La expresión material de estos desarrollos fue la llamada tradición Yaya-Mama (Chávez y Mohr, 1976), en la que aparecen centros ceremoniales, patios semihundidos, a veces rodeados por construcciones, plataformas y esculturas, estelas y tabletas y, en menor grado, expresada también en la cerámica. El nombre Yaya-Mama (padre-madre en quechua) y Pajano (pa ajanu, dos caras en aymara) procede de una de las características de las esculturas bifrontales, posiblemente con un lado masculino y uno femenino, que se encontraron en centros alrededor del lago. Los elementos de la iconografía grabados en estas piedras son rayos, peces, sapos –claras alusiones al agua y la lluvia– serpientes, camélidos y animales de perfil (Chávez, 2004), así como diferentes figuras geométricas como triángulos, símbolos escalonados, espirales, la cruz cuadrada, además de atributos sexuales femeninos y masculinos. Las imágenes talladas en las tabletas, como las de Chiripa y Copacabana, tienen un rostro central radiante del cual salen serpientes de cola enroscada, flechas bifurcadas y pies humanos. El conjunto de arquitectura, piedra tallada y cerámica muestran una cultura con alto desarrollo tecnológico y capacidad de simbolización.
Chiripa (en el Formativo Temprano y Medio) y Khonkho Wankane (en el Formativo Tardío) fueron centros ceremoniales en la misma zona que tuvieron características similares a la etapa del Tiwanaku Formativo. Khonkho Wankane, que no derivó en una formación política de tipo estatal, es un ejemplo importante de las características del Formativo en cuanto a urbanismo, expresión de organización social y representación en escultura lítica que permite comprender mejor cómo pudo haber sido Tiwanaku en sus inicios. El hecho de que este sitio no hubiera sido reconstruido ni renovado posteriormente a la época final del Formativo permitió a los investigadores comprender mejor las características de ese momento del tiempo. Estudios recientes realizados en la primera década del siglo XXI hacen posible el acceso a un mejor conocimiento de este importante centro (Janusek, 2006). Khonkho Wankane se encuentra al Sur de Tiwanaku, al otro lado de la serranía de Quimsachata y en las inmediaciones del río Jach’a Jawira, afluente del Desaguadero. Allí se encontraba un importante centro ceremonial construido en un terreno elevado, con un centro, dos montículos artificiales, un patio hundido, plataformas (kalasasayas), un complejo de patios duales, además de sectores residenciales, separados por canales de agua y áreas mortuorias.
Los monolitos de arenisca roja que se encuentran allí pertenecen a la tradición cultural Yaya-Mama, tienen imágenes de relámpagos, cóndores y serpientes. Se conocen con los nombres de Wila Kala, Tata Kala y Jinchun Kala y su estilo permite relacionarlos con monolitos de Tiwanaku, como el llamado Barbado.
Entre los siglos VII y VIII d. C., Tiwanaku se convirtió en el punto central de redes de relaciones activas establecidas con otras conformaciones sociales y otros centros urbanos. Es a partir de entonces que se puede hablar de Tiwanaku como un Estado que gravitaba cada vez con más fuerza sobre diferentes grupos, atrayéndolos e incluyéndolos en su órbita durante más de medio milenio, antes de su disgregación a principios del siglo XII.
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