De acuerdo a la tradición oral recogida en la
probanza del Capac Ayllu del Cusco ([1569]
1985), cuando llegaron los tres hijos del Inca
Pachacuti a conquistar las provincias al Sur de
Paria, ingresaron hasta Charcas a la que conocían
como “Vila Charka” y “Hanco Charka”. Platt,
Bouysse y Harris (2006) proponen que el “Vila
Charka” o Charca Rojo corresponde a los charcas
propiamente y Charca Blanco a los caracara.
El nombre de su capital, Sacaca, estaba
inscrito en un escudo de armas que solicitaron a
la Corona Española. A pesar de tratarse de una
manera de mostrar la nobleza en tiempos coloniales,
los charcas lo utilizaron para registrar su
historia prehispánica. Representaron a Sacaca
en forma de un pájaro de colores con rayos de
fuego a su alrededor pues Sacaca es precisamente
el nombre de “un pájaro de la puna de colores”
y también de un cometa que presagia cambios
profundos, tanto así que se dice vieron uno en el
cielo cuando Atahuallpa estaba preso en manos
de los españoles (Arze y Medinacelli, 1991).
Los charcas dejaron escrita en tiempos coloniales
un memorial donde dejan claro que estaban
orgullosos de haber sido “guerreros del Inca”,
lo propio se puede “leer” en el mismo escudo,
donde en uno de los cuarteles aparece una mano
tomando de los cabellos la cabeza cortada de un
enemigo. Anotaron también que sus antepasados
partieron hacia el Cusco para unirse al ejército
inca e ir en son de conquista hasta el Ecuador.
Para partir a la guerra vestían sus mejores galas,
ropa bellamente tejida y tocados con adornos de
plumas de aves. Tan importante como su calidad
de guerreros era el culto a sus antepasados cuyos
nombres se recordaban por generaciones. Los
charcas recordaron a sus mallkus por varias generaciones
(Memorial de Charcas, 1582):
También participaban del culto al dios Tanga Tanga o Acatanga junto a otros pueblos de la región como lo registraron los cronistas Acosta y Garcilaso de la Vega. Se trata de un dios de naturaleza trinitaria representado con tres cabezas. Una de las huacas de Tanga Tanga se encontraba en La Plata en las faldas que separan los cerros Sicasica y Churuquella. En el Norte de Potosí y extendiéndose hacia los valles de Cochabamba y Tarija se encontraba la Confederación Charca, formada por charcas, caracaras, chuis y chichas, es decir dos pueblos de puna y dos de valle. Los charcas habitaban en una región de altiplano bajo que se conectaba directamente con los valles, en las actuales provincias de Bustillos, Ibáñez, Bilbao y Charcas. El pueblo de Sacaca, cabecera del Señorío, se ubicaba en la puna pero controlaba una cantidad de pueblos distribuidos de manera dispersa entre la puna y los valles que se despliegan hacia el actual departamento de Cochabamba: San Pedro de Buena Vista, Santiago del Paso, Moscarí y Acacio llegando hasta Totora donde tenían chacras de coca. A partir del dominio inca también tuvieron tierras en el valle de Cochabamba. Ubicados en el sector umasuyu no accedieron a tierras en la costa como ocurría con los Señoríos del Urcusuyu. Los charcas tenían como vecinos a los quillacas, los caracaras y los yamparas y se relacionaban de manera conflictiva con los chiriguanos con quienes tuvieron algunos enfrentamientos. Aunque la información etnohistórica se refiere sobre todo al periodo colonial, quizás se pueda extender hacia el periodo anterior a ellos. Sabemos que en el siglo XVI la nación Charca estaba organizaba en dos grandes parcialidades: Sacaca y Chayanta. Sacaca a su vez tenía tres parcialidades: Hila, Pagre y Sullca, en tanto que eran parte de Chayanta los Chullpas, Laymes, Carachas, Chayantacas y Sicoyas (Fig. 61). Los charcas hablaban aymara y hasta donde han avanzado los estudios, no se encuentra en la toponimia de la zona ni en los documentos históricos referencia a que hablaran alguna otra lengua. Este dato tan importante debe relacionarse con lo que ocurre en los otros Señoríos donde hay presencia del idioma uruquilla y puquina, además de otras lenguas locales. Es posible, sin embargo, que las familias de los mallkus conocieran además el quechua, debido a la política inca de difundir su lengua entre las elites locales.
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