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jueves, 30 de enero de 2014

Investigación revela el origen de La Paz

El libro se basa en crónicas encontradas en México.

Escondido entre crónicas españolas, el arquitecto boliviano Juan Francisco Bedregal ha encontrado documentos que dan luces acerca del génesis de lo que es hoy la ciudad de La Paz.

Su investigación la recoge en un libro titulado Tras el oro de Chuquiabo, obra que conforma uno de los capítulos de su tesis doctoral. “El libro revela la historia de dos ciudades que están ocultas en el imaginario y en la historia de La Paz, y que anteceden a la fundación, pues ésta es solamente la expropiación de una ciudad pizarrista”, explica Bedregal, quien para elaborar este trabajo, consultó crónicas de esa época, particularmente las del español Pedro Cieza de León, las que el autor encontró en México.

De acuerdo con la investigación de Bedregal, Alonso de Mendoza es en realidad un expropiador, ya que, a nombre de la corona española, luego de tomar el asentamiento conocido como Chuquiabo funda sobre éste La Paz. Este hecho se registra 15 años después de que la ciudad original haya sido formada por los españoles, denominada Pueblo Nuevo.

El texto tendrá dos presentaciones, la primera será este viernes en la Alcaldía paceña, a las 10.00, junto con otros textos. La segunda se realizará en febrero, en el Tambo Quirquincho, con un carácter más exclusivo.

miércoles, 29 de enero de 2014

Guaraníes recuerdan Batalla de Kuruyuki sin el Gobierno

La Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) resolvió no invitar a ninguna autoridad de Gobierno a los actos festivos para recordar los 122 años de la Batalla de Kuruyuki, celebrada ayer, en la comunidad de Ibo del municipio Macharetí del departamento de Chuquisaca.

Según el presidente de la organización indígena, Domingo Julián, este será un momento sólo de los guaraníes para reflexionar sobre las tareas que tiene el nuevo directorio de la APG, de acuerdo con los mandatos de sus bases.

Adelantó que se consolidará este día la plataforma de demandas de ese sector, que se centrará en la reconstitución de sus territorios y el respeto a los recursos naturales en territorio guaraní, que luego será presentado al gobierno del presidente Evo Morales.

“Hoy se recuerda los 122 años de la masacre y batalla de Kuruyuki y estamos acá, realizando el mandato de nuestro pueblo Guaraní (…) La primera demanda es la tierra, después producción, después salud y educación, son los cuatro pilares bien fundamentales para poder vivir porque primero sin tierras no se puede estudiar, no se puede tener salud”, declaró Julián a radio Parapetí de la Red Erbol.

martes, 28 de enero de 2014

Casimiro Hoyos Y la insurrección independentista (criolla) de Potosí.

Tras los sucesos acaecidos el 10 de noviembre de 1810, la clase criolla de Potosí no se había resignado en su objetivo de independencia de España y consecuente gobierno autónomo. Así, a fines de 1821, se organizó un verdadero trabajo conspirativo para la deposición de las autoridades civiles y militares coloniales; trabajo en el que Casimiro Hoyos adquirió un rol protagónico.

En ese marco, había que esperar el momento propicio para efectuar el golpe; y ese día fue el primero de 1822. La algarabía por las fiestas del Año Nuevo debía ser aprovechada para consumar la insurrección. Y así fue. El 1 de enero, Hoyos y otros criollos salieron a las calles, depusieron a las autoridades realistas -apresando a algunas- y anunciaron la independencia del Alto Perú.

El siguiente paso era consolidar la insurrección llevándola a un plano mayor: una revolución de la que debía emerger un nuevo orden. En ese entendido, la siguiente medida que asumieron fue la confiscación de los recursos económicos, declarándolos de la patria y ya no del rey; ello, con la finalidad de solventar y afianzar la nueva administración.

Pero naturalmente, las fuerzas militares realistas no permitirían que aquello se consolide. Entonces enviaron las guarniciones de Tupiza, Oruro y Chuquisaca, encabezadas por los comandantes Pedro Antonio Olañeta, Rafael Maroto y Antonio María Álvarez, para que se concentren en la ciudad de Potosí y restablezcan el orden. Con tal desequilibro en armas, era previsible el desenlace.

Así, se apresó a los insurrectos para seguirles inmediatamente los juicios respectivos que dictaminen su obvia ejecución. “Los sumarios que se substanciaron marcharon aceleradamente y el 20 de enero se dictaron las drásticas sentencias. En ejecución de ellas, al amanecer del 21 de enero un grupo de cinco criollos vecinos de Potosí, cinco oficiales; presididos todos por los coroneles Salgado, Manuel Mariano Camargo y Casimiro Hoyos, que habían sido los jefes visibles de la insurrección, fueron conducidos a la Plaza de Armas, donde estaban formadas las tropas realistas en cuadro, y allí después de “pregonar” los “atroces delitos” de rebelión y “lesa majestad” de los trece condenados, fueron fusilados. El macabro espectáculo concluyó a las diez de la mañana.

Pero estas ejecuciones tuvieron su segunda parte, al día siguiente 22 de enero en que, con el mismo aparato y ceremonia, fueron fusilados en la misma Plaza de Armas once clases entre sargentos y cabos que habían participado con entusiasmo en la rebelión. La sentencia castigó, además, a más de un centenar de personas con el destierro, expulsándolas de Potosí, mientras otras quedaron condenadas a trabajos forzados en los socavones de las minas del Cerro, con los pies engrillados, y bajo estricta vigilancia militar”. (Valencia, 1981: 118).

Así concluyó este nuevo intento independentista. Si bien es cierto que también se sumaron de alguna forma la clase mestiza y hasta indígena, la iniciativa fue de hecho, mayoritariamente de la clase criolla. En este sentido, quizás no haya mucho que conjeturar en el supuesto imaginario del triunfo criollo, ya que ese nuevo orden prometía solo una nueva administración. Aun así, dichos acontecimientos históricos están enmarcados dentro de nuestro largo proceso de independencia.

Oscar Bonifacio Siñani Nina. Profesor Normalista de Ciencias Sociales. Egresado de la Carrera de Historia (UMSA).

La ejecución de Murillo 19 de enero de 1810

A finales del siglo XVIII en México y en Lima se habían establecido sólidos baluartes del poder español central, y los movimientos independentistas se vie-ron en serias dificultades de continuar con la noble causa libertaria, debían enfrentar a aguerridos ejércitos realistas que se le oponían de manera eficaz porque estaban mejor organizados y dotados de los mejores armamentos, tuvieron también que afrontar en la mayoría de los casos a la despiadada represión que ejercieron hom-bres como Pablo Morillo y Goyeneche que ahogaron en sangre el fervor patriótico de los insurgentes.

El momento propicio para las aspiraciones de los agobiados precursores de las gesta libertaria lo dio la caída de España en poder de las fuerzas francesas de Napoleón. Habiendo cesado el legítimo rey en el mando, se consideró caduco el mandato de los virreyes y demás autoridades designados desde Madrid. Por consiguiente el “poder majestas” inherentes a la soberanía, se revertía al pueblo. Entonces se promovieron, en el caso de Buenos Aires “ad referendum” de los pueblos del virreinato y en otras ciudades en cabildos abiertos, en los cuales se nombraron juntas de gobierno que asumieron el poder “a nombre de Fernando VII”. Esta aparente lealtad al rey de España cautivo en Bayona, constituía una actitud cautelosa que disimulaba y difería de los verdaderos propósitos de renovar el sistema de gobierno existente, o bien lograr la independencia definitiva.

La reacción del poder central, una vez restablecido Fernando VII en el poder, tratando de aplastar tales pretensiones, dio lugar a un rompimiento absoluto con el gobierno de España, declarándose guerra sin cuartel contra los monarquistas y leales a la Corona española.

El Alto Perú no estuvo al margen de estas aspiraciones, que en sus inicios muchos insurgentes pagaron con sus vidas en el patíbulo las pretensiones de ver estas tierras libre de la opresión española.

Es así que el 16 de julio de 1809, estalló en la ciudad de la Paz un movimiento libertario liderado por don Pedro Domingo Murillo, que depuso a las autoridades españolas y religiosas, y después un cabildo dio a conocer un documento llamado proclama de la Junta Tuitiva que expresaba la liberación de las tierra del Alto Perú del dominio español.

La proclama se expresaba en estos términos:

“Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria, hemos visto con indiferencia por más de tres siglos, sometida nuestra primitiva libertad al despotismo y tiranía de un usurpador injusto, que degradándonos de la especie humana, nos ha reputado por salvajes y mirado como esclavos. . .

Ya es tiempo, pues, de sacudir yugo tan funesto a nuestra felicidad, como favorable al orgullo nacional del español. Ya es tiempo de organizar un sistema de nuevo gobierno, fundado en los intereses de nuestra patria, altamente deprimida por la bastarda política de Madrid. Ya es tiempo en fin, de levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin en el menor título y conservadas con la mayor injusticia y tiranía”.

De esta manera se instalaba en el Alto Perú el primer gobierno libre de hispanoamérica.

Tras la revolución el virrey del Perú, Fernando de Abascal alarmado por estos acontecimientos envió sin demora al sanguinario José Manuel de Goyeneche al mando de 5.000 hombre hacia estas tierras y no tardó en aplastar la revolución. Los patriotas se dividieron, Murillo huyó a los Yungas, pero en Zongo fue tomado preso a causa de una traición, otros patriotas como Gabriel Antonio Castro y Manuel Victorio García Lanza murieron decapitados en las selvas de los Yungas de La Paz por los soldados del realista Tristán, las cabezas de los dos insurrectos fueron ex-puestas en sitios públicos.

En tanto, otros patriotas, con ellos Murillo, esperaban en sus celdas la fatídica sentencia en La Paz. Finalmente, la fría mañana del 19 de enero de 1810, nueve hombres agobiado por el sufrimiento marchan en silencio hacia el patíbulo. Murillo antes de ser ahorcado sobre el tablado lanza una vibrante sentencia: “Compatriotas, la tea que dejo encendida, nadie la podrá apagar”. Si bien es cierto que el gobierno autónomo establecido por Murillo y sus seguidores fue de efímera duración, no tardaron los pueblos altoperuanos en levantar el estandarte de la libertar hasta lograr la independencia definitiva de la opresión española.

lunes, 27 de enero de 2014

Achocalla presa de la dictadura: Fue cárcel en la época de Banzer



Ya había pasado la medianoche y Mirna Murillo Gamarra estaba acostada. Sintió que su casa, ubicada en la calle Francisco Bedregal, en el barrio paceño de Sopocachi, se iluminaba desde afuera. La puerta se abrió a culatazos y oyó a sus padres dirigirse a alguien preguntando a qué se debía el atropello.

Hombres armados le pedían que saliera. Su madre exigió que la dejaran vestirse, porque estaba en pijama. Ya afuera vio la cuadra llena de autos con reflectores. La metieron en un coche. Allí dentro estaba su hermano Gary, que era médico y hacía sus prácticas en unas minas. Había llegado unos días a la ciudad para hacer unos trámites en la Comibol. “¿Cómo a una mujer sola la van a apresar?”, se indignó la hermana menor, Kivie, de 19 años. Se puso su abrigo y se metió al vehículo para acompañar a Mirna, de 21 años. En casa quedaron los padres de los tres hermanos, Max Murillo y Aída Gamarra, y Yaï, la hija de Mirna, de apenas un año, con arresto domiciliario. Era 3 de marzo de 1972. Aún tendría que pasar casi un año y medio para que Mirna pudiera reencontrarse con Yaï pero no para volver a casa, sino para exiliarse a Francia.

Aquel día, Mirna no había ido a El Diario, donde había comenzado a hacer sus primeros trabajos periodísticos, porque tenía gripe. Pero aun así, salió de casa para ir a una peluquería de la avenida 6 de Agosto. “Eran las cinco de la tarde. Una de las peluqueras entra asustada y dice: ‘Acaban de perseguir a un muchacho, ha corrido todo El Prado y estaba con su pistola’”. “Un compañero”, pensó Mirna. “Y en la noche, si hubiera relacionado con la descripción, quizá habría tomado algún recurso”, comenta, pues su casa había servido de refugio para varios compañeros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Bolivia, fundado por el Che Guevara.

Tras la detención, los tres hermanos fueron conducidos a la Dirección de Operación Política (DOP), en la calle Comercio —donde hoy está el Palacio Legislativo—. Allí los separaron. A las mujeres las dejaron en unas dependencias en las que había otras chicas y les tomaron los datos. Un rato después, llamaron a Mirna y la llevaron a la Prefectura, ante el coronel Rafael Loayza, jefe de Inteligencia. Allí empezaron a llover las preguntas “a golpes, no esperaban ni respuestas”, recuerda la periodista. “Fue la primera vez que recibí un sopapo que me torció la cara”. Quien la golpeó fue Papi Álvarez, “un matón”. Y entonces, aunque en aquel momento no identificó su rostro, vio a un hombre de ojos azules y frente amplia: Klaus Barbie, exjefe de la Gestapo.

Mirna había cubierto, unos días antes, la rueda de prensa de la cazadora de nazis Beate Klarsfeld, quien pidió la extradición del Carnicero de Lyon.

Aquella madrugada, tras la sesión de “preguntas”, la joven fue devuelta a la celda donde estaba Kivie y otras mujeres, con un ojo ensangrentado, la nariz reventada y cojeando de una pierna. A la mañana siguiente, las hermanas fueron llevadas a Achocalla, a pocos kilómetros de La Paz. Allí, en la zona Villa Esperanza (hoy, San Martín) había uno de los campos de concentración utilizados durante la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978).

Estaba compuesto por dos edificios: la Casa de Piedra, que era una antigua estación de ferrocarril, según el Informe: violación de los derechos humanos en Bolivia publicado en 1976, en la que tenían presos de distintos colores políticos. Más abajo, a unos 600 metros, había otras instalaciones: “varias casitas o habitaciones junto a una pequeña iglesia que posiblemente fue una antigua hacienda y hoy es granja perteneciente a la Policía. El campo de prisioneros de Achocalla se habilitó en la segunda semana de septiembre. Anteriormente había sido centro de torturas, lugar que luego cumplió ese mismo objetivo y fue centro donde se cometieron la mayor parte de los asesinatos de prisioneros” (sic). Primero fueron trasladados a este lugar presos políticos del Beni, concretamente de Riberalta y Trinidad. Luego, de otros departamentos. “Las casitas eran el centro de tortura y de asesinatos propiamente dicho”, señala el informe.

La celda de Inti

Una de las celdas de la hacienda había sido el último lugar donde estuvo con vida, aunque malherido, Guido Álvaro Peredo Leigue, conocido como Inti, integrante de la Guerrilla de Ñancahuazú. Allí murió el 9 de septiembre de 1969. Después, el espacio se convirtió en sala de ejecuciones. En una celda conjunta agonizó y fue torturado hasta la muerte, en mayo de 1972, otro integrante del ELN, Ivo Stambuck. De todo aquello solo queda en pie la capilla de San Martín y la Casa de Piedra, que ahora es parte de la Unidad Educativa Bethsabé Salmón. El 27 de noviembre de 2013, el Senado aprobó el proyecto de ley que declara Monumento Histórico Cultural del Estado Plurinacional de Bolivia a las dos edificaciones del municipio cercano a La Paz.

El antiguo comedor de la hacienda era la sala de interrogatorios. Sobre una mesa había una vela —el lugar no tenía electricidad— y un taquígrafo, recuerda Mirna, que fue llevada a este cuarto al llegar a Achocalla. Volvieron a empezar las preguntas acompañadas de golpes. “No habría la boca. Entonces, con un palo con un trapo sucio me forzaron y rompieron la dentadura”, cuenta la periodista. También varios huesos, la mandíbula inferior, dos costillas… “Y el oído”, le recuerda su hermana. Uno de los torturadores, conocido como Piqui Otero, le rompió el tímpano metiéndole un lápiz recién afilado en el oído izquierdo.

“Yo no sentía nada. Tal era la fuerza de sobrevivir”, asegura.

Tenía el cabello largo, del que la agarraban para estamparla contra la pared. Hacía fuerza con el cuello para tratar de mitigar la fuerza del golpe y por ello se le hinchó. “Era de ancho como su cara”, asegura Kivie. Mientras la interrogaban, otro de los torturadores, Gary Alarcón, tomaba impulso para patearle la espalda. “Yo estaba en la celda de al lado. Oía que decía con un hijo de voz: ‘No sé’”, explica Kivie, que escuchaba cada golpe.

Como no proporcionaba información alguna, la amenazaron con traer a su hermana. Sin embargo, el cuidador de su celda, el cabo Choquehuanca, al que ambas recuerdan como “muy correcto”, puso el candado a la puerta para evitar que la sacaran. Tras la golpiza, vendaron los ojos de Mirna y la trasladaron a La Paz. La llevaron alzada a una pequeña sala llena de armas en el Ministerio del Interior. “Ahí nomás me la rematan”, sentenció Loayza.

Kivie seguía en Achocalla. Choquehuanca le preguntó dónde vivían sus padres para avisarles de que las dos estaban presas. El policía se acercó hasta la calle Bedregal pero, al ver seguridad alrededor de la casa familiar, pidió a la casera del almacén de enfrente que convocara a Aída Gamarra. Ésta acudió a la tienda. Escondido tras el mostrador, el carabinero le contó el paradero de sus hijas y que Mirna, que estaba en el Ministerio del Interior, iba a ser asesinada. Aída regresó a casa, se puso el abrigo y, desafiando a los guardias, se fue al diario Presencia (en el que el padre Juan Quirós sacó un editorial titulado “¿Dónde está Mirna?”), a la radio de Raúl Salmón, Nueva América, y al Obispado, para dar a conocer la situación. “Creo que ésa es una de las causas por las que no he muerto”, opina Mirna. Entonces la trasladaron a una “casa de seguridad” en Villa Copacabana. Mario Gutiérrez, de Falange Socialista Boliviana, y el propio Hugo Banzer acudieron hasta allá. “Así que es usted la Lolo...”, le dijo el primero, refiriéndose a su alias como miembro del ELN.

Turnos de tortura

De nuevo la trasladaron a Achocalla. Ese mismo mes (mayo del 72), Lisímaco Gutiérrez y Pedro Morant fueron detenidos cuando intentaban cruzar la frontera. Los llevaron a Oruro y, de ahí, al Ministerio del Interior, donde sufrieron las primeras torturas. Eran miembros del ELN. Finalmente, los trasladaron a Villa Esperanza. Al primero lo dejaron agonizando en la capilla de San Martín, recuerda la periodista. A Morant lo ubicaron en la que fue la celda de Inti.

“No decía nada”, asegura. Le pegaban con palos y con candelabros de la ermita por turnos: de 10.00 a 12.00, de 15.00 a 16.00, y a partir de las 21.00. A veces, los matones se marchaban a las tres de la madrugada. Así aguantó el estudiante de 23 años durante ocho días.

“Recuerdo esa noche del 24 (de mayo)”, cuenta Mirna. Fue la última en que torturaron a Morant, que era como un hermano para ella. Alrededor de las seis de la mañana se marcharon los torturadores. “Están dejando la celda abierta”, les hizo notar el portero. “No, ése ya no se levanta”, le respondieron. Desde la rendija de su celda, la reportera lo vio entrar al cubículo y volver a salir empalidecido. Se fue y retornó con unas plantas aromáticas y velas, que colocó en la pieza. A mediodía llegó un vehículo con un “cajón rústico blanco”. Mirna oyó cómo colocaban clavos y vio cómo se llevaban el ataúd.

Tres días después, ella fue llevada al mismo cuarto. “Es mi turno”, pensó. Asegura que allí había más sangre de la que puede tener un cuerpo humano (alrededor de cinco litros en un adulto). Las paredes y la payasa estaban impregnadas. Sin embargo, no corrió la misma suerte que otros presos de Villa Esperanza que murieron entre mayo y junio de 1972, como fueron Nicolás Dorsa, Enrique Ortega, Jorge Helguero, Rainer Ipsen Cárdenas y Óscar Pérez.

Mirna pasó temporadas encerrada en la hacienda pero, cuando traían nuevas presas y el edificio estaba lleno, la subían a la Casa de Piedra. Para aquel fatídico mes del 72 ya hacía semanas que su hermana había sido llevado de vuelta a La Paz, a instalaciones del DOP y también a una casa en San Pedro y al Ministerio del Interior. En junio le comunicaron que se exiliaría a México pero sus padres solicitaron la libertad condicional. Aún así, en 1973, se marcharía a Francia durante dos años.

Mirna estaba incomunicada del resto de presos. Por eso, cuando a finales de abril o principios de mayo del 72 se abrió la puerta de su celda y el vigilante le dijo: “Le he traído una presa. Usted va a ser responsable de ella”, se alegró. Era María Victoria Fernández, una joven de Huanuni que había emigrado a La Paz con su familia y cuyo “delito” era tener dibujos del Che en su cuaderno del colegio. Estaba embarazada de cinco meses y había recibido palizas en el Ministerio del Interior. Compartieron una payasa en el cuarto de la hacienda. Una semana después, ambas fueron traspasadas a la exestación ferroviaria y Vicky comenzó a sentir dolores. Durante horas, las dos pidieron la ayuda de un médico. Finalmente apareció un vehículo que trasladó a la embarazada a La Paz. El bebé nació muerto.

Presos versus tiras

A veces, las mujeres hacían sesiones de espiritismo con ouija, a las que incluso se acercaban a preguntar los tiras (policías). Y es que la relación entre presos y guardias era inevitable. Los hombres de la Casa de Piedra y sus vigilantes tenían por costumbre jugar fútbol. Los encarcelados propusieron competir el 1 de mayo pero con una condición: que sacaran al sol a la presa incomunicada (Mirna llevaba cuatro meses sin contacto con otros reos). A pesar de las reticencias, los vigilantes finalmente pensaron que nadie se enteraría. Fueron a buscarla a las nueve de la mañana del Día de los Trabajadores con una silla, porque seguía sin poder caminar, y la dejaron sobre un cerro. Los reclusos la nombraron madrina. Antes del mediodía, apareció personal del Ministerio del Interior llevando más presos políticos con Guido Benavides, uno de los miembros del sistema represivo de la dictadura. Los jugadores se esfumaron. Los mismos reclusos pusieron los candados en las puertas de sus celdas, recuerda Vicky. “Ya no tuvieron tiempo de bajarme”, ríe Mirna.

“¡Échese!”, le dijeron los carabineros. Le pusieron ramas por encima y, más tarde, la devolvieron a la celda.

Tiempo después, Mirna compartió celda con otra mujer, Mirna Castrillo. Los policías hablaban sobre la aparición de los fantasmas de algunos ejecutados, como Roberto Alvarado y Pedro Morant. Ellas guardaron algunas latas de conserva, consiguieron una pita y, aprovechando las salidas al “baño” (que era el campo), recogieron palos. Una noche sacaron por una rendija de la ventana sus latas atadas a las cuerdas y, sujetándolas por los maderos, las hicieron chocar contra la fachada susurrando: “¡Uuuuuh...!”, cuenta la periodista entre risas con Vicky, Kivie, su hija Yaï y Nila Heredia, otra de las encarceladas en Achocalla. Los que montaban guardia se refugiaron en sus cuartos. Vicky asegura que las historias sobre los espíritus del campo de concentración se quedaron en el pueblo.

Más de 40 personas murieron allí, resalta Nila. Aunque buena parte de lo que fue prisión fue destruida por el propio Banzer y había proyectos municipales de echar abajo la Casa de Piedra para ampliar la escuela, ahora lo que queda de aquello es el monumento nacional. Una fotografía del muro de una de las celdas que ya no existen inmortalizó una frase escrita por alguna persona privada de libertad: “Mi cuerpo está preso, mis ideas están libres”.




Conmemoran al Himno de Tarija con reseña histórica

Cientos de ciudadanos se concentraron ayer, 25 de enero, en el coliseo Luis Parra para rendir homenaje al CXXI aniversario del Himno de Tarija.
El encargado de hacer una reseña histórica del Himno fue el artista Fernando Arduz Ruiz, quien hizo un análisis del mensaje emitido en cada una de las siete estrofas, de las que destacó la lucha por la libertad.
Recordó que el canto fue entonado por primera vez el 25 de enero de 1893. El autor de la letra fue Thomás O´Connor D’Arlach y el encargado de poner la música fue Juan Di Fiori.
La directora del Archivo Histórico Departamental, Dora Bautísta Méndez, una de las encargadas de organizar la actividad en homenaje al Himno, indicó que a través del Decreto Departamental 03/2013, fue instruido que el 25 de enero de cada año, en todas las capitales de provincia, secciones y cantones sea entonado.
El Decreto también manda que la entonación del Himno sea en su integridad y en actos públicos de los que deben participar autoridades políticas, administrativas, militares y cívicas, entre otros, como ocurrió ayer.
El secretario de Coordinación de la Gobernación, Eulalio Sánchez, dijo que por más de 100 años estuvo olvidado el himno, pero que ahora no debe dejarse de lado.

viernes, 24 de enero de 2014

Conmemorarán los 121 años del himno a Tarija

Con un acto protocolar, acompañado de la banda de música de la Guarnición Militar, el Comando Departamental de la Policía Boliviana y la banda de música del municipio, la Secretaría de Protección del Patrimonio Cultural y Natural, a través del Archivo Histórico Departamental, recordará este sábado 25 de enero, el 121 aniversario del himno a Tarija.

El evento tendrá lugar en la plaza Luis de Fuentes y Vargas a horas 09.00. En la oportunidad se entonará las siete estrofas del himno que fue escrito por Tomas O’Connor D’Arlach, en homenaje a los caídos y quienes lucharon en la histórica Batalla de la Tablada y musicalizado por Juan Fiori.

Recordó que el himno al departamento de Tarija fue aprobado y adoptado como tal en una sesión especial por el honorable Concejo Municipal, el 25 de enero de 1893, por lo que cada año se realiza un acto especial para que las nuevas generaciones conozcan la importancia que tiene éste símbolo departamental que identifica a los tarijeños en los actos oficiales.

“Lo que queremos es que los tarijeños reconozcan la importancia de la fecha y para socializar nuestro himno en las invitaciones se ha incluido la letra completa de todo el himno”, comentó.

martes, 21 de enero de 2014

El drama de los revolucionarios de julio de 1809

La Paz, 21 de enero de 1809.- A las once de la mañana de este día, don Pedro Domingo Murillo, gestor de la revolución del 16 julio en la ciudad de La Paz, luego de soportar intensos interrogatorio es conducido arrastrando pesadas cadenas en los pies al “infiernillo”, la cárcel del antiguo Cabildo, llamado de Las Cajas, en cuyos oscuros y sombríos calabozos ya se encontraban otros revolucionarios como Melchor Jiménez, Gregorio Lanza, Mariano Graneros, Juan Bautis-ta Sagárnaga, Ventura Bueno y Apolinar Jaén.

Goyeneche, que había emprendido una feroz cacería de patriotas, estaba satisfecho, pues tenía en sus manos a la mayoría de los que se habían levantado en armas contra la autoridad española establecida en estas tie-rras.

Entre los días 26 y 27 de enero de 1809 se dictaron las sentencias contra los alzados en armas, 10 fueron condenados a morir en la horca, a uno de ellos se le dejó la ejecución en espera por ser sacerdote. Agobiados por las torturas y los interrogatorios, los senten-ciados resignados al fatal destino vivieron sus horas postreras en espera del día de la ejecución en la Plaza de Armas, que se llevó a cabo el 29 de enero de 1810. Día funesto para la causa patriota.

El tesoro de Sacambaya

Todos los bolivianos conocemos la historia de nuestra Patria, sabemos que el Imperio del Perú, fue universalmente considerado como el más rico poseedor de fabulosos yacimientos auríferos, por lo que se hicieron célebres las frases “Vale un Perú” o “Vale un Potosí”.

El Imperio peruano estaba formado por el Alto Perú, lo que actualmente es Bolivia, y el Bajo Perú, lo que en la actualidad es el Perú.

Durante la conquista de América por los españoles, narra la historia que Pizarro tomó preso al inca Atahuallpa, éste, por su libertad, ofreció llenar la habitación donde estaba prisionero con oro, hasta la altura de su cuerpo con el brazo levantado; lo que cumplió entregando esta fabulosa cantidad, pero fue traicionado y muerto a palos.

Potosí también es legendariamente fabuloso, por sus inagotables vetas de pla-ta. Esta sed insaciable de oro, fue lo que atrajo al Alto Perú gente de todos los continentes, para explotar todos estos metales.

Por esta razón creo que lo que narraré no será tan extraordinario, por tratarse de algo natural y universalmente conocido. Hace más de setenta años que un campesino, de la provincia Inquisivi, perteneciente al departamento de La Paz, vino en busca de mi esposo para llevarlo a esa provincia e indicarle el lugar donde se hallaba enterrado un verdadero tesoro, que consistía en oro puro, objetos de este metal, tejidos de más de doscientos años; el hombre era de edad avanzada, dijo apreciarlo y tenerle confianza; mi esposo no creyó en la veracidad de su historia o por razones de tiempo no fue.

En aquella ocasión el campesino contó su historia y dijo: que su bisabuelo, un hombre entonces joven, casado y con un hijo mayor de doce años, había sido designado para trasladar el tesoro al lugar donde sería depositado y enterrado.

Sin que su padre lo supiera el niño lo había seguido, y oculto detrás de los árboles presenciaba el ir y venir de los hombres que trasladaban, desde el convento al lugar de su depósito oro y joyas; al terminar ese traslado los hombres fueron desapareciendo uno a uno, y cuando no quedó uno solo, los depositantes colocaron en el hueco de entrada una enorme piedra con la forma de huevo, cubriendo luego la entrada, hasta hacer desaparecer las huellas.

El muchacho asustado, permaneció oculto hasta que los enterradores hubieron desaparecido. Sabemos que los hechos trascendentales en la vida de un niño impactan en su conciencia y su cerebro: hacen que estos se mantengan a través del tiempo, como si hubieran sucedido el día anterior; por esta razón este había conservado el recuerdo hasta el día de su muerte.

Este niño que se hizo hombre, transmitió a sus hijos el secreto, bajo juramento de no comunicarlo a persona alguna; así pasaron los años y las generaciones con el secreto del gran tesoro de Sacambaya.

Hace pocos años, un vecino de Inquisivi, persona de edad avanzada, que ocupó cargos administrativos, trajo la copia de una carta, copia que poseen varias personas y lo que creía y parecía una leyenda, es un hecho real que hasta hoy no fue descubierto el tesoro, por estar enterrado a muchos metros de profundidad.

Sacambaya pertenece a la provincia Inquisivi, se halla situada en una planicie a orillas del río Sacambaya, por lo que lleva este nombre, formado por los ríos Katu de Inquisivi y Ayopaya de Cochabamba; entre estos está el cerro Tutinqui, lugar tétrico, sinuoso y lleno de árboles.

En la planicie existen todavía las ruinas de lo que fueron el Convento y la Iglesia donde se reunió el fabuloso tesoro, que ante la imposibilidad de sacarlo del país fue enterrado en el Tutinqui.

Cuentan que vinieron misiones especiales, con detectores para metales pero no pudieron dar con el lugar, esto se debió seguramente a que se anoticiaron por la carta escrita por Fray Diego de Olivar, que es como sigue:

Santiago de Chile, 4 de diciembre del año del Señor 1738.

Descargo de conciencia por el Con-vento de Sacambaya - Reverendo Padre Comendador de la Compañía de Jesús y Conquistador de los 32 pueblos de Mo-xos, por la Audiencia Real nuestro politi-cario de Charcas, por la gracia de Dios.

Fray Diego de Olivar, residente en la vera del río Sacambaya, compenetración de Ayopaya, declara en la última hora de agonía y dice: Que el mismo año de 1738, se dictó un Decreto Pontificio, Clemente Sanjuanete, para la expulsión de los Jesuitas de todas las comunidades de América, que fue el 18 de agosto a horas una de la tarde, para que seamos remitidos así descalzos a una isla de Roma, de donde yo me extravié asegurando todo el caudal en el mismo convento.

Siete hermanos marcharon y fueron ahorcados en Roma, quienes pertenecie-ron al coro de Martínez, por inocentes; de donde yo confieso: en la capilla a mano derecha, hay cinco copas de oro, trabajadas por mis propias manos, más adentro, en la sacristía, hay una copa grande, con tres correas de cinchones de hierro a tres varas de hondura, donde están depositados dos vasos sagrados del convento y ochenta mil en moneda blanca.

El oro en pepitas fue recogido del Valle Alto, donde teníamos que fundar una ciudad, por su buen clima y su llanura, los nombres puestos por nosotros, en el costado ha de haber un cerro llamado Tutinqui, donde se trepa por todas partes, en la punta se encontrará una pampichuela grande a manera de una plaza, donde quedaron tapados el oro y la chafalonía. Más abajo se transformará al lado del oriente, donde encontrarán a vuelta de una piedra o puerta grande, que ni en mil años se desplomará, porque está tapada por dentro con una piedra grande, donde encontrarán una porción de huesos, donde hay la piedra, se tumbará hacia adentro, allí se encontrará cinco mil quinien-tos quintales de oro (5.500 qq.) y la grandeza que Dios puso en la tierra.

Lo que quiero que disfruten en mi nombre y se acuerden con una misa a San Gregorio y los demás hermanos que fueron ahorcados en Roma.

Que expreso en descargo de conciencia, sus nombres que me subsiguen, Fray Diego de Olivar, Fray Gregorio Valdez, Fray Pedro Cuvay, Martínez Orbasi, Fray Agustín Oliva, Fray Runualdo Peña Soliz, Fray Carlos Bascopé y Fray Parisimo Buchini.

Esta carta que fue copiada varias veces, tiene algunas faltas en su construcción gramatical o fue siempre así por las circunstancias en que se dictó.

La ciudad de La Paz, fue el lugar don-de se encontraron cientos de tapados o entierros de oro, plata y joyas, porque sus dueños talvez tuvieron que huir y pensando volver escondieron lo que con-sideraban un peligro el llevar, algunos nunca más volvieron y así quedaron por años enterrados; otras personas que tro-pezaron por casualidad o al demoler las casas antiguas pagaron con su vida por aspirar los gases acumulados, otros tu-vieron más suerte gozando de la fortuna que la casualidad les había dado.

domingo, 19 de enero de 2014

El misterio de la Virgen de Chijipata: El batán y la llajua milagrosos

La imagen de la Purísima Concepción de Chijipata apareció misteriosamente en una piedra batán del altiplano. Se formó milagrosamente con los colores de la piedra. La gruta donde reposa la Virgen con vestido blanco y túnica azul está como si hubiese sido pintada. Las personas devotas aseguran que apareció naturalmente en la colina que le da el nombre, en el pueblo de Laja.

Don Félix Valencia Siñani, vecino de Laja, me contó en mayo sobre el milagro de la aparición de la imagen: “Más allá del pueblo, en una montañita que se llama Chijipata, una señora había tenido pues su marido, entonces, en ese lugarcito dice que vivían: ‘Ay, mi marido va a llegar borracho, sabe querer llajua para comerse’, y se había molido en su batán. En eso había aparecido la Virgen pues en su batán, después la señora había venido a avisar al pueblo ‘una estrella ha aparecido’; y toda la sikureada había ido al lugar donde el milagro ha hecho la Virgen. Después de unos años han traído a la Virgen (el batán) a la iglesia grande de Laja, pero luego han construido su capilla, no aquí en Chijipata, sino más allá en la colina de Santa Bárbara”.

Podría decirse que en el pueblo de Laja le pusieron sabor a la historia de la Virgen María con un poco de ají. El batán es un instrumento de cocina, fundamental en la preparación de la comida criolla. Son dos piedras con las que se muele no solo ají, sino también granos de maíz, cebada o quinua. Los alimentos y el batán son parte del contexto doméstico y cotidiano, entonces la aparición de la Virgen de Chijipata corresponde a lo que culturalmente en los Andes es relativo a lo femenino.

La Virgen se apareció a una mujer que machucaba locotos, tomates y kirkiña (yerba aromática) para preparar la llajua (salsa picante) que despertaría de la borrachera al marido. Si bien la embriaguez puede ser un aspecto problemático, el relato no delata ningún conflicto al respecto. Al contrario, se menciona como una conducta natural que forma parte de lo cotidiano. Al respecto, Thierry Saignes en 1993 analiza que los prejuicios y el desprecio por el estado de embriaguez son parte de la mentalidad colonial y que en Los Andes los comportamientos culturales respecto al alcohol son parte del diálogo religioso: “el alcohol representa un vehículo privilegiado para comunicar con lo sobrenatural” . Esta borrachera costumbrista es fundamental en el culto a la Virgen de Chijipata.

La embriaguez se encuentra presente en el milagro de la aparición de la imagen y también durante los festejos que realizan cada 8 y 9 de diciembre los pobladores de Laja y los peregrinos que allá llegan desde la ciudad de La Paz. Durante la fiesta del 8 de diciembre de 2013, me senté a compartir algunos tragos en una de las carpas que se arman como pequeños bares donde solo venden cerveza. Primero invité medio vaso a don Elio, que se encontraba a mi lado; después su esposa me respondió con otro medio vaso. Al acabarse las cervezas, su cuñado compró unas más y nos las ofreció para que nos encargásemos de servirlas. Existe una serie de reglas para compartir, comprar e invitar la cerveza que deben seguirse en las fiestas religiosas. Por ejemplo, los vasos no deben quedar llenos para poder “secarlos” o acabarlos de un largo trago y así no atraer a la mala suerte, siempre se deben comprar las cervezas en número par y antes de tomar se debe invitar (“contigo” o “te invito”) a alguien para que tome después de que lo hace uno. Definitivamente, en Los Andes no solo se trata de emborracharse, sino compartir la embriaguez como parte del culto.

En 1548 se redactó el acta de fundación de la ciudad de La Paz en el templo de Nuestra Señora de la Concepción de Laja. En esa época ya se celebraba a la Inmaculada en el lugar. La imagen antigua de la Virgen es de bulto, se encuentra al centro del altar mayor y es sacada en procesión cada 8 de diciembre; pero el culto religioso más grande y representativo de Laja se dirige a la Virgen de piedra o Mamita de Chijipata del batán que se encuentra en la capilla de la colina de Santa Bárbara. Se festeja cada 9 de diciembre y desde hace varias generaciones participan también devotos forasteros. Entre las fraternidades destacadas están los Morenos Kollas de Laja, que participan desde hace 65 años; los “Negritos Rosados” desde hace 57 y los “Wakas 8 de diciembre” desde hace 55.

La advocación de la Inmaculada Concepción (como la del batán) recuerda el momento en que la Virgen María concibió a Jesús en su vientre. Por tanto, sus representaciones no sostienen al Niño Jesús entre los brazos. Otra de sus características es que la imagen suele encontrarse dentro de una gruta, que simboliza la gestación. Por tanto, el principal atributo de esta imagen es la fecundidad.

El padre Felipe López Menéndez dató el milagro de aparición de la imagen de Chijipata hacia 1854. Llama la atención que ese mismo año, el Vaticano publicó el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Se trata de la reafirmación del primer culto a la Inmaculada en Laja fortalecido con el poder andino de la piedra.

En los andes, el culto a lo pétreo se practica desde tiempos precolombinos. Los pequeños ídolos de piedra reciben el nombre de illas y sus poderes se relacionaban con la fecundidad y la abundancia. Según Ludovico Bertonio (1612) y Víctor Maurtua (1790) las illas eran símbolos protectores de los carneros de la tierra —llamas, alpacas, huanacus y vicuñas—: “sacan una figura del carnero o llama, nombrado así en su idioma que es de piedra o de cobre, la colocan en lugar superior, y le ofrecen hojas de coca, granos de todos los colores de maíz y mucha chicha, suplicándole, en palabras, que ayude a la procreación de aquellos animales y fomente la fecundidad”. (Maurtua T. 11; [1790] 1906: 333). Existe cierta similitud entre el culto a la Virgen de Chijipata y el poder reproductivo de las illas. Si bien el concepto de fecundidad y abundancia cambió a través de los años. Antes se suplicaba por la fecundidad de los animales y ahora se pide terrenos, camiones, minibuses, dinero y hasta bebés. Aún se trata de la fortaleza dotada a la piedra andina para transmutar las miniaturas en objetos, animales y hasta en personas.

Durante la fiesta de la Virgen de Chijipata se arma una feria de miniaturas similar a la de Alasita, que se realiza cada 24 de enero en La Paz y donde se mantiene la creencia sobre que las miniaturas —casas, autos, billetes, animales, comida, electrodomésticos, etc.— que se compran este día se harán reales a lo largo del año.

La feria de la festividad de Chijipata se arma en todo el camino que sube a la colina de Santa Bárbara y alrededor de la capilla. Particularmente sobresalen las pequeñas casas de piedra con techo de paja que se arman en la pampa, la que se transforma en una ciudadela de miniatura. Éstas pueden comprarse desde 5 hasta 50 bolivianos, luego son ch’alladas por sus dueños con la fe de que se convertirán en viviendas reales.

El mismo día de la celebración en Laja pregunté a don Anatolio Ticona sobre los pequeños terrenos. Me explicó que éstos son comprados por peregrinos que llegan a la fiesta y que son las personas del pueblo quienes se encargan de prepararlos y venderlos: “Poderosa dice que es la Virgencita, cuando con toda fe hacen la casa, se compran el terreno, camión. Se compran también después de verdad. Bien harto quiere la Virgen al forastero, esos que vienen con harta fe, esos son sus hijos más queridos, más predilectos. Así es la Virgen, al forastero todo le da, a nosotros no es así”.

En Laja, el culto a la imagen de la Virgen de la iglesia mayor y el culto a la Virgen de Chijipata están claramente separados. Son las personas del pueblo quienes se encargan de “pasar” el preste de la Inmaculada de Laja. La misa para esta antigua imagen se celebra en la iglesia grande, después se realiza la procesión alrededor de la plaza y, por último, los pobladores se dirigen a sus locales para compartir. No existen fraternidades folklóricas del pueblo durante esta fiesta. La otra celebración se realiza cada 20 de octubre, en conmemoración a la fundación de la ciudad de La Paz. Son las personas forasteras quienes organizan los prestes de la imagen del batán, cada fraternidad de estos visitantes organiza uno propio. Primero ingresan al pueblo y danzando dan una vuelta alrededor de la plaza para posteriormente dirigirse a la capilla de Santa Bárbara: saludar a la imagen, escuchar misa y encender velas. Existe la creencia de que únicamente las personas que sienten verdadera fe pueden ver la imagen de la Virgen. Después de saludar a la imagen, el sacerdote celebra misa para cada una de las fraternidades. Otra de las particularidades del culto está dentro del velatorio, donde no solo se encienden velas, sino que además existe la tradición de dibujar en las paredes con cera los bienes deseados, pueden observarse casas, autos, terrenos y réplicas de billetes pegados. Este lugar expresa de manera creativa que el dinero no meramente es indispensable, sino que se ha convertido en un fetiche para la sociedad.

La imagen apareció milagrosamente en una piedra batán del altiplano: la Madre fecunda de la Inmaculada Concepción fortalecida con el poder de la illa protectora y reproductora. La Virgen de Chijipata es un poderoso símbolo de abundancia, suerte, fertilidad y vida: “Madrecita bella de la Concepción, joyada en la piedra, oye mi oración. (…). Te labran pucaras excelsas los andes, con bellos cristales de hora matinal; Reina de los Andes, tú, siempre serás belleza y sustento que traes la paz”. Cantiga de Gonzales Bravo a la Virgen de Chijipata, en revista Khana Nº 9 y 10; 1955)

"Cartas para comprender la historia de Bolivia"

"Desde René Moreno a Gunnar Mendoza, la queja de los "papelistas", como ellos solían llamarse, ha sido permanente acerca de la desidia con que el Estado y los particulares han tratado a los documentos públicos y privados vendiéndolos a precio vil, dejando que se pudran en los sótanos o que se quemen en la hoguera de San Juan".

Dr. Mariano Baptista Gumucio



Sin duda muchos "tesoros escritos escondidos" están junto a los cultores bibliómanos de bibliografías selectas en sed inagotable de conocimientos como lectores empedernidos en áreas determinadas, sino son también coleccionistas de revistas, periódicos y folletería y de todo tipo de información entre ellas misivas – cartas, guardadas celosamente, acumuladas en el tiempo producto de las relaciones públicas y privadas que cupo a cada cual desempeñar al servicio de la sociedad orureña y boliviana.

Entre los bibliómanos, "papelistas y archiveros particulares, en el caso de Oruro se menciona a distinguidos coleccionistas de libros y amantes de bibliografía especializada personalidades como: Josermo Murillo Vacareza, Antonio de la Quintana, Juan Siles Guevara, Dulfredo Peláez, Wilfredo Forest, que ya no están junto a nosotros, mencionar también al Dr. Vicente Gonzales Aramayo, Lic. Carlos Condarco Santillán, Dr. Alfonso Gamarra Durana, Dr. Rodolfo Espinoza, Dr. Zenobio Calizaya, Ing. Javier Cárdenas ( 1 ) y otros que son propietarios de "tesoros escritos escondidos", en calidad de misivas epistolares y otros documentos en calidad de archivos personales y familiares que bien pueden servir para elaborar otros libros de valiosa factura similar a la joya bibliográfica intitulada: "Cartas para comprender la historia de Bolivia" del conocido polifacético intelectual de talla Dr. Mariano Baptista Gumucio, bajo el mecenazgo de la Fundación Cultural ZOFRO que dirige el Académico de la Lengua y empresario visionario orureño Ing. Luis Urquieta Molleda.

"Cartas para comprender la historia de Bolivia", significa adentrarlos en los meollos recónditos de sus autores que fueron labradas en momentos dramáticos, de sosiego y/o álgidos de cada quien, que reflejan un determinado hecho histórico, muchas de la cuales nos permiten identificar con claridad hechos significativos que la historia oficial desconoce. Estos documentos fueron recopilados de manera magistral, seleccionados y ordenados por orden cronológico desde inicios del periodo colonial, pasando por el periodo republicano hasta la última data de nuestra agitada historia nacional.

De entre las cerca de cien valiosas cartas epistolares rescatadas en el libro, llaman la atención las misivas entre el Presidente Germán Busch Becerra y el magnate del estaño boliviano Simón I. Patiño, luego de la Guerra del Chaco con el Paraguay, donde el Presidente Germán Bush en un acto inusual solicita cooperación de Simón I. Patiño con la construcción de escuelas, ferrocarriles, caminos, y hospitales para excombatientes de la guerra del Chaco, centros de beneficencia para los niños huérfanos, y vigorizar la economía del país frente "al asecho permanente de los países vecinos, particularmente de Chile".

Replica, Patiño justificando el compromiso patriótico de emprendimientos y modernización del aparato productivo del país, en diversas áreas no solo minero, en el campo agropecuario (Pairumani), educativo (Fundación Patiño), inclusive con proyectos de ferrocarriles (Cochabamba-Chimoré) que por enconos políticos no pudieron plasmarse, el camino Sucre-Potosí etc. Culmina la misiva resaltando el rescate de las minas bolivianas del capital anglo- chileno, como el caso del portento minero estannífero de Llallagua.(2)

Para un futuro próximo, acicateados por este monumental aporte histórico habrá que revisar, también, los archivos de las entidades públicas y privadas donde en sus hemerotecas se pueden encontrar no solo documentos oficiales, sino misivas de considerable importancia como los repositorios documentales del Archivo Histórico Simón I. Patiño de la Casa de la Cultura, dependiente de la UTO, el Archivo histórico de Corte Superior de Distrito, el Archivo Histórico Municipal, el Archivo Histórico de la localidad Poopó, etc.

En cuanto a otros repositorios documentales, están a la espera de su ordenamiento, clasificación, expurgo y digitalización para poner al servicio de los investigadores, con el objetivo de rescatar del olvido hechos y situaciones que nos permitan comprender la historia, regional y nacional a la luz de metodologías apropiadas, su interpretación y proyectar para el futuro nuevos derroteros en el futuro inmediato.

Para finalizar, ponderar en sumo grado al Ing. Luis Urquieta Molleda, Presidente de la fundación Cultural ZOFRO, patrocinadores de la obra "Cartas para comprender la Historia de Bolivia", y al Dr. Mariano Baptista Gumucio, quien con total acierto indica: "esta obra es una invitación a conocernos y reconocernos desde la reflexión y en tributo al compilador que nos enseña a mirar que también hay otras fuentes muy valorables para enriquecer nuestro conocimiento sobre historia".



NOTAS

(1) El suscrito tuvo la oportunidad de visitar y conocer algunas bibliotecas particulares de las personalidades mencionadas en supra.

(2) En el Archivo Histórico, Simón I. Patiño de la Casa de la Cultura dependiente de la UTO, fue ordenada y digitalizada toda la documentación del magnate minero, obra realizada con ayuda de la Agencia de Cooperación Española Iberoamericana (ADAI), realizada el año 2009.

26 DE JULIO DE 1917 Medalla por la Fiesta del Progreso

Recuperando patrimonio. La Prefectura mandó a fabricar medallas conmemorativas en oro, plata, y cobre para la inauguración del Ferrocarril en Cochabamba.

“…desde algunos días anteriores a la inauguración, se notaba en todos los ámbitos de la ciudad, el movimiento y bullicio que imprime la gente a una ciudad cosmopolita; millares de personas extrañas llegaron tanto en los convoyes del Ferrocarril de la Railway, como en los del eléctrico del Valle y Quillacollo.”

Así describía “El Heraldo” parte de los acontecimientos que sucedieron aquella fecha histórica para el progreso de nuestra ciudad. Antes de la llegada del tren a Cochabamba el comercio era limitado debido a la incipiente actividad del transporte, ésta era realizada a través de carretones tirados por mulas, diligencias tiradas por caballos, caminos o senderos que los indígenas aún seguían utilizando desde tiempos de los incas. Esta era la única manera de entrar y salir de la población, o moverse dentro de ella.

El ferrocarril llegó a Bolivia gracias al empeño del presidente Aniceto Arce. El 15 de mayo 1892 arribó a Oruro la locomotora bautizada “Arce”. En adelante se planificó extender la línea férrea hasta La Paz, Sucre, Cochabamba y Potosí.

Pero fue durante la presidencia de Ismael Montes que se inició la expansión de las líneas férreas. Mediante créditos internacionales se procedió a la firma de contratos de cesión y administración de los ferrocarriles a la británica Bolivian Railway Company, iniciándose la construcción de los tramos Oruro – Viacha (202 km), Oruro – Cochabamba (205), Oruro – Potosí (340), Potosí – Tupiza (288) y La Paz – Puerto Pando (65 km).

La construcción del tramo férreo Oruro – Cochabamba, desde su proyección (1905) fue un anhelo ansiosamente esperado, que recuperaba las esperanzas de reactivar el comercio perdido tras la Guerra del Pacífico.

Los terrenos que debieron albergar la estación de trenes en Cochabamba fueron ubicados en el frente sur de la Plaza de San Sebastián, cuyo proceso de expropiación produjo cierta disputa por los límites de propiedades municipales; pero al final se logró la expropiación de los mismos y se procedió al inicio de obras de construcción de la Estación de Ferrocarril Cochabamba – Oruro.

Para la fecha de inauguración y llegada del tren a Cochabamba (suspendida en dos ocasiones) para el 26 de julio de 1917 se conformó el “Comité Pro–Fiestas del Progreso”, que debía organizar las distintas actividades cívicas para este magno acontecimiento, entre ellas la acuñación de una medalla conmemorativa, como recuerdo de ese día especial.

Dentro el programa de los festejos se incluyó numerosas actividades entre deportivas, retretas, exposiciones escolares así como también la inauguración del Museo Escolar de Cochabamba.

LA MEDALLA CONMEMORATIVA

Para el día 26 de mayo a las 16:00 se incluyó la recepción y entrega oficial de la Medalla Conmemorativa a la comitiva oficial en Casa de Gobierno (Prefectura).

“El 26, amaneció la población animada y desde por la mañana, centenares de vehículos cruzaban las calles, atestados de viandantes; desde la una p.m., los barrios vecinos a la estación central presentaban un hormigueo abigarrado y los andenes se llenaban de espectadores y visitantes.

A las tres menos cinco minutos, 40 mil personas saludaban frenéticas de entusiasmo el tren oficial que cubierto de escudos, banderas, grimpolas y gallardetes, hacía un recorrido de 425 kilómetros en 18 horas.” El Heraldo - 1917.

La fabricación de la medalla conmemorativa de inauguración del Ferrocarril a Cochabamba fue encargada al señor Nicanor Lambert, de origen belga que administraba el Colegio de Artes y Oficios en la ciudad de La Paz; quien a su vez otorgó el grabado de las medallas al orfebre cochabambino Enrique Antezana, cuyas iniciales también se encuentran grabadas en el reverso de la misma.

Antezana era muy reconocido en la región por la calidad de su trabajo. Él fabricó medallas y tarjetas de presentación para las fiestas de los primeros centenarios de La Paz, Sucre y Cochabamba.

En mayo de 1917 Nicanor Lambert fue autorizado para llevar adelante este trabajo haciendo uso de la maquinaria de la Casa Nacional de Moneda de Potosí, presentando a la Prefectura de Cochabamba tres pruebas de la medalla en metales de oro, plata y cobre, para después iniciar la fabricación en serie.

Antes de la presentación de la medalla conmemorativa de inauguración del Ferrocarril a Cochabamba se realizó la entrega de otra al presidente Ismael Montes de parte de los representantes de las “Colonias Aliadas”; la misma que según dice llevaba grabados “en alto relieve y esmaltadas” los colores de las 11 banderas de los países aliados que luchaban durante la Primera Guerra Mundial, el mismo que también fue obra del orfebre Enrique Antezana.

En septiembre del mismo año en la cuenta final de todos los ingresos y gastos que realizó el Comité, se deja constancia que el gasto total por las medallas conmemorativas fue de Bs. 6,561.-

Durante los días que duró la algarabía de la llegada del tren, distintas representaciones o delegaciones de otros municipios se hicieron presentes en la ciudad y al mismo tiempo para conmemorar este acontecimiento, hicieron presentes al Municipio, entre ellos placas y plaquetas recordatorias, que fueron resguardadas por mucho tiempo por la Alcaldía de Cercado y que felizmente aún se conservan casi intactas y son motivo de catalogación.

Medallas de Bolivia



NDYMEDIA.ORG

La historia de la Casa de la Moneda no se conformaba únicamente con la acuñación de monedas. Y ya desde la época de la colonia la elaboración de medallas fue algo más o menos habitual. En 1808, cuando las fuerzas napoleónicas invadieron España, en América se acuñaron medallas como muestra de lealtad a la figura del rey (Juras de fidelidad). Más tarde, durante el periodo de la independencia, existió una serie de medallas emitidas por las fuerzas realistas para exaltar a José Manuel de Goyeneche.

De ahí venía la tradición de fabricar medallas conmemorativas o de exaltación, una tradición llena de anécdotas. Y una de las medallas sobre la que más se ha escrito es la presidencial.

"Todo comenzó cuando la Asamblea Constituyente decidió otorgar una distinción a Simón Bolívar en agradecimiento. En su anverso, llevaba el cerro de Potosí y una escalera de fusiles españoles que llegaba hasta Bolívar, que se alzaba en la cima con el gorro frigio de la libertad -relata Kwacz-. Después, Bolívar al morir legó la medalla al pueblo de Bolivia y éste decidió entregársela también como muestra de gratitud al Mariscal Santa Cruz. Cuando fue derrocado, Santa Cruz escapó a Perú y el nuevo gobierno mandó a dos emisarios que le arrebataron la medalla a su esposa por la fuerza. Desde ese momento, aunque con diversas remodelaciones -la última durante el reciente gobierno de Jorge Quiroga- la medalla ha pasado como un símbolo de mandatario a mandatario".

Con todo, volvió a ser durante la época de Belzu y Melgarejo cuando la acuñación de medallas -que durante mucho tiempo circularon como moneda corriente- tuvo su mayor auge. Y es que en ese momento apareció una gran cantidad de modelos.


miércoles, 15 de enero de 2014

Hoy se cumplen 33 años de la masacre de la calle Harrington



Hoy se cumplen 33 años del cruento asesinato de ocho líderes de la dirigencia clandestina del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) en la denominada Masacre de la calle Harrington, durante el gobierno de facto del dictador Luis García Meza.

En esa oportunidad, los dirigentes alistaban una huelga de hambre como protesta contra la dictadura, pero agentes encubiertos identificaron el lugar de la reunión. Era la casa 730 en la que los líderes de izquierda: Ramiro Hernán Velasco Arce, José Luis Enrique Suárez Guzmán, José Reyes Carvajal, Ricardo Navarro Mogro, Artemio Camargo Crespo, Arcil Menacho Loayza, Gonzalo Barrón Rendón y Jorge Baldivieso Menacho perecieron, según la reseña la sentencia del juicio de responsabilidades contra García Meza y sus colaboradores, dictada el 21 de abril de 1993.

Solo Gloria Ardaya logró salvar la vida al ocultarse bajo una cama, aunque luego fue descubierta y sometida a tortura física y psicológica. “En la calle Harrington escuchamos el ruido, el frenazo de dos jeeps; de ellos bajan elementos armados. Cuando nos acercamos a la ventana, vimos que un nutrido grupo de gente armada trepaba por las rejas; nos dispersamos y yo me metí bajo la cama. (...) Les preguntaron sus nombres, en ese momento se escuchó ráfagas de ametralladora. El piso sobre el cual estaba yo encogida bajo la cama se movía; el ametrallamiento duró cinco minutos”, declaró Ardaya en el juicio contra García Meza, quien cumple una condena de 30 años de presidio, pero sometido a cuidados médicos en el Hospital Militar de La Paz.

En la sentencia de 1993 también se encuentra el relato de Adhemar Alarcón, un agente gubernamental infiltrado en las filas miristas. “Procedimos a la captura de ocho (...) no hubo resistencia armada. Una vez que yo los identifiqué a todos, inmediatamente se procedió a su eliminación con disparos de metralla”, señala el testigo.

Para recordar el trágico acontecimiento, la Alcaldía de La Paz alistó un homenaje en cumplimiento de la Ordenanza Municipal 01/2011, que establece el 15 de enero de cada año como el Día de la Lucha Contra la Impunidad. El acto se realizará en el Memorial 15 de Enero (10.00), ubicado en la Avenida del Poeta.

El gobierno de facto de García Meza

Dictadura

17 de julio de 1980 derroca a Lydia Gueiler Tejada, presidenta constitucional y asume un gobierno de facto.

Quiroga

El 17 de julio de 1980 fue herido y apresado por militares durante el asalto a la Central Obrera Boliviana (COB). Morirá torturado.

Ministro

Luis Arce Gómez fue ministro del Interior en el gobierno de García Meza. Juntos ejecutaron el golpe de Estado.

Caída

El 4 de agosto de 1981 renunciará por presiones de EEUU.

martes, 14 de enero de 2014

Mediación ofrecida por el gobierno de los Estados Unidos de Norte América para poner fin a la Guerra del Pacífico.

Durante y después de la denominada Guerra del Pacífico se encuentra registrado en la historia de las relaciones internacionales entre Bolivia y los Estados Unidos de Norte América, diversas mediaciones y buenos oficios para que Bolivia acceda a una salida soberana al Océano Pacífico 1.

El primer momento fue durante la Guerra del Pacífico, en 1879, cuando el delegado estadounidense en Bolivia, Solomon Newton Pettis a solicitud del gobierno boliviano y en nombre de su gobierno, ofreció su mediación. Sin embargo, este intento fracasó.

Al año siguiente, el presidente Rutherford B. Hayes (1877-1881), trató de evitar que la contienda continúe e instruyó a sus ministros acreditados en las naciones beligerantes para concertar una mediación. Los tres países en conflicto la aceptaron.

Sin embargo, la historiografía actual, que estudia la citada guerra, describe muy poco sobre la posición de la diplomacia boliviana de este período histórico. Es en ese sentido, que en esta nota describiremos la manifestación de nuestra diplomacia a través de las Actas de la reunión, titulado: Las Conferencias en Arica: documentos relativos a la mediación ofrecida por el gobierno de los Estados Unidos de Norte América para poner fin a la Guerra entre Chile, Perú y Bolivia, posteriormente publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.

De esta manera, se realizaron las Conferencias de paz en la bahía de Arica, a bordo de la corbeta norteamericana Lackawanna. Asistieron a dicha reunión por la República de Chile: Eulojio Altamirano, Eusebio Lillo, Cnl. José Francisco Vergara y Domingo Gana, Secretario. Por la República de Bolivia: Mariano Baptista, Juan Crisóstomo Carrillo y Félix Avelino Aramayo, Secretario de la legación. Por la República del Perú: Antonio Arenas y Aurelio García y García y Mariano Nicolás Valcárcel, Secretario. Por Estados Unidos de América: Tomas A. Osborn (Decano de los Ministros norteamericanos), acreditado ante el gobierno de Chile; Isaac P. Christiancy, acreditado ante el gobierno del Perú y el Gral. Carlos Adams, acreditado ante el gobierno de Bolivia y por último Carlos S. Rand, Secretario e intérprete de la legación.

Es interesante señalar, que la delegación boliviana llegó a Arica, el 6 de octubre y la primera conferencia se realizó el 22 de octubre de 1880, en esta ocasión el agente diplomático Juan Crisóstomo Carrillo, no participó, porque se encontraba enfermo. En la cesión de inauguración el delegado estadunidense Tomas A. Osborn, señaló a los representantes: “os ruego, señores, les suplicó, que trabajéis con anhelo para conseguir la paz; i espero, en nombre de mi gobierno, que vuestros esfuerzos os conducirán a ese resultado” 2.

Al inicio de esta Conferencia el delgado chileno, Eulojio Altamirano presentó a los agentes aliados una minuta de proposiciones, considerándola como las bases de un Tratado:

“Minuta de las condiciones esenciales que Chile exije para llegar a la paz, presentada por los plenipotenciarios chilenos a los Plenipotenciarios peruanos y bolivianos en la conferencia celebrada a bordo del buque americano ‘Lackawanna’ el 22 de octubre de 1880.

Primera.- Cesión a Chile de los territorios del Perú y Bolivia que se estienden al sur de la Quebrada de Camarones y al oste de la línea que en la Cordillera de los Andes separa al Perú y Bolivia hasta la quebrada de la Chacarilla, y al oeste también de una línea que desde este punto se prolongaría hasta tocar en la frontera Arjentina, pasando por el centro del lago de Ascotan.

Segunda.- Pago a Chile por el Perú y Bolivia, solidariamente, de la suma de veinte millones de pesos, de los cuales cuatro millones serán cubiertos al contado.

Tercera.- Devolución de las propiedades de que han sido despojados las empresas y ciudadanos chilenos en el Perú y Bolivia.

Cuarta.- Devolución del transporte Rimac.

Quinta.- Abrogación del Tratado secreto celebrado entre el Perú y Bolivia el año de 1873, dejando al mismo tiempo sin efecto ni valor alguno las jestiones practicadas para procurar una Confederación entre ambas naciones.

Sesta.- Retención por parte de Chile de los territorios de Moquegua, Tacna y Arica, que ocupan las armas chilenas, hasta tanto se haya dado cumplimiento a las obligaciones a que se refieren las condiciones anteriores.

Séptima.- Obligación de parte del Perú de no artillar el puerto de Arica cuando le sea entregado, ni en ningún tiempo, i compromiso de que en lo sucesivo será puerto exclusivamente comercial” 3.

Sobre la posición de la diplomacia boliviana, es necesario resaltar la intervención del diplomático Mariano Baptista, que recalcó: “que el gobierno de Bolivia (concurrió) a negociar la paz con sinceridad, sin otro límite para su con-secución que el derecho i la justicia interpretados, no con el ausilio de la declamación, sino tomados, en realidad de los acontecimientos, tales como se presentaban. Creía que los Excelentísimos Gobiernos belijerantes propendían a ese fin con seriedad; y que la elevación de ideas i de carácter de los Exelentisimos señores Plenipotenciarios eran garantía de conferencias eficaces, que se inspi-rarían, nó en las exitaciones efímeras de las pasiones políticas de las tres nacionalidades, sino en los intereses permanen-tes, mesurados i reales de los países que representaban; en cuanto a la moción del excelentísimo señor Altamirano, entendía que no era una simple minuta de cuestiones, sino una serie de proposiciones, porque solo así se facilitaría nuestra labor; que en este sentido aceptaba por su parte el procedimiento ” 4.

Posteriormente, la segunda reunión se realizó el 25 de octubre de 1880, se declaró abierta la sesión a la primera hora de la tarde. El delegado peruano Antonio Arenas, rechazó el plan-teamiento chileno: “en cuanto a las bases presentadas por el Excelentísimo Plenipotenciario de Chile, le han causado una penosa impresión, porque cierran las puertas a toda discusión razonada i tran-quila; que la primera de ellas, especialmente, es un obstáculo tan insuperable en el camino de las negociaciones pacificas que equivale a una intimidación para no pasar adelante; que Chile ha obtenido ventajas en la presente gue-rra, ocupando militarmente a consecuencia de ellas algunos territorios del Perú yBolivia sobre los cuales jamás alegó derecho de su parte, pero habiéndolos ocupado después de varios combates, hoi cree haberse convertido en dueño de ellos, i que su ocupación militar es un titulo de dominio” 5. Por otro lado, el dele-gado Eulojio Altamirano respondió que: “Chile no puede sacar su bandera de esos territorios. Los Plenipotenciarios chilenos no pueden suscribir un pacto que eso ofreciera, y si lo suscribieran, el gobierno i el país le negarían su aprobación” 6. Representante boliviano Mariano Baptista, afirmó: “no aceptamos la apropiación del territorio como un simple efecto de la acción bélica, cualquiera que sea el sobre que consagre ese apoderamiento. Pero, espero aún que pueda presentarse un terreno de discusión donde tenga cabida los medios conciliatorios” 7. En ese sentido, el delegado peruano, Aurelio García i García, entre otras observaciones, tanteó la necesidad de un arbitraje a cargo de los Estados Unidos, en res-puesta el delegado chileno José Francisco Vergara, rechazó la propuesta aliada, recalcando: “Chile busca una paz estable, que consulte sus intereses presentes y futuros, que esté a la medida de los elementos yi poder con que cuenta para obtenerla, de los trabajos ejecutados i de las fundadas esperanzas pasionales. Esa paz negociará directamente con sus adversarios cuando éstos acepten las condiciones que estime necesarias a su seguridad, y no hai motivo ninguno que lo obligara a entregar a otras manos, por mui honorables y seguras que sean, la decisión de sus destinos. Por estas razones, declara que rechaza el arbitraje propuesto” 8. También Juan Crisóstomo Carrillo, agente bo-liviano, refutó los argumentos de los represen-tantes chilenos y recordó: “las graves i termi-nantes declaraciones que han hecho sobre la principal de las proposiciones presentadas, dejan casi estinguida la esperanza de una solu-ción pacífica” 9. Luego continuó el agente Ma-riano Baptista: “cuando se ofreció en Bolivia la respetable mediación del gobierno de los Esta-dos Unidos de América, mi Gobierno i la opi-nión nacional se persuadieron de que la paz era un hecho, porque esa mediación estaba acompañada de otra palabra: el arbitraje, que significa justicia i honra para todos, sin hu-millación de nadie. En ese sentido i con una política franca han venido a estas conferen-cias los Plenipotenciarios bolivianos” 10. El Ministro Osborn, intervino que: “los Estados Unidos no busca los medios de hacerse arbitro en esta cuestión” 11.

En la tercera sesión, realizado el 27 de octu-bre de 1880, el decano de los representantes norteamericanos, Tomas A. Osborn, agradeció: “la presencia de los excelentísimos Plenipo-tenciarios i que abriga la con-fianza de que el tiempo trans-currido desde la última sesión haya permitido encontrar al-gún arbitro que salve las difi-cultades existentes” 12. Luego se dirigió a los delegados de Chile y les preguntó si tenían que expresar algo sobre la cuestión del arbitraje, los dele-gados contestaron que confor-mándose a sus instrucciones, no era posible hacer modifica-ción alguna en la base formu-lada. Por otro lado, los delegados del Perú, de-clararon: “insistiendo Chile en la subsistencia de la primera condición i no habiendo acep-tado el arbitraje propuesto por ellos, no les era lícito seguir en el examen de las otras bases; que todas las puertas han sido cerradas, ha-ciendo necesaria la continuación de la guerra, i que la responsabilidad de sus consecuencias no pesará sobre el Perú, que ha indicado un medio decoroso de llegar a la paz” 13. Sin em-bargo, la delegación boliviana expuso: “que por su parte consideran clara i definida la situación. Hai una condición, la primera, presentada por los Excelentísimos Plenipo-tenciarios de Chile como indeclinable, que los aliados no pueden aceptar; hai por último una tercera que ha sido propuesta aisladamente por los representantes de Bolivia i que tampo-co ha sido acojida. Consideran, en vista de este último resultado, que la negociación ha llegado a su término i lamentan que la situa-ción política de los respectivos países no haya permitido arribar a un acuerdo común” 14.

Como resultado podemos decir en las pala-bras de Valentín Abecia Baldivieso, que las Conferencias realizadas en Arica, en la cual se discutió la continuidad de la guerra o la paz, mediante la interposición ofrecida por el go-bierno de los Estados Unidos de Norte Améri-ca, “no dio resultado, porque Chile, a pesar de incierta pero triunfante situación en la guerra, exigió mucho a los aliados” 15. Es necesario mencionar que en el descanso de las conferen-cias los diplomáticos bolivianos consiguieron que cincuenta prisioneros bolivianos fueran liberados, entre ellos se encontraba el Gral. Eliodoro Camacho.

Muchos años después el secretario de esta delegación Félix Avelino Aramayo recordó: “las conferencias de la Lackawanna, me han dejado imborrable y dolorisima huella en el alma. Allí los chilenos me enseñaron, y con cuanta dureza, a ser boliviano, nada más que boliviano” 16.

lunes, 13 de enero de 2014

La Ciudad Perdida de Alcaya encierra un misticismo único

Cuenta la leyenda que los chullpas de Alcaya, perecieron con la salida del sol hace miles de años, dejándolos encerrados en sus hogares esperando la muerte en posición fetal, todo este misticismo se puede apreciar en su Centro Arqueológico situado muy cerca del Municipio de Salinas de Garci Mendoza.

El rancho de Alcaya se encuentra aproximadamente a 9 kilómetros de la población de Salinas de Garci Mendoza, es considerado único en todo el territorio orureño.

La ciudad perdida de Alcaya se encuentra a 15 minutos de viaje en vehículo, desde Salinas y a casi una hora y media de caminata por un terreno lleno de leyendas y un paisaje sin igual, donde gracias a un emprendimiento comunitario se cuenta con guías turísticos, que hábilmente interiorizan a los visitantes en la historia de la ciudad precolombina.

El recorrido comienza con una caminata de 300 metros hasta llegar a un sendero preparado para mostrar; desde el cementerio subterráneo pasando por la ciudadela, apreciando diferentes momificaciones de quienes habitaban la región además de observar su cerámica y tejidos en rusticas vitrinas elaboradas por la comunidad.

Antes de comenzar la travesía que dura aproximadamente una hora caminando, los creyentes dejan una ofrenda a un cráneo como hojas de coca, un vaso de bebida y otros monedas, como pidiendo permiso para que puedan visitar el lugar, algunos que llegaron de otros puntos de Oruro, se vieron sorprendidos por las creencias que en otras regiones se van perdiendo, pero en Alcaya se mantienen.

El paso del Rally Dakar por el Municipio de Salinas de Garci Mendoza, posibilitó que varios de los atractivos turísticos de la región puedan ser promocionados al mundo, pero pocos turistas de Bolivia o extranjeros llegaron a visitar estos puntos históricos, siendo los más interesados los mismos orureños.

martes, 7 de enero de 2014

Homenajearán a Melchor Daza

Mediante un manifiesto que será emitido por el Concejo Municipal, la Alcaldía de Potosí rendirá homenaje hoy al 223 aniversario del nacimiento de Melchor Daza Oré, recientemente reconocido como el máximo héroe potosino. Según el libro presentado el 27 de noviembre en la Alcaldía, Melchor Daza nació en Potosí el 7 de enero de 1791 y fue uno de los protagonistas del alzamiento del 10 de Noviembre de 1810. Tras la llegada del primer ejército auxiliar argentino, se alistó en esa fuerza así que se convirtió en un soldado de la Guerra de la Independencia al que le tocó combatir en las batallas de Tucumán y Salta. Combatió bajo las órdenes de Martín Miguel Güemes, Gregorio Araoz la Madrid y el propio Antonio José de Sucre. En virtud a ello, le tocó pelear en las batallas de La Tablada y Pichincha. Fue parte del Congreso de Tucumán y diputado por Potosí en la Asamblea Deliberante así que es uno de los firmantes del Acta de la Independencia. Por si todo eso fuera poco, siguió combatiendo luego de la fundación de Bolivia, en las campañas de la Confederación Perú-Boliviana y la invasión del Perú. Fue vencedor en Yanacocha, Socabaya e Ingavi. Tras largos años de investigación por parte de sus descendientes, el héroe cobró notoriedad en Potosí a raíz de la presentación del libro "El coronel Melchor Daza" en el salón de honor de la Alcaldía. En esa ocasión, el alcalde René Joaquino dijo que el Gobierno Municipal financiará la reedición del libro y ese compromiso fue ratificado ayer. En cuanto a la nominación de algún lugar notorio con el nombre del prócer, existe consenso en el Gobierno Municipal para ello. Actualmente, un establecimiento educativo del nivel inicial y una calle de la zona baja llevan su nombre pero concejales como Gualberto Hochkofler creen que es preciso pensar en lugares más notorios como una plaza. Joaquino considera la posibilidad de nombrar como "Melchor Daza" a la nueva terminal de buses pero esa propuesta será puesta a consideración de instituciones locales y organizaciones sociales con el fin de que la decisión se tome en consenso con la ciudadanía.

domingo, 5 de enero de 2014

Asesinato del presidente Agustín Morales

EL PROCESO ARTECHE Cumpliendo el plan que se había trazado el presidente Morales, para la recuperación económica del país, procedió a cobrar impuestos que varias empresas mineras y latifundios habían dejado de pagar. Como expresamos, las empresas mineras habían optado por conceder donaciones y efectuar empréstitos directamente a Melgarejo, ayudándole cuando éste se sentía acosado por los requerimientos de su Ejército. Estas contribuciones servían a los empresarios para congraciarse con el tirano, en sus momentos de mayor apuro, les permitían también mantener una posición de privilegio, al amparo del cual dejaban de cumplir sus obligaciones con el Estado. El señor Arteche, para estar más cerca del dictador, fingió ser su pariente, y fue el que más contribuyó al sostenimiento de aquel régimen brutal, hasta recibir personalmente, como premio a sus servicios, el grado de coronel. Protegido por el parentesco y la simpatía del Presidente, agrandó con enormes extensiones su primitiva concesión minera, dejó de pagar patentes y exportó grandes cantidades de mineral argentífero sin cancelar ningún impuesto a la exportación. A la caída de Melgarejo, la empresa, que explotaba minerales de plata en Aullagas, región fronteriza del departamento de Potosí, debía al Estado 250.000.- pesos, cantidad exorbitante, dada la pobreza del erario y los exiguos ingresos fiscales de la época. A la negativa reiterada de Arteche, de poner al día sus obligaciones, el Estado inició juicio coactivo y procedió el embargo de los bienes de la empresa deudora. Si el Estado hubiese procedido injustamente, en cuanto al monto de la cobranza, la firma perjudicada debía recurrir ante los tribunales de justicia ordinaria o directamente ante la Corte Suprema, demandando la inconstitucionalidad de las leyes aplicadas en su caso, el abuso de autoridad o la incompetencia de los resortes administrativos. Pero Arteche, prefirió acudir al Parlamento, porque en esa institución contaba con "amigos" políticos y el apoyo de la organización secreta, la Mafia, que se había fundado para defender y resguardar los privilegios y prebendas obtenidas durante la gestión de Melgarejo. El Parlamento, rebasando sus atribuciones increíblemente, asumió la defensa del caso Arteche, y encargó su estudio a una de sus comisiones. Morales, Presidente de la República, agotó todos los recursos persuasivos, para conseguir que fuera rechazada la petición de Arteche, pero, aquel organismo, sin oír las insinuaciones del Ejecutivo, procedió a darle trámite. Mañosamente, el Parlamento cuyas sesiones estaban limitadas, despachó todos los asuntos que tenía en mesa, y un funcionario, cuando ya no quedaba ningún asunto pendiente, puso la cuestión Arteche en el orden del día. Inició el debate el Dr. Mariano Baptista, abogado de las causas contrarias a los intereses nacionales, e invocando principios liberales que pretendían establecer la intangibilidad de las entidades económicas particulares, negó el derecho y la potestad del Estado para ejecutar a sus deudores y embargar sus bienes. El Parlamento de 1872, estaba constituido por mayoría de opositores al Gobierno y defensores del régimen malgarejista, hubo discusión acalorada antes de aprobar el voto de desautorización al Ejecutivo que proponía Baptista. ACTIVIDADES DE LA EMBAJADA CHILENA La Ley que autorizaba la suscripción del tratado de alianza con el Perú y una posible declaración de guerra, que por su carácter debía mantenerse en estricta reserva, llegó a conocimiento del embajador de Chile, Santiago Lindsay, al día siguiente de su promulgación. Había una coincidencia de finalidades extraordinaria entre las preocupaciones del embajador chileno, la congoja de los empresarios obligados a perder sus privilegios y las expectativas de los políticos opositores, similitud que unía a todos en el propósito común de derrocar al Presidente. Fue, pues, muy natural que faccionaran un solo plan de acción y obraran de consuno. Mientras los políticos, encastillados en el Parlamento y el Gabinete, urdían y ejecutaban maniobras, para desprestigiar al general Morales, creando el clima propicio para cualquier definición, el Embajador cumplía su papel, preparando, por medio del halago y el soborno, el personal que debía convertir en realidad las finalidades conspirativas. Como encontrara más asequible al coronel Federico Lafaye, pariente y adepto de Morales, abundó en invitaciones a éste sujeto, hasta comprometerlo en un plan de eliminación directa del Presidente. EL ASESINATO COBARDE La tarde del 27 de noviembre de 1872, los confabuladores consideraron llegado el momento de proceder. Lafaye asistió por última vez a la Embajada de Chile, de la que salió para dirigirse al Palacio, portando una diminuta pistola. Iba predispuesto para tronchar la vida del general Morales. Esa misma noche aprovechando de que el Presidente le daba la espalda, al cruzar la puerta de su escritorio hacia sus habitaciones interiores, donde se retiraba después del trabajo diurno, Lafaye le disparó, a quemarropa, un primer balazo. La terrible sorpresa de verse agredido por su mismo sobrino, le hizo proferir al Presidente con angustioso acento: -¿Tú a mí, Federico? Y el asesino con odio reprimido contestó: -Sí yo a Ud.- y siguió disparando hasta vaciar su cacerina, para estar seguro de haber cumplido su compromiso aleve. A poco de haberse desplomado el cuerpo exánime del general Morales, empezaron a llegar los autores intelectuales del atentado, como buitres reunidos al olor de la carroña. Todos venían ávidos de poder, a reclamar el puesto que apetecían, presurosos, en el festín macabro. Dos días estuvo el cadáver tendido en el lugar del crimen, sin que los asesinos pudieran encontrar un argumento valedero, para explicar los motivos del suceso inaudito, hasta que la pueril argucia llegó al Palacio, sugerida por la misma embajada: ¡Lafaye había disparado su revólver, reaccionando ante una ofensa inferida por Morales, que lastimaba su dignidad militar! Recién al tercer día, el 30 de noviembre, fueron sepultados los restos del insigne patriota, del héroe de las barricadas de La Paz, del mandatario magnánimo y austero. La ciudad íntegra se cubrió de luto.

Los incas y la invasión española

En octubre, mes en que recordamos una de las gestas más conmovedoras de la historia, por las profundas implicaciones que después de más de 500 años no terminamos de digerir, me sentí llamada a entrar en una suerte de debate que se dio en dos columnas dominicales, la del ex presidente Carlos Mesa y la del columnista Agustín Echalar. Mesa rescata a Manco Inca, reclamando que habría que reconocer como héroe a este Inca, en lugar de Atahuallpa, y Echalar trae a la memoria la figura de su hermano Paullu. Mi lectura es que a cada uno le tocó un rol distinto en este periodo de la historia. Aunque sean pocos los años de diferencia, no es lo mismo enfrentarse a los españoles reconocido como Inca por ellos, como le ocurrió a Manco, que tener que mirar cara a cara a unos seres humanos de los que solamente se había tenido noticias lejanas. ¿Qué pretendían estos seres que llegaban del mar, barbudos, con ojos y pelo claros, vestidos de metal y encima de unos enormes animales? Además, los europeos tenían en frente a una gran autoridad y a un ejército que, según la información que tenían, habían hecho grandes conquistas, aunque también sabían que su armamento era básico. El momento tuvo que ser tan tenso que cuentan las crónicas que los endurecidos españoles escondidos en las construcciones de Cajamarca literalmente se orinaron de miedo. La distancia cultural se expresa en cada detalle del encuentro. Atahuallpa llegó lentamente en su litera, tan lentamente que exasperó a Pizarro, que mandó emisarios para pedirle que apurara el paso porque temía ser atacado en la noche. Pero este paso lento, como si no se moviera, era una señal de paz, pues cuando el inca iba en son de guerra llevaban su litera a toda carrera. El término quechua "tiay” o la palabra que designa al asiento del inca, "tiana”, tienen el mismo sentido: quietud y orden. Y así como los Pizarro actuaron bajo sus parámetros culturales, haciendo cosas que hoy nos parecen inconcebibles, también el Inca lo hizo así. Estaba en medio de peleas a muerte entre las facciones incas y no estaba dispuesto a perder el trono, aunque estuviera preso y en manos de los españoles. El regreso a Cusco Manco, en cambio, tenía ya alguna experiencia sobre los que llegaban y seguramente la esperanza de contarlos como aliados contra el bando de Atahuallpa, pues esa carta había jugado Pizarro. También son importantes algunos datos que podrían parecer secundarios, por ejemplo que tanto Manco como Paullu no tenían sino 18 ó 19 años y aunque habían sido educados para gobernar – sabemos por ejemplo que Paullu estuvo escondido en la Isla del Sol, donde había sido formado por un grupo selecto de sabios – contaban con un consejo que orientaba sus acciones. Así, mientras Manco Inca recibía el apoyo de Vilac Uma, sacerdote mayor de Cusco, Paullu estuvo acompañado por Challco Yupanqui, el gobernador de Copacabana y también sacerdote. Como Challco fue asesinado en Pocona por el propio Manco, destaca la figura de Vilac Uma actuando en todos los frentes. Cuando la comitiva de Diego del Almagro entraba al Collasuyu juntamente con Paullu en 1535, Vilac Uma y Challco avanzaban con ellos, pero cuando llegaron a Tupiza el sacerdote cusqueño abandonó a Almagro y volvió a la capital del Imperio para organizar la resistencia. De regreso por caminos secundarios para no ser descubierto, fue levantando a la población y avisando que era hora de resistir a los invasores y cuando llegó a Cusco junto con Manco, y seguramente un consejo más amplio, pusieron en marcha la estrategia: dividir a los españoles para luego atacarlos. De este modo, Almagro era alentado en su viaje hacia Chile para que se alejara lo más posible mientras que Francisco Pizarro sería cercado en Lima y los otros hermanos Pizarro rodeados en Cusco. Una diarquía Mi punto de vista es que con acercamientos y distanciamientos, según los momentos, tanto Manco Inca como Paullu Inca actuaban como una diarquía, es decir, como un gobierno de dos incas. Como propusieron algunos autores (Duviols y Zuidema), funcionaba en el Cusco un gobierno con dos cabezas, pero en este caso se trata de una diarquía en tiempos de crisis. Entonces, la estrategia inca incluía tener a mano dos opciones: una de colaboración a los españoles, mientras la otra buscaba vencerlos y expulsarlos. Esta estrategia, además, debía contar con la colaboración del resto de las provincias y para ello había que seducir u obligar, según los casos, a sus autoridades locales. En el primer momento, cuando en 1535 ingresaron Almagro y Paullu, la orden de los incas fue aparentemente más sencilla: dejar el camino libre a la comitiva a fin de que se alejara hacia el sur. Además, se debían esconder las minas de los invasores para que no estuvieran tentados a quedarse y también debían atacar al grupo de Almagro cuando estuviera lejos del Cusco. Esta última parte del plan no fue cumplida y por ello mandaron a asesinar a Challco Yupanqui. En el segundo ingreso al Collasuyu en 1538, cuando entró el mismo Paullu, pero esta vez con los Pizarro, las órdenes de Manco eran distintas: había que atacar a los españoles y por tanto a los que venían con ellos, es decir, a Paullu y a los collas. Es que los collas eran enemigos de los incas desde hacía mucho tiempo atrás y respondían además a recientes ataques, pues los lupacas, instigados por los incas, los habían atacado. Vemos entonces que las distintas naciones se acomodaron a las circunstancias actuando según su propia experiencia, pero siguiendo las órdenes de uno u otro inca. Finalmente, más al sur siete naciones, los carangas, quillacas, soras, charcas, caracaras, chuis, chichas y yamparas, luego de realizar una junta, decidieron unirse al general inca Tisoc y a los mitmas de Pocona, para atacar a los españoles. Hubo muchos enfrentamientos, pero finalmente estos pueblos, que se vanagloriaban de ser "guerreros del inca”, fueron vencidos y tuvieron que negociar los términos de la rendición. Se entregaron las minas de Porco y solares en Chuquisaca para la fundación de una ciudad española a cambio del reconocimiento de sus autoridades y quizás alguna ayuda militar contra sus enemigos, por ejemplo los chiriguanos. Bajo presión Pero además no tendríamos que olvidar que los ingresos del lado del Río de la Plata estaban muy avanzados y pronto los dos lados de la conquista se encontrarían, por lo cual se tuvo al territorio de Charcas, lo que hoy es Bolivia, en medio de dos presiones de los europeos. En medio de este intenso momento, podría ser Manco el héroe principal, pero duele más Atahuallpa por lo icónico de su muerte y no habría que olvidarse de Paullu, que aunque obtuvo ventajas personales representaba la posibilidad de sobrevivir como cultura bajo el nuevo orden, pero considero que los personajes se desvanecen ante la magnitud de los sucesos y las trascendentales consecuencias.