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domingo, 19 de enero de 2014

26 DE JULIO DE 1917 Medalla por la Fiesta del Progreso

Recuperando patrimonio. La Prefectura mandó a fabricar medallas conmemorativas en oro, plata, y cobre para la inauguración del Ferrocarril en Cochabamba.

“…desde algunos días anteriores a la inauguración, se notaba en todos los ámbitos de la ciudad, el movimiento y bullicio que imprime la gente a una ciudad cosmopolita; millares de personas extrañas llegaron tanto en los convoyes del Ferrocarril de la Railway, como en los del eléctrico del Valle y Quillacollo.”

Así describía “El Heraldo” parte de los acontecimientos que sucedieron aquella fecha histórica para el progreso de nuestra ciudad. Antes de la llegada del tren a Cochabamba el comercio era limitado debido a la incipiente actividad del transporte, ésta era realizada a través de carretones tirados por mulas, diligencias tiradas por caballos, caminos o senderos que los indígenas aún seguían utilizando desde tiempos de los incas. Esta era la única manera de entrar y salir de la población, o moverse dentro de ella.

El ferrocarril llegó a Bolivia gracias al empeño del presidente Aniceto Arce. El 15 de mayo 1892 arribó a Oruro la locomotora bautizada “Arce”. En adelante se planificó extender la línea férrea hasta La Paz, Sucre, Cochabamba y Potosí.

Pero fue durante la presidencia de Ismael Montes que se inició la expansión de las líneas férreas. Mediante créditos internacionales se procedió a la firma de contratos de cesión y administración de los ferrocarriles a la británica Bolivian Railway Company, iniciándose la construcción de los tramos Oruro – Viacha (202 km), Oruro – Cochabamba (205), Oruro – Potosí (340), Potosí – Tupiza (288) y La Paz – Puerto Pando (65 km).

La construcción del tramo férreo Oruro – Cochabamba, desde su proyección (1905) fue un anhelo ansiosamente esperado, que recuperaba las esperanzas de reactivar el comercio perdido tras la Guerra del Pacífico.

Los terrenos que debieron albergar la estación de trenes en Cochabamba fueron ubicados en el frente sur de la Plaza de San Sebastián, cuyo proceso de expropiación produjo cierta disputa por los límites de propiedades municipales; pero al final se logró la expropiación de los mismos y se procedió al inicio de obras de construcción de la Estación de Ferrocarril Cochabamba – Oruro.

Para la fecha de inauguración y llegada del tren a Cochabamba (suspendida en dos ocasiones) para el 26 de julio de 1917 se conformó el “Comité Pro–Fiestas del Progreso”, que debía organizar las distintas actividades cívicas para este magno acontecimiento, entre ellas la acuñación de una medalla conmemorativa, como recuerdo de ese día especial.

Dentro el programa de los festejos se incluyó numerosas actividades entre deportivas, retretas, exposiciones escolares así como también la inauguración del Museo Escolar de Cochabamba.

LA MEDALLA CONMEMORATIVA

Para el día 26 de mayo a las 16:00 se incluyó la recepción y entrega oficial de la Medalla Conmemorativa a la comitiva oficial en Casa de Gobierno (Prefectura).

“El 26, amaneció la población animada y desde por la mañana, centenares de vehículos cruzaban las calles, atestados de viandantes; desde la una p.m., los barrios vecinos a la estación central presentaban un hormigueo abigarrado y los andenes se llenaban de espectadores y visitantes.

A las tres menos cinco minutos, 40 mil personas saludaban frenéticas de entusiasmo el tren oficial que cubierto de escudos, banderas, grimpolas y gallardetes, hacía un recorrido de 425 kilómetros en 18 horas.” El Heraldo - 1917.

La fabricación de la medalla conmemorativa de inauguración del Ferrocarril a Cochabamba fue encargada al señor Nicanor Lambert, de origen belga que administraba el Colegio de Artes y Oficios en la ciudad de La Paz; quien a su vez otorgó el grabado de las medallas al orfebre cochabambino Enrique Antezana, cuyas iniciales también se encuentran grabadas en el reverso de la misma.

Antezana era muy reconocido en la región por la calidad de su trabajo. Él fabricó medallas y tarjetas de presentación para las fiestas de los primeros centenarios de La Paz, Sucre y Cochabamba.

En mayo de 1917 Nicanor Lambert fue autorizado para llevar adelante este trabajo haciendo uso de la maquinaria de la Casa Nacional de Moneda de Potosí, presentando a la Prefectura de Cochabamba tres pruebas de la medalla en metales de oro, plata y cobre, para después iniciar la fabricación en serie.

Antes de la presentación de la medalla conmemorativa de inauguración del Ferrocarril a Cochabamba se realizó la entrega de otra al presidente Ismael Montes de parte de los representantes de las “Colonias Aliadas”; la misma que según dice llevaba grabados “en alto relieve y esmaltadas” los colores de las 11 banderas de los países aliados que luchaban durante la Primera Guerra Mundial, el mismo que también fue obra del orfebre Enrique Antezana.

En septiembre del mismo año en la cuenta final de todos los ingresos y gastos que realizó el Comité, se deja constancia que el gasto total por las medallas conmemorativas fue de Bs. 6,561.-

Durante los días que duró la algarabía de la llegada del tren, distintas representaciones o delegaciones de otros municipios se hicieron presentes en la ciudad y al mismo tiempo para conmemorar este acontecimiento, hicieron presentes al Municipio, entre ellos placas y plaquetas recordatorias, que fueron resguardadas por mucho tiempo por la Alcaldía de Cercado y que felizmente aún se conservan casi intactas y son motivo de catalogación.

Medallas de Bolivia



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La historia de la Casa de la Moneda no se conformaba únicamente con la acuñación de monedas. Y ya desde la época de la colonia la elaboración de medallas fue algo más o menos habitual. En 1808, cuando las fuerzas napoleónicas invadieron España, en América se acuñaron medallas como muestra de lealtad a la figura del rey (Juras de fidelidad). Más tarde, durante el periodo de la independencia, existió una serie de medallas emitidas por las fuerzas realistas para exaltar a José Manuel de Goyeneche.

De ahí venía la tradición de fabricar medallas conmemorativas o de exaltación, una tradición llena de anécdotas. Y una de las medallas sobre la que más se ha escrito es la presidencial.

"Todo comenzó cuando la Asamblea Constituyente decidió otorgar una distinción a Simón Bolívar en agradecimiento. En su anverso, llevaba el cerro de Potosí y una escalera de fusiles españoles que llegaba hasta Bolívar, que se alzaba en la cima con el gorro frigio de la libertad -relata Kwacz-. Después, Bolívar al morir legó la medalla al pueblo de Bolivia y éste decidió entregársela también como muestra de gratitud al Mariscal Santa Cruz. Cuando fue derrocado, Santa Cruz escapó a Perú y el nuevo gobierno mandó a dos emisarios que le arrebataron la medalla a su esposa por la fuerza. Desde ese momento, aunque con diversas remodelaciones -la última durante el reciente gobierno de Jorge Quiroga- la medalla ha pasado como un símbolo de mandatario a mandatario".

Con todo, volvió a ser durante la época de Belzu y Melgarejo cuando la acuñación de medallas -que durante mucho tiempo circularon como moneda corriente- tuvo su mayor auge. Y es que en ese momento apareció una gran cantidad de modelos.


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