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domingo, 31 de agosto de 2014

EL CONVENTO FRANCISCANO DE TARIJA DURANTE LAS GUERRAS DE INDEPENDENCIA

EN DICIEMBRE de 1810, el P. Antonio Comajuncosa, Cronista del Convento de N.S. de los Ángeles de Tarija, terminó de escribir su “Manifiesto histórico, geográfico, topográfico, apostólico y político del Colegio Seminario de Propaganda Fide de N. Señora de los Ángeles de la Villa de San Bernardo de la frontera de Tarija”; ahí nos da un cuadro completo de las Misiones en ese año, concluyendo con el siguiente resumen general: “Pueblos reducidos 22; Padres conversores en las Misiones 36; Cristianos adultos 9.197; cristianos párvulos 6.928; Gentiles adultos 6.031; Gentiles párvulos 1.480; matrimonios por la Iglesia 2.560; total de almas 23.636”

Las Misiones poseían además 16.043 cabezas de ganado vacuno; 1.341 de ganado caballar; 399 de mular y burros y 1.595 entre ovejas y cabras.
Se extendían las Misiones desde Centa, en la región de Salta, hasta las puertas de Santa Cruz y todas tenían Iglesia, casa, escuela, campos labrados, y cuanto se necesitaba para el desarrollo y formación religiosa y humana de los indios encomendados a sus cuidados y conversión.
Las Misiones entre los fieles comprendían toda la región del actual Norte argentino, todo, el Alto Perú, hasta las ciudades de Ocopa y de Moquegua de donde habían salido los franciscanos de Tarija y donde tenían todavía lazos muy estrechos de hermandad y colaboración.
La vida religiosa de Tarija se centraba esencialmente alrededor del convento franciscano el único que quedaba de los cinco que se habían fundado en esta ciudad y donde, además de la asistencia religiosa, “se enseñaban letras a los seglares”, según informe del Discretorio del convento, al Revmo. Comisario de Indias. Con esto, la comunidad franciscana de Tarija había alcanzado el máximo de su expansión, de su actividad e importancia en el ambiente misional de América. El mismo P. Cumajuncosa así termina su Manifiesto “Nosotros con nuestras Misiones hemos formado un cordón para contener las furiosas violencias de los bárbaros, desde Santa Cruz de la Sierra, hasta la ciudad de Jujuy y hemos guardado a todos los pueblos de sus fronteras, librándolos de innumerables incursiones de los bárbaros enemigos... Demos gracias a Dios que, sin embargo de nuestra inutilidad y de la dureza de estos indios, ya tenemos pacificadas todas estas fronteras... y esperamos, con paciencia, que, por su misericordia, llegaremos a conquistar todas estas bárbaras naciones, si no nos faltan operarios que puedan trabajar en la viña del Señor”.
La estadística del personal, al primero de diciembre de 1811, señala 54 religiosos sacerdotes y 11 hermanos legos.
En fecha 6 de abril de 1818, el Superior del convento, en su Informe Anual, consigna los siguientes datos estadísticos: “Misiones que aún quedan al Colegio dos: Itau y Salinas, Sacerdotes existentes en el Colegio: cinco; Sacerdotes en las Misiones, cuatro (uno dudoso, ese criollo de Salta, misionero en Centa y amparado por los Patriotas), religiosos, legos, ocho”.
¡Qué triste cambio había sucedido para este Colegio de Tarija!
Las guerras y guerrillas de la Independencia Americana habían pasado, durante siete años, una y otra vez por estos territorios como furioso vendaval destruyendo la obra paciente y sacrificada de los misioneros. El P. Alejandro Corrado en su “Historia del Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones”, nos dice: “En poco tiempo las cuatro Misiones de la Frontera de Sauces se perdieron completamente... y, en menos de cinco meses, las catorce Misiones de la Provincia de Cordillera, dejaban también de existir”. “De los misioneros, veinte y dos estaban presos, ocho emigrados, cuatro obligados a servir de capellanes en el ejército y otros, ancianos, o por los sufrimientos de la prisonía habían fallecido. Pero ¿cuál fue en realidad la situación del convento franciscano de Tarija en esos años turbulentos y ,en particular, la actitud de sus religiosos frente al Gobierno español y a las tropas y “Caudillos de los patriotas y de los gauchos de la frontera”, como llaman los documentos a los jefes de la insurrección americana de Tarija?.
El P. Alejandro Corrado, en su obra citada, nos dibuja el cuadro en que podemos colocar nuestra respuesta. “La historia de la guerra Americana nos refiere las dolorosas vicisitudes por las cuales pasó Tarija en la segunda década del siglo XIX. Clavada en medio de las Provincias del Río de La Plata, que se habían proclamado independientes, y las del Alto Perú, sujetas todavía a la Metrópoli, se hallaban tan pronto ocupadas por las tropas de la Patria, como por las del Rey”.
El personal del Colegio era, en su gran mayoría, de origen español. Algunas de las listas de personal que tenemos, indican el origen de los mismos, distinguiendo los de las numerosas “naciones” españolas y los “americanos”. Pero no debemos olvidar que algunos de los religiosos “españoles”, habían venido a Tarija hacía más de treinta y cuarenta años y su espíritu se había identificado con el alma de este rincón de América.
Pero, con todo, hay que recordar que el primer y principal elemento que influye en la actitud de los religiosos de Tarija frente al problema de la independencia de América, es de carácter esencialmente religioso y psicológico. Todo misionero que salía de España para, América, juraba convertir a estos infieles para Dios y para el Rey, El Rey, a veces antes que el Papa, representaba a Dios en la tierra y traicionar este juramente era como separarse de la Iglesia católica.
Entre los años 1799 y 1814, vivió en el convento de Tarija el Padre Fr. Juan José del Patrocinio Matraya, -originario de Lucca Italia— y entrado en la Orden franciscana en Arequipa fue fanático defensor de los derechos del Rey y autor de varias obras de carácter filosófico, teológico, jurídico, político y social.
En su obra principal “El moralista filatélico, o el confesor imparcial instruido en las obligaciones de su ministerio etc.”, por su composición usa, sin duda, mucho material de la biblioteca del convento; afirma lo siguiente: “Las leyes emanadas de los Señores Reyes de España, bien sean contenidas en las Recopilaciones u Ordenanzas, o bien lo sean en Cédulas y Ordenes Reales, obligan estrechamente a los americanos españoles a su cumplimiento, por Decreto de de Dios, por cuya delegación las dictaron” (Pág. 13). Y en la “Carta Consultiva sobre la obligación que tienen los eclesiásticos de denunciar a los traidores, etc”, escrita en Potosí por Pedro Vicente Cañete en respuesta a una consulta hecha al mismo P. Matraya y contestada ampliamente por el mismo desde La Plata y que refleja también el pensamiento del entonces Arzobispo Don Benito María Moxo, dice claramente: “No descubrir al traidor (patriota) es culpa tan grave que cualquiera que lo supiese, por cualquier manera y no lo descubriere, es traidor y debe morir por ello” (Pág. 35). Asimismo, las órdenes y disposiciones que llegaban de los superiores religiosos de España, no eran menos terminantes. Vamos a citar la “Carta Pastoral del Comisario General de Indias a sus súbditos”, por lo que se refiere al respecto. Escrita en 1816, después de una larga disertación sobre los derechos reales, los beneficios traídos por el gobierno del Rey, de las obligaciones que se tiene “de desengañar a cuantos podéis; hacer que todos los pueblos se declaren por el Soberano; que proporcionen al Gobierno todas las noticias y todos los auxilios convenientes; y que no encuentren en ellos, los rebeldes, ninguna acogida” y muchas otras insinuaciones y disposiciones, termina textualmente: “Ni debo olvidar aquellos, que en estos días aciagos han llenado de amargura y cubierto de confusión a su Madre la Religión, declarándose por el desastroso partido de la insurrección. Debo buscar por todos los medios a estas mis ovejas descarriadas y hacer cuanto pueda para reducirlas al redil. Por las entrañas de Jesucristo le suplico no se abandonen por más tiempo al camino de la iniquidad. Entren en sano consejo y vuelvan al gremio de la Religión. Retrocedan de los caminos malos y conviértanse de veras a su Dios. Y encargo a todos los Prelados que si ven en ellos señales de reconocimiento, los reciban con todo amor, y como tiernos padres y próvidos médicos, consultando a su honor, procuren consolidarlos en los sentimientos de un verdadero arrepentimiento por medio de unos ejercicios espirituales y separándolos de malas compañías y de cuanto les pueda ser ocasión de recaídas...” Pero, si tercos en su iniquidad, lo que Dios no permita, persisten en seguir en el camino errado de la insurrección, sigan el anatema fulminado por el Santo Concilio de Toledo, que fulmino yo en especial contra ellos, y mando a los RR.PP Provinciales y Guardianes que le fulminen individualmente contra todos y cada uno de sus súbditos, que dentro el término de un mes, contado desde el día que se recibieren estas nuestras letras, no se sometieren a estas nuestras amorosas amonestaciones. Cualquiera de nosotros, tal es la sentencia del Santo Concilio IV de Toledo, o de los Pueblos de toda España que por conjuración o estudio de ella violare el juramento de fidelidad hecho a favor de su Patria y por la conservación de la salud del Rey, o matase al Rey y tiránicamente usurpase el Trono Real, sea maldito en la presencia de Dios Padre y de sus Ángeles; extráñesele de la Iglesia Católica que profanó perjuró y sepárese de toda la sociedad de los cristianos etc.” y esta maldición es repetida por tres veces: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo...” “sepáresele de toda la Comunión de los Cristianos, nada participe de éstos, antes bien, sea eternamente condenado con el diablo y sus ángeles, y los cómplices de su conjuración participen de igual castigo, para que una misma pena de perdición aflija a los unidos para lo malo en una sociedad delincuente... ellos y sus compañeros sean malditos en la venida del Señor y tengan su parte con Judas Iscariote. Amén. Estos son, Padres y Hermanos míos, mis deseos; esta es mi voluntad; esto es lo que os manda vuestro superior Prelado “8 del mes de agosto de 1816. Fr. Juan Buenaventura Bestard C.G. de I”.
También en este convento de Tarija, cumpliendo órdenes superiores fue renovado solemnemente el juramento al Rey y a la Constitución española. Tenemos la descripción de este acto solemne en una relación escrita por el P. Guardián Fr. Esteban Primo: “reunida toda la Comunidad a son de campana tañida a estilo religioso, y a hora competente, en el coro de nuestra iglesia, en el cual, estando todos juntos, les hizo presente el fin para que eran llamados; luego, saliendo de la cabeza de mi Comunidad al medio del coro y lugar dispuesto para tan solemne acto, puesto de rodillas en presencia del Augusto y Divino Sacramento del altar y las manos sobre los Santos Evangelios, hice el Juramento en la forma siguiente: Juro por Dios N. Señor y por estos Santos Evangelios de guardar y hacer guardar la Constitución Política de la Monarquía Española sancionada por Cortes Especiales y Extraordinarias de la Nación, y jurada por nuestro Augusto Soberano, y de ser fiel a S.M. el Rey Nuestro Señor. Luego, puesto de pie, exhorté a mi comunidad a que prestase el mismo juramento y les dije en alta voz ¿Juráis por Dios N. Señor y por los Santos Evangelios de guardar la Constitución Política de la Monarquía Española sancionada por las Cortes Especiales y Extraordinarias de la Nación y jurada por nuestro Augusto Soberano y de ser fieles al Rey?. Y todos respondieron: Sí, juro” (Libro de las Actas discretoriales, Págs. 62 y 63).
Pero, con todo, consultadas cartas y documentos de la época, debemos reconocer que tamaño aparato legal y psicológico, sin duda muy eficaz y muy duro para el alma religiosa y española, no llegó a destruir ni a sobreponerse a sentimientos de amistad y de intereses comunes, religiosos, políticos y sociales que doscientos años de convivencia habían creado entre los misioneros franciscanos de este convento, la población tarijeña y, en su tiempo, con algunos de los cabecillas y jefes de la insurrección.
Citaremos en primer lugar al P. Alejandro Corrado, Historiador de este Colegio de Propaganda Fide, que en su obra ya citada (Pág. 293) nos dice: “nadie que rectamente piense condenará el comportamiento de nuestros misioneros (en su amor a España y a los intereses del Rey); no podía ni debía ser diverso...Sin embargo no desconocían, antes lamentaban y condenaban los hechos que habían dado y daban impulso a la revolución. Un humilde lego, el hermano Arizmendi (religioso de este convento y “americano” de Potosí), escribiendo al Virrey Pezuela, dice francamente: Parece que éste es uno de los motivos de la insurrección que sufrimos, el atropellamiento a todo derecho, especialmente de las sabias y justas leyes españolas. Y las quejas públicas de estas se puede atribuir a ser una de las principales causas de la desgraciada insurrección que padecemos. Viendo que los mismos que, por su ministerio y empleo las deban hacer observar, son los primeros que las atropellan y así oprimen a los infelices vasallos. Viendo que déspotas, los más obligados, no respetan las reales leyes, Excmo. Señor, ¿qué harán los que se ven oprimidos por la fuerza?”.
El primer contacto directo que encontramos, entre nuestro convento y los jefes de la insurrección en Tarija, es un Decreto de septiembre de 1811, de la Junta subalterna de Tarija, firmado por José Antonio de Larrea, y Joseph Francisco Gutiérrez del Dozal en que “se concede licencia al Reverendo Padre Conversor (de Tariquía), para que pueda venir a este Colegio... dejando, al mismo tiempo, a Lorenzo Ruíz de Mendoza para que ampare, en posesión, los terrenos, muebles y ganado de dicha Misión, cuidando que nadie se introduzca y padezcan menoscabo las cosas pertenecientes a ella”
Aunque este documento no tenga mucha importancia bajo el aspecto político, demuestra el interés de las autoridades de Tarija por los asuntos del convento franciscano.
Después de esto tenemos una carta del Gobernador Patriota de Tarija, Pedro Domingo Flores, el guardián del convento, Fr. Esteban Primo, para que, el mismo Guardián y demás Padres hábiles de Tarija, por la inminente invasión realista, se preparen para salir a fin de “que quede esta Villa en todo abandono”... “Se lo provengo a V.P. que, sin dar lugar a otras providencias, se ponga listo con su Comunidad y las alhajas y preciosidades de su Iglesia, que irán seguras caminando V.P. conmigo hasta donde se precise, dejando en ese convento al Padre más imposibilitado al cuidado de él”. Dios guarde V.P. muchos años. Tarija Octubre 16 de 1814”. Como vemos las relaciones entre el convento y los alternos gobiernos, realistas y patriotas de Tarija, se hacen más tensas después de 1813. Tenemos otra carta del mismo Gobernador Patriota, Pedro Antonio Flores, al mismo Guardián Fr. Esteban Primo, con un sentido algo enigmático. Desde Cinti ha llegado a Tarija una carta, parece muy importante, dirigida al mismo Superior del convento y que éste abre y lee en presencia del Gobernador, Por esta carta se manifiesta una correspondencia entre el Guardián del convento y un señor Dn. Juan Baca, cosa que preocupa al Gobierno Patriota. Por lo tanto, se dice que la carta del Gobernador: “siendo necesario a este Gobierno orientarse al sujeto que condujo la escuela a Dn. Juan Baca, a cuyo mandato y sujetos que concurrieron al efecto, espera que V.P. lo ilumine e ilustre sobre este particular a la mayor brevedad posible en contestación. Dios guarde a V.P. Tarija; 23 de octubre de 1814. Pedro Antonio Flores”.
Del mes de diciembre de 1815, tenemos una orden firmada por José Antonio Larrea y por su Ayudante Mayor, Don José María Aguirre, donde se ordena un inventario general de alhajas, plata labrada y otros bienes de los templos de esta Villa y demás Curatos para que se disponga de ellos cuando convenga y, en lo que se refiere a este convento”, “para que, en el día de mañana, a las tres de la tarde, se sirva, el Guardián, mandar se pongan de manifiesto todas las alhajas de su convento a efecto de hacer el indicado inventario y que se cumpla la orden antecedente”.
En diciembre de 1816, es el ejército real, con sede en Tarija, que se encuentra en apuros, y manda al oficial Mansilla, para que, prestadas o vendidas, exija herramientas de la herrería del convento, “lo que siempre se reputará por un nuevo servicio al mérito que el Colegio tiene contraído en la justa causa del Rey”.
A los siete días del mes de mayo de 1821, desde Hornillos, el Gral. Pedro Antonio Olañeta, escribe la siguiente carta al Guardián del Colegio de Tarija: “Siéndome indispensable trasladar mi Cuartel Gral. de Vanguardia al punto Humahuaca con todas las oficinas, incluso el hospital, me veo en la precisión de suplicar a V.P. ordene al religioso facultativo de Medicina se traslade prontamente a Tupiza a atender a los enfermos que, por su gravedad, no pueden trasladarse a Humahuaca. Esperando este favor de la caridad del Colegio, y el religioso Facultativo a quien se le satisfarán mensualmente el sueldo que le corresponda. Dios guarde a V.P. Pedro Antonio de Olañeta”.
Después de todo lo anterior, nos complace considerar particularmente las relaciones de nuestro convento de Tarija con dos Jefes de los ejércitos y guerrillas de la Independencia que echan una luz particular sobre este período tormentoso de nuestra historia tarijeña. Se trata del General Manuel Belgrano y del Patriota tarijeño Francisco Uriondo.
Veamos en primer lugar las relaciones del convento con el Gral. Manuel Belgrano quien, entre las preocupaciones y afanes de la guerra, encuentra todavía el tiempo y disposición de ánimo para preocuparse de los pequeños problemas del convento de Tarija.
Un religioso de nuestro convento, Fr. Manuel Mosquera, desea volver a su tierra de España. El Discretorio del convento, considerando la escasez del personal, quisiera oponerse, pero no puede hacerlo abiertamente porque las leves son favorables al religioso quien sale del convento y se traslada a Jujuy con intención de pasar a Buenos Aires y a España. Estamos a principios de 1813, los Ejércitos de las Provincias Unidas, han entrado victoriosos en Salta y Jujuy. El Gral. Manuel Belgrano se encuentra también en Jujuy. Es conocido por su espíritu cristiano y dispuesto hacia la religión. El Discretorio del convento de Tarija le dirige una carta insinuándole convenza al P. Mosquera a suspender su viaje a España. El Gral. Belgrano contesta pidiendo informes sobre los motivos del viaje y si el P. Mosquera tiene derecho o no para volver a su tierra. El Discretorio reconoce todos los derechos y razones del indicado Padre para su viaje, pero, lo que observa, es “que debía haberse movido a compasión al ver que, de estos diez religiosos, juntamente con él, dos están ciegos, otro ya septuagenario, otros dos de sesenta y cuatro y sesenta y ocho años, con sus achaques habituales y que, de los restantes, apenas se puede hallar uno con perfecta salud...” debía haberse convidado a prestarnos este corto socorro todo el tiempo que durase la necesidad”. “Por estos referidos motivos y porque la Junta Superior de Buenos Aires, que ya tenía el gobierno de estas Provincias, con fecha de 3 de julio de 1810, por súplica de este Discretorio le hizo, nos concedió, que no se diese licencia de desincorporación a ningún religioso, aunque hubiese cumplido el decenio legal, hasta que viniesen otros que supliesen su falta, hemos procurado detener a este religioso”.
La contestación de Belgrano no se hace esperar. La carta del Discretorio es del día ocho de mayo de 1813. El día 18 del mismo mes, desde Jujuy, Belgrano contesta de su letra y puño: “Jujuy 18 de mayo de 1813 — Visto : respeto a la imposibilidad de trasladarse, por ahora, al Reino Español, el Padre Fr. Manuel Mosquera y a la escasez de Religiosos que representa la Comunidad del Colegio de Propaganda Fide de la Villa de Tarixa, de que es alumno; háganle saber a dicho Religioso se restituya al expresado Colegio hasta mejor oportunidad, anoticiándose esta resolución al Padre Presidente para su inteligencia. (Firmado) Belgrano”.
Lo que admira en todo esto, es la confianza con que los franciscanos de Tarija escriben, al Gral. Belgrano, y, por otro lado, al aspecto profundamente humano, superior a toda pasión política de este ilustre Prócer de la Patria que le merece el siguiente saludo firmado individualmente por los religiosos de este convento: “Dios guarde a V.S. los muchos y felices años que le deseamos, para la pública tranquilidad de estas Provincias”.
En septiembre de 1813, las tropas de Belgrano habían penetrado hasta las Misiones de Acero, Tayarenda y Tapera destruyéndolas completamente y llevándose a los seis Padres que le servían. En esta ocasión, todo el pueblo de Tarija, por medio de su representante, el Alcalde de 2° Voto, presentaba al Jefe del Ejército de la Patria una solicitud para la libertad de aquellos Padres y su remisión a este Colegio. Parece que esta carta nunca llegó a poder de Belgrano.
En febrero de 1814, el Gobernador por la Patria en Santa Cruz, Dn. Ignacio Warnes, no tanto en venganza, sino para condescender a las instrucciones de algunos que, bajo la capa de un ardiente patriotismo encubrían el hambre que les devoraba de los bienes de las Misiones, envió unas partidas a las indicadas Misiones para prender los 14 Padres que las servían y a su Prefecto, los cuales fueron llevados presos a Santa Cruz y detenidos en Chanés y otros puntos de la campiña cruceña (P. Corrado - Obra cit.)
En abril de 1818, de todas las Misiones del Colegio de Tarija, quedaban únicamente las de Itau, y la de Salinas, y esto, dice el P. Corrado, “porque el afecto que Dn. Francisco Uriondo (uno de los caudillos de los Patriotas de la Frontera), conservaba a nuestros Misioneros, había impedido la destrucción total de aquellos establecimientos”. Al respecto de estas dos Misiones y de las relaciones con el caudillo Uriondo, tenemos bastantes, noticias qué nos complace transcribir. En una larga relación de 1818, se dice “...por estas infaustas insurrecciones que han penetrado hasta los indios infieles, son las dos Misiones (de Itau y Salinas) y Frontera, donde están el refugio de las tropas de la Patria cuando las de Nuestro Soberano ocupan esta Plaza; por aquí podrá inferir V. Rma. (Obispo de Salta) el estado espiritual en que pueden hallarse.
En cuanto a lo temporal están más deterioradas. En Salinas, aunque sólo dejé más de cuatrocientas reses, dudo tenga cincuenta en el día. En Itau sólo dejaron unos toros alzados y unos terneros de meses que no pudieron conducir a esta Villa para sostener la guarnición de la Patria. Dicen los insurgentes que “cuanto tienen las Misiones es del Estado, y así lo han tomado todo como suyo sin el menor remordimiento”. Con todo, gracias al afecto y protección de Don Francisco Uriondo, eran las únicas dos Misiones que quedaban a este Colegio. El P. Conversor de Itau, Fr. Saturio Ruíz, en cinco distintas ocasiones, había sido salvado del destierro y prisión, gracias a Uriondo.
En julio de 1818, el Brigadier Canterac penetraba hacia esta frontera para desanidar de ella a los Patriotas que, derrotados en la Cuesta de la Soledad, se replegaban hasta la Misión de Itau y de aquí, llevándose al P. Ruíz, amigo de Uriondo, se pasaban hacia Orán, dejando libre en la Misión, al segundo Conversor P. Buenaventura Gonzáles. Las tropas españolas, comandadas por el Coronel Vigil y el Teniente Coronel Barandalla, entraban en la Misión que saqueaban e incendiaban completamente, llevándose al P. González en la forma más brutal e indigna. Tenemos de estos hechos una extensa carta de protesta del P. Izquerdo, superior del convento, al Gral. La Serna, fechada el 12 de agosto de 1818, que nos da una relación detallada y termina con las siguientes consideraciones: “El Teniente Coronel Barandalla, comisionado para prender al P. Conversor, saquear e incendiar la Misión, podía haber tomado de los enemigos lecciones de humanidad, veneración y respeto con que deben ser tratados los sacerdotes; pues el oficial de los gauchos, no permitió se hiciese robo alguno y proporcionó animales para conducir al p. Ruiz, con alguna comodidad”.
El P. Corrado se pregunta: ¿Cuál fue el motivo del odio de los realistas contra los padres de Itau y Salinas?. Unas comunicaciones epistolares cambiadas entre estos y los patriotas; y la idea de que impedían la exportación de productos de la frontera, causando así la carestía suma que sufría entonces Tarija”. Verdadera la primera afirmación, pero, completamente falsa la segunda.
Después de 1820, días más serenos amanecían para Tarija y para nuestro Convento. Dice el P. Corrado: “Volvió a reinar la paz. Nuestros Padres emigrados pudieron, con seguridad, restituirse al Colegio, donde, en 1820, se hallaban reunidos trece misioneros. Estos, aunque ancianos y cansados, con nuevos bríos acometieron las antiguas tareas y su voz apostólica volvió a oírse en las aldeas y curatos de esta comarca llamando a la paz y a la penitencia a todos los corazones ulcerados por los odios y maleados por los vicios a consecuencia de la pretéritas calamidades”.
El convento franciscano de Tarija, que había sorteado, aunque con grandes sacrificios y pérdidas, la tremenda tempestad de las guerras de independencia americana, podía sentirse satisfecho por haber conservado intactas sus instituciones internas y su contacto con el pueblo de Tarija, su biblioteca y sus archivos no habían sido tocados; en ningún momento, sea por parte de los realistas, como de los patriotas, no hubo atropellos o violaciones de domicilio en contra del convento. El P. Corrado, en su obra tantas veces citada, nos dice y nos hace comprender el motivo de esta realidad: En primer lugar la fuerza moral y religiosa de este convento que lo colocaba más arriba de toda contienda permitiéndole dirigir, al mismo tiempo, cartas a los jefes realistas como patriotas. Después ese grupo de religiosos antiguos, que habían unido su vida y sus ideales con la vida e interés de Tarija, y habían creado, alrededor del convento, una defensa moral y cívica, difícilmente franqueable sin despertar la reacción de todo un pueblo “Y añadimos —dice el mismo historiador- que es notorio cómo en aquellos tiempos aciagos, hallaban a su vez, en este Colegio, consuelo y protección tanto patriotas como realistas”.
Más arriba de los Decretos Reales y de los Anatemas de los Superiores de España, en este rincón de América, había triunfado una vez más, la caridad cristiana y la hermandad franciscana, preparando el camino para nuevas empresas religiosas y misioneras para el vetusto convento de Tarija.

Bibliografía:
P. Antonio Comajuncosa:
Manifiesto histórico, geográfico, topográfico, Apostólico y político del Colegio Seminario de Propaganda Fide de Tarija - 1810.
P. Alejandro Corrado;
Historia del Colegio Franciscano de Tarija y sus Misiones - 1884.
P. Juan Joseph Matraya y Ricci:
El Moralista Filatélico Americano o el Confesor Imparcial - Lima 1819.
Pastoral del Comisario de Indias a sus Súbditos. Madrid. 1916.
Cartas — Relaciones y Documentos particulares del Archivo Franciscano de Tarija.

Del Suplemento “Presencia Literaria
del periódico Presencia”
La Paz - Bolivia

sábado, 30 de agosto de 2014

La Paz recupera maqueta original de la estatua del prócer Murillo

El nieto del autor de la estatua de don Pedro Domingo Murillo, Ferruccio Durantti, entregó ayer a la comuna paceña la maqueta original de la obra que fue realizada por su abuelo Ferruccio Cantela hace 105 años. Con este documento, la Alcaldía ratifica la autenticidad del monumento al prócer.
"Hace algunos años conseguí documentos y fotografías relativos al monumento de Pedro Domingo Murillo, que mi abuelo Ferruccio Cantele -profesor de dibujo y escultura en el colegio Don Bosco- hizo en 1909. Pensé, entonces, donar este material histórica a la ciudad de La Paz”, expresó el nieto del escultor.
Durantti visitó por primera vez La Paz en 2013 y trajo consigo documentos y fotografías que demostraban la autenticidad de la estatua del prócer de La Paz. Ese material fue confiado al director del colegio Don Bosco y luego pasó a la comuna. Ahora, en su segunda visita, el italiano nieto del escultor trajo la maqueta original de la obra que data de hace más de un siglo.
En retribución, ayer el alcalde Luis Revilla, mediante Ordenanza Municipal emitida por el Concejo, confirió el reconocimiento póstume del Escudo de Armas de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz, en el Grado de Servicios Especiales a Ferruccio Cantela por contribuir con la obra de arte que se encuentra en La Paz desde 1909. También declaró Huésped Distinguido de la Ciudad de Nuestra Señora de La Paz a su nieto, Ferruccio Durantti.
Según el alcalde Revilla, con los documentos, fotografías y la maqueta que pasan a poder de la comuna se demuestra la autenticidad de que el monumento es la del protomártir. "Se dijeron muchas cosas, como que la verdadera estatua estaba en Lima, y que nosotros teníamos en la plaza Murillo la estatua de un torero. Esas fueron las historias que se crearon, no sólo para desvalorizar el trabajo de los paceños de hace más de 100 años, sino los propios antecedentes del proceso revolucionario de 1908”, dijo.
Durantti en su visita a La Paz comentó que no recuerda mucho a su abuelo que falleció cuando él tenía 15 años. "Pasó mucho tiempo y los recuerdos son muy esporádicos -comentó- . No tengo muchos recuerdos, sólo que (el abuelo escultor) hablaba en español cuando se enojaba”.
El nieto en su momento fue dirigente comercial y actualmente es jubilado en su Italia natal. Explicó que no se dedicó al arte, pues su abuelo "nunca le había hablado de lo que él hacía los años que vivió en La Paz”.
La maqueta del monumento formará parte de las reliquias que guarda la Casa de Murillo.

Obra escultórica
Detalles El conjunto escultórico de Pedro Domingo Murillo, diseñado por Cantela en La Paz y realizado por él mismo en Italia, llegó en 1909 por la costa chilena, explicó el historiador Randy Chávez.
Mito En el momento del desembarque algunos cajones cayeron al mar a causa de una tempestad, y se pensó que eran en los que estaba la estatua. De ahí nació el mito de que la estatua entregada era de un torero.
Centenaria La escultura fue entregada en agosto de 1909 y desde entonces es emblema de la plaza Murillo.

Revilla: La plaza Murillo no cambiará de nombre
Tras el pedido de la organización de mujeres Bartolina Sisa de cambiar el nombre de la plaza Pedro Domingo Murillo, por el de Bartolina Sisa, el alcalde Revilla dijo que "no se puede cambiar un héroe por otro”.
"No hay ninguna razón para hacer eso. Si es que necesitamos valorizar a otra persona, a otras personalidades, a nuestros héroes y heroínas indígenas, tenemos que buscar otros lugares apropiados, pero lo que no se debe hacer es suplantar un héroe por otro”, dijo Revilla.
El miércoles pasado, la secretaria ejecutiva de la Federación de Mujeres Campesinas "Bartolina Sisa”, Felipa Huanca, anunció que su organización reiterará su pedido al Ejecutivo y Legislativo del cambio de nombre de la plaza Murillo de La Paz por el de la líder indígena Bartolina Sisa.
"La plaza Murillo no puede cambiar de nombre y les aseguro que la mayoría de los paceños evitarán que se concrete una intención como esta”, aseguró ayer el alcalde de La Paz.
El burgomaestre recalcó que son los gobiernos municipales los que tienen la facultad de nominar los espacios públicos y "el Gobierno Municipal de La Paz de ninguna manera cambiará el nombre de la plaza Murillo”.
El prócer fue la principal figura de sublevación contra la corona española durante la revolución del 16 de julio de 1809.

jueves, 28 de agosto de 2014

La última movilización minera del siglo XX, 28 años después



“Bolivia se nos muere”, dijo Víctor Paz el 29 de agosto de 1985 al promulgar el Decreto 21060. Un año después, el movimiento minero sindicalizado, que emprendió la Marcha por la Vida para evitar el mayor despido laboral de la historia, quedó agonizando en Calamarca.

Róger Cortez, en 1986 diputado por el Partido Socialista-1 (PS-1), pone como prueba de la debilidad en la que quedó el movimiento minero, —el corazón de la Central Obrera Boliviana (COB)— el protagonismo de otros actores que en los años 90 salieron a las calles para rechazar las secuelas de la capitalización, uno de los efectos que se le endilga al decreto de Víctor Paz.

La Marcha por la Vida “fue el último intento (de los mineros) de replicar su ética en medio de una ofensiva neoconservadora, una minería que dejaba de tener un rol principal y una crisis de la izquierda desprestigiada por la UDP (Unión Democrática y Popular)”, describió Cortez.

La marcha, detenida para siempre a 60 kilómetros de La Paz, se forjó en ese panorama. La Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) inició un “paro forzoso” el lunes 18 de agosto de 1986, según informó entonces el periódico Presencia, contra el incumplimiento gubernamental de revitalizar la economía minera tras el inicio del periodo neoliberal inaugurado por el 21060.

La norma promovía el “retiro voluntario” o “relocalización” de los mineros. “La situación (...) sigue siendo la incertidumbre. Se mantienen las presiones para que los trabajadores se acojan a los retiros voluntarios”, dice un comunicado de esa fecha.

Desde el 21060 a ese lunes, las minas Siglo XX, Matilde, Corocoro y otras se habían paralizado y se prevía la misma suerte para otras más. El precio de la libra fina de estaño se había desplomado hasta los dos dólares, cuando el costo de producción era cercano a los ocho dólares.

Comibol. Desde el martes 19, el paro de la FSUTMB sumó las adhesiones de las centrales obreras departamentales de todos los departamentos. La COB llama a paro para el jueves 21 y viernes 22 (Presencia) y se programan manifestaciones en Oruro y La Paz.

Paralelamente, esa semana hasta antes del 27 son comunes titulares anunciando que el Gabinete tratará el tema de la reactivación de Corporación Minera de Bolivia (Comibol) “como respuesta concreta a las movilizaciones”, diría varias veces el ministro de Informaciones de entonces, Herman Antelo Laughlin. Otro leitmotiv de los titulares de esos días fueron las exhortaciones de la Iglesia al diálogo. También fue común encontrar denuncias gubernamentales de una “subversión de extrema izquierda”.

“La situación sobrepasa a la de un simple paro. (...) Esto es lo que consideramos una subversión”, afirmó el ministro del Interior Fernando Barthelemy, ese 20 de agosto. El 21 y 22 se dio el paro de la COB y de la FSUTMB. En Oruro y Potosí, donde el Gobierno desplazó militares, se registraron enfrentamientos.

La tarde del 21, en Oruro, los mineros anunciaron la Marcha por la Vida: “La marcha es un hecho”, dijo Filemón Escóbar, dirigente minero que siete días después pediría a sus compañeros retirarse para evitar enfrentamientos. En contraparte, el Gobierno lanzaba bombas de ensayo con declaraciones sobre el estado de sitio.

Solicitada. El Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), el 22 de agosto, manifestó su apoyo a Paz Estenssoro y condenó “las acciones de provocación promovidas irresponsablemente por una pseudoizquierda antinacional y cipaya (mercenaria)”.

El 22 salió de Oruro la primera columna, se habló de 5.000 trabajadores, por la noche llegaron cerca de Caracollo. El 23 pasaron por Panduro, mientras que en la carretera La Paz-Oruro el Gobierno los esperaba con tanques. Se esperaba lo peor. El Gobierno se negaba a negociar “bajo presión”. El 23 y 24 se plegaron a la movilización mineros de todos los centros productores.

El 25, el Gobierno decretó la “descentralización minera” o cooperativización de 13 minas de Comibol que ahora podían ser arrendadas al cooperativismo libre para que no se siga “funcionando a pérdida”. Los mineros llegaban ese día a Sica Sica y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) se plegaba a la marcha.

Los periodistas daban por hecho que la marcha llegaría a La Paz el viernes 29 y la FSTMB rechazaba el decreto de descentralización y pedía hacerse cargo de Comibol. La marcha llegaba a Patacamaya el 26 de agosto.

El 28, Última Hora informó la intervención de la marcha: “Sorpresivo cerco se hizo a los mineros”. Presencia, en cambio, tenía como titular central otra exhortación de la iglesia y como un titular subordinado “Gobierno aprobó aplicación de medidas de Excepción (estado de sitio)”

A una hora de haber sido decretada la medida, unidades militares rodearon Calamarca, donde estaba el grueso de los marchistas. “A cien metros de la población está un convoy de caimanes mientras un cordón de efectivos cercó todo el poblado”, informó Última Hora, medio que también hablaba de 260 detenidos en todo el país tras la medida de excepción.

Detenidos. “Enmascarados detuvieron en Oruro a Adán Rioja”, decía Presencia; “Los asesores de Siles Zuazo (Tamara Sánchez y Félix Rospigliosi) fueron detenidos por sujetos armados”, informó Última Hora. El líder de la COB Juan Lechín estaba lejos, asistiendo a una invitación en Bruselas. Afirmó “no estar sorprendido por el estado de sitio” (Última Hora, 29 de agosto).

Por su parte, el ministro del Interior, Barthelemy, un día antes decía que la movilización “era justa”. Al día siguiente afirmaba que los mineros pretendían “el derrocamiento del presidente”.Como síntoma de la derrota, los líderes sindicales en la clandestinidad anunciaban la radicalización de las medidas, cuando la marcha ya había sido desmovilizada en Calamarca.

Posteriormente, ganó la postura del MIR-MASAS o del dirigente minero Filemón Escóbar: obtener beneficios sociales para los relocalizados, lo que significó el paso a un segundo plano de los mineros como organización capaz de enfrentar al Estado. “Al final el sistema pudo dar beneficios extraordinarios y ése fue el tiro de gracia para el movimiento obrero. Cómo una demanda de intención subversiva se puede convertir en la cuerda amansadora que está requiriendo el sistema. Ahí termina todo”, juzga Cortez.

Tras la desmovilización y la acogida masiva de los trabajadores mineros a la relocalización se dice que muchos se fueron al Chapare y dieron fuerza al movimiento cocalero. Cortez rechaza esa tesis en función de datos de la composición demográfica del trópico de Cochabamba. Allí, los cocaleros vieron la forma de organizarse y adoptaron varios mecanismos que habían aplicado los mineros. “Así nació el sindicato campesino en los años 20 y 30 y así se vio luego en el Chapare”, interpreta Cortez, 28 años después.

La COB conmemora

Mineros

El secretario de la Central Obrera Boliviana (COB), Juan Carlos Trujillo, informó que junto a la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB) conmemorarán en Calamarca los 28 años de la Marcha por la Vida.

Asistencia

El presidente Evo Morales confirmó que participará de la conmemoración de la movilización.

Líder

El dirigente minero y de la Central Obrera Boliviana Huracán Ramírez fue uno de los pocos que se sostuvo en la posición de no cobrar la indemnización y permanecer en la Corporación Minera de Bolivia.

Walter Montenegro AMELLER (*): Culpables... son muchos

Rostros quemados por el sol, pies ampollados por el recorrido, niños que son amamantados por sus madres mineras, jóvenes de la minas que participan de la marcha expresan: “continuaremos con esta movilización, porque de ella depende nuestra vida, nuestro futuro... o moriremos aquí”.

Si tomamos esas palabras, coincidiremos en que la minería, por los errores administrativos desde la misma fecha en que se nacionalizó, ha muerto gradualmente. Los gobiernos expoliaron la misma fuente de riqueza del país, convirtieron a Comibol en el botín de guerra, donde los más ambiciosos le exprimieron hasta dejarla inerme como está ahora.

La pregunta surge ahora: ¿será solo la destrucción de la FSTMB? ¿Cuál será el destino de la Central Obrera Boliviana?, ¿surgirá otra dirigencia sindical? Culpables de toda esta situación son muchos, pero los que la juzgarán son aún más.

(*) Walter Montenegro fue escritor y diplomático [Última Hora, 28-VIII-86]



domingo, 24 de agosto de 2014

Los crímenes de lesa humanidad de la Operación Cóndor

La Operación Cóndor o Plan Cóndor, que se constituyó en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado, fue establecido el 25 de noviembre de 1975 en una reunión realizada en Santiago de Chile entre Manuel Contreras, jefe de la DINA (policía secreta chilena), y los líderes de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
El plan militar, cuyo objetivo siniestro consistía en instrumentar apresamientos, asesinatos y desapariciones forzadas de decenas de miles de opositores políticos, fue posible debido a una red de dictaduras establecidas en el Cono Sur. El general Alfredo Stroessner llevaba ya una década en el poder en Paraguay -desde 1954- cuando los militares brasileños derrocaron al gobierno democrático y popular de João Goulart, en 1964.
La junta militar
En Bolivia, después de una serie de golpes de Estado, se instaló en el Palacio Quemado una Junta Militar al mando del general Hugo Banzer Suárez, que dejó un reguero de muertos y heridos desde agosto de 1971.
Durante su gobierno se inició el "boom del narcotráfico”, que se prolongó hasta la década de los 80, y se perpetró el asesinato de tres militares cuya imagen y popularidad se convirtió en un peligro dentro de las Fuerzas Armadas: Andrés Selich, Joaquín Zenteno Anaya y Juan José Torres. Más todavía, la osadía de Banzer, en plena "Guerra Fría”, le impulsó a declarar: "Mientras en Europa se peleaba con la diplomacia, en Latinoamérica nosotros poníamos los muertos”.
El 11 de septiembre de 1973, el general Augusto Pinochet, con el apoyo y las instrucciones de la CIA, terminó con el experimento socialista del gobierno presidido por Salvador Allende, quien se suicidó en la Casa de la Moneda sitiada por disparos y bombardeos. Ese mismo año, coincidiendo con el plan general de ajustar el Cono Sur, donde crecían movimientos populares de envergadura, Juan María Bordaberry posesionó a una dictadura cívico-militar que, entre 1973 y 1985, asesinó, torturó, encarceló, secuestró y desapareció a los activistas de izquierda, bajo el argumento de "lucha contra la subversión comunista”.
La DINA en Argentina
El 24 de marzo de 1976, una Junta Militar, presidida por el general Jorge Rafael Videla, asaltó el poder en Argentina, país en el cual había comenzado a actuar la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), desde el 21 de noviembre de 1973 y cuando Juan Domingo Perón era todavía presidente. La Triple A actuó, en una coordinación criminal, con la dictadura de Pinochet. Esto surgirá en las investigaciones sobre la Operación Colombo, un modelo de "guerra sucia” que actuó impunemente en 1975.
La DINA chilena y la SIDE argentina, a partir de 1976, fueron la vanguardia del Plan Cóndor. De ahí que durante el llamado "Proceso de Reorganización Nacional”, en Argentina, no sólo se torturaron y asesinaron a los prisioneros, sino también se conoció casos de "tráfico de bebés”, que eran los hijos de las prisioneras que dieron a luz en las mazmorras de la dictadura y que, una vez arrancados de los brazos de sus madres y suprimida su identidad, fueron entregados en adopción a oficiales y personas afines a la dictadura militar.
La mayoría de estos "hijos de desaparecidos” aún tiene un paradero desconocido, a pesar de los esfuerzos desplegados por las Abuelas de Plaza de Mayo, quienes durante años lucharon por identificarlos y devolverlos al seno de sus verdaderas familias.
Los vuelos de la muerte
A estas alturas de la historia, para nadie es desconocido que los "vuelos de la muerte”, que fueron también utilizados durante la Guerra de Independencia en Argelia (1954-1962) por las fuerzas francesas, se aplicaron impunemente en Argentina, a fin de que los cadáveres y, por lo tanto, las pruebas desaparecieran sin dejar rastro alguno. Según confesiones de Rodolfo Scilingo, exoficial de marina, se sabe cómo se llevó a la muerte a personas con vida, lanzándolas desde un avión al Río de la Plata.
No importaba mucho si los prisioneros estaban conscientes o sedados. Lo importante era deshacerse de ellos a como dé lugar. En los "vuelos de la muerte” fueron eliminados alrededor de 2.000 detenidos políticos.
La Operación Cóndor, además de las torturas y asesinatos, se ocupó de la captura y entrega de personas consideradas "sediciosas” o "subversivas” por los distintos regímenes dictatoriales.
Es decir, los aparatos de represión no sólo intercambiaron información por encima de las fronteras nacionales, sino que también intercambiaron prisioneros. No en vano un documento desclasificado de la CIA, con fecha del 23 de junio de 1976, explica que ya "a principios de 1974, oficiales de seguridad de Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia se reunieron en Buenos Aires para preparar acciones coordinadas en contra de blancos subversivos”.

En el acta de clausura de la reunión Interamericana de Inteligencia Nacional se apuntó, entre otros: "Iniciar contactos bilaterales o multilaterales, proporcionar antecedentes de personas y organizaciones conectadas con la subversión y establecer un directorio completo con los nombres y las direcciones de aquellas personas que trabajen en Inteligencia para solicitar directamente los antecedentes de personas y organizaciones conectadas directa o indirectamente con el marxismo...”.
El apogeo de la tortura
La Operación Cóndor, que estaba en pleno apogeo entre 1975 y 1982, utilizó la tortura como el arma principal de lucha contra la "subversión” en el concepto de la "guerra sucia”. Por lo tanto, los prisioneros, considerados "peligrosos” para el orden y la ideología instaurados por las dictaduras militares, fueron sometidos a interrogatorios con apremios psico-físicos.
En el libro Nunca Más, informe e investigación que fue dirigido por el escritor Ernesto Sábato, no sólo se echa luces sobre las desapariciones, secuestros y torturas, sino que también se relata que los instrumentos, métodos y grados de crueldad de los tormentos excede la comprensión de una persona normal: "simulacros de fusilamiento”, "el submarino” (sumergir al prisionero en un recipiente de agua fría), estiletes, pinzas, drogas, "el cubo” (inmersión prolongada de los pies en agua fría/caliente), "la picana eléctrica” (magneto que genera electricidad de alta potencia), quemaduras, suspensión de barras o del techo, fracturas de huesos, cadenazos, latigazos, sal sobre las heridas, supresión de comida y agua, ataque con perros, rotura de órganos internos, empalamiento, castraciones, presenciar la tortura de familiares, mantener las heridas abiertas, permitir las infecciones masivas, cosido de la boca...
El sadismo de los torturadores es un dato común. Todos los detenidos/desaparecidos eran torturados: hombres, mujeres, ancianos, ancianas, adolescentes, discapacitados, mujeres embarazadas y niños (hay varios casos de niños menores de 12 años torturados frente a sus padres). En el caso de las mujeres, se combinaba la violación con la tortura.
Pánico y terror
En la Escuela de las Américas, situada desde 1946 a 1984 en Panamá, se adiestró a centenares de oficiales en "acciones preventivas” (métodos de tortura) y asesinatos, con el fin de sembrar el pánico y el terror entre los activistas de la izquierda latinoamericana. Según algunas investigaciones, se deduce que la división de servicios técnicos de la CIA suministró equipos de tortura y ofreció asesoramiento sobre el grado de shock que el cuerpo humano puede resistir.
De ahí que los métodos de tortura fueron similares en todos los países del Cono Sur, donde las fuerzas policiales fueron puestas bajo la comando del Ejército, y en particular de los paracaidistas, quienes generalizaron las sesiones de interrogatorio, la utilización sistemática de la tortura y las desapariciones.
Las víctimas de la macabra operación militar se cuentan por millares en Sudamérica. En Uruguay, en tiempos de la dictadura, había un preso por cada 500 habitantes, en Paraguay se echaba en prisión al primero que opinaba en contra del régimen de Stroessner, en Chile la palabra "tortura” pasó a formar parte del lenguaje coloquial durante el régimen de Pinochet.
En Bolivia se cometieron crímenes de lesa humanidad y en Argentina, donde desaparecieron miles de presos en las mazmorras, todos los sectores de la sociedad resultaron afectados por la brutalidad de los aparatos represivos que pretendían combatir la "subversión” por medio de la tortura y el terror institucionalizado.
Todos estos actos despiadados, que vulneraron los Derechos Humanos, no fueron públicamente conocidos hasta el 22 de diciembre de 1992, en que un volumen importante de información sobre la Operación Cóndor salió a la luz cuando el juez José Fernández y el abogado Martín Almada, profesor y expreso político paraguayo, descubrieron en la antigua comisaría de un suburbio de Asunción, concretamente en Lambaré, los archivos secretos del Plan Cóndor, que pasaron a ser conocidos como los "archivos del terror”.
Se trata de toneladas de papel que revelan la entretela de la mayor organización represiva del Cono Sur, incluyendo su lenguaje cifrado y codificado. En estos archivos están registrados, de manera detallada, 30.000 desaparecidos, 50.000 asesinados y casi medio millón de encarcelados por los servicios de seguridad en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Y todo esto sin contar a quienes fueron torturados, asesinados y desaparecidos antes y después de la Operación Cóndor.

Los aparatos de represión no sólo intercambiaron información por encima de las fronteras nacionales, sino que también intercambiaron prisioneros.

jueves, 21 de agosto de 2014

Video Hoy se rememora el golpe de Estado que dio Hugo Banzer Suárez en 1971, su dictadura duró 7 años

El golpe de Banzer, desde barricadas de Miraflores



Por comunicaciones radiales, el gobierno de Juan José Torres, a través del Regimiento Escolta Colorados de Bolivia, llama a la gente a concentrarse en el estadio de Miraflores, donde se les daría armas para resistir a las fuerzas golpistas de Hugo Banzer.

Antes del 21 de agosto de 1971, la duda no era si habría un intento de golpe de Estado en contra del gobierno progresista del general Torres (era claro que habría uno), sino ¿cuándo sería? En el Alto Mando Militar tampoco había incertidumbre por saber quién sería el insidioso, se sabía perfectamente que era el coronel Hugo Banzer Suárez.

El golpe que comenzó el 19 en Santa Cruz llegó a La Paz el 21 de agosto. “Era un golpe cantado”, califica Remberto Cárdenas, en ese momento miembro de la Juventud Comunista Boliviana (JCB o la Jota), tras 43 años de ese episodio.

Dispuestos a dar pelea, la mañana del 21, miles de personas acataron el llamado a la concentración . “Vi muchos jóvenes de la resistencia, especialmente universitarios. El Ejército de Liberación Nacional (ELN) era el mejor organizado. Marcelo (Quiroga Santa Cruz) estaba armado y fue uno de los más visibles. Pero se notaba la escaza organización”, detalla.

En inmediaciones del estadio se reunieron miles de personas, cuenta Carlos Soria, en ese tiempo miembro de la Jota, quien además era de los pocos armados. “Un excombatiente de abril del 52 me dijo que hicieron la revolución con mucha menos gente...”.

Todo es confusión, tanto por la sorpresa de tener que improvisar la resistencia, como por el revoltijo que unió a trotskistas, “elenos” (del ELN), comunistas (del Partido Comunista de Bolivia) y “chinos” (del Partido Comunista Marxista Leninista, PCML).

Los civiles estuvieron a la espera de los Colorados, comandados por el mayor Rubén Sánchez (luego miembro del ELN), quienes debían tomar el Estado Mayor para acceder al arsenal militar y armar a la gente. “Se decía que Sánchez estaba con los Colorados al otro lado del río Orkojahuira, desde donde atacarían al Estado Mayor. Nunca sucedió”, relata Soria.

“Marcelo, en medio de la confusión, llamaba a la gente a ir a Villa Victoria, para desde ahí comenzar el ataque. Lechín también trataba de organizar a la gente, pero no había armas”, cuenta. “Era un desorden mayúsculo”, describe Soria. “Había mucha voluntad, gente dispuesta a morir, pero no teníamos armas”, confirma Cárdenas. La izquierda, ese entonces, no tenía preparación militar, a excepción del ELN. A la hora de la verdad, las ideas les servían de poco.

Muestra de esta voluntad no acompañada de preparación es la anécdota que narra Cárdenas. Alguien llevó una bomba de la Segunda Guerra Mundial y no sabía cómo hacerla detonar. Decidieron ponerla en donde suponían que iban a pasar los tanques del Regimiento Tarapacá, que se dirigían de El Alto al Estado Mayor. “Cuando pasaron los tanques, no sucedió nada. Ahora me río, pero ese momento fue desolador, la batalla estaba perdida”, lamenta.

Vehículo. Por la necesidad de trasladarse, detuvieron un taxi y tomaron el coche para usarlo en la defensa, pero como nadie sabía conducir, devolvieron el carro a su dueño, que huyó despavorido...

Simultáneamente, se tiene conocimiento de que las tropas de fascistas subían por la avenida Saavedra. “El enfrentamiento era inminente. Nos pusimos detrás de las barricadas dispuestos a ‘fajarnos’”. Sin embargo, o la información era imprecisa o las tropas golpistas se quedaron en una posición.

Nilo Ramos, hermano de Pablo Ramos, rector de la UMSA ese año, se acerca a Soria. “Tú (Soria) estás con arma larga y yo con corta. Cúbreme y vamos a hacer un contacto con Rubén Sánchez. Ramos incluso tenía el santo y seña para el contacto”. Bordearon el estadio, pero no encontraron a nadie. “Volvimos a las barricadas y la cosa estaba peor que antes. La gente se dispersó. Ya no estaba Lechín y cayó el atardecer”.

Jorge Kolle, luego secretario general del PCB, y Soria decidieron ir a hacer contacto con la Central Obrera Boliviana, pensando que tal vez ahí se estaba produciendo alguna coordinación para la resistencia. “Fuimos por la (avenida) Illimani, en ese momento aparecieron los aviones. Kolle pensó que era a favor de Torres, pero fue al revés, atacaron a la resistencia atrincherada en el Laikacota”.

La COB era otro “desbarajuste”. La batalla estaba perdida... “a partir de ahí fue la odisea de desmovilizar a los jóvenes que habían venido del interior (al congreso de la Jota). Tuvimos varios heridos en lo que fue la desordenada batalla del estadio”. En la tarde, cientos de universitarios fueron apresados, la cantidad de muertos es desconocida. El terrorismo de Estado que aplicó Banzer duró siete años.

Intentos de organizar a los movilizados

Marcelo Quiroga fue uno de los líderes más visibles el 21 de agosto. Se lo vio con su rifle y circulando en un jeep, llamando a la gente a trasladarse a Villa Armonía para desde ahí atacar al Estado Mayor. Juan Lechín Oquendo estuvo en el estadio hasta la tarde, también intentando organizar a la gente.

21 de agosto 1971, golpe militar

En agosto de 1971 habían llegado a tal extremo las contradicciones internas, que pusieron a las Fuerzas Armadas, en la disyuntiva de permitir el colapso mismo de su institución o recurrir a un golpe de Estado que, conculcando los derechos civiles y de las organizaciones sindicales, detenía la creciente efervescencia de sectores radicales de izquierda y derecha. También pusieron en riesgo la existencia de medios de comunicación y en particular de EL DIARIO.

Aquel sábado 21 de agosto de 1971, el entonces coronel Hugo Bánzer Suárez y los líderes del Movimiento Nacionalista Revolucionario y de Falange Socialista Boliviana, Victor Paz Estenssoro y Mario Gutiérrez Gutierrez, asociados, formaron el producto del golpe: un gobierno militar apoyado por los partidos que, hasta esa fecha, fueron enemigos desde 1952.

El golpe de Banzer inauguró una serie de gobiernos militares. Esa etapa concluyó en 1985, con el ingreso de gobiernos civiles democráticos.

martes, 19 de agosto de 2014

El infortunio del último emperador inca, que murió por su dominio del ajedrez

Cuentan que el último emperador del actual Perú, de nombre Atahualpa, era un hombre muy inteligente pero poco diestro en el arte de la guerra, que necesitó trece batallas para derrotar a su predecesor en el cargo de emperador.

Su reinado comenzó en 1532 y fue tan breve como desafortunado, pues el 15 noviembre de ese mismo año fue arrestado por las tropas de Francisco Pizarro. Explica Ramón J. Sender en su libro “Túpac Amaru” (Navona), que Atahualpa debía ser un hombre muy listo, que aprendió a jugar al ajedrez solo, sin que nadie le enseñara, solamente observando cómo lo hacían sus captores.

Una tarde, un grupo de capitanes encargados de su custodia en el Palacio Real se entretenía jugando al ajedrez. Lo hacían sobre un tablero pintado en la mesa y con figuritas hechas de barro. Un día, mientras Hernando de Soto y Alonso Riquelme jugaban, fue el primero a mover un caballo cuando el emperador inca le tocó el hombro y le dijo: “No capitán. La torre. Mejor la torre”. Hernando se fio de aquel indio y pocos movimientos después dio jaque mate a Riquelme.

LAS LÁGRIMAS DE PIZARRO

Tal y como relata el libro de Ramón J. Sender, hay quien cree que el inca no habría sido condenado a muerte de no haber aprendido los secretos del ajedrez. Su sentencia fue acordada por votación en un tribunal de 24 jueces, uno de los cuales era Riquelme, perdedor aquella tarde en la partida de ajedrez. El tribunal de 24 jueces impuso la pena capital a Atahualpa por 13 votos a 11.

Riquelme fue uno de los que votó a favor de aquella ejecución. De no haberlo hecho, la votación habría dado un empate a doce y Atahualpa habría salvado la vida. Cuentan que Pizarro, a sus 54 años, rompió a llorar por tener que ejecutar a aquel hombre, que había llegado a ser su amigo. (ABC.es).

http://www.abc.es/cultura/libros/20140718/abci-emperador-inca-atahualpa-201407181318.html

Timoteo Mariaca Un industrial cascarillero y gomero explorador.

Según la historiadora Pilar García Jordán, las exploraciones “en los Orientes fueron paralelas a la bús-queda de las mejores rutas terrestres o fluviales destinadas a favorecer la colonización y, por ende, la explotación económica de la región, y facilitar el transporte de pasajeros y mercaderías” 1. Para ello, muchas de estas exploraciones fueron emprendidas desde La Paz y otras desde Santa Cruz, además con la intención de obtener del gobierno central concesiones de colonización a cambio de reconocer ese territorio a favor del Estado. Sobre esto escribió Fernando Sanabria Fernández: “una nueva estirpe llegaba al Madre de Dios en trance de arribar por su corriente, a la husma de fortuna en los gomales. Procedían éstos de los pueblos paceños más próximos a la hilea, Coroico, Chulumani, Sorata, Apolo, y aun de la misma ciudad de La Paz. Varios de ellos tenían experiencia ganada en las jornadas de la selva por haber empezado años atrás como cascarillerros. En el primer grupo entraron Manuel Cárdenas, Timoteo Mariaca, Faustino Belmonte y Uvaldo Antezana. A punto de instalarse los tres últimos a la vera del arroyo Genechi-quía” 2.

De esa manera, en la presente nota narraremos las exploraciones del ci-tado Timoteo Mariaca. Para una mayor comprensión, recordamos que este personaje y sus colegas trabajaron “coo-perándose los unos a los otros,… fueron sucesivamente estableciendo sus barracas de trabajo por arriba de Genechiquía, sobre ambas márgenes del Madre de Dios. Entre 83 y 86 todo el curso me-dio de este río llegó a estar íntegramente ocu-pado por aquéllos, con un personal de picadores que era oriundo de los poblados indígenas de Cavinas, Tumupasa e Ixiamas. Patrones y braceros trabajaban allí con la indumentaria propia de sus lares, indumentaria de la cual era el chaleco la prenda característica. Esta circunstancia, no poco reñida con las exigencias del ardiente clima, movió la zunga de sus socarrones vecinos orientales, de quienes en adelante fueron conocidos con el mote de ‘los enchalecados’. Y por aquellos años, cuando quería hablarse del curso medio del Madre de Dios decíase el río de los en-chalecaos” 3.

En ese contexto, es necesario mencionar que don Timoteo Mariaca, fue un hombre fuerte y templado, comenzó desde muy joven sus exploraciones y aventuras, recolectando cascarrilla y sobreviviendo múlti-ples enfermedades.

Recuerda en su diario, que el incentivo para realizar explo-raciones databan desde septiembre de 1881, cuando fue visitado por Eduardo Heath (hermano del explorador Edwin R. Heath ), acompañado por Manuel Cárdenas y Tomás Feterman, todos ellos con am-plia experiencia aventurera y exploradora de los territorios nororientales bolivianos, ano-ticiaron a dicho recolector de cascarilla, sobre las riquezas inmensas gomeras halladas en esos confines, Timoteo, decidi-do en explorar esa región, soli-citó apoyo financiero de la Ca-sa Comercial de Otto Richter, que lo auspició dos años más tarde.

Consecutivamente, comenzó su recorri-do desde la población de Irupana, acompa-ñado por Luis von Ancken, Juan Salvatie-rra y 16 mozos, utilizando un mapa elaborado por uno de los hermanos Heath, desembarco en el puerto de San Buena Aventura, en mayo de 1883. Posteriormen-te, el 22 de junio de dicho año, prosiguió con la exploración por el río Beni, en com-pañía de otros 16 mozos, sobre esto anotó: “en el curso de dicho río hasta la con-fluencia con el Madre de Dios, encontré las siguientes barracas: Santo Domingo, de don Pablo Salinas; San Lorenzo, de don Juan de Dios Limpias; San Francisco, de don Ángel Martínez; Biata, de don Fede-rico Bode Claussen; Concepción, de don Antenor Vásquez; California, del doctor Vaca Diez; Nazaret, de los señores Luis Lenz y Cía.; San Pedro, de don Augusto Roca; Libertad, de don Baldomero Claure, é Ivon, de don Antenor Vásquez” 5.

Posteriormente, en el mes de noviembre, Mariaca se encontraba navegando el cau-daloso río Madre de Dios en un batelón 6, que compró en Ivon, donde halló a Na-poleón Suárez, que se encontraba cultivan-do chacarismos. Luego continúo su reco-rrido a un lugar llamado ‘Miraflores’, donde permaneció por un lapso de ocho días. Consecutivamente, partió hacia Ge-nechiquía, sobre ello escribió: “yo llegue á este último punto y después de avanzar una jornada más en el desierto, encosté sobre la márgen izquierda, región notable-mente habitada por los barbaros, y acam-pando á la sombra de un frondoso algodo-nero hize abrir un pequeño chaco y lo bautice con el nombre de ‘Maravillas’: permanecí un par de días en este punto y después seguí arribando hasta acampar en una meseta de la márgen derecha y allí puse una nueva señal para mi compañero don Fausto Belmonte dándole el nombre de ‘Irlanda’” 7.

De regreso paso por la barraca Ivon con dirección a San Buena Aventura, con la intensión de conseguir y enganchar peones, de lo cual escribió: “en el Ivon dejé mis 16 mozos, que aniquilados por las privaciones y la soledad durante mis ex-ploraciones en el Madre de Dios, se que-daron á recuperar la salud y cobrar fuer-zas, pero durante mi ausencia, don Maximo Henicke los había ocupado éstos en la explotación de la meseta que hoy forma el pueblo de Riberalta, que aun principio se llamaba ‘La Cruz’” 8.

Consecutivamente, trabajó en la explota-ción de la goma y en el mes de julio de 1884, continuo recorriendo y explorando el río Tahuamanu. Posteriormente, en noviembre de dicho año, estuvo trabajando con su socio Víctor Mercier, que “se vino de Tumupasa en virtud de un contrato social que celebré con él para dedicarnos á la explotación de la goma en mis dominios de Maravillas”, anotó.

Después de realizar Mercier una breve exploración, ambos decidieron participar conjuntamente en otra: “llegamos después de tres días de camino á una población de Pacahuaras y allí hemos sido muy bien recibidos y tratados por tata Runa, tata Cunuparu y su pueblo, que consta de más de cincuenta matrimonios” 9. Al retorno de ambos, decidieron descubrir y explorar el río Acre, para lo cual buscaron y consi-guieron financiamiento para realizar la empresa, que fue liderada por su socio Víctor Mercier 10, en 1887. Por otro lado, Mariaca exploró los afluentes del Abuná y tuvo como resultado el descubrir varias poblaciones nativas.

A modo de conclusión, en palabras de Juan B. Coimbra, podemos decir, que Ti-moteo Mariaca, fue producto del “movi-miento convergente a la región gomera, (que) interesó también a muchos paceños que pronto rompieron lanzas poniendo en alto su espíritu valeroso, con más fortuna que los emisarios del Inca. Transpusieron la sierra escarpada, vencieron las terri-bles quebradas de los ríos, hasta llegar a la tierra deseada” 11.

domingo, 17 de agosto de 2014

Hoy se recuerdan 189 años de la bandera boliviana

Pasaron 189 años y pese a que en la actualidad se vive en un Estado Plurinacional gestionado por el actual Presidente, Evo Morales que implementó cambios en los símbolos patrios como la wiphala y otros, los bolivianos celebran este día dedicado a uno de los símbolos patrios, la bandera.

La bandera boliviana que en toda su historia tuvo tres modificaciones, hoy es recordada y venerada especialmente en Oruro porque según Alfredo Camacho Gutiérrez, fue una inspiración de grandeza del Presidente de la República de Bolivia, general Manuel Isidoro Belzu que el 05 de noviembre de 1851 creó la actual tricolor: rojo, amarillo y verde y dispuso su iza en el Faro de Conchupata por primera vez el 07 de noviembre de ese año.

Los orureños consideran este monumento como un símbolo de identidad por su valor histórico.



BREVE HISTORIA

El 17 de agosto de 1825 fue creada la primera bandera nacional por ley en la asamblea general de la República, decretando en el artículo primero que: "La bandera nacional será bicolor, verde y punzó; el campo principal será punzó, y a uno y otro costado irán colocadas dos fajas verdes del ancho de un pie; sobre el campo punzó se colocarán óvalos verdes, formados de ramas de olivo y laurel, uno en el medio y cuatro en los costados, y dentro de cada uno de estos óvalos se colocará una estrella de color oro".

Esta primera bandera tuvo duración de un año, luego el Congreso Constituyente de 1826 la modificó mediante ley disponiendo que la bandera nacional sea la misma que designó la Asamblea General en la Ley de 17 de agosto, poniendo en lugar de las cinco estrellas de oro, una faja amarilla superior, y las armas de la República al centro, dentro de dos ramas de olivo y laurel. Esta fue la primera bandera nacional tricolor, con el Escudo de Armas, en la faja central.

En el gobierno de Manuel Isidoro Belzu por Ley de la Convención Nacional del 5 de noviembre de 1851, se establecieron los tres colores definitivos del símbolo nacional: rojo en la parte superior, amarillo al centro y verde en la parte inferior. De esta manera, se afirma la condición horizontal de las franjas de la bandera y el orden de sus colores. Las tres franjas representan respectivamente al reino animal, mineral y vegetal.



EJÉRCITO

Para hoy no se programó ningún acto en conmemoración a esta fecha, pero la Segunda División de Ejército a través de su comandante, general Fernando Benavides, manifestó que el acto de homenaje se realizará mañana lunes, desde las 10:00 horas, en el Faro de Conchupata, en coordinación con la dirección Departamental de Educación y la participación de 10 unidades educativas.

Esto se debe a que se quiere dar más realce a tan significativa fecha y con la participación y fervor cívico de los estudiantes.

viernes, 15 de agosto de 2014

Conmemoran la primera fundación de Cochabamba

El Gobierno Municipal de Cochabamba, en conmemoración de los 443 años de la primera fundación de la “Villa de Oropesa”, preparó una serie de actividades cívicas, protocolares, gastronómicas y culturales que se iniciaron el miércoles con serenatas en las seis subalcaldías y continuaron ayer con una representación de las tradiciones de antaño con música, vestuario y gastronomía en el “k’ullku” o pasaje Tarapacá, aledaño a la plaza Gerónimo de Osorio.

Para hoy, están previstos los actos cívicos-protocolares en homenaje a esta fecha y otras actividades culturales, entre ellas la entrega del libro “Los relatos de la Yarkay plazuela” que recoge los testimonios y relatos sobre Cochabamba de antaño, de las familias más antiguas que viven en torno al pasaje del “k’ullku”, anticipó el oficial mayor de Cultura de la Alcaldía, Uvaldo Romero.

La ciudad de Cochabamba contó con dos fundaciones: la primera, a cargo de Gerónimo de Osorio en 1571, y la segunda, por Sebastián Barba de Padilla en 1574. De estas dos fechas, la primera es reconocida oficialmente y es conmemorada.

Osorio fundó el 15 de agosto de 1571 la Villa de Oropesa, cumpliendo con la comisión que le otorgó el Virrey Francisco Toledo,

“Picardía en Cochabamba”

En el marco de los homenajes de la primera fundación de la ciudad de Cochabamba, la Alcaldía presentará también el libro de Ramón Rocha Monroy “La picardía en Cochababamba, memorias del Tornillo”. “Cultura no son solamente las bellas artes y las bellas letras sino, es sobre todo, nuestra manera de convivir entre hermanos, compartiendo e intercambiando diversas expresiones culturales, desde la música hasta la gastronomía”, señala el alcalde Edwin Castellanos en la presentación de la publicación.

En este contexto, agrega la autoridad municipal que este libro del cronista de la ciudad Ramón Rocha Monroy es “un aporte único a ese rasgo cultural que tiene que ver con el saber reír y el saber vivir”.

“La picardía en Cochabamba, memorias del Tornillo es un reverendo goce de todos los sentidos. Particularmente del sentido del humor porque –para qué negarlo– de principio a fin entraremos en un regocijo de la sonrisa cómplice, pasando por la risa franca hasta acabar con la sonora carcajada. A lo criollo, claro, burlándonos de nuestros semejantes y de sus desdichas pero también celebrando sus ocurrencias y sus virtudes para la malicia. Este no es un libro de anécdotas autobiográficas que Ramón las recopila en memoria de sus amigos que frecuentaban el local “El Tornillo””, escribe en el prólogo Xavier Jordán, director de Comunicación de la Alcaldía.

Colección de fotografías

Asimismo, para esta fecha se ha preparado una edición especial de la revista “Ñawi” con una colección de fotografías de Eduardo Osorio, Gabriel Arauco, Massiel Cardozo y Raquel Balcazar, quienes a través de sus lentes muestran el encanto y esplendor de la Llajta, los contrastes de su arquitectura -moderna e histórica-, el quehacer nocturno de los cochabambinos y la diversidad de su gente.

Programa de hoy

• 8:00 Ofrenda floral al pie del monumento a Gerónimo de Osorio, en la plazuela del mismo nombre.

• 8:30 Sesión de Honor del Concejo Municipal de Cochabamba, por la fundación de la ciudad, presidida por la presidenta del órgano legislativo municipal Beatriz Zegarra. Se realizará en la plazuela Gerónimo de Osorio.

• 9:30 Traslado de los restos de Gerónimo de Osorio y columna de honor desde la plazuela hasta la plaza 14 de Septiembre.

• 12:30 Almuerzo ofrecido por el alcalde Edwin Castellanos a las autoridades e invitados especiales, en el Jardín Botánico “Martín Cárdenas”.

martes, 12 de agosto de 2014

EUSTAQUIO (MOTO) MÉNDEZ

LA VICTORIA DE SUIPACHA

Se enroló en la división de gauchos de Güemes, con los que participó en la primera expedición auxiliadora al Alto Perú, luchando en la victoria de Suipacha. Más tarde luchó contra las invasiones realistas.

A fines de 1812 formó su propia guerrilla en la región de Tarija, y peleó activamente contra las varias invasiones de los españoles. Cada vez que Tarija caía en manos de los realistas, Méndez lanzaba sus ataques sobre la ciudad o sobre los caminos que la comunicaban con el resto del Alto Perú, por el norte o por el oeste.

TRAS LA BATALLA DE SIPE SIPE

Logró sus mayores proezas en el año 1816, después de la batalla de Sipe-Sipe: aunque el ejército enemigo capturó y logró retener en su poder a Tarija, durante más de un año los rodeó y atacó metódicamente, cortando sus líneas de comunicaciones y, sobre todo, impidiendo que realizaran operaciones desde esa ciudad. Murió en la batalla de Santa Bárbara de Tarija.


TARIJEÑO DE PURA CEPA
Nació el 19 de septiembre de 1874, en Churquihuayco, Canasmoro, Villa de San Lorenzo, departamento de Tarija.

Patriota conocido como el Moto, era hijo legítimo de Juan Méndez y de María Arenas, ambos criollos hijos de españoles.De muy joven perdió el brazo en un accidente.

IGNACIO WARNES

UN ARGENTINO QUE SE HIZO BOLIVIANO

Nació en una quinta en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires, en el actual barrio de Boedo. Era hijo de Manuel Antonio Warnes y Durango, que fuera alcalde de primer voto del cabildo, y de Ana Jacoba García de Zúñiga y Lizola.

DE SANTA CRUZ A COCHABAMBA Y CHUQUISACA

Belgrano lo comisionó en 1813 para que avanzara por el Chaco Boreal y liberara a Santa Cruz de la Sierra, nombrándolo coronel. Warnes logró su cometido, asumiendo el gobierno en esa ciudad. Se manejó con absoluta independencia. Organizó allí un ejército local, instruyendo personalmente a sus hombres y fabricando allí su armamento. Decretó la libertad de todos los esclavos de la provincia y libró batallas en escenarios de Santa Cruz, Cochabamba y Chuquisaca.

En septiembre de 1816, el coronel realista Francisco Javier Aguilera, ejecutó a Padilla en La Laguna y atacó Santa Cruz. Warnes salió con sus 1000 soldados al encuentro de Aguilera en la batalla de El Pari. La caballería realista fue vencida, pero Warnes fue alcanzado por una bala de cañón y murió.


GENIO Y FIGURA
En un monumento con su figura, su espada apunta a la zona de El Pari en la plaza 24 de Septiembre de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

Fue un militar argentino que luchó en la Guerra de Independencia y murió en la Batalla de El Pari. Es uno de los próceres de Santa Cruz.



JOSÉ MANUEL BACA (CAÑOTO)

POETA, CANTOR Y GUERRILLERO

Cañoto se educó en la biblioteca del párroco Salvatierra. A los veinte años participó del amotinamiento de la guarnición que respondía al llamado libertario de Santa Cruz en 1810. Luego se incorporó a los grupos de patriotas e intervinieron en las más épicas batallas por la independencia, accionar que sostuvo hasta la creación de la República en 1825. Fue designado administrador de San José de Chiquitos, cargo que mantuvo hasta 1830. El biógrafo Hernando Sanabria Fernández anotó sobre el autor. "Junto con el nombre de Cañoto, la tradición ha conservado en Santa Cruz varias anécdotas que perfilan de un modo difuso, aunque pintoresco, la personalidad del simpático montonero y cantor que vivió y actuó por los tiempos que alboreaba en el cielo de la patria. Ese acervo tradicional, amplio, aunque diversamente narrado, ha merecido ya los honores de aparecer con ropaje literario y designio de relevar ante propios y extraños la figura del héroe popular...". Sin embargo, se han rescatado pocos de sus versos.


El sÍmbolo cruceÑo
Cañoto nació en Santa Cruz en 1790 y murió en Jitapaqui, provincia Andrés Ibáñez, Santa Cruz, en 1854.

Fue un patriota y luchador por la independencia de Bolivia. Luchó junto a José Manuel Mercado y Manuel Ignacio Warnes en la Batalla de El Pari, el 21 de noviembre de 1816.



JAIME DE ZUDÁÑEZ

EL ESTALLIDO DE LA REVOLUCIÓN

Se recibió de abogado en su ciudad natal, y ocupó los cargos de defensor de naturales y abogado oficial de la Audiencia.

En 1809 fue arrestado a raíz de la agitación pública causada por el paso por la ciudad del general José Manuel de Goyeneche, doble agente de la Junta de Sevilla y de la princesa Carlota Joaquina de Borbón. El motín inicial del 25 de mayo estalló para liberar a Jaime Zudáñez de la cárcel. Al día obligaron al gobernador Ramón García de León y Pizarro a renunciar. Esto dio origen a la Revolución de Chuquisaca, que de cierta forma fue el inicio de la Guerra de Independencia Hispanoamericana.

LA JUNTA DE GOBIERNO

Zudáñez intentó formar una Junta de Gobierno, pero la mayor parte de la población prefirió la solución intermedia que se había encontrado, nombrando gobernadora a la Real Audiencia.

La revolución de Chuquisaca no logró afianzarse y fue vencida por el mariscal Vicente Nieto, enviado desde Buenos Aires. Zudáñez fue arrestado y enviado por mar al puerto limeño de El Callao, de allí huyó a Chile, y a poco de llegar escribió una proclama por la que fue elegido secretario de la Asamblea, que redactó el reglamento constitucional de 1812 e integró la Junta de Gobierno. A principios de 1817, en Argentina, fue electo diputado. Fue dos veces vicepresidente del Congreso de ese país y participó en la redacción de la Constitución Argentina de 1819. Vivió exiliado en Montevideo. Fue diputado del Congreso uruguayo entre los años 1828-1830, donde participó de la redacción y declaración de independencia. Falleció en Montevideo en el año 1832.


JUANA AZURDUY DE PADILLA

LA HEROÍNA QUE MURIÓ INDIGENTE

Azurduy y su esposo Manuel Ascencio Padilla se sumaron a la Revolución de Chuquisaca, que el 25 de mayo de 1809 destituyó al presidente de la Real Audiencia de Charcas. Ligados con el Ejército Auxiliar del Norte enviado desde Buenos Aires, al mando de Antonio González, combatieron a los realistas.

Tras la derrota de las fuerzas patriotas en la batalla de Huaqui, el 20 de junio de 1811, el ejército del virrey del Perú, al mando de José Manuel de Goyeneche, recuperó el control del Alto Perú. Las propiedades de los Padilla, junto con las cosechas y sus ganados, fueron confiscadas; asimismo, Juana Azurduy y sus cuatro hijos fueron apresados, aunque Padilla logró rescatarlos y se refugió en Tarabuco.

En 1812, Padilla y Juana Azurduy se pusieron a las órdenes del general Manuel Belgrano, nuevo jefe del Ejército Auxiliar del Norte, llegando a reclutar 10.000 milicianos. Producido el Éxodo Jujeño, prestaron colaboración con la retaguardia comandada por el mayor general Eustoquio Díaz Vélez.

Azurduy atacó el cerro de Potosí, tomándolo el 8 de marzo de 1816. Debido a su actuación, tras el triunfo logrado en el combate del Villar, recibió el rango de teniente coronel por un decreto firmado por Juan Martín de Pueyrredón, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816.

El 14 de noviembre de 1816 fue herida en la batalla de La Laguna, su marido acudió a rescatarla y en este acto fue herido de muerte. Combatió hasta 1821.

LA VISITA DEL LIBERTADOR

En 1825, el libertador general Simón Bolívar, luego de visitarla y ver la condición miserable en que vivía, avergonzado la ascendió al grado de coronel y le otorgó una pensión. Entre otras anécdotas, se sabe que luego de la visita le comentó al mariscal Antonio José de Sucre: “Este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, son ellos los que lo hicieron libre”.

Posteriormente, el general Sucre le aumentó su pensión, que apenas le alcanzaba para comer, pero dejó de percibirla en 1830 debido a los vaivenes políticos bolivianos.

Pasó varios años en Salta, solicitando al gobierno boliviano sus bienes confiscados. La pensión que le habían otorgado le fue retirada en 1857, bajo el gobierno de José María Linares. Murió indigente el día 25 de mayo de 1862 cuando estaba por cumplir ochenta y dos años y fue enterrada en una fosa común.

Su restos fueron exhumados cien años después y fueron depositados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.

DISTINCIONES

El 14 de julio de 2009 la presidenta Cristina Fernández ascendió postmortem a Juana Azurduy, del grado de teniente coronel, a generala del Ejército argentino, que nombró al Regimiento de Infantería de Monte Nº 28, con sede en Tartagal (provincia de Salta), como Generala Juana Azurduy.

En marzo de 2010, la misma Presidenta personalmente entregó el sable y las insignias de general del Ejército argentino ante sus restos, resguardados en la Casa de la Libertad, en Sucre. Junto al presidente boliviano Evo Morales firmaron un tratado que instituye el día del nacimiento de Juana Azurduy, como el "Día de la Confraternidad Argentina-Boliviana".

Su imagen decora el "Salón Mujeres Argentinas" de la Casa Rosada, sede del gobierno argentino. La Presidenta también dispuso que en la plaza Colón, contigua a la Casa Rosada de Buenos Aires, se ubique una estatua en honor a la figura de Juana Azurduy y que se reemplace el monumento a Cristóbal Colón.

En noviembre de 2009, el Senado la ascendió póstumamente al grado de Mariscal de la República, declarándola “Libertadora de Bolivia”.

DE HUÉRFANA A HEROÍNA

Descendiente de una familia mestiza, quedó huérfana y pasó los primeros años de su vida en un convento.



Madre en la guerra. Nació en Chuquisaca, en 1780. De madre indígena y padre español, perdió a cuatro hijos durante la guerra. Su última hija nació antes de una batalla, que libró con ella en brazos.




ALEJO CALATAYUD

LA REVOLUCIÓN COMUNERA

Calatayud se alzó en armas cuando la corona española decidió elevar desmedidamente los impuestos no sólo a los artesanos y comerciantes, sino al trabajo y producción de los indígenas lugareños un gravamen, además, contra las leyes vigentes, según un artículo elaborado por el escritor boliviano Jorge Mansilla.

Junto a enardecidos vecinos de la comarca valluna, Alejo Calatayud lanzó el 14 de noviembre de 1730 lo que se denominó "la revolución comunera". Con una bandera roja como emblema comandó la destitución de las autoridades.

Con palos, piedras, sogas y uno que otro arcabuz, dos mil alzados desbarataron el ataque de un batallón realista, a cuyos jefes militares dieron muerte. La revuelta unió a mestizos e indígenas, y se diseminó por toda la provincia de Cochabamba. La capital provincial fue rodeada y tomada por las fuerzas de Calatayud.

CONFLICTOS DE CLASE Y ÉTNICOS

La rebelión de 1730 se caracterizó por ser una intersección de conflictos de clase y étnicos. En la ciudad de Cochabamba, los rebeldes saquearon tiendas y viviendas, y mataron a 39 españoles. Sin embargo, una vez que un grupo de clérigos salió a las calles con el sacramento, los rebeldes detuvieron el derramamiento de sangre. Dos representantes de la élite criolla fueron elegidos como magistrados. A causa de la dispersión y pobre organización de la insurgencia, ésta no pudo hacer frente al contraataque organizado por la élite criolla (conducido por los magistrados locales).

TRAICIONADO Y DECAPITADO

Alejo, el platero, fue designado como una especie de actual concejal junto a otros alzados, pero apenas dos meses después (el 31 de enero de 1731) fue traicionado por sus camaradas, decapitado y descuartizado en la colina de San Sebastián.


ESTEBAN ARZE

EL CAUDILLO VALLUNO

Esteban Arze fue un caudillo del Alto Perú que luchó por la independencia americana. Fue libertador y comandante de las fuerzas de Cochabamba, vencedor en la batalla de Aroma y uno de los principales líderes del movimiento emancipador en el norte de las Provincias Unidas del Río de la Plata.Se incorporó en 1803 a las milicias de caballería Los Patricios de la Caballería de Punata, donde obtuvo el grado de alférez y finalmente el de capitán, máximo grado que alcanzó en el ejército real. Tiempo después abandonó la milicia para dedicarse a la causa emancipadora.

LEVANTAMIENTO DEL 14 DE SEPTIEMBRE

El primer levantamiento revolucionario del 14 de septiembre de 1810 fue encabezado por el gobernador Francisco del Rivero, secundado por el rebelde Esteban Arze. Prontamente, luego de tomar el poder politico, se estableció una Junta de Guerra que inició negociaciones con Buenos Aires, cuya Junta Gubernativa fue reconocida y bajo cuyas decisiones se puso a disposición. La Junta de Guerra de Cochabamba adoptó diversas medidas administrativas y se relacionó con las juntas de Chuquisaca y La Paz, que anteriormente se habían rebelado y declarado su libertad.

CONFINADO Y POBRE

Pese a haber sido uno de los hombres más reconocidos de la época. Esteban Arze pasó sus últimos días refugiado en el departamento de Beni, luego de haber sido conminado por la misma Junta de Buenos Aires al exilio. Murió pobre en Santa Ana de Yacuma a los 49 años.

Durante los primeros años (en lo que se organizaba formalmente la revolución por la independencia y durante la misma revolución), Esteban Arze, en reiteradas oportunidades, tuvo que huir de las garras de los peninsulares. Generalmente se refugiada en las colinas, desde donde él seguía moviendo a las masas convenciéndolas para luchar.

De esta manera, Arze es reconocido como uno de los insurgentes más perseguidos en la historia de la independencia.


TARATEÑO
Militar de profesión, nació en Tarata en 1770, en el seno de una familia rural acomodada y afincada en el lugar desde comienzos de ese siglo.

Una vida en el Valle Alto. Se casó con Petrona Nogales, quien al poco tiempo falleció. Luego, contrajo segundas nupcias con Manuela Rodríguez y Terceros.


MANUELA GANDARILLAS

En diversas ocasiones demostró su carácter varonil y audacia. Tradicionalmente se sabe que tomó parte en todas las acciones heroicas que han inmortalizado a los cochabambinos.

Su valor era digno de su virtud. Se cuenta que ella pronunció a viva voz el 27 de mayo de l812, al ir a enfrentar a las tropas de Manuel Goyeneche, la frase histórica: "Si ya no hay hombres, aquí estamos nosotras para afrontar al enemigo y morir por la Patria". Y partió al puesto del sacrificio, a la cabeza de las de su sexo, cuyo ejemplo arrastró a los pocos varones que aún quedaban en la plaza.

ARREMETIDA DE GOYENECHE

La historia cuenta que Goyeneche derrotó a las fuerzas que comandaban Esteban Arze y Díaz Vélez en la batalla de Amiraya (15 de agosto de 1811). Este hecho le permitió ingresar triunfante en la ciudad de Cochabamba.

MUJERES CON CORAJE

La ciudad de Cochabamba estaba desguarnecida, por cuanto no habían quedado en ella sino mujeres y ancianos, niños y muy pocos hombres hábiles para el combate. Armándose de palos, cuchillos, piedras y algunos fusiles, las heroícas mujeres cochabambinas, muchas de ellas conduciendo a sus pequeñuelos, marcharon con temeraria resolución a parapetarse en la colina de San Sebastián (La Coronilla). Según coinciden varios cronistas, Goyeneche tendió un cerco mortal alrededor de la colina donde se concentraron las combatientes. La matanza fue despiadada.




SEBASTIÁN PAGADOR

LA HISTÓRICA PROCLAMA Y LLAMADO A INSURRECCIÓN

Una noche antes del 10 de febrero de 1781, el sargento Sebastián Pagador lanzó en el cuartel de Oruro, la famosa proclama: “Amigos, paisanos y compañeros... Se intenta la más grave traición contra nosotros por los chapetones... En ninguna ocasión podemos mejor dar evidentes pruebas de nuestro amor a la patria, sino en esta. No estimemos en nada nuestras vidas, sacrifiquémoslas... Convirtiendo toda la humanidad... que hemos tenido con los españoles, en ira y furor y acabemos de una vez con esta maldita raza...”.

LA REVUELTA DESCONTROLADA

Los días posteriores no se perdonó a ninguno de los españoles, y de todas las comunidades cercanas llegaron indígenas a tomar posesión de la villa. La alianza de indígenas tomó un camino incontrolable y terminó con la intervención de las tropas españolas.


ORUREÑO
Sargento mestizo, encabezó tropas en el afán libertario y fue pieza clave en la sublevación de 1781

Pagador murió esperando a Túpac Amaru. Mientras resguardaba las cajas reales que estaban destinadas a cubrir los gastos que supondría el arribo del caudillo revolucionario.


PEDRO DOMINGO MURILLO

LOS PATRIOTAS CONTRA LA CORONA

En 1809 lideró un grupo de patriotas que conspiró y se sublevó el 16 de julio de 1809. Pocos días después, se reunieron en un cabildo para hacer conocer un documento llamado Proclama de la Junta Tuitiva, el mismo expresaba la liberación de las tierras del Alto Perú, del imperio español. Tras la revolución del 16 del julio, los realistas enviaron tropas desde el Virreinato del Perú y desde Buenos Aires, para reprimir la revolución en La Paz.

LA RESISTENCIA

HEROICA

Murillo, con 1.000 patriotas, tuvo valor de presentarle batalla a Goyeneche que tenía un ejército de 5.000, en Chacaltaya (25 de octubre de 1809). Vencido, se retiró a Zongo, pero allí fue hecho prisionero. Murillo decidió escapar del ejército realista, pero fue capturado y llevado a la horca junto a otros patriotas el 29 de enero de 1810.

PACEÑO

Cada 16 de julio, el pueblo de La Paz recuerda la gesta de 1809. El festejo comienza cuando las autoridades encienden la llamada Tea de la Libertad.

Murillo, antes de ser ejecutado

pronunció la célebre frase: "Yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar".



BRUNO RACUA

HÉROE AMAZÓNICO

Armado de un arco y una flecha, el 11 de octubre de 1902, se hizo visible la figura de Bruno Racua, un héroe nacional de origen tacana que luchó en la Guerra del Acre para hacer posible la victoria boliviana en la Batalla de Bahía (hoy Cobija), y de esa manera salvar una parte de su territorio amazónico ante la invasión brasileña.

Pese a su destacado papel, muy poco es lo que se sabe de este valeroso hombre que combatió en esa confrontación bélica que concluyó con el tristemente célebre y famoso tratado de Petrópolis, donde el país perdió gran parte de su territorio.

EL SÍMBOLO DE LA BATALLA DE BAHÍA

Según el historiador Raúl Calderón, este personaje, que quedó relegado en la historia de Bolivia, había sido un icono muy influyente en la Batalla de Bahía. Sin embargo, en noviembre de 2003, mediante Ley de la República N° 2557, Racua fue declarado héroe nacional en homenaje a su valor. Gracias a su participación en la acción épica de la Columna Porvenir, se consolidó la soberanía nacional en el noreste del país.

Un arco y una flecha

Cuando Bruno participó de la Batalla de Bahía tenía 20 años. Por relatos se pudo establecer que era muy hábil.

Un héroe casi anónimo. Nació el 6 de octubre de 1879, en provincia Abel Iturralde (Beni). Se dice que sus padres fueron Clemente Racua y Clotilde Chimay.



lunes, 11 de agosto de 2014

GREGORIA APAZA

LA HEROICA HERMANA DE JULIÁN APAZA

En 1781, participó junto a su hermano Julián Apaza (Túpac Katari) en los movimientos indigenas contra los españoles. En ese proceso, Túpac Katari tenía en dos mujeres su mayor apoyo: una era su esposa, Bartolina Sisa, y la otra era su hermana, Gregoria Apaza.

Su carácter dominante y extraordinaria fortaleza dieron un importante apoyo en la organización del cerco histórico a la ciudad de La Paz. Cuando Túpac Katari se ausentaba de los campamentos que rodeaban a la ciudad de La Paz en 1781, Gregoria Apaza junto a Bartolina Sisa asumieron el mando de las tropas aymaras, impidiendo que se sienta la ausencia del líder.

LA AGUERRIDA LÍDER Y JUSTICIERA

La fama la tuvo en vida, cuando dirigió hordas indígenas de guerreros y ajustició a españoles con su propia mano.

Cuando el cerco a La Paz parecía consolidado, Túpac Katari encargó a su hermana la conquista del valle paceño de Sorata que logró tras cruentas batallas lideradas por Gregoria y Andrés Túpac Amaru. El 6 de septiembre de 1782, la cacique Gregoria Apaza fue ahorcada desnuda en la Plaza Mayor de La Paz. Antes, una corona de espinas ciñó su frente.



La cacique del cerco

Gregoria Apaza fue la líder indígena de la rebelión de Túpac Katari, desarrollado en los años 1752 - 1782.

Líder en su familia y entre su gente. El padre y la madre de Gregoria Apaza fueron Nicolás Apaza y Marcela Nina. Tuvo dos hermanos Julián y Martín. Ella lo dejó todo por su lucha.