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jueves, 17 de febrero de 2022

La formación del Estado en Cusco hasta la conformación del Imperio

La formación de un Estado implica niveles de centralización política, jerarquización social y delimitación territorial. Según Brian Bauer (2006), este proceso se dio alrededor del año 1000 d. C., a partir de las óptimas condiciones que ofrecía el valle de Cusco para la producción agrícola –principalmente de maíz– y de la realización de múltiples alianzas políticas que lograron los killkes con otros grupos vecinos. Esto posibilitó un soporte político para el grupo dominante y la generación de excedentes económicos que luego eran redistribuidos entre las jefaturas locales.

De la misma forma, se fue consolidando el crecimiento del asentamiento central en Cusco. Prueba de ello es la documentación de cerámica Killke en los contextos estratigráficos más antiguos del Coricancha, Sacsayhuamán y San Agustín. A partir de este centro se construyó un complejo urbano que fue la primera ciudad inca, además de otros centros satelitales ubicados en sus alrededores. Ese hecho también implicó un sistema estructurado de control político y económico, incluyendo la consolidación de una clase gobernante.

En la fase de Estado, los incas desarrollaron todo tipo de estrategias para incorporar y administrar nuevos territorios y grupos étnicos, con el objetivo de extender su control territorial regional. El producto fue la conformación de una compleja jerarquía social y política que redujo la diversidad étnica y la competencia política (Bauer, 2006).

Por otro lado, debido a las condiciones favorables mencionadas, se advierte un dramático incremento de la densidad poblacional en la ciudad, así como una transformación del paisaje local, gracias al incremento de áreas destinadas a la agricultura. Esto también implicó la necesidad de mano de obra destinada a los cultivos y a la producción de excedentes para el Estado, por lo cual era necesaria la inserción de otras poblaciones que pudieran realizar esos trabajos. Todo ello fue parte del establecimiento de una rígida jerarquización social local y regional.

Naturalmente, los grupos aliados de la élite contribuían a la consolidación de ese sistema socio-político. Sin embargo, existían otras poblaciones que mostraban su desacuerdo con la centralización regional existente, convirtiéndose en rivales de los incas. Entre ellos se encontraban los pinahua y los mohína, de la cuenca de Lucre; los ayarmarca, de Chinchero, y los chancas. El conflicto con estos últimos fue un hecho sin precedentes, pues determinó un viraje político para los incas, insertando una lógica expansionista.

A partir de ese tiempo y en adelante, los incas se preocuparon por ampliar sus límites territoriales. Como parte de todos esos sucesos, parece haber existido también una motivación por llegar al Titicaca y a Tiwanaku, área mítica de origen de los primeros gobernantes. Como parte de la expansión de Túpac Yupanqui, el Imperio llegó a estos territorios, creando uno de los santuarios más simbólicos e importantes de la época. Este hecho precede la importancia que Tiwanaku ya le dio al lago Titicaca y, por otro, lado también refuerza la pervivencia de una memoria histórica y cultural que ve en este Estado prehispánico uno de los desarrollos culturales más importantes de los Andes. 
Actual centro urbano de Cusco

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