A mediodía de ayer, en la Plaza 10 de Febrero se entonó el Himno Nacional como un homenaje a sus 170 años de haber sido compuesto por José Ignacio de Sanjinés la letra y la música por Benedetto Vincenti.
En el acto, la gente reclamó la presencia de las principales autoridades políticas del departamento, como es el gobernador Víctor Hugo Vásquez, y del municipio, el alcalde Edgar Bazán Ortega.
A momento de entonarse lo que en principio se llamó "canción patriótica", se izaron la Bandera Nacional, la Wiphala y la Bandera Departamental color carmesí, por el secretario de Cultura y Turismo del Gobierno Autónomo Departamental de Oruro (Gad-Oru), Marcelo Lara, el presidente de la Brigada Parlamentaria, Francisco Quispe y el secretario de la Asamblea Legislativa Departamental de Oruro, Andrés Choque, respectivamente.
Además estuvieron presentes senadores, diputados, asambleístas, autoridades militares y policiales, que junto a soldados, policías y población en general que transitaba por la Plaza de Armas, cantaron el himno en sus cuatro partes.
Luego Lara, en representación del gobernador, refirió que antes de 1845 Bolivia no tenía un himno y lo que se hacía era entonar algunas canciones populares o algunas marchas militares en los actos cívicos, hasta que el presidente José Ballivián tuvo la iniciativa de convocar a un músico que estaba de paso por Chile para que realice una composición.
"A partir de esa fecha se hizo un trabajo bastante arduo con las bandas militares y el 18 de noviembre de 1845 se estrenó el Himno Nacional en un acto solemne en presencia de autoridades políticas de la República de Bolivia de ese entonces y en 1851 a través de un decreto, el presidente Isidoro Belzu oficializó este Himno Nacional, que en un principio se llamaba canción patriótica", explicó Lara.
Dijo que la letra refleja el patriotismo de los bolivianos y la historia, además de toda la convicción y compromiso que se tiene con esta tierra y con el pueblo.
"Es un orgullo poder dirigirnos en este día a la población y homenajear a todos quienes han gestado esta canción que nos identifica a los bolivianos, es símbolo de nuestra identidad y de nuestra unidad y por eso debemos celebrar con sumo fervor cívico y esperemos que este acto sea de reafirmación de nuestro sentido patriótico", sostuvo Lara.
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jueves, 19 de noviembre de 2015
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Beni celebra 173 años de creación
Hace 173 años en 1842 bajo la presidencia del general José de Ballivián y Segurola el 18 de noviembre se promulgó la ley de creación del departamento de Beni en conmemoración al primer aniversario de la victoriosa batalla de Ingavi.
Esta batalla fue muy importante para el país, pues no solo selló definitivamente la independencia de Bolivia, sino que en este acontecimiento bélico perdió la vida uno de los peores enemigos del país, el general peruano Agustín Gamarra.
Beni después de Pando es uno de los departamentos más jóvenes del país, esta región también es conocida como el vergel de Bolivia, por la abundante vegetación que tiene.
Es una de las regiones menos pobladas del país, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda del 2012, tiene 425.780 habitantes, pero es el segundo departamento con mayor extensión territorial, pues tiene 213.564 kilómetros cuadrados.
Su geografía abarca gran parte de la Amazonía, solo en la región Sudoeste se encuentra parte de la cordillera andina. Su actividad principal es la ganadería, una gran parte de la carne de res que se consume en los principales centros urbanos del país proviene de Beni.
A pesar de tener un gran potencial ganadero y agrícola, todavía tiene muchas limitaciones, pues existen poblaciones de Beni a las cuales no se puede acceder por carretera solo por vía aérea o por río.
Además de la ganadería otro potencial que tiene es el turismo, pues encierra hermosos paisajes que permiten gozar de la naturaleza y disfrutar de un aire sano.
Esta batalla fue muy importante para el país, pues no solo selló definitivamente la independencia de Bolivia, sino que en este acontecimiento bélico perdió la vida uno de los peores enemigos del país, el general peruano Agustín Gamarra.
Beni después de Pando es uno de los departamentos más jóvenes del país, esta región también es conocida como el vergel de Bolivia, por la abundante vegetación que tiene.
Es una de las regiones menos pobladas del país, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda del 2012, tiene 425.780 habitantes, pero es el segundo departamento con mayor extensión territorial, pues tiene 213.564 kilómetros cuadrados.
Su geografía abarca gran parte de la Amazonía, solo en la región Sudoeste se encuentra parte de la cordillera andina. Su actividad principal es la ganadería, una gran parte de la carne de res que se consume en los principales centros urbanos del país proviene de Beni.
A pesar de tener un gran potencial ganadero y agrícola, todavía tiene muchas limitaciones, pues existen poblaciones de Beni a las cuales no se puede acceder por carretera solo por vía aérea o por río.
Además de la ganadería otro potencial que tiene es el turismo, pues encierra hermosos paisajes que permiten gozar de la naturaleza y disfrutar de un aire sano.
170 años del Himno Nacional
Se celebra hoy 170 años del Himno Nacional de Bolivia, la letra le corresponde a José Ignacio de Sanjinés y la música a Leopoldo Benedetto Vincentti. Se escuchó por primera vez el 18 de noviembre de 1845, en la antigua plaza de Armas, hoy plaza Murillo, en la ciudad de La Paz.
El Himno Nacional es una marcha —en compás de 4/4, aunque popularmente se canta en 12/8—, con letra de José Ignacio de Sanjinés y música de Leopoldo Benedetto Vincentti. Fue estrenado a las doce del día, de un día como hoy, con unos 90 instrumentistas, pertenecientes a las bandas militares de los batallones quinto, sexto y octavo.
Al escuchárselo por primera vez, se le dio el nombre de la Canción Patriótica. Aquel día se festejaba el cuarto aniversario de la victoriosa Batalla de Ingavi, con varios actos de civismo extraordinario.
AUTORES
José Ignacio de Sanjinés, autor de la letra del Himno Nacional, era jurisconsulto, legislador y poeta; nació en Chuquisaca, en 1786 y murió en Sucre el 15 de agosto de 1864.
Leopoldo Benedetto Vincentti nació en Roma, cursó estudios en el Conservatorio de París, fue contratado por el almirante Du Thus, para que los acompañara en su segundo viaje alrededor del mundo. Fue traído a Bolivia por el Presidente Ballivían. Se quedó en la ciudad de La Paz, contrayendo matrimonio con una dama boliviana. Años después regreso a su país, donde murió.
En el gobierno del general Manuel Isidoro Belzu, en 1851, mediante Decreto Supremo, se oficializó el Himno Nacional de Bolivia y se mandó a imprimir para que fuera distribuido en las calles. En 1834, en la ciudad de Sucre salió a luz una composición llamada “Marcha Nacional”; obra del maestro peruano y catalogado como el primer músico de América, Don Pedro Ximenez Abrill y Tirado, quien ejercía el cargo de Maestro de la Capilla de la Catedral de Sucre.
Esta composición no llegó a oficializarse, muy posiblemente por la creación, organización y eliminación de la Confederación Peruano-Boliviana. Las partituras originales se encuentran en el Archivo Histórico de la Catedral de Sucre, formando parte del patrimonio musical de Bolivia.
Hoy en un acto a celebrarse en el Teatro Municipal se celebrará la entonación del Himno Nacional.
El Himno Nacional es una marcha —en compás de 4/4, aunque popularmente se canta en 12/8—, con letra de José Ignacio de Sanjinés y música de Leopoldo Benedetto Vincentti. Fue estrenado a las doce del día, de un día como hoy, con unos 90 instrumentistas, pertenecientes a las bandas militares de los batallones quinto, sexto y octavo.
Al escuchárselo por primera vez, se le dio el nombre de la Canción Patriótica. Aquel día se festejaba el cuarto aniversario de la victoriosa Batalla de Ingavi, con varios actos de civismo extraordinario.
AUTORES
José Ignacio de Sanjinés, autor de la letra del Himno Nacional, era jurisconsulto, legislador y poeta; nació en Chuquisaca, en 1786 y murió en Sucre el 15 de agosto de 1864.
Leopoldo Benedetto Vincentti nació en Roma, cursó estudios en el Conservatorio de París, fue contratado por el almirante Du Thus, para que los acompañara en su segundo viaje alrededor del mundo. Fue traído a Bolivia por el Presidente Ballivían. Se quedó en la ciudad de La Paz, contrayendo matrimonio con una dama boliviana. Años después regreso a su país, donde murió.
En el gobierno del general Manuel Isidoro Belzu, en 1851, mediante Decreto Supremo, se oficializó el Himno Nacional de Bolivia y se mandó a imprimir para que fuera distribuido en las calles. En 1834, en la ciudad de Sucre salió a luz una composición llamada “Marcha Nacional”; obra del maestro peruano y catalogado como el primer músico de América, Don Pedro Ximenez Abrill y Tirado, quien ejercía el cargo de Maestro de la Capilla de la Catedral de Sucre.
Esta composición no llegó a oficializarse, muy posiblemente por la creación, organización y eliminación de la Confederación Peruano-Boliviana. Las partituras originales se encuentran en el Archivo Histórico de la Catedral de Sucre, formando parte del patrimonio musical de Bolivia.
Hoy en un acto a celebrarse en el Teatro Municipal se celebrará la entonación del Himno Nacional.
martes, 17 de noviembre de 2015
La insurrección potosina de 1810
La conformación de la Junta Gubernativa de Buenos Aires y la entrada del primer ejército auxiliar al territorio de la Audiencia de Charcas en 1810, trajo como consecuencia el pronunciamiento a favor de la causa de las Provincias Unidas del Río de La Plata, de entre todas las ciudades de importancia del Alto Perú. La Villa Imperial de Carlos V no fue la excepción.
Su pronunciamiento, llevado a cabo el 10 de noviembre del citado año, fue una consecuencia directa del triunfo insurgente alcanzado en la batalla de Suipacha, que se dio apenas tres días antes de la revolución potosina. La noticia de la derrota de los realistas llegó gracias a los primeros dispersos del ejército del general Córdova, quienes entraron en la Villa el día 9 por la tarde. Esto aceleró el movimiento que tiempo atrás ya se venía gestando en Potosí, cuya primera acción fue liberar a los presos de la cárcel local.
El 10 de noviembre de 1810, la clase acomodada, así como los pertenecientes a los estratos más bajos, participaron del alzamiento general en contra de las autoridades realistas y del sistema de gobierno imperante hasta ese momento. Una de las acciones más importantes llevadas a cabo fue el arresto del Gobernador Intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, quien en primera instancia fue remitido a su casa, pero una vez que quiso fugar, se lo trasladó a la Casa de la Moneda.
La insurrección se nutrió de todo tipo de gente. El historiador Modesto Omiste realiza un recuento de los cabecillas del movimiento; en él estaban: Salvador José de Matos, Pedro Ascárate, Alejo y Mariano Aurelio Nogales, Joaquín de la Quintana (quien tenía el grado de Alférez Real), Eustaquio Eguivar, los hermanos Millares, Manuel Molina, Mariano Subieta, Melchor Daza, el teniente coronel Diego Barrenechea y Pedro Costas, natural de Francia.
Édgar Valda, en su libro Potosí durante la Independencia de Charcas 1810-1817, resalta a dos de estos personajes: Salvador José de Matos y Mariano Aurelio Nogales. El primero fue Ensayador del Banco, es decir que se ocupaba de “ensayar” o verificar la calidad de la plata que se traía al Banco de San Carlos. Este oficio era muy importante, pues permitía que toda la plata que circulaba en Potosí, en Charcas y más allá de sus fronteras, tuviera una ley uniforme, lo que daba valor y peso a las monedas acuñadas en Potosí. Matos fue uno de los cabecillas más importantes del movimiento. Un año atrás, con motivo del pronunciamiento de Chuquisaca, el 25 de mayo de 1809, Francisco de Paula Sanz lo mandó a arrestar, temiendo que su contacto con Bernardo Monteagudo repercutiese en una revolución semejante en suelo potosino. Ya en los sucesos de 1810, fue a Matos a quien se le avisó del intento de fuga del Gobernador Intendente.
Durante el tiempo que duró la estadía del primer ejército auxiliar en Charcas, Matos fue designado Síndico Procurador de Potosí, lo que equivaldría a un abogado que defiende las causas del Estado. Esto nos indica que nuestro personaje debió de haber tenido estudios universitarios y quizá se haya graduado. Una vez fuera los ejércitos auxiliares del territorio de Charcas, Matos continuó con su andanza insurgente, haciéndose un caudillo notorio. Sin embargo, fue arrestado en 1812 por las fuerzas realistas cuando se dirigía a las provincias del sur, de esta forma, el 30 de julio de 1812 fue ajusticiado en Potosí en la horca terminando así sus correrías.
Mariano Aurelio Nogales, perteneció a una familia numerosa y todos se unieron al bando insurgente; en total fueron 13, entre hermanos primos y sobrinos, los que participaron en la Guerra de la Independencia. Mariano Aurelio fue nombrado Sargento Mayor gracias a la captura de los contrarrevolucionarios en Potosí en abril de 1811. Luego de la salida del ejército auxiliar se dedicó a acaudillar gente, en especial a la “indiada” con quienes combatió al enemigo. Lastimosamente, al igual que Matos, fue capturado, puesto en prisión y posteriormente ejecutado en la horca el 15 de julio de 1812, es decir, apenas unos días antes que su compañero insurgente.
La participación popular se puede evidenciar en el testimonio de Francisco, un mulato esclavo de Benito Antonio Goyena, subdelegado de Chichas, muerto días antes de la revolución. Miguel de Goñi, uno de los albaceas de la finada autoridad, le siguió un proceso ante las autoridades impuestas por los porteños, en el cual lo inculpó de haberle amenazado con quitarle la vida en su casa “a punta de pistola” el 10 de noviembre de 1811. En su defensa, Francisco alegó que respondió como “fiel patriota” y que fue uno de los que actuó para liberar a los presos de la cárcel y fue uno de los primeros en tomar la plaza principal y atacar a los realistas que manejaban los cañones con los cuales hacían daño a los “patriotas” en el día de la revolución, añadiendo que Goñi era contrario a este partido por lo cual le seguía el juicio.
No cabe duda que esclavos como Francisco además de indígenas, mestizos y criollos protagonizaron la insurrección en Potosí aquel 10 de noviembre de 1810. La acción conjunta llevó al éxito al movimiento. Después vendría Castelli con el ejército auxiliar, el que exigirá la jura a la Junta Gubernativa antes de entrar en la urbe, lo cual se realizó el 24 de noviembre. La Villa Imperial fue testigo de la entrada y salida de dos ejércitos auxiliares más, así como de los ejércitos realistas, fue su destino al estar entre Lima y Buenos Aires.
Los enigmas del mascarón, el símbolo potosino
Si se ve con detenimiento es posible notar que una ceja es distinta a la otra, lo mismo que la forma de los ojos. De ambas diferencias no caben dudas, pero la sonrisa... esa sí despierta incertidumbre, incluso perplejidad. Para unos sonríe, para otros es irónico, casi siniestro.
¿Quién es?, ¿qué pretende decir?, ¿quién lo entronizó? El mascarón de la Casa Nacional de Moneda es un misterio que no solo ocupa páginas de libros de historia intentando explicar sus orígenes, sino que es motivo de mitos y leyendas urbanas. Como fuere, nadie duda que, junto al Cerro Rico, es el mayor símbolo de Potosí, departamento que hoy conmemora 205 años de su gesta libertaria del yugo español.
Los más célebres historiadores potosinos, entre ellos Modesto Omiste, Armando Alba y Mario Chacón, señalan con exactitud que el mítico rostro del mascarón es obra del francés Eujenio Moulon, experto maestro tallador de cuños de monedas y medallas, quien fue funcionario titular de Casa Nacional de Moneda en la década de 1850, explica el escritor Daniel Oropeza Alba. Pero la figura no fue precisamente esculpida, se trata más bien de una argamasa de cal.
El historiador Édgar Valda precisa que fue en 1856 cuando el mascarón fue elaborado y desde ese año, dice, ya es parte indisoluble de la Casa de Moneda, constituyéndose en una especie de ícono que representa a todo Potosí.Oropeza asegura que Moulon arribó a la Villa Imperial con una colección de medallas francesas que serviría de muestrario para la fabricación de otras similares bolivianas, que por su trascendencia en el mundo numismático eran usadas para realizar el pago de cualquier transacción comercial, asimilado, según su peso, a los tipos de monedas circulantes. El escritor añade que el tallador francés mostró su talento en la elaboración de medallas, pero su obra maestra fue la cara de un dios griego (el mascarón), que fue ubicado en el arco del primer patio de la Casa de Moneda.
Indescifrable. Su rostro mitad risueño (tal vez con ironía) y mitad contrito, coronado de racimos de uvas que le dan un atributo olímpico, es su mayor característica. De allí que muchos lo vinculen con el dios griego Baco. El escritor y periodista húngaro Tibor Sekelj lo describió así: “Es la cara de hombre de un metro de altura, coronada de uvas y hojas de parra. Muestra una sonrisa misteriosa, sin poder descifrar si detrás de una apariencia bonachona oculta un pensamiento malicioso, o es la risa de satanás en un momento de ingenuo esparcimiento”.
Valda refiere que su colega, el potosino Vicente Terán afirmaba que “quizá ríe por la abundancia, los placeres y comodidades que suele dar el dinero. O por el dolor humano y la humanidad que circula por el mundo arrastrando su cortejo de miserias, pasiones, maldades y vicios”.
El director de Casa de Moneda, Rubén Ruiz, aclara que el repositorio no nació con el mascarón, toda vez que entre 1759 y 1773, periodo que duró su construcción, en su lugar estaba el Escudo de Armadas de España. Explica que existen diversas interpretaciones de la imagen; una —dice— es la representación del esplendor y decadencia de Potosí. En 1611 era una de las ciudades más ricas y pobladas de América, pero en 1810, antes de la independencia, su población se redujo a 8.000 habitantes.
“Si se divide en dos el rostro a partir de la nariz, hacia un extremo luce sonriente y picaresco, con una ceja levantada, lo que trataría de explicar la grandeza de Potosí. La otra mitad es más seria, lo que representaría su decadencia”, manifiesta Ruiz. Refiere otras versiones según las cuales la figura personifica a un expresidente de Bolivia o a uno de los exdirectores de la Casa de Moneda. “Se han tejido varias historias, pero nadie duda de que se ha convertido en un símbolo de la Casa de Moneda y también de la Villa Imperial”.
Creencias. Por si tanta especulación no bastara, se lo vincula además con una deidad de la abundancia de los indígenas de Tomave y Yura, quienes —se cuenta— al trasladar la sal de Uyuni a los valles, ingresaban a la Moneda y hacían sus ofrendas. Y claro también se habla de una representación del indígena quechuista Diego Huallpa, quien descubrió la plata del Cerro Rico.
A estas lecturas se suman las de los visitantes al repositorio donde el mascarón se luce. Valda señala que para los niños, es una especie de “duende o cucu” de las viejas leyendas potosinas. Al igual que Ruiz apunta a la alegoría de “un director malo” de la Moneda.
Leyendas urbanas arraigadas en la Villa Imperial sostienen que cuando los niños lo ven por primera vez aseguran que los ojos de la figura se mueven y que les sonríe, causándoles temor. La imagen hace las veces de custodio del lugar, uno de los recintos más importantes para la historia de América y de Bolivia por el valor que tuvo y aún tiene la riqueza potosina.
Tal es la fama del mascarón que en Potosí se acuñó la frase “moneda huya” o cara de moneda, que alude a una persona no solo por “la linda carita que se gasta” (expresión de uso popular), sino por sus “lindos actitos, mañuderías y maniobritas”, son de aquellos a los que se considera “maestros para hacer las cosas por abajito, de calladito y de ocultitas”.
Los ‘diversos rostros’ de la singular figura, ayer y hoy
Omar Velasco
Aún queda por averiguar por qué a quienes habitamos esta ciudad nos gusta ser fabuladores o inventores de leyendas; quizá para intentar explicar aquello que no entendemos. ¿Será que mantenemos la herencia dejada por don Bartolomé Arzáns Orsúa y Vela, quien fue el primer literato de la cultura boliviana al escribir los tres tomos de la historia de la Villa Imperial de Potosí, lo que nos impulsa siempre a buscar una explicación a las cosas? Pues algunas veces ese afán nos puede llevar a crear leyendas.
Con el mascarón de la Casa Nacional de Moneda nuestra inventiva floreció de manera diversa para personificar a tan enigmática figura, y cada representación resulta inolvidable para quienes vivimos en Potosí.
La primera ocurrencia en tiempos modernos surgió el siglo XX, entre los años 60 y 80, en plena dictadura. Un comunicador social que intentaba hacer crítica social a través del sarcasmo —hoy el abogado Julio Fajardo Barahona, locutor de radio Indoamérica— lanzó al aire un programa de humor llamado El mascarón de la Moneda, ríe… pero ríe. Con esta estrofa reiteradamente repetida en un monólogo de media hora, Fajardo tomaba el micrófono una vez por semana usando la ironía como vehículo de denuncia y la imagen del mascarón como transmisor de esas ideas.
Los artistas plásticos inclinados por la caricatura y la tira cómica hacen lo suyo en este Siglo XXI, es decir en tiempos de cambio. Especialmente desde 2010, con su creatividad han antropomorfizado al mascarón por lo que no es sorprendente —entre otras interpretaciones— verlo llevando la armadura de Don Quijote, es jinete y tiene un compañero de lucha, no Sancho Panza, sino a una cholita potosina con su tradicional sombrero blanco de copa dura.
Como Don Quijote, el mascarón potosino es “desfacedor de entuertos”, es decir que se constituye en el símbolo moderno de la rebeldía de quienes habitamos esta ínclita Villa. Metafóricamente, cobró vida en los duras jornadas de 2010 y se mantiene firme igual que el Cerro Rico, para defender a su pueblo de toda acción de control, dominio e intención de velar las necesidades y sueños de los potosinos.
Varios son los artistas que le han añadido elementos que buscan representar el ser y sentir potosinos, por ejemplo armado de lanza, escudo y espada igual que Alonso de Ibáñez, el precursor de la emancipación. El Cerro Rico, nuestra bandera, nuestro escudo, el mascarón, la ciudad toda..., como potosinos llevamos en el pecho la rebeldía de Ibáñez inmortal.
Solo hay dos juicios por el Plan Cóndor
Nila Heredia siente que está cerca una sentencia por el secuestro y asesinato de su esposo, Luis Stamponi, en 1976. Pero la búsqueda de los restos del que fuera su compañero de lucha y de vida no terminará, aun cuando acabe el juicio que se ventila en Italia y se llegue a una condena por la desaparición de su pareja y de 22 ciudadanos italianos y/o descendientes, muerte que lleva el sello represor del Plan Cóndor.
El proceso que se ventila en Roma es uno de los dos litigios que están en curso por las acciones que asumió esa organización, que operó bajo el amparo de las dictaduras en Sudamérica entre los años 70 y 80. Y el segundo juicio se desarrolla en Buenos Aires, Argentina, por la aniquilación de 159 personas. De acuerdo con investigaciones independientes, esos crímenes siguieron “recetas” impartidas por los gobernantes de facto de entonces en Chile, Augusto Pinochet Ugarte, y Bolivia, Hugo Banzer Suárez.
Estos dos casos en los que se juzga a más de una treintena de militares de las naciones sudamericanas que fueron parte de esa red, se impulsan al amparo de la denominada Justicia o Jurisdicción Universal, uno de los principios de aplicación extraterritorial de la ley que permite juzgar delitos de lesa humanidad, como el genocidio o la tortura. Bajo esa figura, la Corte de cualquier Estado puede tomar cartas contra individuos que cometieron crímenes en otro territorio.
Ello está vigente desde el siglo XVII, pero dejó de ser aplicada por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). No obstante, el juez español Baltasar Garzón la reimpulsó en 1998, con el enjuiciamiento del exdictador chileno Augusto Pinochet, por la desaparición y tortura de 1.148 personas durante su régimen de terror que se extendió desde 1973 hasta 1990.
Ambos procesos suman 181 víctimas, solo una muestra de los aproximadamente 50.000 crímenes en la región que dejó ese periodo, según el Gobierno boliviano. El juicio en Roma comenzó en febrero de este año y el que se ventila en Buenos Aires data de marzo de 2013, este último está próximo a una sentencia para finales de este año o comienzos del siguiente, coinciden Luz Palmás, coordinadora del Equipo Memoria, Verdad y Justicia del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que es parte querellante en el caso, y el fiscal de Derechos Humanos de Argentina, Pablo Ouviña.
Es algo histórico. Se asoma una condena por las acciones asumidas por el Plan u Operación Cóndor, 40 años después de su nacimiento, el 25 de noviembre de 1975, en Santiago de Chile.
En esa fecha se reunieron los jefes de Inteligencia de los gobiernos de Chile, coronel Manuel Contreras Sepúlveda; de Bolivia, mayor Carlos Mena; de Argentina, capitán Jorge Casas; de Paraguay, coronel Benito Guanes, y de Uruguay, coronel José Fons.
Todos actuaron por encargo de los dictadores Augusto Pinochet, Hugo Banzer (1971-1978); Jorge Rafael Videla (1976-1981); Alfredo Stroessner (1954-1989) y Juan María Bordaberry (1973-1976), respectivamente. A ellos se sumaron los regímenes de Brasil, Perú y Ecuador, que facilitaron datos de los perseguidos. Este último se adhirió al final, de acuerdo con documentos desclasificados, dijo el actual presidente ecuatoriano, Rafael Correa.
Las naciones fundadoras acordaron el intercambio de información sobre los detractores a estos gobiernos de facto, pero también “la formación de una oficina coordinadora, destinada a proporcionar antecedentes de personas y organizaciones conectadas con la subversión”.
El legajo de constitución devela que el Plan fue llamado Cóndor a sugerencia de Uruguay, en “homenaje” al país anfitrión de la cita de noviembre, Chile, porque es su ave símbolo (leer Acta de Fundación en la siguiente página).
Hasta los años 90 no se tenía pruebas de que ésta fuera una organización transnacional, pero la historia cambió en 1992 cuando Martín Almada, un exmilitar de izquierda, detenido y torturado durante el régimen de Stroessner descubrió unos archivos en un edificio de la Policía, cerca de Asunción, que demuestran que esa estructura fue concertada por los gobiernos de facto enunciados en contra de opositores de la época. Los papeles fueron bautizados como “Archivos del Terror” y son unas 700.000 páginas. Entre los legajos se halló el acta de la reunión realizada en Santiago.
Casos. Precisamente Paraguay fue el centro de coordinación de la red, recuerda Juan José Torres, hijo del expresidente boliviano del mismo nombre que fue víctima de esa organización en 1976, en Buenos Aires.
Almada, director de la Fundación Celestina Pérez de Almada y uno de los principales investigadores sobre el Plan Cóndor, considera que si bien esa corporación formalizó sus actividades en 1975, estuvo actuando desde los años 60 cuando fue derrocado el mandatario de facto brasileño João Goulart, quien luego falleció en el exilio en Argentina, en 1976. Las circunstancias de su muerte todavía son un misterio.
Antes del nacimiento de la organización criminal, añade Heredia, quien fue secuestrada el 2 de abril de 1976 y permaneció detenida hasta 1978, los gobiernos castrenses ya intercambiaban información, pero a partir de fines de 1975 pasaron a la acción. A cuatro décadas de la génesis de esos hechos, una decena de víctimas, familiares, expertos y autoridades de Argentina, Paraguay, Chile y Bolivia, entrevistadas por Informe La Razón, afirman que ésta fue una red que operó bilateral y multilateralmente.
“Los gobiernos del Cono Sur —todos de carrera militar o controlada— debían, según memorandos desclasificados, coordinar en adelante sus actividades ‘anti-subversivas’, bajo la dirección de la policía secreta de Chile y su director, Manuel Contreras. Las fuerzas de seguridad compartirían información para realizar operaciones combinadas entre sí contra presuntos subversivos e incluso actuar fuera de la región para eliminar opositores”, refiere el texto El efecto Pinochet, editado por Human Rights.
El libro del periodista y escritor argentino Martín Sivak, El dictador elegido, menciona que “un documento de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos), en manos de la Justicia española, indica que ‘Chile es el centro de la Operación Cóndor y sus miembros incluyen a Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay’. Cuando se refiere a miembro habla del gobierno, no particulares”.
Y, según ese mismo escrito, un legajo del Departamento de Estado de Estados Unidos, fechado el 16 de agosto de 1976, devela “asesinatos planificados y dirigidos por los gobiernos dentro y fuera del territorio de los miembros del Cóndor”.
Juan José Torres remarca que esa corporación actuó contra organizaciones y personalidades que representaban intereses populares y que tenían perspectivas políticas en la apertura democrática que ya se preveía. El viceministro de Justicia, Diego Jiménez, postula que el Plan Cóndor, que nació en la época de la Guerra Fría, fue forjada para aplacar cualquier visión que fuera considerada subversiva o comunista.
¿Y cuál fue el modus operandi? En las investigaciones previas al juicio en Buenos Aires, indica el fiscal argentino Ouviña, se comprobó que cuando una dictadura quería perseguir a alguien fuera de sus fronteras y secuestrarla, torturarla y desaparecerla, coordinaba la captura con el país donde el “objetivo” se encontraba, y las fronteras también se abrieron para interrogatorios.
En las pesquisas se determinó que este grupo actuó en dos niveles. En el primero, cada nación creó una entidad, a través de la cual intercambiaban datos; en esa tarea, por ejemplo, se capacitó a encriptadores y desencriptadores de mensajes secretos. En el otro se instalaron estructuras para aplicar la represión dentro de los Estados.
Así, cada régimen coordinaba con el otro para cometer secuestros, realizar interrogatorios bajo tormentos, detenciones ilegales y asesinatos. “Fue una asociación criminal que creó un marco que facilitó la organización entre esas estructuras de poder”.
Ouviña complementa que antes de la creación de la Operación Cóndor, los gobiernos de facto armonizaban operativos en casos puntuales, pero las fronteras limitaban su accionar. Todo cambió con el Plan, ya que la represión fue coordinada de manera sistemática. El fiscal y la coordinadora Palmás coinciden en que las cabezas de esta estructura fueron Pinochet, Banzer, Videla, Stroessner y Bordaberry.
Pero Almada tiene otra tesis. Asevera que el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, encabezó la constitución de este organismo, y Pinochet y Banzer fueron las dos patas con las que se sostuvo, bajo la doctrina estadounidense de seguridad nacional que fue inculcada en la Escuela de las Américas (leer notas de las páginas 10 a la 13).
Postula que el uniformado chileno se encargó de armar la estrategia para “limpiar” de subversivos al Estado y las sociedades civil y política, y su colega boliviano montó las maniobras para purificar la Iglesia Católica de comunistas.
Recetas. Ambos establecieron una serie de procedimientos para secuestrar, torturar y aniquilar a detractores, lo que Almada denomina “recetas”, que fueron replicadas por las dictaduras de los otros países que fueron parte de este organigrama. En el caso de Banzer, la fórmula para cometer secuestros disponía, por ejemplo, llegar al lugar señalado a altas horas de la noche, en un auto sin matrícula, con radio. Especificaba que se debía sembrar pruebas: armas y panfletos sobre la revolución. “Lo que hizo Banzer fue una receta para militares de Bolivia, pero que se cumplió en toda América Latina”.
Sin embargo, no fue la única orden. En los “Archivos del Terror” hay documentos que disponen los pasos para mantener vivos a los torturados, otros referidos a técnicas de represión. Según Almada, los organismos de Inteligencia castrense de esas naciones se reunían cada año para dar instrucciones. “Se reunían y daban recetas para proceder”. Aparte, si bien las dos patas del Plan Cóndor fueron Pinochet y Banzer, se habla solo del primero porque éste “quería aparecer como el que salvó a la civilización cristiana del comunismo”. Y precisamente una de las cuentas pendientes del modus operandi de esta corporación es saber cuántos miembros de la Iglesia fueron ejecutados. Para ello, el exmilitar paraguayo considera necesario que el Vaticano desclasifique sus documentos secretos.
“Aún queda pendiente esa sed de justicia en todos los países del Cono Sur, menos en Argentina, que es el único que dio el salto adelante llevando la lucha contra la impunidad y que lidera el movimiento antiimpunidad, castigando a quienes han hecho el terrorismo de Estado”, plantea Almada. Mientras que el fiscal Ouviña coincide en que un punto irresuelto es el enjuiciamiento de “todas las personas responsables por Cóndor que no están dentro de este juicio (refiriéndose al proceso que se ventila en Buenos Aires)”.
Este caso es el primero en el que se habla del Plan Cóndor como una asociación ilícita, afirma Luz Palmás. “Y es la primera vez que en América Latina hay un juicio en el que se está discutiendo un amplio espectro de víctimas, de casi todas las nacionalidades”. De acuerdo con la querella, la mayoría de los 159 desaparecidos son uruguayos, y hay peruanos, chilenos, paraguayos y bolivianos. Las denuncias datan de 1999.
La coordinadora del Equipo Memoria, Verdad y Justicia del Centro de Estudios Legales y Sociales sostiene que se probó que esta alianza utilizó los denominados “binomios represivos”. Así, por ejemplo, la dictadura de Argentina coordinó con Brasil, con Uruguay, con Chile, con Paraguay, con Bolivia para castigar a sus perseguidos.
Ouviña precisa que la querella comenzó con la denuncia por la desaparición de 174 víctimas, pero se determinó que 159 fueron mártires del Plan Cóndor. Además, en el camino se supo que hay otros 51 casos de desaparecidos que no son objeto del juicio, pero que pueden dar lugar a otro proceso.
El fiscal añade que desde 1999, cuando empezó la averiguación, se acumuló “gran cantidad de documentación” proveniente de archivos de diferentes países, pero también registros desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos. Y se recolectó pruebas testimoniales de quienes fueron torturados.
Actualmente, 16 personas son enjuiciadas. Palmás recuerda que todo comenzó con la acusación a las principales cabezas de esa red, es decir, Videla, Pinochet, Banzer, Stroessner y Bordaberry. Eso sí, igualmente fueron incluidos dictadores que prosiguieron esa política como el boliviano Juan Pereda Asbún (1978), el uruguayo Aparicio Méndez (1976-1981) y los brasileños Ernesto Geisel (1974-1979) y João Baptista Figueiredo (1979-1985).
En su momento se solicitó la extradición de Pinochet, Banzer y Stroessner, pero no prosperó. Y el proceso penal avanzó hacia otros 15 mandos de las Fuerzas Armadas argentinas y de un militar uruguayo, quien fue reclamado en Brasil. Se prevé una sentencia para finales de este año o comienzos del próximo. Y si bien las cabezas de esta corporación no podrán purgar pena porque fallecieron, tanto Palmás como Ouviña creen que será el precedente para que se inicien otros litigios similares.
Hay más. Se espera que un segundo dictamen sea emitido en Italia, aunque todavía no hay fecha. Desde febrero de este año se juzga a 32 integrantes de las Juntas militares de Uruguay (16), Chile (11), Perú (4) y Bolivia (1) por la desaparición de 23 ciudadanos y descendientes italianos que fueron atrapados por el Plan Cóndor.
El juicio fue instaurado en el Tribunal de Roma y participan como parte civil la Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional (Asofamd) de Bolivia, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Chile (AFDD) y el Partido Comunista chileno.
La boliviana Heredia es parte querellante de este caso por la desaparición del argentino-italiano Stamponi, quien fue fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Bolivia (PRT-B) y militante del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En este proceso igualmente se indaga la desaparición de la madre de su pareja, Mafalda Corinaldeci, quien lo buscaba y nunca retornó a su tierra natal, Italia.
Juicio. El compañero de vida y de lucha de la también exministra cayó preso el 29 de septiembre de 1976 en la localidad potosina de Llallagua. Se sabe que el 13 de octubre, tras ser interrogado y torturado, fue entregado a las autoridades del gobierno de facto del argentino Videla, quienes lo llevaron al centro de detención Automotores Orletti de Buenos Aires, de donde desapareció, según el relato de María Victoria Fernández, quien fue detenida junto a él.
Entre los 33 enjuiciados están el exdictador boliviano Luis García Meza (1980-1981), su ministro del Interior, Luis Arce Gómez, además del fallecido exrepresor Juan Pereda Asbún (1978). En 1993, los dos primeros fueron sentenciados a 30 años de cárcel sin derecho a indulto por acciones asumidas en el marco de la dictadura.
Heredia dice que el camino para llegar a un fallo en Italia está expedito. Aclara que una condena contra los exmilitares bolivianos tendrá carácter político, pues no fueron ellos los directos responsables de la desaparición y asesinato de Stamponi, y de otros italianos.
En la otra vereda, el abogado de García Meza, Frank Campero, indica que su cliente aún no fue notificado vía Cancillería con este proceso y tampoco recibió una respuesta de la Embajada de Italia para que se le haga conocer la imputación.
Para éste, la notificación que realizó Asofamd en el Hospital de la Corporación del Seguro Social Militar (Cossmil), en marzo, no tiene ningún efecto legal. Asimismo, asegura que su defendido no tiene ninguna responsabilidad porque el accionar del Plan Cóndor terminó con Banzer.
Los avances del litigio que se ventila en Buenos Aires son destacados por Heredia, porque una sentencia condenatoria será “una llamada de atención y un precedente feroz” para que en países de la región se inicien juicios similares. Lamenta que hasta la fecha el Estado boliviano no procese a ninguno de los responsables del Plan Cóndor, tal como lo hacen las autoridades italianas.
El viceministro Jiménez considera que el Ministerio Público es el que debe investigar, incluso de oficio, hechos de esta naturaleza, más todavía si se identifica a un perpetrador o si se aportan nuevos elementos. Mientras que en Argentina, Palmás y Ouviña albergan la esperanza de que los avances logrados por su nación en materia de judicialización de los delitos de lesa humanidad sean un motor para otras causas.
El exmilitar Almada explica que para activar procesos en los otros países que conformaron el Plan Cóndor, se puede aplicar el principio de Jurisdicción o Justicia Universal. “Como paraguayos podemos ir a pedir a la Justicia boliviana que inicie procesos por los hechos acaecidos en nuestro país”. Con ese criterio comulga Heredia.
Y en esa búsqueda de verdad y justicia por los crímenes acaecidos durante la vigencia de esta red transnacional, Bolivia es el único Estado que no conformó una Comisión de la Verdad. La exministra de Salud señala que todas las naciones que integraron esta organización armaron sus comisiones con distintas modalidades, y Argentina es la que consiguió más avances.
Jiménez replica que si bien ese tipo de juntas intentan recuperar la memoria de lo ocurrido en ese oscuro periodo de la historia, que no se haya constituido una entidad de ese tipo en Bolivia no implica que no se hizo nada. Rememora que se conformó la Comisión Nacional para el Resarcimiento a Víctimas de la Violencia Política, la Comisión Técnica de Calificación y el Consejo Interinstitucional para el Esclarecimiento de Desapariciones Forzadas.
Considera que la creación de Comisiones de la Verdad en otros países no quiere decir “que hayan tenido resultados que incidan, por ejemplo, en transformaciones profundas, es decir, alcanzar el objetivo de mucha de esa gente que ha luchado y caído luchando en dictadura”.
No comparte su visión Heredia, quien sostiene que es importante la constitución de una entidad de esa índole porque permitirá esclarecer lo ocurrido en las dictaduras y que se haga una reparación integral a las víctimas.
Precisamente con esa finalidad Asofamd presentó un anteproyecto de ley a la Asamblea Legislativa, por la necesidad de esclarecer casos como el asesinato del expresidente Torres. A finales de los años 90, la familia de este uniformado emprendió una demanda en Buenos Aires, pero se paralizó porque, asevera su hijo Juan José, no hubo apoyo del Estado.
Irresueltos. Y en la región hay otros crímenes emblemáticos que tienen relación con el Plan Cóndor. Es el caso del asesinato en Washington del excanciller chileno Orlando Letelier. Un coche-bomba acabó con su vida y la de su asistente, la estadounidense Ronni Moffit, en 1976.
Fue el primer personaje connotado víctima de esa corporación en el plano transnacional. Su hijo, Juan Pablo, recibió recientemente las pruebas de que Pinochet ordenó esa ejecución.
Se trata de archivos desclasificados por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Él indica que en Chile se llevó adelante un juicio por este hecho y que la sentencia fue parcial porque nunca se probó que el dictador ordenó esta ejecución.
Ahora, un grupo de abogados analiza la posibilidad de abrir un juicio bajo el precepto de Justicia Universal. También utilizar los legajos de pruebas para reactivar el proceso por el asesinato de Moffit. Otros casos irresueltos son el crimen contra Héctor Gutiérrez, expresidente de la Cámara de Diputados de Uruguay, y de Zelmar Michelini, exministro de Educación de esa nación, en 1976.
Y la lista se engrosa hasta llegar a las 50.000 víctimas anónimas (Telesur informa que son al menos 42.161), cientos de ellas arrojadas al mar, a lagos o ríos en los “vuelos de la muerte”, una técnica utilizada por fuerzas francesas en la guerra de Argelia (1950 y 1960).
El proceso que se ventila en Roma es uno de los dos litigios que están en curso por las acciones que asumió esa organización, que operó bajo el amparo de las dictaduras en Sudamérica entre los años 70 y 80. Y el segundo juicio se desarrolla en Buenos Aires, Argentina, por la aniquilación de 159 personas. De acuerdo con investigaciones independientes, esos crímenes siguieron “recetas” impartidas por los gobernantes de facto de entonces en Chile, Augusto Pinochet Ugarte, y Bolivia, Hugo Banzer Suárez.
Estos dos casos en los que se juzga a más de una treintena de militares de las naciones sudamericanas que fueron parte de esa red, se impulsan al amparo de la denominada Justicia o Jurisdicción Universal, uno de los principios de aplicación extraterritorial de la ley que permite juzgar delitos de lesa humanidad, como el genocidio o la tortura. Bajo esa figura, la Corte de cualquier Estado puede tomar cartas contra individuos que cometieron crímenes en otro territorio.
Ello está vigente desde el siglo XVII, pero dejó de ser aplicada por la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). No obstante, el juez español Baltasar Garzón la reimpulsó en 1998, con el enjuiciamiento del exdictador chileno Augusto Pinochet, por la desaparición y tortura de 1.148 personas durante su régimen de terror que se extendió desde 1973 hasta 1990.
Ambos procesos suman 181 víctimas, solo una muestra de los aproximadamente 50.000 crímenes en la región que dejó ese periodo, según el Gobierno boliviano. El juicio en Roma comenzó en febrero de este año y el que se ventila en Buenos Aires data de marzo de 2013, este último está próximo a una sentencia para finales de este año o comienzos del siguiente, coinciden Luz Palmás, coordinadora del Equipo Memoria, Verdad y Justicia del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que es parte querellante en el caso, y el fiscal de Derechos Humanos de Argentina, Pablo Ouviña.
Es algo histórico. Se asoma una condena por las acciones asumidas por el Plan u Operación Cóndor, 40 años después de su nacimiento, el 25 de noviembre de 1975, en Santiago de Chile.
En esa fecha se reunieron los jefes de Inteligencia de los gobiernos de Chile, coronel Manuel Contreras Sepúlveda; de Bolivia, mayor Carlos Mena; de Argentina, capitán Jorge Casas; de Paraguay, coronel Benito Guanes, y de Uruguay, coronel José Fons.
Todos actuaron por encargo de los dictadores Augusto Pinochet, Hugo Banzer (1971-1978); Jorge Rafael Videla (1976-1981); Alfredo Stroessner (1954-1989) y Juan María Bordaberry (1973-1976), respectivamente. A ellos se sumaron los regímenes de Brasil, Perú y Ecuador, que facilitaron datos de los perseguidos. Este último se adhirió al final, de acuerdo con documentos desclasificados, dijo el actual presidente ecuatoriano, Rafael Correa.
Las naciones fundadoras acordaron el intercambio de información sobre los detractores a estos gobiernos de facto, pero también “la formación de una oficina coordinadora, destinada a proporcionar antecedentes de personas y organizaciones conectadas con la subversión”.
El legajo de constitución devela que el Plan fue llamado Cóndor a sugerencia de Uruguay, en “homenaje” al país anfitrión de la cita de noviembre, Chile, porque es su ave símbolo (leer Acta de Fundación en la siguiente página).
Hasta los años 90 no se tenía pruebas de que ésta fuera una organización transnacional, pero la historia cambió en 1992 cuando Martín Almada, un exmilitar de izquierda, detenido y torturado durante el régimen de Stroessner descubrió unos archivos en un edificio de la Policía, cerca de Asunción, que demuestran que esa estructura fue concertada por los gobiernos de facto enunciados en contra de opositores de la época. Los papeles fueron bautizados como “Archivos del Terror” y son unas 700.000 páginas. Entre los legajos se halló el acta de la reunión realizada en Santiago.
Casos. Precisamente Paraguay fue el centro de coordinación de la red, recuerda Juan José Torres, hijo del expresidente boliviano del mismo nombre que fue víctima de esa organización en 1976, en Buenos Aires.
Almada, director de la Fundación Celestina Pérez de Almada y uno de los principales investigadores sobre el Plan Cóndor, considera que si bien esa corporación formalizó sus actividades en 1975, estuvo actuando desde los años 60 cuando fue derrocado el mandatario de facto brasileño João Goulart, quien luego falleció en el exilio en Argentina, en 1976. Las circunstancias de su muerte todavía son un misterio.
Antes del nacimiento de la organización criminal, añade Heredia, quien fue secuestrada el 2 de abril de 1976 y permaneció detenida hasta 1978, los gobiernos castrenses ya intercambiaban información, pero a partir de fines de 1975 pasaron a la acción. A cuatro décadas de la génesis de esos hechos, una decena de víctimas, familiares, expertos y autoridades de Argentina, Paraguay, Chile y Bolivia, entrevistadas por Informe La Razón, afirman que ésta fue una red que operó bilateral y multilateralmente.
“Los gobiernos del Cono Sur —todos de carrera militar o controlada— debían, según memorandos desclasificados, coordinar en adelante sus actividades ‘anti-subversivas’, bajo la dirección de la policía secreta de Chile y su director, Manuel Contreras. Las fuerzas de seguridad compartirían información para realizar operaciones combinadas entre sí contra presuntos subversivos e incluso actuar fuera de la región para eliminar opositores”, refiere el texto El efecto Pinochet, editado por Human Rights.
El libro del periodista y escritor argentino Martín Sivak, El dictador elegido, menciona que “un documento de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos), en manos de la Justicia española, indica que ‘Chile es el centro de la Operación Cóndor y sus miembros incluyen a Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay’. Cuando se refiere a miembro habla del gobierno, no particulares”.
Y, según ese mismo escrito, un legajo del Departamento de Estado de Estados Unidos, fechado el 16 de agosto de 1976, devela “asesinatos planificados y dirigidos por los gobiernos dentro y fuera del territorio de los miembros del Cóndor”.
Juan José Torres remarca que esa corporación actuó contra organizaciones y personalidades que representaban intereses populares y que tenían perspectivas políticas en la apertura democrática que ya se preveía. El viceministro de Justicia, Diego Jiménez, postula que el Plan Cóndor, que nació en la época de la Guerra Fría, fue forjada para aplacar cualquier visión que fuera considerada subversiva o comunista.
¿Y cuál fue el modus operandi? En las investigaciones previas al juicio en Buenos Aires, indica el fiscal argentino Ouviña, se comprobó que cuando una dictadura quería perseguir a alguien fuera de sus fronteras y secuestrarla, torturarla y desaparecerla, coordinaba la captura con el país donde el “objetivo” se encontraba, y las fronteras también se abrieron para interrogatorios.
En las pesquisas se determinó que este grupo actuó en dos niveles. En el primero, cada nación creó una entidad, a través de la cual intercambiaban datos; en esa tarea, por ejemplo, se capacitó a encriptadores y desencriptadores de mensajes secretos. En el otro se instalaron estructuras para aplicar la represión dentro de los Estados.
Así, cada régimen coordinaba con el otro para cometer secuestros, realizar interrogatorios bajo tormentos, detenciones ilegales y asesinatos. “Fue una asociación criminal que creó un marco que facilitó la organización entre esas estructuras de poder”.
Ouviña complementa que antes de la creación de la Operación Cóndor, los gobiernos de facto armonizaban operativos en casos puntuales, pero las fronteras limitaban su accionar. Todo cambió con el Plan, ya que la represión fue coordinada de manera sistemática. El fiscal y la coordinadora Palmás coinciden en que las cabezas de esta estructura fueron Pinochet, Banzer, Videla, Stroessner y Bordaberry.
Pero Almada tiene otra tesis. Asevera que el entonces secretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinger, encabezó la constitución de este organismo, y Pinochet y Banzer fueron las dos patas con las que se sostuvo, bajo la doctrina estadounidense de seguridad nacional que fue inculcada en la Escuela de las Américas (leer notas de las páginas 10 a la 13).
Postula que el uniformado chileno se encargó de armar la estrategia para “limpiar” de subversivos al Estado y las sociedades civil y política, y su colega boliviano montó las maniobras para purificar la Iglesia Católica de comunistas.
Recetas. Ambos establecieron una serie de procedimientos para secuestrar, torturar y aniquilar a detractores, lo que Almada denomina “recetas”, que fueron replicadas por las dictaduras de los otros países que fueron parte de este organigrama. En el caso de Banzer, la fórmula para cometer secuestros disponía, por ejemplo, llegar al lugar señalado a altas horas de la noche, en un auto sin matrícula, con radio. Especificaba que se debía sembrar pruebas: armas y panfletos sobre la revolución. “Lo que hizo Banzer fue una receta para militares de Bolivia, pero que se cumplió en toda América Latina”.
Sin embargo, no fue la única orden. En los “Archivos del Terror” hay documentos que disponen los pasos para mantener vivos a los torturados, otros referidos a técnicas de represión. Según Almada, los organismos de Inteligencia castrense de esas naciones se reunían cada año para dar instrucciones. “Se reunían y daban recetas para proceder”. Aparte, si bien las dos patas del Plan Cóndor fueron Pinochet y Banzer, se habla solo del primero porque éste “quería aparecer como el que salvó a la civilización cristiana del comunismo”. Y precisamente una de las cuentas pendientes del modus operandi de esta corporación es saber cuántos miembros de la Iglesia fueron ejecutados. Para ello, el exmilitar paraguayo considera necesario que el Vaticano desclasifique sus documentos secretos.
“Aún queda pendiente esa sed de justicia en todos los países del Cono Sur, menos en Argentina, que es el único que dio el salto adelante llevando la lucha contra la impunidad y que lidera el movimiento antiimpunidad, castigando a quienes han hecho el terrorismo de Estado”, plantea Almada. Mientras que el fiscal Ouviña coincide en que un punto irresuelto es el enjuiciamiento de “todas las personas responsables por Cóndor que no están dentro de este juicio (refiriéndose al proceso que se ventila en Buenos Aires)”.
Este caso es el primero en el que se habla del Plan Cóndor como una asociación ilícita, afirma Luz Palmás. “Y es la primera vez que en América Latina hay un juicio en el que se está discutiendo un amplio espectro de víctimas, de casi todas las nacionalidades”. De acuerdo con la querella, la mayoría de los 159 desaparecidos son uruguayos, y hay peruanos, chilenos, paraguayos y bolivianos. Las denuncias datan de 1999.
La coordinadora del Equipo Memoria, Verdad y Justicia del Centro de Estudios Legales y Sociales sostiene que se probó que esta alianza utilizó los denominados “binomios represivos”. Así, por ejemplo, la dictadura de Argentina coordinó con Brasil, con Uruguay, con Chile, con Paraguay, con Bolivia para castigar a sus perseguidos.
Ouviña precisa que la querella comenzó con la denuncia por la desaparición de 174 víctimas, pero se determinó que 159 fueron mártires del Plan Cóndor. Además, en el camino se supo que hay otros 51 casos de desaparecidos que no son objeto del juicio, pero que pueden dar lugar a otro proceso.
El fiscal añade que desde 1999, cuando empezó la averiguación, se acumuló “gran cantidad de documentación” proveniente de archivos de diferentes países, pero también registros desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos. Y se recolectó pruebas testimoniales de quienes fueron torturados.
Actualmente, 16 personas son enjuiciadas. Palmás recuerda que todo comenzó con la acusación a las principales cabezas de esa red, es decir, Videla, Pinochet, Banzer, Stroessner y Bordaberry. Eso sí, igualmente fueron incluidos dictadores que prosiguieron esa política como el boliviano Juan Pereda Asbún (1978), el uruguayo Aparicio Méndez (1976-1981) y los brasileños Ernesto Geisel (1974-1979) y João Baptista Figueiredo (1979-1985).
En su momento se solicitó la extradición de Pinochet, Banzer y Stroessner, pero no prosperó. Y el proceso penal avanzó hacia otros 15 mandos de las Fuerzas Armadas argentinas y de un militar uruguayo, quien fue reclamado en Brasil. Se prevé una sentencia para finales de este año o comienzos del próximo. Y si bien las cabezas de esta corporación no podrán purgar pena porque fallecieron, tanto Palmás como Ouviña creen que será el precedente para que se inicien otros litigios similares.
Hay más. Se espera que un segundo dictamen sea emitido en Italia, aunque todavía no hay fecha. Desde febrero de este año se juzga a 32 integrantes de las Juntas militares de Uruguay (16), Chile (11), Perú (4) y Bolivia (1) por la desaparición de 23 ciudadanos y descendientes italianos que fueron atrapados por el Plan Cóndor.
El juicio fue instaurado en el Tribunal de Roma y participan como parte civil la Asociación de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Mártires por la Liberación Nacional (Asofamd) de Bolivia, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Chile (AFDD) y el Partido Comunista chileno.
La boliviana Heredia es parte querellante de este caso por la desaparición del argentino-italiano Stamponi, quien fue fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Bolivia (PRT-B) y militante del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En este proceso igualmente se indaga la desaparición de la madre de su pareja, Mafalda Corinaldeci, quien lo buscaba y nunca retornó a su tierra natal, Italia.
Juicio. El compañero de vida y de lucha de la también exministra cayó preso el 29 de septiembre de 1976 en la localidad potosina de Llallagua. Se sabe que el 13 de octubre, tras ser interrogado y torturado, fue entregado a las autoridades del gobierno de facto del argentino Videla, quienes lo llevaron al centro de detención Automotores Orletti de Buenos Aires, de donde desapareció, según el relato de María Victoria Fernández, quien fue detenida junto a él.
Entre los 33 enjuiciados están el exdictador boliviano Luis García Meza (1980-1981), su ministro del Interior, Luis Arce Gómez, además del fallecido exrepresor Juan Pereda Asbún (1978). En 1993, los dos primeros fueron sentenciados a 30 años de cárcel sin derecho a indulto por acciones asumidas en el marco de la dictadura.
Heredia dice que el camino para llegar a un fallo en Italia está expedito. Aclara que una condena contra los exmilitares bolivianos tendrá carácter político, pues no fueron ellos los directos responsables de la desaparición y asesinato de Stamponi, y de otros italianos.
En la otra vereda, el abogado de García Meza, Frank Campero, indica que su cliente aún no fue notificado vía Cancillería con este proceso y tampoco recibió una respuesta de la Embajada de Italia para que se le haga conocer la imputación.
Para éste, la notificación que realizó Asofamd en el Hospital de la Corporación del Seguro Social Militar (Cossmil), en marzo, no tiene ningún efecto legal. Asimismo, asegura que su defendido no tiene ninguna responsabilidad porque el accionar del Plan Cóndor terminó con Banzer.
Los avances del litigio que se ventila en Buenos Aires son destacados por Heredia, porque una sentencia condenatoria será “una llamada de atención y un precedente feroz” para que en países de la región se inicien juicios similares. Lamenta que hasta la fecha el Estado boliviano no procese a ninguno de los responsables del Plan Cóndor, tal como lo hacen las autoridades italianas.
El viceministro Jiménez considera que el Ministerio Público es el que debe investigar, incluso de oficio, hechos de esta naturaleza, más todavía si se identifica a un perpetrador o si se aportan nuevos elementos. Mientras que en Argentina, Palmás y Ouviña albergan la esperanza de que los avances logrados por su nación en materia de judicialización de los delitos de lesa humanidad sean un motor para otras causas.
El exmilitar Almada explica que para activar procesos en los otros países que conformaron el Plan Cóndor, se puede aplicar el principio de Jurisdicción o Justicia Universal. “Como paraguayos podemos ir a pedir a la Justicia boliviana que inicie procesos por los hechos acaecidos en nuestro país”. Con ese criterio comulga Heredia.
Y en esa búsqueda de verdad y justicia por los crímenes acaecidos durante la vigencia de esta red transnacional, Bolivia es el único Estado que no conformó una Comisión de la Verdad. La exministra de Salud señala que todas las naciones que integraron esta organización armaron sus comisiones con distintas modalidades, y Argentina es la que consiguió más avances.
Jiménez replica que si bien ese tipo de juntas intentan recuperar la memoria de lo ocurrido en ese oscuro periodo de la historia, que no se haya constituido una entidad de ese tipo en Bolivia no implica que no se hizo nada. Rememora que se conformó la Comisión Nacional para el Resarcimiento a Víctimas de la Violencia Política, la Comisión Técnica de Calificación y el Consejo Interinstitucional para el Esclarecimiento de Desapariciones Forzadas.
Considera que la creación de Comisiones de la Verdad en otros países no quiere decir “que hayan tenido resultados que incidan, por ejemplo, en transformaciones profundas, es decir, alcanzar el objetivo de mucha de esa gente que ha luchado y caído luchando en dictadura”.
No comparte su visión Heredia, quien sostiene que es importante la constitución de una entidad de esa índole porque permitirá esclarecer lo ocurrido en las dictaduras y que se haga una reparación integral a las víctimas.
Precisamente con esa finalidad Asofamd presentó un anteproyecto de ley a la Asamblea Legislativa, por la necesidad de esclarecer casos como el asesinato del expresidente Torres. A finales de los años 90, la familia de este uniformado emprendió una demanda en Buenos Aires, pero se paralizó porque, asevera su hijo Juan José, no hubo apoyo del Estado.
Irresueltos. Y en la región hay otros crímenes emblemáticos que tienen relación con el Plan Cóndor. Es el caso del asesinato en Washington del excanciller chileno Orlando Letelier. Un coche-bomba acabó con su vida y la de su asistente, la estadounidense Ronni Moffit, en 1976.
Fue el primer personaje connotado víctima de esa corporación en el plano transnacional. Su hijo, Juan Pablo, recibió recientemente las pruebas de que Pinochet ordenó esa ejecución.
Se trata de archivos desclasificados por el Departamento de Estado de Estados Unidos. Él indica que en Chile se llevó adelante un juicio por este hecho y que la sentencia fue parcial porque nunca se probó que el dictador ordenó esta ejecución.
Ahora, un grupo de abogados analiza la posibilidad de abrir un juicio bajo el precepto de Justicia Universal. También utilizar los legajos de pruebas para reactivar el proceso por el asesinato de Moffit. Otros casos irresueltos son el crimen contra Héctor Gutiérrez, expresidente de la Cámara de Diputados de Uruguay, y de Zelmar Michelini, exministro de Educación de esa nación, en 1976.
Y la lista se engrosa hasta llegar a las 50.000 víctimas anónimas (Telesur informa que son al menos 42.161), cientos de ellas arrojadas al mar, a lagos o ríos en los “vuelos de la muerte”, una técnica utilizada por fuerzas francesas en la guerra de Argelia (1950 y 1960).
18 de noviembre de 1841 La batalla de Ingavi
El Gral. Agustín Gamarra, entonces presidente del Perú (segundo gobierno 1839 - 1841), inició una segunda intervención armada en los asuntos internos de Bolivia, que entonces se hallaba sumida en luchas intestinas, estaba obsesionado con la reunificación del Perú y Bolivia, o por lo menos, incorporar el departamento de La Paz al país vecino. Para justificar la invasión arguyó que los partidarios de Santa Cruz, que por entonces se hallaba en el Ecuador, andaban en trajines subversivos, por otro lado, los generales Velasco y Ballivián también se habían enfrascado en una férrea pugna por el poder, es entonces que Gamarra viendo propicia la ocasión para su intervención consigue que el Congreso de Estado de su país lo autorice para dar fin con los motines que se venían gestando en Bolivia y que pudieran ser futuras amenazas para el Perú.
El 2 de octubre de 1841 Gamarra cruza la frontera y ocupa el 15 de ese mes la ciudad de La Paz. El 3 de octubre, Ballivián intenta un arreglo diplomático con Gamarra, quien desoye sus proposiciones, iniciando de he-cho las hostilidades. Por consiguiente, Ballivián declara la patria en peligro, asume las funciones de Capitán General del ejército y determina a la localidad de Laja por cuartel general. El Gral. Velasco que contaba con importantes fuerzas (la caballería del sur), dejando por el momento a un lado sus intereses políticos, dejó sus tropas a disposición de Ballivián, quien en esos momentos tan dramáticos para el país, lanza una enérgica proclama al pueblo boliviano:
“El enemigo constante e implacable de Bolivia, el Gral. Gamarra, sorda a la voz de la razón y de la justicia; inconsecuente a los mismos principios que ha proclamado, y haciendo alarde de mala fe y perfidia, se ha introducido a marchas redobladas en nuestro suelo. . . Aparentando un hipócrita deseo de sostener mi causa, cuando sabe bien que el gobierno actual de Bolivia, no necesita ni ha exigido nunca el apoyo de bayonetas extran-jeras, se ha quitado la máscara con que has-ta aquí pudo encubrir sus malignas intenciones. . . Bolivianos todos: pido unidad en torno del gobierno, ayudemos a defender la patria y nuestros caros intereses, y estamos seguros de que el Gral. Gamarra encontrará su tumba en el suelo boliviano que tanto aborrece de corazón. . .”.
Gamarra haciendo gala de arrogancia, res-pondía así: “. . .el ejército peruano no es un postillón al que se le puede hacer regresar a cualquier hora y de cualquier punto. . .”.
Sometida la ciudad de La Paz a una serie de abusos y la resistencia que también ofrecía el vecindario, Gamarra traslada sus tropas a Viacha, Ballivián que tenía su ejército dispuesto en Sica Si-ca avanza también hacia el campo de Marte, Viacha, y en los campos de Ingavi se de-sarrolla una de las batallas más decisivas y que irán a de-finir la futura suerte de Bolivia.
Al amanecer del 18 de noviembre de 1841, se encontra-ban los ejércitos peruanos (más de 6.000 efectivos y bolivianos (más de 4.000) de frente, separados por una le-gua de distancia. Poco más de las 9 de la mañana se reali-zaron los primeros movimien-tos entre ambas fuerzas, en-tonces Gamarra lanza su ca-ballería hacia líneas bolivia-nas apoyado por el fuego de los cañones y la artillería. Por otro lado, el Gral. Ballivián ordena abrir fuego sobre las fuerzas invasoras y también acomete con la caballería que sobrepasa las líneas perua-nas, mientras que la infantería rodilla en tierra inicia fuego nutrido hacia el lado enemigo. La lucha es encarnizada, el estruendo de los fusiles y el estampido de los cañones es espantoso; se escuchan vo-ces de mando, suenan los cla-rines, aparecen las primeras bajas en ambos bandos.
Gamarra para evitar el des-bande de sus tropas se pone al frente, es cuando recibe dos tiros que le causan la muerte después de una breve agonía. La noticia de la caída de Gamarra se esparce rápi-damente causando descon-cierto entre los peruanos que concluye en una dispersión y derrota. El triunfo se alza so-bre las armas bolivianas, caen prisioneros el Gral. Ramón Castilla, el estado mayor peruano y algo más de 3.000 solda-dos. El campo de batalla está sembrado de muertos y heridos. Esta brillante victoria ob-tenida por Ballivián consolida definitivamente la independencia de Bolivia y su existencia como República soberana.
El 2 de octubre de 1841 Gamarra cruza la frontera y ocupa el 15 de ese mes la ciudad de La Paz. El 3 de octubre, Ballivián intenta un arreglo diplomático con Gamarra, quien desoye sus proposiciones, iniciando de he-cho las hostilidades. Por consiguiente, Ballivián declara la patria en peligro, asume las funciones de Capitán General del ejército y determina a la localidad de Laja por cuartel general. El Gral. Velasco que contaba con importantes fuerzas (la caballería del sur), dejando por el momento a un lado sus intereses políticos, dejó sus tropas a disposición de Ballivián, quien en esos momentos tan dramáticos para el país, lanza una enérgica proclama al pueblo boliviano:
“El enemigo constante e implacable de Bolivia, el Gral. Gamarra, sorda a la voz de la razón y de la justicia; inconsecuente a los mismos principios que ha proclamado, y haciendo alarde de mala fe y perfidia, se ha introducido a marchas redobladas en nuestro suelo. . . Aparentando un hipócrita deseo de sostener mi causa, cuando sabe bien que el gobierno actual de Bolivia, no necesita ni ha exigido nunca el apoyo de bayonetas extran-jeras, se ha quitado la máscara con que has-ta aquí pudo encubrir sus malignas intenciones. . . Bolivianos todos: pido unidad en torno del gobierno, ayudemos a defender la patria y nuestros caros intereses, y estamos seguros de que el Gral. Gamarra encontrará su tumba en el suelo boliviano que tanto aborrece de corazón. . .”.
Gamarra haciendo gala de arrogancia, res-pondía así: “. . .el ejército peruano no es un postillón al que se le puede hacer regresar a cualquier hora y de cualquier punto. . .”.
Sometida la ciudad de La Paz a una serie de abusos y la resistencia que también ofrecía el vecindario, Gamarra traslada sus tropas a Viacha, Ballivián que tenía su ejército dispuesto en Sica Si-ca avanza también hacia el campo de Marte, Viacha, y en los campos de Ingavi se de-sarrolla una de las batallas más decisivas y que irán a de-finir la futura suerte de Bolivia.
Al amanecer del 18 de noviembre de 1841, se encontra-ban los ejércitos peruanos (más de 6.000 efectivos y bolivianos (más de 4.000) de frente, separados por una le-gua de distancia. Poco más de las 9 de la mañana se reali-zaron los primeros movimien-tos entre ambas fuerzas, en-tonces Gamarra lanza su ca-ballería hacia líneas bolivia-nas apoyado por el fuego de los cañones y la artillería. Por otro lado, el Gral. Ballivián ordena abrir fuego sobre las fuerzas invasoras y también acomete con la caballería que sobrepasa las líneas perua-nas, mientras que la infantería rodilla en tierra inicia fuego nutrido hacia el lado enemigo. La lucha es encarnizada, el estruendo de los fusiles y el estampido de los cañones es espantoso; se escuchan vo-ces de mando, suenan los cla-rines, aparecen las primeras bajas en ambos bandos.
Gamarra para evitar el des-bande de sus tropas se pone al frente, es cuando recibe dos tiros que le causan la muerte después de una breve agonía. La noticia de la caída de Gamarra se esparce rápi-damente causando descon-cierto entre los peruanos que concluye en una dispersión y derrota. El triunfo se alza so-bre las armas bolivianas, caen prisioneros el Gral. Ramón Castilla, el estado mayor peruano y algo más de 3.000 solda-dos. El campo de batalla está sembrado de muertos y heridos. Esta brillante victoria ob-tenida por Ballivián consolida definitivamente la independencia de Bolivia y su existencia como República soberana.
lunes, 16 de noviembre de 2015
¿Cómo se salvaron las actas de la primera Asamblea Constituyente?
El 2003, luego de una agotadora gestión, se logró abrir un depósito del Honorable Senado Nacional en el edificio Urus, de la ciudad de La Paz, donde se encontraban guardados documentos de antigua data de la Cámara de Senadores. Eran 13 amarros que fueron entregados el 25 de agosto del 2003 por el oficial mayor Enrique Mendizábal y la jefe de Seguimiento y Procesos Parlamentarios, Sonia de Garrón.
Fue mayúscula nuestra sorpresa al abrir el primer paquete, pues encontramos las actas manuscritas de la primera Asamblea Constituyente de Bolivia, que se realizó en 1826. Hoy, estos documentos, recientemente declarados Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco), son guardados en la bóveda del Archivo y Biblioteca de la Asamblea Plurinacional.
Un documento de alto valor
Las actas fueron levantadas por varios escribanos a cargo de los secretarios de la Asamblea Constituyente de 1826, entre ellos José Ignacio de Sanjinés Barriga, autor de la letra del Himno Nacional. Sin embargo, por alguna razón fueron a parar a la legación boliviana en Buenos Aires (Argentina). Lo más probable es que algún alto funcionario no tuvo mejor idea que llevarse consigo el documento durante alguna misión diplomática y las dejó en el olvido.
Allí las encontró, una centuria más tarde, el embajador Eduardo Diez de Medina, ministro Plenipotenciario de Bolivia, durante su misión especial en la República Argentina. En junio de 1924 encontró entre los libros de la legación boliviana en Buenos Aires un grueso manuscrito. Con sorpresa vio que contenía las actas de la primera Asamblea Constituyente de Bolivia. Intrigado, leyó el documento in extenso y concluyó esa tarea el 17 de junio de 1924.
Cuando se retiró a descansar, el Ministro reflexionó sobre el inusual hallazgo, sin lograr conciliar el sueño. Al día siguiente, presuroso, se dirigió a la legación en la que redactó una orden, en su condición de Ministro con plenos poderes: "Remítase este volumen, de inapreciable valor histórico al Honorable Congreso de Bolivia”.
De esa manera las actas fueron repatriadas y enviadas al Senado Nacional, cuyas autoridades, sin embargo, no visualizaron la misma importancia, por lo que las archivaron. Posteriormente el Senado alquiló el depósito en el edificio Urus, a donde enviaron los documentos de antigua data en calidad de "exilio forzado”, pensando que por ello eran inservibles.
Eduardo Diez de Medina
Abogado, escritor, historiador, poeta, periodista, diplomático, internacionalista y político. Nació en La Paz el 8 de febrero de 1882 y murió el 27 de junio de 1955. Ejerció diversos cargos públicos, entre ellos el de redactor de la Convención de 1909, profesor de Derecho Internacional en el Colegio Militar (1910), Prefecto del Departamento de Oruro (1914), presidente del Concejo Municipal de La Paz (1910).
Fue Ministro Plenipotenciario en Japón, Uruguay, Chile, Perú y Cuba. Entre sus ensayos destacan La cuestión del Pacífico y la política internacional de Bolivia (1923) y Problemas internacionales (1936). Su obra poética es de carácter romántico, pero con formas modernistas: Martha o los tres lirios (1901), Mariposas (1903), Tríptico sentimental (1913) y Paisajes criollos (1919). Plasmó sus memorias en una obra testimonial titulada De un siglo a otro. Memorias de un hombre público (1955).
Importancia y alcance
Las actas están resguardadas en un voluminoso tomo encuadernado en pasta dura de la época, con 436 folios numerados. Fue transcrita por plumarios expertos en su labor, con notable dominio de la caligrafía, por lo que a pesar de tratarse de un documento temprano del siglo XIX, éste puede leerse con absoluta facilidad.
Contiene la relación íntegra de las sesiones de la Asamblea, desde la primera sesión preparatoria del 23 de mayo de 1826 hasta la sesión del 31 de diciembre de ese año que, sin embargo, se prolongó hasta el 4 de enero de 1827.
La primera sesión declaró el carácter constituyente del congreso y nombró presidente al doctor Casimiro Olañeta, otrora recalcitrante realista, hoy rabioso republicano.
El congreso se instaló el 25 de mayo de 1826 y escuchó el histórico mensaje del mariscal Antonio José de Sucre: "Representantes: Al devolver al pueblo en nombre del Libertador de Colombia la autoridad, de que estábamos investidos por la voluntad de la Asamblea General, por la del Perú y por vuestra situación (…), cabe a la República de Colombia el orgullo de que sus hijos sean los primeros que en el mundo americano llevaran a un país extraño entre el estruendo de las armas y el brillo de la victoria los principios de la soberanía del pueblo”.
El joven general enumeró sus actos de gobierno y explicó las gestiones ante la Argentina y Perú para allanar el reconocimiento; pero también se refirió a temas críticos: "Los indígenas, esta parte originaria de nuestro pueblo, la más digna del goce de los beneficios de la independencia, oprimida todavía por las costumbres de humillarlos, han sido rescatados en gran parte de los ultrajes con que eran tratados; pero ellos no están aun en la dignidad de hombres. Toda la fuerza del gobierno para arrebatarlos de la injusticia y del crimen no ha bastado para volver a esta clase infortunada de su condición y abatimiento. Su abyección en tres siglos de esclavitud los ha sumergido en males de que solo podrá sacarlos la protección del Cuerpo Legislativo y la ejecución de las medidas y decretos en su favor y en el de su educación”. ¡Era un verdadero desafío, pues aquellos constituían una clase social que vivía a costa de los indígenas! Encargaron el Poder Ejecutivo al Mariscal, pero solo "hasta que el congreso sancione la Constitución, la publique y mande observar”.
En el juramento hicieron jurar a Sucre: "Respetar la religión católica, proteger la libertad individual, la propiedad y demás derechos del ciudadano”. En el proyecto de los Olañeta, ni los indios ni los iletrados tenían cabida. Los días de Sucre siempre estuvieron contados.
Se abocaron a la organización de la República, sin descuidar ningún detalle, ya en el ramo de la hacienda pública, la administración de justicia y el Poder Ejecutivo, cuidando de diseñar una democracia altamente representativa y, por ello, excluyente. En la última sesión iniciada el 31 de diciembre y levantada el 4 de enero se decretó la disolución del Congreso Constituyente, el reconocimiento de la deuda pública y el caso de los hijos naturales. Se dispuso convocar al Congreso Constitucional el 6 de agosto de 1828; se reconoció una deuda pública emergente de la guerra de la independencia en 105.672 pesos, "por el préstamo que don Ambrosio Lesica hizo al general Urdininea en 15 de mayo de 1823”; finalmente "el proyecto relativo a los hijos naturales creyéndolo justo y conveniente porque restituía su dignidad a la especie humana, y hacía desaparecer de entre nosotros esas odiosas distinciones que castigaban en los hijos de la incontinencia de los padres”. La Asamblea en un alarde de dignidad decretó: "La falta de legitimidad en los natales no es un impedimento para obrar en la República Boliviana cualquier cargo civil o eclesiástico”, así como "los hijos llamados espurios (…) sean herederos forzosos de sus madres ex testamento y abintestato”.
(*) Es historiador y director del Archivo y Biblioteca de la Asamblea Plurinacional.
Los manuscritos se guardan en uno de los lugares más seguros de la biblioteca
Las actas, en la exbóveda de un banco
Anahí Cazas / La Paz
En la puerta del Archivo y Biblioteca de la Asamblea Plurinacional -ubicado en el subsuelo de la Vicepresidencia- un policía controla celosamente el ingreso de las personas. "Tiene que dejar su cédula de identidad”, dice el guardia, quien además recuerda a los visitantes que está prohibido ingresar al espacio con bolsos o mochilas.
Luego de pasar el control de seguridad, una alfombrada sala de lectura recibe a los visitantes, divididos entre investigadores nacionales y extranjeros. En el lado derecho del lugar se halla la puerta de ingreso a la bóveda del archivo, donde se guardan importantes tesoros documentales. Uno de ellos es el manuscrito original de las actas del primer Congreso Constituyente de Bolivia de 1826.
El manuscrito, que hoy ostenta el título de Memoria del Mundo de la Unesco, se encuentra dentro de una vitrina hecha de vidrio y sobre una mesa de madera. A su lado se hallan también las partituras originales del Himno Nacional.
Delante de las actas se observa un escudo de Bolivia hecho de plumas naturales. "Es uno de los lugares más seguros del archivo”, asegura Luis Oporto, director de la Biblioteca y Archivo de la Asamblea Plurinacional de Bolivia.
Y es que el manuscrito se encuentra en una de las cajas fuertes en las que antes se guardaban los lingotes de oro de las reservas del país, ya que era el antiguo edificio del Banco Central de Bolivia.
Para ingresar al espacio uno tiene que atravesar una puerta de metal idéntica a las de una caja fuerte. Tiene más de cinco claves de seguridad. En el lugar, donde reina el silencio, también se observa una colección de manuscritos que datan de los primeros años de la República de Bolivia. Y se conserva como verdaderos tesoros las actas de la primera Asamblea Constituyente de Bolivia.
Fue mayúscula nuestra sorpresa al abrir el primer paquete, pues encontramos las actas manuscritas de la primera Asamblea Constituyente de Bolivia, que se realizó en 1826. Hoy, estos documentos, recientemente declarados Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco), son guardados en la bóveda del Archivo y Biblioteca de la Asamblea Plurinacional.
Un documento de alto valor
Las actas fueron levantadas por varios escribanos a cargo de los secretarios de la Asamblea Constituyente de 1826, entre ellos José Ignacio de Sanjinés Barriga, autor de la letra del Himno Nacional. Sin embargo, por alguna razón fueron a parar a la legación boliviana en Buenos Aires (Argentina). Lo más probable es que algún alto funcionario no tuvo mejor idea que llevarse consigo el documento durante alguna misión diplomática y las dejó en el olvido.
Allí las encontró, una centuria más tarde, el embajador Eduardo Diez de Medina, ministro Plenipotenciario de Bolivia, durante su misión especial en la República Argentina. En junio de 1924 encontró entre los libros de la legación boliviana en Buenos Aires un grueso manuscrito. Con sorpresa vio que contenía las actas de la primera Asamblea Constituyente de Bolivia. Intrigado, leyó el documento in extenso y concluyó esa tarea el 17 de junio de 1924.
Cuando se retiró a descansar, el Ministro reflexionó sobre el inusual hallazgo, sin lograr conciliar el sueño. Al día siguiente, presuroso, se dirigió a la legación en la que redactó una orden, en su condición de Ministro con plenos poderes: "Remítase este volumen, de inapreciable valor histórico al Honorable Congreso de Bolivia”.
De esa manera las actas fueron repatriadas y enviadas al Senado Nacional, cuyas autoridades, sin embargo, no visualizaron la misma importancia, por lo que las archivaron. Posteriormente el Senado alquiló el depósito en el edificio Urus, a donde enviaron los documentos de antigua data en calidad de "exilio forzado”, pensando que por ello eran inservibles.
Eduardo Diez de Medina
Abogado, escritor, historiador, poeta, periodista, diplomático, internacionalista y político. Nació en La Paz el 8 de febrero de 1882 y murió el 27 de junio de 1955. Ejerció diversos cargos públicos, entre ellos el de redactor de la Convención de 1909, profesor de Derecho Internacional en el Colegio Militar (1910), Prefecto del Departamento de Oruro (1914), presidente del Concejo Municipal de La Paz (1910).
Fue Ministro Plenipotenciario en Japón, Uruguay, Chile, Perú y Cuba. Entre sus ensayos destacan La cuestión del Pacífico y la política internacional de Bolivia (1923) y Problemas internacionales (1936). Su obra poética es de carácter romántico, pero con formas modernistas: Martha o los tres lirios (1901), Mariposas (1903), Tríptico sentimental (1913) y Paisajes criollos (1919). Plasmó sus memorias en una obra testimonial titulada De un siglo a otro. Memorias de un hombre público (1955).
Importancia y alcance
Las actas están resguardadas en un voluminoso tomo encuadernado en pasta dura de la época, con 436 folios numerados. Fue transcrita por plumarios expertos en su labor, con notable dominio de la caligrafía, por lo que a pesar de tratarse de un documento temprano del siglo XIX, éste puede leerse con absoluta facilidad.
Contiene la relación íntegra de las sesiones de la Asamblea, desde la primera sesión preparatoria del 23 de mayo de 1826 hasta la sesión del 31 de diciembre de ese año que, sin embargo, se prolongó hasta el 4 de enero de 1827.
La primera sesión declaró el carácter constituyente del congreso y nombró presidente al doctor Casimiro Olañeta, otrora recalcitrante realista, hoy rabioso republicano.
El congreso se instaló el 25 de mayo de 1826 y escuchó el histórico mensaje del mariscal Antonio José de Sucre: "Representantes: Al devolver al pueblo en nombre del Libertador de Colombia la autoridad, de que estábamos investidos por la voluntad de la Asamblea General, por la del Perú y por vuestra situación (…), cabe a la República de Colombia el orgullo de que sus hijos sean los primeros que en el mundo americano llevaran a un país extraño entre el estruendo de las armas y el brillo de la victoria los principios de la soberanía del pueblo”.
El joven general enumeró sus actos de gobierno y explicó las gestiones ante la Argentina y Perú para allanar el reconocimiento; pero también se refirió a temas críticos: "Los indígenas, esta parte originaria de nuestro pueblo, la más digna del goce de los beneficios de la independencia, oprimida todavía por las costumbres de humillarlos, han sido rescatados en gran parte de los ultrajes con que eran tratados; pero ellos no están aun en la dignidad de hombres. Toda la fuerza del gobierno para arrebatarlos de la injusticia y del crimen no ha bastado para volver a esta clase infortunada de su condición y abatimiento. Su abyección en tres siglos de esclavitud los ha sumergido en males de que solo podrá sacarlos la protección del Cuerpo Legislativo y la ejecución de las medidas y decretos en su favor y en el de su educación”. ¡Era un verdadero desafío, pues aquellos constituían una clase social que vivía a costa de los indígenas! Encargaron el Poder Ejecutivo al Mariscal, pero solo "hasta que el congreso sancione la Constitución, la publique y mande observar”.
En el juramento hicieron jurar a Sucre: "Respetar la religión católica, proteger la libertad individual, la propiedad y demás derechos del ciudadano”. En el proyecto de los Olañeta, ni los indios ni los iletrados tenían cabida. Los días de Sucre siempre estuvieron contados.
Se abocaron a la organización de la República, sin descuidar ningún detalle, ya en el ramo de la hacienda pública, la administración de justicia y el Poder Ejecutivo, cuidando de diseñar una democracia altamente representativa y, por ello, excluyente. En la última sesión iniciada el 31 de diciembre y levantada el 4 de enero se decretó la disolución del Congreso Constituyente, el reconocimiento de la deuda pública y el caso de los hijos naturales. Se dispuso convocar al Congreso Constitucional el 6 de agosto de 1828; se reconoció una deuda pública emergente de la guerra de la independencia en 105.672 pesos, "por el préstamo que don Ambrosio Lesica hizo al general Urdininea en 15 de mayo de 1823”; finalmente "el proyecto relativo a los hijos naturales creyéndolo justo y conveniente porque restituía su dignidad a la especie humana, y hacía desaparecer de entre nosotros esas odiosas distinciones que castigaban en los hijos de la incontinencia de los padres”. La Asamblea en un alarde de dignidad decretó: "La falta de legitimidad en los natales no es un impedimento para obrar en la República Boliviana cualquier cargo civil o eclesiástico”, así como "los hijos llamados espurios (…) sean herederos forzosos de sus madres ex testamento y abintestato”.
(*) Es historiador y director del Archivo y Biblioteca de la Asamblea Plurinacional.
Los manuscritos se guardan en uno de los lugares más seguros de la biblioteca
Las actas, en la exbóveda de un banco
Anahí Cazas / La Paz
En la puerta del Archivo y Biblioteca de la Asamblea Plurinacional -ubicado en el subsuelo de la Vicepresidencia- un policía controla celosamente el ingreso de las personas. "Tiene que dejar su cédula de identidad”, dice el guardia, quien además recuerda a los visitantes que está prohibido ingresar al espacio con bolsos o mochilas.
Luego de pasar el control de seguridad, una alfombrada sala de lectura recibe a los visitantes, divididos entre investigadores nacionales y extranjeros. En el lado derecho del lugar se halla la puerta de ingreso a la bóveda del archivo, donde se guardan importantes tesoros documentales. Uno de ellos es el manuscrito original de las actas del primer Congreso Constituyente de Bolivia de 1826.
El manuscrito, que hoy ostenta el título de Memoria del Mundo de la Unesco, se encuentra dentro de una vitrina hecha de vidrio y sobre una mesa de madera. A su lado se hallan también las partituras originales del Himno Nacional.
Delante de las actas se observa un escudo de Bolivia hecho de plumas naturales. "Es uno de los lugares más seguros del archivo”, asegura Luis Oporto, director de la Biblioteca y Archivo de la Asamblea Plurinacional de Bolivia.
Y es que el manuscrito se encuentra en una de las cajas fuertes en las que antes se guardaban los lingotes de oro de las reservas del país, ya que era el antiguo edificio del Banco Central de Bolivia.
Para ingresar al espacio uno tiene que atravesar una puerta de metal idéntica a las de una caja fuerte. Tiene más de cinco claves de seguridad. En el lugar, donde reina el silencio, también se observa una colección de manuscritos que datan de los primeros años de la República de Bolivia. Y se conserva como verdaderos tesoros las actas de la primera Asamblea Constituyente de Bolivia.
Benigno García, una vida con mil historias
Abre la puerta de su casa y la bienvenida la da su sonrisa y su cariñoso saludo. Dice que en la sala de su vivienda, en 1946, el presidente Gualberto Villarroel bailó efusivamente unas cuecas con las vendedoras del mercado de Villa Victoria, que organizaron una fiesta en su honor. Eso fue tres días antes de ese 21 de julio de 1946, cuando el Presidente fue asesinado en el Palacio Quemado y luego arrojado desde el balcón hacia la plaza Murillo, donde una turba jaló su cadáver hasta un farol y lo colgó.
Ésta es una de las tantas historias que Benigno García guarda entre las paredes de la vieja casona verde, 350, de la calle Rosendo Rojas de Villa Victoria, declarada patrimonio por la Alcaldía de La Paz, y donde habita hace más de 50 años.
El hombre de 82 años nunca tuvo un solo oficio. Fue uno de los primeros ciclistas de competición de Bolivia. En la década de los años 50 del siglo pasado ya participaba y ganaba en las carreras, como la 1 de Mayo, con su bicicleta Peugeot, que compró en 1952 en 500 bolivianos.
También fue joyero, oficio que heredó de su madre, la orureña Alina García, quien, a su vez, aprendió la ocupación de su padre, el platero Salomón García Patiño.
Incursionó como transportista y, junto a su madre, fue uno de los fundadores del transporte pesado al altiplano de La Paz y de Viacha, y hasta fue técnico de máquinas de escribir. En su vivienda guarda las fotografías y los recuerdos de todos esos oficios.
De Challapata a la Villa
Benigno nació en Challapata, Oruro, en 1933, pero desde muy niño su madre Alina lo trajo a La Paz, junto a su hermana Enriqueta. Llegaron a vivir en la calle Murguía de Villa Victoria, que entonces era un "gran canchón lleno de vertientes”.
"En tiempo de lluvia teníamos que sacar con baldes el agua que se acumulaba en los cuartos de adobe. ‘¡La casa se va a caer!’, gritaba mi mamá”, cuenta Benigno.
Por esa razón la mujer se vio obligada a vender la vivienda. Lo hizo en invierno, cuando las vertientes se secaban. "Mi mamá se sentía culpable, pero teníamos que vender”, añade.
Tras la venta, Benigno, su madre y hermana se fueron a vivir a la calle Laja de la Armentia, "a la vuelta del cuartel Calama”. Pero estaba escrito que él regresaría a la Villa, porque se enamoró de Sara Pomier, hija del dueño de la única casa de dos pisos construida entonces en la zona.
"Con mi madre vinimos a la villa a pedir la mano de Sara. Sus padres aceptaron pero la condición era que viviéramos en la casa. ‘Si es así, está bien doña Alina, la Sara es mi única hija y tiene que quedarse aquí; si no aceptan, aquí no ha pasado nada’, nos amenazó la madre de mi esposa y se puso de pie. Yo, enamorado, le jalé de la manta a mi madre y le dije ‘aceptá, mamá, aceptá’. Así me vine a vivir acá”, recuerda.
Bicicleta, joyería, transporte y la "mala suerte”
En 1969 Beningo se casó con Sara. Su vida de ciclista continuaba cosechando grandes éxitos y logros, porque junto con otros ciclistas, como Édgar Cueto, organizó campeonatos con los que llegaron incluso a Yunguyo, Perú.
Con una llanta de bicicleta de repuesto, colgada prácticamente en el cuello, corrió La Doble Laja, Doble Calamarca, Doble Batallas, Doble Oruro y otras competencias en las que conquistó los primeros lugares. El hombre cuenta que en el día se dedicaba a la joyería y en las noches entrenaba con su bicicleta.
A mediados de la década de los años 70 su vida dio un giro afortunado cuando su madre decidió incursionar en el transporte, después de haber comprado un motorizado. Así, juntos, se convirtieron en parte de los fundadores del transporte pesado al altiplano de La Paz.
"Ésos fueron buenos años, nos fue muy bien, pero sólo quedan los recuerdos para llorar”, dice.
Es que su suerte cambió cuando, con su madre Alina, compró el primer micro que llegó a La Paz, un Renault, y alguien "envidioso” defecó en el vehículo.
"¡Había sido kencherío! El carro nuevo no podía funcionar: que la llanta, que el freno, algo siempre tenía que fallar. Y con la joyería comenzó a irnos tan mal, que tuvimos que recoger todo”, se lamenta Benigno.
Tras más de 30 años de esos tiempos buenos y malos, de triunfos y fracasos, sus recuerdos están intactos, guardados en su vivienda de la Villa, donde vive con su hijo Dieter. Los desempolva y revive de vez en cuando.
La primera casa de dos pisos de la Villa
A finales de la década de los años 30 del siglo pasado, aproximadamente, entre los vecinos que habitaban en el centro de la ciudad de La Paz comenzó a correr la noticia de que en el canchón que estaba por el Cementerio se vendían terrenos. Eugenio Pomier y su esposa Gavina, que vivían por la calle Chavarría, cercana a la Cervecería, decidieron apostar por la inversión.
Dedicados a la panadería y al transporte, los esposos Pomier comenzaron a construir en el lote que habían adquirido en ese canchón, que luego fue bautizado como Villa Victoria.
"La zona era una canchón enorme donde vendían vacas y toros. Todas las casas eran de adobe y de un solo piso, en realidad eran cuartitos. La única casa de dos pisos era la de los Pomier”, cuenta Benigno García, yerno de los esposos Pomier, ya fallecidos.
"Veíamos la casa con admiración. Nosotros qué íbamos a poder tener una casa así, era un edificio”, añade.
Una declaración de la Alcaldía de La Paz reconoce a la vivienda como el primer edificio construido en Villa Victoria.
La casa era la única que contaba con una gran sala de piso de madera, ubicada en el segundo piso, ideal para realizar bailes, lo que los vecinos de la Villa no dejaron pasar por alto.
Por eso, con frecuencia, nombraban padrinos a los esposos Pomier para que prestaran su sala para sus festejos.
"En Carnaval esto se llenaba de vecinos que venían en comparsas, como los Inca Rocas, que bailaban con charangos, concertinas y clarinete y salían cantando”, dice Benigno.
Al haberse convertido prácticamente en la sede social de la Villa, en la vivienda de los Pomier se fundó incluso el sindicato de colectiveros de Villa Victoria. Pero uno de los acontecimientos más recordados es que en su sala, el presidente Gualberto Villarroel bailó cuecas con las vendedoras del mercado de Villa Victoria tres días antes de ser asesinado, el 21 de julio de 1946.
Ésta es una de las tantas historias que Benigno García guarda entre las paredes de la vieja casona verde, 350, de la calle Rosendo Rojas de Villa Victoria, declarada patrimonio por la Alcaldía de La Paz, y donde habita hace más de 50 años.
El hombre de 82 años nunca tuvo un solo oficio. Fue uno de los primeros ciclistas de competición de Bolivia. En la década de los años 50 del siglo pasado ya participaba y ganaba en las carreras, como la 1 de Mayo, con su bicicleta Peugeot, que compró en 1952 en 500 bolivianos.
También fue joyero, oficio que heredó de su madre, la orureña Alina García, quien, a su vez, aprendió la ocupación de su padre, el platero Salomón García Patiño.
Incursionó como transportista y, junto a su madre, fue uno de los fundadores del transporte pesado al altiplano de La Paz y de Viacha, y hasta fue técnico de máquinas de escribir. En su vivienda guarda las fotografías y los recuerdos de todos esos oficios.
De Challapata a la Villa
Benigno nació en Challapata, Oruro, en 1933, pero desde muy niño su madre Alina lo trajo a La Paz, junto a su hermana Enriqueta. Llegaron a vivir en la calle Murguía de Villa Victoria, que entonces era un "gran canchón lleno de vertientes”.
"En tiempo de lluvia teníamos que sacar con baldes el agua que se acumulaba en los cuartos de adobe. ‘¡La casa se va a caer!’, gritaba mi mamá”, cuenta Benigno.
Por esa razón la mujer se vio obligada a vender la vivienda. Lo hizo en invierno, cuando las vertientes se secaban. "Mi mamá se sentía culpable, pero teníamos que vender”, añade.
Tras la venta, Benigno, su madre y hermana se fueron a vivir a la calle Laja de la Armentia, "a la vuelta del cuartel Calama”. Pero estaba escrito que él regresaría a la Villa, porque se enamoró de Sara Pomier, hija del dueño de la única casa de dos pisos construida entonces en la zona.
"Con mi madre vinimos a la villa a pedir la mano de Sara. Sus padres aceptaron pero la condición era que viviéramos en la casa. ‘Si es así, está bien doña Alina, la Sara es mi única hija y tiene que quedarse aquí; si no aceptan, aquí no ha pasado nada’, nos amenazó la madre de mi esposa y se puso de pie. Yo, enamorado, le jalé de la manta a mi madre y le dije ‘aceptá, mamá, aceptá’. Así me vine a vivir acá”, recuerda.
Bicicleta, joyería, transporte y la "mala suerte”
En 1969 Beningo se casó con Sara. Su vida de ciclista continuaba cosechando grandes éxitos y logros, porque junto con otros ciclistas, como Édgar Cueto, organizó campeonatos con los que llegaron incluso a Yunguyo, Perú.
Con una llanta de bicicleta de repuesto, colgada prácticamente en el cuello, corrió La Doble Laja, Doble Calamarca, Doble Batallas, Doble Oruro y otras competencias en las que conquistó los primeros lugares. El hombre cuenta que en el día se dedicaba a la joyería y en las noches entrenaba con su bicicleta.
A mediados de la década de los años 70 su vida dio un giro afortunado cuando su madre decidió incursionar en el transporte, después de haber comprado un motorizado. Así, juntos, se convirtieron en parte de los fundadores del transporte pesado al altiplano de La Paz.
"Ésos fueron buenos años, nos fue muy bien, pero sólo quedan los recuerdos para llorar”, dice.
Es que su suerte cambió cuando, con su madre Alina, compró el primer micro que llegó a La Paz, un Renault, y alguien "envidioso” defecó en el vehículo.
"¡Había sido kencherío! El carro nuevo no podía funcionar: que la llanta, que el freno, algo siempre tenía que fallar. Y con la joyería comenzó a irnos tan mal, que tuvimos que recoger todo”, se lamenta Benigno.
Tras más de 30 años de esos tiempos buenos y malos, de triunfos y fracasos, sus recuerdos están intactos, guardados en su vivienda de la Villa, donde vive con su hijo Dieter. Los desempolva y revive de vez en cuando.
La primera casa de dos pisos de la Villa
A finales de la década de los años 30 del siglo pasado, aproximadamente, entre los vecinos que habitaban en el centro de la ciudad de La Paz comenzó a correr la noticia de que en el canchón que estaba por el Cementerio se vendían terrenos. Eugenio Pomier y su esposa Gavina, que vivían por la calle Chavarría, cercana a la Cervecería, decidieron apostar por la inversión.
Dedicados a la panadería y al transporte, los esposos Pomier comenzaron a construir en el lote que habían adquirido en ese canchón, que luego fue bautizado como Villa Victoria.
"La zona era una canchón enorme donde vendían vacas y toros. Todas las casas eran de adobe y de un solo piso, en realidad eran cuartitos. La única casa de dos pisos era la de los Pomier”, cuenta Benigno García, yerno de los esposos Pomier, ya fallecidos.
"Veíamos la casa con admiración. Nosotros qué íbamos a poder tener una casa así, era un edificio”, añade.
Una declaración de la Alcaldía de La Paz reconoce a la vivienda como el primer edificio construido en Villa Victoria.
La casa era la única que contaba con una gran sala de piso de madera, ubicada en el segundo piso, ideal para realizar bailes, lo que los vecinos de la Villa no dejaron pasar por alto.
Por eso, con frecuencia, nombraban padrinos a los esposos Pomier para que prestaran su sala para sus festejos.
"En Carnaval esto se llenaba de vecinos que venían en comparsas, como los Inca Rocas, que bailaban con charangos, concertinas y clarinete y salían cantando”, dice Benigno.
Al haberse convertido prácticamente en la sede social de la Villa, en la vivienda de los Pomier se fundó incluso el sindicato de colectiveros de Villa Victoria. Pero uno de los acontecimientos más recordados es que en su sala, el presidente Gualberto Villarroel bailó cuecas con las vendedoras del mercado de Villa Victoria tres días antes de ser asesinado, el 21 de julio de 1946.
Gráficos celebran su día por Ley de 1945
Este 16 de noviembre, trabajadores gráficos de Bolivia celebran su día por la emisión de una Ley de la República del 22 de noviembre de 1945, durante la presidencia de Gualberto Villarroel.
En esa época este gremio estaba bien fortalecido por la cantidad de gráficos existentes en el país, además de estar bien organizados, principalmente en sindicatos. Era uno de los oficios más antiguos del mundo desde que se inventó la imprenta moderna por el alemán Johannes Gutenberg en 1440, aunque la primera imprenta fue inventada por el chino Bi Sheng en 1041.
Los trabajadores gráficos tienen su fortaleza en la labor que realizan, como es la perpetuación de la historia, mediante la impresión de periódicos, libros, revistas, entre otras publicaciones.
Por eso decíamos al principio que el trabajador gráfico alcanzó una importancia notable, principalmente antes de que nazcan otros medios de comunicación como la televisión o el internet.
LEY
El presidente Gualberto Villarroel se caracterizó por ser amigo de los sectores de trabajadores y de los desposeídos, la ayuda que brindaba la hacía porque él también de niño soportó golpes que le hicieron entender que el privilegio no solo debía ser para los ricos, sino para todos los sectores que aportaban con su trabajo al aporte de toda una nación.
Por ese motivo, decidió el 22 de noviembre de 1945 emitir una Ley de la República que declare el 16 de noviembre como el Día del Trabajador Gráfico en Bolivia. Esa norma jurídica tenía la misión de favorecer al gremio señalado en políticas sociales y económicas.
Sin embargo, casi medio año después de promulgar la ley, Villarroel fue asesinado cruelmente por hordas del mismo Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y otros detractores de partidos que pugnaban la presidencia.
Los trabajadores gráficos en lo que marca la historia nunca llegaron a beneficiarse de lleno con esa Ley y con el tiempo, los gobiernos de turno los dejaron en el olvido, sin tomar en cuenta que son una fuerza de trabajo importante dentro del desarrollo del país.
Simultáneamente, los mismos gráficos también se dejaron llevar por el pensamiento de la indiferencia y sus sindicatos fueron desapareciendo como cuando el pabilo de una vela se va apagando lentamente.
En esa época este gremio estaba bien fortalecido por la cantidad de gráficos existentes en el país, además de estar bien organizados, principalmente en sindicatos. Era uno de los oficios más antiguos del mundo desde que se inventó la imprenta moderna por el alemán Johannes Gutenberg en 1440, aunque la primera imprenta fue inventada por el chino Bi Sheng en 1041.
Los trabajadores gráficos tienen su fortaleza en la labor que realizan, como es la perpetuación de la historia, mediante la impresión de periódicos, libros, revistas, entre otras publicaciones.
Por eso decíamos al principio que el trabajador gráfico alcanzó una importancia notable, principalmente antes de que nazcan otros medios de comunicación como la televisión o el internet.
LEY
El presidente Gualberto Villarroel se caracterizó por ser amigo de los sectores de trabajadores y de los desposeídos, la ayuda que brindaba la hacía porque él también de niño soportó golpes que le hicieron entender que el privilegio no solo debía ser para los ricos, sino para todos los sectores que aportaban con su trabajo al aporte de toda una nación.
Por ese motivo, decidió el 22 de noviembre de 1945 emitir una Ley de la República que declare el 16 de noviembre como el Día del Trabajador Gráfico en Bolivia. Esa norma jurídica tenía la misión de favorecer al gremio señalado en políticas sociales y económicas.
Sin embargo, casi medio año después de promulgar la ley, Villarroel fue asesinado cruelmente por hordas del mismo Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) y otros detractores de partidos que pugnaban la presidencia.
Los trabajadores gráficos en lo que marca la historia nunca llegaron a beneficiarse de lleno con esa Ley y con el tiempo, los gobiernos de turno los dejaron en el olvido, sin tomar en cuenta que son una fuerza de trabajo importante dentro del desarrollo del país.
Simultáneamente, los mismos gráficos también se dejaron llevar por el pensamiento de la indiferencia y sus sindicatos fueron desapareciendo como cuando el pabilo de una vela se va apagando lentamente.
domingo, 15 de noviembre de 2015
Falleció Yolanda Prada viuda de Banzer
Yolanda Prada Abasto, viuda del expresidente de Bolivia, general Hugo Banzer Suárez, falleció la mañana de este sábado en la ciudad de Santa Cruz, a los 86 años de edad. Sus restos serán enterrados la mañana del domingo.
“Hoy (ayer) a las 06.00 lamentablemente ha fallecido”, informó a los medios locales la sobrina de Prada, Silvana Pereira, según un reporte de radio Fides Santa Cruz.
Yolanda Prada había sido internada en una clínica privada por su delicado estado de salud y falleció la mañana de ayer. Sus restos serán velados en su domicilio ubicado frente al hotel Los Tajibos de la zona residencial Equipetrol, de la capital oriental. “El entierro es mañana (hoy) en la mañana, en el Cementerio General”, informó Pereira.
Prada Abasto tuvo cinco hijos con Banzer Suárez de los cuales dos fallecieron. Era investigada por la Unidad de Investigación Financiera (IDIF). Enfrentaba una acusación por legitimación de ganancias ilícitas, sin embargo en marzo fue excluida de la imputación por su delicado estado de salud.
Yolanda Prada, viuda del expresidente Hugo Banzer; Erika Banzer Prada y su esposo Fernando Suárez Blacutt eran investigados por delitos de legitimación de ganancias ilícitas y enriquecimiento ilícito, movieron cerca de 18 millones de dólares en bancos, según el cuaderno de investigaciones.
“Hoy (ayer) a las 06.00 lamentablemente ha fallecido”, informó a los medios locales la sobrina de Prada, Silvana Pereira, según un reporte de radio Fides Santa Cruz.
Yolanda Prada había sido internada en una clínica privada por su delicado estado de salud y falleció la mañana de ayer. Sus restos serán velados en su domicilio ubicado frente al hotel Los Tajibos de la zona residencial Equipetrol, de la capital oriental. “El entierro es mañana (hoy) en la mañana, en el Cementerio General”, informó Pereira.
Prada Abasto tuvo cinco hijos con Banzer Suárez de los cuales dos fallecieron. Era investigada por la Unidad de Investigación Financiera (IDIF). Enfrentaba una acusación por legitimación de ganancias ilícitas, sin embargo en marzo fue excluida de la imputación por su delicado estado de salud.
Yolanda Prada, viuda del expresidente Hugo Banzer; Erika Banzer Prada y su esposo Fernando Suárez Blacutt eran investigados por delitos de legitimación de ganancias ilícitas y enriquecimiento ilícito, movieron cerca de 18 millones de dólares en bancos, según el cuaderno de investigaciones.
martes, 10 de noviembre de 2015
Socializarán y difundirán la Bandera Potosina
El secretario de la Comisión Jurídica, Turismo, Cultura y Preservación de Áreas Históricas del Concejo Municipal de Potosí, Eloy Relos, anunció que gestionará ante el pleno la difusión y socialización de la Bandera rojo y blanco y la Ley 071/2015 que regula el uso de este símbolo de Potosí.
Dijo que propondrá que se asuma acciones para difundir la ley 071/2015 en las instituciones públicas y privadas y establecimientos educativos de Potosí y transmitir la normativa en otras ciudades del país.
La ley norma el uso del símbolo, señala el marco jurídico, el ámbito de aplicación, los antecedentes históricos, los elementos heráldicos, su calidad de emblema único, el uso en diferentes actos, las prohibiciones y sanciones. Determina que la Bandera mantiene su trazo original como fue concedido y que los elementos son los cuarteles de color rojo con los torreones de color oro, los cuarteles blancos con leones rampantes color rojo y en el punto central el óvalo azur con bordura de plata y el Cerro Rico en el centro.
La ley fue aprobada el 1 de septiembre y promulgada el 4, pero pese a su difusión todavía se miran con elementos ajenos, lo que pasó ayer en el desfile estudiantil y el nocturno institucional.
Los vendedores de banderas que se ubican en calle Chichas respondieron que ninguna autoridad del municipio había comunicado la vigencia de la ley 071/2015 y argumentaron que desconocían la normativa.
No faltó un vendedor que mencionó que el modelo y estilo de la bandera había sido recabado de la Gobernación, por ello que desde hace años utilizan el mismo modelo.
Relos recordó que el presidente del Concejo Municipal, Luis López, no cumplió su anunció de confección de banderas con sus elementos.
Dijo que propondrá que se asuma acciones para difundir la ley 071/2015 en las instituciones públicas y privadas y establecimientos educativos de Potosí y transmitir la normativa en otras ciudades del país.
La ley norma el uso del símbolo, señala el marco jurídico, el ámbito de aplicación, los antecedentes históricos, los elementos heráldicos, su calidad de emblema único, el uso en diferentes actos, las prohibiciones y sanciones. Determina que la Bandera mantiene su trazo original como fue concedido y que los elementos son los cuarteles de color rojo con los torreones de color oro, los cuarteles blancos con leones rampantes color rojo y en el punto central el óvalo azur con bordura de plata y el Cerro Rico en el centro.
La ley fue aprobada el 1 de septiembre y promulgada el 4, pero pese a su difusión todavía se miran con elementos ajenos, lo que pasó ayer en el desfile estudiantil y el nocturno institucional.
Los vendedores de banderas que se ubican en calle Chichas respondieron que ninguna autoridad del municipio había comunicado la vigencia de la ley 071/2015 y argumentaron que desconocían la normativa.
No faltó un vendedor que mencionó que el modelo y estilo de la bandera había sido recabado de la Gobernación, por ello que desde hace años utilizan el mismo modelo.
Relos recordó que el presidente del Concejo Municipal, Luis López, no cumplió su anunció de confección de banderas con sus elementos.
Los blasones de Potosí de antaño
Dr. José Mendoza Ugarte
En 1546, al año del descubrimiento de la riqueza del Cerro de Potosí y enemistado Juan de Villarroel con sus socios Diego Centeno y el maestro de campo Pedro Cotamito, el primero, envió un riquísimo donativo de doce mil marcos de plata, sacados de la veta descubierta al rey Carlos V para que lo reconociera como el descubridor del Cerro, fundador de la ciudad y un escudo de armas para la Villa.
La respuesta del monarca español fue afirmativa, y estaba acompañada de un escudo de armas en cuya parte final llevaba la siguiente leyenda:
“SOY EL RICO POTOSÍ
DEL MUNDO SOY EL TESORO
SOY EL REY DE LOS MONTES
Y ENVIDIA SOY DE LOS REYES”
Este escudo de armas estaba acompañado de la declaración:
“VILLA IMPERIAL DE POTOSÍ”
En agosto de 1565, mediante Cédula Real, el rey Felipe II concedió a la ciudad de Potosí las Armas Reales de España; emblema concebido en campo de plata un águila imperial y en el medio dos castillos contrapuestos y dos leones, debajo del Cerro de Potosí y a los la-dos opuestos dos columnas del “PLUS ULTRA”, también lleva la corona imperial al timbre y por orla el collar del Toison.
El virrey Francisco de Toledo, con cédula firmada en Arequipa en agosto de 1575, añadió al escudo potosino una frase latina colocada en el entorno del óvalo central que dice:
“CESARIS POTENTIA,
PRO REXIS PRUDENTIA
ISTE EXCELSUS MONS ET ARGENTEUS
ORBEM DEBELARE UNIVERSITUM”
Traducido al castellano:
“Con el poder del César
y por la prudencia del Rey
este gigantesco y argentado Cerro
dominar puede el universo entero”.
Durante el coloniaje en 1735, el célebre historiador Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela en su libro HISTORIA DE LA VILLA IMPERIAL DE POTOSÍ menciona más de 20 nominaciones proclamadas que tenía Potosí.
Asimismo el virrey del Perú Hurtado de Mendoza le otorgó otro título: “EL NERVIO PRINCIPAL DEL REINO ESPAÑOL”.
Haciendo un gran salto en el tiempo, el 7 de diciembre de 1987 la ciudad de Potosí es de-clarada por la UNESCO:
“PATRIMONIO NATURAL DE LA HUMANIDAD”
“MONUMENTO A LA PAZ MUNDIAL”
Este último título comparte con la famo-sa Torre Eiffel de París, Francia.
En 1546, al año del descubrimiento de la riqueza del Cerro de Potosí y enemistado Juan de Villarroel con sus socios Diego Centeno y el maestro de campo Pedro Cotamito, el primero, envió un riquísimo donativo de doce mil marcos de plata, sacados de la veta descubierta al rey Carlos V para que lo reconociera como el descubridor del Cerro, fundador de la ciudad y un escudo de armas para la Villa.
La respuesta del monarca español fue afirmativa, y estaba acompañada de un escudo de armas en cuya parte final llevaba la siguiente leyenda:
“SOY EL RICO POTOSÍ
DEL MUNDO SOY EL TESORO
SOY EL REY DE LOS MONTES
Y ENVIDIA SOY DE LOS REYES”
Este escudo de armas estaba acompañado de la declaración:
“VILLA IMPERIAL DE POTOSÍ”
En agosto de 1565, mediante Cédula Real, el rey Felipe II concedió a la ciudad de Potosí las Armas Reales de España; emblema concebido en campo de plata un águila imperial y en el medio dos castillos contrapuestos y dos leones, debajo del Cerro de Potosí y a los la-dos opuestos dos columnas del “PLUS ULTRA”, también lleva la corona imperial al timbre y por orla el collar del Toison.
El virrey Francisco de Toledo, con cédula firmada en Arequipa en agosto de 1575, añadió al escudo potosino una frase latina colocada en el entorno del óvalo central que dice:
“CESARIS POTENTIA,
PRO REXIS PRUDENTIA
ISTE EXCELSUS MONS ET ARGENTEUS
ORBEM DEBELARE UNIVERSITUM”
Traducido al castellano:
“Con el poder del César
y por la prudencia del Rey
este gigantesco y argentado Cerro
dominar puede el universo entero”.
Durante el coloniaje en 1735, el célebre historiador Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela en su libro HISTORIA DE LA VILLA IMPERIAL DE POTOSÍ menciona más de 20 nominaciones proclamadas que tenía Potosí.
Asimismo el virrey del Perú Hurtado de Mendoza le otorgó otro título: “EL NERVIO PRINCIPAL DEL REINO ESPAÑOL”.
Haciendo un gran salto en el tiempo, el 7 de diciembre de 1987 la ciudad de Potosí es de-clarada por la UNESCO:
“PATRIMONIO NATURAL DE LA HUMANIDAD”
“MONUMENTO A LA PAZ MUNDIAL”
Este último título comparte con la famo-sa Torre Eiffel de París, Francia.
10 de noviembre de 1810 La Revolución de Potosí
El pueblo potosino también contribuyó con una acción decidida a la independencia de las tierras del Alto Perú del dominio español.
La acciones se dieron cuando el primer ejército “auxiliar” enviado por la Junta de Buenos Aires, ingresó a tierras de Potosí bajo las órdenes de los generales argentinos Eustaquio Días Vélez, Antonio Balcarce y el responsable de la expedición el Dr. Juan José Castelli, representante de la Junta.
A la noticia del avance del ejército argentino hacia Potosí, los jefes españoles Vicente Nieto y José Córdova, reunieron fuerzas y se dirigieron hacia Cotagaita donde esperaban resistir la incursión del ejército auxiliar. Las fuerzas de Castelli lanzadas al ataque concluyeron por ser rechazadas, entonces simularon retirada general hacia Suipacha, estratagema con la cual consiguieron que los realistas salieran de sus reductos y el 7 de noviembre de 1810 se libró esta histórica batalla, Suipacha, donde los realista llevaron la peor parte, derrotados empren-dieron la retirada, Córdova hizo conocer a Castelli las condiciones para una capi-tulación honrosa, pero la proposición fue rechazada y sustituida por otras exigencias, que los realistas consideraron inaceptables.
Castelli y las tropas argentinas marcharon hacia Potosí, mientras que Nieto y Córdova eran tomados presos en Ata-cama y conducidos también a la Villa Imperial.
En la ciudad el triunfo de Suipacha tuvo repercusión inmediata, los patriotas Salvador Matos, Pedro Azcarate, Eusta-quio Eguivar, Alejo Nogales, Mariano No-gales, Joaquín Quintana, los hermanos Millares, Manuel Molina, Mariano Zubieta, Melchor Daza, Cnl. Diego Barrenechea, Pedro Costas, Mariano Toro, Manuel Orozco, convocan al pueblo a un Cabildo Abierto y resuelven tomar preso al intendente gobernador Francisco de Paula Sanz y se organiza una Junta de Gobierno bajo la dirección de los personajes nombrados y se resuelve también reconocer a la Junta de Buenos Aires como autoridad suprema.
Cuando las victoriosas tropas argentinas entraron en Potosí el pueblo las recibió con delirante entusiasmo lanzando vivas a la libertad y al triunfo de Suipacha.
Una de las primeras medidas de Castelli, fue ordenar luego de un proceso el fusilamiento del gobernador Paula Sanz y de sus compañeros de infortunio, los generales Nieto y Córdova. Los tres personajes, dando prueba de su lealtad a los mandatos de la Corona española se habían negado a reconocer a la Junta de Buenos Aires, condición exigida por el inconmovible Castelli para revocarles la sentencia. Recordemos que este general argentino ya había dado muestras de su carácter inflexible al mandar a ejecutar al exvirrey Santiago Liniers abnegado de-fensor de Buenos Aires durante los ase-dios ingléses.
Esta desafortunada determinación del jefe argentino causó profunda consterna-ción en el pueblo potosino, el intendente gobernador Francisco Paula Sanz era muy apreciado por la población gracias a su excelente labor administrativa.
Casi dos años después los españoles retomaron la ciudad y la represión realis-ta no se hizo esperar, el 30 de julio de 1812, fueron llevados a la horca en la plaza principal de Potosí, Alejo y Mariano Nogales, Salvador Matos, Mariano Milla-res y otros patriotas; otro contingente de presos fue llevado a las celdas del Callao y sentenciados a prisión perpetua, otros se unieron a los montoneros para continuar la lucha por la libertad.
La acciones se dieron cuando el primer ejército “auxiliar” enviado por la Junta de Buenos Aires, ingresó a tierras de Potosí bajo las órdenes de los generales argentinos Eustaquio Días Vélez, Antonio Balcarce y el responsable de la expedición el Dr. Juan José Castelli, representante de la Junta.
A la noticia del avance del ejército argentino hacia Potosí, los jefes españoles Vicente Nieto y José Córdova, reunieron fuerzas y se dirigieron hacia Cotagaita donde esperaban resistir la incursión del ejército auxiliar. Las fuerzas de Castelli lanzadas al ataque concluyeron por ser rechazadas, entonces simularon retirada general hacia Suipacha, estratagema con la cual consiguieron que los realistas salieran de sus reductos y el 7 de noviembre de 1810 se libró esta histórica batalla, Suipacha, donde los realista llevaron la peor parte, derrotados empren-dieron la retirada, Córdova hizo conocer a Castelli las condiciones para una capi-tulación honrosa, pero la proposición fue rechazada y sustituida por otras exigencias, que los realistas consideraron inaceptables.
Castelli y las tropas argentinas marcharon hacia Potosí, mientras que Nieto y Córdova eran tomados presos en Ata-cama y conducidos también a la Villa Imperial.
En la ciudad el triunfo de Suipacha tuvo repercusión inmediata, los patriotas Salvador Matos, Pedro Azcarate, Eusta-quio Eguivar, Alejo Nogales, Mariano No-gales, Joaquín Quintana, los hermanos Millares, Manuel Molina, Mariano Zubieta, Melchor Daza, Cnl. Diego Barrenechea, Pedro Costas, Mariano Toro, Manuel Orozco, convocan al pueblo a un Cabildo Abierto y resuelven tomar preso al intendente gobernador Francisco de Paula Sanz y se organiza una Junta de Gobierno bajo la dirección de los personajes nombrados y se resuelve también reconocer a la Junta de Buenos Aires como autoridad suprema.
Cuando las victoriosas tropas argentinas entraron en Potosí el pueblo las recibió con delirante entusiasmo lanzando vivas a la libertad y al triunfo de Suipacha.
Una de las primeras medidas de Castelli, fue ordenar luego de un proceso el fusilamiento del gobernador Paula Sanz y de sus compañeros de infortunio, los generales Nieto y Córdova. Los tres personajes, dando prueba de su lealtad a los mandatos de la Corona española se habían negado a reconocer a la Junta de Buenos Aires, condición exigida por el inconmovible Castelli para revocarles la sentencia. Recordemos que este general argentino ya había dado muestras de su carácter inflexible al mandar a ejecutar al exvirrey Santiago Liniers abnegado de-fensor de Buenos Aires durante los ase-dios ingléses.
Esta desafortunada determinación del jefe argentino causó profunda consterna-ción en el pueblo potosino, el intendente gobernador Francisco Paula Sanz era muy apreciado por la población gracias a su excelente labor administrativa.
Casi dos años después los españoles retomaron la ciudad y la represión realis-ta no se hizo esperar, el 30 de julio de 1812, fueron llevados a la horca en la plaza principal de Potosí, Alejo y Mariano Nogales, Salvador Matos, Mariano Milla-res y otros patriotas; otro contingente de presos fue llevado a las celdas del Callao y sentenciados a prisión perpetua, otros se unieron a los montoneros para continuar la lucha por la libertad.
Vestimentas de Sorata y Larecaja
VESTIMENTAS DE SORATA: Existían desde el año 1900 y antes, 2 tipos de vestimentas para las mujeres en Sorata:
Los descendientes directos de los españoles, alemanes y otros, vistieron el llamado “traje” (pañueleta, blusa, vestido y zapatos) y se denominaron de “vestido”.
Pero la mayoría de la población, denominadas “de pollera” (indígenas y mestizas), vestían y visten un sobrero muy especial, una blusa, una “pollera” y unos zapatos.
ORIGEN DE LA PALABRA CHOLA: En relación al denominativo de “chola”, existen muchas teorías, una señala que deriva de la palabra “chula” con la cual se denominaba a la mujer del pueblo, en Madrid-España.
HISTORIA Y PARTES DEL TRAJE DE LA “CHOLA SORATEÑA”: En el siglo XVII, se dice debido a una imposición española, se dio el cambio en la vestimenta de la población originaria y mestiza, de las alturas de lo que hoy es Bolivia, de los trajes originarios hacia el traje de chola.
El traje originario principalmente contaba con los característicos ponchos y el aguayo.
El traje de la “chola sorateña” tenía y en la mayoría de los casos tiene los siguientes componentes:
Un sombrero importado marca Borsalino (de copa alta o baja, según la moda) el cual llegó a la ciudad de La Paz en la dé-cada de 1920 traído por Don Domingo Soligno. Algunos de los sombreros eran muy caros, teniendo en muchos de los casos su precio en dólares americanos.
La “chola sorateña” también llevaba una blusa con estampados, así como una man-ta asegurada en la parte delantera, en la ropa de diario, por un gancho metálico y en los días festivos por un “topo” o prendedor de oro. La manta lleva largos flecos. También la “chola sorateña” puede vestir una manta tejida con lana de vicuña, estas mantas son sumamente caras.
Viste asimismo una pollera, la cual consta de 4 alforzas o bastas (pliegues). Conforme cambia la moda, suelen variar el nú-mero y ancho de las alforzas. El borde inferior de la pollera llega hasta más abajo de las rodillas. Existían y existen polleras de bayeta de colores chillones (anaran-jado, verde), bayetas teñidas con coloran-tes naturales. También se confeccionaron polleras con telas importadas.
Las enaguas llevadas debajo de las po-lleras son llamadas también “centros” o “mankanchas”, las mismas que bajan has-ta la misma altura que la pollera.
Las mujeres tienen largas trenzas que les llegan a la cintura y estas trenzas se hallan adornadas por la “tullma”. Algunas mujeres de pollera llevan una faja multico-lor llamada “waca”.
Los zapatos usados por la “chola sora-teña” eran botas de caña alta. Confeccio-nadas por ejemplo en cuero de “cabretilla” el cual era muy suave y tenía buena pre-sentación. Muchas de las botas debieron ser importadas. Las botas tenían varios pasadores en la parte delantera y un taco estilo Luis XV. Se dice que el taco es estilo Luis XV porque en el siglo XVIII, el rey Luis XV de Francia decidió usar zapatos de tacón para compensar su baja estatura, es en ese momento cuando el rey le pide a su artesano personal que le elabore unos tacones altos, lo que lo convirtió en el pri-mer hombre del mundo en usar tacones. El rey Luis XV hizo exclusivo el diseño de sus calzados, anunciando que el que usara ese mismo modelo sería castigado nada más y nada menos que con la pena de muerte.
El traje de la “chola sorateña” estuvo acompañado de la joyería respectiva (to-po, anillos, aretes, chorreras y otros de oro extraído del río Tipuani).
TRAJE DEL VARÓN SORATEÑO: El ca-ballero sorateño, vestía allá por los años 1930, sombrero con cabello bien engomi-nado, chaleco con el infaltable reloj de oro, corbata (a veces gato), saco, zapatos con polainas, bastón.
TRAJE DE LA MUJER DE VESTIDO SO-RATEÑA: Tenían vestidos largos, sombre-ros de ala ancha, sombrilla.
TRAJE DEL HABITANTE ORIGINARIO: El varón llevaba sombrero, poncho, panta-lón corto y rara vez llevaba zapatos. La marca del primer zapato que usó fue Indu-var. La mujer llevaba un sombrero, pollera y blusa y rara vez zapatos.
TRAJE DEL HABITANTE LECO EN MA-PIRI: Era una ropa larga, blanca, muy del-gada.
Los descendientes directos de los españoles, alemanes y otros, vistieron el llamado “traje” (pañueleta, blusa, vestido y zapatos) y se denominaron de “vestido”.
Pero la mayoría de la población, denominadas “de pollera” (indígenas y mestizas), vestían y visten un sobrero muy especial, una blusa, una “pollera” y unos zapatos.
ORIGEN DE LA PALABRA CHOLA: En relación al denominativo de “chola”, existen muchas teorías, una señala que deriva de la palabra “chula” con la cual se denominaba a la mujer del pueblo, en Madrid-España.
HISTORIA Y PARTES DEL TRAJE DE LA “CHOLA SORATEÑA”: En el siglo XVII, se dice debido a una imposición española, se dio el cambio en la vestimenta de la población originaria y mestiza, de las alturas de lo que hoy es Bolivia, de los trajes originarios hacia el traje de chola.
El traje originario principalmente contaba con los característicos ponchos y el aguayo.
El traje de la “chola sorateña” tenía y en la mayoría de los casos tiene los siguientes componentes:
Un sombrero importado marca Borsalino (de copa alta o baja, según la moda) el cual llegó a la ciudad de La Paz en la dé-cada de 1920 traído por Don Domingo Soligno. Algunos de los sombreros eran muy caros, teniendo en muchos de los casos su precio en dólares americanos.
La “chola sorateña” también llevaba una blusa con estampados, así como una man-ta asegurada en la parte delantera, en la ropa de diario, por un gancho metálico y en los días festivos por un “topo” o prendedor de oro. La manta lleva largos flecos. También la “chola sorateña” puede vestir una manta tejida con lana de vicuña, estas mantas son sumamente caras.
Viste asimismo una pollera, la cual consta de 4 alforzas o bastas (pliegues). Conforme cambia la moda, suelen variar el nú-mero y ancho de las alforzas. El borde inferior de la pollera llega hasta más abajo de las rodillas. Existían y existen polleras de bayeta de colores chillones (anaran-jado, verde), bayetas teñidas con coloran-tes naturales. También se confeccionaron polleras con telas importadas.
Las enaguas llevadas debajo de las po-lleras son llamadas también “centros” o “mankanchas”, las mismas que bajan has-ta la misma altura que la pollera.
Las mujeres tienen largas trenzas que les llegan a la cintura y estas trenzas se hallan adornadas por la “tullma”. Algunas mujeres de pollera llevan una faja multico-lor llamada “waca”.
Los zapatos usados por la “chola sora-teña” eran botas de caña alta. Confeccio-nadas por ejemplo en cuero de “cabretilla” el cual era muy suave y tenía buena pre-sentación. Muchas de las botas debieron ser importadas. Las botas tenían varios pasadores en la parte delantera y un taco estilo Luis XV. Se dice que el taco es estilo Luis XV porque en el siglo XVIII, el rey Luis XV de Francia decidió usar zapatos de tacón para compensar su baja estatura, es en ese momento cuando el rey le pide a su artesano personal que le elabore unos tacones altos, lo que lo convirtió en el pri-mer hombre del mundo en usar tacones. El rey Luis XV hizo exclusivo el diseño de sus calzados, anunciando que el que usara ese mismo modelo sería castigado nada más y nada menos que con la pena de muerte.
El traje de la “chola sorateña” estuvo acompañado de la joyería respectiva (to-po, anillos, aretes, chorreras y otros de oro extraído del río Tipuani).
TRAJE DEL VARÓN SORATEÑO: El ca-ballero sorateño, vestía allá por los años 1930, sombrero con cabello bien engomi-nado, chaleco con el infaltable reloj de oro, corbata (a veces gato), saco, zapatos con polainas, bastón.
TRAJE DE LA MUJER DE VESTIDO SO-RATEÑA: Tenían vestidos largos, sombre-ros de ala ancha, sombrilla.
TRAJE DEL HABITANTE ORIGINARIO: El varón llevaba sombrero, poncho, panta-lón corto y rara vez llevaba zapatos. La marca del primer zapato que usó fue Indu-var. La mujer llevaba un sombrero, pollera y blusa y rara vez zapatos.
TRAJE DEL HABITANTE LECO EN MA-PIRI: Era una ropa larga, blanca, muy del-gada.
Potosí rinde homenaje a los 205 años de gesta libertaria
Hoy, martes 10 de noviembre, Potosí recuerda su aniversario cívico en homenaje a la gesta libertaria de 1810. Esta región gozó de inmenso renombre durante la época colonial, por las ingentes cantidades de plata descubiertas en las entrañas del famoso Cerro Rico, a cuyos pies se yergue todavía esta histórica ciudad.
Potosí conmemora el grito libertario de 1810, cuando sus habitantes se levantaron en armas y tomaron prisionero al gobernador español Francisco de Paula Sanz. Las fuerzas libertarias estaban encabezadas por Manuel Molina, los hermanos Nogales, Salvador José Matos, Melchor Daza, Mariano Subieta y los hermanos Millares.
El levantamiento cobró importancia, porque consolidó la libertad de la vecina Argentina, que combatía contra la Corona española desde 1809. Las tropas de Juan José Castelli, comandadas por Martín Miguel de Güemes, consiguieron la más importante victoria de la campaña del Alto Perú el 7 de noviembre de 1810 en Suipacha, pero tenían el reto de tomar la plaza de Potosí, donde se había parapetado Francisco de Paula Sanz, quien, junto al presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto, defendía el absolutismo español.
Pese a su ahínco, las fuerzas libertarias fueron derrotadas en Potosí por una contraofensiva española. Después de esa derrota, los promotores del levantamiento fueron perseguidos, sañudamente, especialmente los hermanos Nogales y Millares.
En homenaje a la valentía de los rebeldes independentistas, cada 10 de noviembre es el aniversario cívico del departamento de Potosí, cuya extensión es de 118.218 kilómetros cuadrados y que goza de la reputación de ser una de las ciudades más altas del mundo.
Potosí fue la posesión más preciada de la corona española. Sus minas producían ingentes cantidades de material que sirvieron para enriquecerla y consolidar su expansión en los territorios del nuevo mundo.
Su actual arquitectura colonial es apenas un pálido reflejo de la importancia que tuvo en los siglos XVI y XVII. Potosí vivía en tal opulencia, que la hacía la ciudad más cara y fastuosa del virreinato del Perú. Teatros, mercados con productos de todo el mundo, comercio interior intenso, forasteros y aventureros, prostitución y juego eran la atmósfera habitual de esta gran metrópoli minera, que con los años vio decaer su importancia y riqueza.
En la actualidad todavía la explotación minera, especialmente de estaño y tungsteno, es una de las principales actividades del departamento.
DESFILES, PROTESTAS Y ANUNCIOS DE INVERSIÓN CARACTERIZAN FECHA CÍVICA
Potosí, (Agencias).- Los actos de celebración de un nuevo aniversario de la gesta libertaria de Potosí comenzaron con el desfile escolar, protestas y anuncios de inversión para el departamento.
Mientras el desfile escolar comenzaba la mañana de ayer, el presidente en ejercicio del país, Álvaro García Linera, anunciaba proyectos de generación eléctrica, con una fuerte inversión económica y el ingreso de Potosí al Centro Energético del país.
En tanto, en la plaza 10 de Noviembre, un grupo de personas, entre ellos varios jóvenes, protestaron con carteles la presencia de autoridades de Gobierno, que en su momento desoyeron las peticiones cívicas obligando a una paralización de casi un mes.
“Potosí de pie, nunca de rodillas”, ”Potosí no olvida… Potosí se respeta”, fueron algunos de los letreros que se mostraron durante la mañana, mientras, autoridades políticas, educativas y estudiantes de todos los niveles rendían homenaje a Potosí.
Gritos de “no a la relección” no estuvieron al margen de las celebración cívica, principalmente cuando aparecieron asambleístas departamentales opositores.
La mañana continuó con diferentes actos de parte de las autoridades departamentales y nacionales en municipio del área rural.
Para hoy se espera la entrega de ofrendas florales en homenaje a los héroes de la gesta libertaria y la sesión de honor donde participarán las autoridades locales.
DATOS
Las minas de plata, cuyo descubrimiento dio pie a muchas leyendas, fueron la base para el establecimiento de la ciudad de Potosí, a los pies del Cerro Rico. Fue fundada el primero de abril de 1546 por don Juan de Villaroel, los capitanes Diego de Centeno y Santandia, y el Maestre de Campo Pedro Cotamito. A Juan de Villaroel se le confirmó como Descubridor del Cerro y fundador de la Villa de Potosí por el Rey de España Carlos V, mediante cédula de 28 de Enero de 1547, en la que además se le concedió a la naciente población el título de Villa Imperial y se le designó el escudo de armas que debía servirle de blasón.
Potosí conmemora el grito libertario de 1810, cuando sus habitantes se levantaron en armas y tomaron prisionero al gobernador español Francisco de Paula Sanz. Las fuerzas libertarias estaban encabezadas por Manuel Molina, los hermanos Nogales, Salvador José Matos, Melchor Daza, Mariano Subieta y los hermanos Millares.
El levantamiento cobró importancia, porque consolidó la libertad de la vecina Argentina, que combatía contra la Corona española desde 1809. Las tropas de Juan José Castelli, comandadas por Martín Miguel de Güemes, consiguieron la más importante victoria de la campaña del Alto Perú el 7 de noviembre de 1810 en Suipacha, pero tenían el reto de tomar la plaza de Potosí, donde se había parapetado Francisco de Paula Sanz, quien, junto al presidente de la Audiencia de Charcas, Vicente Nieto, defendía el absolutismo español.
Pese a su ahínco, las fuerzas libertarias fueron derrotadas en Potosí por una contraofensiva española. Después de esa derrota, los promotores del levantamiento fueron perseguidos, sañudamente, especialmente los hermanos Nogales y Millares.
En homenaje a la valentía de los rebeldes independentistas, cada 10 de noviembre es el aniversario cívico del departamento de Potosí, cuya extensión es de 118.218 kilómetros cuadrados y que goza de la reputación de ser una de las ciudades más altas del mundo.
Potosí fue la posesión más preciada de la corona española. Sus minas producían ingentes cantidades de material que sirvieron para enriquecerla y consolidar su expansión en los territorios del nuevo mundo.
Su actual arquitectura colonial es apenas un pálido reflejo de la importancia que tuvo en los siglos XVI y XVII. Potosí vivía en tal opulencia, que la hacía la ciudad más cara y fastuosa del virreinato del Perú. Teatros, mercados con productos de todo el mundo, comercio interior intenso, forasteros y aventureros, prostitución y juego eran la atmósfera habitual de esta gran metrópoli minera, que con los años vio decaer su importancia y riqueza.
En la actualidad todavía la explotación minera, especialmente de estaño y tungsteno, es una de las principales actividades del departamento.
DESFILES, PROTESTAS Y ANUNCIOS DE INVERSIÓN CARACTERIZAN FECHA CÍVICA
Potosí, (Agencias).- Los actos de celebración de un nuevo aniversario de la gesta libertaria de Potosí comenzaron con el desfile escolar, protestas y anuncios de inversión para el departamento.
Mientras el desfile escolar comenzaba la mañana de ayer, el presidente en ejercicio del país, Álvaro García Linera, anunciaba proyectos de generación eléctrica, con una fuerte inversión económica y el ingreso de Potosí al Centro Energético del país.
En tanto, en la plaza 10 de Noviembre, un grupo de personas, entre ellos varios jóvenes, protestaron con carteles la presencia de autoridades de Gobierno, que en su momento desoyeron las peticiones cívicas obligando a una paralización de casi un mes.
“Potosí de pie, nunca de rodillas”, ”Potosí no olvida… Potosí se respeta”, fueron algunos de los letreros que se mostraron durante la mañana, mientras, autoridades políticas, educativas y estudiantes de todos los niveles rendían homenaje a Potosí.
Gritos de “no a la relección” no estuvieron al margen de las celebración cívica, principalmente cuando aparecieron asambleístas departamentales opositores.
La mañana continuó con diferentes actos de parte de las autoridades departamentales y nacionales en municipio del área rural.
Para hoy se espera la entrega de ofrendas florales en homenaje a los héroes de la gesta libertaria y la sesión de honor donde participarán las autoridades locales.
DATOS
Las minas de plata, cuyo descubrimiento dio pie a muchas leyendas, fueron la base para el establecimiento de la ciudad de Potosí, a los pies del Cerro Rico. Fue fundada el primero de abril de 1546 por don Juan de Villaroel, los capitanes Diego de Centeno y Santandia, y el Maestre de Campo Pedro Cotamito. A Juan de Villaroel se le confirmó como Descubridor del Cerro y fundador de la Villa de Potosí por el Rey de España Carlos V, mediante cédula de 28 de Enero de 1547, en la que además se le concedió a la naciente población el título de Villa Imperial y se le designó el escudo de armas que debía servirle de blasón.
lunes, 9 de noviembre de 2015
Actas constitutivas de 1826 se difundirán por internet
La Biblioteca de la Vicepresidencia digitalizará las Actas del Primer Congreso Constituyente de Bolivia de 1826 y las pondrá a disposición del público mediante la web de esa entidad.
El miembro del comité regional de América Latina y el Caribe del programa Memoria del Mundo, Luis Oporto Ordoñez, informó que una de las condiciones para que este documento histórico forme parte de las memorias del mundo de la Unesco, es la digitalización.
Este escrito postuló en el sector regional de América Latina y el Caribe, el cual admite la postulación de los documentos cada año, al ser evaluado por los expertos del comité regional, que consta de nueve expertos de los países de México, Paraguay, Costa Rica, Surinam, Trinidad y Tobago, San Martín, Brasil, Venezuela y Bolivia.
“El Acta del Primer Congreso Constituyente de Bolivia de 1826 cuenta lo que sucedió después de la fundación del país”, explicó Oporto.
Así también agregó que existen otros documentos que son también parte de la memoria mundial de la Unesco como ser: la colección de Periódicos de la Alasita, el Diario del Che, el Diario del Tambor Vargas, actas la filmografía del director Jorge Ruiz y escritos de Guamán Poma de Ayala.
“Las postulaciones permiten que los investigadores conozcan las raíces históricas de nuestro país, hasta ahora se escribe de memoria, y no puede haber una historia de un país sin consultar las fuentes primarias”, indicó el miembro del comité regional.
Es ese contexto, mencionó que Bolivia tiene una gran cantidad de archivos que deben ser parte de las memorias del mundo, las cuales serán seleccionadas para la postulación del próximo año ante la Unesco.
MEMORIA DEL MUNDO
La Memoria del Mundo es la memoria colectiva y documentada de los pueblos del mundo, su patrimonio documental, que, a su vez, representa buena parte del patrimonio cultural mundial. Traza la evolución del pensamiento, de los descubrimientos y de los logros de la sociedad humana.
El miembro del comité regional de América Latina y el Caribe del programa Memoria del Mundo, Luis Oporto Ordoñez, informó que una de las condiciones para que este documento histórico forme parte de las memorias del mundo de la Unesco, es la digitalización.
Este escrito postuló en el sector regional de América Latina y el Caribe, el cual admite la postulación de los documentos cada año, al ser evaluado por los expertos del comité regional, que consta de nueve expertos de los países de México, Paraguay, Costa Rica, Surinam, Trinidad y Tobago, San Martín, Brasil, Venezuela y Bolivia.
“El Acta del Primer Congreso Constituyente de Bolivia de 1826 cuenta lo que sucedió después de la fundación del país”, explicó Oporto.
Así también agregó que existen otros documentos que son también parte de la memoria mundial de la Unesco como ser: la colección de Periódicos de la Alasita, el Diario del Che, el Diario del Tambor Vargas, actas la filmografía del director Jorge Ruiz y escritos de Guamán Poma de Ayala.
“Las postulaciones permiten que los investigadores conozcan las raíces históricas de nuestro país, hasta ahora se escribe de memoria, y no puede haber una historia de un país sin consultar las fuentes primarias”, indicó el miembro del comité regional.
Es ese contexto, mencionó que Bolivia tiene una gran cantidad de archivos que deben ser parte de las memorias del mundo, las cuales serán seleccionadas para la postulación del próximo año ante la Unesco.
MEMORIA DEL MUNDO
La Memoria del Mundo es la memoria colectiva y documentada de los pueblos del mundo, su patrimonio documental, que, a su vez, representa buena parte del patrimonio cultural mundial. Traza la evolución del pensamiento, de los descubrimientos y de los logros de la sociedad humana.
domingo, 8 de noviembre de 2015
Héroes del Chaco Batalla del kilómetro 7
En noviembre de 1932 se vivió una gloriosa página de la historia boliviana en la que soldados voluntarios al mando del valeroso teniente coronel Bernardino Bilbao Rioja, lograron quebrantar a las fuerzas paraguayas en su avance desde la toma de Boquerón, lo cual“salvó al país de una derrota segura en el primer año del gran conflicto chaqueño”, como señalaba el año 2012 en una reseña, el diplomático e historiador Ramiro Prudencio Lizón.
CIRCUNSTANCIAS PRECEDENTES
Boquerón había caído el 29 de septiembre ylas tropas paraguayas continuaron capturando los fortines Lara, Ramírez y Yujra. La pérdida de terreno por parte del ejército boliviano que combatía en un ambiente hostil y desconocido para los soldados del altiplano y valle, ejercía una presión psicológica muy grande, multiplicándose las deserciones. Un reporte del coronel Peña enviado el 1ro de octubre desde Arce, a donde se había replegado el ejército, señalaba: “Anoche abandonaron 25 soldadossus posiciones dejando sus armas”.
Entre el 22 y 23 de octubre, nuestras fuerzas se retiraron de Arce replegándose hasta Alihuatá cerca de Saavedra, un enclave de vital importancia ubicado en un territorio que no estaba en disputa entre Bolivia y Paraguay. La caída de Saavedra pondría en peligro el fortín de Agua Rica (antesparaguayo bajo el nombre “Samaklay”) y les posibilitaría el acceso al ríoPilcomayo, poniéndose también en riesgo el fortín Muñoz que funcionaba como Cuartel General boliviano y tenía en las proximidades el principal depósito de municiones.
LOS VOLUNTARIOS DE ALIHUATÁ
El comando boliviano, consciente de la difícil situación, pero también sabiendo dela desmoralización de las tropas, el 23 de octubre resolvióconvocar para la defensa únicamente a voluntarios y así evitar deserciones, que se auto inflijan heridas para ser evacuados, o aun peor, que asesinen a sus oficiales superiores, escenarios que ya se habían registrado.
El sargento Oscar refirió que contaban “con un efectivo de más o menos4.000 hombres pero que en su mayoría estaban contaminados del pánico”. Continuó relatando “que en la plaza del Fortín Alihuatá se oyó la célebre frase del comandante de división:'Los que quieran voluntariamente defender su Patria que se queden y los que no, que se vayan'. Acto seguido se vio en el camino un denso polvo que cubría a aquellos que se iban. Se hizo el recuento de los voluntarios que alcanzaron al escaso número de 730 soldados”.
Con este contingente, deberían hacer frente a una tropa de unos3000 efectivos paraguayos; pero en los corazones de los voluntarios resonaban las palabras que el coronel Peña dirigió el 26 de octubre desde Muñoz: “no dar un paso más atrás, sin infligir sangrientas pérdidas al enemigo”. Entonces se definió el sitio para la resistencia a la altura del kilómetro 7 del camino entre Saavedra y Alihuatá por ser un amplio pajonalcon pequeños islotes de arboledas que permitiría la instalación de nidos de vigilancia.
El 27 de octubre, el coronel Peñaranda,que había comandado esta organización fueevacuado por enfermedad y lo sucedió al mando el teniente coronel Bilbao Rioja que tuvo que enfrentar muchas dificultades para preparar la defensa, cavándose trincherascon cuchillos, bayonetas y hasta los platos de aluminio del rancho. No obstante, logró ubicar adecuadamente a la escasa tropa en una extensión de unos 6 kilómetrosde frente y estableció patrullas de exploración que les permitió adquirir mayor confianza sobre sus posiciones y las acciones del enemigo.
Entretanto las fuerzas paraguayas de Estigarribia habían desviado su ataque hacia los fortines Fernández y Platanillos, para evitar que las pueda atacárseles por la retaguardia. Sus maniobras duraron dieciocho días, otorgando a las fuerzas bolivianas la oportunidad de organizarse en Kilómetro 7. Los paraguayos llegaron a la zona recién hacia el 5 de noviembre.
EL ENFRENTAMIENTO
El 7 de noviembre, la tropa paraguaya“Corrales”, que había adelantado sus posiciones entre los pajonales la noche anterior, hizo un intento por romper la línea boliviana, primero por el centro y luego sobre ambas alas.
El Regimiento 25 estuvo a punto de caer pero pudo mantener su posición, gracias a la intervención del Batallón “Campero” al mando del mayor Germán Jordán.
Confiados de su superioridad numérica, los paraguayos atacaron a bayoneta calada, pero fueron hábilmente detenidos por el Grupo de Artillería al mando del mayor José Rivera, que permitió un táctico acercamiento del enemigo hasta corta distancia, para caerles con fuego de metralla. El historiador coronel Aquiles Vergara Vicuña señaló que con esta acción se causó al enemigo “un destrozo pocas veces visto en el Chaco”.
El sargento Oscar Soria relató el enfrentamiento: “Encaramado en un árbol de quebracho di la voz de alarma: 'Los pilas avanzan hacia nosotros'. Parecía increíble y hasta se pensó que fueran los nuestros que estuvieran patrullando. 'Siga observando', me ordenaron, y a medida que la distancia se acortaba tuve la certeza de que era el enemigo, en tal virtud instruí la graduación de los cañones a metralla de acuerdo a mis avistamientos, listos para disparar cuando se encuentren a distancia conveniente; así, con pasmosa serenidad, nos alistamos esperando el momento para entrar en acción. A 50 o 60 metros de nuestros cañones me divisaron y descargaron un nutrido fuego y este fue el momento en que respondieron nuestros cañones con tal rapidez, entusiasmo y seguridad que parecían multiplicarse los estampidos; la refriega duró por espacio de media hora y se agotó nuestra munición a tiempo que cesaba el fuego enemigo, entonces se dio orden de calar bayonetas y tomar posición delante de los cañones en espera del asalto para la lucha cuerpo a cuerpo. Momento de suspenso en medio del silencio, a poco de nuestra inútil espera, nuestra infantería se desplazó hacia nosotros para prestarnos su apoyo, pero el enemigo una vez más derrotado, había huido. Los artilleros con nuestro último recurso del tiro a metralla luchamos frente a la infantería invasora, fue la primera y única vez en toda la campaña; así cumplimos también con el propósito: ¡De aquí no pasarán!”.
El coronel David Toro se refirió a las actuaciones de las fuerzas del mayor Rivera en Kilómetro 7 señalando: “debido a su pericia, dinamismo y valentía, consiguió que nuestra artillería se impusiera por primera vez como arma de gran eficacia, cumpliendo su verdadero rol en el combate”.
El propiomayor Rivera reportó: “En esta acción se han distinguido por su serenidad y energía obligando a la tropa a permanecer en sus puestos hasta rechazar el ataque, el teniente Antonio Seleme, el subteniente Heimbert Hinze, los sargentos Oscar Soria y Roberto Christie, ambos comandantes de pieza, y el soldado Luis Soliz, comandante de la pieza Am. Liv.”.
El ejército paraguayo tuvo que replegarse ese día 7 de noviembre para reorganizar sus fuerzas por las numerosas bajas que habían sufrido. Para cuando llegaron refuerzos para el ejército boliviano el día 9 según constató la aviación boliviana, el enemigo ya se había atrincherado en una isla de monte, completamente aislado.
NOTAS CONCLUSIVAS
Los enfrentamientos en Kilómetro 7 se extendieron hasta febrero de 1933 y terminaron con la retirada paraguaya que había perdido alrededor del 70 por ciento de sus efectivos. Tras esta etapa, el Coronel Estigarribia dio por finalizada la "primera ofensiva" del ejército paraguayo pasando a una fase de "defensa activa".
Los resultados alcanzados ayudaron a levantar la moral de las fuerzas bolivianas y el país entero, destacándose en la prensa nacional los triunfos gloriosos de los combatientes.Por esta acción, los voluntarios de Alihuatá y defensores de Kilómetro 7, fueron otorgados la condecoración de “Héroes Nacionales”.
Como indicaba Prudencio Lizón en su análisis sobre esta batalla: “La defensa de Kilómetro 7 había salvado al país de ser derrotado al inicio de la contienda y, además, había dado al ejército la confianza y entereza necesarias para afrontar una larga y penosa guerra”.
(*) El autor es Investigador histórico
CIRCUNSTANCIAS PRECEDENTES
Boquerón había caído el 29 de septiembre ylas tropas paraguayas continuaron capturando los fortines Lara, Ramírez y Yujra. La pérdida de terreno por parte del ejército boliviano que combatía en un ambiente hostil y desconocido para los soldados del altiplano y valle, ejercía una presión psicológica muy grande, multiplicándose las deserciones. Un reporte del coronel Peña enviado el 1ro de octubre desde Arce, a donde se había replegado el ejército, señalaba: “Anoche abandonaron 25 soldadossus posiciones dejando sus armas”.
Entre el 22 y 23 de octubre, nuestras fuerzas se retiraron de Arce replegándose hasta Alihuatá cerca de Saavedra, un enclave de vital importancia ubicado en un territorio que no estaba en disputa entre Bolivia y Paraguay. La caída de Saavedra pondría en peligro el fortín de Agua Rica (antesparaguayo bajo el nombre “Samaklay”) y les posibilitaría el acceso al ríoPilcomayo, poniéndose también en riesgo el fortín Muñoz que funcionaba como Cuartel General boliviano y tenía en las proximidades el principal depósito de municiones.
LOS VOLUNTARIOS DE ALIHUATÁ
El comando boliviano, consciente de la difícil situación, pero también sabiendo dela desmoralización de las tropas, el 23 de octubre resolvióconvocar para la defensa únicamente a voluntarios y así evitar deserciones, que se auto inflijan heridas para ser evacuados, o aun peor, que asesinen a sus oficiales superiores, escenarios que ya se habían registrado.
El sargento Oscar refirió que contaban “con un efectivo de más o menos4.000 hombres pero que en su mayoría estaban contaminados del pánico”. Continuó relatando “que en la plaza del Fortín Alihuatá se oyó la célebre frase del comandante de división:'Los que quieran voluntariamente defender su Patria que se queden y los que no, que se vayan'. Acto seguido se vio en el camino un denso polvo que cubría a aquellos que se iban. Se hizo el recuento de los voluntarios que alcanzaron al escaso número de 730 soldados”.
Con este contingente, deberían hacer frente a una tropa de unos3000 efectivos paraguayos; pero en los corazones de los voluntarios resonaban las palabras que el coronel Peña dirigió el 26 de octubre desde Muñoz: “no dar un paso más atrás, sin infligir sangrientas pérdidas al enemigo”. Entonces se definió el sitio para la resistencia a la altura del kilómetro 7 del camino entre Saavedra y Alihuatá por ser un amplio pajonalcon pequeños islotes de arboledas que permitiría la instalación de nidos de vigilancia.
El 27 de octubre, el coronel Peñaranda,que había comandado esta organización fueevacuado por enfermedad y lo sucedió al mando el teniente coronel Bilbao Rioja que tuvo que enfrentar muchas dificultades para preparar la defensa, cavándose trincherascon cuchillos, bayonetas y hasta los platos de aluminio del rancho. No obstante, logró ubicar adecuadamente a la escasa tropa en una extensión de unos 6 kilómetrosde frente y estableció patrullas de exploración que les permitió adquirir mayor confianza sobre sus posiciones y las acciones del enemigo.
Entretanto las fuerzas paraguayas de Estigarribia habían desviado su ataque hacia los fortines Fernández y Platanillos, para evitar que las pueda atacárseles por la retaguardia. Sus maniobras duraron dieciocho días, otorgando a las fuerzas bolivianas la oportunidad de organizarse en Kilómetro 7. Los paraguayos llegaron a la zona recién hacia el 5 de noviembre.
EL ENFRENTAMIENTO
El 7 de noviembre, la tropa paraguaya“Corrales”, que había adelantado sus posiciones entre los pajonales la noche anterior, hizo un intento por romper la línea boliviana, primero por el centro y luego sobre ambas alas.
El Regimiento 25 estuvo a punto de caer pero pudo mantener su posición, gracias a la intervención del Batallón “Campero” al mando del mayor Germán Jordán.
Confiados de su superioridad numérica, los paraguayos atacaron a bayoneta calada, pero fueron hábilmente detenidos por el Grupo de Artillería al mando del mayor José Rivera, que permitió un táctico acercamiento del enemigo hasta corta distancia, para caerles con fuego de metralla. El historiador coronel Aquiles Vergara Vicuña señaló que con esta acción se causó al enemigo “un destrozo pocas veces visto en el Chaco”.
El sargento Oscar Soria relató el enfrentamiento: “Encaramado en un árbol de quebracho di la voz de alarma: 'Los pilas avanzan hacia nosotros'. Parecía increíble y hasta se pensó que fueran los nuestros que estuvieran patrullando. 'Siga observando', me ordenaron, y a medida que la distancia se acortaba tuve la certeza de que era el enemigo, en tal virtud instruí la graduación de los cañones a metralla de acuerdo a mis avistamientos, listos para disparar cuando se encuentren a distancia conveniente; así, con pasmosa serenidad, nos alistamos esperando el momento para entrar en acción. A 50 o 60 metros de nuestros cañones me divisaron y descargaron un nutrido fuego y este fue el momento en que respondieron nuestros cañones con tal rapidez, entusiasmo y seguridad que parecían multiplicarse los estampidos; la refriega duró por espacio de media hora y se agotó nuestra munición a tiempo que cesaba el fuego enemigo, entonces se dio orden de calar bayonetas y tomar posición delante de los cañones en espera del asalto para la lucha cuerpo a cuerpo. Momento de suspenso en medio del silencio, a poco de nuestra inútil espera, nuestra infantería se desplazó hacia nosotros para prestarnos su apoyo, pero el enemigo una vez más derrotado, había huido. Los artilleros con nuestro último recurso del tiro a metralla luchamos frente a la infantería invasora, fue la primera y única vez en toda la campaña; así cumplimos también con el propósito: ¡De aquí no pasarán!”.
El coronel David Toro se refirió a las actuaciones de las fuerzas del mayor Rivera en Kilómetro 7 señalando: “debido a su pericia, dinamismo y valentía, consiguió que nuestra artillería se impusiera por primera vez como arma de gran eficacia, cumpliendo su verdadero rol en el combate”.
El propiomayor Rivera reportó: “En esta acción se han distinguido por su serenidad y energía obligando a la tropa a permanecer en sus puestos hasta rechazar el ataque, el teniente Antonio Seleme, el subteniente Heimbert Hinze, los sargentos Oscar Soria y Roberto Christie, ambos comandantes de pieza, y el soldado Luis Soliz, comandante de la pieza Am. Liv.”.
El ejército paraguayo tuvo que replegarse ese día 7 de noviembre para reorganizar sus fuerzas por las numerosas bajas que habían sufrido. Para cuando llegaron refuerzos para el ejército boliviano el día 9 según constató la aviación boliviana, el enemigo ya se había atrincherado en una isla de monte, completamente aislado.
NOTAS CONCLUSIVAS
Los enfrentamientos en Kilómetro 7 se extendieron hasta febrero de 1933 y terminaron con la retirada paraguaya que había perdido alrededor del 70 por ciento de sus efectivos. Tras esta etapa, el Coronel Estigarribia dio por finalizada la "primera ofensiva" del ejército paraguayo pasando a una fase de "defensa activa".
Los resultados alcanzados ayudaron a levantar la moral de las fuerzas bolivianas y el país entero, destacándose en la prensa nacional los triunfos gloriosos de los combatientes.Por esta acción, los voluntarios de Alihuatá y defensores de Kilómetro 7, fueron otorgados la condecoración de “Héroes Nacionales”.
Como indicaba Prudencio Lizón en su análisis sobre esta batalla: “La defensa de Kilómetro 7 había salvado al país de ser derrotado al inicio de la contienda y, además, había dado al ejército la confianza y entereza necesarias para afrontar una larga y penosa guerra”.
(*) El autor es Investigador histórico
En el aniversario 164 Es un orgullo para Oruro la iza de la Tricolor en el Faro del Conchupata
La iza de la Bandera Boliviana es un orgullo para los orureños, porque fue en el Faro del Conchupata, donde se la izó por primera vez el 7 de Noviembre de 1851, durante la presidencia de Manuel Isidoro Belzu. Ayer se recordó el aniversario 164 de ese día histórico.
Los protagonistas de la celebración fueron los estudiantes y profesores del colegio "Juan Misael Saracho", quienes por vigésima tercera vez conmemoraron esta fecha de relevancia nacional. En la víspera lo hicieron en compañía de una delegación del Regimiento de Artillería I "Eliodoro Camacho" que estuvo acompañada de su banda de música.
CEREMONIA
La ceremonia se inició a las 09:15 horas con la entonación del Himno Nacional e iza de la Enseña Patria en el mismísimo Faro del Conchupata. Posteriormente, los sarachistas juraron lealtad a la Bandera de Bolivia y con la mano en el pecho entonaron el Himno a Oruro.
El profesor Juan Córdova se encargó de hacer el homenaje central a tan insigne fecha y afirmó que los orureños deben sentirse orgullosos de izar la Tricolor Nacional, porque se realizó por primera vez en este jirón patrio en 1851.
"Oruro siempre fue una cuna de valientes y de hechos que han llenado la historia con páginas de gloria. El presidente Manuel Isidoro Belzu en camino hacia Oruro se detuvo en Pasto Grande y ahí viendo el arco iris dijo que cambiaría los colores de la Bandera", afirmó.
Fue la ciudad de Oruro que lució por primera vez el nuevo pabellón, con el rojo, el amarillo y el verde.
"Ese es el orgullo de orureño que tenemos, de haber visto por primera vez flamear en esta colina nuestra Tricolor", señaló.
En el homenaje participó también el miembro de la Sociedad de Historia y Geografía de Oruro, Antonio Revollo, quien indicó que los colores de la Tricolor encierran un significado.
"El rojo, la sangre de nuestros héroes; el amarillo, la riqueza de oro y plata en las entrañas mineras de nuestro país; y el verde, el Oriente boliviano. Ahí está la trilogía emblemática de nuestro país", afirmó.
La entonación del Himno a la Bandera fue uno de los hechos principales del acontecimiento, cuya canción salió de lo más profundo de los corazones de los asistentes que hizo retumbar el Faro del Conchupata, mientras en lo más alto del mástil flameaba orgullosa la Tricolor Nacional.
La celebración culminó con una parada de honor en homenaje a los 164 años de la iza de la Bandera de Bolivia, en el Faro del Conchupata.
AUSENCIA
Lo negativo de la celebración fue la ausencia de las autoridades departamentales, principalmente educativas que no asistieron a la invitación que se les proporcionó con antelación.
Los protagonistas de la celebración fueron los estudiantes y profesores del colegio "Juan Misael Saracho", quienes por vigésima tercera vez conmemoraron esta fecha de relevancia nacional. En la víspera lo hicieron en compañía de una delegación del Regimiento de Artillería I "Eliodoro Camacho" que estuvo acompañada de su banda de música.
CEREMONIA
La ceremonia se inició a las 09:15 horas con la entonación del Himno Nacional e iza de la Enseña Patria en el mismísimo Faro del Conchupata. Posteriormente, los sarachistas juraron lealtad a la Bandera de Bolivia y con la mano en el pecho entonaron el Himno a Oruro.
El profesor Juan Córdova se encargó de hacer el homenaje central a tan insigne fecha y afirmó que los orureños deben sentirse orgullosos de izar la Tricolor Nacional, porque se realizó por primera vez en este jirón patrio en 1851.
"Oruro siempre fue una cuna de valientes y de hechos que han llenado la historia con páginas de gloria. El presidente Manuel Isidoro Belzu en camino hacia Oruro se detuvo en Pasto Grande y ahí viendo el arco iris dijo que cambiaría los colores de la Bandera", afirmó.
Fue la ciudad de Oruro que lució por primera vez el nuevo pabellón, con el rojo, el amarillo y el verde.
"Ese es el orgullo de orureño que tenemos, de haber visto por primera vez flamear en esta colina nuestra Tricolor", señaló.
En el homenaje participó también el miembro de la Sociedad de Historia y Geografía de Oruro, Antonio Revollo, quien indicó que los colores de la Tricolor encierran un significado.
"El rojo, la sangre de nuestros héroes; el amarillo, la riqueza de oro y plata en las entrañas mineras de nuestro país; y el verde, el Oriente boliviano. Ahí está la trilogía emblemática de nuestro país", afirmó.
La entonación del Himno a la Bandera fue uno de los hechos principales del acontecimiento, cuya canción salió de lo más profundo de los corazones de los asistentes que hizo retumbar el Faro del Conchupata, mientras en lo más alto del mástil flameaba orgullosa la Tricolor Nacional.
La celebración culminó con una parada de honor en homenaje a los 164 años de la iza de la Bandera de Bolivia, en el Faro del Conchupata.
AUSENCIA
Lo negativo de la celebración fue la ausencia de las autoridades departamentales, principalmente educativas que no asistieron a la invitación que se les proporcionó con antelación.
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