Buscador

viernes, 11 de febrero de 2022

Chichas y la frontera con los Chiriguanos

Aunque como en la mayoría de los Señoríos existe un conflicto entre lo que el área que cubren se considera una unidad cultural y los restos arqueológicos intentaremos relacionar la información histórica con la arqueológica. Los chichas formaron una agrupación social integrada por una serie de grupos corporativos con diversas etnicidades conocidas como tales recién a partir del siglo XVI. Tienen como elemento común el papel activo que desempeñaron en la resistencia a los grupos chiriguanos. En el periodo que nos ocupa se caracteriza n por una gran dispersión étnica aunque compartían como indicador característico el material cerámico definido como estilo chicha y/o Yavi. El estilo Yavi-Chicha se caracteriza por una cerámica de colores claros (naranja, rojo, morado,ante) con inclusiones blancas, cubierto de un engobe claro, anaranjado, rojo, morado y decorado con complejos motivos geométricos. Ha sido reportada para la región de Lípez, el valle del San Juan del Oro y el Altiplano de Sama. Sin embargo, la cerámica del Valle de Tarija pertenece a cánones decorativos y tecnológicos muy diferentes y en las regiones al Norte, el estilo Yavi-Chicha no está presente en el Período de Desarrollos Regionales Tardíos (Beierlein, 2008).

Los datos etnohistóricos acerca de los límites del territorio chicha son muy limitados pero de los datos obtenidos se puede rescatar la idea de que los caciques chichas ejercían un cierto grado de dominación sobre grupos chilenos, especialmente en el área de Atacama (Beierlein, 2008).

Limitaban con diaguitas, juries, moyomoyos, umaguacas, casabindos y chiriguanos; es por esta razón que se los considera como la puerta de entrada a los territorios chiriguanos. De hecho el documento colonial conocido como memorial de Charcas sostiene que entre otros, los chichas se encontraban “en las fronteras y guarniciones en las fortalezas contra los chiriguanaes”. Michel (2006) planteó la hipótesis que la sociedad chicha se desarrolló inicialmente en el altiplano y valle de Tarija, constituyendo una identidad particular desde el periodo Formativo habiendo encontrado yacimientos de recolectores y cazadores en la zona del altiplano de Sama. Desde allí se expandieron hacia el Noroeste Argentino y hacia los Lípez y las costas del Pacífico mediante complejos sistemas de caminos y caravanas de llamas unidos por centros poblacionales. Por su parte Krapovickas (1989) cree que el centro de la tradición cultural chicha estaría en la región de Tupiza. Figura 88.
Ceramica Yavi Chicha

Ceramica Yavi Chicha

La expansión inca que se produjo, durante el reinado de Tupac Inca Yupanqui (1470), no tuvo características de ser pacífica. Por el contrario, la reacción ante el avance del Imperio provocó considerables conflictos que dejaron en evidencia la capacidad guerrera de los chichas y favoreciendo el surgimiento de elites locales particularmente relacionadas con lo militar. Entonces la presencia inca rediseñó la estructura social. Los chichas tuvieron un trato preferencial por parte de los incas, quienes los nombraron Orejones Chichas; esta alianza final revestía una importancia particular: garantizaba la paz en los márgenes del Imperio (Rodríguez, 2011).

Es posible que la política empleada por el Tawantinsuyu haya desestructurado importantes redes de interacción a través de la imposición de límites territoriales y fronteras. La presencia incaica asumió también un carácter de vigilante en la zona, cuyo objetivo era contener la latente amenaza de los habitantes del llano.

Ubicados en la región denominada área Meridional Andina que se extiende desde el altiplano Sur y valles mesotermos de Bolivia hacia el Noroeste argentino, los chichas habitaron una serie de valles interandinos que cortan transversalmente las serranías de montaña y comunican los valles con la región de la puna altiplánica al Oeste, y Tierras Bajas del Chaco al Este. Se distinguen por tener alturas entre los 2200 y 3200 m.s.n.m. presentando climas benignos y cálidos; de este modo la economía chicha tuvo un importante potencial agrícola. Estos valles constituyen una parte extensa de la cuenca del río San Juan del Oro, afluente del Pilcomayo (Rodríguez, 2011).

Estudios de arqueología sugieren que las ocupaciones chichas se ubican en las gargantas de ríos y rutas de tránsito natural. En este sentido, los chichas se presentan principalmente como un área de contacto entre distintas regiones ecológicas. Según Zanolli (1995) el territorio era vivido como una frontera ecológica y a la vez cultural pues limitaba también con los chiriguanos de las Tierras Bajas. Cuándo éstos avanzaron hacia los valles altos en los otros márgenes limitaban con carangas y lipez.

Hay quienes circunscribieron la presencia chicha exclusivamente al sureste de Bolivia (departamentos de Tarija y parte de Potosí), en cambio otros autores consideran la existencia de una cuña étnica que desde Bolivia se habría extendido sobre territorio argentino llegando hasta la localidad de Casabindo, donde habrían estado en contacto directo con los diaguitas. La extensión de su territorio comprendía las localidades de Talina, Tupiza, Gran Chocaya, Santiago de Cotagaita, Calcha, Esmoraca, Vitichi y Suipacha (Rodríguez, 2011).

Pese a la ambigüedad existente en la jurisdicción del territorio chicha, se puede establecer que ocuparon una región que abarcaba desde Tarija hasta Lípez, de Este a Oeste, y desde Cotagaita hasta Umaguaca, de Norte a Sur. Los límites estaban definidos por fronteras naturales como los ríos La Quiaca y Quirhue que los separaba de Umaguaca y el río San Juan del Oro que lo dividió de Chuquisaca. Dentro de este territorio se encontraban los principales poblados chichas. Además especialmente desde el periodo inca se constata la existencia de territorios con ocupaciones multiétnicas los que no se pueden definir fácilmente como chichas pero formaron una provincia inca con este nombre.

mapa etnico del Chaco




En cuanto a la organización interna, según la cédula de encomienda que otorgó Francisco Pizarro en 1539, la provincia de los chichas estaba organizada en dos parcialidades cada una con sus autoridades. Esta cédula muestra la situación aproximada de los chichas en momentos finales del Imperio incaico. Se observa a los mitimaes formando la parcialidad de hanansaya y Zanolli (2003) cree que éstos debieron ubicarse hacia el Sur y el Este, concretamente en las zonas de fronteras. Aunque sobre la base de documentos sobre encomiendas Thierry Saignes propuso que los chichas tuvieron dos parcialidades la una en Talina y la otra en Calcha, por el momento, es imposible determinar con exactitud los espacios correspondientes a las parcialidades de hanansaya y urinsaya. La movilización de estos mitimaes contempló, como primera instancia, el aspecto bélico y en menor medida el productivo.

Sin embargo, un conjunto de actividades agrícolas, mineras y ganaderas dieron a esta región un importante potencial económico. Los cultivos, especialmente del maíz, constituyeron la base de su economía aunque también la práctica de la minería fue llevada a cabo desde tiempos prehispánicos. Para los incas, la importancia del territorio chicha radicaba en el potencial agrícola y la riqueza de sus minas de plata y oro, que fueron explotadas por los propios chichas a favor del Estado. Cerca del río San Juan tenían minas de oro labradas por orden de Huayna Capac cuyas riquezas se trasladaban al Cusco.

No se tiene certeza de que los chichas hubieran sido una unidad étnica unificada antes de la conquista inca. Desde el punto de vista arqueológico, Ángelo (2003) considera a los chichas una sociedad conformada por una serie de grupos étnicos definida mediante las relaciones de parentesco, consanguinidad, alianzas y otros vínculos de tipo económico. A su vez desde un punto de vista histórico la documentación colonial muestra una amplia diversidad étnica con pueblos apatamas, casabindos, churumatas e incluso lípes y atacamas ocupando espacios reconocidos como chichas, compartiendo, como vimos, un estilo cerámico. Los apatamas, por ejemplo, parece que fueron un subgrupo de los chichas en tanto que los casabindos y cochinocas se los ha considerado unas veces como etnia chicha y otras como atacameña y aún diaguita. Esta diversidad sugiere que su organización no debió estar ordenada de manera lineal sino que funcionaban sin la necesidad de un núcleo de control estatal. Así se explica la complejidad de sociedades sin una estructura jerárquica y centralista..

Existen diversas teorías acerca de la lengua hablada por los chichas. Según el Memorial de Charcas hablaban el aymara; por el contrario, Ibarra Grasso considera que tuvieron una lengua propia y que adoptaron el quechua con el dominio incaico. Respecto a la toponimia, algunos autores llaman la atención a la frecuencia de topónimos que presentan el prefijo “es” (Escaya, Estarca, Esmoraca, entre otros)..

Para la década de 1570 el cura Hernán Gonzáles realizó un proceso de “extirpación” de cierto culto clandestino ubicado en el pueblo de Caltama dependiente de la parroquia de Toropalca y Caiza al Sur de Caracara sobre la frontera con los chichas rebeldes. Se trataba de un centro religioso hacia el cual se dirigían las peregrinaciones de los devotos de los chichas junto a las otras “naciones” de la provincia de Charcas. Pedían fertilidad, salud y victoria sobre sus enemigos. El culto de origen preincaico se centraba en varios cerros agrupados alrededor de la mina y huaca principal de Porco, la cual se encontraba junto con otras cuatro, las cuales pertenecían a otros cerros y minas de la región llamadas Cuscoma, Chapote, Suricava y Aricava. La huaca de Porco estaba compuesta por tres piedras que pesarían una arroba. En la época prehispánica los altos cerros tenían dos tipos de huaca uno en la cumbre y otro escondido en el interior de la montaña (Platt, Bouysse y Harris, 2006).

No hay comentarios:

Publicar un comentario