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miércoles, 6 de agosto de 2014

Video Santa Marta, la última morada del libertador

Hay un reloj en Santa Marta, Colombia, cuyas manecillas dejaron de girar el 17 de diciembre de 1830. A la una de la tarde con tres minutos y cincuenta y cinco segundos (1:03:55) un hombre desenvainó su espada, cortó el cordón del péndulo, pero antes exclamó: "¡Ha muerto el Sol de Colombia!”. Desde entonces ese reloj marca la misma hora.

Ese es el día y la hora en que se fue de este mundo el padre de cinco naciones, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte Palacios y Blanco, conocido simplemente como Simón Bolívar. Una vida que en palabras del escritor Gabriel García Márquez: “No volverá a repetirse por los siglos de los siglos”.

La persona que detuvo al reloj fue el general venezolano Mariano Montilla, uno de los pocos militares que acompañaron al libertador en su lecho de muerte. Ciento ochenta y nueve años después, la hacienda de San Pedro Alejandrino conserva intacto el mobiliario de la época y objetos que rodearon a Simón Bolívar en sus últimos 11 días de vida.

“En esos dos árboles de tamarindo que usted ve al fondo se tendió una hamaca para que un enfermo Bolívar descansara, pero no la llegó a utilizar”, explica Edwin Nova, guía de la Quinta de San Pedro Alejandrino. Efectivamente, esos árboles centenarios siguen de pie al igual que la arquitectura y paisajes de los inicios de este sitio histórico.

El libertador mal pagado

El hombre que no sobrepasaba 1,61 metros de estatura hizo lo que muy pocos lograron en el mundo, entregó su vida por la emancipación de los pueblos latinoamericanos, pero fue mal pagado. Cuando falleció, vio frustrado su sueño de unir a Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia en una sola nación. Y no solo fue eso, murió pobre y traicionado por los amigos.

Bolívar, enterado de que uno de los que consideraba su sucesor, Antonio José de Sucre, había sido asesinado en junio de 1830, se sintió profundamente decepcionado; renunció a la Presidencia de la Gran Colombia, vendió algunas joyas y caballos en Caracas (Venezuela), e inició su viaje hacia el exilio, señala Gerhard Masur, en su libro Simón Bolívar.

El libertador, pese a que su salud se agravaba, tenía planeado embarcarse para Europa; por ese motivo se dirigió a Colombia por el río Magdalena. A Santa Marta llegó el 1 de diciembre del mismo año y el español Joaquín de Mier y Benítez le brindó posada, relata el guía Nava.

En principio se hospedó en la Casa de la Aduana o antigua Casa del Consulado español, pero por el bullicio fue trasladado a la quinta, adonde arriba el 6 de diciembre. La inmensa vegetación y las faenas de la elaboración de la caña de azúcar llaman su atención y se dedica a recorrer la hacienda los primeros cuatro días, pero su salud empeora.

El médico francés, Alejandro Próspero Reverend, que fue contratado por el general Montilla para que atendiera a Bolívar, describe así la salud del enfermo: "Disimula sus padecimientos, pero estando solo da algunos quejidos".

Final anunciado

Bolívar, el 10 de diciembre de 1830, le pidió a su médico que le dijera la verdad de su estado de salud y, al conocer que tenía muy pocas probabilidades de vida, al día siguiente escribió su testamento y su última carta en la que pide mantener la unidad de la Gran Colombia, como le llamaba a las naciones que libertó de mano de los españoles. Seis días después, a las 13: 03:55 hizo su tránsito a la inmortalidad.

El médico Reverand, que acompañó a Bolívar en sus últimos instantes de vida, pidió ser enterrado en el lugar donde murió el libertador. Sus restos mortales permanecen actualmente en ese lugar, así como la cama y demás enseres que rodearon al hombre que dedicó más de la mitad de su vida a liberar a los pueblos de América del Sur. Actualmente sus restos mortales descansan en el Panteón Nacional de Venezuela.

Historia que perdura en el tiempo

Colombia se ha dado a la tarea de preservar en el tiempo la vida y obra de Simón Bolívar. El lugar donde murió en Santa Marta es un museo histórico, rodeado de arte y naturaleza. Este lugar está abierto al público de martes a domingo. Son estudiantes de secundaria y universitarios los que hacen de guías turísticos.

Eder Peña, jefe de los guías de la Quinta de San Pedro Alejandrino, explica que este es un espacio de 22 hectáreas dedicado a difundir las glorias del padre de Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Perú. Hay también un espacio destinado al arte y a la preservación de la naturaleza.

La quinta recibe todo el año a visitantes interesados por conocer la vida de Bolívar, historia y arte de Colombia, además del jardín botánico. “Se reciben un promedio de 160.000 visitantes por año, aquí vienen en grupos, en familia o personas solas”, cuenta Peña.

En Bogotá, Colombia, también hay otra quinta que, aunque en periodos muy breves, fue habitada por Bolívar. Es "una pequeña demostración de gratitud y reconocimiento en que se halla constituido este departamento de Cundinamarca por tan inmensos beneficios de que lo ha colmado Su Excelencia, restituyéndole su libertad", dice un documento firmado en 1820 por autoridades bogotanas cuando le obsequiaron esta finca a Bolívar.

Este sitio, actualmente conserva todo el mobiliario de la época y también es un espacio en el que se fomenta la difusión del arte y la cultura. Está abierto al público de martes a domingo.

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