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lunes, 14 de febrero de 2022

Lípes, la máxima dispersión

Se conoce como “altiplano de Lípez” a la región comprendida entre el Salar de Uyuni y la frontera Sur de Bolivia. Se ubica en la parte occidental del departamento de Potosí (hoy provincias Nor y Sud Lípez) fue escenario de desarrollos locales de los que no se puede afirmar que fueran una unidad sociopolítica con una organización que estructure a toda la región y con un solo sistema de autoridades. Esto no quiere decir que no compartieran con los otros Señoríos una serie de rasgos culturales como por ejemplo el enterramiento en chullpas de la élite local.

A partir aproximadamente del 900 d. C. los grupos del altiplano de Lípez experimentaron cambios en el tamaño, emplazamiento y estructura interna de sus asentamientos residenciales y en correspondencia con el estado generalizado de tensiones, alrededor de 1300 d. C., se construyeron poblados defensivos en toda la región. Según Nielsen (2002) este proceso de aglutinamiento defensivo estuvo acompañado por la consolidación de formaciones políticas multicomunitarias y posiblemente jerarquización social. En esta región no se ha registrado restos relacionados con Tiwanaku. Más bien quedan sitios habitacionales con viviendas circulares con corrales de formas irregulares. A pesar de la importancia de la ganadería también se registran restos materiales que refieren al trabajo de agricultura, probablemente de quinua. También quedan chullpas de planta cuadrangurlar y circular.

Las pucaras defensivas ubicadas en sitios estratégicos cuentan además con una o dos murallas protectoras como en Alto Lakaya. Las estructuras en las pucaras no son redondas sino elípticas como si se tratara de una transición entre las construcciones redondas y las cuadrangulares. Las viviendas se hallan aglutinadas separadas por estrechas calles que a veces conducen a espacios abiertos como en Cruz Vinto y Churupata. Las pucaras también cuentan con chullpas que a veces llegan a varios centenares que normalmente se encuentran en la periferia del núcleo. Estos enterramientos y excavaciones en las viviendas dan cuenta que fueron sitios de habitación no ocasional sino permanente (Nielsen, 2002).

Existen distintas versiones sobre el significado del nombre lípes; en quechua sería “cosa que da resplandor” y según diccionarios del siglo XVI, el término se aplica también a aquello que parece “pelado de todo” como un territorio desierto. Justamente el cronista Capoche en 1585 escribe: “En el verano se enjuagan estas aguas y se descubre la tierra que queda hecha un salitral y con los rayos del sol hace reverberación en lo blanco muy perjudicial a los ojos”. En aymara, por su parte, “lipi” deriva de la técnica para cazar guanacos y vicuñas, animales que abundaban en la región. Por otra parte según el cronista Vázquez de Espinosa, “Hay en esta provincia además de las minas de plata de que esta lastrada toda ella, minas de piedra lipes de donde toma el nombre la provincia y de piedra imán”.

Por habitar un medioambiente muy árido constituye una sociedad netamente pastoril que se caracteriza por un poblamiento disperso con asentamientos humanos de varios siglos de antiguedad en las cercanías de fuentes de agua y una constante movilidad. Estos asentamientos pudieron ser talleres líticos situados en las nacientes de aguas, paraderos o campos de caza ubicados en el interior de la planicie (Arellano y Berberian, 1981).

En inmediaciones de los ríos protegida por un cerro, se encuentra una serie de construcciones dedicadas al cultivo que combinan recintos circulares con rectangulares conocida como Puca Pucara. Los sitios de sembradíos tienen forma oval y están protegidos por paredes para evitar el viento. También se construyeron corrales cerca a una pucara que se encuentra en las inmediaciones. El sustento principal descansa en el manejo de los camélidos domesticados pero también la existencia de animales silvestres. Según el cronista Vázquez de Espinosa (1983[1628])

Toda esta provincia como tiene grandes despoblados está llena, y cubierta de ganados silvestres, como son guanacos, vicuñas, venados, vizcachas y otros animales de que también se sustentan los indios.
Es probable que bajo el nombre de lípes se incluyera a diversos grupos que habitaban de manera dispersa esta región, población que mantenía estrechas relaciones tanto con Tarapacá y Atacama en la puna hasta la costa del Pacífico particularmente hacia la zona actual de Iquique (Chile).

En algunos mapas etnohistóricos los lípes aparecen como un grupo aymara con una cierta presencia uru, caracterización que proviene de informaciones coloniales (Capoche y Lozano Machuca) que señalan que los lípes eran un grupo con una población de unos 3000 a 4.000 aymaras junto a los que vivían cerca de 1.500 urus. Los pobladores de lengua aymara estaban concentrados en los bordes Oeste y Norte del salar de Uyuni, en cambio al Sur estaban los urus. Es posible, sin embargo, que estos “aymaras” fueran urus aymarizados pues su sistema de producción se basaba en la caza, pesca y recolección de raíces, características de la cultura uru. A los urus locales se los conoce con distintos nombres: pololos, notumas, sochusas y urumitas, por lo que probablemente no formaron una unidad. Fuera de urus y aymaras, se registraron también los llamados condes, cochabilcas y moyomoyos, y en los bordes del territorio, estaban los chichas. Esta presencia multiétnica se reproduce también en el panorama lingüístico ya que para la zona se consigna además del aymara y el uruquilla, por lo menos las lenguas cunza y atacama.

Desde una perspectiva arqueológica Arellano y Berberián (1981) señalan la existencia de una organización con características de un Señorío que denominaron Mallku que se habría desarrollado durante el período Intermedio Tardío (900 - 1200 d. C.) denominado así por encontrarse en las cercanías de una comunidad de ese nombre en la provincia Nor Lípez casi limítrofe a la de Sud Lípez. Varios datos de su trabajo de campo son importantes: establecen que la mayoría de las poblaciones actuales se encuentran muy cercanas da asentamientos correspondientes a lo que llaman cultura mallku, ubicados en sitios próximos a los valles formados por los ríos Lípes, Quetena y otros que finalmente desembocan en el Salar de Uyuni. Ubicaron enterramientos tanto en chullpas como en aleros y asociados a ellos diversos objetos como agujas, estacas de madera, husos, collares de conchillas, cerámicas, cestería y textiles (cuerdas, chuspas y mantas en rojo, verde y negro). Sin embargo, la propuesta de haber formado un Señorío no ha sido posteriormente desarrollada dejando la propuesta pendiente futuros estudios.

Se sostiene que Tupac Inca Yupanqui (1471- 1493) conquistó la región en su paso a Chile y la incorporó como una provincia del Imperio pero no mantuvo sus autoridades originarias; más bien les impuso incas orejones para vigilarlos a pesar de que no se consideraban grupos particularmente belicosos. Al parecer hubo algún tipo de autoridad regional, que abarcaba desde Lípez hasta Atacama, cuyo nombre o título era Viltipoco (Sica y Sánchez, 1996).

Una de las manifestaciones artísticas con fines rituales en la región de los lipes, son las pinturas rupestres ubicadas en aleros y cuevas que, por lo general, fueron elaboradas en color rojo púrpura y algunas pocas en color verde. Sobresale un sitio en particular con más de 18 escenas con motivos antropomorfos y realistas, zoomorfos estilizados y geométricos abstractos. La importancia ritual de estas pinturas se refuerza por la presencia de enterramientos y ofrendas cerámicas del estilo “mallku”, al pie de los aleros (Arellano y Berberian, 1981).

Una de las figuras muestra una representación antropomorfa estilizada donde se observa un personaje con un gran tocado y un taparrabo con adornos circulares con los brazos arriba. En otra se observa tres figuras en cadena probablemente en danza ritual.
region de los Lipez

pintura rupestre en Lípes

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