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martes, 2 de febrero de 2016
El estratega Julio Méndez Esbozo biográfico del precursor del pensamiento geopolítico boliviano.
Durante el gobierno del general Mariano Melgarejo, los plenipotenciarios de Chile y Bolivia, por la primera nación citada: Alvaro Covarrúbias y por nuestra patria: el argentino Juan R. Muñoz Cabrera, negociaron y suscribieron el 10 de agosto de 1866, en Santiago de Chile el ‘Tratado de Límites’, que estableció como frontera:
“Art. 1°. La línea de demarcación de los límites entre Bolivia i Chile en el desierto de Atacama, será en adelante el paralelo 24 de latitud meridional desde el litoral del Pacífico hasta los límites orientales de Chile, de suerte que Chile por el sur y Bolivia por el norte, tendrán la posición y dominio de los territorios que se extienden hasta el mencionado paralelo 24, pudiendo ejercer en ellos todos los actos de jurisdicción y soberanía correspondiente al señor del suelo” 2.
De esta manera, este Instrumento Internacional interrumpió momentáneamente veinticuatro años de usurpación gradual procedente de Chile, iniciada desde 1842. Por otro lado, “Bolivia renunció a sus pretensiones máximas, basadas en el ‘Uti possidetis juris de 1810’ de llegar hasta el paralelo 27° Lat. S.” 3. Contemporáneamente, se encontraban pugnando el primer lugar como Estado marítimo en el Pacífico Sur, las Repúblicas del Perú y Chile.
En ese sentido, estos factores de aislamiento regional y contrarios a los intereses de Bolivia, produjeron la formación de las primeras ideas geopolíticas de nuestro país. El pionero de esta corriente fue Julio Méndez, que escribió la teoría del ‘equilibrio Americano y la necesidad de la neutralización perpetua de Bolivia’, con una perspectiva futurista, profetizó las complicaciones que afligirán a Bolivia a fines de la década de 1870’ y principios de los 1880’.
Este gran docto boliviano, nació el 15 de diciembre de 1833, en la Hacienda de Ti-quirpaya próxima a Palca Grande, provincia de Ayopaya, departamento de Cochabamba. Fue hijo natural del destacado diplomático Manuel de la Cruz Méndez y Julia Vinueza de Carrasco, oriunda de Sal-ta. Criado por su madrina Escolástica Roldán, nuestro biografiado estudió y se formó en la ciudad de Cochabamba.
En 1857, Julio era ya profesor de historia y filosofía en el colegio de ciencias ‘Sucre’ de la citada ciudad y al mismo tiempo desempeñó las funciones de Secretario de la Prefectura del departamento de Cochabamba.
Más adelante obtuvo el título de abogado de la Universidad de dicha ciudad, cuando contaba con veintinueve años de edad, en 1862. Consecutivamente, es elegido Diputado, desde este cargo es un gran defensor de la democracia. Sobre ello parlamentó:
“…Cuando el título fundamental se altera y la usurpación ocupa su lugar, desapa-rece la autoridad y solo queda la imposición de la fuerza…” 5.
Es necesario mencionar, que durante este tiempo nuestro biografiado contrajo matrimonio con Francisca Llano Díez de Medina. Durante los primeros años del gobierno del general Melgarejo, como opositor nuestro biografiado es perseguido y luego es aislado en una propiedad de su esposa, situada en la localidad de Río Abajo, en el departamento de La Paz.
En 1870, viajó a Europa donde desempeñó las funciones de “Cónsul General de Bolivia en Francia” 6. En esta oportunidad estudió el idioma francés, economía y otras ciencias. Además, fue testigo de los sucesos de la guerra Franco-Prusiana (1870-1871) donde aprendió el arte militar y consecutivamente, cuando transitó por Alemania “estudió con particular cuidado su sistema de educación para aprovechar de él para Bolivia” 7.
Dos años después, de regreso del viejo Continente reside en Lima donde publicó en los periódicos ‘El Nacional’ y la ‘La Patria’ entre el 18 de septiembre al 5 de diciembre del citado año, muchos artículos que son la base de la geopolítica de Bolivia. Los mismos fueron compilados y reim-presos en el folleto intitulado: ‘Realidad del Equilibrio Hispano-americano y la necesidad de la neutralización perpetua de Bolivia (Primera Parte) Atacama y el Chaco’, en noviembre de 1874.
En la primera parte de dicho documento, Méndez puntualizó sobre el pensamiento jurídico del equilibrio americano:
“…Si el equilibrio es la ley común de las naciones y en la América Occidental el Uti possidetis de 1810 8, es el principio en que se traduce aquella ley necesaria, toda expansión o absorción ejercida por un Es-tado, perturba el equilibrio general y prepara la guerra…” 9.
Por otro lado, también explicó el papel que juega Bolivia en el hemisferio sur, como “…capital internacional de la América del Sur…” 10 y vislumbró que los “…próximos ferrocarriles van a pasar por el territorio para unir el este al Oeste y el Norte al Sur…” 11.
Un aspecto que atentaba este equilibrio, para Méndez fue el Instrumento Internacional suscrito entre Chile y Bolivia, en 1866, citado anteriormente. Según nuestro biografiado este Tratado era:
“…un pacto de trascendencia general; puesto que bajo el disfraz de tratado de límites encierra y contiene un tratado de cesión territorial…” 12.
Sobre el mismo tema también puntualizó:
“…es una máquina de despojo legal, un arriete descargado permanentemente sobre las fronteras de Bolivia, del Perú y aun de la Confederación Argentina, que se to-can con el alto Atacama…” 13.
Desde una visión profética Méndez indicó:
“…Bolivia ha sellado con su signatu-ra la ambición de Chile, entregándose á discreción para que en un tiempo no remoto se apodere del resto de la costa. ¿Ni cómo suponer que la nación que la ha disputado tres cuartas partes del desierto, se detenga ante a última cuarta parte, que es mucho más importante que la parte renunciada? En la última fracción se halla situado el huano y la bahía de Mejillones, los tesoros de Caracoles, los puertos de Antofagasta, Cobija y Tocopilla, las huaneras de Paquica, el bórax y el salitre; y en el interior de la costa, la altiplanicie de Atacama. Chile persigue esta concentración de incalculables beneficios, con esa tenacidad que negocia con todos los partidos políticos de Bolivia, ofreciéndoles en compensación de la suelta, la costa de Moquegua la protección de sus caudillos…” 14.
En cuanto la geografía que impone Bolivia, como una gravitación política Julio Méndez afirmó:
“…la historia de Bolivia es y tendrá que ser una rotación, persiguiendo sus tres destinos…” 15.
Es decir, la función internacional de Bolivia está ligado al Pacífico, Amazonas y Plata. Sin embargo, con la firma del ‘Trata-do secreto de Alianza entre Bolivia y el Perú, en Lima el 6 de febrero de 1873’, nuestro país se sintió seguro y dejó de la-do los consejos y visión de Méndez.
Por otro lado, Julio al anoticiarse de sobre la implementación de una nueva Ley relacionada al control de los municipios por parte del Estado Boliviano, a fines de 1874 publicó un documento político en el cual cuestionaba la norma. Dividido en dos partes, lo intituló ‘Cuestión municipal en Bolivia’, en este escrito Méndez, planteó:
“…la independencia municipal es un principio de derecho público, el cual se han propuesto tratar por la vía contenciosa el ministro de gobierno y sus servidores…” 16.
De regreso al país a inicios de 1875, contrario a los gobiernos de Tomás Frías y Adolfo Ballivián, nuestro biografiado publicó otro folleto titulado ‘La penalidad polí-tica en Bolivia’, obra en la cual “caracteri-za sabiamente los procedimientos emplea- dos constantemente por los partidos en pugna dilacerante, llámense rojos o septembristas, regeneradores, demócratas, conservadores, o lo que sean” 17. De esta manera, luchó desde las imprentas coaligado a los políticos Casimiro Corral y Quintín Quevedo.
Consecutivamente, un año después imprimió el folleto: ‘Cartas Testimoniales. Respuesta a los cargos dirigidos por “La reforma” de La Paz, órgano oficial del gabinete Baptista contra el boliviano Julio Méndez’.
Sin embargo, Méndez durante ese tiempo también se dedicó a la instrucción y formación de la juventud paceña. En 1877 junto a los intelectuales José Rosendo Gu-tiérrez, Juan J. Valdivia, José Genaro Solíz, Ángel Martínez y los hermanos Sabino y Macario Pinilla fundó el periódico ‘El Ciudadano’, en la ciudad de La Paz.
Conocido como un sabio por su basta erudición, Méndez llegó a tener una de las bibliotecas más completas de la época. Es en ese sentido, que el Presidente de entonces, el general Hilarión Daza lo citó el 31 de diciembre de 1878, para pedirle su opinión sobre los conflictos aduaneros con el Perú y el salitrero con Chile. Es en este momento que nuestro biografiado le manifestó:
“…ya he dicho, continué, que tampoco se tiene razón en pretender realizar el im-puesto salitrero…el Tratado ha tenido por objeto salvar con su artículo 4° el porvenir de la compañía salitrera. Está calculado para homologar en abstracto el sentido de gratuito donativo de aquella irónica tran-sacción. La concesión está escrita y es ne-cesario respetarla. Ya no es una transac-ción, un contrato fraudulento: es un tratado internacional…” 18.
Sobre la citada reunión también Méndez apuntó:
“…pasamos toda la tarde hasta cerrarse la noche conversando de política interior, sin que el Jeneral Daza profiriese ninguna palabra que revelase sus intenciones en la cuestión chilena…” 19.
Posteriormente, el 7 de febrero de 1879, es invitado por Daza a desempeñar las funciones como Ministro de Justicia, Instrucción Pública y Culto, cargo que juró al siguiente día. Sobre este momento histórico el clásico escritor Roberto Querejazu redactó, que “el señor Julio Méndez, como ministro recién nombrado, no se había contagiado aún de la belicosidad del Jefe del Estado y los otros miembros del Ejecutivo. Se alarmó al darse cuenta de que la guerra se hacía inminente. El general Da-za le manifestó: ‘Usted no conoce los antecedentes y se angustia en vano. Tenemos un tratado secreto de alianza con el Perú’. Le entregó el documento añadiendo: ‘Léalo y tranquilícese’” 20.
Sin embargo, en este momento de des-concierto nuestro biografiado desde una visión patriótica elaboró un ‘plan estratégico’, que pudo haber evitado la derrota del Ejército Aliado. El eje central de este proyecto bélico consistió en atraerlos a los aliados donde se sentían invencibles, es decir para Méndez:
“…la Guerra se hace con la historia militar. He dicho que en las finales de la independencia el partido patriota conquistó la supremacía del mar y que ante ella, el partido realista optó por la sierra ¿Por qué se mantuvo la guerra terrestre al alcance de la artillería de las naves en Pisa-gua, en Arica, en Chorrillos y Miraflores? ¿Por qué se libraron combates a las pocas leguas de los puertos de desembarco en San Francisco, Tacna, San Juan y Morro Solar?...-más adelante reveló contemplar-…a Potosí como cuartel general de operaciones para el ejército de Bolivia y a Arequipa o Puno para el ejército pe-ruano…” 21.
Esta operación era la más conveniente para frenar la agresión chilena, de esta manera este proyecto fue aceptado por todo el Esta-do Mayor Boliviano. El presidente general Daza, lo hizo suyo y lo planteó a los aliados, los cuales no presentaron una propuesta concreta.
En este plan también indicó:
“…limitándose Chile a ocupar el Litoral de Bolivia busca forzarnos a la ofensiva. Bolivia acepta la guerra sin provocarla. La ofensiva pertenece al desgarrador de trata-dos y al detentador del territorio nuestra fuerza es inminentemente defensiva e inexpugnable; no renunciaremos a ella. Tocales salvar el desierto, vencer el espacio y retarnos en el asiento de nuestro poderío. La mera ocupación de una provincia alejada por el mar y el extranjero por un rumbo y perdida en el desierto por otro, no es guerra porque no concluye en la victoria, si puede resolverse por tratados de paz consiguientes. Es una detentación vandálica, la guerra, permanente, una violación contra el derecho mismo de la guerra que las naciones no pueden consentir, porque si bien es lícito apelar a las ar-mas y el derecho de la fuerza es también consiguiente limitar su duración de la guerra al hecho final del triunfo…” 22.
De esta manera Méndez, planteó luchar en nuestras montañas, en nuestro altiplano lejos de la costa del Pacífico donde el enemigo se amparaba de apoyo logístico.
Consecutivamente, tras la toma de las poblaciones bolivianas de Cobija, Tocopi-lla, Calama, Antofagasta y la captura del monitor Huáscar, Julio escribió al general Daza, el 30 de octubre de 1879:
“…El General Santa Cruz contaba con tres ejércitos en el Sud (Chinchas), Centro (Puno) y Norte de su vasta dominación, que recorrían por las líneas cortas y pobladas de la sierra, ¿Podremos nosotros tras-montar la sierra y recorrerla tocando centros de refugio y reserva? Veo necesario el aislamiento de un ejército separado para el norte del Perú, del que debe encargarse el General Prado, quedando Ud. Donde se halla para acometer con la División inclui-da de Campero, el ejército chileno destina-do a apoderarse del sud de Bolivia. El ene-migo ha de propender vivir a costa de la Alianza…” 23.
Pero sin tener ninguna respuesta positi-va, nuestro biografiado rompió todo proto-colo y le envió el 13 de noviembre de 1879, al general Mariano Ignacio Prado el si-guiente ‘Plan Estratégico’:
“…Excmo. Señor: ausente el General Daza y siendo V. E. el Director Supremo de la guerra, tengo el honor de someterle a continuación de las operaciones de que me ocupaba con aquel, en calidad de Mi-nistro de esta República.
Decídale en carta que no ha llegado a su poder; que la dominación del Sud del Pacífico producía indefectiblemente la de la costa peruana; tal como resulta de la historia de la independencia hispanoamericana y de la Confederación Perú-Boliviana. Tan luego de los Virreyes y el protector perdie-ron el dominio del mar, se replegaron a la sierra, donde La Serna y Santa Cruz salie-ron a soportar los desastres de Ayacucho y Yungay.
La táctica cambia con el perfecciona-miento de las armas, el crecimiento de los ejércitos y otras condiciones variables y susceptibles del progreso; pero la estrate-gia reposa en datos inamovibles como la geografía. Napoleón a 19 siglos de distan-cia seguía la guerra con los Comentarios de Cesar a la vista. No podemos recusar los dos antecedentes históricos que presta el último y único siglo militar de la América Meridional.
De la ley estratégica que acabo de ano-tar, deduzco que la desocupación del Lito-ral de Tarapacá por las fuerzas aliadas, debió seguir a la perdida de los blindados ‘Independencia’ y ‘Huáscar’ y proyectarse el repliegue de los ejércitos aliados a dos gargantas de la sierra. Las Divisiones del ala izquierda, a Tarapacá, con la retirada abierta al sud de Bolivia, y las Divisiones del ala derecha mantenerse en disposición de retirarse a Torata.
Torata es el Metz del Perú. De allí se domina el cuadrilátero de Tacna, Puno y La Paz. Como posición atacada de la cos-ta, es inexpugnable. Es el mejor refugio que une la sierra y la costa.
Solo los cuadriláteros disculpan las dise-minaciones, cuando estando servidas de buenos caminos, facilitan las concentra-ciones. El camino de Tarapacá a Tacna de-bía estar habilitado desde que perdimos el movimiento marítimo, por la base del cua-drado. Lo mismo digo del de retirada a los departamentos de Oruro y Potosí, y lo mis-mo respecto al de retirada de Torata a Puno.
Aquí hemos ordenado se escalonen ví-veres sobre la ruta de Oruro a Tarapacá.
Otra ley estratégica universal y concor-dante con la local precedente, es la que aconseja oponer la prolongación de la gue-rra a las ventajas ganadas por el enemigo. Ambas leyes nos aconsejan replegar a la sierra las dos fracciones del ejército aliado.
1° Porque así llamamos al enemigo a nuestro terreno y muy lejos de su base de operaciones que es el mar dominado por su escuadra.
2° Porque la alejamos de Lima y del Norte del Perú, radicando las operaciones en el Sud de ambas repúblicas.
3° Porque con el ejército que trajese a Potosí el General Daza, formalizamos el jaque a Calama y el Litoral boliviano, obli-gándoles al regreso inmóvil o a gruesa guarnición que los aleje del litoral peruano y de la explotación de sus salitres.
4° Porque desde allí aplicaremos otro jaque sobre el litoral salitrero del Perú.
5° Porque así damos tiempo a que se produzca la alianza argentina.
6° Porque con tales movimientos guar-damos el orden interno de Bolivia, e indi-rectamente el del Perú.
7° Porque prolongado la guerra agita-mos los recursos hacendarios de Chile.
8° Porque no damos tiempo a levantar un ejército duplo del que posee la alianza y a organizar un servicio de artillería en que somos inferiores al presente.
9° Porque damos espera al apresta-miento naval del Perú bajo cuya protección volveremos recién a tomar la ofensiva en la costa.
10° Porque el mejor modo de salvar las salitreras fiscales del Perú, es evitar la de-rrota del ejército que sustenta su dominio.
La ocupación será una gran parte de la guerra; pero no es la victoria. El conquista-dor necesita el triunfo para arrancar el tra-tado de paz que asegure la cesión terri-torial. De aquí se sigue que sólo los pue- blos salvajes hacen guerra a las provin-cias, realizando el único fin de la ocupa-ción, los pueblos regidos por el derecho de gentes, necesitan consumar su derecho buscando la victoria donde la esquiva el beligerante, decidido a la defensiva. Chile tiene que buscarnos en la sierra o espe-rarnos en la costa: sus ocupaciones terri-toriales no pasan de meras hostilidades y merodeos.
¿Por qué la Alianza obsta a ellas, expo-niendo el éxito final y feliz de la guerra?
A la anterior teoría y la necesidad de pre-parar mejor la ofensiva corresponde la pre-sente, con que importuna a V. E. su muy atento servidor.
Julio Méndez…” 24
Sin embargo, este proyecto militar de defensa fue desechado por el general Pra-do. Consecutivamente a estos episodios, el 27 de diciembre de 1879, el Ejército boli-viano acantonado en Tacna, dirigido por el coronel Eliodoro Camacho, destituyó al ge-neral Daza. Sobre esto, Camacho escribió:
“…será honroso para el ejército confe-sar, como confieso, que no tuve que solici-tar cooperación ni conquistar adeptos para la solemne destitución del General Daza, bien es cierto, que no se trataba de mi persona sino de la Patria. La idea del cri-men que el general Daza meditaba contra aquella, estaba en todas las conciencias; la repugnancia de complicarse con él, se pintaba en todos los semblantes…en tal concepto, resolví que los tres Comandante Generales de División del Ejército, asocia-dos del Secretario General y Jefe de E. M. G. nos apersonáramos ante el General Da-za para representarle las inconveniencias de la marcha y rogarle desistiera de tan funesta idea…” 25.
Posteriormente, al día siguiente en la ciudad de La Paz se reúne en cabildo el pueblo y destituye a Daza de la Presiden-cia de la República y sustituye con una Junta de Gobierno. Este Consejo fue com-puesto por los notables: Casimiro Corral y Agustín Aspiazu. Es en este momento, que “los ministros Reyes Ortíz y Julio Méndez se asilaron en la Legación del Brasil” 26. Posteriormente, nuestro biografiado se re-fugió en la propiedad de su esposa en la localidad de Guaricana (Río Abajo-depar-tamento de La Paz). Como resultado de su gestión publicó el folleto intitulado: ‘Opi-niones de Julio Méndez, Ministro de Justicia, Instrucción Pública y Culto en 1879. Y los anexos Anteriores al ultimá-tum de Chile’.
Con el tiempo Méndez se adscribió al liberalismo, entre 1882 a 1885 desempeñó las funciones de Senador, desde su curul defendió la posición guerrista. Sin embar-go, no dejo de escribir y en 1884 publicó la obra jurídica: ‘Incompetencia de las me-sas escrutadoras para lo contencioso’, folleto en el cual estudió el sistema elec-toral de la época. Por otro lado, un año después elaboró y publicó el ‘Proyecto de Ley concerniente al establecimiento y explotación de ferrocarriles en el Terri-torio Boliviano’. En 1888, imprimió una profunda investigación histórica-jurídica sobre las fronteras que comparten Bolivia y la República Argentina, intitulado: ‘Lími-tes Argentino-Bolivianos en Tarija. Pri-mera parte. La Real Cédula de 1807’. En este panorama también colaboró con me-tódicos escritos en los periódicos en ‘El Comercio’, ‘La Época’ y ‘El Indepen-diente’, todos ellos de la ciudad de La Paz.
Durante el gobierno del doctor Mariano Baptista Caserta (1892-1896), desempeñó las funciones de Embajador Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en el Ecuador (1894), Argentina (1896) y fue enviado a la conmemoración de la muerte del mariscal Antonio José de Sucre, realizado en Vene-zuela (1895). Por otro lado, desempeño las funciones de Senador de la República, por segunda vez en representación de Cocha-bamba, en la legislatura de 1896 y 1897.
De regreso a su ciudad natal fue desig-nado desde el 1° de mayo de 1899, Cance-lario de la Universidad de San Simón.
Finalmente, murió el 29 de noviembre de 1904, faltándole sólo unos días para cum-plir 71 años. A modo de conclusión, en palabras del escritor Isaac S. Campero, podemos decir que: “¿Qué es Méndez pa-ra nosotros? Es talento sin competencia que se asemeja al genio; es luz que alum-bra nuevos y dilatados horizontes; es cora-zón, alma, calor, entusiasmo, vida de todo un conjunto armónico y literario; es patrio-tismo que no conoce el yo ni el interés per-sonal; es esperanza positiva de la patria boliviana; es elocuencia sin límites; doc-trina que cuaja principios y hace brotar ideas” 27.
Es necesario mencionar que durante el gobierno del doctor Daniel Salamanca, en homenaje a la destacada labor desempe-ñada por nuestro biografiado, mediante la Ley 11 de diciembre de 1933, fue declara-do el 15 de diciembre del citado año, feria-do nacional, en celebración del primer cen-tenario de su nacimiento.
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