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viernes, 31 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La iconografía de Tiwanaku y Wari - Cerámica de Pariti

 En la pequeña isla de Pariti, en el lago Titicaca, existió otro centro relacionado con Tiwanaku, con construcciones de muros bajos y laberínticos. Allí se encontraron casi 600 piezas de cerámica de alta calidad que muestran la existencia de especialistas; muchas de las piezas habían sido quebradas intencionalmente, posiblemente en ceremonias, señala Sagárnaga. Los restos están datados entre 980 y 1.025 d. C. (Sagárnaga y Korpisaari, 2005). Entre las diferentes cerámicas encontradas, se pueden distinguir representaciones de diferentes tipos humanos, con características que mostrarían la diversidad de sociedades y etnias que probablemente formaron parte de Tiwanaku. Entre las cerámicas, se encuentran representaciones de hombres con tembetas semejantes a las usadas por grupos de Tierras Bajas.  

Cerámica de Pariti

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La iconografía de Tiwanaku y Wari - La cerámica

 El trabajo de cerámica implicó una gran especialización y también representó la experiencia colectiva acumulada en varios siglos. La selección de los distintos tipos de arcilla, la obtención de la textura, la forma adecuada, los materiales para los engobes y esmaltes, la aplicación de la decoración y la tecnología de la cocción requirieron de una gran habilidad y destreza. La enorme variedad de formas de las piezas de cerámica fue el resultado de una larga experiencia de diseño. La diversidad de usos que tenía la cerámica hizo también que constantemente se generaran nuevas formas. Se hicieron vasos rituales (kerus), inciensarios, braseros, jarrones, vasijas, escudillas, tazones, avivadores de fuego (phusañas), mecheros y también se produjo vajilla de uso ritual, festivo y doméstico. En muchos casos, estos objetos tuvieron decoración pintada; otros fueron adornados con relieves y hubo, asimismo, cerámica modelada que reproducía con gran maestría efigies de llamas, patos, ciervos, cóndores, pumas y también retratos de seres humanos, e incluso seres míticos. La cerámica producida en Tiwanaku era llevada hasta sitios lejanos del núcleo del Estado, pero igualmente llegaban hasta la capital objetos de cerámica fina, con hermosos diseños y colores que se trabajaba en otros lugares, como Cochabamba o Pariti, por ejemplo. 

Ceramica de Tiwanacu

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La iconografía de Tiwanaku y Wari - La piedra tallada

 Posiblemente, lo que primero llama la atención de quien visita el complejo ceremonial son los monumentales bloques de piedra; entre ellos, podríamos nombrar un bloque en el templo de Puma Punku que pesa 131 toneladas y que fue transportado hasta el lugar desde una cantera a más de diez kilómetros. Otros bloques de andesita gris, cuya cantera más próxima se encuentra a 55 kilómetros, cerca al lago Titicaca, tuvieron que ser embarcados en naves de totora hasta el puerto de Iwawe y transportados por 20 kilómetros, hasta la ciudad. El bloque de Puma Punku habría sido trasladado encima de un terraplén cubierto por arcilla mojada mediante gruesas cuerdas de cuero de llama. En el mismo Puma Punku, los grandes bloques de piedra usados en la construcción de la pirámide estuvieron unidos por grapas de cobre vaciado que pesan hasta 15 kilos cada una.

Signo escalonado con espiral y círculos bicoloresentextil de estiloTiwanku- Wari.

El trabajo de tallado de la piedra fue preciso en los trazos y detalles de los relieves. A partir del siglo VIII, cuando Tiwanaku entró a una etapa de cambios urbanos, además de las piedras areniscas, muy usadas en la época anterior, se usaron andesita y basalto. La arenisca roja proviene de canteras al Sur de Tiwanaku, mientras que la andesita gris es una roca volcánica procedente de canteras de Copacabana y Yunguyo, y el basalto es una roca volcánica negra que se obtenía en canteras al Oeste de Tiwanaku.

En los muros de piedra se hizo un tratamiento a cada bloque, con gran detalle. Sus bordes fueron rebajados para permitir un efecto “almohadillado” y se colocaron una al lado de otra con tal precisión de encaje que, en medio de piedra y piedra, no fue necesario el mortero. Posiblemente, los tiwanakotas representaron en el material durable de la piedra a sus dioses o a la forma que estos tomaron en el plano humano, y sus atributos. En estas esculturas aparecen también, de manera figurativa o abstracta, de acuerdo a la época en que fueron talladas, muchos de los símbolos más importantes de la cultura Tiwanaku, como el signo escalonado, la cruz andina, círculos con divisiones, el signo en forma de “S”, serpientes, rayos, cabezas de cóndores y pumas, y también muchos otros que fueron parte de la iconografía de la tradición Yaya-Mama.

Monolitos Frayle y Ponce


jueves, 30 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La iconografía de Tiwanaku y Wari

 De la misma manera que la tradición cultural Yaya-Mama había sido antes la expresión de la religiosidad surgida durante el Formativo en la zona del lago Titicaca, probablemente la aparición de los Estados de Tiwanaku y Wari estuvo acompañada por una nueva iconografía religiosa, en la que se destacan algunas imágenes comunes a ambos Estados (Isbell, 2008), que se convirtieron en los íconos representativos de esta época, (Horizonte Medio, 700 a 1100 d.C). Las imágenes más importantes de este conjunto iconográfico son tres: el Dios de los Báculos, los acompañantes de perfil y las cabezas radiadas. Las tres aparecen en el panel central de la Puerta del Sol de Tiwanaku El conjunto de la iconografía Tiwanaku-Wari también se expandió por una amplia región en textiles, keros (vasos para ofrendas) gorros de cuatro puntas, tupus (prendedores o alfileres de metal) y en objetos de metal; Isbell denomina a este conjunto visual con la sigla SISA, que significa “serie iconográfica Sur para el arte del Horizonte Medio” (Ibid.).

El origen de la iconografía Tiwanaku-Wari parece estar relacionado con culturas andinas tempranas (Isbell, 2008). Los diseños más antiguos corresponden al estilo Yaya-Mama. Posiblemente, la tradición de cabezas radiadas proviene del Formativo de los alrededores del Titicaca.

Durante un largo período, en una extensa región, aparecieron objetos de cerámica, piedra tallada, textiles, orfebrería y otros que se reconocen como parte de lo que se llamó “la cultura Tiwanaku” o “estilo Tiwanaku”. Por otro lado, también hubo producción de objetos, como la cerámica Pariti, con sus propios rasgos característicos, pero que se relaciona con el núcleo del centro ceremonial de Tiwanaku.

Diseño de Ceramicas

Lo que se considera como la iconografía y simbología tiwanakota incluye puntos muy distantes. Durante la primera mitad del siglo XX, el austriaco Arthur Posnansky estudió la cerámica, para comprender qué era lo que se trataba de comunicar a través de sus diseños, logrando aislar varios elementos iconográficos, geométricos y abstractos, dando una interpretación a varios de éstos. Sin embargo, en esa época no se hicieron todavía estudios sistemáticos sobre los contextos en los que fueron halladas las piezas.

Posnansky aisló algunos elementos de los diseños de cerámicas y les dio nombres, como el de “signo escalonado”, que él considera el más importante de esta cultura ya que representaría el cielo y la tierra. También otras imágenes, como la luna, el sol, el agua, los ojos, la Vía Láctea, representada por una serpiente, y otros como la llamada “cruz andina”, con un centro y cuatro direcciones cardinales. Tomando en cuenta que estos signos aparecen también en los textiles y en

la arquitectura de Tiwanaku, Posnansky planteó que el significado puede aplicarse igualmente a toda la iconografía, sin importar el soporte en que se presentan estas imágenes.

Dios del Baculo de Tiwanacu

El elemento figurativo más emblemático de Tiwanaku es el llamado “Dios de los Báculos”, la figura central de la Puerta del Sol, cuyo culto se extendió por el altiplano, por sitios de la costa, valles y por el piedemonte amazónico. Este dios aparece también en la espalda del monolito Ponce con trazos incisos.

Esta es posiblemente la imagen más emblemática, la que se asocia inmediatamente con Tiwanaku y que se repite en tallas de alto relieve en textiles y en la cerámica. El personaje lleva túnica, máscara y un báculo en cada mano. Aparece en lugares distantes del centro de Tiwanaku, como San Pedro de Atacama (Chile) y en Wari (Ayacucho, Perú), mostrando un culto generalizado. Está considerado como uno de los íconos más representativos de la cultura andina de todos los tiempos y posiblemente sus antecedentes más antiguos se remontan a Chavín de Huantar.


Señor de los Baculos en la estela de Chavin

Imágenes casi idénticas al personaje central de la Puerta del Sol están pintadas en las gigantescas vasijas de ofrendas de Conchopata, Wari. Esta parece ser una característica: una misma iconografía tallada o incisa en las esculturas líticas en Tiwanaku y pintadas en Wari (Isbell, 2008). Las dataciones corresponderían a 700 d.C y parecen haber aparecido y funcionado simultáneamente tanto en el altiplano del Titicaca como en la sierra peruana. La iconografía aparece representada en distintos soportes (cerámica, piedra, textiles) que marcan un estilo claramente identificable.

Las imágenes de la cerámica, los textiles y otros objetos Tiwanaku también se fueron gestando a lo largo del tiempo en las tradiciones culturales de la zona del Titicaca en la etapa del Formativo. Varios de los monolitos del complejo ceremonial corresponden a esta fase, que coexistió con otras entidades políticas de la zona, como Pucara, Chiripa y otras. El monolito conocido como Barbado, por ejemplo, data de esa época, de la tradición cultural Yaya-Mama, al igual que el propio Templete Semisubterráneo.



Este y otros íconos fueron representados en piedra, cerámica, textiles y metales, conformando un corpus iconográfico y estilístico reconocible como un estilo, el estilo Tiwanaku. Los animales que más frecuentemente aparecen en los diseños

de Tiwanaku son la llama, el puma o jaguar, el ciervo, la serpiente, el cóndor y el pez. También se presentan seres formados por elementos de estos animales, fundidos con partes de otros y con rasgos humanos; estos seres muchas veces

tienen alas y están coronados. Forman, así, una síntesis con todos los atributos, de manera similar a lo que ocurrió en otras latitudes del mundo, donde se crearon también seres semejantes como la esfinge (con el cuerpo de toro, garras de león, cabeza humana y alas), en Egipto y Grecia, o el dragón en China.


Posiblemente, lo más característico de la cultura clásica de Tiwanaku sea su impresionante capacidad de geometrización y el logro de concisión en el lenguaje visual, con una enorme capacidad de sintetizar y significar. Hoy hemos perdido ya los códigos de acceso a este lenguaje, pero en un momento de la historia, las vasijas, textiles y piedras de Tiwanaku plasmaron un mensaje de conceptos y símbolos esenciales dentro de su cultura.

martes, 28 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - Tiwanaku y Wari

 Posiblemente, Wari y Tiwanaku surgieron simultáneamente como Estados, estuvieron relacionados e interactuaron. Tuvieron una iconografía común y compartieron un sitio de asentamientos en el valle de Moquegua, en la actual costa peruana.

Wari estaba situada en el Norte y Tiwanaku en el sur; tuvieron sus propias áreas de expansión e influencia. Posiblemente, la frontera entre los dos Estados estuvo al Norte del lago Titicaca, hasta la costa de Arequipa y Moquegua (Rowe, 1956). El área de influencia de Tiwanaku estuvo al sur, hasta el desierto de Atacama y las alturas de San Pedro de Atacama (hoy Chile), el Norte de Argentina, hacia el este los valles de Cochabamba y al Oeste en la costa, desde Arica hasta el sur. Wari llegó por el Norte hasta Cajamarca, en la costa a Moquegua, al valle de Lambayeque y al sur, hasta la zona del Cusco, donde aparece una de las ciudades Wari más importantes, Pikillajta, a 30 kilómetros. de la ciudad de Cusco, que siglos más tarde construirían los incas. Schreiber (2005) afirma que Wari puede ser considerado un Imperio, con administración directa sobre territorios conquistados y con construcciones para ejercer esas funciones.

Sin duda, existió una relación entre los dos Estados, como lo muestra la iconografía que tienen en común. Al parecer, Tiwanaku tuvo un carácter más ceremonial, mientras que Wari conocida también como Viñaque parece haber sido más administrativo y residencial. Las dos ciudades fueron diferentes en cuanto a la construcción del espacio, incluyendo los ámbitos construidos y el tratamiento de los desechos sólidos y líquidos. Es probable que formaran parte de un conjunto dual, cada Estado con sus propias funciones y una misma ideología, religión, cosmovisión e iconografía.

Tiwanaku se caracteriza por monumentos megalíticos de piedra trabajada, acompañada por pequeñas habitaciones de adobe, mientras que las edificaciones en Wari son de piedra rústica. Tiwanaku tiene como centro el complejo ceremonial, claramente distinguible del resto de lo que fueron los conjuntos habitacionales. El Dios de los Báculos de la Puerta del Sol aparece también pintado en las gigantescas vasijas de ofrendas de Conchopata, Wari. Ésta parece ser una característica importante: una misma iconografía tallada o incisa en las esculturas líticas en Tiwanaku y pintada en objetos de Wari. Las dataciones

corresponderían a 700 d.C (Isbell, 2008) y los temas, las formas y la expresión parecen haber aparecido y funcionado simultáneamente, tanto en el altiplano del Titicaca como en la sierra peruana. A diferencia de Tiwanaku, en Wari no se construyeron pirámides. Los palacios, templos y residencias domésticas fueron hechas de piedra irregular, con revestimiento de revoque blanco (Isbell, 2008).

Mapa de Influencia de Wari y Tiwanacu


lunes, 27 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - Tiwanaku, más allá del centro - Las provincias de Tiwanaku

 Cochabamba

Al parecer, la presencia de Tiwanaku en Cochabamba no fue a través de un control directo, ni se dio el establecimiento de colonias. Los sitios del valle de Cochabamba que recibieron la influencia de Tiwanaku expresaron esta característica en su propia producción. La cerámica encontrada allí, datada en 600 d. C., tiene rasgos estilísticos que son considerados tiwanakotas, pero carece de los elementos iconográficos clásicos como pumas, cóndores o cabezas humanas. Se trata posiblemente de una producción local. En la colina de San Sebastián, que en la actualidad se encuentra en la misma ciudad de Cochabamba, fueron encontrados en 1916 objetos de oro laminado pertenecientes, posiblemente, a algún jerarca local asociado a Tiwanaku; se trata de diademas, brazaletes y pectorales de un conjunto que se conoce como “el tesoro de San Sebastián”. Por la forma en que fueron encontrados, no existe un estudio del contexto arqueológico. Tampoco se hallaron restos de construcciones.

Museo de Metales Preciosos

Hubo asentamientos de Tiwanaku también en la zona del valle hacia el sureste, en una parte de Tarija, de Chuquisaca y también de la quebrada de Humahuaca (Argentina). Todos ellos posiblemente fueron proveedores de maíz.

La colonia de Omo en el valle de Moquegua

Al Noroeste, en los valles del Sur del actual Perú, cerca de Moquegua, existe un conjunto monumental ceremonial y administrativo con un templo de adobe y con tres patios de diferentes niveles; allí se encontraron dos estelas de piedra. También fueron hallados centenares de textiles y cerámica con el estilo clásico tiwanakota. Se considera que Omo fue una colonia controlada directamente por Tiwanaku y que sus habitantes provenían del núcleo del altiplano, como se evidencia por enterramientos encontrados en el sitio de Chen Chen.

Los dos asentamientos tiwanakotas en Moquegua, Omo y Chen Chen, fueron colonias administradas directamente desde la ciudad de Tiwanaku por su élite. Allí parece haberse mantenido la identidad del núcleo sin mezclarse con tradiciones locales. Junto al asentamiento tiwanakota en Omo, se encontraba una colonia vecina del Estado de Wari, cuyo núcleo se encontraba en Ayacucho. Wari ocupó la parte superior del valle superior de Moquegua y Tiwanaku estableció su colonia en el sector medio.

La periferia

Tiwanaku también tuvo presencia en los valles y en la costa del Pacífico, como Azapa, en Arica (hoy Chile). Posiblemente, estos centros estuvieron conectados por la élite gobernante de Tiwanaku y los señores locales. En la zona alta del desierto de Atacama (hoy San Pedro de Atacama, en Chile), se desarrolló otro centro que probablemente tenía la modalidad de conexión de élite a élite, consolidada por entrega de bienes, trasladados por medio de caravanas de llamas, como señalan Berenguer (2007), Nuñez, Dillehay y Browman (1981). No se encontraron allí restos arquitectónicos, pero sí un gran volumen de

textiles y objetos de madera que se conservaron gracias al clima del desierto. Desde allí y otros lugares del área se llevaba al centro ceremonial del altiplano malaquita, cobre, minerales y turquesa. En esas zonas, se han encontrado tumbas con una gran riqueza de ajuares funerarios, con vasos de oro, anillos, diademas, plumas, brazaletes, placas y campanas, hachas de oro, cobre y estaño y collares de malaquita. El clima desértico permitió también la conservación de textiles (tapices, túnicas y mantos, fajas y bolsas) con el clásico sello del estilo Tiwanaku, los que eran llevados en caravanas desde un mismo centro productivo, de acuerdo a los estudios de Oakland (1993).

domingo, 26 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - Tiwanaku, más allá del centro - El área nuclear

 En el área nuclear del altiplano sur, a no más de 75 kilómetros de Tiwanaku, Lukurmata, Khonkho Wankani, Pajchiri, Ojje, Chucaripupata y Pukuro-Uyu son todos sitios del Horizonte Medio, con restos de arquitectura monumental conectada con Tiwanaku. Probablemente, conforman el área local temprana del desarrollo de Tiwanaku, que estuvo bajo su control directo (Isbell, 2008).

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - Tiwanaku, más allá del centro

 La incorporación de diferentes sociedades bajo un paraguas ideológico y ceremonial permitió posiblemente también una amplia circulación de bienes y el desarrollo de una economía diversificada. Una variada producción artesanal de bienes utilitarios y suntuarios llegaba a Tiwanaku posiblemente en momentos especiales del ciclo anual relacionados con celebraciones y otros productos salían desde allí hacia otros puntos. Es posible que cada una de estas actividades especializadas hubiera sido realizadas por grupos diferenciados dentro de esta sociedad; y lo mismo pudo haber sucedido con otros rubros de producción especializada, como textiles o cerámica.

Los que hoy están considerados como asentamientos tiwanakotas tuvieron diferencias entre sí, tanto en tamaño como en funcionamiento, mostrando la existencia de una jerarquización en la estructura y relaciones diferenciadas con las élites del centro ceremonial. Probablemente, los mecanismos de integración entre estos grupos y el Estado de Tiwanaku fueron diversos. Entre ellos podríamos citar algunos (Rivera, 2012) como:

  • el control territorial directo en las zonas aledañas a la capital
  • el control a través del establecimiento de colonias en lugares distantes, como en Omo, hoy Perú
  • el control indirecto establecido mediante redes de intercambio de los propios grupos locales y
  • las relaciones y pactos de autoridades centrales con gobernadores locales, como en San Pedro de Atacama, hoy Chile (Mujica, 1996).

Diferentes hipótesis desarrolladas durante el último medio siglo muestran dos tendencias en cuanto a la condición de Tiwanaku como Estado. Una de ellas considera que Tiwanaku fue un Estado jerárquico, con un proyecto de expansión territorial basado en estrategias de control directo o indirecto, a partir de pactos entre élites gobernantes, en una región amplia y con una economía dirigida y regulada desde el centro. Otra tendencia de las investigaciones muestra un modelo de organización

segmentaria que se desenvolvía bajo un sistema ideológico y cultural común a todos los grupos. Las relaciones entre estos grupos habrían sido fluidas y los pactos habrían estado sujetos a negociaciones. Unidades diferentes pudieron quedar aglutinadas por una ideología, rituales cíclicos y festividades que tenían lugar o se representaban en el complejo ceremonial de Tiwanaku. Más adelante, estas prácticas podrían también haber dado lugar a políticas económicas dirigidas por las élites que organizaban el culto y posiblemente también tenían control sobre los intercambios de productos desde y hacia el núcleo en el altiplano.


El influjo, la gravitación y la atracción que ejerció el complejo ceremonial de Tiwanaku, la parafernalia ligada a este centro y las ceremonias y festividades que allí se realizaban pudieron haber atraído a numerosas sociedades que se desarrollaban a corta y larga distancia, que fueron acercándose cada vez más a Tiwanaku.

A diferencia de Wari, un Estado de tipo imperial que se desarrolló en la misma época en la zona de Ayacucho, Perú, y que tuvo características muy similares (como veremos más adelante), Tiwanaku no basó su hegemonía en las armas, ni se expandió por medio de conquistas bélicas, como parece mostrar la inexistencia de evidencias (armas, proyectiles) en el territorio nuclear, en los sitios que controló o donde ejerció su influencia. Este es el consenso actual entre los especialistas que estudian el tema, quienes resaltan la ausencia de armas y de restos arqueológicos que muestren elementos relacionados con acciones violentas contra posibles enemigos o grupos conquistados.

¿Cómo logró Tiwanaku su sitio de supremacía en la región centro-Sur andina y lo mantuvo durante siglos? Los estudios más recientes hacen énfasis en que esto se logró por medio del consenso con otras sociedades. Sin embargo, algunos investigadores ponen en duda la posibilidad del surgimiento de un Estado sin componentes de violencia o de coerción, tanto en su formación como en su consolidación ¿Por qué individuos o grupos humanos cederían su autonomía para convertirse en parte (parte subordinada, además) de formas de gobierno despóticas (Cohen, 1978) de grupos distantes o ajenos? ¿Por medio de qué mecanismos podría un grupo llegar a subordinar a otro imponiendo su voluntad en diferentes ámbitos de la vida?

¿Por qué razones o medios un grupo social determinado se convertiría en la élite estatal, con el ejercicio de determinadas prácticas de las cuales dependerían otros grupos? Incluso si las relaciones entre diferentes sectores se hubieran iniciado de manera igualitaria, en alguna fase de esas relaciones debió haberse producido una diferente correlación de fuerzas que habría llevado al dominio de un grupo o sector sobre los demás. Albarracín (2001), por ejemplo, a pesar de plantear

básicamente el modelo consensual para la formación del Estado de Tiwanaku, considera que, inicialmente, su supremacía pudo haberse debido a acciones de ataque a otros centros de la zona, para posteriormente incorporarlos a su dominio local, pero como ya señalamos, hasta la fecha no se han encontrado evidencias de luchas internas en el núcleo, ni con sociedades diferentes en esta etapa en el área del Titicaca.

Es posible, igualmente, que la violencia asumiera otras características, causando temor a través de imágenes, como sucedió con anterioridad, en Chavín de Huantar. Probablemente, las cabezas-clava empotradas en los muros del templete semisubterráneo de Tiwanaku representaron a las sociedades que formaban parte de Tiwanaku; algunos autores consideran que

eran una ostentación de su supremacía sobre los otros grupos (Kolata, 1993). En este sentido, las esculturas que muestran a sacerdotes o jerarcas con una cabeza-trofeo (los chachapuma) podrían ser también una muestra de la coacción ejercida

desde el Estado. Sucedería lo mismo con los sacrificios humanos, que, en última instancia y más allá del propósito religioso y ritual, debieron haber generado también temor en la población. En Tiwanaku se encontraron numerosos sacrificios

de hombres, mujeres y niños, tanto en la pirámide de Akapana como en otros puntos del centro ceremonial; fueron rituales, pero pudieron connotar también un aspecto inquietante acerca de la potestad sobre la vida y la muerte que tenía la élite sacerdotal que realizaba las ceremonias.


sábado, 25 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - Etnias y lenguas

 Debido a la presencia de diferentes etnias, se consideró también la existencia de diferentes idiomas. Hoy se sabe que el pukina, hoy desaparecido, fue el idioma de Tiwanaku y que se hablaba en la costa, en todo el sector Noreste del lago Titicaca y en los valles húmedos y subtropicales a lo largo de la Cordillera Oriental. Si bien los nombres de lugares en aymara dominan la región del altiplano, e incluso la de los valles, los estudios lingüísticos, especialmente el de Alfredo Torero (1965) y Cerrón Palomino , muestran que durante el período Tiwanaku, la lengua dominante fue la pukina. Por ejemplo, los toponímicos con el sufijo “waya”, “baya” o “guaya” son de origen pukina, lo mismo que “titi”, “coa” o “iqui” (Torero, 1972). Posiblemente, la antigüedad del pukina antiguo es mayor que la del aymara antiguo. La presencia de la lengua aymara sería posterior y su difusión se debería a diversos factores, entre  los que se destaca el hecho de haber sido un lenguaje de intercambio, utilizado particularmente por pueblos llameros. Varios lingüistas, como Torero y Cerrón Palomino y otros estudiosos como Girault, apoyan la teoría de que el pukina, o un derivado de éste, pudo ser el idioma que el cronista mestizo Garcilaso de la Vega llamaba “la lengua secreta de los incas”.

Mapa de Distribucion de Idiomas de Tiwanacu

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - El mapa social y étnico de Tiwanaku

Sin duda, la sociedad de Tiwanaku tuvo diferentes estratos. Una élite local se habría ido consolidando, y vivía en el centro ceremonial, mientras que probablemente otros jerarcas menores establecieron sus residencias en las zonas aledañas a las  grandes construcciones. Posiblemente, la élite gobernante y sacerdotal controlaba, organizaba y realizaba las ceremonias, rituales, festividades y fiestas en el centro ceremonial. La formación  temprana de esta estraficación social habría estado ligada con las funciones rituales dirigidas por un sector de la población; funciones de las que seguramente quedaban excluidos otros sectores, como afirman Donna, Dillehay, Feldmann y Williams (en Stanish, 2001).

Tiwanaku no fue una sociedad igualitaria. Socialmente, estuvo conformada por linajes gobernantes que ejercían los oficios políticos y religiosos, por élites locales, por especialistas, agricultores, ganaderos, pastores y pescadores. Posiblemente, quienes ocupaban los más altos rangos administrativos y ceremoniales estuvieron rodeados de elementos emblemáticos: diademas de oro, pectorales, muñequeras, orejeras y vestidos finos (tejidos con lana de vicuña y diseños cargados de símbolos). Es probable que las trompetas de cerámica que se hacían en la zona del Titicaca desde la etapa del Formativo acompañaran también el despliegue emblemático de los señores de Tiwanaku. Pero ¿quiénes fueron los gobernantes de Tiwanaku y por qué no se encontraron tumbas que denoten un tratamiento especial hacia ellos, como sucedió, por ejemplo, en otras culturas, como Egipto o en Moche, con el Señor de Sipán? El único hallazgo que podría relacionarse con una emblemática real o sacerdotal es el de San Sebastián (Cochabamba), con un ajuar funerario de 22 piezas de oro que no fue encontrado en el centro ceremonial de Tiwanaku, ni siquiera en las inmediaciones, sino en el valle de Cochabamba, a 400 kilómetros de distancia.

Algunos investigadores consideran que los gobernadores podrían estar representados en los monolitos, y otros piensan que representarían, más bien, a sacerdotes, ya que los objetos que los acompañan (kerus y tabletas de inhalar) estarían ligados a las funciones rituales, pero en general se considera que representan a entidades sagradas actuando en el plano terrenal.

Las diferencias en Tiwanaku no fueron solamente de clase, sino de procedencia, en relación a los diferentes grupos. Lo que conocemos como Estado probablemente fue una red de interacción entre diferentes sociedades, a veces especializadas en algún tipo de trabajo o de producción. Por ejemplo, los urus (grupo que vivía junto al lago y los ríos y que también vivía de la pesca y la recolección en la costa del Pacífico) pudieron haber participado a través de su especialidad como pescadores, recolectores de huevos de aves acuáticas y, posiblemente, como constructores de embarcaciones de totora y encargados del transporte a través del lago y de los ríos, actividades que siguieron realizando grupalmente durante toda la época colonial y republicana.

Posiblemente, las actividades económicas, de producción y de circulación de bienes en Tiwanaku estuvieron conectadas por un tejido de relaciones hacia el interior y hacia el exterior del núcleo. Esto pudo haber sucedido en diferentes niveles: a) en el interior de las unidades más pequeñas que lo formaron, b) entre grupo y grupo y entre las élites y los grupos; c) entre élites estatales del núcleo y élites locales de diferentes sitios. La circulación de bienes y productos en Tiwanaku expresaba esta compleja red de relaciones sociales entre los grupos, creando posiblemente una economía fuertemente estructurada.


jueves, 23 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La arquitectura de Tiwanaku - Puma Punku

 Puma Punku fue posiblemente un complejo complementario al de Akapana-Kalasasaya. Para su estructura se usaron enormes bloques de piedra con grapas de cobre que los unían entre sí. Al igual que Akapana, también fue una pirámide que probablemente correspondía a una de las parcialidades de Tiwanaku. Tenía también canales de circulación de agua que, partiendo de la cima del edificio, bajaban hacia el Norte y hacia el sur. Investigaciones recientes (Vranich, 2008 y Couture, 2008) consideran que Puma Punku fue construida en el siglo VIII y que estaba concebida para ser el ingreso al complejo ceremonial, a través de grandes bloques, vanos y puertas; una de las cuales habría sido la Puerta del Sol.

Un análisis de la morfología de Tiwanaku llevó a una lectura del espacio que, aunque queda dentro del campo de la especulación y parte posiblemente de una perspectiva marcada por creencias actuales, permite una lectura global del conjunto. El Templete Semisubterráneo podría haber sido la representación del espacio interno, profundo, oculto, de donde surge la vida, mediatizada por la acción fertilizadora del agua, el interior de la tierra, el mundo “de abajo” o “de adentro” (Manka Pacha o Uku Pacha, como más tarde serían llamados estos espacios por aymaras y quechuas).

Al Templete Semisubterráneo se llegaba descendiendo por siete escalones y allí posiblemente se realizaban rituales de agua, hasta inundarlo, al igual que se hacía en otros templos de este tipo durante el período del Formativo. La pirámide de Akapana pudo haber estado relacionada con la esfera del cielo, estrellas y planetas y con los fenómenos celestes, como los rayos solares, el rayo y el trueno, es decir, con el plano “de arriba” (llamado posteriormente Alaj Pacha o Hanan Pacha).

El nivel intermedio, humano, animal y vegetal, que representaba este mundo, (el Aka Pacha o Kay Pacha) pudo haber tenido su expresión material en las construcciones del Kalasasaya.

Puma Punku 1875

El éxito de la pervivencia del centro ceremonial probablemente dependió en gran medida de la capacidad, la habilidad y los recursos que los sectores gobernantes ponían en juego para atraer a los otros pueblos hacia este centro ceremonial que, según Stanish (2001) habría tenido el rol de “deslumbrar, embelesar, convertir e incorporar”.

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La arquitectura de Tiwanaku - La pirámide de Akapana

 De manera similar a otras grandes civilizaciones en el mundo (Egipto, Maya, Babilonia), en Tiwanaku se construyeron pirámides. Akapana es una pirámide de siete niveles, con base de piedra y construida de grava, tierra, arcilla y piedra; se encuentra orientada hacia los puntos cardinales. Es posible que estuviera recubierta por grava verde, como indica Kolata (1993), y como puede verse aún por pequeños fragmentos de esta grava dispersos por el suelo. Tiene 140 metros de Este a Oeste y 180 metros de Norte a sur, con una altura de 17 metros, sobre una planta en forma de media cruz escalonada. El mismo autor indica que en la cima hubo un depósito de agua de lluvia, del que partían canales que posiblemente llevaban el agua hacia el interior y, desde allí, a los otros diferentes niveles.

Piramide de Akapana

Piramide de Akapana

Tuvo unas escaleras ubicadas en el sector Oeste de la pirámide; junto a ellas, se descubrió una escultura de basalto negro representando a un sacerdote con atributos felinos y portando hachas rituales, el Chachapuma (hombre-puma) esculturas que posiblemente se encontraban encima de los pedestales a ambos lados de la escalinata de acceso. En las esquinas, se hallaron también sacrificios humanos.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La arquitectura de Tiwanaku - Kantat Tallita

 Es un edificio similar a Putuni, con paredes de adobe. Está ubicado en el extremo este del conjunto, lo que hace que reciba en primer término la luz del sol. Tiene un dintel en forma de arco, el que lleva incisiones con iconografía. Es posible que delgadas láminas de oro hubieran estado sujetas a la piedra mediante pequeños clavos de cobre y de oro; probablemente, también estuvo cubierta por textiles. En lo que se presume era el patio de Kantat Tallita se encuentra otra pieza lítica que se conoce como “la maqueta”, porque parece reproducir un edificio en miniatura que no ha sido descubierto.

Keri Kala, la “piedra-fogón”, ubicada al Oeste de Putuni, tiene también un patio y una edificación con cuatro cuerpos. Su zócalo se componía de una hilera de muros de sillar de piedra y el resto era de adobe.

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La arquitectura de Tiwanaku - Putuni

 Sobre una plataforma elevada y cuadrangular, cuyos lados miden unos cincuenta metros, se encuentra este edificio formado por grandes bloques de piedra, que rodea un patio interior semisubterráneo, al que se accedía por el este, por una gradería. Allí se encontraba un sistema monumental de canales construidos en piedra que llevan agua limpia a su interior y desagües que sacaban el agua utilizada dirigiéndola hacia el río Tiwanaku. Adyacente a Putuni, y dentro del conjunto, se encontraba el “Palacio de las habitaciones multicolores” (llamado así por el arqueólogo A.Kolata), construido de adobe y con varios colores (verde, azul cobalto, rojo brillante extraído del cinabrio, entre otros) el piso era de arcilla roja. La entrada original tenía una puerta con una cornisa tallada con la figura de dos pumas rampantes en bajo relieve. Se encontraron tumbas en las cuatro esquinas de la estructura, dos de ellas intactas, con brazaletes de cobre en el brazo derecho, collares de lapislázuli, sodalita, turquesa y coral, y una máscara de oro en miniatura; se encontraron también fragmentos de cerámica polícroma procedente del valle de Cochabamba.

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La arquitectura de Tiwanaku - La Puerta del Sol

 La escultura lítica más conocida de Tiwanaku es la Puerta del Sol, un enorme bloque de piedra labrada que se dice estuvo cubierta por finas láminas de metal, tal vez oro. Su emplazamiento original fue posiblemente Puma Punku, desde donde habría sido trasladada aquí, aunque no se sabe en qué momento, ya que Puma Punku fue construido con posteridad a Kalasasaya. Desde la época colonial, los frisos de esta estela han sido objeto de innumerables intentos de interpretación y casi todos coinciden en que se trata de un calendario solar o solilunar. La Puerta del Sol de Tiwanaku muestra una imagen central del Dios de los Báculos, once cabezas radiadas y treinta acompañantes de perfil. Isbell considera que las cabezas radiadas, incluyendo la imagen central, representan los doce meses solares (Isbell, 2008), mientras que los 30 días estarían representados por los acompañantes de perfil, que llevan máscaras y que se representan corriendo o arrodillados, como ya lo había señalado Posnansky, produciendo un calendario solar de 360 días. El personaje central, el Dios de los Báculos, tiene la cabeza radiada a la manera de rayos solares y lleva los atributos atmosféricos del rayo y la lluvia. Está parado sobre una pirámide de tres niveles. Representaría una versión temprana de la deidad andina que más tarde, en la época inca, se conocería como Viracocha, el Sol, la Luna y el Rayo/Trueno (Demarest y Menzel; en Isbell, 2008).

Una interpretación de la simbología de este monumento indica que, como parte del calendario, esta figura central señalaría el inicio del año solar en septiembre, con el equinoccio de primavera en el hemisferio sur. Los once soles menores de la parte inferior del friso representarían los meses restantes del ciclo anual. Al llegar a los meses que corresponden al solsticio de invierno (junio) y al de verano (diciembre), aparece en el friso el portador de una trompeta o una phusaña, avivador de fuego.

Este friso se repite en la parte central de la estela Bennett (o Pachamama), en el monolito Ponce y en una fuente lítica redonda de basalto.

La Puerta del Sol antes y despues


lunes, 20 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La arquitectura de Tiwanaku - Kalasasaya

 Kalasasaya es un conjunto que ocupa casi dos hectáreas de superficie, con un muro de 130 metros de largo por 120 de ancho; cuenta con muros de sillar y grandes columnas de piedra. En otros centros del Formativo, como Khonkho Wankane, existieron también estas plataformas llamadas kalasasaya (Janusek, 2006). Este templo está también orientado hacia las direcciones cardinales y fue posiblemente un observatorio astronómico, especialmente el muro occidental, conocido como la “pared balconera” que marca la posición de la puesta del sol en solsticios y equinoccios. Isbell considera que probablemente la construcción de la pared balconera de Kalasasaya podría mostrar el momento de cambio desde un calendario basado en el movimiento de la luna a un calendario solar, o solilunar, representado en la Puerta de Sol.

Siete escalones llevan al interior de Kalasasaya, construido sobre una plataforma. En el centro del patio interior se encuentra la estela llamada Ponce, orientada hacia el este y mirando hacia el Templete Semisubterráneo, que en la parte posterior tiene la imagen del Dios de los Báculos; en la esquina Suroeste se encuentra la estela denominada Fraile. La pieza más conocida de todo Tiwanaku, la Puerta del Sol, está ubicada al Noreste, aunque es posible que su ubicación original hubiese sido otra, en el conjunto de Puma Punku.

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La arquitectura de Tiwanaku - El Templete Semisubterráneo

 Las construcciones de la ciudad de Tiwanaku fueron hechas en diferentes épocas, como lo demostraron distintos trabajos arqueológicos. En general, se considera que el sector más antiguo fue el Templete Semisubterráneo, que tiene las mismas características que otras construcciones de centros ceremoniales del Formativo. A pesar de corresponder a diferentes épocas, todas las edificaciones conforman un centro ceremonial unificado y es posible hacer una lectura de su forma y posición. La arquitectura de Tiwanaku permite acceder a información que lleva a un acercamiento a las relaciones sociales, pertenencias e identidades, actividades, pertenencias grupales y cosmovisión.

El Templete Semisubterráneo

El Templete fue la construcción más temprana de Tiwanaku y comparte muchos elementos que desarrollaron otros sitios del Formativo Tardío, como la propia estructura de patio semihundido al que se baja por siete escalones. Los muros de contención perimetrales, construidos con sillares, tienen cabezas-clavas incrustadas con una espiga, que serían las representaciones de diferentes grupos que se fueron sumando a Tiwanaku.

El material con el que está construido es arenisca roja. En la época en la que fue edificado, el Templete Semisubterráneo pudo haber estado ubicado ahí para observar la Vía Láctea sobre el pico de Quimsachata (Isbell, 2008) y la salida y puesta de la luna . La construcción posterior de Akapana, en el año 700, habría bloqueado esa perspectiva.

En el interior del patio se encontraron varias piezas de piedra tallada, entre las que sobresale la estela conocida con el nombre del arqueólogo que la encontró en 1934, Wendell Bennett. La estela Bennett o Pachamama es una pieza monumental de 7.30 metros de altura. Esta estela lleva un kero (vaso ceremonial) en una mano, apoyado en su pecho, y un cetro en la otra. En su torso y piernas tiene círculos, posiblemente bicolores, que algunos investigadores han interpretado como una representación calendárica. La estela tiene otras imágenes, llamas y plantas. Está hecha de piedra andesita. Estilísticamente, corresponde a una etapa posterior a la construcción de este templo y posiblemente fue llevada allí en el momento de la remodelación de Tiwanaku. (Fig. 37)

El templete semisubterraneo con cabezas

MonolitoBennett, conocido tambiéncomo estelaPachamama encontrado en el Templete Semisubterráneo.

El material con el que está construido es arenisca roja. En la época en la que fue edificado, el Templete Semisubterráneo pudo haber estado ubicado ahí para observar la Vía Láctea sobre el pico de Quimsachata (Isbell, 2008) y la salida y puesta de la luna . La construcción posterior de Akapana, en el año 700, habría bloqueado esa perspectiva.

En el interior del patio se encontraron varias piezas de piedra tallada, entre las que sobresale la estela conocida con el nombre del arqueólogo que la encontró en 1934, Wendell Bennett. La estela Bennett o Pachamama es una pieza monumental de 7.30 metros de altura. Esta estela lleva un kero (vaso ceremonial) en una mano, apoyado en su pecho, y un cetro en la otra. En su torso y piernas tiene círculos, posiblemente bicolores, que algunos investigadores han interpretado como una representación calendárica. La estela tiene otras imágenes, llamas y plantas. Está hecha de piedra andesita. Estilísticamente, corresponde a una etapa posterior a la construcción de este templo y posiblemente fue llevada allí en el momento de la remodelación de Tiwanaku. (Fig. 37)

viernes, 17 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La transformación del complejo ceremonial

 Alrededor del año 700 (siglo VIII d. C.), el complejo ceremonial de Tiwanaku pasó por una gran transformación, por una etapa de “revitalización urbana”, como afirman Kolata (1993 y 2003), Vranich (1999 y 2008) e Isbell y Vranich (2004), con nuevas construcciones monumentales y la remodelación de otras, como el Templete Semisubterráneo y Kalasasaya. Las nuevas construcciones fueron, de acuerdo a estudios de Couture (2008), el palacio de Putuni, Kantataita y la pirámide de Akapana. Hacia el Oeste se construyó Puma Punku. Estos cambios en la configuración de la ciudad fueron acompañados por un significativo aumento de la población. Tiwanaku llegó a ser una gran ciudad, que se extendía por seis Km2, con una población estimada de 20000 habitantes. La ciudad contaba con vías de circulación que unían los puntos arquitectónicos más importantes y con fosos y canales que permitían la circulación del agua.

La parte ceremonial y de residencias de élite tuvieron como materiales piedra finamente trabajada, cobre, bronce y bronce niquelado para unir grandes bloques de piedra y posiblemente láminas de oro y otros metales para el revestimiento de los frisos principales; adicionalmente, se usaban colores como el rojo, el verde malaquita, el ocre, el azul cobalto, el naranja brillante y otros, según excavaciones hechas por la Universidad de Illinois, dirigidas por Kolata (1993). Dos pirámides situadas en un ángulo de 45° una respecto de la otra (Akapana y Puma Punku) marcaban dos sectores de la ciudad. Según Kolata, Tiwanaku tuvo canales concéntricos construidos alrededor de la zona nuclear, a manera de anillos. Un gran foso rodeaba el centro ceremonial, separándolo de las áreas de residencia. La ciudad tenía un sistema de distribución de agua mediante canales construidos en piedra, y un sistema de drenaje subterráneo para aguas de lluvia.

Perspectiva del ingreso a Kalasasaya

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La organización del espacio en el complejo ceremonial

 Muchas culturas del mundo, como la china, por ejemplo, expresaron su percepción del orden del cosmos dividiendo el mundo en cuatro partes, marcadas por las direcciones cardinales y señaladas por observaciones del patrón de movimiento aparente del sol, la luna y los planetas. La percepción del mundo como un lugar lleno de significados que reproducía el orden cósmico, así como la percepción del paisaje con un contenido simbólico, fue una constante en varias culturas antiguas, y muchas de las construcciones que se realizaron estuvieron orientadas a los puntos cardinales, convirtiéndose ellas mismas, incluso, en marcadores de estaciones, ya que eran construidas para fijar los puntos por donde aparecía el sol, la luna, las constelaciones y los planetas en determinados momentos del año.

En la ciudad de Tiwanaku, las altas montañas de la cordillera oriental funcionaban como marcadores y anunciadores naturales de la salida del sol en solsticios y equinoccios. Hacia el Oeste, el lago Titicaca fue el punto que marcaba la puesta del sol. 

Varias edificaciones que se construyeron en Tiwanaku tuvieron la finalidad de señalar estos puntos, reforzando el rol que tenían en este sentido los elementos del paisaje. Las edificaciones más importantes del conjunto ceremonial de Kalasasaya se encuentran alineadas en el eje Este-Oeste, la ruta del sol en su recorrido diario. Un segundo eje, Norte-sur, complementa la división de Tiwanaku en cuatro sectores alineados con las direcciones cardinales. Es posible que esta percepción del mundo configurara también el patrón de organización social, política, económica y religiosa: dual y cuatripartita, como lo hicieron otras sociedades andinas, incluso posteriormente los incas.

El tiempo también fue percibido y estudiado en relación con los ciclos productivos y los hitos naturales importantes, como los equinoccios y solsticios. Estos momentos cíclicos fueron señalados posiblemente por fiestas, ceremonias y rituales que marcaban en el tiempo los puntos más importantes del movimiento de traslación de la tierra en relación al sol.

El centro ceremonial y ciudad de Tiwanaku tuvo esas características y logró plasmar con éxito, a través de su orientación, configuración espacial, estructuras arquitectónicas y diseño, la ideología, estética y cosmovisión de una amplia región, superando a otros centros y logrando la hegemonía y predominio en la zona, convirtiéndose en el punto central de atracción, núcleo cohesionador y difusor hasta puntos geográficos muy distantes, configurando de lo que se llamaría la “cultura Tiwanaku”.

Mapa del Centro Ceremonial de Tiwanacu

Perspectiva desde el Templete Semisubterráneo


jueves, 16 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - El territorio nuclear. La ciudad de Tiwanaku

 Durante siglos se reflexionó, se investigó y se elaboraron teorías sobre la naturaleza de la formación política, conformación social y económica de Tiwanaku. Las hipótesis variaron desde la concepción de Tiwanaku como un Imperio hasta el planteamiento de un Estado con una formación social segmentaria. De igual manera, se propusieron interpretaciones de lo que pudo haber sido el carácter y las funciones de la ciudad de Tiwanaku.

En los últimos años, las investigaciones apuntan a interpretarla como un complejo ceremonial unificado, como expresa Vranish (2008), con sectores de residencia de las distintas clases sociales, y que se convirtió en el núcleo espacial que aglutinaba, bajo su ideología y prácticas rituales y festivas, a formaciones sociales de una región muy amplia.

Posiblemente, como muchas otras ciudades antiguas de distintos lugares del planeta, Tiwanaku cumplía el rol de centro físico y simbólico del mundo conocido, donde no solamente se consolidaban relaciones sociales, sino que se reproducían simbólicamente las relaciones entre la tierra y el cosmos y se realizaban las ceremonias que permitirían mantener la armonía entre la naturaleza, los hombres y los seres sagrados. También, al igual que otras ciudades capitales de culturas antiguas, probablemente la ciudad fue concebida como un axis mundi, como el centro u ombligo del mundo. Desde este punto central habría sido posible unir lo sagrado de abajo con lo sagrado de arriba y, en el imaginario colectivo, allí confluirían las “cuatro esquinas del mundo”, las direcciones cardinales marcadas por las construcciones que se hicieron.

La ciudad fue un punto de convergencias de toda índole: ecológica, étnica, simbólica y religiosa. El sitio de ubicación de Tiwanaku, como centro urbano, marcaba también el centro físico de una interesante estructura ecológica “vertical” con acceso a productos y artículos variados en distancias relativamente cortas. La zona del Pacífico, a una distancia de 400 kilómetros al Oeste, significaba la posibilidad de acceder a pescados, mariscos, algas, conchas, nácar y corales. Pasando el desierto de Atacama –considerado como el más árido del mundo– los oasis tenían productos del valle; la precordillera, con sus húmedos y altos pastizales, era el entorno ideal para la vida de las vicuñas, guanacos, llamas y alpacas. En el altiplano se podía producir una gran variedad de papas y, de hecho, este tubérculo llegó a ser la base de la alimentación de Tiwanaku. Otros productos como la quinua y la cañawa procedían también de la misma zona. Los cercanos valles del este permitían el acceso a productos como el maíz, la madera y los zapallos; de la zona subtropical procedía la coca; de la Amazonía el algodón, todo tipo de plantas medicinales y tintóreas, el ají, la miel silvestre y plantas alucinógenas, como la willka.

Sin embargo, todos estos fueron producidos por agricultores, pescadores o ganaderos, entonces, ¿de qué manera tuvo Tiwanaku acceso a estos productos? ¿Qué tipo de relaciones se establecieron entre el núcleo del altiplano y las sociedades locales que producían estos bienes? La imagen mecánica de un centro que coordina a sus colonias para el aprovisionamiento de productos diversos ha quedado ya descartada por la arqueología.

Tiwanaku fue el punto-imán a donde diferentes grupos sociales llevaban productos y bienes y los intercambiaban con otros procedentes de diferentes ecologías, funcionando como un centro de irradiación de ideología y de atracción para diversos grupos sociales. Y posiblemente las imágenes y la iconografía emitidas desde el centro por las élites llegaron a distintos lugares de la costa, valles y otros sitios del altiplano; es decir, alcanzaron a todos los centros contemporáneos difundiendo una cosmovisión, estructuras de pensamiento, capacidad de significar y una ideología colectiva.

Posiblemente, el otro nombre que recibió Tiwanaku, Taypikala, traducido como la piedra del centro (kala, la piedra fundamental, el cimiento, y taypi, el centro, el punto de encuentro y unión), expresa la característica antes mencionada. El orden de su arquitectura, la ubicación de sus edificaciones con una clara orientación hacia los puntos cardinales y la propia estructura urbana obedecieron también a estos principios.

Un componente importante de las actividades que se realizaban allí eran las fiestas y los festejos con comida y bebida que operaban como fuertes actividades de atracción y que servían para reforzar las relaciones con otras sociedades integradas al Estado, como muestran investigaciones realizadas en el centro ceremonial (Vranich, 2008).

En el escenario de este complejo ceremonial se realizaban cíclicamente performances, “puestas en escena” –ritos, ceremonias y fiestas– que no solamente ponían de manifiesto una representación grupal, sino que posibilitaban la propia estructuración de la sociedad, como señala Bourdieu (1977), quien considera que una sociedad se ordena a sí misma de acuerdo a sus representaciones.

Complejo Ceremonial de Tiwanacu


martes, 14 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - Hipótesis sobre la cronología de la difusión del Estado de Tiwanaku

 En cuanto a los alcances geográficos de la difusión cultural de Tiwanaku, los intervalos de tiempo se pueden dividir en los siguientes períodos principales:

1. El período previo a su difusión, que dura desde el principio del primer milenio hasta aproximadamente 400 d.C., en el área del Titicaca.

2. El período de propagación de la influencia de Tiwanaku fuera de la cuenca del Titicaca, en la segunda mitad del primer milenio (ca. 400-1200 d.C) sobre las áreas de: (a) Moquegua durante la fase Omo y el norte de Chile (probablemente San Pedro de Atacama) entre los años 400 y ca. 750, y (b) Moquegua durante la fase de Chen Chen, además del norte de Chile y Cochabamba. 

Entre ca. 600 y 900, los valles del norte de Chile, y Moquegua estaban bajo la influencia de Tiwanaku (…).Más tarde, durante la fase de Chen Chen de la colonización del valle, la principal área de interés Tiwanaku fue Moquegua (…) La última fase (…) estuvo representada en Cochabamba, y en Moquegua por la fase Tumilaca o post-Tiwanaku, durante y después de la caída del centro provincial de Moquegua.

Nuevas dataciones y la calibración de dataciones de diferentes provincias del área de influencia Tiwanaku agudizarán la perspectiva de los procesos de desarrollo territorial y los cambios en la estrategia del Estado Tiwanaku.

SzymonAugustyniak. DatingtheTiwanakuState. Chungara, RevistadeAntropologíaChilena. Volumen36, No1,2004. Páginas19-35 (nuestra traducción).

Hipótesis sobre la cronología de la difusión del Estado de Tiwanaku

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La red del Estado de Tiwanaku

 Un análisis de lo que pudo haber sido la composición estatal de Tiwanaku muestra un alcance geográfico caracterizado por cuatro regiones mayores: el territorio nuclear, el área nuclear, las provincias y la periferia (Rivera, 2012; basándose en conceptos planteados por Stanish).

  • El territorio nuclear, el centro, formado por el sitio de Tiwanaku, con el complejo ceremonial y todos sus componentes.
  • El área nuclear estaría conformada por el territorio que el Estado fue incorporando en los primeros momentos de su expansión sobre lugares cercanos en la zona del Titicaca, involucrando a “linajes aliados” (Rivera, 2012). Los asentamientos de Pajchiri, Ojje, Sillumoko, Pariti, Copacabana y la isla del Sol conformarían parte del área nuclear de Tiwanaku.
  • Las provincias serían territorios más distantes, como Moquegua, el valle costero del Sur del Perú donde Tiwanaku estableció colonias controladas directamente desde el núcleo; lo mismo pudo haber sucedido en el valle de Cochabamba o en Yungas, posiblemente para la producción de maíz y coca.
  • La periferia estaría formada por territorios donde no existió el control estatal de Tiwanaku, pero donde sí se desarrollaron relaciones de alianza del Estado con las élites locales, lo que permitió el acceso a productos exóticos, como piedras semipreciosas y otros, por medio de obsequios, posiblemente bienes de lujo a cambio de la posibilidad del acceso a estos recursos.

Isbell (2008) considera que esta estructura pudo haber generado lo que llama “un modelo cultural internacional” o un “campo cultural” basado en “la promoción de una nueva religión e identidad a través del consumo de una cultura material distintiva”. Esta cultura material característica, con su conjunto de imágenes definidas, fue compartida por Tiwanaku y Wari, como veremos más adelante.

Ciudades, centros ceremoniales y sitios de producción agrícola formaron parte de la esfera de Tiwanaku. Algunos de éstos estuvieron relativamente cerca del centro ceremonial de Tiwanaku, como Wilakollu, en Lukurmata, Pajchiri Chujuperka de Ojje y Pariti; otros asentamientos que no muestran una arquitectura monumental fueron posiblemente centros residenciales y cementerios dispersos, según un patrón rural. Hubo también otros sitios que por sus características y ubicación habrían cumplido funciones específicas, como Iwawe, el puerto sobre el lago Titicaca (Albarracín, 1996). Según Isbell, Tiwanaku tuvo complejas jerarquías de asentamientos. Al parecer, las características de estos sitios también variaron de acuerdo a la forma en que fueron establecidos, a la dinámica de su incorporación y a su relación con el centro de Tiwanaku. Los diferentes sitios, en puntos cercanos, lejanos y distantes de la ciudad, muestran también características formales variadas: algunos de ellos tienen construcciones que definirían un “estilo” Tiwanaku: en algunos se encontró cerámica igual a la del territorio nuclear, en otros no hay ninguna evidencia de cerámica, unos tienen textiles y otros no.

Actualmente, se considera que la hegemonía de Tiwanaku sobre una amplia región del centro- Sur andino parece haberse basado en la “difusión de una nueva religión y de una nueva identidad a través del consumo de una cultura material distintiva” (Isbell, 2008)

viernes, 10 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - La formación del Estado

 Varias hipótesis surgieron a lo largo del tiempo para explicar qué fue Tiwanaku y cómo se fue desarrollando desde una etapa formativa hasta llegar a tener las características que definieron su época de mayor esplendor, como un Estado que marcó con su presencia a toda una región durante una larga etapa de la historia. Usamos la palabra Estado en su sentido más general, como la institucionalización de poder, con el desarrollo de jerarquías políticas y económicas.

Algunas teorías plantean que el Estado se desarrolló a partir de unidades sociales centrales (a las que posiblemente hoy en el contexto centroSur andino llamaríamos ayllus) grupos de familias con relaciones de parentesco, descendientes de un mismo antepasado, con tierras de propiedad común. En un proceso de larga duración, grupos sociales locales con estas características habrían ido creciendo y fortaleciéndose políticamente, a tiempo que su producción económica comenzaba a tener excedentes. Alrededor del siglo V a.C. surgieron las primeras aldeas y centros ceremoniales. Diferentes unidades comenzaron posiblemente a conectarse por medio de alianzas familiares e intercambios, y se habrían ido formando unidades políticas mayores, dando también origen a centros urbanos y ceremoniales más complejos (Kolata, 1993).

En un momento de la historia, la antigua aldea –y luego centro urbano– de Tiwanaku se habría convertido en el núcleo de una organización en la que confluyeron otras sociedades de toda la zona, iniciándose así, la formación estatal. El nacimiento de Tiwanaku como Estado se produjo posiblemente cuando las sociedades de finales del Formativo se estabilizaron económicamente y diversificaron su producción. Con el surgimiento de nuevas especializaciones, excedentes y riqueza, las comunidades locales se habrían articulado entre sí para reforzar estos logros, generando nuevas divisiones de trabajo y una mayor complejidad social. Las actividades económicas posiblemente también generaron nuevas estructuras de poder, al requerir de planificación, coordinación y ejecución de nuevas tareas, organización que recayó en determinados sectores de la población, estableciéndose relaciones esencialmente diferentes a las basadas en el parentesco que se habían desarrollado en las sociedades anteriores (Kolata, 1993). Otros investigadores, como Mathews (1997), resaltan la importancia de una organización que habría dirigido las actividades agrícolas en el proceso del surgimiento del Estado de Tiwanaku, idea que ya había sido planteada con anterioridad por Ponce Sanginés (1981), quien considera que el aparato estatal no surge automáticamente por la mera diferencia de clases, sino por una voluntad, una decisión grupal de apoderarse del poder, de dominar sobre otros. D. Browman (1981) postula que las redes de intercambio existentes habrían originado estrategias basadas en el control de la producción en diferentes ecologías y en la movilidad interzonal y que de esta manera Tiwanaku se habría convertido en un “centro industrial” con productos que llegaban hasta el núcleo, produciendo bienes que tenían demanda en diferentes regiones; su influencia política se habría expandido a través de la economía por las extensas redes de intercambio comercial. De igual manera, es posible que Tiwanaku haya sido también parte del llamado “modelo de movilidad giratoria”, formado por un conjunto de rutas fijas de recorrido de caravanas que unían lugares de asentamiento en diferentes pisos ecológicos (Núñez y Dillehay, 1995).

Albarracín considera que el antiguo principio de las sociedades de esta región, consistente en jerarquías inclusivas locales (organización en dos “parcialidades”, cada una dividida a su vez en entidades menores; y en la otra dirección, la inclusión de las unidades mayores en conexión con otros grupos de nivel similar) habría llevado al desarrollo de diferentes niveles en las jerarquías políticas y económicas, y que el surgimiento del Estado de Tiwanaku podría ser explicado por la existencia de mecanismos integradores que incorporaron esas jerarquías inclusivas locales en estructuras políticas mayores (Albarracín, 1996).

Sin embargo, algunas teorías sobre la formación del Estado cuestionan la posibilidad de que las organizaciones sociales modulares basadas en el parentesco y con jerarquías inclusivas hubieran podido derivar en una formación estatal, pues consideran que el sistema de parentesco, con su propia lógica de organización y prácticas de solidaridad, es totalmente contradictorio con el proceso que implica el surgimiento de un Estado, ya que parentesco y Estado tendrían dos tendencias opuestas, organizando sociedades radicalmente diferentes debido a que el sistema de la reciprocidad (propio de los sistemas de parentesco) sería incompatible con las relaciones de dominación sustentadas en el monopolio de la fuerza (Campagno, 2003).

Stanish plantea que el proceso clave para la transformación de Tiwanaku de una sociedad compleja del Formativo a Estado estuvo centrado en el control de la fuerza de trabajo por parte de grupos que se convirtieron en élites a través de varios mecanismos: la intensificación de los sistemas agrícolas (posiblemente por medio de los sukakollos o camellones), el crecimiento de las redes comerciales entre regiones, el surgimiento de ideologías de élite y la competencia con otras élites (Stanish, 2001).

Alrededor del 400 d.C, Tiwanaku tenía un sistema político de nivel estatal, lo que implicó el desarrollo de instituciones políticas que reemplazaban a las anteriores, que habían sido establecidas por vínculos de parentesco (Stanish, 2001). Este salto se habría producido cuando grupos de las sociedades de aldeas permanentes basadas en la agricultura perdieron su autonomía política y económica a causa del surgimiento de pequeños grupos dentro de sus mismas sociedades, como indica Stanish. En esta ecuación, la formación de la jerarquía política y económica sería equivalente a los orígenes del Estado temprano en la zona del Titicaca. Este proceso se concretó en Tiwanaku en medio de otras sociedades complejas que no llegaron a formaciones estatales. El elemento clave para que se produjera el surgimiento de la jerarquía política habría sido la capacidad de grupos reducidos, ajenos a las redes de parentesco, para apropiarse del trabajo de otros dentro de sus sociedades y dirigirlo. El superávit resultante de este trabajo posiblemente fue usado para crear y mantener instituciones de apoyo a esta nueva jerarquía (Stanish, 2001). Los medios por los cuales esta élite pudo movilizar la fuerza de trabajo y lograr el control laboral habrían sido coactivos, implicando el uso de la fuerza, o persuasivos, concentrados en lo que Stanish llama el “poder proactivo de las élites nacientes”, que apelaban a una variedad de estrategias, como la afirmación del poder ideológico a través de la organización del culto y la redistribución estratégica de bienes exóticos o suntuarios. De acuerdo a este autor, estas estrategias permitieron que eventualmente la élite naciente convenciera a otros grupos de entregar parte de su fuerza de trabajo a cambio de acceso a beneficios materiales y no materiales (Stanish, 2001). La forma más visible del uso del control de esta mano de obra serían las construcciones, centros ceremoniales, pirámides, templetes, sitios para ceremonias públicas, residencias y otros edificios, además de otros elementos como estelas y esculturas. En este sentido, el estilo Yaya Mama sería, además de la representación de una religión, la manifestación de la aparición de una nueva ideología de élite, convertida en religión, que estuvo asociada al cambio profundo de la estructura social y en la zona del lago (Stanish, 2001).

En la actualidad, estudios basados en nuevas excavaciones y también en prospecciones con métodos geofísicos de exploración permiten a arqueólogos e historiadores plantear la imagen de Tiwanaku como un Estado organizado social y políticamente, con jerarquías, conformado por diferentes grupos étnicos, con relaciones entre el centro y la periferia, con un sistema de gobierno que controlaba el complejo ceremonial y un área inmediata y que tenía influencia (directa en unos casos e indirecta en otros) sobre un territorio más extenso, cuyas sociedades o formaciones sociopolíticas locales habrían quedado cohesionadas a Tiwanaku por prácticas rituales en el centro ceremonial; actividades que posiblemente estaban dirigidas y controladas por élites que vivían en el mismo centro y que además tenían prestigio y poder en ámbitos más lejanos.

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - Tiwanaku en los mitos de origen

 Los datos más antiguos, recogidos por cronistas españoles durante los siglos XVI y XVII, se refieren a Tiwanaku como el lugar de origen de las más importantes culturas andinas, incluyendo a los incas. Tiwanaku también aparece en muchos mitos de origen de la humanidad, en ellos se relata que fue el lugar donde nació la humanidad después de un cataclismo. Diferentes cronistas españoles de los siglos XVI y XVII (Cobo (1653), Betanzos (1551), Sarmiento de Gamboa (1572), Molina (1553), (Acosta 1588-1590) recogieron mitos que nos permiten conocer relatos de la creación mítica del mundo y de la humanidad en Tiwanaku. Un mito difundido por el jesuita Bernabé Cobo a fines del siglo XVI cuenta que cuando cesó el diluvio en el que habría muerto toda la humanidad, las primeras tierras que asomaron entre las aguas fueron las islas del lago Titicaca. El mito dice que, desde allí, Viracocha, el creador, ordenó al Sol que subiera desde la isla hacia los cielos. Después, se dirigió a Tiwanaku, donde hizo de barro a la nueva humanidad, a “todas las naciones que hay en esta tierra, pintando a cada una el traje y vestido que habría de tener” y también la lengua que se hablaría en cada grupo. Después ordenó que toda su creación se sumergiera debajo de la tierra y que los humanos, ya separados por “naciones”, surgieran de los suelos, de las oquedades de los cerros y de las fuentes. El mito muestra a Tiwanaku como el sitio de creación de la humanidad y también los lugares del paisaje de donde míticamente surgió la vida (interior de los cerros, suelo, fuentes, pakarinas); estos lugares recibieron culto como sitios sagrados (waka) y estuvieron relacionados con el origen de diferentes grupos, cada uno con su propia vestimenta emblemática y su idioma.

Monolito Benett de Tiwanacu


miércoles, 8 de diciembre de 2021

Tiwanaku (500-1100 d.C.) - El inicio de Tiwanaku

 La expresión material de estos desarrollos fue la llamada tradición Yaya-Mama (Chávez y Mohr, 1976), en la que aparecen centros ceremoniales, patios semihundidos, a veces rodeados por construcciones, plataformas y esculturas, estelas y tabletas y, en menor grado, expresada también en la cerámica. El nombre Yaya-Mama (padre-madre en quechua) y Pajano (pa ajanu, dos caras en aymara) procede de una de las características de las esculturas bifrontales, posiblemente con un lado masculino y uno femenino, que se encontraron en centros alrededor del lago. Los elementos de la iconografía grabados en estas piedras son rayos, peces, sapos –claras alusiones al agua y la lluvia– serpientes, camélidos y animales de perfil (Chávez, 2004), así como diferentes figuras geométricas como triángulos, símbolos escalonados, espirales, la cruz cuadrada, además de atributos sexuales femeninos y masculinos. Las imágenes talladas en las tabletas, como las de Chiripa y Copacabana, tienen un rostro central radiante del cual salen serpientes de cola enroscada, flechas bifurcadas y pies humanos. El conjunto de arquitectura, piedra tallada y cerámica muestran una cultura con alto desarrollo tecnológico y capacidad de simbolización.

Chiripa (en el Formativo Temprano y Medio) y Khonkho Wankane (en el Formativo Tardío) fueron centros ceremoniales en la misma zona que tuvieron características similares a la etapa del Tiwanaku Formativo. Khonkho Wankane, que no derivó en una formación política de tipo estatal, es un ejemplo importante de las características del Formativo en cuanto a urbanismo, expresión de organización social y representación en escultura lítica que permite comprender mejor cómo pudo haber sido Tiwanaku en sus inicios. El hecho de que este sitio no hubiera sido reconstruido ni renovado posteriormente a la época final del Formativo permitió a los investigadores comprender mejor las características de ese momento del tiempo. Estudios recientes realizados en la primera década del siglo XXI hacen posible el acceso a un mejor conocimiento de este importante centro (Janusek, 2006). Khonkho Wankane se encuentra al Sur de Tiwanaku, al otro lado de la serranía de Quimsachata y en las inmediaciones del río Jach’a Jawira, afluente del Desaguadero. Allí se encontraba un importante centro ceremonial construido en un terreno elevado, con un centro, dos montículos artificiales, un patio hundido, plataformas (kalasasayas), un complejo de patios duales, además de sectores residenciales, separados por canales de agua y áreas mortuorias.

Los monolitos de arenisca roja que se encuentran allí pertenecen a la tradición cultural Yaya-Mama, tienen imágenes de relámpagos, cóndores y serpientes. Se conocen con los nombres de Wila Kala, Tata Kala y Jinchun Kala y su estilo permite relacionarlos con monolitos de Tiwanaku, como el llamado Barbado.


Entre los siglos VII y VIII d. C., Tiwanaku se convirtió en el punto central de redes de relaciones activas establecidas con otras conformaciones sociales y otros centros urbanos. Es a partir de entonces que se puede hablar de Tiwanaku como un Estado que gravitaba cada vez con más fuerza sobre diferentes grupos, atrayéndolos e incluyéndolos en su órbita durante más de medio milenio, antes de su disgregación a principios del siglo XII.

El Valle de Tiwanacu


Tiwanaku (500-1100 d.C.) - Introducción

La zona del altiplano Norte de la actual Bolivia fue un espacio privilegiado para el desarrollo de grupos humanos desde épocas muy tempranas debido a su ubicación en medio de dos ramales de la cordillera, entre la costa y del piedemonte amazónico y con la presencia central del lago Titicaca. A finales del Pleistoceno, un lago cubrió gran parte del altiplano llegando hasta los actuales salares de Coipasa y Uyuni. Esta antigua formación del lago, al que los científicos denominaron Mataro, tuvo un nivel de aguas 140 metros por encima del nivel actual del Titicaca. Más tarde, este lago se fue reduciendo hasta una última fase antigua, el lago Tauca, hace 13000 años. El lago Titicaca actual es el resultado de ese proceso. La presencia central del lago en esta zona del altiplano hizo que el hábitat fuera apropiado para la existencia de distintas especies animales y vegetales y para el desarrollo de la vida humana; así, desde épocas muy tempranas, diferentes sociedades aprovecharon los recursos acuáticos (peces, plantas, aves, huevos) y los terrenos aledaños para la recolección de plantas y, más adelante, para su domesticación, en la agricultura y la cría de animales. Los deshielos de los nevados de la cordillera que proveían agua y la existencia cercana de cerros donde se refugiaban distintas especies animales favorecieron inicialmente la cacería y luego la ganadería. En esta zona, grupos humanos de cazadores, pescadores y recolectores establecieron campamentos de residencia temporal, dirigiéndose estacionalmente a diferentes zonas ecológicas en busca de variedad de productos naturales, controlando esos territorios o estableciendo relaciones con los grupos locales que los controlaban, generando y ampliando paulatinamente las redes sociales.

Durante siglos, la experiencia en el manejo de recursos y el conocimiento de la geografía, del clima y de sus indicadores y de la astronomía, que permitían comprender y anticipar estos ciclos, llevaron a desarrollos cada vez más complejos que implicaron tecnología, organización social, pensamiento, visiones de mundo y religiosidad, que se integraron y que se expresaron en prácticas en la vida cotidiana y ritual.

Algunas de estas sociedades de los alrededores del lago Titicaca se destacaron entre las demás en distintos momentos de la historia. A fines del Formativo Medio, varias formaciones sociales de la zona del Titicaca alcanzaron un alto nivel de complejidad. Surgieron templos y centros ceremoniales con características similares así como un estilo escultórico, el Yaya-Mama, que identifica a la época y a la región, y que pudo ser el mecanismo principal que llevó al surgimiento de las élites y el Estado (Stanish, 2001).

Pucara declinó hacia el año 200 d. C. y Tiwanaku, que hasta ese momento había tenido un desarrollo similar, ganó prestigio e importancia y se convirtió en un eje aglutinador en torno a su centro ceremonial, transformándose en una formación social y política más compleja, en un Estado. Durante más de cinco siglos, Tiwanaku conglomeró bajo su ideología, culto y organización a sociedades de una amplia región, aunque su presencia en el altiplano, valles y costa no fue resultado de conquistas militares.

El actual sitio arqueológico de Tiwanaku, lugar que fue el núcleo de este Estado, se encuentra a una distancia de 20 Km. del lago Titicaca, en un valle flanqueado al Sur por la cordillera de Quimsachata con tres picos que sobresalen en el horizonte (Albarracín, 1996), hacia el este se ve el nevado Illimani y al Oeste el Titicaca.

En el contexto de la historia prehispánica y en la cronología de la región andina, Tiwanaku ocupa una larga etapa conocida como Horizonte Medio (500 d. C. a 1100 d. C.) que se sitúa entre la época del Formativo (2000 a. C a 500 d. C.) y el período del Intermedio Tardío (1100 d. C. a 1450 d. C.), este último también se conoce como la época de los Señoríos, que fue seguida por el período de la presencia inca, llamado Horizonte Tardío (1450 a 1532-38), y que culminó con la incursión española en esta región.

Mapa de Ubicación de Tiwanacu


martes, 7 de diciembre de 2021

Período Formativo - Las primeras aldeas (2000 a.C.-500 d. C.) - Las características más importantes del Formativo

 El Formativo es el periodo más amplio en la escala temporal prehispánica, ligada al sedentarismo y al desarrollo cultural y tecnológico en Bolivia, abarcando cerca de 2000 años. Las poblaciones de este tiempo desarrollaron y sentaron las bases culturales que llegaron hasta la época de los incas y que incluso se mantuvieron durante la Colonia.

  • Los avances más importantes son: Definición de la vocación productiva de los pueblos, que permite diferenciar entre agricultores, pastores, pescadores y/o cazadores, actividades que pueden ayudar a explicar ciertas adscripciones culturales que se mantienen hasta la actualidad. Estos aspectos estuvieron íntimamente ligados con el conocimiento del medio y la buena utilización de sus recursos. Por ejemplo, en la región del Titicaca las poblaciones fueron agricultoras debido al aprovechamiento de las bondades del lago y la fertilidad de la tierra; en cambio hacia el Sur se desarrollaron sociedades de pastores que aprovecharon a la llama como un recurso productivo.
  • La movilidad y el intercambio son aspectos recurrentes en todos los espacios analizados; ya sea entre los grupos alrededor del Titicaca o como entre las poblaciones de los valles o del altiplano sur. Los datos muestran niveles de interrelación permanente que son resultado de la existencia de una compleja red de intercambio interzonal que conectaba, desde períodos tan tempranos, la región de los valles mesotermos con la costa. Por otro lado, esta movilidad tuvo incidencia en la diferenciación étnica y la multiculturalidad, aspecto consolidado en los valles y presente hasta los tiempos de la Colonia.
  • Aunque en el Formativo se habla de sociedades sin Estado, los fenómenos desarrollados sobre todo en el Formativo Tardío condicionaron el devenir histórico y político de las sociedades que los sucedieron. Como ejemplo tenemos la conflictividad desarrollada en el Titicaca por la hegemonía política, la cual dio paso a la formación del Estado en Tiwanaku. Por otra parte, la pluralidad desarrollada en los valles fue el antecedente de la consolidación de organizaciones no centralizadas, pero altamente complejas.

Aspectos de igual relevancia se observan durante el periodo Formativo en las Tierras Bajas, mostrando la importancia de su conocimiento e investigación en cualquier región de Bolivia. La investigación de problemáticas específicas de este periodo ayudará a comprender los sucesos culturales posteriores, relacionados con la complejidad social y política de las poblaciones prehispánicas. Algunos de esos sucesos serán presentados en los siguientes capítulos de esta historia de Bolivia.

Período Formativo - Las primeras aldeas (2000 a.C.-500 d. C.) - Hacia la diversidad cultural

 Al igual que en la cuenca del Titicaca, aproximadamente hacia el 400 d. C. se dio un fenómeno que cambió la dinámica existente en las pequeñas aldeas formativas. Las poblaciones constituidas muestran una tendencia a la diferenciación, probablemente étnica o de autoadscripción, que se plasma en los estilos cerámicos posteriores.

La característica que marca el denominado Formativo Tardío de los valles es el surgimiento de cerámica con decoración pintada que parece caracterizar grupos sociales étnicamente definidos. De ahí es que, por ejemplo, se reconoce el surgimiento de la cerámica Tupuraya, Mojocoya bícromo y Omereque, expresiones tempranas de la variabilidad poblacional existente en los valles interandinos durante ese tiempo. Como se ha visto, estilos como el Mojocoya parecen haberse originado en espacios de Tierras Bajas, llegando a consolidar desarrollos complejos en los valles de Chuquisaca.

En adelante, esta matriz estilística marcará la variabilidad de los valles interandinos, lo que implicará también una multietnicidad mantenida hasta los tiempos del Inca y registrada incluso en la Colonia. Lo interesante de todo el proceso es la continuidad que se observa en el desarrollo de las culturas de los valles desde el período Formativo, aspecto también evidente en el área circunlacustre, pero poco visible en el altiplano central.

En adelante, esta matriz estilística marcará la variabilidad de los valles interandinos, lo que implicará también una multietnicidad mantenida hasta los tiempos del Inca y registrada incluso en la Colonia. Lo interesante de todo el proceso es la continuidad que se observa en el desarrollo de las culturas de los valles desde el período Formativo, aspecto también evidente en el área circunlacustre, pero poco visible en el altiplano central.

Precisamente por encontrarse en áreas de contacto entre el contingente altiplánico y las Tierras Bajas, las expresiones materiales de esas poblaciones presentan influencias en ambos sentidos. Esto muestra también que dichas poblaciones fueron el eje articulador del movimiento interzonal o transversal que ha caracterizado a  las sociedades del pasado.