La población de los chuis se hallaba dispersa
por los valles cochabambinos desde Potopoto
hasta Canata y Sacaba. Se trata de un pueblo
cuya lengua estaba emparentada con la yuracaré
según Schramm. No se reconoce que tuvieran
un centro específico aunque parece que hubo
cierta concentración en Punata y Sacaba. Esta
diversidad sugiere que su organización no debió
estar ordenada de manera lineal sino que
funcionaban sin la necesidad de un núcleo de
control central, sin embargo su importancia se
reconoce porque los documentos tempranos
señalan a este valle como “tierra de los chuies”.
Desde una perspectiva histórica, la documentación
los presenta junto con cotas y sipe sipes y
también da indicios de una posible obediencia
de los cotas hacia los chuis.
Una feroz resistencia a la conquista inca subraya
su calidad guerrera y se sabe que entonces
los chuis fueron prácticamente exterminados.
Los que quedaron fueron sacados del valle y
reubicados en Mizque, Pocona, Montepuco y
Pucara, sitios de frontera donde cumplirían una
misión defensiva en los fuertes incaicos contra
los pueblos de Tierras Bajas. Durante un largo
periodo los valles de Mizque y Cochabamba,
fueron el punto de partida, lugar de tránsito o
punto final de grandes movimientos migratorios
(Schramm, 2012)
Mientras los cotas se encontraban junto
a los chui, otro pueblo valluno, los sipe sipe,
fue ubicado en tierras más altas convirtiéndose
luego en “llameros del inca”. Por su ubicación
geográfica cotas y chuis podrían ser los pueblos
que produjeron cerámica durante el periodo
Intermedio Tardío (1100 - 1470 d. C.); cerámica
característica de Cochabamba que lleva
decoración geométrica en blanco, negro, café
y naranja.
Como a todos los pueblos de Tierras Bajas,
los chuis se conocían como indios de “arco
y flecha”, denominación compartida con los
yamparaes, churumatas y chichas. Se relacionan
también con urus, juries, yuracarés, amos,
moyomoyos, chichas y charcas. Hay indicios
sobre un idioma compartido entre los chuis y
los yuracarés que se encontrarán luego en el
Chapare denominado “idioma chui” (Schramm,
1990). Según fray Diego Martínez de Salazar
residente de los conventos de Pocona en el año
1687 los yuracarés eran descendientes de los
chuis de Mizque.
El valle de Cochabamba fue conquistado por
el Inca Tupac Yupanqui (1471-1493) y luego reorganizado
para convertirlo en un inmenso centro
de producción agrícola del Tawantinsuyu. Con
esta finalidad Huayna Capac, hijo de Tupac Yupanqui,
pobló la zona con centenares de mitimaes
trasladados de todas las zonas del Imperio. Luego
de sometidos, los chuis pasaron a formar parte del
ejército inca y participaron de algunas conquistas.
Según Schramm (2012). los soldados del Inca no
solo se reclutaban a los chuis sino también a los
cotas que estaban a cargo de varias pucaras.
Formaron junto con los charcas, caracaras y
chichas la llamada Confederación Charka. Cuando
llegaron los españoles, los chuis juntamente con las
“siete naciones” de la región resistieron su ingreso
en el valle de Cochabamba. Por entonces el jefe
de esta nación se llamaba Xaraxuri, quien también
habría señoreado sobre los urus de la zona.
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