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lunes, 29 de febrero de 2016

Convención de numismática se presenta hoy en Ichuni

La primera Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos Potosí 2016, será presentada hoy oficialmente en Potosí en un acto que se desarrollará en el antiguo ingenio Ichuni, a partir de las 10:30.

El presidente del comité organizador, el potosino Daniel Oropeza, recordó que la presentación se realizó en la ciudad de La Paz el pasado jueves 25 en el Ministerio de Culturas con gran éxito.

Oropeza recibió ayer al coordinador internacional del Perú, César Corrales; al coordinador de Arequipa (Perú), Rómulo Franco y el coordinador en relaciones públicas, Paolo Quenta, con quienes compartió un paseo a la Casa Nacional de Moneda y por la tarde la visita a las haciendas de Cayara, Mondragón y Tarapaya.

Dijo que los paseos desarrollados ayer son una práctica de la visión que tiene la convención, que es la integración a un circuito turístico cultural que ofrece la ciudad de Potosí.

Explicó que en el acto que se desarrollará en el ingenio Ichuni, también se lanzará la convocatoria para el concurso de diseño de la medalla del acontecimiento. La fabricación será en una pieza de plata con detalles del Cerro Rico.

La convención promoverá y difundirá la ciencia numismática y posicionar a la Villa Imperial como el destino del turismo cultural e histórico.

viernes, 26 de febrero de 2016

Bolivia, en convención Internacional de Historiadores

Bolivia participará de la Primera Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos “Potosí 2016”, que congregará a renombrados historiadores y numismáticos de 17 países invitados de Iberoamérica y de Estados Unidos.

La directora de Patrimonio del Ministerio de Culturas y Turismo, Sonia Avilés, junto al presidente del Comité Organizador, Daniel Oropeza Alba, hizo la invitación oficial a la Primera Convención Internacional de Historiadores y Numismáticos “Potosí 2016”, dirigido a los coleccionistas, dealers, aficionados, estudiantes y público en general de la ciudad de Potosí.

Avilés subrayó que esta iniciativa es valorable, más cuando desde las instituciones financieras están apoyando a la cultura, a través de estas actividades.

Para esta especial ocasión llegó el alcalde municipal de Potosí, William Cervantes, hizo una rememoración histórica de la ciudad y manifestó sentirse complacido por recibir a muchos de los invitados numismáticos, para lo cual desde el municipio brindará el apoyo.

“Potosí va a abrir los brazos a los hermanos numismáticos, y los recibirá con sus expresiones culturales, confirmado así la frase ‘Estar en Potosí…. Sí, vale un Potosí’”.

A su turno, el presidente la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, Homero Carvalho manifestó que desde la Fundación y el Consejo de Administración sus felicitaciones por haber hecho realidad el evento y, a través del Museo de Etnografía y Folklore (Musef), se les brinda el apoyo para la realización de los coloquios y conferencias. Posteriormente, el presidente del Comité Organizador, Daniel Oropeza, señaló que esta convención cuenta con una serie actividades preparatorias, durante los próximos meses (marzo a agosto), para que todo el país pueda informarse y participar de la riqueza patrimonial en numismática.

El evento con carácter internacional tiene por finalidad informar, promover y presentar a los más renombrados expertos en historia y numismática.

Santa Cruz de la Sierra a 455 años de su fundación

Santa Cruz de la Sierra fue fundada el 26 de febrero de 1561 por el capitán Ñuflo de Chávez, tras una expedición integrada por 158 españoles que partieron desde Asunción.

La nueva población fue bautizada con el nombre de Santa Cruz de la Sierra, en honor a la ciudad natal (Extremadura) del fundador. La fundación se realizó a orillas del arroyo Sutú, en la serranía de Chiquitos, como una avanzada al este de los territorios ocupados por España, próxima a donde hoy se asienta San José de Chiquitos.

Actualmente, el lugar es conocido como Santa Cruz la Vieja, área protegida donde se realizan varios proyectos de investigación arqueológica.

La ciudad tuvo tres traslados: cuando Chávez preparaba una expedición para llegar a territorios de los Moxos, fue encontrado muerto en el mes de septiembre de 1568 por un cacique de la parcialidad de los “avá” o guaraníes llamada itatín.

Pero después de muchas penurias, los pobladores de la primigenia ciudad, en 1590 se trasladaron a otra localidad en lo que es ahora el Santuario de Cotoca en manos del Capitán Lorenzo Suárez de Figueroa.

En 1591, la mayor parte de la gente llegada de la Chiquitanía siguió su viaje hasta San Lorenzo Real de la Frontera, donde se asentaron definitivamente, manteniendo el nombre de la ciudad natal: Santa Cruz de la Sierra. Una pequeña parte de la gente se quedó en la población de Cotoca durante el traslado.

El 26 de febrero es fecha ponderada la valentía que tenía Ñuflo de Chávez, quien nació en Extremadura (España) alrededor de 1516 o 1518, lo que sí es cierto en que Chávez salió de Asunción en febrero de 1558 en busca de la fabulosa riqueza del Paitití o el Dorado. Los exploradores marchaban venciendo todos los obstáculos que encontraban a su paso.

DETALLES HISTÓRICOS

Nueva Asunción fue fundada por Ñuflo de Chávez en 1559, La Barranca por Andrés Manso entre 1559 y 1560. Se funda Santa Cruz de la Sierra el 26 de febrero de 1561 por el Ñuflo de Chávez.

La Barranca fue trasladada por Chávez a Nueva Asunción en 1561. Santo Domingo de la Nueva Rioja fue fundada por Manso en 1563, ciudad que fue destruida por los chiriguanos igual que La Barranca.

Lorenzo Suárez de Figueroa fundó San Lorenzo de la Frontera también llamada San Lorenzo el real o San Lorenzo de la Frontera 1590. Suárez de Figueroa traslada San Lorenzo de la Frontera cerca de Cotoca en 1591, en 1592 se funda Santiago del Puerto.

AUTONOMÍA CRUCEÑA EN LA COLONIA (*)

Alberto Zuazo Nathes

En los tres siglos del coloniaje español en el territorio que ahora es Bolivia, Santa Cruz gozó de autonomía, pues se hallaba prácticamente aislada de los centros de poder de entonces. El motivo que dio lugar a esta situación se originó en que tenía la condición de “ciudad frontera” por su ubicación geográfica, lejos de todos y cerca de nadie, como dijo la historiadora cruceña Paula Peña, debido al aislamiento que confrontaba, que se manifestaba de su marginalidad del eje La Plata-Potosí. Además, por ser “ciudad frontera” estaba reconocida por el derecho jurídico castellano de ese tiempo.

De acuerdo con la historiadora Peña, Santa Cruz de la Sierra ha sido fundada en 1561 por Ñuflo de Chávez, quien se trasladó para este efecto desde Asunción (dependiente de la Audiencia de La Plata), acompañado de criollos y mestizos para establecerse en suelo cruceño.

La Gobernación de Santa Cruz estaba sujeta a la jurisdicción de la Audiencia de Charcas, como La Paz y Potosí. A su vez, esta Audiencia, incluyendo a Santa Cruz, que era parte de su territorio, en 1976 pasó a depender de Buenos Aires. Hasta esa fecha, como ocurría con toda Sudamérica, estaba sujeta al Virreinato de Lima.

El 24 de septiembre de 1810, Santa Cruz reconoció al nuevo gobierno independiente de Buenos Aires y luego su dependencia se alternó entre Buenos Aires y Lima, como ocurría también con toda la Audiencia de Charcas, anotó la historiadora Peña.

Al margen del cuestionario que absolvió a este cuestionario, la destacada historiadora cruceña, al ser entrevistada por el programa televisivo de Carlos Valverde, puntualizó que, en realidad, el 9 de mayo de 1825, las Provincias Unidas de La Plata dieron plena libertad a las provincias de la Audiencia de Charcas para definir su destino, porque ellas resolvieron formar un nuevo país, independiente de Lima y de Buenos Aires. Santa Cruz hizo una consulta al Congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata sobre si debía pertenecer a esta jurisdicción o a la de la naciente Bolivia. La decisión fue que la decisión la tomen los propios cruceños. La opción que asumieron éstos fue la de integrarse a Bolivia.

El 14 de febrero de 1825 se proclamó la independencia de Santa Cruz y, enseguida, eligió a los patriotas que debían asistir a la Asamblea en la que se fundó Bolivia, como disponía el decreto del mariscal Sucre, del 9 de febrero. A Santa Cruz le correspondió tener 10 diputados, porque contaba con las provincias de Moxos, Chiquitos, Vallegrande y el Cercado, o sea la capital. Empero, pudieron asistir a la Asamblea sólo dos, los que firmaron el Acta de la Independencia de Bolivia.

Estos son, a grandes rasgos, los antecedentes históricos de Santa Cruz, que hoy lidera económicamente al país.

(*) Esta columna fue publicada originalmente en La Razón, el 29 de abril de 2008.

SESIÓN DE HONOR, VERBENA Y SERENATA

Santa Cruz (agencias).- El Concejo Municipal organizó ayer, en las aceras norte del edificio central de la Alcaldía, ubicada en la plaza 24 de Septiembre, la Sesión de Honor y posterior verbena popular en celebración a 455 años de fundación de Santa Cruz de la Sierra.

La presidenta del Concejo Municipal, Angélica Sosa, destacó la participación de vecinos que llegarán de diversos distritos para participar del festejo.

“Recibimos a todos los vecinos que se dieron cita en la sesión protocolar en honor a la fundación de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, ciudad que fue fundada a orillas del arroyo Sutó, al pie de las colinas Riquió y Turubó, dirigida por el capitán Ñuflo de Chávez”, explicó Sosa al momento de añadir que de igual manera se les ha realizado la invitación a autoridades nacionales, departamentales y locales.

La srerenata fue amenizada por artistas nacionales, entre ellos la cantante Camila, y otros grupos tradicionales de la capital cruceña.

Se instruyó el embanderamiento de los domicilios, tiendas y empresas como símbolo de festejo.

El alcalde cruceño Percy Fernández recibirá hoy la “Cruz de la Orden Capitán Ñuflo de Chávez”, como homenaje y reconocimiento a sus años de dedicación por el desarrollo de la ciudad.

DATOS

- Santa Cruz de la Sierra fue fundada el 26 de febrero de 1561 a orillas del río Sutó en lo que hoy se conoce como San José de Chiquitos, por un grupo de españoles al mando del capitán Don Ñuflo de Chávez.

- Tuvo dos traslaciones: la primera desde Chiquitos hasta Cotoca en 1601 y la segunda surgió en el año 1621.

jueves, 25 de febrero de 2016

Santa Cruz llega a sus 455 años con grandes desafíos

Con una consolidación y nuevos avances en su economía y un desarrollo rural y urbano, pero que aún carece de un plan integral que beneficie de forma directa a la población, así se encuentra Santa Cruz a menos de un día de cumplir 455 años de fundación.

Para el economista, Teófilo Caballero, los fundadores de esta ciudad, jamás se imaginaron que el legado que estaban dejando, en el transcurso de la historia se iba a convertir en uno de los motores de la economía boliviana.

Santa Cruz aporta casi un 29% al Producto Interno Bruto (PIB) del país, además que es la que más aranceles aduaneros e impuestos paga (44%). En 2015, las exportaciones cruceñas llegaron al 62%.

Asimismo, remarcó como un dato importante que el 70% de los alimentos que consumen los bolivianos se produce en Santa Cruz, mucho de esto se debe a la "bondad climatológica y al emprendimiento y la pujanza de la gente nacida y que ha llegado para aportar en esta tierra".

Por su lado, el arquitecto y urbanista Ernesto Urzagasti, cree que la ciudad ha dado pasos gigantescos en los últimos 60 años en los que ha pasado de ser una urbe de 50.000 habitantes a superar los 2 millones que tiene ahora.

Este crecimiento rápido generó problemas estructurales dejando una ciudad partida en dos, "los que viven fuera del 4º anillo y los que viven dentro", dejando necesidades en el tema del transporte, reordenamiento de mercados y drenaje, necesidades que son planteadas como desafíos para las autoridades.

A pesar de ello, Urzagasti remarca que Santa Cruz sigue siendo el destino favorito de miles de migrantes nacionales y extranjeros que ven en esta tierra el nuevo "crisol de la bolivianidad" por lo que adoptan la identidad cruceña y optan por plantar su semilla para quedarse a vivir.

"Hay necesidades, pero también una gestión, se pueden ver avances. Santa Cruz es como un adolescente, pero que de pronto no es consciente del tamaño que tiene, todavía nos falta madurar mucho", apuntó.

Cemento contra árbol

Son dos cosas que van paralelas que no necesariamente van en contra, dice Urzagasti que ve en el tema del pavimento uno de los éxitos más grandes y marcados de la actual gestión municipal; "el pavimento le cambia la vida al ciudadano, pero evidentemente que no todo es cemento, no todo es hormigón".

Más allá de esto, considera que hay una deuda del Municipio en el tema de la deforestación de bosques urbanos ya que no ha encarado al 100% esta situación, y para muestra está la más reciente tala ilegal de más de 200 árboles en un predio ubicado en el 4º anillo y avenida Roca y Coronado ocurrida en Carnaval.

"No se ha entendido por completo lo de la arborización, el plantar árboles no es suficiente si no se le dan las condiciones para que ese plantín crezca. Los bosques urbanos se deben proteger, aunque rescato que ahora se ha creado más conciencia sobre el tema", indicó.

Universitarios registrarán los testimonios de los personajes Recuperan la historia del movimiento fabril en Bolivia

Un grupo de investigadores, entre expertos y universitarios, se une para recuperar la historia del movimiento fabril de la segunda mitad del siglo XX desde la voz y los recuerdos de 10 protagonistas de este sector. El resultado de este trabajo será publicado en un libro.

"El objetivo del taller con los exdirigentes fabriles es recuperar la memoria de este movimiento social y obrero tan importante de Bolivia y que lamentablemente no ha sido de interés de la historia oficial que no se ha ocupado de
analizar la trayectoria de las grandes organizaciones sindicales del país”, explicó el historiador Luis Oporto, director del Archivo y la Biblioteca de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Según Oporto, las investigaciones sobre el movimiento fabril son casi nulas. Por ejemplo, explicó, ya se realizaron
varios estudios sobre el sindicalismo minero y el anarquismo en Bolivia.

"El rol de los fabriles ha quedado invisibilizado en nuestra historia pese a su gran importancia. Los lideres de este sector siempre ocuparon carteras importantes de la Central Obrera Boliviana”, sostuvo.

Por esa ausencia, Oporto y un grupo de universitarios se dieron a la tarea a reunir a 10 protagonistas históricos del movimiento fabril contemporáneo en un taller, que se desarrollará desde hoy hasta el 26 de febrero en el salón de videoconferencias de la Vicepresidencia.

¿Cómo surgió la iniciativa? Oporto contó que la idea nació a partir de la autobiografía del exdirigente Pascual aydana
Quispe. "Él ha escrito una pequeña semblanza de su trayectoria sindical. Su obra nos ha llamado mucho la atención y decidimos publicarla en la revista Fuentes. Él se emocionó y lo contó a sus excompañeros. Entonces, ellos me visitaron y de ese encuentro nació el proyecto”, explicó.

En el taller que estará dividido en sesiones cerradas y abiertas, los expertos registrarán los testimonios de los exdirigentes. Además, se realizarán mesas de trabajo para debatir y reconstruir los diferentes hitos históricos de
este sector.

El grupo de investigación estará compuesto por expertos y estudiantes de la cátedra de Archivística de la carrera de Historia de la Universidad Mayor de Andrés (UMSA). "Nuestra intención es realizar entrevistas en profundidad a cada uno de los protagonistas y elaborar sus biografías.

Además, es importante destacar la lucha de los fabriles y su aporte a la democracia”, dijo Oporto. Según el historiador, la participación de los protagonistas del movimiento fabril en el taller representa un gran avance. "Estos
exdirigentes son además custodios de archivos históricos de este movimiento porque guardan colecciones de fotografías, manifiestos y documentos, entre otros ”, contó.

En el encuentro participarán 10 exdirigentes que representan a diferentes épocas. Entre ellos están Pascual Maydana Quispe, Felipe Tapia Quispe, Humberto Pabón Trujillo, Victoria Foronda Guerra, Hernán Ariñez Troche y Carmelo Sillerico Mendoza. A la lista se suman Saturnino Cabrera, Jacinto Quispe, Guillermo Limachi Arratia, René Loayza Rodríguez, Dionicio Alanoca y Hugo Espejo Salinas.

Las sesiones serán registradas en videos y las entrevistas serán transcritas. Además, se hará una recopilación de fotografías. De ese trabajo se realizará un libro memoria del movimiento fabril.

martes, 23 de febrero de 2016

Por Fundación de Santa Cruz Proponen feriado municipal para este 26 de febrero

En el Concejo cruceño se planteó una ley para declarar el 26 de febrero como feriado municipal en conmemoración a los 455 años de fundación de Santa Cruz de la Sierra. La propuesta más apoyada por los concejales, según el secretario del legislativo municipal, Romel Pórcel, es que el feriado sea con suspensión de actividades. Similar iniciativa se planteó hace dos años en la Asamblea Legislativa Departamental (ALD) aunque el alcance del feriado era a nivel departamental, esta finalmente no fue tratada.

Sobre la iniciativa. Pórcel explicó que la iniciativa fue planteada por el concejal suplente de Unidad Cívica Solidaridad, (UCS), Adalid Suárez Arana, la anterior semana y que debe ser analizada esta semana en el pleno del Concejo. Pórcel, mostrando su apoyo a la iniciativa, señaló que todos los municipios y los departamentos del país festejan su fundación con feriado, excepto Santa Cruz de la Sierra. "Solo nos abocamos al 24 de Septiembre, pero como municipio no se festeja el cumpleaños", puntualizó. Complementariamente, el concejal del Movimiento al Socialismo (MAS), Tito Sanjinez, explicó que apoya la iniciativa porque es un justo homenaje a 455 años de existencia del municipio. Pórcel agregó que si la propuesta tiene suficiente respaldo debe ser homologada en el Ministerio de Trabajo.

Postura de los empresarios. El presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Ronald Nostas, solicitó que para la aprobación de esta clases de normas que declaran feriado y que afectan directamente al sector productivo se socialice primero con ellos para que sea una actividad planificada, pues no es sencillo parar la producción de ningún producto. "Por ejemplo si se para la producción de un medicamento, se tarda una semana en reactivarlo. Estas deben ser normas consensuadas con las regionales de los empresarios", sostuvo el representante de los empresarios. Por su parte, el secretario ejecutivo de la Central Obrera Departamental (COD), Rolando Borda, indicó que no conoce la iniciativa por lo que evitó referirse al tema.

Rige Ley de Regocijo
Programa del acto protocolar de la Alcaldía

Normativa. Desde ayer está vigente la Ley N° 238 que Declara Regocijo Público por la Fundación de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, dispone el embanderado de todas las instituciones públicas y privadas del municipio hasta este viernes. El acto protocolar que realizará la comuna será el jueves desde las 19:00 en la acera norte del edifico central, luego habrá una verbena popular. En el programa se fijan palabras de la presidente del Concejo, Angélica Sosa, del alcalde Percy Fernández y del presidente del país, Evo Morales.

Domingo 23 de febrero de 1879: La tragedia se desató

El presidente Hilarión Daza que se encontraba en casa de Otto Rihter, presencian-do desde los balcones la “entrada de carnaval”, ya en el ocaso de día, recibió un par-te desde Tacna en el que le comunicaban de la invasión chilena al Litoral boliviano, con resultados funestos para nuestro país pues ya Antofagasta, otros puertos y caletas estaban siendo paulatinamente ocupados por los ejércitos chilenos.

Según algunos historiadores, dicen que Da-za guardó la noticia por considerarla alarmante y como no quería empañar la fiesta, solamente la dio a conocer a su secretario privado Augusto Zamorano, encargándole guardar absoluta reserva.

Lo cierto está en el parte de la noche del 25 de febrero, cuando Daza hizo conocer la in-fausta noticia al país, declarando a la Patria en peligro y en Estado de Sitio, también Decretó movilización de las fuerzas departamentales y provinciales. Habían pasado diez días de la ocupación chilena al puerto de Antofagasta. Mediante anónimos se acusa a Daza de traidor por su actitud negligente e irresponsable. . .

202 años de la primera impresión en Bolivia

La historia de la imprenta en Bolivia, es un tema poco estudiado por la historiografía actual. Hace más de ciento diecisiete años en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Sucre, el 30 de junio de 1898, el escritor chuquisaqueño Valentín Abecia, rescató y reprodujo el documento: ‘Proclama pro-mulgada en Oruro por José Manuel de Goyeneche, el 12 de mayo de 1813’. Considerado como la primera impresión realizada en Bolivia.

Posteriormente, en 1913 el escritor orureño León M. Loza, con la intención de celebrar el primer centenario de la citada impresión, publicó el folleto intitulado: ‘Centenario de la Primera Impresión Boliviana’, donde esclareció algunos datos sobre los orígenes de la tipografía boliviana. Consecutivamente, imprimió otro documento titulado: ‘Bosquejo Histórico del Periodismo Boliviano’, en ambas publicaciones afirmó que la citada proclama es la primigenia impresión boliviana.

Es de esta manera, que transcribimos a continuación dicho impreso:

“Amados compañeros de armas, ilustres defensores de los derechos de nuestro desgraciado monarca Fernando 7°.

La notoria extenuación de la salud y fuerza de vuestro general, le obligó á reiterar su solicitud al Ex-celentísimo Sr. Virrey del Perú para que le relevase de continuar en los útiles trabajos de la guerra, de los que dependen la conservación de la soberanía, la seguridad de vuestros hogares, familias y bienes. Ha sido atendido mi deseo y nombrado para succederme el experto y benemérito teniente general de los reales ejércitos el Excelentísimo Sr. Don Juan de Henestrosa, militar por educación, por práctica y por el desempeño acreditado en las batallas de Medellín, Talavera, y en el mando en jefe del ejército de Cataluña. Está en camino con respetables refuerzos de tropa, armamento y municiones para ponerse á vuestro frente y guiaros á la victoria, sostén y defensa de los intereses del Rey y vuestros: recibidlo con los mismos atributos de subordinación, valor y fidelidad con que os he educado y de que me ha-beis dado pruebas incontrastables en tres años de constancia y de decisión: obedeced ciegamente, mientras su arribo á mi 2°. el benemérito Sr. brigadier Dn. Juan Ramirez, cuyas virtudes y amor que os tiene no ignorais. Vivid seguros que en ambos jefes transmito mis obligaciones de padre que había contraído para con vosotros, y que serán tan religiosos como yo en cumplir lo que se os tiene prometido de repartos de tierras y pagos de vuestros alcances, siempre que no desmintais, como lo espero el bien merecido renombre de defensores de Fernando 7°., y aunque me separo, estad satisfechos que el más dulce placer de mi vida, será aquel en que presentándome ante el rey y el Supremo Gobierno de la gran nación española, reclame las dis-tinciones, privilegios y recompensas á que os habéis hecho acreedores. Espero en el Dios de los exércitos el que he de conseguir vuestros mayores consuelos y satisfacciones; y por último sacrificio de vuestro amor, os pido y exhorto á la subordinación, valor, constancia y honradez como bases de nuestra futura felicidad y medio seguro de que recogiendo el fruto de vuestras fatigas, me respondais á la gratitud que os debo.

Oruro y Mayo 12 de 1813

José Manuel de Goyeneche” 1

Sin duda esta reproducción la efectuamos con la intensión de difundir y resaltar el citado escrito como un hito histórico y no por el contenido del mismo.

Sobre la introducción de la imprenta en nuestro país, es necesario mencionar que llegó tarde. “La República de Bolivia es el pueblo americano que tardó más en poseer una imprenta. El territorio que hoy la forma, constituía bajo la dominación española una rica provincia del Vireinato de la Plata. Aunque dotada de una Audiencia o tribunal Superior, de un arzobispado y de una universidad, la Presidencia de Charcas, como entónces se la llamaba, no tuvo una imprenta propia” 2, nos recuerda el escritor chile-no Diego Barros Arana.

Por un lado, muchos autores describen que la citada introducción tipográfica se produjo cuando las tropas porteñas, comandadas por el general Manuel Belgrano invadieron el Alto Perú 3, y trajeron consigo una pequeña imprenta manual para la publicación de boletines y proclamas. Otros autores, como el clásico ensayista Guillermo Francovich, señaló: “los jesuitas, en sus colegios de Chuquisaca y La Paz, contaban con pequeñas tipografías clandestinas para editar opúsculos de devoción” 4.

Pero el ejército real español, también contó con una imprenta, la historia describe que tras la victoria patriota en la batalla de Tucumán, el legendario Manuel Asencio Padilla obedeciendo órdenes superiores fue a recoger armas y capturar a los realistas dispersos en el valle de San Carlos (Salta-Argentina). En esta incursión, Padilla junto a quince fusileros “sorprendieron a tres oficiales rea-listas que repartían proclamas del general Tristán, así como órdenes a las autoridades de esas Provincias. En esas proclamas se comentaban a su manera los sucesos del día 24 (de septiembre de 1812), haciendo comprender que la derrota de Tristán no era cierta, que fue tan sólo una retirada y mandaba a los habitantes de esas comarcas desobedeciesen las órdenes de la Junta de Buenos Aires” 5. Esta descripción afirma que los realistas llevaban consigo una imprenta.

Sobre el libelo citado es necesario mencionar, que en el mes de mayo de 1813, las sublevaciones patriotas de Chuquisaca, Potosí y Cochabamba, aislaron a Goyeneche, es en ese momento que en el citado documento anunció al ejército real español que le sucederá el general Henestrosa y de esta manera también disimuló su huida vergonzosa frente el enemigo.

Por otro lado, en 1943 el escritor Marcos Beltrán Avila, publicó el folleto: ‘El Centenario de la Primera Impresión Boliviana’, en su concepto el primer impreso fue la proclama titulada: ‘El gobernador Intendente de La Paz a sus Provincias’ fechado en La Paz, el 21 de marzo de 1812, firmado por Domingo Tristán y Lorenzo Umeres, en este documento los citados realistas “hacen saber las continuas derrotas de los patriotas, incitando al pueblo a no dejarse sugestionar con éstos” 6. En este contexto, se polemizaron los orígenes de la imprenta en el país.

Pero en síntesis, la primera impresión no sólo cambió la cultura impresa, sino también la historia nacional. En 1825, cuando nació nuestro país, el primer periódico que se publicó fue la Gaceta de Chuquisaca, en la ciudad de La Paz y Sucre (9 números, del 30 de julio al 22 de octubre). El primer libro, fue “un folleto titulado Catecismo masónico, editado en La Paz” 7.

26 de febrero Santa Cruz se viste de blanco y verde

Desde hoy y hasta el viernes 26 de febrero, todas las instituciones públicas y privadas de la ciudad deben embanderar sus edificios, según la normativa de la Alcaldía cruceña, que el viernes aprobó la Ley Autonómica de regocijo público por la fundación de Santa Cruz de la Sierra.

De acuerdo con la norma, en su artículo primero declara Regocijo Público el día viernes 26 de febrero en conmemoración a los 455 años de la fundación de la ciudad. El artículo segundo de la ley dispone el embanderamiento de todas las instituciones.

Para tal efecto, se hicieron llegar cartas a las diferentes entidades para que se cumpla con dicha ley.

El concejal Rómel Porce informó que el jueves desde las 19.30 habrá un acto protocolar en el frontis del edificio municipal, el cual servirá para iniciar los actos por la fundación de Santa Cruz de la Sierra.

El concejal indicó que esta sesión de honor será presidida por el alcalde Percy Fernández. A su término, se dará paso a lo que será la serenata a Santa Cruz.

VERBENA

En el programa de festejos está contemplada la participación de varios artistas locales, los cuales interpretarán canciones del acervo regional.

Luego de este recital se quiere concluir con la verbena popular y la participación del público en general. “La idea es que nuestra música, costumbres y tradiciones estén presentes en todo momento y esta es una ocasión para poder reavivarlas”, concluyó Porcel.

lunes, 22 de febrero de 2016

Participación popular en la revolución orureña



A través de la historiografía tradicional boliviana, se considera la revolución del 10 de febrero de 1781 en Oruro como un movimiento preinsurgente, anterior a las revoluciones de Chuquisaca y La Paz en 1809, identificándose en este acontecimiento una pugna por el poder local y una tendencia autonomista de los habitantes de la villa, los que reconocen que los objetivos fundamentales de la gran rebelión indígena eran “romper el yugo de la península y libertar a naturales y criollos”, ocasión propicia para plantear su proyecto autonómico por medio de una alianza con los indígenas, lo que fracasaría posteriormente por sus propias contradicciones políticas.

Adolfo Mier y Marcos Beltrán Ávila privilegian la figura de Sebastián Pagador y Jacinto Rodríguez de Herrera y su hermano Juan de Dios, como los principales protagonistas del alzamiento. Sin embargo, es necesario rescatar y valorar a algunos personajes que son minimizados o no son tomados en cuenta.

En estos acontecimientos hay actores secretos y manifiestos que aún no tiene su lugar en la historia porque están pendientes las investigaciones en los archivos históricos.

A fines de 1780 aparecieron pegados en las paredes del cabildo de Oruro y de las casonas pasquines y edictos que llamaban a sacudir “el yugo del ajeno rey”, en vísperas de elecciones del Ayuntamiento, lo que creó un revuelo y temor, desconociéndose a los autores (Beltrán p.282, 1925). La muerte de los corregidores Manuel de la Bodega y Llano en Paria y de Mateo Ibañez en Carangas aumentó la tensión, dándose las disposiciones para estas urgencias (Archivo Histórico de Oruro, Libro de cabildo de 1781).

Formadas las milicias de vecinos, recibieron un peso de erario, acuartelándose en el Corregimiento situado en la Plaza del Rey. Al desplazar el corregidor Urrutia a vecinos meritorios que gozaban de simpatía popular, como el capitán Clemente Menacho, además de desarmar a las compañías de mestizos y criollos por sospechar de una futura alianza con los indios invasores, provoca el descontento y resentimiento. Las mujeres de los milicianos son las primeras protagonistas, acudiendo a los cuarteles y logrando rescatarlos en contra de las órdenes del corregidor, destacan entre ellas la hija de Sebastián Pagador, María Quiroz, María Francisca Goya y Francisca Orozco.

En los sucesos del 10 de febrero, la plebe con ayuda de los milicianos —especialmente de la compañía de Menacho— colaboraron en la quema y apedreamiento de la casa donde se habían refugiado los peninsulares. Nicolás de Herrera y Galleguillos, natural de Oruro, fue acusado de ser fomentador y participante directo de los sucesos. Juan Gualberto Mejía, de Chayanta, fue acusado de escribir un diario en el que explicaba la posición criolla respecto a los hechos. Antonio Prieto, residente en Poopó, también escribió otro diario.

En medio de la rebelión se realizaron saqueos por parte de la plebe, encabezados por un zapatero al que llamaban Trocones, un pastelero, un tal Sancho y el cochabambino Toreadorcito, que fue ahorcado por los desórdenes (Cajías p. 1092, 2004).

Francisco Xavier de Velasco, de La Plata, fue acusado de haber arrancado el escudo de armas de Su Majestad que se encontraba en la puerta de la Administración de Correos de la villa de Oruro, acto que algunos autores le atribuyen a Pagador, quien ya había fallecido. Finalmente, los actores anónimos de la ranchería de San Miguel y el cerro Conchupata fueron decisivos en la revolución del 10 de febrero de 1781.

La participación popular en las rebeliones y revoluciones locales de la Villa de San Felipe de Austria de Oruro continúan a la espera de estudios e investigaciones históricas que revivan el rico pasado orureño.

El dramático febrero de 1781 en Oruro


ruro atravesaba la década de 1770; había bajado la producción de las minas, de modo que solo contaba con cerca de 5.000 almas. Algún autor indica que en la Villa de San Felipe de Austria se produjo una visible dinámica de clases, por la interacción económica, debido a los diferentes trabajos, con referencia a los modos y relaciones de producción.

La sociedad estaba formada por gente heterogénea; españoles, criollos, mestizos e indígenas: estos últimos en la servidumbre y en las minas. Los potentados mineros Jacinto Rodríguez y sus hermanos eran personajes descollantes y respetados; tenían un grupo de seguidores. Ramón Urrutia y Las Casas era el corregidor. Sebastián Pagador fue asimilado a sargento y era parte del grupo de Rodríguez.

El detonante para los sucesos de 1781 fue el apresamiento de los hermanos Katari en Potosí. Seguido por la rebelión del cacique José Gabriel Túpac Amaru, en el Bajo Perú, ocurrida en noviembre, 1780, disponiendo la ejecución de Antonio Arriaga, corregidor de Tinta. Esto alentó a los campesinos en Oruro y causó malestar entre las autoridades. La tensión subió cuando los campesinos de los pueblos aledaños comenzaron a ingresar en la ciudad en gran multitud, en actitud prepotente. Lo que pedían era la supresión de los onerosos gravámenes: encomienda y repartos.

Del grupo de Urrutia eran Santelices, Gurruchaya, Salamanca, Isidro Rodríguez, Ramón Serrano y Domingo de Urquieta. Del de Rodríguez eran Teodoro López, Eugenio Mendoza de Castro, Benjamín Quiroga, Sebastián Pagador, Demetrio Mena, Vicente Montesinos, José Manuel Caro, María Quirós y el capitán Menacho. La ocupación era protagonizada por indios provenientes de Paria, Sillota, Chusakheri, Andamarca y Challapata.

El 1 de enero de 1781 se verificaron las elecciones del Cabildo para dos alcaldes y corregidor. Lamentablemente perdieron los patriotas.

A despecho del peligro que entrañaba la situación de la ciudad, don Jacinto Rodríguez convocó a sus allegados, entre ellos sus hermanos, a Sebastián Pagador, al capitán Clemente Menacho, a María Quirós Herrera, a Caro y a Montesinos, entre otros. Era preciso unirse para defender la ciudad. Cierto, los indios se dedicaron al saqueo y al pillaje. Era imperativo hacer frente al peligro… decididamente. El problema era logístico. Necesitaban armas, pólvora, para ello, dinero. Calcularon que requerían de 4.000 pesos. Curiosamente el tesorero Parrilla ofreció prestar de su propio peculio 2.000. Se resolvió el entuerto. Compraron y repartieron vituallas a los defensores, y de acuerdo con lo proclamado por Rodríguez, era un estado de preguerra. Se produjeron escaramuzas y entre los caídos hubo indios, defensores criollos y realistas. Mediante ordenanza, Urrutia había dispuesto el apresamiento de Rodríguez, Pagador y otros, su detención y ejecución en la horca. Hubo muchos que apoyaban sinceramente a la insurrección, gritando vivas a Rodríguez.

Salieron escuadrones de militares profesionales que se sumaron a la represión y hubo otros choques. Murieron muchos indígenas. La situación se puso confusa. Los campesinos cometieron desmanes, se embriagaron y saquearon cantinas, bares y chirlatas, destruyeron casas e incendiaron varias haciendas que algunos criollos poseían en los alrededores de Oruro; saquearon también los templos y se apropiaron de las joyas y quemaron lo demás. El sacerdote Menéndez trataba de mediar, pero sin éxito. La clase privilegiada, presa de pánico, halló refugio en la mansión que ocupaba un potentado godo de nombre Endeiza, en la Plaza del Regocijo, junto a San Agustín. Era el 9 de febrero cuando atacaron esa casona y le prendieron fuego. Ardió toda la noche. Murieron muchos en esa refriega. Los sobrevivientes huyeron a través del templo aledaño. Urrutia y los suyos fugaron a Cochabamba. Los patriotas habían tomado el poder.

Era el 10 de febrero de 1781. Los campesinos seguían empecinados en ocupar Oruro, parecían no mostrar ningún entusiasmo. Cierto, Jacinto Rodríguez asumió el mando supremo, y todos fueron colocados en puestos importantes. A Sebastián Pagador lo asesinaron los indios, no en combate. Lo arrastraron por las calles porque impidió el asalto de Cajas Reales que estaban a su cargo. El problema se agigantaba a cada instante. Rodríguez y sus allegados se reunieron para planificar algún recurso destinado a desalojar a tan indeseables visitantes. Tuvieron que acudir a las Cajas Reales y necesariamente ofrecerles a cada uno de los indios algo de plata para que salgan de una vez de Oruro. Se comunicó todo esto a los realistas escondidos. que debían colaborar, que era imperativo ese recurso bajo promesa de indulto. Aceptaron. Entonces se hizo el reparto del dinero: un peso plata en cada mano de indio, sin embargo, aun recibiendo, no cumplieron, no abandonaron Oruro, tuvieron que buscar otra estratagema: apresaron a tres cabecillas y los ejecutaron. Esto hizo que algunos se replegaran hacia los cerros, otros volvieron a ocupar la ciudad.

Entonces tomaron otro recurso sagaz: los defensores atacaron las markas y ranchos de sus pueblos, mediante escuadras de soldados. Resultó eficaz, pues recién, en grandes marejadas, los campesinos abandonaron por fin la ciudad. Fue un recurso que dejó bajas entre los indios. Lamentablemente la insurrección fracasó.

Regresaron los realistas. Urrutia tomó cruel venganza: ejecutó a varios, procesó y desterró a otros enviándolos a Buenos Aires, a la llamada “Cárcel de los Orureños”.

Entre ellos estaba Jacinto Rodríguez, el artífice de la insurrección orureña del 10 de febrero de 1781.

lunes, 15 de febrero de 2016

"Si Hilarión Daza hubiese suspendido el Carnaval, el pueblo habría hecho más jolgorio"


LA ACUSACIÓN

"Los detractores de Daza hicieron hincapié en que el presidente Hilarión Daza ocultó la noticia de la invasión chilena para seguir festejando el Carnaval".
Pablo Michel
HISTORIADOR

La famosa y hasta patética historia boliviana del Carnaval de 1879, con un Presidente “ocultando la noticia de la invasión chilena a los puertos bolivianos para dedicarse a los festejos carnavaleros” ha calado hondo y por varias generaciones en el imaginario colectivo. Por lo tanto es necesario, a más de un siglo del episodio histórico en cuestión, hacer algunas consideraciones.

Para empezar, es importante considerar que aunque los tirajes de los periódicos bolivianos en 1879 eran mínimos (entre 200 y 300 por entrega), no existía la idea de circulación nacional, por el contrario, habían sólo ediciones locales para las ciudades y los pueblos; la opinión pública con una educación mediana sabía desde 1878 que en cualquier momento Chile desencadenaría un conflicto bélico contra Bolivia, Perú y Argentina. Además, el Gobierno boliviano ya había dado un ultimátum a la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta (empresa privada de capitales chilenos y extranjeros) para que realizara el pago de 10 centavos de gravamen por quintal explotado en territorio boliviano el día 14 de febrero de 1878, es decir un año antes de la invasión a Antofagasta.

Durante todo un año (1878) el presidente Hilarión Daza, su gabinete, cuerpo diplomático, intelectuales, militares y el pueblo en su conjunto supieron que en cualquier momento estallaría un conflicto armado con Chile; y de la misma forma se sabía en Perú. Es importante esta puntualización para desechar una vez más las ideas románticas y cinematográficas de la “invasión sorpresa” o del famoso chasqui corriendo maratónicamente desde Tacna a La Paz y llegando “justamente” el Martes de Carnaval en la noche (25 de febrero de 1879) cuando ya faltaban pocas horas para el miércoles de ceniza. Con esta imagen se desconoce que desde la batalla de Ingavi (1841) ya existía en Bolivia empresas de correo que cubrían todas las rutas nacionales e internacionales con dos servicios: el Propio y el Extraordinario; por lo que resulta contrario al sentido común que 40 años después el Estado boliviano y sus ciudadanos siguieran confiando en la eficacia y puntualidad del servicio de chasquis de los tiempos precolombinos, antes de la llegada del caballo al continente.

Otra consideración aún más puntual y específica es que el buque chileno Blanco Encalada ya se encontraba al frente del puerto de Antofagasta, en aguas territoriales bolivianas el día 6 de enero de 1878, 50 días antes de la invasión del 14 de febrero, vale decir que el pueblo boliviano sabía o cuando menos lo presentía.

Durante el juicio de responsabilidades iniciado contra el ex presidente Daza (en su ausencia) y su gabinete por malas decisiones y errores cometidos durante la Guerra del Pacífico –inclusive acusándolo de “traidor a la patria” por el episodio de la retirada de Camarones–, los detractores de Daza hicieron hincapié en que “el presidente Hilarión Daza ocultó la noticia de la invasión chilena para seguir festejando el Carnaval”. Esta disparatada acusación, sacada de los pelos en ese momento, sembró lo que sería una de las versiones más obscuras y sesgadas de la historia de la Guerra del Pacífico, pues hasta nuestros días existen escritores y autores que siguen sosteniendo la versión, y casi una totalidad de ellos en Perú.

Es importante considerar que desde los tiempos del Alto Perú, el Carnaval tuvo y aún tiene con más fuerza una importancia capital desde los puntos de vista de los análisis sociológicos, antropológicos, religiosos y hasta económicos. El Carnaval representa un tiempo de disipación; mediante los jolgorios, bailes, disfraces y “farras”, por unos cuatro días el pueblo se relaja escapando así de las preocupaciones y la propia cotidianidad.

Por lo que revisando los tantos episodios cruentos de nuestra historia, que si bien registran numerosos alzamientos, revoluciones, asonadas; ninguno de éstos se produjeron en los días cercanos o del mismo Carnaval, como sí ocurrió en otros países.

Y aquí nos hacemos esta pregunta: “¿Si el general Daza hubiera suspendido los carnavales de 1879 para declarar la patria en peligro, acaso el pueblo hubiera obedecido esta suspensión?”

Estoy seguro que no. Por lo que me viene a la mente un episodio más reciente: la entrada del carnaval orureño de 2014, cuando se desplomó una pasarela causando varios muertos y heridos a participantes y espectadores, por lo que las autoridades departamentales y las organizadoras del Carnaval de Oruro suspendieron esta entrada folclórica; fue imposible cumplir esta medida porque miles de bailarines y espectadores querían seguir jolgoreando y chupando y no permitieron tal suspensión.

Entonces: ¿por qué seguimos a más de 130 años, acusando al general Daza y su gabinete de no haber suspendido el Carnaval versión 1879, si “igualito nomás” al pueblo le hubiera valido un “pepino”?


domingo, 14 de febrero de 2016

Espías chilenos en tiempos de Mariano Melgarejo

La presencia de chilenos dentro del gobierno boliviano nunca fue tan evidente como en la gestión del presidente Mariano Melgarejo (1864-1871), su presencia sirvió para motivar una guerra entre Bolivia y Perú, pero ante la imposibilidad de ese hecho se dieron a la tarea de preparar el ambiente para la invasión de 1879, aquí la historia de ese episodio.
Corría el año 1866, la guerra marítima contra España logró algo que 40 años de diplomacia no consolidaron; una buena relación internacional entre Bolivia y Chile. Debido a que el presidente Melgarejo dio su apoyo al país araucano en este conflicto bélico, recibió medallas y el grado de general del Ejército chileno, también varios chilenos fueron enviados como delegados en el gobierno de Melgarejo.
Aniceto Vergara Albano y Carlos Walker Martínez toman puestos dentro del gabinete del presidente Melgarejo, Vergara Albano lo hace como ministro de Hacienda y posteriormente como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Chile, mientras que Walker Martínez estuvo como secretario del presidente.
Ambos con apoyo de las cartas de Benjamín Vicuña Mackenna mantenían una cercana confianza con el presidente boliviano; al punto de que en varios momentos de amena charla insinuaban al impetuoso mandatario que indicase una campaña bélica contra el Perú, prometiendo apoyo de parte de Chile, esto con el objetivo de que el país araucano se adueñase del territorio de Tarapacá y Atacama, mientras que Bolivia ocuparía los territorios de Tacna y Arica, Melgarejo se negó ante ese propósito.
Durante el desarrollo del tratado de límites territoriales entre Bolivia y Chile, el ministro chileno de Relaciones Exteriores, Álvaro Covarrubias así como el diplomático Nicómedes Ossa le daban similares incitaciones a la mano derecha de Melgarejo: el delegado boliviano Mariano Donato Muñoz, que se encontraba en Santiago de Chile, también se negó.
Conscientes los delegados y diplomáticos chilenos de que no recibirían apoyo de parte de Bolivia, tarde o temprano sería un enemigo, por ello era necesario tener noticias cada vez mas actualizadas sobre la realidad boliviana.
Los primeros espías chilenos empezaron sus actividades desde los puestos que ya tenían en el gobierno boliviano; Albano, fue asesor financiero de Melgarejo y posteriormente de Agustín Morales.
Vicuña Mackenna mantenía relaciones con varios empresarios bolivianos mediante cartas, las cuales parecían triviales y personales, pero que podrían contener informes de la realidad boliviana, el clima, la economía. La política y el ejército.
El descubrimiento de plata en la mina de Caracoles generó un gran movimiento económico en el departamento de Litoral boliviano, entre ellos muchos inversores chilenos, algunos de los cuales que también ya tenían inversiones en otras minas importantes dentro del territorio boliviano.
Estos inversores bajo la excusa de verificar sus inversiones en las minas bolivianas viajaban constantemente entre éstas y su tierra natal, dichos viajeros espiaban la realidad boliviana a favor del gobierno araucano.
Algunos de estos inversionistas respondían a los intereses chilenos, dando informes claros y concretos, similares a lo que hacía el coronel Martínez, personaje de Antonio Díaz Villamil en su obra teatral La Hoguera; por otra parte, los demás inversionistas, inconscientes de su trabajo de espionaje, hablaban de manera trivial sobre la realidad boliviana, quejándose del camino, analizando la economía y criticando al Gobierno boliviano, esas palabras, que prometían ser triviales, fueron de gran relevancia para el Gobierno chileno, que al obtener la mayor información posible sobre la realidad boliviana preveía el próximo conflicto bélico.
El espionaje chileno a Bolivia fue el resultado del apoyo que diera Mariano Melgarejo al Gobierno de Chile en su guerra contra España en 1866. Fue en ese conflicto que Chile pudo internar en Bolivia a sus delegados políticos, posteriormente a sus inversores económicos e incluso a sus ciudadanos, los cuales conscientes o no, realizarían el espionaje a favor de su gobierno, Así fue como comenzó la Guerra del Pacífico.
El apoyo de Bolivia a Chile en una guerra internacional sembró las bases para la que sería la más nefasta guerra que sufriría Bolivia en la primera parte de su historia republicana.
* Es licenciado en Historia y Ciencias Sociales

Fernando Cajías: “Conflicto data de varios años antes a la invasión de 1879”

El historiador y docente universitario, Fernando Cajías de la Vega, en entrevista con el El DIARIO, sostuvo que en tiempos aún lejanos al conflicto por el mar, en 1842, Chile intentó expandirse en lo fue la entonces provincia Atacama de la costa boliviana, porque ahí se descubrieron riquezas como el guano y el salitre.

Explicó que después de largas negociaciones se firmó el Tratado de 1866, por el cual se fijaba como límite el grado tres, sin embargo, Cajías sostiene que los negociadores chilenos consiguieron hábilmente que durante 25 años las empresas trasandinas no paguen ningún impuesto por la explotación de esas riquezas.

Así fue como los trasandinos empezaron a explotar, principalmente el salitre que benefició especialmente a la otrora Empresa de Ferrocarriles Orientales de propiedad de empresarios chilenos e ingleses.

IMPUESTO DE 10 CENTAVOS

Afirmó que luego el Gobierno de Bolivia decidió cobrar el impuesto de los 10 centavos, lo que se estuvo negociando durante un año, donde Bolivia argumentaba que esos recursos le pertenecían al país y que, por tanto, era un tema a tratarse entre la empresa chilena y el Estado boliviano, a lo que el gobierno trasandino argumentaba que era una negociación entre estados.

El historiador aclaró que mientras se estaba negociando las modalidades del pago, Chile decidió invadir territorio boliviano, sin previa declaratoria de guerra. En ese marco, dijo que el 14 de febrero de 1879 amaneció el puerto de Antofagasta tomado por tropas chilenas, apoyados por dos blindados y una corbeta que estaban en cercanías del puerto. “Lastimosamente, no estábamos preparados para resistir, así que el pueblo fue tomado por el ejército trasandino. Ahí empieza la invasión a nuestra costa y toda la provincia de Atacama”, sentenció.

viernes, 12 de febrero de 2016

De caudillos a exiliados, destino final de los próceres del 10 de Febrero

La Revolución del 10 de Febrero de 1781, considerada como el primer grito libertario de América, conlleva diferentes relatos e historias de las consecuencias que sufrieron aquellos caudillos que osaron levantarse contra el yugo español, algunos cayeron ante el olvido del tiempo, ya que sólo se tiene unas cuantas líneas sobre lo que aconteció con sus vidas luego de la revolución, otros fueron exiliados a diferentes países para sufrir torturas y vejaciones y los más perecieron en una situación de absoluta pobreza.



SEBASTIÁN PAGADOR

Según la versión escrita por Fernando Cajías de la Vega, la noche del 9 de febrero, la revolución estaba preparada, algunos españoles se encontraban escondidos en la casa de Endeiza, ubicada en lo que hoy es la plaza "Manuel de Castro y Padilla", Pagador se convertiría en uno de los caudillos de la sublevación con la proclama revolucionaria que exhortaba a la defensa de la libertad y el amor a su patria, instando a los campesinos a invadir la ciudad y erradicar a los "chapetones", emulando en cierta medida el manifiesto de Agravios expresado por Juan Bélez de Córdoba.

Luego de que Jacinto Rodríguez tomara el poder del corregimiento de la villa, nombró a Pagador, héroe del pueblo, y lo mandó a cuidar las cajas reales, ubicadas en lo que hoy son las calles La Plata y Ayacucho, pero los campesinos que habían profanado templos y casas en busca de riquezas, decidieron irrumpir el lugar, fue en ese instante que sucedió el deceso de Sebastián Pagador, producto de una pelea por cumplir con la misión que le habían encomendado, hiere en la cabeza a uno de los indígenas, enarceciendo los ánimos de los demás sublevados.

Llevaron a Pagador hasta la Plaza Mayor, hoy 10 de Febrero, pero en el trayecto recibió múltiples heridas y palazos que acabaron con su vida, sus restos fueron esparcidos por inmediaciones de la Plaza, se podría asegurar que Pagador fue el primero de los revolucionarios en perder la vida.



LOS HERMANOS

RODRÍGUEZ

Se conoce que Jacinto Rodríguez fue el "cerebro" que planificó la sublevación del 10 de Febrero, colaborado por sus hermanos Juan de Dios e Isidro, considerado por los indígenas como el "Tata", sus negocios con la minería le darían gran influencia entre los mestizos, factor fundamental para la revolución.

Jacinto Rodríguez, llegó a ocupar el cargo de corregidor de la villa, cargo fungió por 18 meses, pues el ex corregidor Manuel Urrutia había sido capaz de huir de la revuelta y en afán de venganza, en 1783 logró que la Corona española dé vía libre para juzgar a los alzados de Oruro, con la ayuda del corregidor de La Paz, Sebastián Segurola, ejecutó las aprehensiones en 1784.

Jacinto y su hermano Juan de Dios fueron los primeros en ser apresados, la historia no da cuenta si Isidro Rodríguez también corrió la misma suerte, los dos hermanos fueron llevados junto a otros caudillos hasta Potosí y luego hasta Buenos Aires, en ambientes del Real Colegio "San Carlos" luego denominada la "Cárcel de Oruro", donde fueron alimentados a plan de agua y pan.

El juicio duró varios años y Jacinto Rodríguez fallecería en 1793 sin una sentencia definida, sus restos fueron enterrados en el Hospital de Bethlemitas, la sentencia definitiva fue promulgada en 1795 por el oidor Francisco Garasa Giménez de Vázquez, condenando a Jacinto y su hermano Juan de Dios a la pena de muerte, pero ya habían fallecido, por lo cual se hizo una ejecución simbólica post mortem.



OTROS CAUDILLOS

Según el autor argentino José Oscar Frigerio, en su libro "La Rebelión Criolla en la Villa de Oruro Principales Causas y Consecuencias", menciona que junto a los hermanos Rodríguez, se sumaron otros artífices de la revolución como Manuel Herrera, Diego Flores, Nicolás Iriarte, Miguel Portillo, José Azurduy, entre otros, a todos ellos se les confiscó sus bienes y fueron llevados a Buenos Aires para su juzgamiento, menos Portillo que murió arrastrado por una mula soltada por los españoles donde él estaba atado, esto ocurrió en Oruro.

En el trayecto, llegando a Potosí, murió Manuel Herrera, los demás presos llegaron hasta Buenos Aires para ser encerrados en la "Cárcel de Oruro". Otros patriotas también corrieron la misma suerte como los hermanos Ventura, Miguel y Felipe Azeñas, María Quiroz, María Francisca Goya, Francisca Orosco, Isidro Quevedo, Bernardino Ibáñez, Pedro Ascuas, Bernabé Pinedo, Sebastián Rodríguez Crespo, Francisco Javier Velasco, Casimiro Delgado e Isidro de la Riva.

A la mayoría de los apresados se les confiscó sus

bienes, a pesar de que habían fallecido se les dio una sentencia simbólica, Manuel Herrera debería ser decapitado, mientras que José Menacho y Diego Flores fueron condenados a la horca, para luego ser arrastrados y descuartizados. Todos ellos fueron calificados como reos de primer orden.

A los reos de segundo orden: José Azurduy y Nicolás Iriarte, se les castigó cortándoles la lengua y la confiscación de sus bienes. La sentencia fue también para Nicolás Herrera y Miguel Portillo, sólo que ellos ya habían muerto antes del dictamen de la pena.

Antonio Quiroz y Juan Gualberto Mejía fueron declarados reos de alta traición a la corona, fueron remitidos a Madrid, España, al igual que el padre Gabriel Menéndez, para Sebastián Pagador el tribunal juzgador determinó que se haga lo que en justicia correspondía a pesar de haber sido cruelmente asesinado.

En 1800 la Corona española reconoció que cometió excesos contra los revolucionarios y para absolver su culpa, a los pocos sobrevivientes se determinó liberarlos de su encierro, así como devolver todas sus posesiones, para sus hijos y nietos, entre los que quedaron absueltos estaban Diego Flores, Clemente Menacho, Nicolás Iriarte y José Azurduy, mas los que ofrendaron su vida a la Patria, que hoy es Bolivia, fueron considerados como los héroes de la Revolución del 10 de Febrero de 1781.

José Oscar Frigerio en su libro "La revolución criolla de Oruro fue juzgada en Buenos Aires", refiere: "Que dentro de la institución educativa estuvieron gran parte de argentinos, próceres de la revolución de mayo de 1810, aunque aún no están confirmadas, existen versiones del carácter oculto en el que fueron juzgados los próceres orureños que dio cierta influencia en el pensamiento de los caudillos de la revolución argentina, específicamente se habla de Mariano Bernal, cura de Paria, que también fue llevado a Buenos Aires, por su condición, trabajó algunos años dentro del Real Colegio "San Carlos", pero no se conocen datos complementarios".

El Grito Libertario del 10 de Febrero marcó la independencia de América

La Revolución del 10 de Febrero de 1781 significó mucho para varios países de América Latina, que asumieron el ejemplo de los héroes orureños provocando gritos libertarios que marcaron el inicio de la independencia.

Con este ejemplo de valentía que repercutió a nivel latinoamericano, el yugo español en América empezó a recortarse después de dos siglos de dominación debido a la imposición de cargas cada vez más onerosas, como el reparto o los privilegios de los corregidores hispanos sobre los indios.

Entre otras cosas lo que molestó a la gente fue la imposición de compra venta de infinidad de mercancías para ellos exóticas como libros y prendas que no formaban parte de su atuendo y no sabían usarlas.

Los nativos estaban hartos de la mita que diezmaba sus comunidades y pueblos, de tributos altos que lindaban con la exacción sistemática, imposible de seguir aceptando, solo faltaba la chispa para encender la hoguera.

Como antecedentes a tan magna fecha señalamos por ejemplo la baja en el precio de los minerales, el cierre de varias de las minas de la Villa de San Felipe de Austria, los problemas políticos, la economía y el comercio.

Los nuevos impuestos y el establecimiento de aduanas contribuyeron al tema de descontento, el impuesto a la coca fue otro factor que aportó a la revolución.

Según Ángel Torres Sejas en su libro "Oruro en su Historia", lo político también estaba marcado por la supremacía de alcaldes de origen español, contra el de los criollos y el odio y la rivalidad se fueron acrecentando.

Ante estos antecedentes se encendió la chispa de la Revolución el 10 de Febrero de 1781 que significó la cárcel para muchos de los cabecillas de la insurrección, sacrificio que debieron pasar tras ser parte de los movimientos revolucionarios que marcaron la vida futura, no solo de la Villa también de regiones aledañas y de otros países.

Pero a la vez fue crucial esta fecha en la villa porque tras varios años de enfrentamientos por lograr la emancipación, se rehabilitaron las minas que estaban en creciente actividad, dando movimiento a los ingenios y a las cajas

reales.

Al lugar llegaban personas de varios lugares en busca de hacer fortuna, existía un movimiento comercial amplio y por los caminos se observaba filas de ganado camélido cargando minerales hacia la costa y de esta retornaban con distinta mercancía.

Algunas casas abandonadas y derruidas eran reconstruidas por nuevos dueños, las instituciones religiosas extendían su misión evangelizadora por el lugar, y en 1789, la situación en la villa comenzó a mejorar, se registró una notable reactivación en la vida religiosa.

Los sacerdotes, en sus sermones, se prodigaban en persuadir a los creyentes de lo pecaminoso que era el tratar de alterar el orden que provocaba la muerte y la detención de muchas personas.

De este año data, el inicio del proceso de propagación del culto a la Virgen de la Candelaria más conocida como Virgen del Socavón, en clara expresión de gratitud por parte de los mineros.

El ambiente de restauración económica y social que se registraba en la villa, fue alterado por el conocimiento de sucesos políticos en Chuquisaca y La Paz, además del arribo de fugitivos de las villas insurreccionadas, por lo que las autoridades tomaron medidas precautorias para la preservación del orden.

Los moradores tenían la fama de rebeldes desde el siglo anterior en alusión a los hechos de 1781, así los esfuerzos de reconstrucción en 1809 fueron sacudidos por hechos de levantamiento en otras poblaciones que podrían influir en su futuro.

Fue en realidad el último año de mejoramiento económico dentro el régimen colonial, porque lo de Charcas y La Paz, señalaron el principio de un desmoronamiento en América que podría ingresar a un periodo de lucha antes de su fin, teniendo a Oruro como centro del conflicto.

El 15 de noviembre de 1803 solicitaron al Rey Carlos IV la concesión de varias gracias, resaltando la confirmación regia de la fundación y dotación de un Escudo de Armas, originando un moroso proceso que para septiembre de 1808 no había concluido y fue interrumpido para siempre por los pronunciamientos libertarios de años subsiguientes. La fundación de la Villa fue confirmada por el Virrey del Perú, Juan de Mendoza y Luna, mediante cédula real de 25 de octubre de 1610, en nombre del Rey Felipe III.

En concreto, a diferencia de otras villas de la Real Audiencia de Charcas, en el caso de San Felipe de Austria, lo mismo que para su fundación, hubo necesidad de un proceso administrativo para su confirmación, que no se concretó debido a la falta de miles de pesos.

El 10 de Febrero no tuvo participación indígena


Seguramente es un tema que causará polémica entre los historiadores, sin embargo, para llegar a esa conclusión tuvimos que basarnos en varios autores reconocidos como Alfonso Gamarra Durana, Adolfo Mier, Ángel Torres Sejas, Marcos Beltrán Ávila, que advierten esa situación, rescatando información de los escritos del Archivo General de Indias Sevilla, mediante el diario del cura de Oruro, Patricio Gabriel Menéndez, quien hizo una relación trágica de los "funestos y ruinosos acontecimientos de Oruro".

O el relato de los "sucesos más principales acaecidos en la Villa de Oruro, entre europeos o criollos" registrado en la Revista de Archivos y Biblioteca de Lima, por solo citar un par de ejemplos, entre otras bibliografías encontradas en los rincones de bibliotecas, archivos y apuntes.

Aunque ese concepto será rebatido por autores que reivindican a los indígenas en la sublevación del 10 de Febrero de 1781, como el Inka Waskar Chukiwanka Kunturkanki en su obra "Insurrección de Indios y Toma de Oruro" o Antonio Revollo en su libro "Pututus y wiphalas en la rebelión india: 1780-1782".

Los escritos mencionados en el párrafo anterior datan de 1781, motivo por el cual nos ajustaremos a sus elementos para determinar que los indígenas nada tuvieron que ver con la Revolución del 10 de Febrero de 1781, como dice Gamarra:

"La tendencia libertaria surgió en Oruro espontáneamente, porque no se necesita estudiar tratados ni a enciclopedistas para percibir que la libertad no existe en un determinado territorio o que se vive aplastado por la opresión (…) La de 1781 fue una rebeldía propia, cuya causa y doctrina se puede pesquisar en la filosofía que aunó a los insurgentes de febrero a la sola voz de un clarividente (…). Fue la reacción en busca de nuevos mundos de la integridad de un pueblo. Popular y general de hondo contenido autóctono (…) Este alzamiento fue de criollos que inicialmente se preparaban a defenderse de los indios; que luego, ante la invasión, se los aceptó como aliados: y que, después, ante el vandalismo desatado, se los tuvo que combatir para reducirlos a sus poblaciones naturales".



EL PROCESO

Como todos saben cualquier revolución, levantamiento, alzamiento, rebelión, no se da de la noche a la mañana, en el caso de Oruro, la tan ansiada libertad del yugo español y hablar de la formación de una Patria independiente como lo hizo Sebastián Pagador en su proclama del 10 de Febrero, incluso ocho años de la primera declaración de los derechos humanos con la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Hay un detalle que no podemos dejar de lado y estará establecido por siempre en los anales de la historia, como es el Manifiesto de Agravios del 7 de julio de 1739, documento base para los movimientos alzados contra la Corona española.

Su autor, Juan Bélez de Córdoba, quien además de denunciar las atrocidades de la dominación peninsular establece las directrices para sembrar la semilla ideológica de la emancipación que tendría sus efectos años posteriores.



LOS INDÍGENAS

Si bien los indígenas, no tuvieron una participación directa en la gesta del 10 de Febrero, indirectamente actuaron antes y catastróficamente después. Es necesario identificar a algunos personajes que la historia no los olvida.

Uno de ellos es Tomás Katari, natural de Chayanta, era un jefe indígena de todas las comunidades de su lugar de nacimiento. Se autonombró cacique y trabajaba para la corona española como recaudador de tributos. Pero, no logró de lleno servir a los europeos porque le arrebataron el cargo y él en su lucha de justicia por recuperar lo que le correspondía fue muerto el 15 de enero de 1781 tras ser lanzado por el ejército realista de la cima del cerro Chataquila, en presencia de miles de indios.

Corrió el rumor que sus seguidores invadirían a la Villa de Oruro, en venganza por la muerte de su líder. Sin embargo, aquel hecho nunca sucedió. Por contrario, los españoles alertas a la amenaza se alistaron para recibir a los indígenas. En el lado de los criollos, para defender la Villa.

Otro personaje, fue Túpac Katari cuyo nombre fue Julián Apaza Nina, quien tampoco tuvo nada que ver con la Revolución de Oruro, pero sus seguidores se dieron a la tarea de saquear la villa y hacer escarnio por su condición numérica. Luego de ser expulsados por los criollos se unieron al cerco que Katari realizó a La Paz en marzo de 1781 y que luego pagaría con su vida el 15 de noviembre de 1781.

Un tercer personaje fue el cacique Santos Mamani, quien traicionó a su coterráneo de Challapata, Mariano Lope Chungara, logrando que lo mataran y quien en tres oportunidades intentó invadir la Villa. En ninguno de los intentos pudo concretar sus malas intenciones y más tarde sería abandonado por la gente que comandó, su accionar se canceló con su vida.

El marqués de Oropeza, José Gabriel Condorcanqui Noguera, conocido como Túpac Amaru II nació en el Cuzco, si bien su origen era mestizo, tuvo mucha influencia en el indigenismo, logrando adeptos que sobrepasaron las fronteras de los Virreinatos del Perú y de La Plata.

Se cree que este mestizo-indígena tuvo contacto con Jacinto Rodríguez, uno de los líderes de la Revolución del 10 de Febrero de 1781. Se creía que Amaru llegaría a la Villa de Oruro, después de la gesta para recibir el dinero de las Cajas Reales, situación que le permitiría fortalecer su camino hacia la libertad.

Nunca llegó a Oruro y por el contrario fue ejecutado por el ejército realista el 18 de mayo de 1781, sus extremidades fueron atadas a cuatro caballos, con la finalidad de descuartizarlo y enviarlas por partes a diferentes sectores del Alto y Bajo Perú como un mensaje de amedrentamiento hacia sus seguidores.



PRESENCIA

Tras el accionar criollo y mestizo del 10 de Febrero de 1781, arribaron un día después a la Villa de Oruro, grupos de indígenas de Sora Sora, Aullagas, Salinas, Challapata, Sica Sica, Pacajes, Jayaquisa, Bombo, Antequera, Sillota, Paria y Poopó supuestamente con la finalidad de celebrar la victoria de los locales frente a los europeos, sin embargo, su comportamiento fue más que agresivo.

Aprovecharon la situación para hacer escarnio del levantamiento. Saquearon las casas de los europeos que aún faltaban, ingresaron a las iglesias para robar cuanta pieza valiosa encontraban, además de matar a aquellos españoles que se escondieron en esos lugares, debido al alzamiento de los orureños.

El 13 de febrero ocurrió un crimen de proporciones mayúsculas, cuando en la calle hoy denominada La Plata, mataron a golpes de palos y puntas de cuchillo a uno de los caudillos de la Revolución, Sebastián Pagador.

Según los historiadores, Pagador fue nombrado por Rodríguez para la protección de las Cajas Reales hasta la llegada de Amaru, sin embargo, fue muerto por la ambición

indígena.

"El miércoles 14, después que robaron del Convento de San Agustín muchas alhajas, plata labrada y sellada y otros efectos pertenecientes de varios depósitos extrajeron de la iglesia a Don Francisco Cacho, Don Pedro Bustos, Don Ventura Ayarza, sin que se hubiesen podido libertar de la furia de los enemigos" (De los sucesos más principales acaecidos en la Villa de Oruro, entre europeos y criollos- Revista de Archivo y Biblioteca de Lima).

"Eran ya tanto los indios, y tanta la dominación sobre la villa, que mandaron que hombres y mujeres vistiesen sus trajes, y mascasen coca; y los vecinos estaban tan miedosos y obedientes que no rabiaron por eso y algunos días siguientes dejar sus vestiduras y usar la de los indios" (Parte del relato del cura Gabriel Menéndez en su diario relación trágica de los funestos y ruidosos acontecimientos de Oruro).

Finalmente, llegó de Cochabamba el comandante José de Ayarza, quien logró espantar a los indios y junto a los criollos los mandaron por partes nuevamente a sus comunidades. Sin embargo, detrás de todo ese plan de retoma de la Villa por parte de los españoles estaba el corregidor Urrutia, quien años después se encargaría de apresar a todos los héroes de Oruro, para juzgarlos y condenarlos a muerte.

Oruro La muerte de los Katari y las elecciones del cabildo antecedieron a la revolución

La muerte de los hermanos Katari en Chayanta, la de Túpac Amaru en Tinta del Bajo Perú, además de las elecciones de cabildantes de enero de 1781; son algunos de los hechos que fueron encendiendo la "chispa" que derivó en la Revolución del 10 de Febrero de 1781.

Entre los antecedentes de la revolución de febrero, el historiador Ángel Torres Sejas, en su libro "Oruro en su Historia", resalta tres hechos, al margen por supuesto del descontento que ya existía contra la administración de la corona española, por los altos impuestos, los tributos a la mita y otros aspectos más, que afectaban a la magra economía de algunos criollos, mestizos y de los indios; principalmente porque el auge de la minería parecía estar pasando, muestra de esto era el cierre de algunos campamentos mineros, sobre todo en poblaciones aledañas a Oruro.



CHAYANTA

Lo acontecido en Chayanta, con la muerte de los tres hermanos Katari; Tomás, Dámaso y Nicolás; empezó a generar un clima de sublevación india, que por la estratégica posición geográfica de Oruro, afectaba a sus pobladores y autoridades.

Hacia 1778 en Macha, Tomás Katari fue relevado de su cargo de gobernador de Indios, por el Corregidor de Chayanta Joaquín de Alós; en su reemplazo fue nominado Blas Doria Bernal. Esto motiva que el depuesto reclamara ante distintas instancias, primero en Potosí y después en La Plata, esta injusticia. Fue escuchado a medias, por lo que decidió trasladarse a Buenos Aires.

En su viaje le acompañó otro gobernador indio depuesto, Tomás Acho, con quien con mucho esfuerzo llegó hasta Buenos Aires, donde lograron que el Virrey Juan José Vertiz instruyera a la Audiencia de La Plata se enmiende la situación, con la reposición de Katari en el puesto.

A su llegada a Macha, Katari fue aprehendido por orden de Alós, por supuestos cargos de alborotador y sublevado. Los partidarios de Tomás Katari, comandados por sus hermanos Dámaso y Nicolás, además de Tomás Acho, protestaron por el arresto de su líder. Fue puesto en libertad, pero más tarde volvería a ser apresado.

En enero de 1781, cuando el Corregidor de Chayanta era el capitán José Antonio Acuña, se volvió a apresar a Katari. Intentaron llevarlo a Chuquisaca para juzgarlo, pero en el camino un grupo de indios los enfrentaron. Acuña en su desesperación empujó por un barranco a Tomás, dándole muerte. Esto en vez de pacificar los ánimos, generó mayores sentimientos de sublevación, que a la postre no pudieron ser controlados. Sus hermanos serían posteriormente ejecutados también.



AMARU

El 4 de noviembre de 1780 en Tinta, en el Bajo Perú, Túpac Amaru se rebeló contra la administración española, reclamando la eliminación de algunos tributos. Amaru declaró la guerra a los corregidores de la región y es así que llegó a enfrentarse al Visitador General José Antonio de Areche, derrotandolo en primera instancia en la batalla de Sangarará.

Posteriormente se volverían a encontrar en Tungasuca, donde a pesar de la mayoría de indios, los españoles lograron la victoria, tomando preso a Amaru, a quien condenaron a muerte, junto a toda su familia y varios allegados.

Su ejecución fue cruel, le cortaron la lengua, amarraron sus cuatro extremidades a

caballos que corrían en direcciones diferentes; finalmente le cortaron la cabeza y llevaron sus distintas partes a incinerar.

La cruenta muerte de Amaru, al igual que con los hermanos Katari en Chayanta, en vez de apaciguar los ánimos de los indios, solo provocó más molestia y odio hacia los españoles.



ELECCIONES

Con ese panorama, de forma paralela a las muertes de Amaru y los Katari, en Oruro se desarrollaron el 1 de enero de 1781, las elecciones de cabildantes, en las que se enfrentaban dos marcados frentes, uno el del Corregidor Ramón de Urrutia y Las Casas pro realista; y el de los hermanos Rodríguez, Jacinto, Juan de Dios e Isidro; que eran americanistas o solo de criollos, que simpatizaban con los movimientos indios.

Finalmente, ganaron los "chapetones" que postularon al cargo de alcalde de primer voto a Miguel de Llano. El candidato de los Rodríguez era Manuel de Herrera. Pero la derrota no amainó su espíritu, sobre todo el de Jacinto, que era el más avocado de los tres, hacia la política.

Con los ánimos de insurrección en Chayanta y también en otras poblaciones cercanas a Oruro, como Challapata, Caracollo, Condo, entre algunas; sumado a lo ocurrido en el Bajo Perú con Túpac Amaru, hicieron que las nuevas autoridades convoquen a un cabildo, para tratar una posible defensa de la ciudad, considerando que geográficamente era un punto importante, donde al parecer era inminente la llegada de indios sublevados.

Se planteó reclutar hombres y armarlos para una hipotética defensa de la ciudad. El problema era la falta de recurso, pero tras una acalorada discusión se acordó que el Tesorero Salvador Parrilla prestaría 2 mil pesos de a 8 reales, para la defensa de la Villa.

Mientras todo esto se iba organizando, los Rodríguez en complicidad con otras personas como su amigo Manuel de Serrano y Sebastián

Pagador; conspiraban contra los "chapetones".

Pero esta llamada conspiración de los Rodríguez, no fue solo de algunos días, sino que se inició desde el mismo mes de enero de 1781; pero la llamada al estado de guerra que hizo el Corregidor Urrutia, apresuró los eventos de desbaratar los planes de éste.

El 8 de febrero, dos días antes de la revolución; los rumores indicaban que el Corregidor había decidido dar muerte a Jacinto Rodríguez, a su hermano Juan de Dios, a Manuel de Herrera y a otros criollos. Paralelamente empezaron a circular manuscritos en referencia a Túpac Amaru y su sublevación, además se coreaban en las calles estribillos anti españoles.

Ese era el ambiente la noche del 8 de febrero, por un lado, los criollos y mestizos temerosos de un intento de los españoles de darles muerte; y por otro los "chapetones", de miedo ante una invasión india. Muchos pasaron en vela esas últimas horas del día.

miércoles, 10 de febrero de 2016

235 aniversario del departamento de Oruro

HISTORIA

El 10 de febrero de 1781 estalló la revolución contra la tiranía colonial, siendo encabezada por don Sebastián Pagador, los Menacho y otros patriotas más. Los hermanos Juan de Dios y Jacinto Rodríguez fueron los cerebros de la rebelión. Fue en la Villa Real de San Felipe de Austria (Oruro) que se produjo uno de los primeros gritos libertarios de América Latina, continuando con las rebeliones contra la corona española.

Es entonces que Sebastián Pagador emite la siguiente proclama: “Amigos paisanos y compañeros; en ninguna ocasión podemos dar mejores pruebas de nuestro amor a la patria, sino en ésta. No estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémosla gustosos en defensa de la libertad; convirtiendo toda la humildad y rendimiento que hemos tenido con los españoles europeos en ira y furor...”. Se sacaron a las milicias para evitar atropellos contra el edificio de las Cajas Reales, cuya seguridad estaba a cargo de Sebastián Pagador, que en medio de los incidentes acaecidos, fue asesinado por la turba indígena.

La historia de Oruro comenzó con Don Francisco de Medrano, hacia el año 1585, cuando bautizó con el nombre de San Miguel de Oruro a un pueblo denominado Ururu, notable por su desarrollo en cerámica, fama que se extiende desde Venezuela hasta más allá de Tucumán, en la Argentina.

El 1º de febrero de 1606, sobre lo que fue este poblado, el licenciado en cánones y letras, oidor de la audiencia de Charcas, don Miguel de Castro y Padilla, fundó la Real Villa de San Felipe de Austria, refleja el historiador orureño, Carlos Condarco Santillán.

El 6 de octubre de 1810 tuvo lugar la hazaña más firme de la emancipación, que se consolidó con la victoria de Aroma, cuyo principal protagonista fue Esteban Arze.

Finalmente, el 5 de septiembre de 1826, durante la presidencia del Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre fue creado por decreto supremo el departamento de Oruro.

Su nombre deriva de la más antigua civilización milenaria de los andes bolivianos, los Urus.

Datos

Creación: La fecha cívica del departamento de Oruro es el 10 de febrero, en homenaje al levantamiento del pueblo orureño contra la corona española. Fue fundada el 1 de noviembre de 1606.

Población: Total 494.587 habitantes (INE 2012)

Hombres 244.818 (49.5 por ciento )

Mujeres 249.769 (50.5 por ciento )

Ubicación y superficie: Está situada a 3.706 metros sobre el nivel del mar. Tiene una superficie de 53.588 kilómetros cuadrados y una tasa de crecimiento intercensal de 2.1 por ciento . El 54 por ciento de los pobladores reside en el área rural y el 36 por ciento en el área urbana.

División política: El departamento está constituido por 16 provincias que a la vez se dividen en 175 cantones y 35 municipios.

Límites: Limita al norte con el departamento de La Paz, al oeste con la República de Chile, al sur con el departamento de Potosí y al este con los departamentos de Cochabamba y Potosí.

ESCUDO





En 1606 el oidor Manuel Castro de Padilla, en nombre del rey de España, enarboló el escudo y estandarte de la Villa de San Felipe de Austria (Oruro).

El escudo tiene forma acorazada, heráldicamente definido como “coronado terminado en punta”.

Se encuentra el ave fénix de color blanco con alas doradas, surgiendo de sus propias cenizas de una hoguera. También están cruzadas las herramientas de la minería (un barreno y un mechero o lámpara minera). Se destaca el majestuoso Sajama que muestra su nevado y cielo azul. En su base se extienden las paralelas de hierro sobre las que avanza la primera locomotora que ingresará a Bolivia. Están el Lago Poopó y una llama que mira hacia la orilla. Un bote a vela flota, como símbolo de reinvindicación marítima. Todo el Escudo está orlado en oro simbolizando heráldicamente la nobleza, riqueza, poder y sabiduría ancestral. Abajo están las ramas de olivo y laurel. (educa.com.bo).

Bandera



Es de color carmesí. La bandera original fue traída desde España. Representa el valor, el coraje, la valentía y la sangre del pueblo orureño que luchó por la libertad y mejores días para sus hijos.

Himno a ORURO

Letra: José Encinas Nieto

Música: César Achaval
Cuando irradia el fulgor de la aurora al morir en la tierra el capuz,

todo el mundo de pie te saluda,

porque nace en tus cumbres la luz.

El Sajama es el trono sublime

do se asienta la hermosa deidad

la que vino radiante del cielo

coronada de luz y libertad.

Pagador el titán de los Andes

ante quien humillóse el león,

como Dios separando tinieblas

con su genio forjó otra creación.

Él, también en el mar de la vida

cual Colón otro mundo nos da

libertad, que es el mundo bendito

donde vive feliz el mortal.



Ta

Rinden honores a la batalla de Yuquina después de dos siglos


COLOQUIO

Un día antes, el sábado 30 de enero, se desarrolló un coloquio con la participación de los historiadores Willams Lofstron, Elias Vacaflor y Luis Alberto Guevara en la Alcaldía de Culpina.

“Desperté a las 4:30 de la madrugada y a esa hora estaba lloviendo. Inmediatamente recordé que algo similar había ocurrido hace 200 años, cuando en la comunidad de Yuquina (Culpina) se realizó una batalla entre las fuerzas patriotas y realistas en el marco de la guerra de la independencia. Cuatro horas más tarde, me encontré con el doctor William Lofstrom, historiador, y Elías Vacaflor también historiador. Luego del saludo la expresión fue: Hace 200 también llovía”.

En efecto, los tres, a invitación del Gobierno Municipal de Culpina, asistimos a la primera conmemoración de la Batalla de Yuquina, justo después de 200 años de aquella gesta heroica que protagonizaron las fuerzas patriotas comandadas por Vicente Camargo y Gregorio Araoz de la Madrid contra el ejército realista dirigido por el coronel Antonio María Álvarez.

“El día comenzó lluvioso y bajo esas condiciones se desarrolló la batalla”, narro en mi libro la “Revolución en los Cintis 1810-1820” de reciente publicación.

¡Qué coincidencia! Ese día también, el domingo pasado, llovía. Llovía no sólo para pintarnos con mayor cercanía el escenario donde se habían desarrollado los acontecimientos sino también para alegrar a los agricultores, que durante largos días y noches esperaban agua para sus cultivos. Una sequía casi nunca antes vista marchita el alegre verde de verano con un sol inclemente que arruga las hojas de las plantas como hojas en otoño.

Era la primera conmemoración y muchos en el pueblo no sabían qué estaba sucediendo. Un grupo de jinetes jóvenes de la comunidad de Yuquina y sus alrededores llegó a la plaza 20 de Diciembre alrededor de las 8:30, cuando la lluvia había calmado.

Su presencia causó expectativa y poco a poco la gente se fue concentrando en medio de una permanente convocatoria por medio de altavoces. Los actos de homenaje comenzarían con una cabalgata que partiría de Culpina rumbo a Yuquina, distante a cuatro kilómetros.

A esa hora, hace 200 años, “el brigadier español Antonio María Álvarez se presentó en Yuquina al mando de 500 infantes y 150 caballos, fuerza superior a la que Gregorio Araoz de la Madrid y Vicente Camargo tenían juntos”.

El ejército español se posicionó en una pequeña colina, en el cerro Mok’o llamado así por los lugareños; los patriotas en la planicie inmediata, con una fuerza de no más de 80 hombres de fusilería, otros tantos de caballería y cientos de indígenas provistos de hondas y piedras.

“Descendió el enemigo al llano de Culpina en columna con toda su infantería. En el acto destacaron dos guerrillas de caballería por la derecha e izquierda de su línea, mientras que otra de infantería se ubicó en el centro”. La batalla comenzó mientras llovía.

“A degüello” gritó Araoz de la Madrid y el estrépito de las balas se escucharon en medio de los churquis y cactus que pintan el paisaje del lugar, mientras que los sembradíos de papa, maíz y alfalfa se convertían en alfombras verdes de campo de batalla regada con sangre patriota y realista.

200 años después. Los jinetes partieron de la plaza central. Encabezaron el peregrinaje y tras ellos el pueblo se fue sumando en autos y camiones. Mientras la comitiva se acercaba a Yuquina, mucha gente de las comunidades se unió a pie.

A esa hora, el momento ya era más emotivo. Ver cómo decenas de personas se convertían en centenares emocionaba. Quizá estaba sucediendo algo parecido a hace 200 años, cuando los patriotas se sumaron para luchar contra los españoles.

Compañías de patriotas argentinos y altoperuanos se juntaron y fue una fuerza demoledora. Triunfaron luego de una dura batalla en la que los comandantes Araoz de la Madrid y Camargo demostraron gran valentía. “Gregorio Jaramillo, salteño; Santos Frías, puntano, y Juan Manzanares, correntino”, se destacaron en la lucha por sus acciones increíbles.

“Alrededor del mediodía la calma había vuelto al campo de batalla”. El enemigo retrocedió, pero no se alejó del lugar. Más tarde, “el coronel Camargo reunió en esa noche y en el día siguiente 1º de febrero, como 300 ó más indios con ondas”, relató De la Madrid en sus Memorias.

Mientras estos acontecimientos sucedían hace 200 años, dos siglos después los jinetes de Yuquina ingresaron al campo de batalla portando un estandarte y una bandera bolivianas, como muestra de la libertad ganada por ese suelo.

Sonaron algunos petardos y los jinetes empezaron a subir la colina alejándose cada vez más de nuestra vista, haciéndonos imaginar lo que había sucedido la mañana del 31 de enero. En medio de los churquis los comunarios explotaron dinamitas y nuestros ojos alcanzaron a ver el polvo que se levantaba, sin lugar a dudas, de los cañonazos de hace 200 años.

En las faldas y el abra del cerro Mok’o los jinetes se movilizaban en desorden, unos intentaban subir un poco más, otros querían bajar y algunos llamaban a formar una sola escuadra.

¿Buscaban al enemigo? Quien sabe sí. Nada estaba preparado. Quizá los espíritus de los caídos hace dos siglos se agitaban con la presencia de tanta gente que no habían visto en ese lugar después de aquel glorioso día.

La emoción se apoderó del público. El historiador Vacaflor se subió a un camión para observar mejor lo que acontecía y tomar fotos. “Las dinamitas y los caballos con sus jinetes en el cerro me hacían imaginar lo que sucedía hace 200 años”, dijo más tarde.

Después, los jinetes ingresaron al campo de concentración donde fueron recibidos con aplausos, aplausos que también eran para aquellos bravos guerreros salidos de las comarcas del partido de Pilaya y Paspaya, hoy provincias de Nor y Sud Cinti.

Se instaló el acto con la entonación del Himno Nacional, la expresión de libertad y orgullo bolivianos; ahora mucho más fuertes para el culpineño, pues la libertad también fue lograda con la sangre de sus antepasados.

Había que recordar a todos, pero antes era necesario convencer a toda la gente que ese acontecimiento sí se había dado en ese lugar. Era la primera vez que escuchaban algo semejante. En 200 años la historia había obviado no sólo a ese acontecimiento, sino también a otros que se dieron en la región de los Cintis.

La gente escuchó con mucha atención los discursos. De la incertidumbre pasó a la certidumbre, del asombro a la alegría. Alegría de saber que ese suelo que pisaban tenía un gran pasado histórico y un potencial turístico enorme. Así lo plantearon el alcalde de Culpina, Wilfredo Aguirre, y el presidente del Concejo Municipal, Santos Subia. Esas afirmaciones fueron corroboradas por las palabras de Lofstrom y Vacaflor.

Al acto de homenaje también se adhirió la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) desde Tarija. Los jefes militares se instalaron en el palco de honor; como homenaje a la Batalla de Yuquina prepararon una demostración de aviones de guerra, que al final no pudo realizarse por las malas condiciones climáticas. ¡Qué lástima que no haya sido así! Sin embargo, el pueblo se sintió feliz por su presencia.

Fue el primer acto de homenaje en 200 años y había que sentirse con el deber cumplido por la Alcaldía que asumió esta responsabilidad, por la comunidad de Yuquina que brindó una cálida acogida a todos los visitantes, por la gente del pueblo y comunidades que dejó su tradicional domingo para vivir una nueva experiencia y por los historiadores que con su información dieron sustento a este histórico acontecimiento.

Empero, hay que ir por más. “Un año y un mes después de la batalla de Culpina, al hacerse cargo del comando General del Ejército del Norte (de Argentina), el general Manuel Belgrano se enteró de las acciones y resolvió premiar a los participantes” en Tucumán.

Gregorio Araoz de la Madrid, en su condición de comandante de los Húsares de Tucumán, presentó una lista del distinguido mérito que han contraído en Culpina: “Alejandro Ayala, Anacleto Soria, Juan Teodoro Urueña, Bernardino Benencia, Ramón Salguero, Gregorio Jaramillo, Esteban Magallán, Juan Acosta, Santos Frías, Marcos Villarroel, Santiago Bracamonte, Juan Eugenio Silva, Pedro Pablo Bustos, José Mariano Reynoso, Esteban Olguín, Pedro José Carrizo y Bonifacio Romero. A estos héroes y a todos los demás concedió una cinta blanca, con la inscripción ‘Culpina’ de letras celestes que deberá ponerse en los ojales de la chaqueta del lado del corazón”.

Gregorio Jaramillo, salteño; Santos Frías, puntano y Juan Manzanares, correntino, fueron distinguidos con el ascenso de “Sargentos de Culpina”, mientras que Juan Acosta fue ascendido a “Sargento de a caballo”. El acto se desarrolló el 2 de marzo de 1817, en Tucumán.

De hecho, algún día, algún año, el Estado boliviano tendrá que reconocer este acontecimiento como un hecho relevante de la historia nacional y rendir su homenaje como los héroes de la región de los Cintis se merecen.

Yuquina recurrió a sus tradiciones para festejar la hazaña

“Salud con chicha y cañazo animadores de mi lugar”, así dice la tonada escrita por Edwar Barrios. Fiel a esta costumbre, la comunidad de Yuquina preparó varios cántaros de chicha y alistó decenas de litros de cañazo para invitar a los visitantes.

La ocasión daba para esto y mucho más, y qué mejor celebrarlo a la manera tradicional: Un plato lleno de habas y papas hervidas recién cosechadas acompañadas de un buen pedazo de queso. Luego, un exquisito asado de chancho y encima un vaso de vino.

La atención de la comunidad de Yuquina fue digna de todo agradecimiento, pero sus habitantes no se sintieron conformes. Así se estuviera a mediodía, invitaron a los visitantes a servirse leche al pie de la vaca. Para esa ocasión la bebida elegida fue el cañazo (licor de caña de azúcar) que acompañado con un poco de azúcar y la leche calentita recién salida de la ubre, fue una delicia.

Mientras los visitantes hacían fila junto al pie de la vaca, un joven, buen mozo como se dice allá, se presentó tocando el erke y la caja. La fiesta se desató en una rueda en medio del corral, en medio de un olor a excremento y alfalfa, con tal alegría que todos se unieron al baile en signo de amistad y esperanza.

De ahí en más dos grupos musicales folclóricos, uno de Tarija y otro de Sucre animaron la tarde, mientras los jóvenes jinetes jugaban a la sortija reivindicando una tradición de sus antepasados.

En medio de la música y el juego las conversaciones no se dejaron esperar, y se habló de lo que tendría que ser esta conmemoración. Llamó mucho la atención cuando los comunarios decían que para el próximo año comunicarían a sus familiares en Argentina, para que vinieran a celebrar la Batalla de Yuquina. “Ellos también tienen que conocer nuestra historia”, decían.

De hecho, esta es una tarea que asumieron para el próximo año, convencidos de convocar a una mayor cantidad de gente.


jueves, 4 de febrero de 2016

POR EL 221 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO Destacan el legado del Mariscal de Ayacucho

Entregaron a la Casa de la Libertad, una litografía que se elaboró hace más de un siglo en Sucre, para homenajear el primer centenario del Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.

El acto fue realizado con motivo del aniversario 221 del nacimiento del libertador y estuvo a cargo de la Sociedad Geográfica y de Historia Sucre, que recibió esta pieza artística, la litografía, en calidad de donativo.

Por su parte, el Jesuita Bernardo Gantier presentó un panegírico o elogio a la vida y obra del Mariscal de Ayacucho.

Horas atrás, el Regimiento II de Infantería "Sucre" y el Concejo Municipal de Sucre, realizaron un acto en la plaza 25 de Mayo, donde las principales autoridades de ambas entidades presentaron sus respetos con sendos discursos dedicados a la libertad que legó Sucre a los bolivianos.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Murió Gustavo Sánchez, captor de Klaus Barbie

Gustavo Sánchez, quien fue pieza clave en la detención y posterior entrega del criminal nazi Klaus Barbie, más conocido como el "Carnicero de Lyon", murió este martes a los 87 años en Cochabamba.

El cuerpo de Sánchez será cremado este miércoles y el jueves se celebrará una misa en la Catedral de Cochabamba. "Fue un gran hombre y con una larga trayectoria política", comentó su hijo, el senador Arturo Murillo.

Sánchez cumplía las funciones de viceministro de Régimen Interior en 1982, cuando se produjo la captura de Barbie. La detención del alemán fue una de las "operaciones" más importantes de su vida, contada en un libro denominado "Klaus Barbie en Bolivia", que escribió en coautoría con Elizabeth Reimann. En su calidad de viceministro siguió el rastro de Barbie y concluyó en sus investigaciones que el asesino alemán había participado de la dictadura de Luis García Meza y cumplido actividades de inteligencia.

"Sánchez sostiene que la sociedad entre el exministro del Interior boliviano Luis Arce Gómez y el exintegrante de las SS hitlerianas fue una mezcla letal que se tradujo en asesinatos, como el de Marcelo Quiroga Santa Cruz", según publicaciones de prensa.