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miércoles, 9 de febrero de 2022

Caracaras, dueños de Potosí

Durante el Intermedio Tardío se supone un incremento de la población reflejado en la multiplicación de conjuntos habitacionales pequeños y medianos. También la región sufrió una importante modificación del paisaje gracias al desarrollo de la agricultura con terrazas de cultivo y canales de riego. Asimismo la importancia de la ganadería de camélidos continúa; hay sin embargo ausencia de registro de sitios mineros. Aunque no hayan muestras de una sociedad estratificada y con el poder centralizado, si se puede aseverar la existencia de una unidad cultural en el territorio de Potosí en forma de sociedades corporativas. No se observa un corte abrupto con el periodo anterior como en la región del lago Titicaca. En la cerámica sobresalen los estilos Yura-Potosí (negro sobre naranja), Caracara (rojo, púrpura, naranja y negro sobre color de la pieza) y Chaquí- Condoriri (Huruquilla), (Cruz, 2008).

Según el estudio realizado por Lecoq en los alrededores de Porco y de Potosí, se puede ejemplificar el tipo de ocupación de los caracara. Casi todos los sitios tienden a concentrarse alrededor de las fuentes de agua y de los ríos buscando controlar otras zonas ecológicas. Los sitios más tardíos se desplazan en las cimas de los cerros desde las que se podía controlar las principales vías de acceso.

En la mayoría de los casos, se trata de un conjunto de estructuras a veces defensivas o pucaras que muestran los restos de construcciones de piedra ubicadas sobre terrazas, como viviendas de planta rectangular. Asimismo pequeñas torres muy parecidas a los graneros o colcas de otras zonas que se construyeron alineadas a lo largo de las terrazas. Frecuentemente estos sitios están asociados con corrales, pequeños muros de fortificación y terrazas agrícolas con antiguos canales de irrigación. También quedan restos de enterramientos que suelen estar ubicados fuera de los límites del pueblo; no todas son en chullpas sino que existen otras en cistas (Lecoq, 2003). Estas características comparten con otros sitios de la región meridional de los Andes. Un ejemplo de sitio es el “Río Panagua” descrito por Chervin en 1908.

En cuanto a la ocupación espacial, se presentan algunos cambios en relación al periodo anterior; de los Desarrollos Regionales tardíos, como por ejemplo el abandono de algunos sitios como el de Palcamayu y crecen otros sitios como Jatun Talasa Huankarani con varios otros sitios secundarios. También se intensifica el uso de terrazas de cultivo con canales de riego y construcciones para el almacenamiento de productos así como la presencia de algunos sitios con muros. y los enterramientos en cistas y construcciones con patio. En la zona de valle fueron registrados pocos corrales y no se encontraron áreas de producción artesanal. Tampoco hay evidencia de fiestas o rituales (Rivera, 2006).

Estudios sobre la cerámica indican que se utilizaban grandes jarras y cántaros para preparar y guardar alimentos, cuencos en forma de campana invertida, ollas y platos de uso doméstico. Según Ibarra Grasso (1973) y Querejazu Lewis (1986) la decoración que presenta este material es de estilo Yura caracterizado por líneas negras con puntos o cruces. Otro material con fondo gris caracterizado como huruquilla ha preferido llamarse Yura Sobre Gris (Céspedes y Lecoq varios años).

La presencia en esta zona, de tantos pueblos contemporáneos con el mismo patrón de asentamiento, parece reflejar una misma organización socio-política y económica que controlaba los recursos regionales, agricultura, minerales e intercambio interregional. Este dinamismo de la circulación regional los hace parte de una cadena productiva que los ponía en contacto con otras regiones y donde el uso de la llama como animal de carga era un elemento clave (Núñez y Dillehay, 1995).

La mina de Porco, una huaca reverenciada por los pueblos del lugar, se encontraba en territorio caracara. En el periodo del Intermedio Tardío se encuentra ocupación en la zona ciertamente ligada a la explotación en pequeña escala de la mina. Sin embargo, como lo venimos observando para otros sitios mineros, la pequeña cantidad de sitios encontrados en los alrededores de Porco y su carácter exclusivamente habitacional y no minero, no corresponden al cuadro que brindan las fuentes etnohistóricas acerca de la mina de Porco (Lecoq, 2003; Van Buren, Cohen y Rehren, 2008).

Según la información etnohistórica, Porco fue célebre por haber sido entregada como botín a los españoles cuando la resistencia del Sur se rindió en 1536. Tata Purqu era considerado patrón sagrado de la minería, la guerra, la fecundidad y la salud. Al igual que Porco, Potosí que también estaba en su territorio desempeñaba el papel sagrado de puerta o “punku”, separando el mundo luminoso del exterior donde se multiplicaban las plantas, los animales y los hombres del mundo oscuro interior de las raíces donde brillaba y crecía el metal (Platt, Bouysse y Harris, 2006).

Esta suerte de contradicción entre los datos arqueológicos y los históricos obliga a hacerse preguntas acerca del tipo de explotación minera que se llevaba a cabo en este lugar y periodo. Cruz (2008) plantea que no deberíamos esperar una separación estricta entre el mundo doméstico y el tecnológico minero. La cuestión queda abierta. Acerca del significado del nombre de la nación, la posibilidad más cercana es que caracara signifique “el alba”, título que les había concedido el Inca y por tanto se los conocería como Hanko Charka” o Charca Blanco. La idea del alba, al igual que en el escudo de armas que solicitaron los charcas al rey en el periodo colonial, el de los caracara incorpora una “flor blanca que florece”. Se trata de una amancaya, flor de pétalos alargados que asemejan a Venus también representada en el escudo (Platt, 2013).

Hanko Tutumpi Ayra Kanchi, “flor blanca que brota”, fue un jefe guerrero poderoso antes del Tawantinsuyu; este señor de los caracara intercambiaba regalos con Pachakuti Inka Yupanqui y más tarde su hijo Uchutuma recibió a la hija del Inca Wayna Capac, llamada Payku Chimpu, a cambio de su servicio militar en la campaña cusqueña contra Quito. Desde entonces los charcas blancos serían conocidos con el título honorífico que les dio el Inca: caracara que significa “el alba”.

En tiempos del Inca Huayna Capac, el señor de la nación Caracara era Tata Paria, aliado de Coysara y de Gualca, señores de dos naciones cercanas: Charca y Sora. En alianza con los incas, se dice que los caracaras barrieron a los de Pilaya y Paspaya además de derrotar a los chuis, momento en que habrían ganado los cocales de Tiraque. La categoría de Tata Paria se refleja en el culto que le rindieron después de su muerte pues le hicieron dos sepulturas, una en Macha y la otra en Curata (del Río, 2006).

El territorio ocupado por los caracara abarcaba aproximadamente la región del actual Norte de Potosí; incluía lo que hoy es la ciudad de Potosí y se extendía por los valles del Sureste de Cochabamba llegando hasta los ríos Grande y Pilcomayo; colindaba al Norte con los charcas, al Oeste con los quillacas, al Sur con los chichas y al Este con chuis y yamparaes. Sus principales recursos fueron minerales y también los hatos de llamas y alpacas, con ellas se facilitaba el acceso a sus tierras distantes en otras zonas ecológicas consiguiendo en ellas lo necesario para su sustento.

Todo su territorio formaba parte del Urcusuyu y se hallaba dividido en dos mitades: Macha (hanansaya) donde se encontraba la capital y Chaquí (urinsaya) que ocupaba los alrededores de Potosí. Al mismo tiempo cada mitad se volvía a subdividir. Las poblaciones que eran parte de este Señorío fueron Aymaya (ubicada en medio de los charcas), Pocoata, Macha, Sullaga, Surumi, Carasi, Micani, Moscarí, Chaquí, Visisa, Cayza, Tacobamba, Colo, Caquina, Picachuri, Caracara, Moromoro y San Marcos de Miraflores. También el valle de Cinti parace haber formado parte de la confederación Caracara (Fig. 87)

Al igual que los charcas, los caracara formaron un grupo bastante homogéneo donde se hablaba solamente aymara. La diferenciación interna se puede plantear a nivel intermedio o pues la mitad Macha, estaba compuesta por pueblos con cierta unidad étnica, en tanto que la mitad Chaquí era más compleja pues incorporaba a diversidad de grupos con sus particularidades. El poblado central y más prestigioso era Macha.

Es precisamente en el periodo conocido como Desarrollos Regionales tardíos que se consolidan las grandes confederaciones. Este periodo se caracteriza por una intensa inter-relación entre la puna y los valles adyacentes, construyendo una identidad regional que se expresa en estilos cerámicos como el Huruquilla. Este estilo tiene una amplia distribución que corresponde en parte con el territorio que fue ocupado por la confederación Caracara siendo su rasgo principal el color gris de la pasta. Sin embargo los motivos parecen tener variaciones locales y regionales que podrían corresponder a los diferentes grupos sociales que conformaban la confederación. Fuera de la Huruquilla, la cerámica foránea más común es la chicha dando pautas acerca de una interacción en un eje Este - Oeste. Al igual que en otras áreas, las caravanas de llamas jugaron un papel central en la integración regional cuyas huellas y rutas se pueden seguir en los sitios de arte rupestre en lugares de descanso (Rivera Casanovas, 2003).

El inventario de ceramios realizado por Ibarra Grasso (1973) incluye jarritas con asa pitón o solamente pitón y un asa vertical, menciona que ellas se usaron para beber chicha basándose en observaciones etnográficas en los valles de Cochabamba.

Resulta significativa la relación con los chiriguanos, por representar “el otro”, con quien tuvieron una relación conflictiva debido a los constantes intentos de los chiriguanos por ingresar a territorio caracara y llegar a las minas de plata; su interés en Porco había sido tanto religioso - militar como económico pues debieron oír de la fama de su huaca.
Ceramica Huruquilla

CAracara

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