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lunes, 11 de agosto de 2014

La rebelión de Oruro en un momento político importante

El levantamiento del 6 de octubre de 1810, fue fundamental para la lucha por la libertad en América, porque en un momento político tan importante para la causa patriota, Oruro se levanta y promueve primero un respaldo formidable para la Batalla de Suipacha y luego entre las huestes de voluntarios orureños encabezados por Tomás Barrón, junto a las tropas cochabambinas a la cabeza de Esteban Arze; forman el primer ejército altoperuano que triunfa sobre las fuerzas realistas, en la batalla de Aroma, el 14 de noviembre de ese mismo año.

Lo ocurrido en la gloriosa batalla de Aroma, hizo fracasar el intento del presidente de la Audiencia de Charcas para organizar un poderoso ejército realista para sofocar la avanzada de los ejércitos auxiliares que venía desde el norte argentino y hacía peligrar la estabilidad de la Colonia española. Fue la revolución del 6 de octubre, la que en todo caso, fue la base para este logro", acotó.

Antecedentes El 6 de octubre se produjo el pronunciamiento de Oruro, encabezado por el subdelegado de Hacienda y Guerra Tomás Barrón, adhiriendo a la Junta de Buenos Aires.

El recién llegado ministro contador José María Sánchez Chávez decidió resistir, encerrándose con los caudales junto con las escasas fuerzas veteranas y solicitando ayuda al general Juan Ramírez Orozco. A su vez, los revolucionarios de Oruro solicitaron ayuda a los de Cochabamba.

Rivero envió a Oruro unos 2.000 soldados al mando de Arce, 200 de ellos de infantería armados con fusiles de estaño, 500 de caballería y el resto eran los cívicos urbanos al mando de Guzmán. Llevaban dos cañones de estaño, garrotes y hondas.5 Eufronio Viscarra relata sin embargo, que la fuerza era de 1.000 hombres divididos en 10 compañías, auxiliados por 174 indígenas que transportaban los pertrechos. Señala que sólo un tercio tenía armas de fuego.6

Arce llegó a esa ciudad el 20 de octubre y reemplazó a Sánchez Chávez por Manuel Contreras. Luego de reforzar sus tropas con milicias locales, salió el 12 de noviembre junto con Guzmán y con 1.500 hombres mal armados al encuentro de las tropas realistas que el general Ramírez había enviado para sofocar la insurrección de Oruro. Estas tropas, 450 infantes veteranos y 150 dragones con dos piezas de artillería, estaban al mando de Fermín Piérola (otras fuentes mencionan 800 hombres).

El 14 de noviembre se produjo la batalla sobre un suelo muy accidentado, en donde la caballería cochabambina consiguió envolver a los realistas lo que culminó con el triunfo de Arce y la persecución del ejército realista en dirección a La Paz, teniendo éste la mitad de sus fuerzas muertas o prisioneras.

Piérola intentó resistir en Sicasica, pero su ingreso en el pueblo fue impedido por sus habitantes. Continuó hacia Calamarca y luego a Viacha, en las afueras de La Paz, en donde se hallaba Ramírez Orozco, quien repasó el río Desaguadero con sus tropas y los caudales públicos a mediados de noviembre. El 15 de noviembre ordenó al coronel Domingo Tristán y Moscoso que, en caso de que se produjera un levantamiento en La Paz, desalojara la ciudad con lo que pudiera salvar. Luego de la victoria y durante la persecución de los realistas, las tropas milicianas cochabambinas se dispersaron, retornando sólo un grupo pequeño a Cochabamba.

El gobernador Rivero emitió un bando el 21 de noviembre festejando la victoria:

Por cuanto la victoria de nuestras armas contra los enemigos de la felicidad común que decretaron la resistencia a los designios de nuestra capital Buenos Aires, obtenida por los campeones de ella en Suipacha y por nuestros esforzados y leales cochabambinos, exige que tributando al Dios de las batallas las más fervorosas gracias por la misericordia con que nos ha protegido, se hagan también demostraciones de nuestro júbilo y complacencia (...) en las noches de este día y las dos siguientes se iluminen los balcones, ventanas, puertas de calle y tiendas, y que en las de mañana y siguientes se procure la diversión pública en celebración de aquellas acciones decisivas de nuestra feliz suerte.

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