Durante el Intermedio Tardío se supone un
incremento de la población reflejado en la multiplicación
de conjuntos habitacionales pequeños
y medianos. También la región sufrió una
importante modificación del paisaje gracias al
desarrollo de la agricultura con terrazas de cultivo
y canales de riego. Asimismo la importancia de la
ganadería de camélidos continúa; hay sin embargo
ausencia de registro de sitios mineros. Aunque
no hayan muestras de una sociedad estratificada y
con el poder centralizado, si se puede aseverar la
existencia de una unidad cultural en el territorio
de Potosí en forma de sociedades corporativas.
No se observa un corte abrupto con el periodo
anterior como en la región del lago Titicaca. En
la cerámica sobresalen los estilos Yura-Potosí
(negro sobre naranja), Caracara (rojo, púrpura,
naranja y negro sobre color de la pieza) y Chaquí-
Condoriri (Huruquilla), (Cruz, 2008).
Según el estudio realizado por Lecoq en los
alrededores de Porco y de Potosí, se puede ejemplificar
el tipo de ocupación de los caracara. Casi
todos los sitios tienden a concentrarse alrededor de
las fuentes de agua y de los ríos buscando controlar
otras zonas ecológicas. Los sitios más tardíos se
desplazan en las cimas de los cerros desde las que
se podía controlar las principales vías de acceso.
En la mayoría de los casos, se trata de un
conjunto de estructuras a veces defensivas o pucaras
que muestran los restos de construcciones de
piedra ubicadas sobre terrazas, como viviendas de
planta rectangular. Asimismo pequeñas torres muy
parecidas a los graneros o colcas de otras zonas que
se construyeron alineadas a lo largo de las terrazas.
Frecuentemente estos sitios están asociados
con corrales, pequeños muros de fortificación y
terrazas agrícolas con antiguos canales de irrigación.
También quedan restos de enterramientos
que suelen estar ubicados fuera de los límites del
pueblo; no todas son en chullpas sino que existen
otras en cistas (Lecoq, 2003). Estas características
comparten con otros sitios de la región meridional
de los Andes. Un ejemplo de sitio es el “Río
Panagua” descrito por Chervin en 1908.
En cuanto a la ocupación espacial, se presentan
algunos cambios en relación al periodo
anterior; de los Desarrollos Regionales tardíos,
como por ejemplo el abandono de algunos sitios
como el de Palcamayu y crecen otros sitios como
Jatun Talasa Huankarani con varios otros sitios
secundarios. También se intensifica el uso de
terrazas de cultivo con canales de riego y construcciones
para el almacenamiento de productos
así como la presencia de algunos sitios con muros.
y los enterramientos en cistas y construcciones
con patio. En la zona de valle fueron registrados
pocos corrales y no se encontraron áreas de
producción artesanal. Tampoco hay evidencia de
fiestas o rituales (Rivera, 2006).
Estudios sobre la cerámica indican que se
utilizaban grandes jarras y cántaros para preparar
y guardar alimentos, cuencos en forma de campana
invertida, ollas y platos de uso doméstico.
Según Ibarra Grasso (1973) y Querejazu Lewis
(1986) la decoración que presenta este material
es de estilo Yura caracterizado por líneas negras
con puntos o cruces. Otro material con fondo
gris caracterizado como huruquilla ha preferido
llamarse Yura Sobre Gris (Céspedes y Lecoq
varios años).
La presencia en esta zona, de tantos pueblos
contemporáneos con el mismo patrón de asentamiento,
parece reflejar una misma organización
socio-política y económica que controlaba los
recursos regionales, agricultura, minerales e
intercambio interregional. Este dinamismo de
la circulación regional los hace parte de una cadena
productiva que los ponía en contacto con
otras regiones y donde el uso de la llama como
animal de carga era un elemento clave (Núñez y
Dillehay, 1995).
La mina de Porco, una huaca reverenciada
por los pueblos del lugar, se encontraba en
territorio caracara. En el periodo del Intermedio
Tardío se encuentra ocupación en la zona
ciertamente ligada a la explotación en pequeña
escala de la mina. Sin embargo, como lo venimos
observando para otros sitios mineros, la pequeña
cantidad de sitios encontrados en los alrededores
de Porco y su carácter exclusivamente habitacional
y no minero, no corresponden al cuadro que
brindan las fuentes etnohistóricas acerca de la
mina de Porco (Lecoq, 2003; Van Buren, Cohen
y Rehren, 2008).
Según la información etnohistórica, Porco
fue célebre por haber sido entregada como botín
a los españoles cuando la resistencia del Sur
se rindió en 1536. Tata Purqu era considerado
patrón sagrado de la minería, la guerra, la fecundidad
y la salud. Al igual que Porco, Potosí que
también estaba en su territorio desempeñaba el
papel sagrado de puerta o “punku”, separando
el mundo luminoso del exterior donde se multiplicaban
las plantas, los animales y los hombres
del mundo oscuro interior de las raíces donde
brillaba y crecía el metal (Platt, Bouysse y Harris,
2006).
Esta suerte de contradicción entre los datos
arqueológicos y los históricos obliga a hacerse
preguntas acerca del tipo de explotación minera
que se llevaba a cabo en este lugar y periodo. Cruz
(2008) plantea que no deberíamos esperar una
separación estricta entre el mundo doméstico y
el tecnológico minero. La cuestión queda abierta.
Acerca del significado del nombre de la nación,
la posibilidad más cercana es que caracara
signifique “el alba”, título que les había concedido
el Inca y por tanto se los conocería como Hanko
Charka” o Charca Blanco. La idea del alba, al
igual que en el escudo de armas que solicitaron
los charcas al rey en el periodo colonial, el de los caracara incorpora una “flor blanca que florece”.
Se trata de una amancaya, flor de pétalos alargados
que asemejan a Venus también representada
en el escudo (Platt, 2013).
Hanko Tutumpi Ayra Kanchi, “flor blanca
que brota”, fue un jefe guerrero poderoso antes
del Tawantinsuyu; este señor de los caracara
intercambiaba regalos con Pachakuti Inka Yupanqui
y más tarde su hijo Uchutuma recibió
a la hija del Inca Wayna Capac, llamada Payku
Chimpu, a cambio de su servicio militar en la
campaña cusqueña contra Quito. Desde entonces
los charcas blancos serían conocidos con el
título honorífico que les dio el Inca: caracara que
significa “el alba”.
En tiempos del Inca Huayna Capac, el señor
de la nación Caracara era Tata Paria, aliado de
Coysara y de Gualca, señores de dos naciones
cercanas: Charca y Sora. En alianza con los incas,
se dice que los caracaras barrieron a los de
Pilaya y Paspaya además de derrotar a los chuis,
momento en que habrían ganado los cocales de
Tiraque. La categoría de Tata Paria se refleja en
el culto que le rindieron después de su muerte
pues le hicieron dos sepulturas, una en Macha y
la otra en Curata (del Río, 2006).
El territorio ocupado por los caracara
abarcaba aproximadamente la región del actual
Norte de Potosí; incluía lo que hoy es la ciudad
de Potosí y se extendía por los valles del Sureste
de Cochabamba llegando hasta los ríos Grande
y Pilcomayo; colindaba al Norte con los charcas,
al Oeste con los quillacas, al Sur con los chichas
y al Este con chuis y yamparaes. Sus principales
recursos fueron minerales y también los hatos de
llamas y alpacas, con ellas se facilitaba el acceso
a sus tierras distantes en otras zonas ecológicas
consiguiendo en ellas lo necesario para su sustento.
Todo su territorio formaba parte del Urcusuyu
y se hallaba dividido en dos mitades: Macha
(hanansaya) donde se encontraba la capital y
Chaquí (urinsaya) que ocupaba los alrededores
de Potosí. Al mismo tiempo cada mitad se volvía
a subdividir. Las poblaciones que eran parte de
este Señorío fueron Aymaya (ubicada en medio
de los charcas), Pocoata, Macha, Sullaga, Surumi,
Carasi, Micani, Moscarí, Chaquí, Visisa, Cayza,
Tacobamba, Colo, Caquina, Picachuri, Caracara,
Moromoro y San Marcos de Miraflores. También
el valle de Cinti parace haber formado parte de
la confederación Caracara (Fig. 87)
Al igual que los charcas, los caracara formaron
un grupo bastante homogéneo donde
se hablaba solamente aymara. La diferenciación
interna se puede plantear a nivel intermedio
o pues la mitad Macha, estaba compuesta por
pueblos con cierta unidad étnica, en tanto que
la mitad Chaquí era más compleja pues incorporaba
a diversidad de grupos con sus particularidades.
El poblado central y más prestigioso
era Macha.
Es precisamente en el periodo conocido
como Desarrollos Regionales tardíos que se consolidan
las grandes confederaciones. Este periodo
se caracteriza por una intensa inter-relación entre
la puna y los valles adyacentes, construyendo
una identidad regional que se expresa en estilos
cerámicos como el Huruquilla. Este estilo tiene
una amplia distribución que corresponde en parte
con el territorio que fue ocupado por la confederación
Caracara siendo su rasgo principal el
color gris de la pasta. Sin embargo los motivos
parecen tener variaciones locales y regionales
que podrían corresponder a los diferentes grupos
sociales que conformaban la confederación.
Fuera de la Huruquilla, la cerámica foránea más
común es la chicha dando pautas acerca de una
interacción en un eje Este - Oeste. Al igual que
en otras áreas, las caravanas de llamas jugaron
un papel central en la integración regional cuyas
huellas y rutas se pueden seguir en los sitios de
arte rupestre en lugares de descanso (Rivera
Casanovas, 2003).
El inventario de ceramios realizado por Ibarra
Grasso (1973) incluye jarritas con asa pitón
o solamente pitón y un asa vertical, menciona
que ellas se usaron para beber chicha basándose
en observaciones etnográficas en los valles de
Cochabamba.
Resulta significativa la relación con los chiriguanos,
por representar “el otro”, con quien
tuvieron una relación conflictiva debido a los
constantes intentos de los chiriguanos por ingresar
a territorio caracara y llegar a las minas
de plata; su interés en Porco había sido tanto religioso
- militar como económico pues debieron
oír de la fama de su huaca.
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