Según Meyers (1998), el proceso expansivo descrito
se dio en tres etapas, luego de enfrentar la
resistencia de los grupos locales. En una primera
etapa se anexaron los territorios de la sierra septentrional
peruana y el nudo de Azcuay. El grupo
más importante que sometieron fueron los cañaris,
área en la que establecieron sitios donde se observa
arquitectura imperial y donde no se registraron
evidencias de carácter militar. Al parecer, mandaron
a los cañaris como mitmas a otras regiones del
Tawantinsuyo, llevando también colonias foráneas
para desestructurar al grupo local.
En la segunda etapa se incorporaron al Imperio
los territorios de alrededor de Quito, teniendo
una alta resistencia por parte de los grupos étnicos
locales y la confederación formada por el cacique
de Tomebamba y el cacique de Quito. Túpac Yupanqui
promovió la exploración de los territorios
ubicados entre Quito y el mar, pasando por la zona
de Chimbos; luego llegaron hasta Huancavilca,
avanzando al valle de Jipijapa y a la costa de Manta.
En una tercera etapa, Huayna Capac, entre
1493 y 1525, habría incorporado los territorios ubicados
al Norte de Quito, sometiendo a cayambes y
caranguis, quienes habrían presentado alta resistencia.
En este territorio fueron identificadas muchas
fortificaciones que permiten suponer una agitada actividad por la conquista, pero cuyas evidencias
muestran una ocupación temporal más corta.
Parte de las estrategias utilizadas por Huayna
Capac para consolidar la conquista de este
territorio fueron las alianzas logradas con los
jefes locales. Es así como desposó a una “señora
principal” del cacicazgo de Carangui, con la que
tuvo un hijo al que llamó Atahuallpa, quien a la
muerte de Huayna Capac se convirtió en el gobernador
de Quito. De esta forma se oficializó la
división política del Tawantinsuyo en el territorio
del Norte, con capital en Quito, y el territorio
del sur, con su centro político en Cusco.
Ambas regiones respondían a realidades
sociales, económicas y étnicas muy disímiles, aspectos
patentizados en posteriores y sangrientos
combates por la sucesión del mando imperial
entre los dos hijos herederos de Huayna Capac.
Atahuallpa venció en dicho conflicto, ejecutando a
su medio hermano Huáscar, gobernante de Cusco,
pero antes de consolidar su triunfo fue ejecutado
por el español Francisco Pizarro, en 1533.
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