Buscador

jueves, 3 de diciembre de 2015

Killi Killi, el cuartel de Túpac Katari

El lugar es considerado uno de los atractivos de la ciudad de La Paz porque desde su cima se admira la caprichosa topografía de la urbe donde sus pobladores desafían la ley de la gravedad construyendo viviendas que "cuelgan” de los cerros. Pero esa no es su única cualidad: la historia lo señala como el cuartel del legendario Túpac Katari, el indígena que en 1781 organizó un cerco a la ciudad rechazando el dominio español. Desde el mirador, que se encuentra en la zona de Villa Pabón (en esos años parte del campo de Soqueri, actual cerro de Santa Bárbara), Katari dirigió el sitio a La Paz.
La historia cuenta que después de haber proclamando la insurrección contra la colonia española, Katari reunió a sus tropas en los poblados de Sica Sica y Pacajes e inició una gran marcha hacia La Paz. El 13 de marzo, los paceños vieron aterrados cómo, al son de los pututus y gritos de guerra, las tropas indígenas descendían a paso apresurado por la cumbre de El Alto, hoy conocida como la ciudad de El Alto. Poco a poco fueron copando los caminos que venían desde el altiplano hasta la urbe, rodeándola completamente.
Cuando tuvo información de que el cerco estaba instalado, Katari se dirigió hacia el mirador de Killi Killi para dominar desde allí el cerco. Desde el lugar, su mirada podía controlar todo lo que pasaba en la ciudad, que entonces tenía como uno de sus límites el río Choqueyapu. Esta cualidad estratégica le valió para instalar en el cerro su cuartel general.
Cañonazos desde el mirador
Durante el cerco a la ciudad de La Paz los kataristas se habían apoderado de cuatro cañones pequeños, de los cuales dos fueron llevados hasta Killi Killi, desde donde -sin éxito- intentaron algunos disparos. Como no sabían manejar el armamento, capturaron a un soldado español de nombre Mariano Murillo, a quien obligaron a manipular los cañones. Así, aproximadamente a la medianoche, la ciudad se estremeció completa por un cañonazo que venía desde el Killi Killi. Había sido disparado por el rehén Murillo, que tenía la orden de fallar el tiro, pues sólo se trataba de una de las dos señales que los kataristas esperaban para comenzar a quemar algunas casas y derribar muros para tomar la ciudad. Esa noche, la lucha fue intensa. Se escucharon tantos disparos de cañón que La Paz y sus habitantes sitiados entraron en pánico.
La toma del Killi Killi
Desde el mirador, Túpac Katari vigiló días tras días que su estrategia no flaqueara en ningún momento, hasta que el 1 de julio de 1871, después de 109 días de cerco, los españoles lograron vencer el sitio. Entre los que lograron retomar el control de la ciudad estaba el comandante Ignacio Flores, quien, como primera acción, se dirigió a la fortaleza del indígena para tomar el control del lugar.
Pero ese control duró sólo 40 días, porque apenas las tropas de Flores abandonaron La Paz, los indígenas de Katari volvieron a cercar la ciudad. Como lo habían hecho en marzo de ese año, aparecieron nuevamente por el Calvario y por el campo de Soqueri (Santa Bárbara), al son de pututos, lanzado blasfemias e insultos y disparando piedras con sus ondas y algunos fusiles. Su líder apareció por los Yungas y volvió a tomar el control de su fortaleza: el mirador de Killi Killi.
La nueva situación de cerco se prolongó 64 días hasta que en agosto llegaron a la ciudad las tropas del teniente coronel José Reseguín, que rompieron el segundo sitio y dieron fin a la rebelión. Reseguín despojó de las alturas del Killi Killi a los sitiadores.
Una partida de 2.000 españoles apareció por las regiones de los Yungas, amenazando la retaguardia aymara, que tuvo que salir huyendo. La mayoría regresó a sus comarcas originarias. Algunos se reunieron con el grupo de Katari.
Para vencer el cerco indígena habían llegado tropas españolas de La Plata y de Salta, las que rebasaron la presencia indígena en el cerro de Santa Bárbara, en Poto Poto (hoy Miraflores), y llegaron hasta el campamento de Katari, en Killi Killi. A su paso dejaron una matanza y tomaron cuanto prisionero pudieron.
Katari huyó por Alto Pampahasi, pero finalmente fue capturado y ejecutado en el centro de la plaza de Peñas, donde pereció por los brutales tirones de cuatro caballos que jalaron de sus piernas y brazos hasta desmembrarlo. Su cabeza fue cercenada por el verdugo y llevada a la ciudad de La Paz, donde fue exhibida en una picota colocada en la plaza Murillo, y después llevada al cerro del Killi Killi.
Después de varios días sus demás miembros fueron reunidos, quemados y arrojados al viento.

* El autor es historiador.

Lugar dedicado a la historia

El asedio de Túpac Katari a la ciudad de La Paz en 1781 ha quedado registrado para la memoria histórica en la pintura de Mariano Florentino Olivares, quien, como el legendario indígena, miró La Paz desde el Killi Killi para dibujar la ciudad y hacer una reminiscencia del cerco indígena. La obra se encuentra en el Museo Municipal Casa de Murillo.
Y para mantener físicamente el histórico mirador, la Alcaldía de La Paz expropió todas las propiedades que, hasta 1970, se habían elevado en el lugar de manera clandestina y, tiempo después, emitió una ordenanza municipal a través de la cual prohibió extraer greda o tierra arcillosa del lugar y sus alrededores.
En el mirador llama la atención la portada tallada en piedra que ocupa el lugar central del espacio, destinado hoy a la visita de turistas nacionales y extranjeros que quieren admirar La Paz. Se trata de una obra trabajada por el escultor Agustín Callizaya a principios de 1920, para la vivienda de Humberto Cuenca, que estaba ubicada frente a la plaza Isabel la Católica.
La casona fue derrumbada en 1976 para elevar sobre su terreno el edificio Torre de las Américas, pero la portada fue desmontada de la casa de Cuenca y entregada al municipio paceño para que dispusiera su reubicación y acondicionamiento en algún espacio público.
El portón fue enviado primero a la avenida Naciones Unidas, donde dio el nombre a la zona del lugar, La Portada, pero en 1991 fue llevada al mirador Killi Killi, para adornar la imponencia del lugar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario