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martes, 21 de enero de 2014

El drama de los revolucionarios de julio de 1809

La Paz, 21 de enero de 1809.- A las once de la mañana de este día, don Pedro Domingo Murillo, gestor de la revolución del 16 julio en la ciudad de La Paz, luego de soportar intensos interrogatorio es conducido arrastrando pesadas cadenas en los pies al “infiernillo”, la cárcel del antiguo Cabildo, llamado de Las Cajas, en cuyos oscuros y sombríos calabozos ya se encontraban otros revolucionarios como Melchor Jiménez, Gregorio Lanza, Mariano Graneros, Juan Bautis-ta Sagárnaga, Ventura Bueno y Apolinar Jaén.

Goyeneche, que había emprendido una feroz cacería de patriotas, estaba satisfecho, pues tenía en sus manos a la mayoría de los que se habían levantado en armas contra la autoridad española establecida en estas tie-rras.

Entre los días 26 y 27 de enero de 1809 se dictaron las sentencias contra los alzados en armas, 10 fueron condenados a morir en la horca, a uno de ellos se le dejó la ejecución en espera por ser sacerdote. Agobiados por las torturas y los interrogatorios, los senten-ciados resignados al fatal destino vivieron sus horas postreras en espera del día de la ejecución en la Plaza de Armas, que se llevó a cabo el 29 de enero de 1810. Día funesto para la causa patriota.

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