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jueves, 6 de agosto de 2015

Simón Bolívar: El Libertador soñador


Llamado como el Libertador, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, nació en Caracas-Venezuela el 24 de julio de 1783 y falleció en Santa Marta-Colombia el 17 de diciembre de 1830.

Caudillo de la independencia hispanoamericana, Libertador de cinco países de América del Sur; nacido en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar se formó leyendo a los pensadores de la ilustración como Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu y viajando por Europa.

A los seis años quedó huérfano y tuvo como maestro y mentor a don Simón Rodríguez; su tío, el marqués de Palacios, lo hizo educar en el colegio de los nobles de Madrid, terminando sus estudios viajó por Europa y Estados Unidos.

En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt. Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal cabecilla de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas.

En 1810, regresó a su patria (Venezuela) y aprovechando que la metrópoli se hallaba ocupada por el ejército francés, se unió a la revolución independentista que estalló, dirigida por Francisco de Miranda. El fracaso de aquella intentona obligó a Bolívar a huir del país en 1812; tomó entonces las riendas del movimiento, lanzando desde Cartagena de Indias un manifiesto que incitaba de nuevo a la rebelión, corrigiendo los errores cometidos en el pasado.

Un año después, en 1813 arremetió con una segunda revolución, que entró triunfante en Caracas. Aún hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Bobes, que reconquistaron el país para la Corona española; pero éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le daría el control del país.

Simón Bolívar soñaba con formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, no satisfecho con la liberación de Venezuela, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que dio la independencia al Virreinato de Nueva Granada (actual Colombia). Elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia, que englobaba lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá; el mismo Simón Bolívar fue elegido presidente de esta "Gran Colombia".

Luego liberó el territorio de la Audiencia de Quito (actual Ecuador) en unión de Antonio José de Sucre, tras imponerse en la batalla de Pichincha (1822). Por estas señaladas victorias, que dieron la independencia a Venezuela, Colombia y Ecuador, mereció el título de "Libertador".

En aquel mismo año, Simón Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran caudillo del movimiento independentista, José de San Martín, que había liberado Argentina y Chile, para ver la forma de cooperar en la independencia del Perú. Ambos dirigentes chocaron en sus ambiciones y en sus apreciaciones políticas (pues San Martín se inclinaba por crear regímenes monárquicos encabezados por príncipes europeos), San Martín desistió de entablar una lucha por el poder (poco después se marcharía a Europa) dejando el campo libre a Bolívar.

Bolívar pudo entonces ponerse al frente de la insurrección del Perú, último bastión del continente en el que resistían los españoles, aprovechando las disensiones internas de los rebeldes del país (1823). En 1824 obtuvo la más decisiva de sus victorias en la Batalla de Ayacucho, que determinó el fin de la presencia española en Perú y en toda Sudamérica. Los últimos focos realistas del Alto Perú fueron liquidados en 1825, creándose allí la República de Bolívar (actual Bolivia).

Bolívar, presidente ya de Colombia (1819-30), lo fue también de Perú (1824-26) y de Bolivia (1825-26), implantando en estas dos últimas Repúblicas un modelo constitucional llamado "monocrático", con un presidente vitalicio y hereditario. Sin embargo, los éxitos militares de Bolívar no fueron acompañados por logros políticos. Su tendencia a ejercer el poder de forma dictatorial despertó muchas reticencias; y el ambicioso proyecto de una gran Hispanoamérica unida chocó con los sentimientos particularistas de los antiguos virreinatos, audiencias y capitanías generales del imperio español, cuyas oligarquías locales acabaron buscando la independencia política por separado.

Los meses que precedieron la muerte del Libertador en Santa Marta, en 1830, le significaron a Bolívar la evocación de la memoria de su amarga derrota política.

La trayectoria desde lo alto de la cima del Chimborazo cuando Bolívar deliraba y se confundía con el "Dios de Colombia" hasta su renuncia a la presidencia en abril de 1830, significó para Bolívar la lucha por la verdadera construcción de las naciones. Abogó en todo momento por la edificación de un Estado centralista que lograra cohesionar aquello que en virtud de la heterogeneidad racial, cultural y geográfica no resistía la perfección de una federación.

Todo fue inútil. Las pugnas caudillistas y nacionalistas vencieron y procedieron a la separación de Venezuela y Ecuador de la Gran Colombia. Recordaba a Manuelita Sáenz, su último amor y la "Libertadora" de su vida en el atentado del 25 de septiembre de 1828, en Bogotá; también evocaba otros amores y otros atentados. Lloraba la muerte de Sucre, recordaba y deliraba, y así murió, solo y defenestrado de los territorios que había libertado, en la Quinta San Pedro Alejandrino, el 17 de diciembre de 1830.

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