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domingo, 27 de abril de 2014
El ‘Moto’ Méndez y la identidad
Como antecedente necesario es importante señalar que desde la fundación oficial de la Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarija (4 de julio de 1574), habían transcurrido 233 años, cuando una disposición colonial ordenaba la administración de la Villa de Tarija desde el Obispado y la Administración de Salta (17 febrero de 1807). Ante esa imposición los tarijeños se reunieron en un Cabildo Abierto (25 de julio de 1807) y proclamaron su libertad e independencia, dejando establecida la preferencia de gobernarse por sí mismos, sin depender ni de Salta, ni de Potosí. Esta voluntad fue comunicada al Virreinato de La Plata y no se conoce respuesta ante tan osada declaración, es que ya germinaban los pensamientos de libertad.
Lo cierto es que en esa época los descendientes de españoles, los criollos, mestizos y aquellos que provenían de los autóctonos o primeros migrantes hacia esta tierra, tenían una mayor identidad con la tierra en la que nacieron, que con la Madre Patria, de la que tenían referencias muy lejanas. Pudo más la conjunción hombre-tierra, que el poder establecido; fue entonces que se iniciaron las luchas por la emancipación o la independencia. No estaba nada claro cuál era el territorio de “la patria”; sin embargo, florecieron las rebeldías y en varios lugares se organizaron para defender su territorio y cambiar el orden colonial establecido. En todas partes los rebeldes gritaban “viva la patria”.
La Villa de San Bernardo de Tarija no fue la excepción y luego de los gritos libertarios de Chuquisaca, La Paz y Buenos Aires, se formaron montoneras que acosaban a los españoles y se les enfrentaban. Francisco Pérez de Uriondo era el gobernador de Tarija y Comandante de Armas, Eustaquio —el Moto— Méndez era el caudillo que controlaba el valle desde San Lorenzo y Carachimayo. Manuel Rojas comandaba Padcaya, Pedro Antonio Flores junto a los hermanos Uriondo en la Villa de Tarija y en Salinas; Juan Esteban Garay en Camacho, Francisco Guerrero de Cuyambuyo a Santa Victoria, José Antonio Ruiz en Santa Victoria, José María Avilez de Concepción a Camacho, Matías Guerrero de Camacho a la Puna, José Ignacio Mendieta en Itau y Tariquía, y Juan José Fernández Campero desde Jujuy a Tarija, especialmente en la puna.
La historia resalta la coordinación, amistad y parentesco de Martín Miguel de Guemes, Juan José Fernández Campero (4º Marqués de Tojo y Yavi) y Francisco Pérez de Uriondo, de esa conjunción se puede inferir el desvío de una división argentina hacia Tarija; a pesar que su orden era para dirigirse a Yavi, Suipacha, Tupiza y Oruro. Partió desde Tucumán el 18 de marzo de 1817, fue comandada por Gregorio Araoz de la Madrid y contaba con unos 400 efectivos. Es importante mencionar que Manuel José Belgrano era el jefe de los ejércitos del norte y quien ordenó la marcha del conocido como “Cuarto Ejército Auxiliar Argentino”.
Ese ejército se juntó con los caudillos locales participando del Sitio a Tarija (14 de abril) y de la Batalla de La Tablada (15 de abril).
Lo sucedido en abril de 1817 fue una victoria obtenida para la emancipación. No fue la única, sino la más importante de las batallas ocurridas en Tarija.
El devenir de los tiempos ha escogido a José Eustaquio Méndez Arenas como el mayor referente de los acontecimientos de 1817 y existen varias explicaciones para ello: nació en la zona campestre de la Villa de Tarija, de padres criollos y abuelos españoles, fue un pequeño hacendado y buen jinete a pesar de haber perdido una mano. Líder en su comunidad y de incomparables bravura y don de mando; por méritos de combate fue ascendido al grado de Coronel y fue de los pocos caudillos en sobrevivir a la independencia. Existen posiciones de duda en cuanto a alguna sumisión al ejército realista y en contraposición se lo justifica ante un acuerdo de no agresión en los últimos años de la lucha emancipadora. Terminada la independencia, allá por 1838, participó en los combates en Iruya y Montenegro contra tropas argentinas y tuvo activa participación política en el inicio de la República. Incluso se plantea que su muerte se ha ocasionado ante heridas recibidas en pendencias políticas.
De los caudillos locales del 15 de abril de 1817, el Moto Méndez permaneció en el terruño y murió en su ley, defendiendo sus principios y su tierra. Por ello la natural identificación con este Chapaco de poncho y espada. (Este artículo se publicó el 15 de abril en el suplemento dedicado a la efeméride departamental de Tarija. Esa publicación tiene, lamentablemente, una serie de errores. En esta página se recupera el texto original del autor, a quien le expresamos nuestras disculpas por los perjuicios que pudiésemos haberle causado.)
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