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lunes, 28 de marzo de 2022

La impronta inca en Bolivia

El contexto descrito para la presencia de los incas en los Andes se dio también para su expansión hacia los Andes Centro Sur. La misma lógica fue empleada en cuanto al aprovechamiento de los diferentes recursos que esta parte del territorio le ofrecía. Por otro lado, fue también esta región la que posibilitó que el Imperio tuviera contacto o llegara a las Tierras Bajas, por tanto, su importancia dentro de la política imperial fue muy grande.

Ya se mencionaron los cambios a nivel social, con una jerarquización muy estricta que tuvieron que aceptar las élites de los pueblos sometidos. Otro aspecto determinante fue la nueva concepción de territorialidad que impusieron los incas, interdigitando un movimiento Norte-Sur a partir del Capac Ñan, contrapuesto al movimiento transversal que hasta ese tiempo habían desarrollado los pueblos de esta parte de América. Pero, sin duda, el aspecto más relevante de este influjo fue el movimiento de bienes y servicios; el aprovechamiento de los recursos de estas regiones contribuyó en la consolidación del sistema imperial en sus últimos tiempos.

Como parte de los cambios que los incas realizaron con las poblaciones locales se estableció la movilización de pueblos enteros a determinados territorios; en algunos casos, para el aprovechamiento de los recursos y la guerra y, en otros, para propósitos ceremoniales. Fue precisamente el Inca Huayna Capac quien impuso una movilización de mitmas sin precedentes en los Andes Centro Sur, la cual condicionaba su presencia a los cambios territoriales y aprovechamiento de recursos delineados por el Imperio.

Aunque no existe un mapa de mitmas en Bolivia, se sabe que existieron poblaciones trasplantadas en Copacabana, Chuquiago, el lago Poopó, hacia Norte del actual Potosí y en Porco para aprovechar la explotación minera. De la misma forma, muchas áreas de Yungas fueron re-pobladas con mitmas, así como Pocona y Samaipata en los valles orientales. Esas poblaciones trasplantadas eran formadas por habitantes de tierras altas (carangas, quillacas, pacajes, cotas, etc.), provenientes de la costa y de territorios del Norte del Imperio, como los chuis y los cañaris.

En función de esta nueva situación, como en todo el Imperio, el tipo de presencia de los incas estaba relacionado con el tipo de actividades que desarrollaban o con el tipo de recursos que aprovechaban en las diferentes regiones de los Andes. Es así que su denominada impronta puede ser caracterizada a partir de la construcción de sitios monumentales y de la realización de alianzas con los grupos locales, aspectos que marcaron diferentes niveles de importancia política y ritual para el Imperio.

Para analizar esos niveles es preciso demarcar algunas de las formas en las que los incas desarrollaron su influjo en diferentes partes de los Andes Centro Sur. En orden secuencial y de importancia, se puede mencionar el establecimiento de un área ritual y religiosa en el lago Titicaca; el aprovechamiento de las minas de oro del valle de Chuquiago y de Porco; la consolidación del control de la movilidad a través del Capac Ñan y de los caminos secundarios vinculados a la red principal, con el consiguiente establecimiento de tambos y áreas administrativas; el aprovechamiento de la producción agrícola en el valle de Cochabamba, con la creación de áreas de almacenaje que mantenían a los ejércitos del Inca; el dominio de la población Uru y el aprovechamiento de los recursos acuáticos; así como la expansión imperial hacia las tierras bajas a partir del establecimiento de fortalezas que demarcaron una frontera entre el mundo andino y el de la Amazonía y el Chaco.

Toda esta dinámica, desarrollada en alrededor de un siglo, cambió estructural y diametralmente la vida de las poblaciones locales. Las connotaciones materiales y sociales de estos cambios se plasmaron de distintas formas y en diferentes sitios de este periodo, así como los tipos de relacionamiento con las poblaciones locales implicaron diferentes niveles. Esta diversidad de matices hace que el fenómeno Inca en Bolivia sea estudiado de manera particular en cada caso, en contraposición a los modelos propuestos teóricamente, como se verá en adelante.

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