene 99 años y fue morterista en el Chaco. “Estoy entrando a los 100 años, solo me faltan meses para ser centenario”, comenta con la voz ronca y cansada. Talavera y sus tres hermanos fueron a defender a Bolivia. Anselmo (+), Felipe (+) y Leoncio (+) fueron los primeros en ir, luego le tocó a él. “Estuve 24 días con sus noches en la línea de fuego, fueron 24 jornadas de infierno”, recuerda. Eso sí... en medio de las tinieblas había algo de luz cristiana. Así, cuando tocaba enterrar a un soldado paraguayo o boliviano se le ponía una cruz encima.
Su diario de guerra indica que Talavera participó de la Batalla de Quebrada Cuevo y Yaway entre enero y junio de 1935. “No me hirieron, Dios es grande y no morí”, cuenta el hombre que tras la conflagración se hizo policía hasta jubilarse. El último cumpleaños lo festejó en Tinguipaya, donde es toda una personalidad.
En la actualidad vive junto a su hijo Gróver en Achachicala. Por las noches escucha la radio y los fines de semana sigue a su querido The Strongest. Cuando se le pregunta cuándo será su próximo cumpleaños, él responde con picardía: “El 30 de febrero…”.
Condori, un soldado amante de los gatos
Carmelo Condori Condori nació el 16 de agosto de 1916 en Muramaya (Viacha) pero festeja su cumpleaños el 16 de julio. “Por la fiesta paceña”, avisa Róger su nieto... y, el excombatiente ya lleva 101 veranos en su cuerpo delgado. Condori ingresó el 1 de enero de 1935 al frente de batalla del Destacamento 280 Primero de Artillería y participó de la defensa de Villamontes. “La guerra es para no recordar, la gente se volvía loca con el calor”, comenta el anciano mientras enseña un viejo plato y una cantimplora de plomo que le quedan del conflicto bélico. Al acabar la conflagración, él volvió a su pueblo para arar la tierra. “Cuando alguien decía que fue atacado por el khari khari, él ejercía sus dotes de sanador”, cuenta su hija Alicia. Entre los aymaras se cree que el khari khari roba la grasa humana a los viajeros.
Ahora la única responsabilidad de Condori es cuidar a Blanquita y Mascaritas, sus dos gatas.
Róger recuerda que hace 25 años él y su abuelito salían a las 04.00 desde Muramaya rumbo a la ciudad de La Paz para cobrar la renta. Ésos eran sus días más felices.
Espere
Carmelo Condori Condori, uno de los 9 beneméritos de la Guerra del Chaco en La Paz Bolivia. Video: La Razón Digital Bolivia
Roque vivió entre los muertos
Ricardo Roque Condori nació el 15 de febrero de 1915 en Charaña (La Paz). Hasta 2016, en las noches, todavía cantaba Boquerón abandonado con su hija Laura, rezaba y dormía. Ahora está enfermo, vive rodeado de viejas fotografías y nostalgias... como aquel recuerdo que lo transporta a su boda con Rufina Condori Romecín (+), justo una hora antes de viajar a la guerra. Allí participó del II Ataque a Nanagua, el cerco de la IV División Infantería Cañada Gondra y la batalla en Campo Vía. Roque disparaba una ametralladora y en la contienda perdió el brazo derecho. Malherido se entremezcló entre los muertos durante un día y una noche hasta que fue socorrido. Un lustro atrás estuvo al frente de la Federación Nacional de Mutilados e Inválidos de la Guerra del Chaco, este año fue distinguido con el Morrión de Oro de los Colorados de Bolivia, escuadra a la que él defendió.
En 2016 lloró y gritó, porque no pudo ir a desfilar el 6 de agosto, ahora está cansado y se resiste a desfallecer. “No quiero morir, no tenemos casa, ¿dónde vas a ir, hija?”, le dijo en julio a Laura. Ambos viven en las instalaciones de la Federación de Beneméritos de la calle Yanacocha, frente al colegio Ayacucho.
Iturralde es atigrado y excorrector de diarios
Julio Iturralde Perales celebró 99 años de vida el 9 de agosto. Él participó de la defensa de Villamontes en 1935, una batalla icónica del enfrentamiento entre bolivianos y paraguayos. Entró como soldado y salió como cabo.
Su aventura empezó cuando murieron sus padres, entonces él y su hermana quedaron huérfanos. Ingresó al Ejército como voluntario y tenía la ilusión de morir en la guerra. Sufrió las primeras heridas cuando volcó el camión de los soldados bolivianos; fueron, en realidad, sus únicas lesiones de la lucha contra los paraguayos.
Volvió al país y en 1947 contrajo nupcias con Teresa Llanos Aparicio, quien falleció en 1980; fue otro golpe (casi) mortal.
La guerra lo marcó, hubo tardes que lloraba al escuchar el bolero de caballería Despedida de Tarija y la cueca Destacamento 111. Hoy vive en Alto Obrajes, está muy enfermo, una infección en la próstata le tiene postrado.
Hasta hace cuatro años tomaba un bolígrafo rojo y marcaba los errores ortográficos que encontraba en los diarios de La Paz. Recuerda su época de corrector del periódico La Calle. Es muy futbolero. “Cuando perdía el Tigre se enfermaba”, cuenta su nieto Luis.
Orozco, el exprisionero e inventor tiene 102 años
Abdón Orozco Guibarra nació en La Paz el 21 de julio de 1915. Se presentó para ir a la guerra el 2 de marzo de 1933 y cayó prisionero el 11 de diciembre del mismo año, en Campo Vía. Fue repatriado al país el 26 de junio de 1936.
Una de las historias que suele contar es aquella en la cual su gorra fue perforada por un proyectil mientras él reptaba hacia una zanja.
Fue apresado y pasó más de dos años en las cárceles paraguayas. Orozco aprendió guaraní y logró conquistar amistades en las filas enemigas. En los años 90 retornó a Paraguay en busca de algún amigo olvidado medio siglo atrás, no halló a nadie conocido.
Después de la guerra, el hombre se casó con Maclovia Guzmán Siles. Juntos administraron un restaurante en Miraflores. Él enfermó y fue operado, hoy radica en California, Estados Unidos.
Su hija Lourdes recuerda que no había imposibles para su padre excombatiente. “Una vez inventó una batidora con el motor de un taladro y confeccionaba los guardapolvos y ternos de sus nietos”, añade. Cuando creaba algo, él colocaba sus iniciales AOG a la obra. Hoy está enfermo y es cuidado por sus hijos.
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